Historia e Historiografía

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CAPÍTULO 1

Historia e historiografía de la psicología*

l. INTRODUCCIÓN lo- , para hablar con propiedad de lo que es la psicología necesitamos


ineludiblemente hacer referencia a un tiempo histórico concreto, al cual
La psicología es una disciplina de conocimiento dedicada a la produc- adscribir nuestra definición.
ción de ideas, instrumentos, métodos y procedimientos de acción, que Así , cuando hablamos hoy de psicología, inmediatamente se acti-
versan, por decirlo en términos muy genéricos, sobre «lo psicológico». van ciertas referencias asociadas al término, que hacen que el significa-
Como cualquier especialista, el psicólogo se ve constreñido por unos do que tiene para nosotros y el que tuviera para un erudito del siglo x 1x
supuestos ontológicos, metodológicos y epistemológicos, que pertene- sea en cierto modo distinto. Hoy pensamos en la «Psicología», por ejem-
cen a la disciplina en su conjunto y que son asumidos por él práctica- plo, en cuanto disciplina institucionalizada, y por tanto en una organi-
mente sin problematizar. Estos supuestos, imprescindibles para el avance zación intelectual que alcanzó un nivel propio de existencia en la se-
científico, prescriben el trabajo de los psicólogos en cuanto individuos gunda mitad del siglo pasado. Cierto que existieron ideas ps icológicas
disciplinados que han llegado a la psicología en un momento histórico desde los albores del tiempo humano, y en un sentido más propio desde
determinado. Tras un estricto proceso de socialización académica, cada el Renacimiento, la época en que se inicia la Modernidad. Pero esas
psicólogo se ha de acreditar competente ante su comunidad disciplinar, ideas resultaban de la actividad de individuos, o grupos organizados,
demostrando que ha asimilado el patrimonio conceptual y material su- que pertenecían a otros saberes. Sólo desde la segunda mitad del siglo x1x
ficiente con el que proyectarse sobre su mundo problemático; en defini- los «psicólogos» fueron tomando conciencia de sí mismos como grupo
tiva, que ha hecho suyas las estrategias cognitivas de su comunidad de diferenciado de los demás, y consiguieron, formando extrañas alianzas
referencia y que está, por decirlo con Ortega, a la altura de los tiempos. (por ejemplo, Leary, 1987), hacerse un hueco en el mercado de títulos
Pero dichos pre-supuestos onto-epistemológicos, que gobiernan la ac- - la Academia- y en el laboral - inicialmente en los entornos edu-
tividad del psicólogo particular en un momento histórico concreto, no cativos e industriales-, estableciendo las instituciones y los canales
son sino el resultado de un largo proceso de deliberaciones, puestas en pertinentes para preservar tal distinción; es decir convirtiéndose en un
común y negociaciones históricamente condicionadas, es decir, son rea- práctica autodisciplinada.
lidades cambiantes. Por consiguiente -y esto es importante subrayar- Esta psicología , como práctica científica di sc iplinada y autóno-
ma, constituye el objeto material de nuestra presente Historia de la
psicología. Como veremos, ese tipo concreto de conocimiento psicológi-
* El capítu lo ha si do realizado por los doctores F. Tortosa (Universitat de Valen- co, siempre producido y sostenido por un conjunto organizado de
cia) y J. A. Vera (Universidad de Murcia). investigadores, evolucionó en forma distinta, a lo largo del tiempo, según
4 Una historia de la psicología moderna

áreas político-lingüísticas. Cada uno de estos desarrollos generaron lo unidades de análisis en las que están representadas todas las dimen-
que podríamos llamar, en un sentido muy 1itera! , unas «historias regio- siones que son características de una ciencia a varios niveles : el bio-
nales», pero también dieron lugar a una auténtica «historia general» de gráfico, el discursivo (auto y heterodisciplinar) y el socio-organizacional.
la di sc iplina en su conjunto , es decir, produciendo una historia de la Ejemplos sobresali entes de estas propuestas, que en último término son
psicología individuali zada y diferenciable de la historia de cualquier complementarias má s que excluyentes, son los que sugieren concentrar
otra disciplina de conocimiento. Justamente el desarrollo teórico-con- la atención sobre la «práctica investigadora» (por ejemplo, Danzi-
ceptual de la psicología a lo largo del tiempo se convierte en el objeto ger, 1985 , 1990), los instrumentos (por ejemplo, Popplestone y McPher-
propio de investigación para el historiador. son, 1980; Price , 1984 ), o los mismos científicos (por ejemplo, Kimble,
Para explicar ese proceso de transformación y cambio padecido por Wertheimer y White , 1991 , 1996; Parot y Richelle, 1992). Detengámo-
la psicología durante los últimos ciento cincuenta años , el historiador ha nos un poco en esta última sugerencia.
de trabajar asimismo de modo disciplinado , asum iendo las restricciones Tomar al propio científico como la unidad de análisis de la historio-
ontológicas y epistemológicas que le impone la historiografía contem- grafía nos parece que ha devenido en una estrategia de protagonismo
poránea. De este modo, el hi storiador de la psicología que trabaja en la creciente. Las razones también nos parecen obvias: es él quien hace
actua lidad se somete a las pre scripciones metodol ógicas dictadas por la la ciencia, quien utiliza la tecnología que aquélla ha puesto a su servicio
Historia General , incluyéndose así en la casa común de la s ciencias his- o, en el mejor de los casos, la crea, quien desarrolla una actividad pro-
tóricas, y, más concretamente, se siente identificado como hi storiador fesional de acuerdo con un rol más o menos nítidamente definido , esta-
de una ciencia o, cuanto menos , de una disciplina que se quiere a sí blece (o se sirve de) lazos y canales de comunicación con otros cientí-
misma científica. Por consiguiente, corno di scip lin a formalmente his- ficos e instituciones, consigue discípulos, influye sobre otros y es influido
tórica que es, la Historia de la Psicología, en su intento de explicar por por ellos , y experimenta a lo largo de su vida las demandas laborales ,
qué la psicología ha evo lucionado tal y corno lo ha hecho hasta adoptar administrativas , institucionales, cu lturale s, socia les y económicas.
la forma que hoy tiene , puede (y debe) reconstruir su objeto material Pero cultura, sistema económico-social, presupuestos ep istemo lógico s,
(la psicología en evolución) , aprovechándose de los procedimientos relaciones de grupo, aparato cognit ivo -moti vaciona l y todo lo demás
cognoscitivos que se han generado en el marco de la historia contem- están definidos históricamente (Vera , Quiñones y Pedraja, 1989), con-
poránea de las ciencias (véase Fig. 1.1 ). virtiendo al científico en una célu la viva de la ciencia, históricamente
considerada .
Como se quiere indicar en la Figura 1.2, es el científico quien fa-
2. CIENCIA E HISTORIA DE LA CIENCIA brica las ideas , las teorías , la s metodologías y las tecnologías , que de
un modo u otro expresan lo que la disciplina considera que son las
Como decíamos en la Introducción , todas las ciencias promueven en cualidades relevantes de su dominio de investigación . Pero no só lo eso.
sus investigadores individuales una estructura cognitivo-moti vacional Las aportaciones individuales, que fundamentalmente adoptan la forma
que dirige su actividad intelectual hacia las metas de conocimiento de textos , también reflejan las normas de actuación a partir de las cuales
disciplinares, siguiendo pautas de actuación regladas. Cualquier orga- han de ser aprehendidas dichas cualidades. Sin embargo, no debe descui-
nización requiere de la disciplina para sobrevivir. Por eso , cua lqui er darse el hecho de que esos productos - los textos concretos de los no
reflexión completa sobre esa práctica social reglada que es la ciencia menos concretos científicos- encuentran su pleno significado en la
obliga a analizar tanto los agentes de la labor científica como los re- medida en que son vinculados a una tradición intelectual dentro de la que,
sultados de ella (instituciones, afirmaciones sustanti vas , tecnologías), necesariamente, se ha debido de conformar la identidad profesional del
y, ~esde luego, los condicionantes inmediatos (y lejanos) subyacentes científico productor, y teniendo siempre en cuenta que su actividad no
a dicha labor científica. puede desvincularse de la matriz social que le envuelve y de la que
Desde esa concepción multidimensional de ciencia, que la concibe forma parte. Desde esta perspectiva, se reconoce, y se parte, de la esencial
tanto como el producto de una actividad cuanto como una actividad dimensión social de la actividad científica, y de la profunda imbrica-
de producción (Fig. 1.2), la historiografía actual ha propuesto diversas ción entre aspectos biográficos, socio-institucionales y cognitivo-inte-
Historia e historiografía de la psicología 5

HISTORIA DE LA «HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA»


El historiador de la psicología está dentro también de una corriente histórica en la que se definen los criterios de
racionalidad historiográfica. Sus reconstrucciones dependerán de dichos criterios, de la circunstancia
académico-profesional en que se encuentre la propia psicología y de la posición que el propio historiador ocupe
dentro de dicha coyuntura.

