Capítulo Pedagogía Siglo XIX

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Historia de la Educación y la Pedagogía, de Lorenzo Luzuriaga.

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Transcrito por el Profesor y abogado Dr David Torruella Placencia
sugestivas de Hispanoamérica. Sus obras pedagógicas son numerosas pero sobresale entre
ellas su Educación popular (1848).

En Chile se destaca la personalidad de don Manuel Salas, ya mencionada, que da a


la enseñanza un carácter realista; los hermanos don Miguel Luis y don Gregorio Víctor
Amunátegui, propulsores de la educación chilena, don Diego Barros Arana (1830-1907),
reorganizador de la enseñanza secundaria y don José Abelardo Núñez, reformador de la
primaria. A estos educadores chilenos hay que añadir el argentino Sarmiento que crea en
Chile la primera Escuela Normal hispanoamericana y el sabio venezolano don Andrés Bello
(1781-1865), que inspiró la vida universitaria chilena.

En México sobresalen don Valentín Gómez Farías (1781-1858), que secularizó la


enseñanza y creó la Dirección de Instrucción pública; don Manuel Baranda, autor del Plan
general de estudios de 1858, que reorganizó la educación mexicana, don Gabino Barreda,
reformador de la Escuela Nacional Preparatoria, de tanta importancia en la educación
mexicana e introductor de la enseñanza objetiva en México, y don Joaquín Baranda (1840-
1909), ministro de 1. P., creador de las Escuelas Normales para profesores e inspirador de
la ley de 1888 que, significó un progreso en muchos aspectos.

En Uruguay surge la gran figura de don José Pedro Varela (1845-1879), llamado el
Sarmiento uruguayo, creador de la enseñanza, popular uruguaya, autor de dos obras
pedagógicas notables La educación del pueblo (1874) y La legislación escolar (1876) e
inspirador de la ley orgánica de enseñanza de 1877.

En Venezuela hay que destacar a Simón Bolívar (1783-1830) el fundador de la


nacionalidad y patrocinador de la educación pública en un sentido nacional y espiritual; a
don Simón Rodríguez (1771-1834), su maestro y pedagogo y educador original de tipo
roussoniano y al sabio don José María Vargas (1786-1854) rector de la Universidad Central
do Venezuela y reformador de la enseñanza científica.

CAPITULO XVII

LA PEDAGOGÍA EN EL SIGLO XIX

Heredero de la gran tradición pedagógica de los siglos anteriores, el XIX la


continúa, aunque con diferencias significativas. En primer lugar prosigue la pedagogía
idealista iniciada en la época precedente, y representada por filósofos de la altura de Fichte,
Hegel y Schleiermacher y por escritores como Goethe, Schiller, Lessing y Juan Pablo
Richter. En esta misma dirección idealista, aunque ocupando un lugar aparte y
sobresaliente, se halla la gran figura de Federico Froebel, el creador de la educación de la
primera infancia. En dirección diferente, aunque también destacada se halla la personalidad
más realista de Federico Herbart, el fundador de la pedagogía científica y sus continuadores
herbartianos. Finalmente, en un puesto más secundario está el sociólogo Herbert Spencer,
representante de la dirección positivista en la pedagogía. Así puede decirse que mientras en
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la primera mitad del siglo xix predomina la corriente idealista, en la segunda lo hace la
realista y positivista.

Lo más valioso de esta ¿poca por lo que, se refiere a nuestro estudio es la


consideración de la pedagogía corno ciencia, que se realiza a partir de Herbart. Mientras
que hasta él la educación fue objeto de la meditación personal o referida a la práctica, ahora
lo es como pura teoría, como ciencia. Si con esto perdió aquélla quizá en producciones
originales, en ser fuente de emociones e ideas diversas, ahora gana en cambio en precisión
y rigor científico. El riesgo que con ello se corrió fue el mecanizar y anquilosar la corriente
creadora en la educación, pero sirvió de punto de partida para otras ideas y sugestiones que
realizará nuestro siglo creando, una auténtica pedagogía científica.

Otra nota característica de la pedagogía de este siglo, es que a pesar de su carácter


científico, o quizá por el mismo, la pedagogía influye directamente en la educación por
medio de las instituciones fundadas por los herbartianos, como medios de aplicación de sus
teorías. Así se trata de fecundar la teoría con la práctica de un modo más riguroso de lo que
se había hecho hasta ahora.

Finalmente, en este siglo comienzan los primeros ensayos de aplicación de la


psicología naciente a la educación sobre todo por la influencia del alemán Guillermo
Wundt y del norteamericano Stanley Hall, que crean escuelas de psicólogos-pedagogos de
gran valía.

1. LA PEDAGOGÍA IDEALISTA. FICHTE, HEGEL, SCHLEIERMACHER

A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX surge en Alemania una constelación
brillantísima de grandes filósofos y escritores que se ocupan de la educación y que
pertenecen a las corrientes idealistas y neohumanista de la pedagogía. Entre ellos se
cuentan los filósofos y poetas ya nombrados. No es fácil diferenciar dónde empieza entre
ellos el idealismo y dónde el humanismo, pues casi todos poseen esos dos caracteres. Por
eso tenemos que estudiarlos conjuntamente, sin atenernos a la clasificación por escuelas.

