Módulo 2
Módulo 2
Módulo 2
psicoambientales
y urbanos
PID_00277543
Licenciado en Antropología Social Doctor en Psicología por la Uni- Doctor en Psicología Social (Uni-
y Cultural (Universitat Autònoma versidad de Barcelona y máster en versitat Autònoma de Barcelona).
de Barcelona) y en Psicología (Uni- Intervención Ambiental por la mis- Máster en Intervención ambien-
versidad de Oviedo). Investigador ma universidad. Es profesor titu- tal (Universitat de Barcelona/Uni-
FPU y doctorando en el Departa- lar del Departamento de Psicolo- versitat Autònoma de Barcelona).
ment d’Antropologia Social i Cul- gía Social e imparte docencia en Profesor de los Estudios de Psico-
tural de la UAB, en el que desarro- las asignaturas "Psicología ambien- logía y Ciencias de la Educación
lla su tesis sobre la población ru- tal" y "Psicología social aplicada y de la Universitat Oberta de Cata-
mana inmigrada en Catalunya, en comportamiento colectivo". Pro- lunya. Profesor del programa de
las temáticas de espacio urbano, fesor del programa de doctorado doctorado del Departamento de
vivienda, movilidad y estrategias "Espacio público y regeneración Psicología Social de la Universitat
de subsistencia de tipo marginal. urbana" y coordinador del progra- Autònoma de Barcelona. Miembro
Ha participado también en investi- ma de postgrado "Intervención del grupo de investigación URBSIC
gación etnográfica sobre inmigra- ambiental y social". (Ciudades en la Sociedad de la In-
ción, salud y desigualdades socio- formación y el Conocimiento).
económicas con esta misma po-
blación. Miembro del grupo de in-
vestigación GRIM-GRAFO (UAB)
y colaborador del grupo URBSIC
(IN3).
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este eléctrico,
mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
del titular de los derechos.
© FUOC • PID_00277543 Procesos psicoambientales y urbanos
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
1. Procesos psicoambientales............................................................... 9
1.1. Moverse por la ciudad ................................................................ 9
1.1.1. Cómo percibimos y conocemos el entorno .................. 9
1.1.2. La cognición ambiental ................................................. 13
1.1.3. Los mapas de ubicación o you-are-here-maps.................. 26
1.2. La contaminación acústica ......................................................... 30
1.2.1. Entorno acústico, sonido y ruido .................................. 30
1.2.2. Estimulación sonora y percepción del sonido ............... 32
1.2.3. Efectos fisiológicos y psicológicos del ruido .................. 34
1.2.4. Ruido y rendimiento ..................................................... 38
1.2.5. La gestión del ruido ....................................................... 39
1.3. El espacio público en la ciudad .................................................. 42
1.3.1. La regulación de la privacidad ...................................... 42
1.3.2. Los territorios urbanos y la distancia interpersonal ...... 50
1.3.3. Apropiación, simbolismo e identidad ........................... 56
1.4. ¿Qué hacemos con las basuras? .................................................. 61
1.4.1. La ‘’generación’’ de los residuos .................................... 61
1.4.2. Las actitudes y los comportamientos ............................ 66
1.4.3. La influencia social y la participación comunitaria ....... 72
1.5. Campañas de comunicación ambiental ..................................... 76
1.5.1. La perspectiva publicitaria en la promoción
ambiental ....................................................................... 76
1.5.2. La comunicación publicitaria ambiental ....................... 80
1.6. El entorno en el trabajo .............................................................. 91
1.6.1. De la explotación a la calidad de vida laboral ............... 91
1.6.2. Parámetros psicoambientales del entorno laboral ......... 93
1.6.3. Aspectos ambientales y rendimiento ............................ 104
1.6.4. Desencadenantes del estrés laboral ............................... 106
1.6.5. Entorno y cultura organizacional .................................. 109
Bibliografía................................................................................................. 155
© FUOC • PID_00277543 5 Procesos psicoambientales y urbanos
Introducción
Tal y como hemos abordado a lo largo del módulo 1, "La ciudad actual", es
imposible entender el mundo actual sin detenerse a observar el espacio ur-
bano y los cambios que se dan en él. Dichos cambios pueden observarse des-
de muy diferentes perspectivas y disciplinas –urbanismo, geografía, política,
sociología, filosofía, antropología, psicología, sólo por mencionar algunas– y
también desde diferentes ámbitos, todos ellos complementarios y enlazados
de manera compleja.
Para ello, y simplemente como una manera de exponer con más claridad los
contenidos de este módulo, hemos dividido la materia en dos bloques relati-
vamente diferenciados que tienen multitud de puntos de conexión entre ellos
y comparten la orientación hacia los procesos sociales que se dan en el espacio
urbano, pero que lo hacen desde puntos de vista diferentes.
En el segundo bloque de este módulo, que lleva como título general Procesos
urbanos, tratamos procesos y prácticas sociales que se dan en el contexto ur-
bano actual desde un punto de vista más colectivo. Para ello, abordaremos los
usos colectivos de los espacios urbanos, vinculando dicho análisis con temas
como el conflicto en los espacios públicos y la interpretación que se hace de la
"diferencia cultural" en los usos y prácticas de dichos espacios. Posteriormente,
en un segundo apartado, trataremos un tema muy relacionado con el anterior
que está vinculado con los procesos de presión, segregación y exclusión urba-
na en nuestras ciudades. También introduciremos algunos de los conceptos
teóricos que pueden utilizarse para dar cuenta de dicha segregación (guetiza-
ción, gentrificación, etc.) Y por último, abordaremos cuestiones relacionadas
con la calidad de vida urbana y con la historia de los movimientos vecinales
urbanos.
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Objetivos
Este módulo tiene como finalidad comprender los conceptos principales, al-
gunas teorías y ámbitos de trabajo de la psicología relacionada con el entorno
urbano. Al acabar, deberíais haber alcanzado los siguientes objetivos:
10. Conocer cuáles son los usos colectivos del espacio, qué conflictos urba-
nos se producen y qué diferencias se observan en su uso en función del
entorno cultural.
1. Procesos psicoambientales
Modelo informal de cognición espacial. Adaptado de Bell, Fisher, Baum y Greene (1996, p. 79)
Sensación y percepción
En 1690, el filósofo John Locke propuso el experimento siguiente. Tenemos tres recipien-
tes en agua. El primero contiene agua fría, el segundo, tibia y el tercero, caliente. Ponemos
una mano en el recipiente de agua fría y la otra en el de agua caliente. Después de un rato
notaremos cómo la diferencia de temperatura entre las dos manos desaparece. Cuando
creemos que están a la misma temperatura, las ponemos al mismo tiempo dentro del
recipiente en agua tibia. Por increíble que resulte, parece que el agua del recipiente tiene
dos temperaturas: caliente para una mano y fría para la otra.
Con esta demostración, Locke razonaba sobre la visión objetiva y subjetiva de la realidad.
Las cualidades aparentes de los objetos (como la temperatura) no se encuentran en los
mismos objetos,sino en la mente de las personas que los perciben. El objeto no está ca-
liente, decía Locke, sólo tiene la capacidad de despertar en nosotros la idea de calor. Si no,
no se podría explicar por qué un mismo objeto nos puede parecer en el mismo momento
frío y caliente. En el fondo, con relación a aquello que nos interesa aquí, la distinción
clave se encuentra entre el hecho de captar una sensación (en este caso resultado del
proceso de adaptación térmica de la piel de la mano) y la percepción de la temperatura
(calor-frío) que provoca una determinada experiencia ambiental. Esta experiencia parte,
efectivamente, de las sensaciones, pero va más allá, y se convierte en un proceso más
complejo.
Orientación y desplazamientos
Modelo informal de cognición espacial. Adaptado de Bell, Fisher, Baum y Greene (1996, p. 79)
Cuando empezamos una jornada, construimos un plan de acción; es decir, una estrategia
de desplazamiento o itinerario. Nuestro plan deberá incluir cierta información sobre lo-
calización de espacios; sin esta información, vagaríamos a nuestra suerte de una manera
poco eficiente. Si el entorno es nuevo o poco conocido, dependeremos de referencias
físicas como un mapa o las instrucciones de alguien. Cuando podamos "ver" las direc-
ciones, y asociarlas con características del paisaje y determinados puntos clave o señales
ambientales, podremos desarrollar nuestra orientación y desplazamiento. En ausencia de
información in situ, entonces tendríamos que recurrir a la información espacial conteni-
da en nuestra memoria; es decir, a nuestro mapa cognitivo.
La mayoría de las veces realizamos el proceso descrito anteriormente (u otro muy similar)
en casi todos nuestros desplazamientos, aunque, de hecho, tenemos tan automatizados
determinados hábitos espaciales que no somos conscientes de esto. No obstante, os invi-
tamos a reflexionar un momento sobre todo el proceso de planificación, la secuencia y el
reconocimiento espacial que habéis tenido que llevar a cabo para, al salir de vuestra casa,
llegar hoy a vuestro puesto de trabajo o a cualquier otro lugar al que os hayáis desplaza-
do. Pensad, también, en la última vez que tuvisteis que visitar una ciudad desconocida
(o poco conocida) y debisteis llegar a algún punto concreto: ¿qué tipos de información
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Gärling et al. (1986) describen tres características propias de los entornos físi-
cos que afectan al wayfinding:
Las estructuras derivadas de los procesos perceptivos y cognitivos del entorno permiten
el acceso a información espacial que facilita la orientación en el entorno y el desplaza-
miento de una manera eficaz (wayfindig).
Actividad
Elegid a cinco personas de vuestro entorno más próximo y pedidles que hagan un dibujo
de su pueblo o ciudad (también puede ser de su barrio y no necesariamente del propio).
La consigna que hay que dar podría ser: "Dibujad un mapa de vuestra ciudad (pueblo,
barrio) e imaginad que es para un amigo vuestro que viene de visita y no ha estado nunca
aquí". Evidentemente, no vale tener mapas impresos y podéis enfatizar que no se trata de
hacer un mapa "perfecto", sino aquel que creéis que podría ser más útil para la situación
que se plantea y dentro de las limitaciones que cada uno tiene con el papel y el lápiz.
Una vez recogidos los cinco mapas, observadlos atentamente y tratad de apuntar en un
papel en qué se parecen unos a los otros. Guardad el papel y continuad adelante con
el módulo.
"Un mapa mental es el dibujo de la ciudad que una persona lleva en su mente: las calles,
barrios, plazas que son importantes para ella, de alguna manera enlazadas y con una
carga emocional adjunta a cada elemento."
Geografía
Psicología�animal
Urbanismo
Lynch era un urbanista que fue pionero en el trabajo con los mapas cognitivos urbanos
de personas en los años cincuenta. Estaba principalmente interesado en cómo las perso-
nas estructuran la imagen de su ambiente, para así poder diseñar intervenciones urba-
nísticas de acuerdo con las maneras en las que nosotros percibimos y entendemos nues-
tros ambientes. Para Lynch, el hecho de poder orientarse en el entorno es una necesidad
existencial fundamental para los humanos. En nuestro pasado distante, necesitamos un
"sentido" de orientación para mantener presente la localización de nuestras fuentes de
comida y abrigo. En la era de las grandes ciudades, necesitamos este mismo sentido para
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"navegar" entre las numerosas situaciones en las que llevamos a cabo nuestras activida-
des cotidianas: casa, trabajo, ocio, etc. Lynch destaca el miedo que nosotros asociamos al
hecho de sentirse perdidos en nuestros entornos: "La misma palabra perdido en nuestro
idioma significa la incertidumbre geográfica más simple; es sinónimo de desastre abso-
luto", comentaba.
Durante los años cincuenta, y siguiendo la línea de investigación empezada años antes,
Lynch realiza un estudio para analizar cómo la gente imagina su ciudad y qué caracte-
rísticas tiene esta imagen. Para tal efecto Lynch escogió las ciudades de Boston, Jersey
City y Los ángeles y, con una muestra ciertamente escasa (cuarenta y cinco sujetos en
Boston y quince sujetos en cada una de las dos ciudades restantes), aplicó un método
diseñado por él para llegar a estos objetivos. Dejemos que sea el mismo Lynch quien nos
explique este método:
Este método principal se completó con distintas técnicas complementarias, algunas pos-
teriores a los análisis iniciales: segundas entrevistas en una muestra seleccionada y ex-
traída de la primera; observación a posteriori de itinerarios y paisajes urbanos hecha por
observadores entrenados; demandas de direcciones a gente que circulaba por las aceras
en unos cruces determinados; categorización y reconocimiento de fotografías mezclando
imágenes de la misma ciudad con imágenes de otras ciudades, etc.
De esta manera, Lynch sintetizó y analizó esta cantidad de información ingente haciendo
mapas-resúmenes de elementos citados, de problemas en relación con la imagen o de
itinerarios preferidos. A partir de toda esta información, extrajo una serie de conclusiones
cuya solidez y originalidad han generado una de las mayores líneas de investigación de
la psicología ambiental.
"El mapa cognitivo es un constructo que incluye aquellos procesos que posibilitan a la
gente adquirir, codificar, almacenar, recordar y manipular la información sobre la natu-
raleza de su entorno. Esta información se refiere a los atributos y localizaciones relativas
de la gente y los objetos del entorno, y es un componente esencial en los procesos adap-
tativos y de toma de decisiones espaciales."
Siguiendo a Aragonés (1998), los mapas cognitivos poseen una serie de carac-
terísticas:
© FUOC • PID_00277543 16 Procesos psicoambientales y urbanos
Por otra parte, las funciones principales de los mapas cognitivos son las si-
guientes:
Para Lynch, cualquier forma urbana se puede definir a partir de tres propieda-
des básicas:
Ciertamente, la Sagrada Familia de Barcelona es un ejemplo de una imagen con una fuerte
identidad. Evidentemente, la estructura de los elementos arquitectónicos y el significado
asociado a este monumento como elemento simbólico de la ciudad y de su modernismo
son aspectos muy relevantes. No obstante, en este caso nos parece importante no mostrar
cómo esta imagen puede, antes que nada, ser perfectamente identificada y diferenciada
del resto de los monumentos y espacios que podamos pensar.
El Ensanche de Barcelona, diseñado por Cerdà durante la segunda mitad del siglo XIX,
es un modelo de urbanismo reconocido en todo el mundo. La posibilidad de ocupar un
espacio "virgen" en torno a la ciudad antigua (por motivos de aislamiento militar) favo-
reció el surgimiento de un modelo con una fuerte y marcada estructura de islas de casas
© FUOC • PID_00277543 18 Procesos psicoambientales y urbanos
Si hay algún elemento del espacio urbano barcelonés que concentre buena parte del sus-
trato emocional y afectivo de la ciudad, éste es sin duda la Rambla. Su significado va más
allá del simple paseo o "pasear"; es un espacio vivo, lúdico, inesperado, siempre bullicioso
y en efervescencia. Se puede decir, sin miedo a equivocarse, que la Rambla es el verdadero
corazón de Barcelona, y este significado es reconocido tanto por sus habitantes como
por los visitantes.
Nodos. Son los puntos estratégicos de una ciudad en los cuales puede ingresar
un observador, y constituyen los focos intensivos de los cuales parte o a los
que se encamina. Pueden ser confluencias, lugares de una ruptura en el trans-
porte, un cruce o una convergencia de sendas, momentos de paso de una es-
tructura a otra. O bien los nodos pueden ser, sencillamente, concentraciones,
cuya importancia se debe al hecho de que son la condensación de un uso o
carácter físico determinado, como una esquina donde se reúne la gente o una
plaza próxima.
Nos encontramos aquí ante el centro cognitivo y simbólico de Barcelona (de hecho, mu-
chos mapas cognitivos de la ciudad, como el que analizamos, sitúan este elemento en
el centro geográfico de la ciudad o próximo a él). La plaza Cataluña, punto de unión
entre el núcleo antiguo y el Ensanche, es uno de los focos de actividad principales de la
ciudad. En esta plaza y sus alrededores se sitúan la mayoría de los puntos de encuentro
de los barceloneses; es decir, buena parte de los nodos de la ciudad. Por otra parte, la
singularidad de los edificios que la circundan ha conferido ciertos puntos de referencia o
hitos que contribuyen a definir la importancia y el carácter de centralidad de esta zona.
Hitos. Son otro tipo de punto de referencia, pero en este caso el observador no
entra, sino que son exteriores. Generalmente se trata de un objeto físico defi-
nido con bastante sencillez, por ejemplo, un edificio, una señal, una tienda o
una montaña. Pueden estar dentro de la ciudad o a tal distancia que práctica-
mente simbolicen una dirección o un punto de referencia espacial constante.
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La montaña del Tibidabo ejerce como un verdadero hito, punto de referencia visible
desde buena parte de la ciudad con el perfil de la iglesia, el parque de atracciones y,
últimamente, la impresionante torre de comunicaciones diseñada por Norman Foster.
Este punto de referencia, aunque no sea un elemento lineal, también marca el límite de
la ciudad.
¿Senda�o�borde?
Actividad
Resumen
El mapa cognitivo es un constructo, una manera de explicar los procesos que posibilitan
a la gente adquirir, codificar, almacenar, recordar y manipular la información sobre la
naturaleza de su entorno.
Los cinco elementos de un mapa cognitivo son: sendas o caminos, nodos, hitos, áreas o
barrios y bordes o límites. Según el predominio de unos u otros, los mapas cognitivos se
pueden definir como secuenciales o espaciales.
La técnica más habitual para estudiar los mapas cognitivos consiste en dibujar mapas,
pero también se pueden elaborar listas de lugares, maquetas, reconocer diapositivas y
estimar distancias.
Las personas producen en los mapas cognitivos una serie de distorsiones respecto de la
realidad.
