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Leyendas y
tradiciones
IV
Simbología
Categoría
Región
LEYENDAS Y TRADICIONES 3
Prólogo
LEYENDAS Y TRADICIONES 5
cuentos, las novelas, las tradiciones y leyendas escritas) no solo
está para ejercitar el razonamiento y comprender el contenido de
las narraciones, sino también para sentir con nuestro corazón lo
que otros nos cuentan; por ello a veces nos hacen reír, nos ponen
contentos, hacen que se nos escapen unas lágrimas (o al menos se
nos hace un nudo en la garganta), o nos dejan pensando un rato.
Siempre creí en las capacidades y las ganas de escribir que
tienen las personas que forman parte de la comunidad educativa:
estudiantes, docentes, y también madres y padres de familia. Solo
necesitaban una oportunidad, un empujoncito.
Al inicio, cuando en el Ministerio de Educación se planteó esta
propuesta, muchos dudaron que el programa “Nuestras propias
historias” pudiera dar resultados cuantitativos altos. En un
principio tal vez se lo veía como un proyecto un poco soñador, que
pretendía convocar a un gran desafío a la comunidad educativa
del país. Por ahí incluso escuché decir: “pero si la gente ni siquiera
lee, va a ser muy difícil que se ponga a escribir”.
Sin embargo, no ocurrió así. Esta propuesta ha revelado algo
que va más allá de la estadística o del cuadro de alcance de
metas cuantitativas. Esto es un resultado concreto en términos
educativos y culturales. Al interior de la comunidad educativa,
la cifra final de 3 729 participantes —entre estudiantes, docentes,
personal administrativo, madres, padres, abuelas y abuelos de
todo el Ecuador, en unas provincias más que en otras— nos
reveló que las personas tienen interés por narrar lo que les ha
sucedido, lo que han escuchado o lo que han inventado también.
De este gran total, para la publicación se seleccionaron más de
ochocientas narraciones que tratan una gran variedad de temas:
artes, oficios, profesiones y pasatiempos; leyendas y tradiciones;
realismo social; relatos de amor, de terror o fantásticos; o historias
de la comunidad, la familia o la escuela.
Luis Zúñiga
Escritor y creador del Programa “Nuestras propias historias”.
LEYENDAS Y TRADICIONES 7
Índice
El pillallau 13
Gisela Verónica Buñay
Mi amigo Moisés 16
Patricio Fernando Lara
El llanto falso 24
Carlos Libardo Enríquez
El sirviente y el buey 31
Cledys Nayeli Puentestar
El hombre descarao 37
Ángel Argenis Goyes
La Virgen de Dolores 43
Janeth Guerra
El ambicioso y el carbunco 52
Nancy Dolores Uvidia
Ambición56
Dayana Michelle Espín
El huahuancó 68
Megan Naomi Cáceres
El colorado 71
Gonzalo Gabriel Zurita
Los matacuras 75
Jennifer Maribel Pilamunga
El niño de Isinche 78
Isabel Clemencia Chiguano
LEYENDAS Y TRADICIONES 9
Una promesa de amigos 82
Martha Dolores Moya
La Virgencita de Piquil 90
Odalis Lizbeth Lescano
De cipreses y chanchos 93
Pedro Pablo Gamboa
Costumbres y tradiciones de la
parroquia Guangaje 121
Jorge Humberto Guanotuña
El animero 131
FÉlix Samuel Haro
LEYENDAS Y TRADICIONES 11
En busca de mis alforjas 152
Miguel Ángel Sevilla
El Calicanto 164
Emma Beatriz Muñoz
El pillallau
LEYENDAS Y TRADICIONES 13
comiera, pero el niño, necio, no lo hizo. La madre finalmente se
enfadó y le dijo que si no quería comer, el pillallau se lo comería.
Sin embargo, a él le dio lo mismo.
Ella salió de la cocina a dormir y apagó el candelero. El niño
se quedó en la cocina, y como estaba haciendo frío, se sentó
junto a la tushpa. Su madre le dijo que fuera a dormir y lo intentó
asustar con el pillallau, pero el niño no hizo caso y se puso a llorar.
Después de un rato, empezó a gritar:
—¡Mamá, mamá, el pillallau me está comiendo el pie!
Pero la madre pensó que era mentira, así que le dijo:
—Mikuy pillallau, mikuy, chay respondón wamprata.
Al momento, el niño gritó:
LEYENDAS Y TRADICIONES 15
Patricio Fernando
Lara
nació en El Ángel,
Carchi, en 1963. Trabaja
en la Unidad Educativa
Libertad. Su actividad
favorita es ser docente.
