Blank - Kooktae
Blank - Kooktae
Blank - Kooktae
Por Blankvk
Completa
❝Hay personas que viven toda una vida y nunca se enamoran. Yo he vivido la mía y sí me he
enamorado. ❞
Kim TaeHyung está cansado de la monotonía del pueblo en el que vive, pretendiendo ser feliz con
una vida y una relación que no lo satisface de ninguna manera. Razón por la cual cae fascinado por
la inesperada, e indeseada, presencia de un joven proveniente de la villa cercana al pueblo,
encontrándolo enseguida como un completo fastidio al que poco a poco va desenmascarando su
verdadero rostro.
Jeon JungKook es un joven opulento que desafió los límites de su buen juicio y cayó en las
consecuencias de una tonta acción. Para limpiar el apellido de su padre, se ve obligado a cumplir
servicio comunitario en el pueblo vecino a la villa donde vive, encontrando que tal vez las malas
decisiones pueden guiar a nuevas oportunidades para cambiar y encontrar un sentido en la vida.
Ambos se enfrentarán a sí mismos y al mundo que los rodea, conociendo que siempre hay otros
caminos para ser felices.
───────── •❁• ─────────
[1] ❁
El oficial a cargo del lugar saca cuidadosamente al joven del auto, pues la
puerta quedó intacta, acostándolo en el pasto tras verlo en apenas cuatro
sentidos. Suficientes para exigirle respuestas.
— ¡Oye! —Le palmea una mejilla repetidas veces— ¡¿Qué demonios te ocurre?!
¡Pudiste matarte! ¡¿Te das cuenta de lo que hiciste?!—Encuentra su billetera al
trasculcar sus bolsillos, y chasquea la lengua al leer su nombre en la licencia
de conducir.
—Cálmate, viejo, deja hablar a ese niño bonito—. Farfulla, tose un poco, sin
dejar de sonreír. Por un segundo esté abre los ojos, conectándolos con los del
mismísimo hijo de la autoridad del pueblo, desvanece su sonrisa y vuelve a
reír como loco antes de perder la conciencia.
El sitio es un caos, la gente grita y atosiga al oficial para que pida refuerzos a la
ciudad y puedan hacer recuento de los daños tan pronto amanezca. Pero él no
puede concentrarse, la voz suplicante de su hijo, el eco de la risa del chico
ahora inconsciente, el pequeño incendio que consume lentamente la cafetería
y las heridas ajenas manchando su bata, son demasiado para su paciencia.
— ¡TaeHyung! —La voz del hijo del agricultor de la zona resuena entre el
barullo—Tae, ¿estás bien? —Abraza fuertemente al muchacho de cabellos
rubios cual oro, le acaricia el hermoso rostro caliente por estar demasiado
cerca del fuego, y le besa suavemente la boca antes de regularizar su
respiración.
—Pero...
¿Lo quiere? Por supuesto que lo quiere, incluso lo respeta y aprecia, pero con
apenas diez años no sabía a lo que se sometía cuando dijo "me gustas mucho,
Hobi". En ese momento asintió y sonrió feliz al abrazarlo delante de todo el
pueblo. Sin embargo, al cumplir los dieciséis y HoSeok los diecinueve, se dio
cuenta de que no quiere seguir estancándose en ese lugar en medio del
bosque.
— ¿Quiere que le ayude a buscar algo que se haya salvado? —Desganado, mira
a la angustiada mujer al mostrarle una pala -que uno de sus amigos le entregó
minutos después de que su padre se fuera-, quien asiente aturdida al moverse
entre los escombros que los bomberos han liberado del fuego.
Bɪᴇɴᴠᴇɴɪᴅᴏs ᴀ Bʟᴀɴᴋ
───────── •❁• ─────────
[2] ❁
Una completa burla, eso es lo que al alcalde Jeon le parece al tener que estar
en el pequeño e insignificante juzgado de aquel pueblo. ¿Y cómo no? Si su
único hijo se atrevió a embriagarse y, por si fuera poco, a precipitar su
deportivo contra un mugroso local que alteró los nervios de aquella gente.
—Bien, alcalde Jeon, creo que es un castigo justo, ¿no le parece? —El juez Choi
entrelaza sus manos sobre el estrado, esperando cerrar de una vez ese
incomodo episodio y ver a aquel impaciente muchacho hacer algo más que
bufar irritado.
—No estoy de acuerdo, ya dije que estaba ebrio, ni que fuese para...
—De acuerdo. Señora Park, el joven Jeon será parte de la mano de obra para
reconstruir su cafetería. Además, contará con el apoyo económico del alcalde
Jeon—. Observa con una sonrisa de suficiencia a la mujer aliviada por
recuperar su fuente de ingresos.
───────── •❁• ─────────
— ¿Tú quién eres para darme ordenes? —Desafía al tipo castaño parado detrás
de él.
—HoSeok...
La profunda, pero dulce, voz de un tercero los hace desclavar sus pesadas
miradas. Cuando viran en dirección de una fina y fornida figura, ambos
jóvenes aflojan el cuerpo y prestan atención al rostro pintado de
preocupación de quien lleva dos palas en las manos.1
— ¿Maleante? —Da unos pasos hacia la pareja, siendo detenido por la clara
advertencia del oficial que los sorprende.
— ¿Te molesta que lo mire? —Imita el gesto con la pala, reposando su mentón
sobre el mango envuelto por sus manos.
—Sí, es mi novio.
HoSeok lanza la pala y lo coge con fuerza del cuello de la pulcra camisa blanca
para amedrentarlo.
─ ¿Acaso no pueden comportarse como los adultos que se suponen que son?
─Contrae el rostro al sentir la dura mirada de JungKook sobre su persona.
Por supuesto, TaeHyung no puede negar que el par de ocasiones que vio a
JungKook salir de la ducha, solo con una toalla rodeando sus caderas, ha
quedado embobado por lo atractivo que resultó ser.
Sabiendo eso, JungKook ha tomado ventaja. Le gusta ver a TaeHyung
ruborizarse de la vergüenza y el enfado cuando lo pilla antes de que entre al
cuarto de baño para ducharse.
Desde luego, TaeHyung reconoce que tener a JungKook bajo el mismo techo
en verdad ha resultado fastidiosamente curioso. Aparte de sentir su corazón
desenfrenado al verlo salir del cuarto de baño, con su tersa piel expidiendo
suave vapor, se sale de quicio cuando el hijo del alcalde decide abrir la boca
para recordarle que es un maldito grano en el trasero.
Pasa por alto la pregunta, especialmente porque Mark corre hasta ellos para
decirles que JungKook y HoSeok tienen de nuevo una riña.
—Esta ves se puso color de hormiga, uno de ellos esta sangrando—. Mark atrae
de nuevo la atención de TaeHyung.
— ¿Mi papá no está en el pueblo, cierto? —El rubio lanza la pala antes de salir
corriendo al otro lado de la construcción.
Los insultos y puñetazos siguen, por mucho que TaeHyung intervenga, los dos
insolentes siguen en su lucha para imponerse. Van revolcándose por todos
lados, lastimándose más de la cuenta, hasta que uno de sus puños cae en la
cara de TaeHyung cuando, banalmente, intentaba de nuevo separarlos.
JungKook es quien le partió el labio, así que da un par de pasos hacia atrás al
verlo caer y escupir un poco de sangre.
— ¡Él no tiene que ver en esto! —HoSeok lo empuja con más rabia, ignorando a
su novio que se levanta con ayuda de JaeBum y Mark, quienes han dejado de
reír y comienzan a ver la seriedad del problema.
—Te dije que no te metieras, ¿en qué diablos estabas pensando? Este riquillo
tiene que entender que...
— ¡Dije que ya basta! No soy de cristal, entiéndelo, no soy tan delicado como
piensas. No me romperé porque a ese torpe se le haya ido el puño a mi cara—.
Se limpia la boca y aparta bruscamente la de su novio al querer revisarle la
herida— ¿Por qué estaban peleando?
HoSeok afloja el cuerpo. Le dolió escuchar que su novio dijera que el sitio al
que han acudido, durante los últimos años, le desagrada. ¿Cómo es que no se
había dado cuenta? Siempre que van, en compañía de Jackson, de JaeBum,
de Mark, de todos sus amigos, lo ha visto reír o bromear como si todo
estuviera bien.
JungKook nota el radical cambio de humor. Percibe que la ira del hijo del
agricultor ya va dirigido al hijo de la autoridad del pueblo. Limpia el sudor de
su frente y la sangre con la manga de su sucia playera.
—Tae, amor, ¿de qué hablas? —Su sonrisa es tan fingida que el rubio no evita
sentir dolor ajeno.
—Ignora lo que dije, fue el calor del momento. Necesito dormir un poco—.
Aprieta los ojos, esas ganas de llorar son por el alivio de exteriorizar sus
pensamientos nuevamente reprimidos.
— ¡Hey!
— ¡¿No ves que tiene una hemorragia?! —Fulmina con la mirada a HoSeok
antes de sostener de la nuca al rubio para que no levante la cabeza.
—No lo toques, yo lo...
JungKook sonríe con suficiencia, no sólo consiguió ganar esa ronda sino un
plus al ver rabiar a HoSeok al llevarse a TaeHyung de vuelta a la casa.
TaeHyung abre los ojos de golpe para verlo con frialdad. Apretuja sus puños
sobre sus rodillas, pues su tolerancia está en cero. Verlo con el ojo morado, el
labio roto y la mejilla hinchada no le es impedimento para querer darle otro
golpe que lo mantenga callado. Por eso prefiere salir de la casa por la puerta
trasera y alejarse, aliviado de que nadie del pueblo lo verá.
Esa costumbre la mantiene desde que quiso estar a solas, más que nada
porque es el único escape que encontró tras perder a su madre un día antes de
su cumpleaños.
Abraza sus piernas una vez arriba de la roca, aquella pequeña dosis de libertad
le da fuerzas para seguir con la misma rutina que, hasta el momento,
JungKook ha logrado fracturar lentamente. Una geométrica, pero aun
reprimida, sonrisa se asoma en su hermoso rostro.
JungKook sonríe muy complacido, pues sabe que HoSeok los observa y que
DaeHyun no está en el pueblo. Lo cierto es que pensaba divertirse a costa de
HoSeok, pero en las últimas dos semanas ha sido testigo de la dulce aura que
TaeHyung transmite. Lo ve tierno, testarudo, con una gran fuerza que se niega
a revelar por miedo. ¿Pero a qué? Ya van tres veces que lo sigue al mismo
barranco y lo escucha llorar mientras charla simbólicamente con su madre.1
—Es una tregua, después de todo tendré que verte la cara por casi tres meses.
TaeHyung juega con la lata entre sus manos y fricciona la punta de sus tenis
en la tierra. Sonríe por inercia con solo ver a JungKook, incluso más desde que
él se ha estado comportando amigable y gentil. Si bien, le apena detallar el
rostro de JungKook, cayendo rendido lentamente cada vez que cruzan
miradas fugaces. Ambos ríen sin motivo alguno, pareciendo que se entienden
pese al cálido silencio envolviéndolos.
Desde que JungKook ha bajado la guardia las cosas han sido más sencillas
para TaeHyung, y eso le gusta.
TaeHyung está confundido, cualquier muchacho quisiera ser hijo del alcalde.
— ¿Ni a tu madre?
— ¿Complicado?
Sin querer, TaeHyung tocó una fibra sensible en ese joven de carácter reacio y
personalidad endemoniada. Nadie lo tolera, ni siquiera su padre, pero él
comienza a comprenderlo. Él perdió a su madre, pero JungKook fue
abandonado por la suya, ¿cómo no solidarizarse con su tristeza?
Espontáneamente posa su mano sobre la de JungKook y entrelaza los dedos,
inconscientes de que están en medio del pueblo y su atención sobre sus
espaldas. Sobre todo, la de HoSeok y sus amigos.
El alto castaño no soporta la situación, así que, valiéndose de la poca
paciencia que le queda, se acerca y sujeta lo más suave que puede a TaeHyung
de los hombros.
—Te extraño mucho, necesito verte, poder abrazarte y besarte, quiero que
estés a mi lado en las fogatas y que caminemos juntos a la orilla del...
—No entiendo, ¿qué anda mal entre nosotros? Hemos estado peleando y te
has distanciado de mí.
<<Es el momento, dile de una buena vez lo que piensas>>, TaeHyung suspira.
Escruta el descompuesto semblante de HoSeok, como si le hubiese leído la
mente y este formulando un argumento para negarse a su rechazo.
—Todo.
—Desde esa misa de año nuevo sentenciase nuestra relación sin siquiera
preguntarme. Sí, dije que me gustabas mucho, pero comprende, yo tenía diez
años, ¿qué iba a saber que aquello sería suficiente para atarme a una relación
a temprana edad?
—Apenas tengo dieciséis años, quiero salir de este pueblo, necesito tener
experiencias, conocer personas—. Estrecha más sus rasgados ojos, su boca la
abre tanto como sus sentimientos desbocados se lo permiten—Quiero
enamorarme de verdad.
— ¿Qué tiene que ver Jeon en esto? —Arruga la nariz y se aparta un poco—
HoSeok, desde antes de siquiera saber que él existía, yo ya no quería seguir
con esta farsa.
El alto castaño cierra abruptamente el espacio y sujeta con cierta fuerza los
brazos de su novio. Llora desvergonzadamente, destilando toda la rabia e
impotencia que nace de sus entrañas al pensar al pelinegro cerca de quien
ama.
—He visto como lo miras, sonríes como tonto cuando te llama, pareces
hipnotizado por él.
El azabache sonríe sin darse cuenta de lo reconfortante que fue eso para él.
JungKook rodea el tronco hasta ver irse a HoSeok, rompiendo una rama bajo
sus pies. Se queda unos minutos más lejos de TaeHyung, quien sigue de pie
con la mirada clavada en el fresco musgo bajo sus desgastados tenis.
JungKook da cortos pasos al lado del hijo del oficial sin decir palabra alguna,
sintiendo su dolor hasta derrumbarlo.
El pelinegro cierra los ojos por la suave calidez del aliento ajeno en su oreja. Se
pierde completamente al posar sus manos en las caderas del joven que
sencillamente hunde su rostro en su cuello.
1
Cuídense mucho
───────── •❁• ─────────
[5] ❁
—Para que recuerdes con quien tratas, no quiero que te hagas ilusiones.
Justo en ese momento JungKook baja las escaleras con una toalla rodeándole
el cuello, vistiendo una playera ajustada color gris obscuro, unos shorts del
mismo tono, y con los pies desnudos. Su cabello cae alborotado sobre su
rostro, creando un atractivo efecto.2
Un adonis con el que TaeHyung vuelve a embobarse al recordar
perfectamente el agradable calor y comprensión en aquellos brazos que
sostuvieron su tristeza.
—Tú te quedas.
JungKook mira a TaeHyung, pareciendo que le dice con los ojos que sabrá
manejar la situación, sea cual sea. Tiene la vaga idea de que HoSeok, o alguien
del pueblo, le contó acerca de su arrebato por querer defender a su hijo. Lo
único que omitirá es lo mucho que disfrutó estar con TaeHyung a solas,
soportando la aflicción que lo envolvía esa tarde con un silencioso abrazo.
—Bajo enseguida.
Ambos se sienten solos, y por azares del destino sus caminos se cruzaron para
brindarse un poco de compañía.
JungKook baja rápido y se calza en el recibidor para salir junto a DaeHyun. En
su espalda se clava la preocupada mirada de TaeHyung, misma que ignora
para mantener la compostura al responder sin trabas a lo que se le venga
encima.
Como la cafetería era el principal, por no decir el único, sitio para comer
tranquilamente, DaeHyun salió del pueblo para detenerse en un pequeño
restaurant de comida rápida casi colindando con la villa.
Ninguno dice nada cuando bajan del auto y caminan hacia el establecimiento.
JungKook se limita a seguirlo en completo silencio.
—Enseguida.
—No lo culpo por enfadarse, pero sería un idiota por cargarte la espalda con
problemas que no te corresponden. De cualquier forma, de eso no es lo que
quiero tratar contigo.
— ¿Entonces?
—Para que no hagas cosas buenas que parezcan malas—. Entrelaza sus manos
sobre la mesa al hacer a un lado la charola con la comida.2
JungKook se toma ese tiempo para verlo mejor, notando que su cabello es
ligeramente más obscuro que el de TaeHyung. Al prestar atención a sus finas
facciones, a sus gruesos labios, a su piel suavemente dorada, y a su profunda
voz, asegura que TaeHyung le heredó lo arrebatadoramente atractivo y
encantador. Más no la dulzura y la ternura en su ser. <<Quizá de su madre>>
—Puede ser. Escucha, los muchachos de dónde vienes buscan a las jovencitas
de nuestro pueblo para divertirse, y yo no quiero que TaeHyung sufra
también.
JungKook está sin habla. Pudo ser capaz de decirle al oficial que se lleva bien
con TaeHyung por el bienestar de su forzada estadía en su casa, más se limitó
a morderse la lengua para no defender el sincero interés amistoso para con
TaeHyung. Quedó como un mentiroso y le dio la razón a DaeHyun.
— ¿Por qué sigues sin querer hablarme? —TaeHyung empuja, con el dedo, del
pecho a JungKook—Desde que fuiste a conversar con mi padre te has
comportado extraño.
— ¿Por qué?
—Sabes a qué me refiero, Jeon. ¿Por qué estás alejándote de mí? —Le fastidia
pensar que su padre le haya dicho algo a JungKook para que se comporte
distante. Ya comenzaba a disfrutar de la silenciosa tregua, de conversar de vez
en cuando con él, incluso a reír mientras miraban televisión antes de que
llegase su padre.
—Vuelve a tus labores—. Deja escapar un largo jadeo a causa del cansancio y
el extenuante calor. Ve detenidamente al menor con las mejillas ruborizadas
por el calor, así como sus ojos llameantes de descontento e impotencia.
TaeHyung es ignorado por JungKook de nuevo, asegurando que todo fue por
culpa de su padre. Observa su alrededor sin moverse de su punto, sintiendo
las pesadas lenguas juzgándolo. Tanto sus amigos como él ya sabían acerca
de los rumores que giran en torno a JungKook y él, victimizando a HoSeok y
satanizando una amistad que ni siquiera pudo madurar.
Al girar sobre sus talones para volver con JaeBum, se cruza con la dolida
mirada de HoSeok. Por unos segundos piensa en no tomarlo en cuenta, más
aquella añoranza de su vieja amistad lo dominan. Guiado por la nostalgia
enarca una sonrisa teñida de dolor y alza la mano para saludarlo,
consiguiendo un inminente rechazo.
— ¿Te sientes mejor? —Su padre subió unos minutos después para ver si
despertó.
—El médico acaba de irse. Mencionó que hay alto nivel de polen en los
alrededores del pueblo, lo cuál explicaría tu recaída. Indicó encarecidamente
que vayas a consulta. Mientras tanto tendrás que cargar el inhalador de
nuevo, hijo—. Muestra el inhalador al dejarlo en la mesita de noche—Siento
que tengas que pasar por esto de nuevo.
— ¿Por qué lo sientes? —Su voz es algo rasposa— ¿Por qué sigo enfermo? o
¿por qué conseguiste que Jeon se alejara de mí? —Empuña sus manos sobre
su pecho, casi estrangulando la manta.
— ¿Tan malo es que Jeon y yo seamos amigos? ¿O te molesta que hablen a mis
espaldas? —Se sienta en medio de la cama— ¡Eso es estúpido, papá! Todo el
maldito pueblo ya sabe de mi ruptura con HoSeok, ¡¿qué más da lo que sigan
diciendo de mí?!
— ¡A mí me importa!
— ¡Carajo!
