Dioses Aztecas 1-29 Descripcion Reverso Imagenes

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Xiuhtecuhtli (en náhuatl: xiuhtecuhtli, ‘señor de la hierba’‘xihuitl, hierba; tecuhtli, señor) es el dios del fuego y el calor.
Se le representaba con un rostro rojo o amarillo y con aspecto de un hombre anciano, su contraparte femenina era la
diosa Chantico. En el final del xiuhmolpilli —período de 52 años— se temía que los dioses se apartasen de los humanos
dejándolos a su suerte, y para evitarlo se celebraban festines en honor de Xiuhtecuhtli

"Xiuh" significa verdor y por extensión lo relacionado con la hierba, el pasto ,"xiutláltic" significa verdor "xiuhízuatl" lo
relacionado con la yerba "xiuhtla" lugar lleno de hierba, "xiuitl" o "xiuhitl" significa atado de hierba o varas verdes, por
extensión se llama así a la cuenta de los años y los días; Xiutecutli o Xiuhtecuhtli es el señor del año, y su contraparte
Chantico son personificaciones de los dioses padres de los dioses y de la humanidad, los Huehuetéotl, los dioses viejos,
mismos que fueron los Ometéotl; literalmente, Ometecuhtli y Omecíhuatl literalmente los "Dios dos"; Su primera fiesta
se celebraba a principios del mes de Xocohuetzi, la segunda a final del mes Izcalli, último del año, Xiutlaltla significa tener
hambre, pero sin relación con Xiutecuhtli, la palabra se relaciona con tlatle o tlalti sufijo para cosas relacionadas con la
tierra: "tlatletontli", montón de tierra, "tlatelolco" montón de arena; La ceremonia del fuego nuevo en lo que respecta al
sacrificio se verificaba encendiendo fuego sobre el pecho del sacrificado esto según los cronistas españoles.

"Xiuhtl" o "Xihuitl" o atado de hierbas significa año, la Xiuitlamolpia es la cuenta de 52 años de los días solares por lo
tanto es la cuenta de los días de fuego. El señor del año es xiutecutli, inventor y posedor de la cuenta de los años o
"Xiutlalpilli" o atado de hierbas o cuenta de los años, y el Xiutlapoalamatl de xiu; hierba poalli; cuenta y amatl; papel o
libro, era la cuenta de los años; Como otros dioses nahuas Xiuhtecuhtli y Xiuhtecíhuatl (Chantico) son herencia de
culturas anteriores asimilados al panteón nahua originalmente era el dios del fuego, el abuelo de los hombres, el dueño
del tiempo, y se le representa como un anciano que carga un brasero; Por último los Ometeotl son también los
Tonacatéotl es decir los dioses creadores de nuestra carne, tonacatl en nahua y se representan en Tonacatecuhtli el dios
y la diosa de nuestra carne, laTonacacíhuatl. En la mitología mexica, Xiuhtecuhtli también es llamado Huehuetéotl (este
último nombre de significado dios viejo), dios del fuego y el calor que generalmente se le representaba con un rostro
rojo o amarillo y con aspecto de un hombre anciano.

Chicomecóatl (en náhuatl: chicomecoatl, ‘siete serpiente’‘chicome, siete; coatl serpiente’)? era la diosa mexica de la
subsistencia, en especial del maíz, principal patrona de la vegetación y, por extensión, diosa también de la fertilidad.
Chicomecóatl era la parte femenina de Centéotl. Se la podía llamar también Xilonen (‘la peluda’), refiriéndose a las
barbas del maíz en vaina, se la consideraba «joven madre del jilote [maíz tierno]», así era protectora de una de las fases
del ciclo del maíz. Xilonen también podía ser llamada Centeocíhatl y se encontraba casada con Tezcatlipoca. Otra forma
asociada a Chicomecoatl es Ilamatecuhtli (‘anciana dignataria’, ‘ama anciana’) la mazorca madura, cubierta por hojas
arrugadas y amarillentas.

El culto a Chicomecóatl, sobre todo durante el periodo cultural medio, su culto se centraba en el mes huei tozoztli (‘del
ayuno prolongado’) que se sitúa en septiembre. Entonces los altares de las casas eran adornados con plantas de maíz y
en los templos se bendecían sus semillas, mientras le era ofrecida en sacrificio una joven decapitada que representaba a
la diosa, cuya sangre se vertía sobre una estatua de Chicomecóatl, mientras que con su piel, una vez desollada, se vestía
un sacerdote. 2 Por otra parte Xilonen también recibía sacrificios humanos el 24 de junio para conseguir una cosecha
abundante.

En el periodo arcaico surgió el culto a Chicomecóatl, considerándola como diosa de la fecundidad agraria y humana, que
explica su identificación con Xochiquétzal por su doble advocación. Los nombres calendáricos en el lenguaje adivinatorio
que llevan el numeral siete significan semillas, en pocas palabras, «siete serpientes» es la denominación secreta del
maíz, al igual que las pepitas de calabaza se denomina como «siete águilas». La buena suerte es sinónimo del número
siete, que se encuentra a la mitad de la serie numérica fundamental del número 1 al número 13, teniendo como
significado que la mitad es el corazón del hombre Yólotl y también el de las mazorcas Olotl, razón por la cual
Chicomecóatl también es conocida por el nombre de Tlalli Yólotl.3 Chicomecóatl representa el concepto sagrado de la
fertilidad que tenía significativa vigencia más allá de los límites de Tenochtitlan
2

Tlacotzontli o Tlacotontli (en náhuatl: tlacotzontli, ‘varilla de cabellos’‘tlacotl, varilla;


tzontli, cabellos, pelos’)?, en la mitología mexica, es el dios protector del camino nocturno.
Para obtener un viaje favorable, los viajeros se le presentaban sangrándose con ramas de
espino. Tlacotzonlli o tlaco protegía a los que iban de viaje.

Tlahuizcalpantecuhtli (en náhuatl: tlahuizcalpantecuhtli, ‘el señor en la aurora’‘


tlahuizcalli, “la aurora”; pan, “en”; tecuhtli, “señor” ’)? en la mitología mexica, energía del
amanecer, la deidad colorida sonrosada de la aurora. Como su nombre indica,
Tlahuizcalpantecuhtli, el Señor de la Estrella del Alba, es la personificación del lucero de la
mañana, el planeta Venus, lo que lo convierte en una manifestación de Quetzalcóatl. En
algunas páginas del códice Borgia aparece como un esqueleto flechador. En ciertas
trecenas se dice que desafió al sol, pero Tonatiuh lo mató convirtiéndolo en
Itztlacoliuhqui-Ixquimilli. En general, Tlahuizcalpantecuhtli se consideraba una energía
peligrosa. Está asociado a Quetzalcoatl.

Se menciona que fue adoptado como deidad por los toltecas, y que posteriormente
algunas otras culturas lo retomaron (como los mexicas), en ocasiones se le relaciona con
Quetzalcóatl "la serpiente emplumada" el cual simbolizaba al planeta Venus. Entonces, se
le conocía como Tlahuizcalpantecuhtli o estrella de la mañana y además como estrella de
la tarde se conocía por el nombre de Xolotl, o su hermano gemelo, como lo llamaban en
algunas civilizaciones. Por lo que Tlahuizcalpan lo podemos interpretar como "estrella del
amanecer". Aunque claro, podría haber discrepancias con otras versiones y alguien más
podrá decir que no necesariamente significa eso, como bien dice la leyenda que se
encuentra en el edificio que puede leerse: TLAHUIZCALPAN (lugar donde nace la luz). En el
Calendario Mexica, Tlahuizcalpantecuhtli es el patrón de la trecena que empieza el día
Ome Cóatl ( 1 Serpiente) y que finaliza con el día Mahtlactli Omei Ollin (13 Movimiento).
En este está emparejado con Xiuhtecuhtli, energía del fuego
3

Cihuacóatl o Ciuhcóatl (en náhuatl: cihuacoatl, ‘mujer serpiente’‘siendo cihuatl, ‘mujer’; y coatl
—o cohuatl—, ‘serpiente’’) en la mitología mexica es la recolectora de almas de igual modo, se
considerada la protectora de las mujeres fallecidas al dar a luz. El término también fue utilizado en
la sociedad azteca para referirse al jefe de los ejércitos, dicho puesto era el segundo en
importancia en la estructura política, semejante al de un primer ministro.1

También era llamada Quilaztli, Yaocíhuatl (mujer guerrera y amante de los guerreros), Tonantzin
(nuestra madre) y Huitzilnicuatec (cabeza de colibrí). Se le relaciona con las tribus del norte. Es
descrita como una mujer madura con la cara pintada mitad en rojo y mitad en negro, en la cabeza
lleva una corona de plumas de águila, vestida con una blusa roja y una falda blanca con
caracolillos. En la mano derecha lleva un instrumento para tejer y en la mano izquierda un escudo
que hace juego con su corona. De acuerdo a la mitología azteca esta entidad guerrera le dio la
victoria sobre sus enemigos. Por otra parte, se supone que fue quien molió los huesos que trajo
Quetzalcóatl del Mictlán para crear a la humanidad.

Coyolxauhqui era hija de la diosa madre Coatlicue y regente de los Centzon Huitznáhuac, sus
hermanos, y dioses de las estrellas. A esta deidad se le representa como una mujer desmembrada,
ya que su hermano Huitzilopochtli la descuartizó y arrojó su cabeza al cielo, pues ella y sus otros
hermanos planeaban matar a su madre Coatlicue tras quedar ésta embarazada de Huitzilopochtli
de un modo que consideraban deshonroso.

El mito sobre el nacimiento de Huitzilopochtli, narra que Coyolxauhqui, furiosa al enterarse de que
su madre, Coatlicue, estaba embarazada de un hombre desconocido, guió a sus hermanos (los
cuatrocientos surianos) hacia Coatepec, donde se encontraba su progenitora, para matarla, y así
redimir la ofensa.

Al llegar los hijos a Coatepec, Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli, quien vestido de guerrero y
armado, nació listo para defender a su madre. El dios venció a sus hermanos, decapitó a su
hermana, mandó su cabeza al cielo para que su madre pudiera verla cada noche y arrojó su cuerpo
montaña abajo, por lo que éste quedó desmembrado.

Así fue como Coyolxauhqui se convirtió en la representación de la Luna y sus hermanos en la de las
estrellas.
4

Huitzilopochtli, cuyo nombre significa "Colibrí Azul a la Izquierda," era el dios Azteca del Sol y la guerra. El
es representado como un hombre azul completamente armado, con plumas de colibrí en su cabeza. Su
madre Coatlicue se embarazó con Huitzilopochtli cuando una bola de plumas cayó desde el cielo y la tocó.
Los hermanos y hermanas de Huitzilopochtli pensaron que su madre Coatlicue los había deshonrado con ese
embarazo misterioso.

Una hermana de Huitzilopochtli, Coyolxauhqui, alentó a sus hermanos y hermanas estrellas para matar a su
madre Coatlicue. Sin embargo, Huitzilopochtli brotó de su madre y la salvó. Coatlicue lamentó tanta
violencia. Luego, Huitzilopochtli le cortó la cabeza a Coyolxauhqui y la lanzó al cielo donde se convirtió en la
Luna.

La mayoría de las fuentes indican que los mexicas eran originarios de Aztlán, sitio sobre el que se debate su
ubicación precisa y su existencia real. De acuerdo con la Crónica Mexicáyotl, en Aztlán los futuros mexicas
eran esclavos de los aztecas y llevaban este nombre. Cuando Huitzilopochtli manifestó a su pueblo el
imperativo de que marcharan hacia nuevas tierras, también les ordenó que dejaran de llamarse aztecas
porque a partir de ese momento serían todos mexicas.11 Este episodio también es recreado por el Códice
Aubin12 y el Códice Durán.13 La Tira de la Peregrinación señala que Aztlán estaba ubicado en una isla donde
había seis calpulli y un gran templo, probablemente dedicado a Mixcóatl.14 En la Tira, Huitzilopochtli sólo
aparece después que los aztecas llegaron a Teoculhuacan en el año 1-pedernal. De ahí partieron ocho
calpulli encabezados por cuatro teomamaque ("cargadores de los dioses"); uno de ellos, identificado como
Tezcacóatl, cargaba el bulto de Huitzilopochtli.

Siguiendo las órdenes de Huitzilopochtli, los mexicas deambularon por varios lugares, siempre en busca del
signo que indicara cuál era la tierra prometida por su dios. De acuerdo con la Tira de la Peregrinación, la
gente de Cuitláhuac se separó del resto de los calpulli cuando aún estaban en migración. Más tarde, los
mexicas llegaron a la región de Tollan-Xicocotitlan, donde Huitzilopochtli les ordenó que desviaran el cauce
de un río para crear una laguna en torno de un cerro. El placer de vivir en esa tierra casi llevó a los mexicas a
olvidar que su dios les había prometido otra tierra, y viendo esto, Huitzilopochtli les hizo salir de ese sitio y
continuar la migración.18 Llegaron entonces al valle de México y pasaron por varios pueblos, hasta que se
asentaron en territorio de los tepanecas de Azcapotzalco, a quienes les sirvieron como guerreros
mercenarios. Finalmente, encontraron el sitio señalado por Huitzilopochtli en un islote del lago de Texcoco.

