Acto Administrativo Ejemplo
Acto Administrativo Ejemplo
Acto Administrativo Ejemplo
Misladys Urdaneta
________________________________
Firma
Cédula de Identidad Nº 14.208.653
Urbanización la Victoria III Etapa, Av. 71 # 80-1-48
Maracaibo-Estado Zulia
Correo Electrónico: [email protected]
Firma
4
INDICE GENERAL
Pág.
INDICE GENERAL……………………………………………………………………. 4
INDICE DE CUADROS……………………………………………………………….. 7
DEDICATORIA………………………………………………………………………… 8
AGRADECIMIENTO…………………………………………………………………... 9
RESUMEN……………………………………………………………………………… 10
ABSTRACT…………………………………………………………………………….. 11
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………. 12
CAPITULO I……………………………………………………………………………. 14
I. EL PROBLEMA……………………………………………………………………... 14
1.1. Planteamiento del Problema……………………………………………………. 14
1.2. Formulación del Problema………………………………………………………. 20
1.3. Objetivos de la Investigación……………………………………………………. 20
1.3.1. Objetivo General……………..…………………………………………….. 20
1.3.2. Objetivos Específicos……………………………………………............... 20
1.4. Justificación de la Investigación…….…………………………………………… 21
1.5. Delimitación de la Investigación………………………………………………… 23
CAPITULO II…………………………………………………………………………… 24
CAPITULO III…………………………………………………………………………… 57
CAPITULO IV…………………………………………………………………………... 65
CONCLUSIONES……………………………………………………………………… 104
RECOMENDACIONES……………………………………………………………….. 110
INDICE DE REFERENCIAS………………………………………………………….. 112
BIBLIOGRAFIA…………….………………………………………………………….. 115
7
INDICE DE CUADROS
Pág.
DEDICATORIA
Los Amo,
AGRADECIMIENTO
A mis tutores Dra. Cristina Seijo y Dr. Lucas del Moral, por la
paciencia, orientación y conocimientos aportados durante el desarrollo
de mi trabajo especial de grado.
A todos, GRACIAS.
“Para el logro
del triunfo siempre
ha sido indispensable
pasar por la
senda de los sacrificios”.
Simón Bolívar
RESUMEN
La presente investigación tuvo por objeto general determinar la relación entre el acto
administrativo sancionatorio y las limitaciones observadas en el cumplimiento de las
multas impuestas por las Inspectorías del Trabajo. Tal expectativa se justificó en las
profundas limitaciones que en términos de eficacia tienen las providencias emanadas
de las Inspectorías del Trabajo, con la respectiva inutilización del importante régimen
de sanciones contenidas en la ley sustantiva laboral, que impone la búsqueda de
nuevos medios de coerción en el área administrativa. A tales efectos, se instrumentó
una investigación de tipo documental-descriptiva con diseño bibliográfico para el
análisis hermenéutico de los datos. Entre los principales resultados alcanzados se
constató, la desarticulación de los principios de ejecutividad y ejecutoriedad de los
actos administrativos sancionatorios emanados de la Inspectoría del trabajo, en virtud
de la imprevisión legislativa de mecanismos adjetivos para el logro coercible de los
mismos, situación agudizada con la prohibición constitucional del arresto patronal y
con la judicialización del empleador contumaz. Tales hechos implican una pérdida
palmaria de la eficacia de los actos sancionatorios emanados de la Inspectoría del
Trabajo, al unísono con la masificación del incumplimiento patronal de tales mandatos,
asunto que limita la capacidad de control social de la Administración del Trabajo sobre
las condiciones laborales y de prestación de servicio en el país. Frente a tal situación,
se observó un avance sustancial en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo, por cuanto ésta introduce mecanismos de coerción
patronal, que afectando directamente el lucro y actividad operativa del empleador, han
impulsado la eficacia coercible de los actos administrativos sancionatorios, por lo que
se ofrecen como experiencia recomendada al legislador ante lo que es la urgente
necesidad de reforma de la ley sustantiva laboral.
ABSTRACT
The present investigation has for general object, determine the existing relation
between the administrative act sancionatorio and the limitations observed in the
fulfillment of the fines imposed by the departaments of the Work. Such an expectation
justifies itself in the deep limitations that in terms of efficiency have the decisions come
from the departaments of the Work, with the respective unutilization of the important
regime of sanctions contained in the substantive labour law, which imposes the search
new means of restriction in the administrative area. To such effects a documentary -
descriptive investigation of type will be orchestrated by bibliographical design for the
analysis of the information. Between the principal reached results it was stated, the
disarticulation of the principles of ejecutividad and executability of the administrative
acts sancionatorios come from the Inspectoría of the work, by virtue of the legislative
improvidence of adjectival mechanisms for the achievement coercible of the same
ones, situation sharpened with the constitutional prohibition of the employer arrest and
with the judicialization of the contumacious employer. Such facts imply an obvious loss
of the efficiency of the acts sancionatorios come from the Inspectoría of the Work, to
the unison with the mass-production of the employer breach of such mandates, matter
that limits the capacity of social control of the Administration of the Work on the
conditions of service in the country. Opposite to such a situation a substantial advance
was observed in the Organic Law of Prevention, Conditions and Environment of Work,
since this one introduces mechanisms of employer restriction, that affecting directly the
profit and operative activity of the employer, sancionatorios have stimulated the
efficiency coercible of the administrative acts, for what they offer as experience
recommended to the legislator before what it is the urgent need of reform in to the
substantive labour law.
