Rent A Boyfriend Kooktae 168624388
Rent A Boyfriend Kooktae 168624388
Rent A Boyfriend Kooktae 168624388
Veröffentlicht: 2020
"Oh, por Dios... Seré como tu prostituto" "Jesucristo, Tae, ¡no lo digas así!"
*JJK!top; KTH!bottom *Resubida (hasta el CAP 25) *Una pizca de
Yoonmin *Portada hermosa hecha por: [censurado] *Booktrailer
maravilloso hecho por: @-pizzaforevah *¡Gracias por leer! ❤︎
INTRO
RENT A BOYFRIEND
¿Problemas en el ámbito amoroso? ¿Le has jurado a tus amigos que tienes
novio cuando en realidad estás solo, solito, solín? ¡No te preocupes! El
servicio Rent a Boyfriend te permite tener un novio falso durante el tiempo
que quieras, sin las preocupaciones que conlleva mantener una pareja real.
Rent a Boyfriend está disponible tanto para mujeres como para hombres y
otros géneros. Te prometemos un 100% de confidencialidad y calidad. Los
precios varían en cuanto a la exigencia, las muestras de afecto y las horas
de compañía. Cualquier trato privado y sexual está estrictamente prohibido
entre el empleado y el cliente. Para conocer más de nuestra política
corporativa y reglamento de citas, haz click aquí.
Jungkook deslizó el mouse sobre la superficie de su escritorio, causando
que la flecha blanca se moviera en la pantalla del computador hasta
posicionarse sobre la primera opción disponible en el sitio web.
Rentar un novio.
Tragó saliva, jurándose que sólo lo haría esta vez, convenciéndose
arduamente de que situaciones desesperadas requerían medidas
desesperadas y él necesitaba solucionar el gran lío en el que se había
metido lo más pronto posible. Presionó el botón izquierdo del mouse y las
palabras en la pantalla se iluminaron hasta ser de un azul claro. Los latidos
de su corazón se dispararon, éste frenéticamente golpeando contra su
pecho.
Cargando...
Recordó la conversación que había entablado con Jimin aquella mañana en
el café cerca de la universidad. "Yoongi y yo estamos saliendo". Repitió la
confesión de su mejor amigo mentalmente, la frase quedando tallada en su
cerebro e impulsándolo a continuar con esa locura. "Yoongi es mi novio".
"Me hace tan feliz, Jungkook". "Lo amo, como nunca había amado a nadie".
Las palabras hicieron eco en su cabeza, obligándose a sí mismo a no
olvidar la verdadera razón de por qué estaba tomando esta arriesgada
decisión.
Cargando...
—Estoy tan feliz por ti, Jimin-sii. Se nota que estás profundamente
enamorado de Yoongi-hyung.
Aunque yo lo amo más que tú.
—¿Y tú, Jungkookie? ¿No tienes pareja?
Cargando...
—Sí... Empezamos a salir hace unas semanas.
Cargando...
—¡Deberías presentárnoslos! ¿Qué dices? ¿Te animas con una cita doble
para este sábado?
Deberían coserme la boca para que dejara de decir tonterías.
Cargando...
—Claro. Estoy seguro de que mi novio estará encantado de conocerlos.
—Suena como un chico muy dulce, Jungkookie. Me alegro muchísimo por
ti.
—Gracias... Lo mismo va para ti.
¡Cargado exitosamente!
Rent a Boyfriend te presenta a: Kim Taehyung.
Archivos adjuntos:
Ficha de novio.
Política de citas.
Servicios incluidos.
Precios agregados.
¡Muchas gracias por preferir nuestro servicio de renta de novios! ¡Hasta
pronto, y mucha suerte con tu nuevo bombón!
🔸🔸🔸🔸🔸
¡Y aquí vamos de nuevo! TT Espero que les guste, esta es la primera
fanfic que resubiré ❤️ Trataré de recuperar 4 THE LIKES y subirla
también porque extraño bastante a mis wawas taekook uwu Lxs amo,
gracias por apoyarme aún cuando mi anterior cuenta fue borrada.
Chau ❤️ —honey.
CAP 01
CAP 03
RENT A BOYFRIEND / CAPÍTULO 3: UNA REUNIÓN
El segundero del reloj jamás había sido tan lento como estaba siéndolo
aquel día. A la espera de que su novio falso llegara a su arreglada reunión,
había ordenado un milkshake, el cual estaba cerca de acabarse. Miró una
vez más a través de la ventana gigantesca del restaurante, buscando entre
las personas de la calle a alguien relativamente familiar. La foto de perfil de
Kim Taehyung había resultado ser un tanto borrosa, por lo que apenas
podría identificarlo por su color de cabello.
Si es que se dignaba a venir.
¿Existía la opción de que el novio falso rechazara un cliente? ¿Era eso un
derecho? No estaba seguro. A pesar de que había puesto un ticket en "He
leído y acepto los términos y condiciones", no había leído nada en lo
absoluto. Sólo esperaba que su política, no incluyera "si el cliente tiene
nariz fea, el empleado tendrá la libertad de dejarlo plantado".
—¿Se le ofrece otra cosa?— preguntó la mesera acercándose a él.
Jungkook se encogió en su puesto.
—Otra— dudó señalando su vaso vacío. La muchacha rodó los ojos y retiró
el recipiente de vidrio para llevarlo a la cocina.
Empezaba a decaerse. Aunque había intentado mantener sus esperanzas
en alto, el tiempo transcurría y sus nervios parecían incrementar. Si
Taehyung no se presentaba, o peor, si se presentaba y no congeniaban...
Suspiró, sin querer imaginarse a sí mismo en dicha situación. Cruzado de
brazos, continuó observando hacia el exterior, topando miradas con
desconocidos y admirando el cielo tornarse anaranjado. Quizás era
demasiado tarde.
No vendrá ¿o sí?
Kim Taehyung entró al local veinte minutos tarde.
En su defensa, había hecho lo posible por ser puntual. Su trabajo le exigía
complacer a los clientes, estar a su disposición y evitar problemas que
podrían pasar a mayores, y usualmente lo conseguía. Pero cuando se
trataba de Jeon Jungkook no era exactamente bueno consiguiendo cosas.
Cuando se trataba de Jeon Jungkook era difícil tratarlo como un cliente
más. Era completamente diferente, y aunque sabía que no debía ser así,
no podía evitar sentirlo de esa forma.
Halló al pelinegro a unas mesas de distancia desde la entrada. Cabizbajo,
su teléfono boca arriba en la superficie de madera como si estuviera
esperando un mensaje, probablemente uno suyo. Taehyung no necesitó ver
su rostro para reconocerlo. Nunca lo hizo, en realidad. Bastaba con ver su
cabello desordenado, o su espalda con la camiseta del equipo, o sus
zapatillas desgastadas por las prácticas.
Y de repente, como si un rayo lo hubiera golpeado, sacudiéndolo de pies a
cabeza, fue demasiado real.
Los ojos de Taehyung se agrandaron al volverse consciente de que el
verdadero Jeon Jungkook era el que estaba sentado frente a sus narices,
esperando por él. Era real, una persona de carne y hueso, que respiraba,
caminaba, vivía. Ya no un producto de su imaginación. Ya no un simple
recuerdo que podía ignorar con facilidad. La misma persona que no hacía
mucho lo había destruido hasta convertirlo en polvo.
La idea lo aterraba.
Inhaló profundo, inflando su pecho y convenciéndose a sí mismo de que no
estaba a punto de desmayarse por su presencia. Puedo hacerlo, puedo
hacerlo. Tragó saliva mientras daba un paso adelante. Sus piernas
temblaban, mas se rehusaba a dejarse vencer, no cuando Jungkook estaba
a tan pocos metros, no cuando la oportunidad estaba al alcance de su
mano.
Se detuvo frente a su mesa sintiendo su corazón frenético e intranquilo,
acelerándose aún más cuando Jungkook alzó la mirada y se cruzó con la
propia. Ojitos cafés, labios rosados... Era imposible ignorar el hecho de que
el pelinegro seguía con la innata habilidad de robarle el aliento sin siquiera
moverse. Fingir lo contrario era absurdo, negarlo aún más.
No estuvo seguro de cuánto tiempo pasó ahí parado. Cuando regresó a la
realidad, Jungkook esbozaba una sonrisa preciosa que lo embargó de
sentimientos contradictorios, pues pese a las mariposas revoloteando en su
estómago, llevándolo a aquellos días de la secundaria, su sed de venganza
y de hacerle pagar por lo que en el pasado hizo, lo impulsaba a continuar y
a sacar lo peor de él.
—¿Taehyung?— preguntó el pelinegro, levantándose. Escuchar su nombre
proviniendo de su boca era definitivamente un nuevo sentimiento. Jungkook
extendió una mano en su dirección, mano que Taehyung no dudó en
apretar—. U-Un gusto.
No se acuerda de mí.
—Lo mismo digo— sonrió. Jungkook señaló el asiento frente a él,
indicándole que se sentara. Acató la tácita orden y el pelinegro lo imitó.
Se sentía nervioso, irremediablemente carcomido por la ansiedad.
Esperaba que el efecto que Jungkook ejercía sobre él cuando eran
adolescentes, ya se hubiera disipado, pero cada minuto que pasaba, sólo
parecía confirmar su temor de no haberle superado por completo.
La muchacha atendiendo se acercó con una bandeja, de la cual sacó un
milkshake para entregárselo a Jungkook, y luego volteó hacia Taehyung
para tomar su pedido. Un vaso de agua, pues estaba bastante seguro de
que sus nervios no le permitirían comer. Una vez que la mesera se hubo
ido, Jungkook se atrevió a hablar.
—Entonces— silbó, capturando la atención de Taehyung, quien hacía lo
posible para no perder la cordura—. ¿Llevas mucho trabajando en el
negocio de novios falsos?
—No— admitió, tras aceptar su peculiar táctica para romper el hielo—. No
se originó hace tanto ¿sabes?
—Ya... ¿Y te gusta?
—A veces. Depende de la clientela. Nunca sabes cuándo tu pareja será un
psicópata o un asesino serial.
Jungkook le sonrió. —Yo no soy un asesino.
—Es bueno saberlo— bromeó, recibiendo una risilla adorable como
respuesta. Carraspeó, repentinamente el aire volviéndose tenso y
sofocante. Dios, esto apestaba—. ¿Y por qué quieres un novio falso?
Eres... lo suficientemente guapo como para no pagarle a alguien para que
te acompañe.
—Dios— rió, las mejillas sonrosadas haciendo evidente su vergüenza—.
No necesitas ser amable, sé que no soy atractivo— Taehyung quería
golpearlo en la cara. Si Jungkook no era guapo, ¿entonces qué demonios
era él? ¿Un mutante?—. Lo cierto es que no he querido salir con nadie y...
supuse que arrendar un novio no me vendría mal para esta ocasión.
—¿Ah sí?— Enarcó ambas cejas y Jungkook asintió. Esto sonaba como
material útil para sus planes—. ¿Cuál es la ocasión?
—Le he dicho a mis amigos que tengo novio y que vayamos en una cita
doble.
—Les mentiste— puntualizó extrañado. Jungkook volvió a asentir—. ¿Por
qué?
—Es... Es una larga historia. ¿Qué dices? ¿Estarás disponible mañana a la
hora de almuerzo?
—Claro que sí— dijo forzando su mejor sonrisa. Estiró su brazo hasta
alcanzar la mano de Jungkook sobre la superficie de la mesa—. Estoy
completamente disponible para mi novio.
Voy a destruirte, hijo de tu mamá.
—¿Deberíamos inventar una historia?
—Por supuesto, es crucial— dijo Taehyung sin pasar por alto la mirada
avergonzada que Jungkook le dirigió a sus manos—. Necesitamos
coordinarnos. Si quieres que salga bien.
—Lo quiero. Es sólo que...— Suspiró, apartando su mano de la suya y
echándose hacia atrás en su asiento—. Quizá esto no sea una buena idea.
Estaba arrepintiéndose, Taehyung lo sabía, y estaba bien. Varios clientes
habían hecho lo mismo antes. Era la gota de consciencia que no podían
olvidar, de donde nacía la culpabilidad por generar tal mentira y el último
momento en el cual tenían la oportunidad de retirarse. Taehyung respetaba
las decisiones de sus clientes, si querían continuar o parar era problema
suyo. No obstante, esta vez no podía permitirse darle la opción de escapar.
—No dudes, Jungkook. Haré un buen trabajo— le aseguró, percibiendo la
desconfianza que emanaba de los ojos asustados del pelinegro—.
Podemos empezar por lo básico, como...— Miró el cielo, pensativo—.
¿Motes románticos?
—¿Qué?— rió. Taehyung reprimió una sonrisa. Lo tenía—. ¿Acaso me
llamarás amorcito?
—Sólo si quieres.
Jungkook volvió a reír y sacudió su cabeza con suavidad, un gesto que
Taehyung no pudo evitar observar con adoración. Etéreo. Maldijo en voz
baja por andar fijándose en cosas que a estas alturas de su vida
simplemente debería ignorar. Su mirada chocó con la del pelinegro, donde
el pasado aún existía. Porque no importaba cuánto hubiera cambiado, sus
ojitos cafés seguirían siendo los mismos, y le aterraba que ellos fueran el
talón de Aquiles que le impedirían continuar.
CAP 04
Su historia falsa era muy bonita, en realidad. Fueron por lo clásico, donde a
Taehyung se le caían los libros por chocar con Jungkook en el corredor y
las campanas sonaban a su alrededor cuando sus miradas se encontraban.
Amor a primera vista. Después un par de encuentros casuales —quizá no
tan casuales por parte de Jungkook— y finalmente citas oficiales hasta su
actual estado de pareja.
Sus motes eran adorables, acordando que Taehyung le llamaría Kookie y
que Jungkook le llamaría bebé. Decidieron irse por seis meses de
noviazgo, cumplidos hacía dos semanas. Con todo perfectamente
organizado, la reunión pre-cita-falsa había resultado ser un éxito.
El esperado día sábado llegó y Jungkook estaba extremadamente nervioso,
relamiéndose los labios cientos de veces y tratando de que sus manos
parasen de sudar. Vería a Yoongi después de mucho tiempo, y ahora...
ahora las cosas serían distintas. Arribó al restaurante con demasiada
anticipación, pero no le importaba esperar, podía usar ese tiempo para
reflexionar y repasar la historia inventada entre su supuesto novio y él.
Taehyung, por otra parte, estaba ansioso por que la cita comenzara.
Camino al restaurante, pequeñas sonrisas huían de su boca y le era
imposible reprimirlas. Esto iba a ser divertido. Podía sentir a su versión
angelical diminuta hablándole en su hombro derecho, advirtiéndole que los
actos tenían consecuencias y que no debía vengarse pues "la venganza es
un plato que se sirve frío" —aunque no entendía muy bien el problema; el
sushi se servía frío también y era delicioso—. Pese a ello, a lo que él le
prestaba atención, era la vocecita venenosa y traviesa que residía dentro
de su cabeza, incitándole a hacer cosas que jamás habría hecho en la
secundaria. "Humíllalo, como él te humilló a ti".
Lo haría, los residuos de su yo del pasado parecían implorarlo, en un rincón
profundo y recóndito que escondía en el interior de su ser.
—¡Tae!— El mencionado giró cuando entró al restaurante, encontrando
rápidamente a Jungkook, quien le saludaba con una sonrisa. Había cogido
mucha confianza con él en las pocas horas que habían pasado juntos.
Lo que haría esto aún más divertido.
—Hola. ¿Los chicos no han llegado aún?— Se sentó a su lado, procurando
mantenerse cerca para fingir comodidad. Jungkook negó.
—Dijeron que les faltaba poco... Dios, estoy muriéndome de los nervios.
¿De verdad crees que esto saldrá bien?
No, va a arder Troya.
—Por supuesto— mintió, dándole su mejor sonrisa de comercial de
dentífrico—. Confía en mí, Kookie.
Eso pareció calmarlo, el alivio cruzando su expresión y los músculos de sus
brazos relajándose. Debía ser optimista. Debía demostrarle a Yoongi que
tenía novio, que lo amaba y que no sentía absolutamente nada por él.
Podía hacerlo. Podía ocultar los siete años de dolor y sufrimiento a los que
se había enfrentado por creer que Yoongi no estaba interesado en los
hombres. Pan comido.
Taehyung rió igual que los villanos de las películas —mentalmente por
supuesto— al notar que Jungkook se daba a sí mismo ánimos. Idiota. No
podía evitar sentir esa increíble superioridad de saber lo que estaba a
punto de ocurrir. Era como tener spoilers mientras que Jungkook apenas
iba en los primeros capítulos; no tenía ni la menor idea de lo que pasaría.
No vería venir el golpe.
De un momento a otro, la puerta del restaurante volvió a abrirse, y dos
personas entraron, buscándoles. Jungkook sentía que su corazón iba a
estallar. Yoongi. Yoongi. Yoongi. Se le fue el aliento al reconocer su cabello
negro cayendo por su frente, alborotado, suave. Quiso correr hacia él y
estrujarlo entre sus brazos, hasta que sus ojos se detuvieron en algo más.
Manos entrelazadas. Yoongi odiaba tomarle la mano. Pero claro, con su
novio es diferente... Se mordió el labio inferior viendo cómo sus dos
mejores amigos se dirigían hacia él y, por un instante, deseó tirar todo por
la borda.
La voz de Taehyung fue lo que lo trajo de vuelta a la normalidad.
