Vtails (Vkook) - ©

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 29

Jungkook está tan concentrado en la entrega de sus trabajos que

no tiene tiempo para distracciones. Todos saben que el profesor


YoonGi era una bestia y sus exámenes eran más difíciles que un
laberinto, por ende, ni siquiera se ve a sí mismo haciendo algo
más que estudiar; pero una serie de quejas por parte de su amigo
JiMin le hacen entrar a ese estúpido bar y encontrarse con el
sujeto más caliente que había visto en toda su patética vida, Kim
TaeHyung.

&.oneshot

&.homosexual

&.vkook

&.mención yoonmin.

&.sexo explícito.
ÚNICO

Está harto, casi al borde de la histeria. ¿Cuántas noches han pasado? ¿Tres,
quizás cuatro? Sí, cuatro, cuatro malditas noches en donde solo se concentra
en el maldito libro de Literatura, en el examen y la tarea que tiene que
entregar en solo dos días.

El profesor YoonGi es el diablo en persona, tiene la palabra hijo de puta


perfectamente marcada en su frente y la carga con mucho orgullo. Debe ser
uno de los maestros más exigentes de la facultad, eso si no se gana el título
y la corona de ser el peor de todos. Sus exámenes, sus trabajos y sus tareas
eran el infierno mismo, tan difíciles que podrían provocarte náuseas,
escalofríos y mini ataques cardíacos al tenerlos.

¿Por qué no solo les ordenó construir un edificio de plata o de oro? Eso sería
mucho más fácil, rápido y de menos gasto mental, ¡incluso tendría tiempo de
dormir siestas y comer algo más que solo café!

Dejar la clase no es una opción, de ninguna manera, la clase de Literatura era


obligatoria para pasar el año. Pensó quizás pedirle tiempo a su maestro,
explicándole que tiene trabajos de medio tiempo y una beca que mantener
por orgullo propio; pero ya se imaginaba su rostro furioso y su negación al
instante con un los estudiantes que no se esfuerzan en mi clase, no merecen
seguir en la carrera, menudo idiota. Si tan solo fuera su mejor amigo para
chuparle la polla al maestro y conseguir un beneficio, pero él no tiene ese
culo ni esa sonrisa tan encantadora que Park JiMin se carga.

Jungkook no lo entendía. Siempre estudió y trabajó duro para mantener su


beca en aquella prestigiosa universidad de Seúl. Su situación económica no
es mala, solo no quería ser una carga para sus padres, después de todo ellos
son mayores y deberían preocuparse por su salud o navegar por el mundo, y
no de su asquerosa educación.

— ¡Estoy agotado! —el de cabellos anaranjados estiró sus brazos en la silla


con ruedas para lanzarle una mirada rápida a su mejor amigo que ni se había
molestado en mirarlo. —¿Me estás ignorando? ¡Hey, tierra llamando a
JungKook!

El azabache lo miró con desagrado e irritación. ¿Acaso es tan difícil


percatarse de que está estudiando y haciendo su trabajo?

— ¿Qué quieres? —Park le sonrió amablemente, él sabía que su mejor amigo


odiaba cuando hacía eso mientras él moría de la rabia.

— Que dejes ese maldito libro y salgamos a dar una vuelta por ahí.

¿Salir? ¿Acaso sus neuronas no funcionan correctamente?

— No iré a ninguna parte. —se negó al instante.

— ¡Ay, vamos! —chilló Park, saltando de su asiento para acercarse a


JungKook y tomarlo de los hombros. —¡No seas aguafiestas, Kookie!

— Solo soy realista. —corrigió, tratando de ignorarlo. —¿No tienes idea de


lo que me estás pidiendo? Mañana tengo el examen con tu malévolo novio y
debo concentrarme si quieres seguir viéndome en la universidad.

— YoonGi no es malévolo. —abultó sus labios. Su novio no era malo, solo


tenía ciertos gustos e intereses que los demás no comprendían fácilmente,
pensó.

— Eso es porque a ti te trata de una manera diferente.

— ¡No es cierto! —exclamó. —YoonGi dice que no tendrá tratos especiales


conmigo y que si no hago mis trabajos el tiempo que me entrega, me morderá
el trasero hasta dejarlo rojo.
Está bien, suficiente. No era como si JungKook fuese homofóbico o algo por
el estilo, claro que no. Ya había escuchado palabras de ese tipo antes,
provenientes de JiMin, pero es que todavía no se acostumbraba a la idea de
que Park tenía otros gustos muy diferentes al suyo. Y no creía hacerlo en un
buen tiempo.

— No hacía falta que lo dijeras de esa forma.

A JiMin le causaba repugnancia la forma en la que lo decía, como si lamer


un pene y tenerlo dentro fuera algo de otro mundo y un delito humano, un
castigo divino, e incluso la maldición de un faraón. Eso no es verdad, es más,
podría asegurar que JungKook necesitaba de un tipo con la polla tan grande
que lo hiciera recapacitar.

— En serio quiero salir de este cuarto, —se quejó, volviendo a su asiento. —


estas cuatro paredes me sofocan. Necesito aire fresco.

— ¿Qué hay de fresco en un bar? —JiMin alzó sus cejas, ¿acaso JungKook
leía mentes y por eso sabía que lo llevaría ahí?—Vamos, no soy idiota. Sé
perfectamente que no planeabas llevarme a un puesto de helados ni al parque
si aceptaba salir.

— E-eso no es verdad. —Park era un amante de los dramas, es por eso que
llevó su diestra a su pecho fingiendo dolor. —Me dueles, Kookie.

