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XI Congreso Virtual Internacional Turismo y Desarrollo/ VII simposio virtual Internacional Valor y Sugestión
del Patrimonio Artístico y Cultural

(Julio 2017)

TURISMO CULTURAL Y DESARROLLO LOCAL

Martha Aracelia Alonso Vives


Universidad Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez
[email protected]
[email protected]

Resumen:

Los procesos culturales son la fuente de la que surgen los recursos culturales. Una vez definidos,
desarrollados y consolidados, se encontrarán de manera óptima para ser ofrecidos al turista cultural como
un producto o servicio cultural, a través de las industrias culturales. Se obtiene un doble resultado en el que
se encuentran tanto el desarrollo de la cultura como la economía; en este caso la economía de la cultura.
El resultado final es un desarrollo endógeno caracterizado por la diversidad de contextos socioculturales
presentes en cada caso de estudio. Las estrategias de desarrollo local estarán permeadas por un carácter
endógeno que fomentará soluciones fiscales locales a la solución de los problemas de las comunidades que
son portadoras y contribuyentes a este desarrollo. El diseño de indicadores de medición no es una receta,
sino un acto de creación; Directamente vinculadas a las particularidades de la propuesta endógena de
desarrollo local.

Palabras clave: procesos culturales, industrias culturales, turismo cultural, desarrollo local.

INTRODUCCIÓN

El contenido del presente artículo forma parte de la investigación doctoral, en desarrollo, que se realiza en la
provincia de Cienfuegos sobre el tema del turismo cultural. La literatura científica referida no abunda en el
país. En el mundo se encuentra en revistas especializadas, en documentos e informaciones emanadas de
los organismos internacionales que rectoran la actividad del turismo.
En él se abordan criterios del orden conceptual, teórico y metodológico referido a los procesos de formación
y desarrollo de la cultura. El rol que juega la cultura al brindar una fuente inagotable de recursos por explotar
en el orden económico. La oportunidad que tienen las industrias culturales al incorporar la diversidad y
novedad emanada de la cultura. La posición que ocupa la economía de la cultura en el territorio y el
desarrollo local; su enfoque estratégico y endógeno de desarrollo.
Dirigir la atención al análisis de la integralidad y sinergia que forman los procesos culturales en su formación
y desarrollo; cómo estos contribuyen a formar recursos culturales tributarios de productos y servicios
culturales susceptibles de ser transformados en productos y servicios culturales, listos para ser ofertados y
comercializados por las industrias culturales y el consiguiente desarrollo endógeno resultante, así como las
estrategias a seguir, es el objetivo del presente artículo.

