La Metafora Ensayos Transdisciplinares PDF
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Eduardo de Bustos
2
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1:
INTRODUCCIÓN: LA METÁFORA Y LA FILOSOFÍA
CONTEMPORÁNEA DEL LENGUAJE
una apreciable defensa de la tesis tradicional que equipara a las metáforas con los
posición v. L. Tirrell (1991): Tirrell mantiene que las comparaciones o símiles son un
un juego’ son más ricas, en el sentido mencionado que `la vida es una
pesadilla de la que uno jamás se despierta’ o `la vida es un juego de
suma cero’ , en que la apelación a propiedades o características
concretas acota la metáfora, aunque no llegue a agotarla.
Ejemplos como éste son los que han llevado a pensar que el
significado metafórico emerge en el nivel de la parole, en el uso
lingüístico, y que, por tanto, el problema de su explicación es algo que
debe competer a la pragmática. Dicho con las palabras de uno de los más
conocidos representantes de esta disciplina : “el problema de explicar
cómo funciona la metáfora es un caso particular del problema general de
explicar cómo divergen el significado del hablante y el significado
oracional o léxico” (J. Searle, 1978 (1979) pág. 76).
formas:
CAPÍTULO 2
8 Esta es una opinión que no compartió W.B. Stanford (1936, pág. 5): "mientras que en la
qué medida donde las clasificaciones de Aristóteles son demasiado rígidas y abstractas,
expresiones.
36
11 Poética, 1458b 18: “Si se sustituyen los términos nobles, las metáforas, etc. por
12 El ejemplo, como otros que Aristóteles menciona, no es bueno ni para ilustrar lo que
retórica de la hipérbole.
37
Para tener una idea más completa de estos problemas, es preciso consultar G. Lloyd
sinécdoque como "el tropo que responde al esquema lógico pars pro toto o totum pro
parte" y a la metonimia como "el tropo que responde a la fórmula lógica pars pro parte".
41
metafórica de las catacresis, como señaló E. Leisi (1973, citado por W. Noth, 1985,
pág. 7): "Se puede definir la palabra `pié´como `la parte inferior de una extremidad
animal o humana (sobre la que se eleva la criatura). En ese caso pié de la montaña
es una metáfora. Pero no es imposible definir pié desde un principio como `la parte
inferior sobre lo que se asienta algo o alguien´. En ese caso, pie de la montaña no
delimitados por la construcción del diccionario de una lengua, dejando al margen las
(1) A es B
y el del símil
(2) A es como B
Locke, sino también en muchos filósofos que pretenden excluir la metáfora del ámbito
uso profuso de ella para enunciar la epistemología misma. Piénsese, sin ir más lejos, en
las metáforas lockeanas sobre la mente humana como hoja de papel en blanco o como
experiencia.
49
romanticismo como W.O. Quine, 1981, pág. 224 de la edición española): "Los
metáforas. Hay aquí profundos misterios. Hay un misterio respecto del contenido
literal, si lo hay, que ese material metafórico pretende trasmitir. Y luego hay un
principio?". La explicación de W.O. Quine es, como se puede suponer, que las
20 G. Werke, 1922, vol. V, pág. 297 passim, citado en P. Cantor (1982, pág. 71)
nombra, de tal modo que cuando se vierte tal realidad al lenguaje siempre
queda una parte de esa realidad por expresar, por captar. El carácter
esencialmente figurativo del lenguaje es el resultado de una de sus
imperfecciones, su limitación a la hora de representar la realidad, de tal
modo que toda enunciación o denominación es constitutivamente parcial,
metonímica.
a. La delimitación
b. La terminología de M. Black.
CAPITULO 3:
24 Véase por ejemplo Acero, Bustos y Quesada, 1982, J. Lyons, 1986, etc.
60
25 E.F. Kittay (1984, 1987) se enfrentó a esta dificultad postulando que los criterios de
identificación metafórica han de ser supra-oracionales, esto es, que han de tener en
principio desde el punto de vista semántico, puede que lo sea en el contexto de una
semántico, pero de segundo orden, esto es, especificando reglas de buena formación
discursiva.