e-mail: [email protected]
12
INTRODUCCIÓN
CAPITULO I
EL PROBLEMA
Dentro del segundo grupo de las mencionadas, se ubica por una parte la
Jurisdicción Laboral, donde se monopoliza el conocimiento jurisdiccional de los
procesos judiciales causados en el trabajo, mientras que la Administración del Trabajo
se concibe como el antónimo de aquella organización, asociado a la condición de
instancia previa para la vigilancia y prevención de todo lo relacionado con el
cumplimiento de las leyes en el interior de las relaciones de trabajo.
intervenidas por la reticencia del patrono frente a las mínimas garantías acordadas por
las leyes laborales en favor del trabajador. De acuerdo con tales afirmaciones, autores
como Guzmán (1999), describen las funciones de las Inspectorías del Trabajo,
asumiendo:
A pesar del instrumental de medios que tiene la Inspectoría del Trabajo por su
condición de Administración, para proferir actos administrativos, tal como lo ha
indicado Villasmil (2006), las Inspectorías en Venezuela parecen estar inmersas en
ciertas limitaciones respecto de sus funciones, estando la primera vinculada a la
entrabada labor de inspección llevada por la misma; pero más puntualmente, a una
posible “inutilidad” de las sanciones (multas) concebidas por la norma sustantiva
laboral.
16
Al tiempo que la Ley Orgánica del Trabajo concibe multas bajo un tope máximo
de cuatro (04) salario mínimos (como es el caso de las infracciones a las disposiciones
protectoras de la familia y maternidad), el patrono parece experimentar una especie
de “potestad” frente a la sanción, puesto que la misma no le representa un perjuicio
sustancial a la rentabilidad, y pareciera en todo caso más favorable, acumularla sin
temor de su indexación o incremento potencial por efecto de la mora en la cancelación
y menos aún al temor de una medida de arresto. En palabra de Villasmil (2006): “si se
repara en el monto de las multas…niveles tan irrisorios parecieran estimular la
trasgresión, lo que apuntala al debilitamiento de la Administración del Trabajo”.
Por otra parte, la aparente ausencia de medios para la coerción del patrono,
parece estar expuesta en algunas posiciones de la jurisprudencia constitucional patria,
donde se advierte la incapacidad de las Inspectorías del Trabajo a la hora de hacer
cumplir los actos administrativos sancionatorios de multa, cuando el patrono los resiste
(Sentencia Nº 1319 de fecha 13 de julio del 2004 del Tribunal Supremo de Justicia).
En tal orden de ideas, se observa como el Artículo 645 de la Ley Orgánica del
Trabajo preveía la posibilidad de imponer medidas de arresto al patrono reticente en el
17
cumplimiento de alguna de las multas impuestas por el Inspector del Trabajo, a razón
de un (01) día por cada cuarto (1/4) de salario mínimo que haya sido impuesto. Al
mismo tiempo el literal “g” del Art. 647, antes de su nulidad contemplaba la posibilidad
de solicitar al Juez de Municipio, gestionar y verificar el arresto del patrono que haya
incumplido la sanción pecuniaria, haciéndola cesar cuando el pago haya sido
concretado.
presumiblemente con ninguna otra disposición legal ostensible para lograr la penalidad
de las multas.
Lo anterior induce a pensar, que las disposiciones sobre coerción de los actos
administrativos contenidas en la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos,
deberían regir complementariamente a las previstas en la Ley Orgánica del Trabajo
gracias a dos fundamentos esenciales. El primero de ellos, parece comunicado por el
“fondo” administrativo que subyace en las sanciones de éste género, y en segundo
lugar, posiblemente por las necesidades de hacer cumplir coerciblemente las multas
impuestas a los patronos, que lejos de ser apenas una expresión del poder punitivo del
Estado, pretenden intervenir en la relación de trabajo; forzándola a ser lo más apegada
posible a las exigencias de las normas sustantivas laborales.
Ahora bien, suponiendo que las sanciones administrativas sean como dice
García de Enterría (1997), “un mal inflingido por la Administración a un administrado
como consecuencia de una conducta ilegal”, es preciso que aunado a ésta intención
de responsabilizar punitivamente se encuentre la capacidad material de los órganos
administrativos para completar dicho fin, dado que es imposible concebir la aptitud
para sancionar sin un poder de coerción real. Tal como afirma Rodríguez (1993), “ese
mal que es el objetivo primitivo de la sanción va a estribar…en la privación de un bien”,
19
de la legislación laboral, empleando las multas como vía para conseguir de los
patronos la consolidación más cercana posible de relaciones de trabajo
ajustadas a los pedimentos de la ley. Es así, como adminiculado a la ausencia de
coerción en la Administración, viene el decaimiento de las condiciones de trabajo, ante
patronos que experimentan potestativamente su deber de dar cumplimiento a la ley y
de responder o no a las sanciones que por su resistencia les hayan podido ser
impuestas.