DESARROLLO

Procesos culturales
El concepto de cultura es un concepto polisémico que con el devenir del tiempo ha evolucionado. Múltiples
han sido los autores y organizaciones que han hecho sus aportes a dicho concepto. Hoy nos enfrentamos a
un cambio de época, donde dicho concepto necesariamente exigirá una contextualización.
“Carlos Rafael Rodríguez definió que: "La cultura no es otra cosa que un repertorio de ideas y realizaciones"
(232), connotando así según Guadarrama los componentes materiales y
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espirituales (233) y en otro momento sostuvo que la cultura es ante todo una forma de vida o
ha suscrito la idea de que la cultura es todo lo que no es naturaleza (234). Sin embargo la
esencia de la presente investigación se suscribe y responde a la conclusión hecha por
Guadarrama de que: " más que conceptos compendiadores - Carlos Rafael Rodríguez – ha
ofrecido profundas reflexiones sobre el contenido y las formas de la cultura, sus funciones,
proyección ideológica, etc. que bien pueden ser objeto de un estudio aparte" [1].
Este concepto breve mantendrá su vigencia, aun cuando la época cambie. Queda claro que
todo lo que no es naturaleza es cultura. Todo cambio en la base económica, específicamente
en las relaciones sociales de producción, se verá reflejado de forma explícita en la
superestructura. La cultura es el vehículo idóneo, cual si fuera un termómetro, que nos permite
medir los cambios de esta naturaleza. Caracteriza las particularidades de la conducta, la
conciencia y la actividad de los hombres en esferas concretas de la vida social, como la cultura
del trabajo, la cultura del modo de vida de la cultura artística, la cultura práctica, etc.
La cultura artística es una manifestación de la conciencia social, un reflejo dialéctico de las
condiciones materiales de vida del hombre en su conciencia. Se presenta como el patrimonio
cultural intangible acumulado por la sociedad constituyendo su expresión una forma de la
conciencia social. Su expresión material parte de la propia realidad material, representa el
patrimonio cultural tangible y se sustenta en procesos que entrañan relaciones sociales,
económicas o no.
Desde tiempos antiguos se desarrollaron procesos culturales: La cultura popular nacida con el
propio ser humano como ser social comprende todo el proceso de desarrollo y conservación de
las expresiones culturales, las costumbres y las tradiciones de los pueblos a partir de un
respaldo material rudimentario y artesanal generado por las propias comunidades y La cultura
oficial representada por el desarrollo artístico, literario y arquitectónico sustentado
materialmente por el Estado, la Iglesia y las capas dominantes, dio lugar a las grandes obras
de la cultura universal.
La cultura teórica se encargará de servir de elemento viabilizador de aquella al posibilitar la
comunicación de las experiencias de pueblo a pueblo, de generación a generación, de
individuo a individuo, y de ese modo contribuir a la expansión de lo humano sobre el mundo
natural. De las formas más concretas que se revela son: la capacidad del hombre de descubrir
las leyes generales que rigen el desarrollo del mundo en sus diferentes esferas y que
posibilitan la validez de la universalidad de sus conocimientos; la capacidad de cada uno de los
conocimientos que penetran en la esencia siempre de lo singular; la habilidad para descubrir
las interacciones objetivas que existen entre los objetos, procesos y fenómenos; la distinción
entre las diferentes definiciones de los objetos, procesos y fenómenos; la elaboración de juicios
sobre estos desde el punto de vista de la necesidad social; la rapidez en la elaboración de la
información y el conocimiento de los límites de las posibilidades teórico-cognoscitivas y
axiológicas, así como las perspectivas epistemológicas.
La cultura práctica es la necesidad y a la vez la costumbre que tiene el hombre de tener alguna
ocupación, en ella se revelan sus limitaciones en el proceso creador, tiene que hacer concordar
su actividad con la naturaleza de lo material y de otra preferentemente con la voluntad de otras
personas. Se forja mediante el trabajo. Tiene lugar a través de la actividad de autorrealización
del individuo. Condicionada por el conocimiento que posea de tales necesidades y por la
disposición de los recursos necesarios para producir los objetos de consumo que deben
corresponderse con las exigencias de dichas necesidades contribuye a formar la disciplina del
trabajo. Debe considerar su existencia en tres sentidos: la cultura práctica vista como las
relaciones del hombre con la naturaleza; como las relaciones interpersonales; y la actividad del
hombre con respecto a sí mismo.
Las innumerables causas que condicionan la actualidad de los problemas teóricos y prácticos
de la cultura encontramos: la crisis de la cultura burguesa contemporánea; el desarrollo de la
cultura material con la impetuosa aceleración de las fuerzas productivas de manera anárquica;
el auge de los movimientos de liberación nacional; la difusión expansiva prácticamente
descontrolada de la cultura burguesa; al dominar el hombre las fuerzas de la naturaleza; la
correlación existente entre la personalidad vista desde el punto de vista subjetivo e histórico
objetivo en el proceso social; “Le es necesario aquella cultura que lo enseñe a luchar” y el
incremento de publicaciones sobre los problemas de la cultura.
La cultura popular es aquella cultura producida por los distintos sectores populares en función
de sus propias necesidades y en gran medida controlada por ellos. Expresa su condición