61
3.1. Lo literal
oraciones29
31 En una forma más radical, esta es la postura que mantuvo D. Davidson, 1979. Véase
el Capítulo 10.2 para un análisis más detallado de sus ideas sobre la inexistencia de
significado metafórico.
70
35 V. J. Fodor (1983).
76
lógica. De acuerdo con este modelo, que se considera complementario del modelo
un extremo) una forma lógica, que es semánticamente incompleta, esto es, que no
literal. Para alcanzar tal interpretación el auditorio debe enriquecer la forma lógica hasta
obtiene esos resultados, pero no aporta datos que lo justifiquen. En última instancia se
81
trata de un problema empírico cuya solución ha de encajar con los datos conocidos
indirectos y metáforas.
82
que los pensamientos tienen una estructura lingüística, esto es, una forma lógico-
sintáctica y una forma proposicional. Esto es lo que les permite formular una noción
CAPÍTULO 4:
Vida y muerte de las metáforas
40 R. Gibbs (1994, caps. 2 y 6) ofrece un buen resumen de las relaciones entre metáforas
atañe por igual a éstas, a las metáforas convencionales (fosilizadas, muertas o como se
Soria (1994).
87
42 E.C. Traugott (1985) propuso considerar, aparte de este factor, dos factores más, el de
menos central al sistema conceptual. Estos dos factores atañen pues a las funciones
Johnson, lo cual negarían muchos autores, puesto que ampliaría hasta tal
punto el ámbito de lo metafórico que imposibilitaría el mismo proyecto de
proporcionar una explicación de tipo general.
expresión metafórica
CAPÍTULO 5
METÁFORA, REFERENCIA Y VERDAD
lingüística contemporánea, de tal modo que hoy no se puede concebir la semántica sino
bajo el prisma de la exigencia de poner el lenguaje en relación con algo que está más
Por otro lado, las tesis sobre la relación entre metáfora y mundo se
pueden dividir en realistas y no realistas. Son realistas todas aquellas
teorías que, reconociendo la aplicabilidad de la referencia a las metáforas,
entienden esta referencia como la relación que paradigmáticamente une
al lenguaje con una realidad extralingüística independiente de cualquier
descripción o marco conceptual. La trascendencia cognitiva de las
metáforas, en tales teorías y cuando se la reconoce, reside precisamente
en esa capacidad propia para poner de manifiesto realidades nuevas,
para determinar nuevos ámbitos aún no integrados en nuestros sistemas
de conocimiento, o para refinar nuestra conceptualización de los vigentes.
44 Con esta etiqueta, tratamos de englobar tanto las teorías idealistas, de las que las
“internas”, etc.
101
proyección rutinaria no constituye la metáfora” (N. Goodman, 1968 (1976, pág. 83.)).
105
semiótica, se ocupa uno de la relación del signo con las cosas denotadas, ni de las
metafórico tendría la misma relación con los equivalentes literales que tiene el
M(1)...M(n)’
117
53 D. Davidson, op. cit., pág. 257. Esta es una línea de argumentación seguida
también por S. Blackburn (1984, pág. 179): “una buena metáfora en el nivel
creativo es expresada por una proferencia que no dice que sucede tal y cual, sino
que más bien expresa una invitación o sugerencia de que se ha de explorar una
cierta comparación”.
118
I.2. Tanto las expresiones metafóricas como las literales son verdaderas
en un sentido no literal o habitual, sino más amplio o diferente, Existe un
sentido metafórico primordial en la noción de verdad con respecto al cual
son verdaderas o falsas tanto las expresiones literales como las
57 Una posición original mantenida a este respecto es la de E. Zemach (1994). Para este
autor las metáforas son (o pueden ser) literalmente verdaderas dependiendo del éxito de
renominación, o extensión nominativa, de una sustancia. Decir por ejemplo que `las
estrellas son frutos del cielo´ (M. Hernández) es, en realidad, una sugerencia para el uso
.