Cada vez que su mejor amigo hacía eso, JungKook lo ignoraba, fingiendo y
rogando por su silencio.

JiMin estaba dispuesto a insistir.

— Vamos, Kookie~ —rogó, con un tono sumamente infantil para el gusto


del azabache— ¡Nos divertiremos!

— Tu diversión y la mía son muy diferentes.


— Quiero pasar tiempo con mi mejor amigo. —hizo un puchero, mirando la
suela de sus zapatos. —¡Porfisssssss!

— No.

— ¡Por favoooooor!

JungKook no sabía qué es peor, si el molesto JiMin chillando al ver a su


novio o que haya accedido tan fácilmente. ¡Pero, vamos! la escena era
conmovedora y digna de todo tipo de burlas.

YoonGi, el novio de su mejor amigo y el gran hijo de puta que se hacía llamar
profesor, vestía ropa completamente normal y callejera, empezando por esa
casaca de cuero hasta sus jeans rasgados. Sí, el profesor más exigente de la
universidad estaba parado frente a él, luciendo la típica ropa normal que tanto
solía criticar.

Creí que odiaba vestirse de esa forma.

— No digas ninguna palabra, JungKook, o te repruebo antes de leer tu


examen. —gruñó, envolviendo con sus brazos a su novio que le abrazaba
como si fuera el último panqueque del mundo.

— Como tu digas, terroncito.

YoonGi odiaba ese apodo, pero era capaz de soportarlo toda la vida si eso
implicaba ver a JiMin sonriendo y meneando su culo para él, y digamos que
JungKook se aprovechaba de ciertas ocasiones para reírse de él fuera de
clases.

— Eres un bastar...
— ¡Kookie no te rías de mi algodón de azúcar! —interrumpió el de cabellos
anaranjados, abrazando con más fuerza a su novio mientras daba castos besos
en su rostro.

JungKook no sabía cuándo ni dónde sucedió. Simplemente pasó. Ni el


mismo JiMin era bueno explicando como se conocieron y sucedieron las
cosas con YoonGi, solo pensaba en lo mucho que lo amaba y que quería
tener un perro llamado Olaf con él. Pero si hay algo de lo que el azabache
estaba seguro, y es que nadie podía enterarse de la relación que cargaba su
mejor amigo con su profesor de Literatura.

Decidió no pensarlo por más tiempo, ya tenía suficiente con verlos


acaramelados frente a él.

Y ahora...¡Por qué tuvo que venir a ese maldito lugar!

Vtails. ¡Mierda! Hasta el nombre sonaba como un lugar de prostitución.


Había escuchado de ese lugar antes, y cómo no hacerlo si todos deseaban
entrar ahí y reventarse en drogas, alcohol y un millón de cosas más. Sabía
muy bien su reputación y la fama que tenía ese gran lugar. Nadie sale sobrio,
ese era el lema, y era jodidamente cierto, nadie que haya entrado a Vtails
salía justo como había llegado.

Decían que el local tenía un segundo piso lleno de habitaciones para follar
hasta el cansancio; y claro, una zona vip donde tenías acceso a un millón de
beneficios, solo si pagas lo que podrías usar para comprar una casa o recorrer
las Vegas.

Estaba llegando a la entrada y ya podía ver la extensa fila frente a ella,


también veía a los dos grandes guardias parados en la entrada y
prohibiéndole el acceso a algunas personas. No estaba del todo contento con
la situación, y su cerebro no era capaz de pensar en alguna salida para
escapar, además de sentirse algo solo por ver a esos dos idiotas románticos
frente a él.
Su vida era un fracaso. Él no debería estar aquí, joder no, él debería estar
estudiando y buscando una cuerda para colgarse en su habitación y morirse
porque quizás no será capaz de aprobar la rama de ese estúpido idiota,
narcisista y maniático.

Pero nooo, él está ahí, observando como YoonGi hablaba con el guardia y al
tiempo después dejaba pasar a los tres sin siquiera hacer la fila. No le gustaba
eso del favoritismo, lo odiaba. Ellos debieron haber hecho la fila como todos
los demás y esperar el tiempo que sea necesario, sin embargo, no protestó.

Se estaba arrepintiendo, oh claro que sí. Es difícil ver a través de los colores
y las luces neon del local, pero no necesitaba de su vista para oler el sexo, el
alcohol y la pasión de aquel molesto bar. Veía una gran barra extenderse y
podría jurar que es más larga que otros bares, o al menos eso pensó; estaba
la incontable pista de baile donde la gente bailaba sin descaro y pudor;
también se encontraba la zona vip, ocupando un lugar considerable y
sobresaliente del bar. Como era de esperarse, las puertas de rojo intenso y
con guardias a los extremos, no le permitían ver nada; sin embargo, los
rumores declaraban que los asientos son carísimos y hay mesas de póker
junto con mujeres bailando para ellos en un fierro de metal, y bueno, no hacía
falta mencionar que se fijó en la flecha de color rosa neon apuntando hacia
arriba en las escaleras, suponía que ahí es donde la gente follaba y pasaba el
rato, en las habitaciones.

JiMin se giró un momento para observar a su amigo azabache, haciéndole


una seña a YoonGi y así ambos pudieran disfrutar de lo gracioso que se veía
su rostro.

— Pareces una virgen mirando de esa forma. —le dijo el de cabellos


anaranjados, conteniendo su risa con sus pequeñas manos. — No es como si
fuera la primera vez que vinieras a un bar, Kookie.

El azabache se sonrojó.

— C-cállate. —siseó, frunciendo el ceño.