—Es una simple cortada—. Levanta el pie al intentar ver el corte en su tobillo.
—Sé que debiste asustarte también—. Mira fijamente el perfil del azabache—
Discúlpame—. Abraza sus piernas al flexionarlas contra su pecho.
— ¿Cómo sabes que voy al barranco? —Se le acerca a JungKook con una
inquisitiva mirada.
—Veo que desconoces el espacio personal—. En auto reflejo posa sus manos
en la cintura de TaeHyung para apartarlo, gustando de sentir la agraciada
figura que lo deja sin aliento. Incluso distingue el fresco aroma a hierbabuena
en la piel del menor, dilatando sus pupilas y sus fosas nasales por lo agradable
que le resulta.
—Escuché al médico decirle a tu padre que los niveles del polen son altos en
esta época del año, así que debes cuidarte más—. JungKook se levanta muy
nervioso, buscando la manera de hacer que TaeHyung desista de acercarse—
Deberías considerar dejar de ir por el momento al barranco.
—Haz lo que quieras—. Estaba por irse, pero el menor lo sujetó de la muñeca.
[7] ❁
Han transcurrido dos días desde que TaeHyung dejó de insistirle a JungKook
seguir conviviendo, atrayendo la aprobación de DaeHyun al ver que no deberá
preocuparse por ambos.
Se quita los guantes, las gafas de seguridad y el cubrebocas para irse, pasando
al lado de JungKook sin siquiera preguntarle si quiere acompañarlo a la fogata
o al menos de vuelta a casa. Prefiere caminar solo, llegando junto al atardecer.
En su habitación lanza la ropa sucia por toda la habitación y camina
semidesnudo hasta el cuarto de baño. El enfado va disminuyendo bajo la
tibieza del agua, así que comienza a cantar. Tan pronto termina, sale y se viste
con una sencilla playera blanca de manga larga y unos cómodos pantalones
de chándal negros. Calza unos viejos tenis negros y al final despeina su cabello
con los dedos.
Listo para bajar, mira su reflejo en el espejo que tiene colgado al lado de la
puerta. Le gusta como se ve, salvo al ver detenidamente su rostro. Jamás
gustó de usar un poco de bálsamo o un poco de delineador en sus ojos, ni
siquiera cuando Jackson le ha sugerido que lo intente. Y HoSeok siempre le
dijo lo guapo que es tal como viste y peina, pero ahora se pregunta si
JungKook diría lo mismo.
—No pierdo nada con intentarlo—. Resopla al miso tiempo que escucha la
puerta principal cerrarse, desalentándolo de ponerse un poco de bálsamo que
precisamente Jackson le regaló hace tiempo.
<< ¡¿Por qué debe estar siempre sin camisa por toda la casa?! >>. TaeHyung
traga duro y desvía la mirada. Le avergüenza sentir el sonrojo trepar furioso
hasta anidarse en sus mejillas.1
— ¿Eso es todo lo que dirás? —Lo mira con fuego en los ojos. Ni él mismo sabe
que le dolió más: si que le preguntara semejante tontería o que no se
molestara en convencerlo de quedarse con él en casa.
Camina por algunos minutos hasta que distingue el hermoso fuego casi
azulado debido a la leña, así como escucha las estruendosas risas de sus
amigos. Alrededor de la fogata hay un tractor descompuesto y corroído, del
otro extremo hay un viejo Volkswagen sin cristales y sin llantas, donde todos
se acomodan para beber, fumar y charlar.
— ¿Por qué no invitaste al riquillo? —Mark abraza a Jackson por los hombros y
se lleva la lata de cerveza a la boca.
—Olvida lo que dijo Mark, ven—. TaeHyung se sienta junto a SungJae, siendo
perseguido por la intensa y curiosa mirada de muchos.
—TaeHyung, ¿es cierto que dejaste a HoSeok por el riquillo? —Jackson grita,
atrayendo la atención de todos.
—No te importa.
—Es mejor que te vayas, riquillo—. Mark se levanta para ir junto a HoSeok.
—Primero lárgate.
— ¿No lo vas a soltar? —Saca sus manos de los bolsillos al dar un paso
adelante.
A medio camino, TaeHyung respira más pesado y pide a JungKook que lo deje
descansar. Reposa su peso en las rodillas y tantea sus bolsillos sin encontrar el
valioso objeto. Se arrodilla en la tierra y respira lo más calmado que puede.
Por mucho que le aturdiera lo enfadado en su tono de voz, consiguió ver que
en el fondo JungKook realmente tiene un corazón amable y justo. Y que esa
fachada de mujeriego fue impuesta, ya que no lo ha visto coquetear con nadie,
lo que impulsa más esa cosquilleante curiosidad por seguir tratándolo.
— ¡Santo cielo! —Respinga ante el susto— ¿Qué haces aquí? —Arruga la nariz
al ver a JungKook acercarse a la roca.
— ¿No dijo el médico que debes cargar con esto? —Sube a su lado con
facilidad, mostrándole así el inhalador.
Pareciera que aquel momento del atardecer, al volver a casa, se deshizo con
una simple acción. Misma que mantiene a JungKook al margen, obligándolo a
reprimir el deseo de convivir a plenitud con TaeHyung.
—Lo sé—. JungKook reposa su peso en los brazos al extenderlos hacia atrás.
Cierra los ojos y aspira profundo, consciente de que TaeHyung lo observa con
reproche.
—TaeHyung, entiéndeme...
— ¿Jeon? —Tiene la esperanza de que regrese, más porque siente que le falta
cada vez más el aire— ¡No es gracioso, responde! —Cae de rodillas por el
agotamiento. Tantea sus bolsillos y en seguida se lleva el inhalador a la boca.
Tose un poco y sin razón alguna comienza a sollozar.
—Es imposible dejarte solo unos minutos—. JungKook respira con algo de
dificultad.
—Jeon...
—Vamos.
Sin decir otra cosa, el azabache pasa sus brazos por la espalda y bajo las
piernas del menor para levantarlo. TaeHyung lo rodea del cuello, hundiendo el
rostro en la curvatura de su cuello.
—Gracias por volver—. Dice como timidez mientras trata de quitarse el tenis.
—Déjame ver tu tobillo —. Ignora las palabras del menor al dedicarse a
quitarle el tenis y el calcetín para ver la torcedura—Es algo sin cuidado, nada
más ponte pomada y véndate bien.
—Te fuiste sin decirme nada, ¿qué esperabas que hiciera? —Contrae el rostro
por culpa del dolor.
—No hay de qué—. Estaba por retirarse, pero de nuevo el menor lo detiene al
seguir hablándole.
—Si eso quieres. Trata de dormir, ¿sí? No está en mis planes que tu padre
quiera culparme de tus imprudencias nocturnas—. Sale de la habitación,
desconociendo que TaeHyung le lanzó una almohada contra la puerta en
cuanto la cerró.
Cuídense mucho
───────── •❁• ─────────
[9] ❁
—El hijo del alcalde es muy atractivo, ¿no es así? —La señora Park siguió la
línea de vista del hijo del oficial.1
—Claro que no—. Furioso, unta mayonesa de más en una simple rebanada.
— ¿Por qué habría de aceptar tus disculpas si lo dijiste con todo el dolo que
encontraste? —Aumenta sus gritos— ¡Ni siquiera me conoces! ¿Qué te dio
derecho de tratarme de ese modo?
— ¡Ya dije que lo siento! ¡¿Eres tan cabeza hueca y rencoroso que te pesa
aceptar mi disculpa?! —Aprieta los ojos al gritar lo último— ¡Eres un
desconsiderado, Jeon!
JungKook agranda los ojos y se aparta de la mesa. Respira tan pesado que sus
pectorales muestran su molestia al hincharse. Chasquea la lengua y tuerce la
boca junto a una risa maliciosa.
Quienes los rodean esperan en silencio que sigan gritándose. Incluso la señora
Park se alejó un poco, y HoSeok se acercó lo suficiente para intervenir en caso
de que su pleito llegase a los golpes.
—Será mejor que vayas con HaeSuk, para que comiences a ayudarla a
preparar todo para el festival.
<< ¡El festival de las flores! >>. TaeHyung exhala pesado. Olvidó por completo
que le prometió a su tía ayudarla a preparar postres para venderlos en el
festival. Aunque no le preocupa demasiado, pues la mayoría de los arreglos
están casi listos y la comida es lo último en elaborarse.
Para el festejo también colocan una pequeña feria local ubicada en las
cercanías del bosque, por el lado contrario del barranco que TaeHyung
frecuenta. De igual manera cuenta con locales de comida, de juegos de
destreza y otras atracciones que regularmente son la ruta de cortejo, sin
olvidar el cierre de la velada.
Cada año sin falta, HoSeok pasa por todos los juegos de destreza y gana al
menos un regalo para TaeHyung. Sin olvidar que también le obsequia las
flores más hermosas para fortalecer el romance. O al menos así era. TaeHyung
sabe que ese año será completamente distinto, por no decir vacío al no tener
pareja con quien asistir.
Antes de que procesara la breve escena que montó con JungKook, el regaño
de su padre, y las disgustadas o consternadas miradas de sus amigos,
TaeHyung ya se encuentra frente a la puerta de su tía.
Bajo su axila lo sostiene la incómoda muleta que su padre encontró en el
desván esa mañana al verlo lastimado. Y vaya sosa mentirá que TaeHyung
armó para calmarlo. Le inventó que a media noche tropezó con algo en las
escaleras al bajar por agua. Por supuesto, DaeHyun no le creyó ni pizca, pero
su radio no dejaba de sonar junto a su celular, por lo que prefirió dejar las
cosas de momento como estaban.
— ¿Se puede saber qué pasa por tu cabeza? Mira que montar un espectáculo
para los ojos aburridos y hambrientos de este lugar. ¡Les diste un buen
chisme! —Lo deja entrar a la casa.
Ama a esa mujer con el alma y con el corazón, sin importar verla a los ojos. Es
un dolor indescriptible, uno cargado de añoranzas y una pizca de esperanza
llamada remembranza. Esa hermosa mujer de cabellos castaños claros, de
ojos color almendra, de tersa piel y fina figura, es la hermana mayor de su
madre.
— ¿De verdad crees que dejaría el tema por la paz? —Cruza los brazos, muy
juguetona—No es la primera vez que escucho que ese muchacho y tú han
discutido. También sé que se ha peleado con HoSeok en media construcción y
que tú lo has defendido hace unos días—. Enarca una ceja junto a la comisura
elevada de su boca delicadamente pintada.
—No tengo que hacerlo para saberlo. Es obvio que tiene la vida resuelta.
—Soy una mala persona, ¿cierto? —Esconde el rostro entre sus brazos.
Sin dejar de mezclar ingredientes, su tía lo escucha contar su convivencia con
JungKook, el desagrado que le dio tenerlo bajo el mismo techo. También que
lentamente lo enloquece, que no lo comprende ni un poco y que éste
tampoco a él. Le hace saber que se siente ofuscado cuando lo tortura con su
ácida actitud por mero gusto o causa de su padre. Incluso termina por
contarle sobre la riña que sostuvo Jeon con HoSeok en la fogata.
Poco a poco habla de más, dejando florecer sus pensamientos más profundos
y las confusiones que ha experimentado desde la llegada de JungKook, no
sólo al pueblo sino a su vida. Su tono se ha suavizado y sus ojos parecieran
coordinar con el dulce rubor que han adquirido sus mejillas.
— ¿Quién? —Pasa por alto la sonrisa de su tía, así que sigue batiendo
mantequilla y azúcar en un tazón mediano.
HaeSuk ríe bajito en lo que saca una bandeja para hornear, y lo ayuda a
mezclar los demás ingredientes.
—Jeon.
TaeHyung deja el tazón en la barra y bufa pasmado. Más que estupefacto esta
anonadado por ver a su tía jactarse de su expresión.
—Él no me gusta.
—Que vaya con ella, con Jackson, con quien se le dé la reverenda gana.
—Yo nunca mencioné al novio de Tuan—. Tuerce su sonrisa.
TaeHyung se ruboriza del coraje y del bochorno. Su tía sabe sacarle aquellos
pensamientos y emociones que no se atreve a enunciar en voz alta. Y no
importa si le desagrada o no, en cierta medida lo agradece. Lo único que
espera es no lamentar haber exteriorizado sus confusiones, pues decirlas a
viva voz y con un tercero le asusta más de lo que le gustaría.
[10] ❁
—Tú debes ser JungKook, ¿cierto? —HaeSuk sonríe ampliamente al acercarse
a la puerta trasera que da acceso a su cocina.
—Claro—. Se enjuga el sudor con el brazo al ver a la mujer salir para indicarle
el lugar.
— ¡Tía! —Grita alterado al verla entrar con los ojos destellantes y una sonrisa
dental.
—Hago solos, no duetos—. Enarca una ceja mientras se quita la poca mezcla
que le cayó al rostro.
Discutir con su tía es imposible, y en ocasiones como esa comprende por qué
su padre la evita a toda costa. Si bien, no niega que le gusta visitarla a pesar de
que pocas veces se da el tiempo de hacerlo.
2
— ¿Pero qué...? —Agranda los ojos al verlos acercarse, acompasando sus risas
hasta calmarlas más allá de un beso.
Con el corazón en la garganta, TaeHyung regresa a su habitación bastante
enfadado. En el fondo tiene ganas de salir y arrancar a JungKook de su lujuria,
teniendo como apoyo que es irrespetuoso que fornique en un auto
estacionado frente a su casa. No obstante, el hecho de que se han dejado en
claro que no son nada lo detiene.
—Lárgate.
— ¡¿Y eso qué?! ¡Levántate y prepárate para ir a misa! —Le lanza la almohada a
la cara, enfureciéndolo más.
—En el botiquín—. Está por irse, pero las infinitas ganas de hacerle saber que
está furioso con él le pueden más que su cordura gritando que no se atreva—
¿Sabes? La próxima vez no deberías beber tanto ni tener acción frente a mi
casa, de ese modo estarías en tus cinco sentidos para ir a una simple misa—.
Bufa, muy satisfecho. Sale de la habitación sin mirar atrás, dejándole la puerta
abierta.
Y por las palabras de TaeHyung, está seguro de haberse acostado con ella en
el asiento del copiloto, corroborándolo al trasculcar sus bolsillos y encontrar
una envoltura de condón abierta.
Con premura, y el mal humor en sus venas, se ducha y viste. Toma un par de
aspirinas del botiquín y monta la pequeña camioneta del oficial, que lo
esperaba desde hace algunos minutos.
—Canta hermoso, ¿no es así? —HaeSuk le susurra al oído, sin apartar la vista
de su sonrojado sobrino—Aquí él no canta solo, pero si cada año al finalizar el
festival. ¿Te gustaría cantar con él?
—Claro que es muy guapo—. JungKook no puede apartar la vista del menor.
Quedó encantado por lo atractivo y tierno que luce.
2
—Baja los pies—. Lo ve de reojo. El rubor en sus mejillas aparece con fuerza,
sino es que ya estaba ruborizado desde que salieron de la iglesia y JungKook
le susurró que canta precioso. Desde luego, lo tomó como una burla hacia su
encantador talento.1
— ¿Ahora sí me hablarás? Desde temprano que, por cierto, quiero recalcar que
me golpeaste con una almohada, no me has dirigido una sola palabra.
—Bien, lo estoy haciendo ahora, ¿no? Así que, baja tus pies y dame un poco de
paz.
— ¡Déjame en paz! —Lucha por liberarse, pero el mayor lo sostiene con fuerza.
— ¡Suéltame!
— ¿Estás bien?
—Jung... Jeon ¿qué haces? —parpadea por el repentino roce de sus labios.
Suspira por la calidez del aliento ajeno. Cada vello de su cuerpo se eriza,
electrizantemente, por la agradable sensación.
—Eres tan...3
— ¿TaeHyung? Ábreme, por favor, soy HoSeok. Quiero hablar contigo.3
HoSeok se rasca la nuca con timidez y sonríe con añoranza y vergüenza. Ver a
TaeHyung de nuevo en la iglesia, oírlo cantar cual ángel en el coro, lo hizo
extrañarlo aún más que al minuto de haber terminado su relación. Por eso
está ahí, en busca de una pequeña oportunidad, sabiendo cómo se ha
comportado con él en esos días.
— ¿Cantarás en el cierre del festival? —Con la cabeza gacha, lo mira con una
sutil sonrisa.
—Sí, ¿por? —Baja del pórtico con él, sentándose en los primeros escalones.
Aparta suavemente su mano del rasposo tacto del castaño y las engulle dentro
del ancho overol, de mezclilla azul que viste junto a una playera blanca.
—Te veré en unos días, a las seis—. Sin dejar de sonreír, coge su bicicleta y
regresa al pequeño sendero que la camioneta y la patrulla han hecho a lo
largo de los años.1
—Genial.
TaeHyung hunde la cabeza entre sus rodillas, abrazándolas con fuerza, como
si quisiera aplastarse hasta perder la conciencia. En el siguiente escalón,
encuentra una línea de hormiguitas yendo y viniendo despreocupadas. Desea
ser una de ellas con tal de no lidiar con sus sentimientos, con sus
pensamientos, y con su enfermedad que aparentemente creyó buena idea
reaparecer para evidenciarlo ante JungKook.
Apoya sus mejillas sobre sus palmas, alza la mirada, admira el suave danzar de
las ramas de los árboles. Crea un tierno pucherito por estar irritado, con
JungKook, y ahora afligido, por HoSeok. Nada bueno saldrá de esa forzada
cita, a la cual no asistirá por nada del mundo. De ahí que sepa que no habrá
buenos resultados. Y es que, de hacerlo, estaría dándole falsas esperanzas a
HoSeok.
— ¿Ahora qué quieres? —Pucherea sin voltear a verlo, abrazando sus piernas
contra su pecho.
—Lo es desde que me obligaste a decirte por qué hice lo que hice frente a tu
casa—. Afronta la disgustada mirada de TaeHyung cuando voltea a verlo.2
— ¡Eso es distinto! Estabas teniendo sexo en una casa ajena, ¿qué te pasa?
— ¿De nuevo con lo mismo? Fue dentro del auto de ella, frente a tu casa, no
dentro de tu casa.
— ¡Peor todavía! ¡¿Cómo pudiste tratarla de esa manera?! —Se levanta con los
puños fieramente engarrotados a sus costados, sin importar que JungKook se
ha levantado para acercársele igual de enfadado.
— ¡Eso es problema de ella y mío! ¿Por qué sigues insistiendo con eso? ¡Déjalo
ir!
TaeHyung sabe que JungKook tiene razón. Con los ojos vidriosos y la
vergüenza calándole los huesos, pasa de él hasta el interior de la casa. Sube a
su habitación, calza sus viejos converse, y baja a toda prisa. Con el coraje
atorado en la garganta, balbucea sinsentidos mientras se interna en el
bosque. Corre tanto como puede, sofocándose por cada paso, tratando de
alcanzar su pequeño pedazo de libertad.
Respira con más pesadez, nunca sintió más lejano su punto de tranquilidad.
Aruña los troncos que logra alcanzar para soportar su peso. La cabeza le da
vueltas y el pecho le duele un poco. Por más que suspira, sus pulmones no se
prestan para retener el aire. Jadea desesperado. Cae en la húmeda hojarasca,
hundiendo sus manos y rodillas en el lodo.
—Te he dicho miles de veces que nunca olvides esto—. Se agacha a su altura y
le coloca el inhalador en la boca. Lo ve aspirar.
—Deja de actuar como si te importara, ambos sabemos que sólo lo haces por
mí padre—. Le golpea la mano, se recarga contra el tronco antes de
levantarse.
