Andalucía en Imágenes

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Prehistoria.

Cabra Hispánica.

Cueva de la Pileta.
Paleolítico Superior.
Benaoján. Málaga.

La cueva de la Pileta, conocida desde principios del siglo XX, presenta


pinturas rupestres y grabadas del Paleolítico así como signos esquemáticos
de la edad del Bronce. Hay mas de un centenar de figuras de animales del
periodo paleolítico atribuidas a la fase auriñaciense. Se emplean los colores
amarillo, rojo y negro, nunca combinados. La fauna mas representada es la
de bóvidos, caballos y cabras montesas. Las figuras de estas presentan una
estilizada cornamenta y completan su silueta con unos trazos que indican la
musculatura de las patas y las crines del cuello.

Pintura del Tajo de las Figuras.

3000-1000 a. C.
Benalup de Sidonia. Cádiz.

Conjunto pictórico rupestre de la Edad del Bronce, realizado en abrigos


naturales y uno de los mas importantes hallados en Andalucía. Son pinturas
con frecuencia superpuestas, formando grupos y escenas quizás rituales. De
variada temática, incluye la presencia de diversas especies animales y la
representación de la figura humana. Son temas de difícil interpretación que
pueden relacionarse con actividades de carácter mágico-religioso. Los
colores utilizados son el rojo, el ocre y el negro, derivados de pigmentos
naturales y grasas animales, aplicados mediante la técnica de los colores
planos. El dibujo, esquemático, supone un proceso de intelectualización de
la realidad.

Cerámica de Zuheros.

5000-4000 a. C.
Museo Arqueológico.
Córdoba.

Esta vasija se fecha a finales del V milenio a. C. Se halló en la cueva de los


Murciélagos de la localidad de Zuheros (Córdoba). Es una de las
manifestaciones mas genuinas de la cultura material del Neolítico andaluz.
La sociedad neolítica, agrícola y ganadera. no sólo buscó en su producción
artesanal la funcionalidad de los objetos, sino que muestra inquietudes
artísticas, preocupándose de dotarlos de un bello aspecto exterior, como
este ejemplar, elaborado mediante la técnica del modelado, decorado con
incisiones geométricas y sobrepintado con rojo de almagra.

Dolmen de Soto

Periodo Calcolítico.
Trigueros. Huelva.

Es un enterramiento de tipo galería, de 21 m. de longitud, en forma de


cámara y corredor en "V", dispuesto sobre grandes ortostatos de granito,
arenisca y pizarra. Cronológicamente se encuadra en el Calcolítico, entre
3.000 y 2.500 años a. C. Los habitantes de esta cultura socialmente se
organizan en tribus o clanes y practican el rito funerario de inhumación con
enterramientos colectivos. En este recibieron sepultura ocho cadáveres
colocados junto a la pared, apareciendo grabados en algunos ortostatos.
El ajuar estaba compuesto de útiles líticos, hachas, cuchillos, etc., material
cerámico hecho a mano, material óseo y algunos fósiles marinos.

Dolmen de la cueva de Menga

Colcolítico Antiguo.
Antequera. Málaga.

Forma parte del conjunto e megalítico antequerano constituido por los


dólmenes de Menga, Viera y el Romeral. Esta arquitectura intenta crear un
espacio interior, a semejanza de las cuevas que hablan sido el lugar de
hábitat y enterramiento de los hombres prehistóricos. Estos, al trasladarse a
zonas llanas construyeron imitaciones de cuevas cuya cubierta adquiere
forma de cerro o túmulo. La cueva de Menga es una gran galería adintelada
con tres pilares en la cámara, sin proporciones regulares. La
monumentalidad de los ortostatos y la posición de los pilares exentos que
sostienen la cubierta de enormes losas planas, dan una gran amplitud a la
sala de esta tumba colectiva.

Poblado de los Millares

2700 a 1800 a. C.
Santa Fe de Mondújar. Almería.

Es el yacimiento más representativo de la Edad del Cobre. En 1892, inicia


la excavación Luis Siret. A partir de los anos cincuenta se han puesto al
descubierto parte de las murallas, edificios, tumbas de falsa cúpula con
corredor y los fortines de las colinas cercanas. La muralla exterior es la más
larga de la Europa del Cobre, posee unos torreones semicirculares
adosados. La puerta central esto protegida por dos torreones avanzados que
rodean un patio intermedio. El sistema constructivo, de mampostería, tiene
dos paramentos de piedras, las grandes colocadas en la base y el interior
relleno con guijarros y barro.

Ídolo-placa.

Periodo Colcolítico, 3000-2000 a C.


Museo Arqueológico.
Sevilla.

Es una pequeña placa de pizarra, hallada en Valencina de la Concepción


(Sevilla). De forma trapezoidal está decorada con ojos radiados y con una
especie de faldellín hecho a base de registros con triángulos lisos y
cuadriculados. La pieza, de simbología mágico-religiosa, está relacionada
quizá con el culto solar. Muestra en la decoración un estilo geométrico,
sencillo y plano, de finas líneas grabadas. El doble horadamiento en la
parte superior, ha hecho suponer que tuviera funciones de amuleto y en
otras ocasiones, de contrapeso de telar. Es pues una forma muy
esquemática de antropomorfismo, que no se preocupa aún del volumen.

Ídolo cilindro

Periodo Calcolítico 3000-2000 a. C.


Museo Arqueológico.
Sevilla.

Los ídolos-cilindros aparecen en todas las culturas mediterráneas siendo de


excepcional calidad los hallados en lo provincia de Sevilla. Se les atribuye
carácter sagrado como dioses tutelares o funerarios, ya que se han
encontrado tanto en poblados como en dólmenes. A diferencia de los ídolos
placa, muestran un volumen y corporeidad que se acerca a la figura
humana. Realizados en piedra, muestran como rasgo fundamental unos
óculos radiados, de sismología divina y solar, igualmente aparecen cejos,
barba y cabellera. El estilo es geométrico y abstracto y de depurada técnica
incisa.

Ídolo antropomorfo

Periodo Calcolítico (3000-2000 a. C.).


Museo Arqueológico.
Sevilla.

Encontrado en Valencina de la Concepción (Sevilla), supone una evolución


en la representación de los ídolos respecto a los anteriores, por cuanto la
figura humana es perfectamente reconocible, si bien muestra rasgos
anatómicos esquematizados (brazos cruzados, piernas juntas, insinuación
del ángulo inguinal y el sexo), esquematismo al que no es ajeno el mundo
mediterráneo. La cabeza, en cambio, repite los ojos aculados y el
tratamiento geométrico de los cabellos, propio de los ídolos placa y de los
ídolos cilindro, El material utilizado es el hueso que condiciona el tamaño
de la figura.

Vaso campaniforme

Periodo Calcolítico.
Museo Arqueológico.
Sevilla.

La cultura del Vaso campaniforme unificó, a fines del Calcolítico amplias


zonas del continente europeo. Los vasos campaniformes son de pequeño
tamaño y deben su nombre a la forma acampanada de la baca. Esta
cerámica se caracteriza además, por una profusa decoración geométrica,
dispuesta en bandas, incisa y con relleno de pasta blanca, que confiere a las
piezas una peculiar bicromía. Su hallazgo en enterramientos hace suponer
que sus funciones, mas que relacionadas con la vida doméstica o cotidiana,
serían objetos destinados a la celebración de ritos funerarios: libaciones,
ofrendas, etc.

Antigüedad colonización

Sarcófagos antropoides fenicios.

Siglo V a. C.
Museo Provincial.
Cádiz.

Bellas manifestaciones del sincretismo cultural de los pueblos ribereños del


Mediterráneo al que tanto contribuyó la talasocracia fenicia. Ambos
ejemplares funden una tipología egipcia de sarcófago con el empleo de
material (mármol) y técnica escultórica griega. Se piensa que proceden de
un taller griego del sur de Italia. Son enterramientos austeros, sin apenas
tesoros, respondiendo a la mentalidad fenicia. Iconográficamente son
retratos individualizados, si bien con somero tratamiento de los rasgos
fisionómicos y anatómicos. Las figuras portan objetos funerarios de origen
griego y egipcio: el masculino lleva una granada y el femenino un vaso de
perfume.

Exvoto de la diosa Astarté

Siglo VII a. C.
Museo Arqueológico.
Sevilla.

Los exvotos fenicios de bronce, cuyos hallazgos han sido abundantes en


nuestras costas, eran objeto de comercio por el Mediterráneo y denotan los
procesos de aculturación que tuvieron lugar entre los pueblos ribereños de
dicho mar. Producto de talas interinfluencias culturales, esta Astarté, diosa-
madre fenicia, muestra evidentes rasgos del arte egipcio en el cabello, en la
actitud hierática, etc. La escritura en alfabeto fenicio que figura en el
escabel de la estatua contiene datos sobre el donante del exvoto.

Jarro piriforme

Tartessos. Siglo VI-V a. C.


Museo Provincial.
Huelva.

Forma parte del conjunto de piezas que constituían el ajuar de la tumba


tartésica de la necrópolis de La Joya. De 25 cm. de altura y hecha en
bronce presenta detalles decorativos en la boca y en el asa zoomorfas,
constituidos por una cabeza de cérvido de poca edad y en actitud de celo,
con la boca entreabierta, el asa que muestra una cabeza equina de boca
cerrada, se apoya sobre el cérvido y en la que se observa el dibujo de crines
y cabestro rematando en una palmeta fenicia de trece pétalos, volutas en el
arranque y moldura central. A la altura del arranque de la palmeta un
baquetón recorre la superficie de la jorra que está elaborada en varias
piezas soldadas.