Quetzalcóat es uno de los cuatro hijos de los dioses primordiales llamados Ometecuhtli y Omecíhuatl, bajo
el relato de la creación del universo, de los cuales representan las esencia masculina y femenina de la
creación, por lo que Quetzalcóatl simboliza la vida, la luz, la sabiduría, la fertilidad y el conocimiento, así
como patrón de los vientos y del día, es el regidor del Oeste con el nombre de Tezcatlipoca Blanco. Con el
tiempo, otros mitos se vinieron integrando para pasar de ser un dios creador de la humanidad hasta un rey
histórico de la ciudad de Tula, o bien como otro dios solar al lado de su hermano Huitzilopochtli,
interpretándose así con este mito, el traslado que realiza el Sol a través de los cielos, desde el amanecer
hasta el atardecer por sus regidores y hermanos Tlahuizcalpantecuhtli y Xólotl, que junto con ellos, es hijo
de Mixcóatl y Chimalma.

Dios hermano de Tezcatlipoca. La combinación Quetzal-coatl contiene los siguientes significados, todos
relativos a las funciones de Quetzalcóatl en la teología tolteca: "serpiente con plumas", "doble precioso",
"ave de las edades", "gema de los ciclos", "ombligo o centro precioso", "serpiente acuática fecundadora", "el
de las barbas de serpiente", "el precioso aconsejador", "divina dualidad", "femenino y masculino", "pecado y
perfección"
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Mictlantecuhtli (en náhuatl: mictlanteuctli, ‘señor del mictlán’ o ‘señor del lugar de los
muertos’‘mictlān, Mictlán o lugar de los muertos, desde miquitl, muerto; teuctli o tecuhtli, señor’
es el dios del inframundo y de los muertos, era el dios de las sombras. Junto con su esposa
Mictecacíhuatl, regía el mundo subterráneo o reino de Mictlán. Ejercía su soberanía sobre los
"nueve ríos subterráneos" y sobre las almas de los muertos. Se le representa como el esqueleto de
un humano con una calavera con muchos dientes. ser dibujado se representaba con cabello negro
y con ojos estelares o estrellas, la escultura de la derecha se encontró en la Casa de las Águilas,
dentro del recinto sagrado donde se hallaba el Templo Mayor de México.

Mictlantecuhtli es denominado el dios de la muerte. Este dios reina el Mictlán, el país de los
muertos. A Mictlantecuhtli se le aplacaba su furia ofrendándole pieles de personas desolladas.2

El dios aparece con el cuerpo cubierto con huesos humanos y en el rostro una máscara en forma
de cráneo. Su pelo es encrespado, negro y decorado con ojos estelares, puesto que habita en la
región de la oscuridad completa. Contiene unos adornos de papel en forma de rosetas de las que
salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca (ixcochtechimalli y cuechcochtechimalli),
también lleva una bandera blanca y doblada, el pantololli y una como estola de papel blanco,
llamada amaneapalli, lo cual es muy característicos de su atavío. Mictlantecuhtli lleva como
orejera un hueso humano

El Códice Borgia lo representa llevando sobre la espalda un sol negro que se refiere al sol de los
muertos, de la noche, el que lleva una vida misteriosa bajo la tierra entre el crepúsculo y la aurora.

En los códices es representado con las mandíbulas abiertas recibiendo a los astros que caen a su
centro durante el día. Sus símbolos son mizquitl, “muerte”

El significado de la palabra "mictlantecuhtli", de derecha a izquierda (según marcan las reglas


gramaticales del náhuatl): tecuhtli, significa "se- ñor"; -tlan, "lugar de", y mic, que es la raíz de
"morir", "muerto"; por lo tanto, "Señor del lugar de los muertos".

Tecciztécatl En la mitología mexica, es el dios que se convirtió en la Luna, que pudo haber sido el
Sol pero retrocedió ante la prueba, y en su lugar Nanahuatzin se convirtió en el astro del día. En
algunos mitos, es homólogo del misterioso Tezcatlipoca, el cielo nocturno, antagonista de
Huitzilopochtli
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Xochipilli (en náhuatl: xochipilli, ‘el príncipe de las flores’‘xochitl, flor; pilli, príncipe o niño’)? en la
mitología mexica es el dios del amor, los juegos, la belleza, las flores, el maíz, el placer y de la
ebriedad sagrada ; formado por los vocablos náhuatl xochitl flor y pilli príncipe, significa Príncipe
de las flores, aunque también puede ser interpretada como flor preciosa o flor noble.

se relaciona con el de otros dioses del maíz, de la fertilidad y de la cosecha, como el dios de la
lluvia, Tláloc, y el del maíz, Cinteotl. Está asociado con Macuilxochitl (Cinco flores), dios de los
juegos y las apuestas. Su hermana gemela era Xochiquétzal. En su festividad religiosa asociada,
que significa fiesta de las flores en náhuatl

xṓchitl, flor; quétzalli, hermoso o precioso’) también llamada Ichpōchtli (en náhuatl: Ichpōchtli,
‘Chica’, ‘jovencita’ o ‘muchacha’)? en la mitología mexica es la diosa de la belleza, las flores, el
amor, el placer amoroso, y las artes.23 Es una de las dos diosas relacionada con la fertilidad de la
naturaleza y la belleza, quizás por ello se le representa como madre de Centéotl o Cintéotl.
Xochiquétzal, “flor preciosa”, nació de los cabellos de la diosa madre.

Ometéotl (en náhuatl: ometeotl, ‘dos dios’‘ōme 'dos'; teō-tl, dios’)? en la mitología mexica es el
dios de la dualidad; eruditos como Miguel León-Portilla traducen a Ometecuhtli (en náhuatl:
ometecuhtli, ‘dos señor’‘ōme 'dos'; tecuhtli, señor’)? y Omecíhuatl (en náhuatl: omecihuatl, ‘dos
señora’‘ōme 'dos'; cihuatl, señora’)? como Señor y Señora de la dualidad, con el nombre en
conjunto de carácter dual llamado Ometéotl. Ometecuhtli, representa la esencia masculina de la
creación y es esposo de Omecíhuatl y padre de 4 dioses1 a los cuales se les asigna un lugar;
Tezcatlipoca rojo (Xipetótec) el tlahuiztlampa al este, Tezcatlipoca negro (Tezcatlipoca) mictlampa
al norte, Tezcatlipoca blanco (Quetzalcóatl) cihuatlampa al oeste, y Tezcatlipoca azul
(Huitzilopochtli) huitztlampa al sur. Este es un dios antiguo, que no tenía templos, y era casi
desconocido por el pueblo, pero muy nombrado en los poemas de las clases altas. Debido a que se
lo menciona de una manera que parece ignorar el resto de la Cosmogonía mexica, León Portilla
sugiere que tal vez los sabios mexicas estaban en un proceso de aglutinar a los demás dioses en
esta deidad.

Ometéotl es también llamado in Tonān 'nuestra madre', in Totah 'nuestro padre', Huehuetéotl (en
náhuatl: madre nuestra, padre nuestro, dios viejo)? como dualidad y unidad masculino-femenina,
reside en Ilhuicatl-Omeyocan (en náhuatl: ilhuicatl-omeyocan, ‘el cielo donde (está) la
dualidad’‘ilhuicatl, cielo; ōme 'dos' -yō; ōmeyōtl, dualidad; -cān, locativo’)? que, a su vez, ocupa el
más alto lugar de los cielos, él/ella es padre/madre del universo y cuanto hay en él, como "Señor y
Señora de Nuestra Carne y Sustento", suministra la energía cósmica universal de la que todas las
cosas derivan, así como la continuidad de su existencia y sustento. Provee y mantiene el ritmo
oscilante del universo, y le confiere a cada cosa su naturaleza particular. Es en virtud de estos
atributos que se lo/la llama "El Uno Mediante Quien Todos Vivimos" y el/la que "es el verdadero
ser de todas las cosas, preservándolas y nutriéndolas"
7

Coatlicue (nahuatl) Acerca de este sonido koːaːˈtɬíːkʷe (?·i) (en náhuatl: cōātlicuē, ‘la que tiene su falda de
serpientes’‘cōātl, serpiente; ī-, su; cuē(itl), falda; -eh, que tiene’)? en la mitología mexica es la representacion de la
fertilidad. Su atuendo representa la vida y la muerte, guía del renacimiento, la madre gestante de Huitzilopochtli,
esta diosa también recibía los nombres de Tonāntzin 'nuestra (to-) madre (nān-) venerada (-tzin) y Teteōīnān
'madre (nān-) de los dioses (teteō-)'. Era venerada como la madre de los dioses y estaba representada como una
mujer usando una falda de serpientes. Tiene los pechos caídos, que simbolizan la fertilidad y un collar de manos y
corazones humanos que representan la vida. Su esposo era Mixcoatl.

Lleva una falda formada por serpientes entrelazadas, de acuerdo con su nombre, sostenida por otra serpiente a
manera de cinturón. Un collar de manos y corazones que rematan en un cráneo humano oculta en parte el pecho
de la diosa. Sus pies y sus manos están armados de garras, porque es la deidad insaciable que se alimenta de los
cadáveres de los hombres; por eso se llama también "la comedora de inmundicias". Pero sus pechos cuelgan
exhaustos porque ha amamantado a los dioses y a los hombres, porque todos ellos son sus hijos, y por eso se la
llama "nuestra madre", Tonántzin, Teteoinan, "la madre de los dioses", y Toci, "nuestra abuela".De la cabeza
cortada salen dos corrientes de sangre, en forma de serpientes representadas de perfil, pero que al juntar sus
fauces forman un rostro fantástico. Por detrás le cuelga el adorno de tiras de cuero rojo, rematadas por caracoles,
que es el atributo ordinario de los dioses de la Tierra."

Coatlicue era madre de los [Centzon Huitznáhuac] cuatrocientos surianos, dioses de las estrellas del sur, así como
de la diosa Coyolxauhqui, que regía a sus hermanos. Estaba viviendo en el cerro de Coatepec, donde hacía
penitencia; tenía a su cargo barrer. Una vez, mientras barría, cayó del cielo un hermoso plumaje, que ella recogió
y colocó en su seno. Cuando terminó de barrer, buscó la pluma que había guardado, pero no la encontró. En ese
momento, quedó embarazada del dios Huitzilopochtli. Ese embarazo misterioso ofendió a sus otros cuatrocientos
hijos (los Centzon Huitznáhuac) que, instigados por su hermana Coyolxauhqui, decidieron matar a su deshonrada
madre.

Huehuecóyotl o también "Ueuecoyotl" (en náhuatl: huehuecoyotl, ‘coyote viejo’‘huehue, viejo; coyotl, coyote’)?
en la mitología mexica es el dios de las artes, señor de la música y de la danza ceremonial, guía de la adultez y de
la adolescencia. En el Códice Borbónico es representado como un coyote bailando con manos y pies humanos,
acompañado por unos platillos. Huehuecóyotl comparte muchas características con el tópico del coyote estafador
de las tribus norteamericanas, incluyendo en la narración y el canto coral. En ambas culturas es un bromista,
cuyos trucos a menudo son jugados sobre otros dioses, pero con frecuencia fallan causando más problema a él
que a las víctimas. Dios fiestero, incluso se decía que instigaba guerras entre humanos para aliviar su
aburrimiento. Él es parte de la familia de dioses mexicas de Tezcatlipoca, y tiene sus poderes para transformarse.
Los que tenían malos augurios de los dioses a veces apelaban a Huehuecóyotl para mitigar o invertir su destino.

El nombre de "coyote viejo" tiene una connotación positiva porque en la cultura azteca los coyotes eran el
símbolo de la astucia, de la sabiduría mundana, del pragmatismo y de la belleza masculina. El prefijo "huehue"
que significa "muy viejo" en Náhuatl era utilizado en la mitología azteca para aludir a la sabiduría, los
conocimientos filosóficos relacionados con la experiencia y la edad. Aunque generalmente Huehuecóyotl aparece
como hombre, tiene la capacidad de cambiar de género -como muchos de los hijos de Tezcatlipoca. Se le asocia
también con la indulgencia, la sexualidad masculina, la buena suerte y la narración de historias. Una de sus
principales consortes era Temazcalteci (o Temaxcaltechi), la diosa de los temazcales o baños de vapor. Otra de sus
amantes era Xochiquetzal, la diosa del amor, de la belleza, de la sexualidad femenina, las prostitutas, las madres
jóvenes y las flores. Sus amantes masculinos eran Opochtli, el dios zurdo de la cacería y la pesca y Xochipilli el dios
de las artes, los juegos y patrón de los homosexuales y de la prostitución masculina. Se podría decir que
Huehuecóyotl era o es bisexual. De todas las deidades mexicas, Huehuecóyotl representaba la dualidad en
términos del bien y el mal, así como el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo, lo mundano y lo espiritual, lo masculino
y lo femenino, la juventud y la vejez.
8

Tonatiuh o Tonatiuhtéotl (en náhuatl: tonatiuh, ‘el sol’‘tonatiuh, sol’)? en la mitología Azteca es el dios del
Sol. El pueblo mexicano lo consideró como el líder del cielo. También fue conocido como el Quinto Sol,
debido a que los mexicas creían que asumió el control cuando el Cuarto Sol fue expulsado del cielo, y de
acuerdo a su Cosmogonía, cada sol era un dios con su propia era cósmica y según los aztecas, ellos aún se
encontraban en la era de Tonatiuh (Nahui-Ollin). El dios solar, es señor del decimonono signo de los días
quiahuitl (lluvia). Sin embargo, los intérpretes lo llaman Chantico como regente del decimoctavo periodo del
tonalpohualli que empieza con el día ce ehécatl (uno viento). La relación del signo de los días quiahuitl con el
dios solar tiene su base en el mismo concepto que une al dios de la lluvia, Tlaloc, con el signo mázatl
(venado, símbolo de sequía y fuego). Tlaloc era señor de la tercera edad cósmica mítica quiauhtonatiuh (sol
de lluvia), que terminó en una lluvia de fuego. Tonatiuh aparece además dos veces en la serie de cuadros de
los veinte periodos del tonalpohualli, a saber, en los periodos sexto y décimo, como figura acompañante de
Tecciztécatl y de Mictlantecuhtli respectivamente.2