2) Una segunda manera de generar correspondencia entre los puntos del mapa
y la realidad tiene que ver con la posición asimétrica del mapa. Efectivamen-
te, situando el mapa en un lugar que presente una perspectiva asimétrica del
entorno real, permite una mejor exploración visual y una mayor localización
de los puntos de referencia. Como ejemplo, y en términos generales, es mejor
colocar un mapa de localización en una esquina que delante de la fachada de
un edificio.
© FUOC • PID_00277543 28 Procesos psicoambientales y urbanos
En este caso la ubicación del mapa de localización parece correcta, ya que ofrece una pers-
pectiva asimétrica y permite, por ejemplo, acceder fácilmente al campanario, elemento
destacado que puede servir como punto de referencia. No obstante, si lo observamos de-
tenidamente, el mapa no indica ningún par de puntos de referencia que, como sabemos,
es el mínimo necesario para que un mapa de ubicación pueda ser efectivo. Además, el di-
bujo representado desde una perspectiva aérea y un excesivo esquematismo en las formas
no permite reconocer fácilmente los elementos del mapa en la realidad y, por lo tanto,
no permite una buena correspondencia estructural. Hemos sobrepuesto la ubicación de
la persona que mira el mapa (punto rojo) y el campanario como segundo punto de refe-
rencia (punto amarillo). De esta manera, mejora notablemente la eficiencia del mapa.
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Actividad
Por poco observadores del entorno que seáis, os habréis fijado en el hecho de que nos
invaden mapas de localización o de "Usted está aquí". Os proponemos que os situéis de-
lante de un par o tres de estos mapas (en centros comerciales, áreas de servicios, museos o
exposiciones, o en la misma vía pública) y los analicéis teniendo en cuenta las tres carac-
terísticas que hemos mencionado, y viendo al mismo tiempo qué mejoras introduciríais
para aumentar su efectividad.
Son varios los defectos que presenta este mapa de ubicación. En primer lugar, el lenguaje
técnico del mapa dificulta una buena correspondencia entre representación y realidad.
En segundo lugar, su ubicación no ofrece una perspectiva asimétrica con respecto a los
principales puntos visuales de referencia. Sin embargo, en este caso, el defecto básico de
este mapa tiene que ver con la equivalencia forward-up. Efectivamente, en la fotografía
de la izquierda podemos observar cómo la ubicación del claustro según el mapa es 90º
desviada con respecto a la ubicación real. La fotografía de la derecha confirma que, efec-
tivamente, lo que está "arriba" en el mapa no está "delante" en la realidad.
© FUOC • PID_00277543 30 Procesos psicoambientales y urbanos
Resumen
Los mapas de ubicación "Usted se encuentra aquí" o you-are-here-maps son una herra-
mienta importante y difundida para navegar por espacios interiores y también exteriores.
• Emparejamiento�estructural
• Asimetría�del�mapa
• Equivalencia�de�la�orientación�entre�el�mapa�y�el�terreno.
Hoy en día, nadie pone ya en duda que uno de los principales problemas am-
bientales en nuestras ciudades es el exceso de ruido; es decir, la contaminación
acústica. Buena parte de nuestras ciudades están a unos niveles muy superiores
a los que recomienda la Organización Mundial de la Salud, y las estrategias
para luchar contra este fenómeno son cada vez más complejas y difíciles, ya
que el ruido es la consecuencia, el síntoma del proceso de urbanización que
experimenta nuestro mundo. Desde que en el año 1972, en la Conferencia del
Medio Ambiente de Estocolmo, fue definido como contaminante, el ruido se
ha convertido en la variable ambiental más perniciosa desde el punto de vista
psicológico –y también una de las más importantes desde el punto de vista
fisiológico– para las personas. Quizá por este motivo, en el estudio del estrés
ambiental para la psicología ambiental el ruido haya sido el protagonista de
buena parte de los estudios psicoambientales.
Actividad
Haced una lista de situaciones cotidianas y tratad de clasificarlas según el grado de ruido
que consideréis que tienen (procurad pensar como mínimo tres situaciones para cada
categoría):
A continuación, comparad los resultados de la lista obtenidos con la pirámide del sonido
siguiente. Posiblemente encontraréis situaciones muy similares a las descritas por voso-
tros.
dB Acontecimiento Efectos
120 Tope de la voz humana, martillo neumático a un metro, Peligro grave en el momento
concierto de rock
115 Claxon de automóvil a un metro Peligro con más de quince minutos de exposición
70 Tráfico medio, grandes almacenes, restaurante, autobús A lo largo de los años, el aparato auditivo se resiente
eléctrico
dB Acontecimiento Efectos
30 Dormitorio
Sin embargo, ¿qué es el ruido? ¿Qué diferencia hay entre sonido y ruido? ¿Có-
mo afectan los elevados niveles sonoros a la persona? Esto es lo que analiza-
remos en este apartado. Para empezar, sin embargo, es conveniente tener en
cuenta que para definir y saber las características del sonido hay que recurrir
a parámetros físicos, mientras que para analizar el ruido es necesario recurrir
a parámetros psicológicos. De esta manera, primero abordaremos el tema del
sonido, posteriormente definiremos el ruido y, finalmente, analizaremos las
consecuencias del ruido y algunas medidas para su gestión.
Actividad
Nota
Intentad definir qué es ruido y qué no haciendo clic sobre los sonidos/ruidos siguientes.
Escuchad los sonidos en la web
• Motor de coche de la asignatura.
• Canzonetta de Mozart
• Despegue de un avión
• Piano de John Cage
• Agua del río
• Hilo musical
• Zumbar de la abeja
• Sirena de la ambulancia
• Herramienta de dentista
• Cuchicheo de voces
• Viento
"El sonido se define como una variación de la presión del aire que puede ser detectada
por el oído humano y proviene de la vibración de un cuerpo que genera una serie de
ondas acústicas que se transmiten por cualquier tipo de medio líquido, sólido o gaseoso."
El sonido, pues, es una variable ambiental física. Como parámetro físico tiene
una serie de propiedades. Las principales propiedades acústicas de las ondas
sonoras son la frecuencia y la intensidad.
Hay que tener en cuenta que en cada aumento de diez decibelios se dobla
nuestra percepción del sonido; es decir, lo oímos el doble de fuerte.
De esta manera, se puede entender el ruido como una emanación sonora (va-
riable�ambiental) no deseada (relación�específica) por la persona. También
así podemos entender que aquello que para una persona es ruido, para otra
puede producir el efecto contrario. En otras palabras, el ruido es una percep-
ción subjetiva de una variable ambiental determinada presentada en una si-
tuación determinada y en unos niveles de inmisión determinados.
Resumen
El sonido se define físicamente como una onda con una longitud (frecuencia) y una
amplitud (intensidad) determinadas que, captada por el oído humano, es convertida en
impulso nervioso descodificado en el cerebro.
El ruido es definido como todo sonido no deseado. Aquello que distingue un sonido de
un ruido no son sus características físicas, sino el resultado de la relación específica que,
en un determinado momento, una persona mantiene con la variable.
De esta manera, en cada situación cada persona percibirá un determinado sonido como
ruido o no, según el grado de molestia percibido.
Mientras el sonido se define por medio de unos parámetros físicos, el ruido se define por
medio de parámetros psicológicos, sociales y situacionales.
Ejemplo
Imaginad que dormimos y unos vecinos deciden hacer una fiesta con música y baile.
En una evaluación primaria, nosotros podemos considerar, por ejemplo, que si esto dura
mucho no podremos descansar en toda la noche. La evaluación secundaria "escaneará"
las posibles alternativas de las que disponemos para hacer frente a la situación. La reeva-
luación dependerá de si consideramos que los recursos disponibles son suficientes o si
realmente no podremos dormir durante toda la noche.
Otras variables que contribuyen a incrementar los efectos psicológicos del rui-
do son la intermitencia y la impredecibilidad. Glass y Singer (1972) estudia-
ron cómo los ruidos intermitentes suelen ser vividos más agresivos que los
continuados.
Ejemplo
En una biblioteca o en un examen nos molesta mucho más el ruido del compañero ner-
vioso que no para de dar golpecitos con el bolígrafo en la mesa, o que no para de dar
patadas de manera compulsiva, que, por ejemplo, el ruido continuado de un aparato de
aire acondicionado.
© FUOC • PID_00277543 38 Procesos psicoambientales y urbanos
Es así hasta tal punto que, si un ruido pasa a ser predecible sin reducir la in-
tensidad, muchos efectos disminuyen o desaparecen.
Ejemplo
¿Sois de aquellos que tenéis miedo de los petardos? ¿Os ponéis terriblemente nerviosos la
noche de San Juan? Precisamente, si reflexionáis, muchos de estos miedos son debidos a
la incapacidad de predecir la ocurrencia y la intensidad del ruido del petardo. Es más, con
frecuencia el miedo disminuye si os podéis preparar antes de que estalle o si el petardo
lo tiráis vosotros.
Resumen
Dado que el principal efecto molesto del ruido es que distrae la atención de las Ved también
tareas que se realizan, el resultado del esfuerzo mental realizado en el proceso
Una explicación más detalla-
de adaptación comporta un coste tal para la persona que hace disminuir su da de la relación entre ruido y
capacidad de respuesta ante otras tareas o exigencias ambientales. rendimiento la podréis encon-
trar más adelante, en el aparta-
do "Parámetros psicoambien-
tales del entorno laboral".
Un estudio en el ámbito escolar demostró los efectos negativos del proceso de adaptación
a entornos ruidosos. En una clase se propuso una tarea escolar determinada que se tenía
que hacer durante una hora. En los primeros treinta minutos la tarea se realizaba con
ruido, y en la segunda media hora se hacía sin ruido. En otra aula, un grupo control
llevó a cabo la misma tarea en el mismo tiempo pero sin ruido. Los resultados mostraron
que el rendimiento del primer grupo durante la primera media hora era superior al del
segundo grupo. En cambio, en la segunda parte de la prueba el rendimiento del primer
grupo cayó en picado en comparación con el del segundo grupo, aunque en ninguna de
las aulas había ruido.
Los resultados se pueden explicar de la manera siguiente: durante la primera media hora,
el primer grupo ha tenido que hacer un esfuerzo de concentración extraordinario para
superar los efectos de descuido que provocaba el ruido; por este motivo, el rendimiento es
superior. Ahora bien, en la segunda media hora este mismo grupo ha pagado este esfuerzo
y, aunque el ruido hubiera desaparecido, los efectos acumulativos han hecho disminuir
significativamente el rendimiento en relación con el grupo control.
Una de las maneras de evaluar los niveles de contaminación acústica es elaborando los
denominados mapas�sonoros. En éstos, una ciudad como Barcelona es medida a diferen-
tes horas del día en muchos puntos diferentes y la media de estas medidas se representa
© FUOC • PID_00277543 40 Procesos psicoambientales y urbanos
Como podemos ver, los niveles más bajos registrados en este punto son de 70 dB a las
cuatro de la madrugada, y los más altos, por encima de los 80 dB, a las doce y media y
a las cuatro de la tarde.
En Europa
La Directiva del Parlamento Europeo sobre la evaluación y la gestión del ruido ambiental,
aprobada el 15 de mayo del 2002, tiene por objetivo establecer un mapa de ruido en la
Unión Europea y enmarcar futuras medidas comunitarias de reducción del ruido.
En�el�Estado�español
En�Cataluña
En�Barcelona
© FUOC • PID_00277543 41 Procesos psicoambientales y urbanos
Ordenanza del medio ambiente urbano, título III sobre contaminación acústica, 1999.
Web recomendada
Resumen
Aunque la OMS fije claramente cuáles son los límites de niveles sonoros recomendables
para la salud, un 20% de la población europea vive bajo los efectos de niveles sonoros
muy superiores. Por este motivo, la gestión del ruido se ha convertido en uno de los
temas principales en las ciudades. La instalación de pantallas acústicas o de pavimento
fonoabsorbente, el soterramiento de vías rápidas, el control de los tubos de escape o la
limitación de determinadas zonas al tráfico rodado son algunas de las medidas que se
aplican para reducir el ruido.
espacio para la ciudadanía (Bauman, 2001; Sennet, 2001, 2002; Borja y Cas-
tells, 2000). Algunos de los "males" que lo explican son la fragmentación de
la ciudad, con espacios de un solo uso, cortados por vías de comunicación.
Unos espacios públicos cada vez más privatizados, a menudo destinados sólo
al ocio y el consumo o en forma de guetos para ricos y para pobres, y con la
sustitución de los centros de las ciudades por centros comerciales que están
"abiertos" para quien tenga dinero.
En un entorno urbano son muchos y diferentes los espacios públicos que podemos encontrar.
Además de las consecuencias sociológicas de esta manera de hacer las ciudades, Ved también
algunos autores han destacado sus efectos psicosociales y psicológicos. En la
En relación a la planificación
década de los años setenta, Sennett (2001, 2002) ya hacía notar cómo la frag- del territorio ved el apartado
mentación dominante en este tipo de planificación del territorio empobrece "Los planes estratégicos", de
este módulo didáctico.
el contacto social, que se reduce al que casi se mantiene sólo entre iguales, lo
cual facilita el miedo del otro por el hecho de ser desconocido, precisamente
porque no se desarrolla un tipo de interacción basada en la diversidad.
Bibliografía
R. Sennett (2001). Vida urbana e identidad personal. Barcelona: Península (ed. original
1970).
R. Sennett (2002). El declive del hombre público. Barcelona: Península (ed. original 1974).
Actividad
Leed el texto siguiente y después intentad elaborar cuál es o cuáles son los criterios que
utilizaríais si tuvierais que explicar a alguien la diferencia entre los espacios públicos,
semipúblicos/semiprivados y privados.
"Paseo por mi ciudad. Un vagabundo duerme en ‘su’ banco (público). Un grupo de ju-
bilados juega a las cartas en ‘su’ mesa habitual de ‘su’ bar. Un músico callejero toca en
‘su’ esquina. Dos enamorados se despiden, como cada día, en ‘su’ portal. Atravieso un
barrio dando rodeos; el espacio urbano entre bloques de viviendas está restringido a los
vecinos previo franqueo de vallas y guardias de seguridad. Tomo el metro. Un hombre se
parapeta tras un periódico deportivo tratando de no ser visto por una antigua novia que
se encuentra –como él, de pie y apretujada– a cuarenta centímetros de distancia. Ella, por
su parte, envuelta por el halo sónico que desprende su walk-man y que la aísla del fragor
cotidiano, cierra los ojos sin querer ver a nadie. En un restaurante un cartel en la entrada
reza ‘Reservado el derecho de admisión’. Una vez dentro, en una puerta se puede leer
‘Sólo personal’, en otra ‘Privado. No pasar’ y en un sector de la barra ‘Reservado camare-
ros’. Tres mesas tienen el letrero de ‘Reservado’ y una cuarta tiene los asientos ocupados
por sendos gabanes. Sus propietarios deben de estar lavándose las manos. Todo lo demás
–el resto del espacio público– está ocupado, así que me voy. Por fin llego a casa. Aquí
ya no me molestará nadie. Me desnudo, desconecto el teléfono y me meto en la cama.
Mañana será otro día."
Una distinción clásica entre los espacios privados y los espacios públicos ra-
dica en el grado de control de la interacción social (Zimring, 1982). Si en los
espacios privados (baño, dormitorio, oficina privada, coche) el control de la
interacción social es fácilmente alcanzable, en los espacios públicos este con-
trol de la interacción es casi imposible, como es el caso de la calle, donde las
interacciones posibles son más abiertas, espontáneas e imprevistas.
Sin embargo, los espacios donde puede haber más interpretación son los semi-
privados o semipúblicos, que se pueden entender como espacios de transición
entre lo público y lo privado, como un ascensor, el jardín que separa la casa de
la calle o, más habitualmente, espacios públicos pero que por la frecuencia de
su uso y los hábitos asociados a los mismos son considerados más "propios".
Aunque estéis ocupados en vuestros pensamientos, mientras esperáis el autobús puede ser que os encontréis a alguien
conocido, o quién sabe si resulta que conocéis a alguien que volveréis a ver más adelante.
El banco público donde conversa un grupo de amigos cada mañana puede significar para ellos "su" banco.
Según como sea la configuración del espacio, éste puede permitir un mayor o
menor control de la privacidad. En lo que respecta a la morfología del espacio
físico, Archea (1977) destacó dos características básicas para el control de la
privacidad:
(1)
La combinación de las distintas posibilidades de ver y de ser visto puede do- También podéis averiguar más
cosas de Jeremy Bentham en:
tar de más o menos control sobre los otros. Un ejemplo famoso en el que se
https://www.ucl.ac.uk/bent-
reduce al máximo el grado de privacidad es el tipo de edificio ideado por el ham-project/
Otros autores como Bauman (2001) han matizado más tarde esta forma de Web recomendada
control social. En la globalización económica liberal, en la forma de ejercer
Podéis saber más cosas del
el control social, el protagonista ya no es el observador, sino el observado. panóptico visitando la web
El panóptico es sustituido por el sinóptico. Ya no se trata de que uno vigile siguiente:
https://www.ucl.ac.uk/bent-
a muchos, sino de que muchos observen a unos pocos. Eso sí, es necesario ham-project/who-was-je-
elegir bien a quién se quiere observar, imitar y mirar como modelo a seguir, remy-bentham/panopticon
Sin embargo, además de la forma de los espacios hay que destacar el rol de las
personas en la manera de regular la privacidad. Aunque hemos hecho alusión a
la privacidad como la separación del dominio público (Newell, 1994), lo cierto
es que una de las definiciones más aceptadas de privacidad es la del psicólogo
social y ambiental Altman (1975), quien la considera como:
"El control selectivo del acceso a uno mismo o al grupo al cual uno pertenece."