Martha Aracelia Alonso Vives, Lic. en Economía, MSc. en Administración de Negocios. Asistente. Ocupa el cargo de
Profesora Principal de Año (3ro) en la carrera de Economía de la Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, en el
Dpto. de Estudios Económicos. Preside la Sociedad Científica de Economía de la Cultura, con tema de investigación
doctoral el Turismo Cultural.
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humana en toda su complejidad, sin reducirla a estereotipos. Su mayor virtud es que son
siempre reales, comprobables.
A decir de Eduardo Galeano la cultura popular es multidireccional, desde su creación por la
interacción directa de sus miembros y en función de sus propias necesidades. No es una
cultura para ser vendida, a pesar de que muchas de sus creaciones tienen más valor de
cambio que de uso, porque siempre estará expresando una conciencia compartida, un estilo,
una visión del mundo, una profundidad por definición.
La cultura popular es la cultura del pueblo, no la que otros sectores hacen para el pueblo. Es el
conjunto de valores y elementos de identidad que el pueblo preserva en un momento dado de
su historia y también los que sigue creando para dar respuestas actuales a las necesidades.
Las imposiciones culturales no forman parte genuina de la cultura popular, pero sí las
apropiaciones que se dieron mediante un proceso selectivo y adaptativo. Es una cultura
solidaria y compartida. Es más colectiva que individual. Los mecanismos producen la
apropiación colectiva de lo individual. No exalta la innovación por la innovación misma. Suele
ser original, lo original es lo que la remite al origen, lo que vincula sus creaciones a su proceso
histórico, a su cosmovisión del mundo, a su concepción de las formas, deviene contracultural,
un factor de penetración colonial. El préstamo es admitido pero deberá legitimarse dentro de
este proceso, contribuyendo a dar respuesta a las necesidades colectivas entre las que
siempre está presente la lucha para mejorar las condiciones vida: la lucha es en sí un acto
cultural y un factor de la cultura .La más genuina cultura popular es la que sirve al mismo grupo
que la crea.
Los procesos culturales de la cultura popular deben su sustentabilidad en gran medida a las
políticas culturales de los estados, son ellos los máximos responsables de la preservación y
desarrollo de la cultura popular. Su estudio y análisis debe llevar implícito el conocimiento de
vocablos presentes. El de transculturación, expresa mejor las diferentes fases del proceso
transitorio de una cultura a otra, no consiste solamente en adquirir una distinta cultura, que es
lo que en rigor indica la voz angloamericana aculturación, sino que el proceso implica también
necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una
parcial desculturación y además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos
culturales que pudieran denominarse neoculturación. Al fin en todo abrazo de cultura sucede lo
que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos
progenitores, pero siempre es distinta de cada uno de los dos.
La cultura como proceso, como fenómeno en evolución se produce de diversas formas, por ello
se plantea que su manifestación y existencia es a través de procesos culturales. Clasifican en
tres grandes grupos:
1. De creación espontánea, de las masas populares: se producen de forma espontánea,
directa e inmediata, por parte de la población, sin intervención externa y sin dirección
especializada o técnica. Ej: los artesanos. Surgen asociados a necesidades materiales. Pueden
ser individuales o colectivos. Se transmiten de padres a hijos. La divulgación se produce de
forma espontánea y por la oralidad, directa, primaria; pero válida. Contribuyen a preservar y
enriquecer de forma dinámica el patrimonio. La labor de las direcciones de cultura es apoyarlos
moralmente, estimularlos, brindarles ayuda técnica y material en los casos que lo necesiten.
2. Procesos institucionalizados o de dirección de la cultura: se producen bajo la influencia y
orientación especializada y técnica de las direcciones o las instituciones de la cultura. Especial
cuidado hay que tener con la proyección y promoción del trabajo cultural teniendo en cuenta las
etapas o fases: el estudio de investigación de la realidad de la situación cultural actual para
establecer el diagnóstico social; la planificación del trabajo que vamos a realizar y la ejecución
y el control de lo planificado.
Para reproducir los valores artísticos en nuestra sociedad socialista se organiza el sistema de
instituciones culturales cuya misión básica y fundamental es desarrollar las capacidades
creadoras del hombre, ampliar los intereses culturales de toda la población, aglutinar el público
activo y estable, y promover nuestros más altos valores artísticos y literarios.
La planificación juega un papel fundamental en el proceso de desarrollo de la cultura. Para su
eficacia es importante: definir y enunciar los objetivos y metas, que sean realistas; jerarquizar
debidamente los objetivos teniendo en cuenta compatibilidad y complementariedad; articulación
coherente de los diferentes aspectos; establecimiento del tiempo y ritmo del programa;
determinación de un cambio efectivo respecto a la situación cultural inicial; garantizar la
valoración efectiva y la flexibilidad. Cumplido su objetivo resulta necesario una Guía Operativa

Martha Aracelia Alonso Vives, Lic. en Economía, MSc. en Administración de Negocios. Asistente. Ocupa el cargo de
Profesora Principal de Año (3ro) en la carrera de Economía de la Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, en el
Dpto. de Estudios Económicos. Preside la Sociedad Científica de Economía de la Cultura, con tema de investigación
doctoral el Turismo Cultural.
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para la Programación y la Organización efectiva de la actividad cultural. Es en este momento