El hijo del oficial lo ve irse a grandes zancadas. Mira el inhalador y a sus pies
cubiertos de lodo. Golpea su cabeza contra el tronco, mirando por entre las
copas de los árboles los suaves movimientos de los animales. Lo que menos
quería era comportarse más grosero con JungKook, pero la fea sensación de
toparse con sus palabras tan tajantes lo derribaron completamente.
—Tiene razón, no somos amigos y mucho menos pareja—. Respira con mucha
dificultad. Si bien, sabe que el dolor que siente no es a causa de la caída,
mucho menos de su alergia, sino de considerar que JungKook es alguien
importante en su sencilla vida.
[12] ❁
TaeHyung desiste de ir al barranco y no vuelve a casa, así que dirige al centro
del pueblo para distraerse un poco y apartar de su mente el mal sabor de
boca. Camina lento, aguantando el dolor en el tobillo, mientras se acerca a la
plaza.
Y le incomodaba.
Jamás ha olvidado que estaba enfermo, por eso prefiere disfrutar de la vida.
¿Por qué ellos no podían entenderlo? Tuvieron que transcurrir un par de años
para que su enfermedad estuviera bajo control, y para que ellos dejaran de
cuidarlo demasiado. Hasta ahora, donde JungKook se suma a la lista de verlo
frágil y, quizá, como una carga.
Definitivamente la vida creyó que sería placentero verlo recaer y ser rescatado
por un temperamental muchacho que ha demostrado ser amigable si se le da
la oportunidad, pero que por desgracia su único fin de acabar con su deuda
social se truncó desde el instante en que se le cruzó en su camino.
Sea lo que sea, TaeHyung quiere desviar todo rastro de culpa y lavarse las
manos al creer que el hijo del alcalde simplemente le tiene lastima. Idea que le
considerar siquiera, ya que siempre le ha desagradado que lo sobreprotejan.
O al menos esa es su errado pensamiento al autocompadecerse por primera
vez y que no debería hacerlo.
Idea que lo conduce a analizar los hechos, cuadro por cuadro, dándose cuenta
de que Jeon nunca lo ha tratado como alguien indefenso. Al contrario, lo trata
con normalidad. Claro, sin contar las ocasiones que discuten a punta de gritos
o se ignoran por sus tercos temperamentos o por la presencia de Jung
DaeHyun.
—Que genio—. Bufó—Oye, ¿es cierto que irás a la feria con HoSeok? —Cruza
los brazos y se recarga contra el tronco a su lado.
TaeHyung quiere negarlo a todo pulmón, pero que Jackson lo sepa le indica
que el inicuo de HoSeok ya les aseguró que irá con ellos. Más bien, con él.
<<Tampoco pude decirle que no>> —Pues, digamos que no pude negarme.
—Relájate, no es para que te pongas así—. Aguanta las ganas de carcajear por
la reacción del rubio—Bromeaba.
— ¿Viniste con Jeon al pueblo? —Jackson sonríe ladino mientras peina sus
rubios cabellos con los dedos.
— ¿Irás con él fuera del pueblo? —Inquiere al ver al hijo del alcalde perderse en
los límites.
—Claro que no—. Le lanza una dura mirada—Busca otra cosa que hacer o a
quien molestar.
— ¿Quieres saber a dónde voy? —JungKook está dándole la espalda, aun así,
le permite a TaeHyung distinguir qué está fumando.
— ¡Mueve tu maldito trasero al auto o me largo sin ti, Jeon! —YoonGi vuelve a
tocar el claxon— ¡Y dile a tu noviecito silvestre que no se entrometa!
Antes de ir al bar, ambos amigos hacen una parada para matar el tiempo que
tienen antes de irse.
Al bajar del auto, JungKook busca las llaves en el bolsillo del jersey que se
puso para estar más cómodo. Justo al acercarse a la enorme puerta de cristal
enmarcada con madera, ambos ven a un muchacho alto y castaño acercarse
rápidamente para abrirla.
—Eso te pasa por querer enseñarle trucos nuevos a un perro viejo—. YoonGi
empuja al joven alto para entrar a la casa.
—Y por esa razón JiMin terminó contigo, eres muy agradable, ¿lo sabías? —Le
sonríe burlonamente al ver a Min caminar a la cocina—Y tú, ¿no piensas
entrar? Nuestros padres no están en casa.
—Pensé que solo papá estaría fuera de casa—. Camina al interior de la casa.
—Mamá quería estar aquí al saber que vendrías, pero ya sabes que cuando se
tratan de banquetes importantes debe acompañar al alcalde—. Abraza por los
hombros a JungKook tras cerrar la puerta y dirigirse a la cocina.
—Es lo que obtuviste por apostar con el insensato de Min. ¿En verdad creíste
que después de beber una botella entera de vodka y media botella de whisky
conducirías sin chocar? No habrás atropellado a alguien, pero ve lo que pasó.
—De acuerdo—. Cruza los brazos— ¿Sabes que EunBin irá esta noche al bar?
—Que ayer la estabas siguiendo como perrito faldero para pedirle que te
llevara de vuelta al pueblo, por eso creí que habían regresado—. Suspira al ver
la despreocupada expresión del menor— ¿Acaso olvidaste por qué ella
terminó contigo? No la tomabas enserio y le rompiste el corazón. Ella no
merece ese trato, lo sabes.
JungKook sabe perfectamente que se atrevió a engañar a EunBin de la
manera más cobarde y estúpida, inducida también por el alcohol. Ella lo
encontró teniendo relaciones con otra mujer en la habitación del anfitrión de
la fiesta, y le propino una fuerte bofetada cuando trato de alcanzarla,
lastimándolo sin querer en el pómulo izquierdo con el anillo que llevaba
puesto.
Cubre su rostro con ambas manos, luchando por escuchar el exterior sin tener
que levantarse y también ver qué ocurre. Si bien, en menos de cinco minutos
escucha el motor encender y alejarse lentamente, permitiéndole distinguir en
medio del silencio la puerta ceder a la llave que su padre le dio a JungKook.
Quita despacio las manos del rostro, oyendo al hijo del alcalde subir despacio
las escaleras y comenzar su rutina de aseo para ir a dormir.
El azabache no deja de verlo desde el marco de la puerta, hasta verlo bajar las
escaleras y escucharlo servirse un poco de agua. Mientras enjuaga sus dientes,
no ha dejado de rumiar la charla que tuvo con su hermanastro la tarde
anterior, considerando que hablar tranquilamente con TaeHyung es una
buena idea para comenzar de cero. Le desagrada sentirse frustrado, más que
nada por una ridícula situación que ambos pudieron evitar si se sinceraban,
hecho que admite ninguno hará. Por lo que considerar retar, o mucho mejor,
desobedecer la autoridad del oficial Jung DaeHyun suena bastante tentador si
pretende un tratado de paz con TaeHyung.
JungKook sabe que limar asperezas no será sencillo, mucho menos borrar
tantas palabras crueles o tajantes de parte de ambos. Lo meditó en la
conversación con SeokJin, también en el bar. La desastrosa situación que
construyó junto a TaeHyung en torno a su inestable relación, si es que existe
alguna, no le permitió disfrutar de la compañía de sus amigos. Tampoco se
atrevió a beber y así calmar su fuego interno contra la actitud de TaeHyung.
Sólo el extraño saludo que EunBin le envió, del otro lado de la mesa de billar,
cuando ella salía del establecimiento, lo arrancó de sus pensamientos.
Todo mundo le decía que ella aseguraba que habían vuelto, haciéndolo sentir
miserable al darle una desilusión disfrazada de caricias al acostarse con ella.
Al ver que son poco más de las tres de la mañana, se levanta para asegurarse
de que TaeHyung este dormido, pues la ansiedad por resolver lo que sea que
tengan es más poderoso que la prudencia de esperar a que amanezca. La
madera cruje bajo sus pies al intentar volver a su habitación, pues salió con la
torpe idea de tocar la puerta ajena, pero la suave voz del menor lo detiene.
— ¿Jeon?
—Son más de las tres de la mañana, ¿por qué te buscaría a esta hora? —Rasca
su nuca con nerviosismo, maldiciendo por hablar con torpeza.
—Si tú lo dices.
— ¿Te sientes bien? —Lo sigue hasta la cocina, viéndolo sostener un vaso de
cristal—Ya habías bajado por agua.
—HoSeok es quien debe preocuparse por eso, ¿no? —Juega con el vaso entre
sus manos sobre la barra, evitando verlo a los ojos—Fuiste muy claro también
en la tarde.
—No estuvo bien decirte esas cosas, pero estaba molesto contigo por tu
infantil actitud. Quería ayudarte, pero me devolviste desprecio, ¿o ya olvidaste
cómo apartaste mi mano para que no te tocara?
— ¿Y tú no te comportaste igual de infantil? Sólo hice lo que tú al seguir la
amenaza de mi padre, porque también estaba molesto contigo—. Comienza a
alzar la voz—No soy estúpido, sé hasta dónde puede llegar mi padre con tal de
sobreprotegerme, y por lo que notó a ti tampoco te deja respirar y de todos
modos lo permites. ¿O será que yo jamás te importe en lo más mínimo?1
TaeHyung aprieta los ojos y se muerde la lengua. Dejó escapar una porción de
sus embrollados sentimientos para con JungKook, y lo peor es que éste lo
observa estupefacto.
—Supiste todo ese tiempo que no debíamos acercarnos y aun así lo hiciste—.
Afirma. Lo filoso de su voz y su mirada hielan al menor.
—Sí, lo sabía, ¿pero que había de malo? Estábamos llevándonos bien, pensé
que podríamos ser...
—No puedes estar hablando en serio, eso es una estupidez—. Frunce el ceño,
cansado de la misma cantaleta infantil que los envuelve.
—Yo sólo quiero largarme de aquí y no regresar nunca. Así que no hagas que tu
padre me ponga mal con el juez.
TaeHyung masculla entre dientes y ladea la cabeza para no ser visto con los
ojos rojizos y las mejillas ardiéndole de frustración. Sí antes se sentía mal,
ahora se siente peor que nunca.
— ¿Todo bien entre el riquillo y tú? —JaeBum carga una viga de madera.
—Papá habló contigo—. Afirma. Conociéndolo bien, deduce que la envió para
inducirlo a apartarse de quien no lo merece.
Sin embargo, con lo que el oficial Jung no contaba, es que HaeSuk inducirá a
su sobrino a hacer lo que lo haga sentir feliz.
—Vamos, ¿no me digas que no te lo has comido con la mirada? —Lo ve cubrir
su rostro entre las manos—Intenta hablar con él una vez más—. Habla más
seria, sin borrar una linda sonrisa de su rostro.
— ¿Al festival o a cantar conmigo? —Encorva el cuerpo y apoya los codos sobre
sus muslos.
Al minuto, HoSeok corre hasta él y le sonríe cual sol a la vez que coge una viga
y la lleva a cuestas sobre el hombro.
El rubor que pinta sus mejillas es de timidez pura. Por primera vez
experimenta una extraña, pero agradable, sensación naciendo de la boca de
su estómago. El aire le falta y no es por su asma. Especula que así es como se
sienten las famosas mariposas en el estómago. Y le gusta.
Cuidense mucho.
───────── •❁• ─────────
[14] ❁
Después de darse una ducha rápida y ponerse ropa cómoda, JungKook
aprovecha el breve silencio para descansar en el sillón con la televisión
encendida a volumen bajo. Cruza los brazos sobre su pecho, levantando los
pies en el reposa manos del sillón, colocándose un cojín a la mitad de su
rostro para dormitar un poco. No escucha los sigilosos pasos de TaeHyung
adentrarse a la cocina, tampoco su profunda voz enunciando sus enredados
pensamientos en voz alta. Sí lo hiciera, sabría que TaeHyung ensaya cómo
invitarlo a la feria.1
—Gracias—. Si no fuera por el tenso silencio, le diría las torpes palabras que
apenas ha ensayado para invitarlo. Pero le sigue temiendo a un inminente
rechazo. Por lo que opta por no decirle nada esa noche, así que se queda en la
cocina para cenar algo antes de ir a dormir.
—De nada—. Apenas a cruzado miradas con el hijo del oficial, prefiriendo
encender la televisión para ignorar el extraño silencio entre ellos. Sobre todo,
porque le resulta cada vez más difícil ignorar lo que siente en torno a
TaeHyung. Incluso le desagrada seguir pensando en lo convencido que se
escuchaba HoSeok por la tarde, alardeando con sus amigos que invitará a
TaeHyung a la rueda de la fortuna al final de la velada para robarle un beso y
luego pedirle le den otra oportunidad a su noviazgo— ¡Que fastidio! —
Chasquea con la lengua al apagar la televisión y dejar el control remoto en la
mesita.
— ¡Claro que lo estoy! —Le respondió casi con hostilidad, pretendiendo dejar
las cosas como están. Iba a encerrarse en su habitación, hasta que el hijo del
oficial lo sujetó del brazo cuando pasó a su lado.
—Por favor, dime ¿por qué hemos llegado a esto? ¿Te sientes cómodo
tratándonos tan mal? —Suspira— ¿O en verdad es por mi padre? Responde,
¿esperas que me disculpe por algo? Porque sí es así, no creas que...
—Nada.
—Está noche no, por favor—. Pasa ambas manos por su cabello, negándose a
ver a TaeHyung a los ojos.
—Soy terco porque quiero que nos hablemos con honestidad, que nos
tratemos con agrado, que nos acompañemos al sentirnos solos, que podamos
vernos y hablarnos tranquilamente—. Esta vez habló de forma pausada y
clara, mostrando un lado más afable y decidido a entregar todo lo bueno de sí
mismo.
El hijo del alcalde encuentra adorable la forma en que el menor hizo a un lado
su orgullo y se animó a dar un primer paso para conocerse mejor. Sin bien, el
desagrado de que HoSeok se interponga entre ellos lo desaniman
rápidamente.
—Quizá sea una mala idea—. Aleja sus manos, empuñándolas a sus costados.
— ¿Por qué? —Creyó que iba por buen camino, por lo que la tristeza en sus
ojos es inevitable.
—No creo que sea bueno que nos vean juntos—. En su caos sentimental
también visualiza la imagen de su padre. Apenas ha hablado con él por
teléfono, ya que está más ocupado con la campaña electoral que por su
bienestar, pero está muy seguro de que desaprobaría cualquier relación que
sostenga proveniente del pueblo.
[15] ❁
El pueblo le parece más cálido y hermoso bajo el manto de los faroles que
rodean la plaza principal y la pequeña fuente que es circundada por un
camino de piedra de cantera negra. Se sienta en ella y observa a las personas
moverse con suma tranquilidad, como si el tiempo no importara.
Si bien, también trata de ignorar algunas maliciosas miradas y uno que otro
murmullo indiscreto en el que escucha claramente lo indeseable que resulta
ser para la mayor parte de los lugareños.
Rueda los ojos, viendo al otro lado de la plaza a los amigos de TaeHyung,
incluyendo la presencia de HoSeok. Frunce el ceño por inercia al recordar la
enorme sonrisa del hijo del agricultor mientras contaba su absurda idea de
reconquista, motivo para detestarlo un poco más.
—Seguiré yendo a la fogata, los veré allá—. El hijo del agricultor habló con
sequedad.
— ¿No puedes dejar las cosas cómo están? —Vuelve a empujarlo. Obtiene una
sorna risita del castaño.1
—Oigan, ¿podrían dejar de discutir cada vez que se ven? —SungJae se acerca
al lado de su amigo.
— ¡Lo mejor es que te largues de una maldita vez! —Cuando HoSeok alza la
mirada, queda atónito al ver a TaeHyung verlos con sumo desagrado—Tae...
TaeHyung.
—¿Te sientes bien? —Jackson corre hacia él, notando que sujeta con fuerza el
inhalador.
—Primero dime qué te da derecho para decir eso tan a la ligera—. JungKook
ya ni siquiera sabe qué lo tiene enfadado. De lo que está seguro es que le
duele ser visto de tal forma bajo los ojos de TaeHyung, más que nada porque
ambos se han comportado absurdamente.
— ¿Crees que te lo diría? —Quita las manos de HoSeok con rudeza, viéndolo
con desagrado.
—Si quieres una respuesta, habla con calma con TaeHyung—. JungKook corre
de vuelta a casa para buscar al menor.
—Lo siento.
—Que este molesto contigo no significa que te expusiera de ese modo frente a
todos—. Se encoge de hombros al animarse a verlo a los ojos, encontrándose
con su tierna sonrisa.
—Me lo gané por tonto—. Sostiene suavemente a TaeHyung de los hombros—
Provoqué a HoSeok por no querer ser sincero.
— ¿Me... responderás? —Aprieta un poco más los antebrazos del mayor. Habló
tan suave que juraría que causó un hechizante efecto en el hijo del alcalde,
pues no dudó en acercar sus labios con los suyos.
—Jeon...
— ¿De verdad? —Acerca sus labios de nuevo con los ajenos con gran dicha.1
—Tú lo has dicho, no existe nada entre ella y yo—. Sabe que debe hablar con
EunBin, pero entre tanto disfrutara de estar con TaeHyung—Y a nosotros
únicamente debe importarnos lo que queremos.
TaeHyung se aparta mientras sonríe ampliamente. Está muy feliz de saber que
le gusta a JungKook, por lo que ahora se siente más seguro de afrontar su
alrededor. La confianza en si mismo va creciendo, animándolo a intentar algo
serio con el hijo del alcalde.
— ¿Por qué hay una taza rota en el piso? —DaeHyun entra a la cocina,
ignorando que su hijo fue besado por el indeseado inquilino.1
—Fue mi culpa, señor. La dejé caer por lo caliente que estaba—. JungKook
apenas contiene una risa divertida en lo que comienza a limpiar el pequeño
desastre.
—No vayas a cortarte—. De ver a JungKook mira a su hijo, estrechando los ojos
al verlo ruborizado y mordiéndose la uña del pulgar— ¿Y a ti que te ocurre?
Por su puesto, con la tragedia de la señora Park, el hijo del agricultor también
conoció la curiosidad al ver a un muchacho distinto a quienes conocía. Jeon
JungKook llegó para poner su mundo de cabeza, arrastrándolo a conocer
distintas facetas en el mismo que apenas conocía o comienza a experimentar.
—Lo siento—. Sigue con la mirada a HoSeok hasta que éste se pierde entre las
demás personas, dejándolo con un peso inmenso en su pecho.
Sponsored Video
Sponsored by Advertising Partner
No necesitan hablar a viva voz para saber que están retando una creencia, una
arcaica mentalidad prejuiciosa, una pequeña pero enorme ideología
fundamentada en bueno y malo. Ellos saben que hacen lo correcto para su
propia dicha.
—Es muy hermoso—. El azabache dice para sí mismo al quedar de pie frente al
cristalino lago, pasando por alto que el rubio está quitándose la ropa. Está
fascinado por las ondas danzando por toda la superficie.
JungKook también se deja la ropa interior puesta para entrar al agua. Nada
hasta TaeHyung, abrazándolo debajo del agua y jalándolo consigo para
atrapar sus labios en un profundo beso.
—Me gustas.2
— ¡Basta, Jeon! Mira mis dedos, ya parecen pasas—. Alza las manos para
mostrarle los pliegues en sus dedos y las palmas.
—Me gustan las pasas—. Ensancha su sonrisa dental al abrazarlo por la cintura
y acercarlo a su pecho.1
—Jeon...
—Tú eres muy atractivo, por eso no me extraña que le gustes a SeungHee y
que Jackson fantasee contigo.1
— ¿Por qué habría de fantasear contigo? —Se aparta un poco, dejándole ver
un fuerte sonrojo coloreando sus mejillas.1
—Disculpa si te incomodé.
