Comentario de Texto Resuelto - Platón
Comentario de Texto Resuelto - Platón
Comentario de Texto Resuelto - Platón
3. Justifique las ideas del texto en relación con la filosofía del autor.
4. Relacione el tema o el autor del texto con una posición filosófica de un período
histórico diferente al del autor del texto elegido.
“Toma, pues, una línea cortada en dos partes desiguales, y cada una de estas que
representa el mundo sensible y el mundo inteligible, cortada a su vez en otras dos,
proporcionales a las primeras, y tendrás de un lado la parte clara y del otro la parte
oscura de cada uno de ellos. Una de las secciones, en el mundo sensible, te dará las
imágenes; entiendo por imágenes, en primer lugar, las sombras, y después las figuras
que se forman en las aguas y sobre la superficie de los cuerpos compactos, tersos y
brillantes. ¿Comprendes mi pensamiento?” (Platón, República: 509d-510a).
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El texto ante el que nos encontramos pertenece un importante pasaje de República, una
de las principales obras de Platón. El pasaje en cuestión es conocido por la tradición
filosófica como Símil de la línea. Su importancia radica en ser una exposición didáctica
de las principales tesis platónicas en ontología y epistemología. A continuación, pasaré
a comentarlo.
Comenzando por los sofistas, una de las doctrinas comúnmente compartidas por estos
era la del relativismo. La principal defensa del relativismo la encontramos en la filosofía
de Protágoras, quien afirmará que el hombre es la medida de todas las cosas.
Interpretando “hombre” en sentido individual, podemos decir que con esta máxima
Protágoras expresa la idea de que la verdad es relativa al individuo. Por tanto, no hay
verdades objetivas. Junto a esta defensa del relativismo, los sofistas promovieron una
concepción del discurso como mera forma de persuasión. Gorgias será un destacado
defensor de esta doctrina. Si ya no hay una verdad objetiva, compartida, sobre la que
podamos conversar o discutir, la palabra solo sirve como instrumento de dominio.
Otro rasgo común entre los sofistas es el enseñar una concepción propia de la areté
griega. El sentido general de areté es el de virtud o excelencia, que va unida a la
felicidad. Para los sofistas, la areté radica en alcanzar el éxito personal en los asuntos
públicos. La herramienta será la palabra.
Ante esta filosofía aparece la figura de Sócrates, quien será el maestro de Platón.
Sócrates tratará de defender una concepción muy distinta del discurso. Para él, la
palabra debe servir para comunicar la verdad sobre el Bien y la Justicia. Pero, ¿hay
verdades objetivas? Sócrates responderá positivamente a esta pregunta y defenderá la
posibilidad de hallar tales verdades mediante el discurso. Veamos cómo.
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Un modo de explicar esto puede ser comenzar hablando del esencialismo socrático. Para
Sócrates la esencia es el principio o causa de todas las cosas. La esencia es también algo
universal: es lo común en cosas distintas y lo que permanece idéntico a través del
tiempo (es decir, es una realidad inmutable). Por tanto, aunque nuestras experiencias
cambien, la verdad sobre qué es algo no cambia, pues la esencia es inmutable. Así, el
esencialismo, como doctrina ontológica, se convierte en una vía para justificar la
existencia de verdades objetivas y universales.
¿Y cómo hallar esas verdades sobre la esencia de las cosas? El método de conocimiento
propuesto por Sócrates es la mayéutica. En sentido literal, la mayéutica era el arte de las
matronas. Sócrates pensaba que la filosofía tenía algo análogo a este oficio: quien la
practica debe ayudar a otras personas a dar a luz la verdad que llevan dentro, como las
matronas ayudaban a otras mujeres a parir. Esto lo hará Sócrates por medio de un
diálogo en el que él nunca dará respuestas. Al contrario, Sócrates se servirá de preguntas
para hacer posible que su interlocutor descubra por sí mismo la verdad, haciéndole
poner en cuestión sus supuestos iniciales.