Dos dimensiones tienen que ver con la interacción y el contacto social con
los otros:
• Intimidad� con� los� amigos. Igual que con la familia, pero en este caso
referido al grupo de amigos, como por ejemplo la celebración de una fiesta
privada.
Resumen
El acceso y la exposición visual son dos características de los espacios físicos que influyen
en la regulación de la privacidad.
La privacidad se define como el control selectivo del acceso a uno mismo o al grupo al
cual uno pertenece, en el sentido de poder decidir el grado de interacción social con los
otros y la información que de nosotros mismos queremos ofrecer a los otros durante la
interacción.
Las funciones principales de la privacidad tienen que ver con la regulación de los procesos
de interacción y de organización social, y además del establecimiento de la identidad
personal y/o grupal.
© FUOC • PID_00277543 50 Procesos psicoambientales y urbanos
Reflexión
Pensad qué habéis hecho cuando habéis decidido venir a trabajar un rato esta asignatura.
Seguro que habéis buscado un momento del día en el que os podíais evadir de otras obli-
gaciones. Ahora imaginad, o quizá es el caso, que la conversación que mantiene el resto
de vuestra familia o la persona o personas con las que vivís os estorba la concentración.
¿Cómo intentaréis conseguir más privacidad?
Reflexión
Imaginad que vais a una oficina bancaria para obtener información sobre planes de pen-
siones, y quien os atiende os pide que os sentéis en el lado de la mesa opuesto al suyo.
Ahora imaginad que la persona os invitara a que os sentaseis los dos en el mismo lado y
de espaldas a la mesa. ¿Qué reacción creéis que tendríais? ¿Qué pensaríais de su cambio
de posición?
Actividad
Salid a la calle y observad las distancias que las personas mantienen en sus interaccio-
nes. Escoged algunos escenarios diferentes, e intentad calcular cuál es su distancia inter-
personal. Intentad adivinar el tipo de relación que mantienen. ¿Creéis que la distancia
puede ser el único indicador para averiguar si son más o menos conocidas las personas
observadas? ¿Qué otros criterios creéis que pueden incidir en esto? Si no sabéis por dónde
empezar, os proponemos algunos escenarios posibles como comprar en el mercado, unos
amigos hablando en la calle, la cola de una función de teatro o del cine, una conferencia
o una clase magistral en una universidad, una reunión de trabajo, etc.
Si os gustan los deportes de riesgo, podéis realizar esta actividad de otra manera. Conver-
tiros en uno de los actores de la interacción. Observad qué pasa cuando os acercáis más
de la cuenta a la persona que tenéis delante de la caja del supermercado; os podéis alejar
de vuestros amigos cuando estéis conversando con ellos, etc. Sin embargo, no olvidéis
que no sólo los naturalistas corren peligro cuando observan el comportamiento de indi-
viduos de algunas especies.
Estas distancias se encuentran influidas al mismo tiempo por factores de ca- Lectura recomendada
rácter situacional, personal y cultural. Además, el espacio personal se mantie-
E. T. Hall (1988). La dimen-
ne con una serie de comportamientos interrelacionados que incluyen el con- sión oculta. México: Siglo XXI
tacto visual y la orientación corporal, además de la distancia interpersonal. (ed. original en inglés, 1966).
Reflexión
¿Os habéis fijado en qué ocurre cuando vais a una biblioteca en época de exámenes? Si
os levantáis un momento de la mesa para ir a estirar las piernas, ¿cómo intentáis reservar
el sitio? ¿Dejáis algún tipo de señal para indicar que aquel lugar es "vuestro"? Ahora
imaginad cómo son estas señales cuando no es época de exámenes y la biblioteca se
encuentra más vacía.
Ejemplo
La publicación en el año 1966 de los libros El imperativo territorial de Robert Ardrey y Sobre
la agresión de Konrad Lorenz tuvo un gran impacto dentro de la psicología ambiental,
además de hacerlo en otras disciplinas. Según estos autores, la territorialidad humana
tiene una predisposición genética, igual que los animales. Las diferentes interpretaciones
a las que dieron lugar estas ideas son parte de la vieja polémica entre herencia y ambiente,
hoy día resuelta entendiendo los dos términos no de manera dicotómica.
Ejemplo
Una prueba de la carga simbólica en la territorialidad humana es que, ante un mismo he-
cho, algunos hablaron de ataque, invasión y agresión, mientras que otros lo denominaron
guerra o incluso acto patriótico, liberación y salvación en las dos "ocupaciones" de Estados
Unidos sobre Iraq, en 1991 y en el 2003.
Como podemos ver, hay una cierta correspondencia entre los espacio privados Ved también
y públicos (regulación de la interacción) con los territorios primarios y públi-
Sobre espacios privados de los
cos (ocupación del territorio) respectivamente. Al fin y al cabo, la territoriali- públicos ved el apartado "La
dad es una manera de regular la privacidad, la cual incluye la regulación de la regulación de la privacidad",
de este módulo didáctico.
interacción, precisamente el criterio por el cual Zimring (1982) distinguía los
espacios privados de los públicos. Con respecto a los territorios secundarios y
los espacios semipúblicos o semiprivados, aquí es donde la construcción social
© FUOC • PID_00277543 54 Procesos psicoambientales y urbanos
Otros dos tipos de territorios, con menos consenso en su consideración como territorios
(Gifford, 1987) pese a ser genuinamente humanos, por la implicación de procesos cog-
nitivos, afectivos y simbólicos, son:
Ejemplo
La reacción ante la visita de unas personas en casa puede ser más o menos intensa si éstas
son desconocidas o familiares, si les atribuimos la intencionalidad expresa de molestarnos
o no, si en lugar de nuestro hogar es otro territorio como la butaca del cine, si la visita es
más o menos larga y si, ante la "invasión", podemos ir a un territorio alternativo como
la habitación.
Con respecto a la infracción, hay que distinguir entre (Lyman y Scott, 1967):
También vinculado con la identidad, hay otra manera de distinguirse del resto
por medio del comportamiento territorial, y es mediante la señalización�del
territorio. Mientras que la personalización alude a los territorios primarios
o secundarios con una relativa permanencia o longitud en el tiempo de su
control, la señalización indica la defensa de la afirmación de una parte de un
territorio público, como el caso del asiento en el bus o la butaca en el cine. El
sentimiento de "distintividad" que comporta señalizar un territorio también
es una manifestación de la identidad (distintividad) personal o grupal. Esta
diferenciación permite a la persona identificarse consigo misma y con otros
(Valera, 1997; Valera y Pol, 1994).
© FUOC • PID_00277543 56 Procesos psicoambientales y urbanos
Resumen
El espacio personal es la zona que rodea a una persona, a la cual no se puede entrar sin
autorización.
La densidad tiene que ver con los aspectos físicos y espaciales de una situación, mientras
que la aglomeración o hacinamiento son los aspectos psicológicos derivados de la per-
cepción de la restricción espacial, atribuible a la falta de espacio (densidad espacial) o al
exceso de gente (densidad social).
Imaginad que camináis por una calle con dos carriles para los coches y unas
aceras estrechas, por donde circulan los peatones con los que os cruzáis. Más
adelante la calle se vuelve peatonal, ahora el pavimento no está asfaltado, hay
tiendas, algún bar y viviendas de una o dos plantas, es lo que ahora veis en los
lados. Cuando ya lleváis un rato paseando, de repente ya no veis comercios,
las paredes de la calle ahora sólo son las fachadas de casas de una sola planta,
algunas tienen ropa extendida, en muchas veis geranios, ibiscos, margaritas
y algún rosal dentro de tiestos, a los lados de las entradas. Una persona está
sentada fuera, en la calle, y os saludáis cuando pasáis cerca de ella.
Reflexión
Ahora podéis pensar que todo el rato habéis ido por las calles de un pueblo, de una villa,
incluso de una ciudad grande. Sin embargo, ¿no os parece que habéis "viajado" por lugares
© FUOC • PID_00277543 57 Procesos psicoambientales y urbanos
muy diferentes? ¿Habéis tenido las mismas sensaciones en cada calle? ¿Creéis menos
probable saludar a un peatón con el que os cruzáis en la calle con las aceras estrechas y
los dos carriles para coches del principio, que a la persona que estaba sentada delante de
su casa en la calle del final?
Ejemplo
Para Brower (1980), la apropiación del espacio se deriva de la conducta territorial. Repre-
senta el control de un entorno físico que se manifiesta en la ocupación (personal, comu-
nitaria, de la sociedad o libre), la defensa (con una estrategia agresiva, de retirada o de
renuncia) y el vínculo con el lugar (que se asocia a la autoimagen y a la identidad social).
La apropiación del espacio es el proceso por el cual las personas vivimos unos
espacios de una manera propia; es decir, de una manera no ajena. Este tipo
de vínculo con el entorno, este grado de implicación y de inclinación hacia
un espacio, se manifiesta y se comunica –en los otros y en uno mismo– por
medio de unos usos, de unas actividades y de unas conductas desarrolladas
en éste, las cuales conforman su dimensión externa. La dimensión interna
está configurada por los significados y los sentidos, más o menos compartidos,
atribuidos al espacio. Es la interpretación que se deriva del mismo –por este
motivo este espacio "comunica" algo– lo que comporta su carga simbólica. Las
dos dimensiones configuran el proceso por el cual se genera la vivencia de
apropiación, de control y de dominio percibido sobre determinados espacios
a lo largo del tiempo.
Ejemplo
Cuando una persona entra a vivir en una vivienda nueva, ya sea de compra o de alquiler,
es cuando más transforma este espacio (hacer obras, amueblar, pintar, colgar cuadros,
colocar objetos con significado personal, distribuir y ordenar el espacio, etc.). Una vez
organizada y transformada, normalmente no se hacen modificaciones tan acentuadas.
Se da una identificación con la casa que ayuda a mantener la propia identidad.
No sólo el interior del hogar se transforma, también las fachadas y balcones pueden ser objeto
de transformación.
Fuente: Fotografía de Carme de La Madrid, parte de una exposición, junto con Toni Puntué, en
el Barrio de la Trinitat Nova, a presentada el 8 de junio del 2001.
Sin embargo, no sólo nos apropiamos de nuestro hogar, lo mismo hacen los niños y las
niñas en la guardería, donde decoran rincones destinados a actividades, y donde cuelgan
sus dibujos. También se ha hecho notar la importancia de poderse apropiar del espacio
en centros penitenciarios, hospitales y residencias para gente mayor. Y no sólo en espa-
cios privados y semiprivados se da la apropiación; por descontado, nos apropiamos de la
ciudad, del barrio, de sus espacios, calles y plazas.
© FUOC • PID_00277543 59 Procesos psicoambientales y urbanos
Las cenas y actividades en la calle, durante las fiestas, son también una muestra de la
apropiación del barrio.
Fuente: Fotografía de Carme de La Madrid, parte de una exposición, junto con Toni Puntué, en
el Barrio de la Trinitat Nova presentada el 8 de junio del 2001.
"La apropiación resulta de un proceso complejo que Korosec-Serfaty (1976) define por
Lectura recomendada
medio de las consideraciones siguientes:
• Apropiación es un proceso en el que el sujeto se hace a sí mismo por medio de sus Para ampliar sobre la apro-
propias acciones. piación, simbolismo e iden-
• Apropiación no es meramente dominio legal (no imprescindible), sino que es el do- tidad, debéis leer la obra si-
minio de las significaciones de objeto. guiente:
• La apropiación es un saber hacer histórico mediatizado socialmente. Por lo tanto, E. Pol (2002b). El modelo
implica un proceso de socialización y las potencialidades del individuo. dual de la apropiación del
• La apropiación, en tanto que "saber hacer" o modus o estilo de acción, no está nece- espacio. En R. García-Mira,
sariamente vinculada a la posesión material. J. M. Sabucedo y J. Romay
• La apropiación, en tanto que dimensión social, se tiene que considerar siempre den- (ed.). Psicología y medio am-
tro del contexto sociocultural concreto. biente. Aspectos psicosociales,
• La apropiación no es una adaptación, sino el dominio de una aptitud (por lo tanto, educativos y metodológicos. A
Coruña: Asociación Galega
la socialización y la educación son muy importantes).
de Estudios e Investigación
• La cultura de cada individuo implica una apropiación diferente.
Psicosocial.
• Toda apropiación es un proceso, un fenómeno temporal. Por lo tanto, hay que con-
siderar el cambio del sujeto en el tiempo, no sólo el cambio del objeto, o del espacio.
• Finalmente, apropiación es un proceso dinámico de interacción del individuo (vi-
vencia interiorizada, subjetiva) con su medio externo.
E. Pol (1996). La apropiación del espacio. En L. Iñiguez y E. Pol (ed.). Cognición, repre-
sentación y apropiación del espacio (pp. 45-62). Barcelona: Publicacions de la Universitat
de Barcelona.
Ejemplo
Acordaos ahora de dos casos expuestos en el módulo anterior, la Trinitat Nova en Barce-
lona y el parque Oliver en Zaragoza, los cuales permiten ejemplarizar la apropiación, en
entornos urbanos, precisamente destacando la vertiente de la acción-transformación.
Actividad
A partir de los interrogantes que seguramente se os han abierto con la lectura y la realiza-
ción de este apartado, podéis leer el artículo siguiente de José Antonio Donaire aparecido
en el diario La Vanguardia e intentad ejemplarizar algunos de los conceptos y procesos
que se han tratado sobre los espacios públicos en la ciudad.
Resumen
Las acciones dotan el espacio de significado individual y social mediante los procesos
de interacción.
posible que hayáis pensado que, hoy día, para tirar la basura es necesario haber
hecho un curso de posgrado en basura. Sin embargo, ¿os habéis preguntado
cuánto tiempo hace que es un problema esto de los residuos?
Ejemplo
los plásticos, etc. son la mayoría de los que forman los residuos sólidos urba-
nos hoy día. Y en esto también cambia la concepción de los residuos, porque
gran parte de esta basura se considera material reciclable, más que residuos. Es
la valorización de los residuos, en la cual encontramos residuos domiciliarios,
hospitalarios, comerciales, industriales, etc., y que pueden ser peligrosos, or-
gánicos, inorgánicos, etc.
La Junta de Residuos es una entidad de la Generalitat de Catalunya que, entre sus acti-
vidades, otorga subvenciones a empresas y entidades sin finalidad de lucro para llevar a
cabo proyectos de minimización de residuos.
Los residuos cambian la cultura y la cultura cambia los residuos. Luna (2003)
hace notar la relación entre los modos de producción, consumo y rechazo que
se ha dado en diferentes momentos históricos.
Momento histórico
Residuo Basura La naturaleza la reabsorbe. Aumenta la concentración y la to- Aumenta la cantidad, la toxicidad
xicidad. y la dificultad de eliminación.
Las soluciones al problema de los residuos se han movido entre la gestión y Ejemplo
la educación, entre el productor y el consumidor, entre la tecnocracia y la
Hay distintas entidades que
inhibición ciudadana, entre la facilitación de recursos y el requerimiento de desarrollan su tarea hacia el
conductas y responsabilidades, a partir de unas normas; y la sobrerresponsa- consumo. El Instituto Catalán
del Consumo y la Organiza-
bilización y la ecofatiga generada por la demanda de cambios de valores, de ción de Consumidores y Usua-
rios de Cataluña son dos ejem-
actitudes y de comportamientos (Pol, 2002b). Si nos fijamos en el ciclo de los plos de esto.
productos, como es el caso del análisis del ciclo de vida, desgraciadamente
veremos que los esfuerzos encaminados a resolver el problema de los residuos
Ved también
con frecuencia se acumulan al final del ciclo; es decir, en el consumo; aunque
se tienen en cuenta en las fases de fabricación y distribución de los productos. Sobre el análisis del ciclo de
vida ved el apartado "El análi-
sis del ciclo de vida de los pro-
ductos y las ecoetiquetas" de
Esto quiere decir que es fácil sobrecargar la responsabilidad en consumidores,
este módulo didáctico.
usuarios y en la ciudadanía en general, sin negar la mejora de la producción
de los productos, gracias a la introducción de normativas más restrictivas y
el uso de tecnologías más limpias y con menos generación de residuos en su
fabricación.
Como respuesta al consumo acrítico, a menudo caracterizado como el de usar Ved también
y tirar, han surgido respuestas en las cuales se consumen productos ecoeficien-
Sobre las ecoetiquetas ved el
tes y justos socialmente. Es el consumo de productos ecológicos, el consumo apartado "Las auditorías am-
ético, el comercio justo, el consumo social o solidario y el consumo responsa- bientales" de este módulo di-
dáctico.
ble que los agrupa a todos. En el caso del consumo ecológico, la protección
ambiental o, a veces, cualquier referencia al medio ambiente, se convierte en
un valor añadido de los productos (Romeo y Vidal, 2002), lo que comporta Ved también
la necesidad de acreditar esta valía; en suma, demostrar su honestidad como Sobre el marketing ecológico
hacen las ecoetiquetas. Lo que se incluye como una estrategia más dentro del de los productos y servicios
ved el apartado "La evaluación
marketing ecológico de los productos y servicios. del impacto ambiental" de este
módulo didáctico.
Ejemplo
Ejemplo
Como síntesis del conjunto de factores que intervienen en la generación y Lectura recomendada
gestión de los residuos, podemos decir que era y es todavía necesario incidir
Si queréis saber más sobre el
en las famosas 3R (reducir, reutilizar, reciclar), aunque también hay que men- reciclaje, un clásico es el libro
cionar lo que Luna (2003) recoge como nueva consigna que ya aparece en el de A. del Val, en el que, ade-
más de datos e información
discurso sobre los residuos, que es la de las 3I (información, innovación, ima- sobre los residuos, se narra
alguna experiencia realizada
ginación) en conductas y planes de gestión por parte de las administraciones.
de manera participativa y co-
munitaria para facilitar el re-
ciclaje de los residuos:
En definitiva, en el "problema" de los residuos hay diferentes vías de interven-
A. del Val (1991). El libro del
ción basadas en soluciones de carácter técnico (ingeniería, diseño, control, reciclaje. Manual para la recu-
peración y aprovechamiento de
etc.; por ejemplo, nuevas formas de producción más netas, nuevos productos las basuras. Barcelona: Inte-
y materiales, etc.), de carácter económico (precios para el uso y el consumo gral.