Según cuenta el mito mexica que los dioses, después de la muerte del cuarto sol, buscaban al quinto nuevo
sol. Encontraron a dos dioses, a Tecusiztécatl, un hombre cobarde pero orgulloso de sí mismo, y
Nanahuatzin, un dios noble y muy pobre. Cuando se sentaron alrededor de la pira (fogata para sacrificios)
dijeron los dioses que debían sacrificarse en la misma pira para ser el quinto sol. Tecuciztécatl se metió en la
pira y del dolor, se salió. Quedó manchado y se cuenta que así surgieron las manchas en el jaguar. Después
de la cobardía de Tecuciztécatl, Nanahuatzin se metió en la pira, salió una chispa hacia el cielo y éste mismo
se iluminó, surgiendo así el quinto sol. Luego de ver Tecuciztécatl al dios pobre, que se había convertido en
el quinto sol, le dio envidia y se metió en la pira. Así surgió una nueva chispa, se lanzó al cielo y apareció un
segundo sol. Era invencible. Llegó el momento en que lo mataron los dioses menores. En todo el trayecto de
la batalla de los dioses menores con Tecuciztécatl, Nanahuatzin se quedó callado. El segundo sol, murió
porque uno de los dioses menores le lanzó un conejo y lo atravesó. De esta forma, murió y se convirtió en la
Luna, y se cuenta que vemos un conejo en la Luna por el conejo que le lanzó el dios. Nanahuatzin luego de
esto, se autonombró Tonatiuh

Cintéotl o Centéotl (del náhuatl centli, “mazorca del maíz seco” y teotl, “dios o diosa”)2 en la mitología
mexica es el dios del maíz y el patrono de la ebriedad y la bebida en los rituales, es considerado en ocasiones
como un dios dual, con identidad masculina y femenina. Su identidad masculina lleva los nombres de
Cintéotl y Centeotltecuhtli (tecuhtli, “señor”) y su identidad femenina “Chicomecóatl” y Centeotlcíhuatl
(cíhuatl, “mujer”). Según algunas fuentes es hijo de Xochiquétzal (diosa joven asociada a la belleza, la
sexualidad y el placer, patrona de los partos, los bordadores, los tejedores, los trabajadores de plumas, los
joyeros, los escultores, los artistas y artesanos) y Piltzintecuhtli (dios de los temporales).

Centéotl o Cintéotl, antigua deidad azteca, era considerado protector del maíz. Su nombre este conformado
por centli: significa grano, y por teotl: significa dios. Su género puede ser femenino o masculino. Concebida
en la celebración de Huey Tozoztli, cuarto mes del calendario azteca, su nombre deriva de centli, que se
refiere al maíz seco. Se le da este nombre porque en la cultura azteca el maíz era la principal fuente de
alimento y dicha deidad se consideraba tan importante como su alimentación.24Además de representar al
maíz, se le considera el patrón de beber una bebida espiritual embriagante. En cuanto a la deidad femenina,
también se le considera diosa de la tierra. Hijo(a) de Xochiquétzal, considerada diosa de la sexualidad, flores
y belleza, y Piltzintecuhtli, dios de los temporales
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Yacatecuhtli (en náhuatl: yacatecuhtli, ‘Señor de la Nariz’‘yacatl, nariz; tecuhtli, señor’)?, en la mitología
mexica es el dios del comercio, patrón de los mercaderes y del intercambio, principalmente en los viajes
comerciales; su símbolo es el "haz de varas" formado por la unión de los bastones de los caminantes y la
nariz. Era uno de los dioses ancianos. Dios de los mercaderes y los viajeros, por lo que los aztecas le ofrecían
esclavos como sacrificio para satisfacerlo y asegurarse su dicha. Se lo representan con una nariz prominente,
que servía de guía a los viajeros

“Dios de la Dualidad”, también llamado Moyocoyani, “El que se creó a sí mismo”.

Ometeotl cielo representa su parte masculina, si observamos durante el día, con azul claro, y la parte
femenina durante la noche, con un color azul oscuro.

Esta pareja creadora original, se reduce a una sola divinidad llamada Ometeotl que adquiere una doble
vertiente, por un lado la masculina, Ometecuhtli, y, por otro, la femenina, Omecihuatl. Como dualidad y
unidad masculino-femenina, reside en Omeyocann, "el Sitio de la Dualidad", que, a su vez, ocupa el más alto
lugar de los cielos. El/ella es padre/madre del Universo y cuanto hay en él. Como "Señor y Señora de Nuestra
Carne y Sustento", suministra la energía cósmica universal de la que todas las cosas derivan, así como la
continuidad de su existencia y sustento. Provee y mantiene el ritmo oscilante del universo, y le confiere a
cada cosa su naturaleza particular.

Los creadores Ometecuhtli y Omecihuatl, aspecto masculino y femenino del mismo dios, colocando el alma
adentro de un cráneo

La faceta Tloque Nahuaque

Tloque Nahuaque, significa "lo cercano, lo que está en el circuito", "dueño del cerca y del junto". Ometeotl,
se concebía como presente en el cielo y la tierra, tendido sobre su "ombligo", como Tloque Nahuaque es una
omnipresencia de los tres rumbos del Cosmos. Sostiene todas las cosas que están en el Universo, como cada
una de las ubicadas sobre la tierra y sus cuatro puntos cardinales. Lo mismo respecto a la región de los
muertos. Si algo está en pie, si algo es verdadero lo es por el ser de Ometeotl en su faceta de Tloque
Nahuaque, que está “cabe el ser de todas las cosas”. Como su presencia es total, todo el Universo (en sus
tres orientaciones) se fundamenta en él.

Por ser metafísicamente inmanente, Ometéotl es llamado/a Tloque Nahuaque (en náhuatl: ‘amo de lo
cercano y lo lejano’)? o (en náhuatl: ‘el/la que está cerca de todas las cosas y de quien todas las cosas están
cerca’)?, en tanto epistemológicamente trascendente se lo/la llama Yohualli-ehecátl (en náhuatl: ‘uno que
es invisible (como la noche) e intangible/impalpable (como el viento)’)? recibe también los nombres de
Moyocoyatzin (en náhuatl: ‘el inventor de sí mismo’)? e Ipalnemohuani (en náhuatl: ‘el dador de vida’)

La mitología mesoamericana introduce el concepto de lucha que se simboliza por los combates entre los
dioses como forma de concebir la vida cósmica. Esta forma de concebir las deidades es lo que da lugar a la
rivalidad entre los Tezcatlipocas, fruto de la cual son una serie de creaciones (tal y como se recoge en
"Anales de Cuahtitlán"): el Tezcatlipoca blanco se transforma en sol para prevalecer sobre los otros y es el
que crea a los hombres (en un primigenio estadio de barbarie); los otros Tezcatlipocas, indignados,
reaccionan, destruyen el sol, la tierra y todo cuanto existe en ella, utilizando el agua para ello, y
transformando a los hombres en peces. En una segunda edad, la de los gigantes, el cielo se desploma; en la
tercera, se destruye la tierra por una lluvia de fuego; en una cuarta edad, el viento es la fuerza destructora y
el hombre se convierte en mono.
10

Nanahuatzin o Nanáhuatl (en náhuatl: nanahuatl, ‘bubosito’‘nanahuatl, bubas, bubones; tzintli, diminutivo)
considerado el dios humilde de entre todos los dioses. Se autosacrificó en la hoguera realizada por los dioses en la
asamblea en Teotihuacán para convertirse en el Quinto Sol

En un mito mexica registrado en el siglo XVI por fray Bernardino de Sahagún, se dice que veintiséis años después
de la creación de la Tierra, los dioses decidieron crear un nuevo sol. En el año 13-Ácatl en Teotihuacán, una
asamblea de dioses se llevó a cabo ordenando ayunos y sacrificios, se preguntaron quién se haría cargo de
iluminar el mundo.3

Un dios soberbio, llamado Tecuciztécatl (El originario del lugar del caracol marino), se ofreció para alumbrar la
superficie de la Tierra. Nuevamente los dioses se preguntaron sobre quién sería el otro candidato para iluminar el
mundo, pero nadie se ofreció. Finalmente, observaron a un dios que no hablaba, sólo escuchaba. Su cuerpo
estaba cubierto de llagas y tumores y le dijeron: “Sé tú el que ilumines, bubosito”, el dios llamado Nanahuatzin
aceptó la tarea Durante cuatro días ambos hicieron penitencia y realizaron sacrificios sobre los dos promontorios
de las pirámides del Sol y de la Luna. Todo lo que Tecuciztécatl ofrecía era precioso. En lugar de ramas y bolas de
heno, él ofreció preciosas plumas de quetzal y bolas de filamento de oro para encajar en ellas las espinas de
autosacrificio. Ofreció espinas hechas de piedras preciosas en lugar de espinas de maguey. Estas no estaban
cubiertas con su sangre, como era la tradición, sino que eran espinas de coral rojo.2 Mientras que Nanahuatzin
ofreció cañas verdes, bolas de heno y espinas de maguey cubiertas con su propia sangre.

Cuatro días se mantuvo el fuego, a la medianoche del último día programado para la creación del nuevo Sol, los
dioses se reunieron alrededor de una gran hoguera preparada para la próxima cremación de los dos dioses; la
finalidad era transformarse en estrellas brillantes. Los dioses pidieron a Tecuciztécatl arrojarse primero.
Tecuciztécatl intentó lanzarse a la hoguera cuatro veces y las cuatro se arrepintió. Entonces, como no era
permitido realizar un quinto intento, los dioses le dijeron a Nanahuatzin que lo intentara, él inmediatamente cerró
sus ojos, se arrojó al fuego y comenzó a quemarse. Tecuciztécatl al ver la valentía de su compañero, se arrojó
también.3

Después de que ambos fueron consumidos por las llamas, los dioses se sentaron bajo el cielo enrojecido y
esperaron el nacimiento del Sol. Los dioses no sabían en qué dirección saldría, sólo Quetzalcóatl y Tezcatlipoca,
Xipe Tótec, predijeron que Nanahuatzin convertido en Sol nacería por el oriente. Así fue, radiante y
resplandeciente apareció en el oriente un imponente Sol que más tarde sería conocido como Tonatiuh.4 Por
detrás salió Tecuciztécatl como la Luna, igual de brillante que el Sol; tanto que los dioses se preguntaron si sería
conveniente para ellos tener dos astros que alumbraran con esa intensidad al mismo tiempo. Acordaron que el
brillo de la Luna fuera disminuido, así que uno de ellos lanzó un conejo a Tecuciztécatl, atenuando su luz y
dejando una mancha oscura en su cara, tal como la conocemos hasta el día de hoy. A partir del sacrificio de todos
los dioses, los nuevos hombres quedarían para siempre en deuda con ellos, por lo que deberían presentar sangre
propia y ajena en ofrendas. Es por eso que los humanos, siguiendo el ejemplo de los dioses, tienen que
sacrificarse a sí mismos. Esta necesidad de presentar sangre dio origen a distintas guerras, que tienen como
propósito obtener víctimas de sacrificio para el Sol.5

Otra leyenda dice: que conscientes de la necesidad del movimiento de ambos astros, los dioses decidieron
sacrificarse. El dios del aire fue el elegido para llevar a cabo este sacrificio. Xólotl era el único que se rehusaba a
morir, cuando llegó su turno corrió a esconderse en el maíz, transformándose en el maíz que tiene dos cañas,
pero fue descubierto. Nuevamente corrió a esconderse, ahora hacía los magueyes y se transformó en maguey de
dos cuerpos, por segunda ocasión lo descubrieron. Finalmente, se metió al agua y se transformó en pez, bajo esta
forma lo atraparon y fue sacrificado. A pesar del sacrificio de los dioses, el Sol no se movió. Fue entonces que
Ehécatl, dios del viento, quien sopló fuertemente y logró el movimiento del Sol. La Luna permaneció inmóvil hasta
que el astro rey se ocultó por el poniente; ella entonces comenzó a hacer el mismo recorrido. Desde de ese día el
Sol alumbra el día y la Luna brilla en la noche.
11

Tepeyóllotl (en náhuatl: tepeyollotl, ‘corazón del monte’‘tépetl, monte, montaña, cerro; yóllotl, corazón’)? en la
mitología mexica, es el dios de las montañas, de los ecos y de los temblores también el patrono de los jaguares

Tepeyóllotl es considerado el dios en forma de jaguar que corresponde a una de las manifestaciones del dios
Tezcatlipoca, conclusión a la que se ha llegado a causa de su representación física, ya que lleva consigo el espejo
humeante y el anauatl o pectoral característicos de la imagen de Tezcatlipoca. También se le conoce como el dios
de los terremotos y perturbaciones sísmicas de acuerdo al intérprete del Códice Telleriano-Remensis, cuyo
nombre se desconoce. Él afirma que su nombre original era Tepeolotlec, refiriéndose a “la condición de la tierra
después de la inundación” y su nombre significaba “sacrificios de tierra” y “dios de las bestias”. En cuanto al
significado más conocido de su nombre como “Corazón de la Montaña” se hace una alegoría al sonido que hay en
la tierra "... el Corazón de la Montaña, que es el eco o reverberación de la voz que retumba en la montaña

en elemento importante de Tepeyóllotl mencionado por el autor Guilhem Olivier citando tanto al Codex
Telleriano-Remensis y el Códice Vaticano-Latino es el significado e interpretación que se le ha dado a “el eco” con
el que lo definen en diversos textos: “En el Codex Telleriano-Remensis: "Este Tepeolotle es lo mismo que el
retumbo de la voz cuando retumba en vd valle de vd cerro al otro" y en el Códice Vaticano-Latino 3738 “... el
Corazón de la Montaña, que es el eco o reverberación de la voz que retumba en la montaña". Guilhem Olivier
hace un análisis sobre las consecuencias que traía consigo el escuchar el fenómeno sonoro, ya que los habitantes
que lo escuchaban se referían al rugido del jaguar como algo aterrorizante que para aquellos que lo escuchaban
era una señal de mala fortuna que antecedía a la muerte, la miseria y la enfermedad.3 El análisis realizado por
Olivier lo confirmó el intérprete del Códice Vaticano-Latino 3738, quien afirmó que “...el jaguar es animal muy
terrible y así lo tenían por mal pronóstico y el peor de todos, los ecos de la voz porque dicen que esto significa el
signo".