Bronce "Carriazo"

Hacia el 600 a. C.
Museo Arqueológico.
Sevilla.
Pieza de bronce de la cultura tartésica, De composición simétrica
representa a una diosa, quizá Astarté, protectora de la naturaleza y de la
vida flanqueada por dos prótomos de ave con las alas extendidas. El
conjunto debió ser un colgante ornamental o bien debió formar parte del
ornamento de un caballo. La disposición del peinado de la diosa recuerda a
la diosa Hathor egipcia. Debe su nombre al profesor Carriazo que lo
recuperó en un mercadillo.

Tesoro de el Carambolo

Primera mitad del siglo VI a. C.


Museo Arqueológico.
Sevilla.

Este conjunto de joyas tartésicas debió pertenecer a un personaje relevante


de la política o de la clase sacerdotal o bien pudo ser una ofrenda u
ornamento de alguna figura sagrada. La riqueza del conjunto ¡todas las
piezas son de oro), se corresponde con la fama de opulencia del reino de
Tartessos. Se compone de dieciséis placas rectangulares, dos pectorales,
dos brazaletes y una cadena con colgantes en forma de anillo signatario. La
decoración es menuda a base de círculos, glóbulos, rosetas etc. En la
ejecución de las diferentes piezas se observan rasgos orientales mezcladas
con elementos célticos centroeuropeos, todo ello propio del sincretismo
tartésico.

Cerámica griega.

400-350 a. C.
Museo Provincial.
Jaén.

Es un skyphos de importancia. Decorado con cenefa de ovas, grandes


palmetas con volutas bajo sus asas y escenas diferentes en ambas caras. En
ésta, aparecen dos jóvenes de perfil, mirándose y vestidos con himatión,
vestimenta más larga que ancha. En los vasos áticos son frecuentes las
imágenes de jóvenes atletas con sus mantos y separados por discos, que en
Atenas, junto con los frascos de perfumes y los estrígilos, son objetos
asociados al tiempo libre y a la educación. El mundo ibérico reutiliza estos
vasos, asociándolos a los ritos funerarios y añadiéndoles, a veces, una
tapadera ibérica que a modo de casa en miniatura, servia para albergar las
cenizas de un difunto.

Antigüedad cultura ibérica


Cabeza de guerrero ibérico

Siglo V a. C.
Museo Provincial.
Jaén.

Cabeza con casco heroico en el que se observa las patas de un felino que
serviría de arranque a un elevado penacho que ensalza su noble y serena
figura. Los ojos almendrados y los rasgos de la cara, están tan bien
modelados en piedra, que la técnica parece la de un artista del barro. El
hieratismo de su rostro es propio del lenguaje heroico de las culturas
mediterráneas de este periodo. Fue encontrada en las tierras que miran a la
Vía Heraclea, en Porcuna, la Obulco romana y en el paraje del Cerrillo
Blanco. Apareció, junto con otras esculturas rotas, en un gran hoyo tapado
con grandes losas de piedra como si de personas difuntas se tratara.

Grifomaquia

Cultura ibérica. Siglo V a. C.


Museo Provincial.
Jaén.

Pertenece al conjunto escultórico encontrado en el Cerrillo Blanco de


Porcuna. Representa la lucha fantástica entre un guerrero ibérico y un grifo,
monstruo fantástico con cabeza, alas y garras de águila, y cuerpo y cuartos
traseros de león, introducido en la península por fenicios y griegos.
Simboliza la vigilancia y el valor en la sociedad ibérica, el grifo se asocia al
mundo de ultratumba, en contextos funerarios. El guerrero con una ligera
túnica y cinturón, se enfrenta cuerpo a cuerpo al monstruo, al que pretende
someter, cogiéndolo de una de las orejas y del hocico. El tipo de grifo
representado en Porcuna, se enmarca en las producciones ibéricas de
influencia griega.

Toro ibérico de Porcuna

Siglo V a. C.
Museo Provincial.
Jaén.

Escultura exenta realizada en piedra caliza, de rasgos estilizados, dado que


costillas, melenas y músculos de los cuartos traseros, están trazados con
incisiones. Representa a un toro, símbolo de la fecundidad. Llevaría
cuernos metálicos postizos y en los orificios que se aprecian en distintas
partes del cuerpo, se les incrustarían probablemente apliques metálicos para
darle categoría de animal sagrado y mitológico. Este doble carácter, mítico
y fecundador, está reforzado por una palmeta trilobulada que se dibuja en
su frente. La mezcla de la naturaleza animal con la vegetal adquiere en la
sociedad ibérica, un carácter superior y divino.

Urna funeraria ibérica

Siglo IV a. C.
Museo Provincial.
Jaén.

Recipiente monocromo periforme y con asas verticales. Es una de las


formas más características de las producciones ceramísticas de los iberos.
Se singulariza por su sistema de cierre: cuerpo y tapadera forman una
unidad que se acopla perfectamente. El cierre se hermetiza con unas
orejetas perforadas que posibilitan el paso de una cuerda o alambre. Se sabe
de su doble función, doméstica y funeraria, por contextualizaciones
similares. Los iberos, como otros pueblos mediterráneos de la Edad del
Hierro, incineraban a sus difuntos y arrojaban a la hoguera objetos
domésticos, de caza o de guerra. Las cenizas y los restos de los objetos se
guardaban en recipientes como éste.

León ibérico de Nueva Carteya

Siglos V-IV a. C.
Museo Arqueológico.
Córdoba.
La cronología es difícil de precisar debido a la descontextualización de su
hallazgo como la de la mayoría de las piezas de su género, Forma parte de
un importante núcleo ibérico que se localiza al sur de Córdoba, entre las
localidades de Baena, Nueva Carteya, Santaella y otras. Elaborado en
piedra caliza local, tiene la talla imprescindible que le dota de una anatomía
sumaria, con algunos detalles en la melena y las fauces, resaltados para
dotarle de aspecto fiero, como correspondía a este tipo de representaciones
que tuvieron una finalidad apotropaica o protectora de las tumbas ibéricas.

Exvotos ibéricos de bronce

Siglo IV-III a. C.
Museo Provincial.
Jaén.

En un lenguaje directo, los 22 iberos ofrecían a sus dioses estas figurillas o


exvotos con formas diversas, en agradecimiento de un beneficio, o para
implorar una curación personal o propiciar un bien a un animal doméstico y
asociado a la guerra, como lo era el caballo. En estas figurillas destacan la
estilización de los rasgos, el estrechamiento de lo cintura, facciones
desproporcionadas y el influjo idealizador griego. Se fabricaban con la
técnica de la cera perdida, por lo que cada una era distinta. El modelo de
cera recubierto de barro, se calentaba hasta derretir la cera y dejar un molde
de arcilla cocida en el que se vertía el bronce.

Dama de Baza (copia)

Siglo IV a. C.
Museo Arqueológico.
Granada.

Escultura ibérica, de piedra caliza, estucada y policromada, cuyo original se


conserva en el Musco Arqueológico Nacional, de tamaño natural y sentada
en un trono con respaldo de aletas. Deidad relacionada con el mundo
funerario, con manto, túnica y dos sayas. Se adorna con espectaculares
joyas: pendientes, gargantillas y collares: se cubre con cofia y en la mano
porta la cabeza de un pichón. Esta escultura posee una cavidad posterior
que contenía cenizas de un difunto, función de urna cineraria, que debió de
ser usual en los enterramientos de personajes de cierta relevancia social, tal
es el caso de la Dama de Elche con lo que se relaciona.

Antigüedad romanización

Foro

Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia.


Siglo II a. C.
Tarifa. Cádiz.

La ciudad alcanza su apogeo en el siglo I, con el emperador Claudio. El


foro, situado entre una vía decumana y dos cardines, era un recinto cerrado
que aglutinaba la vida religiosa y administrativa, De forma rectangular, está
pavimentado con grandes losas de piedra y se advierten vestigios de
pórticos, un arca de triunfo, edificios civiles y basamentos. En el lado norte
predomina la función religiosa, con tres templos próstilos dedicados a la
triada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva), destacados sobre una terraza,
Una gran exedra formaba la fuente o ninfea. En el lado sur, la basílica se
abría al foro mediante tres puertas.

Calle porticada

Siglo II d. C.
Conjunto Arqueológico de Itálica.
Santiponce. Sevilla.

Urbanísticamente, Roma plantea las ciudades dentro de un perímetro y de


acuerdo con un plano ortogonal con dos calles principales que se cruzan, el
cardo máximas (dirección N/S) y el decumanus (dirección E/O), en la
intercesión de ambas se situaba el foro. El cardo maximus de Itálica
(ciudad fundada por Escipión en el siglo III a. C.) es un espléndido ejemplo
de trazado viario por su anchura, sólida pavimentación (losas de Tarifa) y
la particularidad de anchas aceras porticadas que protegían de los rigores
del clima.

Anfiteatro

Siglo II d. C.
Conjunto Arqueológico de Itálica.
Santiponce. Sevilla.

Es uno de los más importantes monumentos de todo el Imperio. Construido


por encargo del emperador Adriano, por su tamaño es el mayor de los
conocidos exceptuando el Coliseo de Roma, tenía capacidad para 25.000
espectadores. Ubicado en la ampliación de la nova urbs, programaba
espectáculos de carácter lúdico, como luchas de fieras (venatlones), de
gladiadores (ludí gladiatorum), etc. Muy expoliado a través del tiempo,
conserva parte de la cávea o graderío, así como la arena con la fosa y las
galerías de acceso a la misma. El anfiteatro, construido de hormigón,
estuvo recubierto de placas de mármol que debieron conferirle gran
suntuosidad.

Teatro romano de Acinipo

Siglo I a. C.
Ronda. Málaga.

