Guadalupna y Trans Soc

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Revista Electrónica de Psicología Iztacala.

23, (2), 2020 850

Revista Electrónica de Psicología Iztacala

IZTACALA

Universidad Nacional Autónoma de México

Vol. 23 No. 2 Junio de 2020

LA CREENCIA GUADALUPANA COMO BASE DE


AYUDA SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN
MÉXICO
Jesús Alberto Betancourt Vázquez1
Facultad de Estudios Superiores Iztacala
Universidad Nacional Autónoma de México

RESUMEN
La iglesia católica es una de las instituciones más poderosas del
mundo, entre sus acciones se encuentra la acción social, es decir,
aquella que se enfoca su atención a los temas de los grupos
sociales, en especial a los más desfavorecidos, a los marginados
de los sistemas sociales, esto lo hace por medio de su Doctrina
Social, que tiene como bases la caridad, mediante el mensaje que
Jesús predicó, escrito en los libros que conforman el Nuevo
Testamento de la Biblia. La población en situación de calle es uno
de los grupos objetivo de la acción social de la Iglesia. La Virgen de
Guadalupe es la figura religiosa más importante en México, el
mensaje principal de la creencia Guadalupana se resume en la
atención, compasión y ayuda a los olvidados, la virgen de
Guadalupe se convierte en una figura de protección y depositaria
de plegarias de estos grupos marginados. El Grupo Guadalupano
es un ejemplo de la unión del cristianismo universal y la creencia
guadalupana, que tiene como objetivo atender y rehabilitar a las
personas en situación de calle, teniendo como base la caridad
cristiana y la protección simbólica de la virgen de Guadalupe.
Palabras Clave: Doctrina Social de la Iglesia, Guadalupano,
marginación, situación de calle.

THE GUADALUPANA BELIEF AS A SOCIAL AID


BASE FOR THE CATHOLIC CHURCH IN MEXICO

1 Egresado de la Carrera de Psicología, FESI UNAM. Correo electrónico: [email protected]

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ABSTRACT
The Catholic Church is one of the most powerful institutions in the
world, among its actions is social action, that is, one that focuses
its attention on the topics of social groups, especially the most
disadvantaged, the marginalized social systems, this is done
through its Social Doctrine, which is based on charity, through the
message that Jesus preached, written in the books that make up
the New Testament of the Holy Bible. The population in street
situation is one of the target groups of the social action of the
Church. The Virgen de Guadalupe is the most important religious
figure in Mexico, the main message of the Guadalupana belief is
summarized in the attention, compassion and help to the forgotten,
the Virgen de Guadalupe becomes a figure of protection and
depository of prayers of these marginalized groups. “El grupo
Guadalupano” is an example of the union of universal Christianity
and the Guadalupana belief, which aims to serve and rehabilitate
people living on the streets, based on Christian charity and the
symbolic protection of the Virgen de Guadalupe.
Key words: Social Doctrine of the Church, Guadalupano,
marginalization, street situation

En México hay instituciones que llevan a cabo una serie de acciones encaminadas
a la asistencia social, dígase Organizaciones No Gubernamentales o grupos
provenientes de ideologías religiosas, sus intenciones pueden ser variadas, sin
embargo, el fin común es hacer visibles a los marginados, a los menos favorecidos.
Entre las instituciones que se han encargado a través de los años de grupos
marginados, es la iglesia católica.
Respecto al papel que ha desempeñado la iglesia en la atención a grupos
marginados, se encuentra un estudio realizado en Guatemala por Contreras (2008),
que tuvo el objetivo de determinar la importancia que ha tenido la iglesia católica en
la atención a los grupos marginados de Guatemala, donde incluían, grupos de
indígenas, población en situación de calle, migrantes y población con adicciones, lo
que se encontró es que la iglesia ha tenido gran impacto en el país en la atención
de estos grupos, es la organización No Gubernamental con mayor atención, con
inversiones cercanas a las hechas por el Estado. En este estudio se cita la Carta
Pastoral Colectiva del Episcopado Guatemalteco, emitida en julio de 1976, que unas
décadas después, se convirtió en la base de movimientos religiosos, sociales y
ambientalistas en pro de la vida de ser humano.

