El Niño en El Tabernáculo
El Niño en El Tabernáculo
El Niño en El Tabernáculo
EL NIO EN EL TABERNCULO
Un modelo para nuestra fe "Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como nio, no entrar en l". (Lc. 18, 17) *** Discpulos de la eucarista venid y escuchad esta maravillosa historia que revela a Jess en el Sacramento del altar. Me fue contada en un reciente un viaje a la Inglaterra protestante. Sucedi un da que un buen y santo misionero, mientras predicaba por los campos de ese pas, consigui reunir en torno a si a un grupo de nios pequeos. Como tema de su predicacin eligi ensearles la presencia real de Jess en el Tabernculo. Con su corazn embargado por la emocin les habl a los nios de cmo Jess, por obra de un dulce milagro, permanece siempre encerrado y cautivo en los altares de nuestras iglesias esperando nuestra visita. Nada ms escuchar esto sucedi que uno de los nios se levant apresuradamente de en medio del grupo y sin perder un instante sali corriendo en direccin a la iglesia ms cercana. Una vez en su interior se acerc al Tabernculo y aunque era todava demasiado pequeo, consigui con gran esfuerzo subirse a lo alto del altar y sentarse a su lado. Fue entonces cuando con una fe pura e ingenua, comenz a llamar a Nuestro Seor mientras golpeaba con suavidad la puertecita: - Jess, ests all?... Pero nadie contest a su llamada. Sin desanimarse a esta conmovedora audacia propia de su corta edad, volvi de nuevo a golpear esta vez un poco ms fuerte la puerta con los nudillos de pequea manita: - Ests all, Jess?. Por favor contstame... como nos dicen que lo haces siempre en la clase de catecismo Y esper unos instantes... Pero pesar de que prestaba mucha atencin sus odos no conseguan escuchar ningn sonido del interior del Tabernculo. "Debe ser que Jess esta ahora dormido", pens entonces el nio. Y decidido, se dijo a si mismo: "Voy a despertarlo con delicadeza para no asustarlo". - Oh mi pequeo Jess, te quiero, te adoro, creo en Ti, contstame. Yo te suplico que me hables Oh gracia! Oh prodigio! Oh milagro! Ante esta oracin de tanta
Grupo de fieles de Nuestra Seora de la Aurora de la Parroquia de Santa Mara la Blanca (Fuentes de Andaluca Sevilla)
Formacin para Jvenes.
ternura Jess ya no pudo resistir ms y desde el fondo de su Tabernculo dej escapar finalmente su voz: - Soy Jess y vivo en este lugar donde mi inmenso amor por los hombres me tiene prisionero. Desde aqu consuelo a todo el que llora. Y tu, mi amado nio, qu es lo que quieres de mi? El nio, ya muy contento, le respondi con voz candorosa: - Es mi padre. No se encuentra bien... Te pido por favor que lo conviertas. Haz que te conozca y ame tu nombre... -Hgase como quieres. Te concedo tu deseo - le respondi Jess. Anda, vete ahora a tu casa que ya la tarde est cayendo y tus padres te estn esperando . Desbordado por la alegra de haber haber sido escuchado por Jess, el nio regres a su casa mas obediente y piadoso que nunca. Al da siguiente se obr un milagro conmovedor: sin que hubiera contado nada de lo sucedido en la iglesia, su padre tom la repentina decisin de acudir a la Iglesia y confesarse tras haber permanecido muchos aos completamente alejado de ella. Cuando regres a su casa, volvi como un hombre nuevo renacido a la fe. Y as termina esta historia que me contaron en la Inglaterra protestante. Oh Jess! gran amigo de los nios y lleno de compasin con los pobres pecadores, quin dejar de reconocer tu infinita bondad en el relato de esta historia que me contaron? Yo la recordar por siempre Y tambin llamar a tu puerta todos los das. Si no consigo or tu voz como aquel nio, poco importa pues se que tu corazn siempre me escucha. *** Oh Jess, que te quedaste con nosotros, prisionero en el Sagrario, haz que te llevemos constantemente en nuestro corazn para que, hacindote as agradable compaa en la tierra, merezcamos estar un da contigo en el cielo.