Nivel soclo-lnstltucional

o~;nT:rc~~~~~~?~~'~=!:s~i:s
ídent1ficativas propias: estructura jerarquizada,
criterios consensuados de selección o formación de
Comunidad de sus futuros miembros, sistemas de refuerzos para
.. especialistas.. establecer las motivaciones pertinentes en los
dedicada científicos individuales -en función de la historia de
a la producción la disciplina y de sus metas futuras-. Medios
de conocimiento
historiográfico P~~:,:.~uu:i~C:~tYe:ru':a ?:ip:r~:~n Reconstrucción del pasado.
constante con la sociedad en general. para la que en función de unas categorías
están deslínadoS sus productos y que la sostfene hisloriográficas consensuadas por
económicamente. la comunidad de historiadores.
Cuerpo Implica una selección necesaria de
de respuestas los elementos de Ja historia ernplrlca
reconocidas que se incluirán en la .. Historia de ta
que definen Nivel teórlcc>-e0nceptual psicologfa .. finalmente narrada.
a la disciplina La vertiente ínteleclual del ejercício del hlstoríador
en cuanto se concreta en las soluciones teórico-prácticas
.. Historia que ofrece a sus problemas. Dichas soluciones ,
de la psicología .. que suelen presentarse en forma de textos
científicos, s.ignifican la más clara expresión
de las directrices ontológico·epistemológicas
de la disciplina en su conjunto y ~ue son las que
gobíernan la actividad del histonador indivídual,
el cuerpo de respuestas identifica globalmente
a la disciplina y su evolución a lo largo del tiempo
es lo que da sentido a su historia.

Nivel socio-Institucional

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1

identificativas propias: estructura jerarquizada,


c riterios consensuados de selección o formación de
Comunidad de sus futuros miembros, sistemas de refuerzos para
" especialistas.. establecer las motivacíones pertinentes en los
dedicada científicos individuaJes -en función de la historia de
a la producción la disciplina y de sus metas futuras-. Medios
de conocimiento propios de comunicación, y así. La organización
psicológico científica. a su vez, mantiene una interacción
constante con la sociedad en general, para la que
están destinados sus productos y que la sostiene Historia concreta, empírica
económicamente. y contextualizada de la relación
entre la comunidad de psicólogos
Cuerpo y sus productos conceptuales.
de respuestas tecnológicos y aplicados
Nivel teórico-conceptual
reconocidas
que definen La vertiente Intelectual del ejercicio del psicólogo se
a 1a disciplina concreta en las soluciones teóric:crprácticas
en cuanto que ofrece a sus problemas. Dichas soluciones,
upsicolog ia» que suelen presentarse en forma de textos Objeto de estudio
científicos, Si9nifican la más clara expresión de la «Hlstoria
de las directnoes ontoJógico-epístemológicas de la psicología»
de la disciplina en su conjunto y que son las que
gobiernan la actividad del historiador individual,
el cuerf>l? de respuestas ídentifica globalmente
a la disciplina y su evolución a lo largo del tiempo
es lo que da sentido a su historia.

Figura 1.1 . La psicología como disciplina , obj eto de la historia de la psicología .


6 Una historia de la psicología moderna

Los aspectos constitutivos de la ciencia


DIMENSIÓN SOCIAL

• Sociedad
,
• Economía
• Polftica
-, - - -
COMUNIDAD DISCIPl,JNAR • Estructura y liderazgo
..J COMO ORGANIZACION SOCIAL • Redes de comunicación
<C • Ethos cientílico

~
• Equipo de investigación
COMUNIDAD • Equipos de trabajo
o DE REFERENCIA • Colegios invisibles

w
..J
• Zettgeist
I• Episleme 1
• Prescripciones MARCO
w
.,_ I• Dimensiones 1 TEORICO

~
...........
(Cuerpo de

•ecooocida•) 1
z 1: Paradigmas TEORÍAS
1 Programas de 1 CIENTIFICAS 1
I

'º(ñ 1nvest.igac1ón
·Tradiciones de 1
CONCRETAS
1 1nvest1gac1ón • Dominios
1
•Artículos
Aceptación
(+o- Impacto)

zw 1 1 • Conceptos
•Modelos
1 • Patentes
•Libros Indiferencia

:s 1 • Instrumentos 1
1
y técnicas ._
·Ponencias
•Informes Rechazo
(+o- Impacto)

º 1
OTRAS COMUNIDADES DE REFERENCIA

OTRAS COMUNIDADES DISCIPLINARES

CONTEXTOS GENÉRICOS

Figura 1.2. Aspectos constitutivos de la ciencia.

lectuales 1• Estas dimensiones proporcionan el sistema de referencia al lazos profesionales, cuyas interacciones pueden ser significativas para el producto fi-
que se debería enlazar esa estructura cognitivo-motivacional de los cien- nal. El estrecho marco de amores y odios que puede existir entre las paredes de un
laboratorio, la competitividad entre equipos de investigación, la lucha por subvencio-
nes y ayudas, etc. , son factores que inciden sobre la elaboración de una teoría o un
artefacto que luego se presentará al exterior con todo su «contexto de descubrimiento»
1
Otra diferenciación simi lar de niveles de aná li sis contextual en la psicología es segregado, como producto de la más pura y desinteresada actividad investigadora (La-
e l modelo de círculos concéntricos propuesto por Kurt Danziger ( 1990). El círculo tour, 1987). En el último cí rculo, la psicología se muestra como proceso social cuando
más interno de su modelo hace referencia a un carácter socia l que es específico de la tenemos en cuenta su contexto más amplio: el marco general político-socio-económi-
psicología: la práctica psicológica co loca elementos humanos tanto en el ro l de sujeto co-cu ltural en el que se desarrolla. A este nivel podemos considerar tanto los más suti-
como en el de objeto de la actividad científica; el psicólogo experimenta y actúa sobre les prejuicios incrustados dentro del inconsciente colectivo (preju icios sex istas, racis-
material humano, y este hecho innegable introduce en su trabajo un componente social tas , clas istas ... ) co mo los más claros intereses políticos, económicos o de simple
imposible de obviar. Añadiendo un círcu lo exterior a éste, la psicología es también un promoción profesional y académica que pueden favorecer en un momento determina-
proceso soc ial desde el momento en el que involucra a grupos de personas, li gadas por do una u otra dirección de la investigación científica.
Historia e historiografía de la psicología 7

tíficos particulares a la que hacíamos referencia más arriba . Todo ello pasado plagado de errores superados. No se buscaba explicación histó-
queda plasmado, justamente, en los productos intelectuales de la propia rica alguna de por qué la ciencia avanzaba, porque el progreso era ine-
práctica epistémica (el discurso científico) de la comunidad discipli- vitable; sólo la lógica interna de la práctica científica servía para expli-
nar, auténtico sujeto de cualquier ciencia. car el devenir del conocimiento. La historia de las ciencias era como un
Pero, en definitiva, sólo en la historia se constituyen y se modifican apéndice de la filosofia de la ciencia estab lecida, dedicada a recapitular
las propias dimensiones social e intelectual, de las que estamos hablan- ejemplares, ordenarlos cronológicamente con dirección hacia el presente,
do. Ello hace que resulte imposible entender cualquier actividad disci- y presentarlos al público como la mejor prueba de que la ciencia era, por
plinar manteniendo el tiempo en suspenso. El cierre gestáltico imprescin- su funcionamiento ordenado y seguro, la empresa digna de reverencia
dible para construir una buena forma pasa por reconocer la naturaleza que todo el mundo presumía que era.
temporal, y por tanto la dimensión histórica, de la ciencia. Sin embar- Aquella historia de grandes hombres - blancos y sin mujeres- ,
go, concediendo que la ciencia es esencialmente histórica , ¿cuál es la grandes ideas - sistemáticas y sin tecnologías- y grandes f echas
explicación que le corresponde ofrecer a la historia de la ciencia en - jalones del camino- (Young, 1966, 36), mostraba como rasgo común
relación con los cambios científicos? Porque también el historiador, su orientación hacia el objetivo idealista de destacar, bien a los pro-
en cuanto investigador disciplinado , pertenece a una tradición inte- du ctores, bien las producciones o resultados científicos, desatendiendo
lectual que ha ido modificando sus propios criterios de racionalidad el proceso que permite que los productores produzcan . Cumplía el prag-
a lo largo del tiempo, en parte condicionado por el desarrollo de una mático papel de justificar un tipo determinado de práctica científica: la
filosofía de la ciencia esencialmente pospositivista. Por tanto , ¿cuál es que en cada momento, o en cada manual , se considerara como el fin
el tipo de explicación que hoy puede permitirse un historiador de la hacia el que todo el pasado apuntaba (presentismo) 2 • Esas caracterís-
ciencia? ticas posibilitaban varias prácticas historiográficas parciales, pero, en
general, enfatizaba el uso de la biografia, con el peligro de convertir la
2.1. La historia de la ciencia y la explicación historia de la ciencia en la de unos grandes científicos, presentados
como mucho con ingenuas contextualizaciones .
histórica
La reflexión actual sobre las ciencias, por el contrario, conmina a
Afirmar que el historiador de la ciencia de hogaño está formado en la concebir las teorías científicas, no como representaciones exactas de
escuela pospositivista de la ciencia significa que el historiador de anta- un mundo invariable, que han ido perfeccionándose a lo largo del tiempo,
ño se movía por otros criterio s de racionalidad historiográfica, que sino como organismos con vida propia, dinámicos, que, en interacción
emanaban a su vez de la concepción de la ciencia que entonces sostenía continua con sus datos, engendran distintas formas conceptuales con-
la filosofía . trapuestas, dando lugar a diversos universos. Mantener una concepción
La vieja práctica historiográfica, de carácter amateur, buscaba cons- tal de la empresa científica, en la que los conceptos, siempre ligados al
truir persuasivas reconstrucciones racionales para libros de texto, con el
objetivo de socializar a los aprendices de científicos y familiarizarlos
2
con la imagen oficial, generalmente compartida y asumida, de la disci- La hi stori ografi a presenti sta ha sido ca racterizada por el término « Whi g». Éste
plina. Esa imagen, apoyada en una visión de constante progreso desde procede del hi sto riador Herbert Butterfield. Para él, los historiadores ingleses «Whi g»
interpreta ban la hi storia de Inglaterra como un co ntinuo progresar hacia la consoli -
lo acientífico hasta lo científico, abría a un futuro mejor en el que la dación de los derechos humanos, que si se habían logrado habia sido gracias a la firm e
acumulación de conocimientos, fruto de una disciplinada actividad, voluntad de los « liberale s» , los buenos, en constante lucha contra las mentalidades de
actuaría como motor de cambio. Era una historia en cierto modo incons- los malos, los «conservadores». A partir de la década de los sesenta empezó a utili zarse
ciente de sí, opaca a las reflexiones metodológicas de la historiografía el término entre los historiadores de la cienci a. Stoc kin g ( 1965), por ejemplo, redefin e
la propuesta de Butterfi eld como una «vari edad» de lo que aquél llama presentismo.
genera l, que organizaba la narración en términos de una exposición
Brush ( 1974), en un provocati vo artí culo, defini ó la concepci ón «Whig» de la hi stori a
ordenada de fechas y descubrimientos, sus criterios eran sumamente como sigue: «Tal interpretac ión mira el pasado en términos de las ideas y va lores del
permeables a las necesidades justificacionistas de los científicos en ac- presente, en luga r de intentar comprender el contexto total de los problemas y precon -
tivo , y se usaba para elevar el presente consolidado por encima de un cepci ones con el cual tra baj aron los cient íficos anteri ores» (pág. 1169).
8 Una historia de la psicología moderna