125
CAPÍTULO 6:
Las metáforas y la ciencia¡Error! No se encuentra el
origen de la referencia.
58 En una perspectiva más amplia, M. Hesse (1984) y J.M. Soskice (1985) han
ámbito de las ciencias naturales y sociales. Una generalización del empleo de las
para ello, sería preciso una ampliación (extrapolación, según algunos) de las teorías
disciplinas (filosofía del arte, teología, etc.) poseyeran valores veritativos, o cognitivos
de carácter imaginativo que tuvieran una relación con la realidad diferente de la que
enunciados de “las utopías, las exposiciones de ficción, los aspectos morales del
nuestra comprensión de la naturaleza, la sociedad y los dioses” (M. Hesse, op. cit.
pág. 39). Ni que decir tiene que no todo el mundo estaría de acuerdo con esta
provisionalmente como sinónimo del término `gen’, aun cuando la división entre los
genes no está tan bien definida como la división entre las páginas de un libro. Esta
metáfora nos servirá para avanzar un buen trecho. Cuando finalmente ya no nos
sirva, introduciré otras metáforas” (R. Dawkins, 1976 (1979, pág. 31)). Véase también
G. Holton (1995).
130
Todo modelo es abstracto. Esto quiere decir que todo modelo suprime o
ignora elementos y relaciones presentes en aquello que modela. Pero esa
abstracción (supresión) no es aleatoria o arbitraria: existen ciertas
propiedades que es preciso que el modelo preserve. Así, el conjunto de los
elementos y relaciones preservados en el modelo tienen la cualidad de
conservar lo considerado como relevante por el constructor del modelo (si
es un buen modelo). No existen modelos puros de la realidad, del mismo
modo que no existen mapas de escala 1:1. Un modelo es un instrumento
empleado por el científico con un propósito: visualizar aspectos interesantes
de una realidad, acceder conjeturalmente a la representación de una
realidad desconocida, simular las relaciones causales entre componentes
del modelo, representar su funcionamiento, etc. Pero, del mismo modo que
cualquier símbolo no es la realidad que representa, y por ello mismo es un
símbolo, un modelo no es lo modelado. Su naturaleza metafórica no hay
que buscarla pues en su carácter simbólico, sino en la relación que, como
tal símbolo, tiene con lo simbolizado. Lo que distingue a un modelo
metafórico es que está en una relación específica con la realidad
modelada, que no es la relación abstracta común a cualquier modelo. Esa
es la razón de que, en el caso de los modelos metafóricos, la proyección
que une al modelo y a lo modelado sea más compleja de determinar que en
el caso de los modelos no metafóricos. Consideremos, por ejemplo, el
modelo de E. Rutherford sobre el átomo de hidrógeno. E. Rutherford
imaginó que el sistema solar podría servir de modelo para explicar el
funcionamiento del átomo de hidrógeno. Evidentemente, seleccionó algunos
aspectos del sistema solar y suprimió otros. Por ejemplo, ignoró las
características o propiedades de los objetos componentes del sistema solar.
Ignoró por ejemplo que el sol tiene una determinada temperatura y que
aparece como un cuerpo brillante en el cielo. Ignoró también que el sol tiene
una masa de 1030 Kg., pero no el hecho de que tiene una masa. Porque
este hecho era relevante para explicar la estructura del átomo de hidrógeno.
En resumen, E. Rutherford ignoró todos aquellos hechos que no eran
139
aparecen en racimo en virtud de una estructura causal, que hace que co-
ocurran en una peculiar configuración (ejemplo, `soltero´ vs. `ìmantado´).