—Salúdalos— masculló, haciéndole reaccionar. Jungkook sonrió en un
santiamén, levantándose de su silla y recibiendo a la pareja con felicidad
que no sabía que tenía. Abrazó a ambos por igual cantidad de tiempo,
intentando no ser obvio, y tras esto, procedió a presentarles a su amado
—y por cierto, falso— novio, Kim Taehyung.
Se sentaron, Jungkook quedando a un costado de Taehyung y
desafortunadamente frente a Yoongi. Yoongi. Se veía tan guapo. Quería
sacarle una foto para poder verle cuando se le diera la gana. A veces
sonreía, y entonces podía admirar sus lindos dientes, mientras sus mejillas
adquirían un tono rojizo, súper extra adorable. Hablaba y sus labios se
convertían en un acentuado pucherito. Jungkook juraba que iba a
desfallecer justo en ese instante.
El mesero llegó y ellos no tardaron en ordenar. Cuando asintió, conforme,
retirándose hacia la cocina, la pregunta decisiva salió a la velocidad de la
luz de la boca de Jimin, quien se hallaba demasiado emocionado por el
romance de su mejor amigo como para fijarse en las miradas profundas y
brillantes que éste le dedicaba a Yoongi.
—¿Y? ¿Cómo se conocieron?
Era la hora. Nunca se habían puesto de acuerdo respecto a quién contaría
la historia, mas cuando vio que Taehyung sonreía y se inclinaba hacia
adelante, asumió que era él quien estaba listo para responder. Decidió que
lo apoyaría de vez en cuando, agregando hechos que claramente jamás
habían pasado, pero que ellos creerían de todos modos.
Grande fue su sorpresa cuando las palabras del castaño no fueron las que
habían practicado, en lo absoluto.
—En una fiesta.
Frunció el entrecejo, sintiendo que algo iba mal. ¿Acaso no recordaba lo
que habían conversado? Por la sonrisa ladina de su acompañante, no pudo
evitar aquel extraño y confuso presentimiento de que estaba haciéndolo a
propósito.
—¿En una fiesta?— repitió Jimin sorprendido. Taehyung asintió. Y
Jungkook no sabía qué hacer ni qué decir. No podía detenerlo, eso
arruinaría por completo su mentira. Decir "oye, disculpa, pero acordamos
decir que nos conocimos porque te choqué, ubícate", no era una buena
opción, sobre todo porque sería él quien se vería más perjudicado en tales
circunstancias.
—Sí— continuó Taehyung, sacudiendo sus pestañas con fingida
adoración—. Una fiesta de la facultad. Estaba borracho y me dio una
nalgada, a lo Christian Grey. Dijo que tenía el mejor trasero de Corea y
después vomitó sobre mis zapatos. Fue cuando supe que era el indicado
para mí.
Suspiró, observando a Jungkook con amor desbordante que hizo a
Jungkook querer desaparecer. ¿Qué está pasando? ¿Mamá? ¿Policía?
¿Aló, servicio al cliente? Creo que me dieron un novio fallado.
—¿Qué?— Yoongi rió, incrédulo ante esa absurda historia. Taehyung
enarcó una ceja con molestia e inmediatamente el contrario calló—. Oh,
hablas en serio.
—Siempre soy serio cuando se trata de mi Kukencio. ¿Verdad,
Tucáncito?— Jungkook se quería matar. ¿Qué hay de Kookie?—. Después
de la fiesta seguimos hablando, ya saben, por chat. Me mandó nudes, ¡y
eran TAN ADORABLES! Debieron haberlos visto. Su cosita era tan
pequeña y tierna y suavecita, chiquita como una pulguita.
—¡Taehyung!— bramó el pelinegro, provocando que el castaño cerrara la
boca y volteara a verlo.
—¿Qué? ¡Pero si no tienes de qué avergonzarte! El tamaño no es algo que
puedas controlar, además no eres el único hombre que sufre de disfunción
eréctil. Yo creo que tus amigos necesitan saberlo, a ver si te pueden
ayudar, con un medical sex center o qué sé yo.
¿Jungkook ya había mencionado que tenía unas inmensas ganas de
suicidarse?
—Siempre soy yo el que lame y chupa esperando que pase algo. ¿Crees
que no me duele la mandíbula de tanto intentar? Deberías pensar en tu
querido novio y pedir ayuda profesional, Kukencio. Estás todo flácido.
Jimin no sabía si reír o... bueno, reír. La situación era sumamente divertida,
incluido el apodo Kukencio. Sin embargo, al ver que su mejor amigo estaba
siendo olímpicamente humillado, se forzó a sí mismo a contener la risa,
aplastándole el pie a Yoongi para que hiciera lo mismo. Jungkook estaba
desfalleciendo y era su responsabilidad como mejor amigo del
convaleciente, ser sus refuerzos en aquellos momentos desesperados.
—Cambiando de tema— dijo Jimin, interrumpiendo a Taehyung a media
oración. Al castaño no pareció importarle, siempre esbozando una
encantadora sonrisa—. ¿Cuánto tiempo llevan juntos?
Bien, esa era una pregunta que Jungkook sí podía contestar.
—Seis meses.
—Ocho meses— dijo Taehyung al unísono, el silencio rodeándolos
nuevamente cuando fue claro que sus fechas no concordaban. Jungkook
volvió a fruncir el ceño, mirando confundido al castaño, mas el rostro de
éste expresaba pura e incontrolable ira, y fue entonces cuando Jungkook
empezó a rezar—. ¿NO RECUERDAS NUESTRO MESIVERSARIO?
—Bebé...— trató de calmarle. Taehyung le dio una bofetada.
—¡Y te atreves a decirme así como le llamabas a ella!— gritó ofendido.
Jungkook estaba más perdido que en matemáticas—. ¡No creas que me he
olvidado de tu infidelidad, Juancook! ¿Acaso sigues viéndola? ¿Es eso?
Demonios. ¡Sabía que no podía confiar en ti!
Jimin abrió los ojos y dirigió su atención a Jungkook, quien sobaba su
mejilla con dolor. —¿Está hablando en serio?— le susurró.
Quiso negarlo, decirles que su novio estaba loco de remate y que se había
escapado del manicomio. Pero la advertencia cayó sobre él como un cubo
de agua fría. Taehyung le miraba, pendiente, amenazante, telepáticamente
hablándole y transmitiéndole un solo mensaje que fue fácil de comprender.
"Diles que miento y yo les diré la completa verdad". Y maldita sea...
Jungkook era oficialmente hombre muerto.
🔸🔸🔸🔸🔸
Pensaba sacar la parte de Tae recriminándole a Jk el haberse
acostado con otra. Pero amo esa parte. Así que la dejé pero menos
agresiva (?) que antes uwu
En otras noticias, parece que esta historia ha sido definitivamente
eliminada de wattpad, lo que significa que perdí la fanfic, por lo que
tendré que reescribir/reinventar los próximos capítulos :') Desde ahora
la historia irá cambiando un poco, así que no será idéntica a la
original. Espero que les guste de todas formas.
Muchas gracias por leer! Lxs amo ❤️
honey
CAP 05
CAP 06
CAP 07
CAP 08
Lo estaba besando.
Tenía la boca de Jungkook sobre la suya y estaba besándolo.
Taehyung estaba besando al hetero-imbécil más grande de la galaxia.
Ni siquiera tuvo tiempo para procesar correctamente lo que había sucedido.
Se sentía mareado, mareado y absorbido, ¿borracho quizá? ¿Su bebida
tenía drogas? Jungkook se separó abruptamente de él con una sonrisa en
los labios —labios que lo habían besado, Jesucristo— y antes de que
pudiera hablar, el pelinegro estaba volviendo su atención a Dowoon.
Cierto. Dowoon.
—Ya veo— dijo su ex cliente, un poco de decepción tiñendo su rostro. Se
encogió de hombros, como dándose por derrotado—. Supongo que eso es
todo, eh. Una lástima, Taehyung.
Se retiró. El ambiente no tardó en hacerse tenso y agobiante para todos los
que estaban en la mesa. Jimin estaba sonrojado —nunca había visto a su
mejor amigo besar a alguien tan apasionadamente— y Yoongi bebía su
Coca-Cola con una expresión confusa, mayormente de desinterés.
Jungkook permanecía en silencio; pese a ello, parecía estar bajo control.
Taehyung era un remolino de emociones.
¿Había sido real? El cosquilleo en sus labios dejó en claro que no estaba
imaginando cosas. Su corazón palpitaba fuerte y desenfrenado, mientras
que un sonido agudo pitaba en sus oídos. Estaba rígido, quieto igual que
una piedra, viendo la comida frente a él e intentando racionalizar lo que
acababa de ocurrir.
Jungkook había hecho eso para deshacerse de Dowoon —obviamente—,
lo que era un importante punto a su favor, considerando que casi son
descubiertos. El beso probablemente había eliminado cualquier rastro de
duda que pudieron haber plantado en la cita anterior, por lo que había sido
una decisión sabia aunque precipitada. Todo fríamente calculado.
Estaba bien.
No había significado absolutamente nada más que simple y cruda
actuación. Estaba más que bien.
Pero por algún motivo, Taehyung se sentía como una bomba de tiempo y él
estaba a pocos instantes de explotar.
Dios, "algún motivo" ni mierda, él sabía a la perfección por qué se sentía
así.
—Fue bueno verlos otra vez— Jimin se despidió recogiendo su chaqueta.
Los platos de comida estaban vacíos demasiado pronto y Taehyung no
había saboreado ningún bocado—. Deberíamos repetirlo.
Se sentía lejano. No estaba seguro de cómo lo había manejado para
terminar la cita sin causar problemas o alterarse, cuando internamente su
mundo estaba patas arriba. Agradeció mentalmente que ya estuvieran
partiendo caminos, porque su resistencia para entonces era cercana a
cero.
El beso seguía reproduciéndose en su cabeza.
—No fue mal— dijo Jungkook. Ambos caminaban en la acera fuera del
restaurante. Jimin y Yoongi se habían ido—. Estuviste... bastante bien en el
último rato, de hecho. Al principio creí que tratarías de joderlo como antes.
Taehyung no contestó.
—Dijeron que saldrán a aguas termales durante el fin de semana. Nos han
invitado. Suena bien ¿no?
Ni una palabra.
—¿Qué dices? ¿Estás libre? Partiríamos el viernes por la noche. Hay una
oferta por ir en pareja. Aunque tendríamos que compartir habitación. Pero-
Y luego, la bomba detonó.
—¿¡Por qué me besaste!?— exclamó furioso. Se detuvieron, Taehyung
cruzado de brazos y echando humo por las orejas mientras que Jungkook
tragaba saliva, sabiendo que esto iba a venir. Honestamente lo había
estado esperando.
—Ya sabes, por Dowoon. Y funcionó bastante bien. Sé que los besos están
prohibidos, por lo que supuse que él-
—¿¡Y por qué demonios crees que están prohibidos!?
Jungkook dudó. —¿Infecciones?
—Dios— jadeó—. ¡Está incluido en las cláusulas por algo! ¡No debiste
haber desobedecido!
—¿Qué rayos te sucede? Sólo fue un beso.
La cara de Taehyung estaba roja, y no sabía si era del enojo o algo más.
Hasta que respondió.
—¡Mi primer beso!
La imagen se congeló por unos breves segundos, los cuales se sintieron
como una infinidad. Sólo ellos, gritando en la calle, Taehyung respirando
con agitación y Jungkook mirándole anonadado, incapaz de formular una
oración lógica.
—Primer— dijo. Su voz salió ahogada. Taehyung tragó en seco y miró sus
pies—. Primer... Tienes que estar jodiéndome.
—Pues no— Sus labios estaban abultados sin su consentimiento—. Es la
verdad.
—Tú...— Silencio, y luego, la calma de Jungkook se rompió—. ¿¡Cómo es
posible que jamás hayas besado a alguien!?
—¡Para tu información, no todos somos populares y amados en la
secundaria!
—¡Pero-!— Pero no soy ciego y puedo ver que estás más bueno que el pan
y que cualquier persona con cerebro te daría duro contra el muro—. ¡Pero
después de la graduación! ¿Acaso no conociste a nadie en la universidad o
en tu trabajo?
—¡Estaba buscando a alguien especial! Quería que fuera como una
película donde nos amaríamos y nos casaríamos y el beso sería perfecto.
¡No con el hetero-imbécil que me arruinó la vida en primer año!
—¡Oye, no me llames así!— gruñó, altamente exasperado porque la
situación se le estaba yendo de las manos y porque... porque quizá se
sentía un poco culpable después de todo—. Además, ¿qué iba a saber yo
que nunca habías dado un beso? ¡Estás en el bendito trabajo de arrendar
novios, por el amor de Dios! ¡Creí que eras un profesional y que tenías
experiencia! ¿Por qué estás en esto si ni siquiera has tenido pareja?
—Necesitaba el dinero— Refunfuñó, sin querer hablar más del asunto.
Taehyung quería que esto fuera una pesadilla de la que iba a despertar
pronto. El proyecto Rent A Boyfriend le agradaba debido a que en el
reglamento decía explícitamente que los besos estaban prohibidos. ¿Quién
iba a decir que Jungkook era un rebelde sin causa que se pasaba las
reglas por alto? Ahora lo odiaba aún más, humillándolo y arruinando su
linda película romántica...
—¿Estás llorando?
Taehyung esnifó por la nariz y se talló los ojos. —No.
A Jungkook se le hundió el pecho. Si bien se había acostumbrado al mal
humor de Taehyung, a su cara de pocos amigos, a su bipolaridad y un poco
a su falsa felicidad frente a Yoongi y Jimin, no sabía qué hacer cuando el
llanto venía a tema.
No era experto consolando gente. Era mejor en... ¿En qué? ¿En insultarlos,
burlarse de ellos y hacerlos sufrir hasta la graduación? Dios, soy un asco
de persona.
—¿Cómo puedo compensártelo?
Cuando las palabras abandonaron su boca, no era consciente de lo que
eso traería en el futuro para él.
—¿Compensarme?— murmuró Taehyung. Jungkook asintió—. ¿Cualquier
cosa?
—Cualquier cosa— afirmó.
Los labios del castaño se curvaron en una maliciosa sonrisa, mandando
escalofríos por la espina dorsal de Jungkook, y fue ahí cuando el pelinegro
supo que tendría que empezar a rezar. ¿En cuántos líos más se metería
por culpa de Kim Taehyung?
🔸🔸🔸🔸🔸
:D
Espero que les haya gustado el capítulo uwu Lxs amo mucho! Estoy
ansiosa por alcanzar el capítulo 25 y subir cositas nuevas ggg
honey
CAP 11
CAP 12
Jungkook como que... había dejado de odiar a Taehyung, y eso era —al
menos para él— malo, muy malo. El peor nivel existente de malo.
El chico era un fastidio. Su humor era cambiante y a veces sonreía tan...
tan bonito que Jungkook se preguntaba qué demonios tenía en la cabeza
para siquiera considerarlo bonito.
No le gustaba su manera de ser. Eso lo había determinado tan pronto la
venganza se llevó a cabo. Era molestoso, se burlaba de él cuando tenía la
oportunidad, inventaba historias absurdas acerca de él que le contaba a
Jimin y a Yoongi.
Y Jungkook lo dejaba, porque comprendía lo mucho que Taehyung debía
odiarlo por lo sucedido tiempo atrás, y no había hecho la situación mejor al
amenazarlo con hacer que lo despidieran. Sin embargo, eso no impedía
que aborreciera su actitud. Era desagradable, un tanto cínico y, tal como le
había dicho, odiable.
Odiable... Pero ya no tanto.
—Tengo sueño— gruñó Taehyung, regresándolo a la realidad. Jungkook no
alcanzó a responder—. Préstame tu hombro, Kukencio.
Las palabras quedaron atoradas en su garganta cuando el castaño apoyó
su cabeza sobre él y cerró los ojos, acomodándose para dormir. No tardó
mucho cuando su cuerpo se relajó contra el suyo, haciéndole saber que se
había rendido a los brazos de Morfeo con facilidad.
Era fin de semana. Jimin y Yoongi los habían invitado a unas aguas
termales. En los últimos días, el plan Cupido no había marchado bien.
Aunque habían tratado una vez más visitar un bar y buscar a alguien,
Taehyung no podía evitar sentir miedo. Comprensible, considerando su
primera experiencia, por lo que decidieron tomárselo con calma.
Lo malo, era que ser su Cupido conllevaba ciertas cosas; entre ellas, que
pasaran más tiempo juntos del presupuestado.
Y Jungkook estaba confundiéndose.
Pensar que alguien irritante era tierno iba en contra de cualquier lógica,
sobre todo de la suya. Taehyung jamás era dulce con él, y cuando lo era,
su única finalidad era hacerlo enojar. Lo sabía. No era ninguna sorpresa
que Taehyung era una persona difícil con la que tratar.
Pero por algún motivo que desconocía, le gustaba.
Le gustaba poder lidiar con su complicada personalidad y sus comentarios
mordaces, le gustaba que estuvieran en la misma página y que se
desafiaran constantemente, le gustaba frustrarlo, cuando sus ojos
quemaban con fuego y una sonrisa engreída se apoderaba de sus labios.
Dios. ¿Qué demonios estaba pasando con él? Ni siquiera era capaz de
descifrar sus propios sentimientos.
—Muévete, pesas mucho— se quejó Jungkook, empujando al castaño lejos
de su hombro. Taehyung frunció el ceño, medio dormido aún.
—¿Me llamaste gordo?
—Tal vez.
