La Idea de Lo Propio Sebastian Guzman
La Idea de Lo Propio Sebastian Guzman
La Idea de Lo Propio Sebastian Guzman
Ivonne Pinni, en su texto argumenta que en América Latina se desarrolló desde finales del
siglo XIX una reacción nacionalista en todos los ámbitos de la vida (económico, social,
cultural, etc). En algunos espacios, reconocer lo propio tuvo que ver con intentar recuperar
lo perdido en aspectos culturales de lo indígena y lo africano. Y en otros, la ciudad y el arte
popular tomó una gran relevancia como epicentro de estos intentos creando una brecha
aún mayor entre lo rural y lo urbano.
Sin embargo, en el siglo XIX, la élite latinoamericana, de manera esnobista, con orgullo se
preocupaba por copiar los estilos y modelos europeos de la época, tanto estéticos, estilos
de vida, pautas culturales, entre otros. Menospreciando y desconociendo lo indígena y lo
mestizo en una especie de diferencia de clases que establecía los cánones extranjeros
(europeos) como la clase alta.
No obstante, hacia finales del siglo XIX la situación empezó a cambiar haciéndose evidente
cada vez más la preocupación por la falta de un arte nacional, y un carácter de arte nacional
que les perteneciese, o al menos que le perteneciese a América.
Se insiste entonces en la necesidad de fomentar un verdadero arte nacional, pues los países
seguirían siendo dependientes mientras no tuviesen una cultura significativa, fuerte y
original. A partir de allí, se cuestiona el criterio mediante el cual la supuesta inexistencia de
caracteres sobresalientes de raza y tradición cultural, impedía que se configurara un arte
propio. Surge un común denominador en los diferentes países: se busca afirmar los
elementos locales, unido a la utilización de un lenguaje permeado por las vanguardias
europeas.
Para los uruguayos, ante la falta de indígenas y africanos, y frente a una herencia europea
dominante, la mezcla de influencias externas, reivindicaba la necesidad de construir una
idiosincrasia definida poniendo distancia con sus gestores iniciales, pues no eran ni
españoles, ni italianos, ni ingleses, ni franceses sino una mezcla entre todos ellos y el criollo.
En ninguno de los países, la búsqueda de lo propio significó hacer un arte excluyente, por
el contrario, lo particular permitía conocer lo universal y proyectarse; la definición de lo
nacional no desestimaba, sino que buscaba una integración con lo internacional.
Estos pioneros de los años 20, en un recorrido solitario con su preocupación por lo propio,
iniciaron una senda a veces sin resonancia inmediata, abriendo un camino que años
después sería transitado por artistas y pensadores que reconocen y valoran el pluralismo
de la cultura latinoamericana.
Uno de los principales avances para transformar la idea de lo propio hacia lo identitario es
precisamente reconocer la importancia de los pensadores de ese momento, los cuales
mediante un esfuerzo por unificar la cultura latinoamericana no encontraron otro
pegamento que el concepto de lo propio y que poco a poco debe ir entendiéndose como
nuestra identidad. Del mismo modo que en principio la “raza” fue el factor aglutinante y
que posteriormente se estableció que era la cultura y no la raza la que constituía un factor
común a todos los pueblos latinoamericanos.
De nosotros depende tomar conciencia de este hecho y hacerlo evidente, en especial de los
artistas y pensadores, quienes a través de la obra tenemos la responsabilidad de enunciar
desde el lenguaje que nos compete, esa identidad que hemos de forjar.