CAPITULO II
MARCO TEÓRICO
cancelación de salarios, las formas de coerción a las que habría lugar si se tratara de
una decisión sancionatoria de cualquier otro órgano administrativo.
Conexo con los estudios citados se encuentra el adelantado por Marín (2007),
que fuera denominado “Estrategias de Efectividad en la Autotutela Ejecutiva de las
Providencias Administrativas Laborales”, y que se realizara en el marco de la
Especialización en Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Rafael
Urdaneta (URU). El objetivo general de la investigación identificada consistió en
indagar sobre las estrategias de las cuales dispone la Administración del Trabajo para
efectivizar las providencias administrativas emanadas de las Inspectorías del Trabajo
relacionadas con los procedimientos de reenganche y pago de salarios caídos, fines a
26
los cuales se empleó una investigación documental con diseño bibliográfico, con
empleo de la técnica de análisis descriptivo.
Alineados a las ideas señaladas, los resultados del estudio hicieron palmarias
las posiciones contestes de la doctrina y la jurisprudencia al afirmar que la actividad
administrativa no requiere de una declaración judicial de su derecho, y sus actos
tienen carácter de título ejecutivo, por lo que, se puede exigir su cumplimiento desde el
momento en que nacen, por lo que el sujeto pasivo de las mismas (patrono que deberá
reenganchar y pagar los salarios caídos) tiene la obligación de concretar
inmediatamente tales mandamientos, sin necesidad de recurrir a la jurisdicción para
ello, amparándose en la presunción de legalidad de la que gozan los prenombrados
actos.
Se observa a partir de lo expuesto, que no sólo fungirían como título ejecutivo los
actos administrativos creadores de derechos para su destinatario, sino además
aquéllos que, estableciendo una obligación frente a un particular, favorecen en la
misma medida a otro sujeto, dada su especial posición jurídica.
32
Para García de Enterría (1997), las sanciones administrativas son “un mal
afligido por la Administración…como consecuencia de una conducta ilegal. Este mal
(fin aflictivo de la sanción) consistirá siempre en la privación de un bien o de un
derecho, imposición de una obligación de pago de una multa”, e incluso arresto, como
estaba permitido en el ordenamiento legal previo a la Constitución Nacional de 1999.
Coincidente con tal definición es la doctrina de Parejo (2000), quien afirma como la
sanción administrativa representa “Un mal infligido a un administrado en el ejercicio de
la correspondiente potestad administrativa por un hecho o una conducta constitutivos
de infracción administrativa tipificada legal y previamente como tal”.
En éste mismo orden de ideas, considera el autor: ”en efecto, el aludido régimen
sancionatorio laboral presenta como principal característica su condición represiva
toda vez que, con la excepción de las normas relativas a la higiene y seguridad
industrial (Art. 236 Ley Orgánica del Trabajo), prevé el castigo de quienes
inobservaren las normas jurídicas cuya eficacia interesa a la administración del
trabajo” y, en consecuencia, pareciera admitirse la consolidación de la conducta
sancionada.
sanción establecida en el artículo 631 Ley Orgánica del Trabajo. Igual acontece con
las multas a las que hay lugar por la inobservancia patronal de las previsiones legales
que atañen a la protección de la maternidad y la familia, cuya sanción se encuentra
establecida en el artículo 632 ejusdem. Por otra parte, la normativa laboral vigente ha
previsto también una sanción para el patrono que inobserve el porcentaje de
trabajadores extranjeros que se admiten en una unidad productiva, castigo que se
encuentra previsto en el artículo 634 del mismo texto legal.
También sobre las sanciones que tocan a los patronos por incumplimiento de las
disposiciones de la Ley Orgánica del Trabajo se encuentran las referidas a la libertad
sindical. En opinión de Carballo (1999), con la misma “se prevé la sanción establecida
en el artículo 637 Ley Orgánica del Trabajo”, pena que operaría en contra del “patrono
que desacate la orden de reenganche o reinstalación de un trabajador con goce de
fuero sindical”.
En otro orden de ideas, también aparece como pena integradora del régimen de
sanciones patronales contenidos en la Ley Orgánica del Trabajo el atinente a la
Reunión Normativa Laboral en su artículo 641. En dicha norma se prevé la obligación
de apercibir al infractor de subsanar la falta cometida, so pena de incurrir en sanciones
sucesivas aumentadas en la mitad. Sobre la fórmula de agravación de la sanción ha
comentado el doctrinario en estudio:
CUADRO 1
CLASES DE SANCIONES CONTENIDAS EN LA LEY ORGÁNICA DEL TRABAJO
636 Ahora regulado por la Ley Orgánica de Prevención Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.
Ambrosio (2000), define al debido proceso o proceso justo, como aquel que
envuelve comprensivamente el desarrollo progresivo de prácticamente todos los
derechos fundamentales de carácter procesal o instrumental consagrados a favor de
los ciudadanos. Bajo su entendido, el debido proceso asegura el ejercicio de las
garantías sobre aquellos derechos cuyo disfrute satisface inmediatamente las
necesidades o intereses del ser humano, es decir, de los medios tendientes a asegurar
su vigencia y eficacia, cuando estos son objeto de una controversia jurídica o quedan
sometidos a ella, por asimiento de la tutela jurisdiccional del Estado.