Se sitúa en el paraje de Ronda la Vieja formando parte de una ciudad


romana anterior de la que se conservan restos de edificios y zonas urbanas
como el foro, las termas y el teatro. Éste ha sido descrito por todos los
estudiosos de antigüedades andaluzas desde el siglo XVII, siendo una
muestra de que la Romanización llegó a los lugares más apartados. El
graderío se asienta en el firme natural de la roca mientras que el muro de la
escena está construido de sillería bien labrada que se ha conservado durante
2.000 años. El frons scenae estaría dotado de un doble orden de columnas
pero en disposición muy plana como la mayoría de los teatros andaluces de
la época de Augusto.

Tumba de Servilia

Siglo I.
Época de Augusto.
Necrópolis de Carmona.
Carmona. Sevilla.

El recinto funerario de Carmona, de profunda raíz púnica y posteriormente


romanizado, es el más extenso hallado en Andalucía, contando además con
una variada tipología de enterramientos. La blanda piedra de los alcores de
la zona facilitó la excavación y construcción de esta arquitectura funeraria.
La muestra más monumental es la tumba de Servilia, perteneciente a una
familia aristocrática. El enterramiento, de influencia helenística, se articula
en torno o un peristilo, similar al de una casa patricia, con distintas
dependencias rituales. La tumba se decoró con pinturas para encubrir la
tosquedad de la piedra y contó con esculturas (retrato de Servilio Pollio,
estatua de Servilia).

Tumba del elefante

Siglo I d. C.
Necrópolis de Carmona.
Carmona. Sevilla.

Tumba de interesante disposición a base de espacios abiertos y recintos


rupestres. Están presentes en ella los cultos mistéricos orientales que
relacionan la resurrección con la llegada de los rayos solares en el solsticio
de invierno a la cámara del fondo, a través de un orificio practicado en la
roca. Esta tumba debe su nombre a la presencia, en la pequeña cámara
funeraria, del elefante unido también con el culto de Cibeles y Attis. Esta
tumba alberga igualmente una imagen de la diosa fenicia Tanit (Astarté) en
forma de betilo o piedra ovoidea que nos muestra la tendencia anicónica de
tradición púnica presente en la romanizada Carmo.

Mosaico de los pájaros

Siglo II d. C.
Conjunto Arqueológico de Itálica.
Santiponce. Sevilla.

El mosaico, de origen helenístico, es adoptado por los romanos como


pavimentos de lugares públicos y de casas señoriales. Para su elaboración
se aplicaban diferentes técnicas (opus signinum, tesellatum, vermiculatum,
sectile) y variada tipología, tanto en su diseño como en lo temática. Este
mosaico, de “opus tesellatum" y bella policromía, corresponde a la Casa de
los Pájaros, la más conocida de Itálica y en él, el autor organiza la
composición en cuadros con diferentes tipos de aves relacionadas con
Orfeo, que quizá ocuparía el cuadro central de la composición.

Mosaico

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.

Se muestra aquí otra tipología de mosaico, denominada "opus sectile", cuya


técnica consiste en sustituir las teselas por placas o fragmentos de mármol
recortado formando bellas combinaciones geométricas de variados colores.
Este tipo de mosaico se emplearía más profusamente en la época del Bajo
Imperio y se destinaba generalmente a lugares públicos por ser más
duraderos y de fácil reposición en caso de deterioro. El conjunto
Arqueológico de Itálica ha proporcionado los mejores ejemplares de "opus
sectile" hallados en España.

Efebo

Siglo I d. C.
Museo Municipal.
Antequera. Málaga.

Dentro de la escultura decorativa romana destaca este bronce que se


encontró en una villa rústica de la comarca. Representa a un muchacho de
los que solían participar en las fiestas y banquetes romanos como
servidores de las mesas o portadores de lámparas y guirnaldas. El efebo de
Antequera, de blanda anatomía y de actitud ausente, se conserva
prácticamente intacto con algún deterioro. Entre sus manos sostendría una
guirnalda de flores quizá de plata. Aunque este tipo de piezas son de
inspiración helenística, el género estuvo muy extendido entre los romanos
como símbolo de lujo y riqueza.

Efebo de Chirivel

Finales del siglo II.


Museo Arqueológico Provincial.
Almería.

Procedente del yacimiento arqueológico de El Villar, próximo al pueblo de


Chirivel, en la comarca de los Vélez, esta escultura representa a un joven
desnudo de 1,30 m de altura realizada en mármol blanco acompañado de un
animal. De somera anatomía y de factura algo tosca, es quizá de ejecución
local, no obstante muestra rasgos helenísticos. Probablemente adornaba la
villa bajo imperial denominada "Ad Morum" que aparece citada en el
Itinerario Antonino, construida en torno a la Vía Augustea.

Mitra y el toro

Siglo a d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Córdoba.

Su aparición se produjo de forma casual en la villa romana de la Fuente de


las Piedras en Cabra. Se trata de la advocación divina de una de las
numerosas religiones mistéricas de origen oriental que penetran en el
Imperio Romano durante el siglo II, en este caso el dios Mitra se representa
sacrificando al toro. Escultura en mármol, de bulto redondo aunque con
visión preferente frontal, como corresponde a una imagen destinada a ser
colocada en un retablo de los llamados "mitraicos".

Diana de Itálica

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.

Diosa cazadora y con advocaciones astrales, esta escultura es copia de un


original helenístico. Asociada en la Bética con el culto imperial, su carácter
de escultura destinada a un templo o mejor, a los pórticos del teatro, le
confieren una expresión serena y distante y una monumentalidad
majestuosa. El escultor aplica a la escultura un leve contraposto, haciendo
apoyar la pierna izquierda en un tronco revestido de una piel caprina,
alusión, lo mismo que la diadema de media luna, a las distintas
advocaciones de la diosa. Una técnica depurada de esculpido distingue
matices en el tratamiento de los pliegues de la túnica, de la piel caprina, del
trazado del cabello y en la minuciosidad del calzado.

Mercurio de Itálica

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.
Procedente del área del teatro, se considera una escultura trasunto del
Apolo de Belvedere de Leocares, si bien adaptado a la iconografía y
atributos propios de Mercurio, mensajero de las dioses, dios del comercio y
los viajes. Esta divinidad se representa desnuda, con los pies alados, con
clámide y por tanda al niño Baco, del que apenas se conservan algunos
vestigios en la citada clámide, así como una lira junto al tronco que sirve de
apoyo a la pierna derecha. Por su belleza praxiteliana y fina ejecución está
considerada como una de las piezas más significativas del Clasicismo
romano en Hispania.

Trajano heroizado

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.

Encontrada en las termas menores de Itálica, ciudad natal del Emperador,


esta escultura muestra a Trajano divinizado al modo helenístico, es decir,
desnudo y portando la clámide al hombro. Esta iconografía imperial
cumplía funciones de propaganda política reforzando el poder autocrático
del Emperador. El soporte dorado que aparece en la diapositiva forma parte
del discurso museográfico adoptado para la exposición temporal sobre el
"MMCC Aniversario de la Fundación de Itálica" (Museo Arqueológico
1.995).

Venus de Itálica

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.

Escultura cultual de 2,11 m de altura, que muestra un bello desnudo


femenino de depurada ejecución, exponente de las altas cotas alcanzadas
por el clasicismo adrianeo. Reproduce el modelo iconográfico helenístico
de la Afrodita Anadyomene, naciendo de las aguas, que entronca con la
antigua deidad fenicia de Astarté, diosa del mar y la navegación. La pureza
de líneas de la diosa contrasta con los claroscuros de los pliegues del manto
y los atributos de esta divinidad: el delfín y la hoja de colocasia. Es una de
las mejores piezas escultóricas halladas en Itálica.

Retrato de anciano

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.

La retratística es un género notable en el mundo clásico. En Grecia fue


fundamentalmente vehículo de propaganda política, heroizando y/o
divinizando a los personajes. En Roma, además del retrato oficial, la
retratística se divulga entre capas sociales más amplias. El culto doméstico
a los antepasados contribuye a potenciar el retrato realista, basado en las
mascarillas mortuorias. Este "hombre con verruga" es un curioso ejemplo.
Pertenece a la época del emperador Trajano y fue encontrado en Itálica en
1985.

Retrato de Adriano

Siglo II d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Sevilla.

El busto del Emperador, de mármol y sobre una pequeña basa, aparece con
la coraza militar y paludamentum. El rostro idealizado muestra una leve
sonrisa y serena mirada. El tratamiento del cabello, con la técnica del
trépano, así como la barba rizada son representativos de una tipología de
retrato oficial iniciada en esta época, que continuará en el Imperio durante
el mandato de Marco Aurelio y será imitada por la retratística privada.

Escultura de bronce thoracata

Siglo II.
Museo Provincial.
Cádiz.

Procedente de la isla de Sancti Petri, probablemente se encontraba en el


templo de Hércules. Recoge la iconografía del retrato de Augusto de la
"Prima Porta", en la que se representa la heroización del emperador como
conductor de los ejércitos, por lo que aparece la imagen thoracata, es decir,
con la vestimenta militar de coraza y faldilla corta. La coraza presenta una
elegante decoración de candelero, un animal fantástico y una cabeza del
dios Océano.

Sarcófago paleocristiano

Siglo IV.
Museo Provincial.
Cádiz.

Procede de la necrópolis de Carteia. Por su decoración se integra en la


tipología de sarcófago de "strigila", usados éstos como elementos
decorativos sinuosos que se disponen en una secuencia repetitiva. La
tendencia anicónica de este sarcófago se rompe con el tema figurativo
central, consistente en un árbol y un cordero, que en el mundo pagano de
Roma respondía al llamado "tema pastoril", iconografía que el Cristianismo
asume como símbolo del sacrificio de Cristo. La situación preeminente de
este motivo en el sarcófago hace pensar que fuera paleocristiano.