Así es como Platón trata de salvar la tensión entre los dos grandes maestros
presocráticos, a la vez que desarrolla el proyecto filosófico iniciado por Sócrates, como
respuesta a los sofistas.
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2. Identifique y explique las ideas contenidas en el texto.
Como señalé al inicio, la temática tratada por Platón en el Símil de la línea es de tipo
ontológica y epistemológica. Mediante el símil, Platón muestra una síntesis de sus
principales tesis acerca del Ser y acerca de cómo lo conocemos. Concretamente, en el
texto que estoy comentando, encontramos expresadas algunas de sus ideas ontológicas,
como mostraré más adelante.
Hay que tener en cuenta que el Símil de la línea no es el lugar en el que Platón
desarrolla los argumentos a favor de estas tesis. Más bien, la función que cumple dentro
de su obra es la de ofrecer una exposición didáctica de las mismas. Para ello se sirve de
una imagen alegórica –esto es, una analogía o símil- para representar sus ideas y
conceptos. La figura central es la de una “línea”, tal y como aparece en el texto. Esta
línea marca la separación entre dos planos, el del Ser y el del Conocimiento. Las figuras
alegóricas que caen del lado del Ser representan las ideas ontológicas de Platón,
mientras que las que caen del lado del conocimiento representan sus ideas
epistemológicas. Hay dos tesis globales que atraviesan todo el símil: por un lado, que
existen distintos grados de realidad (o de Ser) y distintos grados de conocimiento; por
otro, que hay una correspondencia entre cada grado de ser y cada grado de saber.
Partiendo de estas dos tesis, Platón irá describiendo cada uno de estos grados. Ahora,
pasaré a mostrar cómo estas dos tesis de desarrollan en el texto.
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Pero, ¿qué significado tienen en la ontología platónica las expresiones “mundo
sensible” y “mundo inteligible”? El primero es el mundo donde se haya todo lo
material. Así, es también el mundo de las cosas que mutan y se transforman. Es el
mundo que recoge la imagen ontológica de Heráclito. El segundo es el mundo donde
habitan las cosas inmateriales y eternas. Es el mundo, pues, que se asemejaría a la
imagen que Parménides tiene del Ser, por su resistencia al cambio. Platón estableció
esta separación como una forma de salvaguardar la tesis socrática de que en la realidad
ha de haber algo inmutable y que es el principio de todas las cosas: la esencia. Si el
mundo material está en continuo cambio, ha de haber otro mundo, trascendente a este,
donde puedan existir entidades que no cambian. Ese sería el mundo inteligible.
A continuación, Platón comienza la distinción entre tipos de realidad, dos por cada
mundo. El resultado será, pues, cuatro tipos de realidades. Pero Platón no solo
distinguirá tipos de realidad. Como he señalado antes, una tesis que atraviesa todo el
símil es la de que hay grados de realidad y de conocimiento. Esto implica que, para
Platón, existe una jerarquía. Para Platón, esa jerarquía se establece atendiendo a la
perfección de cada tipo (de realidad, en este caso). Y la perfección depende de la
universalidad: lo más universal es lo más perfecto. ¿Cómo se expresa esa jerarquía de lo
menos perfecto a lo más perfecto en el texto? Dentro de cada uno de los dos mundos,
Platón distingue entre una “parte oscura” y una “parte clara”. La parte oscura es la
menos perfecta y la parte clara es la más perfecta. Además, aunque Platón no lo hace
explícito, si aplicamos su mismo criterio de perfección, habrá que concluir que todo el
mundo sensible es menos perfecto que el mundo inteligible, puesto que es el mundo de
las cosas pasajeras. Por tanto, la parte oscura y la parte clara del mundo sensible serán
menos perfectas que la parte oscura y la parte clara del mundo inteligible.
