Trigo Sarraceno: María Emilia Carretero Accame, Teresa Ortega
Trigo Sarraceno: María Emilia Carretero Accame, Teresa Ortega
Trigo Sarraceno: María Emilia Carretero Accame, Teresa Ortega
RESUMEN
Con el término trigo sarraceno se hace referencia a la especie Fagopyrum esculentum, si bien muchas publicaciones
lo emplean para designar a otras especies del mismo género. Se trata de una planta originaria de Asia Central, que
actualmente está ampliamente distribuida por el hemisferio norte y se cultiva en Europa, Asia y América.
Sus semillas se consumen ampliamente en alimentación como pseudocereales con interesantes propiedades
nutricionales, y son recomendadas, por ejemplo, en Medicina Tradicional China para tonificar el bazo o en la
Farmacopea Británica (Herbal Pharmacopeia) como antihemorrágico e hipotensor. Sus hojas presentan un alto
contenido en compuestos fenólicos y son fuente de rutósido (presente en un 2-3%).
Desde hace unos años se considera que el consumo de trigo sarraceno puede ser beneficioso para la salud, en la
prevención del cáncer, de afecciones cardiovasculares y en prevención y mejora de procesos inflamatorios crónicos,
diabetes e hipercolesterolemia. Algunas de estas actividades pueden deberse a las propiedades antioxidantes
demostradas para este pseudocereal y para sus principales componentes flavonoídicos y polisacarídicos. En el
presente artículo se revisa la evidencia disponible sobre las propiedades farmacológicas del trigo sarraceno, haciendo
referencia a los principales estudios in vitro, en animales y en seres humanos.
- Carretero ME, Ortega T. Trigo sarraceno. Panorama Actual Med. 2019; 43(420): XXX-XXX
Desde hace unos años, la búsqueda incesante de productos que teniendo la condición de naturales sean
eficaces para el mantenimiento del estado de salud, ha dado lugar al reconocimiento de nuevas
propiedades saludables en plantas que se han utilizado ampliamente en alimentación desde la antigüedad
y/o están incluidas en medicinas tradicionales poco conocidas3.
Tal es el caso del trigo sarraceno, trigo negro o alforfón, cuyas semillas se consumen en alimentación
como pseudocereales. Se utilizan principalmente para el enriquecimiento de otras harinas, en porcentajes
de hasta en un 60%, destinadas a la elaboración de productos de panadería y otros alimentos. Es originario
del continente asiático y fue domesticado para su cultivo con fines alimenticios desde hace muchísimos
años (6000 a.C.). En Europa se introdujo en el siglo XV, no obstante, es en los últimos años cuando ha
despertado mayor interés.
1
Profesora Emérita Complutense. Departamento de Farmacología. Facultad de Farmacia, Universidad Complutense de Madrid.
2 Profesora Titular. Departamento de Farmacología. Facultad de Farmacia, Universidad Complutense de Madrid.
3
https://www.alimente.elconfidencial.com/nutricion/2018-05-07/alforfon-trigo-sarraceno_1559063/
Las semillas de estas especies tienen un gran interés nutricional por su mayor contenido en proteína de
alta calidad respecto a cereales como trigo, maíz y arroz, y además, por no contener gluten, lo que les
hace ser adecuadas para la alimentación de celiacos. Por otra parte, como valor adicional, posee un
adecuado balance en aminoácidos esenciales y minerales. Por ello se ha propuesto como alimento
funcional.
En diferentes regiones del mundo se emplean también sus raíces y hojas con fines alimentarios. Las hojas
poseen un elevado contenido en compuestos fenólicos, principalmente rutósido o rutina (3-rutinósido de
quercetina), que le confieren actividades farmacológicas de posible aplicación en la prevención y
tratamiento de enfermedades. De hecho, la especie F. esculentum, aun no siendo la que contiene mayor
concentración de rutósido respecto a otras especies del mismo género, es considerada fuente de
obtención de dicho principio activo. El rutósido, aislado por primera vez de la ruda (Ruta graveolens,
Rutaceae) en 1842, es un compuesto muy habitual en la naturaleza, aunque no se encuentra en
cantidades importantes. En una búsqueda sistemática de plantas ricas en rutósido que se llevó a cabo en
EEUU en los años 50 del siglo pasado, fue cuando se detectó que las hojas de trigo sarraceno contienen
entre un 2 y un 3% de este compuesto. También son fuentes de obtención de rutósido Sophora japonica
(Fabaceae) y Eucalyptus macrorryncha (Myrtaceae).