El Tezcatlipoca Negro gobierna sobre el primer mundo, el sol de la tierra, poblado por una raza de gigantes. Tan
poderosos son estos gigantes que arrancan los árboles simplemente con las manos. Blandiendo un bastón,
Quetzalcóatl arroja a Tezcatlipoca a las profundidades del mar. Elevándose desde el fondo del océano, peste se
convierte en un enorme jaguar, que aún hoy puede ser visto transformado en la constelación de la Osa Mayor. A
su regreso, la raza de los gigantes es completamente devorada por los fieros jaguares. Quetzalcóatl rige la
creación siguiente, el sol de viento. Este mundo es destruido por Tezcatlipoca, que vence a Quetzalcóatl
derribándolo. A consecuencia de ello, Quetzalcóatl y su pueblo son arrastrados por fuertes vientos lejos de
México

Los antiguos mayas relacionan al jaguar con “el sol nocturno”, el cual nos remonta al mito de la caída de
Tezcatlipoca, que después de entrar al agua emerge en forma de jaguar. De igual forma la piel del jaguar tenía un
significado importante para los indígenas ya que ésta se asemejaba al cielo estrellado; “los mayas yucatecos, usan
una misma palabra ek para nombrar a las estrellas y a las manchas del pelaje del jaguar. A veces nombran al felino
ekel mientras los totonacas lo llaman stáku-nisin, es decir "estrella jaguar" 3

Se conocen diferentes connotaciones que se le han dado a Tepeyóllotl de acuerdo a la cultura y el lugar del que se
hable, por ejemplo: en el estado de Chiapas Tepeyóllotl es “Uotan” que significa “Corazón” y que se relaciona con
el sonido del retumbar de la tierra durante los terremotos. En Chalcatzingo los jaguares son representados
acompañados de plantas, en especial en la cultura Olmeca, haciendo alusión a la tierra y la relación que existe
entre ésta y el jaguar.

También es común escuchar que Tepeyóllotl era asociado con el sol nocturno, es decir con la puesta de sol. Según
creencias indígenas el jaguar era considerado como el animal más audaz y aquel que se desplazaba durante la
noche y en cuanto al sol nocturno se interpreta el cambio de día a noche como un fin de ciclo, que en éste caso se
refiere a la caída de Tezcatlipoca
12

Chantico (en náhuatl: chantico, ‘[la que mora] en la casa’‘chantli, hogar, morada; ti, ligadura eufónica, co, en’)?,
también llamada Cuauhxólotl (en nahuatl: cuauhxōlotl, ‘«monstruo del bosque» o «animal del
bosque»’‘cuauhtlah, bosque, floresta; xolotl, animal o monstruo’)? es la consorte de Xiuhtecutli, dios del fuego.
Era la diosa de los fuegos del corazón, los fuegos del hogar, los volcanes y los fuegos de la estufa, y la responsable
de la maduración de las niñas enanas. Es representada con el rostro en negro y rojo y sus símbolos eran una
serpiente roja y púas del cactus.

Al igual que Cihuacóatl-Tonan, era asociada al calor y a la luz brillante. En las representaciones, figuraba con un
manojo de rayos en su espalda. Era adorada en la cumbre del Tepeyac, durante el primer día de la cuarta trecena
(1 flor), exactamente el 23 de marzo.

Chantico. Diosa de los fuegos del corazón, los fuegos del hogar y los volcanes, y quien era la responsable de la
maduración de las mazorcas.

Es representada con el rostro en negro y rojo y sus símbolos eran una serpiente roja y púas del cactus. Era
asociada al calor y a la luz brillante y figuraba además con un manojo de rayos en su espalda.

Consorte de Xiuhtecutli, dios del fuego. Chantico es la diosa de los volcanes y del fuego, señora protectora de los
preciados tesoros personales. Según el Códice Ríos (un manuscrito anónimo del siglo XVI) la diosa Chantico es la
deidad femenina del fuego.

Chantico – Cuauhxólotl se traduce como “la que mora en la casa”, en el hogar, la cual se representa por tres
piedras que conforman el fogón, la cocina, el lugar de unión de la familia. El número tres se asocia a la sangre, a
las tres piedras del fogón, sitio de la unidad familiar, lugar donde se realiza la alquimia en los alimentos; hace
alusión a ciertas estrellas - piedras de Orión.

Chantico en una de sus importantes funciones vela por mantener encendidos los fuegos del corazón, cuidar las
pasiones del alma, mantener el calor del hogar. De hecho ella simboliza todas las formas de calor y también de luz
brillante.

El fuego de Chantico es el Fuego Interno, es el poderoso fuego que simboliza la energía que mantiene con vida a la
tierra, lo que se asocia con la energía serpentina que asciende y fluye por cada uno de sus Cuecueyos, sus Vórtices
de energía.

Chantico fue la primer mujer en no ayunar antes de hacer ofrenda a los dioses, por lo cual fue castigada por
Tonacatecuhtli "Señor de los Mantenimientos" que la convirtió en perro. La fuente dice que se llamaba Chantico y
también "Mictlantecuhtli, sic", Señor del Mictlan o inframundo, lo que viene a acentuar el aspecto ctónico de la
diosa.

A Chantico le corresponde asumir el poder femenino como tal, el arquetipo de la feminidad, de la delicadeza y
gracilidad. En otras palabras, el eterno femenino que ha distinguido a la mujer a través de la historia de la
humanidad. Pero también, representa la fuerza propicia para las artes mágicas de las mujeres, como ocurre con
otras diosas.
13

Tlazoltéotl (en náhuatl: tlazōlteōtl, ‘deidad de la inmundicia’‘tla, prefijo; zōlli, inmundicia; téōtl,
divino’) es una deidad que en la mitología mexica es la diosa de la lujuria y de los amores ilícitos,
señora del sexo, de la carnalidad y de las transgresiones morales, durante la evangelización de los
españoles en el nuevo mundo, se le consideraba como una deidad que eliminaba del mundo el
pecado entre los mexicas, y la diosa más relacionada con la sexualidad y con los estados de la luna.
En los códices se la representaba en la postura azteca habitual para dar a luz o a veces defecando
debido a que los pecados de lujuria se simbolizaban con excrementos. Así como en otros códices
aparece sosteniendo "la raíz del diablo", planta usada para hacer más fuertes los efectos del
pulque (bebida relacionada con la inmoralidad) y disminuir los dolores del parto.

Era conocida como "la comedora de suciedad" debido a que se creía que visitaba a la gente que
estaba por morir. La diosa Tlazoltéotl mostraba las contradicciones de algunos valores morales
sobre la feminidad en la sociedad azteca: traía el sufrimiento con enfermedades venéreas y lo
curaba con la medicina, inspiraba las desviaciones sexuales pero a la vez tenía la capacidad de
absolverlas, y todo ello siendo diosa madre de la fertilidad, del parto, patrona de los médicos y a la
vez diosa cruel que traía locura.

Ixtlilton (en náhuatl: ixtlilton, ‘rostro negrillo’‘ixtli, rostro; tliltic, negro; tontli, diminutivo) en la
mitología mexica es el dios de la medicina, de las danzas, de los festivales y de los juegos, y se le
encuentra estrechamente asociado con los Centzontotochtin. Tlaltetecuin o Ixtlilton, es el señor
del agua negra tlílatl, que tenía propiedades curativas y servía como tinta en la confección de los
códices. Su templo era conocido como el Tlacuilocan, "lugar del escribano". Sahagún cuenta que
este Negrito era el patrono de músicos y danzantes profesionales. Cuando alguien quería hacer
una fiesta, recurría a los sacerdotes de Ixtlilton, los llevaba a su casa. Los músicos y danzantes iban
encabezados por uno que vestía los atavíos del dios.

Al llegar a la casa del que festejaba, lo primero que hacían era comer y beber; "después de lo cual
comenzaban la danza y cantar" en honor a quien festejaban. Los músicos tocaban el atambor y el
teponaztli. El sacerdote que personificaba a Ixtlilton encabezaba el baile. La gente lo seguía. Se
juntaban "de dos en dos, o de tres en tres, en un gran corro, según la cantidad de los que eran,
llevando flores en las manos, y ataviados con plumajes". Después de bailar "gran rato", traían una
o dos "tinajas" de pulque. Bebían. Luego, el señor de la casa efectuaba una especie de pago;
ofrecía cuatro tinajas de agua negra al sacerdote dios Ixtlilton. Pero si al abrirlos se descubría
alguna suciedad, como una pajuela, un cabello o un carbón, "decían que el que hacía la fiesta era
hombre de mala vida, adúltero o ladrón, o dado al vicio carnal"; un "sembrador de discordias".
Esta sensibilidad sin duda vinculaba a Ixtlilton con los dioses de lo sexual.
14

Chicomecóatl (en náhuatl: chicomecoatl, ‘siete serpiente’‘chicome, siete; coatl serpiente’)? era la
diosa mexica de la subsistencia, en especial del maíz, principal patrona de la vegetación y, por
extensión, diosa también de la fertilidad. Chicomecóatl era la parte femenina de Centéotl. Se la
podía llamar también Xilonen (‘la peluda’), refiriéndose a las barbas del maíz en vaina, se la
consideraba «joven madre del jilote [maíz tierno]», así era protectora de una de las fases del ciclo
del maíz. Xilonen también podía ser llamada Centeocíhatl y se encontraba casada con
Tezcatlipoca. Otra forma asociada a Chicomecoatl es Ilamatecuhtli (‘anciana dignataria’, ‘ama
anciana’) la mazorca madura, cubierta por hojas arrugadas y amarillentas.

El culto a Chicomecóatl, sobre todo durante el periodo cultural medio, su culto se centraba en el
mes huei tozoztli (‘del ayuno prolongado’) que se sitúa en septiembre. Entonces los altares de las
casas eran adornados con plantas de maíz y en los templos se bendecían sus semillas, mientras le
era ofrecida en sacrificio una joven decapitada que representaba a la diosa, cuya sangre se vertía
sobre una estatua de Chicomecóatl, mientras que con su piel, una vez desollada, se vestía un
sacerdote. 2 Por otra parte Xilonen también recibía sacrificios humanos el 24 de junio para
conseguir una cosecha abundante

surgió el culto a Chicomecóatl, considerándola como diosa de la fecundidad agraria y humana, que
explica su identificación con Xochiquétzal por su doble advocación. Los nombres calendáricos en el
lenguaje adivinatorio que llevan el numeral siete significan semillas, en pocas palabras, «siete
serpientes» es la denominación secreta del maíz, al igual que las pepitas de calabaza se denomina
como «siete águilas». La buena suerte es sinónimo del número siete, que se encuentra a la mitad
de la serie numérica fundamental del número 1 al número 13, teniendo como significado que la
mitad es el corazón del hombre Yólotl y también el de las mazorcas Olotl, razón por la cual
Chicomecóatl también es conocida por el nombre de Tlalli Yólotl.3 Chicomecóatl representa el
concepto sagrado de la fertilidad que tenía significativa vigencia más allá de los límites de
Tenochtitlan.

Atlacoya, Atlacoaya (atla, aguas; tlaocoyani, triste), "agua triste" en la mitología mexica es la diosa
de la sequía y de las aguas negras.1 Su más famosa representación se encuentra en el códice
Magliabechiano donde Atlacoya conversa con Mayáhuel vestidas con una quechquemitl (una
mantilla) y una túnica sin mangas.
15

ehécatl (en náhuatl: ehēcatl, ‘el viento’‘ehecatl, viento’)? en la mitología mexica y para otras culturas de
Mesoamérica, era el dios del viento. Usualmente se le interpreta como una de las manifestaciones de
Quetzalcōātl, la serpiente emplumada, tomando el nombre de Ehécatl-Quetzalcoatl, apareciendo en el aliento de
los seres vivos y en las brisas que traen las nubes con lluvia para los sembradíos.2 Es uno de los dioses principales
de la creación y héroe cultural en las mitologías de creación del mundo. Su aliento inicia el movimiento del Sol,
anuncia y hace a un lado a la lluvia. Trae vida a lo que está inerte. Se enamoró de una muchacha humana llamada
Mayah, y le dio a la humanidad la habilidad de amar para que ella pudiera corresponderle su pasión. Su amor fue
simbolizado con un hermoso árbol, el cual crece en el lugar en el que llegó Ehécatl a la tierra.

Según el mito azteca, luego de la creación del quinto sol, éste estaba fijo en un punto del cielo, al igual que la luna,
hasta que Ehécatl soplo sobre ellos y los puso en movimiento. Usualmente era representado con una máscara
bucal roja en forma de pico. Con ella limpiaba el camino para Tláloc, dios de la lluvia, y los Tlaloque, dioses
menores de la lluvia. En ocasiones se le representaba con dos máscaras, tiene un caracol en el pecho, pues el
viento es usado para tocar el caracol, y asemeja el sonido del viento; Sus templos normalmente tenían forma
circular, para tener menor resistencia al viento y ayudar a su circulación. A veces se le asociaba con los cuatro
puntos cardinales, pues el viento viene y va en todas direcciones.