cuando tenemos que responder las siguientes interrogantes: ¿Qué se hace? ¿Por qué se
hace? ¿Para qué se hace? ¿Cuánto se quiere hacer? ¿Dónde se quiere hacer? ¿Cómo se
quiere hacer? ¿Cuándo se quiere hacer? ¿Quiénes lo van hacer? ¿Quién lo va hacer? ¿Con
qué lo va hacer? La programación es la expresión cotidiana que tiene la cultura artística y la
que mide permanentemente la eficacia de los objetivos que nos proponemos con cualquier
colectivo artístico.
3. Procesos de participación consciente y activa de la población: el desarrollo de estos está
determinado por la política cultural del país en la medida que la misma se dirige a propiciar
procesos de acceso exclusivo, o de acceso y participación. Aquellos dirigidos a la participación
activa y consiente de las masas en el desarrollo cultural. Es necesario disponer de una red de
instituciones culturales como infraestructura para generar la actividad cultural. No solo se
relacionan con la transformación del espectador pasivo en activo y consciente, sino con los
procesos de creación, el desarrollo de un amplio movimiento de aficionados con una adecuada
orientación metodológica.
Se trata de promover la creatividad popular. Requiere de una organización educacional, cultural
y social que solo es posible en una sociedad socialista en la que un aspecto de la política
cultural consiste en la búsqueda de fórmulas de participación popular en la creatividad artística
y en la propia elaboración de la política cultural, el principio de la proyección democrático
popular.
La animación es un conjunto de métodos y técnicas. Una metodología que se desarrolla a
través de cuatro etapas: dinamización, impulsión, activación y puesta en marcha. Tiene como
finalidad la participación con formas de intervención y actuación que la favorezca y propicien en
todo momento. Se plantea como sociocultural porque el hecho cultural como construcción
social envuelve la organización, vida e interacciones de esos grupos humanos y sociedades.
La UNESCO definió la animación sociocultural como “el conjunto de prácticas sociales que
tiene como finalidad estimular la iniciativa y la participación de las comunidades en el proceso
de su propio desarrollo y en la dinámica global de la vida sociopolítica en que están
integradas”: el cambio social; la transformación activa desde la base; la idea de democracia y el
estado de derechos. Es el trabajo con grupos de personas, comunidades o sectores sociales
para realizar proyectos e iniciativas desde la cultura para el desarrollo social.
Desarrollar la cultura es el mejor modo de garantizar su supervivencia, de imponer el respeto a
sus valores. Los proyectos e iniciativas deben conquistar espacios para: encuentro comunitario,
la creación, la toma de decisiones, el aprendizaje, las realizaciones de la cultura, el aspecto
socioeconómico, la comunicación, el rigor colectivo, los aportes científicos, la formación
especializada. El promotor cultural juega un rol decisivo. Su labor radica en estimular y hacer
avanzar la actividad cultural. Enmarcado en cinco niveles: el rescate, la sistematización, la
difusión, el desarrollo y la gestión estratégica.
Los procesos culturales convierten a la población en actor del desarrollo cultural. Constituyen el
inicio o entrada del proceso que conforma el binomio Cultura-Turismo. Se pone de manifiesto
cuatro problemas: las relaciones residente/visitante, los sistemas de medida del impacto, el
cambio social y el cambio cultural. El turismo representa una forma de exposición de los
residentes a elementos de sociedades con una cultura diferente, podemos considerarlo
responsable de acelerar los cambios, pero nunca como un factor endémico y necesario para el
desarrollo de los mismos. Los efectos iniciales sobre la gente, sobre sus vidas cotidianas,
generalmente rápidos y claramente identificables (impactos primarios), se vuelven con el
tiempo lentos, rutinarios (impactos secundarios) y mucho menos obvios tanto para los actores
sociales como para la mirada del investigador.
Características como el nivel de desarrollo económico, la distribución espacial de la actividad
turística en relación a otras actividades económicas, la resistencia de su cultura local y la
actitud política pueden mostrar la forma en que un destino amolde y administre la actividad
turística para maximizar los beneficios y minimizar los efectos negativos, tanto económicos
como sobre la estructura social.
El visitante viaja con expectativas sobre el destino, algunas de índole cultural: las tradiciones, la
gastronomía, la artesanía, el arte, la arquitectura o los elementos materiales de la historia, las
celebraciones festivas y la música, etc., pero los efectos producidos van más allá de tales
elementos culturales demandados. Los valores, la identidad, los patrones de uso de la tierra, la
socialización de nuevas generaciones, las formas de organización doméstica, la percepción del

