Rent A Boyfriend Kooktae 168624388

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Rent A Boyfriend •• KOOKTAE

Autor: wtf honey

Veröffentlicht: 2020

"Oh, por Dios... Seré como tu prostituto" "Jesucristo, Tae, ¡no lo digas así!"
*JJK!top; KTH!bottom *Resubida (hasta el CAP 25) *Una pizca de
Yoonmin *Portada hermosa hecha por: [censurado] *Booktrailer
maravilloso hecho por: @-pizzaforevah *¡Gracias por leer! ❤︎

INTRO

RENT A BOYFRIEND
¿Problemas en el ámbito amoroso? ¿Le has jurado a tus amigos que tienes
novio cuando en realidad estás solo, solito, solín? ¡No te preocupes! El
servicio Rent a Boyfriend te permite tener un novio falso durante el tiempo
que quieras, sin las preocupaciones que conlleva mantener una pareja real.
Rent a Boyfriend está disponible tanto para mujeres como para hombres y
otros géneros. Te prometemos un 100% de confidencialidad y calidad. Los
precios varían en cuanto a la exigencia, las muestras de afecto y las horas
de compañía. Cualquier trato privado y sexual está estrictamente prohibido
entre el empleado y el cliente. Para conocer más de nuestra política
corporativa y reglamento de citas, haz click aquí.
Jungkook deslizó el mouse sobre la superficie de su escritorio, causando
que la flecha blanca se moviera en la pantalla del computador hasta
posicionarse sobre la primera opción disponible en el sitio web.
Rentar un novio.
Tragó saliva, jurándose que sólo lo haría esta vez, convenciéndose
arduamente de que situaciones desesperadas requerían medidas
desesperadas y él necesitaba solucionar el gran lío en el que se había
metido lo más pronto posible. Presionó el botón izquierdo del mouse y las
palabras en la pantalla se iluminaron hasta ser de un azul claro. Los latidos
de su corazón se dispararon, éste frenéticamente golpeando contra su
pecho.
Cargando...
Recordó la conversación que había entablado con Jimin aquella mañana en
el café cerca de la universidad. "Yoongi y yo estamos saliendo". Repitió la
confesión de su mejor amigo mentalmente, la frase quedando tallada en su
cerebro e impulsándolo a continuar con esa locura. "Yoongi es mi novio".
"Me hace tan feliz, Jungkook". "Lo amo, como nunca había amado a nadie".
Las palabras hicieron eco en su cabeza, obligándose a sí mismo a no
olvidar la verdadera razón de por qué estaba tomando esta arriesgada
decisión.
Cargando...
—Estoy tan feliz por ti, Jimin-sii. Se nota que estás profundamente
enamorado de Yoongi-hyung.
Aunque yo lo amo más que tú.
—¿Y tú, Jungkookie? ¿No tienes pareja?
Cargando...
—Sí... Empezamos a salir hace unas semanas.
Cargando...
—¡Deberías presentárnoslos! ¿Qué dices? ¿Te animas con una cita doble
para este sábado?
Deberían coserme la boca para que dejara de decir tonterías.
Cargando...
—Claro. Estoy seguro de que mi novio estará encantado de conocerlos.
—Suena como un chico muy dulce, Jungkookie. Me alegro muchísimo por
ti.
—Gracias... Lo mismo va para ti.
¡Cargado exitosamente!
Rent a Boyfriend te presenta a: Kim Taehyung.
Archivos adjuntos:
Ficha de novio.
Política de citas.
Servicios incluidos.
Precios agregados.
¡Muchas gracias por preferir nuestro servicio de renta de novios! ¡Hasta
pronto, y mucha suerte con tu nuevo bombón!
🔸🔸🔸🔸🔸
¡Y aquí vamos de nuevo! TT Espero que les guste, esta es la primera
fanfic que resubiré ❤️ Trataré de recuperar 4 THE LIKES y subirla
también porque extraño bastante a mis wawas taekook uwu Lxs amo,
gracias por apoyarme aún cuando mi anterior cuenta fue borrada.
Chau ❤️ —honey.

CAP 01

RENT A BOYFRIEND / CAPÍTULO 1: JEON


Cuando tipeó en la barra de búsqueda "cómo conseguir un novio en menos
de un día" no pensó que el primer resultado que aparecería en su pantalla,
sería un sitio web de renta de novios.
Esperaba encontrar un artículo de WikiHow de "10 pasos para enamorar a
tu pareja ideal" o simplemente millones de personas igual de solitarias que
él preguntando en Yahoo Respuestas. ¿Quién diría que la solución al gran
lío en el que se había metido era un chico dispuesto a acompañarlo a
cambio de un poco de dinero?
El sonido de su teléfono le advirtió un nuevo mensaje entrante.
Jimmin-sii
¿Tu amorcito está a bordo con lo de la cita doble?
Ciertamente, había olvidado ese pequeño detalle... Suspiró, empezando a
buscar en la ficha del tal Kim Taehyung su número de contacto, sintiéndose
medianamente enfermizo por continuar con su plan y agrandar su mentira.
Sabía que existía siempre la posibilidad de confesarle la verdad a Jimin, de
decirle que le había mentido con respecto a su vida amorosa y que su
única fiel compañía por las noches era su diestra. Sería completamente
patético y humillante, pero en el fondo, honesto y libre de culpa.
Sin embargo, cada vez que estaba cerca de resignarse a admitir la
realidad, el destino parecía mandarle un recordatorio de por qué estaba
haciendo esto en un principio.
Jimin-sii
¡Yoon está muy entusiasmado!
Jungkook frunció el entrecejo, severamente molesto por la insensibilidad de
sus mejores amigos al restregarle su bella relación en la cara sin ningún
amago de consideración —¿Yoon? ¿Era en serio? —, mas la tristeza no
tardó en asentarse en su pecho también, como ocurría cada vez que el
tema salía a flote dentro de su mente.
Había estado enamorado de Yoongi desde la secundaria, cuando a sus
quince años se dio cuenta de que su afecto por el mayor cruzaba los límites
definidos por una simple amistad. Los celos fueron los primeros indicios de
sus reales sentimientos, y más tarde, lo fue el deseo de tener a su hyung
acorralado entre la pared y su cuerpo por razones no tan amistosas.
Por supuesto, jamás lo dijo. Prefería morir; la vergüenza y el temor lo
engullían vivo. Pese a esto, nadie ni nada pudo arrebatarle la tonta
esperanza de que algún día, en algún futuro, Yoongi correspondería su
amor y ambos podrían ser felices juntos, tal que una película de Disney.
Hasta que años más tarde y en la actualidad, Jimin decidió invitarlo a
comer para darle, según él, muy buenas noticias, noticias que al fin y al
cabo terminaron por romper y destrozar las ilusiones del pobre e iluso
Jungkook. Podía recordar las palabras con aberrante precisión. "Yiingi is mi
nivii".
¿Se había equivocado al no confesar su enamoramiento antes? Quizá
entonces Yoongi estaría con él y no con Jimin, quizá de esa forma él sería
quien estuviera dando la noticia del noviazgo del año y no Jimin. No podía
evitar imaginar un mundo paralelo en el cual no había sido un cobarde, en
el cual se había arriesgado y había luchado por el chico que tanto le
gustaba. Aunque fuera un inútil para ese entones, pues ya era demasiado
tarde para arrepentimientos estúpidos y reconsideraciones. No podía
enmendar aquel error y ahora debía aprender a aceptarlo, doliese o no.
Sus dedos se deslizaron por la pantalla de su celular, revisando con cautela
los datos de su nuevo novio falso. Kim Taehyung... Estaba seguro de
haberlo oído antes, a pesar de ello decidió ignorar ese presentimiento y
atribuirle la familiaridad de aquel nombre a una simple coincidencia.
Probablemente existían muchos Taehyungs en el planeta Tierra, no había
razón para darle vueltas al asunto.
¿Desea guardar en contactos?
Sí.
Escribe un nuevo mensaje aquí.
El rostro relativamente tranquilo de Jungkook se desfiguró al volverse
consciente de las circunstancias. ¿Cómo demonios le hablas a un novio
falso por primera vez? ¿Qué debería decirle? ¿Presentarme? ¿Saludarlo?
¿Fingir que no soy un jodido virgen que hace esto para ocultar sus propios
sentimientos reprimidos?
Empezó a presionar teclas con nerviosismo, en un mísero intento de
formular una frase coherente. Entre borrones y más esfuerzos, tragó saliva
al ver que tenía un mensaje escrito y listo para ser enviado.
Esto tenía tantas chances de salir mal. Existían tantas alternativas posibles
de qué iba a ocurrir luego. Cerró los ojos con fuerza y, sin querer pensarlo
demasiado, presionó el botón de Enviar.
Exhaló, sintiendo que el alma se le iba del cuerpo cuando abrió los ojos y
vio que su querido y falso novio estaba en línea y su mensaje había sido
visto. La falsa seguridad que se había jurado tener se desvaneció al
instante y un sudor frío empezó a humedecer su frente.
Esto fue una pésima idea.
🔸🔸🔸🔸🔸
¡Primer capítulo resubido! ❤️❤️ Soy feliz. Gracias por volver a leerme.
Trataré de resubir rápido :c En otra nota, ¿alguien tiene LO?E A
BOYFRIEND en su biblioteca? Ya sé que es muy probable que no,
pero no perdía nada con preguntar ;-; Muchas gracias por leer! Lxs
amo
honey
CAP 02

RENT A BOYFRIEND / CAPÍTULO 2: KIM


Has recibido un nuevo mensaje de: Número desconocido.
Taehyung estiró su brazo y palpó la superficie de su velador hasta dar con
su celular, que resonaba en la pieza notificando un mensaje. La
luminosidad de la pantalla le provocó entrecerrar los ojos con dolor, a duras
penas acostumbrándose a ese nivel de brillo. ¿Quién en su sano juicio
estaba hablándole a las dos de la mañana?
Se talló los ojos y consideró la idea de que se tratara de Jiwoo, en
observación de que la pequeña probablemente estaría hasta las tres de la
madrugada leyendo esas fanfics pornográficas. Parpadeó y pudo leer el
número desconocido en la barra de notificaciones.
Hola, soy Jungkook, ya sabes, el que te arrendó online.
¿Jungkook? Frunció el entrecejo, incorporándose en la cama para leer el
mensaje con atención. Su corazón latió frenéticamente cuando evocó el
recuerdo de aquel idiota, aquel innombrable imbécil que por alguna extraña
razón seguía atormentándolo hasta entonces. Releyó las palabras en el
aparato, intentando comprender a qué se refería y convenciéndose a sí
mismo de que no podía ser el mismo Jungkook de la secundaria.
Arrendarme online... Taehyung no tardó en caer en cuenta.
El proyecto Rent A Boyfriend era el gran motivo por el cual su vida no se
había ido por el caño todavía. El poco tiempo libre que le quedaba gracias
a la universidad, decidió gastarlo en trabajos para pagar sus deudas. Y
aunque ser mesero en un restaurante y cajero en una pizzería, le hacía
ganar suficiente dinero, su mayor fuente de ingresos era ese sitio web.
Aquella noche había olvidado revisar su correo, pasando por alto el hecho
de que alguien pudo haber pedido sus servicios a través de la página. Alzó
el teléfono para volver a leer el mensaje, una media sonrisa pintándose en
sus labios cuando se percató de la inseguridad que transmitían las palabras
escritas. Al parecer este sería su nuevo cliente, desgraciadamente su foto
de perfil estaba en blanco. Se dirigió a la aplicación de mails para buscarle.
Sólo deseaba confirmar que sus sospechas eran erróneas, el que se
llamara Jungkook debía ser una simple coincidencia manejada por el cruel
destino. Verificaría aquello y después de eso podría continuar su papel con
tranquilidad, sólo estaba siendo paranoico.
Mas las cosas estaban lejos de estar bajo su control.
Cuando halló el correo enviado por el bot del sitio web, pensó que bastaría
con ver que los apellidos eran diferentes para saber que se había
equivocado, y luego al abrir la fotografía adjunta, se reiría por siquiera
haber imaginado que podría tratarse de él.
Pero el destino tenía un peculiar sentido del humor.
Se le heló la sangre al verlo. El aire se atoró en su garganta y el mundo
pareció detenerse por un instante. En su mente, miles de momentos que
ocurrieron en la secundaria se reprodujeron con velocidad.
Joder.
Era una pesadilla, era la única explicación válida para lo que estaba
sucediendo. Tragó saliva mientras revisaba el resto de la información,
logrando solamente afirmar su presentimiento y desechar su esperanza.
Porque aunque le había rogado a Dios que se tratara de otra persona, era
imposible no reconocer esa inconfundible sonrisa y esos malditos ojos. Su
respiración se tornó pesada y sintió que las memorias comenzaban a
asfixiarlo.
Jeon Jungkook.
—No puedo hacer esto.
Namjoon suspiró agobiado desde el otro lado de la línea, por vigésima vez.
Podía simpatizar con Taehyung, sobre todo tras escuchar la historia con
lujo de detalles y las cientos de quejas que escupió luego. Era entendible
que no quisiera atender al tal Jungkook, considerando sus problemas. Pero
trabajo era trabajo, y dependía de su profesionalismo ante tales situaciones
si deseaba continuar en el proyecto.
—Sabes las reglas, Taehyung. Te he permitido rechazar a dos potenciales
clientes antes... No puedo dejar que pase de nuevo. Quizá este empleo
simplemente no es para ti.
—¿Qué? No puedes despedirme— exclamó con pánico. Namjoon masajeó
su sien, prometiéndose tener paciencia—. Necesito el dinero. Y-Yo no
podría...
—Entonces compórtate ¿sí? Sé que las circunstancias no son perfectas
pero... ¿No puedes esforzarte?
Su respuesta salió en un susurro herido, a duras penas luchando contra él,
como si estuviera buscando compasión. —Lo odio, Namjoon.
—Ya, ya...— dijo con cansancio, apoyándose sobre el respaldo de su silla,
sin querer escuchar esas palabras otra vez.
Podía imaginar la cara que Taehyung estaba poniendo en ese instante.
Aflicción, pura aflicción y sumado a ello un puchero adorable capaz de
derretir a la mitad de Corea. Ni hablar de sus ojos de cachorrito mojado.
Era su empleado más consentido, mas era su culpa por permitirse cumplir
con sus exigencias.
No podía evitar ese instinto de sobreprotección que lo inundaba cada vez
que Taehyung recurría a él. Si fuera así de simple ceder a sus instintos, lo
libraría de aquella tarea. Sin embargo era su responsabilidad ser firme,
incluso si contradecía sus propios y egoístas deseos.
—Sabes...— Empezó a hablar, después de meditar durante unos segundos
lo que haría. Taehyung emitió un sonido ronco desde su garganta,
indicando que estaba prestándole atención—. Podrías aprovechar esta
oportunidad para enmendar las cosas.
Solamente esperaba que Taehyung fuera capaz de interpretarlo bien.
—¿A qué te refieres?
—Las cosas entre ustedes terminaron mal. Te hirió, ¿no es así?—
Taehyung asintió—. Te hizo daño... ¿Por qué no aprovechas esta ocasión
para arreglarlo?
La intención de Namjoon era sensata, y lo que estaba insinuando no era
una mala idea, en lo absoluto. Era su chance para disipar el rencor y poder
avanzar. Dejar atrás las heridas, el daño, las lágrimas, para sanar
correctamente y tener un futuro sin penas ni arrepentimientos.
Cualquier persona con un cerebro normal habría aceptado y habría
intentado resolver lo que en el pasado se había averiado.
Lamentablemente, Taehyung no tenía un cerebro del todo normal, por lo
que éste procesaba sus palabras de una manera un tanto... diferente.
—Tienes razón— murmuró. Sus ojos brillaron con ambición al sentirse tan
iluminado de repente. Su hyung era un genio—. ¡Lo haré! ¡Seré su novio y
me vengaré de él!
Namjoon sonrió, perplejo. —¿Cómo dices que dijiste?
—¡Gracias, Nam, eres muy confiable!
—Taehyung, espera, no quise decir— El sonido familiar de la línea muerta
tronó en su oído, interrumpiéndolo a media frase. Alejó el teléfono de su
rostro y le miró impávido al notar que el contrario había colgado.
Suspiró cubriéndose el rostro con ambas manos y apoyó sus codos sobre
el escritorio. Eso va a salir mal de tantas formas posibles. En el fondo, se
regocijaba de la alegría por haber obtenido la aceptación de Taehyung
hacia el trabajo, mas le era imposible ignorar lo que eso implicaba para la
desgracia del cliente.
Era bastante consciente de que Jeon sería quien se llevaría la peor parte
en todo esto, y lo único que Namjoon podía hacer aparte de rezar por él,
era esperar que Taehyung tuviese compasión en su alma y pudiese salir
ileso de aquel embrollo.
—Me rompió el corazón, Namjoon.
Sí, Namjoon estaba seguro de que procuraría romperle algo a cambio
también, tal vez un hueso. Lamentablemente, para pesar del castañito,
nada era tan doloroso como un corazón roto.
🔸🔸🔸🔸🔸
Olvidé decir esto en el capítulo anterior TT pero muchas gracias
YOONGSKY por mandarme screenshots de la historia ❤️❤️ mi
salvadora TT ❤️❤️ mereces todo el amor del mundo ggg
honey

CAP 03
RENT A BOYFRIEND / CAPÍTULO 3: UNA REUNIÓN
El segundero del reloj jamás había sido tan lento como estaba siéndolo
aquel día. A la espera de que su novio falso llegara a su arreglada reunión,
había ordenado un milkshake, el cual estaba cerca de acabarse. Miró una
vez más a través de la ventana gigantesca del restaurante, buscando entre
las personas de la calle a alguien relativamente familiar. La foto de perfil de
Kim Taehyung había resultado ser un tanto borrosa, por lo que apenas
podría identificarlo por su color de cabello.
Si es que se dignaba a venir.
¿Existía la opción de que el novio falso rechazara un cliente? ¿Era eso un
derecho? No estaba seguro. A pesar de que había puesto un ticket en "He
leído y acepto los términos y condiciones", no había leído nada en lo
absoluto. Sólo esperaba que su política, no incluyera "si el cliente tiene
nariz fea, el empleado tendrá la libertad de dejarlo plantado".
—¿Se le ofrece otra cosa?— preguntó la mesera acercándose a él.
Jungkook se encogió en su puesto.
—Otra— dudó señalando su vaso vacío. La muchacha rodó los ojos y retiró
el recipiente de vidrio para llevarlo a la cocina.
Empezaba a decaerse. Aunque había intentado mantener sus esperanzas
en alto, el tiempo transcurría y sus nervios parecían incrementar. Si
Taehyung no se presentaba, o peor, si se presentaba y no congeniaban...
Suspiró, sin querer imaginarse a sí mismo en dicha situación. Cruzado de
brazos, continuó observando hacia el exterior, topando miradas con
desconocidos y admirando el cielo tornarse anaranjado. Quizás era
demasiado tarde.
No vendrá ¿o sí?
Kim Taehyung entró al local veinte minutos tarde.
En su defensa, había hecho lo posible por ser puntual. Su trabajo le exigía
complacer a los clientes, estar a su disposición y evitar problemas que
podrían pasar a mayores, y usualmente lo conseguía. Pero cuando se
trataba de Jeon Jungkook no era exactamente bueno consiguiendo cosas.
Cuando se trataba de Jeon Jungkook era difícil tratarlo como un cliente
más. Era completamente diferente, y aunque sabía que no debía ser así,
no podía evitar sentirlo de esa forma.
Halló al pelinegro a unas mesas de distancia desde la entrada. Cabizbajo,
su teléfono boca arriba en la superficie de madera como si estuviera
esperando un mensaje, probablemente uno suyo. Taehyung no necesitó ver
su rostro para reconocerlo. Nunca lo hizo, en realidad. Bastaba con ver su
cabello desordenado, o su espalda con la camiseta del equipo, o sus
zapatillas desgastadas por las prácticas.
Y de repente, como si un rayo lo hubiera golpeado, sacudiéndolo de pies a
cabeza, fue demasiado real.
Los ojos de Taehyung se agrandaron al volverse consciente de que el
verdadero Jeon Jungkook era el que estaba sentado frente a sus narices,
esperando por él. Era real, una persona de carne y hueso, que respiraba,
caminaba, vivía. Ya no un producto de su imaginación. Ya no un simple
recuerdo que podía ignorar con facilidad. La misma persona que no hacía
mucho lo había destruido hasta convertirlo en polvo.
La idea lo aterraba.
Inhaló profundo, inflando su pecho y convenciéndose a sí mismo de que no
estaba a punto de desmayarse por su presencia. Puedo hacerlo, puedo
hacerlo. Tragó saliva mientras daba un paso adelante. Sus piernas
temblaban, mas se rehusaba a dejarse vencer, no cuando Jungkook estaba
a tan pocos metros, no cuando la oportunidad estaba al alcance de su
mano.
Se detuvo frente a su mesa sintiendo su corazón frenético e intranquilo,
acelerándose aún más cuando Jungkook alzó la mirada y se cruzó con la
propia. Ojitos cafés, labios rosados... Era imposible ignorar el hecho de que
el pelinegro seguía con la innata habilidad de robarle el aliento sin siquiera
moverse. Fingir lo contrario era absurdo, negarlo aún más.
No estuvo seguro de cuánto tiempo pasó ahí parado. Cuando regresó a la
realidad, Jungkook esbozaba una sonrisa preciosa que lo embargó de
sentimientos contradictorios, pues pese a las mariposas revoloteando en su
estómago, llevándolo a aquellos días de la secundaria, su sed de venganza
y de hacerle pagar por lo que en el pasado hizo, lo impulsaba a continuar y
a sacar lo peor de él.
—¿Taehyung?— preguntó el pelinegro, levantándose. Escuchar su nombre
proviniendo de su boca era definitivamente un nuevo sentimiento. Jungkook
extendió una mano en su dirección, mano que Taehyung no dudó en
apretar—. U-Un gusto.
No se acuerda de mí.
—Lo mismo digo— sonrió. Jungkook señaló el asiento frente a él,
indicándole que se sentara. Acató la tácita orden y el pelinegro lo imitó.
Se sentía nervioso, irremediablemente carcomido por la ansiedad.
Esperaba que el efecto que Jungkook ejercía sobre él cuando eran
adolescentes, ya se hubiera disipado, pero cada minuto que pasaba, sólo
parecía confirmar su temor de no haberle superado por completo.
La muchacha atendiendo se acercó con una bandeja, de la cual sacó un
milkshake para entregárselo a Jungkook, y luego volteó hacia Taehyung
para tomar su pedido. Un vaso de agua, pues estaba bastante seguro de
que sus nervios no le permitirían comer. Una vez que la mesera se hubo
ido, Jungkook se atrevió a hablar.
—Entonces— silbó, capturando la atención de Taehyung, quien hacía lo
posible para no perder la cordura—. ¿Llevas mucho trabajando en el
negocio de novios falsos?
—No— admitió, tras aceptar su peculiar táctica para romper el hielo—. No
se originó hace tanto ¿sabes?
—Ya... ¿Y te gusta?
—A veces. Depende de la clientela. Nunca sabes cuándo tu pareja será un
psicópata o un asesino serial.
Jungkook le sonrió. —Yo no soy un asesino.
—Es bueno saberlo— bromeó, recibiendo una risilla adorable como
respuesta. Carraspeó, repentinamente el aire volviéndose tenso y
sofocante. Dios, esto apestaba—. ¿Y por qué quieres un novio falso?
Eres... lo suficientemente guapo como para no pagarle a alguien para que
te acompañe.
—Dios— rió, las mejillas sonrosadas haciendo evidente su vergüenza—.
No necesitas ser amable, sé que no soy atractivo— Taehyung quería
golpearlo en la cara. Si Jungkook no era guapo, ¿entonces qué demonios
era él? ¿Un mutante?—. Lo cierto es que no he querido salir con nadie y...
supuse que arrendar un novio no me vendría mal para esta ocasión.
—¿Ah sí?— Enarcó ambas cejas y Jungkook asintió. Esto sonaba como
material útil para sus planes—. ¿Cuál es la ocasión?
—Le he dicho a mis amigos que tengo novio y que vayamos en una cita
doble.
—Les mentiste— puntualizó extrañado. Jungkook volvió a asentir—. ¿Por
qué?
—Es... Es una larga historia. ¿Qué dices? ¿Estarás disponible mañana a la
hora de almuerzo?
—Claro que sí— dijo forzando su mejor sonrisa. Estiró su brazo hasta
alcanzar la mano de Jungkook sobre la superficie de la mesa—. Estoy
completamente disponible para mi novio.
Voy a destruirte, hijo de tu mamá.
—¿Deberíamos inventar una historia?
—Por supuesto, es crucial— dijo Taehyung sin pasar por alto la mirada
avergonzada que Jungkook le dirigió a sus manos—. Necesitamos
coordinarnos. Si quieres que salga bien.
—Lo quiero. Es sólo que...— Suspiró, apartando su mano de la suya y
echándose hacia atrás en su asiento—. Quizá esto no sea una buena idea.
Estaba arrepintiéndose, Taehyung lo sabía, y estaba bien. Varios clientes
habían hecho lo mismo antes. Era la gota de consciencia que no podían
olvidar, de donde nacía la culpabilidad por generar tal mentira y el último
momento en el cual tenían la oportunidad de retirarse. Taehyung respetaba
las decisiones de sus clientes, si querían continuar o parar era problema
suyo. No obstante, esta vez no podía permitirse darle la opción de escapar.
—No dudes, Jungkook. Haré un buen trabajo— le aseguró, percibiendo la
desconfianza que emanaba de los ojos asustados del pelinegro—.
Podemos empezar por lo básico, como...— Miró el cielo, pensativo—.
¿Motes románticos?
—¿Qué?— rió. Taehyung reprimió una sonrisa. Lo tenía—. ¿Acaso me
llamarás amorcito?
—Sólo si quieres.
Jungkook volvió a reír y sacudió su cabeza con suavidad, un gesto que
Taehyung no pudo evitar observar con adoración. Etéreo. Maldijo en voz
baja por andar fijándose en cosas que a estas alturas de su vida
simplemente debería ignorar. Su mirada chocó con la del pelinegro, donde
el pasado aún existía. Porque no importaba cuánto hubiera cambiado, sus
ojitos cafés seguirían siendo los mismos, y le aterraba que ellos fueran el
talón de Aquiles que le impedirían continuar.

CAP 04

Su historia falsa era muy bonita, en realidad. Fueron por lo clásico, donde a
Taehyung se le caían los libros por chocar con Jungkook en el corredor y
las campanas sonaban a su alrededor cuando sus miradas se encontraban.
Amor a primera vista. Después un par de encuentros casuales —quizá no
tan casuales por parte de Jungkook— y finalmente citas oficiales hasta su
actual estado de pareja.
Sus motes eran adorables, acordando que Taehyung le llamaría Kookie y
que Jungkook le llamaría bebé. Decidieron irse por seis meses de
noviazgo, cumplidos hacía dos semanas. Con todo perfectamente
organizado, la reunión pre-cita-falsa había resultado ser un éxito.
El esperado día sábado llegó y Jungkook estaba extremadamente nervioso,
relamiéndose los labios cientos de veces y tratando de que sus manos
parasen de sudar. Vería a Yoongi después de mucho tiempo, y ahora...
ahora las cosas serían distintas. Arribó al restaurante con demasiada
anticipación, pero no le importaba esperar, podía usar ese tiempo para
reflexionar y repasar la historia inventada entre su supuesto novio y él.
Taehyung, por otra parte, estaba ansioso por que la cita comenzara.
Camino al restaurante, pequeñas sonrisas huían de su boca y le era
imposible reprimirlas. Esto iba a ser divertido. Podía sentir a su versión
angelical diminuta hablándole en su hombro derecho, advirtiéndole que los
actos tenían consecuencias y que no debía vengarse pues "la venganza es
un plato que se sirve frío" —aunque no entendía muy bien el problema; el
sushi se servía frío también y era delicioso—. Pese a ello, a lo que él le
prestaba atención, era la vocecita venenosa y traviesa que residía dentro
de su cabeza, incitándole a hacer cosas que jamás habría hecho en la
secundaria. "Humíllalo, como él te humilló a ti".
Lo haría, los residuos de su yo del pasado parecían implorarlo, en un rincón
profundo y recóndito que escondía en el interior de su ser.
—¡Tae!— El mencionado giró cuando entró al restaurante, encontrando
rápidamente a Jungkook, quien le saludaba con una sonrisa. Había cogido
mucha confianza con él en las pocas horas que habían pasado juntos.
Lo que haría esto aún más divertido.
—Hola. ¿Los chicos no han llegado aún?— Se sentó a su lado, procurando
mantenerse cerca para fingir comodidad. Jungkook negó.
—Dijeron que les faltaba poco... Dios, estoy muriéndome de los nervios.
¿De verdad crees que esto saldrá bien?
No, va a arder Troya.
—Por supuesto— mintió, dándole su mejor sonrisa de comercial de
dentífrico—. Confía en mí, Kookie.
Eso pareció calmarlo, el alivio cruzando su expresión y los músculos de sus
brazos relajándose. Debía ser optimista. Debía demostrarle a Yoongi que
tenía novio, que lo amaba y que no sentía absolutamente nada por él.
Podía hacerlo. Podía ocultar los siete años de dolor y sufrimiento a los que
se había enfrentado por creer que Yoongi no estaba interesado en los
hombres. Pan comido.
Taehyung rió igual que los villanos de las películas —mentalmente por
supuesto— al notar que Jungkook se daba a sí mismo ánimos. Idiota. No
podía evitar sentir esa increíble superioridad de saber lo que estaba a
punto de ocurrir. Era como tener spoilers mientras que Jungkook apenas
iba en los primeros capítulos; no tenía ni la menor idea de lo que pasaría.
No vería venir el golpe.
De un momento a otro, la puerta del restaurante volvió a abrirse, y dos
personas entraron, buscándoles. Jungkook sentía que su corazón iba a
estallar. Yoongi. Yoongi. Yoongi. Se le fue el aliento al reconocer su cabello
negro cayendo por su frente, alborotado, suave. Quiso correr hacia él y
estrujarlo entre sus brazos, hasta que sus ojos se detuvieron en algo más.
Manos entrelazadas. Yoongi odiaba tomarle la mano. Pero claro, con su
novio es diferente... Se mordió el labio inferior viendo cómo sus dos
mejores amigos se dirigían hacia él y, por un instante, deseó tirar todo por
la borda.
La voz de Taehyung fue lo que lo trajo de vuelta a la normalidad.
—Salúdalos— masculló, haciéndole reaccionar. Jungkook sonrió en un
santiamén, levantándose de su silla y recibiendo a la pareja con felicidad
que no sabía que tenía. Abrazó a ambos por igual cantidad de tiempo,
intentando no ser obvio, y tras esto, procedió a presentarles a su amado
—y por cierto, falso— novio, Kim Taehyung.
Se sentaron, Jungkook quedando a un costado de Taehyung y
desafortunadamente frente a Yoongi. Yoongi. Se veía tan guapo. Quería
sacarle una foto para poder verle cuando se le diera la gana. A veces
sonreía, y entonces podía admirar sus lindos dientes, mientras sus mejillas
adquirían un tono rojizo, súper extra adorable. Hablaba y sus labios se
convertían en un acentuado pucherito. Jungkook juraba que iba a
desfallecer justo en ese instante.
El mesero llegó y ellos no tardaron en ordenar. Cuando asintió, conforme,
retirándose hacia la cocina, la pregunta decisiva salió a la velocidad de la
luz de la boca de Jimin, quien se hallaba demasiado emocionado por el
romance de su mejor amigo como para fijarse en las miradas profundas y
brillantes que éste le dedicaba a Yoongi.
—¿Y? ¿Cómo se conocieron?
Era la hora. Nunca se habían puesto de acuerdo respecto a quién contaría
la historia, mas cuando vio que Taehyung sonreía y se inclinaba hacia
adelante, asumió que era él quien estaba listo para responder. Decidió que
lo apoyaría de vez en cuando, agregando hechos que claramente jamás
habían pasado, pero que ellos creerían de todos modos.
Grande fue su sorpresa cuando las palabras del castaño no fueron las que
habían practicado, en lo absoluto.
—En una fiesta.
Frunció el entrecejo, sintiendo que algo iba mal. ¿Acaso no recordaba lo
que habían conversado? Por la sonrisa ladina de su acompañante, no pudo
evitar aquel extraño y confuso presentimiento de que estaba haciéndolo a
propósito.
—¿En una fiesta?— repitió Jimin sorprendido. Taehyung asintió. Y
Jungkook no sabía qué hacer ni qué decir. No podía detenerlo, eso
arruinaría por completo su mentira. Decir "oye, disculpa, pero acordamos
decir que nos conocimos porque te choqué, ubícate", no era una buena
opción, sobre todo porque sería él quien se vería más perjudicado en tales
circunstancias.
—Sí— continuó Taehyung, sacudiendo sus pestañas con fingida
adoración—. Una fiesta de la facultad. Estaba borracho y me dio una
nalgada, a lo Christian Grey. Dijo que tenía el mejor trasero de Corea y
después vomitó sobre mis zapatos. Fue cuando supe que era el indicado
para mí.
Suspiró, observando a Jungkook con amor desbordante que hizo a
Jungkook querer desaparecer. ¿Qué está pasando? ¿Mamá? ¿Policía?
¿Aló, servicio al cliente? Creo que me dieron un novio fallado.
—¿Qué?— Yoongi rió, incrédulo ante esa absurda historia. Taehyung
enarcó una ceja con molestia e inmediatamente el contrario calló—. Oh,
hablas en serio.
—Siempre soy serio cuando se trata de mi Kukencio. ¿Verdad,
Tucáncito?— Jungkook se quería matar. ¿Qué hay de Kookie?—. Después
de la fiesta seguimos hablando, ya saben, por chat. Me mandó nudes, ¡y
eran TAN ADORABLES! Debieron haberlos visto. Su cosita era tan
pequeña y tierna y suavecita, chiquita como una pulguita.
—¡Taehyung!— bramó el pelinegro, provocando que el castaño cerrara la
boca y volteara a verlo.
—¿Qué? ¡Pero si no tienes de qué avergonzarte! El tamaño no es algo que
puedas controlar, además no eres el único hombre que sufre de disfunción
eréctil. Yo creo que tus amigos necesitan saberlo, a ver si te pueden
ayudar, con un medical sex center o qué sé yo.
¿Jungkook ya había mencionado que tenía unas inmensas ganas de
suicidarse?
—Siempre soy yo el que lame y chupa esperando que pase algo. ¿Crees
que no me duele la mandíbula de tanto intentar? Deberías pensar en tu
querido novio y pedir ayuda profesional, Kukencio. Estás todo flácido.
Jimin no sabía si reír o... bueno, reír. La situación era sumamente divertida,
incluido el apodo Kukencio. Sin embargo, al ver que su mejor amigo estaba
siendo olímpicamente humillado, se forzó a sí mismo a contener la risa,
aplastándole el pie a Yoongi para que hiciera lo mismo. Jungkook estaba
desfalleciendo y era su responsabilidad como mejor amigo del
convaleciente, ser sus refuerzos en aquellos momentos desesperados.
—Cambiando de tema— dijo Jimin, interrumpiendo a Taehyung a media
oración. Al castaño no pareció importarle, siempre esbozando una
encantadora sonrisa—. ¿Cuánto tiempo llevan juntos?
Bien, esa era una pregunta que Jungkook sí podía contestar.
—Seis meses.
—Ocho meses— dijo Taehyung al unísono, el silencio rodeándolos
nuevamente cuando fue claro que sus fechas no concordaban. Jungkook
volvió a fruncir el ceño, mirando confundido al castaño, mas el rostro de
éste expresaba pura e incontrolable ira, y fue entonces cuando Jungkook
empezó a rezar—. ¿NO RECUERDAS NUESTRO MESIVERSARIO?
—Bebé...— trató de calmarle. Taehyung le dio una bofetada.
—¡Y te atreves a decirme así como le llamabas a ella!— gritó ofendido.
Jungkook estaba más perdido que en matemáticas—. ¡No creas que me he
olvidado de tu infidelidad, Juancook! ¿Acaso sigues viéndola? ¿Es eso?
Demonios. ¡Sabía que no podía confiar en ti!
Jimin abrió los ojos y dirigió su atención a Jungkook, quien sobaba su
mejilla con dolor. —¿Está hablando en serio?— le susurró.
Quiso negarlo, decirles que su novio estaba loco de remate y que se había
escapado del manicomio. Pero la advertencia cayó sobre él como un cubo
de agua fría. Taehyung le miraba, pendiente, amenazante, telepáticamente
hablándole y transmitiéndole un solo mensaje que fue fácil de comprender.
"Diles que miento y yo les diré la completa verdad". Y maldita sea...
Jungkook era oficialmente hombre muerto.
🔸🔸🔸🔸🔸
Pensaba sacar la parte de Tae recriminándole a Jk el haberse
acostado con otra. Pero amo esa parte. Así que la dejé pero menos
agresiva (?) que antes uwu
En otras noticias, parece que esta historia ha sido definitivamente
eliminada de wattpad, lo que significa que perdí la fanfic, por lo que
tendré que reescribir/reinventar los próximos capítulos :') Desde ahora
la historia irá cambiando un poco, así que no será idéntica a la
original. Espero que les guste de todas formas.
Muchas gracias por leer! Lxs amo ❤️
honey

CAP 05

Arrienda un novio, dijeron. Será inofensivo, dijeron. Y con "dijeron" se


refería a su estúpida consciencia empujándolo a tomar la peor decisión de
su vida entera.
Quizás había subestimado su mala suerte.
—Fue un gusto conocerlos— dijo Taehyung estrechando las manos de
Jimin y Yoongi cuando estos se iban—. Después les mandaré los nudes
adorables de mi Tucáncito. ¡Hasta pronto!
Jungkook suspiró aliviado cuando la puerta del local se cerró tras las
espaldas de sus mejores amigos, ambos abandonando la escena del
crimen en la cual Taehyung había asesinado las pocas gotas de dignidad
restante que albergaba Jungkook.
Humillación no era suficiente para describir lo que había sentido. Había
sido tan jodidamente mortificante. La sonrisa complacida de Taehyung
cuando las mentiras brotaban de su boca con tal naturalidad, como si las
hubiese estado estudiando desde hacía tiempo. Jimin se había esforzado
por distraerlo y cambiar a un tema más trivial, a lo que Taehyung no puso
resistencia. Gracias a ello, gran parte de la cita doble se salvó.
Pero no del todo.
—¿Qué tal? ¿Cómo estuve?— preguntó el castaño apoyando su mano en
el borde de la mesa. Sonaba orgulloso. Orgulloso. Jungkook alzó la mirada
hacia él, viéndole a través de sus pestañas mientras una emoción
inquietante se hacía cargo.
—¿Podemos hablar?
—¿Mm?— La expresión ingenua en su rostro tocó un nervio sensible—.
¿De qué?
—De qué— repitió en un aliento incrédulo. Taehyung se encogió de
hombros.
—Si tienes algún problema, manda un correo al organizador.
Un correo... Jungkook se levantó del asiento con lentitud, sus ojos
quedando a la misma altura que los de Taehyung. El castaño ladeó la
cabeza con curiosidad.
—¿Qué pas- ¡Ah!— El pelinegro asió el brazo del contrario con fuerza y jaló
de él hacia la calle trasera del restaurant. Taehyung trastabilló en el
camino—. ¿Pero qué haces, imbécil? ¡Suéltame!
—¿Por qué lo hiciste?— gruñó cuando se hallaron a solas.
—¿Hacer qué?
Los dedos de Jungkook presionaron más sobre su piel, un fuego
desconocido quemándolo por dentro. Odiaba el tono que Taehyung
utilizaba al hablar, odiaba su maldita sonrisa de satisfacción, odiaba la
manera en que fingía ignorancia después de arruinarlo todo. Y sin darse
cuenta, lo último que quedaba de su autocontrol, se esfumó.
—¿¡Qué mierda fue eso!?— gritó volteándose para verle a la cara.
Taehyung se estremeció—. ¿Sabes cuántos malditos problemas causaste
allá adentro? ¿Tienes alguna idea de lo poco profesional que te
comportaste?
Jungkook lo libró de su agarre con brusquedad, apartándose de él con
ambas manos en la cabeza, buscando paciencia y alguna forma de
resolver el lío en el que Taehyung lo había metido. No podía creer que
hubiera confiado en un completo desconocido para esto. No podía creer
que le hubiera pagado y que el imbécil ni siquiera hubiera hecho el trabajo
bien. ¿Qué jodido servicio era ese?
Los envolvió un silencio, un silencio tenso que fácilmente podía romperse y
desencadenar un desastre. Jungkook ya había lidiado con demasiado para
continuar por el mismo sendero. Pero Taehyung no, él no estaba ni cerca
del incendio que estaba buscando crear. Ya había quebrantado el
autocontrol y paciencia que el pelinegro tanto se esforzaba por mantener.
Quizá ya era hora de terminar esto.
No había llegado hasta aquí para arrepentirse.
—Te lo merecías— Se halló a sí mismo susurrando. Por un momento
pensó que Jungkook no lo escucharía, pero al verlo voltear en su dirección
con una oscuridad irreconocible en sus ojos fue suficiente para saber que sí
lo había hecho.
—¿Disculpa?
Sabía que el tono de amenaza era intencional. Fue una advertencia, para
que se retractara cuando aún tenía la oportunidad. Con el corazón
desembocado y el deseo de venganza a flor de piel, decidió que no lo
haría.
—Te lo merecías— repitió con confianza. Y para aquel entonces la ira
burbujeante ya había alcanzado cada rincón de su cuerpo—. No me
arrepiento de lo que hice.
—No puedo creer que hables en serio— La voz de Jungkook fue dura
antes de volverse teñida por el cólera—. ¿¡Quién mierda te crees que eres
para hacer algo así!?
—¡No finjas que no sabes lo que hiciste, Jeon! Esa bofetada no fue nada
comparado con la basura que eres de persona.
—¡Mira quién lo dice!— Jadeó—. ¿Tienes idea de lo hipócrita que eres?
Diciendo que yo soy basura, cuando fuiste tú el que aceptó el dinero y
arruinó todo.
—¡No necesito tu asqueroso dinero, Jungkook!
—¿No?— rió con ironía—. ¿Entonces por qué accediste a ser mi novio
falso? ¿Por caridad? ¿Tu maldita actuación de hijo de puta también vino de
tu buena voluntad?
—Dios, eres un imbécil— exhaló el castaño. Jungkook no contestó y tal vez
fue ese silencio el que le dio la valentía suficiente para continuar. Había
venido por esto ¿no? Para enfrentarlo. Era inútil arrepentirse ahora. Quizá
sería un error, o quizá no. Sólo el tiempo lo determinaría.
Había esperado años para volver a verlo.
—Kim— dijo, con la voz ahogada. Por primera vez sintiéndose inseguro y
vulnerable—. Kim Taehyung. ¿Te suena?
Jungkook no se inmutó. —¿Debería?
Si su objetivo era herirlo, fue un éxito. Porque se sintió como una puñalada.
Taehyung tuvo que morderse el labio inferior para reprimir las ganas de
llorar que lo golpearon de repente. Patético. Igual de inferior e insignificante
que en la secundaria. Era casi divertido descubrir que Jungkook continuaba
teniendo ese poder sobre él.
—¿Sabes? No sé qué me sorprende— resopló Taehyung, intentando
ignorar el nudo que apretaba su garganta—. Era obvio que no me
reconocerías. Sigues siendo igual de idiota que años atrás.
Frunció el entrecejo. —¿A qué te refieres?—. No obtuvo respuesta.
Taehyung evadió su mirada olímpicamente y, antes de que pudiera hacer
algo al respecto, se marchó sin molestarse en despedirse. Jungkook no
insistió, no cuando un mal presentimiento y un vago recuerdo lo retenían en
su lugar.
Kim. Kim Taehyung. ¿Te suena?
Por alguna razón su tono de voz se había escuchado esperanzado al
decirlo.
「。。。」
Jungkook tenía una migraña que estaba rompiéndole el cráneo.
Había anochecido y su mente seguía evocando aquel día con lujo de
detalles. Lo incómoda que había sido la cita, los gritos de Taehyung, el
dolor reflejado en su rostro cuando le dijo que no sabía quién era.
La descarada mentira.
Le sonaba. El nombre le resultaba tan aterradoramente familiar que temía
descubrir quién era en realidad. Sin embargo, también sabía que no podría
rehuir el asunto, no para siempre.
Su teléfono sonó sobre la superficie de la mesa pequeña de la sala. Un
mensaje iluminando la pantalla en medio de la penumbra. Jungkook estiró
el brazo y lo recogió.
Jimin-sii
¿Está todo bien?
¿Lo estaba? Suspiró, tirando el celular a un lado suyo en el sillón y
masajeando el puente de su nariz con los dedos. La voz de Taehyung se
reprodujo en su cabeza, como un fantasma. Sigues siendo igual de idiota
que años atrás.
Años atrás.
¿Sería posible que...?
Se levantó del sillón con rapidez y se dirigió a su pequeña biblioteca. Si no
estaba equivocado, el anuario de la escuela debía estar por ahí. Sacó un
par de libros de lectura, unas historietas, una enciclopedia, hasta que
encontró lo que estaba buscando.
Generación 2015. Tragó saliva a la vez que lo abría en las últimas páginas,
donde aparecían los cursos de los recién graduados. Su dedo se movió
sobre la hoja, deslizándose por los apellidos y las fotografías, hasta
encontrar a Kim.
Y ahí estaba.
El que no le hubiera reconocido no era extraño. Taehyung había cambiado
bastante físicamente, no solamente consecuencia de la madurez. El cabello
negro, el flequillo cubriendo sus cejas, las gafas escondiendo los ojos
marrones.
El chico que se había aparecido en la práctica de basquetbol.
Los ojos de Jungkook se expandieron cuando la imagen se hizo nítida entre
sus memorias. Es él. Cerró el anuario y lo dejó en el suelo antes de llevarse
una mano a la boca. Y quizá, sólo quizá... sintió un poco de remordimiento.
—Mierda.
Mierda, mierda, mierda.
Las piezas del rompecabezas parecían unirse. Oh, Dios, la había jodido en
grande. Había metido la pata hasta el fondo y después había ido aún más
lejos.
Lo era. Taehyung tenía razón al llamarlo imbécil. Era el mayor imbécil de la
galaxia.
En la secundaria, Jungkook no había sido un ángel. Tampoco un demonio
—no para todos. Era más bien una combinación, entre un adolescente
asustado de que lo atacaran por su homosexualidad y un idiota que no
sabía cuándo estaba hiriendo a las personas. Por supuesto, prefería
mantenerse alejado, para disminuir las probabilidades de que algo saliera
mal.
Lamentablemente, Taehyung nunca ha sabido cómo apartarse.
🔸🔸🔸🔸🔸
Hola uwu Espero que les haya gustado el capítulo. Creo que logré que
se pareciera un poco al original (?). Ggg. Muchas gracias por leer
❤️❤️ Lxs amo mucho
honey

CAP 06

—M-Me... ¡Me gustas!


Las palabras hicieron eco en las paredes del baño. Taehyung observó sus
mejillas sonrosadas en el espejo, su pecho subiendo y bajando con
agitación mientras su boca se secaba ante la comprensión de lo que estaba
a pocos pasos de hacer.
Iba a declararse. Realmente iba a declararse. Y no a cualquier persona, por
supuesto.
El susodicho no era nada menos que el mismísimo Jeon Jungkook.
Reconocido por ser el capitán del equipo de basquetbol y uno de los
mejores estudiantes de la escuela. Era alto, fornido, de cabello negro y con
sonrisa de comercial de dentífrico. ¿Quién en su sano juicio no estaría loco
por él?
Recibía cientos de confesiones cada semana. Las chicas inevitablemente
caían rendidas a sus pies, como si hubiesen sido hechizadas con tan solo
una mirada del pelinegro, por lo que no era extraño ver el casillero de
Jungkook atiborrado de cartas y chocolates. Entre tantas pretendientes,
cualquiera habría pensado que aceptaría al menos a una.
No obstante, gran parte de la fama inalcanzable de Jeon se debía a que las
rechazaba, a cada una de ellas y sin excepción, pronunciando las mismas
palabras en todas las ocasiones:
Lo siento. Me gusta alguien más.
Era una real pena. Algunas le llamaban "un desperdicio". Mas eso no las
detenía. Las confesiones seguían llegando, las cartas aún colapsaban el
casillero del pelinegro. Y aunque nadie lo expresaba en voz alta, se debía
únicamente al hecho de que las chicas estaban lejos de perder la
esperanza de un sí. Ansiosas por ser la escogida. Lo que era bastante
ingenuo de su parte, si le preguntaban a Taehyung.
Él estaba completamente seguro de que sería rotundamente rechazado.
¿Por qué declararse entonces, cuando toda gota de esperanza se había
drenado de su cuerpo? En realidad, no había sido fácil decidir. Lo sopesó,
lo estudió; hasta que llegó a la conclusión de que sacar estos sentimientos
de su pecho, era lo que debía hacer para ser libre y superar a Jungkook.
No tenía caso estar enamorado de alguien que jamás correspondería su
amor. Por lo que acabar con esto de una vez por todas era lo adecuado.
Se lo dices, te rechaza y te vas, trató de calmarse saliendo del baño del
gimnasio. No era momento para acobardarse. ¡Podría llorar en su
habitación luego! Sus pies se posaron sobre la cancha y tuvo que inhalar
profundo cuando pudo atisbar al equipo de basquetbol al otro extremo.
Estaban descansando de la práctica. Jungkook era rodeado por sus
compañeros, como siempre siendo el centro de atención. No podía
juzgarlo. Era tan brillante, tan interesante, con una sonrisa capaz de derretir
glaciares. Reprimió un suspiro y ordenó a sus piernas a moverse en
dirección al pelinegro.
No notaron su presencia, no hasta que se detuvo a pocos centímetros del
grupo y carraspeó antes de empezar a hablar. Los chicos se giraron hacia
él, ojos indiferentes posándose sobre su rostro que probablemente se
hallaba rojo por los nervios. Le costó trabajo encontrar su voz, sobre todo
cuando Jungkook estaba parado a tan mínima distancia mirándole de
frente.
Tú puedes hacerlo. Tú puedes hacerlo.
—Jungkook.
El nombre tembló en su boca.
—Yo... m-me preguntaba si... si podíamos hablar— dijo, con el corazón
desembocado. El mencionado lo observó en silencio, esperando que
continuara. Los nervios aumentaron cuando Taehyung se vio obligado a
puntualizar el hecho que consideraba implícito—. En privado.
El capitán arqueó una ceja, cruzándose de brazos.
—Si tienes algo que decirme, hazlo frente a mis amigos.
Sintió que el alma se le salía del cuerpo. ¿Era broma? Apenas podía
dirigirle la palabra a Jungkook sin vomitar del pánico. Ni hablar de
confesarse públicamente.
Consideró regresar, ya que parecía ser la elección correcta. Mas no tuvo
tiempo para hacerlo, siendo interceptado por el vice capitán del equipo,
mano derecha de Jungkook dentro y fuera de la cancha. Park Sungjin.
—Parece que no es algo que se puede decir en público... ¿Mm? ¿Es
demasiado íntimo para que nosotros escuchemos, Taehyunggie?— Sabía
que estaba fastidiándolo, sabía que no debía escuchar—. Tal vez... una
declaración.
Se congeló en su sitio. No.
—No me digas que di en el clavo— canturreó burlón. La boca de Taehyung
fue incapaz de emitir una respuesta— ¿Acaso a Taehyunggie le gusta
Jungkook-ah?
Quería desaparecer.
—¿Qué mierda?— La risa ligera de Jungkook resonó en sus oídos y el
temor retorció su estómago. No, no—. ¿Eres un homosexual?
Homosexual. Le habían enseñado que enamorarse de un hombre no era
incorrecto, o antinatural. Era amor. El amor era puro y bueno, en todas sus
formas. Pero de cierto modo, la manera en que él lo había dicho, el
desprecio que tiñó su voz... Lo hizo sentir sucio. Irremediablemente sucio.
—Parece que está enamorado de ti, Jungkook-ah— Basta—. Qué
humillante. Claro, amenos que te guste también— insinuó Sungjin. El
capitán gruñó.
—No jodas. No soy gay— espetó furioso. Taehyung ya no podía sentir las
piernas—. Dile que se vaya.
—Ya oíste al jefe, Taehyunggie— Sungjin sonreía, mas no había pizca de
calidez en esa sonrisa. Trató de hablar, su respiración atascándose cuando
la mirada de Sungjin se volvió oscura bajo la suya—. Piérdete, homo de
mierda.
Fue una pesadilla, una pesadilla estando despierto. No recordaba haber
salido de ahí, pero cuando se volvió consciente, se hallaba encerrado en su
habitación, con lágrimas mojando sus mejillas y con el corazón destrozado.
Los meses siguientes no se sintieron diferentes. Sungjin y el equipo se
dedicaba de lleno a empujarlo en los pasillos, a burlarse de él en el clases,
molestándolo cuando tenían la oportunidad. Le hicieron la vida un infierno.
Y para alguien que ni siquiera tenía amigos que lo apoyaran, el día a día se
convirtió en un sufrimiento constante.
Siempre esperó que las cosas cambiaran de la noche a la mañana. Que
Jungkook lo defendiera y se enfrentara a los demás por su bienestar. Que
los detuviera. Que pusiera un fin al tratamiento cruel al que debía
someterse, por ser demasiado cobarde para protestar.
Desgraciadamente eso jamás sucedió.
Se graduó, feliz por poder marcharse de esa escuela que había
presenciado el infierno por el que había pasado y por poder alejarse de
esos idiotas que no le dejaban en paz. Una parte de él deseó sentir
nostalgia, mas no fue así. Simplemente debía sentirse agradecido por el
hecho de que no volvería a ver a Jungkook en lo que restaba de su vida.
O al menos ese era el plan.
No era su culpa que ese gran hetero-imbécil estuviera necesitado de un
novio falso. Tampoco que Namjoon lo hubiera empujado a aceptar. Ver a
Jungkook era lo último que quería.
Suspiró hondo, la mirada fija en el techo de su cuarto. No debía quedar
demasiado tiempo para ser despedido. Tan pronto Jungkook pusiera su
queja en el sitio web, Namjoon lo llamaría para regañarlo por décima vez
en el año y lo sacaría del proyecto.
Supongo que eso gano por jugarle una mala broma... Valió la pena.
—Tae— El castaño se incorporó al escuchar a su hermana entrando a la
habitación—. Voy a la casa de Yves. ¿No vas a ir a la pizzería hoy?
—Mierda. Había olvidado eso— dijo levantándose de la cama. Jiwoo rió al
notar el alborotado cabello del mayor—. ¿Te quedarás aquí por la noche?
—Creo que dormiré en casa de mamá— Taehyung asintió, comprensivo.
Los ojos de Jiwoo divagaron por el lugar antes de atreverse a evocar el
tema que ambos estaban ignorando apropósito—. Deberías visitar a papá...
—Sabes que no tiene sentido hacerlo.
—Él quiere verte, Tae. Te extraña, me lo dijo... Dale una oportunidad.
Exhaló. —Voy tarde al trabajo— se excusó con rapidez. Cogió su chaqueta
y rozó el hombro de su hermana al irse. La puerta del departamento se
cerró de golpe tras él.
La pizzería no se situaba lejos de su edificio. Podía llegar caminando, que
era una excelente opción considerando el ahorro de dinero. No era una
pizzería muy frecuentada, por lo que su trabajo no era agotador o tedioso.
La clientela eran las mismas personas de siempre, rostros conocidos que
iban únicamente por la comodidad y los precios bajos. El sabor de la
comida no era malo. El sueldo era considerado.
Ver a alguien desconocido atravesar la puerta era una meta imposible.
Pero claro, Taehyung debía diferir. Después de todo, ¿cuándo Jeon
Jungkook no había sido una excepción en su vida?
🔸🔸🔸🔸🔸
Siento que desaparecí por cien años y lo sieNTO TANTO. Me fui de
vacaciones + el matrimonio de mi tía ❤️❤️ Así que no estaba muy
centrada en escribir. Ahora he vuelto (espero) y subiré muy pronto!
(espero uwu)
Lxs amo mucho ❤️ Tengan un lindo día ❤️❤️
honey

CAP 07

El jefe de Taehyung solía felicitarlo con frecuencia por su desempeño en el


trabajo. Era bueno prestando atención, tratando bien a los clientes,
recibiéndolos en el local con una sonrisa deslumbrante y un cálido saludo.
Siempre que alguien atravesaba esa puerta, se ocupaba de dar lo mejor de
sí mismo.
—¿Qué mierda haces aquí?
Desgraciadamente Jungkook no hacía más que sacar lo peor de él. Si su
jefe hubiese estado presente, probablemente lo habría puesto de patitas en
la calle en un pestañeo.
—¿Es esa la forma en la que se recibe a un cliente?— dijo el pelinegro con
sarcasmo. Una mirada retadora en su rostro que sólo podía significar
problemas—. Se me antojaba una pizza.
—¿Debería creerte?— bufó Taehyung. El contrario apoyó sus antebrazos
en la mesa de la caja y sonrió, no tan afablemente como lo hubiera querido.
—Supongo.
Si debía ser honesto, tenía unas inmensas ganas de aplastar su estúpida
cara con su puño, o su pie, quizá una silla; lo que fuera más doloroso. Mas
su parte racional se hizo cargo rápido, obligándolo a controlarse para no
perder los estribos, al menos no en su trabajo.
—Vete— se halló diciendo, su voz al borde de perder la calma que
transmitía. La actitud superior de Jungkook no mejoraba la situación en lo
absoluto—. No quiero volver a verte en mi vida, Jeon.
—¿No estás siendo un tanto drástico?
—Si quieres pizza te aconsejo que vayas a otro local.
Mantuvo su semblante serio, intentando convencer al pelinegro de que su
interior no estaba hecho un huracán de confusiones. Fueron segundos que
se sintieron como minutos, hasta que finalmente Jungkook se dio media
vuelta dispuesto a retirarse.
Taehyung soltó un suspiro tembloroso al verlo marchar. Reconsiderándolo,
tal vez debió comportarse diferente. Amable, arrepentido. Disculparse con
Jungkook para que Namjoon no lo echara del proyecto habría sido
completamente válido. Sin embargo, era incapaz. No se disculparía con
ese idiota por algo que él había comenzado. Se rehusaba a hacer una
tontería de esa magnitud.
Aún estaba en proceso de auto-tranquilizarse cuando observó a Jungkook
coger el cartel de la entrada y girarlo de tal forma que el Cerrado quedara
apuntando hacia afuera. Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando el
pelinegro habló.
—Quiero hablar contigo.
Lo inteligente habría sido negarse, porque no tenía el derecho de exigir una
conversación después de todo lo que había pasado. Lamentablemente,
Taehyung se encontraba momentáneamente mudo.
—No vine por pizza— admitió Jungkook caminando hacia él. El castaño
estuvo tentado de volcar los ojos. Esa no era una sorpresa—. Tampoco
vine a disculparme. Yo... no sabía que trabajabas aquí. Encontrarte fue una
coincidencia— Rodeó la caja y Taehyung dio un paso hacia atrás al percibir
la cercanía—. Entrar aquí no lo fue.
Lo observó, como un animal asustado e inseguro veía a un desconocido
potencialmente peligroso. ¿Hablar? ¿Acaso el griterío de la última vez no
había sido suficiente? No había nada de que hablar. Si Jungkook planeaba
quejarse, podía hacerlo perfectamente en el sitio web, sin necesidad de
darse estas molestias.
A menos que..., canturreó una vocecita en su cabeza, un presentimiento
que dio a rienda suelta. Las palabras que trató de contener, abandonaron
su boca en un susurro, demasiado temeroso de conocer la respuesta a sus
dudas.
—¿Te acuerdas de mí?
Joder, joder. Que alguien le dijera que había sonado menos herido de lo
que creía. Jungkook no contestó de inmediato y quizá eso fue lo que
empeoró las cosas. Taehyung inhaló hondo, ojos agrandados por la
burbujeante rabia al ver con claridad que el pelinegro no tenía intenciones
de disculparse. Nunca las había tenido. Había roto su corazón en el
pasado. ¿Por qué habría de pensar que era diferente?
—Contesta— exigió, con la garganta hecha un nudo. Se relamió los labios
antes de volver a insistir—. Dime-
—Sí— dijo Jungkook—. Me acuerdo de ti.
Hubo un silencio, uno que en el pasado podría haberse roto bajo el llanto
desconsolado de Taehyung. Pero no ahora. No ahora cuando albergaba
tanta rabia y tanto rencor. El castaño se abstuvo de hacerle trizas la cara. Y
Dios, las ganas no le faltaban. No podía creer que existiera un ser humano
tan egoísta, insensible y cruel.
Tan jodidamente cruel.
—Entonces— dijo Taehyung, frunciendo el entrecejo y señalando al idiota
frente a él—. Recapitulando. Te acuerdas de mí, después de todo este
tiempo... vienes a mi pizzería, exiges hablar conmigo, cierras el local... Pero
aun así no planeas disculparte.
—No tengo por qué disculparme contigo.
Taehyung abrió la boca con sorpresa e incredulidad ante las palabras
arrogantes del pelinegro. ¿Pero qué...? ¿Iba en serio? Tenía que ser una
maldita broma si se había atrevido a decir eso.
—No puedo creer lo imbécil y egoísta que eres— estalló el castaño. El
enojo que sentía hacia Jungkook siendo finalmente justificado en
abundancia—. ¿Acaso no recuerdas lo que hiciste? ¿Lo que causaste? Tú-
—Sí, Taehyung, lo hago. ¿Pero sabes qué más recuerdo?— dijo
inclinándose hacia él—. Que éramos escolares sin cerebro. Éramos idiotas
inmaduros con miedo de lo que pensaran los demás. Pero avanzamos,
crecimos. Nos superamos. Eres el único que quedó estancado con algo
que ahora forma parte del pasado.
—¡Porque para ti fue fácil!— replicó, con una presión en el pecho que no lo
dejaba en paz—. Tú nunca tuviste que pasar por burlas, por insultos, por el
jodido sufrimiento que me perseguía cada día. Para ti, la secundaria fue
divertida. Para mí, fue un martirio— Jungkook lo miraba en silencio y
Taehyung ni siquiera estaba seguro de si aquello estaba repercutiendo en
él—. Pero a ti no te importa ¿no? Porque sigues siendo el mismo idiota de
siempre.
—De siempre— repitió el pelinegro, luciendo ausente por un instante antes
de volver en sí. Taehyung asintió, sin atreverse a sostener su mirada—.
¿Insinúas que no he cambiado?
—¿Insinúas que sí lo has hecho?
Jungkook sonrió, mas la sonrisa no llegó a sus ojos.
—Te tengo una oferta.
Taehyung estaba tentado de negarse, quizás decir "No negocio con idiotas
inmaduros sin cerebro". Sin embargo, el enojo, la molestia, los sentimientos
prepotentes se habían disipado. Aparentemente había tenido demasiadas
cosas guardadas que habían estado esperando ser liberadas. Y ahora que
las había escupido en el rostro de Jeon Jungkook definitivamente se sentía
más tranquilo y racional.
Suspiró hondo, renuente a ceder, preguntándose si se arrepentiría de su
decisión de escucharlo. —¿Qué oferta?
—Quiero que sigas siendo mi novio falso— Taehyung parpadeó,
desconcertado y sin poder procesarlo correctamente. No había esperado
eso—. Es una buena oferta ¿no crees?— Al notar la expresión confundida
del contrario, continuó—. Jimin cree que estamos peleados, y necesito
demostrarle que estamos bien.
—Quieres seguir con la farsa— afirmó—. ¿Pero qué gano yo a cambio?
—No reportaré tu comportamiento inadecuado a tu jefe— Taehyung tragó
saliva. Oh, ese detalle—. Creo que con algo de esa magnitud podrías ser
despedido. ¿Tú qué piensas?
Pienso que estoy siendo olímpicamente amenazado, eso es lo que pienso.
Inhaló, buscando mentalmente una salida al problema en el que se había
metido, y para su desgracia, sólo parecía haber una.
—Bien. Acepto— accedió, recibiendo una sonrisa complacida por parte de
Jungkook—. Aunque me da curiosidad. ¿Qué te hace creer que no voy a
volver a humillarte frente a tus mejores amigos?— dijo burlón.
—Oh. No te preocupes. Estaré preparado para humillarte de vuelta—
Taehyung frunció el ceño y Jungkook dio un paso hacia atrás, en dirección
a la salida. Se veía de mejores ánimos luego de haberse salido con la
suya—. La cita es mañana a las ocho, mismo local. ¡No faltes!
Dio media vuelta, caminando hacia la entrada de la pizzería. Taehyung
bufó.
—¿Sabes? Si querías amenazarme, pudiste haber enviado un texto.
Jungkook lo miró sobre su hombro. —Lo habría hecho si no me hubieras
bloqueado.
Buen punto.
El pelinegro se retiró, sin siquiera molestarse en cambiar el sentido del
cartel. Jeon Jungkook era, por sobre todo, un verdadero dolor en el culo.
Taehyung no podía creer que existió la época en la que estaba enamorado
de él, profundamente enamorado. En la actualidad no podía verlo sin
querer darle una paliza.
La puerta volvió a abrirse pronto. Taehyung retiró su atención del libro de
cuentas para enfocarla en la persona frente a él, al ser un posible cliente.
Mas la idea fue rápidamente desechada cuando lo notó. ¿Jungkook?
—¿Se te olvidó algo?— preguntó confundido. El pelinegro sostenía en su
mano la manilla, aferrándose a ella y manteniendo la puerta abierta, un pie
dentro del local y un pie afuera.
El pelinegro lo miraba fijamente, fuerte, como si estuviera intentando de
decirle algo sin palabras. Taehyung no fue capaz de descifrarlo, demasiado
descolocado por el comportamiento inesperado del contrario como para
entender qué significaba esa mirada en sus ojos.
Jungkook contestó antes de que el castaño pudiera siquiera abrir la boca.
—No es nada— dijo, para luego marcharse. Las campanas de la puerta
resonaron en el local vacío. Y Taehyung prefirió olvidarlo.
Probablemente no era nada de lo que preocuparse.
🔸🔸🔸🔸🔸
Son noviecitos de nuevo uwu
Lamento mucho la tardanza en las actualizaciones. Es sólo que me
demoro más de lo usual en reescribir capítulos, ya que la idea original
está predeterminada y tengo que seguir el hilo de la historia como
antes. ¡Pero! Como tengo unos borradores de capítulos futuros,
pronto podré subir con frecuencia :D yay JSKDNS gracias por leer!
Espero que les haya gustado. Lxs amo ❤️❤️
honey

CAP 08

Mañana. A las ocho, mismo local. ¡Ni filtis!


