Santa Rosa 1955

Crnica de una Batalla

Por: Joaqun Vargas Gen

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ndice
A manera de prlogo .. El entorno de la dcada de los aos 50 . Los hombres de "El Coyotepe" . La "Compaa Mario Charpentier" .. La batalla de Santa Rosa La primera patrulla El grupo de Oduber El relato de los periodistas Fotos del triunfo . Eplogo . 3 4 8 15 21

50 53

A manera de prlogo
Me han pedido los integrantes de la compaa de voluntarios Mario Charpentier, viejos compaeros de sangre, unidos por la derramada por quienes fueron muertos o heridos en los llanos de Santa Rosa, escribir algunos apuntes sobre aquella batalla, ocurrida hace ahora cincuenta aos. Lo hago con emocionada satisfaccin, especialmente porque se me ha pedido consignarlos con la serena paz, libre de todo rencor o amargura, con que ellos recuerdan aquellos momentos cargados de ideales, de dolor, de herosmo y de esperanzas con que se enfrentaron los costarricenses de ambos bandos. Los grandes caudillos que fueron protagonistas de aquellos acontecimientos, como don Jos Figueres Ferrer, el Dr. Rafael Angel Caldern Guardia, don Francisco J. Orlich, y don Daniel Oduber Quirs, ya desaparecieron despus de dejar impresos y para siempre sus nombres en la historia. Slo quedan algunos de los hombres de la tropa y de sus jefes, todos ellos humildes y la gran mayora annimos, pero sin cuya participacin en los hechos de 1955, otra seria, sin duda, la vida de libertad, de justicia y de democracia que hace inmensa a nuestra patria. Quiera Dios que estas lneas sirvan para que las nuevas generaciones comprendan, en alguna medida, los sucesos que por ltima vez enfrentaron en armas a los costarricenses hermanos, y rescaten hechos que son simiente de nuestra nacionalidad, nica y profunda razn por la que no deben olvidarse. Joaqun Vargas Gen Periodista

El entorno de la dcada de los aos 50

En la primera mitad de la dcada de los aos cincuenta del pasado siglo, la guerra fra entre el occidente democrtico y el este comunista estaba al rojo vivo. La reaccin anticomunista en Amrica condujo a posturas radicales en muchas de sus naciones, en las que no caban los trminos medios. El que defenda libertades cvicas era un "camarada", el que lo haca con las libertades econmicas era un "derechista". En las Naciones Unidas, Molotov acusaba a occidente de provocar el terror con la bomba de hidrgeno y los Estados Unidos a la Unin Sovitica de aplicar una poltica violentamente expansionista, irrespetuosa de todas las libertades y derechos del hombre, provocadora de huelgas y disturbios. Los pases caribeos, tropicales y apasionados, la mayora con exigua tradicin democrtica, eran protagonistas activos de la vorgine poltica de la postguerra. Las libertades sucumban con frecuencia ante al totalitarismo de izquierda o de derecha, segn fuera el caso. La regin permaneca encharcada en un complot permanente que impeda el progreso cultural, material y espiritual de sus pueblos. En el mbito cercano, Jacobo Arbenz de Guatemala, a la cabeza de veinte diputados ret a occidente al hacer un pblico manifiesto de solidaridad con Corea del Norte sujeta a una frrea dictadura comunista que aun persiste, as como promulgar una ley de reforma agraria, que hoy tal vez sera tmida, pero que en aquel momento gener, una fuerte reaccin entre los empresarios y terratenientes guatemaltecos. Poco tiempo despus fue derrocado por el coronel derechista Carlos Castillo Armas, quien invadi el pas partiendo de bases en Nicaragua y atravesando territorio hondureo, para lo que cont con la complicidad de los gobiernos de esas naciones, temerosos de que en Guatemala se organizaran acciones militares contra ellos. Desde Mxico Lombardo Toledano inici una ofensiva de infiltracin comunista en casi toda Amrica Latina. Comenz entonces un convulsivo periodo de huelgas obreras y de perturbaciones sindicales en el que se exacerb el temor de unos regmenes frente a los otros, que por todas partes vean conspiraciones y golpes de estado. La prensa cubana, cercana al dictador Fulgencio Batista, denunci en 1952 una supuesta reunin en la que

participaron Juan Bosch, Eugenio Fernndez, Jos Figueres y el coronel Francisco Morazn realizada, segn se dijo, con el propsito de intensificar la accin de la Legin Caribe, una organizacin clandestina paramilitar creada para luchar contra las dictaduras de derecha en Amrica, que ya haba participado en algunos movimientos revolucionarios de la zona. Vctor Ral Haya de la Torre, el gran lder aprista amigo cercano de Costa Rica, fue encarcelado en Per por la dictadura de Odra, lo que gener un hondo clamor de protesta popular encabezado por la inmensa mayora de los intelectuales latinoamericanos que lo respaldaban. En alguna medida, el apoyo al lder peruano fue usado por elementos de izquierda para alentar la reaccin contra los gobiernos de derecha, y an contra algunos de centro. El 26 de julio de 1953, un puado de hombres al mando de Emilio Ochoa, Presidente del Partido Ortodoxo cubano y amigo de Pro Socarrs, atac el cuartel Moncada, baluarte de la dictadura que explotaba poltica, moral y econmicamente a Cuba. Fue uno de los primeros intentos serios por derrocar a Batista. Entre los atacantes al cuartel vena un estudiante que no mucho tiempo despus llegara a ser un importante lder mundial de la izquierda, Fidel Castro. En Venezuela Prez Jimnez, en la Repblica Dominicana Rafael Leonidas Trujillo y en Nicaragua Anastasio Somoza, tpicos dictadores tropicales, conformaron un tringulo presto a intervenir en cualquier otra nacin en la que ellos, con razn o sin ella, supusieran que se conspiraba contra la estabilidad de sus mandos. Con especial atencin vigilaban las actividades de La Legin Caribe, muchas de ellas supuestas, en cuya jefatura ubicaban al General Ramrez, a Horacio Hornes y a Jos Figueres, que ya haban alcanzado buen xito poltico y militar en sus luchas en la Repblica Dominicana y en Costa Rica. Por esa razn se mostraban dispuestos a alentar cualquier accin contra ella o contra sus jefes. El pueblo costarricense se esforzaba por recobrar la calma y la tranquilidad volviendo al trabajo y a la armona cotidiana, pero el dolor y la sangre de la recin pasada guerra civil todava estaban frescos en los dos bandos que se haban enfrentado en las postrimeras de la dcada anterior. La campaa poltica electoral que culmin con las elecciones de 1948, tildadas de amaadas, haba polarizado radicalmente a toda la nacin en dos grandes ncleos: los

calderonistas y la oposicin, para utilizar los nombres genricos que en el momento se usaron. Frente a la Central de Trabajadores de Costa Rica (C.T.C.R.), confederacin de sindicatos de izquierda que lleg a ser el soporte popular fundamental del calderonismo, se fund la Rerum Novarum, que reuni a los sindicatos moderados en torno a la oposicin; frente a los peridicos "Diario de Costa Rica" y "La Hora" propiedad de don Otilio Ulate, jefe y candidato de la oposicin, circulaban "La Tribuna" y "ltima Noticia", propiedad del Dr. Caldern Guardia, segn se afirmaba, aunque nominalmente aparecan como propietarios don Vctor Wolf y don Virgilio Calvo; frente a la organizacin magisterial ANDE (todava existente), capitaneada por la doctora Emma Gamboa, de slida extraccin ulatista, se cre la UNE, dirigida por la profesora Corina Rodrguez, de la dirigencia calderonista. La victoria de la oposicin en la guerra civil del 48 determin el derrumbamiento de la C.T.C.R., de "La Tribuna", de la "Ultima Noticia", de la UNE, del Partido Republicano Nacional y de toda otra organizacin calderonista en el pas. Varios lderes polticos del bando republicano y algunos simples ciudadanos que gozaban de alta estima nacional como el caso de Mara Isabel Carvajal, la Carmen Lira de los Cuentos de mi ta Panchita, continuaban en el exilio, en algunos casos voluntario, pero siempre doloroso como una herida que se mantena abierta. En esas condiciones polticas y sociales se realiz, en 1952 y 1953, la campaa electoral para sustituir en la presidencia de la repblica a don Otilio Ulate Blanco. Fue una campaa muy fuerte, en la que se enfrentaron el partido Unin Nacional, que postul la candidatura don Mario Echandi Jimnez, que se retir, el Demcrata encabezado por don Fernando Castro Cervantes y el Social Demcrata, cuna de Liberacin Nacional cuyo candidato fue don Jos Figueres Ferrer. El partido comunista, que bajo el nombre de Vanguardia Popular haba constituido la primera lnea de combate del calderonismo en la campaa electoral que culmin con la votacin de 1948, no particip en aquella eleccin, pues su actividad haba sido prohibida, generando entre sus adherentes frustracin y afn revanchista. Las votaciones se celebraron en julio de 1953 y en ellas fue electo Presidente de la Repblica don Jos Figueres Ferrer. En el "inter regnum" perodo comprendido entre el momento de la eleccin y el de toma de posesin, el presidente Ulate plante la necesidad de derogar el impuesto al 10% al capital que haba establecido la Junta de Gobierno inmediatamente despus de la guerra civil. Por

su parte, el licenciado don Otn Acosta Jimnez, con el apoyo de don Rafael ngel Valladares Mora, lanz una campaa periodstica en la que acus de fraudulentas a las elecciones recin pasadas. Las reacciones contra el impuesto del 10% contra el capital y la respuesta a las acusaciones polticas intranquilizaron al pas y el momento fue aprovechado por algunos para llevar agua a sus molinos. La intervencin de las autoridades ejerciendo controles polticos se hizo frecuente. En los altos de la gasolinera Llamada "Bomba Lang", la polica apres a cinco personas a las que el Juez Hugo Porter proces por posesin de propaganda subversiva, pues a ]os detenidos se les decomis algunos panfletos solicitando contribuciones para levantar un monumento a las vctimas del Codo del Diablo. El Lic. Gonzalo Sanabria, Juez Segundo Penal, proces a los camaradas Garca Barberena y Retana Aguilar por posesin de propaganda sediciosa de carcter comunista. Por su parte el Congreso declar haber lugar a formacin de causa contra Ren Picado Michalski, acusado de delitos cometidos en su condicin de Secretario de Estado en la cartera de Seguridad Pblica. Los expresidentes Rafael Angel Caldern Guardia y Teodoro Picado vivan en el exilio, el primero en Mxico y el segundo en Nicaragua. En ese ambiente de inseguridad comenzaron a circular rumores, cada vez ms frecuentes, de que se intentara derrocar al Presidente Figueres para sustituirlo por Caldern Guardia. Se citaban nombres de confabulados y se sugeran mtodos de accin que se emplearan para tumbar al gobierno. Se saba que varias dictaduras de derecha estaran dispuestas a brindar apoyo a una asonada contra el gobierno constitucional y que veran con buenos ojos una accin contra Figueres a quien sindicaban como miembro activo de la Legin Caribe. El ambiente nacional y el internacional, que se ha tratado de dibujar a grandes pinceladas, eran propicios para que se intentara un golpe en Costa Rica. En esas circunstancias nacieron dos movimientos que llegaran a enfrentarse: primero los hombres de Coyotepe y luego la compaa de voluntarios Mario Charpentier, que surgi despus como respuesta a la amenaza de invasin que surgi en Nicaragua. El choque en armas de esos dos grupos, se produjo el da 15 de enero de 1955 en los llanos de la hacienda Santa Rosa, heroicos desde 1856. Ese es el tema de estos recuerdos.