Sarcófago paleocristiano

Siglo IV d. C.
Museo Arqueológico Provincial.
Córdoba.

Procede de la necrópolis romana de la zona de El Brillante, en Córdoba, Se


trata de una pieza excepcional ejecutada en Roma y trasladada a Corduba
Colonia Patricia. Sigue la tipología de los sarcófagos de época pagana, el
frente se divide mediante columnas entorchadas en cinco compartimentos
adoselados que albergan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, con
sentido narrativo y simbólico. Se pierde la proporción clásica. En la parte
superior figuran temas marinos de origen romano adaptados al
Cristianismo. Al parecer los rostros de los personajes fueron mutilados en
época musulmana.

El buen pastor

Siglo IV d. C.
Casa de Pilatos.
Sevilla.

El Cristianismo adopto la figura del moscóforo de la Antigüedad clásica,


como una reinterpretación de Jesucristo como Buen Pastor. Posiblemente
es una pieza procedente de Italia por su fino factura y su relación con la
estatuaria tardorromana. La escultura presenta una escala equivalente a la
mitad del tamaño natural, en ello se advierte cierto movimiento y
contraposto frente a la frontalidad de otras figuras del mismo tema, tales
como las halladas en Gádor (Almería). El interés de esta tipología de
escultura radica en los escasos hallazgos, contando Andalucía con tres de
ellos.
Edad media convivencia de culturas.

Cancel visigodo.

Hacia el siglo VII.


Almonaster la Real. Huelva.

Pudo formar parte de un Iconostasio.

Es una interesante pieza de 1,39 m. de altura y 0.69 m. de ancho. Situada


en el interior de la mezquita, procedería probablemente de una antigua
iglesia cristiana. Presenta un solo frente decorado con tres bandas
longitudinales, la interior más estrecha y cruzadas en sentido transversal
por otras doce. En los cuadros que se originan aparece como motivo
decorativo espigas de tres hojas labradas. Se adorna con una cenefa de
roleos y rosetas que recorre el borde de la pieza. Estos temas decorativos
son muy comunes en los talleres visigodos del suroeste peninsular.

Placa visigoda.

Siglo VI.
Museo de S. Vicente. Mezquita-Catedral.
Córdoba.

Encontrada en el subsuelo de lo Mezquita evidencia las raíces preislámicas


del solar de la mismo. Esta pieza guarda relación con un ejemplar completo
hallado en Mérida y tonto en la técnica como en la temático evidencia
influencias bizantinas. Es una placa-nicho que presenta un tema
cristológico en el que aparece la figura incompleto de un crismón rematado
por una concha o venera y enmarcado el conjunto por una cenefa de
vegetales esquematizados.

Planta de la mezquita catedral.

Siglos VIII-X.
Córdoba.

De forma rectangular, con dimensiones de 180 x 130 m. y una superficie


total de 23.400 metros cuadrados, el plano de la Mezquita-aljama de
Córdoba tiene una orientación heterodoxa, en sentido norte-sur. En el plano
se distinguen el esquema general del edificio, con el núcleo primitivo y las
sucesivas ampliaciones de época musulmana, así como los añadidos
cristianos. Las partes fundamentales del conjunto son el sahn o patio de las
abluciones, en cuyo muro norte se sitúa el alminar, el haram o sala de
oración cubierta, el moro de la quibla y en él, el mihrab.

Exterior de la Mezquita-Catedral.

Siglos VIII-X.
Córdoba.

Corresponde a la parte occidental del conjunto de la Mezquita en sentido


norte-sur, desde lo fundación de Abderramán I hasta la ampliación de
Alhaquen II. El nivel del templo va subiendo en altura a medida que se
desarrolla hacia el sur, consecuencia del aterrazamiento del terreno cuya
rasante original es inclinada. Esta fachada está dividida en cuatro tramos
mediante contrafuertes y se sitúan en ella las portadas más antiguas, entre
ellas la que comunicaba la Mezquita con el viejo Alcázar de los califas. El
uso de la piedra, el aspecto de fortaleza, el remate a base de merlones
escalonados y la sobriedad del conjunto relacionan la construcción de la
Mezquita con la arquitectura omeya de Siria.

Cubierta de la Mezquita-Catedral.

Siglos VIII-X.
Córdoba.

Abarca todo el conjunto del edificio desde la primera parte de la Mezquita


de Abderramán I a la ampliación de Almanzor, siguiendo siempre el mismo
esquema. Se trata de una sucesión de tejados a doble vertiente que apean
sobre los muros que forman en el interior del templo la distribución en
naves. Hay pues tantos tejados como naves. Su orientación norte-sur es
consecuencia de la orientación primitiva del edificio, quedando entre cada
dos tejados unas canalizaciones con la inclinación suficiente para la
evacuación de las aguas pluviales a través de unas gárgolas que vierten al
Patio de los Naranjos.

Puerta de San Esteban.

785-855.
Mezquita Catedral.
Córdoba.

Sirve de acceso a la parte fundacional del edificio, la mezquita de


Abderramán I. En época musulmana era llamada "Babal-Uzara" o "puerta
de los visires". Sobre un sencillo dintel se desarrolla un arco de herradura,
con dovelas a dos colores enmarcado por un alfiz. Hay opiniones que la
consideran como la entrada de la primitiva basílica de San Vicente y la
relacionan tipológicamente con la Puerta Aurea del Palacio de Diocleciano
en Espalato. Fue terminada en tiempos del emir Muhammad I, como reza la
inscripción en árabe que aparece en la misma portada.

Haram.

Siglos VIII-X.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

El haram es la sala que acoge a los fieles para la oración, con una
concepción del espacio genérico y neutro, acorde con la idea de lo
omnipresencia difusa de Dios. En Córdoba presenta la novedad de
conformar las naves perpendiculares al muro de la quibla. Desde la
fundación de la Mezquita-aljama por Abderramán I (año 785) se sientan las
bases de la estructura del edificio, que se repetirá en sucesivas
ampliaciones hasta llegar a su configuración definitiva, una gran sala
hipóstila de 19 naves, autentico "bosque de columnas", de bellas
perspectivas. Las columnas son material de acarreo romano y visigodo y es
característica la bicromía blanca y roja de sus arcos.

Detalle de la arquería.

Siglos VIII-X.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

La Mezquita presenta un interesante sistema sustentante en el que se


invierte el orden lógico de los soportes: sobre la columna se dispone un
cimacio troncopiramidal en el que descansa un pilar de mayor sección que
aquella, a través de modillones de rollo. Fijado así un plano general de
impostas, el templo se desarrolla en altura mediante una doble arquería: un
arco de medio punto en el cuerpo superior y otro de herradura que, a modo
de tirante, da estabilidad al conjunto. Esta solución estructural a la vez que
decorativa, es una muestra del sincretismo cultural islámico que se inspira
en el acueducto romano de los Milagros de Mérida y en la arquitectura
visigoda (arco de herradura).

Capilla de Villaviciosa. Bóveda.


962-965.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

Es una de las bóvedas-lucernario concebidas para iluminar el oratorio en la


ampliación de Alhaquen II, consistente en la elevación de la cubierta para
provocar la entrada de luz a través de vanos laterales. La bóveda nervada es
una innovadora solución arquitectónica, que aparece en Córdoba mucho
antes que en Francia en la que "se mezclaban la invención tecnológica y
una delicada geometría" (R. Moneo). Los nervios generan entre ellos unas
estructuras triangulares, salvo en el centro donde resulta un cuadrado,
decorado con una pequeña cúpula gallonada. Este sistema se consolida
como bóveda califal teniendo gran repercusión en la arquitectura posterior.

Arcos de la Capilla de Villaviciosa.

Siglo X.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

Da paso a la maqsura o zona que precede al mihrab, destinada al califa y a


las autoridades. Se construye en la ampliación de época de Alhaquen II. En
ella se plantean innovaciones arquitectónicas experimentadas en Medina-
Azahara, que influyen poderosamente en la arquitectura hispano-
musulmana posterior. Estas innovaciones consisten en un entrecruzamiento
de arcos lobulados, enmarcados en un alfiz. El sistema, de inspiración
oriental, determina la composición de pantallas de delimitación del espacio,
según C. Ewert, al tiempo que ejercen una función decorativa. El conjunto
se adorna mediante una elegante decoración de yeserías.

Bóveda de la Maqsura.

Siglo X.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

De los tres bóvedas de la Maqsura, ésta es la que antecede al mihrab.


Repite el esquema de bóveda lucernario, característico de la Mezquita. De
una base cuadrada, en cuyos ángulos se sitúan cuatro nichos a manera de
trompas, se pasa a un espacio octogonal. Sobre finas columnillas pareadas
descansan los arcos paralelas dos a dos, configurando en el centro un
espacio también octogonal que se cubre con una cúpula gallonada.
Mosaistas bizantinos realizan la deslumbrante decoración que invade todo
el conjunto. Las brillantes y coloristas teselas dan forma a motivos
geométricos, vegetales y epigráficos, que alcanzan textura de tapiz. Tal
esplendor realza este espacio sagrado destinado al Califa.

Portada del mihrab.

962-965.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

El mihrab es el punto de convergencia de la oración de los fieles en el


mundo islámico. En la mezquita de Córdoba es un pequeño espacio de
planta octogonal, precedido por esta espléndida portada. Un doble alfiz con
decoración epigráfica alusiva a la construcción de la ampliación de
Alhaquen II, enmarca el arco de herradura califal que da acceso al citado
mihrab y el paramento se corona con un friso de arcos ciegos
polilobulados. La portada destaca especialmente, por su suntuosa
decoración musivaria realizada por artesanos bizantinos que conjuga
motivos de ataurique y de epigrafía cúfica en una elegante composición,
verdadera sinfonía de colores, de perfecta ejecución técnica.

