Sanidad Interior

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INTRODUCCIÓN

Cuando alguien conoce a Jesús como Señor y Salvador personal, viene a ser un hijo de
Dios, lavado con su sangre, y que, si muere, irá directamente al cielo. Este hecho no
significa que el creyente ya es totalmente libre y que todos sus problemas se hayan
terminado. Hay creyentes que tienen muchas ataduras del pasado, tales como: heridas,
amarguras y complejos. La primera pregunta que viene a la mente es, ¿por qué si somos
creyentes aún arrastramos con cosas del pasado? La razón es, que lo que nació de nuevo
fue nuestro espíritu, pero nuestra alma tiene que ser renovada y transformada; por tanto, es
en esta área donde necesitamos liberación y sanidad interior.

Estamos viendo cómo el Espíritu Santo está restaurando Su Iglesia en todas las áreas y
en todo el mundo; y esta restauración está tanto en lo ministerial como en la revelación de
Su Palabra y en la ministración de los dones, produciendo, de esta manera, un genuino
entendimiento y una sólida convicción de cómo vivir experimentando victorias continuas
en los conflictos diarios del alma.

Muchos son los que se han conformado, por mucho tiempo, con las migajas que caen de
la mesa de su Señor, pero es hora de recibir el pan que viene del cielo como regalo de
plenitud para cada individuo que tiene el gran privilegio de ser llamado "hijo de Dios". Sí,
esto es una verdad irrevocable y permanente, y para los hijos, es el pan de la sanidad total.

Muchas veces, se ha predicado que Cristo hizo todo, y es cierto; Él completó su obra,
pero le delega a sus siervos el trabajo de desatar a los cautivos. ¡Somos sus manos, somos
sus pies, somos sus siervos! ¡Tenemos que liberar! La liberación y la ministración del alma
dan como resultado la sanidad interior; son buenas dádivas que un buen pastor provee
porque ama a sus ovejas. Que el Señor te bendiga en la lectura de este libro y que puedas
ser edificado totalmente para la gloria de Dios, rindiéndote incondicionalmente a su
voluntad en obediencia
Índice

Prefacio

Lección 1: Sanidad interior y liberación

Lección 2: Sanidad interior y liberación (parte II)

Lección 3: Sanidad integral

Lección 4: Función de la mente

Lección 5: Necesidades humanas básicas

Lección 6: Complejos de inferioridad

Lección 7: Sanidad de la identidad

Lección 8: Puertas abiertas, entrada para los demonios.


PREFACIO

Durante veintiún años, que mi esposo y yo trabajábamos como misioneros de la Alianza


Cristiana y Misionera en Colombia, tuvimos a través de nuestro ministerio el privilegio de
conocer muy de cerca la vida de un buen número de personas. Después de servir en la obra
estudiantil en Popayán y de pastorear y fundar iglesias en Pasto y Montería, nos trasladamos
a Armenia, y posteriormente a Bogotá, como profesores del Seminario Bíblico Alianza de
Colombia. Allí, como sicoterapeuta y enfermera de los estudiantes, fui descubriendo día a
día la apremiante necesidad de encontrar una forma de integrar que había aprendido en mis
estudios de sicología y mi conocimiento y fe en un único Dios viviente, quien salva y sana
a sus hijos.

Muchos de los estudiantes sufrían de traumas sicológicos, que permanecían aun después
de una genuina confesión de su fe en Jesucristo. Yo podía, por medio de mi entrenamiento
sicológico, diagnosticar dichos traumas, pero los métodos que la sicología me brindaba eran
demasiado lentos para prestar una eficaz ayuda al creciente número de personas que así
requerían. Ello me llevó a la determinación de buscar nuevas y mejores maneras para
ayudarles. En medio de dicho proceso, mi esposo me facilitó un pequeño folleto escrito por
Monseñor Uribe Uribe, obispo de Sansón, el cual hablaba acerca de "sanidad interior".

En éste encontré la base de aquello que estaba buscando. Poco a poco, Dios me fue
guiando al conocimiento glorioso de cómo Cristo murió tanto para salvar nuestro espíritu,
al igual que para sanar nuestra estructura síquica; su sacrificio tuvo como fin la restauración
del individuo en una forma integral y plena. Por cuanto un buen número de los estudiantes
enfrentaban una gran variedad de traumas profundos, me fue imposible ayudarles
inicialmente a cada uno en particular.

Decidimos entonces desarrollar una serie de reuniones o cultos devocionales, centrados


en conferencias que dicté acerca de sanidad sicológica, desde una perspectiva cristiana
bibliométrica. Estas se llevaron a cabo en la capilla del seminario con participación de
todos. los estudiantes, luego en retiros en las iglesias de Armenia y otras ciudades, con otras
denominaciones. Después de las conferencias invitaba a aquellos estudiantes que
manifestaban interés, para que participasen en consejería personal.
En iglesias y retiros aconsejé personalmente a los que pude, y a los demás les envié a
buscar ayuda de sus propios pastores. Cuando empecé a ayudar a la gente a traer sus traumas
a Cristo, no estaba preparada para asimilar la rapidez con la cual ellos obtenían mejoría. no
podía creer lo que mis ojos veían; lo que antes hubiera tardado meses y aun años para la
consecución de soluciones concretas y definitivas, ahora era cuestión de días o semanas
para notar una mejoría. Lo que más me impresionaba de todo el proceso, era el amor y la
paciencia de Dios para con sus hijos heridos y dolientes.

A la vez me di cuenta de que no se trataba de un "botón mágico", el cual uno podía


apretar para que todo mejorase en un solo instante. Ese camino a la sanidad sicológica que
Dios me mostraba, requería que la persona que buscaba dicha sanidad, estuviese dispuesta
a cumplir con ciertos requisitos indispensables. Debía principalmente decir toda la verdad
en cuanto a aquello que sentía, lo mismo que estar absolutamente abierta delante de Dios a
todo lo relacionado con su pasado, costase lo que costase.

De la misma manera en que la persona se había puesto de acuerdo con Dios y había
admitido todo lo relacionado con sus pecados para recibir perdón, así mismo tendría que
ponerse de acuerdo con el Señor y admitir todo aquello que Él le mostrara acerca de sus
traumas y heridas para recibir su sanidad. Esto requería mucho valor, y siempre encontré
personas que no se atrevían a hacerlo. También descubrí que Dios sana en diferentes
niveles. Primero, El sana todo que la persona puede abrirle a Él, iniciando un proceso de
restauración en esta nueva área de su vida. Luego Dios le muestra en un nuevo nivel que
debe ser traído a Él.

Nuevas etapas de la vida, tales como el noviazgo, el matrimonio, el ser padre o madre,
etcétera, traen sus propias necesidades de sanidad. Este proceso, puede durar semanas, aun
meses o años. Después de recibir sanidad, la persona tiene que aprender a andar en ella.
¿Qué tal si sufre nuevos traumas? Si Dios le ama tanto y le sana, ¿por qué no han sido
resueltos todos sus problemas? ¿Cómo puede uno ayudar a otros que sufren? Estas y otras
preguntas semejantes surgieron con tanta frecuencia, que me fue necesario buscar al Señor
para desarrollar nuevas respuestas que pudiesen proveer herramientas, para permanecer
sana y ayudar a otros en esas áreas; con tal fin, dichos desarrollos han sido incluidos en la
última parte de este trabajo (capítulos 9 y 10).
Un vocablo que merece particular aclaración en cuanto a su uso en este libro, es la
palabra "ver". No hago utilización de él en el sentido físico, sino en el sentido de "ver" de
la misma manera como los profetas "vieron" que Dios estaba proclamando era realmente la
verdad.
Lección 1
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Sanidad interior y liberación (Parte I)


Cuando alguien conoce a Jesús como Señor y Salvador personal, viene a ser un hijo de
Dios, lavado con su sangre, y que, si muere, irá directamente al cielo. Este hecho no
significa que el creyente ya es totalmente libre y que todos sus problemas se hayan
terminado. Hay creyentes que tienen muchas ataduras del pasado, tales como: heridas,
amarguras y complejos. La primera pregunta que viene a la mente es, ¿por qué si somos
creyentes aún arrastramos con cosas del pasado? La razón es, que lo que nació de nuevo
fue nuestro espíritu, pero nuestra alma tiene que ser renovada y transformada; por tanto, es
en esta área donde necesitamos liberación y sanidad interior.

¿Cuál es el proceso de sanidad?

El proceso consiste en exteriorizar situaciones, confesar pecados personales y de


nuestros antepasados, renunciar y romper los poderes ocultos y reafirmar la fe en Dios y en
su poder para liberarnos. En este proceso, se reclama la restauración del alma, sanidad
espiritual, bienestar y paz interna. En muchos casos, la sanidad de los padecimientos físicos
que se originan en el espíritu, son también sanados.

La tricotomía del hombre: El hombre es un espíritu


que tiene un alma y está dentro de un cuerpo físico.
Cada una de estas partes tiene divisiones, las cuales
vamos a estudiar muy cuidadosamente.

¿Qué es el Espíritu?

Es el hombre interior, es la parte inmaterial o invisible del ser humano; y es la naturaleza


espiritual del hombre la que le da la capacidad de comunicarse con Dios y que, a su vez, se
divide en tres partes: comunión, intuición y conciencia.

«Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del
corazón». Proverbios 20.27

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• Comunión: Es el medio por el cual nos comunicamos con Dios y desarrollamos relación
íntima con Él.

• Intuición: Es el testimonio interior por medio del cual el Espíritu Santo nos guía y nos
habla. Es el conocimiento inmediato de una verdad sin la participación del razonamiento.

«Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos
son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba
Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
que somos hijos de Dios». Romanos 8.14-16

• Conciencia: es el medio que nos permite distinguir entre el bien y el mal. La conciencia
es el instrumento que Dios utiliza para guiarnos y para que podamos escoger correctamente.

«Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo».


Romanos 9.1

• Alma: es el asiento de la voluntad, de las


emociones y de la mente. Ésta es la parte del
creyente que no nace de nuevo, sino que necesita
ser renovada y transformada. Es muy necesario
conocer a fondo cómo opera nuestra alma.

