Gestión de La Documentación Jurídica y Empresarial
Gestión de La Documentación Jurídica y Empresarial
Gestión de La Documentación Jurídica y Empresarial
Dos aspectos:
-Desde un punto de vista formal, la Constitución se identifica con una norma escrita que se
sitúa en la cúspide del ordenamiento jurídico del Estado y que está sometida a un
procedimiento especial de aprobación y reforma mucho más estricto que el resto de leyes.
-Desde un punto de vista material, la Constitución recoge un conjunto de preceptos o normas
cuyo objetico es la organización del Estado, los poderes de sus órganos y las relaciones de
estos entre si y con los ciudadanos.
La Constitución de 1978 es fruto de un largo y complejo proceso y presenta una serie de
elementos característicos.
La CE reconoce cuatro modelos básicos organizativos en los órdenes político, económico, social
y jurídico. No son cerrados, pero si excluyentes de otros modelos y condicionantes de la acción
de todos los poderes públicos.
El modelo político se expresa en su Preámbulo y en el Título Preliminar, que consagran
como valores fundamentales la democracia, que está basada en los ideales de justicia,
libertad, igualdad y pluralismo político. En el orden organizativo, consagra el principio
de descentralización política: Estatutos de Autonomía.
El modelo económico es el de economía de mercado, basado en la libertad de
empresa, que cuenta como derechos individuales esenciales para su funcionamiento el
de propiedad y de herencia. La constitución consagra un sistema de agentes privados
(familias y empresas), pero con una decidida intervención del Estado, cuyas principales
tareas son: regular las actividades económicas, establecer impuestos, y redistribuir la
riqueza y renta con el fin de reducir las desigualdades.
El modelo de orden social surge del reconocimiento constitucional de una serie de
libertades y derechos que el Estado garantiza y promueve de forma efectiva para que
las personas y los colectivos o la sociedad puedan tener una existencia digna.
El modelo jurídico establece una serie de principios que deben informar el
ordenamiento jurídico español.
1.2. Valores superiores y principios inspiradores.
Los valores superiores representan las aspiraciones ideales de una comunidad de tal forma que
ninguna norma puede desconocerlos y deberán ser cumplidos en el sentido de hacer posible
su aplicación.
Aparecen al final del artículo 1 y son cuatro:
La libertad, que refleja aspectos como la manifestación y expresión de ideas políticas,
la organización de partidos políticos y el ejercicio del voto en las elecciones. Este valor
se encuentra desarrollado en el Título I, que regula los derechos y deberes
fundamentales.
La justicia supone aplicar la ley a todos los ciudadanos y poderes públicos para
conseguir dar a cada uno lo que le corresponde según las necesidades reconocidas por
el ordenamiento jurídico. Se materializa en el Título IV, relativo al Poder Judicial, y en
el IX, sobre el Tribunal Constitucional.
El valor de la igualdad es un objetivo del Estado, de modo que toda situación de
desigualdad es incompatible con la Constitución. Presenta dos dimensiones: formal y
material.
El pluralismo político, que permite la coexistencia de diversas ideas políticas que
compiten por obtener el apoyo de la ciudadanía por medio de los partidos políticos y
las organizaciones sociales.
Los valores superiores recogidos en la Constitución presentan 3 características:
Tienen un carácter normativo, y son de obligado cumplimiento.
Representan las aspiraciones ideales que la sociedad establece como objetivos
prioritarios a desarrollar para los destinatarios de las normas.
Su carácter global impregna todo el ordenamiento jurídico español y que configura un
sistema político totalmente diferenciado con el existente antes de la CE 1978.
Los principios marcan los objetivos que el pueblo español aspira a conseguir con la
Constitución y suponen el fundamento ideológico-político sobre el que se asienta:
Principio de Estado Social. Deben desenvolverse los individuos en sus relaciones
sociales y económicas, el Estado adopta una postura más intervencionista, pues
considera como fin que le compete garantizar el mínimo vital para desenvolverse en la
sociedad.
Principio de Estado democrático. Implica que el poder legislativo es elegido libre y
democráticamente por el pueblo poseedor de la soberanía nacional.
Principio de Estado de derecho. Todos los ciudadanos y poderes públicos están
sometidos al Imperio de la Ley.
Principio de monarquía parlamentaria. Convierte al Rey en el jefe del Estado pero
carece de poder efectivo.
Principio de Estado autonómico. Configura la forma de organización territorial en un
poder central y una serie de Comunidades que gozan de amplia autonomía política en
la gestión de sus intereses propios y particulares.
A) Procedimiento ordinario.
Los proyectos de reforma deberán ser aprobados por una mayoría de tres quintos de
cada una de las cámaras. Si no hay acuerdo, se intentará conseguirlo con el
nombramiento de una comisión paritaria de diputados y senadores, que presentará un
texto para su votación entre ambas cámaras.
De no lograrse la aprobación mediante el procedimiento anterior y si el texto hubiese
obtenido el voto favorable de la mayoría absoluta del Senado, el Congreso, por
mayoría de dos tercios, podrá aprobar la reforma.
Aprobada, será sometida a referéndum para su ratificación cuando así lo solicite una
décima parte de los miembros del Congreso de los Diputados o del Senado, dentro de
los 15 días siguientes a su aprobación. El referéndum se convocará en el plazo de 30
días, y se celebrará dentro de los 60 días siguientes.
El texto no puede ser sometido a la sanción del Rey, sino después de los 15 días
siguientes de su aprobación. En el caso de celebrarse un referéndum, la sanción real
será posterior a la convalidación de la reforma por el cuerpo electoral.
B) Procedimiento extraordinario.
Cuando se proponga la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al
Título Preliminar, al Capítulo Segundo, Sección Primera del Título I, o al Título II, se
procederá a aprobar por mayoría de dos tercios de cada Cámara y a la disolución
inmediata de las Cortes.
Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión tomada por las disueltas y proceder
al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos
tercios de ambas Cámaras. Aprobada la reforma de las Cortes Generales, esta será
sometida a referéndum para su ratificación.