Taehyung era invadido por escalofríos desagradables cada vez que la voz
de Jungkook resonaba en su cabeza.
¿Por qué mierda había aceptado esto? Jungkook seguía sin pedirle
disculpas, él seguía con deseos inhumanos de asesinarlo hasta que sus
sesos salieran volando al espacio exterior. Esa no era una relación sana,
en lo absoluto.
Sabía que rechazar la oferta —más bien amenaza— acabaría mal; perder
su trabajo no era la mejor opción. Sin embargo, ¿lo era esta? Taehyung
empezaba a arrepentirse más rápido de lo que pensó que lo haría. ¿Cómo
demonios soportaría a Jungkook por toda una hora cuando apenas podía
soportar su presencia por cinco segundos?
Se mordió la uña del pulgar, observando la puerta del restaurante,
recordando la humillación que había hecho contra Jungkook, su expresión
confundida, la bofetada, las mentiras y el griterío que se había armado
después en la parte trasera. Casi parecían una telenovela.
Bien, tal vez se había pasado de la raya.
Era difícil contener sus emociones cuando el dueño de sus inseguridades y
llantos nocturnos estaba parado ahí, sonriente, fingiendo para lucir bien y
perfecto e ideal. Tan seguro de sí mismo porque le estaba pagando a un
profesional que obedecería y se comportaría como él quisiera. Era
frustrante.
Jungkook siempre aparentaba estar bien. En la secundaria había sido un
líder para la mayoría, perfecto, admirado. Taehyung no había sido nada
más que el receptor de insultos y burlas. ¿No era un poco injusto?
—Llegaste temprano— Brincó al reconocer la voz del pelinegro a sus
espaldas. Volteó abruptamente, viéndolo sonreír—. Genial. Vamos adentro.
Jungkook pasó por su lado, ingresando al local. Taehyung lo siguió,
sintiéndose un tanto descolocado. Mientras Jungkook se comportaba como
si todo fuera totalmente normal, Taehyung se sentía incapaz de volver,
demasiado consciente de que tras su conversación, se hallaba
completamente vulnerable frente al pelinegro.
Con todo lo ocurrido anteriormente, prácticamente había confesado que
aún le guardaba rencor y que había querido vengarse, pese a los años que
habían transcurrido. "Eres el único que quedó estancado con algo que
ahora forma parte del pasado". Sí, era cierto. Pero para Taehyung era
imposible olvidar un corazón roto. ¿Cómo hacerlo cuando había dolido
tanto? ¿Cómo avanzar cuando Jungkook había aplastado y pisoteado sus
sentimientos bajo sus narices?
—Piensas mucho— dijo el pelinegro, presionando con la yema de su dedo
el surco entre las cejas de Taehyung—. Se te harán arrugas.
—¿Y a ti qué te importa?— soltó a la defensiva. Tomaron asiento en una de
las mesas. Jungkook resopló.
—Tú de verdad eres un gruñón. ¿Cómo lo hiciste para ser tan encantador
cuando nos reunimos la primera vez?
Taehyung sonrió con arrogancia. —Estudio actuación.
—Eso explica mucho.
El mesero se acercó a ellos y Jungkook ordenó unas papas fritas extra
grandes. Taehyung frunció el ceño, fijándose en su entorno por si Jimin y
Yoongi habían llegado sin que se diera cuenta.
—Hey— Lo llamó cuando el mesero se fue—. ¿No vamos a esperar a tus
amigos para comer?
—Llegarán a las nueve. Acabaremos las papas en una hora.
Respondió con simpleza, mientras confusión se asentaba en el pecho de
Taehyung. La desconfianza burbujeando en su estómago.
—¿Y por qué me citaste tan temprano?
El pelinegro suspiró. —Pensé que darnos un tiempo para planear lo que
haríamos nos vendría bien.
—¿Planear?— Taehyung se cruzó de brazos, entrecerrando los ojos con
sospecha, y Jungkook asintió—. ¿Ya no quieres que te llame Tucáncito?
—No quiero que digas lo de "disfunción eréctil" de nuevo— espetó entre
dientes. El castaño rió al evocar esos buenos momentos que residían en su
memoria. Cómo olvidarlo.
—¿Y por qué? ¿Acaso ya arreglaste ese problema?— Jungkook le golpeó
el brazo—. ¿Fuiste a un medical sex center?
—Eres un fastidio. Honestamente empezaba a sentir pena por ti, ya sabes,
por tus flashbacks, pero creo que eres potencialmente odiable.
—¿Odiable? ¿Inventaste un adjetivo por mí?— Jungkook rodó los ojos—.
Eres tan lindo, Tucáncito. Yo también te considero odiable, es más,
asesinable.
—Este es el tipo de cosas que quiero evitar cuando inicie la cita doble.
—¿Quién te mandó a hacer otra cita? Pudiste haberles dicho que
terminamos o algo así. O que yo estaba ocupado con la universidad. O que
me mudé a Canadá.
—Jimin cree que estamos peleados— respondió, repentinamente
tornándose serio hasta la muerte—. Necesito que piense que estoy bien y
feliz con mi novio.
—¿Por qué? Lo que piensa Jimin parece ser muy importante— tarareó. Los
ojos de Jungkook eran ausentes.
—No necesitas saberlo.
—Mm. Veo que nos estamos comunicando a la perfección— dijo con
sarcasmo, sintiéndose apartado de cierto modo. ¿Qué más daba? Prefería
mantenerse alejado de cualquier cosa que lo involucrara con Jungkook.
Aunque claro, ser su novio no ayudaba ¿o sí?—. Entonces, ¿motes cursis?
—Te diré "bebé". Tú puedes decirme "Kook"— sentenció. Taehyung hizo
una mueca disconforme.
—No sé. "Kook"... como que no me convence— dijo, fingiendo pensárselo
a fondo. Podía sentir la pierna intranquila de Jungkook bajo la mesa—.
Mmm... ¿Qué piensas de Tucáncito?
—No me llames así— se quejó el pelinegro, su boca abultándose
inconscientemente. En su opinión, parecía un bebé, uno llorón que
pataleaba cuando las cosas no salían como quería.
No obstante, estaba en su derecho. Él podía expresar libremente cuando
no estuviera de acuerdo con algo y Taehyung se vería obligado a obedecer,
porque Jungkook era su cliente, Jungkook estaba utilizándolo para su
beneficio y lo desecharía una vez que obtuviera lo que necesitaba.
Que hubiese sido especial para el castaño cuando eran adolescentes, no
cambiaba su relación profesional, su estado empleado-cliente que debían
alejar de los problemas personales. ¿Pero dónde acababa la línea invisible
que los dividía?
Una sonrisa forzada tiró de los labios de Taehyung, optando por abandonar
esa clase de pensamientos. Y luego, con un poco de malicia, decidió que
fastidiar a Jungkook hasta que llegara el momento de separarse no era una
mala idea. Después de todo, se lo merecía.
Se comió una papa antes de hablar. —Te diré Tucáncito.
La línea invisible era borrosa y Taehyung no quería meterse en problemas.
Mientras más rápido esto termine, pensó en un intento de calmarse, más
pronto podré alejarme de él.
🔸🔸🔸🔸🔸
Siento la necesidad de aclarar que las cosas entre ellos no se han
arreglado pero tratarán de llevarse bien -aka, soportarse-, JK por el
engaño a sus amigos y Tae por su trabajo uwu
Lxs amo! Tengan un lindo día.
honey
CAP 09

La cita doble iba bien.


Aunque claro, ¿qué se podía considerar "bien"? En un mundo de tantas
posibilidades.
Para Jungkook y Taehyung "bien" significaba: no estar acuchillándose el
uno al otro en público. Y por supuesto, hacerlo telepáticamente no contaba.
Jimin y Yoongi habían llegado. Lucían nerviosos, como si en el fondo no
quisieran estar ahí y simplemente lo estaban porque Jungkook los había
obligado. Taehyung creía que eso no estaba muy lejos de ser la realidad.
Podía imaginarse al pelinegro rogándole a la pareja que se reunieran con
ellos de nuevo, para demostrar que eran novios cariñosos, reales y
perfectos.
Taehyung seguía sin comprender cuál era la necesidad de Jungkook de
mentirle a sus mejores amigos. Parecía desesperado por la mirada
aprobatoria de Jimin. De hecho, ya había inventado unas cuantas teorías
descabelladas en su cabeza, a falta de una explicación. Como por ejemplo,
que ahora Jungkook trabajaba para la CIA. O era mafioso. O intentaba
hacerse pasar por un hombre gay para una misión encubierto. Eso tenía
sentido.
—¿No quieres otra cosa para comer?— le preguntó Jungkook. Taehyung
se detuvo un segundo a observarlo.
Era guapo. Muy guapo. Había que estar ciego para no reconocer la
hermosura que era el rostro de Jeon Jungkook. Hasta él, con su extremo
odio e irrevocable rencor, era incapaz de ignorar su belleza; lo que por
cierto, le hacía enojar aún más y querer tirarse de un edificio.
Un recuerdo cruzó por su mente. Jungkook rechazaba a todos diciendo que
le gustaba alguien más. Con esa cara y esa personalidad que lo
caracterizaba tanto en la secundaria, ¿quién podía negarse? ¿Por qué
jamás estableció una relación con la persona que quería? ¿Acaso no era
correspondido?
Le estaba dando muchas vueltas al asunto.
—No— murmuró, y esbozó una sonrisa falsa y horrorosamente
romántica—. Estoy bien. Gracias, Tucáncito.
—Me agrada el apodo— interrumpió Jimin. Taehyung había notado que
siempre estaba sonriendo, extra sincero y asquerosamente adorable, su
gran opuesto—. ¿De dónde salió?
—Es que la tiene grande— dijo Taehyung, manteniendo su semblante
sereno. Jimin parpadeó asombrado, probablemente para mal.
—¿Disculpa?
—Que la tiene grande. Su nariz, digo yo— Reprimió una risa mientras
pinchaba la nariz de su supuesto novio. Jungkook hizo un mohín y Jimin
rió.
—Dios, tienes que aclararlo. Eso tenía potencial de doble sentido.
Taehyung vaciló un instante. —Bueno, su pene es grande también.
Estaba teniendo una buena ración de diversión, y ni siquiera estaba
comprometiendo su fachada o su trabajo. Podía acostumbrarse a ello. Al
menos las expresiones divertidas de Jimin le ayudarían a sobrellevarlo.
—Ya veo— dijo Jimin tosiendo. Yoongi permanecía impasible—.
Demasiada información.
—Oh. Lo siento, no tengo un buen filtro— se disculpó, intentando controlar
la sonrisa divertida que amenazaba con aparecer.
Yoongi —quien no hablaba mucho, según el análisis exhaustivo de
Taehyung— tomó un sorbo de su bebida y carraspeó.
—Deberíamos salir más— propuso, un tono casual en su manera de
hablar. Taehyung sintió a Jungkook ponerse rígido a su lado—. Sería
divertido. ¿No crees, Jimin?
—¡Sí!— exclamó su novio con alegría. Aplaudió—. Sería maravilloso.
Siempre quise salir en citas dobles. Y ahora que Jungkookie tiene novio,
podemos hacerlo. ¿Qué dices, Jungkookie-ah? ¿Te animas?
Entre Taehyung y Jungkook, era imposible determinar quién estaba más
disgustado con la idea.
¿Más citas?, pensó Taehyung, sonriendo con falsedad mientras un mal
presentimiento se asentaba en su pecho. Pasar más tiempo con Jungkook
es malo. Muy malo. Sin embargo, no tenía ni la menor idea de cómo
rechazar eso sin parecer... raro. No era posible que Yoongi y Jimin hubieran
empezado a dudar ¿o sí? Volteó a ver al pelinegro, decidiendo que le
permitiría a él contestar. Confío en ti, Tucáncito. No lo arruines ahora.
—Sí, me encantaría.
Estúpido.
—¿Qué dices, bebé?— Jungkook sonrió para él, aunque no de una forma
agradable—. ¿Tienes tiempo en tu ocupada agenda para tu lindo novio?
Lo quería matar. —Por supuesto que sí. Tengo todo el tiempo del mundo
para mi Tucáncito.
No lo tenía. La universidad y sus otros dos empleos ocupaban gran parte
de su día. Tendrían que planear algo luego si es que esto del novio falso se
volvía en una mentira a largo plazo.
Entonces, como si al universo no le bastara poner a Taehyung en el peor
escenario que pudiera imaginar con la peor persona que pudiera existir,
apareció uno de ellos.
—¿Taehyung?— Los cuatro pares de ojos se desviaron hasta encontrarse
con el dueño de aquella voz. Un joven de su edad veía al castaño con una
sonrisa, parado cerca de la mesa—. Tanto tiempo sin verte. Te acuerdas de
mí ¿no? Dowoon.
¿Dowoon?
Dowoon.
Oh, Dios.
Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par al reconocerlo,
congelándose por un breve momento mientras procesaba lo que estaba
pasando, lo que significaba la persona frente a él. Mierda.
Jungkook se giró hacia Taehyung, una pizca de confusión casi
imperceptible en su mirada. —¿Quién es él, bebé?
—Oh, es un... ex— respondió, sintiéndose incómodo y omitiendo el
"cliente" al final de su oración. Jungkook sin embargo, pareció captar
rápidamente lo que intentaba decir, para su suerte.
—Ya veo... Bueno— Le dedicó la más falsa de las sonrisas a Dowoon, y
pasó un brazo por sus hombros, siendo descaradamente posesivo—. Él es
mío ahora.
—¿En serio?— dijo Dowoon con burla. Su insistencia empezaba a tocar los
nervios del pelinegro—. ¿Novios? ¿Reales?
Reales. Esto iba a acabar mal.
Jimin y Yoongi lucían confundidos ante la pregunta, por lo que Jungkook
fingió el mismo sentimiento y expresión de desconcierto, mientras rogaba
que su ridícula táctica saliera bien.
—¿Sí? Reales. ¿Qué otro tipo de novio hay?— dijo sarcástico. Dowoon
frunció el ceño.
—¿Es cierto, Tae?
¿Por qué mierda este imbécil es tan insistente?
Jungkook miró a Taehyung y Taehyung miró a Jungkook, suplicándole,
buscando ayuda en él para que pudieran salir de ese lío. Era un tanto
irónico que confiara en él teniendo en cuenta su pasado, pero
—inexplicablemente— no deseaba defraudarlo.
Jungkook era consciente de que no tenían muchas posibilidades. Si
Dowoon mencionaba algo de su trabajo como novio de alquiler, estaban
jodidos. La aparición de este idiota ex cliente que muy probablemente no
había superado a Tae aún, estaba a punto de tirar todo su ardua actuación
por la borda.
Y como una luz iluminándole el camino, Jungkook lo recordó.
Cualquier trato privado o sexual está estrictamente prohibido entre el
empleado y el cliente.
Los besos se encuentran incluidos dentro de los márgenes de actos
restringidos.
Bien, las reglas habían sido creadas para romperse ¿no?
—Ven acá, bebé— Sus palabras salieron atropelladas. Taehyung amplió los
ojos con pánico al captar lo que el pelinegro estaba pensando hacer—.
Vamos a mostrarle a tu estúpido ex qué tan reales somos.
🔸🔸🔸🔸🔸
Otro Day6 hace su aparición uwu Espero que les haya gustado
JSKDBDND trataré de subir capítulo todos los días, aunque
probablemente me vuelva molesta D: Lxs amo mucho uwu Gracias por
leer ❤️
honey
CAP 10

Lo estaba besando.
Tenía la boca de Jungkook sobre la suya y estaba besándolo.
Taehyung estaba besando al hetero-imbécil más grande de la galaxia.
Ni siquiera tuvo tiempo para procesar correctamente lo que había sucedido.
Se sentía mareado, mareado y absorbido, ¿borracho quizá? ¿Su bebida
tenía drogas? Jungkook se separó abruptamente de él con una sonrisa en
los labios —labios que lo habían besado, Jesucristo— y antes de que
pudiera hablar, el pelinegro estaba volviendo su atención a Dowoon.
Cierto. Dowoon.
—Ya veo— dijo su ex cliente, un poco de decepción tiñendo su rostro. Se
encogió de hombros, como dándose por derrotado—. Supongo que eso es
todo, eh. Una lástima, Taehyung.
Se retiró. El ambiente no tardó en hacerse tenso y agobiante para todos los
que estaban en la mesa. Jimin estaba sonrojado —nunca había visto a su
mejor amigo besar a alguien tan apasionadamente— y Yoongi bebía su
Coca-Cola con una expresión confusa, mayormente de desinterés.
Jungkook permanecía en silencio; pese a ello, parecía estar bajo control.
Taehyung era un remolino de emociones.
¿Había sido real? El cosquilleo en sus labios dejó en claro que no estaba
imaginando cosas. Su corazón palpitaba fuerte y desenfrenado, mientras
que un sonido agudo pitaba en sus oídos. Estaba rígido, quieto igual que
una piedra, viendo la comida frente a él e intentando racionalizar lo que
acababa de ocurrir.
Jungkook había hecho eso para deshacerse de Dowoon —obviamente—,
lo que era un importante punto a su favor, considerando que casi son
descubiertos. El beso probablemente había eliminado cualquier rastro de
duda que pudieron haber plantado en la cita anterior, por lo que había sido
una decisión sabia aunque precipitada. Todo fríamente calculado.
Estaba bien.
No había significado absolutamente nada más que simple y cruda
actuación. Estaba más que bien.
Pero por algún motivo, Taehyung se sentía como una bomba de tiempo y él
estaba a pocos instantes de explotar.
Dios, "algún motivo" ni mierda, él sabía a la perfección por qué se sentía
así.
—Fue bueno verlos otra vez— Jimin se despidió recogiendo su chaqueta.
Los platos de comida estaban vacíos demasiado pronto y Taehyung no
había saboreado ningún bocado—. Deberíamos repetirlo.
Se sentía lejano. No estaba seguro de cómo lo había manejado para
terminar la cita sin causar problemas o alterarse, cuando internamente su
mundo estaba patas arriba. Agradeció mentalmente que ya estuvieran
partiendo caminos, porque su resistencia para entonces era cercana a
cero.
El beso seguía reproduciéndose en su cabeza.
—No fue mal— dijo Jungkook. Ambos caminaban en la acera fuera del
restaurante. Jimin y Yoongi se habían ido—. Estuviste... bastante bien en el
último rato, de hecho. Al principio creí que tratarías de joderlo como antes.
Taehyung no contestó.
—Dijeron que saldrán a aguas termales durante el fin de semana. Nos han
invitado. Suena bien ¿no?
Ni una palabra.
—¿Qué dices? ¿Estás libre? Partiríamos el viernes por la noche. Hay una
oferta por ir en pareja. Aunque tendríamos que compartir habitación. Pero-
Y luego, la bomba detonó.
—¿¡Por qué me besaste!?— exclamó furioso. Se detuvieron, Taehyung
cruzado de brazos y echando humo por las orejas mientras que Jungkook
tragaba saliva, sabiendo que esto iba a venir. Honestamente lo había
estado esperando.
—Ya sabes, por Dowoon. Y funcionó bastante bien. Sé que los besos están
prohibidos, por lo que supuse que él-
—¿¡Y por qué demonios crees que están prohibidos!?
Jungkook dudó. —¿Infecciones?
—Dios— jadeó—. ¡Está incluido en las cláusulas por algo! ¡No debiste
haber desobedecido!
—¿Qué rayos te sucede? Sólo fue un beso.
La cara de Taehyung estaba roja, y no sabía si era del enojo o algo más.
Hasta que respondió.
—¡Mi primer beso!
La imagen se congeló por unos breves segundos, los cuales se sintieron
como una infinidad. Sólo ellos, gritando en la calle, Taehyung respirando
con agitación y Jungkook mirándole anonadado, incapaz de formular una
oración lógica.
—Primer— dijo. Su voz salió ahogada. Taehyung tragó en seco y miró sus
pies—. Primer... Tienes que estar jodiéndome.
—Pues no— Sus labios estaban abultados sin su consentimiento—. Es la
verdad.
—Tú...— Silencio, y luego, la calma de Jungkook se rompió—. ¿¡Cómo es
posible que jamás hayas besado a alguien!?
—¡Para tu información, no todos somos populares y amados en la
secundaria!
—¡Pero-!— Pero no soy ciego y puedo ver que estás más bueno que el pan
y que cualquier persona con cerebro te daría duro contra el muro—. ¡Pero
después de la graduación! ¿Acaso no conociste a nadie en la universidad o
en tu trabajo?
—¡Estaba buscando a alguien especial! Quería que fuera como una
película donde nos amaríamos y nos casaríamos y el beso sería perfecto.
¡No con el hetero-imbécil que me arruinó la vida en primer año!
—¡Oye, no me llames así!— gruñó, altamente exasperado porque la
situación se le estaba yendo de las manos y porque... porque quizá se
sentía un poco culpable después de todo—. Además, ¿qué iba a saber yo
que nunca habías dado un beso? ¡Estás en el bendito trabajo de arrendar
novios, por el amor de Dios! ¡Creí que eras un profesional y que tenías
experiencia! ¿Por qué estás en esto si ni siquiera has tenido pareja?
—Necesitaba el dinero— Refunfuñó, sin querer hablar más del asunto.
Taehyung quería que esto fuera una pesadilla de la que iba a despertar
pronto. El proyecto Rent A Boyfriend le agradaba debido a que en el
reglamento decía explícitamente que los besos estaban prohibidos. ¿Quién
iba a decir que Jungkook era un rebelde sin causa que se pasaba las
reglas por alto? Ahora lo odiaba aún más, humillándolo y arruinando su
linda película romántica...
—¿Estás llorando?
Taehyung esnifó por la nariz y se talló los ojos. —No.
A Jungkook se le hundió el pecho. Si bien se había acostumbrado al mal
humor de Taehyung, a su cara de pocos amigos, a su bipolaridad y un poco
a su falsa felicidad frente a Yoongi y Jimin, no sabía qué hacer cuando el
llanto venía a tema.
No era experto consolando gente. Era mejor en... ¿En qué? ¿En insultarlos,
burlarse de ellos y hacerlos sufrir hasta la graduación? Dios, soy un asco
de persona.
—¿Cómo puedo compensártelo?
Cuando las palabras abandonaron su boca, no era consciente de lo que
eso traería en el futuro para él.
—¿Compensarme?— murmuró Taehyung. Jungkook asintió—. ¿Cualquier
cosa?
—Cualquier cosa— afirmó.
Los labios del castaño se curvaron en una maliciosa sonrisa, mandando
escalofríos por la espina dorsal de Jungkook, y fue ahí cuando el pelinegro
supo que tendría que empezar a rezar. ¿En cuántos líos más se metería
por culpa de Kim Taehyung?
🔸🔸🔸🔸🔸
:D
Espero que les haya gustado el capítulo uwu Lxs amo mucho! Estoy
ansiosa por alcanzar el capítulo 25 y subir cositas nuevas ggg
honey

CAP 11

Taehyung le dijo que un beso robado equivalía a un favor. Un primer beso


robado equivalía a dos favores. Y un primer beso robado por un
hetero-imbécil equivalía a tres.
—Matemáticas— dijo con una sonrisa radiante. Jungkook le quería moler
esa sonrisa a golpes... Tal vez a algo más, pero eso estaba fuera de la
mesa.
Su primera exigencia como compensación por el incidente —Dios,
realmente se sentía como una compañía de seguros— fue, y cito: "Ser mi
leal y fiel Cupido".
—¿Cupido?— Jungkook preguntó. El castaño emitió un sonido
afirmativo—. ¿Quieres que te tire dardos al trasero?
—¡No! Son flechas. Y sabes a lo que me refiero— Se aclaró la garganta y
exigió, como un niño pequeño que quiere un dulce— Quiero un novio.
—Pero si me tienes a mí.
El castaño lo miró malhumorado. —Uno real.
—¿Real? Mira, te ofrecí una compensación, no un milagro.
Jungkook se ganó un puñetazo en el hombro, por supuesto.
Lo cierto, era que Jungkook era una persona sociable, aunque nerviosa.
Las primeras impresiones siempre lo preocupaban hasta el punto de
carcomerlo. En la primera reunión con Taehyung fue un desastre, un
manojo de nervios, tartamudeos, sonrojos y risitas ridículas, porque se
sentía observado con lupa por un chico que —según él— era un jugador,
un profesional, amo de los corazones rotos.
Se veía tan calmado y seguro, tan "sé lo que estoy haciendo, principiante",
un galán, un chico que tenía cada noche una persona diferente en su
cama, mientras que Jungkook era un pobre virgen.
—Y resultaste ser un bebé— pensó en voz alta. Taehyung se giró hacia él,
curioso al no haberlo escuchado correctamente.
—¿Qué?
Jungkook suspiró. —Que tienes un moco.
Había aceptado la idea de ayudarle a encontrar pareja. Sabía que pudo
haberlo rechazado, después de todo estaba fingiendo ser su novio y si esto
funcionaba era probable que fuese a estropearlo todo. Pero no pudo
negarse. No cuando era consciente de que la razón por la que Taehyung no
llegó a experimentar un romance en la secundaria, fue precisamente
gracias a él.
Le dio un sorbo a su whisky, observando al castaño junto a él que parecía
ansioso por la aparición del hombre perfecto. Si es que existía. No estaba
muy convencido de que Taehyung hallaría a su príncipe azul en aquel bar.
La gente ebria bailando al ritmo de la música de los parlantes, no era un
ambiente demasiado romántico.
"¡Estaba buscando a alguien especial! Quería que fuera como una película
donde nos amaríamos y nos casaríamos y el beso sería perfecto."
—Creí que querías un cuento de hadas— soltó, capturando la atención de
Taehyung, quien se volteó hacia él y frunció el entrecejo con molestia.
—Por si no lo notaste, tú me arruinaste mi cuento de hadas— Se apuntó
los labios—. ¡Ahora son impuros!
—No seas un niño. Sólo fue un beso.
—Claro. Había olvidado que aparte de hetero-imbécil, eres un idiota sin
corazón. Te apuesto que tienes un agujero negro ahí adentro— dijo
presionando con su dedo índice el pecho de Jungkook.
Él resopló. —¿Crees que no tengo sentimientos?
—¿Los tienes?— rió, apoyando su rostro sobre la palma de su mano—.
Eso sí sería una novedad.
—Tonto. Voy al baño— dijo levantándose de su asiento. Bebió lo último de
su whisky y palmeó el hombro de Taehyung antes de dirigirse al fondo de la
habitación.
Mientras hacía sus necesidades, se puso a pensar. Taehyung le había
explicado que era incapaz de ponerse a buscar novio por su cuenta. No
tenía problemas en ser calmado y amoroso cuando se trataba de una
pareja falsa, pero cuando venía el momento de tener algo real, se cohibía,
se trababa. Si seguía siendo así, no estaba seguro de que el plan de
casamiento fuera siquiera a tener éxito.
Sus temores se confirmaron cuando volvió al bar.
Estaban cerca. Un rubio desconocido miraba a Taehyung con hambre y una
sonrisa de habitación digna de propaganda para condones. Y por el otro
lado, estaba el castaño, quien simplemente se encogió en su lugar y buscó
la mirada de Jungkook con pavor.
Tiene que ser una broma.
Vio al rubio inclinarse más sobre el castañito, susurrándole cosas al oído
que Jungkook jamás llegó a escuchar pero de las que podía hacerse una
idea. La mano del desconocido iba subiendo por el muslo de Taehyung, los
ojos cafés del otro ampliándose con terror.
Más le vale que esto cuente como parte de su compensación.
—¿Qué haces?— Jungkook caminó hasta ellos, encarando al rubio, quien
ahora ponía su atención en él—. Aléjate de mi novio.
—Tranquilo, viejo— El desconocido rió y rodeó la cintura de Taehyung
descaradamente—. Podemos compartir.
Taehyung no estaba reaccionando. Maldición, Jungkook ni siquiera podía
afirmar si estaba respirando. Por supuesto, si soy yo, me golpea, pero si es
otro...
—Yo no comparto— espetó. El rubio volvió a reír, a carcajadas esta vez, y
volvió a inclinarse sobre Taehyung.
—Míralo, tu novio es bastante posesivo, bebé— Jungkook sintió cómo su
mano se contraía al oír ese apodo. ¿Qué mierda?—. Pero no parece
desagradarte que te toque... ¿Te gusta?
Cualquiera con dos ojos funcionales podía ver a Taehyung temblar. Al
parecer, el rubio no sólo era un descarado sino que también un reverendo
idiota. Su instinto lo incitaba a darle una paliza, sin embargo, Jungkook de
verdad odiaba la violencia.
—Dios, bebé— El rubio gimió a pocos centímetros del rostro de Taehyung.
Otro espasmo en el pelinegro al escuchar ese apodo. Contrólate, joder, hay
que ser civilizados—. Te verías tan lindo conmigo dentro de ti.
Pero bueno, que las clases de karate sirvieran de algo ¿no?
No existían palabras para describir la satisfacción de golpear al rubio y
luego verlo tirado en el piso. Sonrió, viendo al idiota quejarse y retorcerse
mientras lanzaba maldiciones. Un pequeño grupo había notado el
incidente; aparte de ellos, el resto del bar seguía en lo suyo.
Taehyung se llevó una mano a la boca.
—¿¡Cómo hiciste eso!?— exclamó asombrado. Jungkook empujó su
lengua contra su mejilla interna, engreído, su ego inflándose de inmediato.
Echó un vistazo hacia el final de la barra, un guardia de seguridad
empezando a dirigirse hacia ellos.
—Mierda. Tenemos que irnos— dijo tomando a Taehyung del brazo y
obligándolo a caminar en dirección a la puerta. El castaño seguía
parpadeando, sin salir de su asombro, por lo genial que había sido eso.
El golpe. No Jungkook. Jungkook no era genial.
—Bueno— dijo el pelinegro cuando se hallaron en la intemperie. El frío de
la noche los envolvía, hálitos escapando por sus labios entreabiertos—.
Eso no salió como esperaba.
Taehyung rió, abrazándose a sí mismo para entrar en calor. —Eres un
espantoso Cupido.
—Me esforcé.
—Mentiroso— lo acusó. Jungkook se detuvo a observarlo, la nariz del
castaño estaba roja—. Pero no importa. Creo que, el destino quiere verme
soltero.
Una pausa y luego un susurro. —¿De verdad quieres un novio?
—No lo sé... Creo que sólo quiero algo real— murmuró, sintiéndose
expuesto bajo la mirada de Jungkook. Dudó un instante hasta que se
atrevió a continuar—. Gracias— dijo antes de arrepentirse—. Por salvarme.
Eso habría terminado mal sin ti ahí.
—Oh... No te preocupes— Se encogió de hombros, como si lo que
acababa de ocurrir no hubiera sido nada—. De todas formas, me estaba
sacando de quicio.
—Das miedo, Tucáncito— Jungkook rodó los ojos—. No sabía que eras un
genio de las artes marciales. ¡Ah! ¡No me digas! ¿Eres un ninja?
—Bobo.
Taehyung sonrió. —Hetero-imbécil.
🔸🔸🔸🔸🔸
Mi confesión del día será que amo mucho a Day6 y probablemente la
mayoría de las canciones que pondré serán de ellos uwu Gracias por
leer ❤️ Lxs amo bbs ❤️❤️❤️
honey

CAP 12
Jungkook como que... había dejado de odiar a Taehyung, y eso era —al
menos para él— malo, muy malo. El peor nivel existente de malo.
El chico era un fastidio. Su humor era cambiante y a veces sonreía tan...
tan bonito que Jungkook se preguntaba qué demonios tenía en la cabeza
para siquiera considerarlo bonito.
No le gustaba su manera de ser. Eso lo había determinado tan pronto la
venganza se llevó a cabo. Era molestoso, se burlaba de él cuando tenía la
oportunidad, inventaba historias absurdas acerca de él que le contaba a
Jimin y a Yoongi.
Y Jungkook lo dejaba, porque comprendía lo mucho que Taehyung debía
odiarlo por lo sucedido tiempo atrás, y no había hecho la situación mejor al
amenazarlo con hacer que lo despidieran. Sin embargo, eso no impedía
que aborreciera su actitud. Era desagradable, un tanto cínico y, tal como le
había dicho, odiable.
Odiable... Pero ya no tanto.
—Tengo sueño— gruñó Taehyung, regresándolo a la realidad. Jungkook no
alcanzó a responder—. Préstame tu hombro, Kukencio.
Las palabras quedaron atoradas en su garganta cuando el castaño apoyó
su cabeza sobre él y cerró los ojos, acomodándose para dormir. No tardó
mucho cuando su cuerpo se relajó contra el suyo, haciéndole saber que se
había rendido a los brazos de Morfeo con facilidad.
Era fin de semana. Jimin y Yoongi los habían invitado a unas aguas
termales. En los últimos días, el plan Cupido no había marchado bien.
Aunque habían tratado una vez más visitar un bar y buscar a alguien,
Taehyung no podía evitar sentir miedo. Comprensible, considerando su
primera experiencia, por lo que decidieron tomárselo con calma.
Lo malo, era que ser su Cupido conllevaba ciertas cosas; entre ellas, que
pasaran más tiempo juntos del presupuestado.
Y Jungkook estaba confundiéndose.
Pensar que alguien irritante era tierno iba en contra de cualquier lógica,
sobre todo de la suya. Taehyung jamás era dulce con él, y cuando lo era,
su única finalidad era hacerlo enojar. Lo sabía. No era ninguna sorpresa
que Taehyung era una persona difícil con la que tratar.
Pero por algún motivo que desconocía, le gustaba.
Le gustaba poder lidiar con su complicada personalidad y sus comentarios
mordaces, le gustaba que estuvieran en la misma página y que se
desafiaran constantemente, le gustaba frustrarlo, cuando sus ojos
quemaban con fuego y una sonrisa engreída se apoderaba de sus labios.
Dios. ¿Qué demonios estaba pasando con él? Ni siquiera era capaz de
descifrar sus propios sentimientos.
—Muévete, pesas mucho— se quejó Jungkook, empujando al castaño lejos
de su hombro. Taehyung frunció el ceño, medio dormido aún.
—¿Me llamaste gordo?
—Tal vez.
—Eres el peor, Tucáncito. Te acusaré con Jimin— murmulló, para después
descansar su cabeza contra el respaldo y caer dormido de nuevo.
¿Quién podía juzgarlo? Eran las siete de la mañana de un sábado y ya iban
en el bus camino a las termas. Taehyung había trasnochado debido a un
informe de la universidad y se hallaba en las peores condiciones por su
falta de sueño. Además, según le había informado, tenía prueba el lunes.
Su maleta se basaba en ropa y libros, cientos de libros que utilizaría para
estudiar. Jungkook le había dicho que se quedara en casa, pero el terco
castañito insistió hasta que se encontró sentado en aquel bus.
—Debiste haberte negado— susurró viendo el rostro cansado de
Taehyung, sus ojeras y sus pestañas que rozaban éstas. Escuchó una risa
perezosa provenir de él, indicándole que estaba despierto.
—No. Siempre he querido venir a las aguas termales. Además tú pagaste
el paquete de pareja, que me incluye a mí— Abrió un ojo y le sonrió—.
¿Quién podría rechazar esa oferta?
—Alguien cuerdo— contestó. Taehyung frunció el ceño y le sacó la
lengua—. ¿Quién en su sano juicio viene a estresarse y a relajarse al
mismo tiempo?
—Yop.
—Tonto... Vamos, ven acá— Cruzó su brazo hasta que su mano alcanzó la
mejilla de Taehyung y empujó ésta suavemente hacia él para apoyarlo en
su hombro—. Debiste haber traído una almohada.
—Mm— Taehyung se removió, deteniéndose cuando se halló a sí mismo
cómodamente situado a un costado de Jungkook. Con su cabeza sobre su
hombro, suspiró—. Eres como un osito.
—¿Qué?
Jungkook esperó que repitiera sus palabras. Taehyung ya estaba dormido.
「。。。」
—¡Llegamos!
Jungkook brincó en su asiento, despertando y viendo desorientado su
alrededor. Taehyung seguía en su hombro, quejándose entre sueños y
apretando los ojos mientras se aferraba a él.
—Aw, son adorables— dijo Jimin con ternura. Sonrió—. Dile a tu bello
durmiente que despierte. Yoonie y yo nos registraremos en el hostal.
—De acuerdo— murmuró, desperezándose. Jimin hizo un último ademán
de despedida y se bajó del bus.
Dormirán juntos. Se mordió el labio, deseando no haber pensado en ello.
Era lógico que compartieran una habitación, una cama. Eran pareja.
Novios. Son novios. Tragó saliva, en un mísero intento de contener su
dolor, y exhaló.
"Yoonie".
—Señor... No, no— Jungkook se congeló en su sitio al reconocer la voz de
Taehyung sobre su oreja. ¿Le hablaba a él?—. No puede... No puede
llevarse mis nuggets. Yo pagué por mis nuggets... Nuggets...
—Dios, sigues dormido— bufó. Observó a Taehyung, quien de la nada
relamió sus labios con lentitud y acabó entreabriéndolos, la mirada del
pelinegro siendo cautivada de inmediato por esa boca húmeda y rosada.
Últimamente, quería besarlo.
Jungkook había besado a varias personas a lo largo de su vida. Su primer
beso fue accidental, a los cinco años, con un niño de su clase, quien le
pegó después de eso. El siguiente fue una niña que le dijo que le gustaba y
que terminó por alejarse porque "besar niños es asqueroso". En la
universidad, besó a un par de desconocidos en las fiestas, besos que
jamás pasaron a mayores.
Y después estaba a Taehyung, a quien había besado por obligación.
Se había sentido bien.
—¿Qué mierda?— soltó, y su respiración se hizo pesada. No, no quería
besar a Taehyung, eso era ridículo. ¿En qué demonios estaba pensando?
"Sólo fue un beso". Necesitaba grabarse esas palabras en la cabeza.
Taehyung roncó en su oído. —Nuggets...
🔸🔸🔸🔸🔸
Que tengan un lindo día!! ❤️❤️❤️ Lxs amo mucho uwu
honey
CAP 13

Jimin se consideraba bastante bueno leyendo a las personas. Era


perspicaz y empatizaba con los demás fácilmente, por lo que era el primero
en descubrir si alguien ocultaba algo o mentía respeto a un tema. Cuando
Jungkook le dijo que tenía novio, la felicidad lo cegó; ni siquiera llegó a
preguntar el nombre del sujeto, emocionándose de sobremanera y
pensando en todas las cosas entretenidas que podrían hacer en citas
dobles.
Y aquel fin de semana, el secreto salió a la luz.
—Voy a ver qué tal son las aguas— dijo Jimin, atando el cinturón de la bata
alrededor de su cintura. Sonrió al notar que su nudo era firme—. ¿Vienes,
Yoonie?
El pelinegro tirado en el colchón sacudió la cabeza, frunciendo el ceño y
arrugando la nariz. Jimin le miró comprensivo. Su novio no había podido
descansar correctamente la noche anterior y el bus no había sido
precisamente cómodo para una siesta.
—Creo que prefiero dormir... El viaje me tiene molido— masculló Yoongi,
hundiendo aún más su rostro en la almohada. Una risa escapó entre los
labios del rubio.
—Perezoso. Iré a ver si los chicos quieren unirse.
—Diviértete— Las palabras de Yoongi apenas fueron audibles, siendo
amortiguadas debido a su posición y mal moduladas por culpa del sueño.
Jimin se acercó a él, apoyándose sobre la cama, y plantó un corto beso en
sus labios. Amaba besarlo. Era su actividad favorita. Dios, podía hacerlo
por horas y días y años, sin cansarse de la sensación que recorría todo su
cuerpo y el calor que lo envolvía cuando su boca encontraba la de Yoongi,
sintiéndose en casa.
Cuando el rubio rompió el contacto entre ambos, se arrepintió casi
inmediatamente de haberlo hecho. Apartándose lentamente, vio los ojos
abiertos del pelinegro y las chispas de miedo que brillaban dentro de estos,
la expresión sorprendida en su rostro. Jimin tragó saliva, intentando ignorar
el crudo y doloroso sentimiento que causaba esa reacción en él, y se
incorporó débilmente.
Creí que ya habíamos superado esa etapa, Yoonie.
—Volveré pronto— dijo con sequedad. Su garganta se apretaba y aunque
no deseaba pensar en lo absoluto, para disipar el repentino dolor, su
cuerpo lo resintió de todas maneras.
Yoongi asintió, luciendo aturdido, un leve color carmín tiñendo sus pómulos.
Murmuró un pequeño "sí" que Jimin tomó por despedida y el rubio se retiró.
Atravesó el pasillo, dirigiéndose a la habitación que compartirían Taehyung
y Jungkook, dándose a sí mismo ánimos. No tenía por qué dudar. Él amaba
a Yoongi y Yoongi había aceptado estar con él, eso era lo único que
importaba. La presencia de Jungkook no cambiaría las cosas, tampoco lo
haría la existencia inesperada de su novio.
O al menos, eso quería demostrar.
—¿Una cama?— Alcanzó a percibir la voz de Taehyung a unos metros de
distancia. Se detuvo a pocos pasos de la puerta abierta, apoyándose contra
el muro para no ser visto—. ¿Compartiremos cama? ¿Tú y yo? ¿Acaso
quieres aprovecharte de mí, Tucáncito?
—Ni en un millón de años, bebé.
Frunció el entrecejo, hallando la conversación no tan romántica, pese a los
motes cursis. Sin embargo, no tenía derecho a juzgarlos. Taehyung y
Jungkook tenían una dinámica de pareja nada convencional. Parecían
niños compitiendo contra el otro para llegar a una meta en común.
Sonrió, feliz de que su mejor amigo obtuviera el amor que había rechazado
a lo largo de su vida. Estuvo a punto de interrumpirlos, para invitarlos a las
aguas termales, cuando Taehyung volvió a hablar.
—Bien, bien, entonces esto es lo que haremos. Yo dormiré en la cama... y
tú en el piso.
—Oye, eso no es justo. Yo pagué por esto. Tú deberías dormir en el piso.
—¡Pero hay gérmenes! ¡Podría morir! Hazlo tú.
—Ah, ¿entonces tú no puedes morir, pero yo sí?
—Por supuesto. ¿Qué clase de novio falso sería si priorizo tu salud sobre la
mía?
—Uno bonito y simpático.
—¿Me estás llamando feo? ¿Acaso con "gordo" no te basta? De acuerdo,
por haberme salvado en ese bar la otra noche, te daré una promoción.
—¿Qué? ¿Me harás dormir en el armario?
—¡Claro que no! En la bañera. Esa es mi oferta final.
—¿Sabes lo mucho que te detesto?
Jimin se cubrió la boca para ahogar un jadeo, dos palabras clave quedando
grabadas en su memoria: Novio falso.
¿Falso?
Recapitulando, la primera cita doble que habían tenido, no había ido nada
bien. Taehyung había sido extremadamente brusco, comportándose como
si estuviera despechado por un acto despiadado de Jungkook y lo único
que quisiera hacer fuera devolverle la mano. Lo entendió más tarde,
cuando su mejor amigo le llamó y le explicó que habían tenido una pelea
recientemente, y que por eso Taehyung había estado así.
Jimin decidió hacer la vista gorda, accediendo a ir a otra cita doble con
esos dos. Lo cierto, era que Taehyung era muy temperamental, directo y
sarcástico. Jimin supo lo difícil que sería lidiar con esa personalidad, tan
pronto lo conoció. Y a su rigor, Jungkook no estaba al mismo nivel, por lo
que asumió que esto era consecuencia del carácter sumiso que había
adquirido su mejor amigo en la relación, siendo él el calmado, pacifico y
suave del par.
Hasta que los vio aquel segundo día. Jungkook y Taehyung se miraban, y
llamas flameaban a su alrededor. Resultaba divertido, la manera en que se
llevaban el uno con el otro y sin siquiera darse cuenta, se encerraban en
una burbuja. Un muro invisible que los rodeaba y los separaba del exterior,
como si sus discusiones y sus burlas mutuas fueran lo que más anhelaban
tener entre ellos.
Era fascinante. Y Jimin adoraba esa curiosa relación que era tan distinta
de las demás. Es real, se convenció, sin darse cuenta de que ignoraba la
mentira que yacía justo bajo sus narices.
Novios falsos. ¿Pero por qué? ¿Se había perdido de algo? Que había gato
encerrado ahí, era obvio, y que su intuición había fallado desde el principio,
lo era todavía más. Su habilidad para leer personas había fallado,
posiblemente por su emoción, o quién sabe, quizá quería creerse el cuento
para no tener que analizarlo.
Un mal presentimiento lo albergó cuando intentó una vez más unir los hilos
de la historia. No era posible que Jungkook sintiera cosas por Yoongi ¿o sí?
Eso era absurdo. Jungkook se lo habría dicho, de eso estaba seguro. Jimin
probablemente estaba pensándolo demasiado.
Inhaló hondo antes de dar un paso hacia la entrada de la habitación.
Ambos chicos voltearon hacia él al percatarse de su repentina presencia y
Jimin esbozó una suave sonrisa como saludo.
Si Jungkook estaba manteniendo su verdadera relación con Taehyung en
secreto debía tener buenas razones, por lo que no lo presionaría. Sólo
debía esperar por Jungkook. Creer en él —como siempre había hecho— y
en que explicaría todo en su debido momento.
No tenía por qué desconfiar, ni del amor de su vida ni de su fiel amigo.
🔸🔸🔸🔸🔸
Amo a Jimin uwu Es re soFT. Subiré Lo?e A Boyfriend en un ratito ❤️
Lxs amo! Gracias por leer ❤️
honey

CAP 14

Taehyung estaba indignado. No, más que indignado. Estaba furioso,


colérico, la clase de molestia que sientes cuando el villano de la película se
sale con la suya, profanando la pureza e inocencia de la damisela en
apuros. En su caso, el villano era el insolente, irritante y aprovechado de
Jeon Jungkook. ¿Eso hacía a Taehyung la damisela? Daba igual. Su punto
era que quería golpearlo.
¿Qué demonios cruzaba por la mente de ese hetero-imbécil para hacer
tantas estupideces?
—Iré a probar las aguas termales. ¿Quieren venir?— propuso Jimin en el
umbral de su puerta. Jungkook sonrió, fingiendo que no acababan de
discutir por quién usaba la cama y quién moría (porque obviamente eran
las únicas dos opciones).
—Sí, eso sería genial— dijo antes de voltearse hacia Taehyung—. ¿Qué
dices?
—Paso. Perdón, pero tengo que estudiar. Yo iré más tarde— respondió,
disculpándose con Jimin mientras sentía la mirada de Jungkook
taladrándolo. ¿Pero qué quería que hiciera? Le había informado que tenía
examen. No podía ir a las termas con los libros. ¿Y si se le mojaban?
Jimin juntó ambas manos. —Bien. Entonces sólo seremos tú y yo,
Jungkookie.
—Eso parece...
—Me robaré a tu novio por un rato— canturreó Jimin guiñándole un ojo al
castaño. Rodeó la muñeca de Jungkook para jalarlo fuera de la habitación,
pero éste se impuso, quedándose quieto en su lugar y observando a
Taehyung fijamente.
El castañito se encogió de hombros, confundido. —¿Qué?
—¿No te molesta que vaya solo?
La pregunta fue extraña, aún más lo fue el tono en que lo dijo. Sin
embargo, un click en la cabeza de Taehyung lo hizo recobrar el sentido y
procesar adecuadamente el significado tras esas palabras. Claro, como
novio probablemente estaría enojado o celoso de que se fuera solito por
ahí cuando era un fin de semana de parejas ¿no? ¿Entonces qué? ¿Tenía
que montar un show? No quería causar problemas, Jimin y Jungkook eran
mejores amigos. ¿Qué clase de novio prohibiría que pasaran tiempo de
calidad juntos?
Tardándose unos segundos más de lo planeado, encontró una solución.
—Aw, Tucáncito... Claro que no me molesta— dijo con voz mimada. Se
acercó a Jungkook y le apretó las mejillas. Los beneficios de ser su novio
falso incluían tratarlo como a un bebé, lo que era bastante divertido—. ¿Me
vas a extrañar?
Jungkook rodó los ojos. —Bobo...
—Jimin, cuídamelo mucho ¿sí? Mi Kukencio es demasiado atractivo y hay
bestias hambrientas por todas partes.
Jimin rió. —Confía en mí.
Taehyung le dedicó una última sonrisa antes de volver su mirada hacia el
pelinegro, quien se hallaba observándole atentamente. Un escalofrío
recorrió la espina dorsal de Taehyung cuando la mano de Jungkook aterrizó
en su mejilla con delicadeza, acariciando la piel con su pulgar y provocando
un leve cosquilleo en la zona.
Se mordió el labio inferior para ahogar un suspiro.
¿Qué le estaba ocurriendo?
—Deberías descansar— murmuró Jungkook, su voz siendo suave y tierna.
Él nunca es suave y tierno—. Has dormido muy poco hoy.
Tragó saliva y pese a sus esfuerzos por mantenerse tranquilo, pudo sentir
cómo su rostro empezaba a calentarse. —Lo haré.
No dijo nada. Esperando pacientemente que Jungkook se alejara de él y se
fuera pronto a las aguas termales. En cambio, el pelinegro posó una mano
en su nuca para atraerlo a él, y antes de que Taehyung pudiera entender
sus intenciones, lo besó.
Jungkook lo besó.
De nuevo.
¿O quizá Taehyung estaba delirando?
El contacto fue superficial, apenas sus bocas selladas tocándose con
firmeza, el agarre de Jungkook en su cuello siendo la única cosa que lo
conectaba a tierra. Con la misma rapidez que unió sus labios, el pelinegro
se separó de él. Sin explicarse, evadiendo su mirada, sacó una bata del
armario y se retiró de la habitación.
Jimin fue quien lo hizo reaccionar. —Bueno, yo... Nos vemos luego.
Taehyung asintió, un tanto aturdido, y Jimin cerró la puerta.
¿Qué mierda había sido eso?
Fue fácil racionalizar la situación de Dowoon. Su ex cliente casi estropea
todo con sus estúpidas e insistentes preguntas. Entendía lo que había
impulsado a Jungkook a besarlo... Aunque eso no aminoraba demasiado su
enojo. Había sido su primer beso.
¿Pero qué más da?, se había dicho a sí mismo. ¡El segundo beso
procuraré hacerlo con alguien que me interese!
Bueno, eso se había ido a la mierda también.
—¿Pero por qué me besó?— pensó en voz alta, cruzándose de brazos y
frunciendo el ceño—. ¿Pero qué se cree? ¿Acaso anda besando a
cualquiera por ahí, sin razón alguna? ¡Jodido Jeon Jungkook!— gruñó
pateando la puerta—. ¡Espero que te incineres en las aguas termales!
—¿Enojado?
¿Ah?
—¿Qué...?— Miró a su alrededor, descolocado, y volvió a fruncir el ceño
cuando no halló nada ni a nadie. ¿Estaba escuchando voces en su
cabeza? ¿Acaso el beso de Jungkook lo estaba enloqueciendo?
—Soy Yoongi. Estoy afuera, tonto.
—¡Oh!— exclamó, abriendo la puerta para dejar entrar al pelinegro—.
¿Pasó algo? Creí que irías a las termas con los chicos.
—No... Quería hablar contigo— dijo sentándose sobre la cama. Su cuerpo
se hundió en el colchón y dio un par palmaditas a su costado libre—. ¿Te
molesta?
Sacudió la cabeza, para transmitirle que estaba bien, a pesar de que
estaba tratándole con confianza casi desmesurada y se sentía
extremadamente confundido al respecto.
Se conocían poco, sobre todo considerando el ajustado tiempo que habían
compartido, siempre en presencia de Jimin y Jungkook. Esa era
afirmativamente la primera vez que se hallaban a solas.
—¿De qué quieres hablar?— dijo Taehyung, recostándose a su lado y
fijando su mirada en el cielo raso.
La pregunta inesperada no tardó demasiado en brotar de los labios de
Yoongi.
—¿Lo amas?
Taehyung se sintió descolocado por un instante. —¿Amarlo?
—A Jungkook— aclaró el pelinegro. Oh—. Sé que es un tanto privado
pero... ¿Crees que, eventualmente podrás amarlo?
La respuesta que debía entregar como novio falso era bastante diferente a
la que realmente deseaba dar como víctima de la delincuencia de
Jungkook. Ladrón de besos, maldito violador de bocas. Ya verás lo duro
que golpearé tu entrepierna cuando regreses.
Sin embargo, en observación de las circunstancias, optó por guardarse los
insultos, al menos mientras estuviera Yoongi presente.
—Bueno... Sí— mintió, preguntándose si aquella era la decisión correcta.
No se había preparado mentalmente para una charla de ese tipo—. Creo
que Jungkook es... alguien que puedes amar con facilidad. No importa
cuántas veces meta la paga o te haga enojar, o lo fastidioso que es cuando
quiere serlo. Simplemente lo quieres y ya, porque... él es así. Y él es... todo
lo que te importa.
Guardó silencio, prohibiéndose a sí mismo continuar, porque pese a que
estaba convencido de que sus palabras eran mentiras formuladas para
cumplir su trabajo, era capaz de percibir la pequeña verdad que ocultaba
tras ellas; los secretos y anhelos que cuando adolescente una vez tuvo,
pero que no debía permitirse volver a tener por ningún motivo.
Un corazón roto había sido suficiente.
No estaba listo para otro más.
🔸🔸🔸🔸🔸
Me estresé mucho finalizando este capítulo JSKDNDNDND ESPERO
QUE LES HAYA GUSTADO ❤️❤️ subí la intro de "Lo(?)e A Boyfriend"
que ya saben, es Yoonmin/Jimsu UWU y será el paralelo de esta
historia ggg lxs amo! ❤️❤️
honey

CAP 15

Jungkook fue disminuyendo la rapidez de sus pasos paulatinamente, hasta


encontrarse detenido a pocos centímetros de la puerta que daba a la
habitación que compartía con Taehyung. Tragó saliva y afianzó su agarre
en la toalla alrededor de su cuello.
Él era fuerte, lo sabía. Era cinta negra en karate y podía levantar una
considerable cantidad de kilos sin dificultad. Sobrepasaba con creces la
masa muscular del castaño.
Aun así, no podía evitar temer por su vida.
De acuerdo, besar a Taehyung no fue precisamente una de sus mejores
ideas. Pero, en su defensa, sus labios estaban ahí. ¿Y él qué se suponía
que hiciera? ¿Negarse? Lo había intentado, y había fallado miserablemente
por supuesto.
No se suponía que cada vez que la boca del contrario se hallara a su
alcance, Jungkook perdiera una función cerebral superior, únicamente para
ser guiado por sus más primarios instintos. Pese a no ser algo que fuese
capaz de controlar o evitar, no era aceptable ni legal dentro de los
márgenes del negocio.
Sacó la llave de la habitación de su bolsillo y la introdujo en la cerradura,
rogándole a los cielos que Taehyung se hubiera quedado dormido. Tal vez
si era lo suficientemente silencioso, no se despertaría, y no tendrían que
hablar del tema, al menos hasta el día siguiente. Para ese entonces ya
tendría una excusa creíble.
Cuando abrió la puerta, una almohada aterrizó en su rostro.
—¡Me debes tres favores más! ¡No! ¡Cien! ¡Cien favores por ser un
desgraciado violador de bocas!
—Tae...— Otra almohada.
—¿Qué te hace pensar que tienes el derecho de besarme así como así?
¿Y si me contagias mononucleosis? ¿Sabes cuántas enfermedades hay en
el mundo?— le recriminó, sentado como indio en la cama y cruzándose de
brazos. El surco entre sus cejas se acentuaba con cada palabra que salía
de su boca.
A Jungkook todo lo que se le ocurrió hacer, fue improvisar y regresarle la
almohada, la cual chocó contra el rostro de Taehyung de la misma manera
que lo había hecho contra él.
Inhaló hondo. —¡No fue mi culpa haberte besado!
—¿No?— exclamó Taehyung con ironía. Parecía echar humo por las
orejas—. ¿Entonces por qué fue? ¡Ilumíname! ¿Acaso Dowoon estaba
cerca y yo no lo vi?
Bueno, su mejor excusa acababa de irse por el desagüe. —No, no es eso...
Es... Eh...
Dios, para ser el mejor de su clase por tres años consecutivos, a veces
realmente era un idiota.
—Por Jimin— soltó. Eso podía funcionar—. Jimin sospechaba de nosotros
así que, te besé, para eliminar cualquier sospecha.
—¿Jimin?— preguntó. Recordándolo, el rubio sí había estado presente
cuando el beso había ocurrido—. ¿Y por qué dudó de nosotros?
¿Habremos hecho algo mal? ¡Espera, no! ¡Eso aún no te da derecho de
besarme! ¡Usurpador!
—¿Pues qué vas a hacer? ¿Ah? ¿Demandarme?— lo desafió, bastante
consciente de que no estaba en el lugar de quejarse, mas no sabía a qué
otra táctica recurrir.
Estaba tan confundido que quería desaparecer. Amaba a Yoongi. Él
siempre había estado ahí, desde que tenía memoria. Nunca había amado a
otra persona que no fuera él y nunca había querido besar a alguien más.
Las personas que había besado en su pasado, no despertaron en él otra
cosa que no fuera simple atracción. La situación se daba, era casi
inevitable y la gran razón de por qué no llegaba a formalizar con nadie, era
porque aquellos besos no provocaban emociones en él.
¿Entonces qué había de Taehyung? Él... era como estar en un limbo.
Era atractivo, objetivamente hablando. Sus facciones eran delgadas, sus
dientes estaban derechos, su tono de piel era acorde al color de sus ojos...
Vaya. Era aterrador lo mucho que se había fijado en su rostro. En la
secundaria, ni siquiera se molestó en prestarle atención a su físico. Durante
esos años, solamente era capaz de ver a Yoongi.
¿Y ahora qué? Las cosas habían cambiado un poco. Aunque, siendo
honesto, seguía prefiriendo admirar a Yoongi por sobre los demás. No era
que no disfrutara ver a Taehyung, pero... besarlo era definitivamente mucho
más placentero.
—¡Te voy a castrar!— gritó el castaño. Jungkook se acercó a la cama con
lentitud, procurando no hacer movimientos bruscos que pudiesen causar un
ataque inesperado hacia su persona—. Es la segunda vez que rompes las
reglas. ¿Sabes qué ocurre cuando alguien rompe las reglas? Va a prisión.
—No exageres, ton... Tae— se corrigió, al percatarse de la mirada
aniquiladora que amplió los ojos del contrario—. Si no te besaba, nuestra
fachada se habría visto comprometida y nuestros esfuerzos habrían sido en
vano. Fue por el bien de la comunidad.
Mintió, como un mentiroso sin escrúpulos que se aprovechaba de la
inocencia de un joven para su propio beneficio. ¿Comunidad? ¿Qué
comunidad? ¿Su déficit de autocontrol?
—Eres realmente un patán— dijo Taehyung haciendo un mohín. Jungkook
fue capaz de reconocer sus intentos de lucir intimidante. En cambio,
descubrió que sus expresiones le hacían ver un tanto tierno—. Cuando esto
termine, no quiero volver a verte en la vida ¿entendiste?
—¿Siempre eres así de gruñón con tus clientes?
—No, no. Sólo con los que me besan sin consentimiento e infringen las
normas de su contrato— soltó de golpe, su entonación pasiva-agresiva
dandole a entender a Jungkook que su muerte estaba a la vuelta de la
esquina. El pelinegro se aclaró la garganta con dificultad antes de volver a
hablar, esta vez en un tono arrepentido.
—Yo no... No lo volveré a hacer.
Esa ni tú te la crees.
—Joder— masculló Taehyung, sujetando el puente de su nariz,
abrumado—. Tal vez sólo debería renunciar.
—¿Por qué?— preguntó Jungkook con desconcierto. No pensó que el
castaño considerara aquello como una posibilidad; era precisamente su
miedo por ser despedido el motivo por el cual continuaba en esta farsa—.
¿No te agrada tu trabajo?
Taehyung rió con ironía, sacudiendo levemente la cabeza antes de inhalar
hondo y espetar:
—¡No me agradas tú, Jungkook!
El pelinegro parpadeó, procesando tardíamente las palabras del contrario y
sintiendo una sutil opresión en su pecho.
Oh... Bueno, eso era comprensible.
🔸🔸🔸🔸🔸
Desaparecí :0 y volví JSKSBSN dejé de escribir por un tiempo porque
me sentía mal, pero estos días me he sentido mejor! Así que eso es
bueno, supongo JSJDBD subo este capítulo para celebrar eL
COMEBACK DE LOS BEBÉSSSSS faltan pocas horas y estoy:
ansiosa. Espero que tengan unos maravillosos días ❤️❤️ Lamento
mucho la demora en la actualización :c y espero poder subir con +
frecuencia (aunque la universidad no me lo permite ggg). Lxs amo
❤️❤️❤️
honey
CAP 16

Partió por decir lo que debió haber dicho hacía mucho tiempo atrás.
—Lo siento.
Taehyung frunció el ceño, genuinamente confundido.
—¿Sientes qué? ¿El besarme la primera vez o el besarme la segunda vez?
Oh, ya sé— dijo con una sonrisa radiante e irónica—. Lamentas ser un
reverendo idiota que ataca bocas sin consentimiento.
Jungkook resopló, rodando los ojos. ¿Qué había esperado? Por supuesto
que pedir disculpas sería un trabajo complicado, sobre todo considerando
que era Taehyung. Se sentó sobre la cama, en una de las esquinas, e
inhaló profundo.
—Lo siento... por lo que te hice cuando íbamos en la escuela— continuó
serio. Sus ojos se enfocaron en Taehyung, quien tenía la expresión más
perpleja del mundo—. Hice muchas cosas de las que no me siento
orgulloso.
Hubo una pausa —probablemente Taehyung procesando la situación—
antes de que el castañito abriera su linda y besable boca para hablar.
—¿Estás disculpándote por lo que me hiciste?— susurró. Parecía perdido
y, cuando se hizo un poco para atrás, Jungkook supo que estaba
desconfiando de sus palabras. No podía juzgarlo. Para él también sería
difícil creerlo si estuviese en sus zapatos. Siendo un imbécil antes y
después, no ayudaba en su credibilidad, menos a ser alguien en quien
podías confiar.
Su voz salió suave. —Sí.
Taehyung tembló.
—No creí que...— Se cruzó de brazos—. Esto es... Sé que te exigí que me
pidieras perdón, pero no pensé que en realidad lo harías.
—Había tratado de hacerlo. Cuando fui a visitarte en la pizzería—
confesó—. Pero ya ves, eso salió muy mal. Y, honestamente, no tenía las
agallas para decírtelo.
Hubo unos segundos en los que guardaron silencio. Taehyung se relamió
los labios.
—Vaya... Siendo tan correcto y pidiendo disculpas con honestidad...—
Silbó—. Esas aguas termales realmente te fundieron el cerebro, Tucáncito.
Jungkook no pudo evitar reír. —Bobo, hablo en serio. Fui el mayor
hetero-imbécil de la galaxia, en la secundaria y cuando nos reencontramos
también. Te... traté como la mierda, te grité, te amenacé...
—Robaste la virginidad de mis labios— añadió Taehyung.
El pelinegro suspiró. La verdad de eso no me arrepiento.
—Mi punto es que fui un verdadero idiota que merece una buena patada en
las bolas. Lamento lo que te hice. Sé que no hay forma de volver al pasado
y enmendar las cosas— dijo culpable—. Si pudiera lo haría... No merecías
eso...
No merecías ser odiado por amar.
No merecías sufrir como sufrió ella.
—Por favor, Taehyung, ¿podrías perdonarme?— rogó. Y por un instante, en
el rostro del contrario pudo atisbar la sonrisa de su hermana. Una punzada
golpeó en su pecho—. Seré mejor... Te lo juro.
El castaño le miró dubitativo. Jungkook sabía que sus palabras jamás
llegarían a los oídos de la única chica que amó, jamás tuvo la oportunidad
de decírselo y se arrepentía hasta aquel día. No quería que más tarde se
arrepintiera de no haber arreglado las cosas con Taehyung.
"La vida se acaba tan rápido. Somos efímeros en un universo eterno. Ama,
perdona y pide perdón a aquellos que heriste en el pasado. No dejes que
tus errores te hundan al final."
—¿Realmente lo sientes?— murmuró Taehyung. Jungkook asintió,
deslizándose sobre el colchón para acercarse a él.
—Sí. No tienes idea cuánto. Sé que esto es increíblemente repentino y
entenderé si no quieres perdonarme... Pero necesitaba decírtelo.
Necesitaba intentar— Taehyung dobló sus piernas frente a su torso y las
abrazó, luciendo tremendamente vulnerable—. He logrado cambiar. Pero
siento que, el haberte visto de nuevo, revivió a ese idiota que solía ser en la
secundaria... Lo lamento.
El castañito inhaló hondo y evadió su mirada. —Bueno... esto es raro.
Siempre soñé con este momento, sólo que... no pensé que llegaría. Se
siente irreal.
—Es real— lo interrumpió Jungkook. Taehyung rió.
—Sí, puedo notarlo. En mis sueños llegabas montado en un caballo blanco
y me pedías matrimonio. Además te veías mucho más atractivo— mintió. El
pelinegro frunció el entrecejo—. Sin ofender.
Un suspiro. —Dios, eres tan molesto.
—¡Oye!— se quejó dándole un manotazo en el hombro—. ¡Creí que
estabas tratando de conseguir mi perdón! En ese caso, deberías decir "Oh,
bello y etéreo Taehyung, tan lindo y simpático, permíteme ser tu esclavo
para enmendar mis errores"— dijo fallando al tratar de imitar su voz.
—Yo no hablo así.
—¡No me corrijas!— lo regañó, haciéndolo reír. Jungkook con el cabello
húmedo y sonriendo, se veía bonito; lo que era frustrante, la verdad.
Taehyung sintió una cosa removiéndose en su estómago, y se obligó a
pensar que era una lombriz solitaria y no el que su cuerpo empezara a
reaccionar inconscientemente por Jungkook.
Eso estaba en el pasado ¿no?
El silencio los envolvió por un rato, minutos en los que Taehyung se dedicó
plenamente a reflexionar. No estaba enfadado. Su rencor se había ido
disipando lentamente a través de los días, desde que descubrió que
Jungkook ya no era tan desgraciado como lo era antes. Además, el que se
hubiera disculpado era un paso enorme que creyó que jamás existiría.
Has cambiado. Has cambiado bastante, y esta versión de ti... me está
haciendo perder la cabeza.
—Te perdono— dijo de repente. Los ojos de Jeon se ampliaron con
sorpresa y Taehyung sintió sus mejillas arder—. No te creas que esto es
sencillo. Pero, te perdono. Yo también he cometido errores. Supongo que
mi mini venganza no estuvo muy bien ¿eh? Lo de separar el trabajo de lo
personal realmente lo mandé a la mierda.
—Si te tranquiliza, me lo tenía bien merecido— respondió, causando que
los labios de Taehyung se curvaran en una sonrisa.
—Un poco. Si te soy honesto, la bofetada que te di, había querido dártela
desde hace mucho. Se sintió bastante bien.
—Ah, ya veo. Estamos diciendo verdades ahora— se burló. El castaño
soltó una risita adorable antes de bostezar, delatando sus irremediables
ganas de dormir—. ¿Cansado?
—Mm— Asintió—. El viaje y el estudio me tienen muerto. Mi teoría es que
la universidad quiere que no descansemos en lo absoluto.
Jungkook extendió un brazo y despeinó su cabello. —Duerme. Te
despertaré para almorzar.
—Aw, ¿no eres una ternura cuando quieres serlo, Kukencio?— El pelinegro
resopló—. Tomaré tu oferta. Una siesta suena bastante tentadora.
—Si sigues así, acabarás desmayándote algún día— dijo preocupado.
Taehyung gateó hacia el inicio de la cama mientras que Jungkook recogía
una almohada del piso—. Tu cuerpo no puede resistir si no te tomas un
descanso.
—Por eso, lo haré ahora— lo cortó, sin desear que dijera más. Le ponía
nervioso que Jungkook se preocupara tanto. Se recostó bajo las sábanas y
el pelinegro acomodó la almohada bajo su cabeza—. Gracias, doctor Jeon.
Usted es muy servicial.
—Bobo. Duerme, mientras voy a desempacar.
—Sí, su comandante— Obedeció, cerrando los ojos y escuchó a Jungkook
soltando otro resoplido. Era divertido fastidiarlo.
Estaba agotado, su cuerpo resentía el sobreesfuerzo. Sin embargo, era
difícil relajarse cuando su mente no paraba de reproducir lo que había
sucedido.
Jeon Jungkook le había dicho que lo sentía. Jeon Jungkook se arrepentía
de lo que le había hecho. ¿Quién lo diría? A Taehyung realmente le
agradaba el nuevo y verdadero Jeon Jungkook. Estaba feliz de que
hubieran resuelto las cosas. Ahora ambos estaban bien y en buenos
términos.
Bueno, casi. Tampoco podía dejar de pensar en esos incidentes. Le había
robado su primer y segundo beso, los que tenía destinados para alguien
especial. Patudo. Decidió olvidarlo, esa era la mejor opción que tenía. El
tercero, se aseguró. El tercero será el definitivo. Como dicen, la tercera es
la vencida. Sólo tengo que ser cuidadoso y procurar que se mantenga bien
alejadito de mí.
Debió adivinar que sus intenciones no servirían de nada.
🔸🔸🔸🔸🔸
STREAM BOY WITH LUV >:(
honey