—No pensaba ser cursi, aunque ahora lo tendré en cuenta—. Muerde su labio
inferior al acariciar al menor delicadamente de las caderas.
—TaeHyung, ¿cuál es tu flor favorita? —Al tener el otro brazo bajo el cuerpo
del menor, puede acariciarle suavemente la espalda. De pronto recordó que
habrá un invernadero con gran variedad de flores. Tiene muy presente la
endeble salud del menor, por eso quiere darle algo que pueda conservar por
largo tiempo y no lo afecte. Puede buscar la flor, secarla correctamente y
regalársela para que la guardé en su libro favorito.
[17] ❁
—Hemos recorrido casi todos los locales por casi una hora y todavía no me
dices qué quieres comprar—. Cruza los brazos, buscando el local más cercano
para comer algo.
—No tengo ni la menor idea—. JungKook chasquea con la lengua. Trata de
ignorar las quejas de SeokJin para seguir buscando el obsequio perfecto para
demostrarle a TaeHyung lo importante que es para él su relación.
—Si tú lo dices—. Ríe bajito mientras vuelve a ver los accesorios, viendo entre
las coloridas pulseras una pulsera de cuentas blancas con una negra en
medio.
— ¡Mira! Puedes hacer juego con esta—. SeokJin le acerca una del mismo
estilo, pero de cuentas negras y una blanca mediando la circunferencia.1
Conocer a JungKook es un viaje que está dispuesto a vivir con tal de ser feliz,
pues al mismo tiempo va conociendo facetas propias que le han gustado
bastante.
Las cosas marcharán muy bien a partir de ese punto, por lo que nada podrá
salir mal.
— ¿Por qué haces esto, Tae? —Estruja la pañoleta. No ha dejado hablar al hijo
del alcalde cuando ya se le ha formado un nudo en la garganta. Los vestigios
físicos de las riñas con Jeon apenas van difuminándose, pero la herida que
siente en su corazón se ha abierto aún más.
Recuerda perfectamente ese día, pues le pidió a HoSeok que no tallara sus
iniciales en la pared de los enamorados de Park's Table, ya que era
precisamente un espacio dentro de la cafetería que albergaba promesas de
amor talladas a punta de navajas.
—Será mejor que hablemos cuando estés tranquilo—. Siente un fuerte jalón en
el brazo cuando intentó levantarse del viejo tronco—Suéltame—. Demanda al
mirarlo con desaprobación.
— ¡TaeHyung!
Por eso no espera a que termine la jornada. Corre como si la vida se le fuera en
ello, hasta llegar a la casa de HaeSuk.
El inhalador da su último aliento y él apenas puede sostenerse contra el marco
de la entrada.
Al abrir la puerta y verlo con la cara pálida, HaeSuk lo adentra con cuidado y
corre a hervir un poco de agua junto a unas pequeñas pencas de aloe vera.
Coloca la infusión en un bowl mediano y se lo entrega a TaeHyung para que
inhale poco a poco. Le acaricia el cabello y la espalda, dejándolo
tranquilizarse mientras respira el vapor poco a poco.
Un par de minutos más tarde, TaeHyung respira con normalidad y deja el bowl
en la mesita de centro. Se acurruca en los brazos de su tía mientras llora y se
queja de la injusticia de juzguen a Jeon y a él.
—Me gusta estar con él, me siento feliz, ¿por qué eso no pueden verlo los
demás?
—Cariño, ¿has pensado que HoSeok también debe estar pasándola mal? —
Sigue acariciándole el cabello—Demuestra erradamente sus sentimientos,
pero eso no cambia el hecho de que esta triste y disgustado.
—Escucha bien, Tae—, deja de acariciarse el cabello—él tampoco pidió que las
cosas ocurrieran así. Que te gustará Jeon no fue el error, sino que mucho
antes no fuiste sincero con HoSeok. Tuviste bastante tiempo para hacer las
cosas bien, cariño.
—Sé que debí hablar con él desde que me di cuenta que nuestro noviazgo no
me hacía feliz, pero no puedo volver a estar con él únicamente para que este
tranquilo y el pueblo deje de juzgarnos a Jeon y a mí.
—Pensé que me darías una respuesta—. Se incorpora para verla a los ojos,
delatando lo asustado y confundido que se siente.
—Pedí permiso para hacer unas cosas, pero ya nos íbamos, ¿verdad? — Antes
de levantarse, el mesero coloca sus pedidos frente a ellos.
— ¡Deja de ser un idiota! ¿No te dije que no le hicieras daño? JungKook, no soy
idiota. Sé que esas pulseras de pareja no son para ustedes. Ahora quiero que
me digas a quien le compraste la que hace juego con la que traes puesta.
SeokJin muestra sus blancuzcos dientes en una divertida sonrisa y cruza los
brazos. Enarca una ceja y repite, marcadamente, el "no lo aprobaría" para sí
mismo.
—Cinco.
—Como sea. Dímelo ya—. Apoya el mentón sobre los dorsos de sus manos,
viendo con suma diversión a su hermanastro.
JungKook puede ver el legítimo interés de SeokJin a través de sus brillantes
ojos castaños y por la forma en que se inclina hacia él para escucharlo. Con
una mueca de felicidad pura, enuncia perfectamente que Jung TaeHyung es
quien lo hace sonreír sin esfuerzo alguno Omite el hecho de que es el hijo del
oficial, pues no recibiría sólo un puntapié sino un sermón eterno sobre lo
estúpido que es al fijarse en el hijo de su verdugo. Aun así, a lujo de detalle, le
describe lo hermoso que es ese muchacho de cabello rubio y mirada
achocolatada, de cuerpo de ensueño y de aroma a hierbabuena, de
sentimientos nobles y de carácter testarudo.2
—Te dio duro el amor—. Come un poco de ensalada, sin dejar de ver a
JungKook.2
—Él me hace feliz, me hace sentir bien. Me gusta que me discuta, que no se
deje, que reconozca sus errores. Pero, lo que más me encanta es quien soy
cuando estoy con él—. Deja caer su peso en el respaldo de la silla al mismo
tiempo que esboza una enamorada sonrisa.1
TaeHyung llega poco más de las nueve de la noche a casa, encontrándola sola
y obscura, apenas iluminada por el viejo farol público. Deseaba encontrar a
JungKook esperándolo en el pórtico, con los brazos abiertos, para lanzarse en
su cálida protección. Y es que las palabras de su tía continúan atormentando
su conciencia, llegando siempre al común denominador Jung HoSeok, ese
muchacho que no hizo más que quererlo sinceramente.
Claro que HaeSuk nunca le impuso que volviera con él y que se alejara de
JungKook, sencillamente le plantó la idea de que se pusiera en sus zapatos y
lo comprendiera. Al menos lo suficiente para entender cuánto le duele el
corazón, pero tampoco para permitirle herirlo. Simplemente admitir y sanar
poco a poco.
Abre de golpe los ojos, encontrando a unos metros la figura que tanto
necesitaba se apareciera en ese instante. Sus pies cobran vida propia. De un
segundo a otro sus brazos ya rodean el cuello del azabache y sus dedos se
aferran a los cabellos colindantes a la nuca. Hunde la cara en la curvatura del
cuello ajeno y balbucea la falta que le hizo ese día.
—Dijiste que visitarías a tu hermano y volverías pronto ¿Ya viste la hora que
es?
— ¿No? —Muestra una satisfactoria sonrisa dental. Lleva las manos a los
bolsillos de su pantalón, tocando los brazaletes que vio esa tarde en la zona
comercial de la villa. Amplia más la sonrisa al ver que TaeHyung se muestra
curioso, habiendo notado esa pequeña acción.
— ¿Las conoces? —Enarca una ceja, un tanto apenado por no saberlo hasta
esa tarde cuando la vendedora le contó el significado de las mismas.
—Ya no.
Con risas y miradas cargadas de cariño, entrelazan sus manos para entrar a la
casa y acomodarse en uno de los sillones.
— ¿Quieres ver una película antes de que llegue tu padre? —JungKook cambia
de canal a la televisión, sosteniendo de la cintura a TaeHyung con la mano
libre.
—No—. Enrolla sus brazos en la cintura del mayor y apoya de nuevo su mejilla
en el amplio pecho, escuchando el pacífico latir del corazón. Y de pronto, la
duda de qué canción cantar para el cierre del festival lo agobia de nuevo.
Faltan dos días y ni una vez ha ensayado, confiando en que cada domingo le
basta para mantener su tono y su voz saludables. Tampoco tiene decidido que
canción cantar, lo cual le preocupa. Siempre tiene lista una pista y se la
entrega al ingeniero de audio un día antes para que nada salga mal. Pero esta
vez no esta tan seguro. Se muerde la uña del pulgar, ensimismado en sus
pensamientos que ignora el llamado de JungKook.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? Pude ayudarte un poco—. Apoya los codos
en sus muslos, sin quitarle la vista al precioso rubor en las mejillas del menor.
—Con los problemas que hemos tenido, sobre todo con HoSeok, apenas he
pensado en eso—. Suspira al sentir un poco de timidez al no querer decirle que
también quiere encontrar una significativa canción—Y bueno, tampoco me
siento seguro de cantar como suelo hacerlo cada año—. Baja el tono de voz al
recordar que en ocasiones le falta un poco el aire, dependiendo de nuevo del
inhalador.1
—Mi voz se mezcla con la de los demás—. Hace un puchero, sabiendo que
enternece al azabache.
—Yo sólo te oigo a ti—. Lentamente salva el espacio entre ellos y posa los
labios en los ajenos.1
TaeHyung cierra los ojos, sintiendo una agradable sensación calcinante que
viaja de sus entrañas a cada extremidad de su cuerpo. Suspira perdidamente
encantado, jurando estar enamorándose, teniendo en cuenta que faltan ocho
semanas para que Park's Table se inaugure de nuevo, que faltan sesenta y un
días para que JungKook cumpla con la promesa de siempre estar a su lado. Ni
siquiera presta atención al reloj en ese momento, anunciando que su padre
está por volver en cualquier momento, manteniéndolo en un confort
inigualable. Así que, disfrutando del beso, se anima a entrelazar las manos en
la nuca de JungKook para acercarlo a un beso más apasionado, resolviendo
en un dulce roce de sus bocas que cancion cantar para ese año.
[19] ❁
[19] ❁
En todas las discusiones que ha sostenido con su padre, TaeHyung se ha
arrepentido al segundo de terminarlas. El mal sabor de boca por levantarle la
voz causa que se le estruja el corazón, sintiéndose culpable al reaccionar del
mismo modo que su padre o a veces llevar más lejos las cosas. Tanto su padre
y él tienen algo en común que no les permite ceder un poco ante él otro, la
terquedad y un infernal orgullo padre-hijo que esa misma noche vuelve a
afectar su relación familiar.
— ¡Papá!
—Sólo una cosa, JungKook, únicamente te pedí una cosa y no pudiste hacerlo.
—Eso no fue así, deje que le expliquemos—. JungKook se molesta por la forma
en que el oficial sujeta a TaeHyung.
— ¡JungKook no tiene nada que ver con eso! —TaeHyung sigue forcejeando,
odiando el nudo en su garganta al querer llorar de coraje— ¡Incluso mamá te
lo dijo hace seis años, que yo era muy pequeño para que comenzaras a
forjarme en una absurda relación!
— ¡Mamá si me entendía, tú sólo quieres que haga lo que está bien para este
maldito pueblo!
— ¡Señor Jung! —JungKook agranda los ojos al ver como aquella mano
paternal se estampó contra la suave mejilla del menor.3
Es lo único que ambos comparten, el inmenso cariño y amor por ese chico de
cabello rubio que va acercándoseles en una silla de ruedas empujada por una
enfermera que no deja de tratar de conversar con él.
DaeHyun se limpia los ojos con cierta tosquedad y esboza su mejor sonrisa al
acuclillarse frente a su hijo.
—Debes ser más cuidadoso, TaeHyung, ¿cómo no previniste llevar una carga
extra?
—Yo no me fui como mamá, así que déjame en paz—. No levanta la voz, pero la
sequedad con la que habla y mira, parte el corazón de su padre.
—No hables así, TaeHyung—. JungKook lo mira extrañado. Entiende que esté
molesto por la discusión y la bofetada, pero la forma en que se dirige al oficial
Jung es demasiado tajante y hostil.
—Hijo...
— ¡Quiero estar solo! —Alza la cabeza para lanzarle una abatida mirada.
— ¡¿O qué?! —Se levanta del piso, sin soltar el peluche— ¿Volverás a
abofetearme?1
—Hola, bonito—. Cierra la puerta tras de sí, dejando que el miedo carcoma
cada fibra de su ser. Ver a TaeHyung ruborizado por el llanto, fatigado por la
mala madrugada, y con el dolor aun reflejado en su mejilla izquierda, le
rompen el corazón.2
TaeHyung se acomoda de lado en la cama, jugando con las patitas del
peluche. Cierra los ojos al sentir el peso de JungKook a su lado en la cama,
rindiéndose con el suave tacto cubriendo su cuerpo. Los brazos del azabache
lo envuelven con ternura y un dejo de miedo. Los siente temblar y no evita
relacionarlo con su inesperada visita a urgencias, así que deja el peluche para
entrelazar sus manos con las ajenas.
JungKook aprieta los ojos con fuerza, empuña sus manos sobre la espalda del
menor. La fragilidad que imprime con sus ligeros temblores y sollozos lo
desarma. Prefiriendo hacer a un lado su terror y su angustia, abre las manos y
las posa suavemente en la espalda que no tarda en brindarle calor.
Debería dejarlo descansar, darse una ducha, y comer un poco. Pero prefiere
tenerlo entre sus brazos, pidiendo con todas sus fuerzas que su salud mejore y
su corazón no se enferme.
—También te quiero.2
───────── •❁• ─────────
[20] ❁
JungKook siente el brazo adormecido, pero vale la pena con tal de seguir
contemplando la dulce expresión de TaeHyung en su pacífico sueño. Acaricia
su rostro con la punta de los dedos, admirando cada centímetro de su piel y
cada leve arruga que delata la historia de sus risas y sus llantos. Sonríe al verlo
acomodarse y sostener entre sus brazos el oso de peluche desgastado.2
Con vigilia JungKook desliza una profunda mirada por cada rincón de la
habitación de TaeHyung. Pocas veces ha entrado, siendo muchas de ellas para
avisarle que su padre lo espera en la camioneta. Es un espacio mediano, de
colores neutrales y con pocas pertenencias en las pocas repisas en las
paredes. Encuentra sutileza y sencillez que le provoca tranquilidad, como si
ese pequeño espacio personal invitase a calmar la mente, el corazón y el
cuerpo.1
TaeHyung le parece una persona sincera, sensible e increíble. Que sea terco,
testarudo y a veces difícil es parte del encanto que le ha gustado mucho, por
lo que concebirlo como algo intangible es certero. Ese joven tiene un corazón
silvestre tan puro que logró acogerlo en una inesperada calidez de la cual no
quiere alejarse, anhelando poder darle el mismo espacio y la misma calidez en
su inexperto corazón en el romance.
El hijo del alcalde reconoce que ha ido por un camino que inició con el pie
izquierdo, rompiéndole el corazón a EunBin injustamente, arriesgando incluso
su propia vida al aceptar el absurdo reto de YoonGi al estar pasado de copas.
También ha provocado un caos en el pueblo donde causó destrozos
materiales y paulatinamente sentimentales, comenzando con una evidente
rivalidad con HoSeok y por ende colocando en tela de juicio la reputación de
TaeHyung.1
Sin embargo, ahora que puede apreciarlo a plenitud, es que se percata de que
la vida le está dando una segunda oportunidad que no está muy seguro si
merece o no. TaeHyung es un hermoso ser humano en toda la extensión de la
palabra, uno que no se merece un sujeto que ni siquiera ha zanjado un
mínimo problema que a la larga le estallará en la cara: EunBin, una dulce
persona que tampoco merece tratos nefastos y menos ausencias
sentimentales.1
TaeHyung atrapa su labio inferior entre sus dientes, junta sus manos sobre el
pecho del menor y dibuja cualquier forma sobre la tela. Ya no quiere hablar ni
de la noche ni del día anterior. Únicamente el presente está en la punta de su
lengua y lo deja en claro al recordarle a JungKook que al siguiente día quiere
ver las flores con él.
—Tengo curiosidad por saber qué canción ibas a cantar la noche del festival—.
Le besa la frente al ver su rostro ensombrecer.
Estrecha los ojos, deseando memorizar el tierno gesto del menor al recibir sus
besos y entregarle los suyos. Y le parece lo más angelical del mundo.
JungKook se recuesta suavemente sobre TaeHyung, levantándole un poco el
brazo por arriba de la cabeza mientras entrelaza sus manos adornadas por los
brazaletes. Con la mano libre soporta su peso, dejando al menor abrazarlo del
cuello con el brazo libre. El menor suspira ahogadamente al abrir sus largas
piernas, dejando el cuerpo de JungKook mediarlas, provocando un ligero roce
en sus ingles.
—Te quiero mucho—. JungKook, aun con los ojos estrechos, desliza los labios
por las mejillas de TaeHyung, bajando despacio a su cuello.
—Te quiero mucho, lo sabes, ¿cierto? —Cierra los ojos e inhala profundamente
el fresco aroma a hierbabuena, sintiendo el cuerpo del menor temblar bajo su
toque.2
—No te irás de mi lado y nunca dejarás de quererme, ¿cierto? —No abre los
ojos, sigue con su tentadora labor de depositar besos en todo el cuello del
menor, pasando por sus hombros y deteniéndose en sus clavículas al bajar la
prenda con la punta del dedo.
El rubio jadea por el insistente roce de sus cuerpos, intentando meditar sus
palabras, concluyendo que jamás se irá del lado de quien le provoca
magníficas sensaciones y alimenta su alma con una profunda mirada.
—Yo no...—apenas puede pensar con claridad. Las manos ajenas se han
colado bajo su ropa, tocando casi con desespero cada rincón de su torso hasta
caer en sus pezones y tomarlos suavemente. Abre la boca por la extraña
sensación, pues es la primera vez que es tocado de esa forma, pues ni él
mismo se ha tocado para apaciguar la curiosidad.
Pero aun en medio de tal gozo, TaeHyung comienza a respirar más pesado. Y
JungKook lo nota, por lo que se aparta de ipso facto para verlo luchar por
respirar.
—Jeon—. Susurra. Sus ojos aun acunan algunas lágrimas, al igual que sus
mejillas.
—Dime.
—Me alegra que estés bien—. HoSeok habla tras ver a JaeBum y a los demás
salir de la casa. Mira un segundo hacia la cocina, sabiendo que ahí está
JungKook esperando a que también él se vaya para salir del aislamiento.
—Gracias. Aunque no tenían por qué venir todos—. Baja la mirada y sostiene
entre sus brazos sus piernas levantadas sobre el sillón. Está descalzo y vestido
con el mismo pijama con el que salió de la clínica.1
—Tu padre se quedó toda la noche en la comisaría, ¿lo sabías? —Al entrelazar
las manos, apoya los codos sobre sus muslos. Se inclina un poco en dirección
a TaeHyung, deseando que éste le devuelva la mirada.
—Lo sé—. Claro que lo sabe. JungKook fue quien atendió el teléfono hace ya
un rato y recibió la noticia de HaeSuk para tranquilizarlos.
El deseo, la ilusión, las ganas de poder tocar su cuerpo y que él lo tomara con
la misma dulzura con la que lo ha imaginado cientos de veces, fueron vilmente
arrebatados por su delicada salud. Y lo aborrece, detesta no poder ser alguien
pleno para Jeon.