Mi amigo Moisés
LEYENDAS Y TRADICIONES 17
le hicieran un grave daño a la maquinaria, pero nadie se atrevía a
cuidárselo por la noche, por el miedo. Entonces don Moisés aceptó
el trabajo y se fue acompañado de sus perros, Kaiser y Laica.
Mientras dormía en la cabina, se despertó asustado por
los aullidos desesperados de los perros, quienes huyeron
despavoridos, a eso de las doce de la noche. Entonces se sentó y vio,
a su lado, a un ser con terno negro que le sonreía diabólicamente.
Desesperado, quiso salir corriendo, pero no podía. Tampoco
podía gritar, solo acariciar el escapulario que tenía en su cuello.
Finalmente ese ser desapareció, pero a través del parabrisas vio
que iba por el río con un látigo en la mano, arriando a las almas
que exclamaban ayes lastimeros. De pronto se abrió un portal del
LEYENDAS Y TRADICIONES 19
Anaiz Cristina
Suárez
nació en Moraspungo,
Cotopaxi, en 2002.
Estudia en primer año
de Bachillerato de
la Unidad Educativa
Moraspungo. Su
actividad favorita es el
fútbol.
Martes de Carnaval
y los demonios
LEYENDAS Y TRADICIONES 21
A Saúl le sirvieron una bandeja con mote, gallina, fritada y
mucha ensalada. Ya no alcanzaba a comer, así que metió la comida
en la guitarra y pidió nuevamente que lo llevaran a su casa. El
señor montó en el caballo y le pidió otra vez que cerrara los ojos;
en un instante estaban donde se habían encontrado al inicio.
Su madre lo recibió con lágrimas en los ojos, y Saúl le dijo:
—Mami, no llore, que no me fui mucho tiempo. Solo fueron
tres horas.
En eso, la madre le respondió:
—No, hijo, te fuiste ocho días y pensé que te habías muerto.
Saúl, preocupado por lo que la madre decía, recordó que tenía
comida en su guitarra:
LEYENDAS Y TRADICIONES 23
Carlos Libardo
EnrÍquez
nació en Huaca, Carchi,
en 1959. Trabaja en la
Unidad Educativa San
Isidro. Sus actividades
favoritas son escribir
cuentos, poesía y
canciones, y cantar.
El llanto falso
LEYENDAS Y TRADICIONES 25
Yo vivía con mi familia: mi esposa, Zoila Judith, que también
era docente en la misma escuela, y mi hijo, llamado Carlos, que
tenía apenas cuatro meses de nacido. Habitábamos en la escuela
antigua de madera que quedaba a continuación de la nuestra.
Un domingo a eso de las seis de la tarde, regresando de la loma,
que era el lugar de reunión de la comunidad, nos aprestábamos
a preparar la merienda y al niño pequeño lo habíamos
recostado en el dormitorio, cuando algo muy extraño ocurrió:
mientras preparábamos los alimentos, el pequeño lloraba con
desesperación, así que corrimos a socorrerlo. Sin embargo, lo
encontramos profundamente dormido. Regresamos a la cocina
y otra vez escuchamos el llanto desesperado; volvimos a la
habitación y lo encontramos muy dormido. Nos preocupamos, así
que fuimos a inspeccionar el camino por si acaso hubiera pasado
alguien con un niño pequeño, pero no había nadie.
Al siguiente día, contamos lo acontecido a los comuneros. Lo
que nos pudieron decir fue que eso ya era común, que pasadas
las seis de la tarde lloraba un niño llamado “el guagua auca”, pues
algunos años atrás una mujer había lanzado al pozo de agua un
feto de un niño.
Desde ese día, los ruidos continuaban en la escuela. Con decirles
que en la cocina danzaban los espíritus al son de un ritmo de
percusión; los utensilios caían al piso. Al otro día madrugábamos
para observar y todo se encontraba en orden, en su lugar.
Hasta que una noche, mientras llenaba las libretas de
calificaciones alumbrándome con una vela, se escuchó la voz de
una mujer cerca de la ventana:
—¡Don Carlos!
Me asusté. Desperté suavemente a mi mujer y le pregunté si
había escuchado; ella me contestó que sí. De la misma manera,
LEYENDAS Y TRADICIONES 27
Wilmer Oswaldo
Guairacaja
nació en Columbe,
Chimborazo, en 2001.
Estudia en tercer año
de Bachillerato de
la Unidad Educativa
Comunitaria
Intercultural Bilingüe
Abya Yala. Su actividad
favorita es leer.
El hermano
pobre y el rico
H
nombraron prioste.
abía una vez un hermano que era pobre y
otro que poseía muchos bienes. Un mes
hubo una fiesta y al hermano pobre lo
LEYENDAS Y TRADICIONES 29
—Nosotros te recompensaremos con mucho oro y plata por
ayudarnos a recordar el último día de la semana —dijeron ellos,
y así lo hicieron.