— No me digas que es tu primera vez en un lugar como este. —YoonGi se
cruzó de brazos, mirándolo con una sonrisa engreída.

JungKook volvió a sonrojarse.

— D-de hecho es la segunda... —abultó sus labios.

— ¿¡La segunda!? —chilló su mejor amigo, haciéndolo sentir más virgen


que antes. Está bien, puede que JungKook no haya tenido buenas salidas en
su vida, pero es que él solo conoce el término de estudio, no tiene tiempo
para pérdidas. —Debes estar de broma, ¿tienes idea de lo que me dices?
¡Aquí los hombres y las mujeres huelen la virginidad!

JungKook lo miró estupefacto. ¿Y eso qué? Solo venía a disfrutar de una


cerveza y se iría, no pensaba en follar ni besar a una desconocida porque
desperdiciaría su tiempo de esa forma tan bruta y estúpida.

— Si piensas en que voy a follar como ustedes, —los apuntó a ambos. —


están equivocados. Tomaré una cerveza y me iré a estudiar para el examen
de este maldito sujeto. —miró mal a YoonGi.

— Mis exámenes no son difíciles, —arrugó la nariz, indignado. —ustedes


son muy tontos.

— Como sea, si quieren pueden ir a follar al baño o que sé yo. Yo estoy bien.

JiMin no parecía muy complacido.

— ¿Y si te pierdes? —sonó angustiado. —¿Y si gente mala se aprovecha de


ti?

— Tengo veintidós, Park, —recordó, cruzándose de brazos. —no cinco años.


Además, solo tomaré algo no tan fuerte y llamaré un taxi.
— Cariño, JungKook tiene razón. —le dijo, tomándolo por los hombros. —
Él estará bien, ¿qué tal si vamos a divertirnos?

Pero nada le quitaría la duda a JiMin, ese chico era como una mamá y un
niño al mismo tiempo. A veces ni YoonGi podía quitarle una idea de su
cabeza, por más loca que fuera, y es que Park era un caso completamente
serio.

— Sí, JiMin, tu terroncito tiene razón. —YoonGi lo miró echando humos


por sus orejas, haciendo sonreír al azabache con suficiencia. — Anda, vayan
a divertirse. Estaré por aquí. —señaló la barra. — Hablo en serio, JiMin.
Estoy relativamente bien.

Y el de cabellos anaranjados parecía más calmado con eso. JungKook se


despidió de ellos por si no los volvía a ver en toda la noche y se dirigió a la
barra, dispuesto a tomar de una cerveza e irse. A la mierda con eso de que
nadie salía sobrio, él lo haría y se burlaría fácilmente de esa pequeña regla
tan estúpida.

— Aishhh, estoy tan exhausto. —resopló una vez que se sentó en uno de los
asientos disponibles.

¿Venderán bebidas en este lugar? ¿O quizás un jugo de frutas?

Sentado en ese sitio pudo observar con mayor facilidad el entorno, había
mucha gente bailando o teniendo sexo con ropa, la música era placentera y
tenían melodías que te hacían perder el control fácilmente, y la extensa barra
también estaba llena y ocupada. Suerte para el local de tener muchos
empleados trabajando en ella.

— Señor. ¿Qué desea? —JungKook estaba tan sumido en sus pensamientos


que ni cuenta se dio cuando uno de los Barman lo atendió.
— Mmm, —susurró, jugando con sus manos por debajo de la barra. —bueno
verás, ¿no tienes algún refresco? ¿Bebida? ¿Jugo? ¡Incluso hasta agua!

— Lo lamento mucho señor pero el Jefe es muy estricto con la venta de ese
tipo de cosas. No le gusta que las personas menosprecien de los tragos.

¿Menospreciar el alcohol? ¡Pero qué tipo más borracho!

— ¿No tienes algún trago más, a ver, suave? —dudó.

— Sí, señor. Traeré un Martini para usted. —le dijo, antes de desaparecer
por la cocina.

Suspiró aliviado. Pensó por un momento que tendría que tomar un trago
fuerte y llamar a SeokJin para poder irse a casa con sus sentidos al margen.

Decidió mandarle un mensaje en caso de su muerte para mañana.

JungKook
JiMin me trajo al Vtails.
¿Qué estás haciendo?
enviado a las 10:58 pm.

El azabache ya se imaginaba a la madre mayor como histérica al saber que


su niño fue a un bar, impulsado por el idiota de JiMin.

SeokJin
¿Te encuentras bien? Si quieres puedo ir a recogerte.
Estoy haciéndole la cena a NamJoon. ¡Dice que te manda saludos y que
ojalá salgas sano de ese lugar!
recibido a las 11:01 m.
JungKook suspiró.

¿Tan peligroso es este maldito sitio?

— Señor, —llamó el Barman, entregándole su Martini y la boleta con el


precio. Afortunadamente, los tragos no eran tan costosos como creyó que
serían, se mantenían al precio normal e incluso menos. — espero que lo
disfrute.

Le dio el primer sorbo. No está tan mal, y así siguió con el resto. Estaba
aburrido. Por un momento pensó que quizás le sucedería algo interesante,
quizás una linda chica coqueteándole o un trago gratis por su rostro; pero
nada, y eso lo desilusionaba un poco.

Trató de encontrar a JiMin entre la multitud, pero supuso que estarían en el


segundo piso. Su mejor amigo era un descarado sexual que ocultaba tras esa
adorable sonrisa.

Está bien, uno más y me voy.

— ¿Te molesta si me siento a tu lado?