Al menos eso es lo que TaeHyung cree, pues JungKook no sólo desea tenerlo
entre sus brazos en entrega total, sino tenerlo a su lado, con las manos
entrelazadas, mientras caminan en la misma dirección sin mirar atrás.
Al mismo tiempo, apoyado en la pared al lado de la puerta, JungKook escucha
atento el profundo silencio que se ha impuesto en la sala de estar. Cierra los
ojos y cala un poco de paciencia para no salir y pedirle a HoSeok que se vaya y
así poder seguir disfrutando de TaeHyung. No obstante, muy en el fondo sabe
que es mejor que aprovechen ese pacifico intervalo para limar asperezas.
TaeHyung baja los pies del sillón y apoya las manos lado a lado de sus piernas,
fijando su atención en la espalda del mayor. Muerde su labio suavemente,
sabiendo que sus pensamientos y palabras abrían dos únicas opciones entre
ellos: alejarse o intentar ser amigos, creyendo imposible la segunda opción
por parte de HoSeok. Y no lo culparía. A pesar de todo, se arma de valor y se
dirige con toda la suavidad posible al hijo del agricultor.
—Hobi, debemos...
TaeHyung frunce el ceño extrañado, pensó que HoSeok armaría una batalla
campal contra Jeon y él. Si bien, aprovecha la pregunta para sincerarse con él.
Asiente suavemente con la cabeza al verlo fijamente, y juraría que un destello
desconsolado se asomó en los ojos de HoSeok.
El menor ruega porque Jeon no se atreva a salir de la cocina y responda por él,
lo que menos necesita es que discutan y él termine enfadándose con ambos.
Sin levantarse del sillón, alza la cabeza y la mirada con orgullo. La seguridad
con la que responde hiela la sangre de HoSeok.
Dentro de la cocina, JungKook cruza los brazos y esboza una amplia sonrisa
repleta de afecto correspondido, de un cariño que le llena de júbilo el corazón
al saberlo de la boca de quien quiere.2
—Sé que te he hecho daño, ¿pero no crees que es momento de abrir los ojos y
darnos un respiro? Merecemos estar en paz. ¿Acaso no quieres vivir tranquilo?
—Se acerca más a HoSeok, sujetándolo del brazo como signo de desespero a
que oiga sus súplicas de tregua.
— ¿Lo crees tan fácil? —Aparta la mano de TaeHyung, la misma adornada por
el brazalete, alejándose un paso atrás.1
— ¿Por qué no? Sé que no puedo pedirte que seamos amigos, pero al menos
tratemos de sobrellevarnos. Hobi...
—Ya no hay nada que decirnos, así que será mejor que te vayas—. TaeHyung
casi se interpone entre ambos chicos. Sus almendrados ojos le lanzan una
clara advertencia a HoSeok, que es mejor que se retire antes de continuar
hiriéndose.
—Espero que este riquillo idiota no te decepcione—. Es lo último que HoSeok
dice antes de cerrar con un portazo, no sin antes lanzarle una furibunda
mirada al brazalete que adorna la muñeca de Jeon.2
JungKook ahoga una risa cansada. En verdad detestó saber que TaeHyung
está manchándose con el mismo fango de su mala reputación. Que hablen de
él es una cosa, por mucho que le fastidie, pero que hablen del menor le es
inconcebible. Y al mirar ese dulce rostro, entiende que ese muchacho de
cabello rubio intenta tragar aquel veneno y salvarse. Sin decir nada, lo jala con
cuidado hasta acunarlo entre sus brazos y brindarle un poco de seguridad.
— ¿Tú crees que te decepcionaré? —JungKook baja las manos a la cintura del
menor, afianzando el agarre al hundir los dedos en la fina zona.2
— ¿Tengo por qué pensarlo siquiera? —No se mueve. Admite encresparse por
la tensión en el cuerpo de Jeon, incluso por lo áspero de su voz, al
preguntarle.
—No—. Acuna el rostro de TaeHyung y le acaricia sus mejillas con los pulgares.
Le fascina perderse en su inocencia pintada de almendra. Pero le encanta
mucho más perderse en el dulzor de sus labios rosados cuando desliza la boca
contra ellos.
───────── •❁• ─────────
—Lo sé.
TaeHyung apenas logra ver a través de la cortina, pero los ligeros sonidos
detrás de ésta le aseguran que Jeon va despojándose de su ropa. Una a una,
oye como las prendas van cayendo al suelo. Traga duro, experimentando un
extraño miedo invadir su cuerpo. Un miedo de verse descubierto en pleno
encuentro con su auto placer, por el mismo muchacho que lo excita de mil
formas. Oye los pies descalzos de Jeon acercarse a la regadera y ve como
sujeta la orilla de la cortina con la mano izquierda.
—Yo...—sin poder decir más, TaeHyung enmudece al ver como Jeon abre la
cortina y muestra su regia desnudez.
— ¿Te avergüenza verme desnudo? No tengo nada que no tengas—. Acerca los
labios húmedos al cuello de TaeHyung, deslizando besos a lo largo.2
El menor cierra los ojos y se humedece los labios. Atrapa su labio inferior entre
los dientes, intentando contener un suspiro al sentir la hombría de Jeon rozar
en su muslo.
— ¿En serio te gusto de este modo? —Estrecha los ojos, fijándolos en los
obscuros ojos que lo auscultan como si fuese algo verdaderamente
maravilloso, fascinante y encantador.
— ¿Qué si me gusta tu cuerpo? —JungKook baja la mano por la cintura de
TaeHyung, amoldando la palma en el voluptuoso trasero que masajea
suavemente, hasta depositarla sutilmente sobre la hombría ajena.
TaeHyung mentiría si dijera que eso no le causa placer. Sin embargo, el mismo
miedo de hace algunas horas lo atormenta. <<¿Y si me vuelve a faltar el
aire?>>. Contrae el rostro en frustración, poniendo en alerta a JungKook.
TaeHyung afianza los brazos alrededor del cuello del azabache, dejándose
llevar por el placer de esa mano acariciando despreocupadamente todo su
miembro. Gime suavemente al unísono con los gemidos de placer de
JungKook, pudiendo también sentir su erección frotándose contra su cuerpo.
— ¡Joder! Tae—. Jeon se da cuenta, pues la erección del menor reaccionó por
el toque de este contra su palpitante entrada— ¿Qué haces? —Susurra contra
los labios ajenos, muy consciente de la acción del menor.
—Ya habrá tiempo para eso, no tienes por qué hacerlo ahora—. Susurra con
picardía—Ahora quiero que disfrutes de esto, ya tendremos tiempo de hacer el
amor—. Lo besa con necesidad. Con sus bocas unidas, sintiéndolo asentir
suavemente mientras vuelve a abrazarlo por el cuello.
Por mucho que ambos desean intimar, Jeon no aleja la realidad de su cabeza.
El ver al menor reaccionar favorablemente a sus caricias no le es signo de
poder avivar el fuego contenido en sus cuerpos. Se niega a exponer los límites
de TaeHyung, deseando que al estar juntos ambos lo disfruten por igual.2
— ¡Cielos! Creo que... que me ven... vengo—. Aprieta los ojos, asoma la punta
de su lengua entre sus rojizos labios. La masturbación ha aumentado de
ritmo, orillándolo a sentir un hormigueo en su entrepierna, así como sus
piernas endebles por el acto.
—Está bien...hazlo—. También siente su clímax llegar, así que aprieta el cuerpo
de TaeHyung contra el propio y la pared, aumentando las agitaciones de su
mano. Tensa las piernas y la mandíbula—. Mírame, Tae.
— ¡Ah! —Hace caso— ¡Cielos! ¡Oh! ¡Sí! —Roza los labios con los de Jeon al
sentir sus orgasmos explotar casi al mismo tiempo.
—Jeon...
—Te quiero, TaeHyung—. Estrecha con fuerza el fornido cuerpo contra el suyo,
acariciándole la espalda y el cabello. Vuelve a sonreír al sentir como TaeHyung
lo abraza con la misma intensidad que él, pasando por alto que el agua de la
regadera está helada.
[22] ❁
Al ver por la ventana, TaeHyung procesa poco a poco la tarde anterior. Desde
la agobiante visita de sus amigos, la densa conversación con HoSeok, el
momento íntimo con Jeon, hasta la charla que tuvo con su padre, no entiende
cómo sobrevivió.
Además de que su tía lo disculpó de no poder ayudarla con los postres. Incluso
ella le guiñó el ojo y le susurró, cuando se quedó a solas con él esa mañana,
que aprovechará ese tiempo para avivar su juvenil romance con el atractivo
hijo del alcalde.
—Quizá no podamos ver las flores debido a tu asma, pero podemos caminar
por la feria—. Jeon se para a su lado, tentando la frágil suerte de no ser
asesinado por el oficial tan pronto. Sostiene entre sus manos la mano corazón
del menor, en la que porta el brazalete.
—Eso implicaría encontrarme con mis amigos y por ende con HoSeok—.
Suspira—Además, no quiero que nos rodeemos del desprecio de quienes
siempre nos mal miran—. Lo ve de soslayo, prohibiéndose a sí mismo a
deshacer el nudo en su garganta.
De todos sus amigos, SungJae fue el único que no habló de su malestar,
enfocándose en contarle su día y lo agotado que queda después de restaurar
la cafetería con los demás, lo cual le agradece de corazón.
—Ni tanto—. Ríe con él, permitiéndose cerrar los ojos y a arriesgarse a delinear
con sus labios la pequeña cicatriz. Incluso se atreve a juguetear con los otros
tres pendientes de su lóbulo izquierdo.1
—Hay una razón por la que me gustaría que fueras a la feria—. Clava su cálida
mirada en la del menor, quien se apartó un poco al dedicarle una confusa
expresión.
TaeHyung se aparta otro poco, posando sus manos en los antebrazos del
mayor, observándolo con un hermoso brillo en sus ojos. Apenas puede
encontrar las palabras correctas para develar la emoción de pensar que su
relación va por buen camino. Pero Jeon lo interrumpe al besarle la punta de la
nariz y de susurrarle al oído cuando intenta preguntarle aquella razón que
mencionó.
Sin hacer ruido, queriendo respetar la tregua con su hijo y Jeon, DaeHyun sale
por la puerta trasera para ir a ayudar a HaeSuk a llevar todos los postres a la
feria.
—Jeon, papá nos verá—. Se dirige al sillón, ignorando que su padre se ha ido
hace cinco minutos.
Al ver al rubio acomodarse con las piernas cruzadas sobre el mueble, Jeon se
sienta a su lado y posa una mano sobre la rodilla cubierta por un chándal
negro. Le gusta verlo sonrojado y tranquilo, como si fuese un gato adormilado.
O un tigre con la guardia baja. Simplemente hermoso y curioso a su modo.1
Sin otra cosa en mente, sabiendo que seguramente su tía ya esté en la feria, se
dispone a limpiar un poco la casa.
Al cabo de poco más de una hora, vuelve a observar el reloj con la misma
desgana. Las tres cincuenta y ocho de la tarde.
Sólo falta el último toque, siendo en ese instante las cuatro con cuarenta y dos
minutos de la tarde, un sutil pero elegante maquillaje. Ve la fina punta de la
sombra que Jackson, en mala broma, le obsequió en su cumpleaños para que
HoSeok lo viera más lindo. Alejando esos pensamientos, TaeHyung suspira y
desliza con sumo cuidado la pequeña brocha sobre su párpado derecho, feliz
de que el tono es muy sutil sobre su piel, animándose a emparejar el ojo
izquierdo.
Observa su rostro por varios segundos ante el espejo del baño, sin dejar de
morderse el labio inferior, preguntándose si a JungKook le gustará su aspecto.
—Miren quién se siente mejor en tan poco tiempo—. Jackson lo abraza por los
hombros, impidiéndole entrar al local.
Al mismo tiempo, JaeBum, Mark y HoSeok van acercándose. Los tres escanean
de hito en hito a TaeHyung, sorprendiéndose de que haya salido de su sencillo
aspecto a uno más coqueto y hermoso.
— ¿Te has sentido mejor? —JaeBum le revuelve el cabello, feliz de verlo con
las mejillas rosadas.
HoSeok mira sobre ellos, notando una familiar figura moviéndose junto a
otras tres que desconoce. Frunce el ceño, claramente molesto, decidiendo
fortuitamente dejarlo correr y apartar lo más posible a TaeHyung de esa zona.
—Sabes que quiero irme, Hobi. Pero creo que me quedaré aquí otra
temporada—. Muerde su hamburguesa, sin levantar la vista.
—Si subes conmigo no seré el único tonto que suba al juego después de
comer—. Riendo, jala del brazo a SungJae para hacerlo ir al juego.
— ¿Esperas al riquillo?
—Su nombre es JungKook—. Borra su sonrisa, tras ver a sus amigos irse de tal
modo, clavándole una fría mirada al castaño.1
—Y tú la estupidez.
— ¿Verás a TaeHyung?
—No es tu asunto.
—Bien, búscalo cuanto quieras. Eso sí, te advierto que quizá no te guste lo que
verás.
—Te advierto que si le haces algo me importará una reverenda mierda molerte
a golpes—. Toma acción, sujetándolo del cuello de la camisa para acercarlo
amenazadoramente.
—Como digas, riquillo—. Sin borrar su burlona sonrisa, HoSeok lo empuja con
la misma violencia que JungKook a él. Le lanza una divertida mirada, misma
que altera la paciencia del azabache.2
— ¿Por qué tengo que estar aquí? Yo quería quedarme en casa y dormir, no ver
florecitas y juegos ridículos.
YoonGi rueda los ojos y cruza los brazos. Sin pizca de ánimos va detrás de la
pareja a paso lento debido a la gente. Y es que la verdadera razón por la que
no deseaba ir a la feria del pueblo, es porque JiMin seguramente ya estaría por
ahí pululando y destilando su ternura desmedidamente. Lo peor es que
seguramente estará al lado de algún fulano al que deseará moler a golpes.
Muy en el fondo sabe que ese joven de cabello rosa pálido no es ningún
promiscuo o algo semejante, únicamente es bastante popular, aumentando la
posibilidad de que sí este compartiendo tiempo con alguien en ese mísero
lugar.
— ¡Dios mío! Mira como tienes la cara. ¿Por qué estabas peleando? —
Dulcemente limpia, con un pañuelo el rostro de JungKook. Arruga el ceño de
dolor al verlo contraer el rostro al pasarle la suave tela por las cortadas y los
golpes.
— ¡No vuelvas a acercarte a TaeHyung, te lo advierto! —Ignorando por
completo la presencia de EunBin, JungKook apunta amenazantemente a
HoSeok. La rabia puede verse en sus pupilas y la cólera destilar por su boca
lentamente.
HoSeok ríe y limpia la poca sangre de su boca, del único puñetazo que
JungKook logró atinarle, antes de reír y abrirse paso entre la gente.
— ¡Cielos! ¿No me digas que tú eras el idiota que estaba peleando? —Tropieza
un poco al salir de su asiento y trotar hasta el alto castaño, tocando con
suavidad la cortada con una servilleta limpia.
—No lo sabes.
—Oigan, creo que es mejor que vayamos a otro sitio—. JaeBum toca el
hombro de HoSeok, recibiendo un manotazo al verlo apartarse de TaeHyung.
— ¿Qué te ocurrió? —SungJae agranda los ojos al ver el labio partido del
castaño.
— ¡¿Qué quieres que haga, TaeHyung?! ¡Me duele ver como entregas tu
corazón ciegamente a un tipo que ni siquiera lo merece!
— ¡A mi será a quien Jeon le rompa el corazón! Pero sé que no lo hará—. Jadea
pesado, empuña sus manos a sus costados. El silencio los rodea
incómodamente—Tú no dejes que yo siga rompiendo el tuyo, Hobi.
JungKook gruñe y aprieta los puños, no por el ardor o el dolor, sino por
rebuscar la mala intención en las palabras de HoSeok. Se niega a creer que
TaeHyung accedió a ir con él, aun con su pequeña cita de por medio.
—Deja de hacer caras, te pondrás más feo de lo que eres—. Molesto, SeokJin le
bufa sin pizca de broma. Está muy disgustado por verlo pelear
trogloditamente por vaya a saber qué razón.
—Antes de que te vayas, ¿no tienes que hacer algo primero? —NamJoon sujeta
de los hombros al azabache, obligándolo a sentarse de nuevo—Primero
soluciona esto y después corres como cabrío recién nacido a donde tengas
que ir.
Cuidadosamente sujeta ambas manos y las junta entre las suyas, delatando
esa pequeña punzada de incomodidad por declarar sus verdaderos
sentimientos. Por su puesto que a JungKook no le resulta fácil decirle que ha
vuelto a ser un patán con ella, que simplemente no mereció que le diese otra
oportunidad cuando ni siquiera él estaba en sus cinco sentidos. Pero es
necesario para ambos. No le parece justo herirla de ese modo, ella es
simplemente una buena persona que puede encontrar a alguien que de
verdad la adore y quiera como él a TaeHyung.
Si bien, EunBin interpreta ese pequeño acto como uno más a la lista a sumar
la buena voluntad de JungKook por hacer florecer su romance. Se sonroja
tímidamente y baja la mirada, develando una linda sonrisa que muy pronto se
tornará en una ensombrecida línea. Pero eso ella no lo sabe, pues ignora por
completo que el corazón de JungKook le pertenece a alguien más.
TaeHyung sigue caminando entre la gente, pasando por alto que a sus
espaldas HoSeok lo ha estado siguiendo. Con la molestia en sus pulmones,
con sus tímpanos irritados por tanto ruido y la impotencia de no poder
avanzar más rápido entre el bullicio, decide a alejarse de aquellas entrañas y
poder respirar un poco antes de volver a buscar.1
TaeHyung ríe secamente a la vez que aparta algunas lágrimas de sus mejillas
con cierta brusquedad. Empuja a JungKook con fuerza, haciéndolo tropezar
un poco. Aprieta sus puños, con las ganas de terminar lo que HoSeok comenzó
dominándolo salvajemente, pero al ver la desconcertada figura de la joven lo
mantienen a raya. Deja de verla al reconocerla como la mujer que estaba con
JungKook en el auto esa noche. <<Esto es una maldita broma>>. Prefiere irse
antes de decir o hacer alguna tontería.
Pero JungKook le dificulta las cosas al sostenerlo de nuevo de los brazos, casi
gritándole que ella no sabía nada de lo suyo y que justo en ese instante iba a
decirle toda la verdad. Está desesperado, puede notarse por su voz quebrada
y su cuerpo tembloroso. Sin embargo, TaeHyung tiene oídos sordos y boca
muda ante sus súplicas. Ya no quiere seguir oyéndolo; no necesita ese nuevo
espectáculo que siga hundiéndolo en el fango.
—JungKook, ¿qué significó todo eso? —EunBin lo sujeta del brazo al verlo
tratar de seguir al rubio.
— ¡Ya déjalo en paz, riquillo! —HoSeok abre los brazos para impedirle el paso,
mostrándole una mueca de burla que increíblemente no lo alegra como creyó.
— ¡Deja de joderme!
EunBin enmudece, ya que aquella confesión le cayó como balde de agua fría.
Apenas abre la boca en protesta, ni siquiera parpadea de la impresión. Sin
asimilar ni un poco, se aleja un par de pasos del azabache y analiza su
relación, cayendo en cuenta que en realidad nunca volvieron, que ella se dejó
llevar por la ilusión de querer darle una oportunidad a quien sigue queriendo
con el alma.
—Acabas de tropezar, caer y golpearte muy duro con la realidad. ¿No es así? —
EunBin lo mira bajo sus ojos cristalinos. El mentón le tiembla débilmente
mientras su cuerpo delata su malestar emocional. Sobre todo, su decepción.
—Eun...