Con ese dinero hizo la fiesta más grande de esos tiempos. Su
hermano rico le preguntó:
—¿Cómo lo hiciste? ¡Salió la festividad más bonita que nunca
he visto!
Cuando el hermano pobre le contó cómo habían sido las cosas,
al otro le dio envidia y quiso hacer lo mismo: fue a la casa botada
a esperar a aquellos hombres extraños. Cuando llegaron, estos
fingieron que no recordaban los días de la semana y desde el lugar
que estaba el hombre gritó con mucha felicidad:
—¡Domingooo!
Pero ellos le dijeron:
—Tú estás aquí por envidioso.
Y no lo recompensaron. Es más, lo mandaron tras ponerle
cachos y cola, como a un demonio.
El sirviente
y el buey
LEYENDAS Y TRADICIONES 31
un salto y desapareció. Como el pequeño se encontraba a unos
cuantos kilómetros, no divisó con exactitud dónde había quedado.
Pasó un largo tiempo, Estuardo ya tenía dieciocho años de
edad, cuando en un grupo de amigos salió a flote la conversa
de las huacas. Algunos indicaban las características con que se
identificaba dónde existía alguna. Conforme fluía el diálogo, en la
cabeza de Estuardo se conjugaba el hecho que había visto hacía
tantos años cuando regresaba de la ciudad de El Ángel.
El joven estaba un poco temeroso, porque tal vez sus amigos
no se iban a convencer del relato que preparaba en su cabeza.
Finalmente se decidió por contar lo ocurrido cuando él era un
adolescente. Los acompañantes pusieron mucho interés en la
narración, hasta que Luis, uno de los jóvenes, el mayor del grupo,
que se encontraba entre los curiosos, exclamó:
LEYENDAS Y TRADICIONES 33
Luis Alberto Villa
nació en Chambo,
Chimborazo, en 1968.
Trabaja en la Unidad
Educativa Comunitaria
Intercultural Bilingüe
Daniel Evas Guaraca. Su
actividad favorita es la
música.
Don Guaraca
y la cueva
LEYENDAS Y TRADICIONES 35
Al salir de aquella ciudad, las naranjas que llevaba se
pusieron duras. Cuando las observó, ¡se dio cuenta de que se
habían convertido en oro! El mote blanco, asimismo, se había
transformado en plata, y los motes negros que llevaba eran
escarabajos. Buscó a sus ovejas y, al no encontrarlas, retornó a
su casa.
Sus familiares los recibieron con mucha alegría, ante lo cual,
sorprendido, preguntó:
—¿Qué sucede?
—Hace ya un año que te ausentaste, y no había rastros de tu
presencia —le contestaron.
Asombrado, manifestó que solo había estado en aquella
montaña unos minutos, y les entregó las naranjas y los motes que
llevaba en una esquina del poncho.
La montaña existe, y dicha cueva ha sido tapada, ya que
manifiestan los que conocen del lugar que el ganado vacuno
desaparecía al ingresar allí.
El hombre descarao
LEYENDAS Y TRADICIONES 37
inteligentes y les sacaba el cerebro, los ponía en frascos con agua
y los coleccionaba; de esta forma no habría muchas personas
inteligentes en el pueblo.
En cierta ocasión, Andrés decidió salir a orinar al patio de su
casa a altas horas de la noche; al parecer, se olvidó del terror
del pueblo. De pronto escuchó unos susurros muy fuertes que
estremecían los huesos y hacían poner los pelos de gallina.
Al verse entre tanta tiniebla, corrió de prisa hacia la puerta de
la cocina, pero sin darse cuenta tropezó con el fogón, que
estaba atizado, y con un perol lleno de leche que recién había
terminado de hervir. La leche le cayó encima y el pobre niño se
quemó toda la espalda.
LEYENDAS Y TRADICIONES 39
Nancy Jeanette
Romero
trabaja en la Unidad
Educativa Guapara.
El cañaveral
encantado del
pueblo de Guapara
LEYENDAS Y TRADICIONES 41
y se quedaban dormidos. La historia dice que la bella doncella
se los llevaba y, al empezar el día, los dejaba botados solos en el
cañaveral.
Cuando era muy pequeña, yo vivía en ese recinto y cada vez
que pasaba por el cañaveral me acordaba de la historia que me
contaba mi madre. Tenía curiosidad por conocer a la doncella,
pero era una historia de antaño, creada para los borrachitos de
ese entonces. La seguiré contando a mis hijos porque el cañaveral
encantado está ubicado en los terrenos de mis padres.