—Eres el peor, Tucáncito. Te acusaré con Jimin— murmulló, para después
descansar su cabeza contra el respaldo y caer dormido de nuevo.
¿Quién podía juzgarlo? Eran las siete de la mañana de un sábado y ya iban
en el bus camino a las termas. Taehyung había trasnochado debido a un
informe de la universidad y se hallaba en las peores condiciones por su
falta de sueño. Además, según le había informado, tenía prueba el lunes.
Su maleta se basaba en ropa y libros, cientos de libros que utilizaría para
estudiar. Jungkook le había dicho que se quedara en casa, pero el terco
castañito insistió hasta que se encontró sentado en aquel bus.
—Debiste haberte negado— susurró viendo el rostro cansado de
Taehyung, sus ojeras y sus pestañas que rozaban éstas. Escuchó una risa
perezosa provenir de él, indicándole que estaba despierto.
—No. Siempre he querido venir a las aguas termales. Además tú pagaste
el paquete de pareja, que me incluye a mí— Abrió un ojo y le sonrió—.
¿Quién podría rechazar esa oferta?
—Alguien cuerdo— contestó. Taehyung frunció el ceño y le sacó la
lengua—. ¿Quién en su sano juicio viene a estresarse y a relajarse al
mismo tiempo?
—Yop.
—Tonto... Vamos, ven acá— Cruzó su brazo hasta que su mano alcanzó la
mejilla de Taehyung y empujó ésta suavemente hacia él para apoyarlo en
su hombro—. Debiste haber traído una almohada.
—Mm— Taehyung se removió, deteniéndose cuando se halló a sí mismo
cómodamente situado a un costado de Jungkook. Con su cabeza sobre su
hombro, suspiró—. Eres como un osito.
—¿Qué?
Jungkook esperó que repitiera sus palabras. Taehyung ya estaba dormido.
「。。。」
—¡Llegamos!
Jungkook brincó en su asiento, despertando y viendo desorientado su
alrededor. Taehyung seguía en su hombro, quejándose entre sueños y
apretando los ojos mientras se aferraba a él.
—Aw, son adorables— dijo Jimin con ternura. Sonrió—. Dile a tu bello
durmiente que despierte. Yoonie y yo nos registraremos en el hostal.
—De acuerdo— murmuró, desperezándose. Jimin hizo un último ademán
de despedida y se bajó del bus.
Dormirán juntos. Se mordió el labio, deseando no haber pensado en ello.
Era lógico que compartieran una habitación, una cama. Eran pareja.
Novios. Son novios. Tragó saliva, en un mísero intento de contener su
dolor, y exhaló.
"Yoonie".
—Señor... No, no— Jungkook se congeló en su sitio al reconocer la voz de
Taehyung sobre su oreja. ¿Le hablaba a él?—. No puede... No puede
llevarse mis nuggets. Yo pagué por mis nuggets... Nuggets...
—Dios, sigues dormido— bufó. Observó a Taehyung, quien de la nada
relamió sus labios con lentitud y acabó entreabriéndolos, la mirada del
pelinegro siendo cautivada de inmediato por esa boca húmeda y rosada.
Últimamente, quería besarlo.
Jungkook había besado a varias personas a lo largo de su vida. Su primer
beso fue accidental, a los cinco años, con un niño de su clase, quien le
pegó después de eso. El siguiente fue una niña que le dijo que le gustaba y
que terminó por alejarse porque "besar niños es asqueroso". En la
universidad, besó a un par de desconocidos en las fiestas, besos que
jamás pasaron a mayores.
Y después estaba a Taehyung, a quien había besado por obligación.
Se había sentido bien.
—¿Qué mierda?— soltó, y su respiración se hizo pesada. No, no quería
besar a Taehyung, eso era ridículo. ¿En qué demonios estaba pensando?
"Sólo fue un beso". Necesitaba grabarse esas palabras en la cabeza.
Taehyung roncó en su oído. —Nuggets...
🔸🔸🔸🔸🔸
Que tengan un lindo día!! ❤️❤️❤️ Lxs amo mucho uwu
honey
CAP 13
CAP 14
CAP 15
Partió por decir lo que debió haber dicho hacía mucho tiempo atrás.
—Lo siento.
Taehyung frunció el ceño, genuinamente confundido.
—¿Sientes qué? ¿El besarme la primera vez o el besarme la segunda vez?
Oh, ya sé— dijo con una sonrisa radiante e irónica—. Lamentas ser un
reverendo idiota que ataca bocas sin consentimiento.
Jungkook resopló, rodando los ojos. ¿Qué había esperado? Por supuesto
que pedir disculpas sería un trabajo complicado, sobre todo considerando
que era Taehyung. Se sentó sobre la cama, en una de las esquinas, e
inhaló profundo.
—Lo siento... por lo que te hice cuando íbamos en la escuela— continuó
serio. Sus ojos se enfocaron en Taehyung, quien tenía la expresión más
perpleja del mundo—. Hice muchas cosas de las que no me siento
orgulloso.
Hubo una pausa —probablemente Taehyung procesando la situación—
antes de que el castañito abriera su linda y besable boca para hablar.
—¿Estás disculpándote por lo que me hiciste?— susurró. Parecía perdido
y, cuando se hizo un poco para atrás, Jungkook supo que estaba
desconfiando de sus palabras. No podía juzgarlo. Para él también sería
difícil creerlo si estuviese en sus zapatos. Siendo un imbécil antes y
después, no ayudaba en su credibilidad, menos a ser alguien en quien
podías confiar.
Su voz salió suave. —Sí.
Taehyung tembló.
—No creí que...— Se cruzó de brazos—. Esto es... Sé que te exigí que me
pidieras perdón, pero no pensé que en realidad lo harías.
—Había tratado de hacerlo. Cuando fui a visitarte en la pizzería—
confesó—. Pero ya ves, eso salió muy mal. Y, honestamente, no tenía las
agallas para decírtelo.
Hubo unos segundos en los que guardaron silencio. Taehyung se relamió
los labios.
—Vaya... Siendo tan correcto y pidiendo disculpas con honestidad...—
Silbó—. Esas aguas termales realmente te fundieron el cerebro, Tucáncito.
Jungkook no pudo evitar reír. —Bobo, hablo en serio. Fui el mayor
hetero-imbécil de la galaxia, en la secundaria y cuando nos reencontramos
también. Te... traté como la mierda, te grité, te amenacé...
—Robaste la virginidad de mis labios— añadió Taehyung.
El pelinegro suspiró. La verdad de eso no me arrepiento.
—Mi punto es que fui un verdadero idiota que merece una buena patada en
las bolas. Lamento lo que te hice. Sé que no hay forma de volver al pasado
y enmendar las cosas— dijo culpable—. Si pudiera lo haría... No merecías
eso...
No merecías ser odiado por amar.
No merecías sufrir como sufrió ella.
—Por favor, Taehyung, ¿podrías perdonarme?— rogó. Y por un instante, en
el rostro del contrario pudo atisbar la sonrisa de su hermana. Una punzada
golpeó en su pecho—. Seré mejor... Te lo juro.
El castaño le miró dubitativo. Jungkook sabía que sus palabras jamás
llegarían a los oídos de la única chica que amó, jamás tuvo la oportunidad
de decírselo y se arrepentía hasta aquel día. No quería que más tarde se
arrepintiera de no haber arreglado las cosas con Taehyung.
"La vida se acaba tan rápido. Somos efímeros en un universo eterno. Ama,
perdona y pide perdón a aquellos que heriste en el pasado. No dejes que
tus errores te hundan al final."
—¿Realmente lo sientes?— murmuró Taehyung. Jungkook asintió,
deslizándose sobre el colchón para acercarse a él.
—Sí. No tienes idea cuánto. Sé que esto es increíblemente repentino y
entenderé si no quieres perdonarme... Pero necesitaba decírtelo.
Necesitaba intentar— Taehyung dobló sus piernas frente a su torso y las
abrazó, luciendo tremendamente vulnerable—. He logrado cambiar. Pero
siento que, el haberte visto de nuevo, revivió a ese idiota que solía ser en la
secundaria... Lo lamento.
El castañito inhaló hondo y evadió su mirada. —Bueno... esto es raro.
Siempre soñé con este momento, sólo que... no pensé que llegaría. Se
siente irreal.
—Es real— lo interrumpió Jungkook. Taehyung rió.
—Sí, puedo notarlo. En mis sueños llegabas montado en un caballo blanco
y me pedías matrimonio. Además te veías mucho más atractivo— mintió. El
pelinegro frunció el entrecejo—. Sin ofender.
Un suspiro. —Dios, eres tan molesto.
—¡Oye!— se quejó dándole un manotazo en el hombro—. ¡Creí que
estabas tratando de conseguir mi perdón! En ese caso, deberías decir "Oh,
bello y etéreo Taehyung, tan lindo y simpático, permíteme ser tu esclavo
para enmendar mis errores"— dijo fallando al tratar de imitar su voz.
—Yo no hablo así.
—¡No me corrijas!— lo regañó, haciéndolo reír. Jungkook con el cabello
húmedo y sonriendo, se veía bonito; lo que era frustrante, la verdad.
Taehyung sintió una cosa removiéndose en su estómago, y se obligó a
pensar que era una lombriz solitaria y no el que su cuerpo empezara a
reaccionar inconscientemente por Jungkook.
Eso estaba en el pasado ¿no?
El silencio los envolvió por un rato, minutos en los que Taehyung se dedicó
plenamente a reflexionar. No estaba enfadado. Su rencor se había ido
disipando lentamente a través de los días, desde que descubrió que
Jungkook ya no era tan desgraciado como lo era antes. Además, el que se
hubiera disculpado era un paso enorme que creyó que jamás existiría.
Has cambiado. Has cambiado bastante, y esta versión de ti... me está
haciendo perder la cabeza.
—Te perdono— dijo de repente. Los ojos de Jeon se ampliaron con
sorpresa y Taehyung sintió sus mejillas arder—. No te creas que esto es
sencillo. Pero, te perdono. Yo también he cometido errores. Supongo que
mi mini venganza no estuvo muy bien ¿eh? Lo de separar el trabajo de lo
personal realmente lo mandé a la mierda.
—Si te tranquiliza, me lo tenía bien merecido— respondió, causando que
los labios de Taehyung se curvaran en una sonrisa.
—Un poco. Si te soy honesto, la bofetada que te di, había querido dártela
desde hace mucho. Se sintió bastante bien.
—Ah, ya veo. Estamos diciendo verdades ahora— se burló. El castaño
soltó una risita adorable antes de bostezar, delatando sus irremediables
ganas de dormir—. ¿Cansado?
—Mm— Asintió—. El viaje y el estudio me tienen muerto. Mi teoría es que
la universidad quiere que no descansemos en lo absoluto.
Jungkook extendió un brazo y despeinó su cabello. —Duerme. Te
despertaré para almorzar.
—Aw, ¿no eres una ternura cuando quieres serlo, Kukencio?— El pelinegro
resopló—. Tomaré tu oferta. Una siesta suena bastante tentadora.
—Si sigues así, acabarás desmayándote algún día— dijo preocupado.
Taehyung gateó hacia el inicio de la cama mientras que Jungkook recogía
una almohada del piso—. Tu cuerpo no puede resistir si no te tomas un
descanso.
—Por eso, lo haré ahora— lo cortó, sin desear que dijera más. Le ponía
nervioso que Jungkook se preocupara tanto. Se recostó bajo las sábanas y
el pelinegro acomodó la almohada bajo su cabeza—. Gracias, doctor Jeon.
Usted es muy servicial.
—Bobo. Duerme, mientras voy a desempacar.
—Sí, su comandante— Obedeció, cerrando los ojos y escuchó a Jungkook
soltando otro resoplido. Era divertido fastidiarlo.
Estaba agotado, su cuerpo resentía el sobreesfuerzo. Sin embargo, era
difícil relajarse cuando su mente no paraba de reproducir lo que había
sucedido.
Jeon Jungkook le había dicho que lo sentía. Jeon Jungkook se arrepentía
de lo que le había hecho. ¿Quién lo diría? A Taehyung realmente le
agradaba el nuevo y verdadero Jeon Jungkook. Estaba feliz de que
hubieran resuelto las cosas. Ahora ambos estaban bien y en buenos
términos.
Bueno, casi. Tampoco podía dejar de pensar en esos incidentes. Le había
robado su primer y segundo beso, los que tenía destinados para alguien
especial. Patudo. Decidió olvidarlo, esa era la mejor opción que tenía. El
tercero, se aseguró. El tercero será el definitivo. Como dicen, la tercera es
la vencida. Sólo tengo que ser cuidadoso y procurar que se mantenga bien
alejadito de mí.
Debió adivinar que sus intenciones no servirían de nada.
🔸🔸🔸🔸🔸
STREAM BOY WITH LUV >:(
honey
CAP 17
CAP 18
JAJAJDBNFNSS bloquéenme.
Lxs amo mucho! Espero que tengan unos maravillosos días! Y recen
por mí porque ya nos acercamos al capítulo 25 y después voy a tener
que empezar a escribir nuevas ideas otra vez :^) Hasta pronto! ❤️
honey
CAP 19
Había que ser un idiota para creer que las palabras de Jungkook eran
sinceras. Importarle, pensó Taehyung con ironía, importarle cuando lo
desecharía tan pronto su objetivo del novio falso se cumpliera. Una voz
dentro de su cabeza le advertía que aceptar la preocupación del pelinegro
sería un grave error, que lo mejor que podía hacer era apartarse y cortar
cualquier lazo que los uniera fuera del ámbito profesional.
Un negocio, un contrato. Que estuvieran en relativamente buenos términos,
no significaba que pudieran traspasar la línea que dividía al cliente y al
empleado. Podía escuchar a Namjoon diciéndole que no cometiera una
estupidez impulsado por la curiosidad. Que Jungkook era y siempre sería
alguien de quien debía mantenerse alejado.
Pero esos ojos cafés habían sido su talón de Aquiles desde el primer día, y
sin darse cuenta, Taehyung se permitió a sí mismo confiar una vez más en
el hombre que había roto su corazón en el pasado, jurándose que eso no
volvería a ocurrir. Que era un error del que se arrepentía.
Sin saber que inevitablemente, Jungkook pisotearía su corazón de nuevo y
él no sería capaz de esconderse o huir.
—Jungkook— lo llamó en un hilo de voz. El pelinegro ladeó la cabeza con
curiosidad—. Tú... ¿Por qué me besaste cuando estaba dormido?
Podía sentir sus mejillas ardiendo. Tan sólo recordarlo le daba vergüenza.
Dios, él realmente debió haberlo castrado cuando tuvo la oportunidad. La
desfachatez del pelinegro superaba los límites y era su responsabilidad
como víctima detenerlo. Antes de que se volviera peor.
Taehyung fue engullido por el suspenso al notar que Jungkook se
ensimismaba en sus pensamientos y no se dignaba a otorgarle una
respuesta. ¿Y si decía algo que hería su orgullo? Tenía demasiado miedo
de ser humillado nuevamente por ese hetero-imbécil; quien por cierto
aparentemente ya no era tan hetero ni tan imbécil.
Los segundos transcurrían y el silencio no mejoraba la situación, menos las
conjeturas pesimistas que inundaban el cerebro del castaño. Se había
arriesgado haciendo esa clase de pregunta, cuando no tenía ni la menor
idea de si le gustaría saber la verdad. De cualquier forma, ¿cuál sería la
respuesta que le agradaría recibir? ¿Cuáles eran las opciones?
"Te besé porque me atraes". No le hagan reír. Ni en mil millones de años
eso ocurriría.
Jungkook jamás lo vería de esa manera.
Jamás.
—No sé— murmuró el pelinegro, encogiéndose de hombros. Taehyung
estaba a punto de golpearlo. Yo preocupándome y él dice que no sabe.
Cuando prosiguió—. Me gusta besarte. Se siente bien.
La respiración se atascó en su garganta tan pronto procesó las palabras.
¿Cómo? Se congeló, observando con incredulidad la expresión tímida
plasmada en el rostro de Jungkook. "Me gusta besarte". Tragó saliva,
recién percatándose de lo mucho que había abierto los ojos ante esa
declaración. ¿Pero cómo se atreve a decirme algo así? ¿Se ha vuelto loco?
Que le gusta besarme. Su corazón palpitaba con fuerza, golpeando una y
otra vez contra su pecho, en tal magnitud que los latidos retumbaban en
sus oídos. Está loco. Las aguas termales le fundieron el cerebro y ha
perdido la razón.
Vio a Jungkook morderse el labio inferior mientras posaba la mirada en su
boca. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del castaño, la frase de antes
quedando bien grabada en su memoria. "Se siente bien". Pese a su
usuales reacciones de molestia, en aquel momento no fue capaz de
reaccionar, sin moverse ni apartarlo a patadas cuando el pelinegro se
inclinó y sus narices se rozaron entre sí.
—Si me miras así, ¿cómo quieres que no me den ganas de besarte?—
susurró. A Taehyung le había comido la lengua el gato y, sin razón alguna,
medio aturdido por lo que estaba pasando, deseaba que Jungkook le
comiera la lengua también.
Eso está mal, se aseguró. Esto está tan, tan mal en tantos niveles, todos
los posibles niveles de mal y equivocado. Besar a Jungkook... No, el
simplemente querer besar a Jungkook era incorrecto y un error. Una
pesadilla con la que se odiaría al despertar.
Pero sus labios cosquilleaban. Y él no se hallaba dispuesto a despertar
aún.