resto de conocimientos y creencias sostenidas en un momento histórico Una de las principal es misiones de esa racionalidad es la de estipular
determinado, construyen el mundo, implica un cambio radical de acti- cuál( es) es(son) el(los) tipo(s) de explicación permitido(s) de los he-
tud respecto de la naturaleza de la ciencia 3 • chos, ofreciendo criterios de demarcación para el discurso científico de
La historia de la ciencia va ahora, por consiguiente, mucho más allá otras actividades intelectuales. Estos marcos generales de interpreta-
de la concepción naturalista ingenua heredada, que la reducía a narrar, ción, a su vez, son afectados por la mi sma práctica científica, dando
cronológicamente, un lineal y progresivo sucederse de teorías, de estruc- lugar a la hi storia de la racionalidad científica. Lo que el historiador
turas epi stemológi cas, encarnadas por precursores, formuladores y de la ciencia ha de hacer es desve lar los factores implicados en el trán-
pasivos seguidores, para centrarse en la globalidad de la práctica episté- sito de una racionalidad establecida a otra, y atender al proceso tempo-
mica (proceso y productos) 4 • La racionalidad científica es un producto ral de la sustitución.
de la historia a través del cual se definen las formas correctas para El renovado criterio de racionalidad científica - que empezó a sem-
interpretar la realidad, y dirige la actividad cognitiva del científico 5 . brarse fundamentalmente a partir de la década de los cincuenta y a re-
colectar sus primeros frutos en la siguiente- favoreció el desplazamiento
del análisis de la ciencia hacia nuevos cánones interpretativos y de inves-
3
«No obstante, todavía perviven algu nas de las anac rón icas tesis y presupu estos tigac ión (Fig. 1.3). Aunque sin cambios revolucionarios, sí hubo «cam-.
del positivi smo en filosofía ge nera l de la ciencia y e n las filosofías de di versas cien -
bios reales en el clima filosófico de esos años» (Rossi , 1986, 81 ). Los
cias. Y éste es e l caso de buena pa rte de la reflexión sobre la naturaleza y metodología
de la psico logía. En particular, la tradi ciona l imagen de la cienc ia transmitida por la
nuevos filósofos analíticos, en vena wittgensteiniana, desplazaron la
concepció n heredada, con su idea li zado marco de análisis y su atenc ión preferente hacia atención hacia un más manejable problema de juegos de lenguaje 6 . La
la física matemáti ca (e n concreto, la mecánica clásica) como modelo paradigmático de filosofia de la ciencia, si quería ser provechosa, debía incluir como objeto
buena ciencia , ha distorsionado co nsiderab lemente la imagen de la psicología . Y ell o de análisis la dimensión pragmática del lenguaje utilizado por los cien-
por var ios motivo s: 1) Proporciona una imagen de la psicología bás icamente como
tíficos, puesto que la sintaxis y la semántica no eran el lugar de origen
cuerpo de conoc imi ento teórico , en detrimento de la dimen sión práctica y experimenta l
de esta c iencia. 2) En esa imagen inte lectua li sta ha sido además eliminado e l contexto del significado de sus términos. El significado de los términos científi-
socio-hi stórico. 3) Se han impuesto sobre la psicología los cri terios de justificación y cos, por tanto, no proviene de otro sitio que de la práctica científica
madurez propios de la física matemáti ca, esti mándose la exce lenc ia del resto de disci- histórico- soc ialmente contextualizada 7; lo que implica repetir una vez
plinas por su cercanía a la físic a (cfr. Fodor, 1975). El alcance normativo y el in stru-
mental co nceptua l lógico de la filo sofía de la cienci a trad ici onal hi c ieron del trabajo
metacientífico una actividad que se desa rro ll aba a espa ldas de la cienc ia rea l, por lo o de una tradición c ientífica y, por e l otro, a convicc ion es o creencias o expectati vas o
que hemos rec ibido una imagen distorsionada de la naturaleza de la ciencia y e l cam - evaluaciones que ti enen que ver con la cultura, li gadas a e ll a o que dependen de e ll a.
bio cien tífico. A la base de la creencia que as imil a madurez a uniformización se halla Con la cu ltura ev identemente ti enen que ver, por ej em pl o, las opc iones de fondo entre
el hechi zo de la mecánica clás ica. El positi v ismo conv irti ó la física newtoniana en la «los diversos modos de hacer ciencia» que se efectúan privilegiando la ev idencia sen-
imagen modélica de c ie ncia. Pero e l modelo positivista de madurez en dinám ica de si bl e, o las ideas c laras y n ítidas, o la intuición, o la tradición , o la a utoridad, o la
la ciencia tiene una va lidez re string ida .» (López-Cerezo, Luján y Gon zá lez, 1997). adhes ió n a l se ntido común , o la forma li zac ión de los en unciados (Rossi , 1986, pág. 51
No todas las c ienc ias maduran por uni formizació n o unificación paradigmática. La de trad. cast.).
6
psico logía es una de ell as . Ortega, mucho antes, expresó esta idea en los sigu ientes términos: «" Amor", " trián-
4
Una imagen actua l del conocimiento científico se articularía en que: 1) no exis- gul o" no poseen, en rigor, una sign ifi cac ión , sino só lo un embri ón de e lla, un esq uema
ten hechos científicos independie ntemente de la teoría que los categoriza, y los inten- de significación, a lgo así co mo la fórm ul a algebraica que no es, por sí, una cuenta,
tos tanto lógicos como e mpíri cos que se han puesto en práctica para conectar lo teórico si no só lo un esquema de cuentas posibles, esquema que rec lama ser comp letado susti-
con lo observab le de forma asépti ca han fracasado ; 2) la construcció n teóri ca no procede tuyendo sus letras por cifras determinadas. "El signifi cado a la palabra" no le viene de
por acumu lac ión interna de conoc imientos , ni sigue una ruta linea l, puesto que cua ndo otras palabras, no le viene de nada de lo qu e hasta ahora se ha ll amado lenguaje y que
un nueva teoría redefine sus términos, también redefi ne su realidad ; y 3) en dicho pro- es lo que aparece disecado en el vocabu lario y la gramáti ca, sino de fuera de él, de los
ceso de co nstrucción son de vita l importanci a las al ianzas intra e interdisciplinares y seres hum a nos que lo emplean, que lo dicen en una determinada situación » (Orte-
las extrac ientíficas, es decir, los fac tores ex ternos a la propia actividad inte lectual en ga, 1933/83 , 244). Véase la concepción wittgensteini ana en el póstumo Philosophical
un se ntido estricto. !n vestiga 1ions ( 1953 , 31-32), y las piezas de más interés para la psicologia en Remarks
5
Los c riterios de demarcación , y los mi smos llamados criterios de rac iona lidad, on the philosophy of psychology ( 1980).
7
tienden a presentarse (a los ojos de los nuevos historiadores) no como hi stóricamente «Desde e l punto de vista de la soc iolog ía ge neral del conoc imi ento, la c ienci a
inmutables, sino como conexos, por un lado, a las específicas reglas de una disciplina académica no es más que una de las muchas subcu lturas de la soc iedad. Se la considera
Historia e historiografía de la psicología 9

