Vives - Instruccion Mujer Cristiana
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INSTR UCCIO N DE
LA MUJER CRISTIANA
IJ
CUARTA ;lllDICióN
No hay quien no sepa que en la hora que nuestro crianza, la cual de aquel uso y plática de niñez toma
primer padre supo conocer malo y bueno, todos en el camino que ha de seguir para adelante . .
esta vida fuimos condena dos a pena y miseria per-
petua. Y en verdad, los padres, si no quieren que
sus hijos dejen de saber y conocer los vicios, mere- CAPITU LO III
cen por esto, cuando sus hijos tuvieren , dolor del DF. l..O S P RIMEROS EJERCICI OS. - INCONVE NIENTES DEL
mal que hicieron , se les acuerde que fueron sus pa- R EGALO Y BLANDUR A. -
A DE
LA VIRGEN ESTÉ SIEMPRE
SAN JERóNIMO . - LA RUECA Y
dres causa de todo ello. Palabra s deshone stas ni movi- OCUP A DA. - DOCTRIN
EL HUSO. - L A ESTATUA DE UNA HILANDE RA. -ACIÓN LUCRECI A
DEL
mientos de mala crianza no les diga ni haga, aun- Y LAS NUE R A S
HILA DO Y TE.TJDO. -
DE TARQUIN O. - GLORIFIC
LA REINA CATóLICA . - QUE LA
que no sepa qué dice ni qué hace, porque también VIRGEN DEBE SA B l!JR GUISAR DE COMER Y \REPARA R LOS
DESCUID OS DE LAS MOZAS.
los querrá decir y ejecutar siendo avisada y cono-
ciendo qué es lo que hace. Y muchas veces acontece En la edad que la muchach a parecier e tener habi-
hacer hábito en una cosa que después en ninguna
manera lo podemos echar de nosotros , y mucho más lidad para aprende r, comiénc enle a enseñar cosas
si la cosa es mala, como sea el ánimo humano más que conveng an al culto del ánima y en ponerla en
tenaz y amigo de malo que de bueno, en tal ma- cosas de virtud, y juntame nte en el gobierno de la
casa y haciend a de sus padres; y ésto hágase poco a
nera, que después de cada descuido caemos sin que poco, conform es a su edad, en lo cual yo no deter-
de ello tengamo s sentimie nto.
mino tiempo alguno señalado o cierto, como quiera
Cuando pica la araña parece que no se siente; así que muchas veces suple la discreció n lo que falta en
no se conoce el vicio cuando entra en la persona, los años. Algunos quisiero n que se comenza se a los
hasta que rompe la malicia, para lo cual es de tanta siete años, y de este parecer veo que fueron Aristó-
eficacia el ejemplo de instruir las muchach as, que es
necesari o que, dejando su niñez aparte, les pongan teles y Eratóste nes, otros que a los cuatro o cinco
muy buenos ejemplo s y dechado s, porque éstos tie- (como fueron Crísipo y Quintili ano); yo dejo total-
nen muy grande eficacia, y son la mayor parte, en mente el cuidado de esa determin ación a los padres,
los cuales es meneste r poner mucha diligenc ia y ha- los cuales, con su prudenc ia y discreció n, mirarán
cer grande inquisic ión: porque de allí toman cos- , la calidad y manera de la muchach a, y sobre ello
tumbres , como parece en los discípulo s de Aristóte - harán lo que mejor les parecier e.
les y Platón, que no sólo tomaron doctrina y letras Esto sea el cimiento y raíz principa l en la crianza '
de sus maestro s, mas aun del uno aprendie ron a tar- de las hijas y aun de los hijos, es a saber, que los
tamudea r, y del otro tomaron el andar corcovado. padres se guarden como el fuego de regalarl os ni
Por tanto, guárden se los padres y los que les andan consenti rles que rehusen los trabajos honestos , como
al l~do de les ~acer _cosa de mal ejemplo en pre- < , algunos hacen, temiend o que con el ejercicio no in-
senc1a de las h1Jas, m menos deben loar ni defen- curran en alguna dolencia , los cuales averigua da-
der con risa, o con gesto, o con palabr~, cosa que mente andan engañad os. La hiedra, aunque se abra-
haga la muchac ha que no esté bien a su crianza y za y allega, no sostiene a las plantas, sino que las
mucho más se guarden de tomarla en los brazo; y ahoga; la demasia da fertilida d en el campo no cría
besarla por lo que hizo si fué mal hecho porque los sembrad os, antes los quema; así el demasia do re-
de estos escalone s de livianda d se sube en 'infinito s galo no aprovec ha a los hijos, sino que los destruye .
gra~~s de 10~1:ra. En fin, todas las cosas que viere Daña el regalo a los hijos (en esto no hay duda); pe-
o h1c1ere la mna, sean encamin adas a virtud ,y buena ro a las hijas, no sólo las destruye , sino que las echa
a perder a remate.