Gracias a Dios, Jungkook pareció entender el mensaje, lanzándose sin que
Taehyung tuviera que rogarle en voz alta. Las bocas chocaron con
suavidad. Taehyung estaba muriéndose de los nervios por estar besando a
Jungkook completamente consciente, a voluntad propia y sin ninguna
excusa que pudiera usar para evadir la realidad.
¿Qué demonios haces, Kim?, se reprendió, suspirando cuando Jungkook
lamió su labio inferior y adentró la lengua a su boca, barriendo con
cualquier rastro de negación e inseguridad.
Mientras el pelinegro lo guiaba y lo consumía, el lado lógico de Taehyung
se reía con socarronería en la distancia. No había decidido iniciar esa
conversación para chuparle la boca a Jungkook. Lo había hecho para
comprender las razones detrás de su comportamiento en la secundaria,
para saber si había adivinado en cuanto a su sexualidad, para entenderlo y
expresarle que él lo hacía también.
¿En qué punto sus intenciones habían hecho ese giro inesperado?
—No— murmuró, cortando el contacto entre ambos. Un hilo de saliva unía
sus bocas y un sentimiento extraño se asentó en Taehyung cuando se dio
cuenta. Se habían besado. Con lengua—. Jungkook, eso fue...
—No te gustó.
—Jungkook, no se trata de eso— El mundo le daba vueltas. Jesusito, ¿qué
hice?—. Somos cliente y empleado. No podemos hacer eso. Está mal. Es...
Estaríamos confundiendo las cosas. No puede repetirse.
—¿Entonces te gustó?
—Eres una jodida molestia— suspiró con cansancio. Jungkook se inclinó
otra vez y Taehyung se sobresaltó, relajándose cuando lo único que el
pelinegro hizo fue juntar sus frentes.
—¿Estás enfadado?— dijo bajito. Taehyung no halló en sí mismo la
suficiente molestia como para decirle que sí y hacer una rabieta—. Perdón.
Hago cosas sin pensar.
Ni me lo digas. Taehyung se relamió los labios, buscando qué decir. Se
había dejado llevar en demasía. No estaba entre sus planes entregarle a
Jungkook todas sus primeras veces, pero al parecer su boca no entendía
eso.
Exhaló, repentinamente estando muy consciente de lo cerca que estaba el
cuerpo de Jungkook. Contó mentalmente hasta tres y habló.
—Te gusta besarme— dijo, intentando no temblar al decirlo—. Aunque sea
hombre.
—Sí.
Dudó un poco antes de continuar. —¿Entonces... te gustan los hombres?
—Eso creo— rió levemente, mostrando sus dientes de conejito—. ¿Tienes
curiosidad?
—Cuando íbamos a la escuela, creía que eres homofóbico— La expresión
de Jungkook decayó al oírlo—. ¿Qué cambió?
El pelinegro sacudió la cabeza, exhalando. —Es una larga historia.
La mirada de Jungkook era sombría y Taehyung sintió que se le apretaba el
pecho al pensar en que el pelinegro se había visto enfrentado a los mismos
prejuicios que el castaño sufrió cuando era más joven. Esbozó una sonrisa,
sin percatarse de que con ello esperaba reconfortar a Jungkook aunque
fuese un poco.
—Tenemos tiempo.
🔸🔸🔸🔸🔸
Había olvidado que se daban un besito :0 Lxs amo! Espero que les
haya gustado uwu ❤️❤️
honey
CAP 20
CAP 22
CAP 23
CAP 24
CAP 26
El picnic iba de maravilla.
Exceptuando el hecho de que Taehyung tenía fiebre y Jungkook tuvo que
cancelar, por lo que solamente Yoongi y Jimin asistieron, entonces sí. Iba
de maravilla.
—¿Cómo demonios te enfermaste en un lapso tan corto?
Taehyung estornudó.
—Mira— dijo, gangoso a través del teléfono—. No es mi culpa. Mi cuerpo
es débil y ayer la noche estaba fría. Además, se me olvidó llevar chaqueta.
—¿Te costaba mucho pedir un taxi?
—¡Pues perdóname por creer que podría resistirlo!— Otro estornudo, lo
suficientemente fuerte como para casi romper los tímpanos de Jungkook.
Hasta para resfriarse es agresivo...—. Creo que esta conversación está
empeorando mi salud. Voy a colgar.
—No te atrevas a— Su amenaza fue interrumpida por el sonido de la línea
muerta. Bufó, bloqueando su celular y guardándolo en el bolsillo de sus
jeans—. Irrespetuoso.
Honestamente quería sentir molestia hacia Taehyung por haber arruinado
sus planes. No iría a un picnic romántico con Yoongi y Jimin para ser la
tercera rueda, y en consecuencia, toda la comida que había preparado
acabaría acumulada en su refrigerador. Sus esfuerzos resultaron en vano,
por lo que su frustración habría sido parcialmente comprensible.
Sin embargo, la preocupación que hundía su pecho desplazaba cualquier
posible enojo dirigido al castaño, por lo que no fue una sorpresa cuando se
halló a sí mismo escribiéndole un mensaje para que le enviara su
ubicación. Pese a entender que no estaba en posición de inmiscuirse en su
vida privada, ignorar el estado de Taehyung no era una alternativa, al
menos no una que lo dejara tranquilo.
El móvil sonó unos segundos después, notificando un mensaje entrante, y
Jungkook no estaba mínimamente sorprendido por la respuesta.
Bebé
no c
weno sí c pero no te wa a decir xd
Tucáncito
Solamente quiero tu dirección
Bebé
pARA QUÉ?
Jungkook rodó los ojos. Ah, su castañito era realmente fastidioso cuando
quería serlo. Tragándose la impaciencia que burbujeó de pronto, optó por
utilizar la técnica más antigua y eficiente del libro.
Tucáncito
Te llevaré comida
Bebé
Weno
El hecho de que aquello bastara para que Taehyung compartiera su
ubicación, era predecible y... preocupante. Podía imaginarlo de pequeño,
aceptando dulces de un desconocido antes de ser secuestrado en una
minivan. ¿Cómo había sobrevivido durante su infancia?
Tras arribar al edificio de Taehyung con la comida que había preparado
—esto se asemejaba demasiado a Caperucita Roja y empezaba a aterrar al
pelinegro—, tocó el timbre y se dedicó a esperar. No transcurrieron más de
dos minutos, cuando el castaño ya se hallaba en el umbral, con una manta
puesta sobre sus hombros y una nariz roja brillante que destacaba en su
cara.
—Te ves del asco.
Taehyung estornudó.
—Ya sé— susurró, haciéndose a un lado para permitirle a Jungkook el
ingreso a su adorablemente desastrosa morada.
Jiwoo llevaba cerca de una semana quedándose en la casa de su madre, lo
que para Taehyung significaba libertad para desordenar y hacer lo que
quisiera a lo largo de todo el departamento, sin una hermana que estuviera
persiguiéndolo y regañándolo por el lío que provocaba con su sola
existencia.
En realidad no le importaba, no hallándose a solas; no obstante, le gustaba
causar una buena impresión. Por ello, cuando Jungkook solicitó su locación
de la nada, no pudo evitar entrar en pánico. Con suerte podía atravesar el
pasillo hacia el baño sin caerse con alguna chuchería, el pelinegro moriría
antes de poner un pie dentro de la vivienda.
Sus intenciones iniciales fueron ordenar, mas tan pronto se levantó de la
cama, supo que fue un error, sufriendo de un mareo horrible que estuvo
cerca de botarlo inconsciente. Razón por la cual, Jeon Jungkook tendría
que aguantar su desastre personal al menos por cuánto durara su estadía.
—¿Y la comida?— dijo el castaño, recordando cuál era el motivo de la
reunión. Jungkook se acercó a besar su frente y Taehyung juró que le iba a
dar un aneurisma.
—Tienes temperatura. ¿Por qué no te acuestas?
—A ti de verdad te encanta actuar como mi doctor— Suspiró, echándose
hacia atrás y retrocediendo hasta alcanzar el sofá. Adquiriendo
nuevamente su posición de feto chupa-pulgares, observó al pelinegro
desempacar la comida para repartirla sobre la mesa—. ¿Y? ¿Qué tienes
para ofrecerme? ¿Langosta a la mantequilla?
—Por supuesto, mon chéri. ¿Te gustaría acompañarlo con champaña?—
dijo en un espantoso acento francés. Taehyung no debió haberlo
encontrado atractivo, pero lo hizo y se quería morir.
¿Qué tenía Jeon que llamaba su atención aun después de todos estos
años? No tenía ni la menor idea. Quizá, dentro de su cuerpo, yacía un imán
extremadamente efectivo para atraer Taehyungs. Y al ser la teoría más
lógica para explicarlo, estaba dispuesto a aceptarla. Un enorme artefacto
diseñado únicamente para encandilar inteligentes Taehyung, cuyas
neuronas eran destruidas por el efecto magnético.
—Aquí— dijo Jungkook haciéndose un hueco en el sofá. Taehyung se
incorporó cuando el pelinegro acercó una cuchara a su boca—. Abre.
Era ridículo. Taehyung se rehusaba a ser alimentado como un infante,
menos cuando sus manos eran funcionales. Pero sus energías no estaban
precisamente canalizadas en pelear, por lo que obedeció en silencio y
comió lo que Jungkook le ofrecía, mientras intentaba ignorar cómo sus
propios mejillas empezaban a calentarse.
—Estás rojo— soltó Jungkook con preocupación. Taehyung cerró los ojos,
engullido por la vergüenza. ¿Por qué el pelinegro no podía ser sutil al
respecto?—. Muy rojo. ¿Te sientes bien? Tu fiebre...
—No es fiebre— lo interrumpió, deseando que se callara. Ya era lo
suficientemente mortificante la inevitable atracción hacia Jungkook como
para ser descaradamente exhibido—. Tengo hambre. Quiero más.
—Eres todo un bebé— se burló el pelinegro, mas sin hacer al castañito
rogar, continuó alimentándolo con una sonrisa boba en el rostro.
Taehyung no estaba acostumbrado a que lo cuidaran, menos a que lo
atendieran de la manera en que Jungkook lo hacía. Jiwoo era menor, por lo
que no era apropiado cargarla con aquella responsabilidad. Y sus padres...
Ni hablar. Así que, se aprovecharía —sólo por un ratito— de la voluntad del
pelinegro, y trataría de no disfrutar demasiado la sensación de ser mimado.
Una hora más tarde, el timbre volvió a sonar.
—¿Esperabas visitas?— cuestionó Jungkook. Taehyung sacudió la cabeza,
medianamente aturdido por el agotamiento que implicaba estornudar cada
cinco minutos.
El pelinegro abrió la puerta, suponiendo que se trataría de algún inquilino
del edificio; hallando al otro lado del umbral, a una mujer de cabello corto y
postura educada que no tardó en expresar su desconcierto al verle.
—¿Y Taehyung-ah?
Jungkook frunció los labios, meditando irrazonablemente sobre la relación
que podría vincular a aquella mujer con el castañito, para que le tratara con
tal confianza. ¿Acaso era una clienta?
—Se enfermó. Está descansando ahora— explicó, sin querer entrar en
detalles. La mujer cubrió su boca, luciendo apesadumbrada por la noticia—.
¿Quién lo busca?
—Oh... ¿no te ha contado sobre mí?
—Gracias, Kukencio— La voz de Taehyung proveniente a sus espaldas lo
hizo voltear—. Ve adentro. Yo me encargo.
El castaño palmeó su hombro antes de tomar su lugar frente a la mujer e
indicarle a Jeon que se retirara. Esperó a que estuviera a una distancia
considerable para dirigirse a So Rim, quien esbozó una sonrisa que
usualmente escondía la tristeza que en su interior pesaba, mas que nunca
lograba eclipsarla del todo.
—¿Qué haces aquí?
Ella lo inspeccionó, desde la cabellera despeinada hasta las pantuflas de
tigre. —Te llamé, pero no respondiste.
—¿Ocurrió algo?
—Mm. Tu...— inhaló hondo—. Tu padre quiere verte.
Una carcajada seca brotó de la garganta de Taehyung. —¿Él dijo eso?
—B-Bueno... No, pero... pero estoy segura de que quiere verte— titubeó.
Taehyung omitió la fuerte opresión en su pecho—. Está empeorando y...—
su voz fue apagándose, hasta tornarse dolorosa de escuchar—, los
doctores dicen que no tiene salvación.
Guardó silencio, y Taehyung observó a la mujer cabizbaja de ilusiones
rotas, que se aferraba a una vida hecha trizas por la que había luchado. No
era la culpable de lo que había ocurrido; nadie lo era. Mas sentía que se
estaban hundiendo; él, su padre, y ella... Ella sobre todo, hundiéndose en
su camino a la felicidad que anhelaba alcanzar.
—Iré a verlo— mintió el castaño, causando que el rostro de So Rim se
iluminara—. Cuando me recupere.
—G-Gracias, Taehyung-ah— musitó. Extendió las manos para afirmar las
del menor, quien ahogó un sonido de sorpresa—. Sé que... que tu padre
estará contento.
Yo no estaría tan seguro, pensó antes de despedirse. So Rim sacudió su
mano a la distancia e ingresó al ascensor, lo que fue la señal para que
Taehyung cerrase la puerta tras él.
La mirada curiosa de Jungkook fue lo primero con lo que se topó al retornar
a la sala de estar.
—¿Quién era? ¿Una clienta? ¿Una inquilina?
—Oh, Kukencio. ¿Acaso no has oído aquel viejo refrán?— dijo con fingido
reproche. La ceja de Jungkook se arqueó—. "La curiosidad mató al tucán".
El pelinegro revoleó los ojos y los labios de Taehyung se curvaron en una
sonrisa, una sonrisa que eclipsó la tristeza en la que se sumía su corazón y
la desesperanza que lo carcomía por dentro, al saber que una de las
personas que más amaba en el mundo, estaba a pocos pasos de
abandonarle, no por primera vez, mas sí por última.
Se recostó en el sofá y sus párpados no tardaron en rendirse, cerrándose
con lentitud mientras Jungkook tarareaba una canción que había sonado en
la radio aquella mañana. Intentando apaciguar aunque fuese por un breve
momento las emociones amargas que causaba la situación de su padre, se
entregó a los brazos confiables de Morfeo; sin ser consciente de que la
calidez que le envolvía a medida que caía dormido, era producto de la voz
melodiosa que retumbaba en las paredes.
🔸🔸🔸🔸🔸
Primer capítulo no re-subido! :0
Este capítulo es 100% nuevo y yo estoy 100% nerviosa subiéndolo u.u
Espero que les haya gustado! Quería introducirlos a la vida de nuestro
TaeTae ❤️ Lxs amo mucho! Muchas gracias por todo el amor que me
han dado! ❤️❤️❤️ Hasta pronto uwu
honey
CAP 27
Taehyung estaba frito. Extremadamente frito. Nunca pensó que caería tan
bajo y sin embargo, aquí estaba, hundido en lo más profundo del pozo que
Jeon Jungkook había generado con —aparentemente— su simple
existencia.
Gracias a su estúpido resfriado, recibió atención inusual y constante por
parte de Jungkook, quien visitó su departamento todos los días, sin
excepción, llevándole comida, remedios y películas de comedia que le
subieran el ánimo. Si se detenía a analizarlo, no había de qué quejarse. La
intención del pelinegro era sincera y bonita.
Fue la experiencia el problema, ya que ésta, por el contrario, fue horrible.
En primer lugar: Jungkook realmente pensaba que Taehyung no podía usar
sus manos ni siquiera para comer, por lo que lo alimentaba cual bebé,
acercando la cuchara a su boca y esperando a que la aceptara con brillitos
de emoción en los ojos. Había tratado —realmente había tratado— de
rehusarse, de gritarle en la cara que era un niño grande que sabía cómo
usar los cubiertos. No lo hizo. En cambio, se halló a sí mismo, disfrutando
la atención recibida y esperando impaciente que el próximo día llegase
para que Jungkook continuara mimándolo.
Las películas de comedia, cuya finalidad era hacerle sentir mejor,
solamente acabaron por empeorarlo todo. Pues cada vez que Jungkook
reía, un revoltijo en su estómago no le permitía concentrarse en la trama ni
en los chistes baratos, siendo cautivado por el sonido ridículamente bonito
y melodioso de su risa. Ah, ¡era espantoso!
¿Cómo se suponía que se curaría de aquella inexplicable atracción cuando
el imán de Taehyungs prácticamente vivía en su departamento?
Transcurrió una semana sufriendo de tal tortura, hasta que finalmente se
recuperó, lo suficiente como para regresar a su rutina diaria. Parcialmente
feliz de que ya no tendría que ver a Jungkook con tal insana regularidad,
confió en que podría volver a imponer aquella distancia, esa línea que
separaba la relación cliente-empleado con su nueva amistad recientemente
surgida.
Se equivocó. Por supuesto que se equivocó. El iluso Taehyung siempre
creía que podría escapar de las garras de Jungkook, solamente para
descubrir que ya estaba demasiado perdido entre ellas.
Tucáncito
Quieres ir a tomar un café después de clases?
No, no. Nononono. Ni en un millón de años. Taehyung no caería en su vil
trampa. Había tenido suficiente presencia de Jungkook por aquella
semana; ahora necesitaba libertad. Necesitaba enfocarse en sus estudios,
o ver películas románticas cuyo protagonista no se asemejara tanto a
Jungkook, o leer un libro que pudiera distraerle al menos por un breve
momento.
Tucáncito
Yo invito el café
Bebé
Pa qué te digo que no, si sí
Realmente odiaba lo débil que era ante comida o bebestibles gratis.