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LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


La iglesia católica es una de las instituciones más poderosas del mundo, y con base
a esa posición busca abrir sus puertas para los menos favorecidos, a los que buscan
sobrevivir, independientemente de que haga o deje de hacer el gobierno, la iglesia
por medio de su doctrina social asume la tarea de dar esta atención.
Pero, ¿sobre qué bases teóricas o teológicas parte la iglesia católica para llevar a
cabo su actuar de tipo social?, se trata de la Doctrina Social de la Iglesia.
La Doctrina Social de la Iglesia, según el compendio que lleva el mismo nombre,
(Pontificio Consejo “justicia y paz”, 2015), se trata de:

“Es el órgano que elabora, difunde y la enseña (la Doctrina Social). No


es una prerrogativa de un componente del cuerpo eclesial, sino de toda
la comunidad: es expresión de la manera en que la Iglesia comprende la
sociedad y se relaciona con sus estructuras y cambios. Toda la
comunidad eclesial sacerdotes, religiosos y laicos contribuye a constituir
la doctrina social, según la diversidad de sus tareas, carismas y
ministerios en su seno. Las múltiples y multiformes contribuciones son
expresiones del sobrenatural sentido de la fe de todo el Pueblo son
asumidas, interpretadas y unificadas por el Magisterio, que promulga la
enseñanza social como doctrina de la Iglesia" (p. 58).

Otra definición se encuentra en el Compendio de Formación Básica, de la Diócesis


de Plascencia (2009): “Se preocupa de los derechos humanos de cada uno, en
particular del marginado, la familia y la educación, los deberes del Estado, el
ordenamiento de la sociedad nacional e internacional, la vida económica, la cultura,
la guerra y la paz, así como el respeto a la vida desde el momento de su concepción
hasta la muerte” (p. 7).

Por otra parte, está la definición de Guerry (1964):


La Doctrina Social de la Iglesia es un conjunto de concepciones
(hechas de verdades, de principios y de valores), que el magisterio

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vivo extrae de la ley natural y de la revelación, y que adapta y aplica


a los problemas sociales de nuestro tiempo, con el fin de ayudar,
según la forma propia de la iglesia, a los pueblos y a los gobernantes
organizar una sociedad más humana, más acorde con la Voluntad
de Dios sobre el mundo (p. 29).

Y por último la que escribe Ampudia en 1998:


Es el cuerpo doctrinal o incluso puede denominarse cuerpo sociopolítico
que resume la posición de la iglesia frente a los fenómenos que han
aparecido desde el siglo XIX y cuyo objeto es el logro de la justicia en la
tierra a través de la revalorización de la persona humana frente a la
preeminencia del trabajo sobre el capital (p. 357).

La primera definición es la oficial que da el Vaticano de la Doctrina Social de la


Iglesia, por ser una doctrina es necesario que se elabore con bases sólidas, se
difunde entre toda la población católica, que se elaboren métodos de enseñanza de
la misma, destaca que no solo es exclusivo de un sector determinado de la iglesia,
sino que corresponde que de manera integral este en todo el cuerpo eclesiástico,
otro punto importante es que por medio de esta se comprende la realidad social y
al mismo tiempo se adapta a los cambios de esta realidad. Y por último destaca lo
sobrenatural de la fe, que se entiende como que su último fin es atender la condición
sobrenatural del ser humano, es decir, “la salvación de su alma”.
La definición de la Diócesis de Plascencia destaca la mención que hace de la
preocupación en determinados sectores de la población, entre lo que destacan los
marginados, además considera que también está en sus funciones el ver el actuar
del Estado, de manera nacional e internacional, y un punto muy importante, respeto
a la vida.
En la definición de Guerry destaca la mención de la Ley Natural y la Revelación
como fuentes principales de la Doctrina Social de la Iglesia. Conviene enunciar a
qué se refiere la Revelación y la Ley Natural. Guerry (1963), dice que la Ley natural
es la dada por el Creador al hombre, en su naturaleza animal racional, poseedor de

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inteligencia, capaz de tomar conciencia de sí mismo y de su Creador, además con


capacidades de relacionarse con semejantes y crear comunidad. Se puede
considerar la Ley Natural, como el principio que le da al ser humano su dignidad y
su condición de sujeto y no de objeto.
Respecto a la Revelación, Ampudia (1998), dice: “es la manifestación hecha por
Dios al hombre para descubrirle su ser y sus designios de salvación, (…), Se
distingue la Revelación que se hace por medio de los profetas y especialmente por
Cristo” (p. 379).
Por lo tanto, parafraseando lo anterior, la Revelación se convierte en la confirmación
de la Ley Natural, pues Dios da manifestaciones de su existencia y de su salvación
por medio de la Revelación y el ser humano es capaz de percibirlas y entenderlas
gracias a las Ley Natural que tiene de razonar y tomar conciencia.
También dice que se hace una adaptación a los problemas sociales actuales, y por
último la importancia de considerar a la Doctrina Social de la Iglesia, se entiende,
según esto, como un medio para el cumplimiento de la “voluntad de Dios” sobre la
sociedad.
Por último, tenemos la definición de Ampudia, que considera la Doctrina Social de
la Iglesia como el pensamiento sociopolítico de la iglesia respecto a la realidad
actual en la humanidad, destaca el logro de justicia sobre la tierra, revaloración de
la persona humana y es interesante la tendencia marxista, al mencionar que se
busca lograr tales objetivos a través de la preeminencia del trabajo sobre el capital,
es decir, se busca que el trabajador, el obrero, el proletario, el menos favorecido,
tenga mayor peso que los dueños, los patrones.
Las cuatro definiciones tienen puntos en común como la necesidad de difundir esta
doctrina, la adaptación a las realidades sociales actuales, preocupación por los
menos favorecidos, velar por la dignidad humana, y que todo objetivo que busque
la Doctrina Social de la Iglesia es por medio del cumplimiento de la “voluntad de
Dios”.
La definición que en este trabajo se propone es que la Doctrina Social de la Iglesia
es el conjunto de ideas, principios y hechos extraídos de las Escrituras para ser
adaptadas a la problemática actual de la humanidad con el fin de lograr una vida