más, si bien desde otro punto de vista, lo que ya habíamos afirmado en


NEOPOSITIVISMO POSPOSITIVISMO
la Introducción acerca de la naturaleza de la psico logía, de lo que ésta 1 11 1

pueda ser. RELACIÓN TEORÍAS-DATOS 1


1

Al convertir el propio concepto de racionalidad científica en una REALIDAD NEUTRA REALIDAD CA RGADA DE TEORÍA
categoría hi stórica , los hi storiadores encontraron que la explicación Datos independientes de la teoría. Cada teoría dota de un significado
propio a sus datos.
del camb io teórico y la evo lución del conocimiento científico se resis-
tía a entrar en el corsé reductivamente logici sta del positi vismo . Si- 1
ANÁLISIS FILOSÓFICO DE LOS PRODUCTOS CIENTÍFICOS
1
guiendo esta ruta, llegaron al convenc imi ento de que el propio territorio
ANÁLISIS DE PROPOSICIONES ANÁLIS IS DE TEORÍAS
llamado ciencia está constantemente reestructurando sus fro nteras , CON SENTID O EN FORMACIÓN
suprim iendo di vision es, redefini endo hi stóricamente las regiones del La ciencia es inductiva : a partir de la La ciencia es deductiva , pero tan
verificación de proposiciones singulares importante es el contexto de ju stificación
mundo problem ático en que a cada época le toca vivir; en definiti- se alcanza el conocimiento general. Son como el contexto de descubrimiento, en
va, construyendo los mi smos dominios científicos sobre lo s cuales significativas sólo las proposiciones con la configuración final del texto científico.
re ferentes extra lingü íst icos . El contexto
nuevas comunidades de co lonos intelectuales tratarán de establecer su de descubrimiento es poco importante .
residencia . Es a través de un dilatado proceso de negoci ac ión soc ial
FUNDAMENTOS DEL CAMBIO TEÓRICO
(Barnes, 1982), en el que se ven comprometidos los practicantes de 1 1

una di sciplina concreta, como en la historia se han parcelado y pro- VERIFI CACIONI SMO RI VA LIDAD INTERTEÓRICA
Criterio de demarcación científica . Los científicos no se dedican a verificar
movido determinados asuntos a la categoría de objetos susceptibles de Ligado al concepto de sentido. La ni refutar sus teorías en su actividad
investigación científica. Las razones que exponen los di versos pen- metafísica se compone de proposiciones cotidiana , sino a extenderlas al
sin sentido. Sólo proposiciones con conjunto de la rea lidad que se deja
sadores antes de que se establezca un territorio definido de investiga- sentido (las verificables en principio) dominar por las mismas. Ninguna teoría
ción , las imágenes y metáforas que guían sus argumentos y model an pueden formar parte del discurso bien establecida se abandona por los
científico. Verificando hipótesis contrafacti cos , a menos que exista otra
sus teorías, los elementos teóricos y las relaciones estructura les esta- progresan las teorías científicas. teoría en competencia que pueda
blecidas entre ellos se encuentran en continuo estado de negociación hace rse cargo de los fracasos
histórica intra e interdisciplinar, así como en relación con la soc iedad explicativos de la primera y, a la vez ,
encaje en los criterios de racionalidad
en genera l. establecidos en ese momento hi stórico .
Otro factor que también facilitó el cambio de rumbo que tomó la
DIRECCIÓN DEL CAMBIO TEÓRICO 1
nueva hi storiografía hacia la in vestigación de los componentes prag- 1

máticos de la ciencia tuvo que ver con el crecimiento exponencia l que EVOLUCIÓN LINEAL. CON TINUIS MO REDEFINICIÓN DE LA REALIDAD.
Unas teorías surgen de otras por la DISCONTINUIDAD
la propia ciencia había padecido en todas sus dimensiones , la ll egada adición acumulativa del conocimie nto de El científico busca respuestas a su «mundo
de la big science de Price (Price, 1963), lo que derivó en una especia li- ve rdades categóricame nte demostradas. problemático ». Cual sea el mundo
problemático viene establecido en función
zación profes ional exacerbada y en una clara vin culación de la pro- de las practicas totales de la Hum anidad
ducción científica con los procesos genera les de producción económi- en un momento determinado de su historia,
mas que por los logros teóricos del pasado.
ca y con la sociedad en su conjunto. Los pensadores interesados en el El cambio en los criterios implica una
funcionamiento de la ciencia, impres ionados por su íntima conexión ruptura con las concepciones anteriores.
con el resto de estructuras productivas, comenzaron a concebirla y a 1
DIMENSIONES IMPORTANTES PARA LA EXPLICACIÓN DEL CAMBIO CIENTÍFICO
1

HI STORIA INTERNA HISTORIA INTERNA+ HISTORIA


Es la única que interesa al filó sofo . EXTERNA
en principi o como una insriruci ón soc ial, co nec tada más o meno s estrec ham ente co n La lógica es ig ual a la racionalidad. Historicismo, psicologismo y
otras in stitucione s, ta l es como el gobi ern o o l a educac ión, y suj eta a los habitu ales sociolog ismo en la interpretación del
devenir cie ntífico. La lógica es una parte
conflictos soc iales de lo s intereses de clase y corporati vos . Se sup one, pu es , que la
de la racionalidad .
cienci a se di stin gue de otras subculturas só l o en que emplea ciert os recursos suma-
ment e téc nico s y posee un a rac ionalidad ex pl ícita, aunque al gun os soc i ólogos y fi l ó-
sofos di sc uten in cluso esta úl tim a distinción» Z im an ( 1986 , 132). Figura 1.3 . Cambios fund amentales en la racionalidad científica.
1O Una historia de la psicología moderna

exponerla públicamente como una empresa humana, ligada a los deter- a la naturalista, se consigue cuando se ofrece al interlocutor un cuadro
minantes básicos de cualquier otra empresa humana 8 . comprensivo en el que insertar los elementos singulares (los hechos
El establecimiento de una historiografía científica profesional acabó hi stóricos) sobre los que versa el estudio. Si«( ... ) la historia es explica-
con las formas tradicionales de escribir historia. La historiografía prescri- tiva, ello no se debe a que sus narraciones estén apoyadas por leyes
bía ahora, a sus disciplinados practicantes, originales modos de aproxi- generales. Se debe a que el lector dice "Ahora ya sé lo que ocurrió",
marse a la ciencia. Entre sus prescripciones centrales, la convicción de mientras simultáneamente afirma "Ahora esto tiene sentido; ahora en-
que cada teoría redefine su realidad en función de las prácticas particu- ti endo ; lo que antes fue para mí una mera lista de hechos ahora se ha
lares de la comunidad de científicos que la formulan y la sºostienen. Al convertido en una pauta reconocible"» (Kuhn, 1977, 42).
dejar de existir una realidad neutra, extraña a los propios juegos lin- El historiador, apoyándose en un patrón interpretativo teórico general,
güísticos utilizados por las comunidades de científicos, también desa- explica acontecimientos concretos. El historiador ha de conseguir, ¡ni
parece la ilusión de una progresión teórica lineal, depurada por la más , ni menos! , combinar imaginativamente las causas principales y
contrastación experimental, y la historia externa, junto con la interna, secundarias que postula como razones del cambio, justificar su selección
se transforma en un componente fundamental para hacer inteligible el realizada a la luz de la evidencia conceptual y documental existente y •
recorrido que describe una teoría desde el inicio de su constitución has- construir un relato en donde se establezca un patrón explicativo cohe-
ta su consagración académica 9 . Así, en la nueva historiografía han dejado rente. Lo que distingue a la hi storia de la física , por consiguiente, no es
de tener sentido las clásicas dicotomías que se habían venido manteniendo la utilización de esquemas organizativos y de interpretación, sino que
entre historia interna y externa, entre presentismo e historicismo, entre dicha estructura, en la historia, tiene la forma de relatos 11 y no de leyes 12•
cuantitativismo y cualitativismo, o entre personalismo y naturalismo ..., Sin embargo, el no poder generar narraciones históricas adecuadas a la
puesto que siempre es posible añadir el epíteto de sofisticado, crítico o lógica nomológico-deductiva (o inductivo-probabilística) no exime al
responsable, detrás de cada uno de ellos, para indicar que los diferentes historiador de su compromiso científico de ofrecer explicaciones, ni,
continuos están condenados a confluir y entenderse mutuamente 10 . mucho menos, es un argumento en favor de la incompatibilidad del relato
Y, por encima de todos estos nuevos preceptos, prosperó en los hi s- histórico con el intento de ofrecer explicaciones objetivas 13 .
toriadores la conciencia de que la explicación histórica, contrariamente Así pues, el historiador se aproxima a su objeto desde una posición
teórica que guía su actividad, una actividad por lo demás sujeta a remo-
delación en función de las evidencias, y ofrece los resultados de su in-
8
Empresa racional (Toulmi n, 1972), pero empresa, destinada a la actividad de vestigación, invariablemente, en la forma de un relato. Y aunque un
producción de objetos intelectuales (Scheurer, 1979), es decir, acti vidad de conocim iento relato siempre es un relato, no obstante, el construido por el historiador
estructurada, ll evada a cabo por una comunidad de científicos que muestran todos los se diferencia claramente de otras formas narrativas (de ficción), siendo
rasgos de una organización (Carpintero, 1980): jerarquía, liderazgo, división del trabajo, la diferencia fundamental que las afirmaciones históricas están obliga-
socia lización de los científi cos nove les, medios propios de comunicación, etc.
9 «Es bastante normal que a aquel que, desde el punto de vista del presente e in- das a constreñirse a la evidencia documental existente 14 •
cluso del porvenir hacia el cua l tiende en su trabajo, echa un vistazo sobre el pasado, un
pasado desde hace tiempo sobrepasado , las teorías antiguas le parezcan monstruos
11
incomprensibles, ridículos y deformes. En efecto, puesto que remonta el curso del ti empo, «La historia tiene la ventaja y la debilidad de emp lear el lenguaje corriente;
las encuentra, en el momento de su muerte, envejecidas, ajadas, esc lerosas. ( ... ) Sólo entiéndase el lenguaje literario» (B raude l, 1960, 208).
12 «Aun suponien do que hubiese unas leyes de la Historia, no sabemos cuáles son,
el historiador que rehace y repasa la evol ución de la ciencia, capta las teorías del
pasado en su nacimiento y vive con ellas el impulso creador del pensamiento» (Ko- pero no obstante podemos explicar lo que sucede. De modo que no todas las expli ca-
yré, 1955 , 53 trad . cast. ; cursivas en original) . ciones encajan en el molde de cobertura-l egal.» (Leahey, 1992, 36; cursivas añadidas).
10 13
Durante la presentación de la primera George Sarton Meda/ en 1955, otorgada «( ... ) la pluralidad de enfoques exigida por la com pl ejidad de la estructura so-
al propio Sarton, éste pronunció las sigu ientes palabras: «el pasado no puede ser separado cial no debiera ser motivo para alimentar dudas sobre la objetiv idad del conoci miento
del presente sin graves pérdidas . El presente sin su pasado es insípido y carente de sig- histórico, ni siqui era en el caso de que algunas narraciones fu esen contradictorias»
nificado; el pasado sin el presente es oscuro . La vida de la ciencia como la vida del (Pereyra, 1984, 159).
14
arte, es eterna, y debemos concebirla desde el punto de vista de la eternidad» (citado «Sin esta ev idencia adicional ( .. .) nuestra narración flotaría en el aire: por lo que
en Garfie ld, 1985, 115). sabemos, seria ficción. » (Danto, 1965 , 71 ).
Historia e historiografía de la psicología 11