¿Dónde está tu honor, basura? Ni él sabía. Probablemente se había
perdido junto a su dignidad.
Tras acordar que se reunirían en un café a unas calles de la universidad del
pelinegro, Taehyung guardó su teléfono en modo silencio y pasó el resto
del día pensando en qué harían durante su cita.
Esperen, no. ¿Cita? No era una cita. Solamente habían decidido reunirse a
tomar un café. Era una reunión. Una conferencia. No había motivos para
ponerse nervioso al respecto. Además, ¿cuál era la diferencia con las otras
veces en las que se habían juntado a almorzar? Ninguna.
Convenciéndose de que no estaba sudando en frío por causa de los
nervios ni su corazón palpitaba descontrolado dentro de su pecho, logró
sobrevivir hasta el final de su jornada de clases, prestando atención al
profesor mas perdiéndola cuando el pensamiento fugaz de reunirse con
Jungkook cruzaba por su cabeza.
Llegó media hora antes al café.
Con la pierna moviéndose inquieta y las uñas mordidas por el estrés, se
preguntó ¿Por qué demonios estaba tan impaciente? Solamente vería a
Jungkook. Ya lo había visto antes, centenares de veces, no sería una
sorpresa. Prácticamente había memorizado su rostro, sus ojos chocolate,
su adorable nariz adornada por un sutil lunar, su cicatriz desvanecida en la
mejilla izquierda.
No es que se haya fijado, sólo... De acuerdo, tal vez un poquito.
Las campanas en la puerta resonaron, avisando la llegada de un nuevo
cliente al local. Taehyung se sobresaltó, demasiado consciente de que
probablemente se trataba de Jungkook. Mas al alzar la mirada, la tensión
en sus músculos se disipó, percatándose de que no era Jungkook quien
había arribado.
Aunque, sí era alguien cuyo rostro le resultaba familiar. ¿Acaso él no era...?
—¡TaeTae!
Sí.
—MinMin— lo saludó, sin poder evitar el desconcierto que causaba su
presencia por aquel sector de la ciudad. El mayor se acercó él y plantó un
beso afable en su frente—. ¿Qué haces aquí?
—Me dijeron que había una tienda de videojuegos cerca, pero me perdí y
como no quería que la gente se diera cuenta, vine a este café para
disimular— explicó sonriente. Taehyung no estaba sorprendido; sonaba
como algo que haría—. ¡Qué coincidencia encontrarte aquí! ¿Cómo estás?
Nunca tuve la oportunidad de despedirme de ti.
—Oh. Cierto. No nos volvimos a ver...— se lamentó. Un tanto culpable por
haberse olvidado de Minho, considerando lo amigable y dulce que se había
comportado durante el rato que compartieron juntos.
El contrario sacudió la cabeza, luciendo tranquilo. —No te preocupes,
TaeTae. Entiendo que el día de partida haya sido ajetreado. Lo importante
es que nos reencontramos ¿no?
—E-Eso creo... Em— Señaló la silla vacía al otro extremo de la mesa,
inseguro sobre si invitarlo, mas sin desear ser descortés—. ¿Quieres
sentarte?
Minho accedió, con la sonrisa carismática que siempre esbozaba con
facilidad. Tras admitirle que en realidad estaba esperando a alguien, Minho
no presentó problemas, diciéndole que con gusto esperaría con él hasta
que su cita llegara. (Aunque no era una cita. Solamente para aclarar).
La conversación se tornó animada con rapidez, lo que no era extraño;
Minho tenía esa capacidad innata de alegrar e iluminar el mundo a su
alrededor, con solamente su manera de ser. Era como un sol, un gran sol
bastante difícil de ignorar.
Media hora transcurrió y la vibración de su teléfono en el bolsillo,
notificando un mensaje, envió a su cerebro el recuerdo de Jungkook.
Quizás informándole que venía en camino. Con una emoción en el pecho
que era incapaz de reprimir, sacó el artefacto y leyó la pantalla.
Tucáncito
Surgió algo importante. No puedo ir, lo siento. Nos vemos luego
—¿Tae? ¿Pasa algo?— dijo Minho, advirtiendo los hombros
repentinamente decaídos de Taehyung y su expresión de cachorrito
mojado. Su mano alcanzó la del menor sobre la superficie de la mesa, para
llamar su atención—. ¿TaeTae?
El castaño asintió, absorto por su teléfono, finalmente bloqueando la
pantalla y volviéndolo a guardar. Intentando curvar sus labios en una
sonrisa convincente, se dirigió a Minho y comenzó a platicar de lo primero
que se le vino a la cabeza.
Y Minho respondió algo divertido, algo dulce y adorable, que debió haber
hecho al corazón de Taehyung palpitar, mas no lo hizo. Porque mientras
Minho era el sol deslumbrante que opacaba al resto del mundo, su mente
sólo podía pensar en aquel pelinegro de ojos chocolate y risa melodiosa
que removía todo dentro de él.
Había caído, hondo. En un pozo cuyo final era aterrador.
Donde se volvía vulnerable y su corazón se tornaba frágil, colgando de las
manos de alguien que era temporal.
「。。。」
A través de la ventana, pudo atisbarlo. A Taehyung y a la persona que le
acompañaba. ¿Cuál era su jodido nombre? ¿RinRin?
Odiaba esto. Odiaba haberle prometido a Taehyung que sería su leal y fiel
Cupido, cuando lo único que deseaba hacer era entrar al local, interrumpir
la conversación y beber un café con él. Pero era consciente de que debía
frenarse. Le debía esto.
En las aguas termales su temperamento había controlado gran parte de
sus acciones, y en esta ocasión, no quería que se repitiera. Su intención no
era incomodar a Taehyung, ni fastidiarlo en su vida romántica; sino
apoyarlo, darle un empujón para que él pudiese dar el siguiente paso. Aún
si aquel paso era en dirección a ese idiota, quien aparentemente lo hacía
sonreír.
Sabía que el tal TinTin tenía novia, al menos según Taehyung. Pero para
Jungkook, no era difícil reconocer los ojos de alguien que había sido
completamente encandilado por la presencia de una persona. Leía su
expresión, sus movimientos, su proximidad al castaño; lo que solamente
terminaba por confirmar sus sospechas, sobre la atracción inevitable que
debía sentir LinLin hacia él.
No era extraño, en lo absoluto. Cualquier humano con ojos funcionales
podía ver lo atractivo que era Kim Taehyung. Lo adorable que era cuando
estaba confundido, o lo lindo que era cuando se ponía rojito de la
vergüenza o de la rabia. Cualquier humano podía reconocer la belleza que
Kim Taehyung emitía, por sólo respirar.
Verificando una última vez, a través de la ventana, que Taehyung estuviese
divirtiéndose con BinBin (¿NinNin? Esto era complicado), decidió
marcharse, alejándose del café con el confort de que había hecho un buen
acto, mas sintiéndose carcomido por una inquietud en su pecho que no le
dejaba en paz.
¿Acaso había cometido un error al irse? No. Estaba seguro de que
Taehyung prefería beber café con un chico guapo, carismático y agradable,
que con él. No había dudas al respecto. Resultaba obvio.
También, ya había esclarecido anteriormente que no había motivos para
que sintiera celos. El castaño no le pertenecía. No eran nada más que
amigos, fuera del ámbito de trabajo. Además, Taehyung probablemente no
querría saber más de él luego de que la farsa acabara. No lo culpaba por
ello.
¿Entonces por qué? ¿Por qué el solo pensamiento de Taehyung
sonriéndole a otra persona le estaba robando el aire?
🔸🔸🔸🔸🔸
MinMin ha vuelto! (Para quedarse :0) Espero que les haya gustado,
mis bbs❤️❤️ Lxs amo mucho! Espero poder subir pronto u.u Quería
hacer el capítulo más largo pero no me salió ggg. Hasta luego!
❤️❤️❤️
honey
CAP 28
CAP 29
CAP 30
CAP 31
Tenía tanto sueño que sentía que podía derretirse sobre la cama.
¿Qué hora era? Ugh. Ni siquiera quería saberlo. Solamente esperaba no
llegar tarde al almuerzo con Jiwoo, o sino la pequeña diablilla se encargaría
de propinarle un buen gancho izquierdo en su bonita nariz. Suspiró hondo
enterrando su rostro en la almohada, cuando un aroma familiar ingresó por
sus fosas nasales, despertándolo por completo.
Jungkook.
Se puso alerta, incorporándose tan abruptamente en la cama que un dolor
punzante se extendió a lo largo de su parte inferior, desde sus caderas
hasta sus muslos. Se mordió el labio para ahogar un quejido,
inspeccionando a la vez el cuarto en el que se encontraba.
Oh, Dios, no había sido un sueño.
Vale, que no tenía que cundir el pánico ¿no? Estas cosas siempre ocurrían
en las películas. Tipo idiota se acuesta con tipo extra idiota porque la noche
anterior, con el ambiente y un poco de alcohol en el sistema, la idea parecía
fascinante, para descubrir a la mañana siguiente que —en efecto— no, no
lo era.
El único problema era que se había acostado con Jungkook y no se
arrepentía de nada.
"También me gustas". ¿Eso también había sido real? ¿Jungkook también
sentía cosas por él? ¿Jungkook estaba interesado románticamente en él?
Sintió cómo la sangre empezaba a acumularse en sus mejillas, causando
que le ardiera la cara como si le estuvieran quemando.
Era mutuo. No podía creerlo. Siempre había asumido que Jungkook era
incapaz de verle de esa manera, que nunca podría hacerlo. Cuando eran
adolescentes, ya le había rechazado, por lo que supuso que ahora lo haría
también.
Pero no.
El hetero-imbécil gustaba de él.
Se lo había dicho, y luego lo había besado, y luego habían hecho cositas.
Taehyung estaba en las nubes.
Se cubrió la boca con las manos, para que su grito no se escuchara hasta
Europa, y se volvió a recostar en la cama, siendo incapaz de ocultar la
sonrisa que sus labios esbozaban con facilidad. Era mutuo, le repetía su
mente con felicidad y cariño, con alegría irracional llenándole el corazón.
Se sentía tan jodidamente feliz. Ahora Jungkook y él podían— Esperen,
¿dónde estaba Jungkook?
Frunció el ceño al percatarse de que el pelinegro no estaba a su lado, ni
presente en su propia habitación. ¿Había huido? ¿Eso era posible? Estaba
familiarizado con las escenas comunes donde, tras una larga noche de
hacer cositas, uno de los dos se escabullía fuera del departamento,
abandonando a la respectiva pareja sola y desamparada en un catre vacío,
para después nunca regresar. Pero este es su departamento, no el mío...
¿Se va a mudar o qué?
Dándose cuenta de que sus suposiciones sonaban extremadamente
estúpidas, optó por levantarse e ir a investigar a la cocina. Igual si no lo
encontraba, podía prepararse un buen desayuno. Corazón roto pero
estómago contento... Podía conformarse.
Estaba dirigiéndose a la puerta para salir, cuando inesperadamente chocó
contra una de las puntas de un mueble, siendo su dedo chiquitito del pie el
que recibió todo el impacto.
Ah, mierda, aquí vamos de nuevo.
—¡Ay, ay, ay!
A este paso le tendrían que amputar el dedo. ¿O ya se le había caído?
—¿Tae?— Escuchó desde afuera, pasos apresurados resonando contra el
piso, segundos antes de que un Jungkook preocupado apareciera frente a
él.
Wow.
Tenía el cabello azabache ondulado, aún húmedo por el agua de la ducha.
Estaba usando pantalones de chándal grises y un suéter que le hacía
juego. Si no hubiera sido por el fuerte dolor que le hacía apretar los dientes,
Taehyung probablemente habría babeado.
—¿Qué te...?— El surco entre las cejas de Jungkook se desvaneció y una
risa melodiosa brotó de su garganta—. ¿Te pegaste otra vez?
—Jajá. Sí. Veo que te causa gracia mi sufrimiento— resopló el castaño con
ironía, muy fastidiado por el caliente-y-también-bonito aspecto mañanero
de Jungkook. Ese idiota quería aniquilar a media Corea con ese atuendo y
esa cara.
—Eres tan torpe...— suspiró, mirándole resignado. Taehyung estuvo a
punto de gruñirle, mas sus insultos se atascaron en su garganta, cuando
Jungkook se agachó y sin pensárselo demasiado lo cogió en brazos—. Ven
acá, bebé.
Taehyung era consciente de que pudo haberle evadido, o pudo haber
pataleado para que le soltase. Sin embargo, no iba a negar que se sentía
súper calentito y cómodo en sus brazos, además de que le dolía el pie
¿no? Era un movimiento estratégico para no caminar.
No notó que se dirigían a la cocina hasta que se halló sentado en uno de
los taburetes. Se vio a sí mismo, reconociendo que eran sus bóxers los que
estaba usando, mas no la camiseta. La estiró para ver qué decía, leyendo
al revés mas entendiendo las palabras WOT IN TARNATION, junto a la foto
de un perro con sombrero de vaquero.
—¿Te gusta?— preguntó Jungkook, situando en la superficie de la mesa un
plato con tostadas. Taehyung supuso que se refería a la camiseta y soltó un
ruidito de hesitación.
—Mm... no mucho. He visto mejores.
—Pesado— le contestó haciendo un mohín. El castaño rió, hallando el
gesto súper extra tierno, probablemente debido a que era la camiseta
favorita de Jungkook—. Quítatela, no la mereces.
—¡No, no!— chilló cuando el pelinegro rodeó la mesa para acercársele. Las
manos del contrario le hacían cosquillas mientras trataba flojamente de
arrebatarle la prenda—. ¡Era broma! ¡Ay, no! ¡Y-Ya para! ¡Que era broma!
Sus risitas fueron apagándose paulatinamente luego de que Jungkook le
soltara, jadeando por aire y siendo incapaz de borrarse la sonrisa del
rostro. El pelinegro le sonreía también, con una expresión dulce, que le
armaba un revoltijo por dentro a Taehyung.
—Bobo— musitó el castaño. Jungkook arqueó ambas cejas, luciendo
ofendido, lo que hizo que los labios del contrario se curvaran todavía
más—. Tu sentido de la moda es un asco.
—Pero qué agresivo eres en la mañana. ¿Será por que no has comido?
Taehyung abrió la boca. —¿Me estás llamando glotón?
Lamentablemente el sonido que hizo su pancita no lo ayudó para nada en
su intento miserable de defenderse.
Mientras Jungkook terminaba de servir el desayuno preparado por sus
manos expertas —quizá había arruinado un poquito el café, pero daba
igual—, Taehyung se dedicó a observarle ir de allá para acá en la cocina.
Parecía tan irreal, lo de la noche anterior, lo de aquella mismísima mañana,
la confesión. Todo. Honestamente era demasiado perfecto para que
pudiera procesarlo adecuadamente, era como estar en un sueño del que
eventualmente tendría que despertar, y no quería que acabara.
Sus sentimientos eran correspondidos, tal vez con una magnitud distinta a
la propia, pero existían. Jungkook no le indiferente. A base de aquellos
sentimientos, podían construir una relación, y eso a Taehyung no
solamente le animaba, sino que le aterraba también.
Nunca había estado en una relación. Por supuesto, era su culpa, ya que
había estado esperando al indicado para que tomase aquel lugar,
rehusándose a salir con personas que no encajasen con lo que quería. No
estaba seguro de que Jungkook encajase con esa precisa definición
tampoco, pero... era mucho mejor; mucho, mucho mejor de lo que había
estado buscando.
—¿En qué piensas?— dijo Jungkook, sentándose en un taburete frente a
él. El desayuno lucía y sabía delicioso. Taehyung dejó su tostada a medio
comer para responder su pregunta.
—Pensaba en... nosotros— La mención de un nosotros pareció espantar a
Jungkook, aunque no lo juzgaba, a Taehyung le espantaba también—. Creo
que... deberíamos discutirlo. ¿Tú no?
El pelinegro tosió. —No. Digo, sí. Lo nuestro. Sí— Le pegó un largo sorbo a
su jugo de naranja antes de conectar su mirada con la de Taehyung—.
Prosigue.
—Bien... Nunca he estado en una relación, no una real— añadió, para
clarificar—. Y creo que lo mejor sería... tomarnos las cosas lento. Ya sabes.
No darnos una etiqueta ni nada de eso.
—¿Quieres ser... algo?
Taehyung asintió, hallando la palabra lo suficientemente ambigua como
para definirlos. —Sí. Algo.
Que no fuesen una pareja oficial, le aliviaba enormemente. Pasitos de
bebé, se dijo a sí mismo, para tranquilizar los nervios que una nueva etapa
en su vida significaba para él. Sobre todo con Jungkook, en quien confiaba
en gran parte, mas conocía bastante para saber que su corazón corría un
gran riesgo...
No, no. Nada de pensamientos pesimistas. Estaban recién empezando, era
borrón y cuenta nueva. Nada de prejuicios que su pasado le hubiera
inculcado, nada de dudas o cuestionamientos absurdos. Jungkook había
cambiado, había crecido y Taehyung sería un bastardo si no depositaba su
confianza en él.
—Entonces... ¿Qué implica ser "algo"?— dudó el pelinegro, tan perdido
como lo estaba Taehyung. No obstante, eran sus propias reglas ¿no? Ellos
decidían qué hacer en su camino a descubrir qué serían.
—Que podemos hacer lo que queramos, siempre y cuando el otro quiera.
—¿Te puedo dar besos?
Taehyung enrojeció. —B-Bueno, sí...
Aish, Jungkook era tan fastidioso.