Juan Teófilo Fichte (1762-1814), continúa la corriente idealista iniciada por Kant.
Como la mayoría de sus contemporáneos universitarios, desempeñó las funciones de
preceptor en una familia y conoció también a Pestalozzi. Su carácter entero y sus ideas le
colocan entre las personalidades pedagógicas más salientes de la época. Ya mencionamos
su conducta en Berlín, durante la ocupación de las tropas napoleónicas, a las que desafió
con sus valientes Discursos a la nación alemana. En ellos se contienen las ideas esenciales
de su pedagogía. Para Fichte, la salvación de la nacionalidad está únicamente en la
educación. Mas para esto es necesario que la educación llegue a todos los ciudadanos sin
excepción alguna. No quiere una educación popular, pues, sino una educación nacional. La
educación ha de ser eminentemente activa, basada en la propia actividad del alumno; lo
importante no es el conocimiento, sino la voluntad. En este sentido Fichte es uno de los
primeros representantes del activismo y el voluntarismo en la pedagogía. Lo decisivo sin
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embargo es la moralidad. Los -medios de la educación los ha señalado Pestalozzi: la
intuición y la colectividad, la primera para la vida intelectual, la segunda para la vida social.

Fichte es el más alto representante de la educación de Estado y de la escuela


nacional. Ahora bien, "si el Estado emprende la tarea propuesta debe hacer esta educación
general en toda la extensión del territorio y para todos los jóvenes sin excepción. Precisa.
mente para lograr esta generalidad tenernos necesidad del Estado". Pero el Estado nacional
no basta; el fin último de la educación es la humanidad. Fichte ha sido también uno de los
primeros defensores de la escuela unificada al pedir la educación de todos en todos los
grados de la educación, según su capacidad e independientemente de la posición económica
o social de los alumnos. Asimismo es uno de los precursores de la escuela activa, al basar
en el trabajo una parte de la educación. "Un punto capital en la nueva educación nacional -
dice- es que, la instrucción propiamente dicha y el trabajo manual se reúnan en ella, que
cada instituto se baste a sí mismo, o al menos que lo sea así a los ojos de los alumnos, y que
cada uno de éstos tenga conciencia de trabajar con todas sus fuerzas para producir este
resultado." Así coincide con las ideas de Pestalozzi, a quien sigue muy de cerca. Aunque su
obra se dirige esencialmente al levantamiento del pueblo alemán, las ideas de Fichte han
trascendido hasta nuestro tiempo.

Federico Daniel Schleiermacher (1768-1834), filósofo y teólogo, fue como casi


todos los educadores de su tiempo, primero maestro privado y después profesor
universitario, al mismo tiempo que predicador en Halle y en Berlín. Influido por la
corriente idealista de Piatón y de Kant, considera a la pedagogía como "una ciencia
derivada por una parte de la ética y coordinada por otra con la política". La educación es
para él "la dirección y prosecución del desarrollo del individuo por la influencia exterior".
Personalidad romántica y liberal, Shleiermacher representa una vivificación de la
educación, por el espíritu que le anima. Aunque la educación pertenece al Estado, en ella
debe intervenir también la familia, la iglesia, la ciencia y sobre todo la comunidad local.
Por otra parte, aunque la educación es eminentemente individual, no puede perder de vista
los fines sociales. La escuela es el órgano principal para ello, en tanto que la familia sólo
debe serlo para la primera infancia. La escuela representa un Estado en pequeño o mejor
una comunidad, de la que son miembros los alumnos y su maestro. Esta comunidad es
sobre todo moral, y debe basarse en el juego y en el trabajo, es decir debe ser
eminentemente activa. Aunque teólogo eminente, considera que la educación religiosa
corresponde a la iglesia y no a la escuela. La influencia de Scheiermacher ha sido grande
sobre todo en el campo de la cultura superior, universitaria, pero también en la primaria por
sus ideas psicológicas y pedagógicas, de gran finura y profundidad.

Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831). Aunque no ha escrito


especialmente sobre pedagogía, ha expresado frecuentemente sus ideas sobre educación en
sus escritos. Fue también profesor de enseñanza secundaria antes de pasar a la Universidad.
Representante máximo de la dirección idealista, creador de la idea del espíritu absoluto, la
educación para él es el medio de espiritualizar al hombre. "El hombre es lo que debe ser -
dice- mediante la educación, mediante la disciplina... El hombre tiene que hacerse a sí
mismo lo que debe ser; tiene que adquirirlo todo por sí solo, justamente porque es espíritu;
tiene que sacudir lo natural. El espíritu es, por tanto, su propio resultado." Ahora bien, esta
educación sólo puede adquirirse en el Estado, que representa al espíritu objetivo. "Sólo en
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el Estado tiene el hombre existencia racional. Toda educación se endereza a que el
individuo no siga siendo algo subjetivo, sino que se haga objetivo en el Estado. Un
individuo puede sin duda hacer del Estado un medio para alcanzar esto o aquello; pero lo
verdadero es que cada uno quiera la cosa misma, abandonando lo inesencial. El hombre
debe cuanto es al Estado" 1. Sin embargo, el Estado no absorbe toda la personalidad del
educando; sólo hace que ésta se desarrolle dentro de su cuadro. La influencia de Hegel ha
sido grande no tanto por sus ideas pedagógicas, sino por su concepción general filosófica,
de la cual han surgido tendencias tan diversas como el nacionalismo y el marxismo, que a
su vez han influido sobre la educación actual.

2. GOETHE

El más grande de los escritores de lengua alemana Johann Wolfgang Goethe (1749-1832),
no se ocupó sistemáticamente de la educación, pero en gran parte de sus obras expuso ideas
pedagógicas y en una de sus más importantes, el Wilhelm Meister, dedicó toda una parte, la
llamada "provincia pedagógica", a la educación. Aparte de esto se ocupó de ella durante su
gestión corno consejero en la Corte del duque Carlos Augusto de, Weiniar y en la
educación de su nieto. Su misma vida es una obra de autoeducación. Goethe estuvo influido
por las ideas de Rousseau y Basedow, pero difiere de ellas esencialmente en muchos
puntos. Para Goethe la educación es ante todo una labor espiritual, de humanización, como
para la mayoría de sus contemporáneos de este período. Lo importante es la formación de la
personalidad. "Suma delicia de las criaturas -dice- es la personalidad." Pero la personalidad
no debe ser nunca unilateral, parcial, limitada, sino lo más amplia y rica posible. Ahora
bien, lo característico del hombre es la vida, el vivir, y en este sentido la pedagogía de
Goethe es ante todo una pedagogía vital. En ella emplea la idea del desarrollo, de la
metamorfosis, a partir de un núcleo original que se manifiesta en formas diversas, pero que
se revela igual en todas sus manifestaciones. Es "la forma acuñada que se desarrolla
viviendo".

1 Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal.

El desarrollo, el autodesarrollo en que consiste la educación no se realiza de un


modo natural, predeterminado y pasivo, sino sólo mediante la acción y el esfuerzo propios.
Así la actividad, el hacer constituyen uno de los rasgos esenciales de la pedagogía de
Goethe. "En la vida sólo la acción importa." "Ser activo es el destino del hombre." Y este
hacer ha de estar dirigido naturalmente por el pensar, en la unión acertada de la acción y en
el pensar radica todo el éxito de la educación. "Pensar y hacer, hacer y pensar, ésta es la
suma de toda sabiduría, en todo tiempo practicada, en todo tiempo reconocida, pero no
siempre comprendida. Una y otra cosa han de alternar eternamente como la inspiración y la
expiración; deben ser inseparables como la pregunta y la respuesta."

La "provincia pedagógica" del Wilhelm Meíster 1 representa un ensayo de


educación en el que una vida en común permite una observación, y educación individuales.
Es la armonía o acuerdo entre las tendencias individuales y sociales. Viviendo y no sólo
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aprendiendo en un medio artístico, luminoso, aparecen los muchachos entregados a trabajos
diversos agrícolas, acompañados de bellas canciones y vestidos con trajes diversos
adecuados a sus peculiaridades. En ella, la religión o mejor las religiones son enseñadas en
forma de mitos y poesía y se da un lugar preferente al respecto en que se basan aquéllas.

Además de Goethe. los más grandes poetas y escritores de la época se ocupan como
hemos dicho de la educación y que aunque pertenecen al siglo anterior, en éste ejercen su
mayor influencia. Entre ellos:

Epraim Lessing (1729-1781). el gran dramaturgo del siglo anterior, que escribió un
tratado sobre La educación de la especie humana, según el cual la historia cultural de la
humanidad se reproduce en el desarrollo del individuo.

1 Véase en Kant, Pestalozzi y Coethe sobre educación, ed. Por L. Luzuriaga.

Johan Gottfried Herder (1744-1803), representante de la filosofía de la vida y del


neohunanismo, para quien la educación es igual a la humanización, a la formación para la
razón y la libertad, para la sensibilidad y el impulso, para la vida sana y delicada, para la
satisfacción y el dominio de la tierra. Sus numerosos escritos sobre la individualidad y
peculiaridad de los pueblos contienen ideas sobre educación.

Federico Schiller (1759-1805), el otro gran poeta alemán, se ocupa de la educación


en relación con la estética. Escribió unas cartas Sobre la educación estética del hombre de
gran interés pedagógico. Para él "no hay ningún otro camino para hacer racional al hombre
sensible que el arte". Constituyó también una teoría sobre el juego como medio, para la
formación de la personalidad.