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digna del hombre, que lo prepare para su destino sobrenatural, que es “la salvación
de su alma”.
La iglesia y por lo tanto los hombres de la iglesia, movidos por la fe, la compasión,
la culpa, etc., esto según lo que comenta Rueda, (2000) en su libro “El Buen
Samaritano” se vuelven en incansables buscadores de personas vulnerables, que
se adjudican la tarea de acercarlos a Dios, por medio del evangelio, a través de las
herramientas estipuladas en la Doctrina Social de la Iglesia, con el organismo de la
Pastoral Socio-caritativa. Floristan (2004) menciona:

Los pobres son dichosos porque tienen a Dios por rey o porque
“de ellos es el reino de los cielos”. El reinado de Dios llega cuando
Dios se manifiesta rey, a saber, cuándo se asegura la libertad y
la justicia en el pueblo y en la sociedad, ya que el rey, en
principio, es liberador y protector del pobre frente al rico; es el
que respeta los derechos de viudas, huérfanos, oprimidos,
extranjeros. Esto es así porque Dios es un padre bueno o un rey
justo” (pp. 183-184).

Floristan hace alusión a Lucas 6:20, con la bienaventuranza o la dicha de los


pobres, en la Biblia estas dos expresiones se utilizan como felicitación, el autor hace
una exegesis de este pasaje bíblico, desglosa a los pobres, en viudas, en huérfanos,
en oprimidos, en extranjeros, una persona en situación de calle puede ser uno de
ellos, y además puede ser un drogadicto, un alcohólico, un migrante indígena, etc.
Entonces, ¿Por qué felicitar al pobre, al que está sobreviviendo en la calle?, porque
según las escrituras Dios tiene los ojos en ellos, porque “es más fácil que un camello
pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios”, según lo
escrito en Marcos 10:25, desde una dimensión teológica parece suficiente felicitarlos
por eso, pero en una realidad social se vuelve, no solo insuficiente, sino absurdo,
porque esta población está sufriendo aquí y ahora, en estos momentos tienen
hambre, tienen frío, tienen repugnancia por su realidad y por medio del alcohol y
las drogas fabrican la propia, más ligera y fácil de vivir, es aquí donde la caridad, el

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amor por el prójimo, se vuelve el estandarte de ayuda a estos dichosos pobres.


Lo anterior, se conceptualiza en lo que en las décadas de los sesenta y setenta en
América Latina se va considerar “la opción por los pobres”, expresión que surge a
raíz de la Teología de la Liberación que se estaba extendiendo en el territorio latino,
como resultado de las conferencias episcopales de Medellin en 1968 y de Puebla
en 1979, respecto a la Teología de la liberación, Gutiérrez (1975) escribe:

La teología como reflexión crítica de la praxis histórica es así una


teología liberadora, una teología de la transformación liberadora de la
historia de la humanidad y, por ende, también de la porción de ella
―reunida en ecclesia― que confiesa abiertamente a Cristo. Una
teología que no se limita a pensar el mundo, sino que busca situarse
como un momento del proceso a través del cual el mundo es
transformado: abriéndose -en la protesta ante la dignidad humana
pisoteada, en la lucha contra el despojo de la inmensa mayoría de los
hombres, en el amor que libera, en la construcción de una nueva
sociedad, justa y fraternal- al don del reino de Dios (pp. 40-41).

La teología de la liberación, se convierte en el estandarte de reivindicación de los


pueblos latinos, que a través de la historia ha sido atentada la dignidad de las
personas por medio de dictaduras, desigualdad, injusticia.
La caridad, que es unos de los principios fundamentales de la Doctrina Social de la
Iglesia, puesto que la caridad implica el tener y demostrar amor por el otro, ese
amor es que tendría que mover a quienes están al servicio de la pastoral socio-
caritativa y del Grupo Guadalupano (del que más adelante se hace mención), para
ayudar lo más posible a esta población vulnerable, de tal manera que se les den
herramientas con las que logren recuperar su dignidad humana, que según la biblia
es “concedida por Dios”.
La población en situación de calle constituye un sector de la sociedad que es
rechazada por dar mal aspecto a la ciudad, por relacionársele con la delincuencia
o por simple intolerancia injustificada a esta población. Sin embargo, hay sectores

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de las sociedades que lejos de rechazar se plantean de alguna forma poder ayudar,
movidos por sus alcances económicos o sociales, y además por un mero
sentimiento sincero de ayuda, que se puede considerar caridad. De ahí que surja
el Grupo Guadalupano D. A., que es una organización perteneciente a la pastoral
socio-caritativa del Santuario del Tepeyac, pero que además cuenta con la
participación voluntaria de laicos, en la donación de comida, prendas de vestir,
calzado, cobijas, en servicio educativo, psicológico, de salud, entre otros.