—¿Y...— continuó, esta vez siendo el pelinegro quien se sonrosaba—,
podemos repetir lo de anoche?
Diosito, qué calor hacía de repente. —S-Sí. También.
Guardaron silencio, ambos con las mejillas rojas y ardiendo. Hablar de ellos
mismos era jodidamente vergonzoso.
—Es raro— musitó Jungkook de repente, llamando la atención de
Taehyung—. Besos y lo de anoche... ¿No sería una relación real?
—Mm, considera que es un periodo de prueba— Jungkook le miró
confundido y tuvo que contener una risita por su expresión adorable—. Ya
sabes, como un programa de computador con periodo de prueba gratuito.
Si al final te gusta, lo compras. Si tienes dudas al respecto o crees que no
funciona, lo desinstalas— Le parecía un poco cruel la palabra "desinstalar"
pero...—. ¿Qué dices?
—Pues... creo que lo entiendo, y me agrada ¿sí? Pero...
—¿Pero?
Jungkook se cruzó de brazos, con los labios abultados. —Tienes prohibido
instalar otro programa aparte de mí.
Taehyung esbozó una sonrisa ladeada. ¿Le estaba pidiendo que fuesen
exclusivos? Le parecía tierno que Jungkook siquiera dudara de ello, cuando
era él la única persona a la que podía mirar.
—De acuerdo— aceptó—. Nada de instalar otros programas.
—No puedo creer que estemos hablando de esto en idioma computín... Ah,
¿y qué haremos con lo de arriendo de novio?— Brincó con la duda,
causando que Taehyung lo recordase—. Porque teóricamente no eres mi
novio real, sólo el falso.
—Pues sí... Quizás lo mejor sería no enredar las cosas.
—Podríamos separarlos completamente— propuso Jungkook como
solución. Taehyung hizo un gesto para indicarle que estaba escuchando—.
Lo del contrato queda intacto. Yo sigo pagando para que seas mi novio
falso, y para que actúes frente a Yoongi y Jimin. Y cuando estamos a solas,
somos ese... "algo".
—¿Entonces... hacemos lo que una pareja pero me sigues pagando?— El
pelinegro asintió ante el bien estructurado resumen y Taehyung parpadeó al
escucharse a sí mismo—. Oh, por Dios...— jadeó con incredulidad—. Seré
como tu prostituto.
—Jesucristo, Tae, ¡no lo digas así!— le regañó, viéndose apenado por el
nombre que se auto-otorgaba el castaño. Taehyung rió, con su bonita
sonrisa cuadrada saliendo a escena.
—Perdón, perdón. Seré tu "algo", Tucáncito.
—Ah, ese apodo de nuevo— se quejó el pelinegro, haciendo que Taehyung
volviera a reír—. ¿Es que no puedes inventar uno más lindo? ¿Como
Kook? ¿Kookie?
—¿Qué te parece Jungkookie~?
Jungkook se atoró con su tostada. —No, ese no.
Continuaron platicando, variando el tema de conversación desde lo que
eran hasta algún apodo que no atacara la dignidad de Jungkook, robándole
risitas bobas a Taehyung y haciéndole suspirar embelesado por el pelinegro
guapo que tenía enfrente.
Cada sonrisa esbozada por Jungkook, haciendo que se preguntase, si el
periodo de prueba era siquiera necesario para convencerle de que debía
comprar el programa, cuando la respuesta parecía ser tan obvia. Pero
bueno, avanzar despacio les haría bien, a ambos; para que uno pudiera
resolver sus propios sentimientos difusos y el otro no estuviera en un lugar
tan alto al momento de caer.
🔸🔸🔸🔸🔸
Yo, cada vez que vengo a dejarles un nuevo capítulo:
Espero que les haya gustado!! Es tan cute ver a TaeTae feliz uwu
gócenlo (que dura poco u.u) ❤️❤️❤️ tengan unos maravillosos y
bellísimos días❤️❤️❤️ Mis clases se aproximan y ya no podré subir
tan seguido TT (terrible, oremos). Hasta pronto (ojalá)!! Y lxs amo
mucho!!❤️❤️❤️
honey
CAP 32
CAP 33
Aviso de utilidad pública, ah: Edité el capítulo anterior (lo hice casi al
tiro así que tal vez ni sepan que lo edité), pero es básicamente lo
mismo que la primera versión, sólo agregué más palabras uwu Eso.
Continúen ( ͡° ͜ʖ ͡°)
───────── ∘°❉°∘ ─────────
Los funerales siempre le resultaron tétricos.
Cuando niño, pensaba que los muertos saldrían del cajón y lo perseguirían
para comerse su cerebro. Estaba muy inmerso en las películas de zombies,
por lo que no era demasiado sorprendente o inesperado. Luego vio Sexto
Sentido y simplemente ya no podía ir a la cocina por la noche a buscar un
vaso de agua, sin sentir que un fantasma lo perseguía.
Sin embargo, aquel funeral se sentía distinto al resto. Era una combinación
de melancolía y amargura. Las flores olían bien y eran bastante bonitas. La
ropa negra no era lo suyo, pero... le hacía sentir que la tristeza de su alma
se derramaba, en vez de contenerse.
Jiwoo y su madre se abrazaron durante toda la ceremonia.
No era fácil perder a un padre. A Taehyung le dolía recordar que la última
vez que le vio, fue en su nueva casa, aquella que compartía con su nueva
familia, y su voz grave, rasposa, que antes solía contarle cuentos y fábulas,
ahora pronunciaba las palabras "no quiero verlo" para referirse a su hijo
mayor. Cerrando las puertas no solamente de su hogar, sino que también
de su vida.
Sabía que la reacción había sido a causa de su famosa homosexualidad.
Nunca tuvo la oportunidad de hablarle respecto al tema, pero estaba
seguro de que su madre se había encargado de informarle. Pues, a pesar
de que su padre los había abandonado, su madre le perdonó y entablaron
una amistad que, aunque fuese un tanto extraña, parecía ser sincera.
De cierto modo, su padre había fallecido, quedando en buenos términos
con todo el mundo. O casi todo. Taehyung no determinaría el desenlace
con su padre como un buen término. Sin embargo, no había cómo
remediarlo ahora, que ya era demasiado tarde para enmendar lo que fue
roto.
Una mano suave acarició su brazo y Taehyung no tuvo que voltearse para
saber que era So Rim. Esbozó una tenue sonrisa, hallando dulce la manera
en que la mismísima viuda trataba de confortar al hijo que su esposo
difunto negó. So Rim siempre se había preocupado irrazonablemente de
Taehyung y él no podía estar más agradecido.
—Él estaría orgulloso de ti— susurró So Rim con la voz quebrada. Y
aunque Taehyung era consciente de que mentía, asintió.
Tras el funeral, hubo una recepción en la casa de su padre. Entrar a aquel
lugar fue... extraño, considerando que nunca se le había permitido ingresar
más allá del recibidor. Las personas se dispersaron por la sala de estar, el
comedor y la cocina. Había gente que Taehyung no conocía y supuso que
eran amigos que su padre había encontrado luego de iniciar su nueva vida.
Una fotografía enmarcada colgando en la pared llamó su atención y
observó, con un nudo amarrándole la garganta, la sonrisa de su padre
mientras era rodeado por So Rim y los hijos que habían concebido juntos.
Como una familia feliz. Que Taehyung anheló, mas no pudo tener.
La vibración en el bolsillo de su pantalón lo distrajo de aquella escena
inmortalizada y sostuvo en su mano el teléfono, mirando el nombre de
quien hacía la llamada entrante.
Le había estado ignorando desde hacía unos tres días, rehusándose a
hablar con Jungkook durante el periodo de velorio. Taehyung se sentía
frágil, como si cualquier palabra pudiera romperlo en mil trizas, y quizás era
por ello, que no deseaba decirle a Jungkook que su padre había muerto.
No tenía ni la menor idea de cómo decírselo. No tenía ni la menor idea de
si era correcto hacérselo saber. La relación entre ambos era confusa y los
límites no habían sido impuestos adecuadamente.
¿Podía buscar en Jungkook el apoyo y la contención que necesitaba?
¿Podía pedirle mimos y caricias que le ayudasen a sanar? Porque
honestamente le aterraba. Le aterraba ser vulnerable frente a Jungkook,
mostrar sus inseguridades y sus miedos, las heridas y cicatrices que el
abandono de su padre había dejado.
Pero —Dios— extrañaba tanto oír su voz. La extrañaba tanto. Y Jungkook
había detenido sus mensajes en el buzón de voz, por lo que ya no habían
grabaciones que pudiera reproducir. Inhaló hondo, con el corazón
desembocado y las emociones a flor de piel, antes de presionar su dedo
contra la pantalla.
—Jungkook— exhaló tras atender. Un golpe seco se escuchó al otro
extremo de la línea.
—¿T-Tae?— dijo el pelinegro exaltado. Una sonrisa curvó los labios de
Taehyung y cerró los ojos por un instante, permitiéndose sentir la calidez
que el sonido de su voz transmitía—. ¡Creí que te habían secuestrado!
—Ves demasiadas películas de acción.
—¿Cómo estás? Yo- Fui a buscarte a tu departamento después del
cumpleaños de Jimin, pero no habías regresado aún.
—He estado... ocupado— Lo que no era una mentira, no completamente.
Pero era incapaz de confesarle el verdadero motivo—. ¿Cómo estuvo el
cumpleaños de Jimin?
—Bien... Le gustó mucho el mantel de jirafas.
—Por supuesto que sí. Soy un genio en hacer regalos— alardeó en broma,
con la intención de subir los ánimos de la conversación y consiguiendo una
risita por parte de Jungkook como recompensa.
Mandando descargas elecritizantes a cada una de sus fibras nerviosas.
Estremeciendo su mundo entero con facilidad.
Taehyung sopló y no consideró las consecuencias, cuando un par de
palabras riesgosas se le fueron del pecho.
—Te extraño.
Oh, joder. Realmente lo había dicho.
Se mordió la lengua, sintiendo sus mejillas hervir, y ocultó sus ojos con la
palma de su mano. Maldición. Lo había dicho en un impulso, pero no podía
retractarse ahora ¿o sí? Se mantuvo inmóvil y absolutamente callado.
Esperando impaciente por una respuesta recíproca que jamás llegó.
La línea quedó en silencio y se oyó a sí mismo carraspear.
—Olvídalo. Em... regresaré a casa esta noche. ¿Sí?— dijo con la boca
seca y las piernas temblorosas. Idiota, idiota, idiota—. Nos vemos,
Jungkook.
—Sí— dijo tardíamente—. Nos vemos, Taehyung.
El castaño cortó la llamada, con la presión en el pecho siendo insoportable
y pesada. ¿Te extraño? Dios. Soy tan estúpido. ¿Qué esperaba? ¿Que me
dijera "yo también"?
Guardó el teléfono en su bolsillo, mortificado por su propia efusividad
arruina-todo. El sonido peculiar de unos tacones acercándose le hizo
voltear y entre el resto de la gente, la observó.
—¿Era tu novio?— le preguntó So Rim. Taehyung parpadeó perplejo ante
la deliberada insinuación de conocer su orientación sexual, cuando era un
secreto. Aunque no debía estar sorprendido ¿verdad?
—¿Papá te lo dijo?
—Tu padre me contaba todo— explicó caminando unos pasos más hacia él
y tocando con las yemas de sus dedos la fotografía de su familia
enmarcada—. Él estaba... muy afectado por la noticia.
Quiso reír, pero le costaba respirar. —Me odiaba ¿no?
—No, Taehyung, nunca te odió— Su mirada tierna se posó en el rostro de
Taehyung, con el fantasma de una sonrisa—. Pero sí se odió a sí mismo.
Frunció el ceño, confundido por el significado de esas palabras. El brazo de
So Rim rodeó su cintura y apoyó su cabeza sobre el hombro del menor.
—Tu padre siempre pensó que la homosexualidad era un error y un
pecado. Fueron sus propios padres quienes lo criaron de esa manera.
Cuando supo de tu orientación sexual... estaba muy enojado— Alzó la
cabeza para ver a Taehyung y él devolvió su mirada—. Estaba enojado
porque sabía que sus creencias te harían daño. No fue lo suficientemente
fuerte para abandonar sus creencias homofóbicas por ti. Y se odiaba por
ello... Por eso decidió protegerte de sí mismo. Te alejó para que no tuvieras
que ser víctima de su odio y de sus errores.
La mujer guardó silencio y Taehyung esbozó una sonrisa sardónica,
decidiendo que mirar el techo sería mejor que ver la cara desmoronada de
So Rim.
—De todos modos su alejamiento se debe a mi homosexualidad—
masculló. So Rim palmeó su espalda.
—No lo estoy justificando. Ni a él ni a su homofobia. Y tampoco estoy
defendiendo sus decisiones— Se apartó del castaño y le propinó una ligera
caricia en el hombro—. Pero no te odió, Taehyung. Tu padre siempre te
amó. No dudes al respecto.
¿Me amó?
El corazón del menor se encogió en su pecho, como si hubiese estado
esperando siglos por esas palabras, tortuosos siglos en los que latió
atormentado por tales pensamientos, y sintiéndose liberado por al fin
encontrar alivio.
Lágrimas saladas se acumularon en sus ojos antes de siquiera poder
contenerlas. Dios, realmente iba a llorar frente a esa mujer, esa mujer que
por mucho tiempo culpó del abandono de su padre y el derrumbe de su
felicidad. Llamándole rompehogares en silencio y odiándola por robar el
amor de su padre. Prometiéndose jamás ser como ella.
So Rim, la persona que siempre estuvo para él, cuando su padre no lo
estuvo.
—Gracias— dijo Taehyung luchando contra sus ganas de llorar. So Rim
asintió, con una delicada sonrisa atestada de compasión.
—Este es tu hogar también, Taehyung. Puedes venir aquí cuando quieras.
Era doloroso y también un bálsamo que sanaba las heridas infringidas en el
pasado. Podía recordar a su madre diciéndole que se fuera, que no
deseaba su presencia en su casa. Podía recordar a su padre rechazándole,
no dignándose a verle de frente. Su familia dándole la espalda, solamente
por amar.
Nunca creyó que volvería a escuchar la palabra "hogar" luego de tal
desenlace.
Agradeció a So Rim por su desinteresada amabilidad y le explicó que era
su momento de retirarse. Necesitaba volver a su departamento, para poner
su vida en orden. Ella besó su mejilla y le deseó un buen viaje de regreso.
Su cuerpo se sentía entumecido. Probablemente debido a lo agotador que
resultaba canalizar sus sentimientos y emociones, sobre todo tras una
pérdida. Jesús. Apenas podía caminar sin desplomarse en el suelo.
Arrastró sus pies hasta la entrada de su edificio y luego subió hacia su
respectivo nivel.
Encontrando un chico muy guapo y desaliñado sentado frente a su puerta.
—Pero si no es mi tucán favorito— bromeó.
Jungkook levantó la cabeza que apoyaba sobre sus rodillas y miró con ojos
grandes al castaño vestido de negro, parado frente a él, con un rostro
cansado y una sonrisa floja. Se incorporó del piso y sin darle tiempo de
reaccionar, atrajo a Taehyung en un abrazo.
—Llegaste— exhaló. Un ruidito sorprendido brotó de la boca de Taehyung.
—B-Bueno, sí. Te dije que volvería esta noche.
—Estaba tan preocupado. ¿Qué pasó? Desapareciste y yo no sabía qué
hacer. Si no hubiera sido por los "vistos" que dejabas en mis mensajes,
habría llamado a la policía.
—No seas tonto... ¿Q-Quieres entrar?— titubeó, tratando de romper el
abrazo entre ambos. Aunque le dolía forzarse a hacerlo. Porque, a pesar
de que era aterrador y se moría de miedo, Taehyung no quería apartarse.
Había estado anhelando un abrazo de Jungkook desde que se enteró del
fallecimiento.
Pasó tres días convenciéndose de que alejarse era lo correcto, mientras
sus entrañas se retorcían pidiendo por él.
Y joder, quería mandar a la mierda sus miedos y sus trancas, porque se
sentía tan bien estar entre sus brazos, se sentía tan cálido y seguro.
Tomaron asiento en el sofá, o algo por el estilo. Jungkook se sentó todo
educado y recto, al lado de Taehyung, quien se acomodó de tal modo de
apoyar sus piernas en el regazo del contrario. A Jungkook no pareció
molestarle, por lo que se quedó ahí.
—Estaba visitando a unos familiares— dijo Taehyung, como coartada para
justificar su ausencia. Tal vez no estaba siendo totalmente sincero, sin
embargo, le costaba hacer surgir el tema—. Cuando te dije que no podría ir
al cumpleaños de Jimin, en realidad yo... tuve una riña con mi hermana.
Estaba afectado. Lo lamento.
—¿Pero ya estás bien?— cuestionó el pelinegro, sin dejar de estar
preocupado. Taehyung entendía. Había sido un poco rudo ignorarle por
esos días. Ya podía imaginarse a Jungkook calvo por el estrés.
—Sí... Ya estoy bien— Contigo estoy bien. Pero tenía que ser idiota para
soltar una bomba de esa magnitud.
Continuaron charlando hasta la madrugada y abordaron el tema que más le
interesaba a Taehyung: el cumpleaños de Jimin. Cómo estuvo, quiénes
fueron, si Jimin se divirtió. Jungkook reía, relatándole anécdotas graciosas
e hilarantes que ni siquiera se podía imaginar. Como que el amigo de Jimin
—Hoseok— había botado el pastel accidentalmente, o como que Yoongi
había bebido unas copas de más —Taehyung siempre había tenido una
visión muy responsable de él—, o como que Jimin había reído tan fuerte
que bebida salió de su nariz, o como que Yoongi había estado
coqueteándole juguetonamente a Jungkook —con lo que Taehyung se rió,
porque sólo eran amigos ¿no?—.