Juan Pablo Richter (1762-1825), autor de un tratado, Levana ,o de la educación,


en el que se inspira en las ideas de Rousseau y de Goethe. Para él el fin de la educación es
la armonía interior entre la fuerza y la belleza. El elemento vital de la educación es la
satisfacción y la alegría que no deben ser ahogadas por la disciplina. Da gran importancia
también a la conservación de lo infantil en el niño a su educación estética, así como a la de
la mujer.

3. FROEBEL

A la misma dirección idealista anterior, aunque con caracteres propios, responde la


pedagogía de Froebel. Su vida fue muy agitada, pero estuvo inspirada esencialmente por el
amor al niño y a la naturaleza, sus dos grandes pasiones. Augusto Guillermo Federico
Froebel nació en Turingia (Alemania) en 1782, hijo de un pastor protestante, quedando
huérfano de madre a los pocos meses. Su primera infancia fue triste por el carácter riguroso
de su padre y su temperamento melancólico y ensoñador Estas circunstancias variaron a los
10 años, al ser puesto al cuidado de su tío materno, el pastor Hoffmann, quien lo atendió
afectuosamente. A los 15 años empezó a trabajar como aprendiz con un inspector forestal,
pero al poco tiempo disgustado del trabajo, se dedicó al estudio universitario y a
actividades muy diversas, hasta que a los 23 años da con su vocación esencial, la de
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educador, llevándole a conocer la obra de Pestalozzi en Iverdon, donde permaneció dos
años. Después estudia en las universidades de Gotinga y Berlín; se presenta como
voluntario contra las tropas invasores napoleónicas y al fin, en 1816, se dedica a la
educación de los niños fundando una escuela llamada "Instituto general alemán de
educación". Sospechoso por sus ideas, liberales, tuvo que refugiarse en Suiza, donde
concibió su idea más genial, la de la educación de la primera infancia. A su regreso a
Alemania fundó en Blankenburgo una "Institución para los niños pequeños" , que al poco
tiempo cambió por el nombre que le ha dado forma universal de Kindergarten o "jardín de
la infancia" o "jardín de infantes" como se los conoce en los pueblos de lengua española. La
institución tuvo un gran éxito, pero Froebel sufrió dificultades económicas y luchas con sus
colaboradores. La situación política de Alemania, de carácter marcadamente reaccionario
después de la Revolución de 1848, creyó percibir en la obra de Froebel ideas socialistas y
ateas, y de un modo brutal prohibió el funcionamiento de los Jardines de infantes en 1811.
El efecto que este ataque produjo sobre Froebel, que tenía 70 años, fue tan terrible que le
llevo a la muerte, acaecida en 1852. La obra de Froebel sin embargo, continuó
difundiéndose en el extranjero gracias al apoyo de la baronesa Marenholtz-Bülow, y
después de 10 años pudo también introducirse en Alemania.

En Froebel influyeron grandemente las ideas de Schelling y de Krause, quien


también influyó en la educación española con el movimiento krausista citado
anteriormente.

Las ideas pedagógicas de Froebel aparecen en su obra fundamental La educación


del hombre, expuestas en una forma simbólica y abstracta que hace a veces difícil su
comprensión. Como en Comenio, como en Pestalozzi, predomina en Froebel una visión
mística y humanitaria que sirve de inspiración a toda su obra. Ésta no es pues una cosa
mecánica, puramente didáctica, sino que está subordinada a una concepción superior, que
se puede reducir en Froebel a las ideas de Dios y de la naturaleza, entendiendo por ésta no
la meramente física, sino la naturaleza total, la unidad de todo lo, creado, tanto en el
aspecto físico como en el espiritual, la cual, en último término, constituye la divinidad. Para
Froebel la educación consiste en "suscitar las energías del hombre como ser
progresivamente conciente, pensante e inteligente, ayudar a manifestar con toda pureza y
perfección, con espontaneidad y conciencia, su ley interior, lo divino que hay en él". La
educación para él es ante todo desarrollo completo de las energías latentes con una
finalidad humana. "El fin de la educación es el desenvolvimiento de una vida fiel a su
vocación, sana, pura y por lo tanto, santa." La educación ha de adaptarse pues, a las etapas
del desarrollo del hombre, reconociendo el valor de cada una de ellas y particularmente de
la infancia. "No sucedería así [no habría violencia interior] si los padres consideraran al
niño en relación con las sucesivas edades y etapas de la vida, sin pasar por alto ninguna de
ellas; si tuvieran sobre presente que la energía y la perfección del desarrollo en cada
período dependen de todos y cada uno de los períodos anteriores. . . Ni el niño, ni el
muchacho, ni aun el hombre mismo, deben tener otra aspiración que la de ser en cada
período de la vida lo que este período exige." De aquí el cuidado y respeto que ha de
tenerse con el niño desde el primer momento de su vida, desde su nacimiento. La gran
aportación de Froebel es haber visto anticipadamente lo que los psicólogos han descubierto
después: que los primeros años de la vida son los decisivos en el desarrollo mental del
hombre.
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Froebel se ha anticipado también a su tiempo en otras ideas hoy comunes en la