Si se van a recolectar las hojas para obtener rutósido debe hacerse al inicio de la floración, sin embargo,
los frutos se recolectan cuando están maduros y por tanto el descascarillado para la obtención de la
semilla es más fácil.
La Medicina Tradicional China recomienda las semillas de F. esculentum para tonificar el bazo, la
Farmacopea Británica (Herbal Pharmacopeia) como antihemorrágico e hipotensor y la medicina
tradicional Coreana en procesos inflamatorios y como antipirético y detoxificante.
En algunos lugares también se han empleado tradicionalmente las raíces de F. tataricum para reducir los
procesos inflamatorios y aliviar el dolor en procesos crónicos como trastornos reumáticos y procesos
cancerosos. Igualmente, para mejorar la debilidad general, “vigorizar el bazo” y “drenar la humedad”,
razón por la cual en algunas medicinas tradicionales asiáticas se considera con propiedades similares al
Panax notoginseng. Diferentes trabajos científicos parecen evidenciar las propiedades antioxidantes,
antitumorales, hipoglucemiantes e hipolipemiantes de las semillas de esta especie.
Los rizomas de otra especie, F. dibotrys (D. Don) Hara. (trigo sarraceno perenne, “perennial buckwheat”),
se han utilizado en China como destoxificante, en enfermedades pulmonares, y como antiinflamatorio y
analgésico en enfermedades reumáticas, dismenorrea, lumbalgia, mordeduras de serpiente y
traumatismos.
La harina de alforfón contiene almidón (65%), prótidos (10-11%), aminoácidos, lípidos, esteroles, sales
minerales, vitaminas (B1 y B2) y azúcares reductores. Es relevante la presencia de compuestos fenólicos
representados por rutósido (>3% en la parte aérea y hasta un 1,7% en las semillas), otros heterósidos de
flavonoles (quercitrina e isoquercitrina), c-heterósidos (vitexina, isovitexina, orientina, isoorientina),
catequinas, procianidinas dímeras y trímeras y ácidos hidroxicinámicos como ácido cafeico y clorogénico
y sus derivados. Contiene además polisacáridos, saponinas y ácidos grasos.
Entre los componentes también figuran fagopirinas, naftodiantronas que pueden causar fotosensibilidad
e irritación de la piel tras la exposición al sol. Las mayores concentraciones de estos compuestos se han
hallado en hojas y flores, incrementándose gradualmente durante el desarrollo de los brotes. También se
ha observado un incremento significativo en las concentraciones de rutósido, vitexina e isovitexina,
orientina e isoorientina, ácido clorogénico, ácido trans-3 hidroxicinámico y ácido p-hidroxibenzoico
durante el proceso de germinación de las semillas.
El aroma característico parece ser debido a la presencia de aldehído salicílico y otros compuestos volátiles
cuya presencia disminuye considerablemente durante la molturación para la obtención de harinas.
Desde hace unos años se considera que el consumo de trigo sarraceno puede ser beneficioso para la salud,
en la prevención del cáncer y de afecciones cardiovasculares y prevención y mejora de procesos
inflamatorios crónicos y diabetes. Probablemente algunas de estas actividades sean consecuencia de las
propiedades antioxidantes ampliamente demostradas para este pseudocereal y para sus principales
componentes flavonoídicos, principalmente rutósido, aunque también ejercen acción antioxidante los
polisacáridos.
Tradicionalmente se ha considerado que el consumo de trigo sarraceno puede ser eficaz en el control de
la presión arterial. En ratas espontáneamente hipertensas, la administración de brotes de la variedad
tartaria indujo un incremento en las concentraciones plasmáticas de vasodilatadores endógenos como
NO y bradiquinina, y una disminución del vasoconstrictor endotelina-1, lo que podría conducir a una
disminución de la presión arterial anormalmente elevada. La atribución de este efecto a un tipo de
componente no está perfectamente clarificada. Si bien el rutósido puede participar, no se descarta la
implicación de otros componentes; por ejemplo, un dímero del ácido (+)-osbeckico (2S-hidroxi-2-(5-
carboxi-2-furil) acético) de potente actividad vasorrelajante, aislado de un extracto de trigo sarraceno
tartaria exento de rutósido.