La dimensión material del debido proceso exige que todos los actos de poder,
sean normas jurídicas, actos administrativos o resoluciones judiciales,
inclusive, sean justos, es decir, que sean razonables y respetuosos de los
valores superiores, de los derechos fundamentales y de los demás bienes
jurídicos constitucionalmente protegidos, a tal punto que su inobservancia debe
ser sancionada con la inaplicación de aquel acto o con su invalidez. De ese
modo, un acto será considerado arbitrario, y por tanto lesivo del derecho
fundamental a un debido proceso sustantivo, si no se sujeta a parámetros de
razonabilidad; es decir, si su fin no es lícito –en tanto vulnera un derecho o un
bien jurídico de mayor jerarquía que el que pretenden protegerse– y los medios
39
Cuando el acto administrativo se trata de uno con efectos particulares (como las
providencias dictadas por la Inspectoría del Trabajo), la eficacia del acto será exigible
una vez que el interesado es notificado de lo adoptado por la Administración. Es en
fuerza de ésta ultima cuestión que autores como el mencionado se plantean distintos
panoramas acerca del momento en el que nace la referida eficacia. Sobre tal asunto
sostiene el autor:
el ciudadano. Hilados a las ideas sostenidas por el autor en referencia, aparecen los
señalamientos de Parada (2005), cuando afirma:
Por otra parte González (1998), asume la efectividad del acto administrativo
como un concepto que alude a la obligación del administrado, de dar cumplimiento a lo
ordenado por la administración; así se posicione en una situación quejosa frente al
mismo, asunto que explica el autor del modo siguiente: “la pretensión procesal no
quedará satisfecha y por ende no será efectiva la tutela judicial, con el acto
administrativo que declare si aquella está o no fundada, sino cuando lo mandado en
dicho acto sea cumplido”.
trabajo y son definidas en la Ley (Art. 117 Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo) como acciones u omisiones de los empleadores o
empleadoras que incumplan las normas legales y reglamentarias en materia de
seguridad y salud laboral sujetas a su responsabilidad, así mismo las tipifica en:
Infracciones Leves, Infracciones Graves e Infracciones Muy Graves.
Siguiendo a Castillo (2006), se tiene como “cada tipo de infracción genera una
sanción impositiva (multa) la cual se incrementa en razón de la gravedad de la
infracción”, lo que permite apreciar como el monto de tales penas dependerá de la
valoración que sobre el perjuicio relativo a las mismas, realicen las autoridades del
Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (INPSASEL).
Ahora bien, siguiendo el planteamiento del citado, se distingue entre las clases
de multas que ha concebido la norma para las distintas clases de daños que las
infracciones cometidas por el patrono pueden tener. Sobre éste particular refiere el
autor: “Ha establecido el legislador un primer grupo de infracciones integrado por lo
que el propio texto legal concibe como: leves, graves, muy graves”.
En ese sentido, explica el autor como las “infracciones leves se sancionan con
multas de hasta 25 Unidades Tributarias por cada trabajador, cuando la conducta del
empleador pueda subsumirse en cualquiera de los supuestos previstos por el
legislador, con prescindencia de si se produjo o no algún accidente de trabajo o
45
enfermedad”. Agrega sobre tales cuestiones: “por el solo hecho de no haber cumplido
con la obligación, se hace acreedor a la sanción de multa”.
Así mismo, señala Castillo (2006), como las infracciones leves dispuestas en el
articulo 118 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de
Trabajo, representan actuaciones del patrono que afectan el ejercicio de los derechos
de los trabajadores relativos a la organización y administración de los mecanismos
necesarios al funcionamiento de la seguridad, higiene y ambiente en los centros de
trabajo.
Por otra parte para el autor, las infracciones graves se sancionan con multas de
hasta 75 Unidades Tributarias por cada trabajador en los supuestos establecidos en la
norma. También en estos casos, el empleador se hace merecedor a la sanción,
independientemente de que el trabajador sufra algún daño, por estar su conducta -la
del empleador- subsumida en los supuestos establecidos por el legislador. Al mismo
tiempo sobre las infracciones muy graves explica: “En cuanto a las infracciones muy
graves, el legislador ha previsto multas entre 76 y 100 Unidades Tributarias por cada
trabajador, en los casos en que la conducta del empleador pueda incluirse en alguno
de los supuestos establecidos por el legislador”.