CAP 17

Mientras Jungkook desempacaba, una voz suave empezó a resonar en sus


oídos. Frunció el entrecejo, revisando el dormitorio por si había un intruso o
la televisión estaba encendida, finalmente descubriendo que la fuente de
aquellos ruidos no era nada más y nada menos que Taehyung.
Reprimió una risa, acercándose al castaño, quien balbuceaba cosas
incoherentes y se removía en su lugar, atrayendo una almohada entre sus
brazos para abrazarla. Jungkook se dio una cachetada inmediatamente,
intentando sacarse de encima el pensamiento de que esa escena era
adorable.
Durmiendo es inofensivo, claro. Pero después me lanza almohadas y me
llama hetero-imbécil. Suspiró. Posó una mano sobre el rostro de Taehyung,
acariciando su piel, y se petrificó cuando el castaño se inclinó hacia su
toque.
Un estremecimiento lo golpeó de pronto, no obstante, no retiró su mano ni
cesó de observar al castaño apoyándose contra él. La imagen tornándose,
sin razón aparente, agradable para la vista.
—To...— murmuró Taehyung. Jungkook se acercó un poco más,
agudizando su audición para escucharle correctamente—. To... Tonto...
Su sexto sentido le decía que se estaba refiriendo a él.
—¿Mm?— sonrió con burla—. ¿Ahora sueñas conmigo?— susurró,
consciente de que el contrario no podría escucharle y menos responder.
Las pestañas de Taehyung revolotearon.
—Te odio— masculló, separando su mejilla de la palma de su mano y
hundiendo su cabeza en la almohada—. Tonto... Ladrón.
Soltó un ronquido y Jungkook rió entre dientes. Era tierno... Es decir,
objetivamente hablando. Se aclaró la garganta mientras daba un paso
hacia atrás, no pudiendo evitar que esa confusión familiar se asentara en
su pecho otra vez.
Ahora que habían resuelto sus problemas, ¿qué procedía? Era fácil actuar
detestable con Taehyung, gracias al rencor mutuo e implícito que se
transmitían entre ambos. Sin embargo, eso había desaparecido, ¿y qué
quedaba en su lugar?
No quería que las cosas se pusieran raras de un momento a otro. Le
empezaba a agradar el fastidioso sujeto que le llamaba por apodos
vergonzosos y se sonrojaba cuando los labios del pelinegro tocaban los
suyos. Las ganas de besarlo no tardaron en tomar el control, mas su
cabeza evocó rápidamente un sabio recordatorio.
"¡Te voy a castrar!". De acuerdo, las amenazas de Taehyung parecían
peligrosamente verídicas y él realmente apreciaba su aparato reproductor,
pese a no recibir mucha acción con éste. Estuvo cerca de resignarse, hasta
que una idea cruzó su mente.
Si lo besaba dormido, no había ningún daño ¿no? Taehyung nunca se
enteraría, logrando mantener su tercer beso libre —al menos a su
parecer—. Y además, Jungkook no se aprovecharía de ese beso. Sólo
sería un roce inofensivo, casi inexistente, no había de qué preocuparse.
Se inclinó lentamente sobre el castaño, sosteniéndose con un brazo a cada
costado de su cuerpo, y juntó sus bocas con suavidad, siendo cauteloso
para que el contrario no despertara. La sensación lo hizo suspirar.
Definitivamente, Taehyung debía de emitir alguna especie de droga por los
labios para que ese simple contacto le resultara tan embriagador y
placentero. ¿No era malo que fuese tan adictivo?
A sabiendas de que lo adecuado sería separarse tras unos cuantos
segundos, decidió mantener su boca un ratito más ahí. Después de todo,
¿cuántas otras oportunidades tendría? Esa noche probablemente
terminaría durmiendo en el piso, o en la bañera, demasiado lejos para
poder verificar sutilmente si el castaño se había rendido a Morfeo o no.
Aplicó un poco más de presión en el beso y optó por recurrir a la estrategia
de "contar hasta tres" para romper por fin la unión de labios. Sin embargo,
antes de que el último segundo llegara, algo golpeó su nuca.
Se apartó, abriendo los ojos y quedando medio aturdido por el bien
propinado golpe. ¿De dónde había salido eso?
—¡Violador de bocas!
Enfocó su mirada en Taehyung, quien se había incorporado velozmente en
la cama y ahora le veía con una expresión molesta y mejillas rojas por el
enojo, o la vergüenza, era difícil adivinar.
—Mierda— soltó Jungkook y huyó lejos cuando Taehyung levantó la
almohada en el aire—. ¡Perdón, creí que estabas dormido!
—¡Ya van tres!— se quejó el castaño. ¿Por qué tenía que pasarle esto a
él? ¡No merecía la violadora boca de Jungkook en lo absoluto! ¿Dónde
estaba su príncipe azul que supuestamente iba a rescatarlo? Esto es
injusto, pensó mientras pateaba a Jungkook en el trasero y él otro chillaba
rogándole que se detuviera. El mundo es cruel y despiadado y cuando
crees que serás feliz, viene un hetero-imbécil a aplicarte un Blanca Nieves
horrible. ¡Mis labios son triplemente impuros!
Desgraciadamente, su lucha se vio obligada a llegar a su fin, cuando unos
golpecitos en la puerta se escucharon y la voz de Jimin atravesó las
paredes.
—Esto no se termina aquí, Tucáncito— masculló, demasiado molesto para
darse de que inconscientemente había usado el apodo falso de Jungkook.
El pelinegro fingió temor, pero en realidad, no se arrepentía de nada, y
podía afirmar que si pudiera retroceder en el tiempo, habría hecho
exactamente lo mismo.
「。。。」
—¡Almuerzo!— canturreó Jimin dando pequeños saltitos hacia el comedor.
Yoongi resopló caminando detrás de él.
—¿No estás demasiado feliz para unas simples aguas termales?
—¡No! Porque estoy aquí... contigo— dijo volteándose a verle. Yoongi
evadió su mirada abruptamente, sintiendo cómo su cara comenzaba a
arder. Conmigo ¿eh?—. ¡Y con estos dos perdedores, por supuesto!—
añadió, señalando a su mejor amigo y a su novio falso (no tan falso en su
opinión).
Jungkook fue el primero en procesarlo. —¿Como que perdedor?
—Me hace muy feliz que estemos los tres juntos afuera en un fin de
semana— dijo ignorando la pregunta. Le dedicó una sonrisa radiante a
Taehyung antes de dirigirse a él y empezar a caminar a su lado, con sus
brazos entrelazados entre sí—. También me alegra que tú estés aquí.
¿Sabes? Me caes muy bien.
—Oh— titubeó, las palabras cayéndole peor de lo que pensó que lo harían.
Jimin era alguien tan bueno y dulce, encariñarse con él para luego
desaparecer de su vida, era un poco triste—. Tú también me caes muy
bien, Jimin.
—¡Jungkookie, tu novio acaba de decirme que me quiere más que a ti!
El mencionado les miró por sobre el hombro y esbozó una sonrisa. —¡No lo
creo!
—Jungkookie es muy engreído. ¿No te parece?— dijo el rubio en voz baja.
Taehyung rió—. Aunque en realidad mi Yoonie lo es un poquito también.
—Te escuché— dijo Yoongi sin molestarse en voltear. Jimin desenlazó su
brazo del de Taehyung para correr hacia su amado y abrazarlo por la
espalda.
—¡Yo te amo, Yoonie, no te enojes!
—¡Oye, que nos vas a hacer caer!
—Pero no quiero soltarte.
—Dios... Ya suéltame para poder tomarte la mano.
—¡Eres tan tierno que te podría comer a besitos, Yoonie!
La pareja continuó con sus muestras de afecto aún cuando iban ingresando
al comedor común. A Taehyung le parecía increíble que un par tan adorable
pudiera existir. Dirigió su atención a Jungkook para preguntarle qué iba a
comer, pero cuando se topó con su rostro, su expresión de dolor mientras
observaba a sus mejores amigos, le hizo retener la respiración.
Su boca se entreabrió. ¿Sería posible que...?
No tuvo suficiente tiempo para estudiar la reacción del pelinegro, ya que
ésta rápidamente se escondió detrás de una máscara, sonriendo y
buscando una mesa para sentarse. Jimin y Yoongi lo siguieron, Taehyung
pisándoles los talones. Cualquier signo de lo que aquella expresión hubiese
significado desvaneciéndose.
Tal vez sólo se lo había imaginado.
🔸🔸🔸🔸🔸
Tae bb estás tan cerca de adivinar lo que pasa pero tan lejos al mismo
tiempo ❤️ Espero que les haya gustado! Cada vez nos acercamos
más al último capítulo subido en la versión original :0 Muchas gracias
por leer! Lxs amo! ❤️❤️
honey

CAP 18

Mientras estaban almorzando en el comedor común del hostal, Taehyung


se dio cuenta.
Oye, se dijo a sí mismo, mientras comía otro bocado, ¿y el tercer beso por
qué fue?
De acuerdo, recapitulando, el violador bucal sentado a su lado, le había
robado sus tres primeros besos, lo que era simplemente una tragedia.
Quizá le estaba dando demasiada libertad sin castrarlo aún. Pero el punto
no era ese.
Razón del primero: "Dowoon".
Razón del segundo: "Jimin sospechaba de nosotros así que, te besé, para
eliminar cualquier sospecha." (Según Jungkook).
Razón del tercero: "Perdón, creí que estabas dormido." (???)
¿Era esa siquiera una excusa válida?
—Estás frunciendo el ceño otra vez— dijo Jungkook, sacándolo de su
meditación. Posó un dedo sobre su frente—. Arrugas.
Sin embargo, cuando retiró su índice, el entrecejo fruncido de Taehyung
seguía ahí, acentuándose con cada segundo que transcurría, la cabeza del
castaño sin poder llegar a una conclusión lógica.
¿Por qué me besó? ¿Acaso debo buscarlo en Yahoo Respuestas?
Era bastante extraño en realidad, considerando el pasado de Jungkook,
donde una de las primeras frases que le dirigió a Taehyung fue literalmente:
"No jodas. No soy gay" mientras su séquito homofóbico se reía en la
distancia.
Taehyung se rascó la sien. Bien, esto no le calzaba.
Quizá Jungkook había superado su homofobia debido a la relación de sus
mejores amigos, y ahora ni siquiera encontraba repulsiva la idea de un
beso homosexual. Eso tenía bastante sentido, en su opinión. No obstante,
todavía había un cierto vacío en cuanto al último incidente.
"Creí que estabas dormido". ¿Qué mierda significaba eso?
En la primera escena, habían estado rodeados por personas que creían
que estaban en una relación. Y en la segunda, Jimin estaba esperándolos
en el umbral de la puerta.
La última vez, habían estado a solas.
Cuando el contrato inició, Taehyung decidido asumir que Jungkook
teniendo novio —y no novia— era parte de su mentira y que en el fondo
seguía siendo el mismo heterosexual de siempre. ¿Pero qué tal si no?
¿Qué tal si en efecto había cambiado y se había dado cuenta de que le
gustaban los penes? Entonces... ¿Qué? ¿El tonto me besó porque le
atraigo?
Rió para sus adentros, desechando esa absurda teoría, y optó por
preguntarle después.
De seguro había una explicación racional y científica. No tenía de qué
preocuparse. Jungkook continuaría siendo un hetero-imbécil, el mundo
seguiría rotando, Taehyung encontraría su príncipe azul. ¡Todo estaría bien!
Estaba a punto de coger el tenedor de nuevo, cuando una mano apareció
de la nada y entrelazó sus dedos con los suyos. Parpadeó alzando la
mirada.
—¿Estás bien?— le preguntó Jungkook. Taehyung lo miró, miró sus
manos, y luego de vuelta a él—. Te ves distraído.
No. No. Los latidos de su corazón se aceleraron sin motivo alguno. No
estaba relacionado con el cosquilleo en su piel y menos con la confusión
mental a la que se estaba enfrentando. Dios, ya para de pensar en eso.
—Estoy bien— logró decir, esbozando una sonrisa. Jungkook asintió,
rompiendo el contacto entre ambos, y Taehyung se sintió aliviado de no
tener la mano de Jungkook sobre la suya... hasta que no lo hizo.
Tal vez el tema de si le gustaban o no los hombres, habría sido mucho más
fácil de conllevar, si no fuera por el comportamiento que había tenido en la
secundaria. Los insultos, las burlas, el desprecio que Jungkook había
canalizado hacia él por ser un homosexual.
Si no hubiera sido tan cruel con Taehyung por su sexualidad, sus teorías
tendrían más sentido.
Hasta que repentinamente, una ampolleta se encendió en su cabeza:
Amenos que hubiera una historia detrás de ello. ¿Qué tal si Jungkook se
había sentido así desde siempre y nunca se había atrevido a decirlo,
usando la homofobia como una máscara? ¿Qué tal si la familia Jeon y la
familia Kim no era tan diferentes como había creído?
¿Qué tal si los dos habían pasado por lo mismo?
—Bebé— Taehyung se sobresaltó, notando que se había ausentado
mentalmente de la mesa y que los demás habían estado llamándolo desde
hacía un rato. Se sonrojó al ver una sonrisa divertida en los labios del
pelinegro. ¿Por qué había reaccionado a ese apodo?—. Jimin propuso que
fuéramos a dar una vuelta. ¿Qué dices?
—Oh, yo... tengo que estudiar— se disculpó, sabiendo que era una excusa.
Podía hacerlo más tarde, pero tener a Jungkook muy cerca empezaba a
nublar el poco cerebro que tenía—. Vayan ustedes.
Jungkook pareció dudar, lo que lo preocupó, pero un instante después esa
preocupación se esfumó cuando el contrario le dio una sonrisa. —Bien. Nos
divertiremos por ti.
Cuando salieron del comedor común, Taehyung se despidió de ellos y se
dirigió al cuarto del hotel.
Cuando los vio alejándose por el pasillo, fue como tener una Epifanía.
¿Qué más da?, pensó abriendo la puerta y tirándose sobre la cama.
Jungkook y él iban a romper falsamente algún día, y luego cualquier lazo
posible entre ellos desaparecía por la eternidad. ¿Qué más daba si era gay,
hetero, zoofílico, pansexual, un unicornio o un pez? ¡A él no le importaba!
Podía ser lo que le diera la gana y a Taehyung no tendría por qué
incumbirle.
La puerta se abrió.
—De acuerdo— dijo Jungkook entrando a la habitación. Los ojos del
castaño se abrieron de golpe—. ¿Qué te pasa?
—¿Qué haces aquí?— dijo incorporándose y sentándose sobre el colchón.
El pelinegro ladeó la cabeza, luciendo inocente y confundido por la actitud
defensiva que adaptó Taehyung de repente.
—Estabas raro en el almuerzo. ¿Ocurrió algo?
—Yo... No tienes que hacer esto ¿sabes?— Le aclaró, obligándose a no
ilusionarse por el fingido interés del contrario. Después de todo, solamente
eran negocios—. No tienes que preocuparte, sé que no te importa...
Jungkoook le miró serio. —Me importa— replicó. Taehyung sintió
nuevamente esos latidos erráticos e incomprensibles antes de que el
pelinegro añadiera—. Me importas.
🔸🔸🔸🔸🔸
Jungkook: ¡Creí que estabas dormido!
Taehyung, buscando una explicación no homosexual:

JAJAJDBNFNSS bloquéenme.
Lxs amo mucho! Espero que tengan unos maravillosos días! Y recen
por mí porque ya nos acercamos al capítulo 25 y después voy a tener
que empezar a escribir nuevas ideas otra vez :^) Hasta pronto! ❤️
honey

CAP 19

Había que ser un idiota para creer que las palabras de Jungkook eran
sinceras. Importarle, pensó Taehyung con ironía, importarle cuando lo
desecharía tan pronto su objetivo del novio falso se cumpliera. Una voz
dentro de su cabeza le advertía que aceptar la preocupación del pelinegro
sería un grave error, que lo mejor que podía hacer era apartarse y cortar
cualquier lazo que los uniera fuera del ámbito profesional.
Un negocio, un contrato. Que estuvieran en relativamente buenos términos,
no significaba que pudieran traspasar la línea que dividía al cliente y al
empleado. Podía escuchar a Namjoon diciéndole que no cometiera una
estupidez impulsado por la curiosidad. Que Jungkook era y siempre sería
alguien de quien debía mantenerse alejado.
Pero esos ojos cafés habían sido su talón de Aquiles desde el primer día, y
sin darse cuenta, Taehyung se permitió a sí mismo confiar una vez más en
el hombre que había roto su corazón en el pasado, jurándose que eso no
volvería a ocurrir. Que era un error del que se arrepentía.
Sin saber que inevitablemente, Jungkook pisotearía su corazón de nuevo y
él no sería capaz de esconderse o huir.
—Jungkook— lo llamó en un hilo de voz. El pelinegro ladeó la cabeza con
curiosidad—. Tú... ¿Por qué me besaste cuando estaba dormido?
Podía sentir sus mejillas ardiendo. Tan sólo recordarlo le daba vergüenza.
Dios, él realmente debió haberlo castrado cuando tuvo la oportunidad. La
desfachatez del pelinegro superaba los límites y era su responsabilidad
como víctima detenerlo. Antes de que se volviera peor.
Taehyung fue engullido por el suspenso al notar que Jungkook se
ensimismaba en sus pensamientos y no se dignaba a otorgarle una
respuesta. ¿Y si decía algo que hería su orgullo? Tenía demasiado miedo
de ser humillado nuevamente por ese hetero-imbécil; quien por cierto
aparentemente ya no era tan hetero ni tan imbécil.
Los segundos transcurrían y el silencio no mejoraba la situación, menos las
conjeturas pesimistas que inundaban el cerebro del castaño. Se había
arriesgado haciendo esa clase de pregunta, cuando no tenía ni la menor
idea de si le gustaría saber la verdad. De cualquier forma, ¿cuál sería la
respuesta que le agradaría recibir? ¿Cuáles eran las opciones?
"Te besé porque me atraes". No le hagan reír. Ni en mil millones de años
eso ocurriría.
Jungkook jamás lo vería de esa manera.
Jamás.
—No sé— murmuró el pelinegro, encogiéndose de hombros. Taehyung
estaba a punto de golpearlo. Yo preocupándome y él dice que no sabe.
Cuando prosiguió—. Me gusta besarte. Se siente bien.
La respiración se atascó en su garganta tan pronto procesó las palabras.
¿Cómo? Se congeló, observando con incredulidad la expresión tímida
plasmada en el rostro de Jungkook. "Me gusta besarte". Tragó saliva,
recién percatándose de lo mucho que había abierto los ojos ante esa
declaración. ¿Pero cómo se atreve a decirme algo así? ¿Se ha vuelto loco?
Que le gusta besarme. Su corazón palpitaba con fuerza, golpeando una y
otra vez contra su pecho, en tal magnitud que los latidos retumbaban en
sus oídos. Está loco. Las aguas termales le fundieron el cerebro y ha
perdido la razón.
Vio a Jungkook morderse el labio inferior mientras posaba la mirada en su
boca. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del castaño, la frase de antes
quedando bien grabada en su memoria. "Se siente bien". Pese a su
usuales reacciones de molestia, en aquel momento no fue capaz de
reaccionar, sin moverse ni apartarlo a patadas cuando el pelinegro se
inclinó y sus narices se rozaron entre sí.
—Si me miras así, ¿cómo quieres que no me den ganas de besarte?—
susurró. A Taehyung le había comido la lengua el gato y, sin razón alguna,
medio aturdido por lo que estaba pasando, deseaba que Jungkook le
comiera la lengua también.
Eso está mal, se aseguró. Esto está tan, tan mal en tantos niveles, todos
los posibles niveles de mal y equivocado. Besar a Jungkook... No, el
simplemente querer besar a Jungkook era incorrecto y un error. Una
pesadilla con la que se odiaría al despertar.
Pero sus labios cosquilleaban. Y él no se hallaba dispuesto a despertar
aún.
Gracias a Dios, Jungkook pareció entender el mensaje, lanzándose sin que
Taehyung tuviera que rogarle en voz alta. Las bocas chocaron con
suavidad. Taehyung estaba muriéndose de los nervios por estar besando a
Jungkook completamente consciente, a voluntad propia y sin ninguna
excusa que pudiera usar para evadir la realidad.
¿Qué demonios haces, Kim?, se reprendió, suspirando cuando Jungkook
lamió su labio inferior y adentró la lengua a su boca, barriendo con
cualquier rastro de negación e inseguridad.
Mientras el pelinegro lo guiaba y lo consumía, el lado lógico de Taehyung
se reía con socarronería en la distancia. No había decidido iniciar esa
conversación para chuparle la boca a Jungkook. Lo había hecho para
comprender las razones detrás de su comportamiento en la secundaria,
para saber si había adivinado en cuanto a su sexualidad, para entenderlo y
expresarle que él lo hacía también.
¿En qué punto sus intenciones habían hecho ese giro inesperado?
—No— murmuró, cortando el contacto entre ambos. Un hilo de saliva unía
sus bocas y un sentimiento extraño se asentó en Taehyung cuando se dio
cuenta. Se habían besado. Con lengua—. Jungkook, eso fue...
—No te gustó.
—Jungkook, no se trata de eso— El mundo le daba vueltas. Jesusito, ¿qué
hice?—. Somos cliente y empleado. No podemos hacer eso. Está mal. Es...
Estaríamos confundiendo las cosas. No puede repetirse.
—¿Entonces te gustó?
—Eres una jodida molestia— suspiró con cansancio. Jungkook se inclinó
otra vez y Taehyung se sobresaltó, relajándose cuando lo único que el
pelinegro hizo fue juntar sus frentes.
—¿Estás enfadado?— dijo bajito. Taehyung no halló en sí mismo la
suficiente molestia como para decirle que sí y hacer una rabieta—. Perdón.
Hago cosas sin pensar.
Ni me lo digas. Taehyung se relamió los labios, buscando qué decir. Se
había dejado llevar en demasía. No estaba entre sus planes entregarle a
Jungkook todas sus primeras veces, pero al parecer su boca no entendía
eso.
Exhaló, repentinamente estando muy consciente de lo cerca que estaba el
cuerpo de Jungkook. Contó mentalmente hasta tres y habló.
—Te gusta besarme— dijo, intentando no temblar al decirlo—. Aunque sea
hombre.
—Sí.
Dudó un poco antes de continuar. —¿Entonces... te gustan los hombres?
—Eso creo— rió levemente, mostrando sus dientes de conejito—. ¿Tienes
curiosidad?
—Cuando íbamos a la escuela, creía que eres homofóbico— La expresión
de Jungkook decayó al oírlo—. ¿Qué cambió?
El pelinegro sacudió la cabeza, exhalando. —Es una larga historia.
La mirada de Jungkook era sombría y Taehyung sintió que se le apretaba el
pecho al pensar en que el pelinegro se había visto enfrentado a los mismos
prejuicios que el castaño sufrió cuando era más joven. Esbozó una sonrisa,
sin percatarse de que con ello esperaba reconfortar a Jungkook aunque
fuese un poco.
—Tenemos tiempo.
🔸🔸🔸🔸🔸
Había olvidado que se daban un besito :0 Lxs amo! Espero que les
haya gustado uwu ❤️❤️
honey

CAP 20

Ser alguien jodidamente cerrado emocionalmente, era una característica de


Jungkook que siempre había estado fuertemente arraigada a él. No era la
clase de persona que decía lo que pensaba ni cómo se sentía. Le costaba
admitir lo que tan al fondo de su mente ocultaba y que procuraba no
demostrar.
Jimin no había sido una excepción. Tampoco lo había sido Yoongi. Aunque
les conocía de toda la vida y sabía que no iban a juzgarlo, fue incapaz de
expresarles sus temores, su historia, el miedo que sentía por albergar
sentimientos incorrectos.
Taehyung era... una cosa rara y diferente, que se le metía bajo la piel y que
lo impulsaba a actuar sin pensar. Cuando abrió la boca para dar inicio a su
relato, se dio cuenta de que las palabras brotaban con una facilidad
aterradora y que no había planeado.
La historia empezaba de una manera no muy agradable, y que como
cualquier evento desafortunado, acabó en tragedia. Si hubiese tenido la
oportunidad de cambiar algo, probablemente hubiera sido aquella noticia.
—Los doctores han diagnosticado a tu hermana— dijo su madre—. Está
enferma. Y no tiene cura.
Recordaba la voz quebrada, los ojos cristalizados, los labios temblorosos.
Recordaba no haber podido procesar sus palabras, cada una de ellas
desvaneciéndose y haciéndose tan poco creíbles, que Jungkook llegó a
considerar que había sido un simple sueño. No fue hasta que pisó la
clínica, que su cerebro hizo click, y se derrumbó en lágrimas al ver a su
hermana en esa cama blanca y pulcra, por la que habían pasado cientos de
pacientes cuyos destinos habían pendido de un hilo, como lo hacía ahora el
destino de ella.
Los primeros meses fueron soportables. En su rostro y en su cuerpo
apenas había un atisbo de su enfermedad. Joy se fue de la clínica y
continuó sus clases, continuó con sus actividades usuales, como caminar
por el parque o jugar basquetbol con Jungkook en el patio trasero. Casi
podía sentir a su hermana regresando, podía sentir que mejoraba, que
nunca había estado enferma.
Pero lo estaba. Y cuando al año siguiente volvió a caer, en el corazón de
Jungkook apareció una grieta inamovible que empezaba a propagarse.
—¿Puedo verla?— preguntó Jungkook llegando a la clínica. Su madre
levantó la mirada, sentada en la sala de espera, y cruzada de brazos negó.
—Tendrás que esperar. Giselle está con ella.
—¿Giselle?
—Su supuesta amiga— Suspiró—. Ven acá, hijo, siéntate.
Tomó lugar en la silla de al lado, sintiéndose confundido cuando las manos
de su madre envolvieron las suyas y apretaron de una manera fraternal que
no era usual viniendo de ella. Se acomodó para verla de frente. Los ojos
oscuros y vacíos se fijaron en los suyos.
—¿Sabes lo que significa ser homosexual?
Frunció el ceño, sin comprender a qué se debía aquella pregunta. —Sí, lo
sé. Gustar de alguien del mismo sexo.
—Exacto, mi niño— Le dedicó una sonrisa, en la que Jungkook halló amor,
mas no sabía la crueldad que se ocultaba tras ésta—. Y sabes que eso es
incorrecto, ¿verdad?
La ignorancia de la juventud. El creer que su madre era la persona en la
que podía confiar. La mujer que conocía el mundo y lo veía de una manera
absoluta. La que lo sabía todo.
—¿Por qué es incorrecto?
—Es antinatural, cariño. Dios creó perfección, hombre y mujer. La
homosexualidad es ir contra la palabra de nuestro Señor. Es pecado, y el
pecado te llevará al infierno. Es por eso que no debes caer en la tentación
de Lucifer— le dijo acariciando sus nudillos con suavidad—. Tu hermana lo
hizo. Tu hermana se irá al infierno por su pecado. No quiero que te pase lo
mismo.
Había tanta preocupación en su voz. Tanto cariño que Jungkook nunca
había recibido antes. Le creyó hasta que el mensaje de su progenitora se
grabó en su memoria, irrevocable y claro. Sin saber que aunque el infierno
esperaba después de la muerte, los demonios existían en el mundo de los
vivos.
—¿Me entiendes, cariño?— Las caricias se detuvieron, el amor
disipándose.
Jungkook asintió.
No se atrevió a mencionarle el tema a su hermana, tampoco a hablar
acerca de Giselle. La muchacha la visitaba en la clínica de vez en cuando y
a través del vidrio, Jungkook podía verlas besándose, queriéndose en
pecado, arruinándose por la otra.
Cuando se dio cuenta de que le gustaba Yoongi, fue espantoso. Fue como
ver el universo derrumbándose. Ya bastante le costaba admitir que estaba
enamorado de su mejor amigo, un hombre, para que tuviese que
preocuparse además de lo que pensaría su madre si se enteraba.
Sus palabras seguían quemando en su pecho.
"Tu hermana se irá al infierno por su pecado. No quiero que te pase lo
mismo."
No puede saberlo.
Ni ella.
Ni nadie.
—Cuando viniste a la cancha de basquetbol ese día, a declararte— dijo
Jungkook con nostalgia, dolor tan pronto los ojos desamparados de
Taehyung surgieron entre sus recuerdos—. Entré en pánico. En todo lo que
podía pensar era en que si no te echaba a patadas como un homofóbico,
mi secreto saldría a la luz. Supongo que realmente soy un idiota, dentro y
fuera del closet.
Jungkook le miró, y Taehyung medio sonrió, comprensivo, queriendo
transmitirle que ya no le guardaba rencor por sus acciones; no era nada
con lo que no estuviera anteriormente familiarizado. El miedo paralizante, el
terror del qué dirán.
Buscaba las palabras adecuadas para tranquilizarlo, para decirle que su
madre estaba equivocada; sin embargo, el aire se atascó en sus pulmones
cuando procesó lo que acababa de decir.
Cuando viniste a la cancha de basquetbol ese día, a declararte.
—¿Y tú cómo sabías que iba a declararme?— inquirió desconcertado.
Jungkook esbozó una sonrisa engreída, esa que le habría robado el aliento
cuando tenía dieciséis, pero ya no más.
—Se te notaba. Eres transparente como el agua, bebé— Taehyung rodó los
ojos—. Como ahora, que sé que te mueres por que te bese de nuevo.
—¿No te estás desviando de tema?— se burló poniendo distancia entre
ambos. La mano de Jungkook se asió en torno a su muñeca y el castaño
soltó un ruidito lamentable cuando fue atraído al cuerpo contrario—.
Insolente.
—Sólo será uno.
—Y-Ya te he dicho que los besos están prohibidos.
—No te quejaste con el que te di antes— presumió. Taehyung lo empujó
cuando empezó a inclinarse hacia él—. ¿Me rechazas?
Una sonrisa divertida adornaba sus labios. Taehyung suspiró, una
combinación de cansancio y confusión, de tristeza por el pasado del
pelinegro y de alegría por saber que había confiado en él para decírselo.
Cuando iban en la escuela, había soñado con aquel momento. Siempre
había anhelado ser una persona importante para Jungkook, siempre había
querido besarlo, abrazarlo, tenerlo todo para él. De cierto modo, lo había
obtenido, tarde pero lo había hecho. Sólo que con una condición de por
medio.
Era temporal.
—Lo lamento— murmuró. Jungkook frunció el ceño, sin entender a qué se
refería—. Lo de tu hermana. Supe que murió... Lo lamento.
—¿Me estás dando el pésame?
—Creo que sí— Un nudo en su garganta lo oprimió—. Perder a alguien que
te importa, es horrible.
Por eso no puedes encariñarte.
—¿Vas a llorar?— dijo el pelinegro, sorprendido cuando Taehyung se talló
los ojos. El castaño rió a secas.
—No.
—¿No? Creo que eres muy llorón, bebé. Pero si te soy sincero, el
fallecimiento de mi hermana no me afectó como piensas. Creo que...
veníamos esperándolo ¿Sabes?
—¿No te sientes mal?— susurró apartando las manos de su cara.
Jungkook pudo atisbar los rastros de lágrimas en sus ojos y acunó su rostro
en sus manos, secando la humedad de sus pómulos.
¿Por qué mierda es tan adorable? No debería ser adorable. No debería
encontrar a Kim Taehyung tan jodidamente adorable.
—No. Así que no te preocupes— lo tranquilizó. El castaño asintió
esbozando una pequeña sonrisa y calidez recorrió su cuerpo.
Había aprendido que encariñarse con alguien que estaba destinado a
perder, era inútil... y doloroso. Era mejor mantenerse alejado para ahorrarse
un dolor innecesario, que al final terminaría en nada. Las personas se iban
sin detenerse, una despedida siendo lo único que dejaban atrás. Lo que a
ellos los unía, era falso y llegaría a su fin tarde o temprano.
Por eso no puedes encariñarte, se recordó. Porque se van y te dejan solo,
¿y luego quién secará tus lágrimas?
🔸🔸🔸🔸🔸
TaeTae ha sufrido mucho, pero no es tu culpa, Kookito u.u ❤️❤️
Espero que les haya gustado! Lxs amo mucho! Les deseo días muy
bonitos ❤️❤️ Hasta pronto!
honey
CAP 21

Habían muchas razones para no meterse a las aguas termales junto a un


Taehyung semidesnudo, sobre todo estando a solas. Para empezar, el niño
era una molestia, con labios besables que eran difíciles de rechazar y ojos
sinceros que se habían aguado de una manera adorable ante la historia de
Jungkook, luciendo vulnerable y dulce. Tierno, había pensado, y casi se da
una cachetada.
Era tan extraño. Tan confuso. Se había acostumbrado al Taehyung
fastidioso y burlón, ese que trataba de ocultar su inocencia con una
personalidad abrumadora. Pero esa faceta era nueva. El castaño
empatizaba bien y era más sensible de lo que aparentaba ser. ¿Cómo
lidiaba con eso?
Sabía que al contarle acerca de su pasado, inevitablemente una nueva
conexión entre ambos se formaría. Una fuerte al ser prácticamente basada
en confianza. Y no era necesario aclarar que eso era malo. No, era más
que malo. ¿Qué estaban haciendo? Besándose deliberadamente cuando le
estaba pagando a Taehyung para que fingiese ser su novio.
Estaban cruzando la línea, cientos de líneas, cometiendo un grave error del
que se arrepentirían más tarde, y eso no podía seguir así.
Pero a la vez, no podía dejar de querer besarlo.
Estás jodiendo con su cabeza, se aseguró, minutos después de secar los
indicios de lágrimas derramadas por los ojos de Taehyung. Se estaba
aprovechando. Los primeros besos tenían una explicación, ¿pero y los
otros? Ni siquiera podía excusar sus acciones diciéndole que tenía
sentimientos por él, porque amaba a Yoongi, y Taehyung era...
simplemente un desliz que dejaría en el olvido luego.
El castaño no merecía que jugasen de esa forma con él. Pese a las
terribles e incomprensibles ganas que tenía de atacarle la boca, sabía que
debía parar. Lo mejor era detenerse, apartarse un poco para no volver a
meter la pata.
Era lo más seguro, para los dos. Cortar por lo sano. Darle fin a lo que fuera
que estuviera ocurriendo. Era capaz de contenerse ¿no?
Lo era. O al menos eso creía. Sin embargo, era bastante complicado
escuchar a la voz de la razón cuando Taehyung estaba todo mojado y
sonrojado a pocos metros de él.
¿Acaso Dios estaba intentando probar su resistencia?
—Por fin— suspiró el castaño, hundiéndose en el agua con una sonrisa en
el rostro—. Creí que nunca podría venir.
Jungkook abrió la boca, la que para su desgracia no emitió sonido alguno
cuando su mirada se encontró con el cuerpo de Taehyung. Se mordió el
labio inferior, dirigiendo su atención hacia otra parte, cualquier cosa que no
estuviera tentándolo.
Ya había anochecido para cuando Taehyung dejó de estudiar. Jungkook se
ofreció a acompañarlo a las aguas termales, sin siquiera considerar las
consecuencias, y pensando que podrían utilizar ese tiempo libre para tratar
de llevarse mejor y demostrarle que los besos robados eran un tema
zanjado. Amigos, se había dicho con convicción, por más incómoda y rara
que se sintiera esa palabra para relacionarlos. Y en secreto, novios falsos.
Eso podía funcionar.
Aunque, por supuesto, en sus planes ciertamente no figuraba que las
aguas termales se hallaran vacías para esa hora. A solas, a oscuras...
¿Quién había insinuado que este viaje sería una buena idea?
—Gracias por pagarme la estadía, Tucáncito— dijo Taehyung, cortando el
silencio. El pelinegro medio asintió, demasiado ausente para reaccionar
con claridad, y el contrario le dedicó una mirada sospechosa—. ¿Te sientes
bien?
—No, sí— balbuceó, percatándose de que esa no era una respuesta
concreta. Sus manos estaban temblando y sus ojos intentando fijarse en
algo que no fuera la cara de ese niño—. Sí. Sólo... me duele un poco la
cabeza.
—Debilucho— bromeó Taehyung, esbozando una sonrisa traviesa que
Jungkook le quería quitar de los labios. Con sus labios, y quizá su lengua.
No contraatacó ante su mísero insulto, lo que aparentemente fue para
Taehyung una invitación a acercarse. Una invitación malentendida.
Tan pronto notó al castaño girándose y dirigiéndose hacia él a través del
agua, los latidos de su corazón se dispararon, volviéndose erráticos y
medianamente patéticos. Basta, se maldijo a sí mismo. Esto era malo. Si
hubiera sido cualquier otra persona en el universo, probablemente le habría
permitido a su deseo y egoísmo tomar el control, pero no se trataba de
cualquiera, sino de Taehyung.
Kim Taehyung, que era diferente a lo que conocía, tonto, ingenuo y
burlesco. Taehyung, a quien realmente no quería dañar, menos usar para
su propia satisfacción y después botarlo para volver a su enamoramiento
soso con Yoongi. Taehyung, quien... tenía una boca suave y deliciosa que
se movía con tal inseguridad que despertaba en él sensaciones
desconocidas.
No se inmutó, al menos no exteriormente, quedándose tieso como una
estatua mientras el castaño invadía su espacio personal. Se sentó a su
lado, lo que provocó que sus hombros se tocaran accidentalmente por un
instante. Un toque inadvertido por el castaño, mas no para Jungkook.
Para Jungkook fue el principio del infierno.
¿Qué mierda? Ahogó un gruñido de rabia cuando se halló a sí mismo
imaginando lo tersa que se sentiría la piel de Taehyung bajo sus manos.
Tienes que estar jodiéndome. No podía andar pensando en tales cosas, no
cuando lo que necesitaban era respetar las reglas y la línea invisible
dibujaba entre ambos.
Se reprendió mentalmente, convenciéndose de que sentarse junto a un
Taehyung semidesnudo era normal. Casual. Tras las prácticas de
basquetbol siempre veía a sus compañeros desnudos en la ducha. Un
cuerpo masculino y ajeno no era ninguna sorpresa.
Puedes manejarlo.
Puedes controlarte.
¿Podía?
Estaba divagando. Divagando hasta que su cerebro se llenó de escenas
que nunca habían sucedido y que se moría por que sucedieran. Su boca en
la de Taehyung, mordiendo, chupando y lamiendo, sacándole ruiditos
placenteros que lo calentarían más. Tocándolo por todas partes,
apoderándose de cada rincón de su cuerpo suave y tibio y dócil. Agarrando
sus piernas para envolverlas a su cintura, enterrando su cara en su cuello
para marcarlo, y después ellos...
Tragó pesado, dándose cuenta de que lo que deseaba de Taehyung era
más que simples besos. Estoy jodido. Estoy muy, muy jodido. Y cuando no
supo cómo lidiar con sus propios pensamientos, lo mejor que pudo hacer,
fue huir y apartarse antes de cometer un error.
—Me siento mal— Las palabras salieron por sí solas, sin siquiera alcanzar
a procesarlas. Se incorporó, sintiendo frío al hallarse a la intemperie—.
Regresaré al dormitorio.
Taehyung parecía confundido, mas no hizo preguntas. —De acuerdo. Yo
me quedaré un rato más aquí.
El pelinegro musitó algo en respuesta y se retiró, echándose la bata encima
y corriendo a tropezones a su cuarto de hotel. Las imágenes grabadas con
nitidez en su memoria. Sus clavículas, sus piernas, su mandíbula, su boca.
Le atraía. Dios, le atraía de una manera insana y... ¿Cómo no? Taehyung
entero era apetecible. Quería devorarlo. Dios, él de verdad quería...
Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando las dudas se
presentaron de repente. Sentirse de esa manera por alguien, no aminoraba
sus sentimientos por Yoongi ¿o sí? Lo amaba. Pese a lo confundido que se
sentía respecto a Taehyung, su amor por Yoongi permanecía igual de fuerte
que antes.
Kim es temporal, se tranquilizó, ingresando al baño y metiéndose a la
ducha. El agua golpeaba contra su espalda. Se irá pronto y ya no
significará nada. Sin daños, sin problemas, sin enredos, se aseguró,
cerrando los ojos y rodeando su miembro con su diestra. Un suspiro de
alivio abandonó su boca.
Y por primera vez no pensó en Yoongi.
🔸🔸🔸🔸🔸
( ͡° ͜ʖ ͡°) puedes estar en negación JK, pero tu mini Kookie sabe lo que
quiere u.u JSKDBDNDN espero que les haya gustado! Sus
comentarios me hacen muy feliz a pesar de que no sé cómo contestar
la mayoría uwu Lxs amo! Hasta pronto ❤️❤️❤️
honey

CAP 22

Jungkook había estado actuando raro. Bien, recapitulando, él desde el


principio había tenido una conducta extraña que a Taehyung le costaba
descifrar. No obstante, durante aquel día, ese nivel de rareza había ido en
aumento, alcanzando su peak cuando, tensado de hombros y con las
mejillas coloradas, el pelinegro se retiró dando una vaga excusa y dejando
a Taehyung muy confundido.
¿Lo estaba evadiendo?
Frunció el ceño, sosteniendo su mentón sobre la palma de su mano. Eso
no tenía sentido ¿o sí? Es decir, las cosas entre ambos iban marchando
relativamente bien. Claro, aún habían unos cuantos detalles difusos que
faltaban por aclarar, pero en su mayoría, no había razones para creer que
tenían problemas. Habían hecho las paces, Jungkook había confiado lo
suficiente en él como para relatarle su pasado... Demonios. ¿Acaso se
había perdido de algo?
Suspiró, resignándose a hablar con él más tarde. Quizá estaba
quemándose los sesos por nada y a Jungkook de verdad le había dolido la
cabeza. Se acomodó en su sitio, esbozando una leve sonrisa y decidiendo
que disfrutaría de las aguas termales, aunque fuese por un rato. Después
de todo, ¿cuándo volvería a tener la oportunidad de ir? Probablemente
nunca.
Su sonrisa decayó cuando se dio cuenta. Cierto. Jungkook y él no
regresarían a ese hotel, ellos romperían la falsa relación cuando se diera el
momento indicado. Y después tomarían caminos distintos, separados el
uno del otro. No tenían motivos para mantenerse en contacto.
Honestamente era mejor de esa manera. El que Jungkook tuviera tanto
poder sobre él, pese a los años que habían transcurrido desde la última vez
que se habían visto, le atemorizaba. Ya había caído por el pelinegro antes y
no quería que sucediera de nuevo. Tener el corazón roto no se sentía
bonito.
Como una mala broma, su mente evocó el recuerdo del último beso. Aquel
que le había robado el aliento y le tenía los labios cosquilleando. La voz de
Jungkook resonó dentro de su cabeza, torturándolo aún cuando se hallaba
a metros de distancia. "Si me miras así, ¿cómo quieres que no me den
ganas de besarte?".
—¡Hijo de su mamá!— lloriqueó, enterrando su rostro en las palmas de sus
manos—. Lo odio, lo voy a castrar mientras duerme. No. Voy a matarlo.
Cometeré homicidio a la mitad de la noche y haré que se vea como un
accidente para no acabar en prisión.
—Em— Taehyung levantó abruptamente la mirada al oír una voz
desconocida, recién percatándose de la presencia de alguien más—.
¿Debería llamar a la policía para advertirle de tu homicidio o... me matarás
primero?— preguntó el hombre, luciendo dubitativo entre irse o quedarse.
El castaño no reaccionó—. Porque si me vas a matar, preferiría que
tuvieras un mejor motivo, como venganza o algo así. Aunque no tengo
nada en contra del homicidio no premeditado.
Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios y Taehyung sintió que se le
venían todos los colores a la cara. Oh, Dios, lo había escuchado. Hablar
solo nunca había sido una buena cualidad suya, de hecho se esforzaba por
suprimirla, pero la frustración solía hacerla volver. Sólo que en esta
ocasión, no esperaba tener compañía.
Joder, maldijo para sus adentros, intentando tranquilizarse y fingir que no
era engullido por la vergüenza. Esto era seriamente mortificante. ¿Podía
hundirse en las aguas termales hasta morir por ahogamiento?
—Perdón— dijo el desconocido, dedicándole una sonrisa afable al notar
que el castaño no emitía palabra—. No quise entrometerme en tus asuntos.
Yo también hablo solo a veces ¿sabes? Aunque claro, nunca planeé un
asesinato. Es bastante admirable de tu parte. Yo de lo único que hablo es
de política o de perritos, así que puedes considerarme tu fan.
El rojo de sus mejillas continuaba ahí, mas no tanto la vergüenza, siendo
aplastada por la risa que amenazaba con brotar de su garganta. Quizás era
causa de los nervios. O quizás se debía a que el tipo era simplemente
demasiado agradable y cómodo. ¿Y gracioso? Un poco.
—No te preocupes— respondió Taehyung, hallándose a sí mismo
sonriendo involuntariamente—. Yo también hablo de perritos en voz alta.
—¿De veras? Woah— exclamó el desconocido, acabando por meterse en
el agua y nadando hacia él—. ¿Quién lo diría? Tengo tanto en común con
un asesino en potencia. Dime, ¿cuál es tu raza favorita?
Sinceramente se lo pensó. —Pomerania.
—No inventes— dijo asombrado, como si el dato fuera realmente
interesante. Taehyung se esforzó por dejar de sonreír, pero no pudo—.
Esos perros son tan lindos. Yo tenía uno y mi mamá decía que parecía un
hámster mutante.
—¿Y cómo se llamaba?
—Si te digo, te vas a reír— lo acusó y Taehyung soltó una suave carcajada
por la idea—. Todos se reían de mí cuando les decía el nombre. Era
horrible.
El castaño levantó una mano en el aire. —Te prometo que no me voy a reír.
—Mira, sé que te vas a reír, pero te lo diré igual— Hubo un corto silencio,
donde el desconocido parecía estar preparándose mentalmente para lo que
estaba a punto de decir. Y como si fuera una declaración de vida o muerte,
lo soltó de golpe—. Dog ninja.
Taehyung rompió en risas.
—¿Ves? Sabía que esto iba a pasar— jadeó el desconocido. El castaño
ocultó su gran sonrisa tras su mano, rogando para que ésta disminuyera,
mas las carcajadas tan sólo empeoraban cuando recordaba el nombre del
can.
—No puedo creer que lo hayas llamado Dog Ninja.
—En mi defensa, era un niño y creía que era un nombre cool. Lo peor de
todo, es que el nombre completo era Sir Christopher Dog Ninja, lo que
simplemente hace esto aún más vergonzoso para mí, no sé por qué te lo
dije.
Taehyung soltó una carcajada aún más fuerte y el desconocido le sonrió.
—¿Y?— dijo—. ¿Cómo te llamas?
El castaño apenas pudo recobrar el aliento. —Tae.
—¿Tae? Qué nombre tan corto. Sin apellido ni nada. Impresionante—
Taehyung se preguntaba qué clase de drogas consumía para decir tantas
tonterías en tan poco tiempo—. Puedes llamarme Min.
—¿Min?— repitió, para cerciorarse. El supuesto Min asintió—. Qué nombre
tan corto. Sin apellido ni nada. Impresionante— lo imitó.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Darle mi nombre entero a un asesino? No,
no, mi mamá crió a un niño listo— sentenció, antes de añadir:—. De
acuerdo, puede ser que me haya caído por las escaleras un par de veces,
pero eso no implica nada, TaeTae.
Una ola de nostalgia inundó su cuerpo cuando escuchó ese nombre.
"TaeTae". Sonrió, descubriendo que no le molestaba que el desconocido le
llamara así. Por el contrario, resultaba bastante agradable viniendo de él.
Sus ojos se hicieron pequeños debido a su sonrisa. —¿No, MinMin?
「。。。」
El reloj marcaba las 00:24. Y no había rastro de Taehyung.
¿Se habría ahogado en las aguas termales? No eran tan profundas, pero
era probable que hubiese ocurrido. ¿Estaría muerto? Se incorporó,
saliendo de la cama, y encendiendo la luz. Tendría que ir a buscarlo.
Amarró la bata alrededor de su cintura y salió del cuarto del hotel en
dirección a las aguas. Jungkook de verdad odiaba ser la niñera en esta
situación, pero era eso o irse a dormir con cientos de teorías en mente.
Quién sabía, tal vez Taehyung había sido acechado nuevamente por un
idiota como el de aquel bar. Era su responsabilidad protegerlo.
¿Lo es?, dijo su consciencia, apareciendo cuando menos la necesitaba.
Claro que era su responsabilidad. Como novio falso y cliente, necesitaba
cuidarlo y... esas cosas. Además, había concluido que ser amigos era la
mejor opción, y los amigos se cuidaban entre ellos ¿no?
Cruzó por el salón de juegos, viendo por el rabillo del ojo la mesa de tenis,
la cual estaba siendo usada por dos sujetos bastante gritones. Siguió
avanzando, y se detuvo cuando finalmente procesó la imagen.
Regresó en sus pasos, observando a Taehyung y a alguien que no conocía,
jugar tenis de mesa, entre risas fastidiosas y comentarios burlescos. Se
mantuvo ahí de pie, sin estar seguro de qué era lo que estaba burbujeando
en su interior.
El primer favor que Taehyung había "canjeado" fue "Ser su leal y fiel
Cupido". Aceptó —aunque no tenía más opciones—, porque era un pedido
fácil de cumplir. Sólo necesitaba darle un empujón, acompañarlo al bar para
que no estuviese solo, salvarlo de idiotas con complejo de violador.
¿Entonces por qué se sentía tan molesto?
—¡Já!— exclamó Taehyung, sonriendo victorioso por haber ganado la
partida. El desconocido se tiró de rodillas al suelo—. Me debes un helado,
MinMin.
Jungkook frunció el ceño. ¿MinMin? ¿Qué mierda? ¿Por qué ese perdedor
se ganaba un buen apodo y él seguía siendo Tucáncito?
Sabía que debía estar medianamente feliz por Taehyung. El chico quería un
novio, uno real, y para eso obviamente tendría que conocer gente, pasar
tiempo con esa gente, hablar con esa gente. Y ahora lo estaba haciendo.
Charlando y jugando cómodamente con alguien mientras Jungkook lo
había estado esperando como un imbécil en su habitación. Dios, él
realmente estaba enfadado sin tener el derecho de estarlo.
Inhaló hondo y calmó sus chakras, o lo que fuera que estuviera sacándolo
de sus casillas. Optó por irse a dormir, en observación de que parecía ser
lo más sensato. No podía esperar a Taehyung toda la noche ¿o sí?
El desconocido se levantó y enfrentó al castaño, parándose demasiado
cerca para su gusto.
—¿Podemos hacerlo de nuevo?
—No, no. ¡Yo gané! ¡Quiero mi helado!
—Bien, si tú ganas, te compro dos helados. Pero si yo gano, tendrás que
decirme cuál era el nombre de tu primera mascota.
Jungkook pensó que rechazaría la oferta y se excusaría para retornar a la
habitación; considerando lo tarde que era, su retirada habría sido
comprensible. Sin embargo, su expresión desafiante indicaba que, por lo
contrario a lo que esperaba, estaba peligrosamente tentado por aceptar la
idea, drenando todo rastro de calma del pelinegro cuando Taehyung
pareció sopesarla. Tiene que ser una broma.
—¿Qué dices? ¿Vamos por otra ronda, TaeTae?— propuso el desconocido
con descaro. Jungkook hizo tronar su cuello, mientras sus piernas
empezaban a moverse por cuenta propia.
Sobre mi cadáver, "MinMin".
🔸🔸🔸🔸🔸
Lo subí accidentalmente antes pero oficialmente este capítulo está
listo y fuera del horno u.u espero que les haya gustado! MinMin
(Minho) hace su aparición y no por última vez ggg. Lxs amo mucho!
Hasta pronto! ❤️❤️❤️
honey

CAP 23

Cuando Taehyung sintió un brazo fuerte atrapando su cintura, debió


suponer que las cosas acabarían mal.
MinMin era agradable, gracioso y amaba hablar. De hecho, realmente
amaba hablar, demasiado. Estaba seguro de que conocía mejor a MinMin
de lo que se conocía a sí mismo y extrañamente no le molestaba. Cuando
las personas parloteaban más de la cuenta, tendía a ponerse tedioso. Sin
embargo, MinMin parecía ser la gran excepción, relatando cada historia y
cada dato tan animadamente que lo único que podía hacer Taehyung era
desear escuchar más.
Normalmente no era del tipo extrovertido. No hacía conversación casual
con desconocidos y tampoco discutía acerca de razas de perro para
romper la tensión. Razón por la cual, la situación se le hacía aún más
extraña. Porque con MinMin era tan fácil dejarse llevar, era tan fácil
acceder. Cuando le propuso jugar tenis de mesa, estuvo a poco de
declinarlo, presintiendo que Jungkook estaría esperando por él en el
dormitorio y se preocuparía con su demora. Pero luego le apostó un
helado, y Taehyung sin siquiera notarlo, se hallaba gritando y riendo
mientras golpeaba una pelota hacia el otro extremo esperando ganar.
Era verdaderamente curioso el que le cayera tan bien, considerando el
corto lapso que llevaban de conocerse. Mas no iba a pensárselo a fondo. El
chico era un encanto y quería disfrutar de su compañía. Ni siquiera se
refería al ámbito amoroso. MinMin tenía novia y él no era un rompehogares,
menos un idiota que creía poder transformar a un heterosexual. Por lo que,
aunque le había gustado y causado interés, rendirse resultó fácil. Ser
amigos sonaba perfecto.
La noche marchaba bien. Taehyung se divertía, sintiendo cómo el estrés
causado por la universidad abandonaba su cuerpo paulatinamente. No
podía estar más agradecido con MinMin por distraerlo de sus estudios,
aunque fuese por unos breves momentos, mas haciéndole pasar un buen
rato.
El agarre sorpresivo en su cintura fue suficiente para sacudirlo, y por
supuesto, para confirmar lo que había estado presintiendo.
Jungkook estaba comportándose de una manera jodidamente rara.
—Hola, bebé— Taehyung no alcanzó a apartarse, cuando la boca de
Jungkook se estrelló contra la comisura de sus labios. Cada movimiento
apestando a posesividad—. Te estabas tardando en llegar a nuestra
habitación así que decidí venir a buscarte.
El pelinegro esbozó una sonrisa adorable, que honestamente habría hecho
a su corazón latir con fuerza, si no fuera por la inflexión en su voz al decir
aquella precisa palabra: nuestra.
Lo entendía. Las apariencias engañaban, probablemente había parecido
que Taehyung estaba coqueteando con MinMin, lo que era inaceptable en
el ambiente profesional. Él había ido al hotel como el supuesto novio de
Jungkook y ese era el meollo del asunto. Buscar pareja cuando estaba
trabajando, podía significarle un despido.
Lo que no entendía, sin embargo, era por qué demonios Jungkook estaba
recurriendo a la táctica de "mear encima para marcar territorio" cuando
podían hablarlo en privado, sin la necesidad de actuar como un estúpido
cavernícola.
—Mucho gusto— habló MinMin, interrumpiendo el silencio generado entre
ambos. Los ojos de Jungkook se despegaron del rostro de Taehyung y
fueron a parar al tercero, quien sonreía y extendía una mano en su
dirección—. Choi Minho.
—Jeon Jungkook— se presentó el pelinegro, estrechando manos con el
sujeto. Taehyung quería esconderse debajo de una piedra. ¿Por qué esto
era tan malditamente incómodo?
—Tú has de ser el novio de TaeTae.
Taehyung podía jurar escuchar el sonido de los dientes de Jungkook
rechinando.
—Lo soy. ¿Y tú eres?
—Un amigo— dijo MinMin, sin dar más detalles. Se volvió hacia Taehyung
y su sonrisa por fin se hizo sincera—. El tiempo pasa rápido ¿no? Creo
que... yo también debería regresar a mi habitación.
Taehyung asintió débilmente, mordiéndose la lengua. Él quería que se
quedara un poquito más. —¿Te veré luego?
—Por supuesto que sí. Aún me debes la revancha, TaeTae.
Se volteó, no sin antes guiñarle un ojo de manera juguetona. Desde su
perspectiva, fue un gesto común, sin embargo, pudo sentir en el agarre
firme de Jungkook, que para él no significó lo mismo.
Para cuando Minho ya se encontraba lo suficientemente lejos como para
escucharlos, Taehyung giró su cuerpo y se zafó del brazo del pelinegro
para enfrentarlo. Pudo percibir el sutil movimiento de su manzana de Adán;
y el que estuviera evitando su mirada, sólo lo hacía aún más obvio.
—¿Qué demonios fue eso?
Estaba enfadado. Mucho. La conducta infantil y cavernícola de Jungkook
probablemente había causado que Minho se sintiera incómodo, y el chico
no lo merecía. Había sido muy amable y muy dulce para ser tratado así. El
que Jungkook hubiera llegado a interrumpir, prácticamente para echarlo, no
había precisamente mejorado la situación.
Su respuesta fue predecible. —No puedes andar buscando pareja cuando
estás aquí como mi novio.
—No, eso sí lo sé— espetó—. Lo que quiero saber es por qué reaccionaste
de la forma en que lo hiciste. Estoy bastante consciente de que vine aquí
por trabajo. Yo no estaba coqueteando con MinMin, él no estaba
coqueteando conmigo. Maldita sea, Jungkook, él tiene novia. ¿A qué vino
tu jodida actitud?
—¿Y si Yoongi te hubiera visto?— bramó. Taehyung dio un paso hacia
atrás. ¿Había tocado una fibra sensible?—. O Jimin— dijo más calmado—.
Cualquiera de los dos. ¿Qué crees que pensarían si te ven aquí, a las doce
de la noche, con un tipo que no es tu novio?
Taehyung no contestó, no de inmediato. Sabía que Jungkook tenía un buen
punto. Todo lo el novio falso se basaba en apariencias, en las expectativas
que tenían los demás en la relación, y si no las cumplía ¿cuál era el
objetivo en mentir? Su trabajo era fingir correctamente y, tras la rápida
introspección realizada, fue fácil darse cuenta de que acababa de cometer
un error. Era una lástima, considerando que odiaba fallar.
Sin embargo, a veces lo que odiaba más, era admitir que había fallado.
—Jódete— El insulto se escapó de su boca antes de que pudiera retenerlo.
Dios, ¿Qué mierda era tener filtro?—. Dormirás en la puta bañera,
Tucáncito.
Se retiró pasando por su lado, chocando el hombro con el suyo adrede, y
se dirigió en silencio a la habitación del hotel. Escuchó a Jungkook gruñir
por lo bajo antes de empezar a seguirlo. No intercambiaron palabra hasta
llegar. Y cuando lo hicieron, fue solamente para decirse las buenas noches.
Taehyung le dio a Jungkook una almohada y una manta, y lo empujó al
baño sin dudarlo ni por un segundo.
「。。。」
A las dos de la madrugada, su espalda dolía.
Bueno, jadeó, acomodándose como podía en aquel espacio reducido, una
bañera no es exactamente el mejor colchón que podría tener. Cerró los
ojos de nuevo, respirando hondo para reconciliar el sueño, mas fue
incapaz.
Esto me pasa por montar una escena.
Sabía que sus argumentos habían sido válidos; si Jimin o Yoongi hubieran
visto a Taehyung con el tal Choi, definitivamente habrían sospechado que
algo iba mal. Sin embargo, también sabía que esa no había sido la
verdadera razón de por qué había actuado de esa manera.
Lo cierto, es que ni siquiera el mismísimo Jungkook tenía idea. Había
reaccionado casi innatamente. Con la cabeza fría, era fácil darse cuenta de
que la manera de resolver las cosas pudo haber sido otra completamente
diferente. Pero en aquel momento, separar a Taehyung y alejarlo de Minho,
era lo único que importaba. ¿Había metido la pata? Quizás. Es sólo que...
verlos muy cerca le había molestado.
Frunció el entrecejo, una voz burlona retumbando en sus oídos. Celos.
¿Celos? No eran celos. No tenía sentido que fueran celos. Para que
sintiera celos, en primer lugar, debería haber un grado de atracción, y
definitivamente no lo había.
De acuerdo, tal vez era muy hipócrita de su parte decir eso considerando
que acababa de masturbarse pensando en el chico. Pero en su defensa, su
cabeza de abajo tomaba el control en los momentos menos indicados.
Jungkook estaba decidido a que fueran amigos; tocarse con Taehyung en
la mente, había sido un... un accidente.
Sí. Eso. Un accidente.
No le gustaba. Sólo le gustaba su boca. Y en las aguas termales, había
descubierto que le gustaba su cuerpo. No era la gran cosa. Jungkook
amaba demasiado a Yoongi para dudar por alguien más.
Se acabaría pronto; se aseguró, buscando calma en sus propias palabras.
Intentando olvidar la sonrisa de Taehyung, sintiendo cómo su interior se
convertía en un revoltijo de emociones incomprensibles y desconocidas de
las que necesitaba deshacerse. Ellos y su relación... terminaría pronto.
Pronto.
🔸🔸🔸🔸🔸
Yo, escribiendo la primera versión de este capítulo:
"Mucho gusto. Choi Minho"
"Mucho gusto. Yo choi Jungkook :v"
JAAJAJAJKAAN perdón me fui alv
Espero que les haya gustado! ❤️❤️❤️ Que tengan días muy bonitos
❤️ Lxs amo, mis bbs❤️❤️
honey