El trigo sarraceno también es considerado eficaz para la prevención de la diabetes tipo 2 y sus
consecuencias cardiovasculares. Diferentes estudios indican que los extractos etanólicos de trigo
sarraceno y el propio rutósido, atenúan la glucosilación de proteínas evitando la generación de
compuestos de glicación avanzada, mejoran además la captación de glucosa promoviendo la fosforilación
de Akt y modulando la degradación de PPARγ. En la fracción proteica de estas semillas, igual que ocurre
en otros cereales y legumbres, se ha constatado la presencia de albúminas (α-AIs) capaces de inhibir de
forma competitiva aproximadamente un 30% la actividad de α-amilasa pancreática humana y porcina in
vitro. En animales (ratas), se ha confirmado que la administración de esa fracción proteica reduce la
glucemia postprandial. Aunque estas proteínas se hidrolizan con rapidez en el intestino, la actividad
inhibitoria sobre α-amilasa se mantiene en gran medida tras la digestión y calentamiento, por lo que
puede considerarse una buena alternativa para la fabricación de alimentos saludables que ayuden a
controlar los niveles de glucemia y, por tanto, contribuir a la prevención de la diabetes.
Por otra parte, el rutósido atenúa la glucotoxicidad inducida en células beta pancreáticas de rata al
preservar la señalización del sustrato 2 del receptor de insulina, también relevante en la prevención de la
diabetes tipo 2.
También los polisacáridos del trigo sarraceno han mostrado eficacia antidiabética a través de una
actividad inhibidora de α-glucosidasa, actividad inhibidora de lipasa pancreática, actividad
hepatoprotectora frente al daño inducido por tetracloruro de carbono y acetaminofeno en ratón, y
actividad sobre el SNC (pues prolongan el sueño inducido por barbitúricos y mejoran los procesos de
aprendizaje y memoria).
En cuanto a la investigación en el hombre, se han publicado los resultados de varios ensayos clínicos e
intervenciones nutricionales. No todos se han realizado con las condiciones necesarias para alcanzar
relevancia clínica.
Los ensayos efectuados en humanos (entre 1984 y 2017), exceptuando los dos transversales, tuvieron una
duración de entre una y 24 semanas y se administró una media de entre 40 y 300 g de alforfón. Se
incluyeron tanto sujetos sanos como individuos con menor o mayor riesgo cardiovascular.
Los ensayos animales (entre 1985 y 2017) tuvieron una duración de entre 10 días y ocho semanas y se
efectúan principalmente en ratas, ratones y hámster. En la mayor parte se estudia el efecto de extractos
de trigo sarraceno o componentes aislados.
Los autores alcanzan unos resultados tras esta revisión que les permite sugerir que el aumento del
consumo de trigo sarraceno puede disminuir algunos marcadores del riesgo cardiovascular como son la
glucosa, el colesterol total o los triglicéridos, no habiendo consistencia en lo que se refiere a peso corporal
y al LDL-c. En el meta-análisis de los ensayos clínicos, no se observaron efectos sobre el HDL-c, también
en este sentido, los resultados en animales fueron inconsistentes. Los efectos positivos podrían ser
debidos a la presencia de rutina y quercetina, de fibra soluble, proteínas u otros componentes, unido
posiblemente a su bajo índice glucémico. Debido a las limitaciones de esta revisión y meta-análisis, indican
la conveniencia de realizar investigaciones nuevas en humanos con ensayos a largo plazo, con número
mayor de individuos, bien diseñados (duración del estudio, dosis de alforfón, etc.) y controlados.
Respecto a cuál debería ser la ingesta adecuada de productos de harina de alforfón para que tuviera un
efecto beneficioso para la salud, uno de los estudios incluido en la revisión mostró que 40 g/día de harina
de la variedad tartaria, durante 4 semanas, redujo de manera significativa el colesterol total, el LDL y los
triglicéridos, en comparación con los datos basales. Ésta cifra está en consonancia con la indicada en un
gran estudio poblacional que muestra que una ingesta de unos 40 g/día disminuye los perfiles lipídicos en
comparación con un consumo de menos de 40 g/día. En otro trabajo se observó que el consumo de una
mayor cantidad de galletas de trigo sarraceno (76 g/día de trigo sarraceno), durante una semana, no
modifica significativamente los perfiles lipídicos en comparación con los basales. En muchos casos no se
indica la cantidad de alforfón utilizada realmente, por lo que sería preciso realizar nuevos estudios dosis-
respuesta que permitan definir las cantidades que pueden producir los efectos beneficiosos para la salud.