GRUPOS MARGINADOS:LA POBLACIÓN EN SITUACIÓN DE CALLE


¿Cuáles son los grupos vulnerables a los que da asistencia social la iglesia?, se
trata de los también llamados grupos marginados, la definición que dio la
Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados
(COPLAMAR) en 1977 respecto a marginación ser refería a:

Caracterizar aquellos grupos que han quedado al margen


de los beneficios del desarrollo nacional y de los beneficios
de la riqueza generada, pero no necesariamente al margen
de la generación de esa riqueza ni mucho menos de las
condiciones que la hacen posible (Ovalle, 1989, p. 56).

Moreno (2001), habla de persona inadaptada, marginal o asocial de manera


indistinta y lo define como:

La que, en función de su minusvalía física o mental, de su


comportamiento psicológico o de su ausencia de formación,
es incapaz de satisfacer sus necesidades, o exige
encuentra segregada de la colectividad (p. 77).

Ponce de León (1985, p. 13), hace referencia a comunidades urbano marginadas,


relacionándolas con carencias, drogadicción, delincuencia, entre otros términos, la
autora escribe sobre el concepto:

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La marginalidad es una evidencia clara para todo habitante


de la ciudad. Se manifiesta como una carencia, las
comunidades urbano-marginadas son grupos que padecen
cotidianamente la falta de servicios: agua, luz, drenaje,
sistemas de comunicación, centros educativos; que
presentan, además, irregularidades en la tenencia de la
tierra, desempleo, analfabetismo, desnutrición,
delincuencia, prostitución, alcoholismo, drogadicción. El
hambre, la miseria y la insalubridad asoman a la cara de las
personas que habitan en las zonas deprimidas.

Por su parte Adler (1975), considera la marginación como un fenómeno que es


transcultural, que se presenta en las etapas transición del desarrollo económico de
un país. El mismo autor cita a Stavenhagen, quien sugiere que los marginados se
encuentran insertados en la economía urbana, sirviendo principalmente a la clase
media.
Se suele utilizar las expresiones inadaptación, desviación, exclusión e incluso
pobreza de manera indistinta con la marginación social (Estivill, 2003; Moreno
2001), por eso se hace necesario concretar el concepto de marginación social, en
el cual sería posible englobar las expresiones con las que se relaciona el concepto.
En conclusión, conjuntando los conceptos leídos, se puede decir que la población
marginada es aquel grupo de personas que son estigmatizados de manera
negativa, que se encuentran económica y socialmente al margen del desarrollo del
lugar donde habitan y crean sus propios métodos de supervivencia.
Después de conocer diversos conceptos de marginación, encontramos que la
población que se encuentra en esta situación no es homogénea, pues en las
definiciones se encuentran diferentes dimensiones para ver a los grupos
marginados, es por ello que es importante precisar que tipos de población o grupos
marginados hay y que características tienen.
Un primer tipo de grupos marginados es aquellos que son producto de la migración
del medio rural a la ciudad, o de un país a otro, estos grupos llegan a las zonas

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urbanas y hacen asentamientos habitacionales en las orillas de éstas, formando los


cinturones de miseria
Otro tipo de grupos marginados son las personas que tienen empleos eventuales,
nada asegurado, las características de estos grupos, a diferencia del pasado, viven
en la zona urbana, en viviendas comunes (vecindades), lo que ganan a penas les
alcanza para comer y tener un lugar donde vivir, aunque puedan contar con
servicios de luz, agua, gas, estos son deficientes y a veces hacen falta resultado
de no haber sido pagados, no tienen servicios de salud gratuitos, porque sus
empleos no les da esa oportunidad.
También en esta condición se encuentra la población que se encuentran en prisión,
el hecho de ser personas presas está al margen de la sociedad, en las prisiones
viven en condiciones que afecta su integridad, prácticamente se les despoja de sus
derechos como personas, como seres humanos.
Moreno, (2001) escribe, “El sistema penitenciario fue creado para reemplazar, con
finalidad más humanitaria, a la pena capital, el exilio, los castigos corporales. La
pena de prisión es hoy el eje del sistema represivo en todos los países” (p. 183).
Además, las personas que pertenecen al grupo de convictos o ex convictos tienen
estrecha relación con los demás grupos marginados, puesto que, los cumplen su
sentencia salen de la prisión y llegan a pertenecer a los que viven en los cinturones
de miseria, a los que se emplean de manera informal, vuelven a la delincuencia, o
llegan a estar en situación de calle.
Manera general, las personas en situación de calle, incluye vivir también en kioscos,
banquetas, lugares abandonados, coladeras y basureros, parques, eventualmente
las noches la pueden pasar en inmediaciones de iglesias, terminales, hospitales o
cuando tuvieron un buen día les alcanza para pagar la noche en algún hotel barato
de la zona.
Son personas que desde niños llegaron a la calle, teniendo entre 6 y 8 años en su
mayoría, entre los motivos de salida del hogar es común que se deba a maltrato
físico, psicológico y sexual.
Otra causa para llegar a la vida de la calle en una edad más adulta es por caída en
alcoholismo, adicciones o pérdida total de vivienda y empleo por diferentes causas,