TaeHyung pone de cabeza el botiquín del baño para guardar una carga extra
junto a su inhalador, con la intención de perderse del otro lado del bosque.
Sabe que, de ir a su lugar favorito, JungKook lo buscará e intentará darle
explicaciones que no desea escuchar en ese momento. Lo único que quiere es
estar a solas y analizar cada paso que su corazón le ha dicho que estaba bien
dar.
El llanto sigue empapando sus mejillas y todavía así sigue negándose a llorar
abiertamente.
— ¡Sí, sí, la maldita gente me vio salir corriendo de ahí casi llorando! —Lanza
un libro contra el piso, enfatizando su ofuscación nauseabunda por ese
maldito pueblo.
—Hijo, cálmate—. Lo aparta y, con poco tacto, le limpia las mejillas antes de
buscar el inhalador entre sus bolsillos.
— ¡Suéltame!
— ¡Deja de ser tan terco! —Obliga al menor a bajar las escaleras, coge las llaves
de la vieja camioneta, y sale con él casi arrastras.
[24] ❁
Deseaba golpearlo nuevamente para hacerlo sangrar hasta por las orejas por
comportarse como un cínico desvergonzado. Sin embargo, su lado sensible e
irracional, condimentado con celos, gobernó su corazón irremediablemente.
— ¿Pero qué...? —Se inclina un poco hacia adelante al ver las enormes casas
flanqueadas por preciosos jardines y caminos diseñados para cada entrada.
El elegante infierno pudiente del que salió la causa de sus delirios juveniles y
hormonales, va recibiéndolo con la misma frialdad con la que se siente dentro
del pueblo en que creció. Agranda los ojos sin despegar la vista de cada
hermoso jardín y las lujosas casas. Nunca había ido a la villa, al menos no más
allá de la biblioteca que está a los límites a la salida hacia el pueblo. Y si ese
inmueble gubernativo le parece esplendido, por no decir bien abastecido de
literatura, las casas le parecen otro nivel de opulencia inalcanzable.
— ¿No vas a bajar? —De un movimiento apea del vehículo y rodea el cofre para
abrir la puerta del copiloto.
—Que testarudo eres—. Lo sujeta de los hombros, sin atisbo de dureza. Más
bien de miedo. De verdad se ve desesperado y decaído.
TaeHyung oprime sus puños al alejarse para caminar por la enorme casa,
dejando en el recibidor su calzado para ir a la sala de estar y evitar lo más
posible la cercanía de Jeon.
Jeon sigue a TaeHyung para poder entablar una conversación tranquila, pero
el menor lo mira cual felino asustado, con el pelaje erizado y dispuesto a
rasguñar si es necesario.1
—Dame las llaves, déjame volver, no quiero estar contigo—. Sus ojos se
cristalizan impotentes. Ya no soporta el traidor temblor de su cuerpo al verlo
luchar por acercársele.
— ¡Carajo, Tae! ¡¿No crees que el encabronado debería de ser yo?! —Suelta
una risa burlona, casi ahogada en dolor.
— ¡¿Y tú por qué?! —Se queda quieto, luciendo una consternada mirada.
— ¡Por haber ido a la feria con ese estúpido! ¿Te parece poco?1
—No me hagas reír, Jeon. Fui con mis amigos, no con HoSeok—. La risa
mezclada con su voz rota no es buena combinación. Cruza los brazos,
maldiciéndose internamente por el evidente temblor de su mentón.
—Yo...
—Ni para mentir eres bueno, TaeHyung. ¿Así quieres que no te crea tan fácil?
— ¡No vinimos a hablar de mí! Tú... tú eres quien debe de dar las
explicaciones—. Apoya más su cuerpo contra la pantalla, inclinándola un poco
contra la pared.
Con una sonrisilla, Jeon suspira y acuna una mejilla de TaeHyung. Acaricia la
tersa piel con el pulgar. Explica serenamente que su decidía provocó aquel
mal entendido, que las dos oportunidades de hablar con EunBin fallaron
garrafalmente al no tener la suficiente valentía para encarar lo que su
estúpida borrachera provocó esa noche que ella se ofreció a llevarlo al pueblo.
No se justifica, simple y llanamente detalla como su poco esfuerzo lo estrelló
aparatosamente contra la realidad e hiriendo a dos personas que no lo
merecen.
Con el corazón punzante, TaeHyung baja la cabeza para limpiar sus ojos con
las manos.
JungKook entrelaza sus manos con las ajenas al apoyar sus frentes, buscando
contacto visual con esos cristalinos ojos color miel que delatan vergüenza y
timidez.
—Tae, deja de ser tan terco—. Le coge del mentón para verlo a los ojos. A
milímetros de su boca vuelve a susurrar—Te quiero, ¿cómo te lo hago
entender?
— ¿Estás bien?
—Lo estoy—. Baja la mirada, todavía con la boca cerca de la ajena, sintiendo el
intenso rubor trepar hasta sus mejillas. Admite estar nervioso y menos
molesto. Juega con la punta de sus pies cubiertos por unas calcetas blancas.
Bajo una tenue sonrisa, Jeon entrelaza su mano con la de TaeHyung para
guiarlo escaleras arriba hasta su habitación.
Con el corazón latiéndole a mil por hora, TaeHyung jura que ese rubor en sus
mejillas ha gobernado su cuerpo. No da crédito a que no sólo este en casa del
alcalde, sino que esté a punto de adentrarse a la habitación del hombre que le
gusta y quiere.
Sponsored Video
Sponsored by Advertising Partner
—Le pedí a mi madrastra que las plantara. La llamé al siguiente día que me lo
dijiste, mientras te bañabas, para pedirle ese favor.
—Me has sorprendido, Jeon—. Hace una mueca burlesca, volviendo a ver las
flores iluminadas bajo los faroles, pasando por alto la adoración con la que es
observado.
Esa inocente postura, iluminada por una colorida sonrisa y la serena expresión
del menor excitan el corazón de Jeon. Está de pie en el umbral del ventanal,
auscultando cada centímetro del cuerpo acurrucado cual minino en medio de
su cama. Se siente torpe e inexperto, reconociendo en sus adentros que su
cuerpo únicamente ha experimentado el placer carnal bajo los efectos del
alcohol. Donde afortunadamente los preservativos era lo único que no se le
escapaba, si bien sí el verdadero deseo y placer de tocar más que el cuerpo de
alguien más.
— ¿Yo por qué? —Conecta sus miradas, causándole más nervios al azabache.
—Por tu nobleza.
—No lo soy—. Baja la mirada, robándole los nervios al mayor para que su
cuerpo los experimente de hito en hito.
—No la conozco. Y en todo caso, quien me hubiese herido serías tú, no ella—.
Entrelaza sus manos una y otra vez sin intención de verle de nuevo a los ojos.
—Torpe.
Ambos cierran los ojos, disfrutando del agradable viento irrumpiendo entre
las cortinas blancas, acercando sus cuerpos para abrazarse al recostarse
suavemente. Y juguetonamente, TaeHyung entrelaza su pierna con la de Jeon.
Sonríen en medio el beso, intercambiando fugaces miradas y suspiros al
acomodarse para seguir con su ensoñado momento.
—Quiero estar contigo—. Deseaba cerrar los ojos y esperar réplica, pero su
cuerpo no reaccionó a tiempo y clavó sus almendrados ojos con los
chocolates del mayor.
[25] ❁
—Te quiero.
—También te quiero, Tae—. Con una sonrisa dental, JungKook recuesta a
TaeHyung sobre el suave edredón. Se toma el tiempo de delinear su fornida
figura con la mirada y la punta de sus dedos, deteniéndose en los músculos
suavemente marcados que lo enloquecieron al estar empapados por la clara
agua del lago.
— ¿De verdad quieres hacer esto? —Recorre los muslos con parsimonia,
mordiéndose el interior de la mejilla, deseando un sí de esos rojizos labios.
Antes de darse cuenta, los nervios se han difuminado entre caricias y besos.
TaeHyung suspira completamente enamorado, al igual que JungKook al
recorrer su cuello con suaves besos.
— ¡Ah! —Aprieta los ojos y entierra las uñas en los brazos que soportan el peso
ajeno. Flexiona las piernas, oprimiendo las caderas del azabache.
—Tae...
— ¡Cielos! —Junta sus pechos al abrazarlo, implorando entre suspiros que el
dolor se reemplace pronto en placer. Esconde el rostro ruborizado en el cuello
del mayor, suspirando pausadamente al sentir un poco de sopor—Sigue...—
bisbisea delicadamente.
—Te quiero—. Rodea el torso del mayor con sus brazos, gimiendo
entrecortadamente cuando éste comienza a penetrarlo. Puede sentirlo entrar
y salir lentamente. El punzar ya no carcome sus entrañas, es el placer el que
domina cada fibra de su cuerpo.
TaeHyung mueve las caderas, debilitándose por cada choque de sus cuerpos,
sonriendo con el ceño fruncido cuando JungKook roza su punto dulce en cada
embestida. Enreda un brazo en la espalda ajena y sus dedos en el enmarañado
cabello ébano, buscando cercanía.
—Tae...
JungKook acaricia las piernas de TaeHyung, abriéndolas un poco más y
empujando su cuerpo contra el ajeno. El calor es sofocante. Su orgasmo está
por llegar, y sabe que el del menor igual al resentir su miembro balancearse y
friccionar entre sus cuerpos.
— ¡Ah! Amor, sigue... ¡ah! —Una y otra vez, con suavidad y profundidad,
JungKook lo penetra hasta hacerle perder la cordura.
— ¡Carajo! —Sonríe con los ojos cerrados, entrelazando con más firmeza su
mano con la ajena.
Sin salir del cuerpo de TaeHyung, JungKook deja caer su cuerpo sobre él tras
verlo humedecer su boca y suspirar profundamente embelesado. Lo estrecha
con fuerza, hundiendo la mejilla en su desacompasado pecho, oyendo el
frenesí con el que su corazón late al igual que el suyo.
La fina membrana de sudor en sus pieles es disipada por la brisa colándose
por el ventanal, refrescándolos y regresándolos de su pequeña nube a ese
espacio terrenal.
—TaeHyung.
— ¿Sí?
—Te amo.
<< ¿Por ese imbécil me cambió? >>. Contrae el rostro en cólera, cerrando el
espacio a grandes zancadas que parecieran abrir la tierra de un segundo a
otro, sabiendo muy bien que JiMin no es de una calaña tan baja como desea
pensarlo para no sentirse tan miserable.1
— ¿En serio, Park? —Apunta con desprecio al acompañante del peli-rosa claro,
no sin haberlo asustado y causar que soltase su algodón de azúcar.
Por su puesto, JiMin accedió por mero amor al hombre arisco que se dignó en
bajar de su pedestal como el más impasible para conquistarlo.
Al principio todo iba de maravilla, incluso era excitante poder encontrarse tras
bambalinas y poder mirarse como no podían hacerlo frente a los demás. Pero
lentamente, JiMin comenzó a cansarse y a desesperarse por no sentirse lo
suficientemente digno para ir de la mano en público con YoonGi, sumando el
hecho de querer compartir su felicidad con sus amigos.
— ¡Deja en paz a JiMin de una vez! —El tipo con el que iba Park, sujeta del
hombro a YoonGi, propinándole un certero golpe en las costillas y un empujón
en su pierna con sus botas estilo militar.
— ¡Bastardo!
— ¡No hables así de MoonKyu! —Lo empuja del pecho, mirándolo con tristeza.
—JiMin, será mejor que nos vayamos, esto no vale la pena—. Manteniendo la
calma, MoonKyu lo sujeta de los hombros para irse.
Con los nudillos blancos, YoonGi los ve irse entre la gente que los observa con
la misma voracidad que a HoSeok y a JungKook cuando riñeron.
— ¡¿Qué miran buitres?! —Su blanquecina piel se torna roja. Está furioso y la
llegada de SeokJin aviva ese descontrolado fuego.
— ¿Se puede saber qué estás haciendo?
—Te amo.
TaeHyung apoya las manos en los hombros ajenos, a la vez que un caluroso
rubor se expande por toda su piel.
TaeHyung comienza a experimentar las anécdotas que lee de las novelas que
descansan en sus repisas; advierte las múltiples mariposas destrozando
despiadadamente con sus revoloteos sus entrañas, exigiendo salir por su boca
de un segundo a otro, y percibe la pureza con la que esas palabras fueron
dichas. Acepta que no esperaba escuchar esas palabras después de entregarle
su virginidad.
Está descubriendo que puede dejarse llevar por sus más sublimes impulsos y
entregarle su cuerpo y corazón a quien menos imaginó. Es por eso que su
mueca es de felicidad pura, matizada con una pizca de sorpresa,
permitiéndose decir lo que sus labios tanto anhelaron pronunciarle a quien lo
hiciera perder la cabeza.
[26] ❁
TaeHyung delinea el perfil de JungKook con la punta del dedo, sonriendo sin
dejar de morderse el labio al ver los gestos que el mayor hace por las
cosquillas. Es la primera vez que lo ve dormir y admite que le encanta
presenciarlo, sobre todo por la razón por la cual lo tiene a su lado en la misma
cama.
—Sé de lo que hablo cuando te digo que me gustó ser el primero en tu vida,
bonito—. Coloca ambas manos en la cintura baja del menor, acariciando
suavemente la zona con parsimonia.
—Nunca se me cruzó por la cabeza—. Pasea las palmas de sus manos por la
espalda ajena—Olvidémonos de él y de todo lo demás. Quiero disfrutar este
tiempo a solas contigo—. Juguetonamente, JungKook se hunde bajo las
sábanas sin soltar a TaeHyung. Desliza algunos besos por el torso ajeno,
posando sus labios en el vientre que se muestra suave y perfecta para hacerle
cosquillas.
—Me encantas tanto—. Todavía bajo las sábanas, JungKook cambia sus risas
por una serena expresión. Con las manos de TaeHyung sobre sus hombros,
observa y toca delicadamente el cuerpo que hizo suyo anoche. Se toma el
tiempo de admirar cada centímetro de esa suave piel, tocándola con la punta
de los dedos como si deseara encontrar una constelación. Cierra los ojos y
hace lo mismo con sus labios, deslizándolos lentamente hasta llegar a un
pezón y besarlo superficialmente.
— ¿De qué? —TaeHyung pasa sus dedos por el cabello ébano, alborotándolo
más.
—De que el verano acabe—. Frunce el ceño. Es cierto, Jeon JungKook tiene
miedo y muy en el fondo sabe la razón.
—Pero seguiremos viéndonos, ¿no es así? —. Está vez TaeHyung le dedica una
inquisitiva mirada llena de inseguridad.
En una milésima de segundo, los sueños de Jeon de largarse a una
universidad, lejos de la villa y de su padre, se ven reemplazados por una
poderosa razón que se ha convertido en su nuevo motivo, Jung TaeHyung. Lo
único que anhela es que ese atractivo joven este a su lado sin importar que,
esperando ser el mismo soporte y motivo de él para seguir adelante.
— ¿Qué? —Se aparta un poco para verlo fijamente a los ojos. HoSeok le había
planteado la idea bajo una pregunta mezquina, y él apenas la había rumiado
en su corazón en cuanto la escuchó: "¿Verdad que si decido irme de aquí me
seguirás a donde vaya para estar conmigo?".
—Será mejor que baje a preparar el desayuno. ¿Te gustan las tortillas
francesas? —TaeHyung se mueve con cuidado al alcanzar su ropa interior y la
playera que Jeon usó la noche anterior para vestirse.
—Bonito, lo dije en serio. Vayámonos juntos. Que todo este maldito lugar se
vaya al infierno.
—Te amo—. Sin más, TaeHyung baja a la cocina para distraer su palpitar
acelerado y sus hormonas exigiendo que haga caso de la propuesta.
Sí ha de irse con Jeon, necesita asegurarse de que sabrá afrontar cada una de
las consecuencias que se les vendrían encima.
— ¡Hum, hum!
— ¡Alcalde Jeon!3
— ¿Dónde está mi hijo? —Tiene las manos en los bolsillos del pantalón de
traje, luciendo encima una camisa negra y una corbata rojo nacarado colgada
de su cuello. Sus penetrantes ojos escanean la figura ante él bajo unos
anteojos con montura redonda.
El rubio apaga la estufa y trata de cubrir sus muslos con la playera. Baja la
cabeza, sosteniendo lo más posible la dura mirada del hombre ante él. Traga
pesado, sintiendo la saliva bajar dolorosamente por su tráquea hasta que el
hombre vuelve a hablar con la misma aspereza:
—Veo que tienes carácter. Nadie me habla de ese modo, mucho menos se
atreve a cuestionarme en mi propia casa.
—Lo siento, tengo que irme ya—. Sin mirar bien al hombre con quien tropezó,
TaeHyung soba su frente y monta la vieja camioneta de su padre para
marcharse.
—Sí—. Da otro bocado—Me quedé en casa de YoonGi. Por cierto, ¿sabías que
se encontró con JiMin y le armó un show? —Niega suavemente con la cabeza
al recordar la charla que tuvieron NamJoon y él con YoonGi la noche anterior.
— ¿Has visto a TaeHyung? —Se siente frente a SeokJin, cruzando los brazos
sobre la isla.
— ¿Se fue? —Agranda los ojos, pensando en alcanzarlo para entender porque
se fue sin motivo alguno.
—Te encontraste con TaeHyung, ¿cierto? ¿Qué le dijiste para que se fuera tan
enojado? —Se levanta de su sitio, activando una alarma en su hermanastro,
quien lo sujeta de un brazo al pararse a su lado.
—Entonces deja de ser tan inmaduro y sienta cabeza, pero no con un infeliz
muchacho campestre.
[27] ❁
— ¿Peleaste con Dae de nuevo? —Lo abraza como puede, apartando un poco
las manos llenas de masa del cuerpo temblando entre sus brazos.
—Tae, cariño...
Con toda la firmeza posible, dedicándole una pacífica mirada, HaeSuk acuna
las mejillas de TaeHyung con sus antebrazos debido a la mezcla cubriendo sus
manos. Lo ve sollozar y su mentón temblar al son de su rabia, provocándole
que el corazón se le parta.
—Del maldito padre de Jeon—. Sorbe por la nariz, limpiándola con el sobrante
de su playera.
— ¿Cuándo viste al alcalde Jeon? ¿Y qué ocurrió para que digas todas esas
cosas de él?
—Tía, yo...—juega con sus manos, entrelazándolas una y otra vez, sobre sus
muslos—fui a casa de JungKook anoche—. Mantiene la mirada en sus manos.
Escucha el grifo y el chorro de agua, en segundos tiene las manos secas de su
tía sobre sus mejillas.
—Te fallé a ti, a mi padre y a mi mamá—. Baja la mirada, siente que llorara de
nuevo.
HaeSuk suelta una risita sin malicia al sentarse al lado de TaeHyung. Apoya la
cabeza en el hombro de su sobrino y sigue hablándole mientras entrelaza sus
manos bajo la barra.
—Lo más seguro es que todos alabaron a HoSeok por haber puesto en su lugar
a Jeon—. Apoya la mejilla en la barra, con sus manos lado a lado de su cabeza.
Recuerda su rostro con algunos hematomas, debidamente curados antes de
fugarse con él en la vieja camioneta. Aprieta los puños cuando los celos nacen
de sus entrañas. Está seguro de que esa muchacha fue quien lo curó después
de haberse liado con HoSeok. <<¿Y qué estaba haciendo yo? Comiendo una
maldita hamburguesa.>>
— ¿Qué pasó?
—El señor Jung perdió la paciencia y discutió con tu padre poco antes de que
volvieras.