Bóveda del mihrab.

962-965.
Mezquita-Catedral.
Córdoba.

El mihrab es un espacio octogonal en el que sobre sencillas placas de


mármol, se dispone un segundo cuerpo de arquería ciega trilobulada,
decorado con labor de ataurique y carenado por un friso epigráfico que
hace referencia a la construcción del mismo. Una elegante cornisa da paso
a esta espléndida cubierta en forma de concha o venera, elegante y de
reminiscencias clásicas que conserva restos dorados de su primitivo aspecto
a la vez que da fe del sincretismo cultural de los pueblos islámicos.

Portada del salón de Abderramán III.

Siglo X.
Conjunto Arqueológico de Medina Azahara.
Córdoba.

Medina Azahara es una ciudad palatina construida por Abderramán III en


las inmediaciones de Córdoba, situada en la falda del monte 'La
Desposada", se dispone en diferentes terrazas. Es un conjunto de
edificaciones públicas y privadas. El Salón Rico o de Abderramán III era la
sala de audiencias del Califa. De planta basilical, cuenta con una nave
transversal o pórtico de acceso que cuenta con una portada tripartita de
arcos de herradura y bella decoración. La reconstrucción del Salón se inició
en la década de los cincuenta, y consistió en reintegrar infinidad de
fragmentos de tableros decorativos en una estructura que pervivió a través
del tiempo sólo en su planta y en los arranques de los muros.

Salón de Abderramán III.

Siglo X.
Conjunto Arqueológico de Medina Azahara.
Córdoba.

Este Salón, de exuberante decoración mural, fue mandado construir por


Abderramán III entre los años 953-54 y 956-57, según aparece atestiguado
epigráficamente en el interior. Estructuralmente presenta una primera nave
transversal en sentido este-oeste, a la que se accede desde el exterior a
través de una portada de cinco arcos, y tres naves longitudinales, en sentido
norte-sur, comunicadas entre si por dos baterías de arcos de herradura sobre
columnas. Todos los muros interiores, incluso parte del dovelaje de los
arcos, aparecen cubiertos por tableros decorativos en piedra, predominando
la labor de ataurique, además de motivos geométricos y epigráficas.

Tablero decorativo.

Siglo X.
Conjunto Arqueológico de Medina Azahara.
Córdoba.

En el conjunto del programa decorativo contenido en los tableros murales


del Salón de Abderramán III, destaca, tanto por su frecuencia, como por su
valor artístico, el hom o árbol de la vida como tema en atauriques. La
simetría que se impone en este tipo de representación es una constante en
las manifestaciones artísticas del Mediterráneo. El eje o tallo sirve para
imponer disciplina al pareado de motivos o conjuntos de motivos vegetales
y es muy apreciado en el diseño ornamental islámico. Sin embargo, a pesar
de esta omnipresencia en la decoración islámica, el árbol de la vida está
presente en fases artísticas precedentes como en el arte sasánida, romano o
bizantino

Ciervo de Medina Azahara.


Siglo X.
Museo Arqueológico Provincial.
Córdoba.

Es una obra maestra de la metalistería califal de los talleres de Medina


Azahara. Encontrada en las ruinas de la ciudad, quizá sirviera
originariamente como surtidor de una fuente, pues dispone de orificios que
permiten el paso del agua. Este ciervo pudo formar parte de un conjunto de
animales dispuestos en circulo como en la fuente del Patio de los Leones.
La figura zoomorfa se cataloga como ciervo por los orificios que tiene en la
parte superior de la cabeza y que servirían de ensambladura a la
cornamenta. El cuerpo se decora con elegantes roleos vegetales, incisos y
formando círculos donde se alojan hojas de palma.

Bote de Almoguira.

Siglo X.
Museo del Louvre.
París.

Píxide o huqqa procedente del taller de eboraria de Medina Azahara,


realizado por el maestro Halaf para Almoguira, hermano de Alhaquen II.
De forma cilíndrica y tapa cupulada, presenta toda su superficie decorada,
con motivos similares a la decoración de textiles, destacando cuatro
medallones polilobulados, contorneados por guirnaldas de hojas, en los que
se inscriben temas figurativos, con escenas cortesanas, luchas de animales,
etc. En el resto de la decoración junto al ataurique, aparecen animales
reales y fantásticos, de contenido simbólico. La tapa repite el mismo
esquema, si bien cuenta en su borde con un friso con una inscripción cúfica
alusiva a Almoguira.

Iglesia rupestre de Mesas de Villaverde.

Siglos IX-X.
Ardales.
Málaga.

En esta zona se conservan una serie de restos arqueológicos relacionados


con el caudillo Omar ben Hafsun y con la cultura mozárabe: fortaleza
medieval, necrópolis e iglesia rupestre. La iglesia rupestre de Bobastro,
parcialmente excavada en la roca, formaría parte de un monasterio
mozárabe situado en este escondido lugar. Consta de tres ábsides, el del
centro en forma de arco de herradura y los laterales cuadrados. Tiene
también un crucero y tres naves, una de ellas inacabada. La separación
entre las naves se establece mediante arcos de herradura y pilares
excavados en la roca. Hay otras iglesias rupestres en la provincia de
Málaga: en Alozaina, en Ronda y en Valleniza (Vélez-Málaga).

Interior de la Mezquita.

Siglo X.
Almonaster la Real. Huelva.

Esta mezquita construida en época de Al-Nasir, presenta rasgos


arcaizantes; el espacio interior de estructura basilical y ángulos
deformados, se distribuye en cinco naves desiguales orientadas en
dirección norte-sur y separadas por arcos de herradura dispuestos sobre
columnas y pilares de diversos materiales y formas. En el muro sur, el de la
quibla, se abre el mihrab. Al destinarse al culto cristiano se cambió la
orientación y se levantó en el muro de levante un ábside con dos tramos,
uno rectangular y otro semicircular.

Baños árabes.

Siglos X-XI.
Palacio de Villardompardo.
Jaén.

Estos baños o hamman ocupan casi 500 m cuadrados y su organización


responde a unos baños de vapor y masaje. Constan de un vestíbulo o
apoditerium, de una sala fría o frigidarium y de una sala templada o
tepidarium que es la que vemos. Sala cuadrangular, sorprende por el
entramado de arcos y columnas, de capiteles corintios y lisos, con una sola
fila de hojas de acanto, que sostienen una gran cúpula central de ladrillo
con lucernas estrelladas. La caldera se sitúa en la última sala o calidarium.
La temperatura alcanzada por el pavimento obligaba a utilizar calzado que
protegiera los pies; a veces se rociaba de agua el suelo recalentado para
aumentar la densidad del vapor.

El tesoro de Charilla.

Siglo X.
Museo Provincial.
Jaén.

Este tesoro hispano-musulmán fue encontrado en Alcalá la Real, en 1977.


Consta de 37 piezas de oro, de plata, cuentas de pasta vítrea y piedras;
entre ellas, cuentas de collar, botones, sortijas y 4 monedas de plata o
dirhames, de los períodos emiral y califal. La pieza más importante es la
diadema, fabricada en oro con técnica sencilla pero variada: repujado,
filigrana y granos soldados. Esta pieza de orfebrería y todo el tesoro nos
informa del gusto por las joyas que, pese a la prohibición religiosa, tenía la
sociedad andalusí del siglo X. Por otra parte, la joyería califal sólo la
conocemos por tesorillos encontrados como éste de Charilla o los
aparecidos en Loja (Granada) y Almería (Garrucha y Bentarique).

Mihrab y quibla de la Mezquita Mayor.

Siglo X.
Iglesia de San Juan.
Almería.

Esta mezquita sufrió varias ampliaciones y destrucciones hasta que con la


conquista de los Reyes Católicos en 1489 se convirtió en iglesia. En
reconstrucciones posteriores (1613 y 1647) se aprovechó el muro de la
quibla y el mihrab, que quedó como una pequeña capilla de la iglesia. El
muro de la quibla se conserva en gran parte de sus 45 m de longitud. Su
orientación es sur-sudeste. Su fabrica es de sillares de arenisca. Al mihrab
se accede por un arco de herradura que excede al semicírculo en algo más
de un tercio de radio. Alternan en él las dovelas lisas con los decorados. El
mihrab es de planta cuadrada y se cubre con cupulilla de ocho gallones que
alternan con otros tantos ángulos diedros excavados en piedra.

Recinto amurallado.

Siglo XII.
Niebla. Huelva.

Se levanta sobre una superficie de aproximadamente 16 ha aprovechandose


en su construcción antiguos sillares romanos visibles en los esquinas de los
torres y contrafuertes. Pertenece a la época de Abem Mahfot y se edificó a
partir de la muralla almohade existente, en la que se emplea el tapial de
tierra rojo. Los dos km de su perímetro están recorridos por cincuenta torres
rectangulares y dos octogonales y se abre al exterior por cinco puertos
dispuestos en recodo con el fin de incrementar la defensa, que reciben los
nombres de El Agua, la del Buey, Sevilla, Socorro y la del Embarcadero.
La Giralda.

Fines del siglo XII.


Sevilla.

Alminar de la antigua Mezquita Aljama construida en época almohade por


Ahmad ibn Baso y Alí ben Gomara. Este alminar es un prisma de airosos
proporciones, que se estructura en torno o un núcleo cuadrado. El acceso en
altura se articula mediante tramos alternos, horizontales y en rampa. En su
base se reutilizaron materiales de origen romano mientras que el resto de la
construcción se realizó en ladrillo. La decoración exterior combina vanos
geminados con elegantes paños de sebka. Similar a otros alminares
almohades norteafricanos (mezquita Kutubiwa de Marraquech y mezquita
de Hassan de Rabat), todos ellos herederos del antiguo alminar cordobés.