«Pero sed hacedores de la palabra, y no tan


solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos». Santiago 1.22

Cuando nacemos de nuevo, la obra de Cristo en nuestro espíritu es perfecta. Somos hijos
de Dios, vamos al cielo, nuestro nombre está escrito en el libro de la vida, pero nuestra alma
no es cambiada. Ahora bien, como nuestra alma (voluntad, emociones y mente) no nació
de nuevo, surge una pregunta: ¿Qué hacemos con el alma? El alma necesita dos cosas: ser
renovada y ser transformada.

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Leer Romanos 12:1-3

Por esa razón, hay muchos creyentes que todavía tienen heridas emocionales, malos
pensamientos y deseos de no hacer la voluntad de Dios; esta última viene siendo rebeldía.

Muchas personas se confunden porque no saben con


certeza si han nacido de nuevo, porque aún arrastran cosas
del pasado que no han podido vencer. Realmente, lo que
necesitan es renovar su alma, y esto se logra a través de la
Palabra de Dios, la sanidad interior y la liberación. La
mayor parte de los problemas de un creyente están en su
alma, es decir, en su voluntad, en sus emociones y en su
mente.

Escribe en unas cortas líneas, para ti, ¿qué es el nuevo nacimiento?

«Le respondió Jesús: - De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede
ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: - ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús:
De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.
Juan 3:3-7

Hay creyentes que no han entendido lo que es el nuevo nacimiento.


La palabra de Dios nos enseña que cuando un cristiano recibe a
Jesús como su Señor y Salvador, su espíritu nace de Nuevo, pero
su alma no.

¿Qué hace el nuevo nacimiento en nuestro espíritu?

«Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne». Ezequiel 36.26

• Nos da la posibilidad de comunicarnos con Dios.

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• Nos permite conocerlo a Él y Su voluntad. «Por lo cual también nosotros, desde el día
que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento
de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual». Colosenses 1.9

• Nos da la habilidad de ser verdaderos


adoradores. «Mas la hora viene, y ahora es, cuando
los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren». Juan 4.23 En
conclusión, hay muchos creyentes que tienen que
pasar por ese proceso con la profunda convicción de
que la redención perfecta, efectuada por Jesucristo en la cruz, fue más que suficiente para
libertarlos y sanarlos de las heridas del pasado.

Características del alma

Las características del alma se comparan a las del asno.

El asno es: desobediente, testarudo, voluntarioso, egoísta,


jactancioso, ególatra, inseguro, rudo, exhibicionista, rebelde,
orgulloso y arrogante. Esta naturaleza necesita ser renovada
y transformada. Hay dos tipos de vida: La vida del Espíritu,
que en el griego original es la palabra "zoe" y la vida del alma
que es "psuke". El alma necesita ser cambiada o no vamos a
poder disfrutar la vida abundante de Dios. Tenemos que aprender
a tener control sobre nuestra alma. El salmista dijo:

«Bendice, alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía
a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias». Salmos 103.1 3

El alma debe estar bajo el control del espíritu renovado en Cristo.

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Voluntad: es la faceta de una persona donde reside la capacidad de decidir. El ser


humano es un agente moral, libre de escoger entre el bien o el mal. La Voluntad es la fuerza
que abre y cierra todo acto de elección en nuestra vida, incluyendo los pensamientos, las
pasiones y las emociones.

La voluntad del hombre es el área que trabaja en conjunto con nuestra mente y
emociones. Es donde se nos da la capacidad de decidir lo que queremos ser y hacer. El ser
salvo o condenado no depende de Dios, sino de la persona porque es un acto de voluntad
propia recibir a Cristo o rechazarlo. El hombre tiene una voluntad soberana para escoger
hacer lo bueno o lo malo. El hombre decide servir a Dios o al diablo.

¿Cómo se divide la voluntad?

La voluntad del hombre se divide en: decisión, intención,


propósito, elección y deseo. Es allí donde se originan las
decisiones, las intenciones, los propósitos, y los deseos. Hacer
siempre lo que queremos es la esencia de la rebelión. Cuando un
creyente no renueva su voluntad, siempre va a querer satisfacer
los deseos de la carne.

¿Cómo lidiamos con nuestra voluntad?

• Rindiéndola • Quebrantándola

• Vaciándola • llenándola con la voluntad de Dios.

¿Cómo rendimos nuestra voluntad?

La palabra de Dios habla de ciertos términos que nos enseñan que el rendir nuestra
voluntad es un acto de elección. La Escritura usa términos, tales como: Renunciar - Esta
palabra significa: "estar muerto a" Despojarse - Esto alude a deshacerse de algo malo, como
lo es el viejo hombre.

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«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo


hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de
la verdad». Efesios 4.22-24 Quitarse «Quítense de vosotros
toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia, y toda
malicia». Efesios 4.31

Hacer morir

«Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones


desordenadas, malos deseos y avaricia que es idolatría». Colosenses 3.5

Recuerde que Dios no nos obliga a hacer


ninguna de estas cosas. Somos nosotros los que
tenemos que tomar la iniciativa de renunciar a las
áreas de nuestra vida que no le agradan a Dios.
Tenemos que hacer morir lo malo, quitar de
nosotros todo aquello que nos impide el
crecimiento espiritual.

Desde hoy, empiece a renunciar a la amargura, a la ira, al pasado y a los deseos de la


carne. Cuando el ser humano está decidido a hacer la voluntad perfecta de Dios, todas sus
promesas serán un sí y ¡amén!

¿Cómo se quebranta la voluntad? Nuestra voluntad es quebrantada cuando Dios nos


disciplina y nos castiga como un Padre a su hijo en su amor. A esto, también le podemos
llamar el método de "la trituración".

«Porque así dijo el alto y sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo:
Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer
vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados». Isaías
57.15

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La voluntad de Dios la podemos conocer y cumplir de tres maneras:

• Por iluminación: La entendemos y la hacemos.

• Por revelación: Nos es dada a conocer y la cumplimos.

• Por trituración: La trituración tiene que ver con las


circunstancias dolorosas que Dios permite en nuestras
vidas, las cuales utiliza para enseñarnos a cambiar.
Recuerde que el mayor obstáculo en nuestra vida para
hacer la voluntad de Dios es nuestra propia voluntad,
nuestro "yo".

¿Cómo vaciar nuestra voluntad?

La renovación de nuestra mente por medio de la Palabra de Dios


va a producir un deseo, y como ya sabemos, los deseos se
encuentran en la voluntad. Cuando nuestra mente empieza a ser
renovada, comenzamos a sentirnos bien haciendo la voluntad
de Dios. «Estando persuadido de esto, que el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo».
Filipenses 1.6 Cuando esto ocurre, podemos decir lo que dijeron los apóstoles Juan y Pablo:

«Es necesario que Él crezca y que yo mengüe». Juan 3.30

«Y no vivo yo, más Cristo vive en mí». Gálatas 2.20

El sometimiento de nuestra voluntad va a ser un sacrificio a Dios y, entonces, podremos


comprobar o experimentar personalmente la transformación continua en nuestra vida. «Por
tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el
interior no obstante se renueva de día en día». 2 corintios 4.16

Busquemos a Dios con responsabilidad y automáticamente encontraremos su voluntad


en nuestra vida.

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Lección 1
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Sanidad interior y liberación (Parte II)


¿Qué son las emociones?

Las emociones son la parte del hombre, donde se envuelven los sentimientos y afectos.

Hay varias emociones negativas, tales como: tristeza, ira,


vergüenza, dolor, miedo, celo, confusión y odio. De la misma
manera, hay emociones positivas y éstas son: amor y gozo. Las
emociones están en la vista, el gusto, el tacto, el olfato y el oído.

La realidad de las emociones

Jesucristo, realmente enfrentó todas las emociones y los


sentimientos de la vida humana y lo hizo para proveernos de recursos con el fin de que
pudiéramos controlarlas. La persona que vive motivada solamente por sus sentimientos
restará valor e importancia a todos los principios bíblicos y no podrá estar en pie en las
pruebas.

«Pero pida con fe, no dudando nada; porque él que duda es semejante a la onda del mar,
que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra». Santiago 1.6

Una tristeza intensa va seguida de un gran gozo y


júbilo. Una depresión viene después de un gran
entusiasmo. En el caso de Elías, fue así: él se sintió
desanimado después de cortarle la cabeza a los
profetas de Baal. Es posible que el ascenso y el
descenso de las emociones no sólo descalifiquen a
un creyente para andar en el espíritu, sino que también lo empujen a andar en la carne.

Cuando el espíritu comience a dirigir la vida del hombre, las emociones se controlarán.
Como consecuencia, el silencio total de las emociones es una condición para poder caminar
en el espíritu.

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¿Cuál es la diferencia entre la inspiración y las emociones?

La inspiración es impartida por el Las emociones son impartidas por


Espíritu Santo y no necesita circunstancias externas y se marchitan
ningún estímulo externo para siempre de tiempo en tiempo. No
funcionar. La inspiración nace de permanecen.
nuestro interior.

¿Cómo las emociones afectan nuestra vida?

1. Influyen en nuestras relaciones con otros.


Nosotros somos el producto de nuestras
experiencias pasadas, y nuestras reacciones surgen
de acuerdo a las heridas que hemos experimentado
en el pasado.
Por ejemplo, una mujer que fue abusada por su
esposo va a estar siempre a la defensiva en cualquier otra relación. Otro caso sería el de
una persona que tiene raíz de rechazo que le impide manifestar sus emociones y, como
consecuencia, se crea una baja estima.

2. Serán un obstáculo para nuestra fe. Si


nos dejamos guiar por las emociones, será
muy difícil creer la palabra de Dios. Siempre
vamos a querer ver primero para después
creer. Los creyentes debemos caminar por
convicción y no por emoción. Las heridas
emocionales impiden entregarse al cuerpo de
Cristo efectivamente y convivir en amor sin temor a ser rechazado. Las heridas del pasado
están dañando su presente y su felicidad.

