PLATÓN, Texto 1

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PLATÓN, texto 1

República, Libro IV, 432b-435c

-Bien, hemos observado ya tres cualidades en el Estado; al menos así creo. En cuanto a la especie que queda
para que el Estado alcance la excelencia, ¿cuál podría ser? La justicia, evidentemente.
(...)
Lo que desde un comienzo hemos establecido que debía hacerse en toda circunstancia, cuando fundamos el
Estado, fue la justicia o algo de su especie. Pues establecimos, si mal no recuerdo, y varias veces lo hemos
repetido, que cada uno debía ocuparse de una sola cosa de cuantas conciernen al Estado, aquella para la cual la
naturaleza lo hubiera dotado mejor.
-Efectivamente, lo dijimos.
-Y que la justicia consistía en hacer lo que es propio de cada uno, sin dispersarse en muchas tareas, es también
algo que hemos oído a muchos otros, y que nosotros hemos dicho con frecuencia.
- En efecto, lo hemos dicho y repetido.
-En tal caso, amigo mío, parece que la justicia ha de consistir en hacer lo que corresponde a cada uno, del modo
adecuado. ¿Sabes de dónde lo deduzco?
-No, dímelo tú.
-Opino que lo que resta en el Estado, tras haber examinado la moderación, la valentía y la sabiduría, es lo que,
con su presencia, confiere a todas esas cualidades la capacidad de nacer y —una vez nacidas— les permite su
conservación. Y ya dijimos que, después de que halláramos aquellas tres, la justicia sería lo que restara de esas
cuatro cualidades.
-Es forzoso, en efecto.
-Ahora, si fuera necesario decidir cuál de esas cuatro cualidades lograría con su presencia hacer al Estado bueno
al máximo, resultaría difícil juzgar si es que consiste en una coincidencia de opinión entre gobernantes y
gobernados, o si es la que trae aparejada entre los militares la conservación de una opinión pautada acerca de lo
que debe temerse o no, o si la existencia de una inteligencia vigilante en los gobernantes; o si lo que con su
presencia hace al Estado bueno al máximo consiste, tanto en el niño como en la mujer, en el esclavo como en el
libre y en el artesano, en el gobernante como en el gobernado, en que cada uno haga sólo lo suyo, sin mezclarse
en los asuntos de los demás.
-Ciertamente, resultaría difícil de decidir.
-Pues entonces, y en relación con la excelencia del Estado, el poder de que en él cada individuo haga lo suyo
puede rivalizar con la sabiduría del Estado, su moderación y su valentía. (...) -Tampoco un hombre justo diferirá
de un Estado justo en cuanto a la noción de la justicia misma, sino que será similar.
-Similar, en efecto.
-Por otro lado, el Estado nos pareció justo cuando los géneros de naturalezas en él presentes hacían cada cual lo
suyo, y a su vez nos pareció moderado, valiente y sabio en razón de afecciones y estados de esos mismos
géneros.
-Es verdad.
-Por consiguiente, amigo mío, estimaremos que el individuo que cuente en su alma con estos mismos tres
géneros, en cuanto tengan las mismas afecciones que aquéllos, con todo derecho se hace acreedor a los mismos
calificativos que se confieren al Estado.

PLATÓN; República, trad. de C. Eggers Lan, Madrid, Gredos, 1986, Libro IV, 432b-435c (pp. 221-226)

1. INTRODUCCIÓN

El texto pertenece a la obra, República, una de las obras filosóficas más conocidas y destacadas de Platón. Fue
escrita alrededor del año 380 a.C. y se centra en la exploración de la justicia, la política y la naturaleza del alma.
El tema principal del texto es la importancia de la justicia, en la estructura y el funcionamiento tanto del Estado
como del individuo.

El diálogo entre los personajes se centra en discutir la importancia de la justicia en la organización y


funcionamiento adecuado de un Estado ideal. Se plantea que la justicia consiste en que cada individuo realice
adecuadamente su función dentro del Estado, sin interferir en los asuntos de los demás. Además, se establece
una conexión entre la justicia en el Estado y la justicia en el individuo, argumentando que un individuo justo
posee los mismos atributos que hacen al Estado justo, como la moderación, la valentía y la sabiduría.

2. DESARROLLO

Platón se sitúa en la época de esplendor ateniense (siglo V a.C). Destacando en este momento en el ámbito
cultural, el esplendor del arte y Atenas como centro cultural de la época. En cuanto a la religión, la ausencia de
dogmas permitía la coexistencia pacífica de distintas actitudes religiosas y desde el punto de vista filosófico, los
asuntos humanos se convierten en el centro de atención. Sócrates y los sofistas son las figuras más destacadas
de esta segunda mitad de siglo y la filosofía de platón está estrechamente relacionada con ellos.

En cuanto a la vida de este autor, Platón es un filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates y su discípulo
Aristóteles es la figura central en la que se asienta toda la tradición filosófica europea.

Tras la condena a muerte de Sócrates, huyó de Atenas y se apartó completamente de la vida política, sin
embargo los temas políticos seguían formando parte de su pensamiento, lo que le llevó a concebir un modelo
ideal de Estado. Viajó en dos ocasiones a Siracusa (Sicilia), con la intención de poner en práctica su modelo
político, una sociedad guiada por los filósofos, pero fracasó en ambas y logró escapar penosamente.
De vuelta en Atenas fundó la Academia en el año 387 a. C., donde estudió su discípulo Aristóteles durante 20
años.