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medio, la religión o la indumentaria, pueden verse modificados por la acción de los impactos
secundarios del turismo. Los rutinarios, lentos y pausados son fruto del encuentro del turista y
el residente local. Enfrentan un bagaje de estereotipos supuestamente útiles para este
contacto, temporalmente limitado y repetitivo en su esencia, aunque no en sus actores. A largo
plazo afectará definitivamente a ambas partes de la relación.
Como recurso al servicio del desarrollo, el patrimonio tiene valor por sí mismo. Representa la
memoria colectiva de la población y un recurso potencial para su futuro. Realizada en el
momento oportuno, la valorización del patrimonio no va en contra de la satisfacción de las
necesidades actuales sino todo lo contrario. El reto hoy es integrar la protección y la
valorización del patrimonio dentro de la perspectiva local de desarrollo.
Los defensores del patrimonio y los agentes de desarrollo local están llamados a colaborar. Los
programas de desarrollo tienen que integrar en su planteamiento la valorización del patrimonio,
vencer las amenazas que lo ponen en peligro y valorizarlo tanto como sea posible. Tienen que
tener en cuenta las necesidades del desarrollo local y aprovechar todas las oportunidades de
sinergia que presenten.
La renovación del patrimonio ha sido objeto de acciones específicas. La mejora de los pueblos.
¿Se puede pretender atraer a nuevos visitantes sin mejorar la imagen física de las localidades?
¿De qué serviría entonces invertir en alojamientos, en estructuras de animación, en campañas
de promoción centradas en la calidad de la acogida o en la calidad de la vida de la población si
no se atienden los espacios físicos arquitectónicos? Estos criterios se resumen en: calidad del
patrimonio arquitectónico y religioso; pueblos con un potencial turístico por estar ubicados en
un sitio interesante y en donde se ha desarrollado por iniciativa de particulares o entidades
locales, la capacidad de alojamiento. Esta acción ha aportado soluciones tanto a nivel de
patrimonio arquitectónico abandonado (se ha fomentado la construcción de viviendas de
alquiler o la relocalización de actividades comerciales o servicios a la población) como a nivel
de la mejora de la imagen (ocultamiento de las líneas eléctricas, utilización de materiales
tradicionales, integración del mobiliario urbano, establecimiento de señalizaciones bilingües,
embellecimiento de los pueblos con trabajos de jardinería, etc.).
Desde una perspectiva amplia se podría considerar patrimonio turístico al entorno natural,
cultural y monumental de un área determinada. Incluye el patrimonio cultural constituido por
monumentos y edificios, obras de pintura y escultura, obras conjuntas del hombre y la
naturaleza, todas ellas con valor universal; también se incluiría el patrimonio natural constituido
por formaciones geológicas, físicas, zonas biológicas, de hábitat animal y vegetal de gran valor
desde el punto de vista científico y paisajístico. El carácter dinámico y flexible del patrimonio, su
fragilidad y marcado carácter no renovable y la presión ocasionada por el turismo cultural sobre
el mismo puede provocar su destrucción. Se origina una paradoja con relación al patrimonio
cultural: el desarrollo del turismo y la conservación del patrimonio.
Como consecuencia surge el concepto de sostenibilidad y la búsqueda de aplicación de
modelos de desarrollo sostenible al ámbito turístico. Los modelos persiguen la integración del
turismo, compatible con la sociedad y la economía local, respetando el medio ambiente y el
patrimonio urbanístico; preservando los recursos que integran el patrimonio para futuras
generaciones y repartiendo equitativamente los resultados de las actividades económicas
generadas en torno a él. Superar la etapa promocional del turismo cultural y avanzar en la
aplicación de modelos de gestión del patrimonio con el objetivo de concebir el sitio turístico de
forma íntegra: naturaleza, cultura y economía de su zona. Esta gestión del patrimonio debe ser
compartida con los agentes que intervienen en la actividad turística.
Industrias culturales
El bien cultural toma el nombre de producto cultural cuando se establece en un soporte o
medio necesario para su difusión; estos productos se caracterizan por su hibridación al
incluirse varios productos en un mismo soporte. Ej: videos clips; mezclan la imagen y el sonido.
El producto cultural es el resultado de la creación artística. Considerado como la expresión del
artista materializado por la técnica y eventualmente reproducido por un soporte de difusión,
estableciendo una relación de comunicación entre el creador y el consumidor, cuyo consumo
no se reduce por tanto, a un componente utilitario, sino que adquiere dimensiones simbólicas
que se dirigen a la subjetividad del consumidor. Parten de un proceso de creación único, aun
cuando la difusión se sirva de las técnicas de reproducción, su consumo establece una relación
de comunicación entre el creador y el consumidor; su producción no siempre es susceptible de

