Caso Peña
Caso Peña
Caso Peña
I. PETITORIO:
Que, en el marco del diseño constitucional garantista de nuestro actual
proceso penal, y sobre la base de los principios de provisionalidad y
proporcionalidad de la detención, recurro a vuestro despacho a fin de SOLICITAR
LA VARIACIÓN DE LA MEDIDA COERCITIVA DE DETENCIÓN POR LA DE
COMPARECENCIA, medida coercitiva que, no obstante ser menos grave,
igualmente garantiza el cumplimiento de los fines del presente proceso; solicitud
que haya justificación y amparo en los fundamentos de hecho y de derecho que a
continuación expongo:
II. FUNDAMENTOS FÁCTICA DEL PETITORIO:
1. Sobre el carácter excepcional y los presupuestos del mandato de
detención:
Se debe afirmar, en principio, que la detención, desde la perspectiva de
un sistema de derecho procesal acusatorio – garantista [perfilado por nuestra
Constitución Política de 1993 y el Código Procesal Penal de 1991] tiene un
carácter excepcional; esto es, que procede y puede mantenerse SÍ Y SÓLO SÍ
se verifican todos y cada uno de los presupuestos contenidos en el artículo
135° del CPP de 1991.1
1
Este principio [de la excepcionalidad de la detención] que puede parecer un tanto lírico, en realidad, es
uno de las más celosamente positivisados y reglados por el legislador. Ello se deduce del articulo 2°, inc.
24 literal f de nuestra Constitución Política y del artículo 135° del Código Procesal Penal, de los cuales se
puede inferir no sólo el carácter excepcional, sino también absolutamente reglado de tan drástica
Estos presupuestos suponen la CONCURRENCIA de dos elementos: a)
el fumus boni iuris, expresado en la necesidad de la existencia de una
atribución fundada acerca de comisión de un hecho punible [inc.1 del art.135°
del CPP], y b) el periculum in mora, expresado en la existencia de algún
peligro para los fines del proceso [sustracción de la actividad de la justicia o de
entorpecimiento de la actividad probatoria (incisos 2 y 3 del art. 135° del CPP)].
a. En el presente caso, nuevos elementos de juicio permiten negar la
existencia del delito de robo agravado y, a su vez, cuestionar el
carácter típico de los sucesos imputados como delitos de estafa.
a. 1. Sobre el delito de robo agravado
► No existe medio probatorio alguno que vincule al procesado
como autor del delito de robo agravado cometido en agravio de
la señora Rosa Alvina Ortiz Laffite. Todo lo contrario, de las
pruebas aportadas sólo se puede colegir – con grado de certeza
negativa – que el procesado no fue, precisamente, una de las
personas que atentaron contra el patrimonio de la referida
agraviada.
► En este sentido, debemos recalcar que resulta categórica la
diligencia de reconocimiento realizada entre la presunta
agraviada y el procesado, diligencia en donde la primera de las
nombradas no alcanzó a reconocer a este último como una de
las personas que intervinieron en la realización del injusto
cometido en su agravio, situación que no sólo hecha por tierra
cualquier participación criminal del procesado en el suceso
imputado, sino que, incluso, permite cuestionar la realidad
histórica del mismo.
► No resulta ajustado a la vedad procesal lo sostenido por el Señor
Juez, en el sentido de afirmar la autoría del procesado a partir de
la declaración preventiva de la agraviada, pues no es cierto que
las características dadas por esta coincidan con las
características físicas del procesado. En primer lugar, por que no
es cierto que el procesado mida 1. 62 m, sino 1.78m. En
segundo lugar, por que tampoco es cierto que el procesado
Barcelona España 1991.p 19. En opinión de Gonzalez Rus, el Derecho puede – y debe – exigir un cierto
nivel de diligencia que permita al sujeto descubrir el fraude, por lo que la protección penal no debe
producirse cuando la indolencia, la excesiva credulidad y la omisión de precauciones elementales hayan
sido las verdaderas causas de la eficacia del engaño. No habrá estafa, por tanto, por falta de engaño
bastante, aunque se haya producido un error y como consecuencia un perjuicio patrimonial, si con una
diligencia adecuada a las circunstancias el sujeto pasivo hubiera podido descubrir el ardid y poner al
descubierto la acción engañosa. GONZALEZ RUS, Juan José y otros. Curso de Derecho Penal Parte
Especial. T I. Dirigido por Manuel Cobo Del Rosal. Edit. Marcial Pons. Madrid España 1996. p661. Y
finalmente, dice Valle Muñiz, es preciso no olvidar la función del error en cuanto sustrato psicológico de
la disposición patrimonial. Aun más, no sólo es importante tener en cuenta el doble posicionamiento
típico del error, sino que es necesario afirmar la interdependencia de ambas perspectivas. El error puede
marcar el nivel de idoneidad típica del engaño en la medida en que de el depende la relevancia jurídico
penal del acto de disposición y, en consecuencia, la perfección del delito de estafa. Consecuencia de lo
anterior será, sin duda, la imposibilidad de afirmar la imputación objetiva del resultado directamente
provocado por la disposición patrimonial, si el error lejos de ser causa del comportamiento engañoso
aparece como consecuencia de la propia negligencia o falta de cuidado del sujeto que lo sufre. VALLE
MUÑIZ, José Manuel y otros. Comentarios a la Parte Especial del Derecho Pena. Edit. Aranzadi.