Una segunda diferencia entre uno y otro tipo de conceptos (naturales
y homeostáticamente arracimados para abreviar), es que estos últimos no
expresan condiciones necesarias y suficientes para la aplicación del
concepto, esto es, que son `imprecisos´ por naturaleza. Dado un
determinado fenómeno que exhiba la estructura relacional característica, no
siempre será cierto que el fenómeno sea adscribible al concepto en
cuestión.
Finalmente, otra diferencia importante entre una y otra clase de
conceptos reside en la forma de individuación. Mientras que en el caso de
los conceptos naturales se da una individuación extensional - a cada
concepto le corresponde una, y sólo una, extensión - en los conceptos
arracimados la extensión del concepto puede ser cambiante, porque son
sensibles a la dimensión temporal. Aún siendo una extensión fija desde el
punto de vista numérico, tal extensión puede cubrir diferentes conceptos
arracimados.
Las diferencias entre ambos tipos de conceptos se traducen también
en diferencias en los procedimientos para fijar su referencia. Ya hemos
dicho que R. Boyd consideraba básicamente correcta la teoría causal de la
referencia (H. Putnam, 1975) para los conceptos naturales: la referencia se
fija en un acto (idealizado) de ostensión que tiene efectos causales sobre
las futuras aplicaciones del concepto. Pero la fijación de la referencia de los
conceptos arracimados es una práctica mucho más compleja que la de la
ostensión. Y ahí es donde entra la metáfora. Según R. Boyd, la función de
las metáforas teóricamente constitutivas es precisamente la de fijar la
referencia de una forma no definitoria, esto es, en las ocasiones en que la
estructura interna de la sustancia o el fenómeno en cuestión es
desconocida.
El ejemplo favorito de R. Boyd para ilustrar su tesis es el de la
psicología cognitiva. La razón es que en psicología los conceptos teóricos
147
AUTOPISTA INTERNET
vehículos computadores
viaje sesión
AUTOPISTA INTERNET
viaje desarrollo
gasolina información
3. DF. La red viaria era insuficiente para soportar los resultados del
aumento del consumo ==>
3. DD. La red informática actual es inadecuada para el aumento actual y
futuro de productos informáticos
OBJETOS INFORMACIÓN
VEHÍCULOS CONTENEDORES
CAPÍTULO 7
Sperber y Wilson.
171
el lenguaje
(discurso enunciativo)
74 Existen autores (G. Murphy, 1996) que pretenden restringir o reinterpretar esta
función cognitiva central de la metáfora. Para estos autores, la metáfora no ejerce la
función de dotar de estructura a un determinado concepto, siuno que consiste en la
proyección entre estructuras similares. Esta similaridad de estrcuturación conceptual es
la que posibilita la proyección metafórica. Ni que decir tiene que tal concepción ignora,
por una parte, los procesos de génesis conceptual (onto y filogenética) y se basa, por
202
CAPITULO 8
Conceptos metaforizados: el caso de la argumentación
Por otro lado, una familia de teorías más afín a realidades psicológicas
propugna una estructura conceptual mucho más laxa. Tal familia de
75 Aunque, por ejemplo, A.M.Collins y M.R. Quilliam (1969, 1970) desarrollaron un modelo de
estructura conceptual basada en esta concepción (v. M.V. Eysenk y M.T. Keane, 1990 para una
76 Esta es una interpretación natural de la teoría del prototipo, pero al parecer ni es la correcta ni la
77 Véase el mencionado manual de M.V. Eysenk y M.T. Keane (1990) y el de N.A. Stillings et alii
(1995) para una amplia panorámica de los logros y carencias de la teoría del prototipo conceptual.
78 No obstante, similares efectos prototípicos a los exhibidos por las categorías básicas se
(Armstrong, Gleitman y Gleitmant, 1983) o las propias categorías del análisis lingüístico -
wittgensteniano, puesto que la noción de forma de vida no es relacional. Dicho de otro modo, la
teoría carece de una explicación sobre cómo una forma de vida surge a partir de otra o cómo
87 Esta es una forma dinámica de enunciar el principio de cooperación conversatoria (H.P. Grice,
1970)
223
88 Esto no es estrictamente así, evidentemente. No todas las creencias del auditorio que
entran en contradicción con las del hablante son igualmente relevantes en cualquier
224
O, Ducrot (1976).