CAP 24

Su intención original había sido dormir pacíficamente en la gran cama


sabiendo que Jungkook dormía en la bañera, como se lo merecía —por ser
un idiota-asusta-Minhos—. Sin embargo, tan pronto cerró los ojos y cayó
dormido, los sueños extraños vinieron.
El primero era doloroso. Jungkook, con su equipo de baloncesto,
insultándolo y empujándolo en los pasillos infinitos que unían las aulas de
la escuela. Por un tiempo, años atrás, tuvo esa clase de pesadillas, que lo
atormentaban hasta que a la mañana siguiente despertaría con ojeras y
con el corazón alterado, temiendo por que la nueva mas repetida
experiencia sucediera de nuevo.
Esta vez el final distó un poco del final usual.
Era Jungkook pubescente, brazos carentes de músculos y una mandíbula
no acentuada. Sonreía a una madre que le juraba el cielo y las estrellas, y
que luego pisoteaba su alma con cada palabra de odio que escupía:
Pecador.
Taehyung reconocía aquel sentimiento, lo hacía muy bien. Su madre y la de
Jungkook eran muy similares cuando se abordaba el tema de la
homosexualidad. Debió haber previsto que la familia del pelinegro no sería
tan diferente de la suya. Después de todo, padres conservadores y
cerrados de mente habían en todas partes. No era precisamente una
sorpresa.
El segundo sueño fue peor. Era él, siendo descubierto por Jimin y Yoongi,
perdiendo su trabajo en el proceso, y por supuesto, perdiendo a Jungkook
también. Era absurdo vincular el fracaso de la farsa con la pérdida de
Jungkook, pues a fin de cuentas, lo acabaría perdiendo de una forma u
otra, con o sin éxito en su actuación de novio. Era una pena tener que
separarse, mas probablemente era lo mejor que podía ocurrir.
El tercer sueño y el último, fue confuso. Era Jungkook —¿Otra vez? Sí.
Quizá era la culpa engulléndolo— y estaba viejo. Realmente viejo. Arrugas,
canas, una barbilla desaliñada por la rasposa barba, una sonrisa cansada
pero amorosa, y sus ojos... sus ojos eran igual de cafés, igual de bonitos,
continuaban siendo su talón de Aquiles pese a la edad.
Lo raro y aterrador de aquello, era que Taehyung no era Taehyung. Aunque
era desde su perspectiva, el cuerpo en el que se hallaba no era el suyo.
Era como estar en el cerebro de alguien más, sin ser partícipe de la
situación, pero observando cada segundo de ella. Presenció la dulzura en
la expresión de Jungkook, la sonrisa tierna, la mirada amorosa. Taehyung
deseaba saber quién era la persona que provocaba eso en él. Sin
embargo, Taehyung estaba encerrado dentro de esa persona, por lo que no
pudo verla.
A las dos de la madrugada despertó, inquieto y desesperadamente
aferrándose a la almohada, con brazos y piernas. Estaba cansado. Su
cuerpo pesado. Asumió que los sueños extraños continuarían si no
arreglaba las cosas con Jungkook esa misma madrugada. De seguro que
el echarlo a descansar a la bañera, estaba causando que la culpa lo
carcomiera por dentro. Necesitaba resolver el problema entre ambos, antes
de terminar con insomnio.
Se levantó de la cama y arrastró sus pies hasta el umbral del cuarto de
baño. Abrió la puerta y asomó su cabeza por la rendija, indeciso aún.
Decidió que preguntar de golpe sería una táctica adecuada, eso evitaría
darle tiempo para arrepentirse, y podrían charlar.
—Jungkook. ¿Estás despierto?
Un ruido, parecido a un choque. Hubo un quejido por parte del pelinegro y
luego la cortina de la bañera se abrió, los dos pares de ojos encontrándose
en la penumbra, brillantes en la oscuridad.
—¿Tú qué crees?
Taehyung dudó un instante antes de acercarse a él.
—Quería hablar— susurró. Se sentó a un lado de la bañera, sobre el suelo
—más bien una alfombra—, quedando al mismo nivel de altura que
Jungkook. El pelinegro frunció el entrecejo, luciendo relativamente
somnoliento desde esa distancia.
—¿Hablar?
El castaño asintió. —Sí.
¿Habría sido demasiado directo? Tal vez. No se especializaba en
conversaciones con hetero-imbéciles —que ya no eran hetero... pero sí un
poco imbéciles—. Taehyung no estaba muy seguro de si debía disculparse
por lo de Minho o si debía exigirle a Jungkook que se disculpara por lo de
Minho. En cualquier caso, alguno de ellos salía con vida y como un
reverendo idiota. ¿Entonces? ¿Qué? ¿Iban a juicio?
—¿En plena madrugada?— dijo Jungkook, para después bostezar. Se
rascó la nuca—. ¿No podemos hablar mañana?
—Es que... Yo— Titubeó, los nervios eran ridículos para ese entonces—.
Quería pedirte perdón.
Atisbó el cambio en la expresión del pelinegro, y supuso que tendría unas
cuantas palabras que decir en respuesta. Taehyung prefirió interrumpirlo
para no darle aquella opción.
—Lo que hice estuvo mal— comenzó—. Las apariencias son importantes.
Si Yoongi o Jimin me hubieran visto con Minho, posiblemente no se lo
habrían tomado de la mejor manera. Así que, lo siento. Procuraré que no
vuelva a suceder.
Concluyó, sintiéndose satisfecho con sus disculpas, hasta que luego
Jungkook hizo una mueca deforme y desagradada que lo descolocó. Por
alguna razón había esperado una reacción distinta.
—¿Qué? ¿Ahora serás un novio obediente?— dijo el pelinegro, un deje de
sarcasmo en su tono de voz. Taehyung rodó los ojos, reprimiendo una
sonrisa—. Porque si es así, te ordeno que dejes de llamarme Tucáncito.
Resopló. —El apodo te queda bien.
—Claro. Quizá fui un tucán mi vida pasada— rió liviano, haciendo una
pausa antes de proseguir—. No tienes que hacerlo ¿sabes?
—¿Qué?— sonrió. —¿Llamarte Tucáncito?.
—No... Me refiero a lo de Minho— La sonrisa de Taehyung se desvaneció
en un parpadeo—. No tienes que alejarte de él. Sé que te agradó. Yo soy el
que cometió el error aquí, reaccionando tan exageradamente, así que, lo
lamento.
Taehyung tragó saliva y afirmó sus codos sobre el borde de la bañera. —Es
raro verte actuar tan maduro en un sólo día.
—¿Sorprendente?
—Demasiado.
Jungkook soltó una risita cansada, enviando descargas eléctricas por todo
su cuerpo. —Eso es bueno, supongo.
—Sí— Asintió Taehyung, esbozando una tenue sonrisa—. Lo es.
¿Lo era?
¿Era necesario aclarar lo aterrador que era sentirse tan cercano a
Jungkook dentro de un periodo tan corto de tiempo? No era el mismo
adolescente idiota de antes, que se enamoró ingenuamente de una
persona que creía conocer, mas no lo hacía en lo absoluto. Ahora
Taehyung era capaz de darse cuenta de sus errores, de mejorar, de no caer
nuevamente en una trampa que destrozó su corazón inocente en un solo
chasquido.
Por lo que confió, en que su madurez no le permitiría errar como lo había
hecho, en que haber crecido había cambiado las cosas.
Se confió, sin siquiera saber que en aquel preciso momento, ya estaba
cayendo en picada.
「。。。」
Dormir con Taehyung era un infierno. Pero debió haber adivinado que lo
sería, sobre todo considerando los latidos erráticos contra su pecho cuando
el castaño le dijo:
—Ven a la cama.
El doble sentido existía, era mundial, una ley universal reconocida y
utilizada, mas Taehyung se mantuvo impasible, inalterable pese a las
palabras dichas. Lo único que logró con eso fue empeorar su situación,
porque mientras Taehyung adorablemente le pedía que no durmiera en la
bañera, Jungkook era un depravado que pensaba en insinuaciones
provocativas en lugar de propuestas amistosas.
Ir a la cama. Se levantó de la bañera y se auto-convenció de que los
pensamientos impuros se debían a su estado eterno de virgen sin
experiencia, y que no estaban relacionados —para nada— en el hecho de
que quisiera besar a Taehyung otra vez. Eso había quedado en el pasado.
Los Taehyung son amigos. No comida... Aunque se vea terriblemente
apetecible.
—¿Qué lado de la cama quieres?— dijo el castaño, despeinando su propia
cabellera. Jungkook señaló el costado derecho del catre.
—Este está bien.
Las sábanas estaban completamente desechas, por lo que fue complicado
calcular la porción de colchón que había usado Taehyung anteriormente.
No obstante, tan pronto Jungkook se acostó en su respectiva parte, lo
supo.
Podía sentir su jodido calor corporal a través de la tela.
Volteó, preguntándose si Taehyung había notado la expresión rara en su
rostro, pero el castaño ya estaba dormido, sus labios abultados y su
respiración tranquila, como un bebé. Jungkook suspiró, optando por
dormirse y abandonar cualquier idea extraña que su cabeza estaba
comenzando a formular.
El primer detalle del que se percató aquella noche, y del que ya tenía
conocimiento, fue que Taehyung hablaba entre sueños.
—MinMin... Dame el helado...— balbuceó. Jungkook frunció el entrecejo,
resentido. Ya veo, encuentra a alguien mejor y me reemplaza—. Mi helado,
MinMin.
El pelinegro bufó, rodando los ojos, y se giró para ver a Taehyung de frente.
La poca luz que ingresaba entre las cortinas abiertas, lo iluminaba lo
suficiente para ser visible en la oscuridad de la habitación.
—¿Por qué te importa el tal Minho?— susurró molesto, renuente a darle
crédito a los celos crecientes en su interior—. Si me tienes a mí.
Taehyung se removió en la cama, asustándolo, mas el castaño siguió
durmiendo, la voz baja de Jungkook sin lograr interrumpirlo. Dormido era
bonito, analizó, demasiado. Lo que era realmente frustrante, en
observación de que estaba intentando abstenerse de tocarlo y de
adueñarse de esa boca. Su fuerza de voluntad era impresionante.
—Nuggets...— Taehyung roncó, acercándose al cuerpo de Jungkook
inconscientemente. El pelinegro se tensó al sentir los pies desnudos de
Taehyung rozando los suyos—. Mis nuggets, señor...
—No hay nuggets aquí, tonto.
Taehyung frunció el ceño, haciendo un puchero. —Pero... mis nuggets...
Lo siguiente de lo que se enteró esa noche, fue que Taehyung era un
abrazador.
—Mm— se quejó levantando un brazo y ciñéndolo a su cintura. La
respiración de Jungkook se atascó en su garganta—. Más...
—Oye, no, menos— murmuró tratando de apartar al contrario. La pierna de
Taehyung se enroscó con la suya. Maldita sea.
Inhaló hondo, buscando la paz interior, el autocontrol y esa clase de cosas
que perdía cuando Taehyung invadía su espacio personal. Cerró los ojos,
dispuesto a rendirse a Morfeo antes que rendirse a Taehyung, y su meta
fue casi un éxito, si no hubiera sido por unos labios suaves que acariciaron
su cuello.
—Mierda— jadeó, empujando al castaño aún dormido. —¿Por qué eres tan
peligroso?— lo reprendió.
Pese a sus fuertes e insistentes intentos de alejar al castaño, para
descansar separados, Taehyung se negó —entre sueños—, hablando de
nuggets y helados, apretándose más a él, y por supuesto, haciéndole
perder la cabeza.
Cuando despertó, no pudo recordar el momento exacto en el que se quedó
dormido, pero sí fue capaz de reconocer las piernas y los brazos que lo
envolvían como un peluche de felpa. El reloj marcaba las nueve de la
mañana.
Levantar a Taehyung fue difícil, mas no imposible. El dormilón desayunó y
se dirigió al bus en un estado zombie, muy similar al aspecto que Jungkook
adquiría en época de exámenes. No habló mucho, limitándose a caminar
lentamente y a cerrar los ojos cada vez que podía. Jungkook supuso que
era debido al sueño que se olvidó de Minho, por lo que prefirió no
mencionárselo. Un problema menos, supuso; el chico no le agradaba.
Para su desgracia, Choi Minho tenía una muy buena memoria y, en contra
de las expectativas de Jungkook, no se olvidó en lo absoluto de Kim
Taehyung, ni de él ni de lo que su encantadora sonrisa le hizo sentir.
🔸🔸🔸🔸🔸
:0 queda un capítulo más y luego: historia nueva! ❤️ Estoy tan
emocionada por que lean lo que se viene TT Espero que les guste! Lxs
amo mucho ❤️❤️
honey
CAP 25

Namjoon estaba preocupado. Muy preocupado.


Taehyung era la persona más mimada que había conocido, sin exagerar. Lo
contrató porque notó lo mucho que le había interesado el proyecto y pensó
que sería uno de sus empleados más dedicados.
No lo era.
Rechazaba a los clientes que quería y los botaba cuando quería. Él había
sido el principal precursor del reglamento, escribiendo nuevas normas que
restringían casi en su totalidad cualquier contacto con los clientes. Namjoon
accedió a sus exigencias, entendiendo al niño, hasta alcanzar el punto en
que se acostumbró a su comportamiento.
Cuando el castaño lo llamó quejándose de Jungkook no fue una sorpresa.
Cuando le lloriqueó diciéndole que quería rechazarlo, Namjoon lo
comprendió, y pese a que lo había obligado a aceptar al cliente, supuso
que no tardaría en recibir otro llamado de Taehyung pidiéndole abandonar.
Era la costumbre.
Una semana después, no había noticias del castaño.
No tardará, pensó, llamará. Mas no lo hizo. Dos semanas pasaron desde el
primer día y Taehyung ni siquiera había mandado un mensaje. Monitoreó
su actividad en la página oficial, revisó los pagos —estaban completos, y
actualizados—, las reseñas —no habían comentarios por parte de
Jungkook—. Estaba bajo control. Absolutamente todo bajo control.
Eso era bueno ¿verdad?
De eso trataba de convencerse, a la vez que marcaba el número de
Taehyung en su teléfono y esperaba que el castaño contestara antes de
que su cabeza creara cientos de escenarios dignos de una película de
terror.
Su respiración se halló atascada en la base de su garganta hasta que la
voz de Taehyung sonó desde el otro extremo de la línea. —¿Namjoon?
—Oh, por Dios, no te secuestraron.
La melodiosa risa atravesó sus oídos. —¿Deberían haberme
secuestrado?— bromeó—. Creo que has visto Taken demasiadas veces.
Namjoon ignoró la burla, yendo directo al grano que había estado
molestándolo durante los últimos días. —No me has llamado.
—¿Mmm? No, no he tenido razones para hacerlo. ¿Por qué?— Namjoon
podía sentir la sonrisa juguetona de Taehyung desde la distancia—. ¿Acaso
me extrañas?
Tragó en seco, repentinamente el cuello de su camisa siendo demasiado
apretado hasta el punto de sofocarlo. Claro que no lo extrañaba. No podía.
Era completamente incorrecto y antiético.
Optó por no contestar y vaciló un poco antes de atacarlo con otra pregunta.
—¿Cómo han ido las cosas con Jeon?
"Pésimo". "Horrible". "Me voy a tirar de un puente. "Voy a cometer
homicidio". Cualquiera de aquellas opciones era aceptable. Rogando para
obtener una respuesta negativa, la mano de Namjoon se contrajo sobre el
teléfono, sus nudillos blanqueciéndose cuando las palabras no deseadas
brotaron de la boca de Taehyung.
—Bien. Él y yo hemos estado bien. Iremos a un picnic mañana, con sus
amigos— Namjoon se quedó en blanco, parpadeando como un imbécil
mientras intentaba concebir la idea de un Taehyung amigable y
responsable con alguien que prácticamente había querido asesinar.
—Pensé que lo odiabas— soltó con desconcierto.
—Se disculpó conmigo. Y me ha tratado muy bien— Namjoon se estaba
esforzando bastante por no tirar el teléfono a la mierda—. Además le di una
cachetada que definitivamente valió la pena. Supongo que estamos a
mano.
—¿De verdad?— sonrió, mas no había nada sincero en su sonrisa—. Me
alegra mucho saber que se están llevando bien— Supongo. No estaba
seguro de si aquello había sido honesto o simplemente dicho por
obligación. Siempre era confuso cuando se trataba de Taehyung. El niño
jugaba con su cabeza más de lo que él quería. Namjoon suspiró hondo y
decidió seguir con el próximo tema—. En cuanto a la fecha límite-
—¿Sabías que Jungkook es muy bueno en karate?— lo interrumpió
Taehyung con emoción. Namjoon frunció el ceño. ¿Y eso a él qué le
importaba?—. Cuando fuimos a un bar, un tipo raro quiso sobrepasarse
conmigo, pero Jungkook lo pateó y lo tiró al suelo. ¡Fue muy genial!
—Ya— dijo, sin entender a qué venía tal anécdota. Daba igual—. Entonces,
como te decía-
—Fuimos a las aguas termales y él pagó mi estadía. Así sin más. Y cuando
le dije que tenía que estudiar, no puso ningún problema.
—Oh... Ya veo-
—Ayer me trajo almuerzo a la universidad— volvió a interrumpir. Namjoon
entrecerró los ojos. ¿Qué demonios?—. Fue un muy lindo detalle, nunca
habían hecho eso por mí.
Los ojos de Namjoon se ensancharon con terror al darse cuenta de lo que
estaba ocurriendo. Oh, no.
—Tae-
—Cocina muy bien. ¡Y es muy inteligente! ¿Sabías que es uno de los
mejores de su clase?
—Tae-
—Ah, aunque aún no me ha dicho qué está estudiando. En la secundaria
siempre decía que quería ser abogado. ¿Crees que lo habrá logrado?
Estaría muy feliz por él.
—Tae— espetó con firmeza. Demasiado tenso y nervioso como para notar
lo fuerte que estaba apretando el teléfono—. Taehyung.
—¿Qué?— dijo el castaño, inocente e ignorante a lo que él mismo estaba
transmitiendo inconscientemente. Namjoon inhaló hondo, esperando que
sus sospechas resultaran ser erróneas.
—¿Te gusta Jungkook?
Silencio. Jodido silencio que no hacía más que confirmar sus sospechas y
sus miedos. ¿Cómo demonios había permitido que esto pasara? No le
puedo quitar el ojo de encima a este idiota o sino... Sino lo perdía.
—No— dijo finalmente Taehyung. Namjoon quiso reír. Un poco tarde para
ser creíble—. No, no me gusta. No me gusta. ¿Por qué creerías eso? No
me gusta Jungkook.
Honestamente era una mentira dolorosa de escuchar. —Te llamo luego.
Necesito realizar unos arreglos en la configuración de la página web.
La respiración pesada de Taehyung era perceptible a través del auricular.
—Bien— dijo con voz temblorosa. Namjoon se mordió el labio inferior.
—Bien.
Era absurdo que aún no pudiera hacerse a la idea de que Taehyung lo veía
como un hermano. Cortó la llamada con envidia quemándole las venas y
odio a sí mismo acumulándose en su interior. ¿Cómo va a quererte, Kim
Namjoon? Él jamás te verá de esa manera.
「。。。」
Cuando la llamada terminó, Taehyung tuvo que hacer un esfuerzo
inhumano para no gritar.
¿Gustarle Jungkook? No. ¿Qué clase de idiota sería si le gustara
Jungkook? Bien, para responder eso: un idiota muy grande. El mayor idiota
en el universo. Cualquiera con dos dedos de frente era capaz de adivinarlo.
Ya había pasado por esto antes. Y no había acabado bien en lo absoluto.
Tal vez no tendría el mismo desenlace, donde adolescentes inmaduros lo
insultarían y empujarían en los pasillos de la escuela, pero de algo sí
estaba seguro.
Jungkook amaba a alguien más. Probablemente aún lo hacía.
Si no hubiera sido un "ew, aléjate, me vas a contagiar tu homosexualidad",
habría sido un "me gusta alguien más". Taehyung se había preparado para
el rechazo y lo había obtenido. No requería de un rechazo extra. Ya
suficiente había sufrido como para ganarse otro corazón roto, cuando con
uno bastaba.
La relación cliente y empleado que habían establecido era adecuada. El
que ahora se llevaran bien y fueran amigos, era un plus agradable, que
estaba ayudándolo bastante a superar sus trabas del pasado. ¿Por qué
arruinar algo tan bueno por un sentimiento innecesario?
No le gustaba. Taehyung era inteligente y sabía reconocer lo que no le
convenía. Jungkook era sólo un... un amigo. Un amigo que besaba
increíble y que se veía jodidamente bien sin camisa, pero un amigo era un
amigo, nada más. No me gusta, se tranquilizó. Por supuesto que no. Qué
estúpido de su parte siquiera considerar tal absurda idea.
¿Verdad?
—Oh— Una voz familiar lo tomó por sorpresa y cuando alzó la mirada se
encontró a Jungkook caminando en su dirección—. Pensé que no estarías
trabajando hoy día.
—Los turnos se desordenaron— aclaró, preguntándose internamente cómo
demonios había hecho para invocar a Jungkook en el peor momento—. ¿A
qué se debe tu presencia?
—Se me antojaba una pizza— sonrió, apoyando sus antebrazos sobre el
mesón de la caja—. ¿No tendrás de casualidad una oferta para tu lindo
novio?
—No veo a ningún lindo novio por aquí— dijo Taehyung, causando que la
sonrisa de Jungkook se esfumara—. Si quieres algo, págalo, Tucáncito.
—¿Por qué eres tan cruel conmigo, bebé?
Taehyung se removió en su sitio al volverse consciente de lo mucho que
Jungkook usaba ese apodo con él, pese a estar a solas. Nunca le había
molestado, de hecho casi era una costumbre... ¿Una costumbre? No. No
era esa la palabra que buscaba. Costumbre sería si fueran novios de
verdad. No lo eran. A Taehyung no le gustaba Jungkook.
—Tranquilo— se rió Jungkook ante la reacción alterada del castañito—.
Estaba jugando, pagaré por mi pizza. Por cierto, sigue en pie el picnic de
mañana ¿cierto?
Taehyung apenas asintió. —Sí.
—Yo prepararé la comida, así que no debes preocuparte. Sólo ponte muy
guapo y llega a tiempo.
—Seré puntual— sonrió, y Jungkook le sonrió de vuelta. Las alarmas
dentro de su cabeza no tardaron en activarse. No te gusta, no te gusta—.
Ahora pide una pizza o voy a sacarte a patadas.
—Bien... Dame una pizza con piña.
—¿Con piña?— dijo Taehyung asqueado. Jungkook asintió—. No te daré
una pizza con piña. Es prácticamente ilegal.
—Creí que el cliente siempre tenía la razón.
—No cuando pide una pizza con piña— soltó horrorizado. El pelinegro
resopló con diversión—. Retráctate.
—¿O qué?— lo desafió, la mirada profunda de Jungkook fijándose sobre la
suya. A Taehyung le estaba costando respirar—. ¿Vas a echarme?
Esbozó una sonrisa ladeada que fue suficiente para alertar todo su sistema
nervioso. No te gusta. ¿Cómo podría gustarte? Taehyung no cometía el
mismo error dos veces. Además, Jungkook no era su tipo. Les gustaban
cosas diferentes, no se conocían desde hacía mucho tampoco, eran casi
desconocidos. Era absurdo.
Sí. Absurdo. Por supuesto que no le gustaba. Solamente estaba confundido
por culpa de Namjoon y sus preguntas inoportunas. Necesitaba relajarse
antes de echarlo todo a perder.
Jungkook estaba muy lejos de ser alguien por quien caería. Que disfrutara
de su cercanía, que sus ojos cafés fueran su talón de Aquiles, que se
sintiera bien apoyado sobre su hombro, que sus manos encajaran tan bien;
eran cosas que no significaban nada.
¿Cierto?
🔸🔸🔸🔸🔸
Siempre me divierte un Tae que niega sus propios sentimientos uwu
Es como Onodera :D (aunque a ese sí me dan ganas de sacarle la
cresta) Espero que les haya gustado! Lxs amo muchito uwu ❤️❤️❤️
Tengan una bella semana ❤️
honey

CAP 26
El picnic iba de maravilla.
Exceptuando el hecho de que Taehyung tenía fiebre y Jungkook tuvo que
cancelar, por lo que solamente Yoongi y Jimin asistieron, entonces sí. Iba
de maravilla.
—¿Cómo demonios te enfermaste en un lapso tan corto?
Taehyung estornudó.
—Mira— dijo, gangoso a través del teléfono—. No es mi culpa. Mi cuerpo
es débil y ayer la noche estaba fría. Además, se me olvidó llevar chaqueta.
—¿Te costaba mucho pedir un taxi?
—¡Pues perdóname por creer que podría resistirlo!— Otro estornudo, lo
suficientemente fuerte como para casi romper los tímpanos de Jungkook.
Hasta para resfriarse es agresivo...—. Creo que esta conversación está
empeorando mi salud. Voy a colgar.
—No te atrevas a— Su amenaza fue interrumpida por el sonido de la línea
muerta. Bufó, bloqueando su celular y guardándolo en el bolsillo de sus
jeans—. Irrespetuoso.
Honestamente quería sentir molestia hacia Taehyung por haber arruinado
sus planes. No iría a un picnic romántico con Yoongi y Jimin para ser la
tercera rueda, y en consecuencia, toda la comida que había preparado
acabaría acumulada en su refrigerador. Sus esfuerzos resultaron en vano,
por lo que su frustración habría sido parcialmente comprensible.
Sin embargo, la preocupación que hundía su pecho desplazaba cualquier
posible enojo dirigido al castaño, por lo que no fue una sorpresa cuando se
halló a sí mismo escribiéndole un mensaje para que le enviara su
ubicación. Pese a entender que no estaba en posición de inmiscuirse en su
vida privada, ignorar el estado de Taehyung no era una alternativa, al
menos no una que lo dejara tranquilo.
El móvil sonó unos segundos después, notificando un mensaje entrante, y
Jungkook no estaba mínimamente sorprendido por la respuesta.
Bebé
no c
weno sí c pero no te wa a decir xd
Tucáncito
Solamente quiero tu dirección
Bebé
pARA QUÉ?
Jungkook rodó los ojos. Ah, su castañito era realmente fastidioso cuando
quería serlo. Tragándose la impaciencia que burbujeó de pronto, optó por
utilizar la técnica más antigua y eficiente del libro.
Tucáncito
Te llevaré comida
Bebé
Weno
El hecho de que aquello bastara para que Taehyung compartiera su
ubicación, era predecible y... preocupante. Podía imaginarlo de pequeño,
aceptando dulces de un desconocido antes de ser secuestrado en una
minivan. ¿Cómo había sobrevivido durante su infancia?
Tras arribar al edificio de Taehyung con la comida que había preparado
—esto se asemejaba demasiado a Caperucita Roja y empezaba a aterrar al
pelinegro—, tocó el timbre y se dedicó a esperar. No transcurrieron más de
dos minutos, cuando el castaño ya se hallaba en el umbral, con una manta
puesta sobre sus hombros y una nariz roja brillante que destacaba en su
cara.
—Te ves del asco.
Taehyung estornudó.
—Ya sé— susurró, haciéndose a un lado para permitirle a Jungkook el
ingreso a su adorablemente desastrosa morada.
Jiwoo llevaba cerca de una semana quedándose en la casa de su madre, lo
que para Taehyung significaba libertad para desordenar y hacer lo que
quisiera a lo largo de todo el departamento, sin una hermana que estuviera
persiguiéndolo y regañándolo por el lío que provocaba con su sola
existencia.
En realidad no le importaba, no hallándose a solas; no obstante, le gustaba
causar una buena impresión. Por ello, cuando Jungkook solicitó su locación
de la nada, no pudo evitar entrar en pánico. Con suerte podía atravesar el
pasillo hacia el baño sin caerse con alguna chuchería, el pelinegro moriría
antes de poner un pie dentro de la vivienda.
Sus intenciones iniciales fueron ordenar, mas tan pronto se levantó de la
cama, supo que fue un error, sufriendo de un mareo horrible que estuvo
cerca de botarlo inconsciente. Razón por la cual, Jeon Jungkook tendría
que aguantar su desastre personal al menos por cuánto durara su estadía.
—¿Y la comida?— dijo el castaño, recordando cuál era el motivo de la
reunión. Jungkook se acercó a besar su frente y Taehyung juró que le iba a
dar un aneurisma.
—Tienes temperatura. ¿Por qué no te acuestas?
—A ti de verdad te encanta actuar como mi doctor— Suspiró, echándose
hacia atrás y retrocediendo hasta alcanzar el sofá. Adquiriendo
nuevamente su posición de feto chupa-pulgares, observó al pelinegro
desempacar la comida para repartirla sobre la mesa—. ¿Y? ¿Qué tienes
para ofrecerme? ¿Langosta a la mantequilla?
—Por supuesto, mon chéri. ¿Te gustaría acompañarlo con champaña?—
dijo en un espantoso acento francés. Taehyung no debió haberlo
encontrado atractivo, pero lo hizo y se quería morir.
¿Qué tenía Jeon que llamaba su atención aun después de todos estos
años? No tenía ni la menor idea. Quizá, dentro de su cuerpo, yacía un imán
extremadamente efectivo para atraer Taehyungs. Y al ser la teoría más
lógica para explicarlo, estaba dispuesto a aceptarla. Un enorme artefacto
diseñado únicamente para encandilar inteligentes Taehyung, cuyas
neuronas eran destruidas por el efecto magnético.
—Aquí— dijo Jungkook haciéndose un hueco en el sofá. Taehyung se
incorporó cuando el pelinegro acercó una cuchara a su boca—. Abre.
Era ridículo. Taehyung se rehusaba a ser alimentado como un infante,
menos cuando sus manos eran funcionales. Pero sus energías no estaban
precisamente canalizadas en pelear, por lo que obedeció en silencio y
comió lo que Jungkook le ofrecía, mientras intentaba ignorar cómo sus
propios mejillas empezaban a calentarse.
—Estás rojo— soltó Jungkook con preocupación. Taehyung cerró los ojos,
engullido por la vergüenza. ¿Por qué el pelinegro no podía ser sutil al
respecto?—. Muy rojo. ¿Te sientes bien? Tu fiebre...
—No es fiebre— lo interrumpió, deseando que se callara. Ya era lo
suficientemente mortificante la inevitable atracción hacia Jungkook como
para ser descaradamente exhibido—. Tengo hambre. Quiero más.
—Eres todo un bebé— se burló el pelinegro, mas sin hacer al castañito
rogar, continuó alimentándolo con una sonrisa boba en el rostro.
Taehyung no estaba acostumbrado a que lo cuidaran, menos a que lo
atendieran de la manera en que Jungkook lo hacía. Jiwoo era menor, por lo
que no era apropiado cargarla con aquella responsabilidad. Y sus padres...
Ni hablar. Así que, se aprovecharía —sólo por un ratito— de la voluntad del
pelinegro, y trataría de no disfrutar demasiado la sensación de ser mimado.
Una hora más tarde, el timbre volvió a sonar.
—¿Esperabas visitas?— cuestionó Jungkook. Taehyung sacudió la cabeza,
medianamente aturdido por el agotamiento que implicaba estornudar cada
cinco minutos.
El pelinegro abrió la puerta, suponiendo que se trataría de algún inquilino
del edificio; hallando al otro lado del umbral, a una mujer de cabello corto y
postura educada que no tardó en expresar su desconcierto al verle.
—¿Y Taehyung-ah?
Jungkook frunció los labios, meditando irrazonablemente sobre la relación
que podría vincular a aquella mujer con el castañito, para que le tratara con
tal confianza. ¿Acaso era una clienta?
—Se enfermó. Está descansando ahora— explicó, sin querer entrar en
detalles. La mujer cubrió su boca, luciendo apesadumbrada por la noticia—.
¿Quién lo busca?
—Oh... ¿no te ha contado sobre mí?
—Gracias, Kukencio— La voz de Taehyung proveniente a sus espaldas lo
hizo voltear—. Ve adentro. Yo me encargo.
El castaño palmeó su hombro antes de tomar su lugar frente a la mujer e
indicarle a Jeon que se retirara. Esperó a que estuviera a una distancia
considerable para dirigirse a So Rim, quien esbozó una sonrisa que
usualmente escondía la tristeza que en su interior pesaba, mas que nunca
lograba eclipsarla del todo.
—¿Qué haces aquí?
Ella lo inspeccionó, desde la cabellera despeinada hasta las pantuflas de
tigre. —Te llamé, pero no respondiste.
—¿Ocurrió algo?
—Mm. Tu...— inhaló hondo—. Tu padre quiere verte.
Una carcajada seca brotó de la garganta de Taehyung. —¿Él dijo eso?
—B-Bueno... No, pero... pero estoy segura de que quiere verte— titubeó.
Taehyung omitió la fuerte opresión en su pecho—. Está empeorando y...—
su voz fue apagándose, hasta tornarse dolorosa de escuchar—, los
doctores dicen que no tiene salvación.
Guardó silencio, y Taehyung observó a la mujer cabizbaja de ilusiones
rotas, que se aferraba a una vida hecha trizas por la que había luchado. No
era la culpable de lo que había ocurrido; nadie lo era. Mas sentía que se
estaban hundiendo; él, su padre, y ella... Ella sobre todo, hundiéndose en
su camino a la felicidad que anhelaba alcanzar.
—Iré a verlo— mintió el castaño, causando que el rostro de So Rim se
iluminara—. Cuando me recupere.
—G-Gracias, Taehyung-ah— musitó. Extendió las manos para afirmar las
del menor, quien ahogó un sonido de sorpresa—. Sé que... que tu padre
estará contento.
Yo no estaría tan seguro, pensó antes de despedirse. So Rim sacudió su
mano a la distancia e ingresó al ascensor, lo que fue la señal para que
Taehyung cerrase la puerta tras él.
La mirada curiosa de Jungkook fue lo primero con lo que se topó al retornar
a la sala de estar.
—¿Quién era? ¿Una clienta? ¿Una inquilina?
—Oh, Kukencio. ¿Acaso no has oído aquel viejo refrán?— dijo con fingido
reproche. La ceja de Jungkook se arqueó—. "La curiosidad mató al tucán".
El pelinegro revoleó los ojos y los labios de Taehyung se curvaron en una
sonrisa, una sonrisa que eclipsó la tristeza en la que se sumía su corazón y
la desesperanza que lo carcomía por dentro, al saber que una de las
personas que más amaba en el mundo, estaba a pocos pasos de
abandonarle, no por primera vez, mas sí por última.
Se recostó en el sofá y sus párpados no tardaron en rendirse, cerrándose
con lentitud mientras Jungkook tarareaba una canción que había sonado en
la radio aquella mañana. Intentando apaciguar aunque fuese por un breve
momento las emociones amargas que causaba la situación de su padre, se
entregó a los brazos confiables de Morfeo; sin ser consciente de que la
calidez que le envolvía a medida que caía dormido, era producto de la voz
melodiosa que retumbaba en las paredes.
🔸🔸🔸🔸🔸
Primer capítulo no re-subido! :0
Este capítulo es 100% nuevo y yo estoy 100% nerviosa subiéndolo u.u
Espero que les haya gustado! Quería introducirlos a la vida de nuestro
TaeTae ❤️ Lxs amo mucho! Muchas gracias por todo el amor que me
han dado! ❤️❤️❤️ Hasta pronto uwu
honey

CAP 27

Taehyung estaba frito. Extremadamente frito. Nunca pensó que caería tan
bajo y sin embargo, aquí estaba, hundido en lo más profundo del pozo que
Jeon Jungkook había generado con —aparentemente— su simple
existencia.
Gracias a su estúpido resfriado, recibió atención inusual y constante por
parte de Jungkook, quien visitó su departamento todos los días, sin
excepción, llevándole comida, remedios y películas de comedia que le
subieran el ánimo. Si se detenía a analizarlo, no había de qué quejarse. La
intención del pelinegro era sincera y bonita.
Fue la experiencia el problema, ya que ésta, por el contrario, fue horrible.
En primer lugar: Jungkook realmente pensaba que Taehyung no podía usar
sus manos ni siquiera para comer, por lo que lo alimentaba cual bebé,
acercando la cuchara a su boca y esperando a que la aceptara con brillitos
de emoción en los ojos. Había tratado —realmente había tratado— de
rehusarse, de gritarle en la cara que era un niño grande que sabía cómo
usar los cubiertos. No lo hizo. En cambio, se halló a sí mismo, disfrutando
la atención recibida y esperando impaciente que el próximo día llegase
para que Jungkook continuara mimándolo.
Las películas de comedia, cuya finalidad era hacerle sentir mejor,
solamente acabaron por empeorarlo todo. Pues cada vez que Jungkook
reía, un revoltijo en su estómago no le permitía concentrarse en la trama ni
en los chistes baratos, siendo cautivado por el sonido ridículamente bonito
y melodioso de su risa. Ah, ¡era espantoso!
¿Cómo se suponía que se curaría de aquella inexplicable atracción cuando
el imán de Taehyungs prácticamente vivía en su departamento?
Transcurrió una semana sufriendo de tal tortura, hasta que finalmente se
recuperó, lo suficiente como para regresar a su rutina diaria. Parcialmente
feliz de que ya no tendría que ver a Jungkook con tal insana regularidad,
confió en que podría volver a imponer aquella distancia, esa línea que
separaba la relación cliente-empleado con su nueva amistad recientemente
surgida.
Se equivocó. Por supuesto que se equivocó. El iluso Taehyung siempre
creía que podría escapar de las garras de Jungkook, solamente para
descubrir que ya estaba demasiado perdido entre ellas.
Tucáncito
Quieres ir a tomar un café después de clases?
No, no. Nononono. Ni en un millón de años. Taehyung no caería en su vil
trampa. Había tenido suficiente presencia de Jungkook por aquella
semana; ahora necesitaba libertad. Necesitaba enfocarse en sus estudios,
o ver películas románticas cuyo protagonista no se asemejara tanto a
Jungkook, o leer un libro que pudiera distraerle al menos por un breve
momento.
Tucáncito
Yo invito el café
Bebé
Pa qué te digo que no, si sí
Realmente odiaba lo débil que era ante comida o bebestibles gratis.
¿Dónde está tu honor, basura? Ni él sabía. Probablemente se había
perdido junto a su dignidad.
Tras acordar que se reunirían en un café a unas calles de la universidad del
pelinegro, Taehyung guardó su teléfono en modo silencio y pasó el resto
del día pensando en qué harían durante su cita.
Esperen, no. ¿Cita? No era una cita. Solamente habían decidido reunirse a
tomar un café. Era una reunión. Una conferencia. No había motivos para
ponerse nervioso al respecto. Además, ¿cuál era la diferencia con las otras
veces en las que se habían juntado a almorzar? Ninguna.
Convenciéndose de que no estaba sudando en frío por causa de los
nervios ni su corazón palpitaba descontrolado dentro de su pecho, logró
sobrevivir hasta el final de su jornada de clases, prestando atención al
profesor mas perdiéndola cuando el pensamiento fugaz de reunirse con
Jungkook cruzaba por su cabeza.
Llegó media hora antes al café.
Con la pierna moviéndose inquieta y las uñas mordidas por el estrés, se
preguntó ¿Por qué demonios estaba tan impaciente? Solamente vería a
Jungkook. Ya lo había visto antes, centenares de veces, no sería una
sorpresa. Prácticamente había memorizado su rostro, sus ojos chocolate,
su adorable nariz adornada por un sutil lunar, su cicatriz desvanecida en la
mejilla izquierda.
No es que se haya fijado, sólo... De acuerdo, tal vez un poquito.
Las campanas en la puerta resonaron, avisando la llegada de un nuevo
cliente al local. Taehyung se sobresaltó, demasiado consciente de que
probablemente se trataba de Jungkook. Mas al alzar la mirada, la tensión
en sus músculos se disipó, percatándose de que no era Jungkook quien
había arribado.
Aunque, sí era alguien cuyo rostro le resultaba familiar. ¿Acaso él no era...?
—¡TaeTae!
Sí.
—MinMin— lo saludó, sin poder evitar el desconcierto que causaba su
presencia por aquel sector de la ciudad. El mayor se acercó él y plantó un
beso afable en su frente—. ¿Qué haces aquí?
—Me dijeron que había una tienda de videojuegos cerca, pero me perdí y
como no quería que la gente se diera cuenta, vine a este café para
disimular— explicó sonriente. Taehyung no estaba sorprendido; sonaba
como algo que haría—. ¡Qué coincidencia encontrarte aquí! ¿Cómo estás?
Nunca tuve la oportunidad de despedirme de ti.
—Oh. Cierto. No nos volvimos a ver...— se lamentó. Un tanto culpable por
haberse olvidado de Minho, considerando lo amigable y dulce que se había
comportado durante el rato que compartieron juntos.
El contrario sacudió la cabeza, luciendo tranquilo. —No te preocupes,
TaeTae. Entiendo que el día de partida haya sido ajetreado. Lo importante
es que nos reencontramos ¿no?
—E-Eso creo... Em— Señaló la silla vacía al otro extremo de la mesa,
inseguro sobre si invitarlo, mas sin desear ser descortés—. ¿Quieres
sentarte?
Minho accedió, con la sonrisa carismática que siempre esbozaba con
facilidad. Tras admitirle que en realidad estaba esperando a alguien, Minho
no presentó problemas, diciéndole que con gusto esperaría con él hasta
que su cita llegara. (Aunque no era una cita. Solamente para aclarar).
La conversación se tornó animada con rapidez, lo que no era extraño;
Minho tenía esa capacidad innata de alegrar e iluminar el mundo a su
alrededor, con solamente su manera de ser. Era como un sol, un gran sol
bastante difícil de ignorar.
Media hora transcurrió y la vibración de su teléfono en el bolsillo,
notificando un mensaje, envió a su cerebro el recuerdo de Jungkook.
Quizás informándole que venía en camino. Con una emoción en el pecho
que era incapaz de reprimir, sacó el artefacto y leyó la pantalla.
Tucáncito
Surgió algo importante. No puedo ir, lo siento. Nos vemos luego
—¿Tae? ¿Pasa algo?— dijo Minho, advirtiendo los hombros
repentinamente decaídos de Taehyung y su expresión de cachorrito
mojado. Su mano alcanzó la del menor sobre la superficie de la mesa, para
llamar su atención—. ¿TaeTae?
El castaño asintió, absorto por su teléfono, finalmente bloqueando la
pantalla y volviéndolo a guardar. Intentando curvar sus labios en una
sonrisa convincente, se dirigió a Minho y comenzó a platicar de lo primero
que se le vino a la cabeza.
Y Minho respondió algo divertido, algo dulce y adorable, que debió haber
hecho al corazón de Taehyung palpitar, mas no lo hizo. Porque mientras
Minho era el sol deslumbrante que opacaba al resto del mundo, su mente
sólo podía pensar en aquel pelinegro de ojos chocolate y risa melodiosa
que removía todo dentro de él.
Había caído, hondo. En un pozo cuyo final era aterrador.
Donde se volvía vulnerable y su corazón se tornaba frágil, colgando de las
manos de alguien que era temporal.
「。。。」
A través de la ventana, pudo atisbarlo. A Taehyung y a la persona que le
acompañaba. ¿Cuál era su jodido nombre? ¿RinRin?
Odiaba esto. Odiaba haberle prometido a Taehyung que sería su leal y fiel
Cupido, cuando lo único que deseaba hacer era entrar al local, interrumpir
la conversación y beber un café con él. Pero era consciente de que debía
frenarse. Le debía esto.
En las aguas termales su temperamento había controlado gran parte de
sus acciones, y en esta ocasión, no quería que se repitiera. Su intención no
era incomodar a Taehyung, ni fastidiarlo en su vida romántica; sino
apoyarlo, darle un empujón para que él pudiese dar el siguiente paso. Aún
si aquel paso era en dirección a ese idiota, quien aparentemente lo hacía
sonreír.
Sabía que el tal TinTin tenía novia, al menos según Taehyung. Pero para
Jungkook, no era difícil reconocer los ojos de alguien que había sido
completamente encandilado por la presencia de una persona. Leía su
expresión, sus movimientos, su proximidad al castaño; lo que solamente
terminaba por confirmar sus sospechas, sobre la atracción inevitable que
debía sentir LinLin hacia él.
No era extraño, en lo absoluto. Cualquier humano con ojos funcionales
podía ver lo atractivo que era Kim Taehyung. Lo adorable que era cuando
estaba confundido, o lo lindo que era cuando se ponía rojito de la
vergüenza o de la rabia. Cualquier humano podía reconocer la belleza que
Kim Taehyung emitía, por sólo respirar.
Verificando una última vez, a través de la ventana, que Taehyung estuviese
divirtiéndose con BinBin (¿NinNin? Esto era complicado), decidió
marcharse, alejándose del café con el confort de que había hecho un buen
acto, mas sintiéndose carcomido por una inquietud en su pecho que no le
dejaba en paz.
¿Acaso había cometido un error al irse? No. Estaba seguro de que
Taehyung prefería beber café con un chico guapo, carismático y agradable,
que con él. No había dudas al respecto. Resultaba obvio.
También, ya había esclarecido anteriormente que no había motivos para
que sintiera celos. El castaño no le pertenecía. No eran nada más que
amigos, fuera del ámbito de trabajo. Además, Taehyung probablemente no
querría saber más de él luego de que la farsa acabara. No lo culpaba por
ello.
¿Entonces por qué? ¿Por qué el solo pensamiento de Taehyung
sonriéndole a otra persona le estaba robando el aire?
🔸🔸🔸🔸🔸
MinMin ha vuelto! (Para quedarse :0) Espero que les haya gustado,
mis bbs❤️❤️ Lxs amo mucho! Espero poder subir pronto u.u Quería
hacer el capítulo más largo pero no me salió ggg. Hasta luego!
❤️❤️❤️
honey

CAP 28

Realmente, detestaba a Jeon Jungkook. Profunda y sinceramente. No


podía creer que estuviese diciendo esto, pero era cierto. Todo eso del imán
de Taehyungs, de la atracción inevitable, de su adorable nariz adornada
con un sutil lunar; acababa de irse a la basura. Jeon Jungkook no merecía
tener derechos, mucho menos el respeto de Kim Taehyung, a quien había
traicionado vilmente, apuñalándolo por la espalda. Nunca más en su vida
volvería a confiar en ese idiota para que tomase decisiones importantes
que involucraran su salud física, su sanidad mental—
—Es sólo un parque de diversiones, Tae.
—No, ya nada.
Se cruzó de brazos, haciendo un puchero casi imperceptible mas que fue
difícil reprimir. Is sili in pirqui di divirsiinis. Bueno, ¿qué tal si te asesino y
vemos qué tan entretenido es morir?
Jimin había tenido la sensacional idea de ir en una cita doble a un parque
de diversiones, a lo que Yoongi obviamente accedió, y cómo no, Jungkook
también. Sin consultarle a Taehyung y asumiendo que estaría a bordo con
el plan. Ahora, rumbo al punto de encuentro que habían fijado con los
amigos de Jungkook, se preguntaba qué demonios había cruzado el
cerebro del pelinegro en aquel instante y si era demasiado tarde para huir.
—¿Cuál es el problema?— inquirió Jungkook, pisándole los talones
mientras Taehyung continuaba caminando, enfado visible emanando por
sus poros—. ¿No te gustan las montañas rusas?
Ah... Si tan sólo supiera. Era mucho más que eso.
A Taehyung no le desagradaban los parques de atracciones, no
completamente. Disfrutaba los algodones de azúcar, los locales pequeños
con juegos bobos —como botar una torre de latas o acertar en tiro con
arco, para ganar un peluche. Sin embargo, habían otros factores que
simplemente no podía soportar.
Por ejemplo, las alturas.
¿Por qué demonios alguien inventaría atracciones tan jodidamente altas?
Montañas rusas, caída al vacío, la rueda de la fortuna. ¿Por qué todo tenía
que estar a 100 metros del suelo? ¿Por qué no podían ser bonitos y
seguros como el carrusel? O las tazas giratorias.
Si las atracciones fuesen de estatura normal, Taehyung no sufriría del
pánico abrasador que lo envolvía cada vez que se subía a una.
Su temor había estado presente desde que era un niño, por lo que ya había
asumido bastante su destino. Sin embargo, se rehusaba a admitirlo en
público, menos a alguien que potencialmente se reiría en su cara. Prefería
morir que confesarle a Jungkook de su miedo a las alturas.
Para su desgracia, el pelinegro aparentemente no sólo era un violador de
bocas, inteligente, primer lugar de su clase, con sonrisa de comercial de
dentífrico, sino que también era un jodido clarividente.
—¿Te dan miedo las alturas?
Taehyung casi se cae de bruces contra el suelo.
—¡C-Claro que no!— rebatió dando media vuelta. Sí, había mentido,
descaradamente además. ¿Pero qué se suponía que hiciera? ¿Admitir que
era un cobarde?—. Es sólo que... soy... soy... alérgico.
Jungkook frunció el ceño. —¿Alérgico?
Oh, Dios, ¿por qué no pudiste darme un cerebro capaz de formular mejores
excusas?
—Sí. Alérgico. Terriblemente alérgico— afirmó, poniendo sus brazos en
jarra, en un burdo intento de lucir intimidante. Jungkook mordió su labio
inferior para esconder una sonrisa.
—¿De veras? ¿Y... a qué exactamente?
—Bueno, no soy doctor, Kukencio. Sólo soy alérgico y ya. ¿Qué? ¿También
quieres una radiografía?
Jungkook —el muy bastardo— rió. Y únicamente con fines de clarificar, las
mariposas en el estómago de Taehyung no estaban en lo absoluto
relacionadas con esto.
—Bien, bien. Entonces, ¿qué podemos hacer para prevenir tu alergia?—
preguntó, aceptando la excusa barata e inverosímil que el castaño ofrecía.
Taehyung se encogió de hombros—. ¿Quieres cancelar?
—¿Qué? No. Ya cancelaste el picnic por culpa de mi resfriado— Sacudió la
cabeza—. No vamos a cancelar de nuevo. Solamente... sé considerado con
mi alergia ¿sí? A veces vomito, cuando mi alergia aparece.
—¿Vas a vomitarme encima?
—Lo haré. Deberías sentirte especial.
Jungkook suspiró hondo, esbozando una sonrisa. —Ah... ¿Qué haré
contigo, bebé?— Su dedo acarició el mentón del castaño y Taehyung
estuvo a peligrosos segundos de gritar—. No quiero que te sientas mal.
Prometo que me quedaré a tu lado siempre. No tenemos que subirnos a
montañas rusas ni nada... ¿Qué dices?
Guardó silencio y Taehyung sopesó seriamente sus opciones. Se rehusaba
a cancelar la cita. Era su trabajo como novio falso cumplir las expectativas
del cliente; a pesar de lo aterrador que podía ser. Por lo que, tras severos
análisis, decidió confiar en la promesa de Jungkook, en que él procuraría
no abandonar su lado y nunca obligarle a subir a una atracción demasiado
alta.
「。。。」
Es la última vez que confío en este hijo de su mamá. Él de verdad me
apuñala por la espalda cada que puede, ¿al menos se arrepiente de sus
acciones? Apuesto que ni siquiera conoce la definición de "promesa", ese
hetero-imbécil con ojos color estiércol.
Bastaron diez minutos en el parque de atracciones para que Jungkook lo
traicionara, eligiendo una montaña rusa por sobre su promesa, su
juramente, su amistad, el lazo que habían forjado y acababa de destruir.
Tan pronto Yoongi dijo "vamos al de allá", Jungkook brincó tal cual conejo,
alejándose de Taehyung y subiéndose a una cosa horrible,
extremadamente peligrosa, llamada "La Muerte Infernal" (en realidad no era
su nombre, pero para Taehyung, era exactamente lo mismo).
Pensó que se quedaría solo, esperándolos perdido en medio de una
multitud, mas Jimin —el ángel caído del cielo— notó que no deseaba
subirse y se ofreció a acompañarlo, mientras sus respectivos novios se
divertían por su cuenta.
—Son unos desgraciados ¿no?— se quejó Taehyung, sin poder creer que
la lealtad de Jungkook no hubiese durado siquiera media hora. Jimin rió.
—No digas eso. Ellos siempre han sido así. Se divierten con las cosas
peligrosas. De hecho, tienen bastante en común.
—Amantes del riesgo.
—Precisamente— Miró hacia los rieles de la montaña rusa, a la gente que
gritaba cuando ésta daba una vuelta y los ponía a todos de cabeza. Nunca
entendería lo divertido en ello—. Hey... Tae.
El castaño se giró a verle. —¿Sí?
—Jungkook... él es mi mejor amigo ¿sabes? Y lo quiero mucho. Creo que
es una gran persona, con un buen corazón. Pero— musitó, rascándose la
nuca—. A veces mete la pata. Ten cuidado ¿sí? Te aprecio bastante y no
quiero que termines... dañado.
¿Dañado? Se relamió los labios al percatarse de su boca reseca. No
esperaba una conversación de ese tipo, menos proveniente de Jimin, quien
lucía tan feliz por la supuesta relación entre Jungkook y él. Esto no daba
buena espina, no para la fachada que debía mantener. Ocultando el
desconcierto, esbozó una sonrisa dulce y acarició el brazo del rubio.
—Gracias, Jimin— La voz salió temblorosa; completamente involuntario—.
Que te preocupes por mí es muy lindo de tu parte.
—Eres una person buena, Tae. Un poquito rara y temperamental, pero—
Su rostro se iluminó y alcanzó la mano que Taehyung tenía sobre su brazo,
para entrelazar sus dedos—. Creo que por eso me agradas tanto.
—A-Ah, ¿en serio?— susurró, sintiendo cómo sus mejillas se encendían
ante el repentino e inesperado contacto. Jimin volvió a reír.
—¡Eres tan tierno, Tae!
—¿P-Pero qué dices?— exclamó con sorpresa. ¿Cómo le decía esas
cosas tan desvergonzadamente? ¿Acaso su boca no poseía alguna
especie de filtro?—. No soy tierno.
—Aw, eres como un tigre bebé.
Taehyung gruñó —aunque para Jimin sonó más bien como un ronroneo— y
continuaron platicando, abordando tópicos menos intensos, a la espera de
que el juego finalizara.
Descubrió que era agradable charlar con Jimin, en un tiempo menos
reducido como el que anteriormente habían tenido a su disposición.
Aprendió bastantes detalles, como por ejemplo, que le gustaban los
manteles de jirafas, o que amaba con locura los pasteles. Cada dato trivial
entrando a su cerebro, para en un futuro transformarse solamente en un
recuerdo lejano de aquella vez que fue al parque de diversiones con un
cliente.
Odiaba ser consciente de que era temporal, de que eventualmente Jimin,
Yoongi... y Jungkook, se desvanecerían de su vida, para seguir por sus
propios caminos. Pero era el riesgo, sobre todo tras haberse involucrado de
tal manera poco profesional.
La culpa la tenía Jungkook. Jungkook y sus besos, su innecesaria
preocupación, su estúpida y tonta risa, sus ojos color chocolate —y vaya,
Taehyung amaba el chocolate. Jeon Jungkook, derribando todas sus
barreras desde la jodida secundaria.
Se sobresaltó cuando unos brazos repentinamente rodearon su cintura por
detrás, breves segundos antes de que un mentón se apoyara contra su
hombro. La tensión se disipó de sus músculos cuando el aroma familiar de
Jungkook inundó sus fosas nasales, alterando todo en su interior tan pronto
se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
—J-Jungkook, no— se quejó removiéndose en su sitio. La risa del
pelinegro resonó contra su oído.
—¿Qué pasa? ¿Te da vergüenza? Mírate, estás todo rojito— dijo Jungkook
usando un tono meloso. El corazón de Taehyung no soportaría más de
esto; apenas podía respirar—. Lamento haberte dejado botado. ¡Te juro
que nunca más! Pero de verdad quería subirme.
—N-No te preocupes.
Aparentemente esas fueron las palabras mágicas para apartar a Jungkook
de su espacio personal. Exhaló, inevitablemente aliviado, y confirmando
que necesitaba arreglar ese problema en su sistema nervioso, porque su
organismo entraba en colapso con la mínima atención recibida por el
pelinegro y eso simplemente no podía ser sano.
—Oigan— dijo Jimin, con el ánimo sospechoso que enviaba escalofríos a
través de la espina dorsal del castaño. Si quiere ir a la caída libre, juro que
voy a...—. ¿Por qué no vamos a la noria?
Perfecto. Espléndido. Fenomenal. Taehyung ya podía imaginar el
desenlace. Aquí yace Kim Taehyung, muerto tras paro cardíaco debido a su
terror a cosas que miden más de dos metros. ¿Pero qué se suponía que
hiciera? ¿Realmente iba a arruinar la cita doble por una fobia absurda?
—No tenemos que ir— susurró Jungkook para hablarle en privado—.
Podemos esperarlos, ir a comprar algodón de azúcar o algo por el estilo.
—No, no— Inhaló hondo, como si el aire fuese capaz de darle valentía—.
Subiré.
Jungkook frunció el ceño. —¿Estás seguro?
No, no, mil veces no. Quiero vomitar de tan sólo ver el tamaño de esa
maldita rueda de la fortuna.
—Segurísimo.
Se dividieron en dos cabinas distintas.
Taehyung, con Jungkook sentado frente a él, logró exitosamente controlar
sus nervios durante casi la mitad de la vuelta completa. Estaba orgulloso,
considerando lo impresionante que aquel logro resultaba ser. No vomitar o
gritar o llorar era un importante avance.
Fue luego, cuando la noria se detuvo con ellos estando en la punta, que la
crisis comenzó.
—¿P-Por qué se detuvo?
—A veces lo hacen— explicó Jungkook, ensimismado con la vista que la
altura ofrecía—. La detienen y te permiten ver el paisaje.
—¿Q-Qué clase de psicópatas harían eso? ¿Por qué harían eso? ¿No ven
que es una mala idea?
—Bebé— Jungkook le llamó con una sonrisa, lo que empeoró el revoltijo en
su estómago. Ahora sí que iba a vomitar—. ¿Por qué aceptaste si sabías lo
alto que sería?
—Pues... pues... ¡no pensé que sería tan alto! Y no quería que lo pasaras
mal por mi culpa ¿bien?— confesó, finalmente, empezando a marearse por
el suave balanceo que producía el viento.
—¿Lo hiciste por mí?
—Sí, sí, sí. Lo que sea. Mi buena voluntad ya expiró y ahora me quiero
bajar— dijo apoyando las manos en sus piernas temblorosas. ¿Quién
inventó esto? ¿Quién pensó "hagamos una cosa súper alta que te otorgue
la sensación de vértigo para divertirnos"?
Con dificultad, se percató de la mano que ahora sostenía la suya, de las
caricias tiernas que el pulgar de Jungkook dejaba sobre el dorso. Un nudo
en su garganta le imposibilitó hablar, hallándose privado de aire cuando su
mirada se encontró con la de Jungkook.
—Sólo mírame a mí— dijo el pelinegro, suavizando su expresión para
tranquilizar a Taehyung—. Mírame únicamente a mí y verás que tocaremos
el suelo antes de lo que crees.
Ah... Esto es malo, pensó, notando lo fuerte que palpitaba su corazón frágil.
Muy, muy malo. ¿Acaso Jungkook no era consciente de lo que sus
palabras provocaban? ¿No se daba cuenta de que con cada gesto lo único
que conseguía era hundir a Taehyung aún más en aquel pozo?
Era bastante desconsiderado de su parte no establecer límites, porque
Taehyung empezaba a hallar algo real en una relación falsa y temporal que
eventualmente terminaría. Empezaba a sentir lo que le prohibían las reglas
de su contrato. Su profesionalismo estaba siendo puesto en riesgo, por
unos ojos cafés en los que se perdía cuando se conectaban con los suyos.
—¿Es mi idea o nos estamos moviendo mucho?— musitó.
La preocupación fue visible en el rostro de Jungkook, pues aparentemente
no sólo era Taehyung quien sentía que su mundo estaba girando, sino que
además la cabina estaba siendo mecida por el viento. El pelinegro se
deslizó cautelosamente, desde su asiento hacia el costado de Taehyung,
para envolver su cintura con un brazo.
Cálmate, cálmate. Lamentablemente su corazón no hablaba en el mismo
idioma, latiendo errático contra su pecho, y causando que sus temblores
aumentaran.
—Tranquilo, bebé, tranquilo— dijo Jungkook, sin tener la mínima idea de
que sus nervios eran causados precisamente por el pelinegro—. Va a
terminar pronto.
—S-Sí, es que... Mi cuerpo no me obedece— Suspiró. Jungkook meditó por
un instante la situación, mientras Taehyung rogaba mentalmente que la
noria volviese a funcionar. Sin embargo, sus pensamientos se vieron
interrumpidos por la mano firme de Jungkook sobre su nuca.
¿Qué hace? Labios tibios tocaron los suyos de repente, disparando las
emociones desbordantes que había estado esforzándose por contener. Su
cuerpo se relajó involuntariamente contra el de Jungkook, en búsqueda de
su calor. Aturdido, mas correspondiendo el beso lento plantado en su boca.
Había extrañado esto. Dios, de verdad lo había hecho, y se odiaba por ello,
por haber extrañado los besos de Jungkook cuando estaban prohibidos,
pero no podía evitarlo. Se sentía tan bien, se sentía tan cálido entre sus
brazos. Como si flotara. Sus manos se sostuvieron en los hombros del
pelinegro y jadeó cuando Jungkook se apartó por un instante, cogiendo aire
antes de volver a besarle de inmediato.
Estaba jodido ¿no? Podía reconocerlo. Las mariposas, las mejillas
sonrosadas, la respiración agitada, el corazón descontrolado. Era difícil
ignorar la sensación de Déjà Vu, cuando los síntomas de enamoramiento
que había sufrido durante la secundaria, se repetían con cada sonrisa
esbozada por Jungkook.
—Vamos a tocar suelo dentro de poco— susurró el pelinegro contra su
boca. Taehyung asintió—. ¿Estás mejor? E-El beso fue... para distraerte.
—Gracias— dijo bajito. Jungkook respiraba pesado.
—Cuando quieras.
La noria se detuvo cuando su cabina alcanzó el piso. El encargado abrió la
puerta, permitiéndoles retirarse y a otra pareja ingresar. Jimin fue el primero
en recibirlos, corriendo hacia Taehyung con alegría, para preguntarle si la
vista desde arriba había sido de su agrado.
El castaño recordó la vista: ojos chocolate posados en los suyos, labios
rosados que se entreabrieron cuando se dificultó respirar. —Sí— exhaló,
sonrojándose—. La vista fue bastante bonita.
Nadie tenía que saber la verdad tras su comentario. Nadie tenía que saber
lo que dentro de la cabina había ocurrido. Pero por sobre todo, nadie, ni
siquiera Jungkook, debía saber lo que su corazón desembocado guardaba
y sentía por el pelinegro de sonrisa brillante que lo había cautivado por
segunda vez.
🔸🔸🔸🔸🔸
Me demoré como mil años en terminar este capítulo jandbddn en mi
defensa, he estado muy ocupada, lo siento u.u espero que les haya
gustado! ❤️❤️❤️ Tae ya es 100% consciente de sus sentimientos :')) y
me duele porque le va a doler JSKFBDN subiré pronto! Tengan muy
bonitos días, mis bbs❤️❤️❤️ Lxs amo!
honey

CAP 29

Has recibido (1) nuevo mensaje.