Los hombres de "El Coyotepe"

Apiados en el interior de una camioneta de reparto, a la que se haban adicionado unos improvisados asientos y en cuyos costados poda leerse en grandes letras amarillas un rtulo que deca "Fbrica de Helados y tejidos El Porvenir", once hombres viajaban en silencio con rumbo a Peas Blancas en la frontera con Nicaragua. Finalizaba el mes de junio de 1954 y llova a cntaros. Casi todos ellos haban recibido de manos de doa Rosita Musmanni, una bella y distinguida dama, viuda del coronel Rigoberto Pacheco, la primera vctima de la revolucin de 1948, unos pocos colones, algunos crdobas y emparedados que les permitiran aliviar el hambre durante el viaje que haran de "El Porvenir", en la carretera norte hasta "El Coyotepe". Miguel Angel Blanco Umaa, uno de los confabulados, pensaba en su familia a la que haba dicho que se iba a trabajar algunos meses en la zona atlntica. Por su esposa y por sus hijos estaba decidido a luchar hasta la muerte a fin de mantener las garantas sociales y la universidad, en peligro segn le aseguraban algunos dirigentes del partido. Miguel ngel era un mariachi "de corazn colorado", de los que haban vivido muchos aos sin Cdigo de Trabajo, sin Seguro Social y saba lo que era eso. Era uno de los que haban dado origen al nombre de mariachis, porque en el momento en el que creyeron en peligro las conquistas sociales en el ao 46, ocuparon, a la par de los peones bananeros, la ciudad de San Jos portando en sus manos los cuchillos 28 de labranza, mientras llevaban, cruzada al pecho, la cobija que les permitira enfrentar el fro de las noches que pasaran en la capital. Esos pensamientos y convicciones lo haban decidido a viajar a Nicaragua para enrolarse en un movimiento blico desde el momento mismo en que le habl para que as lo hiciera su amigo Roberto Giralt, y all estaba, viajando hacia Coyotepe con otros diez confabulados, lo haca a pesar del feo presentimiento que lo embargaba, presagio de que como sucedi, no volvera a ver a su familia por cuyo mejoramiento social, cultural y de salud, segn lo crea con sincera vehemencia, se aprestaba a la lucha con otros cientos de hombres como l. Poco antes de llegar a Peas Blancas, en el poblado de Copalch, el grupo abandon la camioneta que hasta all lo haba transportado y, guiado por Alfonso Ayub que desde la salida' de San Jos lo capitaneaba, caminando por trillos entre jaraguales y senderos de montaa atraves la frontera

por un punto cercano a Las Mancuernas. All lo esperaba un baqueano que lo condujo hasta El Coyotepe, un viejo cuartel construido cerca de la ciudad de Masaya en la cima de un macizo volcnico, que ya haba sido prcticamente abandonada por Somoza. Al llegar los once integrantes del grupo a la fortaleza, encontraron all a otros seis costarricenses, todos ellos oriundos de la ciudad de Grecia, encabezados por Miguel ngel Jimnez, pariente cercano de Eduardo Mora quien escrbi aos ms tarde un pequeo libro sobre los acontecimientos de 1955 y quien tambin estuvo en El Coyotepe por algn tiempo. As se reuni el primer ncleo de diecisiete hombres, germen de la invasin de 1955. Al coronel Ayub, conocido por sus innumerables amigos como "el Turco", le correspondi en el registro de enlistados la ficha E.R.R.A. 17. El propsito de los contrarrevolucionarios era reunir en el menor tiempo posible un cuerpo de ejrcito de cuatrocientos hombres. Para cumplirlo, los cabecillas polticos que preparaban la invasin al territorio nacional continuaban con su labor de reclutamiento tanto en Costa Rica como en el extranjero, en donde enlistaban a ticos que se haban exiliado a raz de la guerra del 48. Teodoro Picado Lara, Roberto Giralt, Rodrigo Pacheco Musmanni, Miguel Ruiz Herrero, Roberto Tinoco y Claudio Fonseca Zayas Bazn, entre otros, fueron los encargados de escoger a las personas que se enviaban al fuerte de El Coyotepe para ser entrenados en artes militares. A los reclutas se les entregaba, generalmente, una pequea suma de dinero y un pasaje de avin de la empresa TACA para que se trasladaran a Managua, o a Tegucigalpa la mayora de las veces para cubrir el secreto de que se estaban concentrando en Nicaragua. Otros hacan el viaje por tietra directamente a Managua. En Honduras los reclutas se hospedaban en la "Pensin San Jos" , situada en Comayagela, en la que permanecan uno o dos das y en la que se les daba dormida y comida. De all pasaban directamente a El Coyotepe. El adiestramiento dur cerca de seis meses para los primeros enlistados y apenas unas horas para los ltimos que se sumaron al grupo. Hombres de experiencia blica como Teodoro Picado Lara, graduado en West Point y Alfonso Ayub, asumieron responsabilidades de entrenadores. Para lo que contaron con la ayuda de los dictadores caribeos. En El Coyotepe llegaron a estar, sometidos a un intenso entrenamiento fsico y militar, cuatrocientos doce hombres,

entre los cuales haba varios costarricenses muy conocidos, tanto por su figuracin poltica cuanto por su participacin militar en la guerra civil del 48, en el intento de invasin de diciembre del 48, y en otros hechos revolucionarios que espordicamente se haban producido desde la salida de don Teodoro Picado, de los hermanos Caldern Guardia y de don Manuel Mora Valverde del pas. Quienes ingresaban a la vieja fortaleza quedaban prcticamente prisioneros entre sus muros. Era absolutamente prohibido abandonar el recinto, y slo muy pocos gozaban del excepcional privilegio de salir de el por unas pocas horas. Con el propsito de guardar el secreto de que en Nicaragua se entrenaban tropas para invadir a Costa Rica, se elimin todo contacto de los confabulados con el exterior. Vigilancia constante de integrantes de la Guardia Nacional nicaragense, impeda las llamadas telefnicas, la correspondencia escrita o los mensajes verbales. A los complotados se les oblig a cambiar su nombre por un pseudnimo, y de esa manera se fue creando un ambiente tenso que propiciaba roces entre la tropa y celos entre algunos de los jefes, lo que oblig a don Francisco Caldern Guardia, don Paco como se le llamaba, a viajar a El Coyotepe y a poner orden all donde comenzaba a faltar. La moral militar de aqul grupo era sostenida por la promesa de la ayuda que en ese campo daran, en el momento que ellos consideraran oportuno, el coronel Carlos Castillo Armas, desde Guatemala, Prez Jimnez desde Venezuela y Trujillo desde Repblica Dominicana, todo lo cual garantizara una victoria rpida y contundente, que, segn crean porque as se lo afirmaban sus mandos, sera completada y respaldada por verdaderas legiones populares que se levantaran tan pronto como supieran que el doctor Caldern se encontraba en territorio costarricense a la cabeza de importantes huestes fuertemente armadas. A quien estos apuntes escribe no le ha sido posible localizar una lista completa e indubitable de los hombres que se entrenaron en El Coyotepe para invadir el pas en 1955. Se dispone de una que fue publicada por don Eduardo Mora Quesada en sus apuntes sobre la contrarrevolucin del 55, es esa la que se incluye de seguido con dos advertencias: La primera, que se acoge y se hace propia textualmente, fue consignada por el mismo seor Mora Quesada para advertir lo siguiente: "Ya que esta lista fue copiada de un manuscrito un tanto deteriorado, es posible que existan errores tanto en los nombres como en los apellidos de los enlistados, de antemano pido disculpas a aquellos que no estn escritos correctamente." Segunda, se sabe que muy pocas horas antes, casi simultneamente con la

invasin a Costa Rica por Sapo el da 11 de enero de 1955 la cual culmin en la Batalla de Santa Rosa, se realizaron otras incursiones armadas importantes, de las que apenas se har una mencin de referencia, pues el tema de esta crnica es la Batalla de Santa Rosa del 15 de enero de aquel ao, cuyo cincuentenario se conmemora.

Nmina de los integrantes que recibieron entrenamiento en El Coyotepe

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. Jimnez Mora, Miguel Angel Jimnez Vargas, Miguel Angel Alarcn A]arcn, Luis Rodrguez Ballesteros, Eduardo Matamoros Abarca, Vctor Barquero, Porras, Rodrigo Morgan Deuner, Alberto Aguilar Rosales, Humberto De baja Barrios Mora, Alfonso Aguirre Collado, Jos Quesada Ugalde, Mercedes Soto Arroyo, Marco Tulio Carvajal Chacn Jos Lainez Meja Jos De baja Ayub Hosro, Alfonso Ramrez Chacn, Jos Blanco Umaa, Miguel ngel Vsquez Bermdez, Carlos Mora Paut Oscar Contreras Molina, Vctor. Campos Morales, Jos Ma. CruzCanales, Carlos ZamoraCampos, Francisco Somarribas Saldivar, Jos Debaja Salazar Valverde, Francisco BatresArauz, Francisco RojasCordero, Jaime Garca Surez, Humberto Nuez Zamora, Rigoberto Alvarado Meneses, Luis Morales Meja, Emilio De baja Vega Wells, Juan Mora Vargas, Jos Santos Mora Quesada, Eduardo Huertas Marco, Tulio Alvardo Jimnez, Enrique Collado Espinosa, Federico Zeledn Pacheco, Neftal Valverde Garbanzo, Gonzalo Bagnarello Mora, lvaro Mora Zumbado, Andrs O. Nuez Abarca, Miguel ngel Marchena Sanchez, Enrique De baja Paniagua Alvarado, Federico Castillo Hidalgo, Armando Arcia Madrigal, Agustn 196. 197. 198. 199. 200. 201. 202. 203. 204. 205. 206. 207. 208. 209. 210. 211. 212. 213. 214. 215. 216. 217. 218. 219. 220. 221. 222. 223. 224. 225. 226. 227. 228. 229. 230 231. 232. 233. 234. 235. 236. 237. 238. 239. 240. 241. 242. 243. 244. 245. 246. Barberena Jimnez, Adrin Granados Quiroz, lvaro Vallejo Vallejo, Rafael ngel Castillo Hidalgo, Enrique Umaa Rivera, Jorge De baja Chavarra Zeledn, Pio Zeledn Meneses, Jaime Araya Lpez, Heriberto E. Mora Quesada, Ricardo Arauz Arauz, Alfonso De baja Cordero Ugalde, Nautilio Canales Gutirrez, Guadalupe Chavarra Moya, Miguel ngel Granados N, Elias (Baja) Valdez Chamorro, Isaac Vanegas C. Dr. Jos J. Sotomayor Ci. Dr. Roberto Jimnez Madrigal, Bernardo Rodrguez Ugalde, Roberto Vanegas Mora, Luis Salas Villegas, Dr. Jos J. Obregn Moreira, Francisco Alfaro Ramos, Jess Quesada Meneses, Leonardo Monterrosa Peralta, Ennque Cerdas Chinchilla, Amado Zamora Villalobos, Julio Bolaos Villalobos, Juan Campos Salazar, Eladio De baja Duran Cajina, Santiago Fonseca Quiros, Gonzalo Barquero Chacn, Antonio Barquero Chacn, Jos J. Fonseca Tortos, Fernando Snchez Brenes, Alberto De baja Trujillo Acosta, Leonidas Elizondo Vallejos, Bertino Snchez Mendosa, Ramn Salazar Soto, Walter Soto Snchez, Alex Mena Benavides, Rigoberto Cordero Berrocal, Jos A. De baja Bonilla Sols, Oscar Valverde Garbanzo, Carlos L. Rodrguez Reyes, Manuel V. Umaa Cspedes, Adolfo

52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70. 71. 72 73. 74. 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81. 82. 83. 84. 85. 86. 87. 88. 89. 90. 91. 92. 93. 94. 95. 96. 97. 98. 99. 100. 101. 102. 103. 104. 105. 106. 107. 108. 109. 110. 111. 112. 113. 114. 115. 116. 117. 118. 119.

Vargas Isley, Guillermo Callejas Tamayo, Julio Zeledn Guzmn, Zenn Zeledn Guzmn, Nstor Prfugo, El Barbudo Carmona Carmona, Guillermo Chvez Mercado, Gumersindo. Guido Carvajal, Moiss Lpez Solano, Jos Luis Carrin Conejo, Jorge Valverde Coto, Alfredo De baja Monge Cerdas, Oscar Duran Bermdez, Rodrigo Monge Cerdas, Franklin Carrin Conejo, Luis F. Rivera Quiros, Luis F. Monge Cerdas, Gonzalo Bolaos Gonzlez, Eladio Leal Obando, Pedro Cruz Aguirre, Aburto Varela Rodrguez, Mario M. Gonzlez Ramrez, Vctor Brenes Meneses, Alfredo Amador Jimnez, Fabio Cantillo Amador Rigoberto Serrano Piedra, Jos R. Chishon Starad, David Flores Mann, Luis Albertazzi Soto, Carlos Rodrguez Gonzlez, Eduardo Fernndez Flores, Miguel Gonzlez Vargas, Urbano Quirs Gutirrez, Carlos Aguilar Hidalgo, Enrique Garro Garro, Modesto Sand Delgado, Rubn Jimnez Len, Olivo Cordero Albertazzi, Mamerto Flores Chacn, Eduardo Aguilera Alvarado, Rafael A. Campos Fonseca, Omar Brenes Acua, Manuel Mora Barrantes, Otto Mora Venegas, Jos A. Castro Rodrguez, Jose L. Hernndez Calvo, Juan F. Bermdez Mesn, Ascencio Jimnez Ruiz, Eugenio. Brenes Quirs, Enrique Hernndez Alvarado, Rafael Paniasla Rojas, Jos Ma. Castillo Sancho, Fernando Ramrez Vindas, Miguel Rodrguez lvarez, Joel Quesada Muoz, Martn Salazar Caballero, Isidoro Quesada Artavia, Rafael Martnez Mayorga, Jos Monge Cerdas, Alvaro Koper Cspedes, Adrin Cspedes Alfaro, Alejandro Cspedes Len, lvaro Gonzlez Mora, Jos De baja Villalobos Brenes, Rafael Madrigal Delgado, Tobas Durn Durn, Guillermo

247. 248. 249. 250. 251. 252. 253. 254. 255. 256. 257. 258. 259. 260. 261. 262. 263. 264. 265. 266. 267. 268. 269. 270. 271. 272. 273. 274. 275. 276. 277. 278 279. 280. 281. 282. 283. 284. 285. 286. 287. 288. 289. 290. 291. 292. 293. 294. 295. 296. 297. 298. 299. 300. 301. 302. 303. 304. 305. 306. 307. 308. 309. 310. 311. 312. 313. 314.