JungKook se giró algo sorprendido por la pregunta que, al parecer, iba para
él. Y joder, se odió por girarse y encontrarse con esos ojos tan profundos que
lo miraban fijamente.

— Supongo que eso es un no. —sonrió, sin apartar su vista de él y se sentó


a su lado. JungKook no era capaz de pronunciar una palabra ni de moverse,
y vaya que era un gran idiota por no hacerlo y dejar que ese bombón de capa
rubia se callara.

Maldita sea.
La voz del sujeto era grave, y le gustaba de una forma que no podía expresar.
Traía una casaca de cuero al igual que Yoongi, junto con una camiseta blanca
que se ajustaba perfectamente a su cuerpo y hacía juego con sus pantalones
negros y rasgados. Su cabello estaba ligeramente desordenado y de él caían
gotas de sudor, pero aún así su perfume de Calvin Klein se llevaba toda la
atención.

El desconocido tomó asiento junto a él y lo miró por un tiempo que, para


JungKook, resultó eterno. Segundos después llamó a uno de los Barman y le
dedicó una perfecta sonrisa rectangular hacia el azabache, y JungKook
mentiría si dijera que el tipo no lo ponía nervioso al sonreír de esa forma para
él.

— Dame solo un vaso de Ron puro. —le pidió, afirmando ambos brazos en
la barra, mirando a JungKook con curiosidad. —¿Tú quieres algo? —el
azabache negó. — Es una lástima.

— Vendré con su pedido en un segundo, señor Kim. —el desconocido asintió


y el Barman se fue.

¿Señor Kim? De seguro debe venir muy seguido a este lugar.

— Y bien, bonito, ¿qué hace alguien como tú en este lugar? Tan solo y
rodeado de sujetos que te devorarían en segundos, —lo miró otra vez,
haciendo una pausa. —como yo.

Algo se alborotó dentro de JungKook, seguido de un ligero rubor en sus


mejillas. Carraspeó un poco su garganta, tratando de retomar la compostura
y no dejarse llevar por las amables, pero muy sensuales, palabras de un
desconocido. Joder, él podría ser un asesino en serie y JungKook está
recibiendo sus halagos sin oposición alguna. ¿Acaso deseaba morir sin haber
aprobado el examen?
— Mi amigo me trajo hasta acá. Dijo que debía distraerme. —bufó al
recordarlo. —¿Qué hay de ti?

— Nada en específico. Estaba aburrido y quería una noche distinta a las otras,
y... —clavó sus ojos en los suyos con más intensidad y con una sonrisa
traviesa. —algo me dice que lo será.

Oh, mierda, sí.

— Ya veo... —murmuró, sosteniendo su mirada y sintiendo como el


nerviosismo surgía lentamente.

Para su buena suerte, apareció el Barman frente a ellos. Dejó el pequeño vaso
con Ron puro frente al desconocido y se marchó, sin embargo, no le hizo
entrega de ninguna boleta como a él. Otra vez estaba ese favoritismo que
tanto odiaba. ¿Hasta cuándo deberá soportar esos tipos de tratos especiales?

No habían pasado ni siquiera diez segundos cuando el extraño terminó el


vaso en un solo sorbo. JungKook estaba ahí, mirándolo atentamente, sin
poder creer que se lo había acabado en tan poco tiempo. De seguro él hubiera
tardado años en procesar ese asqueroso sabor recorrer su garganta. Sin duda,
admiraba al desconocido por tal acto de valentía.

El azabache iba a decirle algo cuando se percató de que no conocía el nombre


de su acompañante anónimo, y otra vez deseó lanzarse de un edificio por ser
tan descuidado. SeokJin siempre le advirtió no hablar con extraños, diciendo
que podrían ser vendedores de órganos o traficantes de armas; pero ahí
estaba, sentado junto a un desconocido del cual no tenía idea de algo tan
básico como su nombre.

— ¿Cómo te llamas? —preguntó.

— Kim, —dijo, sonriendo de lado. —Kim TaeHyung.


— ¿Mh, edad? —JungKook esperó que el extraño no tuviera entre cuarenta
y cincuenta años. Aunque eso era prácticamente imposible, no dejaba de ser
una opción.

— Tengo treinta.

Ocho años mayor que él y ni un reflejo de ello. Sin duda, a JungKook no le


importaba ya la edad. Ese tipo frente a él, se veía bueno, y no podía negarlo
ni distraerse por algo tan simple como la diferencia de edad.

¡No te gustan los hombres, idiota!

— ¿Qué hay de ti? —JungKook volvió a la realidad, frunciendo el ceño ante


su pregunta.

— Me llamo JungKook, —agachó la vista, algo avergonzado. —tengo


veintidós.

— Vaya, estaba asustado porque creí que tenías unos quince años o quizás
menos.

Vamos, ¿tan pequeño se veía? Si bien era cierto que el azabache tenía el
rostro de un niño y facciones tan delicadas que podrían afirmar un sexo
femenino; pero esas no eran razones para llamarlo de tal forma. Aunque no
es como si le doliera o se sintiera ofendido, es más, de alguna forma la idea
le provocaba un extrañi sentimiento.