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14 JUAN LUIS VIVES
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s~ alarga su entendimiento a más de lo que ap;en- ' Semproma, docta y sabia en letras griegas v latinas.
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dieron, lo cual fué todo bestial y extraño, entre vo- La c~al dice Salustio que vivió alg~ de shonesta.
Como si yo en lugar de estas tres no pudiese sacar al
. ,
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campo otras mil que acrecentaron las dotes naturales no, dejó escrita una obra santísima de matrimonio,
que tuvieron con el ornamento que con le!ras al- lo cual ella primero obró que escribió, de quien de-
canzaron tener. Pero antes que esto haga, quiero de- cía Marcial estas palabras: «Todas las mujeres que
cir algo de estas tres que he n?mbrado. Auto~es ten- quieren agradar a un solo varón, lean a Sulpicia.
go de mucha autoridad que dicen Safo, ~esbia, mu- Todos los maridos que quieran agradar a una sola
jer doctísima, que comp,uso ~n metros hncos, no ser mujer, lean a Sulpicia, la cual enseña castos y dulces
aquella que quiso a Faon, .smo ot,ra; porque aquella amores, burlas, gracias, y delicadezas, cuyos metros
como fué grande en doctrma, asi fue buena de su quien bien los considerare, dirá que no hay otra ;mu-
persona. Junto a esto, Leoncia no vino a casa de jer de más santidad».
Metrodoro ya con letras, sino que las apren,dió en Por lo cual fué manifiesto, que en aquella edad
su poder de las cuales no eran como conveman pa- no hubo marido más dichoso, ni mejor casado, que
ra hacerÍa buena, porque fueron letras de Epicuro, Caleno con Sulpicia. Hortensia, hija de Hortensio el
que ponía todo el bien en só!o placer y deleite corp~- Orador, en tanto grado se igualó con su padre en el
ral. La doctrina de Semproma no es la que yo permi- decir, que hizo un razonamiento por constitución de
to a la mujer virtuosa, que es doctrina de cosas mo- la república a los triunviros en defensión de las mu~
rales y de aprender saberse regir, sino que se dió a jeres, la cual oración la edad siguiente leyó, no sólo
cosas de bien decir, en lo cual yo no quiero que la maravillándose de la mujeril elocuencia, mas aun
nuestr·a virgen ponga tanto cuidado. Lo mismo pu- imitándola como a las oraciones y escrituras de De-
diéramos decir de Safo. Ahora si sacamos al campo móstenes y de Tulio. Edesia Alejandrina, parienta
nuestras escuadras, saldrán Cornelia, madre de los de Siriano Filósofo, fué estimada y tenida por un
Gracos, que siendo un puro dechado de castidad, en- milagro de su tiempo en doctrina y puridad de vida.
señó letras a sus hijos Gayo y Tiberio; saldrán las Corinateya, mujer castísima, venció a Píndaro, Poe-
Lelias, las Mucias Porcia, de Bruto, que alcanzó gran ta, cinco veces, ·en contienda de metros. Paula, mu-
parte de la sabiduría y doctrina de su padre Catón. jer de Séneca, llena de la doctrina de su marido, re-
Y asimismo Cleobulina, hija de Cleóbulo, uno de los medó juntamente su vida. El mismo Séneca se duele
siete Sabios de Grecia, que fué tan dada a las letras en una epístola suya, que su madre Albina no ha-
y sabiduría, que menospreciando toda carnalidad, bía acabado de aprender los preceptos de los sabios,
permaneció en perpetua virginidad, cuyo ejemplo, según comenzara a petición de su marido.