La Virgen de
Dolores
LEYENDAS Y TRADICIONES 43
ciega, la rayuela y tantos más que hacían que las tardes estuvieran
llenas de alegría y diversión.
Al llegar cansada a mi humilde casa, me esperaba mi abuelita
Rosario, quien se encargaba de nuestro cuidado mientras mi
madre trabajaba. Tenía listo un rico tostado yanga o de tiesto,
el cual nos parecía una delicia porque en ese entonces no se
conocían el aceite ni la manteca vegetal, ingrediente que en la
actualidad se utiliza para este alimento nutritivo. Luego, para
llenar el estómago, nos hacía una agüita de cedrón con tortilla de
harina de trigo, sal y agua. Solo de pensar en ello mi paladar y mi
pensamiento se transportan a esos tiempos y deseo desde lo más
profundo de mi alma saborear aquellos manjares, que aunque sin
muchos ingredientes eran los más deliciosos del mundo.
Al llegar la noche, como aún no teníamos televisión, porque
nuestra situación económica no nos lo permitía, la abuelita
Rosario se sentaba en el umbral de la puerta y nos detenía a todos
con ella, para que no entráramos al único cuarto de dormitorio
que teníamos para los seis hermanos que ahí vivíamos. Nos
prohibía además prender la luz, porque decía que se gastaba
y no había para pagarla. Un poco enojados, nos quedábamos
con ella hasta que el sol se ocultara por el cerro Cotacachi. Para
distraernos nos decía:
—¿Quieren que les cuente una historia?
—Bueno —decían mis hermanos, un poco tristes.
Yo, por mi parte, me emocionaba mucho y con alegría esperaba
una historia nueva, que hacía que mi pensamiento se transportara
a otros lugares y tiempos; era la única que en verdad disfrutaba de
esos momentos inolvidables.
—¿Y ahora qué nos va a contar, abuelita? —preguntaba yo.
Y mi pobre abuelita, con una sonrisa en los labios, me decía:
LEYENDAS Y TRADICIONES 45
Hubo algunos muertos, pero la mayoría de los pobladores se
salvó. Asustados, decidieron tomar la imagen que según ellos
había salvado sus vidas y buscarle un nuevo lugar donde vivir. No
quisieron permanecer en donde habían perdido todo, entonces
encontraron una planada en lo que hoy es la cabecera cantonal
de Urcuquí.
Años más tarde, por 1950, cuando Ibarra ya tenía alcalde, se
difundió esta historia de la Virgen de Dolores, y el jefe del cabildo
decidió que, como Urcuquí pertenecía a su cantón, le correspondía
también decidir la suerte de la imagen. Así, designó a varios de sus
funcionarios para que llegaran hasta el poblado y en caballos se
llevaran a la Virgen, que al parecer tenía mucho valor histórico.
Los funcionarios tomaron camino por la antigua carretera,
cruzaron el oscuro y temido túnel, el río Ambi, y llegaron a su
LEYENDAS Y TRADICIONES 47
Lo que más llama la atención es ver cómo la imagen llora en el
trayecto de la procesión e invita al arrepentimiento y a la reflexión
de todos los creyentes.
Empezó a oscurecer. Yo acababa de vivir muchos
acontecimientos: en mi pensamiento estaba el burrito llegando a
la Plaza Vieja, luego me transporté a los momentos de dolor de los
pobladores del antiguo Urcuquí, y finalmente me asustó pensar
que los hombres de la ciudad de Ibarra pudieran llevarse a la
Virgen de Dolores, que más que una imagen representa la fe viva
de todos los urcuquireños.
Mis hermanos, que en un principio estaban enojados,
empezaron a preguntar:
—Pero ¿por qué llora la virgen? ¿Cómo es que lo hace?
La abuelita Rosario, con mucha seguridad, nos dijo:
—Es porque es la madre de Dios y ella lo puede todo.
Luego de esa historia, cuando llegaba Semana Santa se me
venía a la mente la narración de la abuelita, y al mirar llorar a la
virgen mis ojos también se llenaban de lágrimas. Quería calmar
un poco el dolor que sentía María por la crucifixión de su hijo
Jesús, bendita inocencia de aquellos tiempos de creer que nuestra
madre celestial derramaba lágrimas por su amado hijo. Ya con
el pasar del tiempo, iba comprendiendo que quien hacía llorar a
la virgen era el señor Antonio Hormaza, que hace poco falleció,
pero que hasta sus últimos días estuvo pendiente de su querida y
venerada Virgen de Dolores.
Chambullo y
Yucapucha
LEYENDAS Y TRADICIONES 49
caballos… Caminaban dos o tres días para llegar a su lugar de
destino. Salían desde Latacunga a Pujilí, pasaban por Isinche y
La Gloria, caminaban por Cachi Alto y por el páramo de Cachi
San Francisco.
