Ezequiel 37, 1-14 (Pentecostés)
Ezequiel 37, 1-14 (Pentecostés)
Ezequiel 37, 1-14 (Pentecostés)
Si hubiéramos vivido hace 150 años atrás, y estaríamos enfermos, los médicos
hubieran tenido que adivinar que enfermedad tenemos. Hoy día, gracias a Dios,
la tecnología ha avanzado, y podemos tomarnos unas placas o resonancias y
demás para determinar con exactitud qué es lo que tenemos en nuestro
cuerpo. Si hay huesos rotos o algún órgano está dañado.
Ezequiel nos dice que la mano del Señor vino y se posó sobre mí. Esta es una
referencia al Espíritu Santo quien le mostró una visión de un valle lleno de
huesos secos.
¿Qué significa esta visión? ¿Qué es lo Dios quería decirles a su pueblo Israel?
El pueblo de Israel, vivía como esclavos a Babilonia. Habían sido llevados fuera
de su tierra. Se encontraban destruidos por completo, tanto su nación había
sido destruida como su propio espíritu. Sin esperanza, alejados de Dios. Su
condición parecía a estos huesos secos, sin vida, muertos, pensando que ya no
había esperanza para sus vidas.
En este contexto es que Dios les promete darles nueva vida como a los huesos
secos. Primero, les dice voy a hacerlos volver de nuevo a la tierra de Israel y
restaurar su reino. Y segundo, pondré mi espíritu en ustedes, y volverán a vivir.
Pero ahora aquí hay una pregunta importante para ustedes ¿Cómo llega el
Espíritu Santo a nosotros?
¿Será que llega como A los apóstoles con un fuerte viento del cielo y lenguas de
fuego o será como a Jesús, en forma de una paloma? O ¿cómo algunos creen
por medio de sueños o un sentimiento fuerte, o intuiciones? ¿Qué piensan?
Votum: La paz que sobrepasa todo entendimiento humano, guarde sus mentes
y corazones en Cristo Jesús (Filipenses 4:7)