siguiendo la hija de Pitágoras después de la muerte Pola Argentaría, mujer de Lucano, Poeta, no sólo
de su padre, resucitó la _d octrina de él, y abriendo enmendó la obra de Farsalia de su marido después
escuela le fué dado cargo de las muchachas de toda de él muerto, pero se dice que_le ayudó a componer-
aquella tierra. De esta misma secta fué Teano de la siendo vivo. Fué mujer esclarecida en el linaje,
Metaponto, la cual tuvo espíritu de profecía, y res- riquezas, hermosura, ingenio y castidad.. De quien
plandeció de singular castidad; las diez Sibilas dice la musa Calíope, en el libro de la Tebaida de Sta-
San Jerónimo que fueron vírgenes. Casandra y Cris- cio, habla a Lucano diciéndole: «No sólo te daré
seys, sacerdotisas que fueron de Apolo y de Juno, gracia de cantar en metros dignos de eterna memo-
leemos que fueron vírgenes, y esto fué casi común a ria, más aun ,te dotaré de una mujer conveniente a
todas las mujeres que servían a los ídolos. Pitia, la tu claro ingenio, cual te la daría la blanda Venus o
que daba las respuestas en la Isla Délfica a los que la diosa Juno, ornada de hermosura, puridad, dul-
iban a consultar el oráculo de Apolo, no fué sino zura, riquezas, linaje, gracia y bondad». Cinco hijas
virgen. De éstas fué Femonoe, la cual se dice que tuvo Diodoro Dialéctico, señaladas en letras y cas-
inventó el metro heroico. $ulpicia, mujer de Cale- tidad, de las cuales Filón, maestro de Caneade, com-
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puso historia. Zenobia, reina de los palmerinos, su- nas de Por~ugal. De las cua~es c_uatro hermanas po-
po letras griegas y latinas, y escribió: la Historia Ale- demos averiguadame nte decir, nmgunas otras muje-
jandrina y la oriental, de cuya continencia y bondad res en memoria de hombres haber sido ornadas de
trataremos, así como de algunas otras en el libro si- más limpia fama, ningunas de más pura castidad
guiente. Éstas, todas fueron gentílicas. ningunas más queridas de sus pueblos, ningunas má~
Ahora, ¿qué diremos d~ las cristianas? ¿Ha~laré amadoras de sus maridos, ningunas a ellos más obe-
por ventura de Tecla, discipula de San Pablo, digna dientes, ningunas con más cuidado guardaron a sí y
hija de Costo, que venció en disputar a muy gran- a los suyos sin alguna mácula, a ninguna pareció más
des y ejercitados filósofos? Santa Catalina de Sena, mal la fealdad y deshonestidad . Y en fin, ningunas
virgen doctísima, nos dejó obras de su claro ingenio, otras tan acabadas y cumplidamen te allegaron a la
en las cuales resplandece como perla oriental la lim- cumbre que convenía a muy perfectísima mujer. Las
pieza de su santo ánimo. En la edad de San J eróni- cuales por ser reinas, si sufriesen que después de
mo todas las santas mujeres fueron muy sabias. Y ellas se hiciese mención de otras mujeres particula-
ya pluguiese a Dios que muchos hombres ancianos res, añadiría a este número las hijas de Tomás Moro.
en esta nuestra edad, y aun de los que más se venden Margarita, Isabel, Cecilia y su parienta ,Margarita
por sabios, se pudiesen en doctrina igualar con ellas. Gigia, y de mi Valencia, la noble y muy virtuosa
Escribe San Jerónimo a Paula, a Leta, a Eusoquia, doncella doña Angela Mercader Zapata, a quien sus
a Fabiola, a Marcela, a Furia, a Demetria, a Salvina, padres, .n o contentos que fuesen sólo buenas, quisie-
a Hierontia; escribe San Agustín a unas, San Am- ron que juntamente fuesen enseñadas, juzgando co-
brosio a otras; todas dignas de admiración por su mo sabios que de esta manera sus hijas serán más
ingenio, letras y vida. verdaderamen te y más firme buenas; en lo cual, ni
Valeria Proba, la cual amó únicamente a su mari- ellos se engañan ni los otros que en lo mismo estu-
do Marulo, sacó de los versos de Virgilio y compuso vieren, porque el entendimiento tiene tal condición,
una obra en loor y gloria de Jesucristo Redentor que con la libertad se desmanda, con la ligereza se
nuestro. Eudoxia, mujer de Teodosio, emperador se- encumbra, con la sutileza penetra, con la viveza co-
gundo, dicen los escritores que no fué menos ,escla- noce y con ignorancia se derrama. Todos los daños cor-
recida por doctrina y bondad, que ensalzada por el porales que a los mortales pueden venir, o las medi-
Imperio, de quien se dicen ser aquellos Centones que cinas los sanan, o la razón los remedia, o el tiempo
son obras sacadas de Homero. Hidegalda, alemana, los cura, o la muerte los ataja; sólo el entendimiento ,
virgen, escribió epístolas y libros de mucha doctrina ofuscado en errores, depravado. en malicias, corrup-
que hoy se leen. La edad nuestra vió aquellas cuatro to en vicios, ni _medicina le sana, ni razón le encami-
hijas de la reina doña Isabel que arriba nombré te- na, ni otro remedio le aprovecha, de suerte que es
ner muy buenas letras. De todas partes me cuentan necesario con el tiempo remontarle a cosas arduas,
en esta tierra, y esto con grandes loores y admira- antes que se abata con cosas rastreras y civiles. Esto
ción, la reina doña Juana, mujer del rey Don Felipe todo bien considerado, ninguna cosa hallaremos tan
y madre de nuestro emperador, rey Don Carlos, ha- necesaria para elevar el entendimiento a cosas de
ber respondido de presto en latín a ,los , que por las virtud corno es el estudio de las letras, el cual en sí
ciudades y pueblos a do iba le hablaban, según es es cosa tan alta que arrebata el entendimiento y le
costumbre hacer los pueblos a los nuevos príncipes. ensalza el conocimiento de las cosas sobrehumanas ,
Lo mismo dicen los ingleses de su reina Doña Cata- y no le deja abatir a cosas viles y terrenales, ni que
lina de España, hermana de la dicha reina Doña se cebe jamás en cosa carnal, teniendo su manjar di-
Juana y también de las otras dos que murieron rei- . vino y espiritual dentro de sí mismo.