El texto concluye con una descripción de la parte oscura del mundo sensible. Será, por
tanto, el grado de realidad menos perfecto, si consideramos el plano del Ser
globalmente. A este grado de realidad corresponden las “imágenes”, dentro de las cuales
Platón incluye las “sombras” y los reflejos. Aunque Platón no utiliza el término
“reflejos”, ofrece una descripción clara en su lugar: “las figuras que se forman en las
aguas y sobre la superficie de los cuerpos compactos, tersos y brillantes”. El autor
asume de este modo que las imágenes –es decir, las sombras y los reflejos- son las
realidades que menos resisten el cambio. Esta idea se demuestra al comparar la
persistencia de las imágenes en relación a los objetos materiales. Por ejemplo, si
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observo una botella (como objeto material) veré que las sombras que proyecta pueden
variar, mientras que la identidad del objeto permanece. Así, serán los objetos materiales
el tipo de entidades que Platón ubique en la parte clara del mundo sensible, el siguiente
grado de realidad.
La descripción del plano del Ser en el símil continúa luego con la parte oscura y la parte
clara del mundo inteligible. Ambas, en conjunto, incluyen a entidades más perfectas que
cualquier entidad del mundo sensible. Pero, con todo, dentro del mundo inteligible
también hay una jerarquización. La parte oscura comprende a los objetos matemáticos.
Platón piensa aquí, por ejemplo, en figuras geométricas abstractas. La figura geométrica
de un triángulo que aparece dibujada sobre un papel, por ejemplo, por pertenecer al
mundo sensible, nunca alcanzará la perfección que debe tener un triángulo. Pero a partir
de su observación, puedo abstraer su forma perfecta. ¿Por qué estas formas abstractas
ocuparían la parte oscura? ¿Qué tienen de imperfección? Para Platón la respuesta es que
dependen de la existencia de las figuras del mundo sensible.
Finalmente, el recorrido del Plano del Ser alcanza la parte clara del mundo inteligible.
Aquí se encuentran las ideas, que son la causa o principio de todas las cosas. En la
teoría platónica de las ideas, todo lo que hay debe su identidad al hecho participar de
una determinada idea. Por ejemplo, el árbol es árbol porque participa de la idea de
árbol. La participación es también una relación de imitación (mímesis). En la medida en
que un objeto imita la idea de árbol, tenemos derecho a llamarlo árbol. La idea se
convierte así en un arquetipo para su objeto. La universalidad de las ideas es plena, y
no dependen en absoluto del mundo material para existir. Además, entre las ideas,
prevalece una: la idea de Bien. Esta es el arquetipo de toda idea, convirtiéndose así en el
principio último de toda la realidad.
Hasta aquí la identificación y explicación de las ideas del texto. En el símil, Platón los
distintos grados dentro del Plano del Ser y dentro del Plano del Conocimiento, así
como la correspondencia entre los grados de cada plano. Como he mostrado, el texto
representa el momento de desarrollo del símil en el que Platón se comienza la
descripción del Plano del Ser, estableciendo la distinción de dos mundos (sensible e
inteligible), así como la división de cada mundo en una parte oscura y otra clara.
Además, el texto nos ofrece la descripción de la parte oscura, donde se incluyen las
imágenes, lo menos universal de la realidad, y por tanto, lo menos perfecto. El símil
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continuará dentro del plano del Ser ascendiendo en los grados de perfección: primero
hacia los objetos materiales, luego hacia los objetos matemáticos y, finalmente, hacia
las ideas.
3. Justifique las ideas del texto en relación con la filosofía del autor.
¿Cuál es la conexión entre las ideas del texto y el conjunto de la filosofía platónica?
Esta es la cuestión que voy a tratar de responder en este apartado.
Para empezar, tenemos que considerar la importancia que tiene en el proyecto filosófico
de Platón la tesis según la cual la causa del ser de las cosas (la idea) es algo objetivo e
inmutable. Recordemos que Sócrates ya había defendido, frente a las posiciones
relativistas de los sofistas, que en la realidad hay un sustrato inmutable: la esencia. De
esta forma, Sócrates pretendió demostrar que era posible hallar un conocimiento de
validez universal de lo que las cosas son. En última instancia se trataba de hallar la
verdad sobre el Bien y la Justicia. Ahora, Platón, como heredero de este proyecto
filosófico, ha introducido el concepto de un mundo trascendente, el mundo inteligible,
para salvaguardar la tesis de que lo que define el ser de las cosas es inmutable. Y así
mismo, desde el punto de vista epistemológico, defenderá que es posible hallar una
forma de conocimiento absolutamente universal, que consiste en la intelección de las
ideas. Para aclarar esto, diré algo más sobre el símil de la línea.