educación del nuestro. Entre ellas se encuentran las ideas de actividad y libertad, en las que
insiste constantemente y que constituyen la esencia de su doctrina pedagógica. "El hombre,
desde que nace y empieza a desarrollarse debe aprenderla trabajar y producir, a manifestar
su actividad en obras exteriores." Todos los niños, todos los muchachos y jóvenes, sin
excepción alguna, cualesquiera que fuesen su situación y su clase, deberían emplear por lo
menos una o dos horas diarias en un trabajo serio, en la producción de objetos
determinados. Esto es necesario sobre todo para la revelación de las tendencias e impulsos
internos, y para su subsiguiente dirección. Respecto a la libertad, dice Froebel: "En la buena
educación, en la enseñanza adecuada, en la verdadera doctrina, la necesidad debe llevar a la
libertad; la ley, a la propia determinación; la coacción a la voluntad libre; el odio exterior al
amor interior".

Otra de las ideas esenciales de Froebel, y que caracteriza su método de educación,


es el valor que asigna al juego para la educación. Mientras que ésta era hasta él una obra
esencialmente de esfuerzo, Froebel es el primero que reconoce toda la trascendencia
educativa del juego. "El juego -dice- es el más puro y espiritual producto de esa fase del
crecimiento. Es a un mismo tiempo modelo y reproducción de la vida total, de la íntima y
misteriosa vida de la naturaleza en el hombre y en todas las cosas. Del jugo manan las
fuentes de todo lo bueno. . . El niño que juega tranquilamente, :con espontánea actividad,
resistiendo la fatiga, llegará a ser de seguro un hombre también activo, resistente, capaz de
sacrificarse por su propio bien y por el de los demás."

Para Froebel, la escuela tiene una función social a la par que individual el desarrollo
de las energías del niño y la conciencia del ,grupo y de la colectividad. Pero la escuela ha
de parecerse lo más posible a la vida; en ella deben reinar también la actividad y la libertad.
"No se crea que la escuela contradice la espontánea actividad del muchacho. La acción bien
dirigida de la escuela, que ha ,de tender precisamente a fortificar las energías íntimas y
espirituales de los alumnos, hace que éstos se sientan más libres, se muevan .con mayor
soltura en la vida. El buen escolar no anda encogido y con la cabeza baja: debe estar alegre,
dispuesto, sano de cuerpo y de alma. No hay antagonismo entre la escuela y la vida."

Pero la creación genial de Froebel es, como se ha dicho, la del Kindergarten. Ya su


nombre indica el sentido de su creación como un jardín donde se cultivan las plantas que
son las almas de los niños. En aquél lo esencial es la actividad infantil, que se manifiesta
como juego. Aunque él mismo dio ciertas apariencias simbólicas a las actividades y medios
de educación, no les asignó en cambio el carácter rígido y cerrado que el Jardín de infantes
ha adquirido posteriormente en algunas instituciones. Los tres elementos esenciales del
Jardín son: los dones y ocupaciones, la jardinería y el cuidado de animales y los juegos y
cantos. Los dones son, como se sabe, la pelota, como el cuerpo más simple que existe; el
segundo es una esfera de madera y un cubo; el tercero una exaedro dividido en ocho
pequeños cubos; y los restantes son divisiones del exaedro en tablitas y cubos. Las
ocupaciones se refieren al trenzado, plegado y recortado. Pero también son interesantes los
cantos que acompañan a estas actividades y que él mismo recogió en su libro Cantos de la
madre, compuesto de poesías y canciones adaptadas a los niños. Froebel sin embargo no ha
escrito una obra ,sistemática sobre su Jardín de infantes.
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"¿En qué se diferencia Froebel -pregunta Johannes Prüfer- todos los demás
pedagogos?" Y responde: "Simplemente en que no sólo nos ha legado -como los otros-
escritos e instituciones, sino también algo desacostumbrado, es decir, un gran conjunto de
medios de juego y ocupación. El material froebeliano de juego y ocupación, a pesar de su
riqueza, no puede aparecernos como algo concluido, sino más bien como una semilla que
debe brotar y crecer en el alma de los hombres, tanto en la de los niños como en la de los
adultos" 1.

Y éste es también para nosotros el valor de la obra de Froebel. su gran contribución al


desarrollo del niño por medio de la actividad y del juego. Claro es que en él, como en todos
los educado-res, hay ciertas ideas de valor puramente histórico, como el sentido simbólico
que atribuye a sus dones y juegos así como su tendencia a la simplificación y el sistema.
Pero se puede prescindir de ellas, y ver sólo qué hay de permanente en sus ideas y métodos.
En este sentido, Froebel quedará como el clásico por excelencia de la primera infancia. Su
psicología era sin duda pobre; en su tiempo no se conocía la vida anímica del niño como
hoy la conocemos, pero sus intuiciones previeron mucho de lo que después ha descubierto
la psicología de nuestro tiempo. Terminemos con estas palabras suyas, que dan idea del
valor que reconocía a la infancia: "Sepamos ver al hombre en el niño, consideremos la vida
del hombre y de la humanidad en la infancia. Reconozcamos en el niño el germen de toda
la actividad futura en el hombre".