Vtails debe estar afectándole a la cabeza ¿Podría ser que ese Martini ya
estuviera haciéndole efecto? Si la respuesta era un sí, vaya qué era eficiente.
Porque precisamente, no podía dejar de mirar al desconocido, incluso
sipensabab que era arriesgado, lo ignoraba. Estaba tan sumido en su sonrisa,
en sus cabellos desordenados y en la bella manzana de adán que olvidó por
completo el hecho de su heterosexualidad. Ese tío era caliente como el
infierno y no le interesaba su atracción por el sexo contrario, oh claro que
no, solo quería envolverse con él una noche y perder el control.
TaeHyung lo miraba con deseo, no era novedad su gusto por los chicos, pero
digamos que no había tenido un buen sexo en semanas debido a su
aburrimiento por ellos. Eran chillones y a veces irritables, sin embargo, al
verlo entrar, algo se encendió en su interior. Su lechosa piel, sus labios tan
rosados como las rosas y su mirada tan inocente, lo hacían perderse poco a
poco, tan perdido que no dudó en bajar por el ascensor y acercarse a él,
dispuesto a devorarlo.

— ¿Bailas?

JungKook entreabrió sus labios sorprendido y asintió después de ordenar sus


pensamientos. TaeHyung se levantó del asiento y le extendió su mano para
llevarlo a la pista de baile, acción que el azabache no dudó en aceptar. Se
abrieron paso entre la enorme multitud hasta encontrar algún espacio
disponible.

¿Y ahora qué debía hacer? Joder, nunca en su vida había bailado con alguien,
ni siquiera había tenido un encuentro tan íntimo, de seguro TaeHyung ha
tenido demasiados y al ver que no sabía nada, se iba a espantar y se iría.
JungKook no quería imaginarse esa situación por nada del mundo.

Pero TaeHyung comprendió la situación al cien por ciento y eso hacía desear
al menor aún más. Tratando de ayudar al azabache, tomó de su cintura con
firmeza y la apegó a la suya en un rápido movimiento. La movió a un ritmo
lento, casi doloroso. El cuerpo de JungKook comenzó a soltarse poco a poco,
siguiendo el suave timbre de TaeHyung, moviendo de sus caderas tan
jodidamente cerca de la entrepierna del rubio que solo lograba hacerlo
suspirar con demanda.

Sus brazos se aferraron al cuello del mayor, hundiendo sus dedos en los
alborotados cabellos rubios mientras no dejaba de acercar su cuerpo al
contrario. Las manos grandes y delgadas de TaeHyung se deslizaron por su
cintura hasta llegar a su trasero y apretarlo como si fuera de goma, haciendo
gemir al azabache en su oído.
JungKook cerró sus párpados, dejándose llevar por la grata e increíble
sensación. Lamió la oreja del rubio, deslizando su gloriosa y hábil lengua
por el cartílago hasta llegar al lóbulo para chuparlo sin decencia alguna. Ante
eso, TaeHyung enterró ambas manos en sus nalgas, apretándolas y dándoles
suaves caricias mientras buscaba su boca entremedio de los exquisitos jadeos
de JungKook.

El azabache no se negó ante su petición. Sus labios se unieron con


brusquedad y deseo, sintiendo el alcohol mezclarse con sus salivas, pero a
ninguno le importó. TaeHyung estaba tan concentrado en devorar su boca
que ni sintió el sabor del martini en su cavidad bocal. Solo pensó en lo bien
que se sentía la lengua del menor jugar con la suya, en la delgada línea de
saliva que desprendía de sus bocas al separarse y volver a unirse, y claro, en
lo fascinante que era tener esos finos y suaves labios sobre los suyos.

JungKook nunca se había sentido tan vivo al besar a alguien. Con las chicas
era algo sumamente diferente, no había pasión ni lujuria, solo había cariño.
Pero ahora, con TaeHyung sosteniendo su cuerpo, podía sentir la diferencia.
Incluso al soltar sus labios y sentirlos en su cuello se sentía mejor de lo que
pensó. Estaba seguro que si caeía, el mayor lo tomaría y lo penetraría con
ese deseo que tanto quería sentir.

A la mierda el examen, a la mierda el maldito profesor YoonGi, a la mierda


su heterosexualidad, a la mierda su llegada sin pasarse de la hora. Lo quería,
lo deseaba, necesitaba más de él.

Sus piernas se debilitaron y sus manos descendieron por su grueso y firme


pecho para aferrarse a su camiseta con fuerza, suspirando a la velocidad de
la luz por los carnosos labios del rubio sobre su piel de gallina en su cuello.

— Vamos a un lugar más privado. —jadeó el rubio en su cuello, mirando de


reojo como el azabache asentía ante su demanda.

JungKook estaba seguro de que irían a esas habitaciones tan mencionadas, y


no podía dejar de imaginarse cómo eran. Deben ser como las habitaciones
de un motel, quizás mejores. Sin embargo, JungKook se sorprendió cuando
el rubio lo llevó hasta unos ascensores que estaban al lado de las escaleras y
vigilados por dos guardas.

— ¿A dónde vamos? —trató de no sonar tan asustado, manteniendo el agarre


de sus manos.

— Es una sorpresa.

Le restó importancia porque los dos grandes guardias lo dejaron pasar como
si nada, y finalmente en el ascensor volvió a comer de su boca.

El azabache se sorprendió por ser el primero en dar un paso, pero siguió


atacándolo sin importar qué. TaeHyung cargó su cuerpo y chocó contra una
de las paredes al sentirlo sobre él, besándolo con intensidad. Las piernas del
menor envolvieron su cintura, al igual que sus brazos a su cuello, y
TaeHyung gimió en su boca como respuesta, sintiendo como su bulto
comenzaba a despertar.

El ascensor hizo un sonido agudo, pero ambos cuerpos lo ignoraron y se


encontraron un TaeHyung abriendo la puerta con dificultad sin dejar la boca
del menor en ningún momento. Cuando consiguió abrirla, llevó el cuerpo del
azabache torpemente hacia su habitación y se sentó en la orilla de la cama
mientras lo tenía sobre sus muslos.