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por otra parte, pueden incluirse migrantes, como en los grupos anteriores, de zonas
rurales o de otros países que no lograron encajar en la vida urbana.
Las personas en situación de calle son un grupo de la población marginada que no
ha sido definido conceptualmente de acuerdo de sus características particulares,
sino que se les ha asociado a fenómenos más amplios como la extrema pobreza,
o como marginados, es decir, están en función a fenómenos que no siempre son
per se a esta población, lo que causa que se les etiquete como causantes de los
problemas en la sociedad donde se encuentran, es importante mencionar que la
extrema pobreza se vuelve una característica de la población en situación de calle
y son parte de los grupos que se consideran marginados.
Otra forma de referirse a esta población es a través de su asociación con ciertas
actividades, un tanto más concretas como la mendicidad y vagancia, dando por ello
el nombre de mendigos o vagabundos a toda persona que vive en la calle, sin
embargo, estas formas de conceptualizar o definir a la población en situación de
calle son insuficientes por tanto no dan cuenta de sus principales características e
impiden lograr una comprensión acerca de lo que esta forma de vida implica, esto
es a origen de las pocas investigaciones enfocadas a definir las dimensiones que
abarcan esta población.
Entre las investigaciones que se han hecho respecto a la población en situación de
calle, van enfocadas a los niños y adolescentes, puesto que se considera que es
importante rescatar a esta población de la vida que llevan en la calle (Ossa, 2005;
Gómez, Manero, Soto y Villamil, 2004). Por su parte Weason (2006), realizó una
investigación en la ciudad de Santiago, Chile, que va enfocada a población en
situación de calle, incluyendo niños, adolescente y adultos, de ambos sexos, entre
lo encontrado es que lo que tienen en común los grupos que viven en estas
condiciones es la carencia de bienes fundamentales como la vivienda, educación y
trabajo, junto con la falta de programas sociales y redes de apoyo, son algunas de
las variables que ponen a esta población de más de siete mil en la capital de Chile.
Por otra parte, Decara (2011), llevó a cabo una investigación en Córdoba,
Argentina, en esta, sus objetivos era conocer los mitos, prejuicio o etiquetas
negativas que se ha puesto a la población en situación de calle, entre lo que

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encontró Decara es relacionado a lo ya mencionado, a la población en situación de


calle se le adjudica ser causantes de robo, dar mala imagen a las calles de la
ciudad, personas perezosas que están en dicha situación porque no buscan la
manera de salir de ahí, o que son personas “olvidadas por Dios”, el autor comenta
que por concepciones así es que la población en situación de calle se encuentra
olvidada, desfavorecida, porque incluso el Estado tiene concepciones así.
Respecto a la investigación de Decara (2011), antes se menciona un punto
importante, el estudio fue realizado en Córdoba, Argentina, en la investigación
bibliográfica que se llevó a cabo para este trabajo, no se encontraron
investigaciones similares realizadas en el contexto de México, sin embargo, se
considera que es válido citarlo para dar una idea de lo que sucede respecto a las
ideas que se tiene sobre la población en situación de calle, por otra parte, las ideas
que se mencionan pueden justificar la indiferencia que se muestra hacia este grupo
marginado por la sociedad civil y el Estado, pues mientras se piense que son la
causa de lo malo que pasa en las calles de la ciudad donde habitan, o que están
ahí porque quieren y simplemente porque son los olvidados por Dios, no se da paso
a la acción, a la atención necesaria para que se impulse su salida de ese círculo
vicioso en donde se encuentran.
Las personas que viven en situación de calle no tienen reconocidos sus derechos
civiles, sociales y políticos, de parte de la sociedad e incluso del mismo gobierno,
esta población es tratada como delincuentes, con discriminación y violencia. Las
acciones y programas gubernamentales que llegan a surgir para la atención de esta
población se limitan a la reclusión, vistos desde perspectivas polarizadas, o son
delincuentes o son víctimas que hay que sacar de las calles de la ciudad. Además,
la falta de documentos oficiales que los identifique como el acta de nacimiento,
comprobante de domicilio, registro de seguridad social, constancia de estudios los
sumerge a un círculo vicioso, del que no logran salir.
No hay existencia de tratados internacionales específicos para que los gobiernos
se comprometan a respetar y vigilar los derechos de la población en situación de
calle, donde se incluyen niñas, niños, jóvenes, mujeres, familias, personas adultas
y adultos mayores, indígenas y migrantes, entre otros, además de lo que ya se