Malinalxóchitl o Malinalxochi (en náhuatl: malīnalxōchitl, ‘su flor de hierba’‘malinalli, hierba [para hacer
cordeles]; xochitl, flor; i, su’)? en la mitología mexica era una bella hechicera o terrible diosa de las serpientes,
escorpiones y de los insectos del desierto, que podía mandar sobre los animales, hermana del dios Huitzilopochtli.

Aterrorizaba a los mexicas durante su peregrinación previa a la fundación de Tenochtitlan devorando corazones
humanos, por lo que se quejaron con Huitzilopochtli, su hermano, quien contestó que ella vino para conquistar y
apoderarse de los tesoros, y no para embrujar, por lo que decidió aprovechar el sueño de su hermana
Malinalxóchitl para abandonarla. Ésta, al despertar, enfureció por el abandono, reunió a su gente (los de su
"calpulli") y se marcharon a poblar un lugar que fue denominado Malinalco.1

Conforme a la Crónica Mexicáyotl, en Malinalco se unió al rey Chimalcuauhtli con quien procreó a Copilli, que
luego comandaría a varios pueblos en contra de los aztecas, quien tras ser vencido fue sacrificado y su corazón
extraído. Según el mito, del corazón de Copil, hijo de Malinalxóchitl, nació el nopal donde los aztecas vieron al
águila devorar una serpiente sobre el lago de que fue la señal para fundar Tenochtitlan.2

Malinalxóchitl, hechicera con un corazón lleno de maldad pero en la tradición popular se le recuerda como una
mujer sabia y hermosa que representa la esencia femenina de Malinalco, también se le conoce con el nombre de
Matlalatl “hermosa mujer de las aguas azules
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Tezcatlipoca AFI [teskatɬiː'poka] (en náhuatl: Tezcatlipoca, ‘Espejo negro que humea’‘tezcatl, espejo; tliltic, negro; poctli,
humo’)?2 en la mitología mexica (y otros pueblos mesoamericanos de habla náhuatl), es el señor del cielo y de la tierra,
fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e
invisible. Entre los nahuas, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca son dualidad y antagonía. Quetzalcóatl es llamado también
Tezcatlipoca blanco [falta mencionar la fuente] en tanto que el color de Tezcatlipoca es el negro.

Ometéotl (Ometecuhtli y Omecihuatl), la pareja creadora, principio dual, masculino y femenino, en la cultura náhuatl,
viviendo en el decimotercero cielo, engendró cuatro hijos: el primero fue Yayauhqui Tezcatlipoca (Tezcatlipoca oscuro),
el segundo Tlatlauhqui Tezcatlipoca (Tezcatlipoca Rojo, también llamado Xipe Tótec o Camaxtle), el tercero fue el
Tezouhqui Tezcatlipoca (Tezcatlipoca azul) entre los de habla nahuatl conocido como Huitzilopochtli (colibrí zurdo) y el
cuarto, el Iztac Tezcatlipoca (Tezcatlipoca blanco) o Quetzalcóatl. [Mencionar en que fuente se indica este orden. se
menciona que existió una pareja celestial, divina, creadora. Él se llamaba Tonacatecuhtli (El Señor de nuestra carne), y
ella llevaba por nombre Tonacacihuatl (La mujer de nuestra carne), los cuales, dice el manuscrito: “se criaron y
estuvieron siempre en el treceno cielo, de cuyo principio no se supo jamás”. Esta pareja divina tuvo cuatro hijos, cuyo
orden, según el manuscrito antiguo, es el siguiente: El primero en nacer, el mayor de todos, llamaron Tlatlauhqui
Tezcatlipoca, también llamado Camaxtle (y por el nombre más conocido de Xipe-Totec); el segundo hijo que tuvieron
pusieron por nombre: Yayauhqui Tezcatlipoca, "el cual fue el mayor y peor, y el que más mandó y pudo que los otros
tres... Al tercero llamaron Quetzalcoatl, y por otro nombre Yohualli Ehecatl. Al cuarto y más pequeño llamaban
Omitecuhtli y por otro nombre, Maquizcoatl y los mexicanos le decían Huitzilopochtli

“Y de estos cuatro hijos de Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, el Tezcatlipoca era el que sabía todos los pensamientos y
estaba en todo lugar y conocía los corazones, y por esto le llamaban Moyocoyani, que quiere decir que es
todopoderoso… Estos dioses tenían estos nombres y otros muchos, porque según en la cosa en que se entendían, o se
les atribuían, así le ponían nombre, porque cada pueblo les ponía diferentes nombres, por razón de su lengua, y ansí se
nombran de muchos nombres.” 4Cabe mencionar que los únicos hijos de la pareja creadora que son llamados
"tezcatlipocas" son el primero y el segundo, los otros dos (Quetzalcoatl y Huitzilopochtli) no reciben ese apelativo.En una
de las leyendas nahuatlacas, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl originaron al mundo. Existía solo un océano primigenio, donde
únicamente vivía el monstruo de la tierra, Cipactli, Tezcatlipoca ofreció su pie como señuelo, y el monstruo de la tierra
emergió y se lo comió [No existe fuente antigua que haga mención de esto último]. Entonces, Tezcatlipoca y
Quetzalcóatl se apoderaron de él, y lo extendieron para convertirlo en la tierra

Sus múltiples ojos se convirtieron en estanques y lagunas, y sus fosas nasales son las cuevas. Para resarcir el daño que le
hicieron al monstruo de la tierra, Tezcatlipoca exige ofrendas humanas, consistentes en dar de cada uno lo mejor de sí ,
alcanzando la trascendencía a través de la acción y la preservación de la naturaleza Entre los toltecas, era un protector
transformador que descendió del cielo a la tierra valiéndose de una tela de araña, para destruir la obra de Quetzalcóatl,
a quién se le apareció bajo el aspecto de un viejo que le ofreció el brebaje de la inmortalidad, pero éste era en realidad
una bebida enloquecedora (Pulque). Los espíritus de los muertos debían presentarse ante Tezcatlipoca para recibir su
sentencia vestidos con una piel de jaguar y con un yugo de madera al cuello. Antes de entrar en el reino de la muerte, la
morada de Mictlán, eran sometidos a varias pruebas

Cipactónal (en náhuatl: cipactonal, ‘espíritu de lagarto’‘cipactli, lagarto; tonalli, espíritu’)? en la mitología mexica, es el semidiós
creado junto con Oxomoc para poblar el primer sol. Tiempo después tras la caída del primer sol a manos de tezcatlipoca y su
ejercito de demonios en forma de jaguar, fue deificado como el dios de la astrología y de los calendarios, los cuales inventó
junto con su esposa Oxomoco por orden de Quetzalcóatl, es la personificación del día. Cipactónal y Oxomoco juntos son los
Adán y Eva de la mitología náhuatl, posteriormente deificados. Oxomoco debía hilar, y Cipactonal trabajar la tierra y no estar
ocioso. Quetzalcóatl les trajo el maíz desde Mictlán confrontándose con Mictlantecuhtli para que Oxomoco lo sembrara,
cuidara y cosechara y luego Cipactonal lo moliera y cocinara para que ambos se fortaleciesen al comerlo. Tras ello el rey del
Mictlán junto con el dios Tláloc escondieron los restos del maíz en el monte Tonacatepetl. Cipactónal es de sexo masculino ya
que es el encargado de la sabiduría y el creador de los demás dioses, es también llamado Ometecuhtli, y Oxomoco es de sexo
femenino, si bien el nombre es más masculino, ella se encarga de la adivinación, el tejido y las parteras, también llamada
Omecihuatl, ambos son la dualicada u Ometeotl "el señor dual". En la mitología Maya estarían relacionados con Itzam Na
(varón) y Ix Chel(mujer), ambas son parejas primigenias. El nombre ‘Cipactonal[li]’ puede significar también ‘Día del Lagarto’ o
‘Día Cipactli’; este nombre puede ser una alusión a dos cosas:
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Itzpapálotl o Itzpapalotlcihuatl que denota “mariposa de obsidiana”, una de las principales y más
importantes diosas de la cultura chichimeca . Con apariencia de esqueleto y porte tenebroso, su aspecto
hace referencia a una mariposa y en sus alas portaba navajas de obsidiana, lo cual hace que la diosa
adquiera un símbolo de renacimiento y regeneración.2

Diosa madre de la guerra, de los sacrificios humanos, patrona de la muerte y regidora del Paraíso
Tamoanchan (lugar mítico, paraíso terrenal). Quien naciera bajo el día de la Diosa gozaría de una perfecta
salud y tendría una larga y próspera vida.

Ya que la Diosa presentaba alas de mariposa, se le atribuye que era su nahualli, “ser en el que se
transforma”. El numen representa que la fuerza y gran poder que ésta posee se encuentra en la magia. Sus
manos y pies están reemplazados por garras de jaguar, esto hace que se defina como Tzitzimitl “ser terrible
mítico”. El poder de Itzpapálotl se dirige hacia la mujer sabia y de edad avanzada, asimismo se exterioriza
como un arquetipo divino de la bruja, maga o hechicera que ha venido a través del aprendizaje, experiencia
y maestría adquirida en el transcurso de su infinita existencia

Los sabios aztecas o de Anáhuac dieron al creador forma masculina y femenina. Al creador, en su aspecto
masculino, lo nombraron Ometecuhtli (ome = dos, tecuhtli = señor), y al principio femenino eterno divinal
Omecihuatl (ome=dos, cihuatl = señora). Son el Señor y la Señora de la Dualidad, al respecto

La cara de Tonatiuh en el calendario azteca es la cara de Ometecuhtli-Omecihuatl, Señor y Señora de la


dualidad, Dios de la vida, del amor y de la generación.

De este divino principio dual, masculino y femenino, emanó todo el Universo. Este Dios-Diosa tuvo cuatro
hijos, los cuatro Tezcatlipocas: Xipetotec, el colorado; Tezcatlipoca, el negro; Quetzalcoatl, el blanco;
Hizilopochtli, el azul. De este binario divino e invisible nacieron los cuatro colores de las cuatro razas que
actualmente pueblan el mundo.

Ometecuhtli tiene la presencia del Cristo Cósmico. Los Nahuas lo representaban con túnica bellamente
adornada y falo de pedernal, símbolo de luz. Omecihuatl tiene toda la presencia de la Virgen Cósmica.”

Los Nahuas la representaban con manto azul de extraordinaria belleza y falta de ocultación. Él es
Huehueteotl, el Dios Viejo, padre de los dioses y de los hombres. Ella es Tonantzin, nuestra querida
madrecita.” (Samael Aun Weor Magia Cristica Azteca. Monografía Nº 10).

Ometecuhtli, el Señor (el Águila) y Omecihuatl, la Señora (la Serpiente), se encuentran plenamente
manifestados en la Serpiente emplumada. Cuauhcoatl (Serpiente-Águila), alto Sacerdote de nuestro bendito
Dios Huitzilopochtli, ostensiblemente era un iluminado.

En la cultura nahua, como en otros pueblos, el Sol fue el símbolo del Padre, el eterno principio masculino; la
Luna, la madre o el eterno principio femenino divinal.

Durante el connubio sexual se expresan las fuerzas creadoras de Ometecuhtli, -energía masculina sagrada– y
Omecihuatl, -energía femenina sagrada- que descienden hasta los órganos humanos de la procreación con el
único fin de que en el plano físico se exprese un nuevo ser. Si el hombre y la mujer se unen sólo por deseo,
por la animalidad de derramar las energías creadoras, las fuerzas solares de él y las lunares de ella se
hunden en los abismos atómicos de la Tierra y ambos se convierten en esclavos del abismo.
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Mictecacíhuatl (en náhuatl: mictecacihuatl, ‘señora de las personas muertas’‘miquitl, muerto; técatl,
persona de, morador de, habitante de: mictécatl, muerto; cíhuatl, señora, mujer, dueña’)?, a veces conocida
como Chalmecacíhuatl (en náhuatl: chalmecacihuatl, ‘señora de la extracción del mecate’, es decir ‘señora
del corte del cordón umbilical’‘chalia, extrenar, cortar; mecatl, mecate, cordón, cuerda, cordón umbilical;
cihuatl, mujer, señora, dueña’)? en la mitología mexica es la reina de Mictlán, el 9o. y último nivel del
inframundo. Su propósito es vigilar los huesos de los muertos. Ella presidía los festivales mexicas hechos en
honor de los muertos, es conocida como la "Dama de la Muerte", ya que se cree que murió al nacer. A veces
se la representa trabajando en conjunto con Mictlantecutll, y a veces en conflicto.

En náhuatl Mictecacíhuatl o Mictlancíhuatl quiere decir "Señora de la muerte" Dentro de la mitología


mexicana ella es la reina del último nivel del inframundo: el Mictlán. Allí reina junto a Mictlantecuhtli – el rey
– esperando la llegada de aquellos que mueren por causas naturales. Segun la tradición los difuntos, ya sean
nobles o plebeyos e indiferentemente de su rango y de sus riquezas, deben atravesar un largo y doloroso
viaje por el “Camino de los Muertos” al final del cual se encontraran con los reyes del Mictlán quienes les
permitiran disfrutar por fin del descanso eterno.

Mictecacihuatl es la Mujer que reina entre los muertos, la mujer que se levanta poderosa en medio de la
transformación profunda, ella es la recompensa que espera al final de un tortuoso camino. Esta reina
mexicana del inframundo suele ser representada como una diosa descarnada con una cabeza de calavera,
con los pechos expuestos y con numerosos pliegues en su abdomen que representan sus múltiples partos.