Tal como señala Iturraspe (2006), el poder sancionatorio del instituto en materia
de seguridad e higiene en el trabajo, se relaciona con las capacidades cautelares del
mismo en el sentido de evitar la latencia de riesgos ocupacionales vinculados con el
incumplimiento de las normas respectivas. La anterior relación provoca sobre el
empleador una sanción administrativa que opera en dos sentidos distintos, derivando
por un lado en la cancelación de la multa a que haya lugar, y por otro; en la
suspensión de las actividades hasta tanto se concreten las exigencias del órgano
administrativo.
Sobre este mismo particular Castillo (2006), explica: “durante el cierre de las
empresas, establecimientos y explotaciones el patrono deberá pagar todos los
salarios, remuneraciones, beneficios sociales y demás obligaciones derivadas de la
relación de trabajo, como si los trabajadores y las trabajadoras hubiesen cumplido
efectivamente su jornada de trabajo”.
En tal sentido como indica Iturraspe (2006), se evidencia como causales para tal
sanción, en primer lugar el hecho de haber sido sancionado de conformidad con la Ley
Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, así como el
incumplimiento de los requisitos de la acreditación o de las obligaciones previstas en
los reglamentos o las normas técnicas aplicables; lo mismo que la eventual revocación
de la Solvencia Laboral.
Es así, como el régimen de sanciones y sus tipos se inicia con el contenido del
Artículo 627 de la Ley Orgánica del Trabajo, donde se establecen las sanciones al
patrono que no pague a sus trabajadores en moneda de curso legal o en el debido
plazo, o que pague en lugares prohibidos; o que descuente, retenga o compense del
salario más de lo que la Ley permite; o que pague al trabajador un salario inferior al
mínimo fijado”, se le impondrá una multa no menor del equivalente a un cuarto (1/4) de
un salario mínimo, ni mayor del equivalente a uno y medio (1 1/2) salarios mínimos.
50
Así mismo, el Artículo 628 ejusdem contempla las multas aplicables al patrono
que no fije anuncios relativos a la concesión de días y horas de descanso, o no los
ponga en lugares visibles en el respectivo establecimiento o en cualquier otra forma
aprobada por la Inspectoría del Trabajo, con lo que se hace acreedor de una multa no
menor del equivalente a un cuarto (1/4) de un salario mínimo, ni mayor al equivalente a
un (1) salario mínimo.
Por otra parte el Artículo 629 de la misma Ley Orgánica del Trabajo contempla
la infracción cometida por el patrono a las normas relativas a la duración máxima de la
jornada de trabajo y al trabajo nocturno, o las disposiciones relativas a los días hábiles,
para lo que se prevé una multa no menor del equivalente a un cuarto (1/4) de un
salario mínimo, ni mayor del equivalente a un (1) salario mínimo.
que protegen la libertad sindical con una multa no menor del equivalente a un cuarto
(1/4) de un salario mínimo, ni mayor del equivalente a dos (2) salarios mínimos.
En otro orden de ideas, aparece una tercera norma que fundamenta de modo
sustancial el problema bajo estudio y sus eventuales aportes como lo es la Ley
Orgánica de Procedimiento Administrativos (LOPA), puesto que la misma atiende lo
tocante a la naturaleza de los actos emanados de la Administración y de las formas
voluntarias o coercibles en las que debe conseguirse el cumplimiento particular de
tales mandatos.
53
Al unísono con la concepción del acto, la norma establece las condiciones para
la materialización de los mismos, a través de los principio de ejecutividad y
ejecutoriedad rectores de la actividad administrativa y comprendido en el Artículo 8 de
la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, según la cual: “Los actos
administrativos que requieran ser cumplidos mediante actos de ejecución, deberán ser
ejecutados por la administración en el término establecido. A falta de este término, se
ejecutarán inmediatamente”.
En éste orden de ideas, las llamadas por la doctrina “infracciones leves”, son
las contenidas en el Artículo 118 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo, según el cual “Sin perjuicio de las responsabilidades
civiles, penales, administrativas o disciplinarias, se sancionará al empleador o
empleadora con multas de hasta veinticinco unidades tributarias (25 U.T.)”. En igual
sentido el Artículo 119 contempla a las infracciones graves cometidas por el
patrono, de la manera siguiente: “Sin perjuicio de las responsabilidades civiles,
penales, administrativas o disciplinarias, se sancionará al empleador o empleadora
con multas de veintiséis (26) a setenta y cinco (75) unidades tributarias (U.T)”.
Mille Mille(2008)
Iturraspe (2006)
Ley Orgánica de Prevención
Gradación de la Sanción Condiciones y Medio Ambiente
Cómputo de la Multa en de Trabajo
Contrastar la concepción de las sanciones administrativas y su Concepción de las Sanciones Administrativas UT Castillo (2006)
efectividad en la en la LEY ORGÁNICA DE PREVENCIÓN y su Efectividad en la Ley Orgánica de Paralización de las Vara (2006)
CONDICIONES Y MEDIO AMBIENTE DE TRABAJO frente a las Prevención, Condiciones y Medio Ambiente Operaciones. Sainz(2006)
previstas en la LEY ORGÁNICA DEL TRABAJO para las Inspectorías del de Trabajo Cierre de la Empresa. Ley Orgánica del Trabajo
Trabajo. Reincidencia en el Código Orgánico Procesal
Incumplimiento. Penal
Suspensión, Revocatoria y Iturraspe (2006)
Reducción del Alcance de Ley Orgánica de Procedimiento
la Acreditación. Administrativos
Reglamento de la Ley Orgánica
de Prevención Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo
CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
mismo tiene acceso sino que pueden extenderse para abarcar una experiencia
inmensamente mayor que le proporcionan, todos aquellos que han tenido intervención
en el problema o contacto con el mismo y han plasmado en textos sus análisis o
experiencias.