92 En su forma más radical, ésta es la concepción defendida por M. Arbib y M. Hesse (1986)
228
93 Como que carezca de una auténtica explicación de la función de los conceptos en la gestión de la
argumentación
racional no racional
CAPÍTULO 9
Esquema general
II. el yo múltiple
La primera metáfora tiene que ver no sólo con el control del propio
cuerpo, o del yo, sino con su relación experiencial con un entorno. Desde
el punto de vista experiencial existen entornos `normales´, a los que se
encuentra habituado el yo, por costumbre, familiaridad o aprendizaje, y
entornos extraños o ajenos, en los que el yo se encuentra inseguro,
amenazado o proclive a perder el control. En ese sentido, se suele
constituir una teoría del sentido común acerca de la naturalidad de las
ubicaciones del yo: existen ciertos entornos `naturales´ para el individuo,
que son fundamentalmente aquellos en que se ha desarrollado y ha
alcanzado su ajuste respecto a las presiones ambientales. En cambio,
existen otros entornos en que el yo está fuera de sitio o, sencillamente,
fuera de sí, en que no sólo experimenta una sensación de extrañeza, sino
también la posibilidad de perder el control en su relación con el entorno.
245
Y (E)xterno
Y (I)nterno
Y (A)uténtico
Y (E)
Y (I)
Y(A)
De acuerdo con esta metáfora, del mismo modo que el sujeto tiene
una identidad asegurada por un yo, el pueblo o comunidad étnica tiene, o
ha de tener, una nación, que es la sede de la personalidad del pueblo, de
sus características distintivas respecto a otros pueblos o etnias. La
relación es concebida característicamente en términos de pertenencia: del
mismo modo que el sujeto tiene un yo, la nación pertenece a un pueblo. Y
se trata de una pertenencia que no es simplemente lógica o formal, sino
semántica. La nación ha de reunir, en su `esencia´, en su `personalidad´,
el conjunto de estereotipos a través de los cuales se autoperciben los
pertenecientes a la colectividad (tribu, etnia, pueblo...). En ocasiones, esa
248
La relación de control
104 Pero véase J. Juaristi (1997) para un análisis de los avatares de la lengua vasca
como criterio de identidad dentro del movimiento nacionalista vasco.
105 “la función primera del lenguaje es la de analizar la realidad y así una lengua
dispondrá de cinco palabras para analizar los colores y otra lengua usará quince
palabras. Cada lengua supone una manera de analizar la realidad y para ello hará surgir
los símbolos que crea oportuno” , J. A. Artamendi, “Identidad Nacional Vasca”, en J.
Apalategui y X. Palacios, eds., Conciencia y espacialidad, 1994,Vitoria: Instituto de
Nacionalismos Comparados, 149.
106 “Necesitamos en consecuencia una manera de simbolizar vasca, para que nos
permita ser vascos y así poder enfrentarnos a la realidad a la manera vasca y hacer ser
a la realidad a la manera vasca”, J. A. Artamendi, op. cit., 151. Cfr. también “Que todo
cuanto vean nuestros ojos, oigan nuestros oídos, hable nuestra boca, escriban nuestras
manos, piensen nuestras inteligencias y sientan nuestros corazones sea vascongado”
(S. Arana Goiri, Preludio a “teatro Nacional”,Bizkaitarra)
249
107 No sucede así en la ideología sabiniana, para la cual la ubicación natural de la nación
es un lugar espiritual : “Si crees que la patria es el suelo que pisas, no sabes lo que es la
patria. Pero si sabes que la patria es la gran familia o sociedad en que vives ten por
cierto que debes amar a tu patria antes que a las demás sociedades.