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aumentos de productividad; a diferencia de una buena parte de los bienes su valor puede
incrementarse con el tiempo, puede ir cambiando y su ciclo de vida depende del tipo de
manifestación artística que lo origina. En determinados momentos pueden constituir una
inversión y se protegen a través del derecho de autor y derechos conexos. Según el modo de
producción y el soporte de difusión pueden clasificar en tangibles o intangibles.
Existen productos que parten de una definición más amplia de cultura. Pudiera definirse al
producto cultural como un bien o servicio cuyo origen es la creación, portador de valores
simbólicos que satisface necesidades espirituales y se distingue por poseer de manera
diferenciada un valor cultural y un valor económico, que no siempre son coincidentes. Ejemplos
son: los productos de las artes plásticas destinados a la venta; los museos, exposiciones, sitios
de valor histórico, artístico o típico que se comercializan con fines turísticos; los espectáculos
en vivo; los libros, la música grabada, el filme cinematográfico, grabaciones de video,
programas de radio y televisión.
Dos aspectos a tener en cuenta en los productos culturales son su valor cultural y su valor
económico. El valor cultural es muy difícil de medir por lo abstracto, por estar referido al valor
estético espiritual, simbólico, de autenticidad, rareza, etc. Puede incrementar el valor
económico, pero no hay una relación directa; el precio sí es un indicativo del valor económico
en determinado momento, específicamente con relación a su valor de mercado. El valor
económico está asociado a la transacción comercial que se puede hacer con el producto. Tiene
dos componentes el valor contable y el valor de mercado, o sea, el que le asigna el mercado a
partir de reconocerle un valor de cambio.
La valorización de la producción cultural ofrece problemas desde el punto de vista teórico que
exige un tratamiento no convencional. Las peculiaridades de gran parte de los bienes y
servicios culturales, así como la especificidad de su demanda, determinan reglas de formación
de valor y de precios, que no encuadran adecuadamente en los marcos teóricos existentes en
las ciencias económicas. Productos únicos, sin equivalentes, productos industrializados pero
con un valor de uso ligado a la personalidad del creador, valor determinado por el contenido
inmaterial de las obras, carácter perecedero y efímero de numerosos productos culturales con
un corto ciclo de vida, sanción social del valor de los bienes y servicios mediante una demanda
altamente inestable y difícilmente medible a priori serían, entre otras, factores que incidirían en
estas dificultades teóricas. (Stolovich, 2002 p. 35) [2].
Tanto las características de los productos culturales como las peculiaridades del mercado
cultural y la necesidad de su regulación por las políticas culturales, marcan diferencias
sustanciales de la gestión comercial en las industrias culturales. Su gestión debe estar
encaminada a la generación de utilidades, debe considerar que al valor económico debe
aparejarse un valor cultural, que permita llevar al mercado un producto con valores simbólicos
que aporte al desarrollo cultural e integrarse a lo mejor de la cultura universal y una integración
regional a partir de políticas integradas e integrales que tengan como objetivo preservar la
diversidad, fomentar el desarrollo social y económico.
El rol de la industria cultural es transformar su valor de uso único y aleatorio en valor de cambio
múltiple y efectivo, convirtiéndolo en una mercancía cultural. Ej: una pintura es un bien cultural
cuando está expuesta en una galería para el disfrute, una vez que se vende se convierte en un
producto cultural.
La Comisión Cultura-Turismo juega un rol importante en la actividad de las industrias
culturales. La cultura se está convirtiendo en una motivación para viajar a Cuba. Cienfuegos,
ciudad patrimonio de la humanidad, está ocupando un espacio importante como destino
turístico del Caribe. La modalidad de turismo cultural crece teniendo como fuente los viajes de
cruceros, el turismo de tránsito y el que gestionan varias agencias de turismo, en especial la
agencia de viajes Paradiso, especializada en turismo cultural.
Turismo cultural
El concepto de turismo cultural al igual que el de patrimonio y el de cultura ha evolucionado con
el desarrollo de la actividad turística y la sociedad. Teniendo en cuenta el estudio realizado por
diferentes autores y organizaciones definimos al turismo cultural de dos formas: ampliada y en
síntesis. En su forma ampliada el turismo cultural es el movimiento de personas (turistas o
viajeros) desde su lugar de residencia hacia un lugar de destino (sitio, lugar, comunidad,
localidad, región o nación) motivados por necesidades culturales (conocimientos, arte, cultura,
intercambio de experiencias vividas y/o compartidas con los compañeros de viaje y/o con los

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residentes del lugar de destino; individual o colectivamente, etc.); de forma mediatizada (a