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mencionó, la falta de cifras precisas, obstaculizan el ejercicio de los derechos


humanos de este grupo social.
En el caso de la Ciudad de México, según un censo realizado por la Dirección
General del Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS) en la Ciudad de
México como parte de la Secretaría de Desarrollo Social, para el periodo de 2011
a 2012 se contabilizaron 4,014 personas en situación de calle en la Ciudad de
México, de los cuales dos de cada tres consumen algún tipo de droga,
principalmente alcohol y solventes (Gómez, 2012).
Ya para la temporada de invierno del 2013-2014 el DIF y la SEDESOL de la Ciudad
de México, obtuvieron un registro de mil 291 nuevas personas en esta situación y
se detectaron 176 puntos en toda la ciudad, en donde se agrupan de 3 a 50, entre
mujeres, hombres y niños, siendo las delegaciones Cuauhtémoc, Benito Juárez,
Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero donde se ubica en
mayor número de indigentes (Romero, 2015). Con estas cifras es evidente la
creciente población en las calles de la Ciudad de México, es una problemática
presente en esta metrópoli, y que contrario de ser erradicada va en aumento.
Las cifras que se llegan a reportar pocas veces son precisas debido a lo difícil que
resulta censar a esta población, además de los intereses políticos que se suscitan
de acuerdo al ambiente que se esté viviendo, a veces será conveniente que se
reporten cifras bajas de población que está en situación de calle, para que no se
vean mal las políticas sociales de los gobernantes, otras veces convendrá más
arrogar cifras muy altas para sensibilizar a la población y se acepten las pantallas
de ayuda que el gobierno pretende implementar (Taracena, Albarrán y Flores,
2013).

EL CASO DEL GRUPO GUADALUPANO


Entonces, una vez que se ha dado a conocer este panorama de la intervención
social de la iglesia, continua ver el ejemplo del “Grupo Guadalupano D. A. en
situación de calle”, un grupo dedicado a la ayuda de (como su nombre lo indica) la
población en situación de calle, a partir de esto surgen preguntas como, ¿con qué
sentido la iglesia católica atiende esta población? ¿esta atención responde a los

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preceptos del cristianismo sobre la ayuda al prójimo? son preguntas que a


continuación se busca ser respondidas.
Anteriormente ya dimos que cuenta que las personas que viven en situación de calle
no tienen reconocidos sus derechos civiles, sociales y políticos de parte de la
sociedad e incluso del mismo gobierno, esta población es tratada como
delincuentes, con discriminación y violencia. Las acciones y programas
gubernamentales que llegan a surgir para la atención de esta población se limitan a
la reclusión, vistos desde perspectivas polarizadas, o son delincuentes o son
víctimas que hay que sacar de las calles de la ciudad. Además, la falta de
documentos oficiales que los identifique como el acta de nacimiento, comprobante
de domicilio, registro de seguridad social, constancia de estudios los sumerge a un
círculo vicioso, del que no logran salir.
A continuación se presenta el caso del “Grupo Guadalupano D. A. (drogadictos y
alcohólicos) en situación de calle”, ya que se trata de un grupo perteneciente a la
iglesia católica, y como se pudo ver en investigaciones pasadas la población en
situación de calle se encuentra desfavorecida por los programas sociales del
gobierno, entonces las organizaciones civiles se vuelven en la alternativa de ayuda
a esta población, además se suma a lo ya visto de la Doctrina Social de la Iglesia,
la creencia Guadalupana.
El “Guadalupanismo”, punto importante, puesto que el grupo ya antes mencionado
proviene de la organización del santuario de la Virgen de Guadalupe. Esto con la
intención de dar un panorama del significado que tiene la Guadalupana en el
contexto católico de México, es pertinente mencionar que no se busca llevar a cabo
un análisis en pro o contra del origen del culto, sólo se trata de descripción histórica.
Tomando en cuenta el contexto histórico se presenta a la figura de la Virgen de
Guadalupe como la figura de madre protectora, depositaria de plegarias, y redentora
de los marginados.
A grandes rasgos el culto Guadalupano, surge a mediados del siglo XVI, para ser
exactos a partir de 1531, año en el que según la tradición católica se dan las 4
apariciones de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac.