Trazado en términos muy genera les el desarrollo de la historiogra- concepto desideologi zado y asocial de la ciencia 16• Ahora se defendía
fia de la ciencia, nos queda adentrarnos , aunque sea brevemente, en las una investigación histórica centrada en la reconstrucción racional , social
consecuencias que se derivaron de estos nuevos planteamientos en re- y crítica, perspectiva que se fue desarrollando en dinámica interacción
laci ón con la propia historiografia de la psicología . con la propia investigación histórica y con el complejo cuerpo de cono-
cimientos de otras disciplinas, lo que, en definitiva , permitió enriquecer
las perspectivas de análisis y las posibilidades metodológicas.
2.2. Una pequeña historia de la historia Esa historiografia asume multitud de forma s, pero tiene tambi én
de la psicología. Del amateurismo unos rasgos en común : «( .. .) tiende a ser crítica más que ce remoni al,
a la práctica profesionalizada contextual y comprensiva más que una simple hi storia de ideas, y va
más allá del estudio del " gran hombre". La nueva historia utiliza fuen-
La situación actual de la historiografia de la psicología dista mucho tes primarias y documentos de archivo, en lugar de fuentes secundarias
de la existente hace apenas cuarenta años (Watson , 1960), y aún más de que pueden conducir a la transmisión de anécdotas y mitos de un a ge-
la que había hace sesenta (Dunlap , 1941) u ochenta (Griffith , 1921 ). Las neración a la siguiente . Y, finalmente , la nueva historia intenta intro-
periódicas y aisladas lamentaciones por la descarada falta de atención ducirse en el pensamiento de un período para ver los problemas tal y
que los psicólogos prestaban a su propia historia dejaron paso, en el como se apreciaban en aquel momento, en lugar de buscar los ante-
inicio de los años sesenta - todavía institucionalizándose la historia de cedentes de las ideas actuales o escribir la historia hacia atrás desde el
la ciencia (Kuhn, 1968)- , a propuestas que señalaban como única for- presente estado de la disciplina» (Furumoto, 1989, 16). Los trabajos
ma de superar esa situac ión la especialización y la profesionalización desmitificadores y de reflexión historiográfica respecto a la hi storia
del historiador de la psicología (por ejemplo, Watson, 1966, 1967). tradicional , publicados entre mediados de los años setenta y los años
Las historias del tipo libro de texto , que cumplían funciones de le- ochenta, estaban inspirados en estos rasgos 17 •
gitimación o justificación de la realidad vivida por sus autores (psicó- Una parte de la historiografía profesional moderna - con la que
logos), dominaron hasta que en los años setenta, una vez ganada la batalla nos sentimos de algún modo identificados- propone , además, no sólo
socio-in stitucional , comenzó un giro hacia una historiografia profesio- nuevas formas de entender y hacer historia, sino también nuevas for-
nalizada, de la mano de una generalizada toma de conciencia de las mas de comprender la naturaleza de la psicología, que condicionan la
insuficiencias de una formación historiográfica deficitaria, y de un misma explicac ión histórica en la lín ea de un «Sentido fuerte» de lo qu e
provechoso diálogo con historiadores profesionales de la ciencia que, se entiende por historiografía crítica (Danziger, 1984). Según esta
además, en muchos casos fijaron su mirada en la misma psicología (Ben-
jamin, 1988). Todo ello favoreció la producción de modelos de inter-
16
«Mi entras que la hi stori a tradiciona l desc ribía a l c ientífi co co mo un descubridor
pretación historiográfica que , con mayores o menores pretensiones
de hechos obj eti vos y un obse rvador ne utral , la nueva hi stori a sosti ene que e l c ie nt ífi -
abarcadoras, eran conscientes de la dinámica relación entre los factores co frec uente mente actúa subjetiva mente, bajo la influenc ia de un a va ri edad de fac tores
biográficos, sociales e intelectuales implicados en el cambio científico, extraci e ntíficos ( ... ) la nueva histori a rech aza la perspec ti va tradi c iona l de la ac ti v id ad
tal y como se ha expuesto en apartados anteriores . c ientífica como una progres ión continua desde e l error a la verdad, optando en su lu ga r
En los años ochenta se sentaron las bases de un nuevo modo de por un mode lo que describe e l cambi o c ientífi co co mo un tránsito de sde una cos movi-
sión a otra - cosmov isión que está vinc ul ada a comp ro mi sos teó ri cos qu e in vo lucran
hacer historia, que definió una historiografia crítica y profesionalizada con side rac iones estéticas, así como metafts icas- » ( Furum oto, 1989, 11 ).
(Tortosa, Calatayud y Redondo, 1991) 15 . Distaba mucho de la historio- 17
En poco más de diec inueve años aparec ió, e n e l mundo de habl a in glesa, un a a utén-
grafía clásica, caracterizada como de naturaleza internalista, acumu la- tica hornada de nuevos textos de hi stori a de la psico logía encuadrabl es de una form a muy
tiva, biográfica, inductivista, dogmática y neutral , proclive al uso de un general de este «g iro contex tua li sta» [por ej emplo , Mackenzie ( 1977), Buss ( 1979), Bro-
zek y Pongratz ( 1980), Ha le ( 198 0), Ri eber ( 198 0), Bri gmann y Tweney ( 198 0), Rieber
y Sa lzín ge r ( 19 80), Broze k ( 1984) , Woodwa rd y As h ( 1982), Buxton ( 1985) , Boa-
15
« Puesto que la hi sto ri a crítica ya ex iste en la hi stori a de la cienc ia, la princ ipa l kes ( 1984), Koch y Lea ry ( 1985), O ' Donnell ( 1985), Scarboro ugh y Furum oto ( 1987 ),
preocupación de este ensayo es extenderl a a la hi storia de la psico logía». Así se ex pre- Ash y Wood ward ( 1987), Soka l ( 1987), Morawski ( 1988), Danziger ( 1990)], pero, eso
saba Woodward en su To ward a Critica/ Historiography of Psychology ( 198 0, 30). sí, entendido y pl anteado aqué l de maneras muy diferent es por todos ell os.
12 Una historia de la psicología moderna

