“Creciendo en el Espíritu” Crecimiento #3

3.7
LA ORACIÓN
Aunque ya en Crecimiento 2 hemos tratado de esto, es bueno detenernos y pensar si ha mejorado nuestra vida
de oración.

Durante años hemos rezado repitiendo fórmulas establecidas sin poner verdadero interés en lo que decimos;
¿por qué? Porque al repetir algo, ese algo se convierte en una fórmula mecánica, vacía, sin vida, sin calor.

El Espíritu Santo nos está enseñando hoy en día que ya no son los tiempos de rezar, nos quiere enseñar a
orar, que no es repetir, sino hablar, dialogar con Dios espontáneamente, libremente, como un hijo habla con su Padre.

ORAR SIGNIFICA: Contar con la existencia de Dios, ponerse en su presencia, reconocer su poder y
encomendarse a El. Significa presentar ante Dios la alegría y la miseria del mundo, significa oír la palabra de Dios y
responder a ella, en fin, orar significa vivir con Dios. Los discípulos de Jesús eran Judíos creyentes, que rezaban las
antiguas oraciones del pueblo de Dios y le alababan como rey y Señor, poderoso, grande y santo. Cuando dijeron a
Jesús: Señor, enséñanos a orar, Jesús les dijo que podían llamar PADRE a Dios. Jesús mismo empleó esta invocación,
pues decía Abba, Padre, que era la palabra con que los niños de Palestina llamaban a su padre.
Marcos 14, 36.
...”Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que
quieras tú»”...

Romanos 8, 15-16.
...”Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos
adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de
que somos hijos de Dios”...

Gálatas 4, 6.
...”La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá,
Padre!”...

Jesús nos enseña a orar, pues El es el más grande ejemplo de un hombre de oración. En los momentos grandes
de su vida, se retira a orar. Se nota, sobre todo, lo directa y sencilla Que es su oración.

En esto se pone de manifiesto lo mucho Que nos engañamos si descuidamos el diálogo con Dios y
consagramos todo el tiempo al que hacer diario, en el trabajo, en la casa o incluso en las obras de caridad.

La palabra de Dios nos invita constantemente: Orad.

Lucas 18, 1.
...”Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer”...

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Colosenses 4, 2.
...”Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias”...

1 Tesalonicenses 5, 17.
...”Orad constantemente”...

Con frecuencia pensamos que la oración es asunto de nuestra disposición de ánimo, de nuestro humor, y
Satanás sabe esto, y nos aparta más y más de una vida de oración. Y es que olvidamos que la palabra Orad es
una ORDEN.
Mateo 26, 41.
...”Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil”...

Esta palabra ha salido de la boca del Señor de los Señores y ante ella, no hay más que una actitud: la del que
obedece. Jesús nos ha liberado de todos los poderes de las tinieblas, que quieren apartarnos de la oración.

El mandato de orar NO dice que oremos solamente por la mañana, al mediodía, o en la noche. Cierto que
debemos fijar ciertos tiempos de oración, pero el Señor nos llama a una vida total de oración, a una vida de constante
intercambio con El.

Si llegásemos a comprender que la oración aumenta nuestro tiempo y da a todas nuestras tareas, paz,
amor, paciencia y con ello buen fin, se grabaría en nosotros de manera inolvidable esto: Primero afilar los
instrumentos, luego usarlos, o sea, sobre todo y primero que nada, orar.

Tal como sea nuestra vida de oración, así será nuestra vida, nuestra cosecha, así será nuestra victoria sobre
nuestras apetencias y tentaciones.

Sentirse llamado a una vida de oración y tomar la decisión de orar más en adelante, es declararle la guerra al
demonio, pues cuando oramos, alabamos la victoria de Jesús sobre nuestros pecados, pedimos la liberación de nuestras
ataduras, o luchamos para que otras almas alcancen la fe, y con ello, atacamos a Satanás. Al intentar quitarle su presa,
hemos de esperar resistencia y ataques de su parte.

AHORA BIEN, LA ORACIÓN NO ES UN MONÓLOGO, SINO DIÁLOGO, CONVERSACIÓN. Dios

no es una estatua muda, sino un interlocutor. Parte importante de la oración es también escuchar a Dios. El tiene
muchas cosas que decirnos, mucho más importantes de lo que nosotros podemos decirle a El. Dios puede hablarnos
interiormente, en el silencio del alma. Pero el hablar de Dios al hombre tiene también otro cauce normal: la Sagrada
Escritura. Oración y Lectura de la Palabra, nos garantizan canales directos de Dios a nosotros.

ELEMENTOS DE LA ORACIÓN

En la oración deben unirse varios elementos que le dan unidad y fuerza. Así como en una paella hay muchos
componentes y es un solo guiso sabroso, así pasa con estos distintos elementos de la oración.