En el desarrollo del Plano del Conocimiento (al otro lado de la línea), Platón describe
cuatro operaciones del alma, representando cada una de ellas un grado del saber. Cada
grado de saber estaría en correspondencia con un grado de realidad. Los dos que se
refieren a las cosas del mundo sensible son la conjetura y la creencia. La conjetura versa
sobre las imágenes y la creencia sobre los objetos materiales. Ni uno ni otro son
conocimiento propiamente dicho (episteme), sino mera opinión (doxa).
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universalidad de sus conclusiones, que es la universalidad de las leyes matemáticas. Y
sin embargo, hay algo de imperfección aquí para Platón: la razón discursiva parte de
supuestos que son tomados como principios, sin haber sido demostrados.
Finalmente, como el grado más elevado del saber, encontramos la dialéctica, a la que
Platón llegará a llamar la ciencia suprema. Es ni más ni menos que el método filosófico
propuesto por Platón. Su contrapartida en el Plano del Ser son las ideas, los principios
últimos de la realidad. Como la razón discursiva, la dialéctica avanza por medio de
razonamientos lógicos. Sin embargo, se diferencia de esta en que cuestiona los
supuestos de los que parte, elevándose hacia la demostración de la causa o principio de
las cosas. En última instancia, la dialéctica es el camino para alcanzar la idea de Bien.
En la ética de Platón, este saber aparece vinculado, además, a la virtud del individuo.
Según la teoría platónica del alma tripartita, el alma individual se divide en tres partes:
alma racional, alma irascible y alma concupiscible. La virtud radica en la armonía entre
las tres. Y esto se da cuando cada una cumple con la función para la que mejor está
preparada, esto es, cuando cada parte alcanza la virtud que le es propia. La virtud del
alma racional es la prudencia o sabiduría. La del alma irascible, el coraje. Y la del alma
concupiscible, la moderación en los apetitos. Que se de esta armonía en la que cada
parte cumple con su función implica que la parte racional, que es la que permite conocer
la idea de Bien, gobierne sobre la parte irascible. A su vez, la parte irascible, dando
coraje al individuo para hacer lo que dicta la razón, contendrá los excesos de la parte
concupiscible. Y la parte concupiscible, adoptará la moderación. De manera que la vida
que se guía por la razón es la vida virtuosa.
Pero es preciso no perder de vista que, desde el inicio de su filosofía, Platón siempre
tuvo como principal preocupación los problemas de la polis. La corrupción de las
instituciones y la ruptura de la identificación entre el individuo y la comunidad forman
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parte de esta preocupación. Ante este panorama, los sofistas aparecían como defensores
de la demagogia en la Asamblea. Si no había verdades objetivas que comunicar, la
palabra se podía tomar solo como un instrumento de poder, sin importar cuál es la
verdad sobre el Bien y la Justicia. Ahora, Platón ya está en posición de anteponer una
propuesta filosófica y política al pensamiento sofístico.
Si hay una idea absoluta de Justicia, la ciudad debe ordenarse conforme a esa idea, y no
conforme a meras convenciones. ¿Cuál es la idea de Justicia para Platón? La entender
que la justicia es armonía. Y armonía en un doble sentido: para el individuo, la armonía
de su alma, y para el Estado, que cada ciudadano cumpla la función para la que mejor le
dispone su propia alma.