Resumen
Las soluciones al problema de los residuos se han movido entre la gestión y la educación.
Entre el productor y el consumidor.
En el "problema" de los residuos tienen incidencia todas las fases de los productos (fabri-
cación, distribución, uso y consumo), además de las directamente relacionadas con la
gestión de los residuos (recogida, tratamiento y disposición final).
Las dimensiones comportamental y social se encuentran implicadas con el resto de las di-
mensiones (técnicas, económicas, políticas, etc.) que configuran las soluciones a la cues-
tión de los residuos.
Entre las variables situacionales, hay que destacar el recurso que puede com- Lectura recomendada
portar la influencia de las personas que ya reciclan (Vining y Ebreo, 1990),
L. Iñiguez (1996). Estrategias
además de las facilidades del entorno y la tipología urbanística (Pol, 2002b). Es psicosociales para la gestión
decir, que además de las actitudes, la motivación, las creencias y las habilida- de los recursos naturales. L.
Iñiguez y E. Pol. Cognición,
des, es necesario que el contexto en el que se da la acción facilite el desarrollo representación y apropiación
del espacio. Monografías psi-
de comportamientos ecológicos responsables relativos a los residuos (Luna,
co-socio-ambientales (vol. 9,
2003). pp. 63-81). Barcelona: Publi-
cacions de la Universitat de
Barcelona.
Ejemplo
Tal vez conozcáis a alguien que dice estar muy "concienciado" para separar la basura
de manera selectiva, pero no dispone de contenedores a su alcance, si entendemos que
una distancia "prudente" para tirar la basura no supere los cien metros de su casa. Otro
ejemplo de las facilidades del entorno es que una persona mayor pueda abrir o no, sin
dificultades, la tapa del contenedor; es decir, que no pese mucho, que su mecanismo de
apertura no implique tener que hacer equilibrios o que esté en una altura adecuada para
tirar la basura.
nes sociales (Jodelet, 1984), destacan por procesos y variables de carácter más
social, y rinden cuenta de la construcción social de muchas de las caracterís-
ticas del primer tipo de enfoque.
Estrategias antecedentes
Pasiva-individual Pasiva-grupal
• Información escrita • Asignación hitos grupales
• Información oral
• Asignación hitos individuales
(con la intención de orientar determinados
• Alteración diseño
comportamientos)
Activa-individual Activa-grupal
• Compromiso de implicación en alguna • Hitos grupales alcanzados por consenso
conducta objetivo • Competencia entre grupos observando el
• Hito personal seleccionado por la persona nivel de alguna conducta-objetivo
• Competencia entre personas
Estrategias consecuentes
Individuales Grupales
• Feedback directo y explícito incluyendo re- • Feedback directo y explícito dirigido al gru-
compensas o castigos próximos po
• Feedback que señale consecuencias, indi- • Feedback que señale consecuencias, pero
cando recompensas o castigos pero incier- incierto y distante, dirigido al grupo
to y distante • Recompensa dirigida al grupo
• Recompensa a la persona • Castigo dirigido al grupo
• Castigo a la persona
Ejemplo
El interés por las actitudes ambientales ha favorecido el desarrollo correspon- Ved también
diente de instrumentos y escalas de actitudes para su medida. Un ejemplo de
Sobre la escala NEP ved el
esto es la escala NEP desarrollada por Dunlap y Van Liere (1978, 2000). apartado "El nuevo paradigma
ambiental" del módulo "Ges-
tión ambiental y urbana".
Ejemplo
Escala�de�Preocupación�Ambiental
1) El Gobierno del Estado tendría que introducir medidas duras para frenar la contami-
nación, ya que poca gente la regulará por sí misma.
2) No nos tendríamos que preocupar por matar demasiados animales de caza porque, a
la larga, la cosas se equilibrarán.
5) Los beneficios de los productos de consumo modernos son más importantes que la
contaminación que resulta de su producción y uso.
6) Tenemos que prevenir la extinción de cualquier tipo de animal, incluso si esto significa
sacrificar algunas cosas para nosotros mismos.
8) Aunque haya contaminación continua de lagos, ríos y aire, los procesos de purificación
de la naturaleza pronto los devuelven al estado normal.
10) El gobierno tendría que suministrar a cada ciudadano una lista de agencias y organi-
zaciones en la que se pueda informar de los motivos de queja sobre la contaminación.
11) Los depredadores como los halcones, los cuervos, los zorros y los lobos que viven de
las cosechas de grano y aves de corral de los granjeros se tendrían que eliminar.
13) Incluso si el transporte público fuese más eficiente de lo que es, yo preferiría llevar
mi coche al trabajo.
14) La industria hace los mayores esfuerzos posibles para desarrollar tecnología anticon-
taminante efectiva.
15) Si pudiera daría tiempo, dinero o las dos cosas para una organización como Adena
que trabaje para mejorar la calidad del ambiente.
16) Estaría dispuesto a aceptar un incremento de mis gastos a 5.000 pesetas el próximo
año para promover el uso prudente de los recursos naturales.
Aun así, la relación de las actitudes con las conductas ha sido bastante tratada
en la literatura psicosocial. Bajo este planteamiento cognitivista, que se fun-
damenta en la creencia de que los comportamientos están determinados por
un proceso racional, se han desarrollado una serie de modelos relacionados
con los valores, las creencias y los procesos de toma�de�decisiones.
Una de las teorías más conocidas en este sentido es la teoría de la acción ra-
zonada de Fishbein y Ajzen (1975, 1980) según la cual, cuando, por ejemplo,
creemos que la separación selectiva de la basura tiene atributos y consecuen-
cias más buenas que malas, nuestra actitud hacia ésta tiende a ser favorable.
Aplicación de la teoría de la acción razonada (Fishbein y Ajzen, 1975) a la conducta pro ambiental.
Fuente: R de Castro (1994).
Resumen
En el estudio psicosocial sobre los residuos, con frecuencia se destacan las variables indi-
viduales y situacionales.
las actitudes, el análisis de la representación social del residuo es una vía útil
para delimitar de manera previa cualquier intento de gestión, que facilita saber
cómo se construye el discurso sobre los residuos, qué ideas y qué concepción,
en suma, cuál es la representación social de los residuos en una comunidad.
Los procesos por medio de los cuales durante las interacciones sociales, directas o simbó-
Lectura recomendada
licas, las personas y los grupos forman, mantienen, difunden y modifican sus maneras
de pensar y acciones."
R. De Castro (1997). Influen-
De Castro (1997, p. 148). cia social y cambio ambien-
tal. Actualidad y prospecti-
va de las estrategias de in-
Como se recogía en el componente normativo de la teoría de la acción razo- tervención. En R. García-Mi-
ra, C. Arce y J. M. Sabucedo
nada de Fishbein y Ajzen (1975), la presión social ejercida por la aceptación o (comp.) Responsabilidad eco-
lógica y gestión de los recursos
el rechazo de otras personas significativas es un factor importante para tener
ambientales (pp. 147-164). A
en cuenta. Por este motivo, la orientación en la investigación y la interven- Coruña: Diputación Provin-
cial de A Coruña.
ción que se ha desarrollado desde el énfasis en la influencia social se dirige al
trabajo en los grupos y las comunidades en los que se envuelven las normas.
Las normas son el conjunto de pautas de pensamiento y reglas de comporta- Ved también
miento prescritas en un grupo, las cuales, además de ser un vehículo de ex-
Ved el apartado "Las actitudes
presión de los valores sociales de la comunidad, pueden ser de carácter legal y los comportamientos" de es-
te módulo didáctico.
o voluntarias. En cualquier caso, son pautas esperadas en las interacciones y
las relaciones sociales de la comunidad; es decir, se espera que las personas
respondan de acuerdo con las mismas.
Ejemplo
Si yo pienso que pocas personas separan la basura, entonces tenderé a pensar que mi
comportamiento tiene una incidencia nula; es decir, que no es necesario que separe la
basura porque no habrá diferencia si lo hago o no.
En suma, como ya hacía notar Lewin, uno de los autores clásicos de la psico-
logía social, es absurda la pretensión de cambiar el comportamiento sin tener
en cuenta las normas de los grupos de pertenencia de las personas. El cambio
de actitudes para Lewin era eminentemente social, ya que incluye el cambio
de actitudes del grupo. Esta necesidad de tener presentes los procesos de in-
fluencia social, como la participación de la comunidad, también es reivindi-
cada por Iñiguez (1996), quien menciona tres perspectivas relacionadas con la
promoción de comportamientos ambientales y la conservación de los recursos
naturales, que evidentemente se pueden aplicar al tema de los residuos. Estas
tres perspectivas son la sensibilización, la perspectiva publicitaria y la partici-
pativa comunitaria.
Ejemplo
Resumen
El papel de la influencia social implica tener presentes los contextos sociales y normativos
en los que se dan los comportamientos relacionados con los residuos.
Una vez las normas sociales se interiorizan, se convierten en normas personales, y esto
hace que su incumplimiento afecte al autoconcepto y pueden llegar a generar satisfacción
cuando se cumplen.
Desde algunas de estas voces, se nos avisa de los peligros de confundir la difu-
sión de la información y la expresión de la opinión con la participación. O que
la información, aunque sea necesaria, no es sinónimo de democracia (Gomà y
Subirats, 1998). Por otra parte, sabemos que en el ciclo producción-consumo
hace tiempo que los esfuerzos se destinan a construir las necesidades, a fabricar
al consumidor para después generar el producto, en el que la clave es generar
la "insatisfacción permanente". También sabemos que la idea de la demanda
eternamente insatisfecha se explica por el hecho de que la producción del de-
seo es más potente que la producción de productos, con lo cual se fortalece la
idea de la abundancia del consumo sobre la base del deseo y, de rebote, de la
abundancia como característica de la sociedad de consumo (Bauman, 1999).
Sin embargo, el deseo de consumo no es lo mismo que la capacidad adquisi-
tiva de satisfacerlo (Sánchez Ferlosio, 2003).
Una de las herramientas para convertir los deseos en necesidades, pues asocia
su satisfacción al objeto de consumo, es sin duda la publicidad. La publicidad
probablemente sea tan antigua como el ser humano. En efecto, debió ser ne-
cesario hacer públicas las necesidades de un grupo a otro para intercambiar
comida, cobijo o cualquier otra necesidad o deseo. Sin embargo, la publicidad,
tal y como la entendemos hoy día, asociada al ciclo de producción y consu-
mo, proviene de la aparición del consumo de masas, principalmente en Esta-
dos Unidos de América en la década de los años veinte. Fue cuando se dio un
fuerte impulso a la relación producción-consumo, y se desplazó el énfasis de
la producción hacia el consumo. Invirtiendo mucho dinero y esfuerzos en la
"producción de consumidores", se podía aumentar la producción de productos
y los beneficios de los productores. Hasta entonces esto no se había hecho con
tanta determinación. La pieza clave para aumentar el consumo fue evidente-
mente la publicidad, además de la compra a crédito.
Tal y como explica Rifkin (1996), el fenómeno del consumo de masas no se produjo de
manera espontánea, ni tampoco fue consecuencia inevitable de una insaciable naturaleza
humana. El consumo fue extendido por medio de la publicidad, como medida para evi-
tar el "desempleo tecnológico" provocado por el aumento de la productividad mediante
máquinas, que dejaba sin trabajo a los trabajadores, que también eran consumidores, y
reducía las ventas dramáticamente. A finales de los años veinte, en Nueva York, los hom-
bres de empresa organizaron el Prosperity Bureau y promovieron que las personas que to-
davía tenían trabajo compraran más y ahorraran menos, lo cual recordaba al público que
sus compras mantendrían la ocupación en el país. Una de las principales consignas fue
la de Charles Kettering, de la General Motors, quien consideró que la clave para la pros-
peridad económica consistía en crear organizadamente un sentimiento de insatisfacción
(Sánchez Ferlosio, 2003: 18). Muchas de estas consignas de lo que debía ser el "nuevo
evangelio económico del consumo" fueron proclamadas en un libro del mismo título
(The New Economic Gospel of Consumption), firmado por Cowdrick y publicado en octubre
de 1927. Esta importante revolución social convirtió lo que había sido reservado a una
minoría selecta en el comportamiento general de la emergente clase media. En la nueva
sociedad de consumo se desplazaba la virtud del autosacrificio de la ética protestante por
la virtud del placer inmediato de comprar, poco antes vista como vicio.
© FUOC • PID_00277543 78 Procesos psicoambientales y urbanos
La publicidad, junto con la promoción y las relaciones públicas, es uno de los Lecturas recomendadas
componentes del marketing, como también lo es la planificación y la fijación
Os recomendamos tres libros
de precios, la planificación y el análisis de la distribución y la política de pro- para consultar más cuestio-
ductos. Tanto el marketing como la publicidad implican múltiples aspectos nes relacionadas con la co-
municación, la publicidad y
relativos a la comunicación. el marketing.
M. Santesmases (1999). Mar-
keting: conceptos y estrategias.
La comunicación es una actividad inseparable del desarrollo de la humanidad. Madrid: Pirámide.
¿Os imagináis el mundo sin comunicación? La comunicación es fundamen- A. Duran (1987). Psicología
de la publicidad y de la venta.
talmente interacción, lo que comporta procesos intrasubjetivos e intersubjeti- Barcelona: CEAC.
vos. Comporta la adquisición, el tratamiento y la transmisión de información, A. Mucchielli (1998). Psicolo-
gía de la comunicación. Barce-
además de la construcción del mundo intersubjetivo, la interpretación indi- lona: Paidós.
vidual y la colectiva por medio de la relación comunicativa. El interés psico-
social por la comunicación se puede agrupar en orientaciones que han enfati-
zado los procesos�intrapsíquicos�de�la�comunicación y otras inclinadas por
la relación�comunicativa (Muchielli, 1998). Entre estas últimas hay que des-
tacar los enfoques fenomenológicos que se centran en los significados, como
proceso y como producto, y los enfoques que investigan los procesos prácticos
de construcción del mundo compartido como hace el análisis del discurso y
la pragmática del lenguaje.
Desde este punto de vista, a la comunicación publicitaria le interesa saber có- Ved también
mo ubicar los deseos dentro de estas estructuras personales y colectivas. Así
Sobre marketing ambiental
es cómo los deseos son generados, favorecidos y amplificados, de acuerdo con ved el apartado "De la educa-
los valores, las actitudes, los comportamientos y las opiniones de los diferen- ción ambiental formal al mar-
keting ambiental" en este mó-
tes grupos de población (segmentos del mercado, targets diferentes, población dulo didáctico.
"diana" a la que se quiere llegar, etc.). Unos deseos a los cuales se asocian los
productos o servicios que son publicitados. En el caso de la publicidad am-
biental, estos productos son a menudo información, conductas, actitudes, va-
lores, etc. para promover comportamientos pro ambientales, aspecto que tam-
bién hace peculiar este tipo de campañas publicitarias, encuadradas dentro del
marketing ambiental.
© FUOC • PID_00277543 79 Procesos psicoambientales y urbanos
Sin embargo, también hay otros enfoques preocupados por la forma�de�la�co- Ejemplo
municación, más que por el contenido. En este enfoque formal-transaccional
En una conversación, podemos
(Muchielli, 1998) se analizan las interacciones comunicativas que se dan en recomendar a un amigo que
los ámbitos de la racionalidad, la afectividad y el ámbito normativo o moral. no malgaste el agua (nivel nor-
mativo), porque si todos hace-
mos lo mismo, pronto no que-
dará (nivel racional); pero, eso
Próximo a este punto de vista formal-transaccional se encuentra el modelo de sí, todo lo decimos de "buen
rollo" (nivel afectivo).
las cuatro esferas elaborado por Pol (2000). Este modelo para la acción y la
intervención es una propuesta para la comunicación y la gestión ambiental, a
partir del establecimiento de estrategias orientadas a la modificación de hábi-
tos y conductas ecológicamente responsables, y se dirige coordinadamente a
cuatro esferas distintas de la persona y el comportamiento colectivo:
• la esfera de la racionalidad,
• la esfera de la emotividad,
Como se puede apreciar, hay una cierta correspondencia con los niveles men- Lectura recomendada
cionados anteriormente, aunque el planteamiento y la orientación son distin-
Una aplicación del modelo
tos, además de haber una esfera que tiene que ver con la facilidad y la dispo- de las cuatro esferas en cam-
nibilidad de recursos a la hora de realizar comportamientos ambientales. pañas publicitarias y progra-
mas de promoción y educa-
ción ambiental es la que se
narra en el artículo siguiente:
La aplicación del modelo de las cuatro esferas en las campañas de comunica-
E. Pol, T. Vidal y M. Romeo
ción ambiental y desde la perspectiva publicitaria comporta dirigir la informa- (2001). Supuestos de cambio
ción y la persuasión, los dos objetivos de la comunicación publicitaria, a estas de actitud y conducta usados
en las campañas de publici-
cuatro esferas. dad y los programas de pro-
moción ambiental. El mode-
lo de las 4 esferas. Estudios de
Psicología (monográfico de
psicología ambiental, núm.
22/1, pp. 111-126).
Ejemplo
Resumen
La publicidad, tal y como la entendemos hoy día, asociada al ciclo de producción y con-
sumo, proviene de la aparición del consumo de masas.