Salazar Ruiz, Essau Ziga Ziga, Carlos Luis Monestel Barrantes, Jos Arce Arce, Fernando Segura Ruiz, Carlos Luis Ros Valverde, Manuel Garcia Padilla, Juan Rivera Jimnez, Jos Ana Montiel Montiel, Mario Cerdas Chinchilla, Rafaei Prez Ramos, Edgar Mora Mora, Rodrigo Ziga Quirs, Jorge Benavides Lpez, Gilberto Castro Herrera, Edgar Arredondo Brenes, Oscar Cordero Marn, Rafael A. Ulate Arias, Jos M. Padilla Artavia, Jos R. Ramos Arias, Abel Torres Recinos, Luis Cambronero Molina, Juan Rojas Otrola, Jos R. Vsquez Umaa, Ruperto Cartn Rodrguez, Claudio Salas Astorga, Vctor Ziga Ramrez, Mario E. Calvo Argello, Elvi Lora Lora, Leonel Morales Serrano, Evelio Gmez Ramrez, Carlos Cambronero Molina, Eduardo. Vargas Vargas, Rafael A. Suarez Surez, Jorge Aguilar Guadamuz, Jos L. Alfaro Garbanzo, Bernardo Ledezma Castro, Ademar Arce Sancho, Rodrigo Siles Gutirrez, Jos A. Ramrez Ramrez, Oscar F. Rojas Salas, Carlos Luis Carvajal Fernndez, Ramn Solano Rojas, Eduardo Castro Vargas, Oscar Villalobos Laurent, Obdulio Paniagua Mndez, Francisco Paniagua Alfaro, Hernan Mondragn M, Ramn Cubillo Vsquez, Ismael Mutillo Castillo, Luis Crdoba Magnani, Oscar Mondragn M, Oscar Soto Solano, Mario Rivera, Salazar, Ren Gonzlez Moreira, Manuel Prez Solano, Jos Rodrguez Cavallini, Miguel Mora Acosta, Guillermo Valverde Coto, Rodrigo Rodrguez Coto, Miguel Castro Beltrn, Rodrigo De baja Castillo Gonzlez, Jorge Alvarado Quirs, Maumet Gene Soto, Juan Lippi Lizano, Jorge Madrigal Rojas, Nstor Alvarado Soto, Hernn

120. 121. 122. 123. 124. 125. 126. 127. 128. 129. 130. 131. 132. 133. 134. 135. 136. 137. 138. 139 140. 141 142. 143. 144. 145. 146 147. 148. 149. 150. 151. 152. 153. 154. 155. 156. 157. 158. 159. 160. 161. 162. 163. 164. 165. 166. 167. 168. 169. 170. 171. 172. 173. 174. 175. 176. 177. 178. 179. 180. 181. 182. 183. 184. 185. 186. 187.

Arroyo Alfaro, Manuel. VlchezArguello, Vctor Bolaos Madriz, Edgar Fernndez Alvarado, Martn Boza Crdoba, Jess Monge Cerdas, Jos F. Brenes Valeno, Rafael A. Solano Ibarra, Rodrigo Zamora Brenes, Ral Martn Hernndez, lvaro Quesada Solano, Fernando Solano Aguilar, Edgar Barquero Zamora, Mario Villalobos Zamora, Gonzalo Lpez Alvarado, Mario Alvarado Pazos, Leonidas Campos Prez, Juan Lobo Padilla, Edgar De baja Lpez Herrera, Edgar Pinto Rivas, Rogelio Ugalde Murillo, Carlos lvarez Vargas, Jos Quesada Martnez, Rogelio Ramrez Mora, Carlos Valverde Barrantes, Tomas Alfaro Cascante, Roberto Araya Araya, Miguel ngel Luna Guillen, Vctor Manuel Pantoja Moraga, Jos V. Quirs Quesada, Alfonso Boza Silverio, Alberto Saborio Vargas, Rafael A. Rodrguez Moreira, Anbal Rodrguez Ziga, Mario Camacho Ziga, Jess Chvez Gmez, Efran Campos Salas, Fabio Quirs Quezada, Alvaro. Delgado Villalobos, Eduardo Arias Umaa, Edwin Madrigal Salazar, Carlos Martnez, Eladio Gonzlez Montero, Carlos Mena Castro, Hctor Roldan Matamoros, Ricardo Fuentes Olivero, Juvenal Camareno C., Miguel Rojas Rojas, Jacobo Vega Quirs, Omar Flores Somarriba, Jos L. Rodrguez Besuti, Manuel Meza Muoz, Luis Ugalde Ugalde, Osorio Aguilar Corts, Alfredo Aguilar Porras, Juan Cedeo Mena, Ramn Sand Aguilar, Oscar Navarro Martnez, Juan C. Oviedo Cano, Santos Villalobos Gonzlez, Bolvar Pacheco Musmani, Rigoberto Umaa Ruiz, Jos Ma. Benavides J, Dagoberto Galeano Daz, Virgilio Arguedas Gamboa, Jorge Contreras Padilla, Miguel Lara Soto, Alfredo

315. 316. 317. 318. 319. 320. 321. 322. 323. 324. 325. 326. 327. 328. 329. 330. 331. 332. 333. 334. 335. 336. 337. 338. 339. 340. 341. 342. 343. 344. 345. 346. 347. 348. 349. 350. 351. 352. 353. 354. 355. 356. 357. 358. 359. 360. 361. 362. 363. 364. 365. 366. 367. 368. 369. 370. 371. 372. 373. 374. 375. 376. 377. 378. 379 380. 381. 382.

Chacn Garro, Rodrigo Arana Rosales, Gonzalo Arana Rosales, Guillermo Rosales Snchez, Vctor Guardia Montenegro, Alfredo Trigueros Castro, Manuel Sols Siles, Edgar Vargas Cspedes, Jos R. Meza Villalobos, Juan Vargas Montoya, Francisco Rodrguez Cordero, Juan Chacn Corrales, Mario Ledezma Chvez, Emilio Araya Lpez, Enrique Santamara H., Evangelista Vquez Gutirrez, Jaime Rojas Carvajal, Miguel Santamara S., Glauco. Alvaro Muoz, Carlos Espinoza Garca, Fernando Rodriguez Alvarado, Jess Santamara Villalta, Jenier Alvarado Valverde, Juan Ramez Barboza, Jos A. Aguilar Brenes, Hernn Vargas Saborio, Carlos Escobar Martnez, Ernesto Dean Burns, Earl Papp Snchez, Esteban Boden Ivans, Carlos Santiesteban M., Eduardo Aguilar Vargas, Edmundo Guardia Senz, Fernando Vargas Villalobos, Gonzalo Castro Ziga, Manuel Porras Zumbado, Hctor Montoya Garca, Juan Hernndez Garca, Francisco Gmez Lpez, Sinforoso Castillo Argueta, Adn Reyes Snchez, Jos Portillo Guilln, Lazaro Corea Mendoza, Herminio Hernndez C., Rodolfo Aguilar Campos, Cirilo Gmez Meja, Basilio Fernndez Sullivan, Jos F. Hernndez Daz, Benito Cano Snchez, Jos Garca Cruz, Enemecio Rodas Flores, Ramn Sandoval Izaguierre, Ral Matios Laune, Chales Fonseca Baca, Luis Santos Rodas, Jos Martnez Reyes, Simn Jirn Betancurt, Juan R. Fonseca Baca, Flix Pedro Vsquez Lagos, Cupertino Bautista Meja, Marco Tulio Suazo Solano, Jos Turcios Rivera, Jos Eliseo Cacho lvarez, Carlos Amador Amador, Jos Snchez Prez, Cecilio Ortiz Canales, Rafael Hernndez Aguilar, Gabriel Gmez Amador, Ral

188. 189. 190 191. 192. 193. 194. 195.

Gonzlez Cartn, Claudio. Pacheco de la Espriella, Abel Caballero Cubero, Manuel Rodrguez Bolaos, Fernn Salas Pardo, Manuel Emilio Quirs Quirs, Rodolfo Gadea Cruz, Neftal Esquivel Quesada, Enrique

383. 384. 385. 386. 387. 388. 389. 390.

Tercero Mendoza, Oscar Hernndez Mora, Jos A. Ruiz Aparicio, Miguel ngel Fuentes Fuentes, Alfredo Garca Bentez, Pedro Reyes Masariegos, Juan Lpez Rodrguez, Mauricio Centeno Gmez, Jos Fidel

La "Compaa Mario Charpentier"

La Constitucin Poltica de noviembre de 1949 haba proscrito el ejrcito y establecido de manera clara y terminante que "Para la vigilancia y la conservacin del orden pblico, habr las fuerzas de polica necesarias", pero nada ms. Esas disposiciones, orgullo de una nacin que tiene el fundamento de su paz en el respeto a la ley y en la democracia, no dejaban de preocupar al gobierno frente a los rumores de que el territorio nacional sera invadido. Don Jos Figueres, quien haba sido electo Presidente de la Repblica por los votos de una importante mayora popular, quera mantenerse, a toda costa, dentro de los lmites marcados por la Constitucin Poltica, y se resista a llamar a las armas a los ciudadanos, porque eso podra abrir en su contra un flanco poltico en el que seguramente sera acusado de acudir a actos dictatoriales prohibidos por La Carta. Que un sector del calderonismo se estaba concentrando en Nicaragua para intentar un golpe militar contra el gobierno, era un secreto a voces en Costa Rica. Al principio no se conoca con certeza en qu lugar especfico se estaban reuniendo, ni quines conformaban el mando militar del contingente, aunque s se saba que nominalmente, al menos, lo jefeaba Teodoro Picado Lara, hijo del expresidente don Teodoro Picado Michalski. En la segunda mitad del ao 54, cada da los rumores eran ms frecuentes y alarmantes. Se saba ya que el contingente de calderonistas armados se concentraba en El Coyotepe, cerca de Masaya, en espera de que el doctor Rafael ngel Caldern Guardia, quien permaneca en la ciudad de Mxico, creyera oportuno el momento poltico para atacar y diera la orden. Los partidarios del gobierno, que en su oportunidad haban arriesgado la vida con singular denuedo para defender la pureza del sufragio, rumiaban las noticias acerca de la amenaza que contra la soberana nacional y la voluntad popular expresada en las urnas se vena gestando en Nicaragua. Nadie ignoraba que el cabecilla poltico de ese movimiento era el Doctor Caldern Guardia, quien al ser derrotado en las elecciones de 1948, procur ser impuesto por veintisiete diputados que formaron una mayora que desconoci el resultado electoral decretado por el Tribunal Supremo de Elecciones. La posibilidad de que nuevamente el

Dr. Caldern intentara alcanzar el poder por una va antidemocrtica, los enervaba y los dispona a la defensa de la pureza del sufragio, especialmente si a ello se sumaba la defensa de la soberana amenazada por una nacin extranjera cuyo gobierno participaba en la organizacin de una invasin al territorio costarricense. En esas circunstancias, el Lic. Don Humberto Pacheco Coto, un profesional exitoso en el campo del Derecho, asumi el Ministerio de Seguridad Pblica que recibi de manos de don Aquiles Bonilla. En la organizacin de la Guardia Civil se haba creado un Estado Mayor encabezado por don Rodolfo Quirs Gonzlez, quien recibi el grado de coronel para el desempeo del cargo, en cuyo ejercicio y frente a los crecientes rumores de invasin que circulaban, tuvo la idea de preparar a un grupo de personas voluntarias para que, si fuese necesario, pudieran desplazarse al mayor nmero posible de cantones y distritos del pas para organizar en ellos grupos leales al gobierno que fueran capaces de enfrentar la agresin que se anunciaba. A fin de guardar la reserva del caso, el coronel Quirs llam a un reducido grupo de amigos de su confianza y les pidi que ellos, que a su vez, conversaran con conocidos suyos y los invitaran a formar parte de un cuerpo de voluntarios que recibira el entrenamiento y los conocimientos del caso para el cumplimiento del fin indicado. Fue una labor de hormiga, cumplida boca a boca, lo que produjo como resultado que los enlistados fueran, en su inmensa mayora, vecinos de San Jos, empleados bancarios, del Consejo Nacional de Produccin, del Ministerio de Salubridad Pblica, del Ministerio de Obras Pblicas (MOP), de Instituto Nacional de Seguros, de Correos de Costa Rica y de otras dependencias pblicas, de algunas oficinas privadas, o empresarios. No falt algn diputado, ni algunos profesores y estudiantes universitarios. Todos se conocan entre s en mayor o en menor medida, lo que dio por resultado un grupo bastante homogneo, de parecida cultura y de similar nivel social y econmico. Los que se inscribieron, empezaron a recibir entrenamiento en la "Escuela Militar de Guadalupe", nombre que tena desde antes de la reforma constitucional que prohibi el ejrcito y que, ms por costumbre que por otra cosa, conserv mientras en sus instalaciones reciban clases y se preparaban los guardias civiles. La escuela ocupaba el edificio en el que hoy da opera el "Colegio Napolen Quesada". Director del establecimiento era el coronel Guillermo Salazar Roldn y el subdirector el coronel lvaro Arias Gutirrez. Haba un grupo importante de instructores,