form ulación, los psicólogos no encuentran sus objetos en el mundo na- concretas de éstos. Las situaciones problemáticas en las que se mueven
tural ; por tanto, la hi storia de la psicología no puede convertirse en los psicólogos particulares se definen en relación con las metas intelec-
una crónica sopre cómo una sucesión de descubridores distintos han tuales e institucionales, que suelen estar fundidas en su origen. Al ser
ido encontrando (y proponiendo) objetos diferentes , que estaban allí, intereses de la disciplina, y poseer una historia propia, sobrepasan las
frente a ellos, esperando para ser descubiertos. La historia crítica pre- conciencias de los psicólogos individuales, los cuales se encuentran,
tende precisamente expli car el surgimiento de aquello que se da por en cierto sentido, arrastrados inconscientemente por la tradición inte-
supuesto con más fuerza, y más acríticamente, en la hi storiografía lectual y social a la que pertenecen.
heredada - los propios objetos psicológicos- , presentándolos como Esa consideración de la investigación psicológica (tanto desde el
un producto de la construcción humana (por ejemplo, Danziger, 1990, punto de vista de la teoría como de la tecnología) como una cons~ruc­
1993 a y b, 1996) 18 • ción social no ha sido compartida de idéntica manera entre las filas
de los constructivistas (Stam, 1990), ni universalmente aceptada en-
«El punto de vista recibido descansa sobre un modelo de ciencia que re- tre las de los historiadores de la psicología (Rappard, Van Strien, Mos
cuerda el cuento de la Bella Durmiente: los objetos con los que la ciencia y Baker, 1993a, 1993b), ni tampoco compartida por todos los pst'có-
psicológica se enfrenta están todos ellos presentes con una naturaleza to- logos, entre otras cosas porque, para muchos, parece arrojar sombras
talmente formada , y todo lo que el príncipe-invest igador tiene que hacer de duda respecto a la objetividad de este tipo de investigación. No com-
es encontrarlos y despertarlos con el mágico beso de su in vestigación. Pero partimos esas dudas , puesto que la hi storia puede centrarse en los
verdaderamente la psicología científica no afronta objetos naturales.» procesos sociales que han determinado las formas en que se practica
Danziger, 1990, 2 la investigación psicológica, y esa forma de trabajar poco tiene que
ver con el posible contenido empírico de los productos de las propias
Desde este punto de vista, los objetos psicológicos (por ejemplo, prácticas.
atención , percepción, sujeto experimental, paciente/cliente) emergen
por razón de la propia actividad investigadora, y/o tecnológica, de los «El hecho de que las teorías científicas sean ellas mi smas socialmente
psicólogos, que son también quienes los definen . La relación entre el construidas poco tiene que ver con el problema de la ( ... ) objetividad.
psicólogo y lo psicológico es social desde el mismo inicio; la misma Muchos conceptos y modelos teóricos son desde luego socialmente cons-
existencia de una comunidad de expertos justifica la aceptación de un truidos o creados, en el sentido de que su significado no es definido ( .. .)
sujeto colectivo, como el agente real de la producción de los conoci- por definiciones operacionales en términos de observables. Watson y
Crick no introdujeron el concepto de la dobl e estructura helicoidal del ADN
mientos psicológicos. Desde esta óptica, una explicación histórica ha
para hacer referen cia convencionalmente a algo que ellos podían observar
de estar comprometida con averiguar cuáles son los intereses del grupo
directamente. Este concepto teórico y su contenido significativo eran so-
que producen los objetos psicológicos 19 , más que en las propuestas ciales en su origen . Esto no nos imposibilita el sostener que la perspectiva
de que el apunte teórico de Watson y Cri ck proporciona un a más apro-
18
piada descripción de las dimensiones reales del ADN que las propuestas
Estas ideas han sido amp li a, y críticamente, di scutidas en los vo lúm enes 8 y 9 de
teóricas alternati vas, ni nos obliga a presuponer que el propio ADN (como
losA nnals o/Theoretical Psychology (Rappard, Van Strien, Mos y Baker, 1993a, I 993b),
opuesto a nuestro concepto teórico de él) es socia lmente construido o
dedicados a discutir «( ... )la relevancia de la hi stori a para la teoría, o para la psico-
logía en genera l. En otras palabras, a c uánto y cómo podría contrib uir el " hacer hi s- creado .»
toria" a lo s problemas (te órico s) qu e afronta la psico logía contemporánea» (Mos y
Baker, 1993, vii) Greenwood, 1992, 139
19
«El objeto de una hi storia crítica no cons iste en cuerpos inertes, sino en activi-
dad es huma nas en las que los aspectos soc ial e intelectua l so n inseparabl es. Las
acti vidades que co nstituye n a los obj etos psicológicos son igualmente soc iales e in- «La enorme relevancia de la hi sto ria de una di sc iplina para la compren-
telectuales . En el mismo acto de generar cierto conte nido cogniti vo se están repro- sión del contenido de esa disciplina emana del reconocimiento de que no
duci e ndo formaciones sociales parti c ul ares y a nti cipa nd o lo s intereses de grupos existe nada que pueda ser considerado como un a ciencia privada. Cual-
definidos» ( Danzi ge r, 1984, 105). quier abordaje epistémico al mundo que proporciona una ciencia como la
Historia e historiografía de la psicología 13

psicología es un abordaje co lecti vo, y los objetos a los que se dirigen las 3. lTIENE REALMENTE LA HISTORIA
práctic as de la c ienci a no pueden ser más que objetos soc ia les cons truid os DE LA PSICOLOGÍA UN OBJETO? 21
por intermedio de la interacción de indi v iduos hi stórico s reales. Las nor-
mas que regulan la práctica de la in vest igació n psicológica son, desde lue-
Nuestra respuesta es concluyente: sí. El objeto de la hi storia de la psi-
go, normas sociales y como tales so n e l producto de condiciones hi stó ri cas
cología es el proceso de construcción, transformación y cambio de la
específicas .»
psicología a lo largo del tiempo, entendida ésta como una actividad
Danziger. 1992. 2 56 organizada de ciertos individuos en torno a unos problemas de inves-
tigación que ellos mismos califican de psicológicos. Ya la definimos
En la medida en que la psicología se interesa por sujetos y no por como una práctica de conocimiento - o epistémica- disciplinada
objetos, la s perspectivas generales sobre la gente, la soc iedad y la éti ca (dimensión socio-institucional), que orienta los discursos científicos
ejercen un a influencia mu y directa sobre los objetivos, previsione s y técnicos de sus miembros (dimensión biográfica) hacia meta s de
y detalles de la teoría y la in vestigación. Por todo ello preci samente, la conocimiento comunes, normalmente consensuadas (siempre relati vas
in vest igación histórica debe tomar en consideración - en el caso de a un espacio y un tiempo históricos).
la psicología de modo mucho más acentuado que en la ciencias de la Una historia general de ese objeto, del que pueden predicarse tantas
naturaleza- el contexto de la investigación , o lo que es lo mi smo, cosas, parece realmente inviable en la práctica. Y, en cambio, a la hi s-
las dimensiones políticas, ideológicas, epistemológicas, onto lógicas, toria de la psicología, como materia curricular concreta, se le pide, pre-
económicas, in stituciona les, morales y éticas, en la medida en que cisamente, ese discurso general. Y lo ofrece, además, cada año, cuando
alientan ciertos esti los de trabajo, ciertas actitudes haci a el objeto de la se aprueba primero, y explica después, un programa, y cuando se se lec-
investigación y ciertos di sc ursos científicos. ciona (o se elabora) un material, que el estudiante debe conocer para
Sólo cuando se ana li zan las ideas, o más globalmente los di sc ursos ser evaluado positivamente. Se construyen, pues, esas interpretaciones
psicológicos, como construcciones humanas producidas por agentes globales del devenir de la psicología, recurriendo para ello a algún cri-
soc ial es bajo condiciones hi stóricas específicas, se tienen las condic io- terio estructurador de la narración , y aquí desde luego cabe toda una
nes para una historia crítica. Lo realmente importante es el estudio de amp lí sima, y legítima, gama de opciones.
la relación entre las actividades constructivas y la naturaleza de los Nuestra posición es la de mostrarnos sumamente comprensivos en
objetos que éstas producen. Es ahí donde mejor se aprecia el interjue- relación con la noción de lo psicológico. Sólo así se pueden dar cabida
go ex istente entre individuos , ideas e instituciones, dentro del contexto en la investigación hi stórica a las más variadas fórmulas que se han
más amplio de la cultura en la que la ciencia (en nuestro caso la psico- propuesto para definir la psicología en los distintos y distantes lugares
logía) se desarrolla , y de las comunidades disciplin ares y subdi sc ipli- teóricos , geográficos y temporales. De este modo evitamos, a la luz de
nares en la s que trabajan quienes la practican. Señalaba Gergen que no las vivas polémicas que a lo largo de la hi storia se han suscitado en
se puede seguir considerando el conocim iento como «algo que la gente torno al objeto y método de la propia psicología, la posibilidad de alen-
posee en algún lugar de sus cabezas, sino más bien como algo que la tar un tipo de historia de la psicología necesariamente sesgada.
gente construye con otros» (Gergen, 1985 , 270), lo que viene a signifi- Como ya hemos apuntado en varios lugares de este capítulo, ser
car que «los conceptos psicológicos pueden entenderse como produc- psicó logo implica compartir con la comunidad de psicólo gos a la
tos de procesos sociales» (Benjafield, 1996, 322) . De ahí que los nue- que se pertenece una constelación de creencias de diversa índole, que
vos hi storiadores, en especial los más constructivistas, acentúen el papel se van a ver reflejadas en su forma de abordar los problemas que ha de
del len guaje como el factor que moldea también nuestra autocompren- resolver, sean éstos teóricos o prácticos, y en las respuestas que ofrez-
sión y la de los otros 20 . ca. Analizando los enigmas y la s respuestas de los psicólogos, pode-