— Ah~ —jadeó, tirando de sus cabellos. —TaeHyung...

TaeHyung atacó el cuello del menor con demanda, sus manos despojaron su
casaca de cuero tan ardiente y la tiró en algún lugar de la habitación. El
menor lo ayudó a desnudarlo, alejándose de él para quitarse esa molesta
polera blanca.

JungKook pasó la yema de sus dedos sobre los abdominales de TaeHyung,


tan jodidamente lento que lo hizo suspirar pesadamente. Los largos y firmes
brazos del rubio apretaron la cintura del azabache con fuerza mientras él
estaba entretenido delineando su cuerpo.
— Es injusto ser el único desnudo. —carraspeó el mayor. JungKook bajó la
vista, sonrojándose, sin saber qué hacer exactamente.

Pero TaeHyung es demandande.

El rubio tomó su mentón en un rápido movimiento y volvió a estrellar sus


labios sobre los adversos. JungKook no le negó el acceso y gimió en su boca
debido a los curiosos dedos del mayor sobre su lechosa piel debajo de la
ropa. TaeHyung se deshizo de esa molesta prenda y así siguió hasta dejar a
JungKook con el torso desnudo sobre su regazo.

El mayor fue el primero en separarse y exparsir sus besos sobre el cuello del
menor hasta llegar a su tetilla y delinearla con su lengua.

— ¡N-ngh, TaeHyung! —gimió el azabache en respuesta. —deten... Detente.

Y joder, la voz de JungKook era melodía para sus oídos. Tan jodidamente
excitante que no pensaba parar. Chupó su pezón hasta endurecerlo, sintiendo
los jadeos del azabache contra su oído. Su lengua delineó el rosado contarno,
humedeciéndolo y dejándolo rojizo, y así continuó con la otra.

— T-taeHyung...

— ¿Quieres que me detenga, bebé?

Joder, no, por nada del mundo lo hagas.

— N-no...

JungKook es un completo idiota. Lo sabía desde que entró al lugar y habló


con un desconocido. Y ahora es aún más idiota por moverse tan
descaradamente sobre el gran bulto de TaeHyung como un animal. Sus dedos
tomaron los cabellos rubios con fuerza mientras sentía la hábil lengua del
mayor sobre su pezón.

— Mueve tus caderas para mí, bebé. —susurró en su oído, tomando de


ambos extremos.

Y JungKook no era quien para decirle que no. Obedeció de inmediato,


meciéndose sobre la entrepierna de TaeHyung. Las grandes manos del rubio
se posaron sobre el trasero del azabache, separándolos entre si y moviéndolos
al mismo compás de pelvis de JungKook.

JungKook se meció hacia adelante y atrás repetitivas veces. Su entrada rozó


el pene de TaeHyung sobre la ropa y jadeó al sentirlo debajo suyo. Movió
sus caderas más deprisa mientras intentó llenar esa sensación de querer
tenerlo dentro.

TaeHyung cerró sus ojos y mordió de su labio con fuerza, apretó más el
movimiento sobre los glúteos del menor, moviéndolos con brusquedad.
JungKook se meció sobre el ya erecto miembro de TaeHyung, su entrada
comenzó a dolerle y se sintió más húmedo al hacer fricción.

— ¡A-ah, TaeHyung!

El pene de JungKook golpeó su pantalón con demanda al igual que su


orificio, sin embargo continuó sus movimientos hasta que TaeHyung se
incorporó y se acercó hasta él para plantarle un rápido beso en los labios.

— Bebé, quiero que te quites esos pantalones y te muevas sobre mi lengua.

— ¿S-sobre tu... lengua? —TaeHyung asintió, poniéndolo aún más nervioso.

— Sí, justo... —el rubio lo soltó y se recostó sobre la cama hasta tumbarse.
—aquí. —señaló su boca.
— E-está bien...

JungKook no era de hacer cosas morbosas o de ser atrevido, pero por alguna
razón con TaeHyung es diferente en todo ámbito. Y quizás es por eso que se
levantó de la cama y desabrochó su pantalón lo más rápido que podía para
después deshacerse de su ropa interior y dejarla en algún lugar de la
habitación. Gateó sobre el colchón hasta acercarse a TaeHyung, o más bien
a su boca, y posicionarse sobre ella.

— ¿N-no te m-molesta? —susurró con las mejillas sonrojadas.

— No, bebé. Ahora muévete para mí. —murmuró contra su entrada.

TaeHyung introdujo su lengua y lamió el rosado y apretado ano de


JungKook, haciéndolo gemir y sobresaltándolo. El azabache se estremeció y
al cabo de unos minutos comenzó a moverse y mecerse sobre la misma
sinhueso del rubio. Suspiró con fuerza a medida que la lengua del mayor se
movió en círculos sobre su entrada. TaeHyung se encargó de hacerlo gozar
en todo su verbo y por ende no pensó parar, porque los gemidos del menor
son una melodía y le encantaba como su cuerpo respondía ante él.

— ¡A-ah, Tae! ¡Más! ¡Más!

TaeHyung pensó que el chico que vio allá abajo ya no estaba o quizás
siempre fue así, solo que estaba tan correcto que le hacía falta alguien que lo
destruyera, y ese era él.

JungKook no dejó de mecerce, cada vez más rápido. TaeHyung lo penetró


con su lengua una y otra vez, y el azabache gimió sobre ella. Sintió su entrada
húmeda y necesitaba de TaeHyung como nunca.