MinMin
¿Quieres almorzar conmigo mañana?
TaeTae
Me encantaría pero le prometí a Jiwoo que iríamos por pizza! Otro día tal
vez?
MinMin
Claro, no hay problema. Es sólo que... me gustaría verte de nuevo.
TaeTae
Awww, eres todo un cariñosito. Hoy tengo la tarde libre, si te interesa
MinMin
¿Y la noche?
TaeTae
Mientras no hayan homicidios involucrados, por supuesto! Qué tienes en
mente?
MinMin
Un amigo me contó de un nuevo bar en el centro. ¿Qué dices? ¿Quieres ir
por unos tragos?
TaeTae
Debo informarte que soy un muy mal bebedor y te verás arriesgado a
acabar con mi vómito encima
MinMin
La vida es un riesgo.
—¿Con quién hablas?
Taehyung brincó del susto, causando que el teléfono se resbalase de sus
manos y acabara chocando contra las baldosas bajo la mesa. Se petrificó
por un instante en su sitio, antes de reaccionar.
—Dios, Jungkook. ¡No vuelvas a sorprenderme así!— lo regañó,
agachándose para recoger el artefacto y verificar que estuviese en buenas
condiciones. El pelinegro arqueó ambas cejas y tomó asiento frente a él.
—Vaya, estás... bastante alterado. ¿Está todo bien?
—C-Claro que sí— titubeó, un poco (muy) consciente de lo que Jungkook
provocaba en su sistema. Sobre todo vistiendo esa jodida camisa. ¿Por
qué se había comprado esa camisa? ¿Acaso no notaba que se adhería
demasiado bien a sus músculos?
La cita en el parque de atracciones había terminado bien. Comieron
algodón de azúcar, Taehyung ganó un peluche de felpa, hicieron el famoso
recorrido de la casa embrujada. Una cita doble estándar con un final feliz.
O medianamente feliz. Porque lamentablemente en toda historia existen
malas noticias ¿no?
Para clarificar, Taehyung nunca había tenido la intención de enamorarse de
Jungkook. Eso había sido un accidente, del que desgraciadamente no
podía retractarse. Los sentimientos ya estaban ahí, propagándose por la
sangre y llenando su corazón; no había una forma instantánea de
eliminarlos. Por lo que, se veía obligado a aprender a vivir con ellos.
Querer a Jungkook de manera romántica era, honestamente, un asco. Una
pesadilla. El pelinegro parecía ignorar por completo los sentimientos de
Taehyung, lo que dificultaba las cosas considerablemente. Que le llamase
"bebé", que lo tratase como un jodido príncipe azul, que lo fuese a visitar a
la universidad y que se reuniesen a comer juntos... No ayudaba, para nada,
en su miserable intento de comportarse con normalidad.
Y tampoco lo hacía esa camisa, arremangada, permitiéndole una mejor
vista de sus brazos. Dios... ¿Por qué hacía tanto calor de repente?
—¿Tienes algo que hacer después de clases?— preguntó Jungkook, para
luego darle un sorbo a su café.
Era viernes. Y por algún motivo que desconocía, Jungkook le había pedido
que desayunaran juntos. Quizá debió haberse negado pero... pero era débil
¿de acuerdo? No iba a rechazar un desayuno con el chico que le gustaba.
—Nada que hacer— respondió casi mecánicamente, breves segundos
antes de recordar que había quedado de ver a Minho aquella noche—.
Espera, no. Tengo un compromiso.
—¿Con quién?
—Minho. El de las aguas termales ¿recuerdas?— Jungkook asintió con
lentitud y Taehyung juraba ver los flashbacks reproduciéndose en la cabeza
del pelinegro.
—¿Y adónde irán?
—A un bar, en el centro. Dijo que era nuevo.
¿Por qué estaba dándole tanta información? No tenía ni la menor idea.
¿Acaso esperaba que Jungkook se pusiera celoso? Tal vez, lo que era
ridículo. No podía esperar que Jungkook se preocupara cuando ni siquiera
albergaba sentimientos por el castaño. Pese a lo mucho que había
intentado encontrar una explicación esperanzadora y romántica para aquel
beso en la noria, siempre volvía al principio, dándose cuenta de que la
única razón lógica tras el beso, era nada más y nada más que una simple
distracción.
—¿Un bar?— El tono molesto en la voz de Jungkook hizo que el corazón
de Taehyung revoloteara. ¿Quizás...?—. Ten cuidado. La última vez que
fuimos a un bar, un idiota trató de sobrepasarse contigo.
Oh. Eso. Claro. Jungkook quería darle un consejo, un consejo de hermano
mayor preocupado que necesitaba velar por el bienestar de su hermanito.
Una estaca en mi tórax dolería menos. Sólo digo.
Bebió el resto de su café en silencio, preguntándose por qué el universo
era tan cruel, como para hacer que se enamorara del mismo hetero-imbécil
que lo rechazó en la secundaria. ¿Esto lo convertía en masoquista?
Posiblemente. No obstante, no era como si pudiera evitarlo; el corazón
nunca obedecía al cerebro.
「。。。」
Encontró a Minho sentado en la barra.
—¡TaeTae!— lo saludó, acercándose para envolverlo en un abrazo.
Taehyung palmeó su espalda—. Qué bueno que hayas venido. Te pedí un
trago.
—Oh. Gracias— aceptó, antes de recibir el vaso de líquido azul. Examinó el
lugar con la mirada, desde la pista de baile hasta los sillones en la parte
trasera. Estaba atestado de gente—. Se ve agradable.
—Lo es... ¿Quieres bailar?
Parpadeó, levemente desconcertado por la propuesta, mas asintió.
—Seguro.
Minho cogió su vaso de la barra y comenzó a caminar en dirección a la
pista de baile. Taehyung le siguió, tragándose los nervios que la multitud le
provocaba. Prefería lugares tranquilos, callados, aislados. Pero no hace
mal salir de vez en cuando, se convenció. Socializar y quizá beber un poco.
No era precisamente su idea de diversión, pero siempre podía adaptarse.
Transcurrió cerca de media hora, tal vez. El líquido azul no sabía mal; era
dulce y suave, aunque debía admitir que se sentía un poco mareado tras
tomarlo. Llevaba dos vasos —¿o tres?— gracias a que Minho se había
ofrecido a ir a buscar otra ronda a la barra.
Sinceramente, la experiencia no era desagradable como inicialmente había
creído que sería. La música no le rompía los tímpanos y el calor que
generaba la multitud era acogedor. Se sentía relajado, y feliz, tan feliz que
risas huían de su boca sin motivo alguno.
No se percató de la cercanía de Minho hasta que las manos del mayor
agarraron su cintura. Huh. Estaban bailando bastante apegados en
realidad. ¿Era costumbre hacer eso entre amigos? Le resultaba incómodo.
O tal vez sólo se debía a que era un jodido virgen privado de contacto físico
normal. También era posible, y tenía mucho más sentido. Realmente
necesitaba dejar de pensárselo demasiado.
—TaeTae— lo llamó Minho, acercando la boca a su oreja para que le
escuchara mejor, sobre el ruido del local. Al no recibir una respuesta,
continuó—. ¿Todavía tienes ese novio?
¿Novio? ¿Qué estupideces estaba diciendo? Taehyung no tenía... Oh, se
estaba refiriendo a Jungkook. —¡No es mi novio!
—¿No lo es? ¿Terminaron?
—Algo así— Ni siquiera Taehyung comprendía qué eran. Novios falsos
además de amigos además de un romance unilateral. Era complicado, muy
complicado para explicarlo con tanto líquido azul en el cuerpo.
—¿De verdad? ¡Entonces los dos estamos solteros!— rió Minho. El
castaño frunció el ceño, sosteniéndose en los hombros de Minho para
estabilizarse y verle a la cara.
—¡Creí que tenías novia!— exclamó para que el otro le oyera.
—Yo... Terminé con ella. Hace un tiempo.
—¿Qué? ¡Pero si eran tan bonitos juntos!— lamentó Taehyung, recordando
las fotos que el mayor le había enseñado. Dios, era una pena—. ¿Qué
pasó? ¿Por qué terminaron?
Minho inhaló hondo, mirando directamente a los ojos del castaño, tan
intensamente que Taehyung pensó por un momento que iba a golpearlo. En
cambio, y en contra de cualquier expectativa que hubiese tenido, el mayor
le sonrió. Le sonrió y lo atrajo más hacia él.
—Porque me gustas tú— dijo Minho. Espera, ¿qué? Taehyung se congeló
en su lugar, sin ser capaz de procesar adecuadamente la información, mas
siendo consciente de que las palabras habían sido dichas—. Me gustas de
verdad.
Le gusto... ¿Pero qué...? ¿Estaba sufriendo de alucinaciones? ¿Eran
efectos secundarios del líquido azul? ¿O era Minho quien estaba
delirando? ¿Acababa de decir que...?
—No he dejado de pensar en ti desde aquella noche— confesó. Los labios
de Taehyung se entreabrieron. No podía creer que esto estuviese
pasando—. Eres lindo y simpático y nunca me había sentido así antes, por
nadie. Amo hablar contigo y me gustaría que... que me dieras una
oportunidad.
Tenía que ser una broma.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Tres incógnitas que eran imposibles de
resolver, menos cuando apenas podía aceptarlo. Minho tenía novia, por el
amor de Dios, y había puesto fin a su relación por... ¿Por qué? ¿Por
Taehyung? ¿Es que Minho se había vuelto loco? Esto... ¿Esto significaba
que Taehyung era un maldito rompehogares?
No. No tenía la culpa de nada. Los sentimientos de Minho habían causado
esta situación. Minho era quien estaba... confundido. Solamente estaba
confundido. No existía manera de que su atracción por Taehyung fuese
romántica o real. No era posible.
—Vamos, TaeTae— dijo juntando sus frentes. Taehyung no podía
reaccionar, mucho menos apartarse—. Dame una oportunidad y te
demostraré que puedo ser lo que quieres.
¿Lo que quiero? Resultaba un tanto irónico. Porque Minho era,
extrañamente, lo que Taehyung quería. Lo que Taehyung había estado
esperando, un príncipe azul de cabellera sedosa, apareciendo en su vida
repentinamente, con una sonrisa perfecta, y una actitud amigable.
¿Entonces? Fácil. Solamente debía decirle que reciprocaba sus
sentimientos, luego sellarían su unión con un beso y podrían vivir felices
para siempre. Era el sueño. Era el cuento de hadas que había anhelado.
Era... ideal.
Pero no era Jungkook.
—TaeTae— susurró Minho a pocos centímetros de distancia. Taehyung le
miró, buscando en su corazón aunque fuese una pizca de atracción por él,
sin hallar nada—. ¿Qué dices? ¿Podemos intentar?
Estuvo a menos de dos segundos de negarse, de separarse de Minho para
explicarle que no deseaba darle falsas esperanzas, pues gustaba de
alguien más. Conocía a Minho lo suficiente para saber que no insistiría y
que respetaría la decisión de Taehyung sin cuestionárselo.
Sin embargo, su voz se estancó en su garganta, cuando una mano asió su
muñeca y lo alejó de Minho abruptamente. Trastabillando debido al alcohol,
chocó contra un cuerpo ajeno, quien lo sostuvo ahí, con cuidado de que no
perdiese el equilibrio. El aroma conocido impregnó sus narices.
—¿Qué crees que haces?— Escuchó a Minho exclamar por encima de la
música.
—Soy su novio.
—Acaba de decirme que no eres su novio.
—Dice tonterías cuando está ebrio.
No hubo más réplicas, por ninguna de las dos partes. El brazo que sujetaba
su cintura, ahora lo dirigía hacia la salida del bar, escabulléndose entre las
personas que ocupaban la pista.
Taehyung no comprendía nada de lo que estaba pasando. ¿Qué hacía
Jungkook en el bar? ¿Había ido a buscarle? No, probablemente... había
una explicación más lógica, que no acelerara el corazón de Taehyung de la
manera en que la actitud inesperada del pelinegro lo estaba haciendo en
aquel instante. Quizás había ido por unos tragos con unos amigos y lo
había visto por coincidencia.
Pero eso no explicaba por qué lo estaba sacando de ahí, o por qué lo había
apartado de Minho tan vehementemente. ¿Estaba... celoso? Ah, Taehyung
sacudió la cabeza, qué va. ¿Cómo iba a estar celoso? Debía parar de
cometer tales conjeturas, sobre todo considerando que Jungkook ni
siquiera tenía motivos para sentirse de esa manera.
Fuera del bar, el frío de la noche le caló hasta los huesos, haciendo notorio
el cambio brusco de temperatura. Jungkook percibió los temblores del
castaño y se deslizó fuera de su chaqueta, para cubrir con ésta los
hombros de Taehyung.
—Gracias— susurró el castaño con timidez. Jungkook asintió, segundos
antes de que su mirada chocolate se posara en la suya, robándole el
aliento—. Jungkook...
—Llamaré a un taxi para que te lleve a casa.
Una ola de decepción abrumadora lo embargó al entender qué era
verdaderamente lo que ocurría. Claro. Para ello había venido ¿no? Para
procurar que nadie tratara de sobrepasarse con él, y llegara a casa sano y
salvo. Jeon Jungkook comportándose tan correctamente era... frustrante.
—No me mires así.
Taehyung arqueó ambas cejas con desconcierto, percatándose de la
expresión adolorida en el rostro de Jungkook. —¿"Así" cómo?
—Como un cachorro mojado que necesita de mí— El pulgar acarició su
labio inferior y Taehyung suspiró ante el toque—. Necesitas descansar,
bebé.
—No estoy cansado— aclamó, en un mísero intento de alargar el tiempo
reducido que compartía con Jungkook. Quería quedarse un poquito más,
sólo un minuto más.
Las fosas nasales del pelinegro aletearon. —Llamaré al taxi.
—P-Pero yo no—
—Te vendrás conmigo a mi departamento.
Los ojos de Taehyung se ampliaron con sorpresa, observando atentamente
al pelinegro que ahora retiraba el teléfono de su bolsillo para realizar la
llamada. Un hálito huyó de entre sus brazos, cuando su respiración se hizo
agitada, por el golpeteo fuerte dentro de su pecho.
¿A su departamento?
Esperaron a que el taxi arribara, envueltos por el silencio y el frío, parados
a ínfimos centímetros el uno del otro. Taehyung se rebozó en la chaqueta
que desprendía el aroma de Jungkook, con las mejillas sonrosadas y el
corazón inquieto, mientras sus dedos se entrelazaban con los del contrario,
otorgándole su calor y dándose cuenta nuevamente de lo hondo... hondo
que había caído por él.
Pero bueno... ¿Qué tan malo podía ser otro corazón roto?
🔸🔸🔸🔸🔸
uYYYYYY, se viene ( ͡° ͜ʖ ͡°) JSNFBSND el próximo capítulo lo considero
mi fav así que estoy muy emocionada por subirlo uwu En otra nota,
hice cálculos muy matemáticos (ajá) y este fanfic tiene para unos 40
capítulos en total :0 nos iremos despidiendo pronto D: Espero que les
haya gustado! Lxs amo! Muchas gracias por leer! ❤️❤️❤️
honey

CAP 30

Jungkook iba a perder la cabeza.


A su departamento... ¿Pero en qué demonios estaba pensando? ¿Era
idiota? Aparentemente sí. Llevar al castaño altamente peligroso a su
morada, era un error, que no habría cometido si no hubiese sido por la
expresión decepcionada de Taehyung cuando insinuó que debían
separarse. Había flaqueado tan pronto los ojitos bonitos de Taehyung le
miraron, como si estuviesen diciendo "no me dejes", y antes de que pudiera
reaccionar, se hallaban subiendo por el ascensor de su edificio.
Era confuso, muy confuso en realidad. Una parte de Jungkook —la
sensata— quería ayudar a Taehyung a conseguir novio, pues aquello era lo
que inicialmente habían decidido; y había estado dispuesto a cumplir. Sin
embargo, la otra parte —la egoísta, la que le nublaba el juicio— quería
guardarse a Taehyung en el bolsillo de la chaqueta.
Era consciente de que era bastante jodido, considerando que sus
sentimientos por Yoongi persistían; mas no era algo que pudiera evitar.
Taehyung poseía un poder gravitatorio que mantenía a Jungkook en órbita
y aunque a veces trataba de zafarse, la atracción acababa siendo más
fuerte que su voluntad.
No ignoraba que debía detenerse y frenar los impulsos precipitados que
adquiría a través de una simple mirada. Se estaba apropiando de
Taehyung, lenta e irrazonablemente, con cada minuto que transcurría y una
vocecita incesante en su cabeza susurraba "mío", cuando no lo era.
Apártate, había pensado, cuando besó a Taehyung en la noria, fundiéndose
en el contacto tibio y húmedo que le otorgaban sus labios. Apártate, había
pensado, segundos antes de alejar a Taehyung de Minho en el bar porque
la sola imagen de ellos juntos le quemaba la garganta. Apártate, había
pensado, entrelazando sus dedos con los de Taehyung mientras esperaban
el taxi, implorando que nunca llegase el momento de soltarlo.
Pero en ninguna de esas oportunidad había sido lo suficientemente fuerte
para apartarse, y descubría que cada vez se hacía más y más difícil
imponer una distancia entre ambos.
—Yo dormiré en el sofá— dijo con las pocas gotas de autocontrol que le
quedaban y que lo frenaban de saltarle al castaño encima—. Tú puedes
usar la cama.
Observó a Taehyung moverse a través de la sala de estar, rozando los
muebles con las yemas de sus dedos y vagando por el cuarto con su
mirada almendrada. Sus movimientos eran calmos y comedidos, lo que era
un alivio para el pelinegro, quien había creído que debería enfrentarse a un
Taehyung ebrio aquella noche. El castaño se volteó, mirando a Jungkook a
través de sus pestañas espesas.
—Me gusta tu departamento— puntualizó, con los labios carmín hinchados
(Se había venido todo el trayecto hasta el departamento mordiéndose los
labios, y Jungkook no lo había pasado por alto, en lo absoluto)—. El mío no
es tan bonito.
—Es porque parece un chiquero.
—Aish— siseó ofendido ante el comentario, como si realmente no tuviese
ropa tirada por todo el piso de su cocina—. No tenías por qué decirlo de
esa forma tan cruel ¿mm? Que yo me esfuerzo en ordenarlo... a veces.
No le creía en lo último, pero bueno. —Mi cuarto está al final del pasillo a la
derecha. Al frente está al baño. La cocina está ahí— señaló—. Y yo aquí—
dijo, apuntando el sofá—. Si necesitas algo, no dudes en despertarme
¿vale?
—S-Sí— titubeó, inclinándose en un asentimiento respetuoso. Jungkook se
mordió la cara interna de la mejilla, preguntándose por qué hallaba aquel
gesto adorable—. Gracias, Jungkook.
—No te preocupes— Tenerle ahí era un beneficio exclusivamente para el
pelinegro, mas prefirió abstenerse de mencionárselo.
El castaño acortó repentinamente la distancia y extendió una mano hacia
su cabello azabache, dándole suaves palmaditas a las hebras del casco.
—Buenas noches— dijo en voz bajita. La mente de Jungkook se vació bajo
el toque tierno y la voz aterciopelada, y Taehyung procedió a retirarse
rápidamente en dirección al dormitorio.
El sonido de la puerta cerrándose fue la señal para que Jungkook se
desplomara en el sofá.
Ah, por el noveno infierno, Kim Taehyung realmente iba a matarlo. Los
latidos de su corazón retumbaban en sus oídos y la taquicardia parecía ser
un desenlace inminente, si no moría por un coma diabético causado por la
dulzura del castaño primero.
No entendía muy bien qué estaba pasando, ni por qué. Pero Taehyung se
comportaba diferente, al menos durante los últimos días. La actitud mordaz
a la que se había acostumbrado, se había estado suavizando en magnitud,
transformándose lentamente en miradas de cachorrito, acciones adorables
y sonrojos incomprensibles para Jungkook.
Estaba confiado de que no podría soportarlo por mucho tiempo. No. Se
derretiría físicamente si el castaño volvía a hacer algo así, que alteraba su
sistema y lo convertía un lío andante. Porque no bastaba lo mucho que lo
descolocaba antes de ello, ahora era aún peor.
Decidiendo que lo mejor para dejar de darle vueltas al asunto sería echarse
a dormir, estiró la manta que yacía en el respaldo del sofá y la situó sobre
su cuerpo.
Desgraciadamente cada vez que cerraba los ojos, podía verle.
A Taehyung.
Podía verle deslizando su cuerpo agotado entre las tersas sábanas. Podía
verle moldeando su figura tentadora en el colchón. Podía verle descansar
su cabeza en la almohada, con las hebras finas desparramándose en la
superficie.
Podía verle suspirando con los labios rojos y mordisqueados.
Y a la mañana siguiente la cama olería a él, a su esencia de frutilla,
embriagante al que se empezaba a hacer adicto. El aroma que era más
fuerte en la curva de su cuello, esa curva de piel limpia y sensible que su
boca perfectamente podía...
Abrió los ojos de golpe.
Esto de dormir no estaba funcionando.
Se levantó del sofá, trotando descalzo hacia la cocina para servirse un vaso
de agua, fría, con hielo. Quizá le ayudaba a calmarse, a él y a su
emocionado "amigo" que reaccionaba con la mínima psíquica estimulación,
lo que resultaba extremadamente vergonzoso.
Bebió el vaso al seco y sopesó rellenarlo, mas un ruido proveniente del
dormitorio lo sobresaltó. Un golpe y luego un chillido que hizo a Jungkook
volar a través del corredor, hasta alcanzar el pomo de la puerta.
Un Taehyung encorvado en el suelo esperaba al otro lado del umbral.
—Ay, ay— lloriqueó, sobándose el pie antes de percatarse de la presencia
de Jungkook. Los ojitos aguados se alzaron hacia él—. M-Me pegué en el
dedo chiquitito.
El aire fluyó de nuevo hacia los pulmones de Jungkook. —El susto que me
has dado.
Lo ayudó a incorporarse y a sentarse en la cama —recién notando que sus
pantalones no estaban cubriendo sus piernas—, para revisar si no se había
hecho daño. Con la mano sosteniendo la pantorrilla de Taehyung, se dedicó
a darle una ligera inspección, a la vez que un sentimiento sofocante se
hacía cargo.
La palma de la mano le cosquilleaba.
¿El resto de su pierna sería igual de suave?
¿Y la cara interna de sus muslos?
¿Y sus caderas?
¿Y su cintura?
No se aprovecharía por averiguar. Era puramente por la ciencia. La ciencia
de saber si Taehyung era tan jodidamente delicioso de tocar como parecía,
o si tan sólo estaba delirando por el poco oxígeno que le llegaba al cerebro.
Tragó saliva con la mirada intensa recorriendo las piernas de Taehyung sin
poder frenarse y un suspiro abandonó la boca del castaño cuando lo notó.
—Jungkookie~
El apodo estremeció hasta el más recóndito rincón de Jungkook, quien tuvo
que inhalar hondo para despegar los ojos de las largas extremidades y
centrarse en el rostro —sonrosado— de Taehyung, desplazando la
sensación sofocante a un lado. Observó ensimismado la manera en que
sus labios llamativos se entreabrieron.
—No me mires así— musitó el castaño. Jungkook sabía que estaba
refiriéndose a su estudio exhaustivo, pero se mordió la lengua y fingió no
entender ni jota de lo que hablaba.
—¿"Así" cómo?— preguntó con vacilación, fingiendo inocencia. El muy
bobo. Esperaba que al menos Taehyung no se atreviera a exhibirlo en voz
alta, cuando lo único que causaría con ello, sería hacer las cosas
incómodas.
Sin embargo, al castaño no le iba guardarse sus descubrimientos, no
cuando eran una mina de oro —y tenía un poco de alcohol corriendo en la
sangre—. Por lo que debió suponer que sería malo, cuando ladeó la
cabeza delicadamente y sus dientes atraparon su labio inferior.
—Como si quisieras comerme.
La mano de Jungkook soltó la pantorrilla del contrario casi como si fuese
veneno.
¿Comerlo?, pensó aturdido, dando un par de pasos hacia atrás. No, pero ni
loco, somos amigos, habría dicho su parte sensata, si estuviera despierta.
¿Desde cuándo Taehyung era tan descarado? ¿Desde que se había bebido
un par de vasos de alcohol? No. Aún podía ver, bajo la fina capa de
desvergüenza, la ternura endulzada, palpable en el sonrojo de sus pómulos
y en los sutiles temblores de sus brazos. Como si sus propias palabras le
diesen nervios.
Era una combinación que habría enloquecido a cualquiera, y Jungkook no
era la excepción.
—Jungkookie— le llamó Taehyung con un lindo puchero. La entrepierna de
Jungkook resintió el apodo. Ah, ¿dónde está Tucáncito cuando lo
necesitas?—. ¿De verdad me besaste en la noria para distraerme?
No tenía ni la menor idea de dónde provenía esa pregunta, pero fue lo
suficientemente precisa como para robarle el aliento. ¿Se había dado
cuenta? De que su intención en la noria había sido lejos una muy distinta a
la excusa barata que proporcionó. Para su martirio, en esta oportunidad, no
había una salida, no una convincente.
—No— admitió, con el poco valor que había recaudado—. Yo... quería
besarte.
Siempre quiero besarte.
Pero no lo diría, no cuando aún tenía chance de salvar la amistad que
habían establecido, si se retractaba.
No obstante, la respuesta pareció fascinarle a Taehyung.
—A-Ah... Yo...— titubeó. Estaba todo rojito y Jungkook quería pincharle las
mejillas—. Yo también. Digo...
La palabra suspendió en el aire y Jungkook parpadeó, dejando las ideas de
apretujarle los cachetes sonrosados de lado, para enfocarse en lo que
Taehyung había dicho, lo que implicaba.
Y luego, sin aliento. —¿También querías besarme?
—S-Sí— dijo todo tímido. El pelinegro había olvidado cómo respirar y
Taehyung no le dio siquiera un segundo para recuperarse—. ¿P-Podríamos
hacerlo de nuevo?
—¿Ha-Ha-Hacer qué de nuevo?— Se sentía estúpido y torpe. Taehyung
estaba diciendo toda clase de cosas, sin un filtro de sobriedad que lo
manejase, y el autocontrol del pelinegro iba desvaneciéndose
peligrosamente rápido.
Taehyung se removió en la cama y procuró evadir la mirada de Jungkook
cuando señaló sus propios labios con su dedo índice.
—B-Beso— susurró.
¿Y qué iba a hacer Jungkook? ¿Decir que no?
Se sentó frente a Taehyung en la cama, con las rodillas dobladas contra el
colchón y los ojos fijos en la cara bonita del castaño. Un beso. Sólo uno.
Podía conformarse. Era más de lo que podía pedir, en definitiva, y lo
disfrutaría al máximo, ya que probablemente a la mañana siguiente
Taehyung volvería a su estado de racionalidad, y lo golpearía antes de que
pudiera siquiera pensar en sus labios.
Consideró inclinarse hacia él o posicionar sus manos en su nuca. No sabía
por qué esto le ponía tan nervioso. No estaba acostumbrado en lo absoluto
a que Taehyung le pidiera un beso. En el pasado, solía ser él, quien se
desvivía esperando que aceptase y le robaba un par cuando estaba
distraído.
Para su sorpresa, fue Taehyung quien inició el contacto esta vez.
Sus brazos rodearon el cuello de Jungkook y lo atrajeron hacia su cuerpo,
fundiendo sus bocas en un beso que no se sintió como ninguno de los otros
que habían compartido. Era profundo y quemaba y encendía el interior de
Jungkook. Y al mismo tiempo era húmedo en las caricias que se otorgaban
las lenguas. Joder. Jungkook sostuvo a Taehyung por la cintura, metiendo
las manos por debajo de su camiseta para sentir su piel.
Quería besarlo por horas, por días, por años, por décadas. Quería besarlo
hasta que la boca le cosquilleara y las piernas de Taehyung temblaran
contra sus manos. Quería besarlo hasta que estuviesen jadeando,
anhelando aire, mas privándose de éste para unir sus labios con
parsimonia las veces que quisieran.
Nunca había querido tanto esto. Nunca había encontrado tanto placer en
un simple beso, como lo hacía con Taehyung. Podía sentirse a sí mismo
cayendo por un abismo, del que era imposible resguardarse. Pero le daba
igual caer, si ésta era la recompensa.
Ido en las sensaciones que Taehyung causaba, fue capaz de percibir —a lo
lejos— las yemas frías de unos dedos, acariciando su abdomen y luego
subiendo su camiseta. Contuvo una risita, cuando escuchó a Taehyung
soltar un quejido por no poder quitarle la molesta prenda de encima.
—Tranquilo, bebé— dijo sobre sus labios. Se retiró la camiseta por arriba
de los hombros y la lanzó a alguna parte de la habitación—. Ya está.
Taehyung posó sus manos en su abdomen, admirando y tocando los
músculos por un largo instante, antes de tirar de Jungkook de regreso a su
boca.
Perdió la noción del tiempo, y también un poco de lo que estaba pasando.
Jungkook apenas fue consciente de que se estaban moviendo, hasta que
Taehyung se halló recostado dócilmente en la cama y Jungkook encima
suyo, con el calor generado entre ambos empezando a escalar hacia algo
más.
Si hubiera sido cualquier otra persona en el mundo, quizá la situación
habría sido diferente. Habría dicho algo como "¿Quieres continuar?" y
bastaría conocer la respuesta para ver cómo se desencadenarían las
cosas. Sin embargo, se trataba de Taehyung.
Taehyung, que recién había recibido su primero beso unas semanas atrás
porque había estado esperando por el príncipe azul de su fantasía. Que le
había pedido que fuese su Cupido, porque quería un novio, un amor real.
Que había entrado en pánico cuando un idiota se sobrepasó con él en un
bar, al ser probablemente su primera experiencia de ese tipo.
Taehyung era especial, increíblemente especial, sobre todo para Jungkook,
y lo último que quería era que le entregase su primera vez a alguien que
todavía amaba al mismo chico que amó durante la secundaria, y por quien
—aún más importante— Taehyung no albergaba sentimientos.
—Tenemos que parar— jadeó, odiando la sensación de vacío que adquirió
al separarse de la boca tibia del castaño. Dios, eso había requerido de toda
su fuerza de voluntad.
Los ojitos almendrados no tardaron en verle con desconcierto, curiosos de
por qué había detenido tan abruptamente la sesión de besos y caricias que
estaban proporcionándose tan a gusto.
—¿Ya no quieres seguir?— dijo Taehyung con ingenuidad.
Jungkook sacudió la cabeza. —No... No es eso. Si seguimos, no sé adónde
irá a parar.
El castaño se sonrojó al captar al mensaje, mas no conseguía entender qué
había de malo en ello. —¿Y... tú no quieres?
—Dios, sí quiero— soltó antes de poder tragarse las palabras—. Pero es tu
primera vez, Tae. Y creo que, mínimo debes hacerlo con alguien que te
guste.
Sonaba como lo más correcto, como lo que el castaño merecía. A pesar de
las ganas que lo empezaban a corroer. Se mantuvo estático en su lugar,
esperando que eventualmente Taehyung admitiese que estaba en lo cierto
y que lo mejor sería fingir que nada ocurrió.
Pero luego las manos de Taehyung acariciaron sus hombros y se
deslizaron hacia sus brazos, propinándole cariñitos suaves que no le
ayudaban a Jungkook en eso del autocontrol. Sus miradas se conectaron y
Jungkook vio a Taehyung temblar bajo su cuerpo.
—S-Sí— concordó Taehyung. Y Jungkook hubiese estado dispuesto a
incorporarse, si no hubiese dicho —. Eso hago.
La confesión se derramó en Jungkook como un balde de agua fría.
Eso hago. Hacerlo con alguien que me gusta. El silencio apabullante aclaró
el sonido de la sangre bombeando en sus oídos y una presión en su pecho
le dificultó tragar con facilidad.
No había estado preparado para eso.
Gustar. Gustar de él. ¿Por qué? Después de todo lo que había sucedido,
antes y ahora, pensó que Taehyung jamás podría verle de esa manera de
nuevo. Que con los daños que había causado en la escuela, Taehyung
aprendería la lección y no volvería a acercarse a Jungkook, para evitar salir
herido.
Lamentablemente, Taehyung nunca ha sabido cómo apartarse, ni siquiera
ahora.
Jungkook observó al castaño con detención, estudiando las circunstancias
a las que estaban expuestos y siendo incapaz de ignorar el hecho de que
aquello entre ambos no era exclusivamente unilateral.
No estaba seguro de si gustar era la palabra adecuada para definir lo que
sentía, pero era consciente de que sus sentimientos iniciales hacia el
castaño se habían desfigurado hasta transformarse en lo que eran
actualmente. Un lío en el que su cabeza no podía congeniar su deseo de
besarle y su deseo de protegerle de sí mismo.
¿Pero le gustaba?
Había amado a Yoongi por tantos años. Sentimientos tan fuertes no
desaparecían de la noche a la mañana. Sin embargo, tampoco podía fingir
que lo que sentía por Taehyung era insignificante, cuando su sola presencia
le había hecho olvidar a Yoongi por completo un sinnúmero de veces.
Le encantaba Taehyung. Realmente. No había caso en negarlo o reprimirlo.
Menos en aquel instante crucial en el que podía dar una respuesta. Por lo
que le dio rienda suelta a los sentimientos desbordantes que embargaba
por el castaño, lanzándose hacia lo desconocido, y sin escuchar su parte
sensata que gritaba desesperada para que a aquello le pusiera fin.
—Tú también— suspiró, inconscientemente acercándose a los labios
entreabiertos y húmedos de Taehyung, que le llamaban, le tentaban—.
También me gustas.
Por la expresión de Taehyung cruzó un atisbo de sorpresa y desconfianza,
que se desvaneció cuando la boca de Jungkook encontró la suya, borrando
cualquier rastro de duda y transmitiéndole en su calor lo mucho que le
gustaba su castañito.
Podía lidiar con ello ¿no? Con lo que Yoongi le hacía sentir y con lo que
Taehyung le hacía sentir. Con los sentimientos encontrados y diferentes,
con los que persistían y los que surgían, elevándole en el aire.
Podía amar a Yoongi y gustar de Taehyung al mismo tiempo, sin
problemas, sin enredos... Podía manejarlo... ¿no?
🔸🔸🔸🔸🔸
No :^) JAMFBNSNS el capítulo más largo que he escrito uwu El smut
lo dejaré para un extra :0 Espero que les haya gustado!
Love_Beautifull tiene la versión Taekook de este fic, por si les interesa
ggg ❤️❤️❤️ y soy feliz, porque siento que por fin se viene lo bueno
ewe ❤️❤️ gracias por leer! Lxs amo!
honey

CAP 31

Tenía tanto sueño que sentía que podía derretirse sobre la cama.
¿Qué hora era? Ugh. Ni siquiera quería saberlo. Solamente esperaba no
llegar tarde al almuerzo con Jiwoo, o sino la pequeña diablilla se encargaría
de propinarle un buen gancho izquierdo en su bonita nariz. Suspiró hondo
enterrando su rostro en la almohada, cuando un aroma familiar ingresó por
sus fosas nasales, despertándolo por completo.
Jungkook.
Se puso alerta, incorporándose tan abruptamente en la cama que un dolor
punzante se extendió a lo largo de su parte inferior, desde sus caderas
hasta sus muslos. Se mordió el labio para ahogar un quejido,
inspeccionando a la vez el cuarto en el que se encontraba.
Oh, Dios, no había sido un sueño.
Vale, que no tenía que cundir el pánico ¿no? Estas cosas siempre ocurrían
en las películas. Tipo idiota se acuesta con tipo extra idiota porque la noche
anterior, con el ambiente y un poco de alcohol en el sistema, la idea parecía
fascinante, para descubrir a la mañana siguiente que —en efecto— no, no
lo era.
El único problema era que se había acostado con Jungkook y no se
arrepentía de nada.
"También me gustas". ¿Eso también había sido real? ¿Jungkook también
sentía cosas por él? ¿Jungkook estaba interesado románticamente en él?
Sintió cómo la sangre empezaba a acumularse en sus mejillas, causando
que le ardiera la cara como si le estuvieran quemando.
Era mutuo. No podía creerlo. Siempre había asumido que Jungkook era
incapaz de verle de esa manera, que nunca podría hacerlo. Cuando eran
adolescentes, ya le había rechazado, por lo que supuso que ahora lo haría
también.
Pero no.
El hetero-imbécil gustaba de él.
Se lo había dicho, y luego lo había besado, y luego habían hecho cositas.
Taehyung estaba en las nubes.
Se cubrió la boca con las manos, para que su grito no se escuchara hasta
Europa, y se volvió a recostar en la cama, siendo incapaz de ocultar la
sonrisa que sus labios esbozaban con facilidad. Era mutuo, le repetía su
mente con felicidad y cariño, con alegría irracional llenándole el corazón.
Se sentía tan jodidamente feliz. Ahora Jungkook y él podían— Esperen,
¿dónde estaba Jungkook?
Frunció el ceño al percatarse de que el pelinegro no estaba a su lado, ni
presente en su propia habitación. ¿Había huido? ¿Eso era posible? Estaba
familiarizado con las escenas comunes donde, tras una larga noche de
hacer cositas, uno de los dos se escabullía fuera del departamento,
abandonando a la respectiva pareja sola y desamparada en un catre vacío,
para después nunca regresar. Pero este es su departamento, no el mío...
¿Se va a mudar o qué?
Dándose cuenta de que sus suposiciones sonaban extremadamente
estúpidas, optó por levantarse e ir a investigar a la cocina. Igual si no lo
encontraba, podía prepararse un buen desayuno. Corazón roto pero
estómago contento... Podía conformarse.
Estaba dirigiéndose a la puerta para salir, cuando inesperadamente chocó
contra una de las puntas de un mueble, siendo su dedo chiquitito del pie el
que recibió todo el impacto.
Ah, mierda, aquí vamos de nuevo.
—¡Ay, ay, ay!
A este paso le tendrían que amputar el dedo. ¿O ya se le había caído?
—¿Tae?— Escuchó desde afuera, pasos apresurados resonando contra el
piso, segundos antes de que un Jungkook preocupado apareciera frente a
él.
Wow.
Tenía el cabello azabache ondulado, aún húmedo por el agua de la ducha.
Estaba usando pantalones de chándal grises y un suéter que le hacía
juego. Si no hubiera sido por el fuerte dolor que le hacía apretar los dientes,
Taehyung probablemente habría babeado.
—¿Qué te...?— El surco entre las cejas de Jungkook se desvaneció y una
risa melodiosa brotó de su garganta—. ¿Te pegaste otra vez?
—Jajá. Sí. Veo que te causa gracia mi sufrimiento— resopló el castaño con
ironía, muy fastidiado por el caliente-y-también-bonito aspecto mañanero
de Jungkook. Ese idiota quería aniquilar a media Corea con ese atuendo y
esa cara.
—Eres tan torpe...— suspiró, mirándole resignado. Taehyung estuvo a
punto de gruñirle, mas sus insultos se atascaron en su garganta, cuando
Jungkook se agachó y sin pensárselo demasiado lo cogió en brazos—. Ven
acá, bebé.
Taehyung era consciente de que pudo haberle evadido, o pudo haber
pataleado para que le soltase. Sin embargo, no iba a negar que se sentía
súper calentito y cómodo en sus brazos, además de que le dolía el pie
¿no? Era un movimiento estratégico para no caminar.
No notó que se dirigían a la cocina hasta que se halló sentado en uno de
los taburetes. Se vio a sí mismo, reconociendo que eran sus bóxers los que
estaba usando, mas no la camiseta. La estiró para ver qué decía, leyendo
al revés mas entendiendo las palabras WOT IN TARNATION, junto a la foto
de un perro con sombrero de vaquero.
—¿Te gusta?— preguntó Jungkook, situando en la superficie de la mesa un
plato con tostadas. Taehyung supuso que se refería a la camiseta y soltó un
ruidito de hesitación.
—Mm... no mucho. He visto mejores.
—Pesado— le contestó haciendo un mohín. El castaño rió, hallando el
gesto súper extra tierno, probablemente debido a que era la camiseta
favorita de Jungkook—. Quítatela, no la mereces.
—¡No, no!— chilló cuando el pelinegro rodeó la mesa para acercársele. Las
manos del contrario le hacían cosquillas mientras trataba flojamente de
arrebatarle la prenda—. ¡Era broma! ¡Ay, no! ¡Y-Ya para! ¡Que era broma!
Sus risitas fueron apagándose paulatinamente luego de que Jungkook le
soltara, jadeando por aire y siendo incapaz de borrarse la sonrisa del
rostro. El pelinegro le sonreía también, con una expresión dulce, que le
armaba un revoltijo por dentro a Taehyung.
—Bobo— musitó el castaño. Jungkook arqueó ambas cejas, luciendo
ofendido, lo que hizo que los labios del contrario se curvaran todavía
más—. Tu sentido de la moda es un asco.
—Pero qué agresivo eres en la mañana. ¿Será por que no has comido?
Taehyung abrió la boca. —¿Me estás llamando glotón?
Lamentablemente el sonido que hizo su pancita no lo ayudó para nada en
su intento miserable de defenderse.
Mientras Jungkook terminaba de servir el desayuno preparado por sus
manos expertas —quizá había arruinado un poquito el café, pero daba
igual—, Taehyung se dedicó a observarle ir de allá para acá en la cocina.
Parecía tan irreal, lo de la noche anterior, lo de aquella mismísima mañana,
la confesión. Todo. Honestamente era demasiado perfecto para que
pudiera procesarlo adecuadamente, era como estar en un sueño del que
eventualmente tendría que despertar, y no quería que acabara.
Sus sentimientos eran correspondidos, tal vez con una magnitud distinta a
la propia, pero existían. Jungkook no le indiferente. A base de aquellos
sentimientos, podían construir una relación, y eso a Taehyung no
solamente le animaba, sino que le aterraba también.
Nunca había estado en una relación. Por supuesto, era su culpa, ya que
había estado esperando al indicado para que tomase aquel lugar,
rehusándose a salir con personas que no encajasen con lo que quería. No
estaba seguro de que Jungkook encajase con esa precisa definición
tampoco, pero... era mucho mejor; mucho, mucho mejor de lo que había
estado buscando.
—¿En qué piensas?— dijo Jungkook, sentándose en un taburete frente a
él. El desayuno lucía y sabía delicioso. Taehyung dejó su tostada a medio
comer para responder su pregunta.
—Pensaba en... nosotros— La mención de un nosotros pareció espantar a
Jungkook, aunque no lo juzgaba, a Taehyung le espantaba también—. Creo
que... deberíamos discutirlo. ¿Tú no?
El pelinegro tosió. —No. Digo, sí. Lo nuestro. Sí— Le pegó un largo sorbo a
su jugo de naranja antes de conectar su mirada con la de Taehyung—.
Prosigue.
—Bien... Nunca he estado en una relación, no una real— añadió, para
clarificar—. Y creo que lo mejor sería... tomarnos las cosas lento. Ya sabes.
No darnos una etiqueta ni nada de eso.
—¿Quieres ser... algo?
Taehyung asintió, hallando la palabra lo suficientemente ambigua como
para definirlos. —Sí. Algo.
Que no fuesen una pareja oficial, le aliviaba enormemente. Pasitos de
bebé, se dijo a sí mismo, para tranquilizar los nervios que una nueva etapa
en su vida significaba para él. Sobre todo con Jungkook, en quien confiaba
en gran parte, mas conocía bastante para saber que su corazón corría un
gran riesgo...
No, no. Nada de pensamientos pesimistas. Estaban recién empezando, era
borrón y cuenta nueva. Nada de prejuicios que su pasado le hubiera
inculcado, nada de dudas o cuestionamientos absurdos. Jungkook había
cambiado, había crecido y Taehyung sería un bastardo si no depositaba su
confianza en él.
—Entonces... ¿Qué implica ser "algo"?— dudó el pelinegro, tan perdido
como lo estaba Taehyung. No obstante, eran sus propias reglas ¿no? Ellos
decidían qué hacer en su camino a descubrir qué serían.
—Que podemos hacer lo que queramos, siempre y cuando el otro quiera.
—¿Te puedo dar besos?
Taehyung enrojeció. —B-Bueno, sí...
Aish, Jungkook era tan fastidioso.
—¿Y...— continuó, esta vez siendo el pelinegro quien se sonrosaba—,
podemos repetir lo de anoche?
Diosito, qué calor hacía de repente. —S-Sí. También.
Guardaron silencio, ambos con las mejillas rojas y ardiendo. Hablar de ellos
mismos era jodidamente vergonzoso.
—Es raro— musitó Jungkook de repente, llamando la atención de
Taehyung—. Besos y lo de anoche... ¿No sería una relación real?
—Mm, considera que es un periodo de prueba— Jungkook le miró
confundido y tuvo que contener una risita por su expresión adorable—. Ya
sabes, como un programa de computador con periodo de prueba gratuito.
Si al final te gusta, lo compras. Si tienes dudas al respecto o crees que no
funciona, lo desinstalas— Le parecía un poco cruel la palabra "desinstalar"
pero...—. ¿Qué dices?
—Pues... creo que lo entiendo, y me agrada ¿sí? Pero...
—¿Pero?
Jungkook se cruzó de brazos, con los labios abultados. —Tienes prohibido
instalar otro programa aparte de mí.
Taehyung esbozó una sonrisa ladeada. ¿Le estaba pidiendo que fuesen
exclusivos? Le parecía tierno que Jungkook siquiera dudara de ello, cuando
era él la única persona a la que podía mirar.
—De acuerdo— aceptó—. Nada de instalar otros programas.
—No puedo creer que estemos hablando de esto en idioma computín... Ah,
¿y qué haremos con lo de arriendo de novio?— Brincó con la duda,
causando que Taehyung lo recordase—. Porque teóricamente no eres mi
novio real, sólo el falso.
—Pues sí... Quizás lo mejor sería no enredar las cosas.
—Podríamos separarlos completamente— propuso Jungkook como
solución. Taehyung hizo un gesto para indicarle que estaba escuchando—.
Lo del contrato queda intacto. Yo sigo pagando para que seas mi novio
falso, y para que actúes frente a Yoongi y Jimin. Y cuando estamos a solas,
somos ese... "algo".
—¿Entonces... hacemos lo que una pareja pero me sigues pagando?— El
pelinegro asintió ante el bien estructurado resumen y Taehyung parpadeó al
escucharse a sí mismo—. Oh, por Dios...— jadeó con incredulidad—. Seré
como tu prostituto.
—Jesucristo, Tae, ¡no lo digas así!— le regañó, viéndose apenado por el
nombre que se auto-otorgaba el castaño. Taehyung rió, con su bonita
sonrisa cuadrada saliendo a escena.
—Perdón, perdón. Seré tu "algo", Tucáncito.
—Ah, ese apodo de nuevo— se quejó el pelinegro, haciendo que Taehyung
volviera a reír—. ¿Es que no puedes inventar uno más lindo? ¿Como
Kook? ¿Kookie?
—¿Qué te parece Jungkookie~?
Jungkook se atoró con su tostada. —No, ese no.
Continuaron platicando, variando el tema de conversación desde lo que
eran hasta algún apodo que no atacara la dignidad de Jungkook, robándole
risitas bobas a Taehyung y haciéndole suspirar embelesado por el pelinegro
guapo que tenía enfrente.
Cada sonrisa esbozada por Jungkook, haciendo que se preguntase, si el
periodo de prueba era siquiera necesario para convencerle de que debía
comprar el programa, cuando la respuesta parecía ser tan obvia. Pero
bueno, avanzar despacio les haría bien, a ambos; para que uno pudiera
resolver sus propios sentimientos difusos y el otro no estuviera en un lugar
tan alto al momento de caer.
🔸🔸🔸🔸🔸
Yo, cada vez que vengo a dejarles un nuevo capítulo:
Espero que les haya gustado!! Es tan cute ver a TaeTae feliz uwu
gócenlo (que dura poco u.u) ❤️❤️❤️ tengan unos maravillosos y
bellísimos días❤️❤️❤️ Mis clases se aproximan y ya no podré subir
tan seguido TT (terrible, oremos). Hasta pronto (ojalá)!! Y lxs amo
mucho!!❤️❤️❤️
honey

CAP 32

Escuchó la risa de Jungkook a lo lejos, suave y melodiosa, arrullándole


mas haciéndole finalmente abrir los ojos, a pesar de lo cómodo y calentito
que se hallaba durmiendo. Parpadeó para acostumbrarse a la leve luz en la
penumbra, percatándose de un teléfono situado a centímetros de su rostro
y a Jungkook sentado en la cama sosteniendo éste.
El sonido de un click descolocó a Taehyung, el cual fue seguido por una
risita divertida y risueña. Frunció el ceño con confusión. Era muy temprano
para comprender qué era lo que estaba pasando, sobre todo considerando
que su cerebro acababa de despertar. Ay, sólo quería dormir otra vez.
—Mírate~...— susurró Jungkook, con adoración tiñendo su voz—. Eres una
cosita tan adorable.
Sintió cómo sus mejillas se sonrojaban por el comentario. Qué vergonzoso
era el pelinegro a veces. Esperaba que al menos la cubrecama cubriera
sus mejillas también. Otro click resonó en el cuarto y Taehyung fulminó con
la mirada al chico sonriente que lo observaba desde arriba.
—¿Qué haces?— masculló somnoliento. No era su culpa. Se habían
quedado hasta tarde viendo películas.
—Mm, nada— Otro click y Taehyung empezaba a sospechar que Jungkook
le estaba mintiendo—. ¿Sabías que acostumbras a hablar dormido?
—Y-Ya sé— admitió, abultando sus labios en un pequeño puchero. Era una
mala manía que no desaparecía, aunque había esperado de cierta forma
que con el transcurso del tiempo hubiera disminuido en frecuencia, al
menos un poquito.
Hablar dormido podía resultar molesto para otras personas, las víctimas
que debían soportar sus balbuceos nocturnos; se lo imaginaba y no podía
negar que parecía un fastidio. Para su sorpresa, Jungkook no sonaba
recriminatorio, sino maravillado. Como si hubiera descubierto un tesoro
importante.
—Ah, casi lo olvido— exclamó el pelinegro, dejando el teléfono atestado de
fotitos a un lado.
Se acurrucó junto a Taehyung, quien ya estaba ovillado entre las sábanas,
y se acomodó a sus espaldas de tal modo que su cuerpo tapara el del
castañito. Cuchara grande, pensó Taehyung, disfrutando el calorcito que
transmitía Jungkook a través de la ropa.
—Jimin está de cumpleaños en unos días. Hará una comida en su
departamento, con un par de amigos, y estamos invitados— relató,
capturando la atención de Taehyung fácilmente. Jimin le agradaba mucho.
Era muy amable y amoroso con él, por lo que se sentía muy feliz y
agradecido de que lo hubiera considerado en su cumpleaños, pese al corto
lapso que llevaban conociéndose.
Asintió con vehemencia, no muy seguro a qué, pero dio a entender que
estaba completamente a bordo con la idea. Le ilusionaba bastante. Hacía
rato que no veía a Jimin y no iba a esconder que ya lo extrañaba.
—Hoy día iré a comprar un regalo para él— dijo Jungkook, besando la
oreja de Taehyung, generándole cosquillas—. ¿Se te ocurre algo? Sé que
no hablan mucho pero...
—¡Un mantel de jirafas!— brincó su castañito, removiéndose entre sus
brazos para verle de frente. Los ojos de Taehyung brillaban con emoción,
por ser capaz de recordar aquella charla en el parque de diversiones,
cuando Jimin le confesó varios de sus gustos y de sus intereses. Jungkook
esbozó una sonrisa y asintió.
—Me agrada. Seguro que le va a encantar.
Claro que le va a encantar. Le va a fascinar. Mis regalos son asombrosos,
quiso decir, siendo callado por los labios del pelinegro tocando los suyos.
Taehyung se derritió contra él, como un caramelo que se fundía despacio
ante la calidez que Jungkook otorgaba.
「。。。」
13 de Octubre
16:35 hrs.
Abrió la puerta de su departamento, tirando las llaves sobre un esquinero y
colgando su chaqueta en los ganchos de la entrada. Peinó su cabello hacia
atrás soltando un bufido antes de dirigirse a su dormitorio.
Quedaban pocas horas para el cumpleaños de Jimin, por lo que —según
sus cálculos y considerando su indecisión sobre sus atuendos— ya debía
comenzar a prepararse. A pesar de lo agotado que se sentía por las clases
en la universidad, consumidoras de cualquier energía viviente, ciertamente
la próxima celebración de aquella noche le levantaba los ánimos. Poder ver
a Jimin y a Yoongi de nuevo le alegraba, más de lo que se permitía
demostrar.
Su mente traicionera —y sumamente enamorada— evocó la memoria de
Jungkook, haciéndole sonreír como un bobo. También le vería a él. Desde
aquel día en su departamento, en el cual decidieron ser "algo", habían
estado compartiendo mucho tiempo juntos, lo que le hacía enormemente
feliz. Poder estar con Jungkook, sin un contrato de por medio, se sentía
magnífico.
Sus pies se detuvieron en el umbral de su cuarto, cuando vio a Jiwoo
sentada en su cama, con la mirada enfocada en él, como si hubiera estado
esperándole. Taehyung esbozó una sonrisa cuadrada hacia su hermana,
albergado por el desconcierto que le causaba su inesperada presencia.
—¿Desde cuándo estás aquí? Creí que estabas con mamá— expresó
entrando a su dormitorio. Revolvió cariñosamente el cabello de la pequeña
y fue hasta su armario, para buscar qué ropa ponerse—. ¿Y? ¿Cómo
estás? ¿Mamá está bien?
—¿Mamá?... Oh. Mamá está bien— respondió bajito, sonando un tanto
ausente en la conversación míseramente entablada. Taehyung
normalmente hubiera captado la sutil diferencia que presentaba su
hermana al hablar, mas su instinto de hermano mayor se hallaba opacado
por la emoción desbordante de la reunión de aquella noche.
Su armario era un desastre; lo que resultaba obvio. Tiró un par de prendas
al piso para rebuscar hasta el fondo del mueble, sacando más prendas aún
si es que era posible, y categorizándolas por formal, informal y "ropa
decente para la cena". Una camisa amarilla y una camisa azul estaban en
disputa. Complicado.
—Mm... ¿Puedes ayudarme?— le pidió a Jiwoo, cogiendo las respectivas
camisas, una en cada mano—. Tengo una cena más tarde y necesito tu
opinión. ¿Debería ir con la azul o con la...?
Las palabras se estancaron en su garganta tras voltearse hacia la castaña,
observando aterrado las lágrimas silenciosas que corrían por sus mejillas
sonrosadas, con las manos temblando sobre su regazo. Las camisas se
resbalaron de su agarre hasta alcanzar el suelo y un latido pasó, antes de
que Taehyung corriera a envolverla en una abrazo apretado y cálido.
Nunca lloraba. Jamás. Siempre mantenía una expresión serena e
inquebrantable, parándose firme ante cualquier adversidad. Jiwoo había
madurado antes que él, responsabilizándose de ciertas cosas de las que
ella ni siquiera debía preocuparse a tal edad. Con lo que odiaba verla
siempre reprimiendo sus emociones, ahora se preguntaba por qué sentía
más rabia e impotencia al verla llorar expresándolas.
—Ji-Jiwoo, ¿qué ocurre? ¿Qué pasa, enana?— Su corazón se rompía con
cada espasmo del menudo cuerpo que sostenía, sin saber cómo detener el
llanto desconsolado de la menor—. Por favor, dime algo. ¿Alguien te dañó?
¿Te asaltaron? ¿Te peleaste con mamá?
—Tae— jadeó su hermana, sonando vacía y rota. Las manos delgadas y
débiles se aferraban inútilmente a su camisa—. Pasó algo.
—¿Qué? ¿Qué pasó, enana? Háblame— pidió. Adolorido por no encontrar
la forma de calmarla, de traerle paz. Acarició la espalda de la pequeña y un
nudo se formó en su garganta, cuando Jiwoo se distanció, lo suficiente para
verle el rostro.
Sus labios resecos se movieron, palabras junto a sollozos huyendo entre
éstos y retumbando en los oídos de Taehyung como un pitido insoportable.
Las lágrimas aún mojaban sus mejillas enrojecidas y sus pestañas
revoloteaban húmedas, esperando una reacción de su hermano. Una
maldición, un grito, un sollozo; lo que fuera.
Taehyung acarició distraídamente el mentón de la pequeña, con la mirada
perdida en algún punto de la habitación, procesando lo que aquello
significaba, lo que esas simples palabras implicaban no solamente para
ellos, sino que también para la otra familia Kim, aquella que su padre había
construido y que experimentaban la misma pérdida por la que ambos
estaban pasando.
—Es papá— había dicho Jiwoo, tratando de contener el llanto—. Él... Se ha
ido, Tae.
13 de Octubre
19:26
Jungkook suspiró hondo, revisando nuevamente la fila de mensajes
enviados a Taehyung, quien no daba señales de vida ni intenciones de por
menos dejarlo en visto. Decidió que llamarlo resultaría más efectivo, en
observación de que su castañito claramente no estaba prestándole
atención a su teléfono.
Le resultaba extraño que Taehyung pareciera tan desinteresado en el
cumpleaños, cuando había estado emocionado por ello durante casi toda la
semana. Había estado realmente imposible de callar, por lo que Jungkook
tuvo que escucharle hablar horas y horas de lo agradable que era Jimin, de
lo mucho que congeniaban, de lo feliz que estaba por verle prontamente.
No supo cuándo ocurrió, ni cómo, pero acabó enterándose eventualmente
de que Jimin y Taehyung habían intercambiado números, por lo que ahora
se mandaban mensajitos a cada rato sobre cualquier bobería. No es que
Jungkook estuviese celoso, pero... De acuerdo. Un poquito. ¡Pero no
podían juzgarlo! Taehyung tenía al contacto de Jimin guardado como
"Minnie (y muchos corazoncitos)", mientras que Jungkook estaba seguro de
que a él lo tenía agendado como "Tucán" o algo así. Lo encontraba una
falta de respeto enorme.
El pitido familiar de la llamada saliente sonó contra su oído hasta que la
línea se descolgó infinitos segundos después. Al notar que del otro extremo
no hubo ninguna señal de saludo, optó por no perder tiempo e ir directo al
grano.
—Hola, bebé. Te he estado escribiendo desde hace un rato, pero no
contestas. Ehm... Iré a buscarte en taxi a tu departamento, para ir adonde
Jimin y Yoongi ¿está bien para ti?— preguntó, y cerró la boca, a la espera
de una respuesta. Honestamente estaba con prisa. Taehyung ignorando
sus mensajes y actuando todo distraído, no ayudaba a su puntualidad. A
este paso llegarían tarde a la cena. Frunció el ceño, al no oír nada en la
línea—. ¿Tae?
Hubo un momento de silencio, en el cual Jungkook pensó que se había
cortado la comunicación. No obstante, cuando Taehyung finalmente
respondió, el alivio que pensó que lo albergaría, no lo hizo.
—Jungkook...
El pelinegro se congeló en su lugar, alarmado ante la voz frágil y ahogada
de Taehyung, sobre todo ante la ausencia del apodo usual que usaba para
referirse a él. Poniéndose alerta, sostuvo fuertemente el teléfono atrapado
en su mano, respirando pesado cuando una ola de preocupación lo cubrió
al darse cuenta de que había algo mal. Algo estaba muy, muy mal.
—Bebé, ¿qué pasa?— susurró suave, desplazando cualquier pensamiento
relacionado al cumpleaños de Jimin, para volver a Taehyung en su
prioridad. Solamente necesitaba saber que estaba bien, que estaba sano y
salvo en su departamento. Que nada malo había sucedido.
El castaño no tardó en responder. —Yo- Yo no...— Impotencia oprimió el
pecho de Jungkook al percibir la ruptura en su voz y saber que no estaba
ahí para tranquilizarle—. No me siento muy bien.
—Voy para allá.
—No— soltó de golpe, deteniendo a Jungkook a medio camino hacia su
puerta—. No vengas. No estoy en casa.
—¿Dónde estás? Iré a buscarte.
—No— repitió Taehyung. Jungkook quería gritarle que parara de decir
tonterías, que iría a buscarle lo quisiera o no, que era su responsabilidad
protegerlo de lo que fuera que estaba causándole tal insano dolor—. No es
necesario. Por favor, no vengas.
—Me da igual que no sea necesario. Soy tu— La frase quedó a medias, su
consciencia obligándole a guardar silencio. ¿Soy su qué? ¿Su "algo"?—.
Envíame tu ubicación ¿vale?
—No puedo, Jungkook. Yo- Yo de verdad lo siento mucho— dijo con
sinceridad. Jungkook estuvo dispuesto a insistir, mas la llamada se cortó,
dejándole varado en medio de la nada, sin explicaciones y con un mal
presentimiento carcomiéndole desde dentro.
Llamó a Taehyung nuevamente, sólo para descubrir que "el número que ha
marcado está apagado o fuera de la zona de servicio". Gruñó, con miles de
ganas de lanzar el teléfono a la mierda, hasta que se percató de un nuevo
mensaje en la barra de notificaciones.
Bebé
Te llamo luego. Por favor diviértete en el cumpleaños de Jimin y mándale
saludos de mi parte. Dile que lamento mucho no poder asistir
Jadeó, leyendo con incredulidad el mensaje que en su mano sostenía. ¿Era
alguna especie de mala broma? ¿En qué demonios estaba pensando?
Colgando de esa manera tan precipitada y esperando que Jungkook fuera
capaz de actuar con normalidad después.
¿Qué había pasado? ¿Un problema familiar? ¿Un tema privado del que
Jungkook no podía enterarse? ¿Secretos del gobierno? Su mente no podía
racionalizar la situación con claridad, no cuando la voz —la rota y dolorosa
voz— de Taehyung continuaba reproduciéndose en su cabeza. "Jungkook"
había musitado, como si estuviera llamándole, mas alejándolo al mismo
tiempo.
Revisó la hora en su reloj de muñeca, estudiando sus actuales
circunstancias y por lo tanto sus posibles opciones.
Taehyung estaba fuera de alcance, incomunicado y sin una localización
cierta en el mapa. Encontrarlo sería difícil, considerando que no le había
dado ningún contexto, más que "no estoy en casa", y que había exigido que
no fuese a por él.
Inhaló hondo, optando finalmente respetar la decisión de Taehyung, aún si
aquello iba contra sus propios deseos. Si no quería que le buscase, tendría
que asumirlo. Cogió la chaqueta que descansaba en su sillón y el regalo
que había envuelto para Jimin, y salió de su departamento.
La pesadumbre causada por la llamada lo acompañó en todo el trayecto
hasta el hogar de Jimin y Yoongi, pues no importaba cuánto intentara, no
podía formular un escenario lógico o comprensible en su cabeza que
pudiera explicar el estado anímico de Taehyung, ni siquiera podía imaginar
la idea de un posible problema que se hubiera desencadenado mal.
Quizás simplemente no estaba en posición de saberlo. No eran nada oficial
después de todo. Sólo eran "algo". Los "algo" no estaban obligados a darse
explicaciones, ni a conocer en cada aspecto la vida del otro. No eran
novios. Y cuando lo eran, eran falsos.
Se detuvo frente a la puerta del departamento que compartían Jimin y
Yoongi, y pasó sus dedos a través de las finas hebras de su cabello
azabache. Bien. Era el cumpleaños de su mejor amigo, y eso significaba
meterse en el papel, dedicarle su atención, darle ánimos y olvidar... lo que
estuviera ocurriendo con Taehyung. No era el momento adecuado para
quemarse la cabeza pensando en ello. Podría hacerlo después.
Tocó el timbre y Jimin abrió la puerta, recibiendo a Jungkook con un
abrazo. Tras desearle un feliz cumpleaños, procedió disculparse por la
ausencia de Taehyung, entregándole una explicación vaga y que le dejaba
un sabor amargo en la boca.
Daba igual. Aquella noche iba a disfrutar la compañía de su mejor amigo,
aunque fuera un poco. Ya pronto se le iba a pasar la preocupación y la
pesadumbre, quizá con un vaso de whisky, de esos capaces de tranquilizar
un corazón inquieto, que martilleaba contra su pecho ante la posibilidad de
que su castañito estuviera doliendo, sin él ahí para consolarlo.
Solamente le quedaba confiar en que Taehyung estaría bien, en que a la
mañana siguiente ambos lo estarían, y podrían continuar con sus vidas
como si nada hubiera pasado.
Sin saber que no era tan simple.
Sin saber que aquella noche marcaría un gran cambio en la vida de los
cuatro, ya fuese para bien o para mal.
🔸🔸🔸🔸🔸
Escribir este capítulo me puso sad u.u Pero es sad. NSNDBDND
espero que les haya gustado! Edité este capítulo porque la versión
original no me gustó tanto u.u igual la idea se mantiene, así que no es
necesario releerlo uwu
Este capítulo va dedicado a mis bbs que en el anterior estaban
planeando el asesinato de Jungkook en la sección de comentarios
JAJSBSKS. Lxs amo! Tengan unos maravillosos días!! ❤️❤️❤️
honey