'º La fil oso fí a de l lenguaj e de Ludwi g Witt ge nstei n ( 1889- 195 1) ha sido particu- 21
Se toma prestada, para e l título , la provocadora pregunta lanzada hace apenas
larment e influye nt e sobre esta perspectiva. diez años por R. Smith (Smith , 1988) .
14 Una historia de la psicología moderna

mos decir que exi sten problemas o interrogantes nucleares hacia los pan, más que de materia inan imada, de materia animada. Es el ser hu-
que se ha orientado la actuación del psicólogo y ante los cuales, cons- mano quien ha de producir los conocimientos válidos para explicar la
ciente o inconscientemente, toda teoría psicológica se pronuncia, y, producción de los conocimientos válidos . De ahí que las dicotomías
entre ellos, existe uno que nos parece auténticamente nodal y que tiene sujeto vs . objeto y mente vs . cuerpo se convirtieran en cuestiones nu-
que ver con la naturaleza de la mente. Los psicólogos de todos los cleares de la naciente disciplina, hayan continuado siéndo lo hasta el
ti empos hacen de la mente su terreno principal de reflexión y, por ello, presente y nos ofrezcan un criterio para iniciar una historia de la psico-
se puede hablar de la psicología como de una empresa intelectual logía, por muy provisional que éste sea.
que posee una dilatada trayectoria en el tiempo. Podría decirse que lo que A partir de aquí , puede recurrirse - y se ha hecho- a la acumula-
convierte a un p ensador en psicólogo es que sus reflexiones y ac- ción de historias parciales por especialidades (por ejemplo, de la per-
tuaciones están tan cargadas de mente como de mundo lo están las de cepción , del aprendizaje, de la motivación, de la instrumentación, etc.).
un fí sico. Puede recurrirse también - y se ha hecho más a menudo- a la acumu-
Ya en el mundo clásico se estableció una dialéctica fundamental lación de historias parciales por naciones o áreas geo-lingüístico-so-
entre dos concepciones antagonistas de lo psíquico, que fueron adop- cio-políticas. El mundo anglosajón, el francófono, el ruso-soviético, el
tando formas y nombres [formatos] distintos (monismo vs. dualismo, alemán y el de habla castellana han sido sujetos habituales de esas
biologismo vs. logicismo, naturalismo vs. supranaturalismo) a lo largo historias ; en menor medida los llamados países del Este, los del Pacífi-
de los siglos. Estas dos posturas eran antitéticas, tanto en su definición co, los africanos o los asiáticos. Y ciertamente, existen fundamentos
de lo que es la realidad psicológica (ontología), cuanto en los métodos históricos só lidos para ello, cualquiera que sea el criterio demarcativo
para investigarla (epistemología). elegido por un historiador al afrontar una historia (más o menos ge-
Las ciencias más claramente orientadas hacia la materia inanimada, neral) reconoce, lo utilice explícitamente o no, la existencia de esas
hacia el mundo extenso cartesiano, a lcanzaron, de la mano de la razón tradiciones nacionales. Los diferentes contextos, muy diferenciados,
ilustrada, a unificar sus respuestas, solucionando su problema ontoló- facilitan tempos y modos disciplinares distintos, y ello pese a los in-
gico. Lo que debe estudiarse es la materia, desposeída de toda atribu - dudables contactos y relaciones. Otros intentos - todavía más ha-
ción aním ica; es decir, eliminando de su condición cualquier referencia bituales- , pretenden concretar el referente del discurso científico del
a conceptos como voluntad, intención , propósito, etc. (propios de la psicólogo, proponiendo soluciones principalistas, que permitan or-
mente), siempre secundarios por no objetivos . Tampoco hubo grandes ganizar el relato en torno a lo que ha ido siendo generalmente conside-
disputas en relación con la forma óptima en que podría ser apresada rado como el núcleo fuerte de lo psicológico -el alma, la mente, la
teóricamente (esto es, epistemológicamente) esa materia que afirma- conciencia, el inconsciente, la conducta, la activ idad, la mente compu-
ban los científicos estudiar. Lo que les interesaba a lo s científicos mo- tacional- , convirtiendo así las tradiciones de investigación en sujetos
dernos era fundamentar el conocimiento de su objeto a partir de un de la narración. Tiene indudab le gancho didáctico , puesto que el re-
procedimiento riguroso. Resuelta del lado del materialismo la disputa curso a cualqu iera de esos significantes parece facilitar, al hablar de
ontológica, la relación entre el pensar y el ser no era ya más un proble- psicología, una potencialmente instantánea comprensión cómplice en-
ma de la ciencia, sino de la filosofía. Eso sí, el conocimiento habría de tre los interlocutores.
ser domesticado en las virtudes descubiertas por unos epistemólogos En cualquiera de los casos, el rastro de la presencia de la mente
decantados tanto por el racionalismo como por el empirismo. En cual- (por muy oculta que se halle o transfigurado el término que la nombra)
quiera de los casos, la meta última de las ciencias era la de construir en los tratados intelectuales es el hilo de Ariadna que permite al his-
teorías que mantuvieran una relación isomórfica con la realidad y sus ma- toriador de la psicología orientarse en el laberinto teórico que dibuja
nifestaciones. Sin entrar en de qué modo esto se consigue, si es que esto cua lquier historia de ideas y también le permite delimitar un territorio
se consigue de algún modo , lo que cuenta es que esperamos que la es- de reflexión propio .
tructura de los juicios teóricos emitidos por los científicos se aproxime Nuestra Historia de la psicología se articula conjugando las diversas
a la descripción verdadera de la realidad material que estudian. Esto no soluciones al problema de la mente, tal y como se han ido desarrollando
resulta tan aparentemente sencillo en el caso de disciplinas que se ocu- en los diversos espacios geográficos-lingüísticos.
Historia e historiografía de la psicología 15

4. ARGUMENTOS PARA UNA HISTORIA un organismo que en cada momento de su vida está mostrando el punto
DE LA PSICOLOGÍA final de su desarrollo a través del comportamiento que es capaz de ma-
nifestar públicamente. Para un psicólogo que se defina empirista y mate-
Si exprimimos el razonamiento que hemos seguido en el apartado rialista a la vez, la opción explicativa más atractiva, por la simplicidad
anterior, uno de los problemas nodales de la psicología ha sido resol- del mecanismo, es la del asociacionismo objetivo . Para explicar el pro-
ver la naturaleza de la mente , en el doble sentido de qué es y cómo gresivamente más estructurado y complejo comportamiento que cual-
funciona y se desarrolla. De este modo podemos dibujar una figura en quier organismo natural exhibe en relación con su ambiente material,
la que nos aparecen dos ejes ortogonales, con sus correspondientes el psicólogo ha de presuponer que dichos patrones conductuales no
soluciones. En el eje ontológico aparecerían las respuestas materialis- pueden ser más que el producto de sumar experiencias más simples.
tas e idealistas, y en el epistemológico la empirista y la racionalista. Las nociones de aprendizaje o hábito tendrán destacado protagonismo,
Entre ellas definen cuatro cuadrantes, en los que se pueden incluir, junto a instrumentalidades como el condicionamiento.
englobadas en opciones explicativas amplias, los principales grupos En el cuadrante 1, el estandarte es el asociacionismo subjetivo. Ahora
de teorías y de prácticas (en ocasiones rivales incluso dentro de la misma sí es posible introducir cualquier tipo de actividad espiritual, porque,
tradición) que han ido definiendo , a veces simultánea y a veces suce- por derivada que sea de la experiencia, se admite la existencia de la
sivamente, con sus propios eventos discursivos , la psicología moder- mente con toda su carga ontológica, es decir, como constituida por ideas.
na (Fig. 1.4 ). De nuevo es la asociación principio explicativo básico, porque de algún
Girando en el sentido de las manecillas de un reloj , en el cuadran- modo hay que dar cuenta de la existencia de ideas complejas que provie-
te 4 lo único que existe son objetos naturales capaces de impresionar nen de la estimulación de distintos sistemas sensoriales. ¿Cómo podemos
sensorialmente a organismos, materialmente constituidos, que han de llegar a poseer la idea de naranja, si lo que realmente se nos presenta
adquirir del exterior toda la información relevante para su superviven- a los sentidos es el olor a azahar, la forma redondeada, el tacto rugoso,
cia. Una sencilla economía intelectual exige la eliminación de lomen- su color o su sabor? Porque siempre vienen juntos, contestarán los aso-
tal del vocabulario de la psicología: sólo existe materia sobre materia y ciacionistas a coro.
Las diferentes posturas que se recogen bajo cada estandarte coinci-
den en afirmar, con respecto a la naturaleza de la subjetividad, que si
existe es un epifenómeno, resultado pasivo de la presión que unos ob-
jetos materiales ejercen sobre otros especiales objetos/sujetos que dis-
frutan de la capacidad de sentir.
El innatismo es un principio lógicamente derivado de sostener las
posiciones onto-epistemológicas del cuadrante 2. Para los variados de-
fensores de esa postura la experiencia sensorial queda inhabilitada para
producir conocimiento verdadero. La mente genera espontáneamente
(activamente) las formas óptimas que hacen posible el conocimiento
del mundo, asegurando la función adaptativa de los organismos a sus
ambientes.
Los diversos constructivismos coinciden en defender una mente
activa, también generadora de formas que posibilitan la captación y
comprensión de la realidad que sobrevive a los cambios que nos presen-
tan los sentidos, pero que, a su vez, no es innata, sino una construcción
a partir de la materia. Aúna a todos aquellos que postulan cualquier
forma de emergentismo psicológico, según el cual las propiedades de
Figura 1.4. Los dos ejes ontoepistemológicos principales. la materia, como la extensión y el movimiento , por ejemplo, pueden ser
16 Una historia de la psicología moderna