© FUOC • PID_00277543 80 Procesos psicoambientales y urbanos
El modelo de las cuatro esferas (Pol, 2000) es una propuesta para la comunicación y la
gestión ambiental, a partir del establecimiento de estrategias orientadas a la modificación
de hábitos y conductas ecológicamente responsables.
Ejemplo
AGUA TENEMOS TODOS LOS DÍAS Y LAS HORAS DEL AÑO, PERO ESTA SITUACIÓN
PUEDE CAMBIAR
© FUOC • PID_00277543 82 Procesos psicoambientales y urbanos
En el área de Barcelona, usamos más de 500 millones de litros de agua cada día soló
en el uso familiar. Conservar los recursos naturales de que disponemos es un requisito
imprescindible para tener agua en el futuro.
En general, los ciudadanos hemos aprendido a consumir el agua que necesitamos sin
desaprovecharla, ¡pero aún podemos hacer mucho más al respecto!
Por ejemplo en el baño, donde gastamos el 70% del consumo de agua diario:
En este otro ejemplo de debajo, en cambio, el anuncio nos conmina a hacer un compor-
tamiento. ¡Que reciclemos!, refiriéndose al hecho de que separemos la basura de manera
selectiva y la depositemos en contenedores correspondientes.
Los medios de comunicación son los canales más habituales a la hora de per-
suadir. Los cambios actitudinales y comportamentales dirigidos a la compra
de productos y al consumo de servicios son uno de los ámbitos en los que más
se ha aplicado el proceso de la persuasión. Sin embargo, no son los únicos.
El proceso de persuasión
Cuando las personas están motivadas (porque la información que se da les in-
teresa, lo consideran relevante, necesitan saberlo, etc.) y son capaces de proce-
sar un mensaje (no hay descuidos, el mensaje se ha repetido mucho, es sencillo
de comprender, las personas tienen un conocimiento previo, etc.), el determi-
nante de la persuasión y de que los cambios duren es la fuerza de los argumen-
tos. Esto se denomina ruta central, en el caso del modelo de probabilidad de
elaboración, o procesamiento sistemático en el modelo heurístico-sistemático.
Hay distintos elementos que hacen que la comunicación sea persuasiva. Entre
los más analizados, se encuentran los referidos a:
• El medio o canal por el cual se transmite el mensaje, que puede ser más de
cariz personal (líderes opinión, amigos, etc.) o impersonal como los me-
dios de comunicación (prensa, radio, televisión, cine), la promoción (va-
llas, carteles, correos electrónicos, marketing telefónico), los canales elec-
trónicos e informáticos (bases datos, fax, webs, etc.) o hechos fortuitos y
otros (acontecimientos, ferias, instalaciones).
• Además, hay otros aspectos como las interferencias en el mensaje, las con-
tradicciones, etc. (por ejemplo, recomendar el reciclaje depositando folle-
tos de papel no reciclado en los buzones de los domicilios de manera in-
discriminada).
Ejemplo
"Cada vez que te bañas desaprovechas 300 litros de agua. Dúchate. Que todos también
tengamos agua después de ti."
© FUOC • PID_00277543 85 Procesos psicoambientales y urbanos
"¿300 litros de agua por bañarte? Dúchate. Que todos también tengamos agua después
de ti."
"¿10 litros de agua por tirar un algodoncillo? El WC no es una papelera. Que todos tam-
bién tengamos agua después de ti."
Parte de la campaña Pirineos limpios, promovida por la Generalitat de Catalunya en el año 1993, con el apoyo de
otras administraciones de la zona pirenaica, para promover el comportamiento de llevarse la basura que uno hace
en la montaña.
¿Y cuáles son las "reacciones" que interesa conocer en una campaña publicita-
ria ambiental? Una de las cuestiones principales es averiguar si el mensaje�ha
llegado�a�quien�tenía�que�llegar. En este caso, interesa conocer la cantidad de
personas a quienes ha llegado. Es lo que a menudo se menciona como estudio
de la audiencia. Sin embargo, el estudio de una audiencia también implica
saber no sólo la cantidad de gente que ha recibido el mensaje, sino sus carac-
terísticas sociodemográficas (edad, nivel sociocultural, clase socioeconómica,
etc.), y también las características psicosociales (motivaciones, actitudes, va-
lores, etc.) o lo que denominábamos anteriormente la estructura de la psique o
personalidad de quien se expresa. La cuestión siguiente para evaluar es si el
mensaje�ha�llegado�en�la�forma�pretendida, de donde hay que valorar, por
ejemplo, la proximidad y el grado de identificación con el código utilizado y
la comprensión del mensaje, además de identificar las actitudes y los compor-
tamientos anunciados.
Entre las técnicas más habituales para averiguar estas cuestiones, se suelen
utilizar las encuestas, las entrevistas�grupales (focus group) y las entrevistas
individuales. Además, en la evaluación de una campaña publicitaria hay que
tener en cuenta cuáles eran los objetivos de la campaña, para concretar en qué
medida se han alcanzado, además de las características de la audiencia a quien
va dirigida y el resto de aspectos comunicativos que configuran la estrategia de
la campaña, con el fin de valorar su eficacia como herramientas de influencia
persuasiva.
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© FUOC • PID_00277543 89 Procesos psicoambientales y urbanos
© FUOC • PID_00277543 90 Procesos psicoambientales y urbanos
dores (audiencia), a los cuales se quiere llegar para dar a conocer el ciclo del
agua, como paso previo a otra campaña en la que promover su ahorro en el
consumo de agua.
Resumen
La persuasión se puede dar por la fuerza de los argumentos del mensaje mismo (ruta cen-
tral o procesamiento sistemático) o bien en razón de otros elementos como el prestigio
de la fuente (ruta periférica o procesamiento heurístico).
Como ejemplo, os podéis fijar en este fragmento del texto Higiene Industrial
que el médico higienista Monlau publicó en 1858:
"El médico inspector debería tener en cuenta la influencia que ejercen los distintos mo-
dificadores higiénicos, pero con singular especialidad, la pureza del aire. La impureza de
este alimento de la respiración, de este pan del pulmón, y la falta de ventilación, son las
dos grandes calamidades de las fábricas y talleres. Entrad en una hilatura de algodón, por
ejemplo, y, si no se ha introducido la última perfección de la mecánica, enseguida senti-
réis un mal olor desagradable, y a continuación, cierta constricción en el cuello. Y es que
las cardas, los batidores y otros aparatos levantan un polvo muy fino y sutil; y los aceites
rancios, calentados por el frotamiento que están destinados a suavizar, emiten ácidos
grasos debidos al enrarecimiento; y los productos de la transpiración y de la respiración
de los operarios condensan la atmósfera del taller. Hace muy pocos años (1851) entré
en una sastrería de Londres, y conté a ciento setenta y ocho individuos, entre oficiales y
aprendices, en una pieza que cómodamente sólo podía contener unos veinticinco; era de
noche, los mecheros de gas quemaban desde las cuatro de la tarde; la ventilación era casi
nula; a los pocos minutos tuve que salir medio asfixiado. [...] ¿Y qué será en las fábricas
y talleres cuyos procedimientos artísticos exigen altas temperaturas, o cuyas manipula-
ciones cargan la atmósfera de polvos minerales, como los de cobre, blanco de plomo,
© FUOC • PID_00277543 92 Procesos psicoambientales y urbanos
plomo, tiza, etc. (que son los más nocivos), o del polvo de la pluma, lana, crin y otros de
naturaleza animal, o de los polvos vegetales (harina, almidón, carbón, etc.), que si bien
menos ofensivos, son siempre perjudiciales?"
Nota
Resumen
El trabajo es una de las actividades más importantes en nuestra vida. Nos estructura el
tiempo, contribuye a definir nuestra identidad y nos sitúa dentro de nuestro entorno so-
cial. Íntimamente vinculado con la actividad laboral, se encuentra el análisis del entorno
físico que caracteriza a nuestro trabajo.
En psicología social, uno de los primeros estudios que empezaron a analizar la relación
entre entorno físico y rendimiento fue el dirigido por Elton Mayo en la Western Electric
Company, en Hawthorne. Actualmente, el análisis del puesto de trabajo ha incorporado
la repercusión que estas condiciones tienen, no tan sólo para el rendimiento, sino para
la satisfacción y la calidad de vida laboral.
Sonido Ruido
Temperatura Calor/frío
Luz Luminosidad
Densidad Privacidad/hacinamiento
Ruido, música
Ya hemos hablado anteriormente del ruido como fuente de estrés y de las con-
secuencias que puede tener para la salud y el rendimiento (podéis ver en este
módulo el apartado "Entorno acústico, sonido y ruido"). Como datos comple-
mentarios, habría que tener en cuenta que:
Por otra parte, en entornos poco ruidosos, como por ejemplo oficinas, la pér-
dida de concentración por desvío de la atención ante pequeños ruidos (cu-
chicheo de los trabajadores, ruidos de objetos desarreglados encima de la me-
sa, pequeña maquinaria funcionando, etc.) también disminuye considerable-
mente el rendimiento laboral. En estos casos, una medida posible es introducir
el denominado ruido blanco; es decir, una fuente sonora que, sin distraer, pue-
da "ahogar" estos pequeños y molestos ruidos. La música, el típico hilo musical
de muchas oficinas, consultas médicas u otros servicios, tiene esta función,
además de evitar el silencio total que, como ya hemos estudiado, puede ser
tan molesto como el exceso de ruido.
Iluminación, color
Categorías�y�valores�de�iluminación�recomendados�actualmente�para�el
diseño�de�iluminaciones�(Manual�de�iluminación�de�la�IES,�1981,�volumen
sobre�aplicaciones)
Espacios públicos con alrededores os- A 20 – 30 – 50 2–3–5 Iluminación general por todos los espa-
curos cios
Realización de tareas visuales de con- G 2000 – 200 – 300 – 500 Iluminación de la tarea, obtenida por
traste pequeño y tamaño muy peque- 3000 – 5000 una combinación de general y local
ño durante un periodo largo (iluminación adicional)
Realización de tareas visuales muy lar- H 5.000 – 7.500 500 – 750 – 1.000
gas y exactas – 10.000
Tabla II. Categorías de iluminación para una selección de interiores de reunión pública y resi-
dencial, institucional y comercial
Vestíbulo Conferencia E
Fuente: Gifford (1987, p. 325). Por cortesía de la IES (Illuminating Engineering Society).
© FUOC • PID_00277543 97 Procesos psicoambientales y urbanos
Área de tribunales E
Fuente: Gifford (1987, p. 325). Por cortesía de la IES (Illuminating Engineering Society).
Por otra parte, el color es otro factor que incide en los aspectos emocionales
de las personas y también en su rendimiento laboral. Como comenta López
Barrio (2000), cuando describimos los colores, a aquello que hacemos referen-
cia es a atributos de la sensación cromática como el tono (longitud de onda de
la luz), la luminosidad o brillo (intensidad) y la saturación (pureza del color),
todos éstos parámetros subjetivos de las dimensiones físicas del estímulo. Se
ha relacionado el sentimiento de placer con el brillo y la saturación, así como
una cierta preferencia por los colores "fríos" (verde o azul) en lugar de los "ca-
lientes" (naranjas, rojos), efecto modulado por la iluminación (Mehrabian y
Russell, 1974).
Últimamente se produce una mayor sensibilización hacia otro efecto de la luz, la deno-
minada contaminación lumínica. El efecto se produce en las grandes concentraciones ur-
banas en las que, de noche, la gran cantidad de iluminación artificial (mucha vinculada
a finalidades publicitarias o estéticas) impide disfrutar de la iluminación natural de la
noche o del paisaje estelado. En este caso se apela a motivos naturalistas, estéticos y de
calidad de vida, así como a factores de cariz emocional, para luchar contra este tipo de
contaminación. Si queréis, os podéis conectar a distintas páginas web contra la contami-
nación lumínica:
http://www.celfosc.org/indice.html
http://www.darksky.org/
Temperatura
Más allá de que podamos definir la temperatura por medio de parámetros físi-
cos objetivos, la percepción de calor o de frío depende de otros factores, princi-
palmente del diferencial térmico entre nuestra temperatura corporal y la tem-
peratura exterior. Pongamos un ejemplo.
Ejemplo
• Otros efectos del calor que pueden afectar a un entorno laboral son au-
mento de la agresividad y de la distancia interpersonal. En términos gene-
rales, parece que el calor tiene efectos más perniciosos que el frío.
"El aire se considera contaminado cuando la presencia de una sustancia extraña o una
variación notable en la proporción de sus componentes sea tan acusada que pueda pro-
vocar efectos y molestias perjudiciales."
te por cualquiera de estas causas, es decir, si hay más iones positivos que ne-
gativos, se producen efectos sobre la persona y su comportamiento: cefaleas,
aumento de la agresividad, baja tolerancia a la frustración o deterioro de las
relaciones interpersonales.
Mobiliario, equipamiento
Desde que Proshansky, Ittelson y Rivlin (1970) empezaron a analizar los efec-
tos de la disposición del mobiliario sobre la conducta de los pacientes de salas
de psiquiatría de los hospitales, los efectos del diseño de interiores sobre el
comportamiento humano ha sido una constante en los estudios de psicología
ambiental. A pesar de esto, mucha investigación se ha centrado en el diseño
no tanto de la disposición espacial del mobiliario y equipamientos, sino del
mismo diseño de estos elementos y su adecuación a las características del cuer-
po humano y al tipo de tarea que hay que realizar, aspectos que son abordados
por la ergonomía.
Aquí tenéis algunos ejemplos de los parámetros que la ergonomía usa para el
diseño de puestos de trabajo:
© FUOC • PID_00277543 101 Procesos psicoambientales y urbanos
Fuente: www.elergonomista.com
Ejemplo
Los entornos laborales de oficinas diseñadas como espacios abiertos permiten más con-
tacto social entre los trabajadores, pero hay pocas posibilidades de regular la interacción,
es decir, de obtener privacidad.
Determinados elementos espaciales como un vidrio traslúcido permiten mantener las re-
laciones laborales dentro de unos márgenes de privacidad que en determinados grados de
responsabilidad dentro de la empresa, o en determinadas tareas, resulta imprescindible.
También hay que señalar que obtener privacidad en el espacio laboral puede
ser un elemento interpretado como símbolo de estatus dentro de la empresa.
La posibilidad de gestionar una serie de "filtros" espaciales (paredes o cierres
con mobiliario de oficina, cristales traslúcidos, puerta, letrero, intercomunica-
dor de entrada, mesa, etc.) o sociales (secretaria que da paso a las visitas, por
ejemplo) permite una mayor regulación de las relaciones con los otros traba-
jadores y, por lo tanto, permite más privacidad. Por otra parte, la posibilidad
de tener un espacio propio permite también más libertad para personalizarlo
con objetos significativos para la persona y, de esta manera, reforzar el espa-
cio con más status symbols (diplomas, cuadros, esculturas, plantas, muebles de
más categoría, ordenador propio, etc.).
© FUOC • PID_00277543 103 Procesos psicoambientales y urbanos
Ejemplo
Reflexión
Observad que, a medida que contemplamos puestos de trabajo de estatus creciente, tam-
bién crecen los "filtros" tanto espaciales como sociales para poder acceder a las personas:
desde el trabajo en grandes salas polivalentes hasta despachos en oficinas abiertas, des-
pachos cerrados con puerta, acceso a niveles superiores del edificio con paso restringido,
despacho previo con secretario, hasta llegar a los altos cargos, muchas veces inaccesibles
y ubicados en las plantas más altas del edificio de la empresa.
Resumen
Un entorno laboral se caracteriza por una gran cantidad de variables, de naturaleza muy
distinta pero que, al actuar interrelacionadamente, definen el grado de satisfacción labo-
ral y de rendimiento.
Las principales variables ambientales que están relacionadas con el análisis del puesto de
trabajo son: ruido, iluminación, temperatura, calidad del aire, color, mobiliario y equi-
pamiento y superficie y estructuración del espacio de trabajo. El confort laboral depende
de la presentación adecuada de estas variables, dentro de unos niveles adecuados para el
tipo de tarea que determina el puesto de trabajo.
El grado en el que un trabajador puede regular sus relaciones con los otros, es decir, en el
que puede mantener un cierto grado de privacidad, también incide de manera importante
© FUOC • PID_00277543 104 Procesos psicoambientales y urbanos
Es cierto que los márgenes lumínicos para leer un libro con normalidad son
muy amplios. Incluso en las condiciones referidas anteriormente, podemos
leer un libro si nos interesa mucho. Sin embargo, ahora pensemos en un dibu-
jante, un restaurador de obras de arte o un relojero. La precisión que requie-
ren estas actividades hace necesario un determinado nivel lumínico, una de-
terminada dirección del haz de luz o algún tipo de calidad lumínica particular
(por ejemplo, una bombilla azul reduce el reflejo del blanco del papel y dismi-
nuye las sombras que producen las manos al trabajar). Aquí los márgenes de
estimulación necesarios para un buen rendimiento son mucho más reducidos
que los que se requieren para la lectura de un libro.
Reflexión
¿Habéis intentado leer alguna vez un libro con muy poca luz? Al cabo de un rato os
empiezan a doler los ojos, cuesta concentrarse en la lectura y, si estáis leyendo en la cama,
lo más probable es que os entre sueño. Sin embargo, síntomas similares (excepto quizá el
sueño) se pueden presentar cuando leéis un libro en un lugar muy soleado, por ejemplo
en la playa. Especialmente si las páginas son de un color muy blanco, la luz refleja en
el papel y cuesta leer.
En definitiva, para poder leer un libro en condiciones se necesitan unos niveles lumíni-
cos determinados. Demasiada luz o demasiado poca van en detrimento de la actividad
lectora; es decir, del rendimiento en esta tarea. Y lo mismo puede pasar con el ruido, la
temperatura y otras variables ambientales que definen un determinado puesto de trabajo.