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Debemos pensar que Dios es nuestro Señor y Creador y nosotros tan sólo débiles y pecadoras criaturas, que
dependemos completamente de El. De modo que oremos con humildad.
Dios es nuestro Padre, que atiende nuestras súplicas, aunque muchas veces de manera distinta a la que
esperamos, pues El sabe mejor que nosotros lo que nos conviene; por eso, oremos con confianza.
Cristo no cesó de orar en el monte de los Olivos; perseveró en su oración a pesar de que su alma estaba triste
hasta la muerte, con esto nos enseñó a orar con perseverancia.
Debemos estar dispuestos a tener el tipo de oración que Dios quiera cada día para nosotros, esto es, orar con
docilidad de voluntad.

CLASES DE ORACIÓN

Como ya vimos anteriormente, una vida de oración se compone entre otras muchas formas, de oración de
petición, de acción de gracias, de intercesión, de adoración o alabanza, de oración constante, de intimidad, etc.
Casi todos los hombres, incluso aquellos que nada o muy poco saben de oración, recurren a oración de
petición.
Marcos 11, 24.
...” Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis”...

Mateo 7, 7
...”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”...

Esto sucede, cuando se encuentran en una gran necesidad.

Al existir una necesidad que no podemos resolver, pedimos, y muchas veces nuestra oración, aunque ha sido
hecha con fervor, con toda humildad, etc., no obtiene respuesta.

¿Por qué? Porque sólo a los hijos se les da el derecho y se les ha prometido el ser atendidos en sus oraciones.
Dice la Escritura que Jesús, al morir, nos lleva de nuevo al corazón del Padre y de la condición de siervos nos
constituye en hijos:
Juan 1, 12.
..."Pero a todos los que le recibieron, se les dio el poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre"...

HIJOS SON AQUELLOS QUE YA NO VIVEN EN LA SERVIDUMBRE SINO QUE HAN RECIBIDO
EL ESPÍRITU DE ADOPCIÓN Y CLAMAN “ABBA PADRE”
Romanos 8, 15.
...”Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos
adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!”...

Todo Padre se complace en dar a sus hijos, cuánto más nuestro Padre Celestial.
Lucas 11, 9-13.
...”Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe;
el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez,
en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo
pidan!”...

Algunas veces al recibir contestación a nuestras peticiones recibimos también corrección paterna. Un buen
hijo, recibe también las correcciones de su Padre celestial y sabe que debe aceptarlas. No por ser corregidos somos
menos amados por Dios, al contrario, es una muestra de Su infinito amor y prueba segura de no ser bastardos sino
legítimos hijos, a la vez que nos prepara para nuevos regalos de la mano del Padre.
Hebreos 12, 5-13.

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...”Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección
del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos
que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?
Mas si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos. Además, teníamos a
nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los
espíritus para vivir? ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas él, para provecho nuestro,
en orden a hacernos partícipes de su santidad. Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa;
pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por tanto, levantad las manos caídas y las
rodillas entumecidas y enderezad para vuestros pies los caminos tortuosos, para que el cojo no se descoyunte, sino
que más bien se cure”...

Un verdadero hijo no duda sobre si hay o no hay oraciones atendidas, pues tiene la seguridad de que su
petición será resuelta, aunque a veces de un modo distinto al que imaginaba.

Pasemos ahora a la oración de acción de gracias.

Colosenses 2, 6-7.
...”Vivid, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le habéis recibido; enraizados y edificados en él;
apoyados en la fe, tal como se os enseñó, rebosando en acción de gracias”...

En la acción de gracias, hay una fuerza muy particular. Si yo doy gracias a alguien, expreso con ello, que creo
firmemente en sus promesas y espero el cumplimiento de ellas. El que da gracias a Dios de antemano, reconoce su
grandeza y confía en su amor.

En la palabra de Dios existen muchas promesas, y el dar gracias por ellas es tomar posesión de ellas, hacer uso
de ellas, aplicarlas a nosotros en este siglo, y vivirlas hoy. Tenemos derecho a esto porque Cristo las ganó para
nosotros: ..El que ofrece sacrificios de acción de gracias, me da gloria, al hombre recto le mostraré la Salvación de
Dios.
Salmo 50, 23.
...”El que ofrece sacrificios de acción de gracias me da gloria, al hombre recto le mostraré la salvación de Dios”...

Otra forma de orar, es la de interceder por algo o por alguien; rompe definitivamente nuestro egoísmo: El que
sabe hacer el bien y no lo hace, peca.
Santiago 4, 17.
...”Aquel, pues, que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado”...

El Señor nos ha escogido, para liberar en nosotros el poder de su Espíritu, y a esta elección, que nos levanta,
limpia, enseña y conduce en una vida en el Espíritu, no a manera de iluminismo, sino de entrega a El y por El a los
hermanos, nos presenta una oportunidad de hacer el bien. El Espíritu de Dios nos enseña a orar, no sólo por lo nuestro,
sino por nuestros semejantes. La intercesión solamente alcanza su objetivo cuando se hace con toda sinceridad, y con
constancia, porque toma en serio alcanzar algo determinado, algo de lo que no desiste con facilidad, sino por lo cual
sacrifica seriamente tiempo y esfuerzo. Orar es permanecer en oración hasta que Dios contesta.