Toda la filosofía de Platón tiene intencionalidad política, porque su búsqueda del conocimiento de las cosas y
la virtud está orientada a formar buenos ciudadanos. En cuanto a la organización del estado, Platón pretende
construir un estado liberal, una ciudad justa.

El ser humano no es autosuficiente para conseguir eso, por lo que necesitará de las polis para lograrlo. Así
diseña su ciudad justa. Llega a la conclusión de que la democracia no es la mejor forma de gobierno, sino la
monarquía o la aristocracia. Rechaza la democracia porque es un sistema de gobierno que nos iguala a todos y
él creía que no todos somos iguales. Debido a esto, dividirá la sociedad en tres estamentos según la parte del
alma que predomine en cada persona.

Para explicar esto en República, Platón organiza el Estado dividiendo a los ciudadanos en tres clases sociales
que se corresponden con las tres partes del alma (explicadas anteriormente) y con sus correspondientes
virtudes: Los artesanos y campesinos realizan actividades productivas para la comunidad. Predomina en ellos
el alma apetitiva y su virtud debe ser la templanza. Los guerreros participan en la defensa del Estado y
garantizan el orden dentro de la ciudad. Predomina en ellos el alma irascible y su virtud debe ser la fortaleza.
Los gobernantes dirigen la sociedad; pretenden plasmar en la ciudad un modelo ideal de justicia. Predomina en
ellos el alma racional y su virtud es la prudencia.

Platón establece un modelo educativo a partir del cual se determina la clase a la que pertenecerá cada uno. Los
que se muestran menos dotados reciben una educación elemental y forman la clase de los artesanos; los más
aptos continúan su formación y serán nuevamente seleccionados para guardianes o, en el caso de los mejores,
para gobernantes.
Solamente cuando estos tres grupos vivan en armonía, cuando cada uno cumpla con su función que le es
propia, se dará el ideal de justicia, el cual es el objetivo máximo del Estado perfecto completamente justo.

Platón propone su propuesta política del filósofo-gobernante. Afirma que el filósofo será el mejor capacitado
para gobernar, pues conoce mejor que nadie el Bien y la justicia. Es decir, en la República, la justicia queda
definida como un principio que tiene la función de establecer la armonía entre las partes de alma (racional,
irascible y apetitiva), las virtudes de cada una de ellas (prudencia, fortaleza y templanza) y las clases sociales
(filósofos, guerreros y productores). La estabilidad de la ciudad (Polis/Estado) depende de ese equilibrio entre
alma individual y alma colectiva.

La forma de gobierno que Platón propone es una aristocracia es el régimen más perfecto; el gobierno de los
mejores (los más justos y sabios). En ellos prevalece el alma racional. Si solo se da el caso de que haya un
gobernante justo y sabio se hablará de monarquía.

La aristocracia degenerará debido a la naturaleza perecedera y falible de los seres humanos, lo que lleva a
decisiones equivocadas y al deterioro del Estado. Este proceso implica el cambio de una aristocracia o
monarquía a una timocracia, donde prevalece el espíritu guerrero y se valora la guerra sobre el conocimiento.
En este tipo de gobierno, los militares están guiados por la ambición y el deseo de poder. A medida que la
corrupción avanza, la timocracia se convierte en una oligarquía, donde la búsqueda de la gloria se transforma
en búsqueda de riquezas, dividiendo al Estado en ricos y pobres. Los individuos en este estado son avaros y
codiciosos.

Finalmente, los pobres, cansados de los abusos de los oligarcas, se rebelan y se llega a la democracia, donde la
mayoría toma el poder pero ejerce una libertad desmedida y desprecio por las leyes. En esta etapa, se persigue a
los ricos y se redistribuyen sus bienes en nombre de la libertad. Sin embargo, esta libertad absoluta conduce
inevitablemente a la esclavitud, ya que es propicia para la aparición de demagogos que buscan el poder para sí
mismos y manipulan al pueblo en contra de los ricos, lo que da paso a la tiranía. La tiranía surge cuando uno
de estos demagogos, el más "astuto", se autoproclama "protector del pueblo" y elimina a los ricos para obtener
un poder ilimitado y sin oposición, oprimiendo al pueblo y guiándose únicamente por su propio interés.

Como se puede ver, los diferentes tipos de gobierno están ordenados según su mayor o menor aproximación al
Mundo Ideal, ya que sus gobernantes están más o menos cerca de él. Nuevamente se muestra la influencia
permanente de la Teoría de las Ideas en todas las doctrinas platónicas.

3. INFLUENCIAS

En cuanto a las influencias, es destacable la influencia del pensamiento presocrático y de Sócrates en Platón,
especialmente de los pitagóricos y su concepción matemática del cosmos. También se menciona la influencia de
la polémica entre Heráclito y Parménides, y cómo Platón intenta reconciliar sus ideas en su obra.

Se destaca que Platón es considerado el creador del idealismo, y que su filosofía ha influido en corrientes
posteriores como el neoplatonismo, el pensamiento renacentista, el racionalismo del siglo XVII y el idealismo
alemán del siglo XIX con Hegel.

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