Un día, un grupo de músicos salió a la madrugada a tocar en un
matrimonio en Angamarca. Al mediodía pasaban por el páramo
de Chambullo cuando una nube tapó el cielo. La oscuridad no
dejaba ver nada, así que se equivocaron de camino y cayeron
en un agujero profundo. Se los tragó el cerro; los doce músicos
desaparecieron.
Después de dos días salieron en su búsqueda sus familiares. El
día anterior se habían revelado en sueños a uno de ellos, pero no
1 Encerrar.
LEYENDAS Y TRADICIONES 51
Nancy Dolores
Uvidia
nació en San Andrés,
Chimborazo, en 1974.
Trabaja en la Unidad
Educativa Comunitaria
Intercultural Bilingüe
Nación Puruha. Su
actividad favorita es
leer.
El ambicioso y
el carbunco
LEYENDAS Y TRADICIONES 53
Su esposa lo llevó donde muchos doctores, pero no encontraban
qué tenía. Pasados unos quince días, el hombre falleció. La mujer,
con mucho dolor, llamó a sus hijos, quienes hicieron todos los
preparativos para su entierro.
El primer día del velorio transcurrió con normalidad. A la
madrugada quedaron solo los hijos, su esposa y dos vecinos.
Cansados, empezaron a quedarse dormidos. De pronto, un ruido
fuerte, como si vinieran corriendo muchos caballos, los despertó
de golpe; un viento fuerte apagó las velas y quedaron en una
oscuridad profunda.
Muy asustados, cuando pasó el ruido, volvieron a prender las
velas y, para su asombro, la caja estaba vacía: el cadáver había
LEYENDAS Y TRADICIONES 55
Dayana Michelle
Espín
estudia en segundo
año de Bachillerato de
la Unidad Educativa
Honduras.
Ambición
LEYENDAS Y TRADICIONES 57
dirigía ni tampoco qué contenía el costal. Luego de un tiempo
vio una entrada adornada con una gran cantidad de espinas; de
ella salía luz.
Los hombres detuvieron su paso frente al enorme agujero y
el borracho miró hacia el interior. Cuando vio, no lo podía creer:
en el fondo de aquel enorme agujero había llamas y lava, lo que
muchos conocen como el infierno. Además, aquel hombre vestido
de negro no era precisamente un hombre.
—¡Ten tu oro y vete! ¡No te atrevas a mirar atrás!
El borrachito, muy asustado, corrió lo más rápido posible. No
sabía lo que acababa de presenciar y mucho menos lo que acababa
de hacer. Había sido testigo de un robo, pero no cualquiera; este
era uno de alma, cuerpo y vida.
Cuando contó lo que había vivido esa noche, nadie le creyó.
Para muchos, el cuerpo del hombre lo habían robado otras
personas. Todo era posible, se inventaba de todo para justificar la
desaparición del cadáver.
Al fin y al cabo, a nadie le importó: la ambición lo había hecho
un hombre despreciable y nada amigable.
LEYENDAS Y TRADICIONES 59
—Me han dicho que los diablos dan caballo para llegar breve
a la casa.
Tan pronto como acababa de susurrar estas palabras, sintió a
su lado un caballo sudoroso y una voz que le decía:
—Luis, tú me has pedido un caballo. Aquí está el más grande y
veloz para llevarte como un rayo a tu casa.
Ante tal hecho insólito, Luis se levantó como un resorte y alargó
el paso camino arriba. El diablo le insistía que subiera al caballo.
Luis, molesto por tanta insistencia, le respondió:
—No quiero ningún caballo. No me molestes. Déjame en paz.
Frente a esta negativa, replicó el diablo:
LEYENDAS Y TRADICIONES 61
Inmediatamente, presa del pánico, corrió despavorido a
refugiarse en su casa. Su mujer, ajena al drama que vivía su marido,
no le dio mucha importancia a su extraño proceder, pero cuando
vio que estaba tirado en la cama casi en coma y botando espuma
por la boca, lo arropó con unas cobijas y rezó a los mil santos para
eliminar el hechizo de su marido. Como las súplicas no daban
resultado, tuvo que recurrir a los secretos de don Melchor Naranjo
para que salvara el alma atormentada de Luis. Después de una
sesión de exorcismo, este quedó sano y salvo.
A partir de esa mala experiencia, Luis jamás pide caballo al
diablo, ni borracho y peor aún estando sano.
El señor del
Sinchaguasín
LEYENDAS Y TRADICIONES 63
Mientras reposaba, se transportó sin explicación a un sitio
hermoso y apacible, al que había ingresado por una puerta grande
y brillante. Allí se encontraba un señor muy alto y elegante,
barbado y bien perfumado, quien con voz gruesa le preguntó:
—¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi hogar?