La integridad de la patria bizkaina no consiste en la integridad de su territorio, sino en la
integridad de su lema Jaungoikoa eta Lagizarra (Dios y la ley vieja).S. Arana Goiri,
“Areitz Orbelak”, Bizkaitarra,, 28, 16/06/1895, O.C. 614-615. La ideología sabiniana se
resuelve en una teologización de la política nacionalista, como ha puesto de relieve A.
Elorza, 1995.
251
El yo múltiple
108“Si realmente aspira [el obrero vasco] a destruir la tiranía burguesa y a reconquistar
sus derechos de hombres y de ciudadano. que hoy se le niegan o, cuando menos, se le
merman notablemente, ¿Dónde mejor que en realización del nacionalismo. que es la
doctrina de sus antepasados, la doctrina de su sangre, podrá conseguirlo. Y si aun del
partido nacionalista se recela, y se teme que en su seno haya diferencias entre
burgueses y proletarios, entre capitalistas y obreros, ¿por qué los obreros euskerianos
no se asocian entre sí separándose completamente de los maketos y excluyéndolos en
absoluto, para combatir contra esa despótica opresión burguesa de que tan justamente
se quejan? ¿No comprenden tal vez que, si odiosa es la dominación burguesa, es más
odiosa aún la dominación maketa?, S. Arana Goiri, “Las pasadas elecciones”,
Baseritarra, 5, 30/05/1897, O.C. 1288-1291.
252
Del mismo modo que existe un yo interno dentro del yo real externo, el
yo de las apariencias sociales, así también existe una nación auténtica,
que coexiste, o está oculta detrás de la nación aparente, la nación en sus
circunstancias históricas concretas. La nación real es en general apócrifa,
nunca coincide perfectamente con la auténtica nación. Por ventura de los
avatares históricos, esa nación puede no ser pura, sino estar contaminada
por factores ajenos a los propiamente nacionales. Así, las invasiones, las
migraciones o la simple mezcla cultural son, desde el punto de vista
nacionalista, factores que contribuyen a desvirtuar la auténtica nación109.
Las frecuentes connotaciones racistas del movimiento nacionalista vasco
–desde el racismo de su fundador Sabino Arana Goiri a la xenofobia de
ETA, culpando a los `invasores´ de las lacras del sida o la droga – sólo se
pueden entender en este contexto. La nación, como el yo, puede sufrir un
proceso de degradación que es, por tanto, un proceso de pérdida de
109 “Dados los frecuentes y poderosos medios de perversión de nuestras costumbres, los
alicientes inmorales que incesantemente conspiran a destruir nuestro carácter y la
natural flaqueza o debilidad humana, nada aparece más lógico que el actual estado de
decadencia por que atraviesa el pueblo vasco, sometido cada día a la influencia
corruptora de una inmigración de gentes incultas, brutales y afeminadas [...] Es, por lo
tanto, evidente de toda evidencia que la salvación de la sociedad vasca, su regeneración
actual y su esperanza en lo porvenir, se cifran en el aislamiento más absoluto, en la
abstracción de todo elemento extraño, en la exclusión racional y práctica de todo cuanto
no lleve impreso con caracteres fijos e indelebles el sello de su procedencia netamente
vasca, desechando inexorablemente todo lo exótico, todo lo inmoral, todo lo dañino” (S.
Arana Goiri, El Correo Vasco, 67, 10/08/1899 (Obras Completas, 1760-1761)
253
N(H)
N( N (E)
V
N(H)=Nación histórica
N(V)=Nación virtual
N(E)=Nación esencial
254
110“Es necesario que sepan los bizcainos anticatólicos (pocos, por fortuna) que para ser
patriota es indispensable aceptar en todas sus partes el lema tradicional Jaungoikua eta
Lagizarra; que no hay nada en la política bizcaina que se parezca a los ateos principios
del racionalismo y naturalismo. Es necesario que se convenzan los bizcainos
españolistas todos que las políticas españolistas son exóticas en Bizkaya: que no hay
más que una política bizcaina, que es la nacionalista, contenida en su historia y sus
leyes; que Bizkaya es en la historia una nación aparte, y tiene por consiguiente su
doctrina política propia peculiar...”. S. Arana Goiri, “Efemérides infaustas”, Bizkaitarra,
12, 21/07/1894, O.C. 314-321.