— T-Tae... No ... Puedo. —mordió su labio inferior. —T-te necesito, ahora,


por favor.
Pero TaeHyung hizo como que no lo escuchó. Al contrario, solo continuó
enbistiendo su entrada.

—T-te necesito aquí... Dentro. —suplicó—, p-por favor.

TaeHyung sonrió y movió el cuerpo de JungKook a un lado para


incorporarse con facilidad. Sus grandes y delgadas manos abrieron ambas
piernas del azabache para posicionarse dentro de ellas.

— ¿Q-qué haces? —susurró, mirándolo atento.

— Solo déjate llevar.

TaeHyung introdujo un primer dedo en su entrada, haciéndolo gemir hasta


desgarrar su garganta porque joder, JungKook estaba tan apretado que sentía
sus paredes apretar su falange mientras se introducía más a fondo.

— ¡Ah, Tae! —el azabache arqueó su espalda y tiró de su cabeza hacia atrás,
tratando de soportar el dolor.

El rubio siguió con lo suyo y continuó su acción introduciendo un segundo


dedo que fue más profundo. JungKook cerró sus ojos y mordió su labio con
intensidad, acostumbrándose a la sensación. Cuando TaeHyung lo sintió más
listo, introdujo un tercero y comenzó a moverlo en forma de tijera.

— Mierda, sí.

— Estás tan apretado, conejito. —susurró sobre su oído mientras movía sus
dedos con más velocidad.

— Ngh... Sí, joder, sí.


— ¿Te gusta bebé? —el azabache asintió lentamente mientras trataba de
controlar sus gemidos y aliviar el dolor.

— No pares...

TaeHyung sonrió sin cesar su movimiento. Siguió clavándose dentro una y


otra vez en diferentes formas para hacerlo gozar y ver ese rostro sonrojado y
con un hilo de saliva desprendiendo de su boca hasta la suya.

-— Dios... —gimió. —Te quiero dentro ya.

— Como tú digas. —sonrió.

TaeHyung sacó los tres dedos de su interior y dejó ambas piernas del menor
sobre sus hombros, sosteniendo con firmeza por detrás de los muslos y así
introducir su longitud lentamente.

— Oh, mierda. —exclamó, apretando sus párpados y respirando con


dificultad.

— Dios, estás tan apretado. —jadeó TaeHyung, moviéndose hacia adelante


contra la entrada del menor. —¿Estás listo?

— S-sí...

TaeHyung terminó por abrirse paso con lentitud para acostumbrarlo y no


hacerle daño, sintiendo como las paredes del azabache apretaban su pene en
cuanto más se hundía.

— ¿Te duele? —el menor negó, mordiendo su labio inferior, aunque en el


fondo está gritando por ayuda. —Entonces me voy a mover.
Esas palabras asustaron a JungKook por completo, pero cuando ya iba a
protestar y pedir más tiempo, TaeHyung comenzó a penetrarlo una y otra
vez, agarrando velocidad en el transcurso. JungKook arqueó su espalda por
segunda vez y tomó firmemente las sábanas a sus costados mientras el rubio
se mecía sobre él.

— Mierda, JungKook, estás tan estrecho.

— T-TaeHyung... M-más despa...

TaeHyung meció sus caderas con mayor intensidad, clavándose dentro y en


sudor. Lo penetró con fuerza, recordando cuando vio a JungKook tan
indefenso y sumiso que causó un malestar en su entrepierna y logró alejarlo
de su pareja de noche. Encontró su boca en una situación desesperada donde
ambos cuerpos se bañaban en agua ardiente y una mezcla de jadeos que
invadían a TaeHyung hasta el fondo.

Los labios de JungKook son suaves y tentadores, y quizás es por eso que no
podía alejarse de su boca a pesar de necesitar aire y cesar su brusco
movimiento de pelvis. Pero el azabache tampoco se oponía, más bien
oprimía al rubio con sus piernas y lo empujó hacia él, logrando cortar el beso
para hacerlo gemir.

— ¡Oh, sí! —exclamó.

— ¿Es ahí?

El rubio sonrió y siguió dándole en ese ángulo un par de veces hasta que el
menor terminó por correrse. TaeHyung sonrió, besó su frente para después
voltearlo y penetrarlo por detrás, tomando su pene entre sus manos y
masturbándolo al mismo ritmo de sus embestidas.

— ¡T-TaeHyung!
JungKook siguió duro hasta que TaeHyung volvió a tocar su punto y
finalmente se corrieron al mismo tiempo. Una vez que el azabache se volteó
sobre la cama, envolvió el cuello de TaeHyung y besó sus labios por última
vez para luego caer profundamente dormido y quizás, solo quizás, no
arrepentirse de esto mañana.

Cuando JungKook despertó, pensó en que ahora venía lo malo: enfrentarse


a su destino, porque sí, estaba completamente seguro de que al despertar
tendría ese cuerpo bronceado sobre a él y una discusión consigo mismo sobre
su borrachera, pero no, nada de eso sucedió, más bien, todo resultó ser lo
opuesto.

Una mujer bastante joven que vestía un traje de empleada, muy provocativo
para su gusto, estaba observándolo desde el otro extremo de la cama.

— ¡Ah, despertó! —exclamó, sorprendida. —El señor Kim está esperando


por usted en la sala principal y también su amigo.

¿El señor Kim? ¿Su amigo?

— Hm...Disculpe ¿Por qué está esperándome exactamente? —la mujer


sonrió, divertida por la confusión del azabache.