Manuel Mateo, con voz temblorosa, le dijo el motivo de su
presencia. El extraño ser lo comprendió y lo invitó a servirse
mote con chicharrón acompañado de un ají muy picante;
de tomar, le dio un jarro de chaguarmishqui. Al terminar ese
delicioso banquete, el señor misterioso le hizo a Manuel Mateo
una advertencia: si volvía con sus vacas a comer sus barbitas, de
castigo se quedaría en su palacio para siempre, como su esclavo.
Manuel Mateo salió del lugar despavorido y se desmayó
junto a unas piedras en el bosque del Sinchaguasín. No supo
cuánto tiempo estuvo desorientado, pero sí que, al recobrar la
conciencia, cargó su leña, cogió sus vacas y sin mirar atrás corrió
a su casa. Desde aquel día, nunca más volvió a ingresar sin
permiso a ningún lugar.
LEYENDAS Y TRADICIONES 65
aumento. De más está decir que el joven mujeriego también se fijó
en ella. Cautivado por los encantos de la chica más codiciada de la
comunidad, intentó entablar conversación.
María, por su parte, se dio cuenta de las intenciones del joven.
Por eso, rechazó todas las invitaciones que recibió de él, e ignoró
sin miramientos los halagos y las galanterías. Aun así, el muchacho
no se daba por vencido: cada día probaba nuevas técnicas de
conquista.
Una mañana, justamente la víspera de Todos los Santos, cuando
el joven ya no sabía qué hacer, recibió una carta de la mujer que
le quitaba el sueño; en ella lo citaba en la puerta de la ermita de
las angustias. La carta terminaba diciendo que en esa noche de
Difuntos sería suya.
No podría describir la emoción que tenía el joven: por fin su
desesperación y los tortuosos meses que había pasado iban a llegar
a su fin. Aunque esa noche comenzaron a escucharse truenos y la
lluvia empezó, fue rápidamente al lugar del encuentro.
Al llegar, vio a María esperándolo, vestida con hermosas
prendas que aumentaban su deseo. Llegó a ella y comenzó a
besarla en todos los lugares donde su blanca piel estaba expuesta.
Así, la lujuria fue en aumento, hasta que intentó arrancarle una
parte del vestido.
Los truenos se escuchaban más fuertes y fieros, mientras que
ellos solo tenían pensamientos para la lujuria. La mujer se levantó
la falda y el joven no pudo más que ir por ese camino, intentando
desabrochar los chapines altos. Pero en ese momento, en la
oscuridad un rayo iluminó todo el panorama, y el joven vio que
María, en vez de pies, tenía pezuñas. Elevó la mirada y vio que en
lugar de la hermosa mujer estaba ante él el mismo diablo, el cual
se carcajeaba de su expresión.
LEYENDAS Y TRADICIONES 67
Megan Naomi
Cáceres
estudia en segundo año
de Bachillerato de la
Unidad Educativa Mario
Cobo Barona.
El huahuancó
C
enviaba, nos decía:
uando era niña, en mi casa no había agua,
así que mi hermana mayor y yo debíamos
ir al pozo a traerla. Mi mamá, cuando nos
LEYENDAS Y TRADICIONES 69
De pronto, mi hermana y yo volteamos nuestras cabezas y
pudimos ver entre la niebla a una criatura horrible que tenía dos
ojos como de fuego. Casi pasmadas del susto, intentamos correr
con todas nuestras fuerzas. Por suerte, justo cruzó un hombre
en un caballo, que se ofreció a llevarnos. El engendro no paraba
de perseguirnos hasta que comenzamos a rezar; entonces,
desapareció.
Cuando llegamos a casa, el señor nos comentó que en
alguna ocasión ya le había pasado, y que se había salvado casi
por milagro. Desde entonces, mi hermana y yo no volvimos a
desobedecer las órdenes de nuestra madre.
El colorado
LEYENDAS Y TRADICIONES 71
manera amistosa; también le gustaba mucho trabajar en la
carpintería con su padre. Era el más alto y el más fuerte de todos
sus amigos. Amaba mucho a su familia y lo que más quería era ser
el cura de su pueblo.
Pasó el tiempo y Juan creció feliz junto a su familia y amigos.
Era muy inteligente. Su padre le había enseñado a respetar a las
demás personas. No tenía el cariño de una madre, pues la suya
había muerto cuando él era un bebé.