«Porque por fe andamos, no por vista». 2 corintios 5.7

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Mecanismos de defensa que utilizamos cuando estamos heridos

Muchos creyentes que han sido heridos, esconden el dolor


en lo profundo y evitan por todos los medios hablar de ello.
Otros usan mecanismos de defensa, tales como:

• Proyectar rechazo: Este caso se da cuando la persona


siente y muestra un rechazo a reconocer que ha sido
herida, prefiere negarlo (rechazar la idea) antes que
enfrentarse con ella y hacer algo para sanarse.

• Autojustificación: Es un mecanismo de defensa utilizado por la persona herida cuando se


siente incapaz de aceptar la responsabilidad que le corresponde sobre sus actos. Prefiere
poner cualquier excusa, por más inverosímil que sea, antes que reconocer que algo no está
bien en su vida.

• Aislamiento: Esto sucede cuando la persona herida decide apartarse del resto, rechazando
toda posibilidad de ayuda, y prefiriendo de esta manera, permanecer aferrado a sus heridas.

¿Cómo lidiar con las emociones heridas?

1. Enfrentando la verdad.

Muchas veces, confrontar la verdad es muy doloroso; pero recuerde que la puerta por
donde entró el dolor, es la misma puerta por donde debe salir. «Y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres». Juan 8.32

Las heridas escondidas, los traumas, la falta de perdón, los abusos de todo tipo y los
pecados, son como una comida podrida en un refrigerador. Muchas veces, percibimos el
mal olor y no sabemos de dónde viene; pero más tarde, encontramos que hay algo podrido
en el refrigerador que lo está contaminando todo.

2. Confesando que nos duele. «Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por
otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho». Santiago 5.16

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3 Perdonando y olvidando
El perdón no es un sentimiento, es una decisión.
Tenemos que perdonar a aquellos que nos han ofendido.
«Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre que está
en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas».
Marcos 11.25 4.

4. Desarrollando dominio propio. Tomemos una decisión firme de caminar de acuerdo


al espíritu y no por emociones. "Y sobre todas las cosas, desarrollemos dominio propio".
«Digo, pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne». Gálatas 5.16
5.

5. Haciendo un compromiso. Hacer un compromiso verdadero de no vivir por


emociones sino por los principios de la palabra de Dios.

6. Dando prioridad a la intuición del Espíritu Santo.


Conocimiento inmediato de la verdad que nos ofrece el
Espíritu Santo sin necesidad de razonarla.

«No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas". He
aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz. ¿No la conoceréis? Otra vez abriré
camino en el desierto, y ríos en la soledad». Isaías 43.18, 19

¿Qué es la mente?

La mente es la parte del hombre donde se encuentra la


habilidad de razonar, y donde radica la habilidad de
escoger. Tanto razonar como escoger son las dos
características que nos diferencian de los demás seres
creados.

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¿Qué hacemos con la mente?

La mente necesita ser renovada por medio de la palabra de Dios. Antes de ser creyentes,
teníamos un sinnúmero de patrones, ideologías, argumentos y formas de pensar diferentes
y contrarios a la voluntad de Dios. Mas ahora que estamos en Cristo, necesitamos renovar
y quitar de nuestra mente esas ideas viejas para poner los nuevos conceptos de la palabra
de Dios.

¿Cómo renovamos nuestra mente?

• Poniendo repetidamente la palabra de Dios en nuestra mente. Leyendo la Biblia,


escuchando predicaciones, etcétera.

• Meditando en la palabra de Dios. Es hora de que nuestra mente se concentre sólo en esta
verdad.

Ya no vivan como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar.
Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y
perfecto. Romanos 12:1

La palabra renovar se compone de dos vocablos: re


significa repetir; novar significa nuevo. En otras palabras,
lo que está diciendo es que quiten lo viejo y repetidamente
pongan algo nuevo en su mente: la palabra de Dios. Cuando
la mente es renovada, la voluntad rendida y las emociones
controladas por el Espíritu Santo, habrá una cooperación
para la unificación en el ser total y, entonces, Dios hará algo
nuevo.

¿Qué es el cuerpo?

El cuerpo es el asiento de los deseos y las pasiones naturales. Es el medio que usan el
espíritu y el alma para proyectarse hacia el mundo.

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Entonces, podemos decir que el hombre es un espíritu, que


tiene un alma y que vive dentro de un cuerpo físico. Al haber
estudiado las divisiones del hombre total: espíritu, alma y
cuerpo, y habiendo reconocido que es el espíritu el que nace
de nuevo, y que el alma (voluntad, emociones y mente)
necesita ser renovada, entenderemos el porqué de la sanidad
interior. Nuestra voluntad debe rendirse, vaciarse y quebrantarse
para hacer la voluntad de Dios.

Las emociones deben ser restauradas y sanadas para que no queden indefinidamente las
heridas del pasado.

• La mente debe ser renovada repetidamente colocando la palabra de Dios en ella. De esta
manera, se logra efectivamente el crecimiento espiritual del ser total, alcanzando la estatura
de la plenitud de Cristo a un hombre perfecto.

En fin, los creyentes deben pasar por este proceso con la seguridad y profunda convicción
de que la redención perfecta, efectuada por Jesucristo en la cruz fue más que suficiente para
libertarlos y sanarlos de las heridas del pasado.

Lección 3
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Sanidad integral
"¡Mamá, cierra los ojos! ¡Allá hay una culebra!" -gritó Francia. Ella sabía que las
culebras afectaban a su mamá en gran manera.
"No cerré los ojos" -Esther me contó más tarde" - Yo vi todo el programa de televisión
acerca de esa culebra, sin desmayarme. Entonces supe que Dios me había sanado. Sólo Él
pudo cambiarme de tal forma".

Esther tenía cinco años cuando "la violencia" llegó a su peor época en su tierra. Ella vio
a su padre de rodillas, rogando a los soldados que no lo mataran y que no violaran a las
mujeres de su familia.

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Como ellas tenían familiares influyentes entre los conservadores, finalmente los convenció
y no lo hicieron. Era la época en Colombia cuando liberales y conservadores se mataban unos
a otros, en una cadena interminable de odio, venganza y barbarie.

Muchas veces Esther vio los cuerpos mutilados


que eran tirados a un precipicio cerca de su
casa. También recordaba claramente los
cuervos que volaban en círculos continuos, a la
espera de dar inicio a su banquete. Recordaba
un día en especial cuando, acompañada de su
hermana, fue a traer agua del arroyo que corría
cerca de dicho precipicio. Al acercarse allí,
observaron a dos hombres que cargaban un cuerpo
amarrado de pies y manos a un palo. De repente, Esther se dio cuenta de que el cuerpo no
tenía cabeza y que un hombre que venía atrás la traía dentro de un costal lleno de sangre.

Estas experiencias se repitieron continuamente durante más de dos años, al término de los
cuales toda la familia debió abandonar la granja, la cual había sido totalmente incendiada.
Esta fue la única alternativa que tuvieron para salvar sus propias vidas. Ya adulta, Esther le
tenía pavor al campo. Si veía una culebra en la televisión, era tal el pánico que se desmayaba.
Además, odiaba a la gente que los había hecho sufrir tanto.

Ese odio y terror, en lugar de menguar, creció cada


vez más, hasta que un día, como consecuencia de
todo ello, se encontró recluida en un hospital mental
donde debió permanecer por espacio de tres meses.
"Si hubiera sido hombre, me hubiera ido a la
guerrilla. Quería matar a esa gente que nos hizo
sufrir tanto" -decía Esther. Con el paso del tiempo,
Esther oyó decir que Cristo quería transformar su vida, si ella le aceptaba como su Señor y
Salvador personal. Entonces decidió abrirle su corazón a Jesús y recibirlo, y su vida cambió
radicalmente.
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Sin embargo, el pavor al campo y a las culebras permanecieron, y al oír hablar de la


guerrilla se llenaba de terror. Después de un curso de
sanidad sicológica, Esther me pidió una cita. Con
lágrimas me contó su historia, temblaba al recordar
sucedido durante "la violencia". Al terminar su
relato, pedí a Dios que le abriera los ojos
espirituales para que "viera" lo que habría hecho
Cristo si Él hubiera venido a su granja durante aquel
tiempo. Le dije que recordara otra vez la escena donde su padre estaba arrodillado con las
manos en alto, rogando a los soldados que lo rodeaban y apuntaban con sus rifles, que no
lo mataran y que no violaran a las mujeres de su familia.

"Esther -le dije-, mira ahora la forma en que Cristo hubiera entrado en esta escena.
Observa la manera como Él hubiese ido hasta donde se encontraban los soldados y recogido
todas sus armas.

El echaría fuera todo ese odio que está dentro de ellos, y uno por uno caerían de rodillas
delante de su presencia. (La Biblia dice que cada rodilla se doblará delante de Él). Luego iría
donde está tu papá y pondría en pie. Mira como lo abraza y le quita todo su terror. Ahora
Cristo viene hacia ti; te toma en sus y calma tu terror y temblor".

Di ahora, ¡Cristo, yo echo sobre ti todo este terror y odio que siento! ¡Tómalo tú y cárgalo
por mí en la cruz!" "Ahora, Esther -le dije-, recuerda la escena de aquel cuerpo sin cabeza.
Ve al arroyo otra vez con tu hermana. Allí vienen esos dos hombres cargándole atado a un
palo, pero. ¡mira! allí. viene Cristo. (Recuerda lo que Él hizo con el hijo de la viuda que
murió, lo resucitó). Mira ahora como Cristo se acerca a estos hombres y les ordena que lo
pongan en el suelo. Luego exige al otro hombre que tiene la cabeza en el costal, que la traiga
y la coloque en el lugar que corresponde, unida al cuerpo.

Ahora Cristo hace lo mismo que Dios hizo con los huesos secos en Ezequiel, capítulo
37: le devuelve la vida. El levanta a aquel hombre y le quita todo el terror que sintió en el
momento que fue asesinado".