algunos de los cuales haban estudiado en universidades militares extranjeras, como era el caso de don Mario Charpentier Gamboa, que haba cursado estudios superiores en Fort Benning, Georgia, Estados Unidos. Adems, entre otros, estaban tambin don Arnoldo Ramos, el seor Coln Bermdez y don Luis Madrigal, que era el encargado del cuidado de las armas y de la enseanza de su manejo. Otros grupos de civiles y de polica, distintos al que se entrenaba en la "Escuela Militar", a su vez se preparaban aceleradamente para enfrentar a la invasin que pareca inminente. El coronel don Frank Marshall Jimnez, jefe del partido poltico "Unin Cvica Revolucionaria", secundado por don Oscar Saborio Alvarado, contaba con un grupo importante de seguidores, la mayora de los cuales haba tenido experiencia blica en los aos 1948 y 1949. El Resguardo Fiscal, un cuerpo de polica especializado en la persecucin del contrabando aduanero y de licores, al mando del Coronel Domingo Garca y de don Alberto Franco Cao, permaneca acuartelado y listo en su reducido local del Paseo de los Estudiantes. Ambos contingentes y otros ms que se improvisaron rpidamente como respuesta a la amenaza externa y de desconocimiento de la eleccin del seor Figueres, tuvieron una participacin relevante en el mantenimiento de la constitucionalidad y lucharon con fe y patriotismo durante los hechos sangrientos de los dos primeros meses de 1955. La Guardia Civil, por su parte, permaneca en labor de vigilancia y de mantenimiento del orden en todo el territorio de la repblica; slo algunos oficiales y tropa escogida de ese cuerpo participaron directamente, con otros de los grupos, en los encuentros armados que se produjeron en enero y febrero de 1955. Si los directores de la "Escuela Militar de Guadalupe" eran los oficiales Salazar y Arias, el jefe del grupo de voluntarios que all se entrenaba era don Guillermo Mart, bombero de vocacin pero con conocimientos militares. Era don Guillermo persona muy apreciada y merecedora de respeto. "Sus muchachos", como l les deca, sacrificaban dos o tres noches por semana y todos los sbados y domingos, as como das feriados para estudiar milicia y hacer ejercicios, tiempo que result insuficiente para convertirlos en oficiales capaces de levantar y organizar grupos en los cantones de la repblica, como se pretenda, pero s sobrado para hacer de ellos combatientes audaces, valerosos y con gran capacidad de acertada iniciativa en los momentos crticos. Muchos crean que podran disponer de un plazo suficientemente amplio para alcanzar las metas de entrenamiento propuestas y hacer oficiales capaces de

levantar al pas en armas, pero un hecho ocurrido en las ltimas semanas de 1954, precipit los acontecimientos en momentos en que don Guillermo Mart no estaba en Costa Rica, Claudio Mora Molina, un jefe militar calderonista que haba alcanzado fama y prestigio por su valor y bravura durante la guerra civil del 48, con un grupo de hombres armados se dirigi por tierra, sin ningn ocultamiento y ms bien haciendo alarde de su accin, hacia Nicaragua, saliendo al costado norte del Parque de Santo Domingo de Heredia, donde lo esperaban 14 que encontraban en el cine Caracas. Tom el camino de Sarapiqu y cruz la frontera sin que pudiera ser detenido. Ese hecho puso de manifiesto que la invasin de los antigobiernistas era inminente. El da 11 de enero de 1955, fuerzas provenientes de Nicaragua, capitaneadas por Vctor Manuel Cartn, invadieron el territorio nacional en horas de la madrugada y se dirigieron a Ciudad Quesada. Otro cuerpo del ejrcito entr inadvertidamente a Costa Rica por las cercanas de Peas Blancas, pero su presencia invasora slo se comprobara algunas horas despus. Los voluntarios que se entrenaban en la Escuela Militar de Guadalupe se concentraron rpidamente. Comenzando la tarde se les pidi ir a sus casas, recoger dos mudadas de ropa y botas, para luego presentarse nuevamente a la escuela antes de las cinco. Poco despus se les orden abordar ocho vagonetas del Ministerio de Obras Pblicas que estaban estacionadas frente a la escuela en Guadalupe y se les inform que inmediatamente saldran a las Ordenes del capitn Mario Charpentier Gamboa y del capitn Andrs Lippa Chaves. No se les dijo hacia donde se trasladaran. Los vehculos se pusieron en marcha. Abordo ciento setenta hombres de severo rostro, nimo sereno y decisin inquebrantable, iban decididos a enfrentar sus destinos en el servicio de la patria. Haba nacido la Compaa Charpentier, como la bautizaron, en ese mismo instante, los hombres que la integraron.

Nmina de los integrantes de la Compaa Charpentier

1. 2. 3. 4. RODRIGO ACUA CORDERO RODRIGO ACUA UMAA MARCIAL AGUILUZ ORELLANA VIRGILIO AGUILUZ ORELLANA 89. 90. 91. 92. JOSE J. CHAVES CHAVES JOS MARIA CHAVES SALAS JUAN CHAVES VTVES RAFAEL DE LA PAZ ALPIZAR

5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70. 71. 72.

ARMANDO ALFARO PANIAGUA ISAAC AMADOR PEREZ JUAN J. ARAYA ESQUIVEL SERGIO ARCE SOTO DUBILIO ARGUELLO VILLALOBOS ALVARO ARIAS GUTIERREZ JOSE FCO. ARIAS ALVAREZ GABRIEL ARRIOLA CANTILLANO JORGE ASTACIO PINEDA ENRIQUE AZOFEIFAVILLALTA JOSE FELIX ASTACIO PINEDA ADOLFO BAGNARELLO GARCIA WILLIAM BARRANTES CARTIN JORGE BARRIENTOS MARIO BEJARANO MURILLO JOSE ESPARTACO BONILLA LUIS BONILLA CASTRO LUIS BONLLLA GOMEZ JUAN DE DIOS BRENES CEDEO LISIMACO CAAMAO REYES ROGELIO CALDERON CALDERON FERNANDO CALDERON MORA ROGER CARBALLO GONZALEZ JOSE MA. CARVAJAL RIVERA ROGELIO CASCANTE V. FRANCISCO CASTILLO CH. ARNOLDO CASTROROMERO CLAUDIO CONEJO GUTIERREZ JOSE CONSTENLA GARCIA MARIO CORDERO CROCERI EDWIN CORDERO RIVERA OSCAR CORDERO ROJAS CARLOS A. CORONADO LIZANO ALFONSO COTO MONGE EFRAIN CRUZ EDGAR CRUZ SALAZAR OSCAR CRUZ SALAZAR OTTO CRUZ SALAZAR WILLIAM CHACON SERRANO BERNARDO CHAN MORALES MARIO CHARPENTIER GAMBOA JORGE CHAVARRIA NUEZ RODOLFO CHAVARRIA QUIROS ENRIQUECKAVES CHAVES FERNANDO CHAVES CHAVES RAMON MONGE MONGE CARLOS MONGE QUESADA LEONARDO MONTALBAN VARGAS MARIO MONTERO HERNANDEZ ALEJANDRO MONTERO HERRA VICTOR ML. VARGAS PEARANDA JOSE A. VARGAS PORRAS HERNAN VARGAS RAMIREZ FRANKLIN VARGAS TENORIO AMABLE VAZQUEZ RODRIGUEZ OVIDIO VAZQUEZ RODRIGUEZ MANUEL VEGA ROJAS FERNANDO VILLASEOR MEZA WILSON VIQUEZ MONGE OSCAR ZAVALETA UMAA EDWIN ZIGA CAMPOS FERNANDO ZIGA SAENZ ALVARO LUIAN ALVARADO ANTONIO PAGANI SNCHEZ ANGEL PENELAS * LEONEL PEREIRA RODRIGUEZ MIGUEL . PIEDRA CARVAJAL VICTOR ML. PIEDRA CARVAJAL

93. 94. 95. 96. 97. 98. 99. 100. 101. 102. 103. 104. 105. 106. 107. 108. 109. 110. 111. 112. 113. 114. 115. 116. 117. 118. 119. 120. 121. 122. 123. 124. 125. 126. 127. 128. 129. 130. 131 132. 133. 134. 135. 136 137. 138. 139. 140. 141. 142. 143. 144. 145. 146. 147. 148. 149. 150. 151. 152. 153. 154. 155. 156. 157. 158. 159. 160.

JOSE A. DELVALLE AGUILAR ALVARO DURAN QUESADA ERNESTO ECHEVERRIA ALVARADO JESS ROJAS ARCE GONZALO CSPEDES AGERO ADRIAN CHACON MONTERO JESS MARIA RAMIREZ SALAS RENE ESCALANTE MARCIANO MARIO ESCOBEDO CALDERON ALFONSO ESQUIVEL LLANO JOAQUIN FERNANDEZ OREAMUNO DANILO FERNNDEZ PORRAS JOSE A. FONSECA MONGE JULIO FONSECA MORA ALONSO GARCIA HERNANDEZ JOAQUIN GARRO JIMENEZ JORGE GARRO PACHECO JUAN FCO. GOMEZ MORA CARLOS GUIDALTY VELSQUEZ WALTER GUIER VARGAS ROLANDO GUTIERREZ OREAMUNO RODRIGO GUEVARA MORA MARIANO HERNNDEZ SNCHEZ ROSENDO HERRERA BADILLA ALVARADO JIMENEZ CHACON ABELINO LEIVA MORA ANDRES LIPPA CHAVES JORGE LIZANO RUIZ FREDDY LOAIZA GONZALEZ EDUARDO LOBO CONEJO ALFREDO LOPEZ GUEVARA ALBERTO LORENZO BRENES GUIDO LUNA BRENES MELCHOR MADRIZ ERNESTO MARIN MARTINEZ TEODORO MARTEN RODRIGUEZ * ENRIQUE MARRERO MONTERO FERNANDO MASIS FUENTES ALVARO MELNDEZ MORUA ALVARO MENDEZ LISIMACO MENDEZ CANALES MIGUEL MENDEZ QUESADA MARIO MOLINA GUZMAN ENRIQUE MOLINA HERRA RODOLFO MOLINA QUESADA CARLOS L. ROJAS MORALES RODOLFO ROMERO GOMEZ CARLOS A. SALAZAR BALDIOCEDA JOSE A. RODRIGUEZ SEGURA CARLOS SALAZAR MORA RODRIGO SANABRIA SOLIS ANTONIO SANCHEZ VILLALTA ALFONSO SANCHO RIVAS FERNANDO SEGURA RODRIGUEZ JOSE R. SELVA JOSE MA. SEQUEIRA JIMENEZ MARCO T. SOLANO BLANCO JOSE R. SOLRZANO RIVAS JOSE L. MONTERO SAENZ BERNARDO MORA CORR4LES CARLOS L. MORA GOMEZ ALFREDO MORALES ARIAS JULIO A. MOYA ROJAS ALFREDO MULATO JIMENEZ HERNAN MUOZ FERNNDEZ JULIO MUOZ FERNNDEZ VICTOR ML. MUSSIO GUTIERREZ WALTER NOGUERA RIVAS

73. 74. 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81. 82. 83. 84. 85. 86. 87 88.

REY PORRAS MONTERO JULIO PRADA TORRES PABLO QUIROS JOSE QUIROS BARBOZA ROMAN QUIROS GONZALEZ FERNANDO QUIROS LEON RAFAEL A. RAMIREZ RUIZ CARLOS ALBERTO RAMIREZ VILLALOBOS ALVARO TROYO FERNNDEZ ALVARO REDONDO GONZALEZ OSCAR RIVERA ALFARO GLAUCO RIVERA CASTATNG OSCAR RIVERA CASTAING OSCAR RODRIGUEZ ALFARO ROMILIO RODRIGUEZ ARCE OMAR RODRIGUEZ RAMIREZ

161. 162. 163. 164. 165. 166. 167. 168. 169. 170. 171. 172. 173. 174. 175. 176.

FRANCISCO NEZ QUESADA ALFONSO OBREGN ALEMAN DANIEL ODUBER QUIROS ALCDDES OROZCO COTO RAFAEL SOLORZANO UGARTE FERNANDO SOTO DEL VALLE JULIO SOTO ENRIQUE TRISTAN SOUBRIE FERNANDO ENRIQUE VSQUEZ CAMACHO ARNOLDO ULLOA HOFFMANN RODRIGO ULLOA ORTEGA CARLOS UMAA RUIZ RICARDO UMAA RUIZ CARLOS VARGAS FERNNDEZ JOAQUIN VARGAS GENE * JORGE VARGAS GENE *

(*) Periodistas que acompaaron a la Compaa Mario Charpentier, sin pertenecer a ella y sin armas, durante la batalla de Santa Rosa. Los comandantes de la compaa posteriormente y por solidaridad que los periodistas han agradecido pblicamente, incorporaron sus nombres a la nmina de voluntarios que integraron el cuerpo de ejrcito que libr la batalla.