1 J. Prüfer, Federico Froebel, Barcelona, Labor.

4. HERBART

El fundador de la pedagogía científica, Juan Federico Herbart, nació en Oldenburgo,


Alemania, el 4 de mayo de 1776. Su padre fue consejero de Justicia y de Gobierno, y su
madre se dedicó enteramente al cuidado de su hijo, quien recibió la primera enseñanza en
su casa con un maestro privado. Estudió la segunda enseñanza en el Instituto humanista de
su ciudad natal, y la superior en la Universidad de Jena. Terminados su estudios
universitarios se colocó como maestro privado, a los 21 años, en casa del señor Steiger, en
Berna, donde realizó su primera experiencia pedagógica con la educación de los tres hijos
de aquél. La estancia en Suiza le sirvió además a Herbart para ponerse en contacto con las
ideas de Pestalozzi, a quien visitó en Burgdorf en 1799. Vuelto a Alemania, Herbart se
preparó para la carrera universitaria, llegando a ocupar una cátedra en la Universidad de
Gotinga, en 1805. De esta época data su Pedagogía general, que no encontró todo el éxito
que se merecía por desconocerse aún las ideas filosóficas de Herbart, en que aquélla se
basaba. En 1809 sucedió a Kant en la cátedra de filosofía de la Universidad de
Koenigsberg, donde permaneció hasta 1833 y donde fundó un Seminario pedagógico con
una escuela práctica y un internado. En 1833 volvió a la universidad de Gotinga, donde
escribió su obra pedagógica decisiva, el Bosquejo para un curso de pedagogía. En aquella
ciudad murió Herbart el 14 de agosto de 1841, a los sesenta y seis años de edad. Como se
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Transcrito por el Profesor y abogado Dr David Torruella Placencia
ve, la vida de Herbart ha estado siempre relacionada con la educación, aunque más bien
desde el punto especulativo, pedagógico, que del práctico. Sin embargo, sus experiencias
educativas le sirvieron de base para sus meditaciones pedagógicas, de gran riqueza y finura.
Su filosofía es de carácter más bien realista, diferente por tanto de la idealista de la época
anterior. De él ha dicho Ortega y Gasset: "Por encima de toda duda, está que nadie antes
que Herbart consigue llevar el caos de los problemas pedagógicos a una estructura sobria,
amplia y precisa de doctrinas rigurosamente científicas. Nadie antes que Herbart toma
sobre sí completamente en serio la faena de construir una ciencia de la educación" 1.

Para Herbart, la pedagogía, como ciencia, se basa en la filosofía práctica (ética) y la


psicología. "Aquélla muestra el fin de la educación ésta, el camino, los medios y los
obstáculos". Aunque esta fundamentación resulta parcial, pues faltan en el fin de la
educación otras disciplinas como la lógica y la estética, por el momento nos servirá para
exponer sucintamente las ideas filosóficas y psicológicas de Herbart.

Para Herbart, la vida psíquica está constituida esencialmente por el juego de las
representaciones. Éstas constituyen los últimos elementos a que puede reducirse la
actividad anímica. De ellas son sólo modificaciones los sentimientos y los deseos, los
cuales surgen del equilibrio o desequilibrio de la conciencia, de la facilidad o de la
resistencia que encuentren las representaciones para penetrar en ésta. De aquí nace el
carácter marcadamente intelectualista de la pedagogía de Herbart. De aquí surge también su
idea de la "educación por la instrucción", ya que al modificar con la enseñanza las
representaciones (ideas) podemos modificar sin más toda la vida psíquica.

El fin de la educación, para Herbart, es la virtud, que consiste en el acuerdo de la


voluntad con las ideas éticas, las cuales se basan en juicios estéticos. Esas ideas éticas son
la libertad íntima, la perfección, la benevolencia, el derecho y la equidad, y como hechos
dichos con su aceptación se puede modificar la conducta.

En la actividad educativa Herbart diferencia tres momentos esenciales: el gobierno, la


instrucción y la disciplina. El gobierno se dirige a la conservación del orden, a la conducta
externa de, los niños, para lo cual el medio más importante es mantenerlos ocupados,
activos. Otros medios empleados son el amor, la autoridad, la vigilancia, la amenaza y el
castigo, siendo los más eficaces los dos primeros.