Un día, como siempre, salió a correr por todo el pueblo y se
encontró una piedra en forma de iglesia. Así pues, se le ocurrió
construir una. Todo el pueblo lo ayudó. Aunque parecía imposible,
después de mucho tiempo lograron terminarla, y Juan se convirtió
en su párroco. El joven siempre hablaba a los niños sobre Dios. Les
LEYENDAS Y TRADICIONES 73
Juan se asustó mucho, pero también se enfureció y le dijo que
no era bienvenido, que por favor se fuera y nunca volviera. El
colorado se encolerizó, alzó su chonta y convirtió al pueblo de El
Chivo en piedra.
Cuando salió de allí, el colorado llegó a un lugar llamado La
Cuchilla, donde encontró a un toro y una vaca bravos. Los animales
quisieron atacarlo y el colorado alzó nuevamente su chonta y los
convirtió en piedra. Así continuó caminando, transformando
pueblos y animales, hasta que llegó a Quito. Cuando entró allí,
desapareció y nadie volvió a saber de él.
Los matacuras
LEYENDAS Y TRADICIONES 75
un mal ejemplo para la comunidad. Ante este pedido, el sacerdote
amenazó con excomulgarlos.
Al ver ese proceder, indigno de un cura, decidieron expulsarlo
del pueblo por la fuerza. Lo llevaron a empellones y golpes por
el camino que une la parroquia con la ciudad de Ambato, el que
hoy es la Vía Ecológica. Lo soltaron donde actualmente se ubica
la planta de tratamiento de agua potable Casigana, no sin antes
advertirle que si volvía al pueblo, su vida correría peligro.
Entonces, el cura exclamó:
—Ustedes son unos matacuras, y por eso los maldigo en
nombre de Dios, para que siempre sufran con la falta de agua. —
Dicho esto, se fue y nunca más se supo de él.
Al parecer, esa maldición se cumplió, pues hasta la actualidad
hay escasez de agua en la parroquia, pese a las obras construidas
LEYENDAS Y TRADICIONES 77
Isabel Clemencia
Chiguano
estudia en primer año
de Bachillerato de la
Escuela de Educación
Básica para Personas
con Escolaridad
Inconclusa 14 de
Octubre.
El niño de Isinche
LEYENDAS Y TRADICIONES 79
misas en su nombre. Hasta la actualidad se mantiene esta
tradición, y también se le ha construido un templo donde la gente
puede llegar a visitarlo.
Pasado un tiempo, la hacienda creció y tuvo una serie de
modificaciones: el dueño se vio obligado a venderla al señor
Alfonso Calero, quien desde entonces se convirtió en amo del
niñito. Después, don Alfonso tuvo que vender nuevamente
la hacienda, en este caso a manos del señor Bolívar León, el
propietario actual.
Desde días remotos, la gente comentaba que el niñito de Isinche
es milagroso, y que quien lo asiste con fe y devoción ve cualquier
pedido cumplido. Incluso había gente que padecía enfermedades
incurables y el niñito la sanaba completamente.
LEYENDAS Y TRADICIONES 81
Martha Dolores
Moya
nació en Píllaro,
Tungurahua, en 1961.
Trabaja en la Unidad
Educativa Santa Rosa.
Su actividad favorita
es leer.
Una promesa de
amigos
LEYENDAS Y TRADICIONES 83
autobús con las luces encendidas, lo que hizo que reinara el
pánico y la desesperación en todos ellos.
Aníbal, sin embargo, se dirigió a la tumba de su amigo y empezó
a cavar y cavar. Al llegar al ataúd, cruzó una ráfaga de viento y un
intenso rayo de luz iluminó todo el lugar; un aire frío aniquiló a los
presentes, que, casi sin poder articular palabras, presumieron que
la promesa se había cumplido:
—¡Regresemos pronto, hay que salir! —dijeron, y volvieron a
sus casas en el autobús, que encendió sin dificultad.
Taita Curita y su
perro fiel
LEYENDAS Y TRADICIONES 85
Un día, el sacerdote decidió irse de cacería, acompañado de
su perrito. En el transcurso del viaje, observó un venado, lo siguió
hasta atraparlo y lo mató. Le sacó las tripas y las puso a cocinar con
el vapor del agua. Su perro seguía cazando conejos, patos, águilas
y perdices; en un punto, el cura tuvo tanta comida que le preocupó
cómo la iba a llevar.
De repente, escuchó un ruido y miró al cielo: ya era mediodía.
En ese momento empezó a orar desesperadamente por no poder
cumplir con su misión pastoral. Inmediatamente empezó a hacer
frío y a llover muy fuerte. Granizó, nevó y las ráfagas de viento iban
y venían. Taita Curita buscó un lugar para refugiarse y encontró
una roca, pero la lluvia era muy fuerte. Arrepentido, se quedó a
dormir allí.
LEYENDAS Y TRADICIONES 87
Ana Marisol
Toalombo
estudia en segundo
año de Bachillerato de
la Unidad Educativa
Intercultural Bilingüe
Tamboloma.