La batalla de Santa Rosa

Por estimar el gobierno que la esperada invasin ya se haba producido por San Carlos, moviliz fuerzas hacia el norte de las provincias de Alajuela y Heredia. Pasado el medio da del 11 de enero de 1955, sali una tropa al mando de don Francisco Orlich con el propsito de reconquistar Ciudad Quesada que esa maana haba sido tomada por los invasores. La Compaa Charpentier fue movilizada y desplazada hacia "La Cinchona", a mitad del camino entre Vara Blanca y San Miguel de Sarapiqu, con la orden de establecer all un tapn que impidiera el avance de los sediciosos en el caso de que dominado por ellos el frente de San Carlos, intentaran llegar al Valle Central con una columna que se moviera por aquella va. Los invasores que penetraron al territorio nacional por la regin Atlntica, slo poco tiempo retuvieron a Ciudad Quesada en sus manos, a pesar de que haban logrado amedrentar a la poblacin tanto por la presencia de nicaragenses entre los sediciosos, por la participacin de aviones de combate que dispararon sus ametralladoras contra los puestos de las fuerzas del gobierno y dejaron caer bultos en las inmediaciones del aeropuerto de la localidad. La fuerza al mando de don Chico Orlich fue reforzada el da 12 de enero por un contingente al mando de Frank Marshall. Ambos grupos hicieron contacto blico con los invasores. El comandado por don Chico en las afueras, hacia el oeste, de Ciudad Quesada; el de Marshall tuvo el primer encuentro en el puente sobre el ro La Vieja. Despus volvi a chocar con ellos en el cementerio de la localidad. Los sediciosos, quienes esperaban el da 22 a Claudio Mora Molina con refuerzos, para los cuales aviones procedentes de Nicaragua arrojaron varios bultos con armas y municiones, despus de alguna resistencia, abandonaron el combate dispersndose por los campos aledaos, buena parte de ellos cubiertos de extensiones boscosas. Perseguidos por las fuerzas fieles al gobierno se dirigieron en forma desordenada a Nicaragua. Veinte de ellos fueron hechos prisioneros y conducidos a San Jos. Mientras tales importantes hechos ocurran en la regin atlntica del pas, en Nicaragua y en la zona pacfica se gestaba la batalla de Santa Rosa. A primera hora del 11 de enero las fuerzas "coyotepanas" abordaron varios grandes camiones de propiedad de la Sucesin Somoza acondicionados con altas barandas de maya

para el transporte de algodn. El plan era cruzar la frontera por Peas Blancas, reducir a los guardias civiles que all estaban y continuar hacia Liberia, para lo que utilizaran, al invadir territorio nacional, todos los camiones y vehculos de la Public Roads Administration, empresa que entonces construa la catretera interamericana. Poco antes de cruzar la frontera, el comandante nicaragense de la zona, Jos Rodrguez Somoza, detuvo el convoy para hacer consultas. All se mantuvo a la tropa, bajo el sol y sin bajar de los grandes camiones, por algo ms de siete horas, al cabo de las cuales se prohibi a los sediciosos cruzar por Peas Blancas y se les orden dirigirse a Sapo para internarse en Costa Rica por ese punto. El nuevo trayecto result muy difcil, los vehculos se atascaron en el barro de las orillas del ro Sapo y uno de los jefes del grupo, Rodrigo Pacheco Musmanni, sufri dolorosas quemaduras al tratar de sacar un vehculo que se hallaba pegado en el espeso lodo. Ya cayendo la tarde, los invasores se acercaron sigilosamente al puesto costarricense de Peas Blancas al que crean muy bien resguardado pues, en su criterio, con el atraso sufrido se haba perdido el factor de sorpresa con el que contaban. Se orden el ataque contra el puesto. Ms de una tonelada de municiones fue disparada contra las oficinas y el pequeo campamento de la aduana sin que los atacantes recibieran respuesta. La razn era simple, la guarnicin compuesta por agentes de aduana, 6 miembros del Resguardo Fiscal y de la guardia civil y unos pocos comerciantes que all vivan, se haban retirado al ser detectado el avance de las tropas invasoras que se acercaban con 2 vagonetas y 2 "link': varios camiones ganaderos y algunos vehculos de doble traccin. Esa misma noche fue atacada la poblacin de La Cruz. ---------- O ---------La pertinaz y fra llovizna no haba cesado de caer ni un slo instante sobre los hombres de la compaa Mario Charpantier que tenan toda una noche y casi un da completo de tiritar agazapados en los puestos de guardia establecidos en las empinadas laderas de La Cinchona, cuando recibieron la orden, el da 12 entrada la tarde, de prepararse para abordar nuevamente las vagonetas de Obras Pblicas que se haban mantenido ocultas entre unos matorrales. Asueados y hambrientos, llegaron a la ciudad de Alajuela y all acamparon en una escuela. Si no hubiera sido por Carlos Luis Ardn ("Carrucho") y por Fernando Chavarra Ardn ("Pollo Macho") que les compraron caf y se

los llevaron al puesto en que permanecieron concentrados, la habran pasado muy mal, segn lo comentaban. Muy temprano, en la madrugada del da 13, viajaron hasta Liberia en donde pasaron ese da. Al anochecer un avin DC3 proveniente del norte, sobrevol la ciudad de Liberia y dej caer una bomba que no explosion causando la previsible alarma. El 14 muy temprano, la compaa sali con rumbo a la Hacienda Santa Rosa. De camino los oficiales pasaron por Potrerillos, en donde se encontraba una tropa del Resguardo Fiscal al mando de don Alberto Franco y de don Luis Visconti. Queran indagar all si una patrulla que haban despachado de ese puesto la noche anterior, haba localizado a los invasores que desde el da 11 haban penetrado al territorio nacional. La patrulla no vio ninguna fuerza contraria y ms bien dej un puesto de vigilancia, compuesto por tres hombres, en la entrada a Santa Rosa. Con el camino despejado la compaa continu avanzando. A las diez de la noche, sin ningn incidente, se lleg a la histrica hacienda. El capitn Charpentier, que ese era el grado que entonces tena el hoy coronel, estableci varios puntos de vigilancia, mont retenes en lugares estratgicos, se arm un viejo equipo de comunicacin PR-10 y envi una patrulla al mando de don Rodolfo Molina y del capitn Andrs Lippa a un reconocimiento en Playa Naranjo, pues se haban escuchado rumores en el sentido de que se haban observado all algunos movimientos sospechosos. INSTALACION DEL EQUIPO DE RADIO

Armado de un Equipo de Comunicacin PR-10, se observa a Amable Vsquez Rodrguez con el micrfono, a la derecha de Amable, sin gorra Javier Gabriel Arriola Cantillano.

As, sin mayores problemas, la Compaa Mario Charpentier pas la noche del 14 de enero. ---------- O ---------Despus de tomar Peas Blancas y La Cruz el 11 de enero, las compaas A y B de las fuerzas invasoras a las rdenes de Claudio Zayas Bazan, segundo en el mando del grupo entrenado en El Coyotepe, acamparon en la escuela y algunos otros edificios de La Cruz. All permanecieron, realizando cortas incursiones por los puntos aledaos hasta el da 14, mientras otros contingentes, encabezados por Teodoro Picado Lara, ocupaban la hacienda El Amo y establecan all el cuartel general de las huestes antigobiernistas y el centro de logstica y avituallamiento de la tropa, que fue organizado por el coronel Alfonso Ayub. En el campo de aterrizaje de El Amo se reuni una fuerza area impresionante para un pas como Costa Rica, que nunca la haba tenido, constaba de 2 aviones de combate AT-6 suministrados por Carlos Castillo Armas, de Guatemala, un avin, tambin de combate P-47 suministrado por Somoza y un aparato (avin) DC-3 aportado por Prez Jimnez de Venezuela, al que se le haba quitado la puerta dejando as un boquete por el que un hombre, amarrado con unas cuerdas, lanzaba bombas de 80 kilos a los contrarios y paquetes con armas y municiones a los grupos de invasores, y algunos aparatos pequeos que aterrizaban en ocasiones procedentes, muy probablemente de Managua. Manejaban los aviones, entre otros, Jerry Delarm y Wicho Campos Prez. En el campamento del Estado Mayor se establecieron, desde el primer momento, Teodoro Picado Lara, como Jefe Militar, don Francisco (Paco) Caldern Guardia y Roberto Tinoco, como guas polticos del movimiento. Aquellos tres das, del 11 al 14 de enero, que los invasores permanecieron acantonados en la regin de La Cruz hasta El Amo y Los Inocentes, fueron decisivos para que se diera la batalla de Santa Rosa en la forma en que se produjo. Entre el 11 y el 13 de enero los contingentes entrenados en el fuerte nicaragense de El Coyotepe, haban ocupado Peas Blancas, La Cruz, El Amo y Los Inocentes. En ese mismo lapso el gobierno haba establecido tres puntos de contencin, el primero en la hacienda Santa Rosa, al mando del capitn Mario Charpentier Gamboa, situado al lado izquierdo de la carretera con rumbo hacia el norte, el segundo ubicado al lado derecho de esa va, compuesto por elementos del Resguardo Fiscal, en Potrerillos, el cual estaba al mando de Alberto Franco y de Luis Visconti y el

tercero ubicado un poco ms al este del anterior e integrado por voluntarios de Santo Domingo de Heredia, en Quebrada Grande. Ese grupo estaba comandado por Renato Delcore. As, sin mayores problemas, al igual que la compaa Charpentier, la fuerza invasora pas la noche del 14 de enero. ---------- O ---------El verano era pleno en el llano guanacasteco. El amanecer del 15 de enero de 1955 fue esplndido. El viento del norte soplaba con reciedumbre y alborotaba el cabello de los hombres que en la vieja casona de la hacienda Santa Rosa iban despertando despus de una mala noche que haban pasado tumbados en el suelo. De los puestos de guardia regresaban las recin relevadas patrullas, atradas por el aroma del caf recin chorreado. No muchos kilmetros al norte, otros costarricenses cargaban afanosos en camiones, tanquetas de combate, jeeps y vehculos "link", las armas y municiones, pues la noche anterior haba recibido la orden de atacar la ciudad de Liberia. En Managua, desayunaban los pilotos de dos aviones AT-6, de un P-47 y de un avin DC-3 que deban apoyar el avance hacia la capital de Guanacaste. TANQUETAS ABANDONADAS

Dos tanquetas abandonadas por los invasores en la plaza de la Cruz. Las mquinas fueron encontradas en buen estado.

El plan de los invasores era enviar un contingente de tropa adelante y media hora despus otro cuerpo de ejrcito, de manera que si el primero hacia contacto con las fuerzas del gobierno, pocos minutos despus sera fuertemente reforzado.

Los hombres del gobierno que estaban en Santa Rosa tenan que esperar rdenes all. Su comandante, el capitn Mario Charpentier, no comprenda bien por que deba permanecer con su gente en un sitio de enorme importancia histrica, pero de poco valor estratgico en aquel momento, situado a no menos de ocho kilmetros, por malos y sinuosos caminos, de la trocha abierta para construir la carretera interamericana entre Liberia y Peas Blancas en la frontera. Presuma que cualquier avance de las fuerzas invasoras vendra por la trocha de la interamericana, y por eso decidi enviar patrullas para vigilar ese paso. A eso de las diez de la maana sali de La Cruz el primer contingente invasor. Ms o menos a las dos y media de la tarde regres a la casona de Santa Rosa la patrulla capitaneada por Rodolfo Molina y Andrs Lippa que haba inspeccionado playa Naranjo sin hallar absolutamente nada. Algunos periodistas de La Nacin y de La Prensa Libre, que haban salido de San Jos la noche anterior, llegaron a la hacienda Santa Rosa cerca de las 9 de la maana sin haber encontrado mayor novedad en el trayecto. De La Nacin Jorge Vargas Gen y quien escribe estos recuerdos, de La Prensa Libre Oscar Cordero Rojas y de Diario Nacional Angel G. Penelas. Un joven de apellido Garro conduca el vehculo en que haban viajado los reporteros de La Nacin. ENTRANDO A LA HACIENDA SANTA ROSA

Esplndida grfica, tambin de nuestro compaero Jorge Vargas Gen, mostrando la entrada a la Hacienda Santa Rosa. Al extremo derecho el periodista Oscar Cordero Rojas y a su lado el joven Garro, quien conduca el jeep en que hicieron el viaje a Guanacaste.

A eso de medio da, en un jeep del Ministerio de Obras Pblicas que conduca el chofer de don Francisco Orlich conocido como "Borraja", lleg el reportero de La Repblica Teodoro Martn Rodrguez, quien portaba, adems de sus

libretas de apuntes, una carabina "Springfield" de propiedad del Resguardo Fiscal. Las largas distancias, los malos caminos, la necesidad de desplazarse con cautela, hizo que se produjeran varios movimientos de las fuerzas contrarias sin que coincidieran en el mismo sitio, pero evidentemente, la batalla estaba planteada, no obstante las circunstancias que se sealan hicieron que los encuentros se iniciaran en forma escalonada y se desarrollaran separadamente, aunque en algunos momentos llegaron a traslaparse. Aconseja la claridad que se busca en esta crnica, que se escribe medio siglo despus de ocurridos los sucesos, ceder la palabra a quienes fueron testigos directos de los mismos y los escribieron o los narraron inmediatamente despus de ocurridos, frescos los acontecimientos y vivas las sensaciones que les produjeron los hechos. En cumplimiento de ese propsito, se transcriben las crnicas de quienes fueron los protagonistas de las mismas. Se obtienen as tres versiones distintas de los mismos hechos, que representan tres enfoques diferentes: de un poltico, de un combatiente y de un periodista. Se reproducen en lo conducente en el orden cronolgico en que se produjeron los acontecimientos que narran, con tan slo un hilvn de nuestra cosecha, si es que hiciera falta, para unir los varios cabos en que se dividi la que esperamos haya sido la ltima batalla entre costarricenses hermanos. En las tres distintas narraciones es de resaltar el hecho de que los hitos de la batalla se confirman en las distintas versiones, prueba de veracidad y objetividad de las mismas. La primera patrulla "...el Coronel Aguiluz (don Marcial), envi en la madrugada del sbado, al Lic. Daniel Oduber a hablar con los comandantes de Compaa en Quebrada Grande, Potrerillos y Santa Rosa. Este grupo, del comando de Liheria, lo componan el Sr. Oduber y los seores diputados Carlos Alberto Salazar, Lic. Virgilio Aguiluz, don Alberto Lorenzo y los tenientes Alfredo Campos y Rosendo Herrera. A las once de la maana lleg el grupo de Liberia a Santa Rosa y se ultimaron los planes con el capitn Charpentier.

Foto en los patios de la Hacienda Santa Rosa donde se muestra a Daniel Oduber Quirs conversando con Marcial Aguiluz Orellana.