1 J. Ortega y Gasset, Prólogo a la trad. española, por L. Luzuriaga, de la Pedagogía general, de Herbart.

La instrucción tiene por fin, como toda la educación, la virtud, o sea la "fuerza de
carácter de la moralidad". El medio esencial de aquélla es el interés, o mejor la
"multiplicidad del interés". Para que la instrucción pueda penetrar en las representaciones
del alumno han de abrirse todas las puertas del espíritu. La idea del interés es una de las
más fructíferas de Herbart. Los intereses sirven como de motores, o estímulos para la
acción, y se refieren al mundo de la naturaleza (conocimiento) y al mundo de los hombres
(simpatía). Y además de ser múltiples y variados, tienen que estar armónicamente
repartidos y unificados en la personalidad. En la instrucción hay que tener también en
Historia de la Educación y la Pedagogía, de Lorenzo Luzuriaga. Página N° 156
Transcrito por el Profesor y abogado Dr David Torruella Placencia
cuenta su teoría de los "grados formales de la instrucción", referidos a los diversos
momentos de la exposición y apropiación de la materia instructiva, a saber: la claridad
(aprehensión, apercepción de lo mostrado) ; la asociación (enlace de las representaciones ya
existentes) ; el sistema (ordenación, pensar sistemático), y el método (aplicación, referencia
de lo adquirido a la realidad, a la práctica).

La disciplina persigue el mismo fin que la educación en general, o sea la formación


para la virtud; se apoya sobre todo en el trato personal, pero se diferencia del gobierno en
que éste se dirige más al comportamiento externo que a la conducta propiamente dicha, es
decir, a la que se rige por las ideas morales. La formación del carácter, o sea la consistencia
y la uniformidad de la voluntad, constituye el objetivo de la disciplina. Ésta puede proceder
como "contenedora", en cuanto el alumno debe ser reprimido; como "determinadora", para
que el alumno elija rectamente, y como "reguladora", en edad más avanzada, para que el
alumno pueda gobernarse por máximas y principios, es decir, para que llegue a la
autonomía moral.

Tales son, a grandes rasgos, las ideas esenciales de la pedagogía de Herbart. Pero
dentro de ésta hay algunas más que merecen especial atención. Entre ellas se encuentra su
idea de la apercepción, por virtud de la cual cuando una nueva representación entra en la
conciencia salen a su encuentro las semejantes que ya preexistían en ella, o sea los
elementos apercipientes. La instrucción debe pues proporcionar aquellas representaciones
que tengan ya precedentes o antecedentes en la conciencia del alumno, y por lo tanto no ser
enteramente nuevas. Otra idea esencial es la de la multiplicidad del interés, es decir, la
ampliación del horizonte mental a la mayor cantidad posible de ideas y sugestiones para
evitar la parcialidad del saber y de la conducta.

Una idea poco reconocida en la pedagogía de Herbart es la necesidad de poner la


educación en relación con la vida, es decir, con la del mundo inmediato del niño, partiendo
de la vieja sentencia de "no aprender para la escuela, sino para la vida". Así dice: "Por esto
no podemos exaltar la escuela a costa de la vida; el alumno debe llegar a ser hombre, y al
hombre le hace la vida precisamente en tanto que se opone a la escuela ... Por tanto, de la
escuela a la vida y, a su vez, vuelta de la vida a la escuela; ésta sería sin duda la marcha
mejor que se podría seguir".

Finalmente, a pesar de su concepción individualista, la pedagogía de Herbart


sostiene la necesidad de la intervención del Estado en la educación, aunque no el
monopolio de ella. Reconoce a la educación una autonomía, que el Estado no puede ni debe
suprimir, sino respetar. El Estado necesita de la educación, y la educación necesita del
Estado. "Baste con esto para recordar que entre Estado y escuela existe, en virtud del
influjo de ésta sobre la opinión, una relación de dependencia que es recíproca, y que el
Estado intentaría en vano apoderarse de ella".

Resumiendo, la pedagogía de Herbart se caracteriza sobre todo por su carácter


intelectualista e individualista. Pero sobre estos defectos tiene en su beneficio el haber
fundado la corriente científica o una aspiración a la ciencia. Además, hay que acreditarle
una multitud de finas observaciones psicológicas, que han servido de base para el desarrollo
ulterior de la psicología pedagógica. Sus ideas llenaron la segunda mitad del siglo pasado;
Historia de la Educación y la Pedagogía, de Lorenzo Luzuriaga. Página N° 157
Transcrito por el Profesor y abogado Dr David Torruella Placencia
puede decirse que toda ella estuvo inspirada en la pedagogía herbartiana. A continuación se
indican algunos de los -más importantes representantes de esta corriente pedagógica:

Tuiskon Ziller (1817-1882), el más destacado de los herbartianos, autor de varias


obras, entre ellas Fundamentos para la teoría de la instrucción educativa, que elabora
detalladamente las ideas metódicas de Herbart; funda la "Asociación de pedagogía
científica", que tuvo gran resonancia en Europa y América.

Karl Stoy (1815-1885), sucesor en la cátedra universitaria de Herbart, director del


Instituto de educación de Jena, que alcanzó gran renombre, y autor de una Enciclopedia
pedagógica; de temperamento más libre que Ziller y una personalidad más abierta a las
nuevas ideas.