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Colocando mis manos los oídos y los ojos de ore diciendo: Gracias, Dios mío, porque tu
hubieras preservado la vida de ese hombre. Ahora sana el recuerdo de lo que han visto estos
ojos y oído estos oídos; sana el cerebro que ha almacenado estas escenas y haz que cada
vez que Esther recuerde dichas imágenes las vea como tú las hubieras restaurado"

Unas semanas más tarde, Esther y


su hija estaban viendo televisión
donde apareció la culebra; Esther
supo que DIOS le habla sanado
porque pudo mirar la culebra con
calma. Para ella las culebras habían
llegado a ser símbolo de todo el terror
de su niñez. Ahora el símbolo
también estaba perdiendo su
significado.

¿Cómo es posible que una persona pueda llegar


a tener problemas tan agudos en su vida? Para
entenderlo tenemos que comprender la manera en
que Dios nos ha creado. Él nos conoce mejor que
nosotros mismos. Los psicólogos que estudian al
individuo logran encontrar ciertas verdades
respecto a nuestra naturaleza, pero la Persona que
nos creó nos conoce detallada y minuciosamente en todos los aspectos de nuestra existencia.

Si hay algo que no anda bien, Dios conoce claramente


el origen del problema y tiene la capacidad de
solucionarlo, si nosotros se lo permitimos. Si un automóvil
no marcha bien, podemos llevarlo al taller; el mecánico,
quien ha estudiado y conoce su oficio, está en capacidad
de reparar algunas de las partes dañadas. Pero si el
automóvil tiene un problema muy grave, hay que enviarlo a la fábrica donde fue construido.

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En Lucas 4:18, 19 y 21 Cristo dice:

El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los
cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable
del Señor. Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Cristo ha venido a sanar a
los quebrantados de corazón. El vino a libertar a los cautivos, incluyendo la cautividad que
generan nuestros propios complejos. ¡Cristo ha venido para darnos libertad! En el Salmo
147:3 dice: "El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas". Dios no nos regaña
cuando tenemos heridas; Él nos sana. En Isaías 53:4-5 dice:

“Ciertamente llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos


por azotado, por herido y abatido. Mas El herido de Dios fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre El, y por su llaga fuimos nosotros
curados”.

Observemos el versículo 4 nuevamente. Cristo llevó nuestras enfermedades y nuestros


dolores. Dolores y enfermedades son dos vocablos diferentes con distintos significados que
pueden presentarse simultáneamente o en situaciones independientes. La Palabra del Señor
nos habla en cuanto a nuestras enfermedades físicas y nuestros dolores, psíquicos. El también
llevó nuestros pecados. Todo lo anterior nos permite concluir que enfermedad, dolor y pecado
son nominativos diferentes que afectan diferentes partes de nuestro ser.

En la primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 5, versículos


23 y 24, la Palabra del Señor nos dice:

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo


vuestro ser espíritu, alma y cuerpo, sean guardados
irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es
el que os llama, el cual también lo hará”

En griego, el idioma original en el cual el Nuevo Testamento fue escrito, la palabra que
quiere decir alma es psykhe, la cual da origen a nuestra palabra siquis o psicología.

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Al leer versículo tal como está en el original, encontramos. El mismo DIOS de paz os
santifique por completo y todo ser, espíritu, siquis y cuerpo, sean guardados irreprensibles
para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará".
Podemos entonces representar estas tres partes del ser humano por medio de un triángulo

Ahora bien, analicemos estas tres áreas:

1. SÁNIDAD ESPIRITUAL

Oímos decir con mucha frecuencia en nuestras iglesias


que Cristo vino para sanarnos espiritualmente. Y perdonar
nuestros pecados. Esta es la base de nuestra sanidad.
Podemos indicarla por medio de la base del triángulo que
aparece en la figura de arriba.

Cuando nos entregamos al Señor Jesucristo, Él entra en nuestra vida, nos limpia de
nuestros pecados, nos hace sus hijos y nos da su salvación.
La palabra soso en griego quiere decir
indiscriminadamente, salvar y sanar. No existe en tal
sentido dos palabras diferentes. Cristo no vino solamente
para salvamos, sino también para sanamos. Cuando Él
salva espiritualmente, sana también nuestro espíritu.
Ambos elementos son parte de un proceso único y completo.

2. SANIDAD FÍSICA: La Biblia también nos habla acerca de la sanidad física.


Santiago nos dice que, si alguien está enfermo, debe llamar a los ancianos de la iglesia,
quienes le ungirán con aceite, orarán por él y Dios le sanará. De dicha sanidad física oímos
hablar con mucha frecuencia. Constantemente las iglesias realizan grandes campañas
donde se ora por sanidad física.

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3. SANIDAD PSICOLÓGICA

La estructura sicológica es una parte muy importante de nuestra


naturaleza humana. Sin embargo, casi nunca se hablar en
nuevas iglesias acerca de la sanidad que esta área requiere.
Casi nunca se menciona que Cristo también vino para sanar
nuestra siquis. (Mente) Dicha sanidad casi siempre la dejamos
en manos de los psicólogos, la mayoría de los cuales no
conocen a Cristo.

En Santiago 5:14-16 no solamente se habla de los enfermos que han de ser sanados y los
pecados que serán perdonados; también se nos dice que debemos confesar nuestras ofensas
los unos a los otros, y orar los unos por los otros para que seamos sanados.

4. SANIDAD INTEGRAL

Un aspecto muy importante es el hecho de que. cada uno de los procesos de sanidad se
lleva a cabo por medio de la oración. Ésta ha de ser el instrumento determinante en el
desarrollo de tal ministerio. Continuamente ayunamos y oramos, buscando echar fuera
demonios, con el fin de encontrar en el Señor solución a nuestros problemas. Si hay demonios
en la vida de alguien, desde luego, se deben echar fuera; pero muchas veces el problema no
se encuentra en el área espiritual, sino en el área psíquica.

Recuerdo cuando estuve atendiendo el caso de un joven a


quien habían tratado de expulsarle demonios en siete
ocasiones sin ningún éxito. El problema no se hallaba en su
área espiritual, sino en el área psicológica. Tenía una herida
profunda que le había causado su padre. Cuando empezó a
ser sanado de este problema psicológico. los presuntos
"demonios" desaparecieron.

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Lección 4
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Función de la mente
¿Cómo es posible que lo posible en el pasado nos siga molestando?

Nos decimos ¡Ya no me duele tanto! ¡Ya he olvidado eso! ¡Ahora me va mejor! Pero
seguimos acomplejados y deprimidos. ¿Qué es lo que nos pasa?

EL CONSCIENTE

Todos hemos oído decir que una parte consciente, la cual está
enfocada en las actividades que estamos realizando. Somos
conscientes de lo que sucede alrededor. Esto se puede expresar
gráficamente de la siguiente manera:

En un salón de conferencia uno enfoca su mente en lo que


está escuchando. A la vez está consciente de las luces que están
encendidas en el salón, las personas que están sentadas hacia los lados, y el ruido de vehículos
que transitan por las calles. Al enfocar la mente en el bebé que está llorando en el mismo
salón, podemos percibir la voz del conferencista. Sin embargo, somos conscientes de lo
mucho que sucede a nuestro alrededor.

EL SUBCONSCIENTE

¿Puedes recordar exactamente lo que estabas haciendo ayer a esta hora? ¿Estabas acaso
trabajando en la casa, en la oficina, alistando la ropa de los niños, o viajando quizás?

Es bastante fácil. Probemos ahora con algunos períodos de tiempo


más amplios. ¿Puedes recordar lo que estabas haciendo hace
quince días, hace un mes, hace un año, hace cinco años? Esto se
hace cada vez más difícil. Analicemos entonces las razones que
originan esa dificultad.

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Debajo del nivel consciente de nuestra mente, se encuentra el subconsciente. Esto puede ser
ilustrado de la siguiente manera:

En el subconsciente se reciben experiencias e impresiones. Es fácil recordar lo que ocurre


en el momento presente cuando ellas están sucediéndonos y afectándonos. Sin embargo, con
el paso del tiempo, lo sucedido desciende al subconsciente, donde solamente nos es posible
recordarlo deteniéndonos a pensarlo cuidadosamente. Entre más tiempo transcurre, más
difícil se hará recordarlo.

EL INCONSCIENTE

¿Puedes recordar lo que hiciste en esta misma fecha, hace cinco, diez o más años? Cuando
la imagen del evento sucedido, pasa al inconsciente, ya no puede ser recordado. Esto se puede
ilustrar de la siguiente manera:

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Este proceso se llama "olvido pasivo". Es indispensable, porque de otra forma sería
horrible si tuviéramos presente lo que nos ha sucedido durante toda la vida. No habría lugar
en la mente para nuevas experiencias.

Hay otra clase de olvido llamado “olvido activo. Es cuando nos


sucede algo que nos duele demasiado, la mente lo reprime en
el inconsciente. La mente reprime los recuerdos demasiado
dolorosos. Esto se observa en las personas que padecen
epilepsia, que cuando se le somete a cirugía cerebral, no se les
anestesia totalmente. En un estado consciente, les aplican
pequeños electrodos en el cerebro y una corriente muy leve, así
que el paciente comienza a revivir alguna experiencia del pasado.

Ejemplo: escuchar una canción que no había escuchado desde su niñez.

También podría acordarse de una persona que no ha visto desde la niñez, o recordar una
conversación con alguien del pasado.

Dios nos dice que El olvida nuestros pecados, pero nosotros no podemos hacerlo. No
podemos recordar todo, pero lo sucedido está allí debajo, guardado muy profundamente en
el fondo de nuestro inconsciente.

Sucede, como enseñábamos anteriormente, que cuando entra algo doloroso en el


inconsciente lo reprimimos. La mente lo coloca debajo de la línea de represión. Este proceso
de represión podemos ilustrarlo así.
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Como consecuencia de lo anterior, llegamos a pensar que lo hemos olvidado. Sin


embargo, ello continúa “vivo” en nosotros. Más tarde reprimimos otros sucesos dolorosos y
a éstos agregamos otros.