Cosas pequeñas, detalles mínimos, en los que se ocultaba una verdad que
Taehyung no pudo ver. Probablemente estaba ciego, por la deslumbrante
sonrisa de Jungkook, y sordo, por su voz arrulladora en la que hallaba paz.
Pero en aquel instante nada de eso importaba, no existían problemas o
desconfianza.
Solamente existían ellos y pensó —equívocamente— que podría ser así
para siempre.
Sin saber que nunca habían sido únicamente ellos dos en la ecuación.
🔸🔸🔸🔸🔸
Son las 2 AM JSNFBFNF no debería estar actualizando a estas horas
pero sé que mañana no podré u.u Otro capítulo que me deja sad ;_;
pude escribir harto de la vida de Tae eso sí, así que igual toi feliz uwu
Espero que les haya gustado!! Lxs amo mucho!! Hasta pronto uwu ❤️
honey
CAP 34
CAP 35
Se estaba sofocando.
Apoyó su frente contra la ventana, viendo a duras penas consciente las
gotas que mojaban el vidrio desde el exterior. Inhaló hondo, para buscar
aire que su garganta cerrada no le permitía aspirar. El motor del vehículo
resonaba fuerte a su alrededor y un zumbido en los oídos de Taehyung le
impedía pensar con claridad.
Se estaba ahogando.
El lugar repentinamente era demasiado cerrado para respirar, demasiado
cerrado para moverse. Su cuerpo estaba entumecido y tenso, con sus uñas
dejando marcas en sus piernas a través del pantalón. Un peso oprimía su
pecho hundido, como si estuviese aplastándole los pulmones, robándole el
aire... aplastándole el corazón, deteniendo sus latidos.
El mundo a su alrededor pareció dar vueltas por un momento y tuvo que
cerrar los ojos para ahuyentar las náuseas. Un sabor amargo en su boca
que se extendía conforme el transcurso del tiempo, mientras Taehyung se
daba cuenta de que esto no era una pesadilla.
Era la cruda e inevitable realidad.
No podría despertar al día siguiente envuelto en los brazos de Jungkook
fingiendo que nada había ocurrido. No podría besar sus labios sin saber
que Jungkook pensaba en alguien más. No podría tomar su mano sin
recordar que Jungkook quería reemplazarlo con otra persona.
Porque, lo quisiese o no, Yoongi siempre estaría ahí. No importaba bajo
qué circunstancias, si estuvieran descansando en la cama o cenando en
una cita, Min Yoongi siempre sería la prioridad de Jungkook.
Y Taehyung solamente sería desechable.
Su boca se movió involuntariamente, y no se percató de lo que estaba
diciendo hasta que su mirada se topó con la del conductor por el retrovisor.
La lluvia golpeaba contra el capó y el techo.
—Detenga el auto.
Una voz lejana lo descolocó un poco, mas las palabras fueron ininteligibles
debido al zumbido molesto en sus tímpanos. Siendo incapaz de enfocar
otra cosa que el asiento oscuro frente a él y las gotas de lluvia que
resbalaban por su ventana.
El vehículo se detuvo no mucho después. Taehyung dirigió su atención a la
manilla de la puerta y alcanzó a rozarla con las yemas de sus dedos,
cuando una mano firme rodeó su brazo. Más palabras, más voces. La
mente de Taehyung no podía procesar la situación correctamente y se zafó
del agarre en su brazo con facilidad, deslizándose fuera de la mano que se
movía desesperada por alcanzarlo.
Abrió la puerta torpemente y trastabilló al bajar del vehículo. Demasiado
aturdido para sentir las gotas de lluvia que chocaban contra su piel y que
mojaban lentamente su cabello, enfriando su cuerpo y lo que quedaba de
su corazón, en un copo de nieve.
Sus pies se sentían pesados, pero sus piernas estaban determinadas en
moverse. Hacia cualquier lugar que éstas le llevaran. Escuchando la voz
lejana volverse cercana, las palabras tornándose fuertes y no tan
ininteligibles.
La misma mano de antes se asió en torno a su brazo y lo obligó a
detenerse. Taehyung giró sobre sus talones, tropezando levemente con sus
propios pies, y logrando estabilizarse solamente gracias al agarre firme de
la persona que lo sostenía.
A través de la lluvia, pudo reconocer el rostro de Jungkook.
Su expresión preocupada, sus ojos pendientes y grandes, sus labios
fruncidos. Y Taehyung quiso golpearlo, porque de todas las miradas que el
pelinegro le había dedicado, ninguna se parecía en lo más mínimo a la
mirada que le daba a Yoongi.
—Tae— Logró entender entre el zumbido y la lluvia. Su voz era dura en sus
oídos—. Tae, ¿qué pasó? ¿Te sientes mal?
Me siento mal...
—Sí— musitó, en un tono ausente. Las manos ásperas y humedecidas de
Jungkook acunaron su cara. La que estaba empapada en lluvia y lágrimas,
que se perdían con la otra sobre su piel. Jungkook acarició sus mejillas con
los pulgares, un toque familiar y que ya casi no podía sentir.
—¿Quieres vomitar? ¿Necesitas aire?
Alejó las manos de Jungkook de su rostro delicadamente y sacudió la
cabeza. —No.
—¿Quieres agua? ¿Quieres dormir?
Dormir... Se sentía tan cansado. —Quiero irme a casa.
—Te llevaré a casa. Iremos a dejar a Yoongi primero y luego-
—No— volvió a musitar. La expresión de Jungkook era graciosa; se veía
tan confundido—. Me iré a casa solo.
—Tae, está lloviendo y vas a enfermarte, no sé qué mosco te picó, pero te
llevaré a casa.
—No quiero.
—Taehyung— espetó acercando sus dedos a su muñeca, dispuesto a
alcanzarlo para hacerle regresar al vehículo. Las yemas de sus dedos
apenas acariciaron los vellos.
El roce en su piel hizo a Taehyung estallar.
—¡No me toques!— gritó apartándose de él. Jungkook parpadeó con
desconcierto, mientras Taehyung empezaba a derramar nuevamente las
incontenibles lágrimas—. ¡No vuelvas a tocarme!
—Tae-
—¡No quiero volver a verte!— sollozó, con su garganta siendo desgarrada
por los gritos. Su cuerpo temblaba, sus pies daban un paso hacia atrás—.
Ya no quiero verte de nuevo.
Los ojos ampliados de Jungkook le siguieron, a la vez que empezaba a
caminar en su dirección. Taehyung negó con la cabeza.
—No te me acerques.
—Tae, ¿qué sucede?— habló Jungkook moviéndose con cautela.
Taehyung quiso reír, reír para no continuar llorando por él. Porque en aquel
momento una risa seca y vacía se habría sentido mucho mejor que el
escozor intolerable en sus ojos y el nudo apretado en su garganta.
—Quiero irme a casa— murmuró. Su voz que quebrándose en cada
palabra—. Quiero irme a casa, Jungkook. Déjame ir a casa.
—Tae-
—Por favor, déjame ir a casa.
No me hagas decirlo. No me obligues a decirlo.
—Tae, por favor, dime qué sucede. Podemos hablar en el auto— balbuceó
desesperado. Ansioso por alcanzarlo antes de dejarlo ir—. Tae, dime qué
pasa. Puedo ayudar.
No, no puedes. No puedes hacer nada para solucionar esto.
Y yo tampoco.
Porque sólo soy un testigo de lo que Yoongi te hace sentir y no tengo el
poder para detenerlo.
No tengo siquiera el poder para que te enamores de mí.
—Quiero ir a casa— repitió aturdido. Jungkook soltó un jadeo.
—Lo sé, Tae. Pero no dejaré que te vayas por la lluvia, en la noche y solo.
¿Entiendes? Es demasiado peligroso.
¿Peligroso?
Bajó su mirada al suelo, observando las gotas chocar y destrozarse contra
el pavimento. Gotas tan bien formadas, viajando desde las nubes, desde el
cielo más alto y hermoso, para caer con brutalidad y sin piedad en el
pavimento duro y frío que estaba bajo sus pies.
—Tae-
—¿Cuándo ibas a decírmelo?— lo interrumpió. Jungkook frunció el ceño.
—¿Decirte qué?
Se mordió el labio inferior, con sus ojos deambulando desde las cejas
oscuras del pelinegro hasta su boca húmeda y rosada.
Sus labios temblaron al hablar y cerró los ojos para ahuyentar las lágrimas.
—Eres un pésimo mentiroso, Jeon.
—¿Qué...? Taehyung.
Era tan insoportable escuchar su nombre en la voz de Jungkook.
Abrió los ojos, viendo la lluvia todavía cayendo sobre él, sobre ambos.
Jungkook continuaba parado ahí, con su camisa empapada y una
expresión de cachorro extraviado.
—Tae, háblame, por favor.
Hablarte.
A ti.
¿Para decirte qué?
¿Que lo sé? ¿Que lo descubrí? Ese secreto que has estado ocultando
desde hace años.
¿Debería felicitarme por mi perspicacia? ¿Deberían premiarme por mi
ingenio?
Por ser el primero en ver lo que nunca quise ver.
La pieza faltante en tu rompecabezas espera en el taxi por ti, Jungkook.
No aquí bajo la lluvia.
—Creo que es mejor partir caminos— logró decir sin aliento. Jungkook le
miró inmóvil en su sitio, con la mandíbula apretada y la mirada expresando
la familiar confusión que estaba embargándole desde hacía rato.
—¿Quieres...— Le costó continuar y Taehyung no sabía por qué—...
terminar?
—Sí.
Llovía.
En su corazón nevaba.
Y se preguntaba por qué sentía que estaba en pleno invierno, cuando
continuaba siendo otoño.
—¿Por qué?— cuestionó el pelinegro. Taehyung sonrió, una sonrisa vacía
que no fue convincente, pero que le permitió fingir, al menos por un breve
momento, que podría superarlo.
Las palabras le desgarraron por dentro.
Y deseó no haberlas dicho.
Lo deseó con cada fibra de su ser.
Porque le dolía.
Le dolía más que nada.
—Porque amas a Yoongi— contestó.
Guardó silencio, esperando que alguna especia de magia hiciera
desaparecer la lluvia, esperando que todo se desvaneciera, para revelar
que era una ilusión y que Jungkook lo quería tanto como Taehyung quería a
él.
Esperó, en silencio, por una negación.
Esperó, con el corazón desembocado, que Jungkook le dijese que no lo
amaba.
Esperó... y cuando vislumbró en la mirada de Jungkook, el terror y el miedo
de haber sido descubierto, supo que no había vuelta atrás.
Lo ama.
Lo ama.
Lo ama.
—Lo amas— aseguró, notando lo mucho que le rompía decirlo en voz alta
y tener una confirmación. Jungkook evadió su mirada, pero eso no borró la
realidad ni convirtió su mentira en algo creíble.
Su amor, como gotitas de lluvia cayendo contra el suelo.
—Me iré a casa.
—No— soltó Jungkook, conectando sus ojos desesperados con los
suyos—. No te vayas.
—No hagas esto más difícil de lo que ya es, Jungkook...
No me hagas rogarte que me ames.
No me hagas quedarme.
—Esperan por ti en el taxi— susurró con la voz rasposa.
No necesitó un aviso o una despedida. No fue capaz de decir adiós,
cuando todo su ser imploraba estar entre los brazos de Jungkook. Porque
aunque su cercanía entonces le doliera, también lo protegía.
Caminando bajo la lluvia, yendo hacia cualquier lugar, se preguntó dónde
hallaría un refugio, cuando acababa de abandonar el único que había
encontrado. Mojando sus zapatos con la lluvia, y sonriendo sardónicamente
al notar que Jungkook no había ido tras él, sino que había regresado al taxi.
Porque lo ama.
Y aunque Taehyung deseaba estar en el lado receptor de ese amor, sabía
que nunca podría estarlo.
Tan idiota. Tan estúpidamente embelesado por alguien que nunca había
reciprocado sus sentimientos.
Por alguien cuyo corazón estaba ocupado.
Acarició el teléfono en su bolsillo y lo sacó sin pensarlo demasiado.
Marcando con dificultad un número que sabía que respondería, no
importaba qué hora fuese, o dónde fuese.
Siempre estaba ahí para él.
—¿Taehyung?— habló la voz al otro extremo de la línea. El mencionado
sonrió, mientras las lágrimas cálidas brotaban de nuevo.
—Hola, Namjoon.
—¿Qué sucede? Es tarde. ¿Estás bien?— preguntó. Taehyung negó con la
cabeza, reprimiendo un sollozo que le quemaba la garganta. Odiando
sentir, odiando amar. Bajo la lluvia, sintiéndose patético y roto, destrozado
en mil piezas diminutas, que se perdían en la corriente de agua.
—¿Podrías venir a buscarme?
🔸🔸🔸🔸🔸
En realidad esta es como la continuación del capítulo anterior pERO
AHÍ HABRÍA QUEDADO EN 5 MIL PALABRAS Y NOOO, qué flojera u.u
Muchas gracias por leer! Seguimos en horas sad pero weno u.u
Hasta pronto!! ❤️ Lxs amo mucho!! ❤️❤️❤️❤️❤️❤️
honey
CAP 37
CAP 38
Aunque te fuiste
No ha habido un día en el que te haya olvidado
Honestamente, te extraño
Pero ahora te borraré
Porque eso duele menos que resentirte
OUTRO
Desearía que me amaras como ayer. No sueltes esta mano nunca más.
Y cada vez que mi corazón late, iguala tus pasos para que no
deambules nunca más.
PLUS
Hola uwu Vengo a hacer acto de presencia antes de ponerme a subir los
extras GGG ❤️
Para empezar, ¡muchas gracias por todo el apoyo que le dieron a RAB! TT
siempre leo sus comentarios y estoy llorando brillitos.
Bien, en realidad esto originalmente era yo queriendo aclarar ciertas cosas
del fic y acabé por hacer una lista así que se aguantan uwu
Let's geddit
• Jiwoo (hermana de Tae) es Chuu de LOONA UWU
• y Sungjin (del equipo de basquetbol) es el de Day6 mi bEBO PRECIOSO
LO SIENTO POR HACERTE MALO
• En INTRO Jk dice que lleva unas semanas con Tae y después digo que
llevan 6 meses así que vamos a asumir que sabía lo que hacía y diré que
con unas semanas me refería a exactamente 24 semanas
• Estoy haciendo esta lista porque no quiero estudiar uwu
• Los extras en realidad van a hacer como una continuación de la historia +
flashbacks. Originalmente planeaba seguirla y que más adelante fuera el
final, pero decidí dejar el final como Jk y Tae quedándose juntitos, porque
después de eso ya no hay mayores problemas uwu según io
• Dowoon (ex cliente de Tae) también es de Day6 ggg
• Minho había decidido escribirlo re lindo pero en la escena del bar lo
escribí re turbio y no me arrepiento de nada, hasta yo desconfié de él :/
• Tenía una historia escrita de la hermana de Jk con su respectiva pareja
pero la perdí cuando me eliminaron la cuenta de wattpad TT era súper gay
chaU
• Me da flojera escribir Lo?e A Boyfriend pero prometo terminarla algún día
en el futuro (creo)
• Planeaba hacer un universo alterno donde hubiera YoonKook y Vmin pero
alta flojera me da, lo siento musho
• La escena del taxi donde Jk le dice a Yoongi que quiere a Tae será uno de
los extras uwu
• Tae se comunica en memes porque es todo lo que sé hacer
• Sé que muchxs creen que en OUTRO tae le está dando otra oportunidad
a Jk, pero en realidad se está dando una oportunidad a sí mismo. Trataré
de aclararlo en los EXTRAS *winkwink*
• Uno de los extras va a ser de Namjin, si no quieren, se lo saltan
JDNFBFNF
• Me gusta mucho editar los capítulos así que si deciden releerlo y sienten
que hay cambios, es muy probable que haya sido yo JSKFBSNF
• En el futuro quiero escribir otra versión de RAB más larga, completa y
compleja uwu pero después porque toi cansada uwu
• Sigo en clases así que creo que los EXTRASSS los subiré en mis
vacaciones ggg
• Soy un asco en BTS World
• Me puse como honey porque significa miel y Winnie The Pooh come miel
y yo amo a Winnie The Pooh uwu
Con todo esto dicho, me viro JSNFBDND nuevamente gracias por leer esta
cosa y espero volver a verlxs en los extras ❤️❤️❤️
Jamás había tenido relaciones con alguien... Dios, como mucho un par de
manoseos torpes entre besos desordenados, pero jamás había tenido a un
chico en una cama debajo de él, y estaba seguro de que aunque lo hubiese
tenido antes, no habría sido tan jodidamente precioso como Kim Taehyung.
Era adictivo el tan sólo verlo, sonrojado y ansioso, mientras suspiros de
placer abandonaban sus labios conforme la fricción entre sus miembros
bajo la tela se intensificaba.
Jungkook intentó recordar todo lo que había aprendido gracias a sus idiotas
amigos de la universidad y los vídeos pornográficos de mala calidad que
había visto de vez en cuando, esperando que aquellos conocimientos le
resultaran útiles en dichas circunstancias. Mas se le hacía difícil pensar
claramente con Taehyung bajándole los pantalones con sus dedos
delgados y temblorosos, quejándose por ser incapaz de deshacerse del
cinturón.
