Tema Meditación

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Tema: Cómo aumentar la fé y la confianza en Dios.

¡Feliz sábado hermanos! ¡Un gusto poder compartir con Uds. este culto! Esta noche quisiera meditar con Uds.
acerca de Cómo aumentar la fe y la confianza en Dios. Sin duda, si yo les hiciera esa pregunta uds me
responderían los tres pilares que constituyen la vida cristiana, a saber: el estudio de la Palabra, la Comunión con
Dios y la Testificación. Pero hoy quisiera compartir acerca de uno de esos pilares, la Oración. Y antes de
avanzar en la meditación, voy a compartir la razón por la cual debiéramos profundizar nuestro estudio sobre este
tema tan trascendente para el crecimiento de la fe y confianza en Dios.

Notemos la sgte cita del Espíritu de Profecía: “Las lecciones de Cristo con respecto a la oración deben ser
cuidadosamente consideradas. Hay una ciencia divina en la oración, y la ilustración de Cristo presenta un
principio que todos necesitamos comprender. Demuestra lo que es el verdadero espíritu de oración, enseña la
necesidad de la perseverancia al presentar a Dios nuestras peticiones, y nos asegura que él está dispuesto a
escucharnos y a contestar la oración.” PVGM 108.2

Vamos ahora al Evangelio de Lucas, capitulo 11, el versículo 1 dice lo siguiente: “Aconteció que estaba Jesús
orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también
Juan enseñó a sus discípulos.”

Hablando del contexto en el que los discípulos hacen este pedido a Jesús, Elena de White nos relata lo
siguiente:  Los discípulos de Cristo estaban muy impresionados por sus oraciones y por su hábito de
comunicación con Dios. Un día, tras una corta ausencia del lado de su Señor, lo encontraron absorto en una
súplica. Al parecer inconsciente de su presencia, él siguió orando en voz alta. Los corazones de los discípulos
quedaron profundamente conmovidos. Cuando terminó de orar, exclamaron: "Señor, enséñanos a orar". PVGM
105.2

En los versículos siguientes Jesús les responde y les vuelve a repetir el Padrenuestro, como lo había dado en el
Sermón del monte, pero además añade una parábola e ilustra la lección que deseaba enseñarles. Leemos el v. 5
en adelante:
“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres
panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo
desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; ¿no
puedo levantarme, y dártelos?
Os digo, que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su importunidad se levantará
y le dará todo lo que necesite.”

Vamos a considerar algunos aspectos de esta parábola que contó Jesús.


Notemos que Cristo presenta a un hombre pidiendo para poder dar de nuevo. Debía obtener pan, o no podría
suplir las necesidades del viajero que llegaba cansado, en tardías horas de la noche. Aunque su vecino no esté
dispuesto a ser molestado, no desistirá de pedir; su amigo debe ser aliviado; y por fin su importunidad es
recompensada; sus necesidades son suplidas.

Al respecto me gustaría compartir con Uds. la sgte cita del Espíritu de Profecía:
"Mediante la alimentación de la multitud y el sermón sobre el pan del cielo, Cristo les había
revelado la obra que harían como representantes suyos. Habían dado el pan de vida a la
gente. Aquel que había señalado su obra, vio cuán a menudo su fe sería probada. Con
frecuencia se verían en situaciones inesperadas, y se darían cuenta de su humana
insuficiencia. Las almas que estuvieran hambrientas del pan de vida vendrían a ellos, y ellos
se sentirían destituidos y sin ayuda. Debían recibir alimento espiritual, o no tendrían nada para
impartir. Pero no habían de permitir que ningún alma volviese sin ser alimentada. Cristo les
dirige a la fuente de abastecimiento. El hombre cuyo amigo vino pidiéndole hospedaje, aun a
la hora inoportuna de la medianoche, no lo hizo volver. No tenía nada para poner delante de
él, pero se dirigió a uno que tenía alimento, y presentó con instancias su pedido, hasta que el
vecino suplió su necesidad. Y Dios, que ha enviado a sus siervos a alimentar a los
hambrientos, ¿no suplirá sus necesidades para su propia obra? PVGM 106.4

Desde la perspectiva de los discípulos, Jesús quería enseñarnos a recurrir incansablemente a


la Verdadera Fuente capaz de suplir nuestras necesidades, y la de los demás, como ya
veremos más adelante. Sin embargo, en esta lección se deduce, no por comparación sino por
contraste, el carácter de Dios. El hombre finalmente accede al pedido de su vecino, como
diríamos vulgarmente para que lo deje de molestar. Mientras Dios se complace en atender el
pedido de sus hijos.
Noten cómo lo describe la hermana White: "Pero Dios se deleita en dar. Está lleno de
misericordia, y anhela conceder los pedidos de aquellos que vienen a él con fe. Nos da para
que podamos ministrar a los demás, y así llegar a ser como él." PVGM 107.1

Así es como Jesús continúa diciendo allí diciendo en el v.9 esta hermosa promesa: "Y yo os
digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Cristo añade otra lección importante y allí en los vs. 11-13, hace una comparación acerca del
trato que tenemos los padres (que somos imperfectos) hacia las necesidades de nuestros
hijos, diciendo:
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de
pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