Cuando yo estaba estudiando enfermería, teníamos cinco profesoras que nos ayudaban a
arreglar las camas, colocar inyecciones, etc. Siempre que yo tenía que hacer una
demostración bajo la supervisión de la señorita Tíffany, parecía que mis manos se enredaban
totalmente y que yo perdía el control, haciendo todo torpemente. Yo no podía hacer nada
bien frente a ella, mientras que, con las otras profesoras, todo me salía bien.

¿Qué me estaba sucediendo? ¿Por qué no podía hacerlo con fluidez?

Un día la profesora Tiffany me preguntó, que por qué no


me comportaba con ella como solía hacerlo con las otras
profesoras. Yo no sabía que responderle, solamente le tenía
tanto temor de ella que no ni siquiera pude decirle cuanto le
temía.

La respuesta la encontré unos años más tarde en mis


estudios de psicología, cuando descubrí que la cara de
Tiffany era muy parecida a la de mi maestra de tercer año de
primaria cuando era niña, quien me infundía mucho temor,
ya que me castigaba drásticamente, parándome en frente de
toda la clase por cosas que yo no había hecho.

Historia de Alicia

Alicia era una joven que tenía problemas con todas las personas con quienes trabajaba,
pero ella sostenía que el problema estaba en quienes trabajaban con ella, y no en ella. Al
hablar conmigo, yo le hice preguntas sobre su niñez. ¿Qué cosas significativas han
ocurrido en tu vida? ¿Cómo habían sido esas cosas?

Ella me respondió que no era como las demás personas que podían recordar su niñez.
Solo recordaba a partir de sus once años.

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Lo único que recuerdo, son los comentarios de algunas personas quienes dicen que cuando
yo nací, mi hermano estaba muy feliz. “fuera de eso no recuerdo nada.”

Poco tiempo después, Alicia tuvo un disgusto con una


persona, entonces quiso hablar conmigo, pero al momento
no pudimos hacerlo, sino hasta tres meses más tarde.
Entonces, al preguntarle del conflicto, me dijo que, no
podía recordarse muy bien. Y me agregó, “Me parece
que fue así de esta manera, pero francamente no lo puedo
recordar muy bien. Sabe, eso es lo que siempre me pasa
con cualquier cosa que me duele. Después que pasa un
tiempo, no lo puedo tener presente”.

¿Qué pasó con Alicia?

Le pedí que oráramos para que Dios traiga a memoria aquellas experiencias dolorosas que
no podíamos recordar en el pasado. Después de un año me la encontré y me dijo: “¿sabe
algo? Ya puedo recordar muchas cosas de mi niñez”

Al principio Alicia tenía un bloqueo casi total, pero en la medida en que Dios la fue
sanando, ella pudo traer a su mente todos esos recuerdos reprimidos. Hace poco, la volví a
encontrar y me dijo que cada vez más, está recordando esas experiencias dolorosas, las cuales
Dios le ha dado la oportunidad de traer al presente para sanar.

Actividad en clase: Pida a sus estudiantes que saquen papel y lápiz hagan un reposo de 5
minutos de silencio, y concentración, para que logren tratar de recordar alguna experiencia
dolorosa del pasado. Luego de identificarla, escribirla y meditar en ella. Si alguno desea
compartirla públicamente, el maestro le otorga el permiso de hacerlo.

Luego de exponer su experiencia del pasado, el maestro le hace preguntas genuinas. ¿Cómo
te hace sentir esa experiencia ahora? ¿Qué emociones sientes? ¿miedo, tristeza etc.?
Lección 5
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Necesidades humanas básicas


Hay necesidades básicas en cada ser humano, que tienen que ser satisfechas durante la
niñez. Si eso no sucede, vamos a tener muchas dificultades cuando seamos adultos.

¿Cuáles son esas necesidades que al ser satisfechas hacen que los niños se desarrollen
normalmente sin heridas? Tenemos necesidades básicas primarias, tales como: la comida, el
aire, el agua, el abrigo, etcétera. Sin estas cosas no subsistiríamos. Hay otras necesidades que
llamamos secundarias. Cuatro de ellas son las siguientes:

1. EL AMOR

Los niños pueden morir por falta de amor. El niño al nacer es como
un vaso vacío; no puede dar amor. Los padres, en primer lugar, la
madre y luego el padre, tiene n que llenar de amor este vaso. El
amor tiene que ser expresado de una manera que el niño pueda
sentirlo. Tenemos que echarle más amor, hasta que el vaso se llene
y comience a rebosar, entonces el niño podrá empezar a dar amor.

Si este (vaso vacío) nunca se llena, el niño nunca podrá dar amor.
Más aún, (su vaso) llegará a ser un vaso sin fondo, el cual se podrá
(echar) amor sin medida y nunca se llenará. El niño nunca se
sentirá amado. Mas tarde, puede casarse y su cónyuge podrá
amarlo muchísimo, sin embargo, no se sentirá amado ni tampoco
podrá dar amor. (¿cómo es posible que un niño tan pequeño pueda
saber si es amado o no?) él aún no entiende si le decimos: Yo te amo.

Unos psicólogos estudiaban comportamiento de nuevas madres recluidas en una cárcel.


Ellos querían saber si podían predecir cuales madres iban a quedarse con sus hijos y cuales
los darían en adopción. Las madres todavía no sabían si iban a quedarse con sus bebes o no.
Pronto los psicólogos supieron cómo iban a decidirse ellas. ¿cómo lo supieron?
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Las madres que al final se quedaban con sus hijos, al recibirlos en sus brazos, tocaban la
cabecita del bebé, por la yema de los dedos y luego con toda la mano; lo desenvolvían, y les
contaban los deditos de la mano; le miraban los brazos, el abdomen, las piernas y le contaban
los deditos de los pies. Luego lo envolvían después y lo alimentaban. Las madres que dieron
al bebe en adopción, lo recibían en los brazos y de una vez lo alimentaban. Si los psicólogos
pudieron notar una diferencia tan grande en el comportamiento de las madres, y predecir
cuáles iban a quedarse con sus hijos, ¿cuánto más puede el bebé sentir si su madre de veras
lo quiere? y ¿cuántas madres cuidan a sus hijos con disgustos? Después el niño, ya adulto,
muy dentro de sí, se siente rechazado.

Historia sobre Cristian

En nuestra familia, tuvimos una experiencia muy triste, de un


niño que no se sentía amado. Un familiar nuestro, no vivía una
vida cristiana. Al quedar su novia embarazada, se casaron
rápidamente para que nadie se enterara de la situación. Una vez
casados, se dieron cuenta de que no se conocían suficientemente.

Después que nació Cristian se cansaron de quedarse en casa, y le


dejaban en su cuna, mientras el uno salía para la discoteca y el otro para el café. Casi tres
años más tarde, vino el divorcio y a Cristian lo dejaron con la tía abuela. Quien lo amaba y
lo cuidaba bien. Sin embargo, ella tenía casi setenta años, y no tuvo la fuerza para cuidarlo
más que un año.

Luego un tío de Cristian se casó, y le ofreció su hogar. Cristian comprendió que no podía
quedarse con la tía abuela. “Tía” ¿no puedo quedarme contigo? ¿tú
no me vas a mandar lejos verdad? Efectivamente llegó el día que la
abuela no podía quedarse con él. Y Cristian tuvo que quedarse con
el tío. El tío y su esposa amaban a Cristian y le aseguraron que esa
sería su familia; el sería su hijo para siempre y ellos serían sus
padres. Le dijeron que su mamá lo amaba, pero más bien como una tía.
Al fin, Cristian aceptó a su nueva familia y a sus dos hermanos que nacieron de sus tíos.

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Un día su madre vino a llevarlo de vacaciones con ellas y le dijo: “Yo soy tu mamá. Es
tu tía quien te ama como tía y yo te amo de veras como mamá”. Sin embargo, al fin del mes,
ella dejó nuevamente a Cristian con sus tíos. El pobre Cristian ya estaba completamente
confundido, (si la mamá lo amaba como mamá y la tía como tía, ¿por qué la mamá lo dejó
con la tía, quien le dijo que ella lo amaba como mamá y la mamá lo amaba como tía?)

En fin, lo único que Cristian podía hacer, era sentarse en la cama y escuchar un disco
que la mamá le había regalado. Ya no jugaba y no podía ir a jardín infantil. Al fin los tíos
lo llevaron a un psicólogo y los tíos lo llevaron a un Kindergarten, para niños con
problemas. Cristian tenía los hombros encogidos y estaba muy flaco, parecía viejo, y sufría
de asma.

Sus tíos le dieron todo el amor posible, pero Cristian


no podía sentirse amado. El psicólogo le dijo que el
problema se debía a que de bebé lo dejaban en la
cuna solo por largas horas. Entonces la madre
decidió llevarse a Cristian para cuidarlo ella misma.
Lo cuidó bien; lo llevó a un colegio especial y a un
psicólogo. Sin embargo, en sus vacaciones no quiso
llevar a Cristian, y lo dejó solo con su padre y la madrasta.

El asma de Cristian había empeorado a través de los años. La madre


había decidido que, al volver de vacaciones, lo enviaría por
quince días, a una isla donde trataban a los niños con asma.
Luego de volver de vacaciones, se dio cuenta que su hijo había
empeorado con el asma, pero ya era demasiado tarde. Aunque
lo llevó al hospital, el niño murió. El psiquiatra, aprobó que su
muerte debía a la falta de amor de los padres.

Aunque sus últimos meses los pasó con sus padres, ya era demasiado tarde. A pesar de
que Cristian recibió amor después de tanto años después, el vaso estaba roto y no podía
sentir el amor.

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2. EL PERDÓN

Otra necesidad que se comienza desde la


niñez, es recibir perdón. Los padres, tienen que
perdonar al niño. Si el no recibe suficiente
perdón por los errores, hasta llenar su vaso y
hacerlo rebosar, cuando llegue a ser adulto, no
existirá perdón en el para poder perdonar a
otros. Nadie puede perdonar más, de lo que ha
sido perdonado.

