Este documento discute la necesidad de una verdadera reforma agraria que implique cambios estructurales en la tenencia de la tierra y en las desigualdades de poder, para promover el desarrollo económico y social de los campesinos. Señala que la reforma agraria en muchos países otorgó parcelas demasiado pequeñas a los campesinos, lo que limitó su capacidad de explotación económica de la tierra. También analiza los efectos mixtos de las reformas agrarias en la producción y productividad
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Este documento discute la necesidad de una verdadera reforma agraria que implique cambios estructurales en la tenencia de la tierra y en las desigualdades de poder, para promover el desarrollo económico y social de los campesinos. Señala que la reforma agraria en muchos países otorgó parcelas demasiado pequeñas a los campesinos, lo que limitó su capacidad de explotación económica de la tierra. También analiza los efectos mixtos de las reformas agrarias en la producción y productividad
Descripción original:
PROPUESTA POLITICA Y PROGRAMATICA PARA UNA REFORMA AGRARIA
Este documento discute la necesidad de una verdadera reforma agraria que implique cambios estructurales en la tenencia de la tierra y en las desigualdades de poder, para promover el desarrollo económico y social de los campesinos. Señala que la reforma agraria en muchos países otorgó parcelas demasiado pequeñas a los campesinos, lo que limitó su capacidad de explotación económica de la tierra. También analiza los efectos mixtos de las reformas agrarias en la producción y productividad
Este documento discute la necesidad de una verdadera reforma agraria que implique cambios estructurales en la tenencia de la tierra y en las desigualdades de poder, para promover el desarrollo económico y social de los campesinos. Señala que la reforma agraria en muchos países otorgó parcelas demasiado pequeñas a los campesinos, lo que limitó su capacidad de explotación económica de la tierra. También analiza los efectos mixtos de las reformas agrarias en la producción y productividad
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PROTECCION INTEGRAL
PROPUESTA POLITICA Y PROGRAMATICA PARA UNA REFORMA
AGRARIA
Una verdadera Reforma Agraria supone una revolución. Una revolución en
conceptos jurídicos tradicionales, en los sistemas administrativos, en las metodologías de asistencia técnica, en los sistemas de crédito, en los servicios básicos y en la política económica. Supone esencialmente un cambio en las estructuras de la tenencia; por ende, en las estructuras socioeconómicas, y en las de poder; por cuanto una clase marginada de la vida social, económica y política de los países no puede ser promovida e incorporada al desarrollo económico, al progreso social y al pleno goce de sus derechos ciudadanos. En tal sentido, la promulgación de la Ley de Reforma Agraria el 5 de Marzo de 1960 marca una importante etapa en la vida social y económica del país. En la ejecución de la Reforma Agraria se destacan dos aspectos correspondientes al Instituto Agrario Nacional a) La regularización del sistema de tenencia en base a la función social de la tierra, y b) Aliviar la presión demográfica y política ejercida por aquellos que carecen de tierras propias y son explotadas por los terratenientes. En este orden de ideas, tenemos que se dan pasos encaminados a disolver el régimen injusto de tenencia. Para ello se adquieren fincas privadas que en su mayoría no cumplen con la función social, fincas que son explotadas indirectamente y otras incultas; también se incorporan al proceso de reforma agraria grandes extensiones de tierras baldías y de propiedad de la nación, para ello se expropiaron algunas y se confiscaron otras. Pero una vez que se cuenta con vastas extensiones de tierras incorporadas en forma harto insatisfactoria, se otorgan al campesino, (la mayoría con título precario o con título provisorio), parcelas de superficies demasiado pequeñas, cuya posibilidad de explotación económicamente favorable está lejos de la realidad.
Los efectos de la reforma agraria en la producción y la productividad agrícolas
de un país son difíciles de desagregar, y escasas han sido las evaluaciones al respecto[41]. Es probable que, ante la circunstancia de una eventual expropiación, algunos medianos y grandes productores hayan optado por intensificar la productividad de sus explotaciones; y de hecho, en varios países los primeros años de la reforma coincidieron con mayores tasas de crecimiento de la producción agrícola[42].
Algunos estudios de casos muestran que las explotaciones de beneficiarios de
las reformas lograron en general mejores resultados de producción y productividad que los minifundios de agricultores no beneficiarios (FAO, 1992). En algunos países, con el apoyo de donantes multilaterales, el Estado realizó importantes inversiones en mejoras de la tierra. Sin embargo, por lo general las políticas gubernamentales respaldaron mayormente a los productores exportadores y reflejaron las presiones de la nueva agricultura comercial y su contribución al crecimiento de la producción agrícola, especialmente la producción de exportación.
Las características individuales de los beneficiarios de las reformas
constituyeron un fuerte impedimento para la consolidación económico- productiva. Con frecuencia, los agricultores eran personas de edad avanzada, analfabetas y escasamente instruidas; su experiencia en la gestión de la producción, el mercadeo y las técnicas agrícolas era escasa o nula [43]. Por otra parte, la organización de la población agrícola con el objeto de aumentar la productividad era escasa o inexistente.
En Venezuela, la nueva ley agraria o Ley de Tierras dio al Estado amplia
potestad sobre las tierras agrícolas, incluyendo la explotación, el sistema productivo y la productividad. La Ley restringió el alcance y autonomía de las entregas, facilitó las expropiaciones e incluso la confiscación de la propiedad privada independientemente de que en las tierras confiscadas la actividad productiva se ejerciera a pleno ritmo cuando, a juicio de las autoridades, no se cumplía con la condición de asegurar la autosuficiencia alimentaria. (Invocando el concepto de autosuficiencia alimentaria se daba así una interpretación equivocada a la función social de la propiedad al excluirse de la producción agrícola las actividades agrícolas distintas de la producción de alimentos.) La Ley eliminó ciertas instituciones de protección del campesino y del indígena, como la Ley de Tribunales y Procedimientos Agrarios y la Procuraduría Agraria, y creó nuevas instituciones de administración centralizadas poco definidas. Como consecuencia de su opacidad y de las insuficiencias reglamentarias, la Ley resultó poco eficaz y contribuyó a generar una notoria inseguridad jurídica en materia de tenencia de la tierra