Resumen
Para cada tarea que tiene que realizar una determinada persona en un momento y unas
condiciones determinadas, son necesarios unos ciertos niveles de activación, producidos
en buena parte por los niveles presentes de unas variables ambientales concretas (ruido,
luz, temperatura, iluminación, etc.).
miento decrece, y que este decrecimiento es más o menos sensible o significativo según
la dificultad de la tarea.
La sobrecarga y la privación ambiental son los extremos que delimitan los límites de esta
relación, y tanto una como la otra correlacionan negativamente con el rendimiento, ade-
más de producir otras alteraciones psicológicas como fatiga mental o crisis de ansiedad.
(2)
Una vez analizadas las principales variables ambientales que definen un en- Ved el apartado "Entorno acústi-
co, sonido y ruido".
torno laboral y cómo pueden incidir en el rendimiento, es interesante ver có-
mo reacciona la persona cuando estas variables ambientales se presentan de
manera tal que pueden ser fuente de estrés ambiental. Hemos hablado también
de la sobrecarga y de la privación ambientales y en otros apartados2 hemos
visto los efectos perniciosos del ruido. Lo que queremos presentar aquí son
algunos modelos psicológicos que expliquen de qué manera nos enfrentamos
con entornos estresantes y qué mecanismos ponemos en juego para resolver
la situación de una manera u otra.
De entre los diferentes modelos de estrés ambiental en relación con los entor-
nos laborales que presenta Peiró (1993), tanto él como nosotros destacamos el
modelo de French y Kahn (1962), modelo que ha inspirado las investigacio-
nes del Instituto para la Investigación Social de la Universidad de Michigan.
Aunque el modelo es antiguo, tal y como señala Peiró, continúa ofreciendo
los elementos básicos que aún hoy guían la investigación en este tema.
que tiene de percibir la realidad física, el modo de responder ante esta realidad
percibida y la manera como estas respuestas inciden sobre la salud y el bienes-
tar psicológico (Peiró, 1993).
En este modelo, la percepción del entorno depende de las condiciones físicas Ved también
objetivas pero también de factores individuales, situacionales, sociales y cul-
Sobre la ley de Yerkes-Dodson
turales. En cualquier caso, teniendo en cuenta un contexto determinado, por ved el apartado "Aspectos am-
ejemplo, un entorno laboral determinado, la persona puede percibir que las bientales y rendimiento" de es-
te módulo didáctico.
características ambientales proporcionan un nivel óptimo de estimulación. Si
recordáis la ley de Yerkes-Dodson, estas características se relacionan con unos
niveles óptimos con respecto al rendimiento, la satisfacción y la salud labo-
ral. Sin embargo, en otras circunstancias, la persona puede percibir que las ca-
racterísticas ambientales se encuentran fuera de un nivel adecuado de estimu-
© FUOC • PID_00277543 108 Procesos psicoambientales y urbanos
lación, bien por sobrecarga ambiental, bien por privación ambiental o bien
por el hecho de que las características del entorno interfieran en las tareas
que se deben llevar a cabo. En estos casos, la persona debe desarrollar estra-
tegias de afrontamiento. Si tiene éxito, siguiendo el modelo de Selye (podéis
ver el apartado "Efectos fisiológicos y psicológicos del ruido" de este módulo),
la persona podrá adaptarse al entorno con consecuencias positivas (aumento
de la autoestima, nuevo repertorio comportamental, etc.) o negativas (fatiga,
menor rendimiento en tareas posteriores, etc.). Por el contrario, si las estrate-
gias de afrontamiento fracasan, la persona entra en una fase de resistencia, de
desvelo continuado o de estrés, con muy probables efectos negativos poten-
ciales o acumulativos: desórdenes mentales, crisis de ansiedad, inacción por
percepción de indefensión aprendida, desórdenes psicofisiológicos o déficits
orgánicos, reducción significativa del rendimiento en las tareas implicadas o
bien en otras con posterioridad, etc.
Por otra parte, dos teorías provenientes de la psicología social pueden explicar
los efectos negativos de la exposición a situaciones de estrés ambiental. Éstas
son la teoría de la indefensión aprendida y las teorías del control personal.
Finalmente, hay que recordar que a menudo basta con percibir el control de
conducta para reducir los efectos negativos, aunque finalmente la conducta
no se lleve a cabo. Por ejemplo, es fácil constatar cómo soportamos mejor el
ruido producido por nosotros mismos que aquel que producen los otros, y
más cuando percibimos que no tenemos ninguna posibilidad de controlar su
comportamiento. Reflexionad cuántas veces os habéis visto clavando un cla-
vo, agujereando una pared, poniendo una lavadora o escuchando música a
horas que no consentiríamos que lo hiciera algún otro vecino. Este efecto es
importante en entornos laborales, ya que puede afectar, además de al rendi-
miento, a las relaciones sociales entre los trabajadores.
Aquí tenemos las imágenes de los edificios correspondientes a tres sedes de entidades
bancarias en Barcelona. Observadlos bien y pensad: ¿cómo debe ser cada una de estas
entidades desde el punto de vista de su cultura organizacional? ¿Son muy iguales o pue-
den representar estilos diferentes dentro del mismo sector empresarial? ¿Podemos con-
testar a esta pregunta mirando el edificio? ¿Y los interiores, los entornos laborales, pare-
cen iguales?
• Llega a ser regulador del clima; es decir, actúa como filtro entre las condi-
ciones del exterior y las del interior.
• Contiene a las personas y las distintas actividades propias de la organiza-
ción.
• Facilita o dificulta cierto tipo de actividades, de acuerdo con los objetivos
de la organización.
• Llega a ser un regulador de las relaciones sociales entre los trabajadores de
la organización.
• Es un objeto cultural, con alto valor simbólico, ya que representa un apoyo
de la cultura y los valores dominantes en la organización.
• Llega a ser, finalmente, un valor añadido al valor material (función eco-
nómica y de inversión de capital).
Una vez repasados los contenidos del módulo, sin embargo, podemos reana-
lizar el entorno desde otras perspectivas. Por ejemplo, la disposición espacial
junto con determinados niveles sonoros, lumínicos, térmicos, etc. incide de
manera notable sobre aspectos como la privacidad en el puesto de trabajo, las
relaciones entre los trabajadores o la configuración de determinadas políticas
de la organización.
© FUOC • PID_00277543 114 Procesos psicoambientales y urbanos
• En ocasiones, nos limitamos a pasar por estos espacios sin centrar nuestra
atención en las personas, los objetos, los edificios y las prácticas sociales
que nos rodean. Este tipo de desplazamientos son habituales en el espacio
urbano contemporáneo, en el que a veces necesitamos de una movilidad
muy intensa entre diferentes lugares de la ciudad.
© FUOC • PID_00277543 115 Procesos psicoambientales y urbanos
Por tanto, es necesario pensar, en primer lugar, qué implicaciones tiene ha- Película recomendada
blar de usos colectivos de los espacios públicos en las ciudades. ¿Es una co-
Para reflexionar sobre la
lectividad el conjunto de personas que se encuentran, por ejemplo, en una cuestión de la colectividad y
plaza, realizando diferentes actividades? ¿De qué depende que se la considere la multiplicidad de prácticas
sociales y urbanes ver:
así o no? Aunque éstas no son las preguntas fundamentales que intentamos M. Haneke (2000). Code in-
responder aquí, es importante interrogarnos sobre ellas para abordar los espa- connu: Récil incomplet de divers
voyages.
cios públicos urbanos contemporáneos. Pero las preguntas van mucho más
allá. ¿Qué tipos de factores intervienen en los usos y prácticas colectivas del
espacio público? ¿Cómo les afectan la regulación y el control al que se ven
sometidas y cómo se organiza dicho control? ¿Cuáles son los discursos –tanto
sobre la regulación como sobre los propios usos– que se emplean socialmente
para hablar de lo que ocurre en dichos espacios? Las preguntas podrían ser aún
muchas más pero, como en otros aspectos que abordaremos a lo largo de los
apartados siguientes, existen diferentes puntos de vista al respecto.
© FUOC • PID_00277543 116 Procesos psicoambientales y urbanos
Lo que parece evidente es que los espacios públicos urbanos pueden ser con-
siderados como algo practicado colectivamente y esto ocurre independiente-
mente de si se los considera de esta manera o no. En�otras�palabras,�son�las
propias�prácticas�sociales�colectivas�las�que�dotan�a�esos�espacios�de�una
parte�de�su�significado,�de�su�contenido,�en�una�relación�dinámica�con�las
personas�que�los�habitan�y�utilizan. Aunque volveremos a ello un poco más
adelante, es fácil observarlo a partir de ejemplos concretos.
En otras palabras, los miramos como lugares en los que se dan aglomeraciones
más o menos espontáneas de personas, pero sin ningún vínculo aparente entre
ellas, más allá de la propia presencia en dicho lugar. Quizá el primer ejemplo
de ello (aparentemente muy claro) que se nos puede ocurrir es uno relacionado
con la movilidad y los medios de transporte. La ciudad (como hemos visto
en alguno de los modelos de ciudad tratados en el módulo 1, está llena de
lugares que consideramos de tránsito o de paso en los que, aparentemente, las
personas permanecen y pasan de una manera relativamente individual.
Un ejemplo bastante claro de lo anterior (aunque muy complejo al mismo Película recomendada
tiempo) puede ser el turismo, algo cada día más habitual en los espacios ur-
Para reflexionar sobre la mo-
banos (al menos en algunos de ellos y en nuestro contexto más cercano). En vilidad y las identidades en
concreto, pensemos en las personas que hacen turismo y en cómo usan el es- los espacios de tránsito, ver:
J. Reitman (2010). Up in the
pacio público, el tipo de prácticas que desarrollan en él y cómo lo construyen. air.
El turismo, observado desde una perspectiva general, puede considerarse des-
de muy variadas maneras: por ejemplo, como un proceso de la globalidad y
al mismo tiempo globalizante, que uniformiza prácticas y discursos al mismo
tiempo que pone en contacto (o al menos en un cierto tipo de contacto) a
personas de muy distinta procedencia. También se puede considerar como un
motor económico y, al mismo tiempo, como un efecto de los cambios econó-
micos en ciertos lugares del mundo. En el ámbito urbano, existen también
distintas aportaciones que lo señalan como un proceso con un importante im-
pacto en términos de banalización y reinvención de las ciudades, sus espacios
públicos y su estructura urbana. Pero, en lo que aquí nos interesa, lo podemos
señalar como una dinámica creadora de usos y prácticas colectivas que son
cada vez más habituales en nuestras ciudades.
© FUOC • PID_00277543 119 Procesos psicoambientales y urbanos
Decíamos hace un momento que el turismo (o al menos una parte de él) pue-
de considerarse un ejemplo de flujos comunes y prácticas compartidas que
pueden darse en el espacio público de una manera colectiva, a pesar de una
cierta ilusión de "individualidad". Esto puede observarse, por ejemplo, en la
fotografía anterior. Las personas que aparecen en ella (que están observando
o fotografiando un monumento) probablemente no han acudido juntas a ese
lugar ni a esa ciudad y, seguramente, cada una de ellas tiene un recorrido más o
menos distinto, aunque coincidente en ciertos planteamientos y espacios. Lo
importante es entender que, al haber una equiparación, una cierta normativi-
zación de las prácticas (lo que se supone debe hacer un turista, las visitas que
se señalan como "importantes" o "imprescindibles" en una ciudad, los propios
indicadores urbanos y la preparación de ciertas áreas para acoger un volumen
de turistas, etc.) se tiende en la práctica a un uso colectivo del espacio público
que conforma enormemente dicho espacio.
"El espacio es respecto al lugar lo que deviene la palabra al ser articulada, es decir, cuan-
do queda atrapada en la ambigüedad de una realización, transformada en un término
pertinente de múltiples convenciones, planteada como el acto de un presente (o de un
tiempo) y modificada por las transformaciones debidas a continuidades sucesivas".
"Las maneras en las cuales la gente agrega relaciones significativas a los espacios que
ocupan, en las que dotan de significado a dichos espacios, y transforman el ‘espacio’ en
‘lugar’. Estamos interesadas en cómo la experiencia se incrusta en el lugar y en cómo el
espacio retiene memorias que implican personas y eventos. Además, la relación entre las
personas y su entorno abarca más que la agregación de significado al espacio. Implica
reconocimiento y elaboración cultural de las propiedades percibidas de los entornos en
direcciones que se constituyen mutuamente a través de las narrativas y praxis".
Este tipo de narrativas y de prácticas se dan en todo espacio urbano y son tan
variadas como él, como ya hemos visto en los ejemplos anteriores. Pueden es-
tar relacionadas con el arte, con la movilización política, con usos relaciona-
dos con el ocio o el trabajo, o con nuestras prácticas más cotidianas en ellos.
Pueden ser relativamente "autónomas" o estar basadas en la participación (y/
o la sensación de estar participando) junto con otras personas en un mismo
proceso o práctica social.
Intentad pensar y sistematizar ejemplos en los que hayáis participado en usos colectivos
del espacio urbano o los hayáis observado. ¿Es evidente dicho uso colectivo? ¿Cuáles
son las prácticas que se daban en dicho/s espacio/s y cómo participasteis en ellas? Podéis
utilizar alguno de los ejemplos que hemos puesto a lo largo del apartado: interacciones
entre actores más o menos habituales, modos de ocupar el espacio, dotarlo de significado
y contenido; horarios, modos de estar, distribución espacial en función de diferentes
características, etc.
Uno de los aspectos recurrentes suelen aparecer al hablar de los usos colectivos
del espacio público son los conflictos que se dan en él. Evidentemente, dichos
conflictos, en el sentido popular de la palabra, ocurren en ocasiones y pueden
darse entre personas o grupos de personas en el uso de los espacios públicos.
Sin embargo, en este apartado queremos utilizar una idea más amplia, no sólo
como algo relacionado con la "violencia" (desde un punto de vista más sim-
plificado y a veces vinculado a las ideas generalizadas que pueden existir sobre
ésta), sino entendiendo dicha conflictividad como algo compuesto por una
gran variedad de procesos de competencia, negociación de significados sobre
los significados y usos de éstos, etc. Ello no quiere decir que en ocasiones este
ámbito no tenga relación con una confrontación "física" o "violenta" (como
cuando se produce un desplazamiento forzoso, un impedimento frontal al uso
© FUOC • PID_00277543 122 Procesos psicoambientales y urbanos
de un espacio o una confrontación clara –sea una pelea o una carga policial
contra una manifestación–), sino que generalmente, además, tiene otros com-
ponentes igual de importantes o más, como pueden ser los discursivos: dis-
cursos que construyen imaginarios sobre dichos espacios y las prácticas que
se dan en ellos y que interpretan, complementan, acompañan o fomentan el
conflicto.
Un buen ejemplo de ello pueden ser algunas de las cuestiones que abordare-
mos en el apartado siguiente sobre la interpretación que en ocasiones se hace
de las diferencias culturales en el uso de los espacios públicos. Pero antes, es
necesario tratar algunas cuestiones genéricas sobre el conflicto en el espacio
urbano.
"El civismo concibe la vida social como un colosal proscenio de y para el consenso, en
que ciudadanos libres e iguales acuerdan convivir amablemente cumpliendo un conjunto
de preceptos abstractos de buena conducta. El escenario predilecto de ese limbo es un
espacio público no menos ideal, en que una clase media universal se dedica al ejercicio de
las buenas prácticas de urbanidad. En ese espacio modélico no se prevé la posibilidad de
que irrumpa el conflicto, puesto que en la calle y la plaza se presupone la realización de la
utopía de una superación absoluta de las diferencias de clase y las contradicciones sociales
por la vía de la aceptación común de un saber comportarse que iguala. Barcelona es un
ejemplo de cómo, a la que te descuidas, el sueño de un espacio urbano desconflictivizado,
por el que pulula un ejército de voluntarios ávidos por colaborar, se derrumba en cuanto
aparecen los signos externos de una sociedad cuya materia prima es la desigualdad y el
fracaso".
"Las ciudades tienen la obligación de generar espacios públicos para que sea la ciudadanía
quien se apodere de ellos y, a partir de sus usos y prácticas, los transformen en colectivos".
(Fórum, 2004).
Esto es muy visible cuando hablamos en términos de regulación de los usos Lectura recomendada
colectivos de los espacios públicos (usos más o menos permitidos) y también,
M. Delgado (2003). Carrer,
de una manera relacionada, sobre su institucionalización (usos o eventos de Festa i Revolta. Els usos de
carácter oficial o no). También es claro, en ocasiones, en casos que tienen una l’espai públic a Barcelona
(1951-2000). Barcelona: De-
orientación relativamente más explícita como, por ejemplo, las movilizacio- partament de Cultura de la
Generalitat de Catalunya.
nes de tipo político, porque en este caso también existen diferentes grados de
regulación, control y planificación: usos más permitidos (en teoría "cívicos",
coherentes con la idea oficial de espacio público) y otros que lo son menos.
Por ejemplo, una de las lecturas que os recomendamos es el libro Carrer, Festa
i Revolta. Els usos simbòlics de l’espai públic a Barcelona, 1951-2000, coordinado
por Delgado (2003), que muestra diferentes ejemplos de apropiaciones colec-
tivas en la calle y en la ciudad y las analiza como un modo de cultura popular
y, en algunos casos, como ejemplos de insumisión e insolencia en los espacios
urbanos. En él se puede observar tanto la regulación que se ha hecho de estos
usos del espacio urbano como la significación que para los participantes y la
misma ciudadanía tenían dichos eventos.