El perdón el algo muy sutil. Decimos “perdono, pero no olvido” ¡Eso no es perdón!
Perdón es quedar con la persona como si el asunto no hubiera ocurrido. Dijimos a nuestros
hijos que le amaríamos por siempre, sin importar lo que ellos hicieran, aunque algún día
hicieran algo tan terrible, aunque tengan que ir a la cárcel, aun los amaríamos y
perdonaríamos. Estaríamos muy tristes; oraríamos y ayunaríamos hasta que se arrepintieran,
pero jamás dejaríamos de amarlos, tampoco de perdonarlos.

Veamos esto con un ejemplo

Habíamos enseñado a nuestros hijos que no debían brincar


encima de las camas para no dañar los colchones, pero un día
al acostarles, encontré el colchón de David casi hecho pedazos.
El algodón del colchón estaba amontonado por partes y en otras
partes no había nada, en realidad había quedado inservible.

David -le llamé-, ¿estuviste brincando encima de tu cama?" "No no,


mamá -dijo él-, yo no estaba brincando encima de mi cama". "No, mamá” -agregó Ruthie-,
él realmente no estaba brincando encima de la cama, sino que se metió debajo del colchón
para 'jugar a la carpa'''. "Pero, niños, miren lo que hicieron. Destruyeron el colchón ya no
sirve para nada.

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¿Cómo se les ocurrió hacer algo así? No tenemos dinero para comprar otro – les aleccioné
mientras trataba de acomodar el algodón. No pudiendo arreglar bien el daño, tuve que
acostar a David en el colchón "medio arreglado".

"Mamá -dijo David-, lo siento mucho, perdóname”. Entonces, tragándome las palabras
le contesté: "Está bien, David, yo te perdono". Pero la siguiente noche, al ver el colchón
que no había logrado arreglar bien, nuevamente les aleccioné: "David, ¿cómo se te ocurrió
dañar el colchón así? No podemos comprarte otro. "Mamá -lloró David-, nunca volveré a
hacerlo, por favor perdóname". "Está bien, David, te perdono" -le dije otra vez. Sin
embargo, la próxima noche al ver el colchón le dije: "Ay, David, mira este colchón, es
terrible". "Mamá -dijo David llorando ¿no podre nunca ser perdonado?"

Eso me hizo reflexionar. ¿Qué estaba enseñando a mi hijo? Le había dicho que jamás
dejaría de perdonarle, hiciera lo que hiciera, pero ahora le estaba demostrando que dañar
el colchón no estaba incluido. ¿Qué clase de perdón era ese? Así no era como Dios me
había perdonado a mí.

Tomé a David en mis brazos y le pedí perdón por no haberle perdonado verdaderamente.
Luego invertí el colchón de tal manera que yo no tenía que ver la parte dañada cada noche.
En ese caso yo no estaba llenando el "vaso" de David con perdón, más bien, estaba
diciéndole que hay ciertas cosas que son tan terribles que no pueden ser perdonadas.

Reflexión: Como cristianos sabemos que tenemos que perdonar a otros. La pobre persona
trata de "amasar" sus sentimientos hasta que alcanza a sentir algo
parecido al perdón. Entonces dice que perdona a la persona que le
hizo daño, y reprime todo el dolor que siente en cuanto al asunto.

El hecho es que nosotros no podemos perdonar más de lo que


hemos sido perdonados. Muchos de nosotros hemos sido tan
heridos que jamás podemos perdonar a la persona que nos hizo
daño.

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Sin embargo, sabiendo que como creyentes tenemos que perdonar, tratamos y tratamos
de "amasar" sentimientos de perdón y nos sentimos culpables por no alcanzar a formar esos
buenos sentimientos. En verdad, vivimos en "bancarrota" en cuanto, a sentimientos de
perdón, no los tenemos y no podemos crearlos.

3. LA PROTECCIÓN

La tercera necesidad de cada persona es la de protección. Pero esto inicia desde la niñez.
Cada niño tiene que sentirse seguro y necesita tener a sus padres como un muro entre él y
el mundo. Muchas veces el niño, no solo siente esa falta de protección, sino que los mismos
padres inspiran temor a sus hijos con exclamaciones como: ¡Cuidado, la policía! ¡El coco
te va a coger! ¡Si no te comportas bien el coco viene esta noche y te va a llevar! Ellos
mismos infunden temor en su niño.

El maestro pregunta a los estudiantes, sobre algunas de sus experiencias sobre las veces
que se han sentido desprotegidos.

EL ELOGIO

Otra necesidad básica que todos


tenemos, es la de ser elogiados. Muchas
veces nos elogian, y no logramos
sobrellevar adecuadamente los elogios y
nos llenamos de orgullo. Un elogio mal
digerido, termina causando peligro en las
personas. Dicen los expertos que esto
comienza desde la niñez.

El niño al nacer no sabe nada de sí mismo, pues ni siquiera entiende que existe. No sabe
dónde termina su cuerpo, ni dónde empieza la cuna. Está allí; lindo, tierno, aunque tiene
ciertas capacidades, como chupar sus dedos y llorar, no comprende nada en cuanto a sí
mismo.

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Para mí fue muy interesante observar a nuestros niños cuando tenían unos meses. Se metían
el dedo gordo del pie a la boca y al mordérselo gritaban como si alguien les hubiera hecho
algo horrible. No sabían que ese dedo era parte de ellos.

Como el niño no entiende nada en cuanto a sí mismo, no sabe si es


una persona que tiene valor o si es una persona que no merece nada.
La única manera que tiene de saber algo en cuanto a sí mismo, es
escuchando lo que en primer lugar la madre, y el padre, y luego los
hermanos y compañeros dicen de él. Si con frecuencia le dicen que
no vale nada, que no sirve para nada, que todo lo hace mal, el niño va a
pensar que así es él. Va a sentir que no vale nada.

Cuántas veces los padres exclaman: "¡Pero es que este niño no sirve para nada!" Cuando
vivíamos en Montería, visitábamos mucho a los miembros de la iglesia. Las madres nos
presentaban a sus hijos diciéndonos, por ejemplo: "Esta es Blanca; Me resultó muy buena,
en cambio esa "negrita" no me sirve para nada." Aquella madre estaba haciendo que la
negrita sintiera que no servía para nada. Eso es lo que la negrita va pensar de sí misma. Y
Blanca va a saber que ella, no tiene tanto valor como la mamá dice. Sabe dentro de sí, que
ella también a veces es boba y otras veces tampoco sirve para nada

Todos éstos son ejemplos de personas que no satisficieron sus necesidades básicas en la
niñez. Tales niños, cuando son adultos, sufren de sentimientos y complejos profundos de
inseguridad, inferioridad, y muchos otros más.

Lección 6
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Complejos de inferioridad
Todos nosotros tenemos complejos. Ellos son el producto de no haber recibido amor,
perdón, protección o alabanza de una forma adecuada. Muchos tenemos complejos de
inferioridad muy agudos. El complejo de inferioridad podríamos decir que es como un
termómetro.
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En la historia ha habido solamente una persona


completamente equilibrada. Él no se sintió inferior ni
superior. Estaba en el punto cero del termómetro. Cristo fue
la única persona en este mundo que pudo vivir en este punto.
En Juan 8:14 dijo: "Yo sé de dónde he venido, yo sé a dónde
voy". Él era Dios, pero no se sentía superior. Fue clavado en
la cruz, pero no se sintió inferior. Pudo enfrentarse con reyes,
pero no se sintió tan superior que no quisiera hablar con la
mujer de la calle.

Nosotros nunca podremos llegar al grado a que Él llegó. Pero esa debe ser nuestra meta.
Nosotros siempre nos encontramos debajo de la línea cero; siempre nos sentimos inferiores
a otras personas en algún grado.

Si tenemos sentimientos de inferioridad de dos grados en el termómetro, tenemos que


compensar esa deficiencia haciendo cosas que nos hagan sentir en dos grados superiores a
los demás; de lo contrario vamos al suicidio, no podemos vivir con esa descompensación.
Por eso, tenemos que comportarnos en una forma de superioridad de dos grados. Si sentimos
una inferioridad de cuatro grados, tenemos que llenarlos con una actitud de superioridad de
cuatro grados, o no podríamos aguantar la deficiencia.

¿Cómo nos comportamos cuando tenemos sentimientos de inferioridad? ¿Cuáles son los
mecanismos que usamos para defendernos de la descompensación?

¿Cómo saber si tengo complejos de inferioridad?

4.1 Cuando nos aislamos exageradamente.

Recuerdo a Norma en el seminario. Nunca quería tener amistad con


ninguna de las compañeras de estudio, pues decía: "Es que siempre
me meten en problemas". Según Norma, ella no tenía problemas, eran
las otras las que los tenían.

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Esto era el resultado de su complejo de inferioridad, pues se sentía demasiado inferior para
tener compañerismo y por eso se aisló, digamos, a un tercer grado. Llenó estos tres grados
con "no tener problemas con nadie", lo cual le dio un sentido de valor.

4.2 Cuando tratamos de llamar la atención.

Muchas veces queremos ser el centro de atención. Mientras todo gira a nuestro alrededor,
sentimos que al menos tenemos algo de valor. Es por eso que tratamos de llamar la atención.
Pablo me dijo una vez: "¡Yo soy profesional! ¡Tanto como usted es profesional, así, también
soy yo!" Él tenía sentimientos de inferioridad muy agudos; a pesar de eso, él había logrado
obtener un título universitario y con eso trató de obtener valor ante los demás. Así compensó
su complejo de inferioridad con su carrera.

4.3 Cuando nos sentimos demasiados susceptibles.

El que se siente inferior es demasiado


susceptible; no resiste la crítica; mira a todo el
mundo como si fuera superior a él. Cuando lo
critican se siente aún más inferior; no puede
aceptar la crítica. También puede suceder que no
acepta el halago. Pablo, el joven profesional,
rechazaba toda clase de elogios.

Un día le dije que yo valoraba algo que él había hecho. Me contestó: "No me diga eso,
pues yo no soy amigo de las personas que me elogian.