Platón distinguirá tres tipos de alma humana, según qué parte es la predominante en
cada alma. Cada tipo de alma humana podrá alcanzar un tipo de virtud (sabiduría, coraje
o moderación). A su vez, distingue tres funciones esenciales para el Estado: gobierno,
defensa del Estado y producción. Cada función debe ser atendida por una clase, que se
especializa en dicha función. ¿Y quiénes deben ocupar cada clase? Esto dependerá del
tipo de alma que posea cada ciudadano. Este principio, que Tomás Calvo Martínez ha
llamado Principio de Correlación Estructural Alma-Estado nos permite ubicar a cada
individuo en una clase en función del tipo de alma que posee. Aplicándolo, Platón dirá
que solo quienes posean un alma predominantemente racional, apta para la virtud de la
sabiduría, podrán ocupar la clase gobernante. Estas personas serán los filósofos, quienes
pueden llegar a dominar la dialéctica. Quienes posean un alma dominantemente
irascible, apta para desarrollar la virtud del coraje, ocuparán la clase de los auxiliares,
especializada en la defensa de la polis. Y por último, quienes posean un alma
predominantemente concupiscible, formarán la clase productora.
Para acabar, es importante destacar el papel que Platón atribuye a la educación. Este es
el tema principal del Mito de la caverna. La educación consiste justamente en ese
camino de ascenso hacia la luz, esto es, de adquisición de conocimiento. En el plano
individual es una forma de liberación y adquisición de la virtud. Pero, además, en el
plano político, es el medio por el que el Estado hace posible que cada individuo cumpla
la función para la que mejor preparado está, a partir del conocimiento de su alma. Por
esto Platón defendió la necesidad de que el Estado se ocupara de la educación de toda la
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ciudadanía, incluyendo aquí a las mujeres. Las personas encargadas de impartir la
educación serían los filósofos-gobernantes.
Hasta aquí el apartado dedicado a la justificación de las ideas en la filosofía del autor.
Como he mostrado, la defensa de la existencia de un conocimiento absoluto presupone,
en la filosofía de Platón, la existencia de entidades inmutables: las ideas. A su vez, esta
concepción de la realidad y el conocimiento tendrá una proyección decisiva sobre las
ideas antropológicas, éticas y políticas de Platón. En última instancia, el hecho de que
exista la posibilidad de dar una definición universal de Bien y Justicia será para Platón
un motivo en contra de la democracia y a favor de una concepción de la política como
un saber especializado. Así, en su propuesta de estado ideal, solo los filósofos –quienes
poseen un alma predominantemente racional- podrán ejercer las funciones de gobierno.
4. Relacione el tema o el autor del texto con una posición filosófica de un período
histórico diferente al del autor del texto elegido.
Como último apartado de este comentario, paso ahora a mostrar una de relaciones que
podemos establecer entre el autor, Platón, y autores de otros períodos. En este caso, me
centraré en examinar la relación con Friedrich Nietzsche.
Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta aquí sobre la filosofía platónica, voy a exponer
algunos elementos fundamentales de la filosofía de Nietzsche, para luego mostrar la
relación.
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voluntad de poder que se vuelve contra la vida. Sus manifestaciones, sus creaciones son
un instrumento contra el cambio, una forma de rebelarse contra la vida.
Desde estos supuestos, Nietzsche encara la crítica de la filosofía platónica. ¿Qué valor
tuvo para la vida la obra de Platón? ¿Qué voluntad de poder se manifiesta en su
filosofía? Y aquí Nietzsche concluirá que la filosofía del ateniense es la expresión de
una voluntad de poder reactiva. La razón es que Platón ha considerado el mundo
sensible como un mundo aparente. En el Mito de la caverna es el mundo de las sombras.
Y es aquello de lo que el alma debe huir para hallar el camino del conocimiento y la
virtud. En estas tesis, Nietzsche ve la manifestación de un deseo de atentar contra la
vida, negando su realidad y su valor. Por eso considerará la filosofía de Platón como un
signo de decadencia. Incluso, como un síntoma de una enfermedad de la cultura
occidental: una voluntad de poder que se vuelve contra la vida. En El ocaso de los
ídolos, por ejemplo, criticará el concepto platónico de mundo trascendente como
“mundo verdadero”. Para Nietzsche, el mundo verdadero es justo el mundo del cambio,
es decir, el mundo sensible.
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