La patrulla del capitn Lippa no haba regresado, pero se decidi enviar inmediatamente una patrulla de reconocimiento al empalme con la interamericana. Se mandaran cuatro hombres a pie a patrullar el camino hasta ese empalme. A la media hora se mandaran otros cuatro y media hora despus, un jeep con otros cuatro. Al llegar a la interamericana los doce hombres estableceran un tapn para sostener esa encrucijada y el jeep ira hacia el sur a traer las avanzadas del Resguardo que deban estar ya en Puercos y Peln..." "...ya era casi el medio da. El teniente Jos Mara Sequeira Jimnez, sera el encargado de la patrulla de avanzada hacia la interamericana. El capitn Charpentier, junto con l, escogi los hombres: Rodrigo Ulloa Ortega, Oscar Cruz Salazar, Jorge Garro Pacheco, Mario Bejarano Murillo, Oscar Zavaleta Umaa, Miguel Angel Piedra Carvajal, Rodolfo Romero Gmez, Carlos Umaa Ruiz, Enrique Chaves Chaves, lvaro Jimnez Chacn y Pilar Ortega Amores. Eran doce en total..." (Daniel Oduber, "La Batalla de Santa Rosa", publicado en La Repblica bajo el pseudnimo Excombatiente). Don Oscar Cruz Salazar, fue uno de los integrantes de la primera patrulla que sali de la casona de Santa Rosa a eso del medio da. Para cumplir con las rdenes recibidas, deba recorrer a pie unos ocho kilmetros para llegar a la interseccin de un camino interior de la hacienda con la trocha de la carretera interamericana. Entre el momento de la llegada del Lic. Oduber a Santa Rosa, la partida de la patrulla hacia el empalme del camino interno con la interamericana y el recorrido de parte de ese camino, el primer contingente de invasores que haba salido de La Cruz

a media maana, ya haba pasado por enfrente de la hacienda y continuado su marcha hacia Liberia sin sospechar lo que estaba ocurriendo, en esos mismos instantes, en la histrica casona. Narra el seor Cruz Salazar que unos pocos kilmetros antes de llegar a la confluencia del camino interno de la hacienda con la carretera interamericana, su patrulla fue alcanzada por varios jeeps, en el primero vena Oduber, a quien acompaaban Salazar Baldioceda y un fotgrafo cubano, periodista, identificado como Guayo. En los otros vehculos venan otras personas que don Oscar no nombra, pero que eran, en realidad, otros periodistas norteamericanos y cubanos. Don Oscar Cruz narra en su relato que: "...el final del camino radial yendo de Santa Rosa a la interamericana, es una recta de unos 500 metros, perpendicular de la interamericana, que no ofreca forma alguna de ocultar el jeep que vena con nosotros, trado por Daniel Oduber. La interamercana, al aproximarse a esa interseccin desarrolla una curva que viene al norte y se abre hacia el sureste. Nos desplegamos a ambos lados de la radial a pocos metros de la interamericana. Hacia la izquierda haba una vereda que llevaba a un pequeo cerro que dominaba la interamericana en su aproximacin a la radial. Hacia ese cerro se fue Daniel Oduber con otros voluntarios. Yo tom por la derecha con Piedra y alguien ms cuyo nombre no recuerdo, se ocult en un alto jaragual que ocultaba nuestra presencia. Pero haba tambin un amplio limpio raspado por un "bulldozer". Avanc con mis dos compaeros hasta el borde derecho de la interamericana, donde se conservaba una franja ancha de jaragua y all nos ocultamos. No habamos terminado de desplegarnos cuando omos motores viniendo del norte por la interamericana. Apareci un semi-oruga por la carretera, viniendo del norte, cargado de tropas. Uno de los soldados se incorpor y seal nuestro jeep parqueado a un lado de la radial. En ese momento estall una granada contra el vehculo y se abri fuego sobre l.

EL LINK DE LOS INVASORES

En este vehculo, de ruedas adelante y orugas atrs avanzaban los disciplinados invasores al mando de Teodoro Picado (hijo), para tomar Santa Rosa. Daniel Oduber (primero a la derecha y un grupo de la Compaa Mario Charpentier (Jos A. Vargas Porras (Pepe) primero a la izquierda) le cortaron el avance y los voluntarios despus despedazaron los planes de los estrategas agresores.- Foro F. Castro.

La explosin y el fuego de fusilera fueron inmediatos y la semi-oruga, orillndose a la izquierda, tom hacia donde estbamos los tres compaeros y se detuvo en el lado izquierdo de la carretera, al frente nuestro, mientras, nosotros disparbamos con dos M-1 y mi M-3 a la distancia del ancho de la carretera. El vehculo vena lleno de invasores y fueron tomados completamente de sorpresa. Los veamos caer. Tenamos una situacin de absoluta proximidad y con armas de precisin. Hasta ese momento, los miembros de la patrulla y los agregados no tenamos idea de la magnitud de las fuerzas enemigas y nosotros ramos unos pocos. Eso s lo sabamos. Pocos minutos despus empezamos a or fuego de armas a lo lejos, hacia el sur, por la interamericana hacia la direccin de Beto Franco y su gente en Puercos. En un momento dado, cuando las rfagas pasaban chapeando el jaragual, se oy una voz del lado nuestro, que gritaba: "Somos miembros de la OEA alto al fuego". Y el oficial que exaltaba la personalidad del general Somoza alz la voz y dijo: "Avanzar con las manos en alto". (En realidad se trataba de los periodistas norteamericanos y cubanos que haban salido con el seor Oduber).

El grupo de los miembros de la OEA y Guayo, camargrafo cubano, pasaron hacia la carretera a unos cinco metros de la posicin que yo ocupaba. Rpidamente ya estaban con los invasores. Posteriormente vi, en un cine de San Jos, las tomas de Guayo con los invasores. Cuando empezamos a intercambiar fuego oamos a lo lejos, hacia el sur, fuego de fusilera. La primera compaa de los invasores haba hecho contacto con la unidad de Beto Franco. Los integrantes de esa primera compaa tambin oyeron fuego de armas diversas a sus espaldas, a unos diez kilmetros, por donde ya haban pasado. Lo que escuchaban era el fuego nuestro con la segunda de sus compaas. Como esto es muy desconcertante, se sentan rodeados y se replegaron volviendo hacia la interseccin en la que estbamos nosotros. Oscar Zavaleta y yo tomamos un camino paralelo a la radial hacia Santa Rosa, tratando de llegar a la casona. Mediaba la tarde cuando amos un tupido fuego de fusilera, ametralladoras y disparos de mortero en la direccin de Santa Rosa. Conjeturamos que eran refuerzos que venan a ayudarnos al darse cuenta de que habamos entrado en combate. Efectivamente, eso era lo sucedido, pero los invasores, que tomaron el llamado camino del telgrafo, vieron venir nuestras unidades de refuerzo, se desplegaron y apuntaron sus morteros al campo escogido por ellos. EMPLAZANDO UNA ANTIAEREA

Esta magnfica grfica, muestra el momento en que varios oficiales, entre ellos al centro de izquierda a derecha, Romilio Rodrguez Arce de sombrero, Jos Antonio Rodrguez Segura y Carlos A. Ramrez Villalobos, bajo la direccin del Coronel Aguiluz, emplazan una ametralladora antiarea para abatir los aviones agresores. La escena es un frente no identificado de Guanacaste.- Foto Jorge Vargas Gen.

Fue una accin muy dura para estos combatientes nuestros que llegaron a reforzarnos y que no pudieron llegar hasta nuestras posiciones al ser interceptados. Hubo mucho fuego de morteros. Le hicieron mucho dao a nuestra gente." (Oscar Cruz Salazar. "Santa Rosa) El grupo de Oduber Despachada que fue la segunda patrulla que se ha dicho, el grupo que acompaaba al Lic. Oduber decidi, seguir a aquellos hombres. "Calculando que la avanzada de la patrulla de exploracin ya haba llegado a la Interamericana, salieron de Santa Rosa tres jeeps. En el primero iban Daniel Oduber, Carlos Alberto Salazar, y los tenientes Herrera y Campos. En el segundo Virgilio Aguiluz, Alberto Lorenzo, Mario Clmaco y Enrique Sanou y en el tercero con el chofer Mario Araya, iban los periodistas norteamericanos y cubanos que insistieron en agregarse a la expedicin. Las rdenes eran dejar el tapn en la Interamericana y bajar en jeep a Potrerillos a mover la gente del Resguardo a Puercos para reforzar el tapn. De la casa de la Hacienda Santa Rosa el camino va hacia el Noreste a buscar la Interamericana. Jos Mara Sequeira, teniente de reserva, llevaba su gente despacio, a los dos lados del camino, guiados por Atanasio Mata Meja, el baquiano de Santa Rosa, ya los doce hombres haban formado una sola columna y avanzaban paso a paso, con los ojos muy abiertos, tratando de adivinar lo que poda estar escondido tras los rboles del sitio. Oduber tom el mando y camin adelante con el baquiano por el centro del camino. Lo seguan los dems a pie y los vehculos con choferes y periodistas venan como a los cien metros. Llegaron a paso ligero a un punto desde el que se vea la Interamericana como a quinientos metros. Ah se detuvo el grupo para organizarse. Un avin de observacin de la OEA volaba sobre la patrulla dando crculos y luego haca lo mismo sobre la carretera, al norte del punto hacia donde se diriga la patrulla de avanzada. No se imagin nadie lo que esos vuelos significaban. Entre el punto en que estaban y la interseccin del camino con la Interamericana habra medio kilmetro de llanera. Al sur, hacia Puercos, el llano terminaba como a doscientos metros y empezaba el sitio que vena desde Santa Rosa. Al norte, como a los cincuenta metros del camino estaba otro sitio. Tres hombres deban llegar a la carretera al Norte del empalme, Otros tres al empalme propiamente dicho, y otros tres al sur, calculando estar a unos cien metros de

distancia cada grupo para dominar la carretera en tres puntos. El resto de la patrulla, a pie tambin, deba seguir a los dos lados del camino a unos cincuenta metros del grupo del centro que iba a la interseccin y desplegarse en abanico poco antes de llegar a la Interamericana para tener buena posicin de fuego contra cualquier grupo que estuviera en la carretera. Los jeeps, cada uno con un chofer, deban seguir despacio, sobre el jaragua para no levantar polvo, a unos cien metros de distancia. Los grupos haban apenas llegado sobre la carretera, cuando Oduber les hizo seales con la mano de agacharse y permanecer quietos. Algo haba visto l al llegar al cruce de caminos. Fueron minutos de tensin, los relojes marcaban las tres y diez minutos de la tarde. Lo vieron correr y dejar el lado derecho de la boca del camino a Santa Rosa, a los tenientes Herrera y Campos apostados tras montculos de lastre. l se apost del lado izquierdo y el diputado Salazar, que haba dejado el jeep que llevaba como a cien metros del cruce, corri y se apost a su lado. Sobre la Interamericana haba diez hombres. Al Norte Sequeira, Umaa y Bejarano, como a los cincuenta metros Oduber y Salazar. Luego el camino y a su lado Herrera y Campos. Ms abajo estaban apostados Ulloa, Garro y Zavaleta. Un poco atrs, en diversas posiciones, estaban apostados Ortega, Aguiluz, Clmaco, Sanou, Cruz, Romero, Piedra, Jimnez, Lorenzo y Chaves. Veinte hombres en total esperando al enemigo. Atensio Meja Mata, el baquiano, no llevaba arma. Cerca de los jeeps estaban Araya y Snchez, cuatro periodistas norteamericanos y dos cubanos. Fueron minutos interminables. Segn lo describi luego Oduber, al llegar sobre la Interamericana vio a lo lejos, como a doscientos metros del cruce, dos vehculos de la Interamericana (de la empresa constructora) llenos de gente, que venan lentamente. Tom posicin y esper. Ahora se vean claramente los vehculos y sus ocupantes. El primero era un "link" color anaranjado. De llantas adelante y orugas atrs, con planchas de acero alrededor. Sobre l venan alrededor de dos hombres uniformados de verde oscuro, con cascos de combate. Sobre el techo de la caseta uno empuaba una ametralladora rusa. El segundo vehculo era una vagoneta de la Interamericana, tambin color anaranjado y en el venan alrededor de cuarenta hombres con igual uniforme y armas, en silencio y con las armas hacia arriba.

EXAMINANDO UNA TANQUETA

Tres voluntarios examinando una de las tanquetas abandonadas por los invasores, en el interior de las mismas se encontraron varias cajas de tiros y aparatos de radio transmisores y receptores.- (Foto Jimnez).

Slo se oa, al acercarse al cruce del camino, el ruido de la oruga del "link" Ese vehculo lleg al cruce y el chofer titube un momento, alguien de atrs grit y seal uno de los jeeps que haba quedado como a cien metros. No se haba apagado ese grito cuando los grupos de vanguardia leales, hicieron fuego con granadas de mano, subametralladoras y rifles. Varios de los rebeldes cayeron hacia atrs y se entabl el combate. Los leales aprovecharon la sorpresa y dispararon sin detenerse contra los dos vehculos. Los invasores, con gran calma, se desplegaron ordenadamente y bajaron sus armas de los vehculos, y tomaron como trinchera el lado este de la Interamericana. Sobre el campo de combate pasaba el avin de la OEA. NIDO DE AMETRALLADORAS

Escondido tras la maleza se encuentra un nido de ametralladoras que

estuvo en accin en Santa Rosa. Aqu los vemos en actividad durante la fuerte batalla del martes ltimo.- Foto Caldern.

