Act - 05 - La Oracion en La Vida Cristiana
Act - 05 - La Oracion en La Vida Cristiana
Act - 05 - La Oracion en La Vida Cristiana
La Oración es siempre un DON de Dios que sale al encuentro del hombre. Es relación personal y viva de los hijos de Dios con
su Padre que es Infinitamente bueno, con su Hijos Jesucristo y con el Espíritu Santo, que habita en sus corazones. (CEC.
534).
La Oración consiste en elevar el corazón a Dios, en una relación personal con Dios, una relación de amistad con Dios.
En la Oración se actualiza la fe en la presencia de Dios y de su amor. Se fomenta la esperanza que lleva a orientar la vida
hacia Él, y a confiar en su providencia.
En la Oración el alma, conducida por el Espíritu Santo, desde lo más hondo de sí misma se une a Cristo, maestro modelo y
camino de toda oración cristiana.
La Oración es el pulmón de nuestra vida espiritual. (Benedicto XVI).
La Oración tiene que ser constante y perseverante. (1Tes.5,17).
“La Oración para mí es un impulso del corazón, una simple mirada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor,
tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría” (Santa Teresita).
Los evangelios nos presentan a Jesús como un hombre que rezaba. Si bien experimentaba la urgencia de predicar y de salir
al encuentro de la multitud, buscaba momentos de soledad para rezar.
El Evangelio de san Marcos nos narra una jornada de Jesús, en la que pasó todo el día predicando y curando enfermos, sin
embargo, la noche la dedicó a la oración. Para él, la oración era entrar en la intimidad con el Padre, que lo sostenía en su
misión, como sucedió en Getsemaní, donde recibió la fuerza para emprender el camino de la cruz. Toda su vida estaba
marcada por la oración, tanto privada como litúrgica de su pueblo. Esa actitud se ve también en sus últimas palabras en la
cruz, que eran frases tomadas de los salmos.
Jesús rezaba como cualquier hombre, pero su modo de hacerlo estaba envuelto en el misterio. Esto impactó a sus discípulos
y por eso le pidieron: «Señor, enséñanos a rezar». Jesús se convirtió así en maestro de oración para ellos, como quiere serlo
también para nosotros.
Jesús enseña esta oración a sus discípulos, es una oración breve, con siete peticiones, número que en la Biblia significa
plenitud. Es también una oración audaz, porque Jesús invita a sus discípulos a dejar atrás el miedo y a acercarse a Dios con
confianza filial, llamándolo familiarmente «Padre».
Jesús no quiere que nuestra oración sea una evasión, sino un presentarle al Padre cada sufrimiento e inquietud. Que
tengamos la osadía de convertirla en una invocación gritada con fe, a ejemplo del ciego Bartimeo que gracias a su llamado
perseverante, «Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10, 47), obtuvo del Señor el milagro de recobrar la vista. La oración no solo
precede la salvación, sino que ya la contiene, porque libra de la desesperación de creer que las situaciones insoportables no
se pueden resolver.
EL PADRENUESTRO
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo,
enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta
oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos,
grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa. A esta
oración también se le llama “Oración del Señor” porque nos la dejó Cristo y en
esta oración pedimos las cosas en el orden que nos convienen. Dios sabe que
es lo mejor para nosotros. A través del Padrenuestro vamos a hablar con
nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las palabras de esta oración, no solo de
repetirlas sin fijarnos en lo que estamos diciendo. El Padrenuestro está formado
por un saludo y siete peticiones.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunicado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo
y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a
tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo
regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la
Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará
para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado
para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra
salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error
sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que
se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras ncesidades materiales como al pan del alma para
satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a
nuestros hermanos necesitados.
5.PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo
ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto
necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que
no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que
orar mucho para no caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL. El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos
por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
La perseverancia en la oración es necesaria,porque aunque a veces pareciera que Dios no nos escucha, sin embargo no es así, porque
ninguna oración queda desatendida. A la perseverancia se une la confianza, confianza puesta en Dios, porque Él es un Padre bueno y
nunca olvida a sus hijos que sufren. La oración cambia la realidad, y nos cambia también a nosotros. Es, ya desde ahora, la victoria
sobre la soledad y la desesperación; un camino que nos lleva a Dios, nuestro Padre, que espera todo y a todos con los brazos abiertos.
EVIDENCIA DE ESTA ACTIVIDAD: INVESTIGA Y ELABORA UN TRÍPTICO PROMOVIENDO LAS DIVERSAS FORMAS DE ORACIÓN
ENSEÑADAS POR LA IGLESIA.