CAP 33

Aviso de utilidad pública, ah: Edité el capítulo anterior (lo hice casi al
tiro así que tal vez ni sepan que lo edité), pero es básicamente lo
mismo que la primera versión, sólo agregué más palabras uwu Eso.
Continúen ( ͡° ͜ʖ ͡°)
───────── ∘°❉°∘ ─────────
Los funerales siempre le resultaron tétricos.
Cuando niño, pensaba que los muertos saldrían del cajón y lo perseguirían
para comerse su cerebro. Estaba muy inmerso en las películas de zombies,
por lo que no era demasiado sorprendente o inesperado. Luego vio Sexto
Sentido y simplemente ya no podía ir a la cocina por la noche a buscar un
vaso de agua, sin sentir que un fantasma lo perseguía.
Sin embargo, aquel funeral se sentía distinto al resto. Era una combinación
de melancolía y amargura. Las flores olían bien y eran bastante bonitas. La
ropa negra no era lo suyo, pero... le hacía sentir que la tristeza de su alma
se derramaba, en vez de contenerse.
Jiwoo y su madre se abrazaron durante toda la ceremonia.
No era fácil perder a un padre. A Taehyung le dolía recordar que la última
vez que le vio, fue en su nueva casa, aquella que compartía con su nueva
familia, y su voz grave, rasposa, que antes solía contarle cuentos y fábulas,
ahora pronunciaba las palabras "no quiero verlo" para referirse a su hijo
mayor. Cerrando las puertas no solamente de su hogar, sino que también
de su vida.
Sabía que la reacción había sido a causa de su famosa homosexualidad.
Nunca tuvo la oportunidad de hablarle respecto al tema, pero estaba
seguro de que su madre se había encargado de informarle. Pues, a pesar
de que su padre los había abandonado, su madre le perdonó y entablaron
una amistad que, aunque fuese un tanto extraña, parecía ser sincera.
De cierto modo, su padre había fallecido, quedando en buenos términos
con todo el mundo. O casi todo. Taehyung no determinaría el desenlace
con su padre como un buen término. Sin embargo, no había cómo
remediarlo ahora, que ya era demasiado tarde para enmendar lo que fue
roto.
Una mano suave acarició su brazo y Taehyung no tuvo que voltearse para
saber que era So Rim. Esbozó una tenue sonrisa, hallando dulce la manera
en que la mismísima viuda trataba de confortar al hijo que su esposo
difunto negó. So Rim siempre se había preocupado irrazonablemente de
Taehyung y él no podía estar más agradecido.
—Él estaría orgulloso de ti— susurró So Rim con la voz quebrada. Y
aunque Taehyung era consciente de que mentía, asintió.
Tras el funeral, hubo una recepción en la casa de su padre. Entrar a aquel
lugar fue... extraño, considerando que nunca se le había permitido ingresar
más allá del recibidor. Las personas se dispersaron por la sala de estar, el
comedor y la cocina. Había gente que Taehyung no conocía y supuso que
eran amigos que su padre había encontrado luego de iniciar su nueva vida.
Una fotografía enmarcada colgando en la pared llamó su atención y
observó, con un nudo amarrándole la garganta, la sonrisa de su padre
mientras era rodeado por So Rim y los hijos que habían concebido juntos.
Como una familia feliz. Que Taehyung anheló, mas no pudo tener.
La vibración en el bolsillo de su pantalón lo distrajo de aquella escena
inmortalizada y sostuvo en su mano el teléfono, mirando el nombre de
quien hacía la llamada entrante.
Le había estado ignorando desde hacía unos tres días, rehusándose a
hablar con Jungkook durante el periodo de velorio. Taehyung se sentía
frágil, como si cualquier palabra pudiera romperlo en mil trizas, y quizás era
por ello, que no deseaba decirle a Jungkook que su padre había muerto.
No tenía ni la menor idea de cómo decírselo. No tenía ni la menor idea de
si era correcto hacérselo saber. La relación entre ambos era confusa y los
límites no habían sido impuestos adecuadamente.
¿Podía buscar en Jungkook el apoyo y la contención que necesitaba?
¿Podía pedirle mimos y caricias que le ayudasen a sanar? Porque
honestamente le aterraba. Le aterraba ser vulnerable frente a Jungkook,
mostrar sus inseguridades y sus miedos, las heridas y cicatrices que el
abandono de su padre había dejado.
Pero —Dios— extrañaba tanto oír su voz. La extrañaba tanto. Y Jungkook
había detenido sus mensajes en el buzón de voz, por lo que ya no habían
grabaciones que pudiera reproducir. Inhaló hondo, con el corazón
desembocado y las emociones a flor de piel, antes de presionar su dedo
contra la pantalla.
—Jungkook— exhaló tras atender. Un golpe seco se escuchó al otro
extremo de la línea.
—¿T-Tae?— dijo el pelinegro exaltado. Una sonrisa curvó los labios de
Taehyung y cerró los ojos por un instante, permitiéndose sentir la calidez
que el sonido de su voz transmitía—. ¡Creí que te habían secuestrado!
—Ves demasiadas películas de acción.
—¿Cómo estás? Yo- Fui a buscarte a tu departamento después del
cumpleaños de Jimin, pero no habías regresado aún.
—He estado... ocupado— Lo que no era una mentira, no completamente.
Pero era incapaz de confesarle el verdadero motivo—. ¿Cómo estuvo el
cumpleaños de Jimin?
—Bien... Le gustó mucho el mantel de jirafas.
—Por supuesto que sí. Soy un genio en hacer regalos— alardeó en broma,
con la intención de subir los ánimos de la conversación y consiguiendo una
risita por parte de Jungkook como recompensa.
Mandando descargas elecritizantes a cada una de sus fibras nerviosas.
Estremeciendo su mundo entero con facilidad.
Taehyung sopló y no consideró las consecuencias, cuando un par de
palabras riesgosas se le fueron del pecho.
—Te extraño.
Oh, joder. Realmente lo había dicho.
Se mordió la lengua, sintiendo sus mejillas hervir, y ocultó sus ojos con la
palma de su mano. Maldición. Lo había dicho en un impulso, pero no podía
retractarse ahora ¿o sí? Se mantuvo inmóvil y absolutamente callado.
Esperando impaciente por una respuesta recíproca que jamás llegó.
La línea quedó en silencio y se oyó a sí mismo carraspear.
—Olvídalo. Em... regresaré a casa esta noche. ¿Sí?— dijo con la boca
seca y las piernas temblorosas. Idiota, idiota, idiota—. Nos vemos,
Jungkook.
—Sí— dijo tardíamente—. Nos vemos, Taehyung.
El castaño cortó la llamada, con la presión en el pecho siendo insoportable
y pesada. ¿Te extraño? Dios. Soy tan estúpido. ¿Qué esperaba? ¿Que me
dijera "yo también"?
Guardó el teléfono en su bolsillo, mortificado por su propia efusividad
arruina-todo. El sonido peculiar de unos tacones acercándose le hizo
voltear y entre el resto de la gente, la observó.
—¿Era tu novio?— le preguntó So Rim. Taehyung parpadeó perplejo ante
la deliberada insinuación de conocer su orientación sexual, cuando era un
secreto. Aunque no debía estar sorprendido ¿verdad?
—¿Papá te lo dijo?
—Tu padre me contaba todo— explicó caminando unos pasos más hacia él
y tocando con las yemas de sus dedos la fotografía de su familia
enmarcada—. Él estaba... muy afectado por la noticia.
Quiso reír, pero le costaba respirar. —Me odiaba ¿no?
—No, Taehyung, nunca te odió— Su mirada tierna se posó en el rostro de
Taehyung, con el fantasma de una sonrisa—. Pero sí se odió a sí mismo.
Frunció el ceño, confundido por el significado de esas palabras. El brazo de
So Rim rodeó su cintura y apoyó su cabeza sobre el hombro del menor.
—Tu padre siempre pensó que la homosexualidad era un error y un
pecado. Fueron sus propios padres quienes lo criaron de esa manera.
Cuando supo de tu orientación sexual... estaba muy enojado— Alzó la
cabeza para ver a Taehyung y él devolvió su mirada—. Estaba enojado
porque sabía que sus creencias te harían daño. No fue lo suficientemente
fuerte para abandonar sus creencias homofóbicas por ti. Y se odiaba por
ello... Por eso decidió protegerte de sí mismo. Te alejó para que no tuvieras
que ser víctima de su odio y de sus errores.
La mujer guardó silencio y Taehyung esbozó una sonrisa sardónica,
decidiendo que mirar el techo sería mejor que ver la cara desmoronada de
So Rim.
—De todos modos su alejamiento se debe a mi homosexualidad—
masculló. So Rim palmeó su espalda.
—No lo estoy justificando. Ni a él ni a su homofobia. Y tampoco estoy
defendiendo sus decisiones— Se apartó del castaño y le propinó una ligera
caricia en el hombro—. Pero no te odió, Taehyung. Tu padre siempre te
amó. No dudes al respecto.
¿Me amó?
El corazón del menor se encogió en su pecho, como si hubiese estado
esperando siglos por esas palabras, tortuosos siglos en los que latió
atormentado por tales pensamientos, y sintiéndose liberado por al fin
encontrar alivio.
Lágrimas saladas se acumularon en sus ojos antes de siquiera poder
contenerlas. Dios, realmente iba a llorar frente a esa mujer, esa mujer que
por mucho tiempo culpó del abandono de su padre y el derrumbe de su
felicidad. Llamándole rompehogares en silencio y odiándola por robar el
amor de su padre. Prometiéndose jamás ser como ella.
So Rim, la persona que siempre estuvo para él, cuando su padre no lo
estuvo.
—Gracias— dijo Taehyung luchando contra sus ganas de llorar. So Rim
asintió, con una delicada sonrisa atestada de compasión.
—Este es tu hogar también, Taehyung. Puedes venir aquí cuando quieras.
Era doloroso y también un bálsamo que sanaba las heridas infringidas en el
pasado. Podía recordar a su madre diciéndole que se fuera, que no
deseaba su presencia en su casa. Podía recordar a su padre rechazándole,
no dignándose a verle de frente. Su familia dándole la espalda, solamente
por amar.
Nunca creyó que volvería a escuchar la palabra "hogar" luego de tal
desenlace.
Agradeció a So Rim por su desinteresada amabilidad y le explicó que era
su momento de retirarse. Necesitaba volver a su departamento, para poner
su vida en orden. Ella besó su mejilla y le deseó un buen viaje de regreso.
Su cuerpo se sentía entumecido. Probablemente debido a lo agotador que
resultaba canalizar sus sentimientos y emociones, sobre todo tras una
pérdida. Jesús. Apenas podía caminar sin desplomarse en el suelo.
Arrastró sus pies hasta la entrada de su edificio y luego subió hacia su
respectivo nivel.
Encontrando un chico muy guapo y desaliñado sentado frente a su puerta.
—Pero si no es mi tucán favorito— bromeó.
Jungkook levantó la cabeza que apoyaba sobre sus rodillas y miró con ojos
grandes al castaño vestido de negro, parado frente a él, con un rostro
cansado y una sonrisa floja. Se incorporó del piso y sin darle tiempo de
reaccionar, atrajo a Taehyung en un abrazo.
—Llegaste— exhaló. Un ruidito sorprendido brotó de la boca de Taehyung.
—B-Bueno, sí. Te dije que volvería esta noche.
—Estaba tan preocupado. ¿Qué pasó? Desapareciste y yo no sabía qué
hacer. Si no hubiera sido por los "vistos" que dejabas en mis mensajes,
habría llamado a la policía.
—No seas tonto... ¿Q-Quieres entrar?— titubeó, tratando de romper el
abrazo entre ambos. Aunque le dolía forzarse a hacerlo. Porque, a pesar
de que era aterrador y se moría de miedo, Taehyung no quería apartarse.
Había estado anhelando un abrazo de Jungkook desde que se enteró del
fallecimiento.
Pasó tres días convenciéndose de que alejarse era lo correcto, mientras
sus entrañas se retorcían pidiendo por él.
Y joder, quería mandar a la mierda sus miedos y sus trancas, porque se
sentía tan bien estar entre sus brazos, se sentía tan cálido y seguro.
Tomaron asiento en el sofá, o algo por el estilo. Jungkook se sentó todo
educado y recto, al lado de Taehyung, quien se acomodó de tal modo de
apoyar sus piernas en el regazo del contrario. A Jungkook no pareció
molestarle, por lo que se quedó ahí.
—Estaba visitando a unos familiares— dijo Taehyung, como coartada para
justificar su ausencia. Tal vez no estaba siendo totalmente sincero, sin
embargo, le costaba hacer surgir el tema—. Cuando te dije que no podría ir
al cumpleaños de Jimin, en realidad yo... tuve una riña con mi hermana.
Estaba afectado. Lo lamento.
—¿Pero ya estás bien?— cuestionó el pelinegro, sin dejar de estar
preocupado. Taehyung entendía. Había sido un poco rudo ignorarle por
esos días. Ya podía imaginarse a Jungkook calvo por el estrés.
—Sí... Ya estoy bien— Contigo estoy bien. Pero tenía que ser idiota para
soltar una bomba de esa magnitud.
Continuaron charlando hasta la madrugada y abordaron el tema que más le
interesaba a Taehyung: el cumpleaños de Jimin. Cómo estuvo, quiénes
fueron, si Jimin se divirtió. Jungkook reía, relatándole anécdotas graciosas
e hilarantes que ni siquiera se podía imaginar. Como que el amigo de Jimin
—Hoseok— había botado el pastel accidentalmente, o como que Yoongi
había bebido unas copas de más —Taehyung siempre había tenido una
visión muy responsable de él—, o como que Jimin había reído tan fuerte
que bebida salió de su nariz, o como que Yoongi había estado
coqueteándole juguetonamente a Jungkook —con lo que Taehyung se rió,
porque sólo eran amigos ¿no?—.
Cosas pequeñas, detalles mínimos, en los que se ocultaba una verdad que
Taehyung no pudo ver. Probablemente estaba ciego, por la deslumbrante
sonrisa de Jungkook, y sordo, por su voz arrulladora en la que hallaba paz.
Pero en aquel instante nada de eso importaba, no existían problemas o
desconfianza.
Solamente existían ellos y pensó —equívocamente— que podría ser así
para siempre.
Sin saber que nunca habían sido únicamente ellos dos en la ecuación.
🔸🔸🔸🔸🔸
Son las 2 AM JSNFBFNF no debería estar actualizando a estas horas
pero sé que mañana no podré u.u Otro capítulo que me deja sad ;_;
pude escribir harto de la vida de Tae eso sí, así que igual toi feliz uwu
Espero que les haya gustado!! Lxs amo mucho!! Hasta pronto uwu ❤️
honey

CAP 34

Sucedió a inicios de primavera, cuando So Rim llamó por primera vez a su


teléfono, para darle las noticias que había estado tratando evitar por parte
de Jiwoo.
Aquel día ahora se sentía tan lejano como inexistente. A veces cuando
cerraba los ojos, aún podía fingir que era ficción, un sueño profundo del
cual no podía escapar.
A inicios de primavera, su padre sufrió la primera caída.
"Estamos en la clínica" le había dicho So Rim, con la voz quebrada, porque
jamás había sido buena ocultando sus sentimientos. Taehyung no dudó por
un instante en echarse a correr.
Su cabello acabó revuelto, su ropa humedecida por el sudor, su rostro
enrojecido, mientras se esforzaba por respirar. Sus pies pisaron el pulcro
suelo del establecimiento y So Rim le miró con lágrimas en los ojos.
La ilógica y absurda esperanza de que su padre le permitiría verle, albergó
a Taehyung igual que un diluvio. Esperó con el corazón en la mano, que su
padre se convirtiera en un hombre piadoso y aceptara la presencia de su
propio hijo en la misma habitación.
"Está decaído. Creo que es mejor que no le molestemos por ahora" le
había excusado So Rim, acariciando el brazo de Taehyung en un intento de
brindarle calma. Todavía recordaba el escozor insoportable en sus ojos y
garganta, al comprender que a pesar de su estado crítico y el tiempo que
habían transcurrido separados, no deseaba siquiera verle.
Nada había cambiado.
No obstante, Taehyung era testarudo, y decidió que si bien su padre se
negaba a recibirlo a él, no le permitiría negar su apoyo financiero para el
tratamiento. Pese a lo mucho que So Rim trató de hacerle desistir
—asegurándole que podrían pagarlo—, Taehyung consiguió convencerla.
Empezó a trabajar en el proyecto Rent A Boyfriend poco tiempo después.
Las ganancias del servicio que ofrecía, iban directamente al tratamiento de
su padre.
Luchó por mantener su empleo, discutiendo con Namjoon un par de veces
por problemas triviales. Como por ejemplo, que no estaba dispuesto a
besar a los clientes, obligándole a escribirlo en el reglamento de la página
—Reglamento que aparentemente Jungkook nunca supo cómo leer—. Mas
siempre buscando su piedad luego, para no perder el trabajo.
Mes y medio tras el fallecimiento de su padre, se preguntaba por cuánto
más podría aplazar su renuncia.
Se había prometido al comenzar, que formar parte del proyecto llegaría a
su fin cuando su padre acabara con su tratamiento. Confiado en que se
recuperaría, y descubriendo que la vida disfrutaba de escoger los senderos
duros para hacerle caminar.
Renunciar a Rent A Boyfriend implicaba perder bastante posible dinero
fácil de obtener. También significaba abandonar el proyecto de Namjoon,
quien a través de los meses, no solamente se había convertido en un
amigo, sino que también en una persona valiosa e importante para
Taehyung. ¿Lo defraudaría? Porque definitivamente se sentía así.
Y por supuesto, por último pero no menos importante, el hecho que no
podía evadir, por más que quisiera ignorar... Renunciar al proyecto
significaba renunciar parcialmente a Jungkook.
Ser "algo" y ser novios falsos de manera paralela, quizás no era ideal. Sin
embargo, habían aprendido a lidiar con ello. Sobre todo considerando que
no se habían reunido en una cita doble con Yoongi y Jimin desde su
cumpleaños.
Si ya no había un contrato, si ya no existía una fachada que mantener,
¿qué ocurriría con su relación? ¿Cambiaría? ¿Se desmoronaría paulatina
e irreversiblemente? Volviendo a ser los desconocidos que fueron tras
graduarse de la secundaria.
Con la mirada fija en el teléfono que descansaba sobre su mesa, se
cuestionó si era realmente necesario renunciar. No estaba haciéndole daño
a nadie manteniendo el empleo. Si abandonaba, Namjoon se sentiría
herido, perdería las excusas para reunirse con Jungkook. ¿No era
demasiado arriesgado hacerlo?
A punto de dar un paso hacia atrás en su decisión, observó cómo la
pantalla se iluminaba ante una llamada entrante. El nombre "Tucáncito"
brillando en la parte superior y descolocándolo en gran parte.
¿Acaso habían acordado verse aquel día? Estaba bastante seguro que no.
Lo habría anotado —en su agenda, que por cierto estaba extraviada por su
cocina.
Estiró un brazo para alcanzar el aparato y llevó el auricular a su oído.
—¿Jungkook?
—Hola, bebé— Taehyung no alcanzó a preguntar la razón de su repentina
llamada cuando Jungkook continuó—. Estoy comprando cortinas para mi
habitación, porque se rompieron. ¿Qué dices? ¿Azul oscuro o azul
grisáceo?
¿Qué? —¿C-Cómo se rompieron las cortinas?
—Eh. Pues, digamos que, una fuerza omnipotente me empujó contra la
ventana y... puede ser que me haya afirmado de las cortinas para no
caerme— dijo en un tono más alto que su voz usual. Taehyung reprimió
una sonrisa.
—¿Entonces te tropezaste?
—No, no. Me empujaron.
—¿La fuerza omnipotente?
—Esa perra— confirmó Jungkook—. ¿Y bien? ¿Azul oscuro o...?
—Sí. Ese suena bien— dijo el castaño con suavidad, una sonrisa tierna
tirando de sus labios. Le parecía adorable que Jungkook le llamara para
una decisión tan doméstica—. ¿Eso es todo?
—Bueno, yo...— guardó silencio y el corazón de Taehyung latió como un
estúpido—. Quiero verte.
Oh.
Se rascó la nuca, con las piernas temblándole. ¿Verme? Se habían visto el
día anterior, en un almuerzo y luego cuando Jungkook le fue a buscar a la
universidad. Supuso que Jungkook preferiría pasar su sábado con alguno
de sus amigos.
—¿Ahora?— susurró con timidez. Las mejillas le quemaban, pero se
rehusaba a pensar que se había sonrojado.
—Sí... Sólo si puedes— se apresuró a decir—. No es tan importante pero...
sí. Si quieres.
Se mordió el labio inferior, queriendo reírse de sí mismo.
No podía creer que siquiera hubiera dudado sobre su relación. Quizás no
eran nada oficial, un "algo" sin etiquetas. Pero Jungkook siempre se
preocupaba de él. Siempre estaba pendiente. Organizaba sus horarios para
que pudieran reunirse, le hacía mimos cuando descansaban en la cama, lo
trataba con tal insana dulzura.
A veces le costaba recordar que le gustaba a Jungkook. Sin embargo, era
real. Algo real que siempre había querido tener y que nunca había tenido,
hasta conocerlo.
Si renunciaba a Rent A Boyfriend su relación no se vería afectada. Podía
renunciar y quedarse a su lado también, porque Jungkook le quería de una
manera diferente a la del pasado, Jungkook había decidido separar lo real
de la actuación que mantenían. Lo de ellos no era una fachada.
—Sí puedo, y quiero— respondió sin aliento—. Quiero verte.
Después de acordar lugar y hora, colgó el teléfono, sabiendo que no tenía
por qué dudar. Ellos estarían bien. Sin importar su trabajo, sin importar el
proyecto.
Esa mañana, Taehyung renunció a Rent A Boyfriend.
Tal vez estaba arriesgándose, entregándole su corazón a alguien, cuando
en el pasado juró que no repetiría el mismo error. Nada le aseguraba que
Jungkook y él podrían dar el siguiente paso.
Pero Taehyung quería hacerlo.
Ser su novio.
Namjoon no pidió demasiadas explicaciones al respecto y respetó su
decisión, retirando su perfil de la página web. Taehyung agradeció su
ayuda, y le prometió que siempre estaría ahí para él, sin importar las
circunstancias.
Sus manos temblaban después de finalizar la llamada.
Aterrado, mas emocionado ante una realidad que jamás creyó suya.
Lanzándose a un futuro incierto, con el corazón en la mano.
Porque Taehyung estaba enamorándose de Jungkook.
Esperando que Jungkook se sintiera de la misma manera por él.
「。。。」
Esperaba que Taehyung no se tomara el rompimiento a mal.
Suspiró hondo, observando fijamente su batido de banana, como si éste
pudiera solucionarle la vida.
Con fines de clarificar, el castaño le gustaba, todavía. Si no hubiera sido
así, nunca habría aceptado ser "algo". Probablemente se habría retirado
mucho antes de convertirse en su primera vez.
Pero era inútil fingir que podía continuar en una relación con Taehyung,
cuando su mente no paraba de evocar vagas memorias de aquella noche,
en la que había jurado ser un buen amigo para Jimin en su cumpleaños, y
en cambio, acabó en la cocina, a solas con un Yoongi muy coqueto
colgándose de su brazo.
Era consciente de que existían límites. Ni un vaso de whisky ni veinte de
ellos, iban a desencadenar sus sentimientos reprimidos. No cruzó la línea,
ninguna; pero en su mente, no podía decir lo mismo.
"¿Vienes aquí a menudo?", le había dicho Yoongi torpemente, con un dedo
acariciando su mentón, y con una considerable cantidad de alcohol en el
organismo. Jungkook había inhalado hondo en aquel instante.
Pensó que podría manejar la situación de "amar a Yoongi y gustar de
Taehyung al mismo tiempo". Sin embargo, con el transcurso del tiempo,
Jungkook se comenzaba a dar cuenta de que se había equivocado. Mucho.
No estaba preparado mental o sentimentalmente para iniciar una relación
cuando todavía sentía cosas por Yoongi.
Su amor por el mayor persistía y no tenía dudas. Es decir, creer que esos
sentimientos fuesen a desaparecer tras años de embargarlos era ilógico.
Uno no dejaba de amar de un día a otro, menos bajo tales circunstancias.
Además, lo quisiese o no, un clavo era incapaz de sacar otro clavo.
Lo mejor que podía hacer era romper cualquier relación que lo atara a
Taehyung. Él lo había dicho.
"Si al final te gusta, lo compras. Si tienes dudas al respecto o crees que no
funciona, lo desinstalas". Simple. Sin resentimientos ni complicaciones.
Y aunque Jungkook no estaba seguro de si deseaba comprarlo o
desinstalarlo, estaba seguro de que su computador no resistía dos
programas simultáneamente.
El "te extraño" de Taehyung aún resonaba en su cabeza, empujándole a
ponerle fin a lo que ambos tenían. Acabaría dañándole si no se retiraba
ahora. Ese "te extraño" escalaría y Jungkook, de la misma forma en que no
pudo contestar, sería incapaz de reciprocarlo.
Porque ese "te extraño" implicaba una dependencia que Junglook no
sentía, no hacia Taehyung sino hacia alguien más.
Tal vez no fue adecuado decirle que quería verle para reunirse, mas no fue
capaz de utilizar el usado y cruel "Tenemos que hablar". Básicamente las
malas noticias venían implícitas en el mensaje; necesitaba creer por un
ratito más que ellos podrían estar bien. Si bien no juntos, separados.
Las campanas del local indicaron el ingreso de un nuevo cliente. Alzó la
mirada, hallándose con la de Taehyung, esa mirada roba-aliento y
hechiza-marineros que cautivaba a cualquiera. Tragó saliva, recién notando
lo seca que estaba su boca, y observó al castaño acercarse a la mesa, con
una sonrisa adornando su bonito rostro.
No, se reprendió, concéntrate. Terminar con Taehyung, desinstalarlo o lo
que fuera. El chico tomó asiento frente a él y dejó su bolso a un costado.
—¿De banana?— dijo refiriéndose a su batido. Jungkook asintió,
extendiéndoselo para que le diera un sorbo—. Gracias.
Se inclinó y rodeó la bombilla con sus labios antes de sorber. Jungkook no
pudo evitar observar embobado. Ah, ¿por qué le apretaba el cuello de la
camisa de repente? ¿Y el calor? Se suponía que era otoño.
—Mm, está muy rico— dijo Taehyung volviendo a incorporarse. Lamió sus
labios para limpiar los restos de líquido blanco de su boca y Jungkook miró
hacia el cielo. ¿En serio? ¿Estás de joda?—. Yo también ordenaré uno.
El castaño levantó un brazo, para llamar a la mesera, mientras que
Jungkook se carcomía el poco de cerebro que tenía con cientos de
preguntas. ¿Cuándo se lo digo? ¿Cómo se lo digo? ¿Qué le digo? No se le
daban bien las palabras, en lo absoluto.
Nunca había terminado una relación, y aunque había visto muchas
películas a las cuales podía acudir, en ninguna los protagonistas se
definían como "algo". Novios, prometidos, esposos. ¿Pero "algo"? ¿Qué se
suponía que debía decir?
—No creí que querrías verme hoy— le habló Taehyung regresándolo al
presente. Jungkook parpadeó para reincorporarse a la situación—.
¿Querías hablarme de algo en particular?
Casi escupió el batido, a la vez que alarmas de advertencia sonaban por su
cabeza al procesar correctamente su pregunta. —N-No, qué va— mintió,
esbozando una sonrisa ladeada y forzada que ni él se creía. ¿Y qué le iba
a hacer? Le había atrapado desprevenido. Debió haber practicado en casa
antes de venir.
—Ah... Pues me alegra que me hayas llamado— dijo con ojitos sinceros y
brillantes, que se sintieron como un cuchillo enterrándose en una llaga—.
M-Me gusta verte ¿sabes?
Un segundo pasó y algo dolió en el pecho de Jungkook. Joder, pensó, y
tensó la mandíbula, percatándose de las mejillas sonrosadas del contrario.
¿Por qué Taehyung tenía que mirarle así? ¿Por qué tenía que hablarle así
y sonreírle cuando no merecía ninguna de esas sonrisas? ¿Por qué parecía
tan feliz cuando... Jungkook iría a destrozarlo eventualmente?
—También me gusta verte— contestó, creyendo que saldría forzado, mas
reconociendo la honestidad en su propia voz.
¿Cómo se suponía que iba a atreverse a romper todo lazo con Taehyung
cuando estaba tan acostumbrado a su presencia? ¿Cómo planeaba
apartarse cuando lo único que quería, tras acabar sus clases, era correr a
su departamento a verle? ¿Cómo rechazaría una posible relación oficial
futura, cuando deseaba sostenerle entre sus brazos todo el tiempo?
Quizá extender lo que tenían solamente haría que el final resultase más
duro e insoportable de superar; y quizá mantenerse junto a él, siendo
consciente de que algún día lo suyo terminaría, no era nada más que cruel
y egoísta, sobre todo para Taehyung.
Probablemente se arrepentiría de alargar el reducido tiempo que les
quedaba. Pero se arriesgaría, aun si aquello significaba empujarlos al
borde de un abismo. Sólo podía esperar no herir a Taehyung más de lo que
lo había hecho en el pasado, y tratar de hacer la caída lo menos dolorosa
posible.
Para ambos, aunque en aquel instante lo desconociera.
🔸🔸🔸🔸🔸
:D lo edité JSKDBSNS tengo que dejar de editar capítulos que ya subí
pero nO PUEDO DETENERME uwu
Espero que les haya gustado uwu Me gusta asustarlxs con que van a
sufrir en el futuro, pero según yo, no dolerá tanto 🤔 anygays, espero
que tengan unos maravillosos días y recuerden que a esta fic le
quedan como 6 capítulos JDNFBDNS lxs amo!
honey

CAP 35

Cuando llueve, diluvia.


Enamorarse era jodido.
Cualquiera habría pensado que Taehyung era lo suficientemente inteligente
como para aprender de su experiencia en la secundaria y jurarse no caer
por Jungkook de nuevo. Lamentablemente, era estúpido y había estado tan
confiado en que no sucedería, que bajó todas sus barreras y, sin darse
cuenta, permitió que Jungkook se hiciera paso nuevamente a su corazón.
Lo odiaba. Pues darle rienda suelta a sus sentimientos, también significaba
tornarse vulnerable. Tras haberse recuperado duramente del rechazo del
pelinegro, se prometió no cometer otro error que lo condujera a un
desenlace similar; sin embargo, volvía a tropezar con la misma piedra, de
confiar ciegamente en alguien cuyo corazón estaba ocupado.
Aunque claro, no sabía eso aún.
—¿Te veo mañana?— susurró Jungkook contra sus labios. Taehyung hizo
un puchero, sin entender por qué el pelinegro había roto el beso agradable
que estaban compartiendo. Y luego, como por arte de magia, recordó que
era viernes en la mañana y quedaban dos minutos para que empezara su
primera clase.
¿Ven? Por esto Taehyung odiaba enamorarse. Se ponía más tonto de lo
normal. A veces olvidaba cómo hablar cuando Jungkook se sacaba la
camisa, y exponía sus músculos y su fuerte abdomen y sus bíceps y... Ah,
estoy babeando.
Ese era otro problema. Enamorarse tenía efectos secundarios, en otras
palabras, reaccionas involuntarias que, a pesar de ser fisiológicas, le
parecían innecesarias y por no decir, extremadamente vergonzosas. No era
un maldito colegial chillando por el guapo capitán del equipo de basquetbol
—déjà vu—, por lo que no comprendía a qué venían las jodidas mariposas
estomocales, o los sonrojos quema-caras, o los escalofríos en su espina
dorsal, o los vellos de su nuca erizados cuando la mano áspera de
Jungkook lo tocaba.
Qué fastidioso era querer a alguien. Pésimo servicio. Una estrellita.
Le dio un pequeño pico a los labios de Jungkook —sin forzarse a
abstenerse— y optó por dar el paso importante que había estado sopesado
durante toda la semana.
—De hecho... te quería ver esta noche— contestó, mirándole con ojos de
cachorrito. Observó de reojo la nuez de Adán subir y bajar en la garganta
del pelinegro—. ¿Podríamos cenar juntos?
—Sabes que tengo examen hasta tarde— le advirtió, en un mísero intento
de negarse. Las manos de Taehyung acunaron su rostro.
—Por favor~ Te ayudará a relajarte después de tanto estrés— Quizás era
una excusa barata, pero era la mejor que se le ocurría—. Di que sí,
Jungkookie~
Era consciente de que la voluntad del pelinegro se debilitaba con ese
apodo, así que escuchar su respuesta no fue desconcertante. —De
acuerdo.
—¡Bien!— brincó feliz, inclinándose para plantar otro besito en su boca—.
Nos vemos a las nueve. Te mandaré la dirección.
—Veo que tienes todo planeado— se burló Jungkook esbozando una
sonrisa engreída. Taehyung hizo un mohín disconforme, al notar que había
delatado accidentalmente la emoción e impaciencia que embargaba por su
cita.
Quiso quejarse o insultarlo por reírse de él, pero los labios suavecitos de
Jungkook lo silenciaron y no pudo estar más a gusto con esa táctica.
Cada beso compartido, transmitiéndole la seguridad que necesitaba para
continuar a su lado, y convenciéndole que su decisión no sería algo de lo
que arrepentirse.
Se lo diría esa noche, en la cena, en un lugar bonito y no muy caro que
había reservado el día anterior. Se había pasado toda la semana buscando
un sitio agradable para su cita y, a la vez, cuestionándose si hacía lo
correcto.
Los miedos subsistían muy dentro de su subconsciente. Atiborrándole la
mente de inseguridades que le hacían temblar. Asustándolo cuando se
daba cuenta de que una vez que se lo dijera, no habría un punto de
retorno.
Pero... cuando estaba con Jungkook, las dudas y los temores se
esfumaban. Anhelando su cercanía cuando estaban separados y
anhelando su calor cuando estaban juntos. Derritiéndose en miel cuando
Jungkook lo tocaba, un simple roce desestabilizando todo su sistema.
Lo quería, a él, el hetero-imbécil violador de bocas y el paquete completo
que conllevaba. Quería las etiquetas que al inicio había evitado, quería
comprar su bobo y risueño programa.
Ser su novio, su novio real.
Y procuraría hacérselo saber, esa misma noche.
「。。。」
Llegó veinte minutos antes al restaurante, pero eso no era una sorpresa.
Siempre se ponía nervioso cuando iba a reunirse con Jungkook y ahora la
magnitud de esos nervios era el doble de lo usual.
—Lo he estado pensando— susurró, hablándole a un vaso vacío para
practicar—. Me gustas y c-creo que de-deberíamos... digo, no deberíamos
pero... me gustaría...
Ay, ¿era su idea o el vaso se parecía un poquito a Jungkook? Tal vez
debería tratar de hablar con el florero... Pero luego, el florero empezaba a
lucir como Jungkook también y su cerebro estaba dando giros mortales
dentro de su cabeza. Me estoy volviendo loco.
¿Cómo se tomaría las noticias? Se mordió el labio inferior, con su pierna
moviéndose intranquila bajo la mesa. ¿Y si Jungkook le tenía miedo al
compromiso? ¿Y si de verdad sus sospechas siempre habían sido ciertas y
Jungkook sí resultaba ser un agente secreto? Desde que vio Mini Espías su
perspectiva sobre el tema había cambiado. No saldría con alguien que vivía
una segunda vida secreta.
La otra válida alternativa era que Jungkook simplemente lo rechazara de
nuevo. Era posible, no muy descabellado. La gente se cansaba de las
relaciones más rápido de lo que otros podían imaginar. Además, Taehyung
le había asegurado que si deseaba detener lo que tenían, estaba en todo
su derecho de hacerlo.
Va a terminar conmigo ¿verdad? No, Kim Taehyung, no seas pesimista.
Eres muy genial y cool —aunque apestes en matemáticas—. Si no está de
acuerdo en ser pareja, él se lo pierde... ¿Pero y si quiere ser pareja
entonces qué?
Novio de Jeon Jungkook... Su "yo" de dieciséis años debía estar flipando
ante el pensamiento. No era para menos. Todavía recordaba sus antiguos
cuadernos atestados con "Jeon Taehyung" y "Kim Jungkook" y muchos
corazoncitos repartidos en los espacios vacíos. Qué vergüenza. Realmente
había tocado fondo durante la secundaria.
Absorto en su propio mundo, no se percató de la presencia de ese alguien
que acababa de ingresar al restaurante, ni siquiera cuando se acercó
desde atrás de su asiento. Unas manos cubrieron sus ojos de repente y
Taehyung, tras dar un ligero brinco a causa del susto, curvó sus labios en
una sonrisa.
—Mm... Me pregunto quién es— dijo divertido. Una risita sonó a sus
espaldas.
—Tendrás que adivinar, Taehyungie~
—Tal vez... ¿un tucáncito?
—Jajá— rió irónico, deslizando sus manos hasta alcanzar las mejillas de
Taehyung y propinarles un buen apretón—. Muy gracioso, bebé.
—No te enojes~— lloriqueó graciosamente con la cara estirada por el
pellizco extendido de Jungkook, quien le soltó un instante después,
dejándole las mejillas adormecidas—. Ay... me duele...
—Si me dieras un apodo más bonito, no tendríamos este problema— le
explicó antes de caminar hacia su respectivo asiento. Taehyung le siguió
con la mirada pendiente y la boca entreabierta.
¿Quién le había dado permiso a Jeon Jungkook para estar tan bueno?
La gente común no tenía ese cuerpo, ni ese semblante, ni esos ojos, ni
esos labios. ¿No era un poco injusto? Hasta en harapos se podía ver como
un dios griego. Aunque, su atuendo de aquella noche de pantalones negros
y camisa blanca, no eran precisamente harapos, y debía puntualizar, que le
quedaban insanamente bien.
—¿Y?— dijo obligándose a enfrascarse en el momento—. ¿Cómo estuvo el
examen?
—Pudo ser peor... Honestamente estuvo mucho más fácil que las otras
pruebas— respondió encogiéndose de hombros. Taehyung quiso soltar una
carcajada. Cierto, por un instante había olvidado que hablaba con el primer
lugar de la clase.
La cena transcurrió tranquila. Charlaron de cosas de la universidad, del
apodo de Jungkook que Taehyung se resistía de cambiar —mientras el
pelinegro le daba ideas tontas como "international playboy" y "señor sexy".
Hablaron de tonterías sin importancia, que hacían a Taehyung reír.
La comida que habían ordenado estaba cerca de acabarse cuando un aura
de seriedad los envolvió de pronto y Taehyung presintió que era el
momento adecuado para traer el tema a conversación.
Bebió un sorbo de su soda y cientos de palabras entrecruzadas volaron por
su cabeza. ¿Por dónde empezar? Escucha, Jungkook, me gustas, y no
quiero que seamos "algo", quiero que seamos novios. Oh, vaya, iba a
desmayarse. Por algún motivo, la palabra "novios" ahora sonaba
demasiado riesgosa.
Con las manos empuñadas, tragó saliva y decidió que era mejor decírselo
que callárselo. Sería rápido, como una bandita siendo arrancada. No era
demasiado difícil, sólo... aterrador.
—Jungkook— exhaló. El pelinegro le miró con atención, mientras terminaba
de mascar un poco de comida—. Hay... hay algo q-que tengo que decirte.
El aludido ladeó la cabeza con curiosidad. —¿Sí?
—Este tiempo... desde que tú y yo-
El sonido de un teléfono los interrumpió. Los ojos de ambos comensales se
dirigieron inconscientemente hacia el aparato del cual provenía la música y
Taehyung reconoció el móvil de Jungkook sobre el mantel.
—Oh. ¿Me disculpas? Será rápido— se excusó, alzando su dedo índice
para pedirle que esperara. El castaño asintió y observó a Jungkook
levantarse de su silla para atender la llamada.
Ojalá que no sea nada malo, pensó, bebiendo otro sorbo de su soda. En
realidad ser interrumpido a la mitad de su oración no le molestaba. Podía
continuar con su idea luego ¿no?
—Tengo que irme— dijo Jungkook al regresar. Las cejas de Taehyung se
levantaron. Oh—. Lo siento mucho. Es Yoongi y necesita mi ayuda.
—¿É-Él está bien?— preguntó alarmado.
—Sí... Sólo está ebrio en un bar no lejos de aquí y... no sabe adónde ir. Lo
llevaré a casa.
—¿Quieres que te acompañe?
—¿Lo harías?— habló con inseguridad. Taehyung asintió, seguro de su
propia elección. Yoongi era uno de los mejores amigos de Jungkook y
sabía lo importante que era para él.
—Por supuesto.
Pagaron la cuenta antes de marcharse en un taxi, en dirección al bar que
Yoongi había mencionado durante la llamada. Notando a Jungkook
demasiado preocupado durante el trayecto como para entablar una
conversación, Taehyung se dedicó a mirar por la ventana para darle su
espacio.
Aquella noche helada a fines de otoño, el cielo se sentía más oscuro.
—Iré a buscarlo adentro— advirtió Jungkook cuando el vehículo se detuvo
frente al bar—. Tú quédate en el auto. Volveré de inmediato.
—S-Suerte— dijo el castaño viendo al contrario bajarse del taxi. La puerta
se cerró y vislumbró su espalda a través del vidrio desaparecer al otro lado
de la entrada.
Está ebrio... ¿Pero por qué no había nadie que lo llevara a casa aparte de
Jungkook? ¿Acaso estaba solo bebiendo en un bar? ¿No era un poco raro?
¿Y Jimin? ¿Qué había de Jimin? ¿No debería llamar a su novio primero?
Algo no le calzaba. En realidad, en muchas ocasiones, habían cosas que
no encajaban correctamente. Quizás su mente estaba en cortocircuito, pero
tampoco podía ignorar sus sospechas sobre que una pieza importante
faltaba desde hacía tiempo, principalmente respecto a la relación de Jimin y
Yoongi.
¿Estaría siendo paranoico? Era probable. Como también era probable que
la ebriedad de Yoongi fuese una consecuencia de una pelea pueril entre
Jimin y él. Eso tenía sentido y era muy común entre parejas que llevaban
mucho tiempo conviviendo juntas.
No había de qué preocuparse.
—¿Tae?— El castaño se volteó asustado, percatándose de la presencia de
un Yoongi borracho ingresando al vehículo—. Ahh... ¡Estabas con Kook! ¿A
qué no?
Su cuerpo desestabilizado cayó torpemente sobre los asientos traseros y la
cabeza de Yoongi chocó contra el hombro de Taehyung.
—Qué suaveshito. Amo tu hombro...— ronroneó el mayor. Taehyung sonrió
ante la imagen. No podía creer que Yoongi, de todo el mundo, estuviera
ebrio. Era como hallar un duende—. Tengo sueño... Creo que dormiré aquí.
—Dios, Taehyung, lo siento mucho— se disculpó inmediatamente
Jungkook, entrando al automóvil también—. Nunca se pone así. No sé qué
le pasa.
—N-No hay problema— sonrió apenado. Le incomodaba un poco la
confianza que agarraba Yoongi de tocarlo sin aviso, pero no era ninguna
molestia. Menos cuando sabía que debían cuidarlo.
Jungkook cerró la puerta y le dio la dirección respectiva al taxista. En
específico, la del departamento de Jimin. Sin embargo, guardó silencio a
media frase, cuando Yoongi le pegó en el brazo de repente.
—¡Noooo! Ya no vivo ahí— se quejó con la nariz arrugada—. Ahora vivo...
en otra parte. Ahhh... Yo doy direcciones. Tú no sirves de nada.
Apartó a Jungkook para entregarle su nueva dirección al taxista, mientras
Jungkook y Taehyung compartían una mirada cómplice y llena de
confusión. ¿El mayor se había mudado? ¿Cuándo? ¿Con Jimin?
—¡Ya! ¡Vaya, señor!— le exclamó al conductor, para luego caer de nuevo
contra el respaldo—. Tengo sueño... Voy a dormir.
—Yoongi...— suspiró Jungkook con pesadumbre. El mayor se inclinó hasta
quedar apegado al costado del pelinegro, enrollando sus manos en torno al
brazo fornido de Jungkook.
—Cállate y déjame dormir— masculló y apoyó su cabeza en el hombro de
Jungkook, poniéndose cómodo para tomar una siesta.
Taehyung sonrió al observarlos, sin poder evitar encontrar la escena
demasiado tierna. Yoongi siempre se comportaba todo maduro e
indiferente, pero bastaba un poco de alcohol para transformarlo en un gatito
amoroso y gritón. Le parecía adorable ese cambio tan abrupto. Un tanto
tsundere, de hecho.
Retuvo una risita ante esa idea y apartó su mirada del mayor segundos
después, únicamente con la intención de buscar en la penumbra del
automóvil, la mirada de Jungkook. Esperando alcanzarla como antes había
sucedido, esperando que volvieran a ser ellos dos en el universo aunque
fuera por un breve y efímero instante.
Porque lo necesitaba. Necesitaba saber que su presencia aún era
significante, incluso en tal situación. Bastaba un segundo, o un
milisegundo. Bastaba una mirada en su dirección para estar tranquilo y
entender que, aunque su cita se había visto interrumpida, eso no importaba
mientras estuviesen juntos.
Y entonces, como si un relámpago hubiera golpeado justo directo en su
rostro, lo vio.
Vio lo que tanto se había esforzado por no ver.
Su mirada vacía se enfocó en él, en el chico que le gustaba, que quería, del
que había empezado a enamorarse y del que quizá ya hacía mucho estaba
enamorado. En Jungkook, sonrojado y con una expresión suave que nunca
había presenciado, observando ensimismado a Yoongi descansando en su
hombro.
Como si solamente fueran ellos dos en el universo.
Oh. Su garganta se apretó y la sonrisa plasmada en sus labios fue
decayendo hasta difuminarse. Oh, su mente repitió, a la vez que los latidos
en su pecho se aceleraban, al entender finalmente cuál era la pieza
faltante.
Quién era la pieza faltante.
Taehyung no era ciego, ni mucho menos estúpido. Desde el principio había
sido capaz de reconocer el favoritismo que Jungkook dirigía hacia Yoongi,
el punto débil que era común para mucha gente. Él mismo conocía su
punto débil, que era su madre.
El punto débil en la amistad, no era muy diferente al familiar. Habían
señales; cierta suavidad especial al hablar, ciertos gestos diferentes a los
usuales, ciertas miradas llenas de ternura y orgullo. Taehyung podía
reconocer cuando alguien tenía un punto débil por un amigo, ya que no era
difícil de detectar.
Esto no lo era.
No estaba ni cerca de serlo.
No habían miradas fraternales ni sonrisas que expresasen el cariño
amistoso usual. Lo cierto era que, Taehyung no sabía si alguna vez lo
habían sido.
¿Desde cuándo?
Se preguntó, ignorando su respiración pesada, que se perdía con el ruido
del motor. ¿Cómo no lo vi antes? Su pecho se hundió al darse cuenta de
que, no importaba qué hiciera o cuánto tiempo pasara encerrado en aquel
auto, esperando que Jungkook se volteara a verle, al menos un
milisegundo.
Nada iba a cambiar.
No por él.
Fijó sus ojos abiertos en el asiento del conductor, viendo la tela negra que
cubría el material original e iluminándose aleatoriamente bajo los faroles de
la calle. Sus manos temblorosas se agarraron a sus piernas y su boca se
secó, recordando lo que en el pasado había pasado por alto para su propio
beneficio de mantenerse ignorante. De ignorar lo que yacía bajo sus
narices, advirtiéndole que se alejara.
"¿Y si Yoongi te hubiera visto?"
"Ellos siempre han sido así. Se divierten con las cosas peligrosas. De
hecho, tienen bastante en común".
"Yoongi me coqueteó en la cocina".
Mierda. Quiso reír, reír a carcajadas ante su propia estupidez. Lo iluso que
había sido, lo infantil al creer que Jungkook por fin reciprocaría sus
sentimientos. ¿No era divertido?
¿No era hilarante comprender que nada entre ellos había sido real?
Que nunca había sido real.
Se preguntó en silencio si las lágrimas que le escocían los ojos y que
amenazaban en derramarse, se llevarían con ellas el corazón que paraba
de latir dentro de su pecho.
El corazón que Jungkook nuevamente rompía. En trizas. En polvo.
¿Alguna vez aprendería la lección?
Contuvo las lágrimas, las contuvo con un nudo en la garganta y Dios,
quizás le dolía. Le dolía y le quemaba, le ardía y le desmoronaba, mas se
rehusaba a llorar.
Era una pesadilla, tenía que ser una pesadilla.
Las cosas estaban yendo tan bien. Jungkook era tan perfecto, tan dulce y
atento. Jungkook lo acariciaba y su alma huía para ir a buscarlo. Jungkook
lo besaba y detenía el tiempo a su alrededor.
Y no podía creer que, luego de lo que habían vivido, todo aquello hubiera
sido una mentira.
Una farsa para acostarse con él ¿no? Para jugar un rato hasta aburrirse.
Qué divertido debió haber sido. Cuánto debió entretenerse escuchando a
Taehyung decirle que le gustaba, cuánto debió entretenerse viéndolo
entregar todo de él, como un idiota, diciéndole que le extrañaba mientras
Jungkook sólo quería deshacerse de él.
Una memoria fugaz atravesó su mente y una sonrisa sardónica se dibujó
en su rostro, como si estuviese confirmando lo que temía. Claro que sí.
¿Cómo lo había olvidado? Esa antigua y clásica frase que ahora por fin
adquiría sentido. Esa maldita frase cuya causa estaba sentada en los
asientos traseros, robándole el aire y rompiéndole desde adentro, hasta
desplomarse en el suelo en cientos de pedazos que no podría reponer.
"Rechaza a todas las chicas que se le declaran, diciendo que le gusta
alguien más".
Enamorarse era jodido.
Pero era un infierno, cuando la otra persona amaba a alguien más.
🔸🔸🔸🔸🔸
:D no? ok. Para aclarAAAR, lo del tema de la renuncia a RAB, se
aclarará en el futuro. Pero Tae no se lo ha dicho a JK todavía. Y
Jungkook no ha preguntado porque es menso ah, y porque en
realidad no ha necesitado al novio falso (ya que no han habido citas
dobles uwu).
En fin, espero que les haya gustado! Siento que el título de la canción
calza bien con el capítulo HDNFBDNS lamento si no fue tan bueno,
honestamente soy un asco escribiendo cosas tristes/sad :c es mi
primera vez y estoy practicando, sean gentiles por favor u.u en el
futuro voy a mejorar! (Creo).
Lxs amo! Que tengan unos maravillosos días y un espléndido fin de
semana! ❤️❤️❤️
honey
CAP 36

Desearía que nunca nos hubiéramos conocido.


Porque eres demasiado difícil de olvidar.
Mientras estoy limpiando tu desastre.
Sé que te has estado sosteniendo a alguien más.

Se estaba sofocando.
Apoyó su frente contra la ventana, viendo a duras penas consciente las
gotas que mojaban el vidrio desde el exterior. Inhaló hondo, para buscar
aire que su garganta cerrada no le permitía aspirar. El motor del vehículo
resonaba fuerte a su alrededor y un zumbido en los oídos de Taehyung le
impedía pensar con claridad.
Se estaba ahogando.
El lugar repentinamente era demasiado cerrado para respirar, demasiado
cerrado para moverse. Su cuerpo estaba entumecido y tenso, con sus uñas
dejando marcas en sus piernas a través del pantalón. Un peso oprimía su
pecho hundido, como si estuviese aplastándole los pulmones, robándole el
aire... aplastándole el corazón, deteniendo sus latidos.
El mundo a su alrededor pareció dar vueltas por un momento y tuvo que
cerrar los ojos para ahuyentar las náuseas. Un sabor amargo en su boca
que se extendía conforme el transcurso del tiempo, mientras Taehyung se
daba cuenta de que esto no era una pesadilla.
Era la cruda e inevitable realidad.
No podría despertar al día siguiente envuelto en los brazos de Jungkook
fingiendo que nada había ocurrido. No podría besar sus labios sin saber
que Jungkook pensaba en alguien más. No podría tomar su mano sin
recordar que Jungkook quería reemplazarlo con otra persona.
Porque, lo quisiese o no, Yoongi siempre estaría ahí. No importaba bajo
qué circunstancias, si estuvieran descansando en la cama o cenando en
una cita, Min Yoongi siempre sería la prioridad de Jungkook.
Y Taehyung solamente sería desechable.
Su boca se movió involuntariamente, y no se percató de lo que estaba
diciendo hasta que su mirada se topó con la del conductor por el retrovisor.
La lluvia golpeaba contra el capó y el techo.
—Detenga el auto.
Una voz lejana lo descolocó un poco, mas las palabras fueron ininteligibles
debido al zumbido molesto en sus tímpanos. Siendo incapaz de enfocar
otra cosa que el asiento oscuro frente a él y las gotas de lluvia que
resbalaban por su ventana.
El vehículo se detuvo no mucho después. Taehyung dirigió su atención a la
manilla de la puerta y alcanzó a rozarla con las yemas de sus dedos,
cuando una mano firme rodeó su brazo. Más palabras, más voces. La
mente de Taehyung no podía procesar la situación correctamente y se zafó
del agarre en su brazo con facilidad, deslizándose fuera de la mano que se
movía desesperada por alcanzarlo.
Abrió la puerta torpemente y trastabilló al bajar del vehículo. Demasiado
aturdido para sentir las gotas de lluvia que chocaban contra su piel y que
mojaban lentamente su cabello, enfriando su cuerpo y lo que quedaba de
su corazón, en un copo de nieve.
Sus pies se sentían pesados, pero sus piernas estaban determinadas en
moverse. Hacia cualquier lugar que éstas le llevaran. Escuchando la voz
lejana volverse cercana, las palabras tornándose fuertes y no tan
ininteligibles.
La misma mano de antes se asió en torno a su brazo y lo obligó a
detenerse. Taehyung giró sobre sus talones, tropezando levemente con sus
propios pies, y logrando estabilizarse solamente gracias al agarre firme de
la persona que lo sostenía.
A través de la lluvia, pudo reconocer el rostro de Jungkook.
Su expresión preocupada, sus ojos pendientes y grandes, sus labios
fruncidos. Y Taehyung quiso golpearlo, porque de todas las miradas que el
pelinegro le había dedicado, ninguna se parecía en lo más mínimo a la
mirada que le daba a Yoongi.
—Tae— Logró entender entre el zumbido y la lluvia. Su voz era dura en sus
oídos—. Tae, ¿qué pasó? ¿Te sientes mal?
Me siento mal...
—Sí— musitó, en un tono ausente. Las manos ásperas y humedecidas de
Jungkook acunaron su cara. La que estaba empapada en lluvia y lágrimas,
que se perdían con la otra sobre su piel. Jungkook acarició sus mejillas con
los pulgares, un toque familiar y que ya casi no podía sentir.
—¿Quieres vomitar? ¿Necesitas aire?
Alejó las manos de Jungkook de su rostro delicadamente y sacudió la
cabeza. —No.
—¿Quieres agua? ¿Quieres dormir?
Dormir... Se sentía tan cansado. —Quiero irme a casa.
—Te llevaré a casa. Iremos a dejar a Yoongi primero y luego-
—No— volvió a musitar. La expresión de Jungkook era graciosa; se veía
tan confundido—. Me iré a casa solo.
—Tae, está lloviendo y vas a enfermarte, no sé qué mosco te picó, pero te
llevaré a casa.
—No quiero.
—Taehyung— espetó acercando sus dedos a su muñeca, dispuesto a
alcanzarlo para hacerle regresar al vehículo. Las yemas de sus dedos
apenas acariciaron los vellos.
El roce en su piel hizo a Taehyung estallar.
—¡No me toques!— gritó apartándose de él. Jungkook parpadeó con
desconcierto, mientras Taehyung empezaba a derramar nuevamente las
incontenibles lágrimas—. ¡No vuelvas a tocarme!
—Tae-
—¡No quiero volver a verte!— sollozó, con su garganta siendo desgarrada
por los gritos. Su cuerpo temblaba, sus pies daban un paso hacia atrás—.
Ya no quiero verte de nuevo.
Los ojos ampliados de Jungkook le siguieron, a la vez que empezaba a
caminar en su dirección. Taehyung negó con la cabeza.
—No te me acerques.
—Tae, ¿qué sucede?— habló Jungkook moviéndose con cautela.
Taehyung quiso reír, reír para no continuar llorando por él. Porque en aquel
momento una risa seca y vacía se habría sentido mucho mejor que el
escozor intolerable en sus ojos y el nudo apretado en su garganta.
—Quiero irme a casa— murmuró. Su voz que quebrándose en cada
palabra—. Quiero irme a casa, Jungkook. Déjame ir a casa.
—Tae-
—Por favor, déjame ir a casa.
No me hagas decirlo. No me obligues a decirlo.
—Tae, por favor, dime qué sucede. Podemos hablar en el auto— balbuceó
desesperado. Ansioso por alcanzarlo antes de dejarlo ir—. Tae, dime qué
pasa. Puedo ayudar.
No, no puedes. No puedes hacer nada para solucionar esto.
Y yo tampoco.
Porque sólo soy un testigo de lo que Yoongi te hace sentir y no tengo el
poder para detenerlo.
No tengo siquiera el poder para que te enamores de mí.
—Quiero ir a casa— repitió aturdido. Jungkook soltó un jadeo.
—Lo sé, Tae. Pero no dejaré que te vayas por la lluvia, en la noche y solo.
¿Entiendes? Es demasiado peligroso.
¿Peligroso?
Bajó su mirada al suelo, observando las gotas chocar y destrozarse contra
el pavimento. Gotas tan bien formadas, viajando desde las nubes, desde el
cielo más alto y hermoso, para caer con brutalidad y sin piedad en el
pavimento duro y frío que estaba bajo sus pies.
—Tae-
—¿Cuándo ibas a decírmelo?— lo interrumpió. Jungkook frunció el ceño.
—¿Decirte qué?
Se mordió el labio inferior, con sus ojos deambulando desde las cejas
oscuras del pelinegro hasta su boca húmeda y rosada.
Sus labios temblaron al hablar y cerró los ojos para ahuyentar las lágrimas.
—Eres un pésimo mentiroso, Jeon.
—¿Qué...? Taehyung.
Era tan insoportable escuchar su nombre en la voz de Jungkook.
Abrió los ojos, viendo la lluvia todavía cayendo sobre él, sobre ambos.
Jungkook continuaba parado ahí, con su camisa empapada y una
expresión de cachorro extraviado.
—Tae, háblame, por favor.
Hablarte.
A ti.
¿Para decirte qué?
¿Que lo sé? ¿Que lo descubrí? Ese secreto que has estado ocultando
desde hace años.
¿Debería felicitarme por mi perspicacia? ¿Deberían premiarme por mi
ingenio?
Por ser el primero en ver lo que nunca quise ver.
La pieza faltante en tu rompecabezas espera en el taxi por ti, Jungkook.
No aquí bajo la lluvia.
—Creo que es mejor partir caminos— logró decir sin aliento. Jungkook le
miró inmóvil en su sitio, con la mandíbula apretada y la mirada expresando
la familiar confusión que estaba embargándole desde hacía rato.
—¿Quieres...— Le costó continuar y Taehyung no sabía por qué—...
terminar?
—Sí.
Llovía.
En su corazón nevaba.
Y se preguntaba por qué sentía que estaba en pleno invierno, cuando
continuaba siendo otoño.
—¿Por qué?— cuestionó el pelinegro. Taehyung sonrió, una sonrisa vacía
que no fue convincente, pero que le permitió fingir, al menos por un breve
momento, que podría superarlo.
Las palabras le desgarraron por dentro.
Y deseó no haberlas dicho.
Lo deseó con cada fibra de su ser.
Porque le dolía.
Le dolía más que nada.
—Porque amas a Yoongi— contestó.
Guardó silencio, esperando que alguna especia de magia hiciera
desaparecer la lluvia, esperando que todo se desvaneciera, para revelar
que era una ilusión y que Jungkook lo quería tanto como Taehyung quería a
él.
Esperó, en silencio, por una negación.
Esperó, con el corazón desembocado, que Jungkook le dijese que no lo
amaba.
Esperó... y cuando vislumbró en la mirada de Jungkook, el terror y el miedo
de haber sido descubierto, supo que no había vuelta atrás.
Lo ama.
Lo ama.
Lo ama.
—Lo amas— aseguró, notando lo mucho que le rompía decirlo en voz alta
y tener una confirmación. Jungkook evadió su mirada, pero eso no borró la
realidad ni convirtió su mentira en algo creíble.
Su amor, como gotitas de lluvia cayendo contra el suelo.
—Me iré a casa.
—No— soltó Jungkook, conectando sus ojos desesperados con los
suyos—. No te vayas.
—No hagas esto más difícil de lo que ya es, Jungkook...
No me hagas rogarte que me ames.
No me hagas quedarme.
—Esperan por ti en el taxi— susurró con la voz rasposa.
No necesitó un aviso o una despedida. No fue capaz de decir adiós,
cuando todo su ser imploraba estar entre los brazos de Jungkook. Porque
aunque su cercanía entonces le doliera, también lo protegía.
Caminando bajo la lluvia, yendo hacia cualquier lugar, se preguntó dónde
hallaría un refugio, cuando acababa de abandonar el único que había
encontrado. Mojando sus zapatos con la lluvia, y sonriendo sardónicamente
al notar que Jungkook no había ido tras él, sino que había regresado al taxi.
Porque lo ama.
Y aunque Taehyung deseaba estar en el lado receptor de ese amor, sabía
que nunca podría estarlo.
Tan idiota. Tan estúpidamente embelesado por alguien que nunca había
reciprocado sus sentimientos.
Por alguien cuyo corazón estaba ocupado.
Acarició el teléfono en su bolsillo y lo sacó sin pensarlo demasiado.
Marcando con dificultad un número que sabía que respondería, no
importaba qué hora fuese, o dónde fuese.
Siempre estaba ahí para él.
—¿Taehyung?— habló la voz al otro extremo de la línea. El mencionado
sonrió, mientras las lágrimas cálidas brotaban de nuevo.
—Hola, Namjoon.
—¿Qué sucede? Es tarde. ¿Estás bien?— preguntó. Taehyung negó con la
cabeza, reprimiendo un sollozo que le quemaba la garganta. Odiando
sentir, odiando amar. Bajo la lluvia, sintiéndose patético y roto, destrozado
en mil piezas diminutas, que se perdían en la corriente de agua.
—¿Podrías venir a buscarme?
🔸🔸🔸🔸🔸
En realidad esta es como la continuación del capítulo anterior pERO
AHÍ HABRÍA QUEDADO EN 5 MIL PALABRAS Y NOOO, qué flojera u.u
Muchas gracias por leer! Seguimos en horas sad pero weno u.u
Hasta pronto!! ❤️ Lxs amo mucho!! ❤️❤️❤️❤️❤️❤️
honey

CAP 37

Se subió al vehículo recibiendo una mirada recriminatoria por parte del


conductor —probablemente por estar empapándole los asientos o por
haberle hecho esperar—, pero no pudo importarle menos en ese instante.
"Porque amas a Yoongi".
La escena continuaba reproduciéndose en su cabeza, reiteradas veces, de
forma constante y torturadora, moliéndole el cerebro a golpes. Pues
aparentemente, vivirlo solamente una vez no había sido suficiente para
alimentar la culpa que empezaba a carcomerlo de adentro.
Los ojos rojos y húmedos de Taehyung estaban grabados en su memoria.
Al igual que su voz quebradiza, sus labios temblorosos, la manera en que
rechazó el tacto de Jungkook y se apartó abruptamente de él, como si
Jungkook fuese fuego ardiente que iba a quemarlo hasta transformarlo en
cenizas.
Y tal vez no estaba equivocado.
Desde el principio, debió prever que albergar sentimientos por dos
personas, lo haría sucumbir eventualmente. Solía creer que podía
manejarlo, mas el reciente evento le demostraba lo errónea que había sido
su decisión.
Confiar en que nadie saldría lastimado había sido ingenuo de su parte. Y
aún cuando fue capaz de ver su error, no tuvo la suficiente fuerza como
para corregirlo, permitiendo que Taehyung estuviera cada vez más cerca de
un abismo al cual Jungkook estaba empujándole sin piedad.
Necesitaba aprender que su egoísmo tenía repercusiones, las cuales no le
afectarían únicamente a él, sino que también a otras personas. Pues fue
por obedecer a su parte egoísta —la que anhelaba guardar a Taehyung en
su bolsillo—, que acabó lastimándolo al final.
Su mirada deambuló en dirección a la ventana, observando a través del
vidrio la lluvia que no cesaba de caer sobre la ciudad. La imagen de
Taehyung caminando bajo el diluvio le hizo estremecer. Todo herido y
vulnerable, todo frágil y en búsqueda de contención, mientras nuevamente
alzaba las barreras que los distanciaban.
Resultaba tan... irreal y, a la vez, tan jodidamente insoportable. Las manos
aún le picaban por alcanzar a Taehyung para impedir que se marchara.
Pero ya estaba demasiado lejos para retenerlo. Demasiado lejos en todas
las formas posibles.
"No vuelvas a tocarme".
Se había terminado.
Lo que había entre ellos, el "algo" difuso que definía su relación, con límites
implícitos impuestos y cientos de cuestionamientos sobre qué hacer bajo
tales circunstancias. Las dudas y las inseguridades, sobre si mantenerse
junto a Taehyung era la decisión correcta.
Todo siendo consumido por los sentimientos que Jungkook era incapaz de
desprender de sí mismo.
Que su relación hubiese llegado al inminente e irreversible fin, no era
inesperado, considerando que aquel había sido su plan originalmente.
Separarse para que la herida no fuese tan profunda, cortar los lazos por su
bien. Y a su falta de valentía, Taehyung se había visto enfrentado a elegir.
Sin embargo, jamás había imaginado el rompimiento de ese modo. Jamás
había sido su intención que Taehyung saliera herido, mucho menos que
fuese por su causa o por el motivo que se había esforzado en ocultar.
Se le había ido de las manos. Todo; la situación, las emociones, la calma...
desde el momento en que los sentimientos por Taehyung eclipsaron su
amor profesado por Yoongi. Taehyung poseía la habilidad de hacerle
olvidar el resto del mundo y Jungkook sabía que aquello era inapropiado,
cuando su corazón le pertenecía a otra persona.
Finalizar su relación simplemente resultaba adecuado. Conveniente. No
solamente para él sino que para ambos. Taehyung había sido inteligente al
huir tan pronto halló la salida, renunciando a ellos antes de que su relación
difusa escalara a las etiquetas, haciendo lo que Jungkook había intentado
concluir, mas en lo que había fallado miserablemente.
Quizás perderlo no era agradable. Y quizás dolía, un poco más de lo que
había calculado. Pero conforme el vehículo se alejaba de la locación en la
que habían partido caminos, más convencido estaba sobre que era lo
correcto. Sobre que estarían bien y solamente quedaba esperar a que los
daños infringidos cicatrizaran.
Un dedo se presionó repentinamente contra su brazo y Jungkook volteó su
cabeza para encontrar a Yoongi. —¿Qué ocurre? ¿Quieres vomitar?
Yoongi negó en silencio, sus ojos desviándose por un instante hacia el
asiento que había ocupado el pasajero ausente. —¿Dónde está Taehyung?
"Quiero ir a casa".
—Se fue caminando— contestó, forzándose a esbozar una pequeña
sonrisa, y tratando de apaciguar la rabia que proyectaba contra sí mismo.
Las cejas de Yoongi se arquearon al escuchar la respuesta.
—Ya... Estás de joda ¿no? ¿Caminando? ¿Bajo esta lluvia?
—Sí, Yoongi, bajo la puta lluvia— espetó, percatándose de su brusquedad
al hablar sólo breves segundos después. Inhaló hondo, carcomido por su
consciencia, por desquitarse con quien no correspondía—. Joder. Lo siento.
No quise-
—No te disculpes, ya estás grande y tienes permitido decir "puta" todo lo
que quieras— lo tranquilizó. Jungkook habría reído si hubiera estado de
mejores ánimos—. ¿Y? ¿Qué pasó? ¿Mm? Puedo sentir tus vibras
negativas. Suéltalo.
Jungkook sacudió la cabeza. —No es nada...
—¿Me ves cara de estúpido? Vamos. ¿Qué fue? ¿Se pelearon?
"No hagas esto más difícil de lo que ya es".
—Creo.
—¿Crees?— inquirió Yoongi. Una presión en el pecho de Jungkook le
impedía pensar con claridad, mas no era una razón válida para evadir lo
que necesitaba contarle. Lo que eventualmente se vería obligado a admitir.
Las palabras quedaron estancadas en la base de su garganta,
resumiéndose únicamente a una cuando fue su turno de confesar:
—Terminamos.
Afirmarlo en voz alta se sentía peor, si aquello era posible.
Pudo percibir la confusión reflejada en el semblante de Yoongi, quien tardó
en procesar la noticia; probablemente consecuencia de los litros de alcohol
en su organismo. —¿Terminaron?
Jungkook inhaló de nuevo y exhaló, sin poder asimilarlo adecuadamente
todavía. —Sí.
Lo había perdido.
Oficialmente le había perdido.
Y no había un punto de retorno.
—Oh... Lamento escuchar eso— dijo el mayor, sobando torpemente su
brazo en un intento de consolarlo—. El mocoso me caía muy bien...
—Sí, bueno— Se encogió de hombros, con una sonrisa adornando sus
labios para evitar que sus verdaderas emociones fluyeran—. Acostúmbrate
a no verle de nuevo.
Yo también debería.
—¿Lo querías mucho?— preguntó Yoongi. La lástima notoria debió haberle
enfadado, pero en cambio, se halló meditando la respuesta.
No...
Sí...
Mierda.
—No sé.
—¿"No sé"?— Yoongi soltó una carcajada, el muy pesado—. Jungkook
apestas en esto. ¿A qué te refieres con que no sabes?
Esquivó su mirada, renuente a recibir sus burlas. —Es difícil...
—No es difícil. Lo quieres o no lo haces. ¿Me vas a decir que llevaban más
de seis meses y aún no sabes qué sientes?
Jungkook quiso reír, porque ese era el problema ¿no?
Que el chico no llevaba seis meses en su vida, sino apenas un par, y eso
había bastado para poner su mundo de pies a cabeza.
¿Quién le había dado el jodido derecho? De meterse bajo su piel,
propagándose por su sangre y haciéndole difícil incluso la idea de
abandonarlo. Para Jungkook sus sentimientos eran claros, hasta que
Taehyung se interpuso.
Riéndose tan bonito y llamándole por apodos bobos. Insultándolo cuando
se le daba la gana y después sonrojándose cuando Jungkook le comentaba
lo adorable que era. Deslizándose entre sus brazos donde encajaba
perfectamente. Con una boca mordaz que se tornaba dócil bajo sus besos.
Hielo que se derretía con su sólo toque, fundiéndose contra su piel.
"¿De verdad quieres un novio?"
"No lo sé... Creo que sólo quiero algo real".
Lo cierto era que Jungkook necesitaba tomar una decisión.
Tener sentimientos diferentes por dos personas simultáneamente, era una
receta para el desastre. El eventual lío al cual finalmente se estaba
enfrentando, pues aún en aquel vehículo y tras haber perdido a Taehyung,
sentía a su corazón dividido.
Entre el amor conocido y familiar que había albergado por Yoongi a lo largo
de los años.
Y los sentimientos nacientes e impredecibles que provocaba Taehyung con
insana facilidad.
Elegir nunca había sido sencillo, y aquella no era la excepción a la regla.
Todo lo que podía hacer entonces era escoger y esperar que fuera
acertado de su parte.
Lo que Jungkook ignoraba, sin embargo, era que la elección ya había sido
hecha, hacía demasiado tiempo.
Y distaba mucho de la decisión que consideraba correcta.
「。。。」
El hogar de Namjoon era cálido.
La estufa estaba encendida, propagando calorcito a lo largo de toda la
pequeña casa. No obstante, Taehyung había decidido apropiarse de la
estufa sin consideración esa noche, sentándose a pocos metros de ésta,
envuelto en una manta y bebiendo su chocolate caliente.
Su cabello estaba secándose de la lluvia. Su ropa estaba en el tendedero
de la cocina, mientras vestía un pijama de Namjoon. Sus pies estaban
protegidos por unas pantuflas de conejito, de uno de los hermanos
menores de la casa.
La estufa era capaz de otorgar calidez a muchas cosas...
Exceptuando a su corazón.
Su tonto e iluso corazón.
Sus labios se abultaron, mientras sus ojitos aguados miraban fijamente el
chocolate caliente dentro de su tazón. ¿Por qué esto dolía tanto?
¿Por qué lo ama a él y no a mí?
—Traje galletas— avisó Namjoon entrando a la sala, encontrándose a un
Taehyung triste y con puchero a los pies del sillón. Una sonrisa
comprensiva se extendió en su rostro—. ¿Cómo estás?
Taehyung estornudó en respuesta.
Se enfermaría, lo haría, definitivamente. Ya se había enfermado antes por
una noche helada. ¿Y ahora con lluvia? En realidad no había querido irse
caminando, pero se rehusaba a regresar en el mismo vehículo que
Jungkook.
Idiota... Por culpa del reverendo idiota de Jungkook ahora me voy a
enfermar... y voy a morir... Procuraré echarle la culpa en mi testamento.
—¿Quieres una?— le ofreció Namjoon, sentándose a su lado en la
alfombra y extendiéndole el paquete abierto de galletas. Taehyung lo miró
de reojo antes de echarse dos a la boca.
Ahora estoy comiendo por estrés... Si acabo gordo también será tu culpa,
Jeon.
—Hey, hey, no llores— brincó Namjoon asustado. El dorso de su dedo
acarició la mejilla de Taehyung, barriendo con las lágrimas que habían
comenzado a brotar involuntariamente—. ¿Me dirás qué ocurrió?
Taehyung sacudió la cabeza, negándose a responder, y tomando otras dos
galletas —que no tardó en ponerse a masticar, por supuesto—.
No quería hablar con nadie, ni con Namjoon, quien por cierto se había
comportado extra bien con él, cuidándolo, alimentándolo y aceptándolo en
su casa. Pero Taehyung aún se sentía incapaz de pronunciar palabra, sin
que el nudo en su garganta cediera.
Nunca debió enamorarse, ni ilusionarse. Era tan estúpido. Siempre era así.
Siempre. Las personas preferían a alguien más por sobre él, él nunca era
una prioridad, nunca era suficiente para hacer que las personas se
quedaran. Tal vez iba en su sangre. En el código genético heredado por su
madre.
Pero era mejor así... Mil veces mejor. Si hubieran iniciado una relación
oficial, Jungkook lo habría abandonado de todas maneras. Y habría sido
más doloroso, más intolerable, más difícil de superar. Haber terminado todo
antes de dar el próximo paso, había sido lo mejor.
Por un breve momento había olvidado que estando en su posición no podía
darse el lujo de esperar que otras personas lo quisieran. Porque aunque
dijesen que lo hacían, eventualmente se terminaban yendo.
Yendo a los brazos de alguien más. Usando el amor de Taehyung para
después dárselo a otro. Desechándolo cuando se cansaban de él, porque
Taehyung era sólo eso; una persona desechable, a quien olvidar.
—Me dijo que yo le gustaba— relató, limpiando los residuos de galletas en
sus labios. Namjoon le prestó atención, incitándole a continuar—.
Empezamos a salir... o algo por el estilo. Hoy día lo invité a cenar, para
decirle q-que estaba...
Que estaba enamorado de él.
—No alcancé a decirle nada— Las lágrimas corrían por su rostro y su nariz
estaba roja. Esnifó—. Lo llamó uno de sus amigos, borracho y-y... fuimos a
buscarlo.
—Tae— susurró Namjoon, consolándose con arrullos y caricias. Su brazo
rodeaba la cintura del castaño, manteniéndolo cerca de él, para poder
sostenerlo y que no se rompiera en mil pedazos.
—L-Lo ama, Namjoon— hipó, sin parar de llorar, con sus ojitos enrojecidos
ardiéndole—. Jungkook lo a-ama... No me quiere. No me quiere— repitió.
Se sentía tan estúpido. Tan increíblemente estúpido, por creer por un
instante que Jungkook sería capaz de corresponder sus sentimientos.
—Odio verte llorar— La mano libre de Namjoon limpió sus lágrimas, su
expresión apesadumbrada—. Es un idiota por no ver lo que estaba justo
frente a él, Tae.
—C-Creo que lo vio y... y no le gustó— respondió jadeante, refiriéndose a
sí mismo. ¿Y qué? ¿Acaso podía culparlo? Jungkook no era la única
persona en el mundo que prefería alejarse de Taehyung.
Era exclusivamente su culpa, por haberse ilusionado de más.
—Eres un chico precioso, Tae. No sólo por fuera, sino que por dentro
también— dijo Namjoon, mirándole a los ojos, transmitiéndole su sinceridad
a través de una mirada—. Eres divertido, gentil... un poco mimado, pero no
dudes en que eres maravilloso, Tae. Es tan fácil quererte. Si Jungkook no lo
hace, debe ser que hay fallas en su sinapsis.
Taehyung soltó una leve risita, brindándole calma al cuerpo tenso de
Namjoon. —S-Siempre sabes qué decir.
—Es porque digo la verdad.
—Ya... Apuesto que sí— dijo sarcástico, con la naricita arrugada. Namjoon
se inclinó, propinando un beso en la punta de ésta—. Ah... Eso fue-
El beso siguiente no aterrizó en su nariz, sino en sus labios.
Taehyung tembló contra Namjoon, demasiado desconcertado para
reaccionar. Mantuvo su boca quieta, hasta que los suaves labios de
Namjoon, le otorgaron la calidez que su corazón necesitaba.
Correspondió el beso robado, moviendo sus labios fervientemente sobre
los contrarios. Buscando más y más en la calidez que Namjoon emitía,
esperando desesperadamente derretirse contra su boca, fundirse en él.
Implorándole a través de besos y suaves caricias que le hiciera olvidar lo
que había sucedido.
Que lo besara hasta que el dolor se desvaneciera.
Que fuera su refugio hasta que escampara.
Namjoon fue quien rompió el contacto, separándose con los labios
húmedos y rosados, y los ojos abiertos y pendientes. Taehyung jadeó,
observando a Namjoon a través de sus pestañas, expectante a algún
sonido.
—Lo siento, lo siento. Tae, no se suponía que sería así— habló
rápidamente, sus palabras saliendo atropelladas—. Y-Yo no quería... Es
sólo que... No fue correcto. Me estoy aprovechando de tu estado vulnerable
para... hacer estas cosas. Tae, lo siento mucho.
El castañito parpadeó, lentamente recobrando sus sentidos. —Me besaste.
—Lo sé y lo siento. Prometo que no me volveré a aprovechar. No estuvo
bie-
Taehyung lo calló, situando su dedo índice sobre los labios ajenos. —Tú...
¿Me quieres?— cuestionó confundido. Bajo su mirada, las mejillas del
mayor se sonrosaron, dejando en claro su respuesta.
—Sí, Tae— Tomó delicadamente la mano de Taehyung en la suya y
entrelazó sus dedos entre sí—. Te quiero.
Me quiere.
Él sí me quiere.
Afianzó su agarre en la mano ajena, conteniendo nuevamente las ganas de
llorar que le golpeaban, al hallar honestidad y amor en Namjoon. Namjoon,
quien siempre estaba ahí para él, sin importar las circunstancias.
¿Podía en Namjoon buscar la calidez y la calma que tanto anhelaba?
Buscar el cariño y la contención que Jungkook nunca le había dado. Que
fuese su refugio de la lluvia...
¿Podía utilizarlo como bálsamo para las heridas que Jungkook había
causado?
Sólo por un ratito.

