Sanidad Del Alma 14
Sanidad Del Alma 14
Sanidad Del Alma 14
Introducción.
«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los
cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos…» (Lucas 4.18)
La Sanidad Interior no es recordar y abrir todo nuestro pasado o nuestros pecados. No tiene
que ver con la sicología del mundo. Es confesar y ser sanado de heridas pasadas.
La obra de Jesús en la cruz del Calvario ofrece mucho más que el perdón de pecados;
también, ofrece el pago por completo del ser integral: espíritu, alma y cuerpo. Si hay
creyentes que todavía no andan en completa libertad, es porque no se han apropiado de la
obra completa de nuestro Señor. Veamos qué nos dice 2º Corintios 5.17: «De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas».
Las personas creen que una vez que reciben a Cristo, ya se terminaron todos los problemas
y que todo es hecho nuevo. La pregunta es: ¿en qué parte de su ser total fue hecho todo
nuevo? Fue en el espíritu; el alma y el cuerpo siguen siendo los mismos.
Después que recibió a Jesús, ¿ha tenido los mismos malos pensamientos que antes? ¿Se ha
airado? ¿Ha pecado contra Dios? Claro que sí. Pero el Espíritu Santo comienza a sanarle de
heridas del pasado, por medio de la palabra de Dios. En este proceso, es importante
diferenciar entre los pecados que han causado las heridas del pasado y los pecados después
de conocer a Cristo para una sanidad interior efectiva.
La palabra de Dios nos habla que Jesús pagó para liberar nuestro ser total: espíritu, alma y
cuerpo. Recuerde que Él le liberó del pecado original. Cristo, siendo el segundo Adán, lo hizo
realidad. La sangre de Jesucristo es efectiva y poderosa para limpiar los pecados cometidos
a diario.
La sanidad interior es para sanar los traumas del pasado, y el presente se tiene que vivir sin
pecado porque sin santidad nadie verá al Señor. Pablo se dio cuenta que dentro de él estaba
el mal, pero eso no tiene nada que ver con la sanidad interior. (Lucas 4.18).
La palabra quebrantar significa: romper, separar con violencia las partes de un todo; en el
caso de un corazón, es uno que un corazón que está hecho pedazos por causa de las
heridas. Jesús vino al mundo para tomar cada pedazo de su corazón y todo aquello de su
vida que está roto para ponerlo junto y sanar toda herida, rechazo, amargura, falta de
perdón, culpabilidad y lo que sea que esté afectando su vida de forma negativa.
Hay muchos creyentes que han nacido de nuevo, irán al cielo, son hijos de Dios y el Espíritu
Santo vive en ellos. Sin embargo, siguen atados al pasado y a las heridas recibidas;
continúan atados a vicios y son víctimas de la depresión, dejándose dominar por
sentimientos de rechazo, complejos de inferioridad, ataduras sexuales, temores,
inseguridades, y además, arrastran maldiciones generacionales; por esa razón, necesitan
recibir la sanidad interior y la liberación.
Cuando intenta esconderse detrás de la puerta del dolor (las emociones heridas), va a tener
que regresar a través de la misma puerta para adquirir su libertad. ¿Se está escondiendo
porque la verdad es muy dolorosa? Cada área a liberar va a requerir enfrentar o ver una
verdad, la cual siempre trae dolor con ella; pero recuerde que ésa es su salida a la libertad
integral de su ser.
Las distintas etapas de nuestras vidas, en las cuales podemos recibir heridas, son las
siguientes: en la edad prenatal, en la niñez, en la adolescencia, en la edad adulta y en la
etapa matrimonial.
La palabra de Dios nos enseña en el libro de Génesis 3.15 lo siguiente: «Y pondré enemistad
entre tu simiente y la simiente suya, ésta te herirá en la cabeza y tú Ir herirás en el
calcañar».
El deseo del enemigo es herir a las personas de todas las formas y en todas las etapas de su
vida. Él lo Intentó con el Señor Jesucristo y lo intenta con cada uno de nosotros día tras día,
sin descansar.
Todos hemos sido heridos en alguna etapa de nuestra vida y hemos entendido que, al venir
a Jesús, todas las heridas no se sanarán por sí solas. Esto implica que hay que pasar por un
proceso llamado sanidad interior y liberación, por medio del cual Dios nos restaura de las
cosas del pasado.
No podemos esperar que el tiempo borre las heridas, porque eso no sucederá. Solamente la
sanidad interior, por medio de la Palabra y la unción del Espíritu Santo, nos hará libres.
¡Amén!