Dado que la investigadora operará respecto del estudio, con base en aportes
documentales conseguidos en la doctrina, legislación y jurisprudencia, la producción
científica que obtenga será contextualizada en la documentación ya existente,
pudiendo convertirse los resultados en una ampliación de las perspectivas existentes
acerca del problema abordado.
59
Por su parte Sabino (2000), entiende al diseño bibliográfico como aquel que “se
refiere a que los datos e informaciones a emplear, a fin de lograr los objetivos
planteados en los mismos, proceden de documentos escritos recolectados en otras
fuentes”. Del mismo modo Bavaresco (1997), explica como el diseño bibliográfico
consiste en una estrategia de investigación, cuya fuente principal de datos está
constituida por documentos escritos, seleccionados por el investigador, de acuerdo a
la pertinencia del estudio que realiza.
En este mismo sentido, aparecen como tres las tareas principales que implica
la técnica de análisis de contenido, estando estas referidas a las siguientes
conductas: La determinación de las categorías de análisis, el establecimiento de
unidades de análisis y la selección de una muestra a analizar. Las categorías de
análisis, se corresponden con los niveles donde serán caracterizadas las unidades de
análisis, es decir, el entorno de contenido a estudiar (la materia en específico), y las
unidades, responden con especificidad a cada fuente de contenido atinente a la
materia.
CAPITULO IV
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
Es así, como el literal “a” del Artículo 589 ejusdem, asigna a tales órganos de
la Administración, la función específica de “velar por el cumplimiento de esta ley y su
Reglamento en la jurisdicción que corresponda”. Las funciones atribuidas por la ley al
Ministerio y en concreto a las Inspectorías de Trabajo, son desde el punto de vista
material y orgánico, funciones administrativas. Las atribuciones del Ministerio del ramo
laboral, son de rango sublegal, dirigidas a proteger los intereses generales
representados por la Ley Orgánica del Trabajo, donde las facultades correspondientes
a las Inspectorías, se contraen en la función de vigilancia materializada, a través, de la
inspección, cuyo resultado puede activar la potestad sancionatoria de ésta. Sobre tal
asunto Duque (1991), explica:
Existen unos principios y unas reglas, que tienen por objeto los órganos
administrativos, encargados del cumplimiento de las disposiciones legales, y
que cumplen una función administrativa, y que por ello configuran lo que
podría llamarse el Derecho Administrativo del Trabajo (…) derecho éste que
podría definirse como aquel que regula la actividad de la Administración en
la aplicación de las normas de la Ley Orgánica del Trabajo y demás
66
Tal como vienen explicando hace varias décadas Brewer Carias (1975), y
Rondón de Sansó (1981), la ejecutividad de los actos administrativos equivale en
materia administrativa, a la prescindencia de un proceso de cognición que declare
formalmente el derecho o título jurídico que tiene la Administración para actuar, lo
cual, en cambio, es esencial en las relaciones jurídicas que se resuelven en el
proceso judicial ordinario. La exégesis de la explicación anterior induce a poder asumir
al precitado principio, como la eliminación de la vía judicial como un medio
68
imponga la Inspectoría del Trabajo a los patronos respectivos, sin necesidad de acudir
al proceso judicial en búsqueda de la coerción que la jurisdicción estaría en posición
de ejercer.
parte del funcionario a quien corresponda”; así mismo, el Artículo 646 de la misma ley
contempla: “A falta de disposición expresa, las multas a que se refiere este Título
serán impuestas por la Inspectoría respectiva o por la autoridad que ella comisione al
efecto”. De igual tenor es el texto del Artículo 645 ejusdem, cuando expresa:
Ahora bien, dentro del panorama anterior se inscribe el problema nodal de las
sanciones administrativas consistentes en multas que emanan de la Inspectoría del
Trabajo, precisamente porque los principios de ejecutividad y ejecutoriedad parecen
profundamente limitados, principalmente por dos factores: En primer lugar, por la
ausencia de un procedimiento previsto en la Ley Orgánica del Trabajo que explique el
modo para llevar a efecto la ejecución de los actos administrativos de sanción, y
además, por la desarticulación de los principales medios de coerción (arresto por
ejemplo), conforme a los nuevos preceptos de la Constitución Nacional de 1999.