Para fortalecer nuestra confianza en Dios, Cristo nos enseña a dirigirnos a él con un nuevo
nombre, un nombre entretejido con las asociaciones más caras del corazón humano. Nos
concede el privilegio de llamar al Dios infinito nuestro Padre. Este nombre, pronunciado
cuando le hablamos a él y cuando hablamos de él, es una señal de nuestro amor y confianza
hacia él, y una prenda de la forma en que él nos considera y se relaciona con nosotros.
Pronunciado cuando pedimos un favor o una bendición, es una música en sus oídos.
 A fin de que no consideramos una presunción el llamarlo por este nombre, lo repitió en
renovadas ocasiones.
En ocasión del sermón del monte les enseñó a dirigirse a Dios de esa manera y ahora,
nuevamente los invita a considerar a Dios como Padre. Ese trato tan cercano y tan afectuoso
tiene como objeto que lleguemos a confiar plenamente en Nuestro Padre celestial;
impresionar nuestras mentes con el amor cuidadoso de Dios para con sus hijos.
 El desea que lleguemos a familiarizarnos con este apelativo. PVGM 107.4

Hasta aquí hemos visto de manera general lo que Jesús quiso enseñarnos acerca de la
oración. Pero podemos extraer muchas lecciones prácticas para nosotros hoy en día

Algunas lecciones que podemos extraer de estos pasajes:


1- Nuestras oraciones no han de consistir en peticiones egoístas, meramente para
nuestro propio beneficio. Hemos de pedir para poder dar.  PVGM 108.3 Con esta
afirmación no queremos significar que Dios no se interese por nuestras necesidades, por el
contrario, hemos estudiado que Él es quien las suple. Sino más bien, que El principio de la
Vida de Cristo debe ser el principio de nuestra vida.
2- La oración no tiene por objeto obrar algún cambio en Dios, sino ponernos en
armonía con Dios.  PVGM 109.1 Notemos que en la parábola, el solicitante fue rechazado
repetidas veces, pero no desistió de su propósito. Así nuestras oraciones no siempre parecen
recibir una inmediata respuesta; pero Cristo enseña que no debemos dejar de orar.
Cuando le pedimos algo, tal vez vea que necesitamos investigar nuestros corazones y
arrepentirnos del pecado. Por lo tanto, nos hace pasar por una prueba, nos hace pasar por la
humillación, a fin de que veamos lo que impide la obra de su Santo Espíritu por medio de
nosotros.
3- El cumplimiento de las promesas de Dios es condicional, y la oración no ocupará
nunca el lugar del deber. " PVGM 109.2 Esto está claro mis hermanos. Jesús dijo “si me
amáis, guardad mis mandamientos”
Comparto al respecto esta cita que es un poco fuerte, pero que a mí me hizo reflexionar
respecto de mi oración
Aquellos que presentan sus peticiones ante Dios, invocando su promesa, mientras no
cumplen con las condiciones, insultan a Jehová. Invocan el nombre de Cristo como su
autoridad para el cumplimiento de la promesa, pero no hacen las cosas que demostrarían fe
en Cristo y amor por él. PVGM 109.2
4- Fidelidad a Dios con los diezmos En armonía con los principios de obediencia a Dios por
amor, resalta el diezmo. Noten que interesante este texto: Como dador de todas las
bendiciones, Dios reclama una porción determinada de todo lo que poseemos. Esta es la
provisión que él ha hecho para sostener la predicación del Evangelio. Y debemos demostrar
nuestro aprecio por sus dones devolviendo esto a Dios. Pero si retenemos lo que le pertenece
a él, ¿cómo podemos pretender sus bendiciones? Si somos mayordomos infieles en las cosas
terrenales, ¿cómo podemos esperar que él nos confíe las celestiales? Puede ser que aquí se
encuentre el secreto de la oración no contestada. PVGM 110.3
Ahora mis hermanos, el principio del diezmo no es algo que se aplique solamente a lo
material o económico. Tiene que ver con todo lo que Dios nos da. El tiempo, por ejemplo. Te
pusiste a pensar que, si tuviéramos que diezmar las horas del día, ¿aproximadamente 2 horas
40 min le pertenecen a Dios?
5- Debemos mostrar una confianza firme y sin rodeos en Dios. A menudo él tarda en
contestarnos para probar nuestra fe o la sinceridad de nuestro deseo. Al pedir de acuerdo con
su Palabra, debemos creer su promesa y presentar nuestras peticiones con una
determinación que no será denegada.
 
Realmente hay muchísimo para estudiar, maravillosas promesas de nuestro Buen Dios y todo
el amor que me manifiesta en el acto de la oración. Pero me gustaría cerrar con estas citas:

Nuestras oraciones han de ser tan fervorosas y persistentes como lo fue la del amigo
necesitado que pidió pan a media noche. Cuanto más fervorosa y constantemente oremos,
tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones
acrecentadas, porque tenemos una fe acrecentada. 
Nuestra parte consiste en orar y creer. Velad en oración. Velad, y cooperad con el Dios que
oye la oración. Recordad que “colaboradores somos de Dios”. Hablad y obrad de acuerdo con
vuestras oraciones. Significará para vosotros una infinita diferencia el que la prueba
demuestre que vuestra fe es genuina, o revele que vuestras oraciones son sólo una forma. 

Que Dios nos bendiga hermanos, para que podamos experimentar una plena comunión con
Nuestro Padre Celestial. Maranatha!

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