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A esta cosa pienso yo que Palas, diosa de letras y tes que hombre, y antes su madre o tía o hermana
de los ingenios, y las otras musas fueron fingidas que no alguna extraña, y cuando extranjera hubiere
por la antigüedad ser vírgenes; y no solamente el de ser, sea conocida, y si puede ser que tenga las cir-
entendimiento dado a la sabiduría aborrecerá al vi- cunstancias siguientes, es a saber: que sea en años
cio, es a saber: la blancura al pollín y la limpieza anciana, en vida muy limpia, en fama estimada, en
a la suciedad; pero se despegará de todo vano deseo seso reposada y en doctrina muy hábil; con todas es-
de delectación, do se arriman a su bordo los livianos tas cosas, yo la tendría en mucho; pero cuando algo
ánimos de las doncellas, como son bailes, cantares y hubiere de faltar de esto, no falte la buena fama y
otras cosas de esta calidad, vanas, ineptas y sin fru- las buenas letras; y cuando ni lo uno ni lo otro se
to. Plutarco, filósofo muy señalado, dice: «La mujer halle, búsquese con mucho cuidado algún hombre
inclinada a las letras, nunca se deleitará de bailar». anciano, de fama, vida y doctrina probada, y si pue-
De esto y de otras vanidades en que las doncellas de de ser no sea soltero, sino casado, y su mujer sea
grado se ocupan, hablaremos después más por ex- harto hermosa y la quiera bien, porque de otra ma-
tenso en su lugar. Los libros en que la doncella o nera no se moverá a codiciar las otras estando bien
mujer ha de estudiar, en el capítulo siguiente los di- con la suya; estas cosas no fueron para dejarse de
remos; aquí sólo decimos que sus estudios deben ser - decir, como quiera que en el criar de la doncella nin-
en las letras que dan forma a la crianza y costum- guna cosa se debe guardar tanto como la honestidad
bres, instituyen la vida, y, finalmente, muestran a y limpieza.
vivir sin perjuicio de nadie ni de sí misma. Cuando le enseñaren leer, sea en buenos libros vir-
Del bien hablar no tengo tanto cuidado, porque co- tuosos, que toda agua no es de beber, y cuando le
mo lo mejor del agua es no tener olor ni sabor, así mostrasen a escrib:lr, no le den materia ociosa o va-
lo mejor del habla de la doncella es que sea pura na, sino alguna cosa sacada de la Sagrada Escritura
y sin ningún artificio. No tiene tanta necesidad la o alguna sentencia de castidad, tomada de los pre-
doncella de ser bien hablada, como de ser buena y ceptos de filosofía, la cual, escribiéndola una y mu-
honesta y sabia. Porque no es cosa fea a la mujer chas veces, se la imprime firmemente en la memo-
callar, y es muy feo no conocer el bien y abomina- ria; y no pierda el maestro ni la madre cuidado de
ble obrar el mal. Aunque por esto :n i vitupero ni tenerla de continuo debajo las alas de doctrina y
desalabo el bien hablar, que Quintiliano y después crianza, si no quieren que el ingenio de la muchacha
de él San Jerónimo loaron en Cornelia, madre de se torne huero, y en lugar de pollo saquen duelo.