— Creo que no lo recuerda... Bueno, lo haré por usted. Está en Vtails, creo
que ya sabe a qué me refiero, —JungKook asintió, algo confundido. —pero
no está en las habitaciones que suelen usarse, usted se encuentra en el edificio
del señor Kim, el dueño del lugar.

— ¿¡El dueño!?

— Sí. ¿No lo sabía?

JungKook, en toda su vida, nunca obedeció a Park JiMin y gracias a eso su


vida resultó ser bastante buena, pero resultaba que ahora, por dejarse
manipular por su mejor amigo, estaba pagando el costo de entrar al peor bar
de su vida, de emborracharse y de acostarse con un desconocido que resultó
ser el dueño del lugar.

Y la situación se volvía aun peor.

Una vez que asumió que su vida estaba acabada por no estudiar y perder su
virginidad anal y quién sabe qué más, JungKook llegó a la conclusión de que
la vida sin duda lo odiaba. Suficiente es descuidarse de sus principios ¿Pero
ver a YoonGi y JiMin desayunando en la misma mesa que TaeHyung? ¿Esto
es real?

— ¡Oh, Kookie! —exclamó su mejor amigo al verlo llegar. JiMin se levantó


de su asiento para ir directo donde su amigo azabache y darle un fuerte
abrazo, mientras tanto, JungKook pensaba en las mil formas de morir.

— JiMin... ¿Qué haces aquí? —susurró, devolviendo el abrazo.

— ¿Yo? Estoy desayunando con Tae y mi novio, pero... ¿Qué haces tú aquí?
—sonó confundido.

Antes de responder, JungKook miró a TaeHyung, y fue lo peor que pudo


haber hecho. El rubio también estaba buscando esa instancia para cruzar
miradas y no dudó en sonreírle, confundiendo al menor más de lo que ya
estaba.

¿Qué significaba esa sonrisa?

— Ya, JiMin, creo que tenemos que irnos... —soltó Yoongi al no obtener
una respuesta del azabache.

— ¿Eh? ¿Por qué?


— Porque TaeHyung tiene que arreglar asuntos con JungKook. —sonrió,
maliciosamente. JungKook lo fulminó con la mirada, pero YoonGi no iba a
desaprovechar la oportunidad de molestarlo un poco.

— ¿Con JungKook? —JiMin miró a su mejor amigo sorprendido,


preguntándole un millón de cosas a través de su mirada. JungKook quería
morir. — ¿JungKook, pasaste la noche con Tae?

Y el chico de cabellos naranjas interpretó su silencio como un sí.

— ¿¡Es por eso que estás aquí!? ¿Ya no eres virgen por detrás? ¿Qué tal fue?
¿Te dolió? ¿Te duele?

— Suficiente, Park —TaeHyung se interpuso entre ambos, pasando un brazo


por la cadera de JungKook. —, estás arruinando la situación. YoonGi,
llevátelo.

JungKook salió del shock una vez que su mejor amigo desapareció por los
ascensores al igual que su novio y profesor, pero no todo seguía estando bien,
y eso es por TaeHyung. Joder, su brazo recorría su cintura perfectamente y
lo acercaba a su cuerpo. Se veía tan jodidamente caliente con ese cabello
alborotado, su camisa sin abotonar y esos pantalones de buzo gris lo
suficientemente apretados para saber que su entrepierna no era algo que
llamaban pequeño.

— ¿Dormiste bien?

— S-sí... —bajó la vista, algo avergonzado.

— No sabía que conocías a YoonGi y su novio. —dijo entre risas.

— Su novio es mi mejor amigo y él es mi profesor de universidad.


— ¿Mejor amigo? ¿Así que tú eres ese amigo virgen y que le hace falta sexo
del que habla JiMin?

Si JungKook no había asesinado a JiMin, lo haría ahora. Estaba tan


avergonzado que podría morir, precisamente porque era obvio que se refería
a él y era aún peor que TaeHyung también creyera en él como la primera
opción.

¿Por qué me importa lo que piense?

— ¿Es tan obvio? —se sonrojó. TaeHyung sonrió y alzó el semblante del
menor lentamente, mirándolo fijamente. —¿Q-qué pasa?

— Quédate conmigo.

Y lo besó.

¿Pero qué era ese beso? ¿Una despedida? ¿Un comienzo? ¿O un simple
momento?

Sea lo que sea, JungKook también respondió ese beso con la misma
intensidad, diciéndole que no se irá a través de sus labios y sentía lo mismo
por él a través de su lengua. ¿Qué sentía? No está muy seguro, pero quiere
preguntárselo después de rodear el cuello de TaeHyung y terminar ese
encuentro no muy sano que empezó con ellos besándose y ahora sigue con
ambos cuerpos sobre la mesa.

— Hablo en serio. —susurró contra su boca. —JungKook, me gustas desde


que te vi ayer entrando a mi bar y no quiero que te vayas.

— No pensaba en irme.

También me gustas, pensó.


Finalmente, JungKook entregó su trabajo una semana más tarde porque
TaeHyung obligó a YoonGi, que por cierto eran mejores amigos desde niños,
a darle más tiempo. En ese transcurso, el azabache se mudó con TaeHyung
y descubrió facetas iguales a las de su mejor amigo porque técnicamente su
novio era un niño en cuerpo de adulto. Pero llegó a un nuevo resultado, tener
un novio no era tan malo como pensó, en especial si ese novio era Kim
TaeHyung, dueño de una cadena de bares a lo largo de todo Corea del Sur y
amante de los programas infantiles.

También podría gustarte