Patio de los Naranjos.

Siglo XII.
Catedral. Sevilla

Era el sahn o patio de las abluciones de la Mezquita Aljama almohade que


junto al alminar, fueron los elementos más significativos respetados a la
hora de la construcción de la catedral cristiana. De planta rectangular
conserva de la época almohade dos crujías porticadas de arcos de herradura
apuntados sobre pilares de ladrillo y se cierra con muro del mismo material,
reforzada con contrafuertes y rematado can merlones escalonados. Se
conservan así mismo algunas puertas y en el centro del patio se ubica una
fuente, posiblemente de origen romano.

Aldabón almohade.

Siglo XII.
Puerta del Perdón de la Catedral.
Sevilla.

La Puerta del Perdón que da acceso al sahn por el lado Norte y en el eje de
la nave central de la antigua mezquita, conserva los laminados de bronce
almohades con decoración de laceria, motivos vegetales y escritura cúfica.
En sus hojas penden sendos aldabones, singular muestra de la metalistería
almohade y bello ejemplo de la maestría musulmana en la técnica del
bronce fundido y cincelada. Estos aldabones se decoran con un delicado
trabajo de atauriques calados a modo de encaje, que recuerda
composiciones de tradición clásica y epigrafía de contenido coránico.

Patio del Yeso.

Periodo Almohade. Siglo XII.


Reales Alcázares.
Sevilla

Uno de los restos del primitivo Alcázar almohade es este patio rectangular
con alberca. Uno de sus lados, muestra una arquería integrada por un arco
central sobre pilares cuyas albanegas están decoradas por una red de curvas
entrelazadas, y a ambos lados arcos de tipo mixtilíneo sobre columnas con
capiteles califales que sostienen una riquísima decoración calada. Tras este
pórtico aparece un vano de herradura geminado decorado con palmas lisas
y sobre él aparecen dos celosías. El material utilizado, el yeso, da nombre
al patio. "Muchos son los motivos que aparecen por primera vez en este
patio y que luego serán tópicos en la arquitectura granadina"(Chueca
Goitia).

Torre del Oro.

Periodo almohade. Siglo XII-XIII.


Sevilla.

Torre albarrana que formaba parte de las defensas de la ciudad musulmana,


controlando el río. Se construye en tapial, ladrillo y sillares de piedra. De
planta dodecagonal, consta de tres cuerpos, el último añadido en el siglo
XVIII. La sobriedad del conjunto se aligera con una decoración de listeles,
típicos del arte almohade y una variada disposición de vanos que en la parte
superior del primer cuerpo se duplican y enmarcan entre arquillos ciegos.
Las albanegas se decoran con cerámica blanca y verde, utilizada par
primera vez en la Península. Se rematan los dos primeros cuerpos mediante
merlones y almenas.

Fachada de la iglesia de Santa Cruz

Siglo XIII.
Baeza. Jaén.
Esta Iglesia, aunque muy restaurada, es una excelente muestra del
románico tardío en el que se mezclan elementos románicos en el exterior y
góticos-mudéjares en el interior. La portada que pertenecía a la derruida
Iglesia de San Juan Bautista, fue trasladada a esta iglesia en los años 50.
Esta portada se abre con el característico cuerpo saliente de las
construcciones románicas. La puerta es abocinada con tres arquivoltas, la
segunda, desdoblada en dos finas molduras convexas o boceletes y entre
ellas, una línea cóncava con pequeñas bolas. Tiene tres columnas en ángulo
en el lado derecho, de fuste liso, de una sola pieza y capitel con hojas de
vid. Encima se abre un óculo con molduras concéntricas.

Alminar.

Siglos XIII y XIV.


Salares. Málaga.

En la Axarquía (zona oriental de Málaga) se conserva un conjunto de


alminares que formaban parte de una serie de mezquitas que fueron
reaprovechadas como iglesias después de la Reconquista. No obstante, se
conservaron los alminares si bien adaptándolos a la nueva función de
campanarios. Los más destacados de estos alminares en la provincia son los
de Archez y de Solares. Éste consta de dos cuerpos de planta cuadrada con
vanos rehundidos y cuyos muros exteriores se decoran con paños de sebka.
Su estilo se relaciona con el periodo almohade. Fue declarado Monumento
histórico-artístico en 1979.

Baños de Dª María de Padilla.

Siglo XIII.
Reales Alcázares.
Sevilla.

Tras la conquista de las tierras del bajo Guadalquivir, la monarquía


cristiana lleva a cabo una amplia labor constructiva de carácter palatino en
el recinto de los viejos alcázares sevillanos. Junto al Salón denominado de
Carlos V, estas galerías son una muestra de la arquitectura gótica civil del
reinado de Alfonso X el Sabio. Situadas bajo el patio del crucero, se
componen de tres naves, la del centro de once tramos con arcos ojivales y
bóvedas de crucería y las laterales más estrechas cubiertos con bóvedas de
cañón apuntado. Según Lambert, el Palacio Gótico de los Reales Alcázares
es la más importante construcción de este estilo en Andalucía.
Sinagoga.

Siglo XIV.
Córdoba.

Situada en el barrio de la Judería, fue construida en 1315, siendo su


fundador Yishaq Moheb. Tras la expulsión de los judíos en 1492, este
edificio albergó distintas instituciones, con las consiguientes adaptaciones.
En el siglo XIX, se descubren las yeserías primitivas y se declara
Monumento Nacional en 1885. El edificio consta de un vestíbulo y la sala
de oración. Desde el vestíbulo, por una pequeña escalera se accede a la
tribuna dedicada a la oración de las mujeres. La sala de oración tiene forma
casi cuadrada, decorada con ricas yeserías en los muros e inscripciones del
Libro de los Salmos. En el muro oriental un hueco se destinaba a contener
el arom o arca en la que se custodiaba el Pentateuco.

Vista general de la Alcazaba.

Siglos XI a XIV.
Málaga.

Mandada construir por Badis, rey de la taifa malagueña entre 1057 y 1063.
Su planta es alargada e irregular y se adapta a la forma del terreno. En ella
se emplearon como materiales sillares de caliza numulitica alternadas con
ladrillos, obteniéndose un efecto de bicromía. Su plano presenta un doble
recinto de murallas y en la zona norte se protege con una barbacana. Sus
elementos principales son las murallas, las torres y las puertas, que suelen
ser acodadas y con vanos de arcas de herradura. En el interior se construyó
un palacio fortificado que se ha considerado como un antecedente de la
Alhambra.

Portada de la Alcazaba.

Siglo XIV.
Almería.

La Alcazaba se construyó entre los siglos X y XIV. Fue usada como


fortaleza militar hasta 1810 con la invasión napoleónica. Está constituida
por tres recintos concéntricos. El primero es el más extenso y actuaba como
campamento y refugio de la población. La puerta principal se sitúa en la
vertiente Sur, construida en el interior de una torre casi albarrana. Se
accede mediante unas escaleras en zig-zag empedradas. Presenta un arco de
herradura apuntado de ladrillo, encuadrado en un alfiz.
Corral del Carbón.

Siglo XIV.
Granada.

Es la única alhóndiga que se conserva en España íntegramente. Granada


que tuvo una gran actividad comercial del siglo XI al XV, contó con varios
establecimientos de este tipo. Esta Alhóndiga Gidida (nueva) estaba
destinada a albergar a los comerciantes y sus productos. Cuenta con una
portada monumental y el patio de planta casi cuadrada presenta en el centro
un pilar de dos caños y galerías en sus tres pisos, formadas por pilares de
ladrillo los superiores y de piedra los inferiores y sobre ellas, zapatas de
traza sencilla. En estas galerías se distribuyen salas de pequeñas
dimensiones. También se utilizó como corral de comedias y casa de
vecinos.

Monasterio de Sta. Mª de la Rábida.

Siglo XIV.
Palos de la Frontera. Huelva.

Situado en la confluencia del Tinto y el Odiel, el monasterio franciscano de


estilo gótico-mudéjar consta de dos partes diferenciadas, la iglesia y el
convento, siendo la primera la parte más antigua del edificio (S. XIV). El
elemento externo más sobresaliente es la portada de ladrillo en su parte
baja y el resto en sillería. El vano central lo ocupa una puerta ojival con
arquivoltas y en la parte superior aparece una cornisa de canes en forma de
cabeza de león. A la parte conventual, de gran sencillez, se accede por un
arco de medio punto peraltado de ladrillo. El monasterio históricamente
vinculado al Descubrimiento de América fue declarado Monumento
Nacional en 1856.

Claustro. Monasterio de Sta. María de la Rábida.

Siglo XIV.
Palos de la Frontera. Huelva.

Construcción mudéjar de planta ligeramente rectangular, presenta una serie


de arcos de medio punto, peraltados y enmarcados en alfices que se apoyan
en columnas octogonales de ladrillo agramilado. En los muros perimetrales
del espacio porticado muestra pinturas en las que se combinan elementos
mudéjares con otros de influencia italiana. Con motivo del Cuarto
Centenario del Descubrimiento de América, estas pinturas fueron
restauradas por Velázquez Bosco. El segundo alzado del claustro se
construye posteriormente en el siglo XVIII.

Portada del Palacio de Pedro I el Cruel.

1364-1366.
Reales Alcázares.
Sevilla.