través de documentos impresos y/o digitales: plegables, revistas, audiovisuales, etc.) y no
mediatizada (puede tomar dos variantes; formal: cuando se realiza guiada a través de personal
especializado y no formal: cuando el intercambio se efectúa espontánea y directamente); a su
vez proporciona un desarrollo que se expresa en tres dimensiones fundamentales: turismo,
cultura y localidad; que se integran y complementan entre sí y con el entorno en que se
desarrollan.
En la dimensión turística presupone el aumento del movimiento de personas de uno o varios
lugares de partida a otro u otros lugares de llegada, con comportamiento de tránsito o estancia.
En la dimensión cultural presupone la reafirmación de la identidad cultural del lugar objeto de
turismo cultural, el intercambio con otra u otras culturas de forma individual o colectiva además
del crecimiento y desarrollo de los procesos culturales, resultado del intercambio, el aumento
de las producciones de productos y servicios culturales, apertura de nuevas fuentes de ingreso
y empleos, etc. La dimensión del desarrollo local caracterizada por la retroalimentación
resultante del proceso de desarrollo de las dimensiones anteriores donde el lugar objeto de
turismo cultural participa de forma activa y consciente a través de proyecto y/o solución a los
problemas sociales como alternativa estratégica o vía para lograr el desarrollo local.
En síntesis el turismo cultural se analiza en cuatro direcciones: motivación, lugar, consumo y
resultado final, por lo tanto, es el movimiento de personas desde su lugar de residencia hacia
un lugar de destino motivadas por necesidades culturales accediendo a su satisfacción de
forma mediática o no; lo que proporciona un desarrollo expresado en tres dimensiones:
turismo, cultura y desarrollo socioeconómico local que se integran y complementan entre sí y
con el entorno en que se desarrollan. [3].
Considerar al Turismo Cultural una variable estratégica e importante alternativa para el
desarrollo local es un reto, a pesar de estar contemplado en los Lineamientos de la Política
Económica y Social de la Revolución. Los encadenamientos productivos generados por este,
hoy constituyen un terreno virgen para investigar, los yacimientos de empleo generados y
cuanto puede contribuir las industrias culturales a mejorar la economía del territorio son
aspectos hacia los cuales hay que dirigir la mirada. Su realización no sólo implica la
participación de aquellos viajeros que se desplazan motivados por el deseo de ponerse en
contacto con otras culturas y conocer más de su identidad, sino que puede llevarse a cabo de
forma paralela a otras modalidades de turismo.
Esta actividad facilita a la vez los procesos culturales en las formas analizadas anteriormente.
Es un fuerte promotor de la cultura local lo que contribuye al desarrollo económico y social de
determinadas áreas y ciudades. Las causas fundamentales que han propiciado el auge del
turismo cultural en nuestro país lo constituye la sociedad cubana, su condición de país
bloqueado en apertura al diálogo con el país que lo bloquea, su cultura, su mestizaje cultural a
decir de Don Fernando Ortiz, la combinación perfecta entre la tranquilidad ciudadana, la
instrucción y educación de su pueblo y las bondades de su naturaleza y clima.
El turista cultural está ávido por conocer de la cultura de nuestras comunidades cubanas, sus
costumbres, estilos de vida y modos de actuación; pero son las comunidades las que
construyen la cultura, la enriquecen y desarrollan. A través del turismo cultural pueden crearse
rutas y espacios donde la comunidad intercambie con otras culturas. El empoderamiento de
estas en la defensa de los valores identitarios son quienes hacen posible el desarrollo de la
actividad turística, de modo tal que ambas culturas sean enriquecidas en el proceso de
intercambio cultural propiciado por la actividad turística sin que este intercambio lleve a un
proceso de parcial desculturación. El desarrollo de esta actividad puede generar nuevas
fuentes de empleo que contribuyan al desarrollo cultural partiendo de una propuesta endógena
de la comunidad que tribute al desarrollo de la localidad.
Desarrollo local
Una definición de Mayra Paula Espina Prieto nos acerca al concepto de desarrollo local cuando
plantea: “…en las teorías del desarrollo, como regla, el territorio había quedado constreñido a
la condición de eslabón de réplica de lo nacional, su peculiaridades eran consideradas como
obstáculos u oportunidades, ventajas comparativas o competitivas, pero siempre dentro de una
lógica del encuadre nacional como el foco estratégico, minimizando el papel de las sociedades
y los actores locales y sus potencialidades de autotransformación”.