La vanidad de
una mujer
LEYENDAS Y TRADICIONES 89
Odalis Lizbeth
Lescano
nació en Santiago de
Píllaro, Tungurahua,
en 2001. Estudia
en segundo año de
Bachillerato de la
Unidad Educativa
San José de Poaló. Su
actividad favorita es
jugar fútbol.
La Virgencita
de Piquil
LEYENDAS Y TRADICIONES 91
Después de un tiempo se empezaron a celebrar, cada mes
de julio, festividades en honor a la piedrita, a la cual bautizaron
como la Virgencita de Piquil. Hoy está cubierta por una vitrina
de vidrio que donó un señor al que la Virgencita sanó después
de un accidente. Además, una devota donó una imagen a la cual
nombraron mayordoma de la Virgen de Piquil. A ella la bautizaron
como la Virgen del Carmen.
De cipreses y
chanchos
LEYENDAS Y TRADICIONES 93
Se dirigió inmediatamente donde su esposa para contarle lo
ocurrido, pero al regresar se encontró con otra sorpresa: el oro ya
no estaba allí.
Desde ese entonces, mi abuelito empezó a tener muchos
sueños en los cuales le decían que si él tomaba ese oro sería muy
rico, pero, a cambio, el demonio se llevaría su alma. Al principio
pensaba que había hecho mal al no tomarlo, pero después de los
sueños dio gracias a Dios por no haberlo hecho.
Después de aquel suceso pasaron muchos años y le ocurrió
otro acontecimiento sobrenatural. Cuando por las tierras de
Huagrahuasi no había trabajo, él tenía que dirigirse a un barrio
llamado La Victoria, situado en Andahualo. Cuando volvía, los
fines de semana, le cogía la noche en el camino.
LEYENDAS Y TRADICIONES 95
Luis Salvador López
nació en Manuel J. Calle,
Cañar, en 1966. Trabaja
en la Unidad Educativa
Fiscomisional Técnica
Pacífico Cembranos.
Sus actividades
favoritas son leer y
escribir.
Historias que se
convierten en
mitos y leyendas
LEYENDAS Y TRADICIONES 97
Si mis padres no se hubieran armado de valor para salir de sus
dudas, habrían contado a los demás que allí había un fantasma
que pasada la medianoche asusta a la gente, y de esta forma tal vez
se hubiera creado la leyenda del fantasma de la cruz blanca. Por
el temor, que no permite comprobar la falsedad de ciertas cosas,
se forman los mitos y leyendas que se cuentan por millares en
nuestras comunidades y pueblos.
El bautizo de
los cuyes
LEYENDAS Y TRADICIONES 99
el bautizo de unos cuyes recién nacidos. Mi hermano mayor
era el pastor y yo era el presidente de la Iglesia. Pero después de
que mi hermano metió a los pobres cuyes en la tina de agua, se
cansaron de tanto nadar, ya no resistieron y se ahogaron. Entonces
escondimos los cuyes muertos debajo de la cama.
Esa misma tarde, cuando mi mamá estaba cocinando, uno de
los gatos que teníamos en la casa se acercó a comerse los cuyes y
mi mamá preguntó al David:
—¿Qué está comiendo el gato ahí adentro?
Mi hermano, asustado, respondió:
—¡No sé! Creo que ha cogido un ratón.
Yo, de inmediato, corrí hacia la cama y empecé a sacar todos
los cuyes muertos. Mi mamá, enojada, me pidió que le pasara un
balde con agua fría para bañar a mi hermano. Él me llamó por mi
apodo: “Pato tonto, pato malo”, y mientras se bañaba con agua fría
decía:
—Creo que voy a morir.
Un Carnaval en
Guaranda
El matrimonio en
la época de mis
abuelitos
El sawari de la
comunidad de
Gatazo
Supay huma
Historia del
danzante de
Alpamálag
Costumbres y
tradiciones de la
parroquia Guangaje
Esperando que
llueva
T odos me dicen Beto, y ya cuento con cerca
de treinta años. Cada año, mi madre decía:
—Ojalá que llueva. —Y yo no entendía
por qué…
Recuerdo mi niñez, la aventura de sentir el frío de las
madrugadas quiteñas y el susurrar del viento en mis oídos. Cierro
El animero
Las fiestas de
pueblo
Los gitanos
Costumbres y
tradiciones de mi
recinto
Una costumbre de
mi cultura
En busca de
mis alforjas
El ícono olvidado
El santo milagroso
Como si no hubiera
un mañana
El Calicanto
1 Canicas.
Mi vida con la
yumbada
1 Corazón.
Los fuegos
artificiales no son
un juego
Anécdota navideña