Los leales continuaron disparando, en los vehculos vieron cuerpos colgando de los costados. Las ametralladoras de los invasores, ya instaladas, comenzaron un espantoso fuego hacia los leales. El jaragua era cortado como con segadora y el estruendo era ensordecedor. Los grupos de adelante peleaban, carretera por medio, con los invasores y descargaban magazn tras magazn. Los morteros de los invasores se empezaron a escuchar y las granadas caan en el llano de jaragua, levantando nubes de polvo. Aguiluz orden a los choferes Araya y Snchez tomar un vehculo y correr a pedir refuerzos a Santa Rosa. La guerra haba empezado. Como a los diez minutos de lucha, aparecieron tres aviones de caza enemigos. Un P-47 y 2 AT-6 que planeando de oeste a este empezaron a ametrallar la retaguardia de la columna, sin atreverse a disparar cerca de la carretera por temor de herir a los suyos, tan cerca estaban las dos lneas de fuego. Los cazas pasaban uno tras el otro vomitando metralla que levantaban oleadas de polvo en el llano. Los morterazos se acercaban ms y ms, los invasores, bien cubiertos ya, gritaban: Vengan por nosotros, hijos de----! Habra transcurrido algo ms de media hora de lucha cuando los aviones del enemigo que ametrallaban a los leales, tomaron rumbo a Potrerillos y empezaron a picar sobre Puercos, Peln y Potrerillos. El avin de la OEA segua dando crculos sobre el llano. Oduber grit la retirada y paso a paso hacia atrs los del grupo se fueron replegando sin cesar el fuego. Como a quinientos metros del cruce, sobre el camino de Santa Rosa, se encontraron Lorenzo y Oduber. Luego apareci Aguiluz y Pilar Ortega. Por la montaa del norte se haban internado Mata, Sequeira y Bejarano y por el sur los de la segunda lnea. Ulloa continuaba peleando sobre la Interamericana. El diputado Carlos Salazar no abandon su posicin hasta muy tarde. No oy la orden de retirada y se qued combatiendo un invasor lo tom prisionero. Los periodistas que haban partido con el grupo de Oduber salieron con las manos en alto y se entregaron, Umaa, Sanou, Romero y Atanasio Mata fueron rodeados y hechos prisioneros..." (Daniel Oduber. "La Batalla de Santa Rosa" publicaciones hechas en La Repblica bajo el pseudnimo Excombatiente).

El relato de los Periodistas Haca un buen rato que haban partido de la casona de Santa Rosa las patrullas de reconocimiento y los vehculos que transportaban a don Daniel Oduber, a sus compaeros y a los periodistas norteamericanos y cubanos. Eran las tres de la tarde. Los ocupantes de un puesto de vigilancia que se haba establecido en el cerro de "La Casona", ubicado inmediatamente detrs de la casa de la hacienda, escucharon disparos que provenan del norte. Muy poco despus se escuch claramente el fragor de una batalla. William Chacn, que estaba en el puesto de vigilancia, corri hacia la casona y busc, al capitn Charpentier. Lo encontr conversando con un grupo de voluntarios a quienes, con voz serena y pausada, animaba hablndoles del significado de la patria. "Capitn, le dijo Chacn, las patrullas y el grupo de Oduber han entrado en combate. Los tiros se oyen con claridad desde el alto del cerro de "La Casona". "A formar", orden el capitn Charpentier, con voz sonora. Todo cambi en un instante. EL CORONEL AGUILUZ ARENGA A LOS COMBATIENTES

En la histrica casona de Santa Rosa, mudo testigo desde antao, del valor y del civismo de los costarricenses, el coronel Aguiluz arenga a los combatientes, poco antes de salir para el frente de batalla.- Foto de Jorge Vargas Gen.

"De nuevo, los muros histricos de la vieja casona de la hacienda fueron testigos de hechos heroicos, de anhelos, de congojas y del dolor y la sangre de muchos costarricenses. Al escribir estas lneas, el corresponsal siente cmo retumba en sus odos ei tecleo de la vieja "Remington" en que trabaja, aturdido como est aun por el estrpito de la batalla. Siente tambin un nudo en su garganta, porque viene llegando del cementerio donde dej enterrado a su hermano, el compaero de trabajo don Jorge Vargas Gen.

Desde primera hora en Santa Rosa haba inquietud, se esperaba al Comandante de la Zona Militar, don Marcial Aguiluz, para que dispusiera si se efectuaba o no un avance. Entre la tropa, con las cmaras listas para tomar las instantneas que informaran a los lectores, el grupo de periodistas: Oscar Cordero Rojas, Jorge Vargas Gen, Angel G. Penelas, el que escribe, y Garro, que manejaba el jeep de La Nacin en que se hizo el viaje. All se captaron lo que llamaban "placas de lujo". PROCURANDO COMIDA

Un grupo de las fuerzas regulares del gobierno, se disponen a sacrificar un cerdo para procurar comida a los combatientes que arrojarn del suelo patrio a los invasores. Tercero de derecha a izquierda Carlos Luis Mora Gmez y cuarto de kepis Juan Brenes Cedeo.- Foto Jorge Vargas Gen.

El sacrificio de un enorme cerdo que servira para alimentar a la tropa de voluntarios, los diversos grupos que deseaban que se les tomara una foto como recuerdo, los capitanes, tenientes y sargentos, todos amigos que con cierta alegra arriesgaban sus vidas por el ideal que tenan.

GRUPO DE VOLUNTARIOS FUERA DE LA CASONA

De izquierda a derecha, en cuclillas: cuarto Alvaro Durn Quesada y sexto Carlos A. Ramrez Villalobos, de pie: Juan Brenes Cedeo, Jos Antonio Rodrguez Segura, cuarto Jos Antonio Vargas Porras (Pepe), sexto Edgar Cruz Salazar, Jess Rojas Arce.

Un poco despus de medio da lleg a Santa Rosa don Marcial Aguiluz. Inmediatamente circul la noticia de que se hara un avance. Poco despus llegaron al campamento don Daniel Oduber, don Virgilio Aguiluz y don Carlos A. Salazar Baldioceda. Estos ltimos andaban en misin de reconocimiento, Al hacerse el relevo lleg al campamento el diputado don Luis Bonilla que haba permanecido de centinela en uno de los puestos avanzados. GRUPO AVANZADO

Esta magnfica grfica, muestra un grupo avanzando tambin hacia el frente. En primer trmino, al centro el diputado Lic. Luis Bonilla Castro, a su lado a la derecha, puede verse, desarmado, a nuestro

recordado y abnegado compaero Jorge Vargas Gen. - Foto Joaqun Vargas Gen.

Se haca necesario explorar el "camino nuevo" que une la vieja casona de la hacienda con la carretera Interamericana con rumbo hacia el norte. Para explorar el terreno se envi una avanzadilla. Dos grupos salieron a pie, otro grupo, al mando de un teniente, viajaron en un jeep. La exploracin se inici a las dos y media de la tarde, despus de que se haba servido el "rancho" dentro de la algaraba general de la tropa acantonada. LA HORA DEL RANCHO

Miembros de las fuerzas del gobierno hacen turno para recibir la comida, al centro Jess Rojas Arce. Gentes del lugar, prestan valiosa ayuda en esta tarea.- Foto Jorge Vargas Gen.

Como no se haba producido ninguna alarma, por el mismo camino parti, veinte minutos ms tarde, don Daniel Oduber, acompaado de don Virgilio Aguiluz, de don Carlos Alberto Salazar Baldioceda y de otros hombres de la compaa. Seguidamente, con una distancia de veinticinco metros, parti otro jeep en el que viajaron cuatro periodistas norteamericanos y dos cubanos. Otro vehculo, con ocho hombres a bordo, parti despus. A eso de las tres y media de la tarde, por el lado por el que haban partido los vehculos y las patrullas, se escuch un intenso tiroteo. Inmediatamente se dio orden a la gente de Santa Rosa de formar en el patio y el Coronel Aguiluz anunci que se hara un avance en apoyo de los compaeros que se batan en los sitios que hay entre Santa Rosa y la Interamericana. La tropa, al mando del capitn Charpenter, subi a dos vagonetas de Obras Pblicas y en varios jeeps. En uno de ellos iba el grupo de periodistas nacionales.

HACIA EL FRENTE DE BATALLA

Los aguerridos soldados costarricenses, despus de las instrucciones finales del Coronel Aguiluz, abordan vagonetas del MOP para dirigirse al frente de Santa Rosa.- Foto Jorge Vargas Gen.

Faltando quince minutos para las cuatro se inici el avance. A unos quinientos metros de la casa de la hacienda el convoy se encontr con el vehculo en que haban viajado los periodistas extranjeros, el que vena a toda mquina ocupado slo por el chofer. El conductor se acerc al Coronel Aguiluz y al capitn Charpentier y les inform que el grupo de Oduber haba sido atacado y solicit que se enviaran refuerzos. Eso bast para acelerar la marcha. En los vehculos se avanz ms o menos un kilmetro. Inmediatamente los aviones enemigos comenzaron a volar por encima del convoy y se escucharon detonaciones indicativas de que se haba iniciado un ataque areo sobre Santa Rosa, posiblemente con el propsito de retener all las tropas leales e impedir un refuerzo al grupo de Oduber. Entre tanto, los disparos que se haban escuchado del fuego que sostena el indicado grupo, haban cesado. Se haca necesario acelerar la marcha y as se hizo. En cuanto se sali del boscaje. se vio que era imposible continuar con la caravana de vehculos, pues al hacerlo, el convoy qued expuesto al ametrallamiento de los aviones que de inmediato comenzaron a sobrevolarlo. Entonces se ech pie a tierra y el capitn Charpentier orden el avance, a pie por el llano.

AVANZANDO CAMPO TRAVIESA

En lugar ya prximo a la lnea de fuego, las fuerzas regulares del Gobierno avanzan a travs de un capo cubierto de jaragua.- Foto Jorge Vargas Gne.

Para los que no conocen los sitios de Guanacaste, vale la pena una descripcin de los de la hacienda Santa Rosa para que puedan imaginar bien el lugar de los hechos. El sitio es una llanura inmensa que se pierde en el horizonte. Est cubierto el llano de zacate de jaragua, alto, del tamao de un hombre y de macizos de rboles gue se agrupan como islotes en el verde amarillento del zacatal veranero, a distancia de cincuenta o cien metros uno de otro. As fue el teatro de la batalla. En cuanto se inici el ataque por el sitio despejado, la columna fue descubierta por los aviones que comenzaron el ametrallamiento de los hombres que avanzaban. Eran dos aparatos (aviones) atacantes, un AT-6 de gran velocidad y artillado can ametralladoras y caones de 50 milmetros y un DC-3 al que se le haban quitado las puertas desde las que ametrallaban los miembros de la tripulacin y de vez en cuando, lanzaban bombas que generalmente no explosionaban.

BOMBAS QUE NO ESTALLAN

Un soldado costarricense muestra orgullosamente como trofeo de guerra una de las bombas que lanzara el enemigo en uno de los ataques areos. Inexplicablemente ninguna de las bombas ha estallado.- Foto Caldern.

La columna esperaba el ataque frontal de los aviones v lanzaba contra ellos lluvias de disparos. Al producirse el ataque, los hombres se tumbaban de bruces en el suelo. Las balas disparadas por los aparatos en picada, sonaban a la par de ellos, al pegar en la tierra, como latigazos. Despus, aprovechando que los aparatos iban a dar la vuelta para volver a atacar, se ponan de pie y la columna corra para alcanzar los rboles que tenan enfrente, entre los que se guarnecan por unos instantes, para volver a avanzar. GUARECIENDOSE BAJO LOS ARBOLES

Otro grupo de combatientes de las fuerzas regulares del Gobierno de Costa Rica, se guarece del fuego de las ametralladoras invasoras disparadas por mercenarios extranjeros, bajo los rboles en las pampas guanacastecas. Puede verse en primera lnea a nuestro malogrado compaero Jorge Vargas Gen, tambin al frente de camisa blanca y sombrero Jos Joaqun Garro Jimnez, de kepis Juan Brenes Cedeo y de frente al fondo Carlos Alb. Ramrez Villalobos.

- Foto Joaqun Vargas Gen.

Los capitanes Charpentier y Lippa a la cabeza pidiendo acelerar el paso. Ordenando que nadie se rezagara. El fuego dur ms de media hora, hasta recorrer algo as como tres kilmetros. Ya el sitio de jaragua tocaba a su fin. Frente a las ltimas hebras del jaragual, se vea oscuro, un bosque que lo remataba. Los primeros hombres de la columna, que venan avanzando en una lnea horizontal que abarcaba unos ciento cincuenta metros a lo ancho, se encontraban ya a escasos cincuenta metros del boscaje lindante con el sitio, cuando de la espesura de los rboles las ametralladoras de los invasores comenzaron a vomitar balas. Inmediatamente se contest el fuego. Entre tanto, por el cielo, zumbaba el AT-6, porque pocos minutos antes, alcanzado en alguna parte vital del motor, echando una columna de humo, el DC-3 que, como se dijo participaba en el ataque areo de los invasores, se haba precipitado a tierra. EL DEC-3 DE LOS INVASORES DESTRUIDO

Este es el avin DC-3 de los invasores, destrudo por las fyerzas leales en las cercanas de Santa Rosa el 15 de enero de 1955.