—Lo que me faltaba, ¡estoy harto! —Solloza, pero por falta de aire. Se sostiene
de la orilla de la barra, cuelga su cabeza, y aprieta los ojos con fuerza. Inhala y
exhala poco a poco, emitiendo un ronco sonido que pone alerta a su tía. Se
deja auscultar y en segundos su boca aspira la medicina.
—Tu padre sabe manejar esos asuntos, TaeHyung, no debes alterarte por...
— ¿Qué... no me... altere, tía? —Suspira entre cada palabra y solloza—Yo solo
quiero... ser feliz.
—Vaya, ¿tan pronto olvidó donde vivo o ni siquiera consideró que podría estar
conmigo? Me siento muy ofendida—. Sonríe con esa naturaleza traviesa que la
caracteriza, muy divertida de ver la dura y pálida expresión de su sobrino.
—Estaremos allá en unos minutos, así que has lo posible porque TaeHyung no
se mueva.
—Veo que ya recuperaste el aire. Vamos, ambos sabemos que deseas con todo
el corazón que Jeon hable contigo.
TaeHyung no sabe si sentirse molesto o realmente feliz de saber que su padre
y Jeon irán a buscarlo a casa de su tía. De lo único que está seguro es que
detesta sentirse aun con falta de aire, y trata de ocultárselo a su tía al alegar
cansancio para poder retirarse a su habitación y recostarse un poco. Cubre su
boca con una almohada y comienza a toser. Su garganta se irrita y le duele
infernalmente.
—Quiero hablar primero con TaeHyung, señor Jung—. Jeon traga duro y
sostiene lo más posible la pesada mirada del oficial al oírlo hablar con la tía
del menor. Se queda de pie frente al escritorio, oyendo la breve discusión.
—Estaremos allá en unos minutos, así que has lo posible porque TaeHyung no
se mueva—. Mira fijamente a JungKook al colgar el teléfono—Está con su tía,
así que iremos para allá y ambos me van a oír.
—De acuerdo.
[28] ❁
— ¿Acaso quieren ignorar que ese niño se fue con el riquillo anoche y ninguno
ha vuelto? —Coloca sus manos en la cintura mientras enrojece furioso. A
Jackson le enfurece que traten a TaeHyung como si no hubiese roto ni un
plato cuando, a su parecer, ha roto la vajilla entera con su imprudente
decisión de meter en sus vidas al hijo del alcalde.
—Eso no significa que haya pasado algo entre ellos—. Mark habla al ver el duro
semblante de HoSeok.
Pero Mark lo aparta con la misma violencia al haberlo empujado del pecho
con ambas manos.
— ¡Si tan encabronado estás ve y desquítate con esos dos! —Mark vuelve a
empujarlo al verlo acercarse más alebrestado— ¡Anda! ¡¿Qué esperas?!
—Yo iré a verlo mañana al terminar con la jornada—. SungJae rasca su nuca
mientras estudia las reacciones de los demás, ya que no quiere decir que
también vio a JungKook en la sala de espera.
—Iré contigo, no creo que los demás quieran ir—. JaeBum lanza una seria
mirada a Jackson. Lo que menos quiere es que lo haga sentir mal.
— ¿Por qué sigues aferrándote a él? ¿Acaso quieres que siga pisoteándote? —
Jackson aprieta los dientes. Detesta ver a uno de sus amigos rebajarse de ese
modo por alguien que no lo quiere como desea.
No es que haya perdonado la bajeza del padre de Jeon, pero muy bien pudo
esperar al azabache para poder gritarle todo lo que quisiera y al final estar
entre sus brazos consolándose felizmente. A fin de cuentas, el haberlo oído
gritar su nombre cuando perdía la conciencia le aseguró que estaba realmente
preocupado por él y no por su enfermedad. Aunque eso último haya sido el
motivo de su zozobra en la sala de espera en las últimas horas.
— ¿Estás despierto?
—Dime, el médico dijo algo malo, ¿cierto? —Lo interrumpe para cambiar de
tema. Levanta la mirada y puede ver los hermosos ojos de JungKook
enrojecer. Pero no lo ve llorar, sólo tensar la mandíbula— ¿Qué haces? —
Agranda los ojos al verlo bajar de la camilla y ofrecerle su espalda para que
suba en ella.
— ¿Para qué querías venir aquí? —. Crea un puchero al ver las pocas macetas
con flores y los escasos árboles asomándose tras el barandal.
JungKook carcajea y se acuclilla frente a TaeHyung para jugar con sus manos
y mirar sus mejillas ligeramente ruborizadas. Lo único que le atenúa la sonrisa
es ver sus uñas un poco azuladas al igual que sus labios, así que le besa dedo
por dedo y al final la palma de su mano derecha antes de colocarla sobre su
propia mejilla.
—Si tuviera que volver a repetir el día de ayer, haría exactamente lo mismo sin
dudar.
—Si mi padre te escucha te sacará del pueblo a balazos—. TaeHyung ríe bajo al
sentir los labios de Jeon sobre su cuello hasta llegar a su boca. Cierra los ojos y
entrelaza sus manos en la nuca del mayor para acercarlo más.1
El suave y dulce sonido de sus labios se mezcla con el colorido trinar de las
aves.
—Gracias por estar aquí—. El menor humedece sus labios y apoya la frente con
la ajena.
JungKook pasa sus brazos bajo las rodillas y la espalda de TaeHyung para
cargarlo y llevarlo de vuelta a su habitación. Le encanta cuando el menor
enrolla sus brazos en su cuello y apoya su mejilla contra la suya mientras van
charlando de cosas sin importancia.
—Hobi—. Susurra.
— ¿Por qué TaeHyung? —Sigue mirando hacia abajo, entrelaza sus manos y
flexiona una pierna.
—No entiendo.
HoSeok suelta una risita y se incorpora para verlo a los ojos. Ladea la cabeza e
imita su postura con los brazos cruzados.
—Con todo lo que tienes y al parecer eres, puedes estar con quieras. ¿Por qué
TaeHyung?
—La razón por la que me fije en TaeHyung es porque no busca lo que yo creía
que estaba bien. Él no ve en mí al hijo del alcalde, no ve una billetera llena, no
ve un sujeto con el que se pueda lucir. Me ve a mí—. Musitó lo último con una
bella sonrisa.
—Hobi...
—Sé que pido mucho después de como...—calla al sentir los brazos del menor
rodeando su cintura con cariño, dudando en corresponder el abrazo. Lucha
con todas sus fuerzas por no arrepentirse y tomar su rostro para besarlo, por
lo que cierra los ojos y corresponde débilmente el abrazo. <<Extrañaba tu
calidez>>.1
—Ya lo sé.
TaeHyung alza la mirada y al verlo llorar le limpia las mejillas con el sobrante
de sus mangas.Pasa cuidadosamente la tela por esas mejillas que se adornan
con unos tiernos hoyuelos. Ya no se siente culpable de verlo con afecto, con
cariño casi de hermandad. Sabe que para su viejo amigo fue difícil aceptar las
cosas, sobretodo armarse de valor e ir a encarar los hechos. <<Gracias,
Hobi>>.
En las últimas dos semanas no se ha hablado de otra cosa más que del
indecoroso coqueteo entre JungKook y TaeHyung. Incluso juzgan y ven mal la
actitud indiferente de HoSeok al ver a los susodichos caminando de la mano
en sus narices.
Y por un momento sus amigos estuvieron por sucumbir a los pérfidos rumores,
siendo desengañados por la misma palabra de HoSeok al explicarles que
efectivamente él aconsejó a Jeon cuidar de TaeHyung en su lugar.
Durante ese lapso, DaeHyun ha cedido poco a poco ante el hecho de ver a su
único hijo feliz al lado de quien menos lo esperaba. De hecho, se ha
sorprendido al ver como el hijo del alcalde ha demostrado genuino interés por
sostener una relación mal trecha a ojos del pueblo. A consecuencia, ha
recibido severas advertencias de parte del alcalde Jeon, amenazando la
estabilidad de su puesto en la jefatura, incluyendo la posible anulación de su
ascenso como sheriff de la villa y del pueblo, quedando tras bambalinas que
es la relación entre JungKook y TaeHyung el motor de tal agravio injusto hacia
su trabajo. Y aunque lo supiera, DaeHyun está dispuesto a sacrificarse con tal
de ver a su hijo feliz.
En el caso de Jeon, basta decir que a los pocos días que dieron de alta a
TaeHyung volvió a su casa para encarar a su padre. Nada salió como lo
esperaba. Una clara advertencia, o mejor dicho una amenaza, fue lanzada
para obligarlo a concentrarse en pagar su servicio comunitario y limpiar el
título de la familia Jeon ante los ojos de la prensa: de no alejarse del
pueblerino, tendría que cumplir su servicio militar y al finalizarlo
inmediatamente irse al extranjero.
—Jeon está del otro lado tomando una siesta—. JaeBum comenta mientras
coge otro emparedado y una botella con agua.
Con un pequeño gesto, TaeHyung deja las viandas sobre una silla y camina
rápidamente a lo que deberá ser la parte trasera de la cafetería. O, mejor
dicho, la zona donde antes unos cuantos se ocultaban para fumar un poco y
beber mientras charlaban.
Es la quinta vez, desde que se recuperó, que lleva alimento a sus amigos y
pasa tiempo de calidad con Jeon; justamente bajo el mismo árbol en el que lo
ve descansar a pierna suelta. Se acerca al sudoroso cuerpo y se recuesta a su
lado casi en la misma posición boca arriba, colocando las manos bajo la
cabeza, ladeándola para ver el perfil suave y viril de Jeon.
—Me encanta que me mires de esa forma—. Aún tiene los ojos cerrados, pero
su rostro tiene una enorme sonrisa dental mediándolo.
—Tanto como yo a ti—. Entrelaza sus brazos en el cuello del mayor al dejarlo
besarlo con ternura, sonriendo en medio del beso.
Los siguientes en irse fueron Mark y Jackson, dejando a solas a los demás.
—Bien, tengo que irme si quiero que mi primo llegue en una pieza—. SungJae
bufa cansado al ver su reloj de pulsera.
— ¿Tú primo? —JaeBum frunce el ceño al recordar a un niño demasiado llorón
que siempre estaba pegado a la espalda de SungJae, sobre todo cuando
intentaban atrapar ranas en las cercanías de un estanque cerca del bosque.
— ¡Bien! Nos vemos luego—. Con un breve gesto de mano, SungJae se despide
de TaeHyung y Jeon para alcanzar a su amigo.
Sin decir nada, más que con una sonrisilla en sus rostros, la última pareja se
toma de las manos y camina lentamente de vuelta a casa.
—Al parecer el verano es propicio para reunir parejas—. Jeon entrelaza sus
dedos con los ajenos, sin dejar de mirar al frente.
—Celos.
— ¿De su primo?
Jeon ríe un poco antes de detenerse en seco para ver de frente a TaeHyung.
— ¡Claro! —Enarca una ceja al verlo con pizca de diversión—Cómo digas, Jeon.
Vayamos a casa, tengo apetito.
—Es cierto, lo he visto miles de veces con mis amigos, YoonGi y JiMin. Ambos
pensaban que nadie sabía de lo suyo, pero era evidente como YoonGi ardía en
celos cuando alguien se acercaba a JiMin.
— ¿Te sientes bien? —La poca iluminación de los últimos faroles públicos
apenas le permiten ver los ligeramente azulados labios de TaeHyung. Sin
esperar respuesta, le coloca su mochila y se acuclilla para ofrecerle su
espalda—Si subes te dejaré gritarme y reclamarme todo lo que quieras.1
—Me daré una ducha, ahora vengo a ayudarte con la cena—. Jeon baja a
TaeHyung en la sala y le da un beso en la frente antes de subir de dos en dos
las escaleras.
—Comenzaré a cortar la verdura.
— ¿Hola?
— ¿Con que te ayudo? —Jeon entra a la cocina justo cuando TaeHyung corta la
llamada y se posiciona frente a una tabla para picar la verdura faltante,
habiendo dejado el teléfono mal puesto en la base— ¿Todo bien, bonito?
—Será un momento, por favor—. Muerde su labio inferior al mismo tiempo que
ve fijamente al azabache.
— ¿Te parece que vayamos temprano? Me gustaría invitarte a casa para que
conozcas apropiadamente a SeokJin y a mi madrastra. Prometo que ambos
son otro polo a mi padre—. Rasca su nuca mientras sonríe torpemente—
Prometo que no estará él—. Entrelaza su mano corazón con la del menor, feliz
de verlo seguir usando el brazalete que le obsequió.
—Hay una solución a eso, nada más espera, bonito—. Estira el torso sobre la
barra, apoyándose con ambas manos, para besarle la frente.
+
[30] ❁
—Haz lo que quieras—. Rueda los ojos al darle la espalda para buscar en sus
cajones alguna playera cómoda para ir primero al lago y que también sea
idónea para conocer a la parte agradable de la familia Jeon. Pasa por alto que
la puerta se ha cerrado, pero no puede ignorar las manos del azabache
recorriendo su cintura y sus caderas—Sabes que no me refería a eso.
—Lo sé—. Hunde la nariz en la húmeda cabellera de TaeHyung, sin quitar las
manos de la cálida piel que acaricia suavemente.
—Jeon...
—Tae.
— ¿Sí? —Tímidamente alza la mirada de nuevo a esos obscuros ojos. Deja que
el azabache entrelace sus manos al sentirlo colocarse entre sus piernas. El
corazón le late frenéticamente, pues tiene un poco de miedo de que no lo
haya preparado como la última vez.
Por lo menos hasta que lo ve bajar lentamente, sin soltarle las manos, con una
serie de besos en su torso hasta su pelvis para verlo engullir su miembro.
Arquea la espalda por la nueva y excitante sensación. Gime
entrecortadamente por culpa de la sensación que la lengua de Jeon provoca
al recorrer su erección, jadeando más por los dos dedos ajenos acariciando su
interior.
—Estoy tan feliz de haberte conocido—. Aprieta más la mano entrelazada con
la ajena y abraza con una pierna las caderas del azabache.
Con una suave sonrisa en su rostro, Jeon penetra poco a poco a TaeHyung. Se
detiene al verlo fruncir el ceño y prosigue cuando lo ve suavizar su gesto.
Ambos respiran con pesadez, besándose castamente mientras sus cuerpos
van entrelazándose suavemente nuevamente. Cuando sus pieles se tocan, un
apasionado vaivén del azabache provoca que el joven rubio entinte el
ambiente de éxtasis.
— ¡Cielos! —TaeHyung alza la cabeza y enrolla los dedos de sus pies cada vez
que Jeon entra y sale dócilmente de su cuerpo. Corta sus gemidos en cada
empuje, alzando las caderas para sentirlo completamente dentro.
— ¿Te avergüenza que te vea? —Jadea gustoso y muy ansioso de ver el rostro
de TaeHyung al alcanzar el orgasmo.
Ambos gimen más profundo entre pícaros besos y risas traviesa, empapando
la habitación del amor que sienten el uno por el otro. Sus cuerpos embonan
perfectamente, sus pieles se funden como una misma, y sus suspiros se
ahogan en la boca del otro cuando en cada beso sus lenguas se tocan cuál
guerra.
Entrelazan sus manos una y otra vez, acrecentando sus sueños por enfrentar
el mundo juntos. El corazón de ambos encaja a la perfección, tal cual sus
ideales y sus almas. Cuando sus cuerpos refuerzan el afecto que se tienen,
pareciera que una galaxia nace estrepitosamente en medio del vasto universo
que son sus besos y las dulces miradas que se dedican como si el tiempo no
existiera y mucho menos la crueldad del mundo.2
—Eres muy torpe, Jeon—. Habla bajo mientras desliza el dedo índice por el
pecho del mayor, uniendo los lunares que llega a encontrar en su camino.
—Debiste decirme que ya te sentías mal—. Baja la mirada para tratar de verlo a
los ojos, pero TaeHyung se niega a alzar la vista—Confía en mí, por favor.
Cuando iba a responderle, el teléfono fijo asusta a TaeHyung. Dudando un
segundo, termina por levantarse de la cama al mismo tiempo que se pone
ropa interior y la playera de Jeon para bajar a atender la llamada.
— ¿Hola?
— ¿Jung TaeHyung?
—Si mi padre ya está al tanto, ¿por qué sigue llamando a la casa? —Arruga la
nariz. A ese punto su padre ya debería haberlo llamado para sentenciarle ir a
la clínica y realizarse los estudios.
—Número equivocado.
— ¿Entonces por qué estás tan nervioso? ¿Qué ocurre, Tae? —Cruza los brazos
sobre su pecho—TaeHyung, respóndeme.
<<Porque me dirán algo que tal vez no quiero oír>>. TaeHyung baja la mirada y
aprieta los puños. Lucha consigo mismo en si decirle o no a Jeon sobre los
estudios que su médico solicita se realice con urgencia y que, no sólo por la
ocupada agenda de su padre, evita a toda costa realizarse por el poderoso
terror inundándolo. Pero lo que determina su negativa en decirle a su pareja,
es que él o su tía lo acompañen hasta donde seguramente se aniquilara su
pequeña felicidad. <<Y tengo mucho miedo>>.
JungKook puede ver una profunda turbación en los ojos color avellana de
TaeHyung. Le acuna el rostro para que lo vea fijamente, apreciando la belleza
de esos ojos ahora bañados en zozobra.
—Dijo que no olvide tomar los medicamentos para la alergia—. Aprieta los ojos
por su vil mentira, escuchando enseguida a Jeon suspirar aliviado.
— ¿Eso quiere decir que estás mejorando? —La calma borra rápidamente la
inquietud, animándolo a sonreír con soltura.
Un par de minutos más tarde, ambos van rumbo al barranco con las manos
entrelazadas. Al llegar a su preciado lugar, bajan cuidadosamente por el
desnivel y se acercan al lago para meter los pies descalzos en el agua fresca,
dejando a un lado el calzado.
—También me gusta estar aquí contigo—. Sonríe. Saca los pies del agua para
abrazar sus piernas contra el pecho, apoyando la mejilla sobre sus rodillas
para ver el perfil ajeno.
—Se mi novio—. Sigue mirando al frente, con una enorme sonrisa pintando su
rostro.
—Hablo en serio, Tae—. Al dejar de reír imita la postura del menor y cambia su
semblante a una pulcra seriedad que congela la cordura de TaeHyung—.
Quiero ser tu novio.
—Te quiero—. La dicha se apodera de su pecho, arrasando brevemente con la
culpa de haberle mentido a quien adora con el corazón.
[31] ❁
Jeon baja la mirada un poco triste, pero entiende el efecto catatónico que
seguramente TaeHyung debe experimentar al ver a los ojos a quien
seguramente creyó verlo casado a futuro con HoSeok. Y no lo culpa, lo
comprende perfectamente. Tuerce una suave sonrisilla al suspirar y saber que
al final del día, su pequeño chico rubio hará lo correcto y su recién relación
formalizada verá la claridad del día.
Si bien, ninguno de ellos esperaba ver la cómplice sonrisilla que Jin-young les
dedica al hablar.
—Temo que sí. Soy culpable de devolverle años de vida a la señora Park—.
Jeon rasca su nuca y aclara la garganta, realmente avergonzado. Ríe a la par
que el amigo de su novio.
—HoSeok me contó que hace tiempo terminaron y que, por muy increíble que
parezca, el hijo del alcalde te conquistó. No sabía que te atraían los maleantes
juveniles, Tae—. Cruza los brazos, claramente divertido al ver la expresión de
sorpresa en su amigo y en el azabache.
Antes de que TaeHyung pudiera preguntarle cuándo habló con HoSeok, sus
amigos van dando la vuelta por la cafetería y Jin-young se dirige con el mismo
aire alivianado hacia el azabache.