255
CAPITULO 10
Metáfora e Inteligencia artificial: observaciones sobre el
procesamiento del significado metafórico
111
Para un análisis conceptual, véase D.E. Cooper (1986, op. cit. págs. 21 y ss.) que
considera la distinción como una de las muchas dicotomías disueltas por el análisis
112
Por ejemplo, las investigaciones presentadas por S. Glucksberg, P. Gildea y H.B. Bookin
avalando más bien la idea de que las expresiones lingüísticas son interpretadas, al tiempo,
tanto literal como metafóricamente cuando ambas interpretaciones son viables por el
Myers (1987), en el sentido de que no es posible trazar una diferencia entre uno y otro tipo
113
J. Carbonell, 1982, ampliado en J. Carbonell y S. Minton, 1983.
258
Los aspectos del modelo Carbonell que ofrecen más interés, desde
un punto de vista lingüístico, son los dos primeros, sobre los que
centraremos nuestro análisis, tratando de precisarlos y de apuntar ciertas
ideas para su desarrollo y plasmación efectivos en programas de
tratamiento automático del lenguaje natural.
115
"El proceso general de aplicación del conocimiento de la proyección metafórica es el
siguiente: 1) intentar analizar la proferencia input de una forma convencional, literal. Si esto
fracasa, y el fracaso está causado por una violación de una restricción semántica, váyase al
próximo paso, (En otro caso, el fracaso no se debe probablemente a la presencia de una
metafórica, básicamente, como una traslación del campo semántico del vehículo al del
tenor.
262
118 . M. Black (1954; 1962, se cita por la edición española de 1966): "1) el enunciado
metafórico tiene dos asuntos (subjects) distintos: uno `principal´ y otro `subsidiario´. 2) El
mejor modo de considerar tales asuntos es, confrecuencia, como `sistemas de cosas' y no
de basar en un tipo de conocimiento contextual mucho más rico, que incorporara, entre
de los cortos días del invierno o los largos del verano, de altas horas de la
noche, de la corta edad, etc. Este tipo de desplazamiento metafórico ha
de estar habilitado por una regla semántica general que permita aplicar en
español y en otras lenguas, a conceptos estructurados sobre el eje
temporal predicados propios del espacial. A través de este tipo de
generalizaciones, recogidas en las meta-reglas, es como son aplicables
los mecanismos de reconocimiento y asignación que postuló Carbonell en
su modelo, así es como se podría dotar de un contenido computatorio a
esos mecanismos. Los problemas que surgen en el diseño de un sistema
de meta-reglas de esta clase son muy importantes, pero es precisamente
lo que convierte la investigación en algo interesante.
266
CAPÍTULO 11
PRAGMÁTICA Y METÁFORA
121 D. Sperber y D. Wilson (1986, pág. 32). Sin embargo, Sperber y Wilson reconocen un
cierto papel al modelo semiótico, en combinación con el modelo inferencial, del que sería
complementario
269
122 Según Sperber y Wilson es preciso diferenciar entre esa intención puramente informativa
ignoraremos.
270
123 Esta es una simplificación habitual, aunque abusiva. Como ha demostrado un sinfín de
124 J. Searle, 1979, pág. 76. Este análisis fue prolongado por D. Vanderveken (1991).
126 Para una aguda crítica de la posición de J. Searle sobre el carácter pragmático del
129 D. Davidson (1978). También en S. Sacks, ed (1979), edición por la que se cita. El
139 Mucho habría que decir sobre esto: entre otras cosas porque, para encontrar algo
CAPÍTULO 12
140
Este es un argumento desarrollado y expuesto supra, en el Capítulo 3.3.
298
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