Adorable.
Se relamió los labios y alegando ser buen anfitrión, retiró sus propios
pantalones para tirarlos a un costado de la cama, volviendo
inmediatamente a enfocarse en su lindo invitado de honor, quien por cierto,
aún estaba usando demasiado ropa para su gusto. Se deshizo de la
vestimenta del castaño, tragando saliva cuando expuso la piel canela de su
estómago y de sus piernas. Ah... Era definitivamente mucho mejor de lo
que se hubiera imaginado.
—No me mires tanto...— se quejó Taehyung, ocultándose tras su
antebrazo. A Jungkook casi se le olvida cómo respirar.
Se inclinó para besar su cuello y luego deslizó su boca hacia el sur con una
lentitud dolorosa, robando ruiditos de placer y fastidio de los labios
enrojecidos de Taehyung. Bañó con besos húmedos la piel canela, tan
tersa y lisa, que invitaba a morderla y a besarle unas cuantas marcas.
Sus manos se asieron en torno a los muslos moldeables de su castaño y
Jungkook no tardó en hundir los dientes en la región del muslo interno,
satisfaciéndose las irremediables ganas de mordisquear el cuerpo de
Taehyung, deleitándose con los gemidos que abandonaron
involuntariamente la boca del castaño. Precioso.
—Jungkookie— le llamó Taehyung, enredando sus finos dedos en el
cabello de Jungkook, para indicarle que se detuviera. El pelinegro apartó la
boca de su piel, sintiéndose confusamente mareado.
—¿Qué sucede?— susurró, él mismo encontrándose sin aliento y alzando
la mirada hacia su lindo novio falso, que le miraba con emociones
contradictorias reflejadas en los ojos. Taehyung mordió su labio inferior, con
un aspecto dubitativo tiñendo su rostro sonrosado.
—Quiero que me beses— pidió finalmente, luciendo tímido por su propia
petición. Jungkook casi pudo escuchar el hilo de su cordura rompiéndose.
Taehyung realmente era un terrón de azúcar, uno que él estaba más que
dispuesto a devorar por completo.
Sus bocas se encontraron nuevamente y Jungkook intentó recordar
vagamente dónde demonios había guardado el lubricante, siendo distraído
con prontitud por las manos dulces de Taehyung acariciando sus brazos y
por las piernas dóciles que acababan de enredarse a su cintura. El calor
expandiéndose por su pecho y por su estómago, hacia su parte inferior...
Joder, Jungkook realmente estaba olvidando por qué debía contenerse.
Era la primera vez de Taehyung (y de él, pero no tenía por qué saberlo).
Necesitaba enfocarse en esto, en preparar a Taehyung apropiadamente
para que no doliera... Había leído un artículo al respecto en wikihow.
—Bebé— le llamó, en un intento patético para imponer distancia entre
ambos. Pero, Dios, la boca de Taehyung era adictiva, y había estado
anhelando besarlo por tanto tiempo desde lo sucedido en la rueda de la
fortuna. ¿Cómo era que se pensaba?
Acabó separándose a regañadientes de su castaño y Taehyung soltó un
bufido al verle desaparecer hacia el cuarto del lavabo, sin hallarse muy
contento. Aunque Jungkook regresó rápido, incapaz de ocultar su creciente
ansiedad y prácticamente sintiéndose como el Rayo McQueen al regresar
de vuelta a la cama.
Taehyung deja salir una risita cuando Jungkook casi tropieza al subirse al
colchón. Tierno.
Jungkook se halla a sí mismo a punto de abrir la botella en sus manos,
para verter el líquido sobre sus dedos, cuando Taehyung hizo un ademán
indicándole que se la entregara. Jungkook arqueó una ceja, tentado a
obedecer.
¿Acaso iba a hacerlo por su cuenta? Porque honestamente no era lo que
había estado pensando pero... no iba a negar que la idea era jodidamente
caliente, sobre todo si le permitía observar mientras lo hacía.
—Pásamelo— ordenó Taehyung, mirándole a través de sus pestañas.
Jungkook estaba a punto de hacerlo, perdido en un trance, hasta que el
mayor continuó—. Y ponte en cuatro.
... ¿Qué?
—¿Cómo?
—Que te pongas en cuatro. Te voy a preparar.
Preparar, le repite su cerebro, el que parece hacer cortocircuito ante sus
palabras.
Las neuronas de Jungkook tardan en procesar lo que el castaño insinúa y
apenas consigue estabilizarse del shock, cuando Taehyung repite
nuevamente el movimiento de aceptar la botella.
—¿Crees que yo voy a ser el de abajo?— exclamó Jungkook con
incredulidad, haciéndose hacia atrás para resguardar el lubricante.
Taehyung frunció el ceño.
—¿Y quién más?— respondió con un tono de obviedad en su voz, pero a
ojos de Jungkook, su castañito parecía olvidarse de la participación de su
propia persona en la situación.
Tras sumirse en un incómodo silencio, que se extendió por mucho más de
lo presupuestado, Taehyung pareció finalmente ser súbitamente golpeado
en el rostro por la realización. Aunque por su expresión de terror y disgusto,
no estaba tomándoselo muy bien tampoco...
—No. ¿Te has vuelto loco? ¡No voy a hacerlo! ¡Va a doler!
—¡Yo no quiero ser el de abajo tampoco!— se defendió Jungkook,
inevitablemente contagiado por la vergüenza de Taehyung—. Además tú...
te ves lindo...
—¡Tus halagos no van a convencerme!— se quejó cruzándose de brazos.
Jungkook tuvo el ligero presentimiento de que si planeaban hacer esto, iba
a ser más complicado de lo que pensaba.
Taehyung se cubrió con las sábanas hasta los hombros, notoriamente
molesto. ¿Pero qué quería de él? Jungkook nunca había considerado ser el
pasivo. No pensó tampoco que Taehyung tuviese tal fuerte convicción de
adoptar el rol activo en la relación. ¿Y si simplemente no congeniaban?
—Yo creo que... solamente hay una manera de solucionar esto— dijo
Taehyung en un tono decisivo. Jungkook asintió, expectante a la idea que
el castaño tuviese en mente.
Piedra, papel o tijera.
—¿Estás de joda?
—¿Se te ocurre algo mejor?— contraatacó Taehyung—. Porque si me
vienes a decir que quieres solucionarlo con una pulseada, te digo que me
vas a dislocar el hombro.
Jungkook rodó los ojos. Ni que tomase esteroides...
—Bien. Dos de tres.
—Ya rugiste— canturreó Taehyung. Y ya valiste, pensó, esbozando una
sonrisa de victoria.
Sonrisa que se esfumó, cuando perdió por segunda vez con las tijeras de
Jungkook.
Pero-
—Perdiste, ponte en cuatro— se burló el pelinegro, haciendo alusión a lo
dicho por el castaño minutos atrás. Taehyung sólo parpadeó, anonadado.
Pero-
—¡Hi-Hiciste trampa!— objetó, renuente a aceptar su pérdida. Jungkook rió
entretenido, sacudiendo la cabeza para despejar las hebras desordenadas
de cabello que caían sobre sus ojos, para ver a su castaño de frente.
—No, no lo hice. Pero si no quieres hacer esto, no voy a obligarte. Está
bien si te arrepientes, Tae... No te fuerces.
—Eres de lo peor— gimoteó subiéndose a horcajadas en el regazo de
Jungkook. A Jungkook se le cortó la respiración—. No me arrepiento, tonto.
Sólo... sé suave ¿sí?
Suave... Suave aunque por dentro, Jungkook solamente deseara clavarlo
contra el colchón. Genial.
Asintió muy torpemente, sintiéndose... abstraído y consumido por este
lindo, precioso chico, que realmente estaba borrando su sanidad.
El lubricante cayó sobre sus dedos y Jungkook acomodó a Taehyung de
espaldas contra la cama, sin querer perderse sus expresiones mientras
jugaba con su agujero por un rato. La sangre en sus venas bombeaba más
fuerte, más inquieta, más desesperada, precisamente como se sentía en
aquel instante.
El nerviosismo hizo presencia, cuando Jungkook se halló demasiado
inseguro sobre qué hacer o cómo proceder luego. No pretendía causarle
daño a Taehyung. Quería que lo disfrutara, tanto como él disfrutaba verle
sonrojado y cohibido en su cama.
Se dio a sí mismo ánimos. Procuraría ser cuidadoso. Además si hacía algo
mal, Taehyung se lo diría.
Introdujo el primer dedo, observando con una extraña fascinación cómo
esté desaparecía en el trasero de Taehyung. Jungkook tragó en seco,
repentinamente muy, muy acalorado. ¿Se suponía que esa imagen debía
ser tan caliente?
—Jungkookie— pronunció Taehyung, removiéndose en su dedo. Joder—.
¿Puedes... moverlo un poquito? Se siente raro...
El pelinegro obedeció, sin responder sino directamente moviendo su índice
en el interior apretado de Taehyung. Las piernas de Taehyung se
expandieron un poco más y Jungkook estaba bastante seguro de que su
escasa cordura estaba a segundos de irse por el condenado caño.
—¿Duele?— preguntó con la respiración pesada. Taehyung sacudió la
cabeza, cerrando los ojos.
Continuó moviendo su dedo, buscando lo que supuestamente iba a
provocar que el castaño se sintiera bien. Aquel punto del cual desconocía
la locación exacta; aunque quizá si continuaba así y curvaba un poco su
índice, podría eventualmente...
—¡Ah!
Encontrarlo.
—¿Estás bien?
—S-Sí... Yo...— titubeó Taehyung abochornado. ¿Qué clase de sonido
había sido ese?—. No quería... ¡Ah! ¡Jungkookie!
—¿Te gusta, bebé?
Taehyung jadeó, incapaz de formular una oración lógica, mientras
Jungkook se entretenía rozando desconsideramente la próstata del
castaño.
—Se siente... Dios... Más...
—¿Quieres otro dedo, amor?
—S-Sí... Jungkookie, por favor...
Introdujo otro dedo en su interior, admirando el agujero que se expandía
para recibirlo y que se contraía nuevamente alrededor de él. Jungkook se
relamió los labios resecos, hundiendo los dedos en el interior del castaño, y
escuchando sus súplicas pendiendo en el aire.
Jamás podía tener suficiente de Taehyung... ¿Cómo podía? Tan precioso y
tan dócil, permitiendo que Jungkook jugase con su cuerpo, tan
descaradamente, pidiendo más y empuñando sus manos en las sábanas.
El pelinegro estaba tentado de empujar a su castaño al borde, fascinado
por sus transparentes expresiones.
—Jungkookie— gimió Taehyung—. Necesito...
—¿Otro?— susurró el pelinegro absorto en lo bien que Taehyung lo
tomaba. El castaño sacudió la cabeza.
—Te quiero a ti...
Jungkook casi se cae de la cama.
—Y-Yo... Tengo que ir a buscar los condones.
—¿Estás limpio?— preguntó Taehyung batiendo sus pestañas. Jungkook le
miró en silencio. Dios.
—Sí.
—Entonces sólo hazlo... Rápido, Jungkookie...
—¿E-Estás seguro, Tae?— Jungkook sabía que esto no era lo más
adecuado, pero estaba teniendo dificultades recordando por qué.
—Quiero esto, Jungkookie... Por favor...
Jodido infierno.
Jungkook se deshizo de sus boxers y observó su propio miembro empujar
contra el agujero de Taehyung. Se mordió el labio inferior, intentando
contenerse, porque, joder, ni siquiera había entrado y ya sentía que iba a
correrse. ¿Qué clase de puberto era? Aparte de precoz.
—Jungkookie— gimoteó Taehyung moviendo sus caderas para encontrarse
con Jungkook. El pelinegro inhaló hondo, finalmente cediendo a sus
propios deseos y enterrándose lentamente en el cuerpo de Taehyung.
Taehyung lo recibió caliente, apretado y húmedo. Jungkook perdió toda
facultad para pensar racionalmente, su mente centrándose instintivamente
en lo delicioso que era estar dentro de Taehyung, lo bien que le recibía, lo
mucho que quería hundirse en su hermoso castañito.
Sus manos amasaron el trasero redondo y moldeable. Jungkook quería
tocarlo y sentirlo por todas partes.
Tan pronto se movió en el interior del castaño, sintió un golpe en su
espalda. Jungkook frunció el ceño, reconociendo que era el mismo
Taehyung, quien con su pie le había golpeado en la columna.
—¡Idiota!
Jungkook se alzó con los brazos, viendo a Taehyung debajo de él, con las
mejillas rojas y los ojos húmedos por las lágrimas. No pudo evitar entrar en
pánico.
—¿Q-Qué sucede? ¿Te d-duele? ¿Te...?
—¡Sí! ¡Tonto! ¡Duele!
—L-Lo siento...
Se disculpó con la preocupación martillando su cabeza. Jungkook intentó
retirarse del interior del castaño, como primera reacción, mas las piernas de
Taehyung rápidamente rodearon su torso, imposibilitando sus movimientos.
—Tae, tienes que...
—N-No salgas...
Jungkook frunció el ceño, consternado y muy, muy confundido. —¡Pero te
duele!
—¡Ya sé, estúpido!— le gritó, gimiendo cuando el miembro de Jungkook
acarició ese bendito punto dentro de él—. Pero no quiero que te salgas...
sólo... quédate quieto un ratito ¿vale?
El pelinegro suspiró, finalmente accediendo su petición a regañadientes.
Taehyung sabía que las intenciones de Jungkook no involucraban dañarle y
que estaba dispuesto a detener todo si Taehyung se sentía mal, pero...
—Te sientes tan bien dentro de mí— susurró Taehyung, las palabras
huyendo de entre sus labios inconscientemente. Jungkook retuvo el aliento.
—Tú te sientes perfecto, amor...— Taehyung se sonrojó, con la mirada
tímida, antes de que sus párpados cayeran.
—Y-Ya muévete, tonto...
Jungkook se había imaginado su primera vez un montón de veces.
La mayoría del tiempo, cuando todavía iba en la secundaria, su ensoñación
involucraba a Yoongi. Por supuesto, luego las cosas cambiaron y se forzó a
sí mismo a ser realista al respecto.
Quizás sonaba absurdo, pero siempre supuso que sería diferente, que
sería desastroso e impaciente, con alguien con mayor experiencia, que
sería olvidable, con un conocido de algún bar, una noche sin nada especial,
en un baño público o en el departamento de alguien sin importancia.
Y en cambio, estaba Taehyung. Por quien su corazón se estrujaba, porque
jamás pensó que podría existir alguien así de adorable y bueno y generoso,
con cascarón duro e interior suave. Estaba Taehyung, que quizá podía ser
de todo, menos olvidable. Estaba Taehyung, con quien no se sentía
desastroso o incómodo, sino que se sentía perfecto, correcto y tan...
Jungkook besó los pómulos de Taehyung y ambos acabaron al mismo
tiempo, con Taehyung sollozando mientras se aferraba a los hombros de
Jungkook para estabilizarse. Guardaron silencio, mientras trataban de
compensar sus respiraciones.
La piel de Taehyung brillaba perlosa bajo la capa de sudor.
Su cabello castaño se hallaba desordenado sobre la almohada.
Sus labios se curvaron en una sonrisa.
—Fue increíble— jadeó el castaño, tirando del cuello de Jungkook para unir
sus bocas en un corto beso—. Gracias.
—Cuando quieras— bromeó, viendo con adoración a Taehyung
acurrucarse adormilado a un costado de su cuerpo, como si buscase su
calor corporal.
Jungkook cerró sus brazos alrededor de él, atrayéndole aún más hacia sí
mismo, con el corazón yendo a mil por hora.
La respiración de Taehyung no tardó en tornarse constante y suave,
delatando que había caído dormido debido al agotamiento. Jungkook besó
su frente, para cerciorarse de que fuese así.
Acarició su mejilla, con la yema de su pulgar delineando las curvas de su
pómulo, sus pestañas gruesas, sus cejas castañas, su nariz respingada.
Jungkook estaba seguro de que podía quedarse toda la noche en vela con
tal de ver a Taehyung dormir.
Enredó las hebras claras entre sus dedos con cuidado de no despertarle.
Taehyung se inclinó hacia el tacto, murmurando entre sueños, sobre
nuggets y sobre un tonto, que no sabía hacer nada bien.
Incluso dormido era increíblemente bueno para enviarle indirectas.
Jungkook se sintió a sí mismo sonreír como un ridículo, sin poder salir del
trance, y quizá, sólo quizá, sintiéndose un poco muy enamorado de este
chico, como para quitar sus ojos de él.
Qué jodido estaba, sin entenderlo.
Un par de palabras salieron de la boca de Jungkook esa noche. Las dijo en
voz baja, muy baja. Además Taehyung estaba dormido, así que no contaba
¿cierto?
Si las decía sólo por esa noche, daba igual.
Si se permitía sentir sólo por esa noche, nadie salía herido.
Taehyung no salía herido.
Besó una vez más los labios hinchados de su bobo chico castaño,
convenciéndose inútilmente de que no estaba cayendo por él, que
solamente eran todas las sensaciones y emociones acumuladas, que a la
mañana siguiente ellos regresarían a la normalidad.
Jungkook no se durmió, no de inmediato, deseando extender aquella noche
lo más posible. Porque tal vez era sólo producto de la dopamina, pero se
sentía simplemente bien tener a Taehyung en sus brazos, incluso si no era
para siempre.
Se siente bien amarte, aunque sea sólo por esta noche.