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Para el resto del siglo XVI la Virgen de Guadalupe había realizado milagros
supuestamente documentados, incluyendo el cese de la epidemia en 1554, donde
se sumaban miles de muertes, por lo que desde ese momento se convirtió en
guardiana de los actos sociales, políticos, culturales y eclesiásticos de las Ciudad
de México (Villalpando, 2004).
A finales entre 1570 a 1630 el culto a la “Morenita del Tepeyac” pasó por un periodo
de decadencia, las peregrinaciones al cerrito cada vez eran menos, su presencia en
la cotidianidad de la sociedad novohispana estaba desapareciendo, por lo que era
necesario que se despertara el fervor Guadalupano, así es como Miguel Sánchez,
Luis Lasso de la Vega, Luis Becerra Tanco, entre otros personajes, publican a partir
de 1640 obras sobre el acontecimiento Guadalupano, dirigido a las diferentes clases
que existían en la colonia, tarea que resultó exitosa, pues desde ahí este fervor a la
Virgen de Guadalupe no ha pasado por periodos de crisis o peligro de extinguirse
de entre los mexicanos, Gruzinski (1995), al respecto menciona:

No carece de interés el que, lejos de haber sido el


coronamiento y la sanción ideológica de una práctica religiosa
bien arraigada, la empresa hagiográfica de Sánchez, Lasso y
Becerra Tanco se haya levantado sobre una devoción que
declinaba y una memoria oral que se estaba perdiendo. Se
reúnen así las condiciones para que sobre las incertidumbres
y las lagunas de la tradición surgiese una irrefutable
construcción, de contornos bien definidos, esencialmente
centrada en una imagen milagrosa (p. 124).

En la historia sobre el culto a la Virgen de Guadalupe, se ha utilizado como


estandarte de los grupos oprimidos, la carga simbólica que tiene la elección de ser
Juan Diego el primer testigo de la aparición, considerando que era un indígena y
por lo tanto perteneciente a un sector de la población Novohispana, oprimido y
marginado por los españoles, además de la ubicación geográfica donde se dan las
apariciones.

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Se puede decir entonces, que no ha sido de a gratis que ahora se pueda hablar de
la virgen de Guadalupe como una figura con tal ponderación, al considerarse como
la madre que protege, que cuide, que redime a los desfavorecidos de la sociedad,
los casi cinco siglos de historia lo respalda, el misterio, la discreción, el cuidado en
el manejo del acontecimiento, pero además de este, el resultado mismo, la imagen
en la tilma de Juan Diego, por una parte está el milagro de las cinco apariciones de
la Virgen de Guadalupe y por otra el milagro de la impresión de la imagen
guadalupana, este milagro por sí mismo ya tiene peso, una imagen que apareció
en una época en que el medio pictórico era la manera más rápida y sencilla de
trasmitir la doctrina cristiana a los indios.
Gruzinski (1995) escribe: “La Guadalupana, producida por un signo y siendo signo
ella misma, retrato de una idea, es una representación mental antes de ser una
representación figurada: sintetiza lo sobrenatural cristiano en el sentido de un
conjunto de signos dotados de vida propia, capaces de ordenarse y autorregularse”
(p. 131).
No es coincidencia que el acontecimiento Guadalupano haya tenido como cumbre
la impresión de la virgen en la tilma de Juan Diego, y que no solo se quedara en un
escrito, pues era necesario que el mensaje de la “Buena Nueva” se expandiera
rápido por el territorio mexicano, la imagen fue ese recurso poderoso, de origen
divino o no, la empresa fue exitosa.
La Pastoral Guadalupana se convierte en el método mexicano de evangelización y
servicio, resultado de utilizar la tan arraigada importancia que tiene la Virgen de
Guadalupe, tomando como base al Nican Mopohua, que además suma lo que ya
se ha mencionado anteriormente, la tarea que tiene la iglesia y los cristiano como
sociedad de hacer llegar la Buena Nueva a los marginados, de ahí el nacimiento de
centros de ayuda como el grupo Guadalupano D. A., en donde aterriza esta tarea
de la pastoral guadalupana, convergiendo con el cristianismo universal: “Este
Grupo de apoyo social, busca dentro de los valores cristianos y de la espiritualidad
guadalupana, la promoción, integración y rehabilitación de persona drogadictas,
alcohólicas y en situación de calle” ( García y Jiménez, 2008, p. 22).
Para la obtención de la información referente a este grupo se llevó a cabo una