cualitativamente transformadas bajo determinadas condiciones, dando Las rutas por las que han seguido los psicólogos desde el siglo x1x
lugar a estructuras mentales capaces de manejar racionalmente la misma pueden reconstruirse como un despliegue de estos cuatro problemas,
materia de la que proceden . Se postula la mente como un activo instru- en espacios y tiempos históricos distintos (Fig. 1.5). La historia de la
mento al servicio de la adaptación de los organismos, pero al final del psicología no puede resolver los problemas de la psicología, pero sólo
desarrollo biosocial, no al principio (dándole la vuelta al adagio carte- el conocimiento de esa historia puede hacer más límpida la conciencia
siano: existo, luego pienso). de pertenecer a un proyecto intelectual común.

Tiempo

IDEALISMO RACIONALISMO EMPIRISMO MATERIALISMO

1840

1860

Reflexologia
SechGOOv

1880

-
Factoralismo
Londres
Gestaltlsmo
.,.,_ _..
Funcionalismo
Kl>hl«
Lewk>


Graz Reformulaciones
Frankfurt de Freud Ps. Genética
Berlín

Figura 1.5. Mapa conceptual de la historia de la psicología.


Historia e historiografía de la psicología 17

5. lTIENE LA HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA historiadores para definir las funciones de la historia pueden agruparse
UN FUTURO? 22 en tres grandes categorías.
La primera recoge argumentos referidos a su función pedagógica
(docente-formativa). Responden al objetivo genérico de la materia, ofre-
También aquí la respuesta es afirmativa. Lo tiene porque desempeña
cer al estudiante un argumento histórico con el que diferenciarse de los
una bien definida función social. El historiador crea y cuenta historias
ajustadas a las exigencias marcadas por lo s cánones de la(s) comuni~
demás estudiantes, y con el que alcanzar un mínimo de uniformidad , si
no de disciplina. Se ofrecen materiales y reconstrucciones para ayudar
dad( es) científica(s) a la(s) que pertenece. Existen muchos tipos de his-
al estudiante a perspectivizar e integrar los materiales de la disciplina
torias, y cada uno cumple funciones diferentes. Las narraciones se pien-
en la que se está socializando. Todo ello debería conducir al destinata-
san y se construyen para el consumo por alguno de los diferentes tipos
rio de los relatos hacia la apropiación de una conciencia de la diver-
de público: los poderes fácticos , la gente, la comunidad disciplinar (alum-
sidad del proceder de la psicología, capacitándole para integrar lo di-
nos y profesionales), otros historiadores . En función de ellos las his-
torias modifican sus estructuras narrativas y sus objetivos pra~máticos
verso, desde una óptica genética, en una estructura general que coordine
las variadas manifestaciones contemporáneas de la psicología y las dote
para cumplir unas precisas.fimciones (Lepenies y Weingart, 1983).
de unidad y significado. No resulta fácil asumir complementariedad
Admitir que la historia tiene unos fine s utilitarios no supone cues-
en la variedad, tan características del saber psicológico. Tampoco le re-
tionar la calidad profesional de sus productores (Kragh, 1987), sino
sulta fácil al estudiante integrar, por sí solo, el apresurado y esquemático
reconocer algo consubstancial a cualquier práctica científica, su orienta-
conjunto de síntesis verticales internas (¿historias?) que recibe en la
ción hacia objetivos o metas . Lo contrario sería caer en una oportunista
amplia oferta de materias que hoy ponen a su disposición los planes de
improvisación, que podría desembocar en simples anecdotarios crono-
estudios. Contribuye, además , a la conformación de un carácter real-
lógicamente presentados, algo por cierto que encaja muy bien con las
mente científico. Proporciona mesura, humildad, tolerancia, espíritu
concepciones ingenuas que de la historia tienen muchos estudiantes de
crítico y antidogmático. Despreciar la historia no significa escapar a
psicología (y muchas otras personas) D
su influjo; uno puede verse distorsionado y dominado por presupuestos
Por ello, desde el principio interesa dejar claro el sentido que tiene
que le condicionan, sin tener conciencia de ello.
estudiar historia de la psicología, o lo que es lo mismo, indicar qué fun-
La segunda recoge argumentos que acentúan sufitnción heurística ,
c10nes cumple dentro del currículum de los futuros psicólogos, donde
tanto positiva como negativa. La historia , además de sugerir líneas , pro-
se le reconoce un lugar relevante como asignatura troncal. Además,
blemas y estrategias interesantes pero olvidadas o pasadas por alto ,
conocer la existencia de los usos a los que se presta la historia sirve
permite, al dar a conocer lo que se ha hecho, evitar repeticiones estúpi-
parn evitar que se cometan (ab)usos en su nombre , como deslegiti-
das o reproducir errores. Constituye, pues , una fuente inagotable de
mac10nes (por ejemplo, lectura histórica que algunos cognitivistas ha-
posibilidades de acción futuras. Recuérdese, no obstante, que cuando
cen de Watson o Piaget), ceremonialismos vacuos y mitificaciones
hablamos de historia de la psicología no sólo nos referimos a la his-
[por ejemplo, en Leipzig ( 1879) nace la psicología con Wundt; Watson
t~ria ~n cuanto materia de conocimiento en sí, generada por los propios
y Rayner inician la Modificación de Conducta con el caso de «A lber-
h1stonadores , sino también en cuanto método de investigación. El es-
tito» ]. En general, los argumentos habitualmente esgrimidos por los
tudian.te debe (y puede) adquirir un mínimo de destrezas metodológicas
(por ejemplo, conocimiento y manejo de fuentes, análisis de textos téc-
22
Se toma prestada , para e l título , la provocadora pregunta lan zada hace apenas nicas documentales) en el ámbito de la historia que le habiliten 'para
tres años por K. Dan z iger (Danz iger, 1994). dialogar con los textos, recursos o instrumentos de temática psicológi-
23
Esta imagen , recordaba R. l. Watson , con una s palabras que mantienen toda su ca, de cualquier momento del tiempo, que puedan ser relevantes, tanto
v igenc ia, inc lu so se refuerza en las aulas, donde no es raro escuchar que «( ... ) todo lo historiográfica como académica o profesionalmente.
valioso del pasado se encue ntra di sponible en e l estado del conoc imi e nto presente( ... )
[que] los nuevo s logro s han sustituido a los anteriores y los errores han ido desapare-
La tercera recoge argumentos que enfatizan su función legitima -
ciendo ( ... ) [que] lo que es de interés científi co ac tual proporciona todo e l contenido dora , encaminados a justificar el valor, y no só lo la mera existencia, de
cíentífico relevante ( ... )» (Watson, 1966). la disciplina, así como el carácter propio de los conocimientos y las
18 Una historia de la psicología moderna

técnicas que ofrece, y ello hacia adentro y hacia afuera. Ejerce un papel sana conciencia de contingencia temporal (y contextual). Genera, en
demarcador (otorga identidad), pero de forma responsable. El estudio del definitiva, unpresentismo responsable, respetuoso con el conjunto de po-
pasado desde el pasado (máxima historiográfica desde el punto de vista sibilidades que han llevado a una concreción disciplinar determinada, y
de la investigación) no tiene por qué estar reñido con la legítima unjustificacionismo no menos responsable, ya que ciertamente resulta
necesidad de tornar inteligible el presente (máxima historiográfica des- necesario legitimar, hacia dentro y hacia fuera, la existencia de una disci-
de el punto de vista de la docencia) . Siempre atentos a la idea de que el plina que oferta un amplio conjunto de productos en el extremadamente
progreso pudiera haber sido bien otro, el alumno debe asumir su presente dinámico y competitivo mercado de intercambio de bienes simbólicos,
tal como es. Pero, para ello, es preciso poner en relación lo que ha sido al que concurren junto a otras producciones. Ayuda, en definitiva, a
el pasado con lo que es el presente de la disciplina, ese presente en el configurar y mantener una cultura disciplinar y una identidad social:
que se halla instalado el estudiante. Contribuye, pues, a generar una la de psicólogo.

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