Yo quiero que me digan lo que está mal en mí". Pablo decía eso porque él mismo se
daba cuenta de que había algo que marchaba mal en él. Pensaba que el rechazar los halagos
le hacía ganar valor, porque por lo menos tenía la capacidad de darse cuenta de que tenía
problemas.

No podía, por lo tanto, recibir tales halagos. La persona con sentimientos de inferioridad
buscar recibir halagos todo el tiempo o los rechaza completamente. Cristo podía recibir
halagos o críticas sin sentirse inferior, porque Él sabía quién era y a dónde iba; no tenía
ningún sentimiento de inferioridad, o de superioridad.
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4.4 Buscar el perfeccionismo

Hay personas que "tienen que" hacer todo perfecto. Si no lo


hacen así se sienten sin valor. Si no pueden alcanzar el 100% de
perfección, sienten que ya no valen nada. Si tienen cinco grados
de inferioridad, los tienen que compensar con cinco grados de
perfeccionismo. Otras personas que tienen a penas un grado de
inferioridad puedan tolerar cometer algunos errores, sin
descompensarse.

Gloria (quien creyó que nosotros éramos sus padres) al visitarnos para tomar un café,
tenía que dejar cada taza en su lugar antes de salir de nuestra casa. Sentía que solamente de
esta manera ella valía algo.

4.5 Criticar a otros

Los que se sienten inferiores critican demasiado a los


demás. Dicen: "Él no sabe nada Mire lo que ha hecho.
¿Cómo puede ser tan bobo para hacer eso"? Si
alguien se siente inferior a otra persona, pero ve que
aún es capaz de notar las faltas de los demás, siente
que por lo menos vale un poco.

De otro lado, cuando esta persona pasa cerca de un


grupo y oye que están hablando en voz baja, lo primero que piensa es: "Están hablando mal
de mí". Nunca se le ocurre pensar que ellas podrían estar planeando celebrar su cumpleaños.
Está seguro de que siempre están hablando mal de él.

4.6 Proyectarse: Ello ocurre cuando vemos en otras personas lo que no nos
gusta de nosotros mismos o tememos que existe en nosotros. Decimos: "Mira cuán
orgulloso es él". ¿Tememos quizá ser orgullosos?

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En una de mis clases de psicología pedí a los alumnos


que escribieran algo referente a aquello que más les
molestaba de ellos mismos. Todos, menos uno, hicieron
el trabajo más o menos como debían. Sin embargo, uno
de ellos me escribió: "Lo que más me molesta es que no
encuentro ninguna persona espiritual en ninguna parte. El
pastor de nuestra iglesia no es espiritual.

En mi iglesia no hay nadie que sea espiritual. Pensé que al llegar al seminario. iba a
encontrar profesores muy espirituales, y estudiantes preparándose para el ministerio,
también muy espirituales.

Cuan grande fue mi sorpresa al llegar aquí y no encontrar ninguna persona espiritual. Ni
los profesores, ni los estudiantes son espirituales; aquí no hay una sola persona que sea
espiritual".

Yo lo llamé a mi oficina y le pregunté si sería que él no, se sentía


espiritual. Agachó la cabeza y respondió que así era. Me comentó
que cuando él tenía ocho años le tocó dormir en la misma cama
con una prima. No hizo nada, pero tuvo malos pensamientos y
siempre sentía que por haberlos tenido no valía nada. ¿Cómo
podía entonces ser una persona espiritual habiendo tenido esa
clase de pensamientos?

Oramos por aquellos pensamientos y los echamos. Sobre Cristo. De repente, la gente
alrededor de él parecía más espiritual, Su concepto acerca de la espiritualidad de sus
profesores, sus compañeros y aun de sí mismo cambió radicalmente a partir de entonces.
Nosotros vemos en los demás lo que tememos que hay en nosotros. Si sentimos o tememos
que existe un defecto de segundo grado en nosotros, vemos en los demás una deficiencia de
las mismas proporciones, lo cual nos permite establecer el equilibrio entre ellos y nosotros.

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Lección 7
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Sanidad de la identidad
¿Quién eres tú? ¿Te has aceptado a ti mismo? O ¿todavía estás enojado contigo mismo y te
rechazas?

Una jovencita me dijo: "Pero ¿cómo puedo amarme con mis piernas tan flacas y mis dedos
tan torcidos?" Cada persona tiene algo de sí misma que no le gusta. Recuerdo muy bien el
día en que tuve que aceptar mis pecas. Pensaba que eran feísimas, pues quería tener la piel
trigueña, no tan clara como la tenía, y sin aquellas pecas. Mi cabello que me parecía de color
ratón, también me era inaceptable. Recuerdo el día cuando tuve que reconocer que Dios me
había hecho como era y para El ese modelo era hermoso.

¿Te has aceptado como Dios te ha hecho? O ¿todavía te odias? ¿Qué es lo que no te gusta
de ti misma? ¿Es demasiado larga tu nariz, o flacas tus piernas, o torcidos tus dedos? ¿Qué
es lo que estás rechazando de ti misma?

Si queremos saber quiénes somos, mirémonos en el espejo de la Palabra. Hay muchas


personas afuera diciendo quién es usted, pero en realidad, ellos no lo saben. No permita que
la opinión de otros influya en sus decisiones ni en su autoestima. «Al llegar Jesús a la región
de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es
el Hijo del hombre?» Mateo 16.13

«...pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviéramos en ellas». Efesios 2.10

EXPERIENCIA DE FABIO

Fabio era hijo de un médico; tenía dos hermanos y dos hermanas mayores. Su padre, a
pesar de su profesión, llegaba a la casa borracho cada noche. Lo primero que Fabio podía
recordar de la vida, era las veces que la mamá los despertó a media noche para meterlos
debajo de la cama porque el papá venía.

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Pudo oír a su mamá gritar porque su papá le pegaba con una correa y luego golpeaba con
la misma correa la cama donde ellos momentos antes dormían. Unos años después, el papá
mejoró un poco. Posteriormente, los cuatro hermanos se casaron y todos fracasaron en sus
matrimonios.

Conocimos a Fabio por medio de Flor, una linda chica que había sido su novia durante
cinco. años. Les aconsejamos que debían casarse porque nadie les iba a creer que fueran
novios solamente después de cinco años de noviazgo, pero ellos no tenían interés en casarse.
Un tiempo después vinieron nuevamente a la casa para hablar con nosotros.

¿Cómo encontrar su identidad?

• Mirándose en el espejo de la Palabra. • Preguntándole al Espíritu Santo.

Esto le dará la seguridad acerca de quién es usted y hacia dónde va; y le traerá la certeza
de que es una persona amada y querida. Usted no es un aborto de la sociedad. Somos pueblo
santo con propósito, a quien Dios dio aliento de vida para que se lleve a cabo el propósito de
Él en nosotros y en este mundo.

Asegúrese de creer y afianzarse en las promesas divinas de liberación y de sanidad en


todas las áreas de su vida. Recuerde que esto es pan para los hijos que viven bajo la bendición
del pacto de Dios. ¡Amén!

¿QUÉ ES EL AUTOPERDÓN?

¿Qué has hecho tú que nunca te hayas perdonado? Helena me contó


de un aborto que le habían practicado años atrás. Cuando le pregunté
si Dios la había perdonado me aseguró que sí. ¿Estás segura de que
Dios te ha perdonado?" le insistí. "Sí, me ha perdonado porque yo se
lo confesé y Él ha prometido perdonarme.

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Creo que me ha perdonado". "¿y tú te has perdonado?" "¡Ay, no! -gritó-. ¿Cómo puedo
yo perdonarme algo como lo que hice?" "Dime una cosa: ¿tú eres más santa que Dios?" "No"
me contestó sorprendida. "Acaso no estás diciendo: ¡Dios tú puedes perdonarme a mí y yo
acepto tu perdón! Pero yo soy más santa que tú, por lo tanto, ¡no puedo perdonarme a mí
misma! ¿No es eso lo que estás haciendo? Porque tú aceptas el perdón de Dios, pero no te
perdonas a ti misma". Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, Helena se perdonó a sí
misma con el perdón con que Cristo le había perdonado a ella.

En esa lista que hiciste en el capítulo anterior has anotado todas las cosas dolorosas que
te han hecho tu madre, tu padre, tus tíos, tus abuelos, tus vecinos, tus compañeros de colegio
o cualquier otra persona. Ahora agrega a la lista todo lo que tú has hecho, que nunca te has
perdonado.

También escribe todo lo que rechazas en cuanto a tu cuerpo y tu personalidad. Escribe la


verdad; recuerda que "la verdad os hará libres", es la promesa del Señor. Di la verdad; no
digas lo que tú piensas que debes decir, ni tampoco lo que tú sabes que debes pensar. Di lo
que de veras está en tu corazón.

Pregunta a los estudiantes: ¿Algunas ves has sentido que no te has perdonado? ¿Quieres
contar tu experiencia?

LA AUTOACEPTACIÓN

En mi familia había tres mujeres y un varón cuando mi hermano mellizo y yo nacimos.


Mi hermano mayor, que tenía cuatro años y medio, quería un hermano varón, pero mi
hermanito mellizo, quien nació después de mí, murió.

Mi hermana mayor me contó que al día siguiente a nuestro nacimiento


y antes de enterrar a mi hermanito nos pusieron frente a frente. Al venir
mi hermano a mirarnos trató de abrir los ojos de su hermanito, y ante la
imposibilidad de conseguirlo, exclamó “No, ¡no! ¡que se muera la niña!
Yo no quiero otra hermana. Yo quiero a mi hermanito. ¡Que se muera la
niña y viva mi hermano!"

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La situación se empeoró porque yo era una niña un tanto precoz. En cualquier grupo que
estuviera, siempre era la primera en levantar la mano cuando hacían una pregunta. Siempre
estaba en primera fila "metiéndome" en todo. Mi mamá, en nuestro dialecto alemán, siempre
me decía: "Sei net so vorwitzig" (No te metas por delante en esa forma). Pero siempre se me
olvidaba y continuaba haciéndolo.