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investigación de campo, que incluyó realizar preguntas a las personas que se


encargar de coordinar las actividades del grupo, a voluntarios y a personas que
asisten a recibir atención. Respecto al “Grupo Guadalupano D. A en situación de
calle”, fue fundado en julio del 2001 por orden de Monseñor Diego Monroy Ponce,
que en ese entonces era el rector de la Basílica de Guadalupe, bajo el nombre
Grupo de Jóvenes y niños de calle, mismo que el día 04 de octubre del 2007 en
una reunión de trabajo con Monseñor Juan José Aranguren Ucieda, coordinador de
la Pastoral Socio-Caritativa se le cambio el nombre a Grupo Guadalupano D. A. (En
situación de calle), este grupo le fue encomendado al evangelizador de tiempo
completo José Guadalupe García Pacheco, con la tarea principal de atender
pastoralmente a la población en situación de calle (drogadictos y alcohólicos),
mediante un proceso en tres aspectos muy importantes: la rehabilitación, la
integración a sus familias y a la sociedad.
El Grupo Guadalupano D. A. surge por la necesidad de atender pastoralmente a
las personas en situación de calle con problemas de drogas y alcohol, mismas
personas que se reunían, incluso dormían en el atrio de la Basílica, situación de
que propiciaba un clima de inseguridad y desconfianza entre los que visitaban el
templo.
Puesto que, un templo que recibe anualmente alrededor de 20,000 millones de
visitantes de todo el mundo no podía seguir dando mala imagen e inseguridad. Y
no precisamente por las personas en situación de calle, pues también en la zona
vendedores, “los pajareros”, “los viboreros”, “los cadeneros”, la prostitución, y la
venta de drogas, es lo que se lee en el reporte de inicio del Apostolado.
El trabajo en el grupo se basa en la pastoral guadalupana, de acuerdo a la
información obtenida en documentos de la Basílica (Alcántara, 2016), “consiste en
trasladarse a los lugares donde se encuentran los grupos marginados y
vulnerables, puesto que se considera que por diversas razones estos no se pueden
trasladar a los templos, y es entonces cuando la Iglesia va a su encuentro como lo
hizo Jesús y lo sigue haciendo a través de los agentes de Pastoral”, también, José
Guadalupe García Pacheco (coordinador del grupo) menciona que la pedagogía de
Santa María de Guadalupe:

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Consiste en ir al encuentro de quienes viven el olvido, los


rechazados, los marginados y sin esperanza, para lograr
llevarles un mensaje de reconciliación, de unidad y amor, esta
enseñanza la ejemplificó al hacer sus apariciones en el cerro
de Tepeyac.

Es importante mencionar que el Grupo Guadalupano no tiene una estructura formal


de equipo de trabajo, tiene personas que tienen años asistiendo a las actividades y
siguen en situación de calle y con adicciones. Algo importante que rescatar es en
la buena noticia para los que están en la calle, una buena noticia acompañada con
comida, también tiene convivencia, se convierte en un punto de encuentro diferente
a la crudeza de la calle, donde personas que viven en situaciones similares se
conocen, platican entre ellos y bromean.

CONCLUSIONES
Según el Nuevo Testamento de la Biblia, el mensaje principal de Cristo habla de
amaramos los unos a los otros como Él nos ama, la intercesión de su madre, la
Virgen María convertida en “La Guadalupana” busca el consuelo y protección, pues
según la historia contada en el Nican Mopohua dijo a Juan Diego que no se
preocupara “¿pues acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?”.
Sin el atrevimiento de afirmar o negar que la labor del Grupo Guadalupano cumple
con la misión, los objetivos y la finalidad, lo que es verdad es que el rostro de las
personas que asisten a escuchar los temas y a recibir los alimentos a las reuniones,
reflejan que encuentran una esperanza, encuentran un lugar (tal vez sea el único)
donde perciben el amor y la protección que tanto necesitan.
Se puede que ver que el Grupo Guadalupano D. A. cuenta con la integración de la
acción social de la iglesia, a través de su pastoral social- caritativa, y de la pastoral
guadalupana, lo que se vuelve un grupo depositario de un sincretismo entre un
cristianismo universal con el cristianismo nacional, consignado a la virgen de
Guadalupe.

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Según la Biblia en las expresiones “ayuda al prójimo”, “ámalo como a ti mismo”,


“opción por los pobres”, “opción por los desfavorecidos”, se encuentra el ejemplo de
Dios en el antiguo testamento y cristo la rectificó, estas expresiones son las
primicias de la acción social católica, por un lado, protectora del marginado y del
oprimido, salir en búsqueda de ellos, depositaria de penas y plegarias e intercesora
ante Dios, que es la primicia de la enseñanza guadalupana.
La fe no deja de ser un acto dentro del repertorio del ser humano, a medida que la
población en situación de calle se da cuenta que su fe en Dios, Jesucristo o la Virgen
de Guadalupe rinde fruto refuerza su motivación intrínseca y extrínseca a seguir
teniendo fe, lo que crea una cadena de acciones positivas, que puede dar como
resultado una rehabilitación, no solo psicológica y física de la persona, sino también
espiritual, este componente que se dice propio del animal humano comienza a tomar
sentido y valor para estas personas, aquí es donde cae el peso específico de la
psicología para comprender todo este fenómeno.

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