Puesto que los actos administrativos sancionatorios que emite la Inspectoría del
Trabajo, consisten principalmente en multas pecuniarias, la ejecución de los mismos,
trataría la búsqueda de algún mecanismo, que además de reprimir una conducta
irregular del patrono, permita acceder a cantidades de dinero. Frente a esta realidad
señala Brewer Carias (2005), como tal supuesto excepcional es preciso acudir a los
órganos jurisdiccionales a favor de poder lograr la ejecución, representando la
providencia el título ejecutivo.
Sobre la cuestión anterior, cabe advertir como a lo largo del Titulo XI de la Ley
Orgánica del Trabajo, dedicado a las sanciones, nada se dice acerca del modo como
la Inspectoría del Trabajo podría concretar de manera coercible el pago de las multas
(actos administrativos). Sin embargo, en un comienzo previo a la invalidación del
arresto, el legislador expresaba en el Artículo 647, literal “g” de la norma sustantiva
laboral lo siguiente:
Por otra parte, la idea expuesta requiere ser confrontada con el texto de la Ley
Orgánica de Procedimiento Administrativos, específicamente con el contenido de su
Artículo 80 cuando prevé lo relacionado a la ejecución forzosa de los actos
personalísimos:
patrono, desarticulando la visión del legislador sobre el propio logro que deberían
poder alcanzar los órganos de la Administración Pública y en este caso, las
Inspectorías del Trabajo.
pasividad al vínculo; de allí que cuando tal presupuesto no existe, desde luego sería
esperable un tinte anárquico en las interacciones.
necesarios para representar por lo menos un medio instrumental para el control de los
incumplimientos patronales. Es así, como tales previsiones sirve hoy día (en buena
cantidad de ocasiones), como mero cúmulo de disposiciones sancionatorias al
empleador, cuyo logro que se ha evidenciado, está seriamente discutido ante la
ausencia de medios que permitan valerse de la ejecutividad y ejecutoriedad que
revisten los actos administrativos del trabajo.
asunto estudiado, toca al juez natural, pero no es el tema más grave del conflicto, sino
más bien la posición que el derecho a la defensa tiene en tal contexto.
Por otro lado, fuera del ámbito laboral existen otras ramas del derecho que han
superado estos preceptos constitucionales, en tal sentido, el Código Orgánico
Procesal Penal (2001), ha quedado permeado por la consagración constitucional del
debido proceso, porque a diferencia de la Ley Orgánica del Trabajo tuvo una
construcción posconstitucional que interpretó el nuevo espíritu de la Carta Política. Es
por las anteriores razones, que su Artículo 243 consagra: “Estado de Libertad. Toda
persona a quien se le impute participación en un hecho punible permanecerá en
libertad durante el proceso, con las excepciones establecidas en este Código”.
Otra cuestión que parece indispensable considerar en orden a este punto, trata
de la “conversión” de multa en arresto que en un principio el legislador quiso plantear
en la norma sustantiva laboral. Esta transmutación de una pena por otra, también
venía objetando sensibles garantías conexas al debido proceso, y ello; porque
parecían retrotraer la actividad punitiva del Estado al estadio donde era permisible la
encarcelación por deudas, condición superada hace mucho por el legislador
venezolano. Sobre tal cuestión Mendoza (2006), ha expresado: “Es de destacar como
el legislador en materia tributaria ha superado esta posición, estableciendo el criterio
de la no convertibilidad de la multa en arresto”. También agrega el autor:
que deviene de la declaratoria de nulidad del principal medio de coerción con el que
contaba el órgano administrativo laboral para la materialización de sus actos
sancionatorios. Sobre las cuestiones anteriores, ya ha sido categórico el Tribunal
Supremo de Justicia en su Sala Social por medio de la Sentencia Nº 1318/2001, la
cual desde el 02 de Agosto del 2001 dictaminó:
Frente a las explicaciones proporcionadas por el autor, resulta aun más complejo
sostener el criterio de la Sala Constitucional antes expuesto, precisamente porque el
mismo desdice el vínculo existente entre la eficacia del acto administrativo
sancionatorio de multa y los principios de ejecutividad y ejecutoriedad. En vista de tal
hecho, otra condición característica del estado de las limitaciones expuestas, se
concreta en el rompimiento del vínculo natural y necesario entre la eficacia del acto
sancionatorio (multa) y los poderes ejecutivos y ejecutorios de la Inspectoría del
Trabajo, que estarían siendo trasladados a la jurisdicción contencioso administrativa o
civil.
De acuerdo con el abandono del criterio pacífico, que se origina con esta nueva
posición de la jurisprudencia, el problema de la ejecución forzosa de los actos
administrativos parece quedar en suspenso y sin un mecanismo administrativo o
jurisdiccional real por medio del cual lograrse. En tal sentido, la disposición de la Sala
Constitucional no carece de fundamento, sin embargo; su negativa que no avanza en
más salidas a la imposibilidad de los actos emanados de la Inspectoría del trabajo,
vuelve al órgano administrativo y al propio trabajador a la condición de impotencia
frente al patrono contumaz.
la siguiente:
Frente a esta realidad, como señala Cortés (2005), el legislador venezolano con
ocasión de la construcción de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio
Ambiente de Trabajo, logra introducir un sistema de controles sobre la actividad
económica del empleador, procurando un sistema de restricciones a la misma, como
respuesta al incumplimiento de la normativa laboral.