El Señor nos pone un ejemplo de oración de intercesión en la siguiente lectura, pidiendo al Padre por los
suyos, pidiendo para ellos, unidad, protección, cuidado, salvación, sabiduría y finalmente, la gloria.
Juan 17, 9-26.
...”Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y
todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo
voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo
con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el
hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que
tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del
mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no
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son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado
al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean
santificados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán
en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el
mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos
uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has
amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también
conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he
dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y
yo en ellos”...

Ahora bien, no sólo hemos sido creados para presentar nuestras peticiones a Dios, o para interceder por
nuestros hermanos, cosas que son muy importantes; sobre todo, hemos sido creados, para adorar a Dios, para alabarlo.

La alabanza, encierra un poder que difícilmente comprendemos, la alabanza del nombre de Jesús y de
su amor pueden lograr lo que medios humanos no consiguieron.
Salmo 34, 1.
...”Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza”...

A nosotros, criaturas suyas, no nos corresponde otra cosa sino alabar a nuestro Creador, que nos ha sacado de
la nada. No cabe mayor dignidad para nosotros, que somos como granitos de arena o gotitas de agua, que el alabar y
glorificar a aquel, el Todopoderoso, gracias al cual somos. Es incomprensible que unos pobres seres como nosotros nos
atrevamos a hacer esperar nuestra alabanza a Dios. Hoy mismo, debemos decidirnos de una vez por todas, a entrar en
el coro de adoradores para que más tarde, en el cielo, no falte nuestra voz y para ser contados entre los que contemplan
su rostro y rodean su trono en jubilosa alegría y alabanza.

Oración Constante.

La oración es la respiración del alma, y respirar tiene que hacerse constantemente, pues sólo así se puede vivir.

Una vida de oración constante, es un constante diálogo del alma con Dios. Si nosotros amamos a Jesús,
hablaremos con El de todos nuestros asuntos, 1e presentaremos en la oración todo y lo someteremos todo a su
bendición.
1 Timoteo 2, 8.
...”Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni
discusiones”...

Romanos 12, 9-12.

...”Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a
los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con espíritu fervoroso; sirviendo al
Señor; con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración”...

Santiago 5, 16.
...”Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración
ferviente del justo tiene mucho poder”...

Más adelante, hablaremos de la oración de intimidad o de unión con Dios.

Para terminar, queremos decir que una Comunidad sin oración, es una Comunidad muerta; de nada servirá
trabajar mucho, dar muchas clases, tener gran organización, si no hay oración; el poder se obtendrá de la oración, y así
todas las obras que se realicen, estarán ungidas por el Señor .
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Cuestionario #3.7: “La Oración”

Nombre: _________________________________________________________

Contesta cada una de las preguntas que a continuación se te hacen y marca la respuesta correcta. Ora antes de
empezar.

l.- ¿Qué diferencia hay entre rezo y oración? ___________________________________________________________

_____________________________________________________________________________________________

2.- Tu oración, ¿es monólogo o diálogo? ______________________________________________________________

3.- ¿Cómo usas la oración como tu arma?:

a) ¿En las tentaciones? ________________________________________________________________________
b) ¿En las preocupaciones? ____________________________________________________________________
c) ¿En las angustias? _________________________________________________________________________
d) ¿En las depresiones? _______________________________________________________________________
e) ¿En las decepciones? _______________________________________________________________________

4.- ¿Le has pedido al Espíritu Santo que te enseñe a orar? _________________________________________________
_____________________________________________________________________________________________
5.- Esa petición la haces en actitud:
¿Humilde? __________________________________________________________________________________
¿Reverente? _________________________________________________________________________________
¿De adoración? ______________________________________________________________________________
¿De respeto? ________________________________________________________________________________
¿De confianza? ______________________________________________________________________________

6.- Después de estudiar tus respuestas anteriores, ¿en qué debe cambiar tu oración? ____________________________
_____________________________________________________________________________________________

7.- ¿Eres perseverante en tu oración? _________________________________________________________________

_____________________________________________________________________________________________

8.- Santiago 1, 5. nos dice que si nos falta ______________________ se la pida a Dios que da a todos generosamente
____________________________ Pero que la pida con _______________ sin ______________ porque el que es
como el oleaje del mar llevado de una a otra parte. Que no ________________ recibir cosa alguna del Señor un
hombre como éste ____________________ e ______________________ en todos sus caminos.

9.- ¿Qué clase de oración ejercitas?

a) ¿Petición? ________________________________________________________________________________
b) ¿Acción de gracias? ________________________________________________________________________
c) ¿Intercesión? _____________________________________________________________________________
d) ¿Adoración? ______________________________________________________________________________
e) ¿Alabanza? _______________________________________________________________________________
f) ¿Contemplación? __________________________________________________________________________
g) ¿Otras? __________________________________________________________________________________

10.- ¿Qué cambios has tenido en tu vida por esta clase? __________________________________________________
_____________________________________________________________________________________________
Este Cuestionario no es para ser leído por nadie; está hecho para que cada persona haga una revisión de su
vida, a solas con Dios.
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