En algunas representaciones aparece con la mandíbula abierta dando vida a un guerrero que sale desde sus
entrañas y a través de su cuello, ella simboliza el principiop y el fin, la polaridad la vida y la muerte.

Cuenta el mito azteca que la diosa Mictecacihuatl fue sacrificada de bebé, antes de conocer los placeres y
perversiones de la vida terrenal y es esta tragedia la que la legitima como la reina de los Muertos, es pura y
es virgen, es poder, es magia y sabiduria. También es por tradición la encargada de vigilar los huesos de los
muertos y de presidir los festivales funerarios. Nuestra diosa descarnada que sin verguenza expone los
huesos de su cráneo quiere recordarnos aquello que es esencial e incorruptible La reina muerte nos
recuerda que este cuerpo y su paso por el mundo son pasajeros, aquí solo dejaremos... lo más sólido que
ahora tenemos.

Tláloc es el dios azteca de la lluvia y esposo de la diosa del agua y del amor Chalchiuhtlicue, siendo ambos
los padres de numerosos hijos conocidos como los tlalocas (nubes). Tal y como se narra en el Códice Aubin,
cuando la profetizada ubicación de Tenochtitlan fue encontrada mediante la vista de un águila sobre un
cactus devorando una serpiente, el sacerdote Axolohua se sumergió en las aguas de la laguna y un día
después volvió a surgir de lago trayendo consigo el relato de su visita al propio Tláloc, quien le reveló que
aquella sería la morada de su hijo Huitzilopochtli. La voluntad de Tláloc fue que los hombres vivieran unidos
como hermanos sobre aquel lugar elegido por los dioses.

El lugar conocido como el paraíso de Tláloc se llama Tlalocán y está situado en la región oriental del
Universo. De este lugar procedía el agua beneficiosa y necesaria para la vida en la tierra. Las personas que
morían ahogadas o por hidropesía iban a morar a este paraíso. También acogía a los que morían de la
enfermedad de la lepra. Se trata de un enclave placentero, donde pueden verse toda clase de árboles
frutales, así como maíz, chía (semilla de una especie de salvia que se usa en México como refresco), frijoles y
más productos. La vida allí era enteramente feliz
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Chimalma o Chimalman (en náhuatl: chimalma, ‘escudo de mano’‘chimalli, escudo; māitl, mano’) en la mitología mexica
es la diosa de la fertilidad, patrona de la vida y de la muerte, guía del renacimiento. Sus hermanas son Coatlicue y
Xochitlicue.

Chimalma es la madre de Quetzalcóatl, por lo que el nacimiento de Quetzalcóatl, llamado también Ce Ácatl Topiltzin
Quetzalcóatl, es bastante diferente al de Huitzilopochtli. Quetzalcóatl es uno de los dioses más venerados de los
ancestros hasta ahora, porque a él se le debe la vida y la cultura. Fue el Dios que encontró el maíz y lo dio a la
humanidad. Según el mito los toltecas tenían un gran jefe llamado Mixcóatl. Era un guerrero con mucho poder, muchos
guerreros le seguían para sus conquistas. Después de fundar una ciudad y asegurar su posición en ese lugar, comenzó a
conquistar los pueblos vecinos. En una de sus conquistas, se apareció una hermosa mujer guerrera que no era de su
cultura tolteca. Ella se llamaba Chimalma. Cuando ella lo vio, dice la historia que puso su escudo en el suelo, así como su
arco y flechas y se paró enfrente de él desnuda, sin su escudo. Mixcóatl se quedó turbado frente a ella y su desnudez, y
como no sabía qué hacer empezó a lanzarle sus flechas para matarla. Pero ella las esquivó; la primera la lanzó arriba y
ella movió la cabeza, la segunda le pasó por un lado y ella se inclinó hacia el otro, la tercera flecha ella la cogió
fácilmente con su mano, la cuarta flecha le pasó por entre las piernas.2

Mixcóatl, el gran guerrero tolteca se sorprendió, y sin saber qué hacer comenzó a buscar más flechas para atacarla de
nuevo. Mientras tanto, Chimalma aprovechó para huir y refugiarse en una cueva. Más tarde Mixcóatl fue en busca de
Chimalma porque quería verla otra vez. Cuenta la historia que como no la encontró empezó a maltratar a las mujeres de
Cuernavaca. Las mujeres entre sí protestaron y se fueron a buscar a Chimalma. Cuando la encontraron le dijeron que
Mixcoatl la estaba buscando, que tenía que salir a su encuentro porque por no encontrarla maltrataba a las mujeres.
Entonces Chimalma salió de su escondite para buscar a Mixcóatl. Cuando lo halló, hizo lo mismo que la primera vez, se
quitó sus armas y el escudo, los puso en el suelo y se quedó de pie frente a él, desnuda. Mixcóatl también hizo lo mismo
que la primera vez, la atacó con sus flechas y falló en todas las ocasiones. Entonces, viendo que no se podían matar
entre sí, se unieron y concibieron a Quetzalcóatl. Por último, otro mito da el carácter a Chimalma de madre de
Quetzalcóatl pero sin obra del varón, pues se dice que andando barriendo Chimalma, hallo una piedra verde de
esmeralda que se la trago, de lo que resultó en cinta y tuviese por hijo a Quetzalcóatl.

Xólotl (en náhuatl: xolotl, ‘el animal’‘xolotl, animal’)? en la mitología mexica y tolteca es el dios del ocaso, de los
espíritus, de los gemelos y del Venus vespertino, el cual ayudaba a los muertos en su viaje al Mictlán, señor de la estrella
de la tarde (Venus) y del inframundo.

Xólotl era también el dios de fuego y de la mala suerte. Era el gemelo de Quetzalcóatl, y la personificación maligna de
Venus. Protege al Sol cuando viaja a través del inframundo durante la noche. También llevó adelante al género humano
y le entregó el fuego de la sabiduría. En el arte, Xólotl fue representado como un esqueleto, un hombre con cabeza de
perro - "xólotl" también puede significar un animal monstruoso con pies invertidos en náhuatl, la lengua azteca. Era
también el patrón del juego Ulama. Es identificado con Xócotl como el dios azteca del fuego. El nombre del ajolote (en
náhuatl: axólotl < a-tl + xólo-tl, ‘Monstruo del agua’)?, no proviene directamente del dios, aunque la mitología los
relaciona directamente: cuando los dioses debieron ser sacrificados para poner en movimiento al Quinto Sol, Xólotl se
escondió para no ser sacrificado. Primero se convirtió en una planta de maíz de dos cañas o ajolote (xolotl); al ser
descubierto echó a correr otra vez y se escondió en un magueyal, donde tomó la forma de una penca doble o mejolote
(mexólotl, de metl, maguey y xolotl). Una vez más lo halló el verdugo y escapó de nuevo introduciéndose al agua, donde
se transformó en un anfibio llamado axolotl. Ésta es su última metamorfosis. Finalmente, el verdugo lo atrapó y le dio
muerte. Xólotl es un dios que le tiene odio a la muerte, que no la acepta y quiere escapar de ella mediante sus poderes
de transformación.

El xoloitzcuintle es el nombre del perro mexicano sin pelo (también conocido como Perro Pelón Mexicano), especie
canina propia de México y Centroamérica. Es una de muchas razas de perros originarios de América. El nombre
xoloitzcuintle (en náhuatl: xólo-tl + itzcuin-tli, ‘Perro de Xólotl, Perro monstruoso’)? hace la referencia a Xólotl porque,
históricamente, una de las misiones de este perro era acompañar a los muertos en su viaje en la eternidad, del mismo
modo en que el dios era acompañante del viaje del Sol por el inframundo.
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Cipactli (en náhuatl: cipactli, ‘el lagarto negro’‘cipactli, lagarto; tlīltic, negro’)? era una voraz,
primitiva y monstruosa creatura marina, mitad cocodrilo y mitad pez. Estaba siempre hambrienta
y en cada junta que unía sus 18 cuerpos había una boca adornándola. Tezcatlipoca sacrificó un pie
al utilizarlo como cebo para atraerlo.

Su nombre también es el del primer día azteca del calendario sagrado azteca, el Tonalpohualli. Con
su nombre no solo inicia el Tonalpohualli, que en este aspecto la mayoría de civilizaciones de
Mesoamérica coinciden; si no que es muestra de una enseñanza aún más profunda, el orden de
los días tiene mucho que ver en eso, ya que no es un orden hecho al azar, los días están ordenados
de manera que parece que van en ascenso en cuanto a belleza estética y virtudes que podemos
relacionar con cada uno de los días y las virtudes que los seres humanos podemos desarrollar,
entonces tenemos que Cipactli es la representación más primitiva de la tierra, el origen, la materia
pura, el estado inerte de las cosas y es el primer día de dicho calendario le seguirán los demás días
hasta llegar al último que es xochitl, lo más sublime, este modo de entender el calendario nos
explica como debe de ser nuestro desarrollo como seres humanos partiendo de lo más arcaico a lo
sublime.

Cipactli era el único ser marino que existía en aquel entonces, hasta que Quetzalcóatl lo mató para
crear la tierra. Con el cuerpo de Cipactli los dioses crearon la Tierra. Así, cuando se vieron en la
necesidad de dar forma al mundo, un espacio, un suelo, se decidió que Cipactli se partiría por la
mitad: una mitad sobre la otra, obteniendo cielo y tierra. El problema es que no había lugar para el
hombre, entonces con dos árboles se erigió un espacio que separaba las dos mitades. Así, entre
nueve cuerpos por arriba, "los nueve que están sobre nosotros" ("chicnauhtopa"), y otros nueve
abajo, "los nueve mundos de los muertos" ("chicnauhmictlan") la mitología situaba la vida del
hombre. Otra cuestión fue la creación del tiempo de la que se encargaron los esposos Oxomoco y
Cipactónal, así con el consejo de Quetzalcóatl crearon el calendario azteca que en honor de la
criatura constaba de 18 "meses" de veinte días (360 días en total), el primero de ellos con su
nombre y dedicado a ella.

Chalchiutotolin (en náhuatl: chalchiuhtotolin, ‘guajolote de jade’‘en náhuatl chalchihuitl, jade;


totolin, guajolote’)? en la mitología mexica es el dios de las enfermedades y de las plagas. Los
antiguos mexicas consideraban al pavo como alimento ceremonial por excelencia. Sacrificar el
guajolote al dios Chalchiuhtotolin lo convertía en alimento divino; era alimento que nutría no sólo
el cuerpo, también el espíritu y el alma.

Si observamos la naturaleza del guajolote es presumido, envidioso, agresivo, lujurioso y se la vive


“inflado” para hacer creer a su entorno que es más grande de lo que realmente es.

Por lo tanto cuando hacemos notorio alguno de nuestros defectos, sobre todo la importancia
personal, en la tradición decimos que traemos al guajolote puesto o que se ha inflado nuestro
chalchiuhtotolin. Si observamos la imagen que lo expresa en el códice Borbónicus vemos a una de
las advocaciones de Tezcatlipoca, “nuestro humear de espejo, el inconsciente” ya que se viste con
las pieles y plumas del guajolote de jade.
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Mayáhuel (en náhuatl: mayahuel, ‘lo que rodea el maguey’‘metl, maguey; yahualli, redondo’)? es la diosa
mexica del maguey, y por extensión, de la embriaguez. Es una de las deidades relacionadas con la tierra, y en
ese sentido, está hermanada con otras como Tonantzin (madre de los dioses), Cihuacóatl (la patrona de las
mujeres muertas en el parto) y Tlazoltéotl (la señora comedora de inmundicias, que tal es el significado de
su nombre). En tanto que divinidad del mundo vegetal, es también una diosa de la fertilidad. Por ello,
comparte atributos con Xilonen e Ilamatecuhtli, patronas del maíz; y con Chicomecóatl, la señora Siete
Serpiente y patrona de los mantenimientos (también diosa de la tierra).

Mayáhuel era representada como una joven con el cuerpo pintado de azul que se asomaba por una penca
de maguey. Sus atributos eran la doble cuerda en una de las manos, el malacate de algodón sin hilar, y las
manchas amarillas en su cara. Algunas veces era representada con una nariguera de jade y cargando una
vasija de barro. Todos estos atributos los comparte con otras divinidades como la señalada Tlazoltéotl, y
especialmente con Chalchiuhtlicue, la patrona de las aguas terrestres. Como estas dos divinidades,
Mayáhuel era signo de la mala suerte. Aquél que nacía en un día relacionado con esta diosa, seguro habría
de terminar mal: el malacate de algodón y las dos cuerdas significan adulterio y perdición, derivadas en la
cosmogonía mexica con la embriaguez. El esposo de la diosa del maguey era Patécatl, que designaba en
náhuatl algunas hierbas que se agregaban al aguamiel del agave para producir el pulque. Sus hijos eran los
Centzon Totochtzin, o los Cuatrocientos e Incontables Conejos, a los que amamantaba (con pulque, desde
luego) a través de los muchos pechos que supuestamente poseía.