Esta portada, a modo de retablo, es una bella muestra de la simbiosis de


elementos cristianos y musulmanes y síntesis del mudejarismo peninsular.
En su construcción intervienen alarifes toledanos, granadinos y sevillanos:
el basamento de piedra es de mano cristiana, los dos arcos ciegos y la labor
de sebka son sevillanos, el friso de yesería y la inscripción cúfica de
azulejería blanca y azul es obra granadina y el tejaroz y el dintel de la
puerta son toledanos. La estructura de la portada es sencilla, simétrica y
plana, enmarcada por pilastras que se apoyan en columnas. El magnifico
alero, con su alicer entre salientes zapatas, presta énfasis majestuoso al
conjunto.

Puerta del Perdón. Iglesia de San Martín.

Siglo XVI.
Almonaster la Real. Huelva.

Es una bella portada ligada estilísticamente al estilo manuelino de las


iglesias rurales del Alentejo portugués. La puerta se organiza mediante
elementos ornamentales a manera de arquivoltas, que descansan en un alto
basamento troncocónico, lisa la interior, con rosetas la intermedia, de
reminiscencias románicas y con cable manuelino, la exterior. Esta portada
luce un gran arco conopial, pináculos laterales que descansan en grandes
ménsulas y una decoración vegetal a base de rosetas y troncos de palmera,
así como el escudo del arzobispo de Sevilla. El material utilizado fue la
piedra local.

Iglesia de Omnium Sanctorum.

Siglo XIV.
Sevilla.

El arte mudéjar más que un estilo artístico es exponente de lo convivencia


de dos culturas: la musulmana sometida y la cristiana vencedora. El
lenguaje formal de los estilos artísticos cristianos (en Andalucía, el gótico)
se funde con los rasgos plásticos y los materiales más baratos (ladrillo,
yeso y madera) de la tradición islámica, convirtiéndose así, el mudejarismo
en una constante artística, de gran arraigo popular y pervivencia en el
tiempo. Un ejemplo es esta iglesia en la que se advierten los caracteres
arriba mencionados: arco apuntado, puerta abocinada, puntas de diamante,
piedra (de tradición cristiana) junto al ladrillo, paños de sebka (de
procedencia almohade), etc.

Vista general de la Alhambra.

Siglo XIV.
Granada.

Alhamar, iniciador de la dinastía nazarí, funda una nueva ciudad-palacio


sobre la colina de la Sabika, por razones topográficas y estratégicas, cuya
construcción continuarían los monarcas Ismail, Yusuf I y Muhammad V.
Ubicada a 150 m de altitud con respecto a la parte baja de la ciudad,
presenta aspecto de fortaleza. Rodeada por una muralla de 1.400 m, doble
en algunos tramos, destaca en ella la Torre de la Vela. De arquitectura
sobria y desornamentada propia de la función defensiva y militar de su
primer momento, conforma un recinto de paz y seguridad, bases necesarias
para la futura vida de la ciudad palatina.

Planta de la Alhambra.

Siglos XIII al XV.


Granada.

La Alhambra se eleva sobre la colina de la Sabika, entre los ríos Darro y


Genil, adaptándose al terreno y sobre una plataforma que se extiende de E.
a 0. Es un recinto amurallado de más de 2.000 m, con un adarve y
reforzado por numerosas torres, entre las que destaca la torre-palacio de
Comares, y al que se accede por varias puertas, entre ellas la Puerta de la
Justicia y la del Vino. En el ángulo Este se sitúa la antigua Alcazaba y en el
resto del recinto se erige la ciudad palatina, sobresaliendo el palacio de los
Leones y el de Comares, articulados en torno a sendos patios. El conjunto
se completa con los jardines y pabellones del Generalife y en el siglo XVI
se construye el palacio de Carlos V.

Patio de los Arrayanes. Palacio de Comares de la Alhambra.


Siglo XIV.
Granada.

Iniciada la construcción por Ismail I, continuada por Yusuf I y terminada


por su hijo, Mohammad V, se llamó Patio de Comares en el siglo XVI y
desde el XVII se le llama de los Arrayanes, de los Mirtos, del Estanque o
de la Alberca. El Patio responde al tipo clásico arábigo andaluz, organizado
en torno a un estanque de agua estática, flanqueado por dos setos de mirto,
en torno al cual se articulan los espacios adyacentes: dos naves de
aposentos y en los testeros sendos pórticos de arcuaciones semicirculares,
seis de ellos con adornos de rombos calados ceñidos por fajos con
inscripciones de alabanza a Alá. En la galería norte se alza la torre de
Comares, de aspecto militar.

Nicho del Patio Comares de la Alhambra.

Siglo XIV.
Granada.

Este nicho de la fachada sur del Patio de Comares presenta una abundante
ornamentación de yesería que se extiende sobre el zócalo de alicatados
cubriendo la totalidad del muro. Desde el siglo XIV se empleó el
procedimiento de vaciado en escayola (alabastro en polvo), más rápido e
idóneo para realizar labores de arabesco. La superficie de los frisos se
decora con motivos florales, epigráficas y geométricos, cuyos juegos
continuos de lacerías terminan, de forma ascendente, en mocárabes; el
conjunto produce una interpretación caprichosa que tiende a proyectar su
decoración de dentro a fuera con un sentido estético de contraste.

Patio de los Leones. La Alhambra.

Siglo XIV.
Granada.

Debe su nombre a los leones de la fuente central, decorada con un poema


de Ibn Zamrak. Es un patio de crucero, de origen persa, con cuatro
cuarteles, articulados por los canales (el agua simboliza el poder del
sultán). Está rodeado por pórticos sobre esbeltas columnas que sostienen
ingrávidas pantallas murales, y dos pabellones se proyectan desde los
testeros más cortos hacia el centro, creando juegos de volúmenes y
quebrando la luz. Las galerías dan paso a cuatro espacios de organización
diferenciada: la sala de Mocárabes, de Abencerrajes, de los Reyes y de las
Dos Hermanas. Esta zona palacial, concebida para el ocio y el recreo de los
sentidos, combina sabiamente arquitectura y naturaleza.

Detalle de columna nazarita. Patio de los Leones.

Siglo XIV.
La Alhambra.
Granada.

La síntesis del espíritu decorativo del arte nazarí parece estar condensada
en torno o los capiteles marmóreos de la galería del Patio del Palacio de los
Leones. Estos constan de dos partes: la inferior parece continuar el fuste de
la columna y se decora con grecas planas; la parte superior, ensanchada, se
ornamenta con labor de ataurique. Los motivos vegetales, florales y
geométricos son utilizados para crear un apasionante juego de luces y
contraluces. Lo columna nazarita, con sus característicos collarines, soporta
una arquitectura arquitrabada que se diluye entre arcuaciones y profusos
elementos decorativos.

Templete del patio de los Leones.

Siglo XIV.
La Alhambra.
Granada.

Dentro del Patio de los Leones, en sus frentes más cortos, destacan dos
elegantes pabellones sostenidos por un bosque de finas columnas de
mármol blanco de Macael, de ritmo alternante, sencillas unas, otras dobles
o formando en los ángulos, grupos de tres o cuatro. Sus fustes cilíndricos y
llenos de anillos en la parte superior sostienen variados capiteles cúbicos,
todos ellos diferentes; en ellos y en sus grandes ábacos discurren
inscripciones epigráficas. Sobre los capiteles se alzan pilares de ladrillo
decorados con yeserías que soportan armaduras ocultas por una faja de
estuco con la inscripción: "Sólo Dios es vencedor".

Pinturas de la Sala de los Reyes.

Hacia el año 1360.


La Alhambra.
Granada.
La Sala de los Reyes se localiza en la cabecera E. del Patio de los Leones.
Las tres alcobas del fondo se cubren con bóvedas de madera en forma de
elipse forradas de piel de carnero sobre el que aparecen las pinturas, con
técnica al huevo, dentro del estilo gótico lineal tardío. Sobre un fondo
dorado con adornos de relieve y escudos sostenidos por leones, aparecen
los diez primeros reyes de la dinastía nazarí sentados sobre cojines en
actitud de conversar. Pintura discutida y de cuya estirpe no es posible dudar
ya que los trajes de tipo europeo, la forma de los escudos y el lema nazarí
revelan mano cristiana. Se atribuyen a un artista italianizante.

Bóveda de mocárabes. Salón Abencerrajes.

Hacia el año 1363.


La Alhambra.
Granada

Nombre romántico que deriva de la familia Banu Sarrach, inmortalizado


por Chateaubriand, cuyos miembros fueron brutalmente asesinados hacia el
fin del dominio musulmán en España, con la decapitación de su jefe. Es
una cúpula sobre tambor en forma de estrella de ocho puntas que se cubre
de mocárabes. Las luces abiertas en la base de la cúpula, al modo
bizantino, se reflejan sobre los mocárabes creando efectos lumínicos de
gran belleza y dinamismo. Decorada con metáforas astrales del poeta Ibn
Zamrak, el conjunto de la sala, de gran sensualidad, es un recreo para la
vista.

Jarrón de las Gacelas.

Siglos XIV-XV.
(135 cm).
Museo de la Alhambra.
Granada.

Es un bello ejemplar de los llamados "jarrones de la Alhambra", cerámica


nazarí de reflejos metálicos y decoración azul, blanca y dorada. Es un
jarrón ornamental cuya forma se extrae de los utilitarias vasijas de
almacenaje. Los temas decorativos, que cubren la totalidad de la pieza, son
de carácter vegetal (ataurique), epigráfico y figurativo, destacando las dos
esbeltas gacelas afrontadas, motivo de origen persa-sasánida. De la misma
tipología son también los jarrones conservados en el Museo del Ermitage
(S. Petersburgo) y en la Galería Regional de Sicilia (Palermo).

Cúpula del Salón de Embajadores.


Diego Ruiz.
Siglo XV.
Reales Alcázares.
Sevilla.