Wilhelm Rein (1847-1929), el último de los herbartianos, también profesor en la


Universidad de Jena, y director de su Instituto, pedagógico y editor de un gran Diccionario
de Pedagogía.

Al mismo movimiento herbartiano, aunque con carácter más, independiente


pertenecen otros pedagogos, entre los cuales se cuentan:

Ernest von Sallwi¿rk (1839-1926), de tendencia más voluntarista que la


intelectualista herbartiana, autor de Formas didácticas, normales y Escuela de la voluntad
como base de toda educación,. que indica ya su orientación.

Otto Willmann (1839-1920), de orientación religiosa católica sobre base


aristotélica, autor de una Didáctica como teoría de la formación, que tiene entre otros
méritos su parte histórica, exponiendo los diversos tipos históricos de la educación. Pero
también su parte didáctica está concebida con gran amplitud filosófica y pedagógica.

La escuela herbartiana ha perdido en nuestro tiempo su influencia, debido sobre


todo a los ataques dirigidos por los representantes de la pedagogía activa, entre los cuales se
destacó John Dewey.

5. LA PEDAGOGÍA POSITIVISTA: HERBERT SPENCER

En la segunda mitad del siglo xix se difunde también una corriente filosófica, el
positivismo, fundado por Augusto Comte (1790-1857), que tuvo sus repercusiones en la
pedagogía, aunque menores que el herbartianismo. El mayor representante de él es Herbert
Spencer (1820-1903) que aunque no fue propiamente un pedagogo, tuvo cierta influencia
en la educación. Spencer es autor de una conocida obra, La educación intelectual, moral y
física, de carácter ocasional, en la que acentúa el valor utilitario de la educación,
preguntándose al comienzo de ella por los conocimientos más útiles para nosotros. Su
respuesta es: los que sirven para la conservación y mejora del individuo, la familia, el
Estado y la sociedad en general. La educación para él es la preparación para la vida
completa, acentuando en ella el carácter científico de los estudios sobre los literarios, el
Historia de la Educación y la Pedagogía, de Lorenzo Luzuriaga. Página N° 158
Transcrito por el Profesor y abogado Dr David Torruella Placencia
conocimiento individual sobre el tradicional. "El ideal de la educación -dice- consiste en
obtener una preparación completa del hombre para la vida entera. En general, el objeto de
la educación debe ser adquirir del modo más completo posible los conocimientos que
sirvan mejor para desarrollar la vida intelectual y social en todos sus aspectos, y en tratar
superficialmente los que menos contribuyan a ese desarrollo". Influido por las ideas
naturalistas de Rousseau, da Spencer una gran importancia a la educación física y al estudio
de la naturaleza. Su educación intelectual la basa en la idea de la intuición de Pestalozzi.
Spencer es por fin el representante de la pedagogía individualista, al negar al Estado el
derecho a intervenir en la educación. En realidad hay muy poco de original en la pedagogía
spenceriana, a no ser su insistencia en el carácter utilitario, pragmático de la educación y en
el valor del conocimiento científico.

En una dirección semejante, aunque más técnica, se halla Alejandro Bain (1818-
1903) autor de la conocida obra La ciencia de la educación, que aunque de carácter
utilitario, tiene un valor más humanista, acentuando también el papel de la ciencia en la
educación.

En ese mismo sentido cientifista hay que citar al discípulo y colaborador de Darwin,
Thomas Huxley (1825-1895), autor de una obra, Ciencia y educación, en la que acentúa el
valor para la educación de los conocimientos científicos y naturalistas.

CAPÍTULO XVIII

LA EDUCACIÓN EN EL SIGLO XX

Es muy difícil señalar el carácter general de la educación en lo que va del siglo XX.
Sin embargo, aun a riesgo de simplificarla, podríamos decir que la característica común de
nuestro tiempo es la democratización de la enseñanza. Lograda prácticamente en casi todas
partes la implantación de la escuela primaria pública, universal, gratuita y obligatoria en el
siglo último, le correspondía al nuestro ampliar aquélla hasta comprender la educación de la
-adolescencia, o sea la enseñanza secundaria. En tal sentido se ha -venido trabajando en
este tiempo, entre las guerras y revoluciones que en él han ocurrido.

Sin embargo, estos acontecimientos, lejos de retrasar el movimiento de


democratización de la enseñanza, más bien lo han apresurado, ya que después de cada uno
de ellos se han realizado profundas reformas en los principales países europeos y
americanos. Así, después de la primera guerra mundial introdujeron sendas reformas en su
educación Inglaterra, Francia y Alemania. Al surgir la revolución rusa también se
produjeron movimientos reformadores, pero en un sentido totalitario, primero en ese país y
después, con signos contrarios, en Alemania con el nacionalsocialismo y en Italia con el
fascismo. La segunda guerra mundial ha venido a cambiar este proceso en los dos últimos
países con la caída de sus regímenes políticos. Y en los países democráticos ha vuelto a

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