Creación del maguey En principio Mayáhuel era una hermosa joven que vivía con su abuela, una tzintzimitl
(las tizintimime eran estrellas que intentaban impedir que saliera el sol). En una ocasión, Quetzalcóatl la
convenció para que bajase a la tierra para amarse convertidos en las ramas de un árbol bifurcado. Pero
cuando su abuela se despertó y no vio a Mayáhuel, llamó a otras tzitzimime para que bajasen a la tierra para
ayudarle a buscar a su nieta. Cuando se acercaban el árbol se separó en dos, entonces la abuela,
descubriendo a su nieta como una rama, la despedazó y dejó los restos para que los devorara otra tzitzímitl.
Sin embargo la rama en que se había convertido Quetzacóatl permaneció intacta. Cuando se alejaron,
Quetzacóatl tomó los restos de la joven virgen y los enterró. De ello brotó la planta del maguey, de la que se
extrae el pulque, usado en las ceremonias como bebida ritual y ofrenda para los dioses. Así, tras su muerte,
Mayáhuel se convirtió en diosa.
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Mixcóatl (en náhuatl: mixcoātl, ‘nube de serpiente’‘mixtli, nube; coatl, serpiente’)?, también llamado Taras
en Michoacán y Camaxtle en Tlaxcala y Huexotzinco, es en la mitología mexica, el dios de las tempestades,
de la guerra y de la cacería. Los mexicas creían que la Vía Láctea era una representación de este dios,
aunque existe otra clase llamado Iztac-Mixcóatl un viejo dios celeste parecido a Ometéotl. También es un
personaje legendario, padre de Cē Ācatl Topiltzin Quetzalcóātl y guía de un grupo de chīchīmēcas que se
asentó en Tula (en el actual Hidalgo) en el siglo X.

Es indudable que existen divergencias entre Xipetótec, Camaxtle, Mixcóatl y Tezcatlipoca Rojo entre las
religiones mesoamericanas, si bien en la Cosmogonía Náhuatl,2 la creación del universo, menciona que en
un principio sólo existía un cielo, que llamaron el décimo tercero, en el cual vivían una pareja divina,
Ometecuhtli y Omecíhuatl, que procrearon cuatro hijos, el primogénito fue Tlatlauhqui-tezcatlipoca
(“Tezcatlipoca Rojo”), el cual fue adorado particularmente por los Tlaxcaltecas y Huejocincas bajo el nombre
de Camaxtli3 pero asimilado por los mexicas como Xipetótec,4 "Nuestro Señor El Desollado"; el segundo hijo
fue Yayauhqui-tezcatlipoca (“Tezcatlipoca Negro”); el tercero fue Iztauhqui-tezcatlipoca o (“Tezcatlipoca
Blanco”) o Quetzalcóatl; el cuatro fue Omitéotl-Inaquizcóatl, Xoxoauhqui-tezcatlipoca (“Tezcatlipoca Azul”),
asimilado por los mexicas como Huitzilopochtli. Estos cuatro dioses después de 600 años de inactividad, se
reunieron y conferenciaron acerca de lo que debían ordenar y de las leyes que debían imponer a lo que
creasen, y puestos de acuerdo, comisionaron a Quetzalcóatl y Huitzilopochtli, los responsables de crear al
Medio Sol, que alumbraba poco por no ser entero; por otra parte, al transcurrir el 2 acatl, el numen Camaxtli
o Camaxtle, "el señor desnudo",5 el dios del fuego pero venerado como dios de la cacería, tomó por nombre
de Mixcóatl,3 "culebra de nubes" o "la tromba", identificado como Mixcóatl-Camaxtli,6 por lo que tras el
diluvio, I tecpatl, subió al Octavo Cielo y creó cuatro hombres y una mujer para dar a comer al Sol; pero
apenas creados cayeron al agua; por lo que Mixcóatl y Camaxtle (en náhuatl: camaxtle, ‘el que tiene bragas y
calzado’‘cactli, calzado; maxtlatl, braga; e, que tiene’)?, es la misma entre los Tlaxcaltecas y Huejocincas,
mientras Xipetótec era honrado principalmente por aquellos que vivían a la orilla del mar, teniendo origen
en Zapotlán, Jalisco,7 atribuyéndole las enfermedades de las apostemas y de la sarna.

En cierta forma, los dioses Xipetótec y Mixcóatl eran relacionados como dioses forasteros para los pueblos
nahuas, Mixcóatl como dios de los Otomíes, dios de la caza, ya que este pueblo vivía en los montes y eran
considerados todos cazadores, y Chichimecos; mientras Xipetótec como dios de los Zapotecos y de los Yopis,
vecinos de los Mixtecos, comunidades que vivían hacia la costa del Océano Pacífico. Autores como Paso y
Troncoso mencionan que Mixcóatl es frecuentemente confundido por Camaxtle, deidad principal de los
Chalqueños, bajo cuya denominación se comprendían los moradores de Tepeaca, Zacatlan, Cholula,
Tlaxcalla, Huexotzinco, por lo que las ceremonias que se hacían honrar a Mixcóatl en México, se dedicaban a
Camaxtle en Tlaxcalla; en Michoacán, adoraban a Mixcóatl con el nombre de Taras, y sólo le sacrificaban
culebras, aves, y conejos.8
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Cihuacóatl o Ciuhcóatl (en náhuatl: cihuacoatl, ‘mujer serpiente’‘siendo cihuatl, ‘mujer’; y


coatl —o cohuatl—, ‘serpiente’’)? en la mitología mexica es la recolectora de almas de
igual modo, se considerada la protectora de las mujeres fallecidas al dar a luz. El término
también fue utilizado en la sociedad azteca para referirse al jefe de los ejércitos, dicho
puesto era el segundo en importancia en la estructura política, semejante al de un primer
ministro.1

También era llamada Quilaztli, Yaocíhuatl (mujer guerrera y amante de los guerreros),
Tonantzin (nuestra madre) y Huitzilnicuatec (cabeza de colibrí). Se le relaciona con las
tribus del norte. Es descrita como una mujer madura con la cara pintada mitad en rojo y
mitad en negro, en la cabeza lleva una corona de plumas de águila, vestida con una blusa
roja y una falda blanca con caracolillos. En la mano derecha lleva un instrumento para
tejer y en la mano izquierda un escudo que hace juego con su corona. De acuerdo a la
mitología azteca esta entidad guerrera le dio la victoria sobre sus enemigos. Por otra
parte, se supone que fue quien molió los huesos que trajo Quetzalcóatl del Mictlán para
crear a la humanidad
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Itzlacoliuhqui o Itzcoliuhqui (en náhuatl: itztlacoliuhqui, ‘cuchillo torcido’‘; itztli, obsidiana,


cuchillo de obsidiana; tla, objeto; coliuhi, torcerse’)?1 en la mitología mexica es el dios de
la obsidiana, señor del sacrificio, de los desastres y de los objetos con forma de cuchillos, y
se relaciona especialmente con las heladas o las bajas temperaturas. También se lo
identifica alternativamente con muchos dioses de otras culturas mesoamericanas,
incluyendo Quetzalcóatl y Tezcatlipoca.

Itztlacoliuhqui es el dios de la escarcha en la mitología de los Mexicas.2 También, él es el


dios del hielo, el frío, el invierno, el pecado, el castigo, y la miseria humana.3 4 Él está
asociado con la noche y la obsidiana.5 Él es responsable para los temblores, las erupciones
volcánicas, y los desastres en general.6 Algunos estudios dicen que literalmente, su
nombre significa “Espada Curvada de Obsidiana,7 mientras otros expertos dicen que eso
es una mala traducción. Según apunta Richard J. Andrews, su nombre significa
verdaderamente que todo se ha deformado por medio de la frialdad o Planta-Asesino-
Escarcha.89 Todavía, hay otros que piensan que su nombre significa “Él que lleva un
gancho de obsidiana."5

Su apariencia física, a veces incluye lo llevaba una venda en los ojos. Por lo tanto, un
apodo suyo es “La justicia con los ojos vendados.” Esto simboliza su relación y su papel de
hacer la justicia y el castigo a seres humanos y espíritus del inframundo. Su apariencia
física, a veces incluye que lo llevaba una venda en los ojos. Sin embargo, algunos también
dicen que la venda se utiliza realmente para cubrir su frente herida desde el momento en
que recibió un disparo con una flecha por el Dios del Sol (ver Su Cuento de Origen).10 Otro
aspecto de su apariencia es el concepto de cómo se incorpora la obsidiana. Algunos dicen
que toda su cabeza está hecha de obsidiana con un extraño pedazo de una flecha que
sobresale. En cambio, otros afirman que su cabeza consiste en un pedazo curva de sílex
obsidiana.
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Patécatl (en náhuatl: patecatl, ‘morador de la medicina’‘patli, medicina; tecatl, morador de,
habitante de, persona de’)? en la mitología mexica es el dios de las medicinas y descubridor del
peyote, así como el "señor de la raíz del pulque". En el calendario azteca, Patécatl es el señor de
los trece días de 1 mono al 13 casa. Esposo de Mayáhuel, juntos crearon el pulque y tuvieron
como hijos a los Centzon Totochtin.

Mayáhuel (en náhuatl: mayahuel, ‘lo que rodea el maguey’‘metl, maguey; yahualli, redondo’)? es
la diosa mexica del maguey, y por extensión, de la embriaguez. Es una de las deidades
relacionadas con la tierra, y en ese sentido, está hermanada con otras como Tonantzin (madre de
los dioses), Cihuacóatl (la patrona de las mujeres muertas en el parto) y Tlazoltéotl (la señora
comedora de inmundicias, que tal es el significado de su nombre). En tanto que divinidad del
mundo vegetal, es también una diosa de la fertilidad. Por ello, comparte atributos con Xilonen e
Ilamatecuhtli, patronas del maíz; y con Chicomecóatl, la señora Siete Serpiente y patrona de los
mantenimientos (también diosa de la tierra).

Mayáhuel era representada como una joven con el cuerpo pintado de azul que se asomaba por
una penca de maguey. Sus atributos eran la doble cuerda en una de las manos, el malacate de
algodón sin hilar, y las manchas amarillas en su cara. Algunas veces era representada con una
nariguera de jade y cargando una vasija de barro. Todos estos atributos los comparte con otras
divinidades como la señalada Tlazoltéotl, y especialmente con Chalchiuhtlicue, la patrona de las
aguas terrestres. Como estas dos divinidades, Mayáhuel era signo de la mala suerte. Aquél que
nacía en un día relacionado con esta diosa, seguro habría de terminar mal: el malacate de algodón
y las dos cuerdas significan adulterio y perdición, derivadas en la cosmogonía mexica con la
embriaguez. El esposo de la diosa del maguey era Patécatl, que designaba en náhuatl algunas
hierbas que se agregaban al aguamiel del agave para producir el pulque. Sus hijos eran los Centzon
Totochtzin, o los Cuatrocientos e Incontables Conejos, a los que amamantaba (con pulque, desde
luego) a través de los muchos pechos que supuestamente poseía.

Creación del maguey

En principio Mayáhuel era una hermosa joven que vivía con su abuela, una tzintzimitl (las
tizintimime eran estrellas que intentaban impedir que saliera el sol). En una ocasión, Quetzalcóatl
la convenció para que bajase a la tierra para amarse convertidos en las ramas de un árbol
bifurcado. Pero cuando su abuela se despertó y no vio a Mayáhuel, llamó a otras tzitzimime para
que bajasen a la tierra para ayudarle a buscar a su nieta. Cuando se acercaban el árbol se separó
en dos, entonces la abuela, descubriendo a su nieta como una rama, la despedazó y dejó los restos
para que los devorara otra tzitzímitl. Sin embargo la rama en que se había convertido Quetzacóatl
permaneció intacta. Cuando se alejaron, Quetzacóatl tomó los restos de la joven virgen y los
enterró. De ello brotó la planta del maguey, de la que se extrae el pulque, usado en las ceremonias
como bebida ritual y ofrenda para los dioses. Así, tras su muerte, Mayáhuel se convirtió en diosa

Tlaltecuhtli se describe como un monstruo marino que vivió en el océano después del cuarto diluvio; es una
encarnación del caos que asolaba antes de su creación.3 Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, en su forma de serpientes, lo
partieron a la mitad: arrojaron una mitad hacia arriba para crear el cielo y las estrellas y tiraron la otra mitad para
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que se convirtiera en la tierra. Sin embargo, sobrevivió y exigió sangre humana. Aunque el nombre de la deidad es
una forma masculina en la lengua náhuatl, la mayoría de las representaciones de Tlaltecuhtli exponen claramente
las características femeninas, y se representa a menudo en la posición de parto característica de una mujer al dar
a luz

Tlaltecuhtli se identifica como la diosa o el dios de la tierra en la mitología mexica del cual nació el orden, las
plantas y la humanidad. Podemos encontrar a Tlaltecuhtli representado de cuatro maneras: femenino
antropomorfo, masculino antropomorfo, femenino zoomorfo y como Tláloc-Tlaltecuhtli. Un ejemplo de
representación zoomorfa del Dios de la tierra es el semejante al aspecto de una rana dentuda cuando Tlaltecuhtli
tiene como pareja a Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, los cuales viven en el interior de la tierra. A esta deidad
se le encuentra asociada en algunas ocasiones con Cihuacóatl, Tonantzin y Tonatiuh.

Por otra parte en su libro Tlaltecuhtli, Leonardo López (arqueólogo del Templo Mayor) describe a la diosa como un
monstruo caótico y fértil que, una vez muerto, explota de vida; un devorador que nutre y hace vivir la Tierra que,
con el sol, se reparte el imperio del mundo. No obstante, tiene un comportamiento en común con los dioses de la
muerte, el cual consiste en asumir un doble papel en el cosmos. Por un lado, tiene funciones generativas, tanto en
el principio del ciclo vegetal como en la concepción de los seres humanos; y por el otro, es una devoradora
insaciable de sangre y cadáveres.