Hice como 729372 borradores 😩😔 Pero aquí estoy jeje. Y MIREN,


HICE UN SEPARADOR (?) Y SOY FELIz. Si no les gusta voy a llorar :D
La artista del dibujito precioso que usé es @/maankvii_ en Twitter uwu
Espero que les haya gustado el capítulo!! Lxs amo mucho!! Tengan
unos maravillosos, espléndidos y magníficos días ❤️❤️❤️
honey

CAP 38
Aunque te fuiste
No ha habido un día en el que te haya olvidado
Honestamente, te extraño
Pero ahora te borraré
Porque eso duele menos que resentirte

Siempre pensó que los cuentos de hadas se hacían realidad.


Era consciente de lo ingenuo e irrazonable de sus propias creencias, sobre
todo considerando su edad y la madurez que ésta supuestamente
conllevaba. No obstante, aún entonces, la esperanza de que su vida fuese
una película romántica, persistía.
O por lo menos, solía hacerlo.
Lo cierto era que su primer corazón roto había tardado bastante en sanar.
Pero a pesar de ello, logró convencerse de que aquello solamente había
sido un error, una piedra en el camino que luego dejaría a sus espaldas.
Dispuesto a entregar todo de sí nuevamente, mas para finalmente
descubrir que esa piedra, esa diminuta mas llamativa piedra, jamás había
abandonado el sitio a sus pies en lo absoluto.
El amor quizá no era lo que una vez había pensado, sino lo que la vida
había intentado inculcarle, a través de crudos rechazos y duros golpes, que
Taehyung había ignorado para ser feliz. Porque si hacía la vista gorda,
podía fingir que él realmente no había sido abandonado por las personas
que más amaba en el mundo.
Recordaba con nitidez la mañana en la que despertó sin su padre en casa,
y también la mañana en la que despertó en un nuevo departamento, sin su
madre. La sofocante sensación de vacío, el buscar desesperadamente
alrededor por un indicio de que todo era una pesadilla, y la decepción al
comprender que no lo era. Que estar despierto era igual de doloroso que
estar dormido y que no existía un escape.
Aquella mañana de día sábado, se sintió... aún peor que sus anteriores
experiencias.
Con el rostro enterrado en la almohada, exhaló hondo y permitió que su
cuerpo se hundiera en el colchón. Entre las sábanas se sentía cálido, a
pesar del invierno que helaba afuera, sobre todo con los ojos cerrados, ya
que al menos así podía imaginarse lejos de esa ciudad.
Lejos de todo lo que pudiera dañarlo.
Lejos de ti.
—¿Tae?
Mierda...
Rodó renuentemente sobre la cama, para encarar al portador de dicha voz
y topándose con la sonrisa afable de Namjoon, que se hallaba parado a
pocos pasos de distancia. El silencio se alargó por segundos hasta que el
mayor se atrevió a preguntar lo que, aunque resultaba obvio, no dejaba de
ser prioritario.
—¿Cómo te sientes?
Taehyung rodó los ojos, para no echarse a llorar.
Los sucesos de la noche anterior continuaban dispersos en su memoria, sin
ser capaz de procesar correctamente que sí, habían sido reales y que sí,
Jungkook y él habían terminado.
Su pecho oprimido apenas le permitía respirar con regularidad y la
esperanza de jamás despertar le había acompañado durante toda la noche.
Para su desgracia, siempre que llueve escampa, y eventualmente, sale el
sol. Aunque, si debía ser honesto, aquel sol no se sentía exactamente
cálido.
—Tae— Le llamó Namjoon, envolviéndose en una expresión
apesadumbrada, que reflejaba puramente su preocupación por el menor—.
Lo que me dijiste anoche... ¿Estás seguro de ello?
Los recuerdos de lo sucedido tras su reciente beso, fluyeron con facilidad, e
ignorando la vergüenza que le causaba lo impertinente de su propio
comportamiento, adquirió una postura seria, incorporándose lentamente en
la cama.
—Sí...— Respiró hondo—. Lo estoy.
—No tienes que forzarte ¿sabes?— dijo encuclillándose frente a él—. Es
un tema delicado. Y sé que estás sensible por lo que pasó con Jungkook...
Tal vez sería mejor olvidarlo y-
—Nam. De verdad estoy seguro— lo interrumpió con cuidado, en un tono
firme. Lo último que necesitaba era cuestionarse a sí mismo y echarse para
atrás. Cerrar ciclos era importante; difícil pero importante, sobre todo ese
en específico.
Un poco dubitativo, dejó salir un suspiro resignado. —Bien. Sigue en pie
entonces.
Taehyung asintió, relativamente aturdido todavía. Tal vez por el sueño, o tal
vez solamente era consecuencia del dolor abrumador que recorría su
cuerpo. Albergar sentimientos por alguien era definitivamente
inconveniente, por no decir mortal.
"Nosotros no fuimos diseñados para ser amados, ¿entienden?".
Lo entendía. Pero, de cierto modo, deseaba serlo.
Tomó prestada ropa de Namjoon, para regresar a su departamento a
buscar ropa limpia. El mayor parecía insanamente pendiente de cada
movimiento del castaño, lo que no era una sorpresa, mas sí resultaba ser
un tanto incómodo. Ser vigilado como un niño pequeño no mejoraba para
nada sus ánimos.
Namjoon condujo hasta su edificio y tras pedirle que le esperara en el auto,
Taehyung se bajó del vehículo en dirección a su departamento. Giró la llave
en la cerradura y cuando la puerta finalmente se abrió, el aroma a huevo
frito inundó sus narices.
—¿TaeTae? ¿Eres tú?— escuchó una voz femenina proveniente de la
cocina.
Reconoció a Jiwoo antes de cruzar el umbral, esbozando una sonrisa al ver
a su hermana cocinando su desayuno aún en pijama. Desconectó su
atención de la comida para encontrar su mirada con la suya y sonrió,
deslumbrante y honestamente, como siempre lo hacía alrededor de las
personas en las que posaba su confianza. Sin embargo, toda emoción se
desvaneció cuando tuvo una mejor vista del rostro pálido de su hermano.
—Tae... ¿Qué pasó?
Parpadeó al percibir la inusual consternación de Jiwoo, la cual, en aquellas
circunstancias, no podía comprender, puesto que no le había dado motivos
para que siquiera lo considerara. Jiwoo, no obstante, notando su confusión,
le señaló con su dedo índice.
—Tus ojos... están hinchados, Tae—. Oh. Cierto. Desventajas de ser un
llorón—. Demasiado hinchados... Estoy sorprendida de que siquiera
puedas ver.
—No está tan mal— dijo en un intento de suavizar las cosas. Jiwoo bufó.
—¿No? Dios, Tae... Vamos. Siéntate a comer, tal vez un estómago
contento te pondrá mejor y-
—No puedo.
Su hermana frunció el ceño. —¿Cómo que no puedes?
—Sólo vine a cambiarme de ropa— Jiwoo inspeccionó su atuendo tan
pronto lo dijo—. Además ya desayuné.
La mirada inquisitiva se transformó en una de pesadumbre en cuestión de
segundos, cuando no necesitó palabras para comprender lo que su
ausencia aquella noche significaba. —¿Estabas con ese chico?
¿Jungkook?
Taehyung no recordaba haberlo mencionado antes, pero bueno, con lo
embobado que estaba, no habría sido extraño que su nombre hubiera
abandonado su boca unas cuantas veces.
—No...— respondió sin más, puesto que aunque su hermana había estado
parcialmente en lo correcto, no deseaba relatarle su noche con lujo de
detalles—. Estaba con un amigo.
Jiwoo no comentó al respecto, a pesar de su expresión sospechosa —y sus
muy posibles ganas de chismorrear—, y con un asentimiento de cabeza, le
permitió tácitamente ir a cambiarse a su cuarto. Taehyung no tardó en
adentrarse a su dormitorio, enchufando su teléfono para cargarlo antes de
dirigirse a su armario.
Su atención fue cautivada inmediatamente por la polera con la frase WOT
IN TARNATION escrita en la parte delantera y el nudo en su garganta
rápidamente resurgió.
¿Por qué no la había regresado? Se reprendió a sí mismo, puesto tener
cosas que le recordaran a Jungkook, sólo lo empeoraba. Los rompimientos
ya de por sí eran difíciles. ¿Cómo se suponía que superaría al pelinegro si
estaba grabado por todas partes?
Tonto, Kim Taehyung... Si no lo superaste en cinco años, ¿cómo lo
superarás en una sola noche?
Tras vestirse y llevarse consigo su teléfono —el cual por cierto no tenía
llamadas o mensajes de Jungkook... No era como si los esperara de todas
formas—, se despidió de Jiwoo, informándole a dónde iría y marchándose
rápido, para no tener que oír lo que fuese que quiso decir su hermana ante
su explicación.
El automóvil de Namjoon lo esperaba afuera, y con Taehyung en el asiento
del copiloto, partieron en dirección a aquel lugar, que no había visitado
desde hacía tanto tiempo. El camino, pese a ser relativamente largo, aquel
día se sintió como un breve instante.
—¿Estarás bien tú solo?— preguntó Namjoon. Taehyung asintió, con la
mirada enfocada en lo que se alzaba al otro lado de su ventana.
Un sentimiento amargo que le apretaba el corazón y oprimía su pecho, lo
albergó. Un sentimiento del que necesitaba desprenderse, tal como lo
habían hecho su madre y su hermana.
Decir adiós jamás había sido sencillo.
Pero era el momento.
「。。。」
Jiwoo no era buena expresando sus emociones.
Esa era una de las principales razones por las cuales iba al psicólogo. Sus
sesiones ayudaban bastante, a lo que consideraba un trauma del pasado.
Taehyung, por el contrario, era transparente.
Era fácil notar cuándo estaba feliz o triste, de buen o mal humor.
Honestamente estaba feliz por el hecho de que su hermano, no debía
enfrentarse a los mismos problemas a los que ella tuvo que enfrentarse por
el abandono de su padre. Pues, aunque Jiwoo le había perdonado, ese
estúpido trauma difícil de revocar seguía ahí.
Le había costado varias relaciones interpersonales. Su primer novio duró
menos de un mes, por el irracional temor de que si le demostraba lo mucho
que lo quería, el chico la dejaría de inmediato. Al final él fue quien terminó,
por sentirla muy indiferente.
Le costaba confiar en las personas, y por mucho tiempo deseó ser como
Taehyung, quien parecía amar sin complicaciones y con completa libertad.
Como si no temiera.
Pero nunca había sido de esa forma ¿no?
No importaba cuán transparente fuese, porque estaba igual de asustado.
Igual de asustado de encontrar a una persona y amarla, para después ser
dejado de lado por alguien más. Su padre lo había hecho. ¿Qué le
garantizaba que no se repetiría?
Conocía lo suficiente a Taehyung como para saber que le era imposible
empezar una relación, darse una oportunidad. Y que si lo hacía, procuraría
inconscientemente buscar un defecto, un problema, para terminarla.
La vez que se había decidido a declararse a un chico en la secundaria, fue
igual, pues lo había hecho exclusivamente porque sabía que no importaba
su confesión, lo rechazarían. No lo habría hecho si no hubiera sabido de
antemano que el susodicho quería a alguien más; Taehyung no habría
corrido ese riesgo, ni en aquel entonces ni ahora.
Pero por algún motivo, había tenido la esperanza de que con Jungkook
fuese diferente.
De que con él sus temores por fin no saldrían a flote, de que el miedo por
ser reemplazado no le permitiría cometer errores que al fin y al cabo,
solamente terminaban por herirlo y dañarse a sí mismo.
Aparentemente se había equivocado. Ya que, a pesar de todo, Taehyung
continuaba siendo transparente.
Y su corazón roto había sido perceptible en sus ojos, sobre todo
considerando lo pobre que había sido en su intento de ocultarlo.
Luego de terminar su desayuno, se instaló en la pequeña mesa de la
cocina y desparramó sus libros y cuadernos en la superficie. El lunes tenía
examen y Dios, no mentía cuando decía que no entendía nada. Quizá
había sido su culpa por pasar su tiempo libre leyendo fanfics en lugar de
estudiar, pero se rehusaba a admitirlo en voz alta.
Apenas consiguió abrir el libro cuando el timbre resonó en el departamento.
Jiwoo lo volvió a cerrar, convencida de que era el universo el que no la
dejaba aprender, y se levantó de su sitio para atender la puerta.
Probablemente a Taehyung se le había olvidado algo, siempre era así. Con
los ojos en blanco, giró la manilla y posó una mano en su cintura.
—Bien, ¿qué se te olvi- Oh— Se interrumpió, irguiéndose al ver una cara
desconocida enfrente—. Di-Disculpe. Creí que...— Carraspeó—. ¿Qué se
le ofrece?
El pelinegro miró a Jiwoo con desconcierto, como si su presencia estuviese
fuera de los límites de su comprensión. —¿Está Taehyung en casa?
—No. Acaba de salir. ¿Eres un amigo de Tae?
—Em... Algo así— respondió, esbozando una sonrisa incómoda. Jiwoo
estuvo a punto de decirle que podía venir más tarde, que ya regresaría
luego, cuando el recuerdo de un Taehyung desconsolado cruzó por su
cabeza y un presentimiento difícil de ignorar afloró.
Tragó saliva. —¿Eres Jungkook?
La sorpresa en el rostro del pelinegro fue su respuesta.
No era su intención meterse en discusiones ajenas, menos cuando era
consciente de lo reservado que era su hermano en cuanto a sus amistades
o sus intereses. Sin embargo, no podía evitar que le picara la curiosidad,
por la única persona que había estado tan cerca de ocupar un lugar en el
corazón sellado de Taehyung.
Preguntándose casi inconscientemente, qué habría sucedido entre ambos,
para que Taehyung lo apartara igual que al resto.
—Quería... Sólo quería hablar con él. Explicarle ciertas cosas que se
salieron de control— Exhaló el pelinegro cabizbajo, jugando con el borde
de su chaqueta antes de alzar la mirada y esbozar una efímera sonrisa—.
Tal vez sólo... debería regresar luego.
Probablemente sería lo mejor, razonó Jiwoo, reconociendo que lo correcto
habría sido dejar al chico marcharse y no entrometerse cuando sabía que
no debía hacerlo. Ella desconocía la situación y asumir que podría
manejarla era ingenuo.
Mas conocía a su hermano y conocía lo defensivo que podía llegar a ser en
ciertas circunstancias. Por lo que, aún dubitativa sobre si esto era lo que
realmente solucionaría las cosas, decidió arriesgarse.
Si Tae se entera de esto me va a matar...
—Si quieres verlo ahora— dijo con los nervios a flor de piel. Notó el sutil
cambio en los ojos del pelinegro y se permitió creer que no estaba
cometiendo una equivocación al confiar en él, al menos no del todo—.
Puedo decirte dónde está...
Jungkook la observó expectante, antes de dejar que las palabras retenidas
huyeran de sus labios. —Por favor...
Sí, probablemente su hermano iba a matarla por no cerrar la boca.
Pero era inútil fingir que huir del pelinegro le haría de cierto modo mejor
que el encararlo. Así que sí, Taehyung querría asesinarla luego, mas valía
la pena correr el riesgo, si con ello era capaz de ayudarlo a avanzar. De
ayudarle a ver lo que el abandono de su padre le impidió ver
¿Acaso no lo entiendes todavía, Kim Taehyung?
Lo cierto era que, a Jiwoo le había costado entenderlo.
La vida no se trata de huir por miedo, o de aislar al resto para protegerte.
No se trata de esperar ser amado.
Sino de amar.
Con toda la vulnerabilidad que aquello conllevaba.
El dolor y los corazones rotos.
Las penas y los desamores.
Mas también la libertad.
🔸🔸🔸🔸🔸
Yo, llegando a actualizar después de 2 semanas:

JSNDBSND LO SIENTO MUCHO, me tardé caleta pero en mi defensa,


he estado muerta estas semanas por culpa de la universidad :((
Creo que el punto de vista de Jiwoo es importante, para que estén
pendientes uwu
En otras noticias, lo he estado pensando mucho (otro factor de mi
atraso) y creo que el siguiente capítulo es el final! Siento que alargar
la historia es innecesario u.u Así que, el próximo capítulo se termina
esta fanfic! No habrá epílogo, pero sí habrán extras :D Espero que les
haya gustado este penúltimo cap! Nos acercamos a la despedida y me
pone sad u.u Lxs amo mucho!! Hasta pronto ❤️
honey 🍯

OUTRO
Desearía que me amaras como ayer. No sueltes esta mano nunca más.
Y cada vez que mi corazón late, iguala tus pasos para que no
deambules nunca más.

Aún a metros de distancia del sitio en el que yacía la tumba de su padre,


era capaz de sentir su propia ansiedad ir en aumento.
Reconocía lo precipitado de la decisión tomada la noche anterior, mas tras
las palabras de Namjoon y considerando la inestabilidad emocional
causada por el incidente con Jungkook, en aquel instante había estado
seguro de que era lo correcto. Su convicción, lamentablemente, fue
disipándose conforme se acercaban al cementerio, pues con cada
kilómetro avanzado, la realidad se tornaba más y más inevitable.
No obstante, ahora era demasiado tarde para arrepentimientos. Echarse
para atrás no era una opción, al menos no una que fuese viable para
Taehyung, quien se había esforzado en recaudar el valor suficiente como
para impulsarse a sí mismo a visitar la tumba de su padre por primera vez
luego del funeral.
Sus dedos se cerraron alrededor de la manilla del automóvil y tiró de ésta
para abrir la puerta. Con la determinación que le permitían los crecientes
nervios acumulados en su interior, posó un pie fuera del vehículo,
deteniéndose al percibir una presión sobre su piel.
La mano de Namjoon se asió en torno a su muñeca antes de que pudiera
abandonar el interior del automóvil. Taehyung parpadeó.
—¿Qué ocurre?— dudó volteándose a verle. El mayor inhaló y exhaló
hondo, con la mirada fija en el rostro del castaño, dejando que en su agarre
firme se transmitiera toda la consternación que esta situación le provocaba.
—Escucha... Sé lo que dije anoche... Pero tal vez sería mejor irnos y volver
otro día— Un surco nació entre las cejas de Taehyung, expresando su claro
desconcierto—. No quiero forzarte...
—No me estás forzando a nada, Nam... Soy un niño grande, puedo tomar
mis propias decisiones ¿sí?— Le sonrió en un intento de otorgarle calma.
Desde que había optado por seguir el consejo del mayor, éste no había
cesado sus esfuerzos por disuadirlo.
—Tae... Lo de Jungkook es reciente... y esto no será simple. Es bastante
mierda emocional con la que tienes que lidiar en un lapso tan corto. Puedes
volver luego...
—Mira— Se irguió en su asiento y conectó su mirada con la del mayor—.
Sé que será difícil; pero quiero hacerlo, Nam. No es una idea que vino de la
nada. Es algo que he estado recapacitando desde hace semanas, y no me
arrepentiré ahora. Lo que ocurrió con Jungkook no tiene relación con esto.
Así que déjame hacerlo ¿sí?
Namjoon suspiró profundo, como siempre lo hacía cuando Taehyung usaba
ese tono tan tierno de voz y ponía sus mejores ojos de cachorrito mojado.
El arte de la manipulación era ciertamente un fuerte para Kim Taehyung; y
Namjoon podía afirmar ciegamente que no era su única víctima.
—Sí... Tienes razón. Es algo que tú debes solucionar— coincidió, causando
que la expresión del castaño se iluminara. Era tan bonito que dolía, dolía
como un infierno. Taehyung volvió a coger la manilla y Namjoon fue incapaz
de contenerse—. ¿Seguro que no quieres que te acompañe?
—Nam...
—Lo siento, lo siento. Esperaré aquí.
—Buen chico— se burló el castaño, tratándole como un perrito y
propinándole una ligera caricia en el cabello. Namjoon observó
atentamente a Taehyung abandonar el interior del auto y dirigirse —no sin
antes sacudir una mano en su dirección— hacia la entrada del recinto.
El castaño hizo el mismo recorrido de hace unas semanas, atravesando el
cementerio y siguiendo las direcciones en los senderos, hacia la lápida que
hacía no tanto tiempo, no ocupaba ese sitio aún.
Luego del entierro, se rehusó a regresar. Jiwoo le ofreció varias veces que
fuesen juntos, So Rim le informaba de sus visitas diarias, y no necesitaba
oírlo para saber que su madre también era una visitante frecuente.
Su respiración se atascó en su garganta cuando pudo atisbar los girasoles
que cubrían parte de la piedra, y la inscripción —que gracias a la cercanía
se hizo visible— fue suficiente para hacerle doler el pecho.
Amado esposo, padre y amigo.
Sus pies pararon en seco a ínfimos metros de la lápida, mientras que con el
corazón desembocado se forzaba a esbozar el intento de una sonrisa. La
fecha del fallecimiento estaba grabada bajo el nombre, despertando
nuevamente en Taehyung esa sensación irrevocable de pesadumbre.
Hola, vejestorio... Ha pasado tiempo ¿no? Has sido tan testarudo, que
tuviste que irte para que yo pudiese verte...
El tema es que... un hombre sabio me dijo una vez que los problemas no se
rehuían, sino que se enfrentaban para resolverlos... Maduro ¿no te
parece?...
Creo que tú y yo necesitamos hablar.
¿Tú qué dices?
「。。。」
Transcurridos los primeros diez minutos desde el momento en que
Taehyung desapareció de su campo visual, el automóvil se tornó
inexplicablemente sofocante.
¿Pero qué se suponía que debía hacer? Cuando la noche anterior surgió el
tema del padre de Taehyung, aconsejarlo al respecto parecía ser lo más
sensato. No esperaba que el castaño se tomase tan en serio sus palabras,
o que decidiese seguirlas al pie de la letra tan pronto. Y a pesar de que
había tratado de disuadirlo, había sido en vano.
Se apoyó contra el capó de su vehículo y sacó un cigarrillo de la cajetilla.
Lo observó detenidamente antes de encenderlo; no acostumbraba fumar,
pero uno no le haría daño ¿no? Además, de cierto modo se lo merecía. El
chico de sus sueños le había rechazado hacía menos de doce horas,
rompiéndole el corazón y las casi inexistentes esperanzas. ¿Acaso no era
ésa una excusa válida para justificarse?
Dándole una calada, recordó la transparente compasión que cubrió la
expresión de Taehyung cuando rompió el beso que habían compartido y le
explicó que sus sentimientos no eran recíprocos. Nunca se había
imaginado que su confesión sucedería de esa manera, ni que sus
posibilidades con el chico fuesen nulas. Pero no podía juzgarlo. El corazón
de Taehyung acababa de ser roto y Namjoon... lo entendía mejor que
nadie.
Solamente esperaba que pudiera superar a Jungkook y seguir con su vida
eventualmente. Dejar que el tiempo curase las heridas infringidas. Y que,
por sobre todo, la resolución de perdonar a su padre terminase bien.
Expulsó el humo del cigarro a la vez que su mirada era cautivada por el
ingreso de un automóvil al estacionamiento. Namjoon observó cómo el
vehículo se detenía cerca de la entrada y un chico un poco más bajo que
él, salía del asiento trasero. El rostro de Namjoon se descompuso.
Hablando del Rey de Roma.
No fue difícil de reconocer. No en realidad, cuando Namjoon había pasado
horas frente al ordenador, estudiando el perfil del más reciente de los
clientes de Taehyung. Cabello azabache, ojos cafés, facciones acentuadas.
Tampoco fue difícil adivinar cuál era el motivo de su presencia.
Sopesó seriamente el encararlo. No quería entrometerse, pero el chico era
un idiota y aquel era definitivamente el momento más inadecuado para
arreglar las cosas con Taehyung.
Apenas alcanzó a apagar el cigarro contra el suelo, siendo interrumpido por
la repentina aparición del castaño, quien no fue consciente de la presencia
del pelinegro por largos segundos. Le vio caminar a través de la entrada,
distraído probablemente por lo que hubiese sucedido allá adentro en la
tumba de su padre.
Namjoon se retuvo a sí mismo, regresando a sentarse sobre el capó y
sacando otro cigarrillo. Porque esto no te incumbe. Porque Taehyung no es
tu propiedad y puede defenderse por su cuenta, como un niño grande.
Aunque interferiría si la situación se salía de control.
No metas la pata esta vez, Jeon Jungkook.
Hay idiotas como yo que morirían por estar en tu lugar.
「。。。」
Con la mente aún ocupada por la conversación silenciosa que sostuvo con
la memoria de su padre, le resultó difícil procesar que lo que había frente a
él era real y no una ilusión.
Jeon Jungkook de carne y hueso.
¿Acaso el destino no podía ser más cruel?
Sus pasos fueron perdiendo velocidad conforme la distancia entre el
pelinegro y él disminuía, volviéndose dolorosa de soportar. De cerca, los
ojos de Jungkook eran más cafés y su piel era más suave y sus labios más
rosados.
Dios... ¿No podías hacerlo un poquito más feo?
Adquiriendo una postura defensiva, cruzó sus brazos por encima del pecho
y alzó el mentón a la espera de que Jungkook se dignase a explicarle qué
demonios hacía allí. Al no obtener una respuesta inmediata, optó por ser él
quien rompiera finalmente el silencio.
—¿Qué haces aquí?
Su voz sonó más temblorosa y más vulnerable de lo que hubiese querido.
No era una sorpresa. Jungkook de la misma forma en que botaba sus
barreras, convertía a Taehyung en un desastre andante. Sólo que...
¿cuánto tiempo tendría que pasar hasta que fuese inmune a su efecto?
El pelinegro le miró, con una expresión que Taehyung fue incapaz de
descifrar. —Quería hablar contigo.
—¿De qué? ¿Cómo sabías que estaba aquí?— cuestionó con plausible
desconfianza.
—Fui a tu departamento a buscarte. No estabas...— Taehyung cerró los
ojos, sabiendo lo que venía. Jiwoo.
—Conociste a mi hermana— lo interrumpió—. ¿Ella te dijo que estaría
aquí?
Mordisqueó el interior de su mejilla, dubitativo. —Sí...
Taehyung asintió, con el ilógico nerviosismo de ser descubierto
carcomiéndole por dentro. Rogaba por que Jiwoo no hubiera hablado de
más. Si Jungkook tenía dudas respecto a su visita a un cementerio, podía
ocurrírsele una excusa. Sin embargo, si Jiwoo había mencionado a su
padre, entonces...
—¿Por qué nunca me dijiste lo de tu papá?
Ah... Mierda...
Se relamió los labios completamente consciente de que la sequedad de su
boca se debía exclusivamente a que su mayor miedo estaba siendo
confirmado. Jiwoo era un asco guardando secretos y manteniendo sus
palabras al margen, lo que por supuesto debió haber previsto.
Con la garganta cerrada, por lo que estaba a punto de decir, se dio cuenta
de que era inútil continuar corriendo. —No le dije a nadie. No me sentía
listo para decirlo en voz alta... Todavía me cuesta.
Percibió los suaves destellos de compasión que iluminaron
momentáneamente los ojos del pelinegro y tuvo que convencerse de que
aquello no era ninguna señal de que lo de ellos le importaba. Nunca había
importado. Ahora no era diferente.
Sin desear oír el pésame de cortesía que le ofrecería Jungkook, evocó el
tema de conversación que para ambos era imposible de ignorar y que era
la principal razón por la cual siquiera le estaba dirigiendo la palabra al
pelinegro.
Nada tenía que ver con que extrañase su voz... o que sus abrazos le
hubiesen hecho falta durante esa noche...
Al menos era más fácil convencerse de esa manera.
—Renuncié a Rent A Boyfriend— confesó en voz baja.
La confusión fue evidente en la expresión de Jungkook y también su
desconcierto al comprender a lo que Taehyung se refería. El castaño
esperó en silencio, ansioso por la reacción del pelinegro, quien no tardó
demasiado en expresar sus pensamientos en alto.
—Hablas del proyecto.
Taehyung exhaló el aire retenido. —Sí.
—¿Es esto por lo que sucedió ayer?
—No— le interceptó, sin desear evocar las memorias del incidente—.
Renuncié hace mucho tiempo, Jungkook. Lamento no habértelo dicho
antes, sólo... planeaba decírtelo pronto. Ya no necesitaba el dinero.
—Ya...— musitó, levantando una de las comisuras de sus labios en una
irónica sonrisa—. Quién lo diría... Tenías bastantes secretos guardados
¿no?
—Tal vez... Pero no fui el único que guardó secretos del otro— La sonrisa
ladeada se esfumó del rostro del pelinegro, desvaneciéndose sin dejar
rastros.
No era necesario oír una explicación. Ni aclarar lo que ambos ya habían
esclarecido cuando Jungkook no negó sus sentimientos por Yoongi. A
Taehyung le dolía, como un infierno. Sin embargo, su orgullo a veces
sacaba lo peor de él, incluyendo aquella ocasión, en la cual no le importó
hacer lo que resultase correcto, sino lo que fuese capaz de demostrarle al
contrario, que a pesar de su rompimiento reciente, se hallaba bien.
Solamente anhelaba demostrarle a Jungkook que su efímero y nunca oficial
romance, no importaba lo suficiente para dejar heridas.
—Te tengo un trato.
Conocía lo riesgoso que era, conocía lo mucho que sufriría si el contrario
aceptaba. Pero sus sentimientos en aquel instante daban igual. Con tal de
aparentar ser fuerte, con tal de hacerle creer a Jungkook que esto no le
afectaba en lo absoluto. Ponerse una máscara no era difícil cuando la
situación lo ameritaba.
—Puedo fingir ser tu novio por una cita más— continuó, consciente de que
no duraría mucho soportando el nudo en su garganta—. Sería como
nuestro falso rompimiento. Para hacerte quedar bien frente a tus amigos.
No puedes pagarme, ya que no sigo en el negocio, pero... puedes tomarlo
como una invitación de la casa.
Jungkook frunció el ceño. —Tae, yo no...
—De verdad no me importa hacerlo si eso es lo que te preocupa. Fuiste mi
cliente, y separamos lo emocional de lo profesional desde el principio. Esto
no es diferente.
—Sabes que lo es.
—No lo es, Jungkook— Inhaló hondo al percatarse de que estuvo cerca de
perder su calmada postura—. Es sólo negocios. Si la oferta no te interesa...
—No me interesa— lo interrumpió cortante. Taehyung tragó saliva,
parcialmente aliviado de que hubiera denegado su ofrecimiento y
parcialmente dolido por la brusquedad en su tono el hablar—. No
continuaré con esta farsa.
—¿Ah, no? ¿Acaso te arrepientes? ¿Has decidido ser honesto con los
demás desde ahora?
—Sí— La respuesta le agarró por sorpresa, mas no alcanzó a digerir el
significado de aquello adecuadamente, cuando el pelinegro prosiguió—.
Ayer yo... le dije a Yoongi lo que sentía.
La respiración de Taehyung se atascó en la base de su garganta. Oh.
Definitivamente, el castaño tenía una muy cercana e indeseada familiaridad
con los corazones rotos. Por experiencia, sabía que sanarlos era arduo
trabajo y que reconstruirlos era un proceso eterno.
Cuando descubrió que Jungkook amaba a Yoongi, pudo sentir cómo su
apenas sano corazón se resquebrajaba dentro de su pecho, y pensó que
algo tan destrozado, sería imposible de romper nuevamente.
Jungkook era experto en demostrarle que estaba equivocado.
A pesar de que se esforzó por hallar su voz para soltar otra gran mentira,
un brazo rodeando sus hombros se lo impidió. Trastabilló un poco,
descolocado por el afecto de alguien que no pudo ver, hasta que su mirada
se encontró con la de Namjoon.
—Te estabas demorando, cariño. ¿Pasó algo?— Taehyung parpadeó, sin
entender a qué venía el apodo o el inesperado gesto, mas finalmente
comprendiendo cuando la presencia de Jungkook pareció justificarlo todo.
—S-Sí— titubeó, apoyando incómodamente su mano sobre la del mayor—.
Me encontré con un amigo y... ¿Podrías esperarme un poco más? Iré en un
minuto.
Namjoon sin lucir convencido, asintió, estudiando de reojo al pelinegro
antes de soltar a Taehyung y propinarle una leve caricia a su brazo. Se
marchó con un suave "te espero en el auto", dejándolos nuevamente a
solas.
Jungkook fue el primero en hablar. —Entonces... ustedes...
—Solamente pasó— se apresuró a responder—. Nam siempre ha estado
ahí para mí y anoche también lo estuvo. Creo que era obvio que algún día
sucedería.
Pensar que la noticia siquiera importaba para Jungkook era... absurdo, por
no decir patético. Por lo que se obligó a sí mismo a pensar que el rayo de
dolor que cruzó fugazmente el semblante del pelinegro, no fue nada más
que su ego siendo lentamente aplastado.
—Me alegro por ti— respondió Jungkook. Una sonrisa tierna tiró de sus
labios—. Te merecías algo mejor que yo, ¿no crees?
—Concuerdo— medio bromeó Taehyung, eclipsando con un falso humor, el
dolor que la indiferencia de Jungkook causaba, como si todo se resumiera
a absolutamente nada entre ambos—. Yo también me alegro por ti.
Realmente... les deseo lo mejor a ti y a Yoongi.
—Se lo haré saber.
—Hazlo...— Suspiró, preguntándose cómo demonios habían llegado hasta
acá, cómo demonios la calidez que le otorgaba el pelinegro se había
acabado tan rápido—. Yo... ya debería.
—¿Mm? Sí. Claro. No te retengo más... Cuídate, Taehyung.
—Tú también— correspondió, viendo una última vez la sonrisa del
pelinegro antes de que éste alzara su mano en un ademán de despedida y
se diera media vuelta. El aire se expulsó fuera de sus pulmones al ver a
Jungkook alejarse—. Tú también...— susurró.
Se dirigió a pasos lentos hacia el automóvil, subiéndose al asiento del
copiloto sin pronunciar palabra. Namjoon encendió el motor, cuidando no
mencionar algo al respecto.
"Le dije a Yoongi lo que sentía".
Ah... Qué fastidioso era querer a alguien...
Al menos el día siguiente era domingo.
Tendría tiempo de sobra para llorar.
「。。。」
Al parecer, el amor no era eterno.
Los dibujos animados, los cuentos de hadas, las historias de príncipes
azules... Desde pequeño había creído en la eternidad. En que el "vivieron
felices para siempre" era real y él una de la personas que se lo merecía.
Al final, lo que la sociedad hacía era enseñarle cosas inciertas, para
después verle descubrir la cruda realidad a base de golpes. Cruel. No
obstante, una manera efectiva de aprender.
No insinuaba que el amor no existía. Por el contrario; So Rim amando a su
padre era una viva prueba de ello. Sin embargo, sí creía en que era
temporal. Un sentimiento agradable, mas efímero, que eventualmente se
desvanecía, rompiendo relaciones, corazones, ilusiones, y un sinfín de
cosas, que se demoraría años en enumerar.
Tras pasarse el día encerrado en su departamento, sobreviviendo a base
de pizza y en la compañía de su hermana menor, Taehyung finalmente se
deslizó entre las sábanas de su cama. Apoyando su cabeza en el
almohadón, dispuesto a descansar y recuperar las fuerzas que su
encuentro con el pelinegro había drenado.
Taehyung ya había superado un corazón roto antes; y era consciente de
que podría hacerlo otra vez. En el futuro conocería a alguien, diferente a
Jungkook, que despertaría esas abrumadoras emociones y le tendría
flotando en las nubes, como si todo fuese nuevo.
De eso se trataba ¿no? De amores efímeros, uno seguido de otro, otro que
le haría olvidar el dolor del anterior y el mundo volvería a ser color de rosa.
Quizás esa persona no tendría sus ojos chocolate, o su sonrisa
roba-aliento, o sus tan besables lunares, ni esa distintiva cicatriz en la
mejilla.
Pero eso estaba bien.
Más que bien.
Taehyung era fuerte, con el apoyo de su hermana y el apoyo de un buen
amigo; si bien Jungkook quedaba fuera de la ecuación, eso no significaba
que el universo estaba derrumbándose.
Estaba seguro de que las cosas funcionarían.
Tal vez no para ellos.
Pero sí para ambos.






















A las 3:17 AM, una piedra chocó contra su ventana.
Llevaba tiempo viviendo solo, por lo que los ruidos extraños sin una fuente
conocida, que al principio le aterraban, ahora eran costumbre. Por lo que
aunque el ruido no le causó miedo por creer que un fantasma estaba
penando, sí le produjo confusión.
Se irguió en la cama, somnoliento y buscando en la oscuridad el interruptor
de su lámpara que yacía en la mesita de noche. Tras encenderla, fue
visible en la penumbra, cómo otra piedra chocaba de la misma manera
contra el vidrio, sobresaltándolo.
La puerta de su cuarto se abrió un instante después, revelando a la castaña
con numerosos tubos en el cabello y una máscara pegajosa que cubría sus
facciones. Jiwoo se volteó a verlo, con un ojo medio a abrir. —¿Es
necesario golpear cosas a estas horas, Taehyung? ¿Acaso no tienes
mejores cosas que hacer?
—No soy yo— se defendió aún aturdido, desperezándose para finalmente
incorporarse y ver quién era el imbécil borracho con buena puntería que
acabaría rompiendo el jodido cristal. Jiwoo se acercó a la ventana de
brazos cruzados, manteniéndose a un lado del mayor.
—Te juro que si es el novio de la chica del 403 voy a personalmente
patearlo en el rostro por no saber contar los pisos de este edificio— se
quejó antes de desbloquear la ventana y tirar de ésta hacia arriba—. La
gente no tiene ninguna consideración con quienes intentamos leer un fanfic
de deporte homoerótico de doscientos capítulos y cuatro temporadas.
Taehyung estuvo tentado de preguntar lo que eso significaba, pero... hacía
mucho que había dejado de comprender los intereses secretos de su
hermana menor.
Un grito ininteligible proveniente de la calle capturó la atención de ambos
Kim, haciéndoles inclinarse sobre el marco de la ventana para saber de una
vez quién era el desgraciado perturbador de sueños y fanfics que osaba
interrumpirlos. Aquello hasta que, con los ojos levemente entrecerrados, la
figura se hizo reconocible, sobre todo para Taehyung.
Oh, Dios.
—¡Tae!— gritó Jungkook, moviendo sus manos en el aire para llamar su
atención. Honestamente era un poco difícil ignorarlo, estando en medio de
la calle vacía, gritando y tirándole piedras—. ¡Tae, baja! ¡Tenemos que
hablar!
—¿Ese no es...?— Jiwoo volvió a inclinarse, abriendo su boca con
sorpresa al verificar que en efecto era el chico de aquella mañana—. ¡Es
Jungkook!
—¿Qué demonios hace aquí?— susurró Taehyung. ¿Lo habrían asaltado?
¿O quizá su departamento se había incendiado? No era capaz de razonar
otros motivos por los cuales Jungkook siquiera se presentaría en su
departamento.
Su mano se sujetó de la pared para buscar el equilibrio del cual la
inesperada presencia de Jungkook le privaba. Realmente tenerle ahí a
tales horas con una escena familiar a Romeo y Julieta no ayudaba en lo
absoluto a su supuesta superación, ni hablar de la esperanza que eso
provocaba.
Tiene novio, por el amor De Dios. Era absurdo ilusionarse por gestos tan
mínimos e insignificantes, menos cuando era consciente de que el "algo"
entre ellos se había destruido en el momento en que se bajó del taxi la
noche anterior.
Le habían puesto fin a lo que ni siquiera tuvieron la oportunidad de
empezar oficialmente. El lazo emocional que Taehyung sentía no tenía que
ser de tal magnitud, ni de tales insanas dimensiones.
No era correcto. Y no era en ninguna manera posible un sentimiento
conveniente.
—Cierra la ventana— Le ordenó a Jiwoo con las emociones contradictorias
a flor de piel. La castaña le miró, sin mover un dedo—. Te he dicho que la
cierres.
—¡Taehyung!... ¡Tae!
—Creo que deberías hablar con él— opinó la chica encogiéndose de
hombros. Taehyung sujetó el puente de su nariz, costándole pensar—. Vino
hasta aquí para hablarte. No sé... Yo creo que merece una respuesta.
—Dios, Jiwoo, a mí qué me importa qué demonios quiere ese idiota—
masculló, las palabras saliendo de su boca sin la capacidad de
detenerlas—. No somos nada. No quiero verlo, no quiero hablar con él.
¿Entiendes?
Exhaló, sintiendo la frustración ir acumulándose. Por la mierda... ¿Por qué
tenía que ser de esta forma? ¿Por qué tenía que aparecerse una y otra vez
como un recordatorio, de lo que no fueron? ¿No le había bastado con su
encuentro en el cementerio? Taehyung carecía de la voluntad y de la
energía para enfrentarlo racionalmente en tal situación.
Vete a casa... Solamente vete a casa...
—¡Taehyung!
—¿¡Qué mierda quieres, Jungkook!?— El volumen desgarró su garganta, o
quizás era el nudo que se comenzaba a crear por tener al chico del que
estaba enamorado enfrente. Al que quería, mas no podría jamás tener.
Porque no estamos destinados a ser amados.
Porque somos temporales.
—¡Le dije a Yoongi lo que sentía!— contestó Jungkook a gritos. Taehyung
mordió su labio inferior, aguantando las lágrimas que ya llevaba horas
conteniendo, preguntándose si era necesario escuchar las palabras de
Jungkook a esas alturas. Si era necesario romper absolutamente su
corazón en millones y millones de trizas. Preguntándose si no era más
sencillo fingir que la realidad era diferente.
Inhaló hondo, cuando el silencio los envolvió a ambos, sabiendo que la
realidad era algo que inevitablemente debía encarar y que tarde o
temprano terminaría conociendo.
Así que hazlo.
Solamente dilo.
Transforma los escombros de lo nuestro en cenizas.
—¡Le dije que te quiero, Kim Taehyung!
Parpadeó, sin percatarse de las lágrimas que habían empezado a empañar
su vista. Con las manos temblorosas, empuñó las cortinas entre sus dedos,
cuestionándose seriamente si es que había escuchado bien o si
definitivamente estaba alucinando.
Te quiero. ¿Qué? No. Dio un paso hacia atrás, cerca de perder la
estabilidad, mientras su respiración iba descompensándose. Buscando
apoyo, mas no encontrándolo, se mantuvo estático en su lugar, con su
pecho subiendo y bajando, y el impacto asentándose.
Era imposible. No, no... Era legítimamente imposible. Nada de lo que
sucedía tenía sentido, de ninguna manera. Jungkook estaba enamorado de
Yoongi. Jungkook estaba loco por Yoongi y había sido así desde la
secundaria. Era imposible que él...
—¿Tae?— La voz alarmada de su hermana resonó en sus oídos,
despertándole del trance—. ¿Estás bien?
—No— Sacudió la cabeza, inconsciente de su cuerpo tembloroso—. Se ha
vuelto loco, Jiwoo. Jungkook no me quiere. Está simplemente diciendo
tonterías.
—Tae...
—¿Por qué hace esto? ¿Por qué viene aquí a mentirme? No me quiere,
Jiwoo. ¿Cómo podría...?
—Tae— repitió duramente, notando con facilidad el estado inestable de su
hermano y lo afectado que parecía por sentimientos que Jiwoo había visto
esa mañana en el comportamiento del pelinegro.
La negación que Taehyung sentía respecto a lo que Jungkook profesaba no
era extraño. Ella misma lo había experimentado. Las inseguridades y el
temor; cosas que no eran agradables, mas que eran difíciles de eliminar del
sistema una vez que habían sido impuestas.
Había permitido que su hermano se engañase a sí mismo, que se
resguardase del mundo exterior para no salir herido. Porque ella lo
entendía mejor que nadie. Porque ella y él fueron quienes tuvieron que ver
a su padre marcharse, con una madre tan dolida, que procuró transmitirles
el mismo dolor.
"Nosotros no fuimos diseñados para ser amados, ¿entienden?".
No es así, Tae.
Nunca fue así.
—Sé que tienes problemas de abandono— dijo Jiwoo, con la misma
presión en el pecho que sintió cuando su psicólogo se lo dijo—. Y lo sé
porque yo también los tengo. No es pan comido sobrellevarlos... Papá se
fue cuando éramos pequeños, mamá sufrió por semanas... y aprendimos
que amar era solamente salir herido. Sé que tienes miedo, Tae...— El
castaño le miró con desconfianza y Jiwoo suspiró—. No finjas que no es
así. Pasaste años rechazando citas y alejándote de las personas por temor.
Y ahora que Jungkook está aquí diciéndote que te quiere, tienes miedo de
que sea verdad... Pero mereces darte una oportunidad, Tae... De verdad la
mereces.
Taehyung pasó saliva, sus músculos tensándose al verificar que no tenía
ninguna excusa o argumento, que pudiesen engañar a la persona que más
le conocía en el mundo. —¿Cuándo te volviste tan inteligente?
—Cuando te volviste experto en hacer tonterías— contestó, reprimiendo
una sonrisa en el instante en que Taehyung volcó los ojos como
respuesta—. ¿Irás a hablar con él?
—Ah...— Suspiró agobiado—. No quiero hacerlo...
—Necesitan hablar, Tae.
—Lo sé, lo sé... Sería más fácil de ignorar si no gritase a los cuatro vientos
¿sabes?
—Creo que ese es el punto— puntualizó, haciéndole reír entre dientes.
Observó su ventana abierta, las cortinas moviéndose con cuidado a causa
del viento. Y aunque se prometió mantenerse firme, era consciente de lo
bueno que era Jungkook derribando sus barreras. Poco convencido sobre
su propia decisión, permitió que sus más básicos anhelos se hicieran
cargo.
—Sólo será un momento.
Los labios de Jiwoo se curvaron en una sonrisa al ver a su hermano coger
una chaqueta, contenta de que sus palabras hubieran sido más que un
simple discurso por compromiso para Taehyung. Contenta de que por fin
parecía ser que ellos avanzaban, lejos de lo que su crianza les había
enseñado erróneamente.
Taehyung le dedicó una última mirada, mezclada en agradecimiento pero
también el irrevocable miedo de perderlo todo nuevamente, antes de
abandonar su departamento y cerrar la puerta detrás de él.
Hizo su camino hacia la entrada del edificio intentando compensar su
agitada respiración y controlar los latidos de su corazón irremediablemente
acelerado. Sin estar seguro de cómo Jungkook le convertía en un desastre,
incluso sin tocarlo.
Se detuvo por un segundo antes de cruzar el umbral, hallando a Jungkook
al otro lado, mirándole bajo uno de los faroles que iluminaban la calle.
Procurando mantener una distancia considerable entre ambos, para su
propio deficiente autocontrol.
—Bien— dijo rompiendo el silencio. Percatándose de la expresión de
Jungkook tornarse suave, mas obligándose a actuar con racionalidad, a
pesar de las intolerables ganas que tenía de besarlo—. ¿No querías
hablar?
—Sí... Yo...— Carraspeó y aún estando en la penumbra, Taehyung pudo
atisbar las sutiles chispas de rojo tiñendo sus mejillas—. Disculpa por
haberte tirado piedras a la ventana.
—Eres el único al que se le ocurriría entablar una conversación a las tres
de la madrugada pero continúa.
—No estabas equivocado— soltó de pronto, descolocando un poco al
castaño al carecer de un contexto—. Sí quería a Yoongi, lo... lo hice por
bastante tiempo. No es mentira.
—Dios...— susurró sintiéndose por algún motivo como si se estuviera
ahogando. Esforzándose por ahuyentar las lágrimas que amenazaban con
brotar—. ¿Por qué no pudiste decírmelo desde el principio?
—No planeaba que nuestro negocio fuese más de una cita... Pero se
extendió y luego... las cosas cambiaron.
—¿Cambiaron cómo?
Los vellos de su nuca se erizaron cuando la mirada de Jungkook se volvió
profunda bajo la suya y la tensión en el aire se hizo palpable. —Me
enamoré de ti, Taehyung.
Oh. Evitó el contacto visual al notar el ardor en sus mejillas, preguntándose
cómo Jeon Jungkook podía decir tales cursis confesiones sin sentir un
mínimo de vergüenza.
—¿No vas a decir nada?— inquirió al no recibir una respuesta. Taehyung
resopló.
—¿Qué quieres que diga, Jungkook? ¿Que te creo? Siento que todo lo que
vivimos fue una mentira, sabes...
—No lo fue, Tae. Nada de lo nuestro lo fue. Eres lo más real que tengo—
Dio un paso hacia adelante, dubitativo por la distancia que Taehyung
imponía entre ellos—. Sé que metí la pata y sé que no manejé las cosas
bien. Pero no quiero que lo nuestro se termine sin que sepas lo que siento.
Taehyung se mordió el labio inferior, odiando lo fácil que era para Jungkook
causarle esas jodidas mariposas en el estómago. ¿Acaso no tenía
dignidad? Este era el mismo chico que le había amenazado con reportarlo
a su jefe para obtener lo que quería, el mismo que le ocultó sus
sentimientos por Yoongi, haciéndole quedar como un estúpido durante
semanas. El mismo chico que no le siguió bajo la lluvia y que tenía... una
horrible pronunciación de francés, capaz de remover las piezas correctas
en Taehyung.
—¿Me quieres?— preguntó buscando una reafirmación de sus
sentimientos. El semblante de Jungkook se cubrió en seriedad.
—Sí. Te quiero.
Sabía que escucharlo no tenía sentido.
Sabía que el corazón funcionaba de una manera inusual, más lejos de la
comprensión de la mente humana. Sabía que tarde o temprano los
sentimientos se acababan, porque el amor era temporal, aún cuando se
sintiera eterno.
Sabía que todo se derrumbaría eventualmente. Conocía la historia.
Conocía las palabras de amor que su padre solía decirle a su madre,
semanas antes de abandonarlos. Por encontrar a alguien más. Y sabía, a
la perfección, que allá afuera habían cientos de personas mejores que él,
que podrían darle el mundo a Jungkook.
Pero en aquel instante nada de eso importaba.
En aquel instante lo único que su mente podía razonar, era lo cálido que
era estar entre los brazos del pelinegro y lo correcto que era regresar junto
a él.
Sus brazos rodearon el cuello de Jungkook y atrajo sus labios a los suyos,
uniéndolos en un beso que no debió haber extrañado tanto como lo había
hecho —Dios, sólo había transcurrido un día. ¿Qué estaba mal con él?
Las manos del pelinegro sostuvieron su cintura, para pegarlo a su cuerpo,
ambos fundiéndose en un abrazo y en un beso en el que podían transmitir
sus verdaderos sentimientos, sin temer por lo que pensase el otro. Porque
era mutuo. El amor entre ellos era mutuo.
—También te quiero...— susurró Taehyung contra su boca. Jungkook
afianzó su agarre sobre él y el castaño esbozó una sonrisa—. Tucáncito.
—Ah... Nunca creí que me sentiría tan aliviado y feliz de escuchar ese
apodo.
—Por fin reconoces lo lindo que es, Tucáncito~
—Bobo— se burló Jungkook, sonsacándole una risita adorable al
castaño—. No tienes idea de lo feliz que me hace tenerte conmigo, bebé.
—Mm... muy posesivo— fingió sopesar, antes de besar los labios del
pelinegro de nuevo. Se fundieron en otro largo y duradero beso, hasta que
los músculos de Jungkook se tensaron bajo las manos de Taehyung,
generándole sorpresa.
Se separaron, el ceño fruncido de Jungkook siendo lo primero que notó.
—¿Qué hay de ese chico con el que estabas en el cementerio?
—¿Namjoon?— dijo con curiosidad.
—Ese... ¿Vas a dejarlo?
—¿Dejarlo?— Era prácticamente su mejor y único amigo. Claro que no iba
a dejarlo.
Eso, al menos hasta que su diminuto cerebro se iluminó al recordar lo que
Namjoon y él habían insinuado discretamente frente al pelinegro.
—¡Oh!— exclamó al comprender, sin ser capaz de contener la risa—. No,
no, solamente somos amigos.
—Te dijo "cariño"— agregó Jungkook con desconfianza. Taehyung lo besó,
en un intento de disipar sus sospechas y entregarle la tranquilidad que
necesitaba.
—No tienes de qué preocuparte, Tucáncito, tú eres al único que quiero.
¿Sí?
Jungkook se sonrojó. —Sí...
—Ay... eres tan bonito... Y estás tan helado— dijo en un tono de
preocupación, tocando sus mejillas—. ¿No tienes frío? Siento que está
helando...
El pelinegro sostuvo las manos de Taehyung, entrelazando sus dedos con
los suyos y apoyando sus frentes entre sí. Jungkook inhaló hondo,
permitiendo que sus narices se impregnaran con el aroma del castaño.
—No siento frío— contestó luego de una pausa. Su voz suave y
arrulladora, encerrándolos en una burbuja en la que solamente existían
ellos—. Tú conviertes el invierno en primavera, Kim Taehyung.
Los pómulos del castaño enrojecieron, y si bien no era consecuencia del
frío, podía excusarse con que sí lo era.
Se besaron una última vez bajo la luz del farol, entregándose tiernas
caricias y sonriendo contra los labios del otro. Transmitiéndose no en
palabras sino en gestos, los sentimientos abrumadores y reales que
compartían, en una promesa silenciosa.
Rent a Boyfriend te presenta a: Kim Taehyung.
¡Muchas gracias por preferir nuestro servicio de renta de novios!
¡Hasta pronto, y mucha suerte con tu nuevo bombón!
No puedo creer que es el final!! Muchas gracias por haberle dado
tanto amor a este fanfic uwu Nos vemos pronto en los extras ❤️❤️❤️
Lxs amo demasiado!! Gracias por haber leído esta historia!! Tengan
unos maravillosos días ❤️❤️❤️
honey

PLUS

Hola uwu Vengo a hacer acto de presencia antes de ponerme a subir los
extras GGG ❤️
Para empezar, ¡muchas gracias por todo el apoyo que le dieron a RAB! TT
siempre leo sus comentarios y estoy llorando brillitos.
Bien, en realidad esto originalmente era yo queriendo aclarar ciertas cosas
del fic y acabé por hacer una lista así que se aguantan uwu
Let's geddit
• Jiwoo (hermana de Tae) es Chuu de LOONA UWU
• y Sungjin (del equipo de basquetbol) es el de Day6 mi bEBO PRECIOSO
LO SIENTO POR HACERTE MALO
• En INTRO Jk dice que lleva unas semanas con Tae y después digo que
llevan 6 meses así que vamos a asumir que sabía lo que hacía y diré que
con unas semanas me refería a exactamente 24 semanas
• Estoy haciendo esta lista porque no quiero estudiar uwu
• Los extras en realidad van a hacer como una continuación de la historia +
flashbacks. Originalmente planeaba seguirla y que más adelante fuera el
final, pero decidí dejar el final como Jk y Tae quedándose juntitos, porque
después de eso ya no hay mayores problemas uwu según io
• Dowoon (ex cliente de Tae) también es de Day6 ggg
• Minho había decidido escribirlo re lindo pero en la escena del bar lo
escribí re turbio y no me arrepiento de nada, hasta yo desconfié de él :/
• Tenía una historia escrita de la hermana de Jk con su respectiva pareja
pero la perdí cuando me eliminaron la cuenta de wattpad TT era súper gay
chaU
• Me da flojera escribir Lo?e A Boyfriend pero prometo terminarla algún día
en el futuro (creo)
• Planeaba hacer un universo alterno donde hubiera YoonKook y Vmin pero
alta flojera me da, lo siento musho
• La escena del taxi donde Jk le dice a Yoongi que quiere a Tae será uno de
los extras uwu
• Tae se comunica en memes porque es todo lo que sé hacer
• Sé que muchxs creen que en OUTRO tae le está dando otra oportunidad
a Jk, pero en realidad se está dando una oportunidad a sí mismo. Trataré
de aclararlo en los EXTRAS *winkwink*
• Uno de los extras va a ser de Namjin, si no quieren, se lo saltan
JDNFBFNF
• Me gusta mucho editar los capítulos así que si deciden releerlo y sienten
que hay cambios, es muy probable que haya sido yo JSKFBSNF
• En el futuro quiero escribir otra versión de RAB más larga, completa y
compleja uwu pero después porque toi cansada uwu
• Sigo en clases así que creo que los EXTRASSS los subiré en mis
vacaciones ggg
• Soy un asco en BTS World
• Me puse como honey porque significa miel y Winnie The Pooh come miel
y yo amo a Winnie The Pooh uwu
Con todo esto dicho, me viro JSNFBDND nuevamente gracias por leer esta
cosa y espero volver a verlxs en los extras ❤️❤️❤️

EXTRA 01: NIGHT (CAP 37)

Descubrió que estaba enamorado de Yoongi a los quince años.