Como señala Iturraspe (2006), este organismo cuenta con atribuciones que le
permiten el dictamen de providencias administrativas de carácter sancionatorio, a los
patronos, empleadores y en general responsables de las condiciones de seguridad,
higiene y ambiente en los centros de trabajo y faenas, cualquiera sea su naturaleza.
De acuerdo a lo expresado, reza en el Artículo 133 de la misma ley: “Atribución de
Competencias Sancionadoras. La competencia para sancionar las infracciones
administrativas por incumplimiento de las normas previstas en esta Ley, corresponde
al Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales”.
Siguiendo al mismo autor se tiene que “cada tipo de infracción genera una
sanción impositiva (multa), la cual se incrementa en razón de la gravedad de la
infracción”, lo que permite apreciar como el monto de tales penas dependerá de la
valoración que sobre el perjuicio relativo a las mismas, realicen las autoridades del
Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (INPSASEL). Esta
gradación de las sanciones, responde a los criterios siguientes:
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- Infracciones Graves: Tal como dispone el Articulo 119 ejusdem, tales acciones
u omisiones patronales dan lugar a la imposición de multas que oscilan entre
veintiséis (26) y setenta y cinco (75) Unidades Tributarias (UT) por cada trabajador
expuesto.
- Infracciones Muy Graves: A tenor de los dispuesto en el Articulo 120 de la
misma norma, las infracciones patronales muy graves dan lugar a la imposición de
multas entre setenta y seis (76) y cien (100) Unidades Tributarias (UT).
La gradación de las multas expuestas, tal como sugiere Castillo (2006), confiere
al funcionario del instituto de seguridad y salud laboral un rango amplio de
discrecionalidad al momento de decidir la fijación entre el límite mínimo de la sanción
y el máximo, sin embargo, en todo momento esta operación deberá estar direccionada
por el contenido del Artículo 125 de la ley, según la cual:
En éste orden de ideas, son dos los logros que se desprenden de la gradación
de las sanciones contemplada en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo. En primer termino, una disposición como la contenida en
el Artículo 125, que permite al funcionario realizar un verdadero discernimiento sobre
la entidad del peligro causado a los trabajadores, más allá de indicaciones taxativas
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por el órgano administrativo. Como se deprede del Artículo 548 del Código Orgánico
Procesal Penal, la determinación surgirá al momento de la comisión del hecho,
mientras que el Código Orgánico Tributario prevé en su Artículo 94 parágrafo primero:
“Cuando las multas establecidas en este Código estén expresadas en unidades
tributarias (UT), se utilizará el valor de la unidad tributaria que estuviere vigente para
el momento del pago”.
En otro orden de ideas, una de las medidas de coerción que mayores logros
parece ofrecer respecto del cumplimiento de los actos administrativos sancionatorios,
es la consistente en la Paralización de las Operaciones; agregada por el legislador en
a Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo en el
Artículo 135. Según la citada norma esta medida se hace efectiva:
Autores como Sainz (2006), denominan a esta potestad como “cautelar” dentro
del régimen de sanciones administrativas previstas por la norma especial, puesto que
pretenden “hacer cesar los peligros que corre el trabajador”, sin embargo,
indirectamente incide en el lucro del empleador, en la medida que impide el normal
desarrollo de las actividades productivas. Las condiciones de ésta suspensión son
explicadas en el Artículo 234 del Reglamento de la citada ley donde se contempla:
CONCLUSIONES
Tales principios, habían sido armonizados por la Ley Orgánica del Trabajo, en
la medida de arresto, que operaba como respuesta a la imposibilidad de la Inspectoría
para conseguir el pago de la multa por parte de patronos contumaces, pero; la
desarticulación de ésta medida, habida cuenta de la garantía constitucional del debido
proceso, dejó a la Inspectoría del Trabajo sin mecanismo de fuerza que apoyara los
principios ejecutivos de su actuación; obligando a todo efecto, el acudimiento a la
jurisdicción para la coerción contra el empleador.
En igual orden de ideas, cabe ahora concluir acerca de las características que
evidencia la limitada eficacia del acto administrativo sancionatorio, referido a las
multas impuestas por la Inspectoría del Trabajo. En primer termino, es necesario
expresar como los actos administrativos sancionatorio emanados de la Inspectoría del
Trabajo se hallan hoy día caracterizados por su desnaturalización. La razón de ser de
éste hecho se explica, en la imposibilidad del órgano para cumplir por si mismo los
actos administrativos que dicta, gracias a lo cual el principio de ejecutividad tendría
vigencia parcial, al tiempo que la ejecutoriedad, ninguna aplicación.
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había adoptado. De allí que pueda afirmarse hoy día la inexistencia de un mecanismo
forzoso, sea administrativo o jurisdiccional, con el cual conseguir la restitución del
laborante a su empleo.
RECOMENDACIONES
INDICE DE REFERENCIAS
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BIBLIOGRAFÍA
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