En torno al Patio de las Doncellas, núcleo cortesano del palacio de Pedro el


Cruel, se articulan una serie de salas entre las que destaca el Salón de
Embajadores, de gran suntuosidad. La cubierta de carpintería mudéjar, fue
realizada tras la muerte del Rey. Es una bella cúpula policromada y
decorada con laceria sobre trompas de dorados mocárabes. La conjunción
del cuadrado y del circulo en esta arquitectura encierra un simbolismo muy
arraigado en la cultura islámica: el cuadrado representa el mundo terrenal y
el circulo es símbolo del universo y de la perfección divina.

Exterior de la Catedral.

Siglo XV.
Sevilla.

La Catedral se construye entre 1402 y 1519, siguiendo los principios


arquitectónicos del gótico tardío o flamígero. Participan distintos tracistas,
quizás Alonso Martínez y artistas como Simón de Colonia, J. Gil de
Hontañón, etc. La piedra es de distinto colorido y resistencia ya que se trae
de diferentes canteras, utilizándose el aparejo de sillares a tizón. En el
conjunto predomina la línea horizontal sobresaliendo en altura la nave
central. Los empujes se transmiten desde las naves a los contrafuertes
mediante arbotantes dispuestos al mismo nivel, es decir sin escalonar. Los
pináculos confieren al conjunto el sentido ascensional característico del
estilo gótico.

Planta de la Catedral de Sevilla.

Siglo XV.
Sevilla.

La catedral se levanta sobre el primitivo espacio de la Mezquita Aljama


almohade, respetándose el alminar y parte de los muros del patio de las
abluciones (Patio de los Naranjos). De grandes dimensiones, la planta de
salón, orientada de E. a 0., consta de cinco naves (la central más ancha y
alta y dos de capillas entre los contrafuertes. Se divide en tramos mediante
gruesos pilares y se cubre con bóvedas de crucería nervadas, que se
enriquecen en el crucero. La cabecera es plana y en ella se ubica la Capilla
Real dejando un tránsito rectangular tras el altar a modo de deambulatorio.
Una serie de dependencias (Sacristía Mayor, etc.) se adosan al muro sur
posteriormente. El recinto catedralicio dispone de nueve puertas, tres en el
hastial de los pies.

Portada del Nacimiento.

Mercadante de Bretaña.
Siglo XV.
Catedral.
Sevilla.

De las tres portadas de la fachada oeste de la catedral, ésta y la puerta


llamada del Bautismo, son las únicas realizadas en el siglo XV. Es de
composición arquitectónica sencilla, con arquivoltas y gabletes del gótico
final y ostenta en su tímpano el relieve de la Natividad de Jesús. La escena,
realizada en barro cocido muestra un dinamismo y naturalismo de tinte
popular, que quedan reflejados en los tipos de los personajes que en ella
participan, respondiendo al estilo de Lorenzo Mercadante de Bretaña,
artista de origen nortealpino, que aporta a su obra el carácter realista del
arte figurativo flamenco.

Escultura de la Portada del Bautismo.

Lorenzo Mercadante de Bretaña.


Siglo XV.
Catedral.
Sevilla.

Esta imagen, en barro cocido, representa a San Leandro y forma parte del
programo iconográfico sobre hagiografía sevillana que ilustra la portada de
la catedral. Trabaja en ella Lorenzo Mercadante de Bretaña, de origen
borgoñón que introduce en sus esculturas el realismo propio de esta
escuela, tanto en los rostros como en el tratamiento del ropaje, de pliegues
muy acusados, y en el gusto por los detalles. Sus obras parecen trasuntos de
los retratos de Van Eyck. La figura del Santo, de tamaño algo mayor que el
natural, queda cobijada bajo un doselete.

Detalle de la Puerta de las Campanillas.

Siglo XVI.
Catedral.
Sevilla.

Constituye junto a la Puerta de los Palos el acceso al conjunto catedralicio


por la cabecera. Los tímpanos de ambas muestran una decoración
escultórica, realizada en barro cocido, con escenas de la vida de Jesucristo:
la Adoración de los Reyes, en la puerta de los Palos y la Entrada de Cristo
en Jerusalén, en la de las Campanillas. En cuanto a la autoría de ambos
conjuntos escultóricos, hay dudas entre el italiano Miguel Florentín y el
francés Miguel Perrin. En cualquier caso la estética es de cuño renacentista,
estableciendo contrastes plásticos entre las figuras del primer plano y los
fondos arquitectónicos, tratados éstos con sentido pictórico, e introduciendo
principios de perspectiva.

Interior de la Catedral de Sevilla.

Siglo XV.
Sevilla.

El pilar grueso, característico del gótico tardío, junto al arco ojival, es el


elemento sustentante en el interior de la catedral de Sevilla. De sección
romboidal, soporta el peso de cuatro arcuaciones (dos arcos formeros y dos
perpiaños). El pilar está recorrido por múltiples baquetones, unos son
prolongación de las nervaduras de los arcos y otros no. Las bases y
capiteles de estos soportes apenas sobresalen, y dichos capiteles se reducen
a finas franjas ornamentadas con decoración floral. No obstante, los pilares
no son todos iguales sino que responden a distinta tipología y su aspecto
pétreo externo se contrapone a un interior relleno de cascotes y mampuesto.

Bóvedas del crucero.

Siglo XV-XVI.
Catedral.
Sevilla.

Con la intención de dar mayor relevancia al espacio del crucero, Juan Gil
de Hontañón diseña para esta zona, una cubierta de elegantes bóvedas de
nervaduras estrelladas con rica y compleja decoración, en consonancia con
los principios del gótico flamígero. Este modelo creó escuela en posteriores
construcciones. La Capilla Mayor se cubre con bóveda de terceletes y el
resto del templo gótico con arcaizantes bóvedas de crucería cuatripartitas y
sexpartitas, configurando en general, una sobria plementería.
Retablo Mayor de la Catedral.

Dancart y otros.
Siglo XV-XVI.
Sevilla.

Es el más grande de la Cristiandad y en él participan distintos maestros


(Dancart, Alejo Fernández, Pedro Milán). Estilísticamente es un retablo
gótico, de transición al Renacimiento, fundiendo tendencias del norte de
Europa (realismo y expresividad) con rasgos del primer renacimiento
italiano (orden y geometría). Se compone de tres partes: la Viga o parte
superior, la zona central, verdadero retablo y los laterales, añadidos
posteriormente. La iconografia recoge temas cristológicos y marianos. En
la Viga, rematada por un Calvario, la Quinta Angustia está flanqueada por
el Apostolado. En el centro se desarrollan escenas del Antiguo y Nuevo
Testamento y en los laterales otros temas sacros.

Palacio de Jabalquinto.

Siglo XVI.
Baeza. Jaén.

Atribuido a Enrique Egas, es uno de los edificios civiles gótico-flamígeros


más destacado del reino de Jaén, mandado construir por don J. A. de
Benavides Manrique. La heráldica se plasma en ocho escudos inclinados a
la manera borgoñona. La fachada de piedra sobresale por su riqueza
decorativa y por su sencillez compositiva, en donde los elementos
decorativos se funden con los constructivos, las molduras de los arcos
adoptan el mismo tamaño y perfil que los baquetones y un amplio
repertorio de flores y clavos inunda la composición para darle unidad al
conjunto. Está enmarcada por dos falsas y estáticas torres cilíndricas
rematadas en pequeños balcones. Sobre la puerta se dispone doble ventana.

Portada de la iglesia de Ntra. Sra. de la 0

Siglo XVI.
Sanlúcar de Barrameda. Cádiz.

La iglesia, de patrocinio nobiliario, data del siglo XIV y la portada se


construye a comienzos del siglo XVI. Es un ejemplo en piedra, de bella y
rica decoración mudéjar. Destacada sobre el muro de mampostería,
presenta una puerta gótica de arco apuntado y marcado abocinamiento y
temas heráldicos típicos de los estilos "Reyes Católicos" y plateresco. Todo
ello entre esbeltas columnillas y una menuda decoración de clara técnica
musulmana a base de arquillos ciegos y atauriques entrelazados. El
conjunto está rematado por un alero sobre canecillos decorados, producto
también de la simbiosis cultural cristiano-musulmana.

Renacimiento

Virgen con el Niño


Dleric Bouts.
Siglo XV.
Capilla Real.
Granada.

Pintura flamenca sobre tabla que forma parte de la rica colección iniciada
por Isabel la Católica y que se conserva en la Capilla Real de Granada. Esta
colección tiene su origen en las estrechos relaciones dinásticas, políticas,
económicas y culturales que los Reyes Católicos establecen con Flandes.
Las características de esta pintura se definen por el realismo tradicional de
la pintura flamenca, sus vivos colores, minuciosidad del dibujo, los detalles
de la composición, la artificialidad en los ropajes de aspecto almidonado,
los fondos arquitectónicos y la miniatura de sus paisajes.

Sepulcro del arzobispo Diego Hurtado de Mendoza

Doménico Fancelli.
1508-1510.
Catedral.
Sevilla.

Está ubicado en la capilla de la Virgen de la Antigua. En 1510, viene a


Sevilla el escultor italiano Fancelli a montar el sepulcro que se le encargara
dos años antes. Concebido éste a la manera florentina del Quatrocento:
adosado al muro, con forma de arcosolio de intradós acasetonado, la
escultura yacente del difunto sobre el sarcófago, hornacinas con santos y
temas relicarios relacionados con la vida eterna, además de una rica y
delicada decoración vegetal. Este sepulcro hay que considerarlo como una
de las piezas fundamentales en la introducción del Renacimiento en
España, por su novedad estructural, iconográfica y de carácter ornamental.

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