© FUOC • PID_00277543 124 Procesos psicoambientales y urbanos
"según la cual cada vez más los espacios urbanos son destinados al intercambio –lo que
significa que la apropiación y los modos de uso tienden a subordinarse (cada vez más) al
mercado. En última instancia, significa que existe una tendencia a la disminución de los
espacios donde el uso no se reduce a la esfera de la mercancía y el acceso no se asocia a
la compra y venta de un ‘derecho de uso temporario’".
(Alessandri, 2004).
Unas veces, estos intereses se camuflan a partir de normas no escritas (las del
"sentido común"), que –independientemente de su extensión–, si se someten
a un análisis crítico, dejan de ser tan obvias. A este respecto, podemos estar
bastante de acuerdo con Cottino (2005, p. 109) cuando afirma que:
"[El sentido común] no es más que una tecnología social y la prescripción de un modo
de vida que, con juicios, construcciones, eliminaciones o censuras de lo existente, tien-
de a crear un habitus cuya implantación se logra cuando se convierte en un horizonte
normativo interno, no (siempre) expresamente impuesto, pero planteado como el único
plausible. En otras palabras, el sentido común es una mentalidad que da norma al espa-
cio local, que convierte al utilizador en usuario y al utilizador anómalo lo considera un
‘inadaptado’".
Por ejemplo, extraído del título II, capítulo 5, sección primera de la ordenanza
cívica de Barcelona (Ocupación del espacio público para conductas que adop-
tan formas de mendicidad):
"Las conductas tipificadas como infracciones en esta sección pretenden salvaguardar, co-
mo bienes especialmente protegidos, el derecho que tienen los ciudadanos y ciudadanas
a transitar por la ciudad de Barcelona sin ser molestados o perturbados en su voluntad, la
libre circulación de las personas, la protección de menores, así como el correcto uso de las
vías y espacios públicos. [...] Especialmente, esta sección tiende a proteger a las personas
que están en Barcelona ante conductas que adoptan formas de mendicidad insistente,
intrusiva o agresiva, así como organizada, sea esta directa o indirecta".
© FUOC • PID_00277543 127 Procesos psicoambientales y urbanos
Las sanciones, que pueden ser sustituidas por sesiones con servicios sociales, y
que se aplican siempre que no se desista de la actitud, contemplan en este caso
diferentes cantidades: 120 € (mendicidad que represente actitudes coactivas),
750-1500 € (limpieza de cristales de coches en semáforos, etc.), 1500-3000 €
(mendicidad ejercida, directa o indirectamente, con acompañamiento de me-
nores o con personas con discapacidad), 200-300 € (actividades que obstruyan
el paso o el tráfico por la vía pública), etc.
Y aunque formalmente es evidente que no es así, en la práctica está claro que Película recomendada
el nivel de efectividad o de impacto real de las políticas sociales en ciudades
Recomendamos ver la pelícu-
como Barcelona es significativamente menor que el de las políticas de seguri- la El odio (La Haine, 1995, dir.
dad y control. Y, quizá, para capas de población en una situación de margina- Mathieu Kassovitz) para re-
flexionar sobre los conflictos
lidad y exclusión social en nuestras ciudades, esto aún es más cierto: los pro- y las desigualdades urbanas a
partir del modo como lo pre-
yectos y las intervenciones de tipo social son, en el mejor de los casos, pocas
senta la película.
y relativamente efectivas, y en el peor, inexistentes, más allá de la contención
cotidiana de determinadas demandas. Los modos de usar el espacio público
urbano por parte de estas poblaciones que, en parte, se mantienen debido a
dicha falta de políticas sociales reales se vuelven, por tanto, contra ellos, en
un modelo de gestión urbano caracterizado por la interpretación de ciertos
problemas sociales como problemas de orden público.
Buscad noticias que mencionen conflictos relacionados con los usos colectivos de los
espacios urbanos en vuestra ciudad. ¿Cómo presentan dichos conflictos? ¿Quiénes son
los actores implicados? ¿Cuáles son las causas? ¿Existe una regulación de dichos espacios
© FUOC • PID_00277543 128 Procesos psicoambientales y urbanos
públicos? Intentad profundizar un poco en otros posibles factores que se den en ese con-
texto y para los grupos o personas implicados.
(3)
Todo lo que hemos abordado en el apartado anterior, además de a partir de Podéis ver, por ejemplo, Mu-
gak, Observatorio de la diversi-
esos ejemplos, se vincula muy frecuentemente en nuestro contexto urbano
dad, bajo el epígrafe "conflicto so-
actual con la inmigración y las diferencias culturales en el uso del espacio. Si cial en el espacio público": http://
medios.mugak.eu/
3
acudimos, por ejemplo, a una recopilación de noticias sobre el tema , esto se ve
de una manera clarísima. También es visible en otro ejemplo que acabamos de
utilizar: en la Ordenanza cívica de Barcelona, aunque no se señala con claridad
la inmigración como uno de sus ejes, se utiliza algún eufemismo respecto a
las "nuevas situaciones y circunstancias [...] que, igualmente que en cualquier
otra gran ciudad europea, se están produciendo últimamente en Barcelona, en
un mundo cada vez más globalizado" (2005, p. 5).
Por ejemplo, Goldberg (1993) y Taguieff (1990) han analizado estos procesos
y los han denominado "nuevo racismo" o "racismo sin razas", para referirse a
argumentaciones que no apelan explícitamente a diferencias biológicas ni a
juicios jerárquicos de superioridad o inferioridad, sino a diferencias culturales
irreconciliables. Esto es importante para argumentar en contra de la esencia-
lización en los discursos "anti-otro"; una esencialización que no tiene por qué
ser hecha exclusivamente en términos biológicos (como lo hacía el "viejo ra-
cismo"). Pongamos un ejemplo simple: ¿cuántas veces podemos escuchar en
nuestras conversaciones cotidianas frases del estilo "yo no soy racista, pero..."?
En este caso, sería la cultura lo que queda esencializado en una retórica que,
con argumentaciones "culturalistas", parece poder resolver la tensión provo-
cada por la "caída en desgracia" del término raza, al ser percibida como no-
racistas. Sin embargo, para Stolcke (1995), lo definitorio del racismo es la na-
turalización de la relación jerárquica. Rechaza, por tanto, hablar de racismo
para utilizar el término fundamentalismo cultural, que remite a la retórica do-
minante sobre el inmigrante en Europa, que más que inferiorizar al "otro", lo
© FUOC • PID_00277543 131 Procesos psicoambientales y urbanos
Aprovechando las noticias que buscasteis para la actividad anterior, intentad observar si
de alguna manera se menciona la "diferencia cultural" tal y como la describimos en este
apartado. De ser así, ¿se produce esa aproximación estereotipada a lo cultural? ¿Se utiliza
como causa fundamental del conflicto? ¿Son visibles de la misma manera otros factores
sociales o económicos?
Lecturas recomendadas
G. Rodríguez (2008). El miedo al otro y el uso del espacio: el discurso sobre el delito y el conflicto
en la ciudad de Lérida. <http://www.ub.es/geocrit/-xcol/414.htm>
M. Aramburu (2002). Los otros y nosotros. Imágenes del inmigrante en Ciutat Vella de Barce-
lona. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Por tanto, nuestras ciudades también lo son, no sólo como expresión de dicha
desigualdad global, sino también como actores fundamentales en ella. Eviden-
temente, dichas desigualdades en el espacio urbano se dan en diferentes gra-
dos y ámbitos, dependiendo del lugar y del momento. Existen ciudades, zonas
urbanas y espacios donde dicha desigualdad es menos visible, otras en las que
es extremadamente clara y otras, las menos, donde realmente se consigue en la
práctica incorporar dinámicas que favorecen la inclusión y la reducción de las
distancias entre los ciudadanos en cuanto a calidad de vida. Las desigualdades
en el contexto urbano se producen en multitud de ámbitos (pueden ser eco-
nómicas, educativas, laborales y un largo etcétera) y todas ellas actúan como
causa y como efecto en los procesos de segmentación y segregación urbana.
Por ejemplo, simplificando mucho: ciertas áreas urbanas periféricas pueden
contar con peores equipamientos y un menor presupuesto para instalaciones
educativas, lo que incide en la situación de la población en ese sentido. Pero,
además, los propios procesos de segregación urbana (por ejemplo, las dificul-
tades económicas para acceder a una vivienda) pueden hacer a su vez que sean
las personas con un nivel socioeconómico y educativo más bajo las que tien-
dan a ser empujadas hacia esas zonas urbanas o las que lo tengan más difícil
para vivir en otras. Evidentemente, los procesos son de una mayor compleji-
dad y debe analizarse en concreto cada situación, pero el principio fundamen-
tal es que cuando hablamos de segregación y exclusión urbana relacionadas
con las desigualdades, estamos hablando por definición de procesos que im-
plican múltiples factores relacionados.
© FUOC • PID_00277543 133 Procesos psicoambientales y urbanos
Cabe apuntar que, al igual que las desigualdades urbanas están relacionadas
con diferentes factores y espacios, los procesos de segregación urbana se han
acometido de una manera más o menos visible, de una manera vinculada a
diferentes ámbitos. Desde una perspectiva histórica, aparentemente la segre-
gación urbana en términos raciales o étnicos no es tan habitual (o al menos tan
visible) en nuestro contexto, aunque sí lo es, por ejemplo, en Estados Unidos
o en otros lugares del mundo (por ejemplo, en los banlieue franceses). Dichos
procesos de segregación (a veces conceptuada como hipersegregación) cuen-
tan con ciertas características (Massey y Denton, 1989) referentes a la propor-
ción de población minoritaria en una determinada zona, su grado de contacto
con la población mayoritaria, su localización en el espacio urbano, el grado
de cierre de dicha zona urbana y la concentración (la cantidad de población
que vive en esa área particular), entre otros.
Sigue siendo habitual, por tanto, el desalojo (más o menos forzado, más
o menos explícito) de población de unas determinadas zonas de la ciu-
dad, en las que existen generalmente intereses urbanísticos o de otros
tipos.
los aspectos que señalamos en los apartados anteriores, como los usos de los
espacios urbanos y los discursos que se construyen sobre el conflicto y la di-
ferencia cultural.
Por ejemplo, como muestra Requena (2003), en un análisis de Serra d’en Mena
(barrios que limitan con Sant Roc en Badalona), es importante señalar (de cara
al menos a un análisis de diferentes factores) que se trata de procesos de "nueva
marginalidad en espacios tradicionales de exclusión" (Requena, 2003), es de-
cir, de una serie compleja de factores interrelacionados que producen que los
barrios tradicionalmente afectados por una peor situación sean los que alojen
a población recién llegada, en un riesgo de exclusión muy fuerte. Sin embargo,
a partir de dichos discursos, muy frecuentemente es la llegada de población
inmigrante la que convierte un barrio en un escenario de conflicto social. En
otras palabras, no se abordan con tanta frecuencia las problemáticas de los ba-
rrios en los que vive esta población, sino los usos "desviados" o inapropiados
que éstos hacen del espacio público.
En cuanto a los usos del espacio urbano, los intentos por instaurarlo de una
manera desconflictivizada (como ya hemos visto en apartados anteriores) con-
tribuyen a ocultar las desigualdades y tensiones sociales entre diferentes po-
blaciones y zonas urbanas, acotando y marcando posibilidades de promoción,
bienestar y acceso.
Existe multitud de conceptos, análisis y teorías que intentan dar cuenta de los
procesos de segregación y segmentación urbana que hemos presentado en los
apartados anteriores. Muchos de ellos, además, son de uso más o menos habi-
tual y cotidiano y, por tanto, es interesante observarlos críticamente y enten-
der mejor cómo pueden ser utilizados con mayor corrección. En este apartado
simplemente vamos a dar unas líneas generales sobre algunos de los más im-
portantes o de uso más habitual para que puedan servir como una introduc-
ción a herramientas que nos permitan analizar mejor las desigualdades que se
dan en nuestras ciudades.
La palabra gueto, puede tener varios orígenes: uno de ellos proviene de la Ve- Película recomendada
necia del siglo XVII, en la que era utilizada para designar las áreas de la ciudad
Para reflexionar sobre los
donde se almacenaban los escombros o las escorias y que coincidían con una procesos de segregación ur-
zona en la que una población minoritaria (judía) estaba confinada. Posterior- bana y el concepto de gue-
to ver: N. Blomkamp (2009).
mente, su uso se generalizó a partir de una concepción eminentemente nega- District 9. El "otro" en este ca-
so es un grupo de alieníge-
tiva. De hecho, es un concepto que ya ha pasado al lenguaje popular y, en
nas, pero se puede leer como
nuestro contexto, siempre evoca barrios marginales urbanos de autoconstruc- una metáfora de la exclusión
socio-espacial de una pobla-
ción o chabolas, con una composición social determinada, etc. Todos tenemos ción al margen de la ciudad.
una idea folk de lo que es un gueto. Pero es importante hacer notar que en
las ciencias sociales ha sido utilizado para analizar muy distintos espacios y
contextos, por ejemplo, también áreas rurales o aglomeraciones urbanas que
no existen como tales en nuestro contexto inmediato (aunque evidentemente
existan barriadas o chabolas) o que al menos se designan de otra manera (fave-
las, slums, shanty-towns, etc.). Evidentemente, existe una clara vinculación del
uso del concepto de gueto con la desigualdad socioeconómica pero, en otros
casos, dicho concepto se ha puesto en contraste con otras categorías, como la
de enclave étnico (en referencia a la concentración de una determinada mino-
ría étnica en un área urbana). Otros autores, como Wacquant y Wilson (1989),
han descrito el concepto de hiperguetización como la extrema concentración
de grupos no privilegiados en ciertas áreas urbanas.
Hay que ser consciente de varios aspectos en el uso de este concepto: el pri-
mero, evidente, es que la composición poblacional suele ser más compleja de
lo que suele atribuírsele a una zona urbana y que presenta también una hete-
rogeneidad interna (de la zona o de dicha población), incluso cuando puede
considerarse que existe una composición con una presencia muy marcada de
una determinada colectividad. Pero aún más importante, hay que tener en
cuenta que la construcción de una imagen de gueto no sólo depende de las
características de un determinado barrio, sino de las atribuciones que a esa
zona se hacen desde el exterior y desde el mismo barrio. Existen multitud de
estereotipos e imágenes funcionando cuando hablamos de determinadas zo-
nas urbanas y seguramente es fácil buscar ejemplos en todas nuestras ciudades
de este tipo de áreas estigmatizadas.
© FUOC • PID_00277543 138 Procesos psicoambientales y urbanos
Con todos los matices necesarios, el barrio del Raval de Barcelona puede con- Película recomendada
siderarse un ejemplo de los dos procesos que acabamos de describir, tanto los
Para reflexionar sobre los
de guetización como de gentrificación. Como ya mencionamos (y cualquier procesos de guetización y
persona que conozca un poco la realidad de Barcelona puede darse cuenta de gentrificación, así como so-
bre las reformas urbanísticas
ello), la carga discursiva acerca del Raval como un gueto es enorme y ha apa- en general, ver el documen-
tal: P. Toledo y J. González
recido con frecuencia, de una manera más o menos explícita, en los medios
Morandi (2006). Can Tunis.
de comunicación. Dichos procesos se han dado de manera paralela (aunque
no siempre es así) al proceso de llegada de población inmigrante al barrio. Re-
sumimos el proceso de nuevo a partir de Sargatal (2001):
"En relación con Barcelona, en la obra citada en el apartado bibliográfico, Pere López ana-
lizó en los años ochenta dos barrios del casco antiguo de la ciudad, donde antiguamente
habían residido clases altas que emigraron a otras partes de Barcelona, destinadas a gente
acomodada. El espacio que dejaron fue ocupado por inmigrantes, los cuales años después
fueron expulsados hacia la periferia urbana; los poderes públicos dejaron aquellos barrios
en estado de abandono, sin equipamientos básicos, para que fueran desocupados, ya que
entonces, en los años cincuenta, interesaba potenciar las funciones centrales de dichas
zonas. Todavía no se hablaba de gentrificación en Barcelona, pero la administración ya
emprendía actuaciones similares. En el caso del barrio del Raval, la rehabilitación se ha
visto impulsada de manera decidida desde finales de los años de 1980. La iniciativa se
ha debido en gran parte al sector público, representado por el ayuntamiento de Barcelo-
na y otras administraciones. A principios de los años de 1990 se realizaron una serie de
actuaciones en edificios públicos y se invirtió en la rehabilitación urbana de gran parte
del barrio".
Esto supone, como ocurre en otras ciudades, que el barrio presente una coexis-
tencia tanto de la población inmigrante llegada en los últimos años, como de
la población que "originalmente" lo poblaba (inmigrante también, a su vez,
en cierta proporción) y de ambas con esa nueva población gentrificadora (po-
blación de clase social alta, en otras ciudades europeas, y en el caso del Raval
con un perfil quizá más limitado a clases medias jóvenes sin una alta estabi-
lidad laboral). Evidentemente, los procesos de asentamiento de población in-
migrante en espacios de exclusión, como dijimos en el apartado anterior, no
se limitan a los cascos viejos de las zonas urbanas.
Para ampliar sobre esta cuestión (analizando también los procesos de asenta-
miento en zonas rurales), puede consultarse, por ejemplo, el libro de Martínez
Pobreza segregación y exclusión espacial: la vivienda de los inmigrantes extranjeros
en España (2001). Como ya comentamos, Aramburu (2002) analizó la manera
específica en la que dichos procesos eran asociados a discursos en el barrio del
Raval. Por otra parte, Monnet (2002) ha abordado también, a partir de una et-
nografía, las identidades y señales sociales del territorio en relación con la in-
migración, también en este barrio. Todos estos trabajos describen con claridad
cómo se producen los procesos de guetización, tal y como ocurre en el Raval,
pero también nos ayudan a entender que dichos procesos de guetización (por
ejemplo, a partir de la mala imagen del Raval en el resto de la ciudad) tienen
relación con ciertos límites del mismo proceso de gentrificación.