De manera general, Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra, era la encargada de devorar los cadáveres; la carne y la
sangre eran su alimento. Posteriormente, paría el alma de cada persona para que pudiera iniciar el viaje al
Mictlán, si moría de forma natural; al Tlalocan, si sucumbía en una muerte relacionada con el agua; o rumbo al sol,
si eran mujeres fallecidas durante el parto, guerreros o tlatoanis. El siguiente sendero rumbo al Mictlan, después
de ser devorado el cuerpo, era el pasadero del agua, que podría hacer referencia al líquido amniótico en el que
crece y se desarrolla un feto durante el embarazo

Relación entre Tlaltecuhtli y Cipactli Tlatecutli (en náhuatl: tlalcihuatl, ‘la señora de la tierra’‘tlalli, tierra; cihuatl,
señora’)? en su forma femenina, Tlalcíhuatl es descrita como un monstruo sagrado de muchos ojos, los cuales
provenían de todo su cuerpo, al igual que Cipactli. Ella poseía además infinitas bocas que mordían salvajemente.
Un día, los dos dioses impacientes llamados en su lado masculino Tezcatlipoca y Quetzalcóatl decidieron crear la
tierra. Una noche, esos dioses raptaron a la diosa Tlatecuhtli del cielo y la bajaron. En un lugar donde había agua
le permitieron caminar, y escondidos se pusieron a observarla. Ella era un caos venerado, un ente sagrado y estos
dioses masculinos se dijeron que era menester fundar la tierra. Entonces los dioses se transformaron en
serpientes gigantes y de forma violenta la atacaron, uno agarró la diosa de la mano derecha hasta el pie izquierdo
y el otro de la mano izquierda hasta el pie derecho y la estiraron tanto que la partieron en dos. Con ello se fundó
la tierra, con una parte del cuerpo de la diosa y el cielo con la otra parte. El ultraje tan desgarrador y violento que
se le hizo a la diosa Tlatecuhtli causó horror a los dioses viejos quienes decidieron, como para compensar el dolor
de la diosa, que de su cabeza germinara todo lo bueno para que los seres humanos pudieran habitar en la tierra,
así hicieron de sus cabellos, árboles y flores y yerbas; de su piel, yerba muy menuda y florecillas; de los ojos, pozos
profundos y fuentes y pequeñas cuevas; de la boca, ríos y cavernas grandes; de la nariz, valles y montañas.10

La primera montaña, cuya representación era el templo mayor de las ciudades mesoamericanas fue creada por los
dioses como un lagarto monstruoso que flotaba en las inmóviles aguas del mar. Este monstruo era macho y
hembra a la vez; en su aspecto femenino, se le llamaba Cipactli, "lagarto", y en el masculino, Tlaltecuhtli, "señor
de la tierra". En las articulaciones este ser tenía ojos y boca, con la cual mordía como bestia salvaje

Chicomecóatl (en náhuatl: chicomecoatl, ‘siete serpiente’‘chicome, siete; coatl


serpiente’)? era la diosa mexica de la subsistencia, en especial del maíz, principal patrona
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de la vegetación y, por extensión, diosa también de la fertilidad. Chicomecóatl era la parte


femenina de Centéotl. Se la podía llamar también Xilonen (‘la peluda’), refiriéndose a las
barbas del maíz en vaina, se la consideraba «joven madre del jilote [maíz tierno]», así era
protectora de una de las fases del ciclo del maíz. Xilonen también podía ser llamada
Centeocíhatl y se encontraba casada con Tezcatlipoca. Otra forma asociada a
Chicomecoatl es Ilamatecuhtli (‘anciana dignataria’, ‘ama anciana’) la mazorca madura,
cubierta por hojas arrugadas y amarillentas.

El culto a Chicomecóatl, sobre todo durante el periodo cultural medio, su culto se


centraba en el mes huei tozoztli (‘del ayuno prolongado’) que se sitúa en septiembre.
Entonces los altares de las casas eran adornados con plantas de maíz y en los templos se
bendecían sus semillas, mientras le era ofrecida en sacrificio una joven decapitada que
representaba a la diosa, cuya sangre se vertía sobre una estatua de Chicomecóatl,
mientras que con su piel, una vez desollada, se vestía un sacerdote. 2 Por otra parte
Xilonen también recibía sacrificios humanos el 24 de junio para conseguir una cosecha
abundante.

Entre sus representaciones se encuentran, En los códices mexicas tenía pintados de rojo
cuerpo y rostro y con los atributos de Chalchiuhtlicue, como su tocado (una especie de
mitra de papel) y pequeñas líneas sobre sus mejillas.En las esculturas lleva en cada mano
una doble mazorca de maíz.Una mujer llevando flores acuáticas.Una mujer cuyo abrazo
supone una muerte segura.

Una madre que lleva a cuestas el Sol como protección.

En el periodo arcaico surgió el culto a Chicomecóatl, considerándola como diosa de la


fecundidad agraria y humana, que explica su identificación con Xochiquétzal por su doble
advocación. Los nombres calendáricos en el lenguaje adivinatorio que llevan el numeral
siete significan semillas, en pocas palabras, «siete serpientes» es la denominación secreta
del maíz, al igual que las pepitas de calabaza se denomina como «siete águilas». La buena
suerte es sinónimo del número siete, que se encuentra a la mitad de la serie numérica
fundamental del número 1 al número 13, teniendo como significado que la mitad es el
corazón del hombre Yólotl y también el de las mazorcas Olotl, razón por la cual
Chicomecóatl también es conocida por el nombre de Tlalli Yólotl.3 Chicomecóatl
representa el concepto sagrado de la fertilidad que tenía significativa vigencia más allá de
los límites de Tenochtitlan.

Cipactónal (en náhuatl: cipactonal, ‘espíritu de lagarto’‘cipactli, lagarto; tonalli, espíritu’)? en la


mitología mexica, es el semidiós creado junto con Oxomoco para poblar el primer sol. Tiempo
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después tras la caída del primer sol a manos de tezcatlipoca y su ejercito de demonios en forma de
jaguar, fue deificado como el dios de la astrología y de los calendarios, los cuales inventó junto con
su esposa Oxomoco por orden de Quetzalcóatl, es la personificación del día. Cipactónal y Oxomoco
juntos son los Adán y Eva de la mitología náhuatl, posteriormente deificados. Oxomoco debía hilar,
y Cipactonal trabajar la tierra y no estar ocioso. Quetzalcóatl les trajo el maíz desde Mictlán
confrontándose con Mictlantecuhtli para que Oxomoco lo sembrara, cuidara y cosechara y luego
Cipactonal lo moliera y cocinara para que ambos se fortaleciesen al comerlo. Tras ello el rey del
Mictlán junto con el dios Tláloc escondieron los restos del maíz en el monte Tonacatepetl.

Cipactónal es de sexo masculino ya que es el encargado de la sabiduría y el creador de los demás


dioses, es también llamado Ometecuhtli, y Oxomoco es de sexo femenino, si bien el nombre es
más masculino, ella se encarga de la adivinación, el tejido y las parteras, también llamada
Omecihuatl, ambos son la dualicada u Ometeotl "el señor dual". En la mitología Maya estarían
relacionados con Itzam Na (varón) y Ix Chel(mujer), ambas son parejas primigenias.

Era el primer hombre, de hecho el tonalli llamado “Cipactli” es el primer día del calendario mexica
y era el día del comienzo, del origen.

Inventó el calendario, de hecho (como ya se ha especificado) “Cipactli” es un tonalli Día del


calendario sagrado mexica.

Oxomoco u Oxomo (en náhuatl: oxomoco, ‘resina de dos pinos’‘oxitl, resina; ome, dos; ocotl,
pino’) en la mitología mexica es la diosa de la astrología y de los calendarios, es la personificación
de la noche.

. Tena, Oxomoco deriva de la palabra huasteca uxum (oxom) que significa "mujer" y de ocox (oco),
que significa “primero”. La traducción sería “primera mujer”

La dualidad Cipactli y Oxomoco constituye el tiempo,y por eso se le atribuye la formación del
calendario. Los nahuas, queriendo personificar sus ideas como todos los pueblos antiguos,
hicieron un hombre real de Cipactli, y le dieron por mujer a Oxomoco; y decían que eran grandes
agoreros y astrólogos, por lo cual en el Tonalamatl los pintaban en figuras de búhos. Aún hay que
hacer dos observaciones en este ritual: la primera, que Cipactli es el primer día del año, el principio
del tiempo, la luz; la segunda, que los dos búhos tienen la figura del Nahui Ollin o cuatro
movimientos. Fabregat encuentra además del Nahui Olin solar, otro lunar. Ambos son la
significación de los dos búhos. Aclara esta idea su color, pues un búho es rojo como el día, y otro
negro como la noche.

Xipe Tótec (en náhuatl: xipetotec ‘nuestro señor desollado’: xipehua ‘pelar, quitar la piel’,
to- ‘nuestro’ y tecuhtli ‘señor’) (AFI: /'ʃipe 'totek/) es una representación de la cultura
mexica. Era también un Dios zapoteca Este es el Tezcatlipoca Rojo en la teogonía de la
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creación. Su región o dominio es el Este, donde sale el Sol. Es la parte masculina del
universo, la región de la juventud y de la aurora, del maíz tierno. Representa la
Renovación, el desprendimiento de lo que ya no es útil, la regeneración de la naturaleza
espiritual en las personas, así como del suelo seco en suelo fértil.

Xipe Tótec usaba el chicahuaztli para dar inicio a los rayos para atraer lluvia enfocado en el
crecimiento del maíz, donde algunas veces el instrumento era representado como una
serpiente

Es el dios desollado de la cultura mexica. Xipe se asociaba con la piel de animales porque
era símbolo de la renovación de la piel. Deidad relacionada con la agricultura, la
enfermedad, la primavera, las estaciones, el este y los orfebres. Representa la parte
masculina del universo, la fertilidad, los sacrificios, del maíz tierno, la abundancia, la
riqueza y el amor. Protector de los lapidarios y de los plateros, y castiga a quienes hurtan
plata o alhajas.

Se le representa llevando en la mano un chicahuaztli (un sonajero que llama a la lluvia).


Asimismo, se le ve envuelto en la piel desollada de un humano y en figuras compuestas
con atributos de algunos animales; por un lado está teñido de amarillo y por el otro de
leonado.

Lleva en la cabeza una especie de capillo de diversos colores con unas borlas que cuelgan
hacia la espalda. Está ceñido con unas faldetas verdes que le llegan hasta las rodillas,
decoradas con unos caracolillos pendientes. Los cabellos los lleva trenzados en dos partes
y porta orejeras de oro. Sostiene un cetro en ambas manos a manera de cáliz de
adormidera donde tiene su semilla, con un casquillo de saeta encima. La piel estirada de la
cara completamente enmascarando la cara viva por debajo. Típicamente las manos de la
víctima desollada colgaban inútilmente en las muñecas, todavía unidas por tiras de piel, y
la piel se usaba con el lado ensangrentado hacia afuera.

Xipe, como todos los representantes del maíz, era un dios rojo. Fieles a nuestra visión de
las cosas, nosotros identificamos al dios como el hombre que vive en el interior, sobre la
piel que envuelve como una cosa externa. Xipe Tótec es representado ante nosotros
inmediatamente como la «muerta» piel envolvente

Fue él quien se despellejó vivo para darle de comer por primera vez a los hombres. La
leyenda cuenta que, a principios de la humanidad, Xipe Tótec se sacrificó a sí mismo
arrancándose sus ojos y desollándose vivo para que el maíz pudiera germinar y así los
humanos pudieran subsistir. Debido a su gesto benéfico se le atribuían los sacrificios
humanos. A las víctimas de los tributos se las desollaba vivas; se decía que con estos se
lograría la felicidad y algunas enfermedades serían curadas. En los últimos días, los que
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padecían algún tipo de dolencia realizaban una procesión para implorar su curación a Xipe
Tótec. Algunas de las enfermedades con las que se le relaciona son la dermatosis o
afecciones oculares, la viruela (que se desconocía antes de la llegada de los españoles); se
decía que llevando la piel de un sacrificado era posible que se recobrara la salud.

Significado

El desollamiento significa el despojarse de lo viejo y el renovarse a la manera en que lo


hace la tierra que «cambia de piel» para adquirir follaje y verdores nuevos. Por tal razón,
los sacrificios por medio de desollamiento, aun cuando parecen sangrientos, tienen un
simbolismo emotivo.

Desde el paleolítico el ser humano ha utilizado máscaras confeccionadas con madera,


paja, corteza, hojas de maíz, tela, piel, cráneos, cartón piedra, y otros materiales. Las
máscaras pueden cubrir la cara, la cabeza entera o la cabeza y los hombros. En algunos
casos las máscaras no son para la cara, por ejemplo, los sacerdotes personificaban al Dios
utilizando pieles humanas, las pintaban de amarillo y eran conocidas como
teocuitlaquemitl ('vestiduras doradas'). Estas las utilizaban para renovarse, y también les
servían de protección; normalmente a las máscaras se le confiere otra identidad, sirve
como para representar un tipo de retrato. Las máscaras rituales por lo general
representan deidades, seres mitológicos, espíritus benignos y malignos de antepasados,
muertos, animales y otros seres que se cree que poseen poder sobre el género humano.

Xipe Tótec, también conocido como Yoalli Tlauana (‘bebedor nocturno’) por un himno que
se cantaba en su honor, se creía que al cantarlo el Dios los proveería de agua durante la
sequía, regularmente las buenas lluvias caían durante la noche. Y con este cántico le
agradecían por traer a la Serpiente Emplumada, que era símbolo de abundancia. Otra de
las creencias era que la sangre que brotaba de los sacrificados simbolizaba las fértiles
lluvias de la primavera.

Las festividades se desarrollaban cada mes, en el segundo mes llamado Tlacaxipehualiztli


(‘el desollamiento de los hombres’). Después del ritual de desollamiento, se efectuaban
combates con dos rivales, los xipeme y los tototecti, unos eran guerreros y los otros eran
jóvenes que se envolvían en las pieles de los recién sacrificados, y llevan en la mano el
bastón con sonajas característico del Dios de los desollados.

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