—Jeon JungKook, ¿cierto? Soy Park Jin-young, amigo de este mal educado
que no nos presentó, y de los trogloditas que vienen. Excepto por mi primo,
claro.
— ¡Eso ocurrió cuando teníamos seis años, supéralo! —JaeBum lo sujeta de los
hombros, haciendo estallar una ruidosa discusión.
La pequeña riña arde junto a los ruegos de SungJae por que se calmen,
aunque las risas de Wang no se hacen esperar y avivan el estruendoso
ambiente. Mark intenta calmar a sus amigos y sobre todo a su pareja.
—En realidad...
Jeon no ha borrado su enorme sonrisa dental por el pequeño show que los
amigos de TaeHyung pueden armar en unos segundos. Le gusta el ambiente
ligero de malos entendidos y cargados del cariño que se tienen pese a todo.
Intercambia miradas con HoSeok, despidiéndose con leve asentimiento para
retirarse junto a TaeHyung, quien mira sobre sobre su hombro para
despedirse con un suave movimiento de mano de HoSeok.
Tomaron el autobús para llegar a la villa, ahora deben montar un taxi para
poder llegar a la casa de Jeon y así dar un paso que, a palabras de TaeHyung,
es uno muy grande en una relación. Conocer a quienes más ama tu pareja es
algo que significa mucho para él, pues le hubiera gustado que su madre
conociera al hombre que lo hace muy feliz.
—Lo mismo digo, en serio—. EunBin sabía de antemano que Jeon amaba a
alguien más y que por eso fue capaz de gritarlo sin importarle las habladurías.
Quiso hacerse a la idea de ver a la deriva el amor que sigue conservando muy
frágilmente en sus recuerdos, pero al ver su realidad materializada le es difícil
no sentirse rota. Conteniendo las ganas de llorar, ella aclara su garganta al ver
su reloj de collar para excusarse y salir corriendo de sus vistas. El ver a su
perdido amor le duele más de lo que pensó. Lo único que espera, de Jeon, es
que a ese muchacho no le haga lo mismo que a ella—Debo irme. Espero que te
guste la villa, Tae—. Sin más, la castaña se despide con una reverencia. Gira
sobre sus talones y se pierde al doblar una esquina.
Jeon mira en la dirección por la que EunBin se fue. Al ver de nuevo a su novio
cae en la cuenta de que fue demasiado torpe e insensible.
—Eres un reverendo burro—. Cruza los brazos y mira a otro lado. Y quisiera
decir que le gusta verse enfadado ante su novio, pero ¿cómo evitar sonreír
cuando este lo abraza dulcemente a a pesar de las miradas curiosas?
Especialmente de alguien más que interrumpe su visita.
— ¿JungKook?
Con una mueca divertida, JiMin ignora a Jeon y saluda al hermoso joven que
está parado a un lado.
—Tú hiciste lo mismo con EunBin, ¿lo olvidas? —TaeHyung no deja de ver a lo
lejos, perdiendo de vista el vehículo negro.
—Lo sé—. Cierra los ojos por el dulce tacto, hundiendo más su mejilla en la
palma ajena. << ¿Yo seré capaz de romperte el corazón? >>
Ambos se quedan un momento parados en el mismo punto, siendo ignorados
por la poca gente que camina a su alrededor. Pareciera que son tragados por
el tiempo, por los recuerdos y los constantes ir y venir de pequeños hitos que
los han forjado hasta ese punto. Una especie de recolección de la cual no
estaban conscientes de enfrascar en sus recuerdos, inclusive en una sonrisa.
Cada una de las personas que se han cruzado en sus vidas, o en las que ellos
han sido participes, no son más que una porción del todo que han enjaulado
en sus corazones. Al igual que cada sitio, cada charla, cada lágrima, cada
suspiro, cada aspecto de su entorno.
—Ya dije que estoy bien. Vayamos a tu casa, ¿quieres? —Pasa la lengua por sus
labios e intenta sonreírle como si su pecho no fuera perforado por un
punzante malestar. Es como si el aire ahora se hiciera una pesada masa
aplacando su corazón, negándose a salir o a entrar y para dejarlo respirar
correctamente— ¿Qué haces? ¡Bájame! —Su novio lo cargó colocando un
brazo bajo las rodillas y por la espalda.
—No es verdad. ¡Bájame ahora, Jeon! —Por más que patalea con toda la
fuerza que tiene, simplemente no puede desprenderse debido al inesperado
cansancio. Se siente débil, más de lo usual y eso comienza a asustarlo.
El remordimiento y las ganas de hacerle saber que debe ir al médico lo
gobiernan una vez más. Abre la boca, emite un ruidito suave, pero no consigue
decirle la verdad. Sin querer sus ojos se cristalizan y deja de luchar por alejarse
de los brazos de quien ruega lo sujete con fuerza. Se siente diminuto y lo
detesta porque sabe que puede ponerles fin a esas nefastas sensaciones y
contar con el apoyo de Jeon.
El mayor lo siente temblar, así como sus tibias lágrimas humedecerle el cuello.
Tensa la mandíbula y sujeta con firmeza el cuerpo ajeno. Sabe que algo anda
mal, incluso que el menor no le dirá nada, aunque insista, por eso lo deja
sollozar mientras va a pie hasta su casa, agradeciendo que la suave sombra de
los numerosos árboles flanqueando las casas los cubre perfectamente.
—Sabes que quiero irme, pero nunca te dije que al salir de este lugar me aterra
no saber qué hacer de mi vida—. Jeon habla con la voz ronca, pues su
intención es distraer el sollozo de TaeHyung—Quiero ir a la universidad, pero
jamás he pensado en que quiero especializarme. Tengo miedo de eso, Tae,
miedo de no saber manejar el mundo que me rodea y mucho menos como
manejarme en él. Pero tengo más miedo de no poder enfrentarlo sin ti a mi
lado.
—Jeon, ¿jamás te dije que deseaba estudiar, cierto? —Entierra sus dedos en la
nuca del mayor, y se niega a levantar la cabeza.
—Siempre te veía leyendo frente al televisor. ¿Cómo podías leer con el ruido
de los programas de variedades de fondo?
—Quería estudiar literatura. Ser escritor era mi sueño, uno que no podré
cumplir por lo costoso de la matrícula. Por eso ser mesero en Park's Table será
mi futuro—. Suelta una risita melancólica.
— ¿Y el tuyo? —Se digna en levantar la cabeza para verlo a los ojos. Esos
encantadores ojos obscuros que lo ven con amor.
—Temo que no. Desde hace dos días he tratado de contactarlo para informarle
que debe traer a su hijo a realizarse un electrocardiograma, ya que los últimos
estudios que le realizamos arrojaron algo anómalo. ¿No se lo comentó
TaeHyung?
—Oficial Jung, le repito que es urgente que traiga a su hijo lo más pronto
posible. Ambos sabemos que esto puede ser muy serio si no nos damos prisa.
[32] ❁
La llamada del médico lo dejó muy mal emocionalmente, pues la mera idea de
que la salud de su hijo ha ido en declive en vez de mejorar, sin siquiera notar
cambios drásticos, lo minimizan al punto de sentirse un mal padre.
¿Cómo pudo pasarlo por alto? ¿cómo no se dio cuenta? ¿en qué punto de su
ya casi estable relación, padre-hijo, le fue desapercibido alguna desmejora en
TaeHyung?
—Buen día, señor. ¿Se le ofrece algo? —HoSeok limpia el poco sudor de su
frente con un paño.
— ¿A la... clínica?
—No fue para tanto. Me gustó preparar algo, aunque fuera un postre—.
TaeHyung sonríe al ver el entusiasmo en SeokJin.
— ¡Porque lo mereces!
Cada vez le cuesta más recuperar el aliento y el hecho viene desde hace
algunos días, de los cuales se ha mordido la lengua para no tener la
preocupación de quienes quiere sobre su persona.
—No te atrevas, ¿me oyes? no te atrevas a volver a ponerte mal—. Jeon junta
sus frentes, suplicándole que mantenga los ojos abiertos y que respire—
¡Maneja más rápido!
—Tae...
El menor quiere hacer caso a los ruegos, abrir los ojos y dar una gran
bocanada de aire. Quiere lanzarse a los brazos de su novio para decirle que
está mejor, que no hay nada de qué preocuparse, que vuelvan a casa y se
acurruquen en el sillón para conversar o simplemente besarse. Pero no puede
y eso es lo que va aumentando su miedo al remover sus orbes sin sentido. La
cabeza le da vueltas y el punzante dolor en el pecho pareciera haber creado
un enorme boquete, dejando caer su corazón con el peso de una tonelada.
Aferra sus dedos en los brazos de Jeon al oír a SeokJin gritar que han llegado
en lo que apea del vehículo y pide ayuda a unas enfermeras que no tardan en
salir con una camilla.
— ¡JungKook, él es menor de edad, por eso quieren que su padre venga! —Lo
sacude un poco, al punto de darle una bofetada para tranquilizarlo—Llámalo
ahora.
Una bofetada era todo lo que necesitaba, un empujón para salir de ese
embotellamiento emocional que lo irritaba al punto de encolerizarse. Jeon
hace caso y camina hasta el teléfono más cercano para llamar a la comisaria.
Aprieta el aparato como si quisiera romperlo, estrangulando de una forma el
terror de ver al médico salir y darles malas noticias. Se niega a perder a ese
muchacho que le enseñó a querer y a madurar sus sentimientos. Ni siquiera
presta atención que al otro lado de la línea alguien insiste que responda.
— ¿Quién llama?
—Me encontré con el padre de Tae a punto de salir del pueblo. Me dijo que
vendría, así que lo acompañé. Ahora dime, ¿por qué está aquí? —Lo sujeta del
cuello de la camisa para levantarlo de un jalón, buscando que reaccione.
[Final]
❝Hᴀʏ ᴘᴇʀsᴏɴᴀs ᴏ̨ᴜᴇ ᴠɪᴠᴇɴ ᴛᴏᴅᴀ ᴜɴᴀ ᴠɪᴅᴀ ʏ ɴᴜɴᴄᴀ sᴇ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀɴ. Yᴏ ʜᴇ ᴠɪᴠɪᴅᴏ ʟᴀ
ᴍɪ́ ᴀ ʏ sɪ́ ᴍᴇ ʜᴇ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏ.❞
—Hᴇʀᴇ ᴏɴ Eᴀʀᴛʜ (2000)
4
Son poco más de las cuatro de la tarde del siguiente día al que internaron de
urgencias a TaeHyung, causando que Jeon se sienta más ansioso de poder
verlo. Ha esperado pacientemente a que DaeHyun y HaeSuk pasarán primero
a ver a TaeHyung, dándole tiempo de controlar las ganas de llorar. Lo que
menos quiere es derrumbarse frente a su novio, buscando mostrarse fuerte
por ambos.
Al sentirse listo para ver a los ojos a su novio, Jeon entra a la habitación sin
conseguir detener el inevitable tembleque de su cuerpo a causa de los nervios.
Se queda de pie contra la puerta en cuanto la cerró, viendo cautelosamente a
TaeHyung acostado en la camilla con ambas manos sobre su abdomen,
completamente absorto en el exterior que la ventana a su lado le ofrece.
— ¿Cuándo volvamos a casa te gustaría ver una película? —Quiere llorar, pero
se contiene para tranquilizarlo. Lo último que quiere es hacerlo sufrir, sin
importar que lo ha hecho durante las últimas horas.
— ¿Por qué de pronto me llamas por mi nombre? —Sorbe por la nariz al sentir
el llanto hacer meollo en sus sentimientos— ¡¿Qué pretendes?! ¡¿Crees que así
minimizarás lo que puede pasar?!1
—Escucha...
TaeHyung ve cada una de las lágrimas de JungKook deslizarse por sus mejillas
hasta su cuello, perdiéndose bajo el ruedo de esa playera que resalta la flor de
su juventud. Sin quitarle la vista de encima se acomoda contra el respaldo,
apoyándose en una almohada para minimizar la incomodidad. Retoma el
control de su respiración y de sus emociones. De vez en vez tose un poco,
alterando los nervios de JungKook desde que comenzó su letanía doliente.
Incluso antes de que entrara a la habitación.1
—Tú mejor que nadie sabe cuánto quiero vivir, especialmente a tu lado—.
Inhala profundo— ¿O ya olvidaste que me propusiste irnos juntos? —Dibuja
una débil sonrisa, permitiendo que la timidez gobierne su juicio al extenderle
la mano, anhelando su tibieza y su afecto. <<Por favor, amor>>.
—Te amo, JungKook—. Musita en medio del beso, sonriéndole con la misma
ternura que él al escucharlo declarar su amor.
— ¿No me amas? —Su frente está junto a la de Jeon, dejándolo ver un perfil
bajo de su rostro. Entrelaza sus dedos en el cabello azabache, jugueteando
con cierto nerviosismo.
—Por favor, deja de estar molesto conmigo—. Cierra un segundo los ojos por
culpa de la tos.
Pero TaeHyung lo nota, no pudiendo pasar por alto la poca sutileza de Jeon al
aferrarse a su recién amargura y a la cólera quemando sus entrañas pese a su
intento de serenarlo.
— ¿Por qué no te creo? —Mantiene los brazos alrededor del cuello ajeno,
acercándolo tanto como puede, avergonzándose por no detener la insolente
tos.
—Debe habar un tratamiento, algo que se pueda hacer—. Hunde el rostro en el
cuello del menor, clavándole los dedos en la cintura a modo de contención a
su propia inestabilidad sentimental.
—Estás siendo muy injusto—. Habla bajito, con un tinte irascible en su tono.
El menor baja la mirada a sus manos vacías de ese alguien que se fue sin mirar
atrás, dejándolo con la pregunta clavada en su corazón. El pánico comienza a
apoderarse velozmente de él, junto a un quebrado llanto que es incapaz de
detener.
───────── •❁• ─────────
JaeBum sostiene una de las tarimas de pino para la nueva pared de los
enamorados, al ver afuera de la cafetería a HoSeok sacar, de una camioneta, el
nuevo letrero de Park's Table. Enseguida ve a Mark ayudándolo a sujetarlo en
las poleas para subirlo a lo alto de la entrada principal del establecimiento y
fijarlo de una vez. Si bien, lo que llama realmente su atención es la vieja
camioneta del oficial DaeHyun transitar frente al establecimiento. Incluso los
demás detuvieron su labor para ver el vehículo pasar, notando que TaeHyung
iba en la parte trasera sin siquiera mirar en su dirección.
— ¿Qué carajos sucede con ese chiquillo? —Jackson lanza una lata de refresco
al ver alejarse la camioneta— ¿Vieron cómo nos ignoró? ¡Como si no
existiéramos!
— ¡Cálmate! Seguramente no nos vio—. Mark lo sujeta por los brazos para
llamar su atención.
Jackson tuerce una sonrisa triste, de verdad le punzó que su amigo los pasara
de largo sin el menor atisbo de anunciarles que estaba de vuelta. Pero
necesita desquitar su malestar y quien mejor que la principal causa.
— ¿Y tú qué? —Brama contra Jeon, quien al recuperarse de su
ensimismamiento volvió a cargar la madera faltante al interior de la
cafetería— ¡¿No te importó que ni siquiera te saludara?! ¡Estuviste con él hasta
apenas unos días en el hospital y ni te dijo que hoy saldría! ¡Pudo decírnoslo a
través del oficial Jung o por una maldita llamada!
—Tú debes saber qué pasó con Tae—. Le sujeta la muñeca al verlo tocar la
madera.
—Tuve que venir a terminar mi servicio, así que no fastidies—. Está más que
furioso y muy bien sabe que es porque él mismo tiene la culpa. La ocasión en
que lo vio en el hospital fue la última vez que lo visitó.
— ¿Y eso fue más importante que cuidarlo? —SungJae se acerca poco a poco,
con los ojos rojizos y la voz quebrada.
Los demás, incluso los trabajadores, observan la hiriente discusión bajo una
pesada aura.
—Ustedes no saben lo que pasó, así que no me encabronen más—. Jeon lanza
los guantes a los pies de HoSeok antes de irse.
Si bien, el alto castaño tiene otros planes al haber atado cabos en esa
abrumadora duda.
Lentamente todos retoman sus trabajos, incluso Jackson que tardó un poco
en relajarse, dejando a JungKook procesar su estúpida actitud para con
TaeHyung.
—No querrá verme—. Sorbe por la nariz, aguantando las ganas de llorar y de
gritar— Además, me iré esta misma tarde de vuelta a la villa—. Masculla.
— ¿Así de fácil?
HaeSuk sale al pórtico para sentarse junto a DaeHyun, quien desde que volvió
a casa con TaeHyung no ha hecho más que enclaustrarse en dos latas de
cerveza al día.
La frescura del viento los envuelve, dándoles a entender que el verano está a
punto de acabar y que el otoño se vanagloriara en todo su esplendor,
cubriendo de ocre y oro cada rincón del pueblo, anunciando posteriormente
las primeras nevadas del gélido invierno.
— ¿Puedo ver a TaeHyung? —La ronca voz de Jeon hace que ambos lo miren
fijamente, siendo DaeHyun el primero en levantarse para acercársele y querer
magullarle nuevamente el rostro ya curado. HaeSuk lo detiene con un suave
llamado, pidiéndole con una mirada que le permita entrar a ver a TaeHyung.
— ¿Te desperté? —Teme sujetarlo, hasta que lo ve tenderle la mano que porta
el brazalete blanco.
—Quiero ir.
Las puertas de Park's Table han abierto sus puertas para recibir a los
comensales y a todos los enamorados que deseen inmortalizar su amor en la
pared de los amantes.
—Claro que no haré tal cosa—. Limpia su mentón, luciendo muy nervioso al
ver como el susodicho pelinegro se acomoda a su lado en la barra, dispuesto a
comer.
—Siempre debes de ser tú, Wang—. JaeBum frunce el ceño al verlo carcajear.
Cada hora, cada día, cada semana, cumplió el sueño de compartir la dicha al
lado del amor de su vida. Conoció la fortaleza y la debilidad, entendió a la
tristeza y a la felicidad, y disfrutó de la tranquilidad y de la angustia.
En medio del caos también descubrió que la literatura era parte de su sueño,
contemplando un futuro lleno de bellos y melancólicos recuerdos que siempre
alimentarían a su corazón en cada otoño por el resto de su vida. Viviría la vida
que, quiméricamente, compartiría con un bello ángel que está grabado a
fuego en su corazón.
Siendo los primeros días del otoño, JungKook se pone de pie detrás del
pódium que lo espera con la misma tristeza que lo llevó ahí junto a la gente
que comparte su dolor. Traga con suma dificultad, luchando por sostenerse
en pie y ver a los ojos a todas las personas que han ido a despedirse con una
rosa blanca en mano, siendo él el único en aferrarse a un discreto ramo de
crisantemos violetas.2
Estar de pie en el mismo sitio en que una vez escuchó a un ángel cantar a la
Tierra, va derrumbándolo lentamente.
—En un punto de mi vida creí que era una persona frívola, ajena a los afectos
románticos que siempre me negué a conocer. Al menos hasta que por azares
de la vida llegué a este pueblo—. Aclara la garganta, prosiguiendo sin bajar un
instante la mirada, apretando los dedos alrededor del ramo a modo de
contención emocional—Jamás creí que el destino se apiadaría de mí al
permitirme conocer a una persona muy especial, misma que con una sonrisa
podía destrozarme y acurrucarme en su calidez—. Viaja lentamente la mirada
por cada rostro, viendo en primera fila a DaeHyun junto a HaeSuk.
— ¡Hijo! —De pronto el llanto de DaeHyun fractura la estabilidad que Jeon
luchaba por sostener. HaeSuk lo abraza con el mismo dolor envolviéndolos.