© FUOC • PID_00277543 141 Procesos psicoambientales y urbanos
Sargatal (2001) resume con mucha claridad el modo como dicho proceso fun-
ciona para el Raval y toma como objeto de estudio dos calles de este barrio:
muestra de esta manera la importancia que tiene la Administración pública en
los cambios de uso de ciertas zonas urbanas (por ejemplo, con la construcción
del MACBA, el CCCB, la Rambla del Raval, etc. en pleno centro del barrio)
y cómo, además, el capital privado aprovecha estas actuaciones para intentar
invertir, revalorizar y atraer sectores externos al barrio hacia él (con un obje-
tivo meramente económico, evidentemente).
Lecturas recomendadas
M. Aramburu (2002). Los otros y nosotros. Imágenes del inmigrante en Ciutat Vella de Barce-
lona. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
N. Monnet (2002). La formación del espacio público: una mirada etnológica sobre el Casc
Antic de Barcelona. Barcelona: ICA.
Podríamos considerar una situación prototípica de acoso inmobiliario el que Película recomendada
se da contra personas mayores que viven solas, con una renta antigua (es decir,
Para reflexionar sobre la
que están pagando un precio por debajo del del mercado) en zonas céntricas cuestión del moobing, los
de las ciudades y, por tanto, muy apetecibles para el mercado inmobiliario. desalojos y la especulación,
ver: S. Cabrera (1993). La es-
Evidentemente, lo que se suele considerar mobbing inmobiliario son las tácti- trategia del caracol.
cas que son utilizadas para desalojar (obras, dificultar el acceso a luz y agua, La película también es intere-
sante de la cara al apartado
introducir vecinos "conflictivos", etc.), que, a veces (sobre todo por la falta de 2.4 "Los movimientos socia-
posibilidades reales de representación legal y porque no existe una apuesta les urbanos".
Actividad
Película recomendada
Pensad en una zona urbana diferente de la propuesta como ejemplo (el Raval) pero que
penséis que cumple algunas de las características de los procesos de guetización y/o gen- En construcción (2001). José
trificación. ¿Cuál es la historia de ese barrio? ¿Qué composición de población tiene? Po- Luis Guerín (Dir.).
déis también intentar buscar información sobre si se están produciendo casos de mobbing Este documental nos sitúa
o acoso inmobiliario. en el Raval de Barcelona y, a
partir de la construcción de
un edificio, nos muestra a al-
Lecturas recomendadas gunos de sus habitantes, su
cotidianeidad en el barrio y
L. Wacquant (2008). Urban Outcasts: A Comparative Sociology of Advanced Marginality. Po- las transformaciones que és-
lity Press. te sufre. Reflexiona en torno
a las cuestiones planteadas
U. Martínez-Veiga (1999). Pobreza, Segregación y exclusión espacial. La vivienda de los inmi- en este apartado a partir de la
grantes extranjeros en España. Barcelona: Icaria-Instituto Catalán de Antropología. manera como los protagonis-
tas relatan su vida cotidiana.
Seguridad en la ciudad ¿para quién? ¿Para qué? ¿Calidad de vida para quién? ¿Y
para qué? Los discursos oficiales en temas de seguridad en la ciudad y calidad
de vida urbana están plenamente presentes y establecidos en nuestras realida-
des cotidianas. Son unos discursos que hacen emerger una "ciudad ideal" to-
talmente racionalizada y sin problemáticas sociales (este "espacio urbano des-
conflictivizado del que hablábamos en el apartado 3.1.2). Con estos discursos
"normativizantes" y "normalizadores" conviven otros discursos urbanos sobre
© FUOC • PID_00277543 143 Procesos psicoambientales y urbanos
No volveremos aquí a comentar otra vez este tema, sólo cabe señalar que al-
gunos de los supuestos efectos de la globalización (la inmigración, entre ellos)
se han utilizado como elementos para construir estos nuevos discursos sobre
la seguridad: la cuestión de la "seguridad", en este sentido, se ha extendido por
el mundo globalizado, "globalizando", por lo tanto, diagnósticos, respuestas,
estrategias y, fundamentalmente, construyendo un discurso homogeneizador
que excluye o deja al margen otras lecturas conceptuales y fácticas. Sin em-
bargo, esta mirada reduccionista no es producto ingenuo de una miopía ana-
lítica y política; es una estrategia calculada y activa, consciente de que el mie-
do es uno de los mejores elementos de control social. ¿Cuántas veces no he
hecho según qué cosas o no nos hemos ido a según qué lugares simplemente
por miedo? Y no nos refiramos únicamente al miedo a que nos pueda pasar
alguna cosa. Es, también, miedo a ser desplazado, a ser diferente, a no encajar.
© FUOC • PID_00277543 144 Procesos psicoambientales y urbanos
No obstante, generalmente nos encontramos ante una lectura que le da un Lectura recomendada
único sentido al tratamiento de la seguridad: la de ponerse ante su "oponente",
M. Davis (2003). Ciudad de
la inseguridad. Sin embargo, es una inseguridad que no tiene nada que ver cuarzo: arqueología del futuro
con la que mencionábamos hace un momento. Lo "correcto", en el momen- de Los Ángeles. Madrid: Len-
gua de Trapo.
to actual, es que la ciudad (o, mejor dicho, los políticos y los gestores de las
ciudades) produzca discursos en términos de "inseguridad" para relacionarlo
directamente con el concepto de criminalidad, pero también para construir Películas recomendadas
activamente prácticas urbanas y promocionar determinados tipos de actuacio-
Las siguientes películas pre-
nes en el espacio urbano. Así pues, la pareja "seguridad-inseguridad" no sólo sentan un contexto bastante
distópico y se pueden relacio-
se circunscribe al campo de las políticas penales para reprimir los delitos, sino nar muy bien con las cuestio-
que traspasa y atraviesa la vida social cotidiana. No es sólo la vieja dicotomía nes de la vigilancia, la seguri-
dad y el control. Ver:
entre libertad y seguridad (que, por otra parte, continúa siendo realmente uti-
M. Radford (1984). Nineteen
lizada desde el poder, utilizando estos conceptos como abstracciones homoge- Eighty-Four.
neizadoras y totalizadoras). Va más allá: las personas que habitamos las urbes A. Niccol (1997). Gattaca.
R. Plá (2007). La zona.
realizamos o no ciertas prácticas o acciones en ellas en función de si seguimos
las normas establecidas o en función de cuánto de seguros o inseguros nos
sentimos en las urbes. Es más, dejando de lado que estas normas se construyen
muy a menudo relativamente de espalda a los ciudadanos (o a una parte de
éstos), somos nosotros mismos los que día a día confrontamos o damos apoyo
a esta construcción del espacio urbano mediante nuestras prácticas sociales.
"El tema de la seguridad tiene un papel muy importante actualmente –sólo hace falta
observar y, sobre todo, sufrir el estricto control al que nos hemos de someter cada vez
que queremos viajar en avión–, desde los puntos de vista económico y político".
Esto hace pensar en el papel que verdaderamente pueden tener las instancias
del orden en una sociedad. La policía, o polizeiwissenschaf, es una institución
que surge en relación con esta técnica gubernamental, cuyo objetivo es hacer-
se cargo de los problemas de la población. En este sentido, se puede afirmar
que la policía, e incluso la medicina y la ciencia, instrumentalizan los debe-
res del Estado con su población al facilitar el escrutinio de las acciones, de las
costumbres y de la actividad de la población.
En materia de seguridad, queda claro el papel que ejercen los grupos policíacos
equipados hoy en día, con bastante tecnología para salvaguardar la seguridad
mencionada. La videovigilancia se ha convertido en un mecanismo de control
cada vez más utilizado. La videovigilancia también sirve para observar si se
cumplen las normativas cívicas.
sus actividades de libre circulación, ocio, encuentro y recreo, con pleno respeto
a la dignidad y a los derechos de los otros y a la pluralidad de expresiones y
de modos de vida distintos existentes en las ciudades.
Así pues, las ordenanzas cívicas se convierten en una pieza primordial dentro
del complejo entramado de modos contemporáneos de gobernabilidad y or-
denamiento de las ciudades. Desde este postulado, y acogiendo la propuesta
que define la gobernabilidad como el ejercicio realizado por un conjunto de
discursos y prácticas dirigidos a conseguir la regulación de los sujetos (Fou-
cault, 1990). Las ordenanzas cívicas, y teniendo en consideración el discurso
oficial, instituido y político, se convierten en dispositivos que regulan las ac-
ciones y las prácticas de los ciudadanos y de las ciudadanas dentro del espacio
urbano. Al mismo tiempo, en la esfera social, estas ordenanzas cívicas cons-
truyen identidades reguladas, normativizadas y reprimidas. Como apunta Bo-
net (2007, p. 41):
"La ordenanza cívica constituye el reverso de la ciudad plural y educadora [...]. A pesar
Lectura recomendada
de ello, sus efectos en el contexto del potencial de innovación creativa de Barcelona van
mucho más allá del simple afán regulacionista del espacio público. Su diseño e imple-
mentación responden claramente a la coalición de intereses entre el capital inmobilia- Zemos 98 (2007). Panel de
rio, turístico y comercial, que son los que dirigen el nuevo diseño urbano, el llamado control. Interruptores críticos
urbanismo de los negocios, y necesitan la privatización del espacio público a fin de que para una sociedad vigilada.
deje de operar como lugar de encuentro para convertirlo en lugar de circulación entre http://www.zemos98.org/
actos de consumo". paneldecontrol/libro/01_
DemocraciaCivica_Santiago
LopezPetit.pdf
Frente a estas otras maneras de comprender y de analizar el tema de la segu-
ridad ciudadana (desde la vigilancia y desde las ordenanzas de civismo), argu-
mentamos que cada vez más el espacio público urbano deja de ser espacio (da-
do que no se puede practicar social y libremente) y deja de ser público (dado
que se privatiza en todos sus rincones). Así pues, la amenaza ya no son ciertos
colectivos, grupos concretos de personas, etc.: la amenaza somos todos y está
extendida por toda la ciudad. De este modo, sólo podemos efectuar ciertos ti-
pos de actos y de acciones, de prácticas sociales y urbanas: quien haga otros o
quien no siga las normativas impuestas acaba convirtiéndose en un incívico.
La ciudad compacta ideal mira hacia dentro y también hacia fuera; pero su
sostenibilidad debe permitir que su interior cumpla con los requisitos adecua-
dos para su habitabilidad y la mejora de la calidad de vida urbana. Los espacios
verdes, los equipamientos, los servicios y los transportes públicos han de ser
accesibles, deben estar a una distancia-tiempo mínima con el fin de facilitar y
propiciar su uso, superando las barreras existentes y creando nuevos hábitos
de movilidad y relación.
Actualmente (a pesar de las diversas críticas que se pueden hacer a los concep-
tos de sostenibilidad y reciclaje, por ejemplo), quien más quien menos acepta
la reutilización y el reciclaje de los bienes de consumo utilizados con el fin de
detener el actual malgasto del suelo, de materiales y de energía que provoca
el actual modelo de ciudad difusa, reciclando, rehabilitando y recuperando la
ciudad existente. A los esfuerzos realizados, sobre todo en centros urbanos,
se deben añadir nuevas energías para coser y recoser las periferias dispersas y
delimitar de manera clara y precisa la frontera entre campo y ciudad. La ex-
plotación de los sistemas no debe superar nunca la capacidad de carga de los
sistemas periféricos, ya que son la garantía del futuro de la propia ciudad.
© FUOC • PID_00277543 147 Procesos psicoambientales y urbanos
captar cómo fue la transformación profunda, tanto social como urbana, de las
ciudades. En este último caso, estamos hablando de un conjunto concreto de
movimientos sociales urbanos, los movimientos vecinales.
Ejemplo
Elegimos un ejemplo concreto para ilustrar lo que estamos explicando, que resumimos a
partir de López (2008). El Barri de Sant Roc, en Badalona, puede tener una historia para-
lela a otros barrios similares en cuanto a movimiento asociativo y vecinal, y es además un
buen ejemplo de los procesos de segmentación y segregación que comentábamos en el
apartado anterior. Sant Roc está en el extremo suroeste del término municipal de Bada-
lona, en una zona que originalmente fue denominada por el Ayuntamiento de Badalona
como "barrio del regadío" (1958). Sant Roc ocupa 46,2 hectáreas y reúne 3.395 viviendas
(con una media de 50 m2 cada una) en seis tipos de bloques, que varían de los 5 a los 14
pisos de altura (Pareja et al., 2005, p. 15). Según datos de población del Ayuntamiento de
Badalona registrados en julio del 2004, la población del barrio de Sant Roc es de 13.752
personas, de las cuales aproximadamente 5.000 (un 40%) son habitantes "autóctonos" de
etnia gitana y unos 2.600 son población inmigrada (a pesar de que hay que tomar dichas
cifras con cautela, pues parte de esta población no está empadronada).
El barrio de Sant Roc, como tal, comenzó a ser construido en diciembre de 1962, como
una solución a la necesidad de vivienda de colectivos de otras zonas de Barcelona, que
por distintas razones van a ser reubicados en él. Junto con procesos de intervención urba-
nística (expropiaciones de la A-19, chabolistas de Montjuïc y Somorrostro, etc.) en otras
zonas del área metropolitana de Barcelona, las inundaciones de otoño de 1962 fueron el
detonante del traslado al barrio de una gran cantidad de personas, que se instalaron en
edificaciones prefabricadas mientras se construían los característicos bloques de pisos.
En octubre de 1965 se finaliza la construcción de los primeros pisos, cuya promotora fue
la "Obra Sindical del Hogar y Arquitectura", posteriormente muy criticada por su mala
gestión y la mala calidad de la construcción. La herencia de dicha intervención en Sant
Roc son unos bloques raquíticos y mal construidos que con los años han obligado a una
remodelación del barrio que incluye un total de 918 viviendas afectadas por patologías
estructurales, agravadas por una construcción totalmente deficiente que, nada más aca-
bar las obras, provocaron problemas de humedades y todo tipo de desperfectos.
Como una muestra de los efectos negativos que esta mala intervención (y la falta de
equipamientos en el espacio público) tuvo en la vida de los vecinos, entre 1972 y 1976 se
produjeron una serie de accidentes que se cobraron la vida de varias personas (dos niños
muertos al desprenderse la barandilla de dos pisos, una joven muerta al desprenderse
una cornisa, otros dos niños atropellados por falta de semáforos, un niño fallecido al
electrocutarse con un cable sin protección, etc.).
de 77.000 viviendas, distribuidas en 513 grupos, 201 correspondientes a los barrios tras-
pasados y 312 a las nuevas promociones hechas por el Instituto Catalán del Suelo. Tam-
bién se comienzan a abordar, desde 1986, los problemas derivados de la propiedad de las
viviendas: en ese momento, el 70% de la gente del barrio aún ocupa ilegalmente el piso.
Esta situación se irá solventando paulatinamente, hasta que en 1991, los pisos de Sant
Roc llegan a la calificación definitiva y ya pueden ser tratados por sus propietarios como
cualquier otra vivienda en el mercado. A partir de los años noventa, la Generalitat de
Cataluña emprende una serie de intervenciones en barrios periféricos de diferentes ciu-
dades catalanas que, como veremos más adelante, incluye también al barrio de Sant Roc.
"en todos los países industrializados y desde finales de los años sesenta, han surgido una
serie de grupos que ante los problemas sociales que consideran muy urgentes se propo-
nen cambiar la percepción de los ciudadanos y crear estados de opinión que impulsen el
cambio. Son los movimientos sociales. A diferencia de los movimientos sociales tradicio-
nales (partidos políticos y sindicatos), los movimientos alternativos no son grupos que
defiendan intereses de una determinada clase social, ni responden a ideologías políticas
específicas. Su objetivo último no es el beneficio directo de sus asociados o seguidores,
sino, como se ha dicho, la creación de una conciencia colectiva sobre problemas a los
que hasta entonces se había prestado poca atención y que, de una manera u otra, afectan
a todo el mundo. A menudo estos problemas ni tan siquiera incumben directamente a
las personas que forman parte del movimiento. Es imposible, pues, catalogarlos como
‘grupo de intereses’; en todo caso hay que definirlos como grupos que buscan la conse-
cución de bienes públicos".
Un caso particular que merece la pena mencionar, porque está bien recopilado
en los trabajos sobre el tema, es el que lleva por nombre el acrónimo NIMBY
(del inglés Not in my back yard), también conocido en castellano como SPAN
(Sí, pero no aquí). Dichos movimientos vecinales se podrían describir, en pocas
palabras, como reacciones de un grupo de vecinos frente a la instalación (o
la posible instalación) de algún tipo de infraestructura o servicio en una zona
próxima al barrio o en el propio barrio. La característica común de dichas in-
fraestructuras o servicios es que son consideradas por estos vecinos como per-
judiciales, molestas o peligrosas. Los ejemplos son muchos y van desde aero-
puertos y otras infraestructuras de movilidad hasta centros sociosanitarios re-
lacionados con las drogodependencias o instalaciones religiosas, pasando por
antenas de telecomunicaciones, industrias, plantas de reciclaje y basureros.
Del mismo modo que las temáticas que se abordan, los modos de lucha y di-
fusión de la información de los movimientos vecinales urbanos se han ido
modificando con el tiempo para adaptarse y tratar de maximizar el impacto.
Es evidente la importancia que en este proceso han tenido los medios de co-
municación y, muy particularmente, Internet. Además, dentro de procesos de
intercambio de estrategias y experiencias, desde la conexión entre lo global
y lo local (al menos desde los propios discursos de los movimientos sociales
y sin entrar a discutir estos conceptos), se han ido construyendo encuentros
y conexiones entre diferentes movimientos vecinales, sociales y políticos que
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