Pamplona España 1996. p 488.
paso, constituyen la mayoría de las imputaciones)], en el caso
concreto nos permiten esperar una pena – en el peor de los
casos – por debajo de los cuatro años, más aún si se tiene en
cuenta la falta de de antecedentes judiciales y penales y
también la primariosidad de la conducta del agente.
b. En el presente caso, todo hace suponer que la posible pena a imponer
no superaría los cuatro años de pena privativa de la libertad.
► De acuerdo al análisis jurídico precedente, en el peor de los casos, y
sólo hipotéticamente, una eventual sentencia condenatoria sólo podría
girar en torno al delito de Estafa, puesto que ha quedado totalmente
desvirtuado la supuesta participación del procesado en el delito de
Robo Agravado, cometido – supuestamente – en agravio de Rosa
Alvina Ortiz Laffite
► Esa eventual sentencia condenatoria por el delito de Estafa, tendría, a
su vez, que reparar en las circunstancias atenuantes que rodean al
supuesto injusto cometido: la contribución de la propias víctimas a la
realización del injusto, la aceptación sincera del procesado de algunos
hechos cometidos, la inexistencia de antecedentes judiciales y penales
y también la calidad de agente primario del procesado.
► Además, razones de justicia material y de prevención especial
recomendarían – en una eventual sentencia condenatoria – imponer al
procesado una pena por debajo de los cuatro años.
c. En el presente caso, se ha desvanecido todo presunción de peligro
procesal y, más específicamente, toda presunción de peligro de fuga
del agente; ello razón de que se ha constatado in situ tanto el
domicilio como el t4rabajo habitual del procesado [a través de la
diligencia de inspección judicial realizada por su despacho].
► Dicha diligencia permite demostrar que el procesado no ha variado el
lugar de su residencia habitual, sino que sigue radicando en el mismo
domicilio inicialmente informado a vuestro despacho, esto es, en la
calle 8 de Setiembre N° 1476 del Distrito de Florencia de Mora,
circunstancia que se corrobora con el Acta de Registro Domiciliario
inserto en el expediente a folios cuarenta, con un certificado
domiciliario emitido por el Teniente Alcalde del Distrito de Florencia de
Mora y con un certificado emitido de buena fe por la Junta Vecinal de
Seguridad Ciudadana COMANDO FLORENCIANO.
► Dicha diligencia también ha servido para acreditar que el procesado
cuenta con trabajo conocido, pues es trabajador de la Bodega y
Licorería PEDRO´S, ubicada en la Av. España No 2505..
► Se debe precisar, además, que el procesado carece de antecedentes
penales y judiciales, así como de requisitorias pendientes, hecho que
se verifica con el correspondiente certificado inserto en el expediente
de la presente instrucción y con el informe de la Oficina de
Requisitorias, respectivamente.
► Finalmente, sirva también anotar que el procesado siempre ha llevado
una vida sencilla y humilde, dedicada al bienestar de su familia y
vecindario, hecho que se da fe con la correspondiente acreditación de
de una de las juntas vecinales de autodefensa que actualmente
existen en el distrito de Florencia De Mora .
De lo anteriormente expuesto se colige nítidamente, Señor
Juez, que toda presunción inicial acerca de la existencia de algún
peligro procesal ha quedado plenamente desvirtuada con el propio
comportamiento del imputado, quien, lejos de corroborar cualquier
presunción inicial en aquel sentido, en todo momento ha dado
muestras objetivas de su compromiso de colaborar con la acción de la
justicia.
En este sentido, se debe aclarar que toda presunción en
contrario atentaría contra el principio de presunción de inocencia, dado
que ello supondría presumir en desfavor del procesado aún en contra
de la existencia de pruebas que hablan a favor de este último. No se
debe perder de vista que el principio de presunción de inocencia, más
que una obligación de presunción sobre el fondo, constituye una
exigencia de trato a favor del procesado: un trato de inocente y no
culpable.