Tan pronto la columna comenz a contestar el fuego de las ametralladoras, empezaron a caer muy cerca de la tropa granadas de los morteros enemigos que disparaban contra el macizo de rboles que haba sido ocupado por la columna de voluntarios. Los periodistas se reunieron y decidieron elegir a un jefe del grupo. El que escribe, tuvo la mala suerte de quedar elegido como jefe. Como pudo, localiz un rbol grueso de

ceibo con amplias gambas en sus races y hacia all dirigi a sus compaeros. A nuestro alrededor todo era dantesco. Las balas de las ametralladoras enemigas pasaban cortando sobre nuestras cabezas las ramas de los rboles y las granadas de los morteros explosionaban en cantidad considerable por todos lados. Pudimos ver como algunos valientes, que insultaban al enemigo y pedan seguir avanzando, iban cayendo. No sabamos si heridos o muertos. De pronto, del humo y del polvo, dominando el estruendo, una voz gritaba: "Un jeep...un jeep, que el capitn Lippa est herido! del humo surgieron dos hombres que sostenan, casi alzado, al capitn que con una herida en el crneo manaba sangre muy abundantemente. La sangre le corra por la cara y hacia tinta su camisa caqui. El que escribe esto, tena las llaves del jeep de La Nacin. Inmediatamente se incorpor y corri hacia el capitn diciendo: "Yo tengo un jeep" Los otros periodistas se levantaron tambin de donde haban permanecido agazapados para ayudar. Oscar Cordero, que haba estado disparando con una ametralladora, abandon el arma y se abalanz sobre su cmara la que tom y haciendo un rodeo, trat de situarse frente al grupo que traa a Lippa para tirar una placa fotogrfica. Al hacer esos movimientos, en fracciones de segundo, una granada explot en el centro del grupo. Todos los periodistas, sin excepcin, quedaron heridos. Jorge Vargas Gen, que fue lo primero que vio, quien escribe este relato, se puso en pie de un salto. Este periodista tena una raspadura producida por una esquirla de metralla en la cabeza, una herida parecida a la de Lippa y manaba sangre abundantemente. Cuando Jorge lo vio se lanz hacia l gritando: "...Quincho, ests herido..." No es nada, le contest este periodista. El hermano sigui avanzando y cay sobre el que esto escribe diciendo: "...Yo s lo estoy... y a mi me pegaron bien..." Luego se hizo el traslado a Santa Rosa, despus a Liberia, finalmente a San Jos en donde muri ayer a medio da. Lo enterramos en la tarde, cuando caa el sol y el cielo lloraba sobre su caja mortuoria. Ayer se acab por un instante el verano en esta ciudad y las gotitas de agua, menudas y fras, cayeron sobre la caja del compaero.

No pudiendo continuar el relato, no deseo terminarlo sin una nota como jefe de redaccin de este peridico. Jams, durante mi vida, podr consolarme de haber perdido a un hermano. Tampoco terminar, en lo que me quede de vida, de enorgullecerme como jefe de redaccin de un compaero que, como Jorge, es ejemplo de todos los periodistas, porque muri cumpliendo con su deber...". (Joaqun Vargas Gen, diario La Nacin. "La batalla de Santa Rosa. Crnica periodstica). ---------- O ---------En los llanos la batalla se prolong hasta que cay la noche. El capitn Lippa, adems de la herida en la cabeza, haba sido alcanzado, mientras era trasladado, por un disparo que lo alcanz en uno de sus muslos. El capitn Charpentier logr hacer llegar hasta l una bazuca y una ametralladora "browning". Con umos pocos hombres fue avanzando lentamente, acercndose al enemigo. Del cobijo de un rbol, pasaban los voluntarios al de enfrente, disparando sus armas. Ya slo unos treinta metros separaban a un grupo del otro. Un pequeo contingente dirigido por el teniente Dubilio Argello se desplaz hacia la izquierda, en tanto que otro grupo, capitaneado por el teniente Joaqun Garro Jimnez corri por la derecha, ambos grupos tomaron posiciones e hicieron fuego contra los invasores que, teniendo al frente al grupo del capitn Charpentier que no detena su avance, se sinti rodeado. A un lado suyo el comando de Dubilio Argello, al otro lado la patrulla de Jos Joaqun Garro ("Piqun Garro"), en tanto que ya haban escuchado el fragor de la batalla del primer contingente de alzados contra las fuerzas de Potrerillos y a su frente, el grupo de Charpentier los presionaba. Se sintieron copados e iniciaron la retirada hacia La Cruz y hacia El Amo. Los campos de Santa Rosa quedaron en manos de la compaa Charpentier. A la vieja casona de la hacienda fueron llegando poco a poco y ordenadamente las fuerzas voluntarias. Algunos retenes haban sido colocados por el capitn Charpentier en puntos estratgicos del llano para evitar cualquier sorpresa. En una sala, los heridos eran atendidos. Faltaban algunos integrantes de la tropa de voluntarios. Algunos de ellos fueron llegando durante la noche interminable. Llegaron cansados, hambrientos, pero concientes de la victoria en que haban participado. Otros aparecieron hasta varios das despus.

COMPAIA DE HEROES

Los integrantes de la Compaa Mario Charpentier, hroes nacionales que sostuvieron largo combate con el enemigo en Santa Rosa derrotndolo, posan para la cmara de La Repblica. Sentado a la izquierda Hernn Ramrez Vargas, al frente sentado con ametralladora Dubilio Argello Villalobos, al centro sentado de lentes Rodolfo Molina Quesada, en frente de pie, primero a la izquierda Jess Rojas Arce, de tercero Juan Brenes Cedeo, quinto Jos Constenla Garca, treceavo de sombrero de ala ancha Romilio Rodrguez Arce.- Foto Caldern.

El Estado Mayor de las fuerzas regulares y voluntarias del Gobierno de la Repblica, dio al pas el siguiente parte: "ESTADO MAYOR, 16 de enero de 1955. Poniendo de manifiesto una vez ms la absoluta veracidad de sus informaciones, pone en conocimiento de la ciudadana, con profunda pena, la lista completa de bajas y heridos de las tropas del gobierno en la batalla que en los alrededores de Santa Rosa, se libr ayer a las 2 y 45 de la tarde: Muertos: Mario Cordero Crocceri, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Rodolfo Chavarra Quirs, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Heridos: Andrs Lippa Chaves. combatiente fuerzas regulares. Capitn. William Chacn Serrano, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Joaqun Fernndez Oreamuno, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Giovanni Roversi Zeledn, combatiente fuerzas regulares. Voluntario.

Ernesto Jos Marn Martnez. Voluntario. Rodrigo Acua Umaa. Voluntario. Enrique Rodrguez Montero. Voluntario. Leopoldo Chacn Blanco. Voluntario. Alfredo Loaiza Gonzles. Voluntario. Freddy Morales Arias. Voluntario. Edgar Cruz Salazar. Voluntario. Bernardo Chan Morales. Voluntario. Bernardo Mora Corrales. Voluntario. Jos Mara Carvajal Rivera. Voluntario. Al mismo tiempo informa el Estado Mayor del lamentable fallecimiento del reportero de La Prensa Libre, Oscar Cordero Rojas y de las heridas sufridas por las siguientes personas civiles: Jos de la Cruz Bolaos. Civil no combatiente Joaqun Vargas Gen. Periodista La Nacin Jorge Vargas Gen. Periodista La Nacin (Falleci en el Hospital San Juan de Dios al da siguiente, 17 de enero) Angel Penelas Gonzlez. Periodista Diario Nacional. Aparecen en esta lista EXACTAMENTE los 19 heridos que el Estado Mayor ha reportado en sus boletines durante el da de hoy. En esta nmina se incluyen cuatro periodistas, quienes desde luego no combatan sino que cumplan con su deber de informar al pblico desde el teatro mismo de los acontecimientos. Para ellos, combatientes en el terreno de la informacin, el reconocimiento de la Patria". En el momento en que el Estado Mayor de las Fuerzas Regulares y Voluntaria del Gobierno emiti el parte anteriormente trascrito -16 de enero de 1955- no se haban comprobado otros heridos y muertes ocurridas en la Batalla de Santa Rosa. La lista completa de las vctimas mortales y heridas de aquella batalla, es la siguiente: Muertos: Los voluntarios: Mario Cordero Crocceri Rodolfo Chavarra Quirs Leonardo Montalbn Vargas Eduardo Lobo Conejo Miguel ngel Piedra Carvajal. Los periodistas: Oscar Cordero Rojas Jorge Vargas Gen.

Heridos: Andrs Lippa Chaves, combatiente fuerzas regulares. Capitn. William Chacn Serrano, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Joaqun Fernndez Oreamuno, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Giovanni Roversi Zeledn, combatiente fuerzas regulares. Voluntario. Ernesto Jos Marn Martnez. Voluntario. Rodrigo Acua Umaa. Voluntario. Enrique Rodrguez Montero. Voluntario. Leopoldo Chacn Rlanco. Voluntario. Alfredo Loaiza Gonzles. Voluntario, Freddy Morales Arias. Voluntario. Edgar Cruz Salazar. Voluntario. Bernardo Chan Morales. Voluntario. Bernardo Mora Corrales. Voluntario. Jos Mara Carvajal Rivera. Voluntario. Carlos Luis Mora Gmez. Voluntario. Carlos A. Ramrez Villalobos. Voluntario. Jos de la Cruz Bolaos. Civil no combatiente. Joaqun Vargas Gen. Periodista La Nacin. ngel Penelas Gonzlez. Periodista Diario Nacional. No fue posible obtener una lista confiable de victimas de las fuerzas invasoras. Se report la muerte del guerrillero legendario Claudio Mora Molina, as como la de Miguel ngel Blanco. Alfonso Ayub fue herido en la pierna derecha en El Amo. Se sabe, sin embargo, que algunos otros ciudadanos de ese bando perdieron su vida o fueron heridos peleando por

lo que ellos estimaron sus mejores ideales cvicos. Hubiramos deseado consignar sus nombres con el mismo respeto con que consignamos el de las vctimas -slo de la batalla de Santa Rosa- del otro bando.

COMANDANTES

PRIMER COMANDANTE MARIO CHARPANTIER GAMBOA

SEGUNDO COMANDANTE ANDRES LIPPA CHAVES

FOTOS DEL TRIUNFO

FELICITANDO A LOS SOLDADOS

PRISIONEROS A DECLARAR

El Capitn Mario Charpentier se dirige a los soldados para felicitarlos por el resonado triunfo obtenido en la primera batalla. En la fotografa aparecen el Mayor Bruce Mass y el Coronel Francisco Orlich, jefes del Ejrcito que defiende heoricamente la soberana de nuestro pas.Foto Caldern.

Momentos en que un grupo de prisioneros, llegan a las del Estado Mayor, donde fueron conducidos a fin de que declararan. Fueron aprisionados por las Fuerzas Leales despus de la refriega del Sbado 15 de enero.- Foto Solano.

SONARON LOS MARIACHIS

Dice el rtulo que pintaron los combatientes regresados de Guanacaste,

donde hicieron fracasar los planes del strapa nica. En el volante del jeep Rodolfo Molina Quesada.- Foto Tristn.

REGRESO VICTORIOSO

Echando al invasor los reservistas y voluntarios regresan a San Jos que los recibe victoriosos de la causa ms justa de todas las batallas, la que se libra por seguir siendo una repblica donde se respetan las libertades. Al frente de anteojos Rodolfo Molina Quesada.- Foto Tristn.

DESFILE DE LA VICTORIA

El domingo 23 de febrero, se reliza un desfile dela victoria por las calles de San Jos, sentado Segundo Comandante Andrs Lippa Chaves, de pie de izquierda a derecha: Ernesto Marn Martnez Villalobos, Edgar Cruz Salazar, Joaqun Fernndez Oreamuno y Adolfo Bagnarello Garca.

HEROES SIN ARMAS

GRUPO DE PARAMEDICOS DE LA COMPAIA MARIO CHARPANTIER G.

Fueron al campo de batalla sin otra arma que el botiqun y el nimo de atender a los combatientes a quienes las balas extranjeras hirieron. El cuerpo de Sanidad Militar prest elevadsimos servicios a nuestros muchachos. Jefe Ovidio Vsquez Rodrguez (de barva al frente), Jorge Lizano Ruiz, Alfredo morales Arias.- Foto Tristn.

CUERPO DE CAPELLANES AL FRENTE

Presbteros: Julio Fonseca Mora (sentado al frente de lentes), Armando Alfaro Paniagua (al frente de camisa blanca), Roberto Evans (de pie con lentes).

Eplogo
No slo la batalla de Santa Rosa se produjo durante los sangrientos meses de enero y febrero de 1955. Se combati tambin en Ciudad Quesada, en Los Chiles, en El Amo, en Potrerillos, en Puercos y en algunas otras localidades. Las ciudades dc San Jos, Liberia y Limn, fueron bombardeadas. La lista de los muertos y de los heridos producidos en esas batallas, es en realidad, mucho ms numerosa que la consignada en esta crnica y est tachonada tambin de nombres heroicos de ambos bandos. Muchos de ellos compaeros queridos, todos ciudadanos que lo arriesgaron y dieron todo en defensa de su ideal de patria. Cincuenta aos despus de los dolorosos sucesos referidos, los protagonistas de todas aquellas batallas, que aun viven, recuerdan con serenidad y confianza lo ocurrido, saben en el fondo de sus conciencias y de sus corazones, que todos, sin excepcin, al pelear dispuestos a morir por sus ideales, contribuyeron a que hoy vivamos en una nacin libre y soberana, en la que se respeta la voluntad que el pueblo manifiesta en las urnas, en la que la justicia social impera inconmovible y en la que los costarricenses, hermanados para siempre, cantan juntos su Himno Nacional diciendo: "Vivan siempre el trabajo, y la paz."