Martha Aracelia Alonso Vives, Lic. en Economía, MSc. en Administración de Negocios. Asistente. Ocupa el cargo de
Profesora Principal de Año (3ro) en la carrera de Economía de la Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, en el
Dpto. de Estudios Económicos. Preside la Sociedad Científica de Economía de la Cultura, con tema de investigación
doctoral el Turismo Cultural.
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El desarrollo local es la amalgama que mezcla los procesos culturales, las industrias culturales
y el turismo cultural. Es el resultado de esa mezcla. Administrarla, gestionarla de forma
sostenible y sustentable es un llamado a emplear el turismo cultural como elemento decisor de
la economía de la cultura de una región dada.
Algunos Desafíos para el Desarrollo Integral Territorial en Cuba son: el limitado enfoque
estratégico en los procesos que conducen los territorios, la desarticulación entre actores
locales e insuficientes competencias para asimilar la complejidad y los enfoques del desarrollo
local, la limitada participación ciudadana en los procesos de desarrollo local, la inexistencia de
un marco jurídico que regule los procesos de descentralización en la gestión pública del
desarrollo local (niveles de autonomía, competencias, funciones, políticas e instrumentos), el
predominio de la centralización y enfoque sectorial en la gestión de políticas públicas, la
insuficiente articulación entre los Órganos de Administración Central del Estado, los Consejos
de Administración Provincial y los Consejos de Administración Municipal en el proceso de
planificación territorial.
En la localidad también se reflejan estos problemas antes mencionados, de ahí que los
Objetivos básicos del Desarrollo Integral Territorial sean:
1. La transformación del sistema productivo local.
2. El crecimiento de la producción y los servicios.
3. Incrementar el empleo con equidad social.
4. Mejorar el nivel y calidad de vida de la población.
Constituyen desafíos para nuestra localidad: el atenuar las disparidades del desarrollo
territorial-municipal a partir de combinar de los mecanismos de la planificación y la
autogestión; implementar Estrategias de Desarrollo Municipal a partir de las oportunidades y
potencialidades endógenas hacia la sostenibilidad del territorio; articular emprendimientos que
promueva encadenamientos productivos para potenciar Proyectos Locales que dinamicen la
economía y conecten el sector Rural con las dinámicas de la Ciudad.
Al analizar el desarrollo económico territorial vemos sus ejes prioritarios: Encadenamientos
productivos para la agroindustria en cadenas cortas de suministros; encadenamientos
productivos de pequeñas industrias locales; encadenamientos de servicios para satisfacer las
nuevas demandas territoriales y la creación de productos turísticos. Por otra parte las
capacidades en la gestión territorial para el desarrollo sostenible tiene como ejes prioritarios el
fortalecimiento de capacidades para el diseño e implementación de las estrategias de
desarrollo económico-social en el territorio; el desarrollo de competencias para la construcción
de proyectos locales orientado a la formación de capacidades para potenciar el desempeño
económico e interacciones para la gestión territorial y la articulación del Sistema Local de
Gestión de Conocimientos y la Innovación en el territorio.
Los procesos de articulación para continuar preservando el desarrollo social comunitario y
medio ambiente tiene como ejes de prioridad los servicios existentes en las comunidades, la
gestión del hábitat, las fuentes de energía renovable y la conservación del medio ambiente.
Todas estas políticas contenidas en el desarrollo integral territorial se reflejan en el los sectores
económicos estratégicos donde la cultura y el turismo tienen un espacio de vanguardia con el
objetivo de fomentar actividades de baja dotación de capital en pequeñas y medianas
empresas que tributan a encadenamientos productivos con empresas principales y al desarrollo
local.
Tenemos como debilidad a resolver que Cuba ha desarrollado la cultura de una forma dispar a
las industrias culturales lo que resulta contradictorio, teniendo un sistema de financiamiento
cerrado haya alcanzado cerca del 4 % del PIB en los últimos años. Las industrias culturales en
los difíciles años de la década del noventa del siglo pasado fueron capaces de sostener toda la
actividad cultural del país. Aquí tenemos una evidencia de una muy frase muy conocida: Sí se
puede. Ahora surge una interrogante de este contexto de la primera década del siglo XXI: ¿Si
antes en los momentos críticos se pudo. Ahora por qué no?
Proponer soluciones endógenas a nuestros problemas es la tarea actual. La solución está ahí
latente, esperando ser observada, entonces ¿qué nos falta? Nos falta cambiar nuestra forma
de pensar. Nos falta cambiar el pensamiento parcelado y sustituirlo por un pensamiento con
unidad de acción. Nos falta dialogar, desarrollar estrategias de conjunto ambos ministerios,
Cultura y Turismo además los órganos de gobierno local. El desarrollo de estrategias aisladas
solamente tributa a una porción ínfima de cuanto podemos lograr si nos unimos. Unirse no
significa disolverse, fusionarse, significa división de tareas concretas coordinadas, integradas

Martha Aracelia Alonso Vives, Lic. en Economía, MSc. en Administración de Negocios. Asistente. Ocupa el cargo de
Profesora Principal de Año (3ro) en la carrera de Economía de la Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, en el
Dpto. de Estudios Económicos. Preside la Sociedad Científica de Economía de la Cultura, con tema de investigación
doctoral el Turismo Cultural.
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de forma sinérgica, en espacio y tiempo, con un objetivo común: el desarrollo cultural y local.
Interpretar el problema desde esta perspectiva nos acerca más rápido a la solución y el tiempo
de respuesta, indudablemente disminuye.

CONCLUSIONES

1. El desarrollo alcanzado por los procesos culturales en la etapa de conformación de la


identidad cultural ha contribuido a la consolidación de la cultura popular y su autenticidad.
2. Las políticas culturales establecidas por el Estado cubano han permitido el desarrollo de los
procesos culturales, su expansión y multidireccionalidad capaz de dar respuesta oportuna y
precisa a las contraculturas.
3. El potencial económico que existe en el turismo cultural como fuente generadora de
ingresos y desarrollo cultural es vía para la implementación de los Lineamientos de la
Política Económica y Social.

REFERENCIAS

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Profesora Principal de Año (3ro) en la carrera de Economía de la Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, en el
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