Aún podía recordar los celos irracionales que lo albergaron cuando vio al
mayor charlando animadamente con una chica, en medio de los corredores
tras finalizar las clases. Jungkook acababa de salir de geometría, feliz de
poder reunirse con su hyung, para que ambos pudiesen ir a visitar a un
Jiminnie enfermo a su casa. Mas su sonrisa se borró de su rostro, cuando
la mano de la chica acarició el mentón del mayor, como si fuese un gesto
regular.
El dolor en su pecho fue uno de los primeros indicios. Uno bastante difícil
de ignorar, cuando era incapaz de razonar su molestia. Tener celos de un
chico, era fácil de justificar, pensar "yo soy amigo de Yoongi y no quiero que
tenga otros amigos que me reemplacen" tal vez. Pero tener celos de una
chica era algo... completamente diferente.
Fue abrumador. Fue... una pesadilla. Su madre se había encargado
diariamente de inculcarle sus creencias, de hacerle ver que la
homosexualidad era un pecado, un error que iba en contra de la naturaleza
y que necesitaba ser exterminado de cualquier forma posible.
Aquella noche se quedó mirando el techo de su habitación hasta la
madrugada, pensando en qué diría su madre, cuando se enterase de lo
que su hyung le hacía sentir.
Se enamoró como cualquier otro adolescente... o quizás peor. Jungkook
nunca había experimentado el amor antes. Su vida era el basquetbol, sus
estudios y su hermana. ¿Cómo se suponía que se enfocaría en algo como
el amor, cuando era su última prioridad?
Yoongi fue el principio, lo que tiró del hilo, que finalmente le hizo aceptar su
orientación sexual. Reconocer que se sentía atraído por los hombres, mas
siendo incapaz de demostrárselo al resto.
Yoongi le hizo comprender. Yoongi fue un paso crucial en su vida, que le
permitió avanzar. Gracias a Yoongi y a los sentimientos que despertó en él,
Jungkook se transformó en lo que actualmente era, y no podía estar más
agradecido con el mayor.
Pues sin él quizás no se habría conocido a sí mismo. Sin él quizás se
habría quedado estancado en un mundo donde no existían las
posibilidades para alguien como Jungkook.
Porque para Jungkook, un chico perdido que carecía de una brújula, Yoongi
significó el mundo, al convertirse en el guía que lo condujo hasta donde se
hallaba ahora.
Era su principio y también su final.
No había un antes.
No había un después.
Acabó por acostumbrarse a amar a Yoongi, de tal modo que se obligó a sí
mismo a no superarlo. No importaba si no reciprocaba sus sentimientos o si
estaba con Jimin. A Jungkook le bastaba poder amarlo, porque ahí, con la
persona que le había enseñado el camino, el resto del mundo cobraba
sentido.
Para él, sus propios sentimientos siempre habían sido claros.
Hasta aquella pregunta.
"¿Lo querías mucho?"
¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Cómo se suponía que debía saberlo?
¿Quererlo? ¿Lo hacía? Jungkook jamás había considerado querer a otra
persona. Y aunque era consciente de que Yoongi desconocía que
Taehyung había sido su novio falso durante todo ese tiempo, no pudo evitar
cuestionarse lo que realmente sentía por el castaño.
¿Cuándo las cosas habían comenzado a cambiar?
¿Acaso sucedió durante su cita? Cuando entró al local y vio al castaño
sentado a la mesa, con la mirada enfocada en el florero. Luciendo
deslumbrante en una camisa que realzaba el tono canela de su piel y el
rosa tenue de sus labios.
¿O quizás en la tienda? Cuando fue a comprar sus cortinas y se encontró
llamando a Taehyung sin pensar. Relajándose al escuchar su voz.
Sonriendo como idiota cuando su tono fue suave a través del auricular y la
comprensión de que necesitaba detener ese "algo" entre ellos lo golpeó de
pronto.
¿O aquel día en su departamento? Con Taehyung riéndose en su cocina.
Con su mirada tierna bajo la suya. Una calidez desconocida expandiéndose
por su pecho, a la vez que su corazón latía con vehemencia.
En las mañanas en las que Taehyung murmuraba entre sueños, y su
imagen era demasiado adorable como para no ser capturada. Entonces
Jungkook le besaba; la frente, la nariz y las mejillas, mientras el castaño
dormía profundamente a su lado.
En las visitas a su departamento cuando Taehyung enfermó. Disfrutando
mimarlo. Amando la manera en que Taehyung se dejaba cuidar por él,
como su mayor demostración de total confianza. Las sonrisas débilmente
reprimidas cuando hablaba en un asqueroso acento francés.
Aquel "te extraño" que había sido incapaz de contestar. Porque aunque
hubiese tratado de negarlo, él también lo había extrañado, como jamás
había esperado que lo haría, y Jungkook se había aterrado al sentir, cómo
esa dependencia que antes le pertenecía a Yoongi, empezaba a ser de
alguien más.
Lentamente. En detalles que pasaban desapercibidos al principio. En
sensaciones nuevas que Taehyung despertaba y que le hacían ver su
entorno de una manera diferente.
No estaba seguro de cómo ni cuándo las cosas habían cambiado. Si había
sido en un beso compartido en la puerta de la universidad, o una mirada en
la cafetería en la que acostumbraban desayunar juntos.
En la noria, o afuera en la calle, tras haberlo separado del tal DinDin.
En las aguas termales, o en el bar cuando su papel fue ser su cupido.
Quién sabía, quizás todo comenzó cuando relató su horrible historia sobre
la nalgada a lo Christian Grey.
Para luego llamarlo Tucáncito como si estuviera en su derecho.
Un suspiro hondo abandonó sus labios, a la vez que veía a través la
ventana, las gotitas de lluvia chocando contra el cristal y deslizándose por
su superficie.
Su pecho doliéndole al pensar en el chico que caminaba bajo el diluvio.
Deseando estar ahí para sostenerlo.
Mas también siendo capaz de entender, que la última persona que
Taehyung necesitaba en ese momento, era él.
Dirigió su atención momentáneamente hacia Yoongi, percatándose de la
sonrisa alicaída que decoraba su rostro y recordando lo que los había
traído hasta aquí en un inicio. No sabía muy bien cómo sacar el tema a
flote, de su nueva dirección y de lo sucedido con Jimin, pero no resultó
necesario.
—Jimin terminó conmigo.
Sus labios se curvaron en una "o". —¿U-Ustedes ya no...?— Yoongi
sacudió la cabeza y Jungkook se suavizó al notar la tristeza que cubrió el
semblante del mayor—. Lo siento. ¿Cuándo sucedió?
—Mm... Después de su fiesta de cumpleaños...
—¿Por qué?—Yoongi se encogió de hombros, evadiendo su mirada, como
si aquello fuera suficiente para que Jungkook no se diera cuenta de las
lágrimas que se acumulaban alrededor de sus ojos.
—Dijo que ya no era feliz conmigo.
Auch.
Le miró comprensivo, palmeando levemente su brazo, sin saber cómo
consolar a su hyung. Jimin siempre se había visto tan... vivo y alegre a su
lado, siempre usaba una sonrisa en su rostro cuando estaba con Yoongi.
No se habría imaginado jamás que Jimin fuese la persona infeliz en la
relación, o que estuviera descontento con como estaban las cosas.
—¿Te emborrachaste por eso?
Yoongi rió secamente. —Sí... Aunque fue una mala idea. Realmente odio
vomitar.
—¿Quieres vomitar ahora?
—Tengo dignidad, Jungkook, vomitaré cuando llegue al departamento.
El menor revoleó los ojos, reconociendo fácilmente lo terco que se
comportaba Yoongi a veces.
—Si te sientes mal puedo pedirle al taxi que-
—No pude detenerlo— intervino. Jungkook tragó pesado ante el cambio
abrupto de tema. Jimin—. Lo único que quiero es que sea feliz y yo...
estuve impidiéndoselo todo este tiempo.
—Lamento que haya acabado así, Yoongi. De verdad.
—No lo lamentes... Sabía que ocurriría algún día ¿sabes? Que se iría,
solamente pensé que podría ignorarlo, fingir que... todo estaría bien para
siempre— Suspiró con pesadez, jugando con sus dedos sobre su
regazo—. Fue ingenuo de mi parte creer que podría manejarlo...
Jungkook se encogió en su asiento. Manejarlo. Bueno, ya somos dos
expertos cometiendo errores.
—Desearía que las cosas hubieran sido diferentes...
—Sí, bueno... únete al club— dijo Jungkook sarcástico—. No eres el
primero que es botado por ser un idiota.
—Ni tú el último... Hey... ¿Qué pasó entre Taehyung y tú?
—Cosas— carraspeó, esforzándose por olvidar al menos por un instante la
voz vulnerable del castaño a través del ruido de la lluvia—. Supongo que
estábamos destinados a fallar.
—A Jimin le agradaba bastante. Nunca paraba de hablar de Taehyung—
dijo esbozando una sonrisa nostálgica—. Apuesto a que seguirán siendo
amigos.
—Ni me lo digas— se rió—. Deben estar juntos justo ahora.
—Lamentándose por haber tenido novios tan estúpidos— suspiró
melodramáticamente. Jungkook rodó los ojos con diversión—. Mientras que
nosotros estamos aquí, como buenos perdedores... ¿Lo recuerdas, no?
Jeon frunció el ceño. —¿Recordar qué?
—Los buenos perdedores. Nosotros sentados en una banca a un lado de la
cancha, tomando jugo de naranja que preparó tu mamá. El juego de
béisbol.
—Oh, no, no, ¡no me lo menciones!— se quejó, escuchando la risa suave
de Yoongi al interior del auto—. Jimin quería asesinarme ese día. Aún
puedo visualizar su cara de enfado y sus ojos rojos sedientos por mi
sangre.
—Oye, al menos no te golpeó en la nuca con una de sus zapatillas
deportivas.
—¿¡Eso fue lo que te lanzó!? Wow... Cómo olvidar cuando acabaste medio
muerto en la enfermería de la escuela. Y por supuesto, su puntería de
excelencia ¿no es así?
—Chim realmente pensó que nosotros sabíamos cómo jugar béisbol... ¿De
dónde sacó esa idea? Tú ni siquiera estabas en basquetbol todavía. Con
suerte sabías caminar sin caerte.
—En mi defensa, pensaba que batear y tirar pelotas sería suficiente
conocimiento.
—¡Corriste en dirección contraria, Kook!
Ambos rieron, evocando memorias del pasado que por años habían
permanecido enterradas, y que resurgían, como bálsamo para las heridas
que esperaban que el tiempo pudiese sanar.
Ahí, en un vehículo bajo la torrencial lluvia, encontrando un refugio en el
otro. Un refugio que habían olvidado que siquiera existía, un refugio que su
separación había erosionado.
Jungkook prácticamente había olvidado lo que ellos eran.
Entre el enamoramiento que tuvo con Yoongi durante la secundaria, y los
años sufriendo y arrepintiéndose de las decisiones que había escogido,
había pasado por alto que antes de todo, ellos eran amigos. Mejores
amigos. Una amistad que no era fácil de encontrar, que habían construido
desde que tenía seis años.
—Extrañaba reírme contigo— susurró. Yoongi le sonrió de vuelta.
—Yo también. Siento que... nos hemos distanciado mucho ¿no te parece?
—No podría estar más de acuerdo... No nos distanciemos de nuevo ¿sí?
Odié alejarme de ustedes cuando entré a la universidad. Los extrañé
tanto... No quiero volver a separarme.
Yoongi alzó su dedo meñique, esperando que Jungkook lo imitara. —No
podría estar más de acuerdo— repitió.
Sus meñiques se entrelazaron, sellando la promesa, y en la penumbra,
Jungkook pudo atisbar la expresión suave que cubría el rostro de Yoongi.
La mirada tierna y la sonrisa pequeña que curvaba sus belfos. Recordando
casi inevitablemente, las palabras que habían abandonado los labios de
Taehyung hacía cuestión de minutos.
"Lo amas".
Huh...
Lo hacía ¿no es así?
Jungkook de verdad lo hacía. Lo amaba, un montón. Yoongi era alguien
increíblemente especial para él y era gran parte de su vida.
Y años atrás... Dios... Años atrás él habría desfallecido por besarlo en el
asiento trasero de ese taxi.
Pero ya no más.
Y aunque le diese terror admitirlo, y cientos preguntas se acumularan en su
cabeza, sabía perfectamente que entre sus motivos, existía uno en
específico que le estaba haciendo despertar de aquel trance.
Alguien que tal vez ya era demasiado tarde para recuperar, mas que valía
completamente la pena.
—Yoongi...
—¿Sí?
Apenas era capaz de escuchar su propia voz bajo el sonido de sus propios
latidos. —¿Está bien si te confieso algo?
—Dispara.
Jungkook inhaló tembloroso, carcomido por los nervios, y Yoongi alzó
ambas cejas a la espera de lo que su próxima declaración fuese a tratar.
Por un instante juró que Jungkook iba a hiperventilarse, o a darle un paro
cardíaco. Sonrió, no obstante, cuando aún bajo la mala iluminación, sus
mejillas rojizas se tornaron visibles.
—Lo quiero— dijo finalmente, hundiendo las uñas de sus dedos en su
piernas—. Lo he estado ignorando desde hace demasiado tiempo y yo... Lo
quiero ¿sí? Sé que es tonto, porque no debería encontrar su malicia tan
adorable y menos el apodo estúpido que me puso y que por cierto todos los
días espero poder escuchar. Odio que sea tan lindo y tierno y fácil de hacer
reír. Adoro cuando habla dormido y no debería adorar tanto ese detalle,
pero dice cosas tan bobas y que me hacen querer besarlo todo el tiempo. Y
yo... ¡Joder! ¡Estoy tan malditamente enamorado de Kim Taehyung que me
quiero tirar de un puente!
Se cubrió la cara, sin querer oír una respuesta. Oh, Dios, lo había dicho.
Oh, Dios, no podía creer que había dicho todo eso en voz alta. Enamorado
de Taehyung... Maldita sea. Realmente estaba enamorado de Taehyung.
Yoongi rompió en carcajadas al escucharlo, y aunque tuvo la intención de
ofenderse por esa reacción, se halló demasiado descolocado para
responder.
El mayor palmeó su brazo con torpeza y volvió a reír.
—¡Ya iba siendo hora de que te dieras cuenta, bobo!
¡Primer extra! Y estoy cansada uwu Espero que les haya gustado ❤️
Hasta pronto ^^ Lxs amo!
honey

EXTRA 02: FOREVER (CAP 30)

Jamás había tenido relaciones con alguien... Dios, como mucho un par de
manoseos torpes entre besos desordenados, pero jamás había tenido a un
chico en una cama debajo de él, y estaba seguro de que aunque lo hubiese
tenido antes, no habría sido tan jodidamente precioso como Kim Taehyung.
Era adictivo el tan sólo verlo, sonrojado y ansioso, mientras suspiros de
placer abandonaban sus labios conforme la fricción entre sus miembros
bajo la tela se intensificaba.
Jungkook intentó recordar todo lo que había aprendido gracias a sus idiotas
amigos de la universidad y los vídeos pornográficos de mala calidad que
había visto de vez en cuando, esperando que aquellos conocimientos le
resultaran útiles en dichas circunstancias. Mas se le hacía difícil pensar
claramente con Taehyung bajándole los pantalones con sus dedos
delgados y temblorosos, quejándose por ser incapaz de deshacerse del
cinturón.
Adorable.
Se relamió los labios y alegando ser buen anfitrión, retiró sus propios
pantalones para tirarlos a un costado de la cama, volviendo
inmediatamente a enfocarse en su lindo invitado de honor, quien por cierto,
aún estaba usando demasiado ropa para su gusto. Se deshizo de la
vestimenta del castaño, tragando saliva cuando expuso la piel canela de su
estómago y de sus piernas. Ah... Era definitivamente mucho mejor de lo
que se hubiera imaginado.
—No me mires tanto...— se quejó Taehyung, ocultándose tras su
antebrazo. A Jungkook casi se le olvida cómo respirar.
Se inclinó para besar su cuello y luego deslizó su boca hacia el sur con una
lentitud dolorosa, robando ruiditos de placer y fastidio de los labios
enrojecidos de Taehyung. Bañó con besos húmedos la piel canela, tan
tersa y lisa, que invitaba a morderla y a besarle unas cuantas marcas.
Sus manos se asieron en torno a los muslos moldeables de su castaño y
Jungkook no tardó en hundir los dientes en la región del muslo interno,
satisfaciéndose las irremediables ganas de mordisquear el cuerpo de
Taehyung, deleitándose con los gemidos que abandonaron
involuntariamente la boca del castaño. Precioso.
—Jungkookie— le llamó Taehyung, enredando sus finos dedos en el
cabello de Jungkook, para indicarle que se detuviera. El pelinegro apartó la
boca de su piel, sintiéndose confusamente mareado.
—¿Qué sucede?— susurró, él mismo encontrándose sin aliento y alzando
la mirada hacia su lindo novio falso, que le miraba con emociones
contradictorias reflejadas en los ojos. Taehyung mordió su labio inferior, con
un aspecto dubitativo tiñendo su rostro sonrosado.
—Quiero que me beses— pidió finalmente, luciendo tímido por su propia
petición. Jungkook casi pudo escuchar el hilo de su cordura rompiéndose.
Taehyung realmente era un terrón de azúcar, uno que él estaba más que
dispuesto a devorar por completo.
Sus bocas se encontraron nuevamente y Jungkook intentó recordar
vagamente dónde demonios había guardado el lubricante, siendo distraído
con prontitud por las manos dulces de Taehyung acariciando sus brazos y
por las piernas dóciles que acababan de enredarse a su cintura. El calor
expandiéndose por su pecho y por su estómago, hacia su parte inferior...
Joder, Jungkook realmente estaba olvidando por qué debía contenerse.
Era la primera vez de Taehyung (y de él, pero no tenía por qué saberlo).
Necesitaba enfocarse en esto, en preparar a Taehyung apropiadamente
para que no doliera... Había leído un artículo al respecto en wikihow.
—Bebé— le llamó, en un intento patético para imponer distancia entre
ambos. Pero, Dios, la boca de Taehyung era adictiva, y había estado
anhelando besarlo por tanto tiempo desde lo sucedido en la rueda de la
fortuna. ¿Cómo era que se pensaba?
Acabó separándose a regañadientes de su castaño y Taehyung soltó un
bufido al verle desaparecer hacia el cuarto del lavabo, sin hallarse muy
contento. Aunque Jungkook regresó rápido, incapaz de ocultar su creciente
ansiedad y prácticamente sintiéndose como el Rayo McQueen al regresar
de vuelta a la cama.
Taehyung deja salir una risita cuando Jungkook casi tropieza al subirse al
colchón. Tierno.
Jungkook se halla a sí mismo a punto de abrir la botella en sus manos,
para verter el líquido sobre sus dedos, cuando Taehyung hizo un ademán
indicándole que se la entregara. Jungkook arqueó una ceja, tentado a
obedecer.
¿Acaso iba a hacerlo por su cuenta? Porque honestamente no era lo que
había estado pensando pero... no iba a negar que la idea era jodidamente
caliente, sobre todo si le permitía observar mientras lo hacía.
—Pásamelo— ordenó Taehyung, mirándole a través de sus pestañas.
Jungkook estaba a punto de hacerlo, perdido en un trance, hasta que el
mayor continuó—. Y ponte en cuatro.
... ¿Qué?
—¿Cómo?
—Que te pongas en cuatro. Te voy a preparar.
Preparar, le repite su cerebro, el que parece hacer cortocircuito ante sus
palabras.
Las neuronas de Jungkook tardan en procesar lo que el castaño insinúa y
apenas consigue estabilizarse del shock, cuando Taehyung repite
nuevamente el movimiento de aceptar la botella.
—¿Crees que yo voy a ser el de abajo?— exclamó Jungkook con
incredulidad, haciéndose hacia atrás para resguardar el lubricante.
Taehyung frunció el ceño.
—¿Y quién más?— respondió con un tono de obviedad en su voz, pero a
ojos de Jungkook, su castañito parecía olvidarse de la participación de su
propia persona en la situación.
Tras sumirse en un incómodo silencio, que se extendió por mucho más de
lo presupuestado, Taehyung pareció finalmente ser súbitamente golpeado
en el rostro por la realización. Aunque por su expresión de terror y disgusto,
no estaba tomándoselo muy bien tampoco...
—No. ¿Te has vuelto loco? ¡No voy a hacerlo! ¡Va a doler!
—¡Yo no quiero ser el de abajo tampoco!— se defendió Jungkook,
inevitablemente contagiado por la vergüenza de Taehyung—. Además tú...
te ves lindo...
—¡Tus halagos no van a convencerme!— se quejó cruzándose de brazos.
Jungkook tuvo el ligero presentimiento de que si planeaban hacer esto, iba
a ser más complicado de lo que pensaba.
Taehyung se cubrió con las sábanas hasta los hombros, notoriamente
molesto. ¿Pero qué quería de él? Jungkook nunca había considerado ser el
pasivo. No pensó tampoco que Taehyung tuviese tal fuerte convicción de
adoptar el rol activo en la relación. ¿Y si simplemente no congeniaban?
—Yo creo que... solamente hay una manera de solucionar esto— dijo
Taehyung en un tono decisivo. Jungkook asintió, expectante a la idea que
el castaño tuviese en mente.
Piedra, papel o tijera.
—¿Estás de joda?
—¿Se te ocurre algo mejor?— contraatacó Taehyung—. Porque si me
vienes a decir que quieres solucionarlo con una pulseada, te digo que me
vas a dislocar el hombro.
Jungkook rodó los ojos. Ni que tomase esteroides...
—Bien. Dos de tres.
—Ya rugiste— canturreó Taehyung. Y ya valiste, pensó, esbozando una
sonrisa de victoria.
Sonrisa que se esfumó, cuando perdió por segunda vez con las tijeras de
Jungkook.
Pero-
—Perdiste, ponte en cuatro— se burló el pelinegro, haciendo alusión a lo
dicho por el castaño minutos atrás. Taehyung sólo parpadeó, anonadado.
Pero-
—¡Hi-Hiciste trampa!— objetó, renuente a aceptar su pérdida. Jungkook rió
entretenido, sacudiendo la cabeza para despejar las hebras desordenadas
de cabello que caían sobre sus ojos, para ver a su castaño de frente.
—No, no lo hice. Pero si no quieres hacer esto, no voy a obligarte. Está
bien si te arrepientes, Tae... No te fuerces.
—Eres de lo peor— gimoteó subiéndose a horcajadas en el regazo de
Jungkook. A Jungkook se le cortó la respiración—. No me arrepiento, tonto.
Sólo... sé suave ¿sí?
Suave... Suave aunque por dentro, Jungkook solamente deseara clavarlo
contra el colchón. Genial.
Asintió muy torpemente, sintiéndose... abstraído y consumido por este
lindo, precioso chico, que realmente estaba borrando su sanidad.
El lubricante cayó sobre sus dedos y Jungkook acomodó a Taehyung de
espaldas contra la cama, sin querer perderse sus expresiones mientras
jugaba con su agujero por un rato. La sangre en sus venas bombeaba más
fuerte, más inquieta, más desesperada, precisamente como se sentía en
aquel instante.
El nerviosismo hizo presencia, cuando Jungkook se halló demasiado
inseguro sobre qué hacer o cómo proceder luego. No pretendía causarle
daño a Taehyung. Quería que lo disfrutara, tanto como él disfrutaba verle
sonrojado y cohibido en su cama.
Se dio a sí mismo ánimos. Procuraría ser cuidadoso. Además si hacía algo
mal, Taehyung se lo diría.
Introdujo el primer dedo, observando con una extraña fascinación cómo
esté desaparecía en el trasero de Taehyung. Jungkook tragó en seco,
repentinamente muy, muy acalorado. ¿Se suponía que esa imagen debía
ser tan caliente?
—Jungkookie— pronunció Taehyung, removiéndose en su dedo. Joder—.
¿Puedes... moverlo un poquito? Se siente raro...
El pelinegro obedeció, sin responder sino directamente moviendo su índice
en el interior apretado de Taehyung. Las piernas de Taehyung se
expandieron un poco más y Jungkook estaba bastante seguro de que su
escasa cordura estaba a segundos de irse por el condenado caño.
—¿Duele?— preguntó con la respiración pesada. Taehyung sacudió la
cabeza, cerrando los ojos.
Continuó moviendo su dedo, buscando lo que supuestamente iba a
provocar que el castaño se sintiera bien. Aquel punto del cual desconocía
la locación exacta; aunque quizá si continuaba así y curvaba un poco su
índice, podría eventualmente...
—¡Ah!
Encontrarlo.
—¿Estás bien?
—S-Sí... Yo...— titubeó Taehyung abochornado. ¿Qué clase de sonido
había sido ese?—. No quería... ¡Ah! ¡Jungkookie!
—¿Te gusta, bebé?
Taehyung jadeó, incapaz de formular una oración lógica, mientras
Jungkook se entretenía rozando desconsideramente la próstata del
castaño.
—Se siente... Dios... Más...
—¿Quieres otro dedo, amor?
—S-Sí... Jungkookie, por favor...
Introdujo otro dedo en su interior, admirando el agujero que se expandía
para recibirlo y que se contraía nuevamente alrededor de él. Jungkook se
relamió los labios resecos, hundiendo los dedos en el interior del castaño, y
escuchando sus súplicas pendiendo en el aire.
Jamás podía tener suficiente de Taehyung... ¿Cómo podía? Tan precioso y
tan dócil, permitiendo que Jungkook jugase con su cuerpo, tan
descaradamente, pidiendo más y empuñando sus manos en las sábanas.
El pelinegro estaba tentado de empujar a su castaño al borde, fascinado
por sus transparentes expresiones.
—Jungkookie— gimió Taehyung—. Necesito...
—¿Otro?— susurró el pelinegro absorto en lo bien que Taehyung lo
tomaba. El castaño sacudió la cabeza.
—Te quiero a ti...
Jungkook casi se cae de la cama.
—Y-Yo... Tengo que ir a buscar los condones.
—¿Estás limpio?— preguntó Taehyung batiendo sus pestañas. Jungkook le
miró en silencio. Dios.
—Sí.
—Entonces sólo hazlo... Rápido, Jungkookie...
—¿E-Estás seguro, Tae?— Jungkook sabía que esto no era lo más
adecuado, pero estaba teniendo dificultades recordando por qué.
—Quiero esto, Jungkookie... Por favor...
Jodido infierno.
Jungkook se deshizo de sus boxers y observó su propio miembro empujar
contra el agujero de Taehyung. Se mordió el labio inferior, intentando
contenerse, porque, joder, ni siquiera había entrado y ya sentía que iba a
correrse. ¿Qué clase de puberto era? Aparte de precoz.
—Jungkookie— gimoteó Taehyung moviendo sus caderas para encontrarse
con Jungkook. El pelinegro inhaló hondo, finalmente cediendo a sus
propios deseos y enterrándose lentamente en el cuerpo de Taehyung.
Taehyung lo recibió caliente, apretado y húmedo. Jungkook perdió toda
facultad para pensar racionalmente, su mente centrándose instintivamente
en lo delicioso que era estar dentro de Taehyung, lo bien que le recibía, lo
mucho que quería hundirse en su hermoso castañito.
Sus manos amasaron el trasero redondo y moldeable. Jungkook quería
tocarlo y sentirlo por todas partes.
Tan pronto se movió en el interior del castaño, sintió un golpe en su
espalda. Jungkook frunció el ceño, reconociendo que era el mismo
Taehyung, quien con su pie le había golpeado en la columna.
—¡Idiota!
Jungkook se alzó con los brazos, viendo a Taehyung debajo de él, con las
mejillas rojas y los ojos húmedos por las lágrimas. No pudo evitar entrar en
pánico.
—¿Q-Qué sucede? ¿Te d-duele? ¿Te...?
—¡Sí! ¡Tonto! ¡Duele!
—L-Lo siento...
Se disculpó con la preocupación martillando su cabeza. Jungkook intentó
retirarse del interior del castaño, como primera reacción, mas las piernas de
Taehyung rápidamente rodearon su torso, imposibilitando sus movimientos.
—Tae, tienes que...
—N-No salgas...
Jungkook frunció el ceño, consternado y muy, muy confundido. —¡Pero te
duele!
—¡Ya sé, estúpido!— le gritó, gimiendo cuando el miembro de Jungkook
acarició ese bendito punto dentro de él—. Pero no quiero que te salgas...
sólo... quédate quieto un ratito ¿vale?
El pelinegro suspiró, finalmente accediendo su petición a regañadientes.
Taehyung sabía que las intenciones de Jungkook no involucraban dañarle y
que estaba dispuesto a detener todo si Taehyung se sentía mal, pero...
—Te sientes tan bien dentro de mí— susurró Taehyung, las palabras
huyendo de entre sus labios inconscientemente. Jungkook retuvo el aliento.
—Tú te sientes perfecto, amor...— Taehyung se sonrojó, con la mirada
tímida, antes de que sus párpados cayeran.
—Y-Ya muévete, tonto...
Jungkook se había imaginado su primera vez un montón de veces.
La mayoría del tiempo, cuando todavía iba en la secundaria, su ensoñación
involucraba a Yoongi. Por supuesto, luego las cosas cambiaron y se forzó a
sí mismo a ser realista al respecto.
Quizás sonaba absurdo, pero siempre supuso que sería diferente, que
sería desastroso e impaciente, con alguien con mayor experiencia, que
sería olvidable, con un conocido de algún bar, una noche sin nada especial,
en un baño público o en el departamento de alguien sin importancia.
Y en cambio, estaba Taehyung. Por quien su corazón se estrujaba, porque
jamás pensó que podría existir alguien así de adorable y bueno y generoso,
con cascarón duro e interior suave. Estaba Taehyung, que quizá podía ser
de todo, menos olvidable. Estaba Taehyung, con quien no se sentía
desastroso o incómodo, sino que se sentía perfecto, correcto y tan...
Jungkook besó los pómulos de Taehyung y ambos acabaron al mismo
tiempo, con Taehyung sollozando mientras se aferraba a los hombros de
Jungkook para estabilizarse. Guardaron silencio, mientras trataban de
compensar sus respiraciones.
La piel de Taehyung brillaba perlosa bajo la capa de sudor.
Su cabello castaño se hallaba desordenado sobre la almohada.
Sus labios se curvaron en una sonrisa.
—Fue increíble— jadeó el castaño, tirando del cuello de Jungkook para unir
sus bocas en un corto beso—. Gracias.
—Cuando quieras— bromeó, viendo con adoración a Taehyung
acurrucarse adormilado a un costado de su cuerpo, como si buscase su
calor corporal.
Jungkook cerró sus brazos alrededor de él, atrayéndole aún más hacia sí
mismo, con el corazón yendo a mil por hora.
La respiración de Taehyung no tardó en tornarse constante y suave,
delatando que había caído dormido debido al agotamiento. Jungkook besó
su frente, para cerciorarse de que fuese así.
Acarició su mejilla, con la yema de su pulgar delineando las curvas de su
pómulo, sus pestañas gruesas, sus cejas castañas, su nariz respingada.
Jungkook estaba seguro de que podía quedarse toda la noche en vela con
tal de ver a Taehyung dormir.
Enredó las hebras claras entre sus dedos con cuidado de no despertarle.
Taehyung se inclinó hacia el tacto, murmurando entre sueños, sobre
nuggets y sobre un tonto, que no sabía hacer nada bien.
Incluso dormido era increíblemente bueno para enviarle indirectas.
Jungkook se sintió a sí mismo sonreír como un ridículo, sin poder salir del
trance, y quizá, sólo quizá, sintiéndose un poco muy enamorado de este
chico, como para quitar sus ojos de él.
Qué jodido estaba, sin entenderlo.
Un par de palabras salieron de la boca de Jungkook esa noche. Las dijo en
voz baja, muy baja. Además Taehyung estaba dormido, así que no contaba
¿cierto?
Si las decía sólo por esa noche, daba igual.
Si se permitía sentir sólo por esa noche, nadie salía herido.
Taehyung no salía herido.
Besó una vez más los labios hinchados de su bobo chico castaño,
convenciéndose inútilmente de que no estaba cayendo por él, que
solamente eran todas las sensaciones y emociones acumuladas, que a la
mañana siguiente ellos regresarían a la normalidad.
Jungkook no se durmió, no de inmediato, deseando extender aquella noche
lo más posible. Porque tal vez era sólo producto de la dopamina, pero se
sentía simplemente bien tener a Taehyung en sus brazos, incluso si no era
para siempre.
Se siente bien amarte, aunque sea sólo por esta noche.

Mis bebés taekook TT me he tardado mucho con los extras, meper


d0nan??? JDJFNJF pero miren, soy buena, les traje smut uwu subiré
más pronto ggg lxs quiero mucho ❤❤❤❤❤ 🥺🥺🥺 Gracias por leer.
Hasta pronto, bbs!! pd: síganme en twitter jsbfhgh uwu
honey

EXTRA 03: SHADOW

ACLARACIÓN: Los previos extras toman lugar en los capítulos


mencionados en los títulos (CAP 37 y CAP 30). Desde este extra en
adelante, será la continuación de la historia, es decir, escenas que no han
ocurrido antes y que toman lugar después de OUTRO. Con esto dicho, me
viro uwu Lxs amo mucho y espero que les guste ❤
Los gritos de sus padres eran audibles para ambos de los hermanos Kim.
Taehyung se hizo bolita en su cama, esperando que eventualmente los
gritos cesaran tras unos minutos, mas parecían empeorar con el tiempo.
Las palabras resultaban inteligibles para sus oídos, lo que era un alivio en
cierta manera, tomando en consideración que Taehyung prefería
desconocer lo que estaba sucediendo en la relación de sus padres.
En la ignorancia yacía la felicidad... ¿no era así?
Su puerta se abrió después de un rato, dejando entrever por la rendija, una
figura pequeña, de contextura delgada y cabello largo, que sostenía un oso
de felpa entre los dedos. Taehyung se incorporó en su cama antes de
hacerle una seña a su hermana menor para que entrara, antes de que sus
padres se dieran cuenta de que seguían despiertos.
Jiwoo ingresó al cuarto cerrando la puerta detrás de ella y caminando en
puntillas hasta la cama de su hermano mayor. Taehyung levantó las cobijas
para dejarle meterse bajo éstas, abrazándose de su osito de felpa antes de
que Taehyung los cubriera a ambos —o a los tres, si contaban al Señor
Corbata.
—Están peor que ayer— susurró Jiwoo quebrando el silencio. Taehyung
asintió con pesar, deseando no tener que hablar de sus padres en ese
mismo instante—. He escuchado que... mamá está molesta porque no llegó
a cenar.
—Papá trabaja hasta tarde— le defendió. No le gustaba escoger lados,
pero tampoco le gustaba juzgar a uno de ellos por algo que estaba fuera de
su control—. Él trabaja para cuidarnos. Él lo hace por nosotros.
—Mamá está molesta por eso... de todos modos— contestó apenada, al
ver en la penumbra el ceño de su hermano fruncirse.
—Mañana hay escuela... Mejor duerme.
—Traté de dormir. Señor Corbata dice que deberíamos ver una película
para conciliar el sueño.
—Mamá y papá se darán cuenta de que estamos despierto si nos
escuchan.
—Entonces bájale el volumen a la tele... tonto.
Taehyung obedeció, dubitativo, mas finalmente cediendo a las peticiones
de su hermana menor. Sabía lo difícil que era escuchar a sus padres
discutir, y ella... era muy pequeña para andar pensando en los problemas
de los mayores.
Estaban transmitiendo un programa sobre pandas gruñones que Jiwoo
siempre se entretenía viendo los fines de semana hasta tarde. Ahora era
diferente, porque apenas era martes y por si era poco, Taehyung tenía que
rendir un examen en la mañana.
Jiwoo sostuvo la mano de Taehyung encima de la almohada y la apretó.
—¿Van a estar bien?— susurró sin aliento. A Taehyung se le hundió el
corazón un poco. No únicamente anhelando consolar a su hermana, sino
que también anhelando que sus palabras fueran ciertas.
—Claro que sí, enana.
Le habría gustado ser vidente.
Ellos despertaron en una casa silenciosa. Taehyung fue el primero de ellos
en levantarse, diciéndole a Jiwoo que no saliera de la cama todavía. Se les
hacía tarde para la escuela y no había ningún sonido, ni siquiera en la
cocina, delatando que alguien estuviese preparando el desayuno.
Jiwoo le hizo caso, aferrándose al Señor Corbata con los dos de sus
bracitos.
Taehyung bajó las escaleras en puntillas, sintiendo que si generaba el más
mínimo ruido, quebraría algo. Se detuvo en los escalones cuando vio a su
madre, sentada en el sofá, con rímel manchando sus mejillas.
—¿Mamá?— le llamó, pisando los últimos escalones para llegar a la
primera planta.
Su madre parpadeó, como si recién se estuviese despertando, y levantó la
mirada para encontrarla con la de su hijo. Sus ojos estaban rojos y sus
párpados hinchados. Taehyung supuso que la pelea de ayer se había
agravado, pero eso no explicaba por qué ella estaba aquí. ¿Acaso se había
quedado en la sala toda la noche?
—Se ha ido— dijo su madre con la voz seca y áspera. Taehyung tardó en
procesar lo que esas palabras significaban.
—¿Papá?— preguntó falto de aliento. La mujer rió con socarronería.
—Papá... ¿De verdad crees que deberías llamarlo así? Cuando él se fue,
sin preocuparse de ninguno de nosotros. Ni de mí ni de Jiwoo, ni de ti.
Taehyung respiró con dificultad, intentando entender de qué estaba
hablando su madre. Su papá jamás los abandonaría, eso era... absurdo.
Taehyung dio dos pasos atrás, convencido de que él aún estaba en casa,
escondido, sólo jugándoles una mala pasada.
—¡Papá!— gritó Taehyung echando a correr hacia la segunda planta
nuevamente. Escuchó a su madre exclamar a sus espaldas, "no lo
busques, que no está". Pero era difícil rendirse tan fácilmente frente a una
acusación así.
Abrió la puerta del dormitorio marital, hallando la cama hecha y el armario
abierto, sin ropa. Taehyung se alejó, corriendo al cuarto de huéspedes,
gritando más fuerte, llamando a su papá para que saliera de su escondite y
pudiesen desayunar juntos, reírse de aquella mala broma.
Cuando halló el cuarto de huéspedes vacío sintió que el corazón le caía a
los pies.
Cerró la puerta del dormitorio sintiéndose derrotado y cuando volteó, el
rostro confundido de su hermana menor lo hizo detenerse. Jiwoo se
abrazaba a su oso de felpa, con los nudillos blancos, y las lágrimas
acumuladas en sus ojitos cafés.
—¿Papá se fue a trabajar?— preguntó con la voz temblorosa. Taehyung
frunció los labios, sin saber qué contestar a ello.
Regresó a la sala de estar, con Jiwoo agarrada del borde de su camiseta
de pijama. Su madre carraspeó al ver a ambos, parados frente a ella a la
espera de una explicación.
Una sonrisa dolorosa curvó sus labios.
—Su padre se ha... marchado, y no va a volver.
Jiwoo retuvo un sollozo, aferrándose con fuerza al Señor Corbata; un
regalo que su padre le había hecho para Navidad.
—Se ha ido para siempre, ¿entienden? Los dejó...
—Papá te abandonó a ti— soltó Taehyung con brusquedad—. No a
nosotros.
—Escuchen bien, niños estúpidos— espetó con desesperación. Se levantó
de su asiento, inclinándose para luego tomar la nuca de Jiwoo y de
Taehyung, obligándoles a verla a los ojos—. Nosotros no fuimos diseñados
para ser amados, ¿entienden? Su padre no los quiere y por eso se ha ido.
No los quiere a ustedes, porque si lo hiciera, se habría quedado. ¿Y saben
por qué no los quiere? Porque ustedes tienen mi sangre...
Taehyung cerró los ojos, diciéndose a sí mismo que no tenía por qué
escucharla. Ella estaba equivocada. Papá jamás los abandonaría de esa
forma, porque los amaba, en el fondo sabía que lo hacía. Que los hubiera
abandonado no era culpa de ellos.
¿Verdad?
—Ellos se van— susurró su madre en su oído—. Siempre se van y tú
jamás, jamás tendrás el poder para hacer que se queden.
Sacudió la cabeza. No... Él no se iría por algo como eso. Eran sus hijos,
eran su familia, su papá no se habría... rendido tan fácilmente.
Pero incluso para Taehyung, resultó imposible no doblegarse.
Quizás su padre sí los había abandonado y quizás ellos sí eran los
culpables de que esta familia se desmoronara. Las cosas de cierto modo,
cobraban sentido cuando su madre las decía.
—Mamá me ha quitado al Señor Corbata— dijo Jiwoo un día, mientras
hacían los deberes de la escuela.
Taehyung se encogió de hombros. —Es mejor así.
—¿Crees que ella me compre otro Señor Corbata? Me cuesta dormir sin él.
—Si quieres puedes llevarte el oso panda que tengo en el estante sobre mi
cama. Me lo gané en una feria.
—Sí... Gracias.
Ambos sabían que no surtiría el mismo efecto, pero últimamente era más
fácil mentirse que enfrentar las cosas. Era más fácil fingir que todo estaba
bien, a pesar de que su madre no dejaba de llorar desde aquel día.
El abandono de su padre desencadenó ciertos problemas.
Jiwoo tenía insomnio. Taehyung hablaba dormido, llegando a ser
sonámbulo un par de veces. Jiwoo se había asustado una noche, en la que
a las 2 a.m. continuaba despierta y había ido a beber un vaso de leche a la
cocina, botando el vaso al suelo al toparse con un Taehyung dormido
deambulando por la primera planta.
Las calificaciones de Jiwoo empezaron a ir en descenso. Apenas pegaba
ojo por la noche y caía dormida de golpe durante las clases, en
consecuencia a la falta de sueño. Taehyung podía notar que su hermana se
hallaba inestable emocional y mentalmente, pero esperaba que solamente
fuera durante los primeros meses.
Un año después, la vida finalmente parecía regresar a la normalidad.
El insomnio casi había desaparecido por completo. Taehyung ya no
caminaba dormido —pero lo de hablar entre sueños, parecía haberse
pegado. Su madre y su padre habían hecho las paces, por lo que se
llevaban bien, en lo que su súbita separación permitía. Jiwoo y Taehyung
tardaron un tiempo en acostumbrarse. Después de todo, él les había
abandonado porque no les quería, ¿no era así?
—¿Cómo crees que su nueva familia sea?
Taehyung frunció el ceño al escuchar a su hermana. —¿Nueva familia?
—Mamá me ha dicho que él está construyendo una nueva familia y que por
eso nos abandonó... o algo así— suspiró la menor, emocionalmente
agotada. Taehyung despeinó el cabello castaño de la pequeña.
—No te preocupes de esas cosas, enana... Los adultos son complicados.
—No quiero ser adulto, oppa.
Taehyung suspiró hondo. —Créeme... Tampoco yo.
No estaba seguro sobre cómo habían afrontado la situación en la que se
hallaban sin salir profundamente dañados. Taehyung sentía que, en efecto,
el tiempo lo curaba todo. Que en unos años más, ellos podrían continuar
con sus vidas sin problemas, sin la horrible opresión en el pecho que
generaba el recuerdo de aquel día en el que habían despertado sin su
padre en casa.
Pero lo que Taehyung desconocía era que las heridas... no siempre
estaban al descubierto, y que a veces, las que se encontraban ocultas bajo
la piel, eran a largo plazo.
Y esas eran peores.
Mucho peores...
—Luego yo... tuve un crush, que fue Jungkook— relató Taehyung, jugando
con el borde de su camisa roja—. Me gustaba. Busqué en internet si, um,
era posible que me gustara alguien de mi mismo sexo. Las personas
decían que sí y que no había nada de malo... Incluso llamé a mi abuela
materna para preguntarle y me dijo que... me dijo que estaba bien, pero
que mamá probablemente no pensaría lo mismo.
—¿Y por qué tu madre pensaría diferente? Si fue tu abuela quien la crió.
—Bueno, es que... mi abuelo era... conservador y puso a mi madre en un
internado católico. Ellos le enseñaron cosas... diferentes.
—Ya veo... ¿Nunca le dijiste a tu madre que te gustaban los hombres?
—Lo hice— rió Taehyung, sin pizca de gracia—. No se lo tomó bien. Para
ese entonces, ya estaba grande. Mamá me echó de casa y empecé a vivir
en un departamento.
—Difícil... Entiendo. Bueno, yo... Lamento que nuestra hora esté
terminando. Meditaré tu situación durante esta semana, hasta nuestra
próxima sesión. Creo, sinceramente, que tenemos mucho en lo que
trabajar, y me alegra que hayas decidido buscar ayuda voluntariamente.
—Gracias...
—Te veré la próxima semana, Taehyung. Cuídate mucho y espero que te
haya hecho sentir mejor soltarlo todo.
—Lo hizo. Hasta la próxima semana...
Se despidió, estrechando la mano del hombre afable que desde ese
momento se convertía oficialmente en su terapeuta.
Taehyung abandonó el edificio con una sensación extraña en el pecho;
mitad liberado, mitad... inseguro sobre cómo se desencadenaría su vida
desde aquel punto.
Lo cierto, es que su relación con Jungkook no iba tan bien como
inicialmente pensó que iría.
Jiwoo le había abierto los ojos, para reconocer que en su interior, tenía
problemas que venía cargando desde que era un niño. El abandono de su
padre, las palabras de su madre, su interés en los hombres...
Repentinamente todo parecía acumularse en un gran desastre.
Taehyung pensó que ser consciente de sus trabas, sería suficiente para
mejorar, pero aquello solamente era un comienzo. Se había dado a sí
mismo la oportunidad de querer a alguien, de querer a Jungkook. No
obstante, las dudas persistían y aún peor, su propia inseguridad para
continuar.
Se halló pensando frecuentemente en que Jungkook no lo quería después
de todo, pero que daba igual que no lo hiciera, porque aquel noviazgo era
pasajero. Taehyung pensó que eventualmente, pasar tanto tiempo con
Jungkook, le haría cambiar su forma de ver su relación, mas nada había
cambiado en el transcurso de esos tres meses.
Era incapaz de confiar en que Jungkook era completamente sincero
respecto a sus sentimientos.
No le importaba que sus sentimientos no fueron recíprocos, porque desde
el principio, ya tenía claro que lo de ellos era temporal.
Y eso... eso no podía estar bien ¿o sí?
—¿Cómo fue?— preguntó Jungkook cuando se reunieron para almorzar.
Taehyung esbozó una sonrisa cansada.
—Bien, supongo. Gasté toda la sesión para ponerlo al día con mis
problemas. La próxima semana voy a volver.
—Me alegro por ti, bebé— dijo el pelinegro, con una expresión que
destilaba honestidad. Taehyung se sobresaltó al sentir la mano de
Jungkook tomando la suya sobre la mesa.
Taehyung cerró los ojos, invadido nuevamente por aquella extraña
sensación de horas atrás.
Y aunque había intentado ignorarla, se volvía complicado.
—¿Cómo ha estado la universidad?— preguntó intentando distraerse.
—Bien... Ya sabes, tu novio es un genio— alardeó Jungkook, luciendo muy
contento con sí mismo. Taehyung estaba muy orgulloso de él y de sus
logros.
—Por supuesto. Eres Albert Einstein.
—No. Estoy bastante seguro de que soy mejor que él— bromeó con un
falso tono engreído, que hizo a Taehyung reír.
Siempre le hacía reír. Era una de las cosas que hacía a Taehyung sentir
que se estaba enamorando de nuevo. Pero... dolía, por algún motivo, cada
latido en su pecho, dolía.
Joder... Nada de esto estaba bien ¿verdad?
—Jungkook— pronunció con el pecho oprimido. La sensación de que se
estaba sofocando, predominando de nuevo.
—¿Sí?
Taehyung lo vio, a los ojos atentos y grandes que aguardaban en silencio.
Jungkook tragó la comida que se había echado la boca, mas dejó los
cubiertos de lado, para prestarle a su novio su completa atención.
—¿Sucede algo?— dijo cuando Taehyung no contestó. El castaño se
encogió en su sitio, repentinamente asustado por la propia y precipitada
decisión que se había formulado dentro de su cabeza.
Para él no era sencillo y podía casi afirmar, que tampoco lo sería para
Jungkook. Sin embargo, le había dado vueltas al tema desde hacía
demasiado tiempo, como para evitarlo nuevamente. Taehyung no deseaba
posponer lo que sabía que necesitaba hacer, por el bien de ambos.
—Creo que quiero terminar.

EXTRA 04: L WORD

"Creo que quiero terminar".


Bueno. Mierda.
Jungkook no pensó que su relación duraría tan poco y tampoco estaba muy
al día en cuanto a por qué estaba sucediendo. Esto. Su ruptura.
Pero los ojos de Taehyung lo decían todo, incluso cuando las palabras
fueron difíciles de pronunciar.
Demasiadas heridas del pasado, demasiado que faltaba por sanar y que
requería tiempo para ello. Jungkook debió haber previsto aquel desenlace,
tras la decisión de Tae de buscar ayuda profesional, asistir a terapia,
confirmar su primera sesión.
No había querido verlo como lo que realmente era. Jungkook simplemente
necesitaba creer que ellos podían superarlo todo, aunque fuese casi
imposible de lograr. Finalmente lo que habían construido, se estaba
lentamente desmoronando, como una torre de naipes.
Mentiría al fingir que estaba bien con ello, que no le dolía muy adentro.
Ellos habían pasado por mucho para llegar aquí. Jungkook había tenido
que desprenderse de un amor arraigado por tantos años y Taehyung había
tenido que confiar en él, pese al gran secreto que había estado
escondiendo. ¿Había sido ingenuo pensar que desde aquel momento todo
estaría bien? Que ellos podrían manejarlo, para que todo estuviese bien.
Los dedos de Taehyung se entrelazaron con los de Jungkook sobre la
superficie de la mesa, como un cariño, un recuerdo, de lo que habían sido y
podrían ser.
Pero Jungkook estaba lejos de permitir que lo suyo se rompiera, no estaba
en sus planes, él simplemente... no podía dejar que acabara de esta
manera, no tan abruptamente. Ellos se querían ¿no? Eso era suficiente
para tratar.
Podían tomarse un tiempo, un break, para despejarse la mente y el
corazón, con tal de saber que estarían juntos al final del camino.
Mas la sonrisa de Taehyung fue dolorosa de ver, a la vez que le explicaba
en susurros, que aquello no era lo que ambos necesitaban.
"¿Y si me toma toda la vida?".
"Te voy a esperar toda la vida" respondió Jungkook, sin perderse un latido.
Taehyung rió bajo, afianzando su agarre en la mano del pelinegro, como si
a él también le costase trabajo dejarlo ir.
"¿Y si no quiero recuperar lo nuestro?".
Las lágrimas le ardían los ojos, y ni siquiera se había percatado del
momento exacto en el que comenzaron a brotar. Jungkook apartó la mano
de la de Taehyung para limpiarse los ojos, sintiéndose muy torpe y patético.
¿Es que ellos no lo valían? ¿Es que lo de ellos nunca fue algo... que Tae
considerase perduradero? Entendía que eran jóvenes, pero Jungkook
jamás se había sentido así antes, ni siquiera con Yoongi. ¿Volver era acaso
un pensamiento tan... absurdo?
Apenas podía recordar sus últimas palabras antes de levantarse con la
poca dignidad que le quedaba y retirarse del local. "Sí. Bueno. Que te vaya
bien". Jungkook no podía recordar si su voz había salido tan inestable
como él se sentía, esperaba que no.
Él de verdad había tenido la intención de apoyarle, de felicitarlo por ser tan
valiente y comenzar terapia. Pero-
Pero... Joder. Odiaba esto.
Si fuese una persona racional sería mucho más sencillo. Jungkook no
estaría en su habitación, mirando el techo, por tres horas seguidas,
preguntándose si estaba siendo muy egoísta por sentirse herido.
"¿Y si no quiero recuperar lo nuestro?".
Vete a la mierda, pensó, cerrando los ojos y aguantando el maldito nudo en
su garganta. Si no quería recuperar lo suyo, entonces a la mierda todo.
¿No?
Porque al final eso le dejaba en claro a Jungkook que no estaba
terminando esto por su terapia. Si fuera por eso, él no estaría diciéndole
que no deseaba tener nada con él nunca más. Jungkook no estaba siendo
egoísta. Taehyung lo era, por no importarle su relación, por usar una
excusa de mierda para justificar su ruptura.
El teléfono sonó sobre su mesita de noche, y reconocía a la perfección la
melodía, porque era específicamente para esa persona que no se sentía de
ánimos para mencionar. Se la había configurado a su contacto, para
reconocer sus llamadas incluso a la distancia, y al castaño le había
agradado la idea.
Ahora Jungkook solamente quería poner el jodido teléfono en mute y luego
hundirse en montañas de papas fritas y cerveza.
—¿Qué?— respondió, tajante y frotándose los ojos por las lágrimas. Él no
se consideraba llorón, en realidad. Estaba seguro de que no había llorado
así en muchos años, desde la muerte de su hermana, o desde que enfrentó
a su madre.
—Lo siento.
—Ya, te perdono. Adiós.
—Jungkook...
—Si no querías continuar con esto, pudiste haberlo dicho antes. ¿Sabías?
Sé que metí la pata en el pasado, pero yo de verdad te quiero y tú-
Mierda— se quejó, notando que las lágrimas amenazaban otra vez—. No
soporto esto.
—¿Podemos... hablar?
—Ya hablamos y te expresaste muy bien. Ahora si no te importa, tengo que
hacer una tarea.
—Sé que dije cosas... dolorosas. Pero yo- no lo dije bien.
—No, fuiste muy claro. A la mierda lo nuestro ¿no?
No le dio tiempo de responder. Jungkook colgó la llamada, tirando el
teléfono a quién-sabe-dónde, mientras recogía el control remoto de su
velador. La tele estaba dando programas que en otros momentos le
hubiesen resultado divertidos. Ahora su mente estaba en blanco, incapaz
de enfocarse en otra cosa que no fuese...
El timbre.
Jungkook frunció el ceño, girándose rápidamente hacia la entrada. No
había manera de que- ¿Por qué Taehyung habría ido hasta allá? Era
ridículo. Jungkook se levantó de su cama, caminando descalzo hasta la
puerta, aún sin creer que fuese realmente el castaño. Pero las sospechas
se difuminaron cuando la abrió y unos ojitos almendra le saludaron desde
el otro extremo.
—¿Qué demonios?
—¡De verdad lo siento!— lloriqueó Taehyung abalanzándose sobre
Jungkook. Sus brazos rodearon su cuello—. Perdón, perdón, perdón. No
quería herirte. Lo último que quería hacer era herirte...
—Tae...
—¡Déjame explicar!
—¿Me llamaste desde aquí?
—Sí. Por favor, escucha, por favor.
Jungkook suspiró hondo, alejándose de Taehyung y doliéndole el hacerlo.
Cuando enfocó su mirada en el castaño, él le observaba pendiente e
impaciente, como un cachorro. Jungkook jamás podía resistir esos ojos de
cachorrito. Maldito seas.
—Está bien.
Tomaron asiento en el sofá de su sala de estar, con un espacio muy
respetuoso entre ambos.
—¿Y bien?
—Te quiero— soltó Tae de golpe. El corazón de Jungkook hizo cosas raras
en su pecho, porque al parecer, su cuerpo reaccionaba a cualquier palabra
que Taehyung dijera.
—Yo también te quiero— dijo en respuesta. Joder. ¿No que habían
terminado? Bueno. Daba igual. Jungkook estaría mintiendo si decía lo
contrario. Taehyung inhaló hondo, como si estuviese asimilando lo que
estaba a punto de decir.
—Ese es... parte del problema.
Jungkook arqueó una ceja. —¿El problema es que te quiero?
—N-No, el problema es que... y-yo no siento que es real— El aludido abrió
la boca y Tae sacudió la cabeza para indicarle que guardara silencio—. Es
complicado. Y es mi problema, uno que quiero arreglar. Quiero terminar
contigo porque... tengo tantos malditos problemas que, no puedo tener una
relación normal— La voz de Taehyung se rompió un poco y a Jungkook le
dolió escucharlo—. Necesito terapia para sanar, Jungkook.
—Entiendo, en serio, pero... ¿Por qué dijiste que no querías recuperar lo
nuestro? Me quieres, ¿o no?
—Claro que te quiero, te quiero muchísimo, y es por eso que no puedo
atarte a mí. Yo no sé cómo será la terapia, no sé qué tan jodido voy a estar
por un tiempo, no sé qué va a pasar luego. S-Si no soy capaz de arreglar
mi mierda emocional, no quiero regresar, porque... porque te quiero y
quiero una relación sana contigo. No algo destructivo que arruinará todo
entre nosotros. ¿Entiendes?
—Tae...
—Necesito liberarte porque no puedes esperar por mí. No quiero que
esperes por algo que tal vez nunca tendrás. Quiero que avances,
Jungkook... No quiero que t-te estanques conmigo.
—Tae— Las manos de Jungkook afirmaron su rostro, obligándole a verle
de frente. Sus miradas se encontraron, por primera vez desde que entró a
su departamento—. Vas a estar bien. Tu terapia va a salir bien. Lo sé,
porque eres fuerte, valiente y la mejor persona que conozco en todo el
asqueroso planeta. Si quieres liberarme realmente, entonces déjame
esperar por ti. Porque te quiero y sé, Tae, sé que todo va a estar bien.
Los ojos almendra buscaron en los suyos, por el indicio de alguna mentira,
quizá por seguridad para borrar el temor. Sus pupilas temblaron, al igual
que su cuerpo, mientras que finalmente sus lágrimas cedían,
derramándose sobre sus mejillas en cascadas. Taehyung se hizo hacia
adelante, acortando la distancia entre ambos, y finalmente aterrizando en el
hombro cálido de Jungkook, con sus dedos frágiles aferrándose a él.
Jungkook acarició la espalda temblorosa y el cabello sedoso, llenando de
besitos pequeños la sien del castaño. Con Taehyung deshaciéndose en
lágrimas en sus brazos, el corazón de Jungkook dolía, pero también se
sentía irracionalmente completo.
Vas a estar bien, Tae.
Vamos a estarlo.
[...]
Esa noche se había reunido con sus amigos de la universidad en un puesto
de ramen, en el este de Seúl.
A Jungkook siempre le venía bien, un poco de comida y compañía para
partirse en risas, al finalizar el periodo de exámenes. Hablar de los
profesores a quienes no les tocó anoche porque la segunda pregunta de
ese examen fue simplemente imposible de responder.
—¿Sabían que es honor del mayor ranking invitar la ronda de cervezas?—
vociferó Jaehyung. Jungkook reprimió una sonrisa ante los "uhh" del resto,
recibiendo un par de palmadas por parte de Baekhyun y Seojoon.
Los chicos guardaron silencio, mirándole a la espera de que finalmente
cediera a su burdo intento de convencerlo. Jungkook se encogió de
hombros, una pizca de diversión brillante en sus ojos.
—Yo invito la próxima ronda.
Ellos gritaron, dándole más palmadas y probablemente dejándole un par de
moretones en los brazos y en la espalda. Jungkook rió, bebiendo un sorbo
de su cerveza, mientras más botellas venían en su camino.
El ruidoso puesto de ramen se tornó silencioso cuando Jae golpeó
repetidas veces la mesa, para llamar la atención del resto.
—Basta, basta. Antes de que sigamos necesito saber algo— Jungkook
frunció el ceño al percatarse de que Jae le estaba mirando específicamente
a él—. ¿Qué te traes con Yongsun?
Nuevamente, el local se llenó de "oh"s y "uhh"s como si hubiese un dato
revelador, por algún motivo. Seojoon le dio un codazo en las costillas y
Baekhyun le alzó las cejas de forma sugerente.
Jungkook sacudió la cabeza, llevándose la cerveza otra vez a los labios.
—Sólo soy su tutor.
—¡Ah! ¡Enséñame tus técnicas, tutor!— se burló Jae en un tono
provocativo, que hizo reír al resto. Jungkook volcó los ojos, esperando que
la panda de ridículos se tranquilizara, pero aparentemente Jungkook era el
payaso en el circo esa noche, fuente de entretenimiento. ¿Debería
comenzar a cobrar?
—Hey— le llamó Seojoon en voz baja. Jungkook se inclinó hacia él—.
Yongsun me dijo que le interesas. ¿De verdad no quieres intentar con ella?
Una cita, no sé.
—Sabes que estoy ocupado.
—Dices ocupado— objetó Seojoon, con desconcierto—. Pero no tienes
novia ¿o sí? ¿Tiene esto que ver con tu ex?
Suspiró hondo. —Supongo que sí.
—No digo que lo superes de la noche a la mañana, pero ¿seis meses?
Vamos— sonrió Seojoon comprensivo, acariciando fraternalmente la
espalda de su amigo—. Una cita no le hace daño a nadie.
—¿Por qué mejor tú no te consigues una cita?— le molestó, en voz lo
suficientemente alta como para atraer a Jae a la conversación.
—¿Alguien ha dicho que nuestro Joonie tiene noviaaaaaaa?— canturreó
sonsacando un par de risas. Seojoon hizo un mohín, insistiendo en que no
tenía tiempo para salir, que debía cuidar a su abuela y atender la florería
los fines de semanas.
Otra porción de ramen y los chismes de Jae sobre la profesora de derecho
tributario, fue la despedida antes de partir cada uno por su respectivo
camino. Seojoon le acompañó por un par de estaciones, pero bifurcaron
eventualmente.
Se adentró a su departamento y tiró su mochila al suelo, con la decisión de
preocuparse de eso por la mañana. Se sentía muy mareado todavía.
Cuando iba atravesando la cocina, su teléfono vibró en su bolsillo, una
sonrisa apareciendo en su rostro al saber automáticamente de quién se
trataba.
Tae
Hoy día comí ramen con Jimin y estaba riquísimo. Creo que estoy muerto y
este es el cielo
Tucáncito
Bobo... Yo comí ramen también
Tae
Awww estamos conectados
Tucáncito
Por supuesto, practiqué mi telepatía últimamente
Tae
Será por eso que siempre estás en mi cabeza???
Jungkook tragó saliva, sonrojado ridículamente.
Tucáncito
Anda a dormir
Tae
Buuu
Bloqueó el teléfono y se dejó caer sobre la cama. La memoria de Taehyung
danzando en su mente, como todas las noches, más en las que no podía
conciliar el sueño.
No se habían visto mucho últimamente. Habían acordado ser amigos, o
algo así, si es que amigos significaba que su corazón latiese como loco
cada vez que se veían. Taehyung no hablaba mucho sobre su terapia, pero
le comentaba de tanto, que iba bien, que no eran tan desastroso como
había pensado, que él sentía que a veces avanzaba y a veces retrocedía,
pero que al final de eso se trataba sanar.
Le cambió el nombre de contacto por la salud de su propio corazón, porque
leer su mote romántico le hacía recordar mucho el pasado. Además Jae era
un metiche, leer "bebé" en su teléfono a pesar de que había dicho que
acababa de pasar por una ruptura, definitivamente le haría flipar.
Un par de horas más tarde, Jungkook se sentó en su ventana, observando
la luna llena y sintiéndose bobo por estar viéndola. Taehyung no era de
sentarse a observar la luna; quizá trataría de alcanzarla.
Lo extrañaba. Un poco demasiado. A veces se tornaba insoportable, pero
no había mucho que hacer al respecto, excepto esperar.
Aunque en este caso realmente estaba odiando lo de esperar. ¿Desde
cuándo ser amigos significaba que no se podían dar besitos? Qué falta de
respeto.
Tae
Podemos vernos mañana?
Tucáncito
Estoy libre
La mañana siguiente llegó despacio y Taehyung planteó la idea de reunirse
a la hora de almuerzo, en su departamento.
No se quería ilusionar. Tae no le había invitado a su departamento desde
que terminaron, siempre encontrándose en espacios públicos, como
cafeterías, tiendas o parques cerca de la facultad. Su departamento se
había convertido en algo demasiado íntimo, durante esos seis meses
separados.
Jungkook compró una tarta para ser cortés. Se vistió con una camisa
blanca y pantalones negros; como si estuviera intentando verse guapo pero
no demasiado. Un look fresco —según wikihow. Lustró sus zapatos,
incluso. Joder. ¿Estaba de verdad tan nervioso?
Llegó media hora antes y no sabía si entrar o quedarse en la calle hasta
que fuese la hora.
Dio un par de vueltas alrededor, sintiéndose extraviado. Es que no quería
parecer desesperado ¿mm? Entonces, ¿qué tal si Taehyung se asustaba?
Necesitaba darle su espacio, su tiemp-
—¿Te perdiste?
El pelinegro se sobresaltó, reconociendo instantáneamente la voz de
Taehyung a sus espaldas.
Le veía con una sonrisa divertida desde las escaleras de la entrada del
edificio. Muy entretenido, por la imagen de Jungkook deambulando de un
lado a otro.
—Y-Yo no... No, es decir...
Taehyung bajó de una a una las escaleras, hasta alcanzar la calle.
Jungkook no pudo evitar detenerse en su sonrisa, que era tan bonita, tan
suave, tan besable- No. Jungkook. Basta.
—¿Qué traes ahí?— dijo el castaño curioso. Se acercó a Jungkook para
quitarle la bolsa de las manos y espiar qué llevaba adentro—. ¿Una caja?
Ah. ¿Comida? Espero que sea langosta a la mantequilla, mon chéri, o
estaré muy decepcionado.
El corazón de Jungkook se detuvo tras un latido. Demasiados recuerdos,
demasiada añoranza y demasiada nostalgia, retumbando en su pecho.
Jungkook notó el suéter café que caía sobre uno de sus hombros; ese que
había utilizado para el parque de diversiones, cuando lo besó en la noria.
—Tae...
—Sé que ha pasado mucho tiempo... y lo siento, de verdad— se disculpó
entrelazando su mano con la del pelinegro—. Has sido muy paciente
conmigo.
Jungkook le miró, sin aliento, sin poder aterrizar.
—La terapia no ha finalizado todavía, pero... todo se siente diferente. Y
estoy tan feliz, Jungkook, porque realmente siento que he avanzado, que
he sanado.
Jungkook asintió, con una expresión perpleja adornando su bonita cara.
Taehyung sintió el cariño desbordante nuevamente embargarlo, todo otra
vez cayendo en cascadas desde su interior.
—Te quiero muchísimo y... no sé, m-me preguntaba si te gustaría, ya
sabes... salir alguna vez— coqueteó con el rostro ardiendo. El rubor en sus
mejillas empeoró cuando no recibió respuesta inmediata de Jungkook—.
Está bien si no es lo que quieres, no voy a-
Unos labios cálidos y familiares se estamparon contra los suyos. Suaves.
Tiernos. Que le hacían perder la razón, con un solo toque de ellos.
Taehyung se fundió contra Jungkook. Se derritió igual que el caramelo.
Disfrutando lo que era recibir nuevamente, tras largos y eternos meses, un
beso de esos con sabor a felicidad.
—Te amo— murmuró Jungkook sobre su boca, sus brazos envolviendo el
cuerpo de Taehyung, sin planear soltarlo en lo que restaba de su vida.
Taehyung parpadeó, una expresión sorprendida, que lentamente se
transformó en una de genuina y pura alegría. Una sonrisa deslumbrante tiró
de sus labios, con constelaciones brillando en sus ojos y rosas brotando en
sus mejillas.
—Yo también te amo— pronunció en un susurro, en un secreto para
Jungkook únicamente. Sintiéndolo muy en serio, adentro y a flor de piel.
Por primera vez sin temor de decirlo, de expresar sus propios sentimientos.
Jungkook suspiró tranquilo, dejándose embriagar por la proximidad de
Taehyung. —Y te extrañé horrores.
—¡Yo también te extrañé horrores! Huuuh... Además se te quedó tu polera
fea, me vi obligado a usarla todas las noches para dormir.
—Aw, eres... ¿Como que fea?
—Mira, te amo y todo, pero mentirte jamás.
—Tal vez deberíamos comprarte una igual...
—Ay, no.
—Y así tenemos poleras de pareja.
—¿Es esa tu horrible forma de pedirme noviazgo? ¿Una camiseta de "wot
in tarnation"?
—No me digas que no te enamora.

uwu terminaron como por 1 extra, vieron q soy buenita:/ JZKZNS


espero q les haya gustado uwu falta el extra de Namjin y uno más del
taekook !! ❤ y ahí termina oficialmente RAB :( lxs amo!! espero que
les haya gustado uwu gracias por leer ❤
honey
🅰️➖➕🌖
Kapitel: 45Font size: 18
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