Entre los ensayos clínicos realizados, se puede destacar un estudio aleatorizado, en paralelo, abierto y
controlado, diseñado para evaluar el beneficio que puede suponer la sustitución de una porción de un
alimento básico por una cantidad determinada de trigo sarraceno tartaria en pacientes con diabetes
mellitus tipo 2 (N=165). Tras el periodo de intervención (4 semanas), en el grupo alimentado con trigo
sarraceno se observó una disminución significativa de la insulina en ayunas, colesterol total y LDL-
colesterol en comparación con el grupo alimentado con una dieta normal. En el subgrupo correspondiente
a una ingesta de trigo sarraceno tartaria superior a 110 g/día se apreció además una menor resistencia a
insulina. No se apreciaron diferencias en la glucemia o HbA1c entre el grupo tratado y el grupo control.
En cuanto a su seguridad, podría estar avalada por su empleo en alimentación a lo largo del tiempo. No
obstante, además de causar reacciones de hipersensibilidad en determinados individuos, en el año 2014
se publicaron varios artículos notificando un cuadro de neuropatía periférica de efecto rápido y transitorio
por el consumo de trigo sarraceno variedad tartaria para el tratamiento de la diabetes. Tras analizar
detenidamente estos efectos adversos se concluyó que se circunscribían a un mismo lote de preparados
por lo que lo más probable, es que fueran debidos a un contaminante más que a algún componente de
estas Poligonáceas.
BIBLIOGRAFÍA
Choi I, Seog H, Park Y, et al. Suppressive effects of germinated buckwheat on development of fatty liver in mice fed
with high-fat diet. Phytomedicine. 2007, 14(7-8): 563-7.
Choi SY, Sohn JH, Lee YW, et al. Characterization of buckwheat 19-kD allergen and its application for diagnosing
clinical reactivity. Int Arch Allergy Immunol. 2007, 144(4): 267-74.
Flora Ibérica. [acceso 28 de Enero de 2018]
www.floraiberica.es/floraiberica/texto/pdfs/02_054_04_Fagopyrum.pdf (Navarro C)
Giménez-Bastida JA, Zieliński H. Buckwheat as a functional food and its effects on health. J Agric Food Chem. 2015,
63(36): 7896-913.
Jing R, Li HQ, Hu CL, et al. Phytochemical and pharmacological profiles of three Fagopyrum buckwheats. Int J Mol
Sci. 2016; 17(4). pii: E589. DOI: 10.3390/ijms17040589
Ji X, Han L, Liu F, et al. A mini-review of isolation, chemical properties and bioactivities of polysaccharides from
buckwheat (Fagopyrum Mill). Int J Biol Macromol. 2019, 127: 204-9.
Kreft M. Buckwheat phenolic metabolites in health and disease. Nutr Res Rev. 2016, 29(1): 30-9.
Li L, Lietz G, Seal C. Buckwheat and CVD risk markers: A systematic review and meta-analysis. Nutrients. 2018, 10(5),
pii: E619. DOI: 10.3390/nu10050619
Matsui T, Kudo A, Tokuda S, et al. Identification of a new natural vasorelaxatant compound, (+)-osbeckic acid, from
rutin-free tartary buckwheat extract. J Agric Food Chem. 2010, 58(20): 10876-9.
Ninomiya K, Ina S, Hamada A, et al. Suppressive effect of the α-amylase inhibitor albumin from buckwheat
(Fagopyrum esculentum Moench) on postprandial hyperglycaemia. Nutrients 2018, 10(10). pii: E1503. DOI:
10.3390/nu10101503
París RR, Moyse H. Matière Médicale. Vol II. 1976. Ed. Masson, París.
Qiu J, Liu Y, Yue Y, et al. Dietary tartary buckwheat intake attenuates insulin resistance and improves lipid profiles
in patients with type 2 diabetes: a randomized controlled trial. Nutr Res. 2016, 36(12): 1392-401.
Saturni L, Ferretti G, Bacchetti T. The gluten-free diet: safety and nutritional quality. Nutrients. 2010, 2(1): 16-34.
Tomotake H, Kayashita J, Kato N. Hypolipidemic activity of common (Fagopyrum esculentum Moench) and tartary
(Fagopyrum tataricum Gaertn.) buckwheat. J Sci Food Agric. 2015, 95(10): 1963-7.
Verma KC. Biochemical constituents of buckwheat (Fagopyrum esculentum Moench) collected from different
geographical regions of Himachal Pradesh. Mol Biol Rep. 2018. DOI: 10.1007/s11033-018-4437-8
Yang F, Yu SY, Wang Y, et al. Prospective induction of peripheral neuropathy by the use of Tartarian buckwheat. J
Neurol Sci 2014, 347(1-2): 155-8.
Zhu F. Chemical composition and health effects of Tartary buckwheat. Food Chem. 2016, 203: 231-45.