De alguna manera, en mi mente de niña, llegué a


relacionar mi forma de ser con el hecho de que yo
había nacido primero que mi hermano mellizo. Había
llegado a la conclusión de que, cuando mi hermano y
yo nacimos, yo me había "metido por delante" y había
causado su muerte. Yo tuve la culpa de su muerte -
me decía-, porque si yo no me hubiera "metido por
delante", él hubiera vivido, yo hubiera muerto y mi hermano mayor hubiera tenido el
hermanito que él tanto quería. Yo era la culpable de todo. Mi hermano es mecánico, y como
no tenía un hermano para enseñarle su oficio, me lo enseñó a mí. Por años y años yo traté de
ser un hombre.

Cuando tenía tres años y medio de edad, le entregué mi vida al Señor Jesucristo, pero a
pesar de ello, me sentía muy culpable.

Durante mi adolescencia me sentía inferior a todos, y no tenía amistad con personas del
sexo opuesto. Cada vez que alguien se me acercaba le decía algo bien feo para que se fuera.
Aun cuando yo no quería hacerlo, así sucedía.

Yo no sabía lo que me pasaba hasta cuando estudié enfermería y empecé el curso de


siquiatría. Al fin entendí que yo creía que había matado a mi hermano. En mi subconsciente
tenía toda la culpa de su muerte. Temía matar a cualquier hombre que se me acercara. Al fin
y al cabo, el primer novio que tuve murió en un accidente. ¡Yo era una persona peligrosa!

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No fue hasta cuando cumplí 23 años, que pude llevar esos sentimientos al Señor y ser
liberada de esa culpa. Entonces me di cuenta de que Dios tenía un plan para mi vida como
mujer, un plan que ningún hombre hubiera podido realizar, y ni siquiera yo misma si hubiese
sido hombre. Por eso El me hizo mujer, quería que yo fuera mujer, y me había permitido
vivir. Él tenía otro plan para mi hermano mellizo.

No sé de qué sexo era el niño que esperaban tus padres cuando naciste. Tal vez tú pienses
que debiste ser hombre, pero eres mujer, o ser mujer, pero Dios te hizo hombre. ¿Alguna vez
te has aceptado como eres, como Dios te ha hecho? ¿Has aceptado tu sexo? O ¿rechazas lo
que Dios ha hecho? Di la verdad. Si es así, escríbelo en la lista.

Piensa también, ¿cómo fuiste tratada, o qué te dijeron en cuanto a las mujeres, para hacerte
sentir que deberías ser hombre? O, ¿qué es lo que te han dicho en cuanto a ser hombre para
que tú sientas que deberías ser mujer? Apunta en la lista aun las frases concretas que puedas
recordar.

Nosotros no podemos volver al pasado para


cambiarlo. Yo no podía retroceder años atrás,
morir y revivir a mi hermano. No podía
retroceder para borrar lo que dijeron. Pero
Cristo Sí podía. Él no me hizo morir y resucitó
a mi hermano, pero sí cargó sobre Sí el dolor de
aquellas frases que yo oí y también cargará las
frases que quizás tú has oído. El cargó sobre sí esos sentimientos de culpa que yo tuve, y me
libró. Ahora estoy muy satisfecha de ser mujer. Estoy felizmente casada y soy madre de dos
jóvenes.
Lección 8
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Puertas Abiertas, Entrada para los Demonios


Los demonios entran por puertas que las personas abren en sus vidas.
Ningún demonio puede entrar o influenciar a alguien si esa persona no
le da el derecho legal. Los demonios siempre vienen y escogen el
momento y el lugar más débil para entrar. «Ni deis lugar al diablo».
Efesios 4.27 Veamos algunas de las puertas por las cuales se les da
derecho a los demonios para entrar e influenciar, trayendo opresiones a
nuestras vidas.

1. Las maldiciones generacionales

Los espíritus familiares son los que llevan a cabo las maldiciones de generación en
generación y se transmiten como herencia.

«Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte,


misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que
guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que
de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres
sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación». Éxodo
34.6, 7

Las maldiciones generacionales pueden manifestarse de diferentes maneras:

• Enfermedades mentales y emocionales: Éstas incluyen depresión,


confusión y frustración. Hay personas que en la consejería pastoral
dicen: "mi madre siempre vivía en continua depresión y yo estoy
padeciendo de lo mismo" (herencia espiritual).

• Enfermedades crónicas: Esto incluye todo tipo de enfermedad, tales como: cáncer,
diabetes, presión alta, asma, artritis y más.

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«Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella. Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con
sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas».
Deuteronomio 28.21, 22

• Desintegración de la familia: Esto incluye situaciones, tales


como: divorcio, adulterio, fornicación, homosexualismo,
incapacidad de concebir, alcoholismo y drogadicción.

«Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en


cautiverio». Deuteronomio 28.41

• Pobreza continua: Deuteronomio 28.17-29. Se ve en personas


que nunca pueden prosperar en lo material y viven en una continua
pobreza. Si usted ha visto algunas de estas indicaciones en su vida,
es una señal que hay una maldición generacional operando.

• Pecado deliberado: Los creyentes podemos pecar contra el Señor por omisión o por
comisión. El pecado de omisión es el pecado que se comete porque no nos damos cuenta o
ignoramos, que lo que estamos haciendo, ofende al Señor. El pecado de comisión es aquella
falta que se comete voluntariamente y a sabiendas que está mal hecho.

Cuando pecamos en una misma área de continuo, le estamos abriendo una


puerta a los demonios. Para todo pecado voluntario, hay un demonio y
este viene a operar en el área específica de nuestra debilidad. Tomemos
como ejemplo la ira. Todos sabemos que la ira es una emoción y la
Palabra nos manda a no airarnos.

• Los traumas o fuertes impactos emocionales: Cada vez que un trauma toma lugar en la
vida de una persona, puede convertirse en una puerta abierta para que el enemigo venga a
oprimir, a obsesionar o a posesionar una vida. Es por esta razón, que es necesario tomar las
medidas necesarias para sanar el trauma y cerrar esa puerta rápidamente.

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Tomemos como ejemplo a una niña que fue abusada por


otra mujer cuando tenía 10 años. Cuando esta niña llegó a
ser adulta, empezó a practicar el lesbianismo a causa del
abuso sexual. Ella tenía deseos de estar con mujeres, aunque
sabía que era pecado; era algo compulsivo que no podía
controlar. El abuso del cual ella fue víctima le abrió la puerta
a la influencia de un espíritu de lesbianismo.

Las personas abusadas en el área sexual toman dos tendencias: el sexo se les vuelve
incontrolable y compulsivo o se vuelven frígidas y toman el sexo como algo asqueroso. Pero,
tenemos buenas noticias: Jesucristo vino a deshacer las obras del diablo.

«El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo». 1 Juan 3.8

En la mayoría de las liberaciones hechas en nuestro ministerio, hemos notado que los
demonios entran a las personas durante la niñez. Sin lugar a dudas, sabemos que ése es el
tiempo de mayor debilidad de los seres humanos. Los padres cristianos necesitan comprender
sus responsabilidades para proteger a sus hijos y, también, para saber cómo liberarlos de
opresiones demoníacas. La primera pregunta que siempre hacemos a las personas es cómo
fue su relación con sus padres. Esta pregunta abre las puertas para entrar a la ministración.

• El rechazo es otra puerta abierta para el enemigo,


ya sea que haya tomado lugar desde el vientre de la
madre, en la etapa prenatal por influencias negativas,
tales como: deseo por parte de los padres de abortarlo,
que el bebé sea producto de una relación fuera del
matrimonio o que alguno de los padres sea irresponsable. También, cuando los padres tienen
favoritismo entre sus hijos, cuando en el hogar hay contiendas y el matrimonio esté a punto
de romperse; cuando los cónyuges están amargados o no tienen tiempo para sus hijos. Todo
esto provee una atmósfera perfecta para la presencia y actividad demoníaca.

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«Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa». Santiago
3.16

• La imposición de manos «No impongas con ligereza las manos a ninguno». 1 Timoteo
5.22 Cuando una persona impone sus manos sobre otra, se pone en operación una ley
llamada: "ley del contacto y de la transmisión". A través de ella, una persona puede transferir
el poder de Dios, el poder del enemigo o los espíritus inmundos. Los espíritus inmundos
pueden ser transferidos de una persona a otra. Mucho cuidado con quién le impone manos.
Considere que quien le imponga manos, sea un hombre o una mujer, un líder o un ministro
que esté caminando en santidad e integridad.

Absalón transmitió un espíritu de rebeldía al pueblo de Israel a través de la seducción. Un


falso maestro puede transmitir un espíritu a una persona por medio de una enseñanza falsa.
Así como lo negativo se transmite, también se transmite lo positivo; como lo fue en los casos
de Moisés y Josué; Elías y Eliseo. La unción y la sabiduría a sus siervos a través de la
imposición de manos.

• Palabras ociosas: La palabra del Señor enseña que en la


lengua está el poder de la vida y la muerte. Algunas veces,
maldecimos y damos lugar a espíritus inmundos a través de
nuestra boca. Esto es lo que llamamos maldiciones auto
impuestas. Usamos expresiones, tales como: "yo siempre estoy enfermo", "estoy que me
muero", "mis hijos son estúpidos y torpes", "yo deseo morirme". Estas palabras habladas
imponen maldiciones y esto abre puertas al enemigo. Mateo 12:36,37

• Alianzas del alma Relaciones con personas impías, negocios fraudulentos, relaciones
ocultas de adulterio y fornicación, de manipulación y control. Toda relación que sea secreta
abre las puertas al enemigo.

• Libros, videos y música Cierto tipo de libros, películas y


música son consagradas al diablo antes de distribuirse y, como
resultado, toda persona que los use estará abriendo una puerta
a los demonios. Hay muchos grupos musicales del mundo que
hacen pactos con el enemigo para que les "vaya bien" en su
carrera y para eso, consagran y dedican la música al enemigo.

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