los Gracos, y en Hortensia, hija de Hortensia, sino Porque todas las cosas del mundo, cuando dejan de
que tengo en mucho el silencio, como más útil al vi- ir, no se mueven; el caminante, cuando no camina,
vir honesto, y mayormente adonde no es muy nece- no va adelante; la nave, mientras no navega, estan-
sario el hablar, el cual nunca puede ser necesario a do en lo alto no se llega al puerto; pero el ingenio,
la donceHa, sino cuando o el callar perjudica a su mientras no aprovecha en la virtud, no sólo deja de
bondad o el hablar le aprovecha; y acuérdase que ganar tierra en el bien, mas aun la pierde tornando
como los vasos vacíos resuenan mucho, así los que en el mal, y mucho más caen en esto los muchachos
tienen poco en la cabeza hablan mucho. Pero de es- que los grandes, y más las mujeres que los hombres;
to se tratará en otras partes de esta obra más lar- y aun por esto dijo aquél sabio poeta Horacio, en su
gamente, como de cosa principalmente necesaria al arte poética, que el barro, mientras es fresco se debe
vivir honesto y virtuoso de la mujer. labrar, y no dar reposo a la rueda para hacer el va-
Ahora el maestro que ha de tener la nuestra vir- so, y, lo que conmúnmente se dice, el hierro mien~
gen; yo, por mí querría que fuese alguna mujer an- tras está caliente debe ser batido.
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El tiempo que ha de estudiar la mujer yo no lo muy poco se dejó embobecer y persuadir del demo-
determino más en ella que en el hombre, sino que nio: por todos estos respectos y por otros algunos
en el varón quiero que haya conocimiento de más que se callan, no es bien que ella enseñe. ítem, por-
cosas y más diversas, así para su provecho de él co- que habiéndose puesto en la cabeza alguna falsa opi-
mo para bien y utilidad de la república para enseñar nión, no la traspase en los auditores con la autori-
a los otros. Pero ·la mujer debe estar puesta en aque-. dad que tiene de maestra, y traiga a los otros en su
lla parte de doctrina que la enseñan virtuosamente mismo error, en especial que en el mal, de grado
vivir, y poner orden en sus costumbres y crianza y siguen los discípulos al maestro».
bondad de su :vida, y quiero que aprenda por saber,
no por mostrar a los otros que sabe, porque es bien
que calle, y entonces su virtud hablará por ella. La CAPITULO V
tierra, que tiene venas de agua, si la miran algo de CUÁLES LIBROS SE DEBEN LEER Y CUALES NO. - LOS
lejos antes que el sol se levante, da de sí un cierto LIBROS DE CABAW,ER!AS, GUERRAS Y AMORES, PONZO:t-l'O-
LA
SOS Y MORTALES. - LAS COPLAS DESHONESTAS. -
vaho o niebla; así, la mujer que es verdaderamente CELESTINA. - EMBUSTES Y PA'l.'RA:t-l'AS DE J,A NOVEJ.,A
sabia o virtuosa, aunque no ande publicando quién CABALLERESCA. - ARTE DE CORRUPCióN. - LOS POETAS
ERóTICOS. - FILóSOFOS Y PADRES DE LA IGLESIA QUE
ella es, siempre hace cosas por donde quien la qui- LA DONCELLA DEBE LEER. - PARA QUÉ SON LAS FIESTAS.
siese mirar bien, conocerá que so color de aquel ca-
llar hay virtud y bondad. San Jerónimo escribiendo a Leta de cómo debía
Cuando digo que la mujer no debe mostrar ni ala- criar a Paula, dice: «Ninguna cosa se aveze •oír, nin-
barse que sabe mucho, mas la diré que no debe en- guna decir, sino perteneciente al temor de Dios». No
señar ni tener escuela para enseñar hijos ajenos, lo hay duda que quien esto dijere, ño dijera lo mismo
cual es también reprendido por San Jerónimo, ex- en lo del leer si hablara en ello, sino que me parece
cepto si en su casa quisiese enseñar a sus hijos o haber prevalecido tanto el mal uso y peor que de
hermanas, lo cual no solamente otorgo, mas aun rue- gentiles, que ya no se leen otros libros .sino vulgares,
go, y esto cuando tiene muy bien sabido qué es lo do no hallaréis otra materia sino de armas y de amo-
que enseña, porque otramente no es de otorgárselo. res, de los cuales libros soy cierto que no había de
El Apóstol San Pablo, vaso de escogimiento, dando hablar de lo que se debería hacer de ellos, si hablo
forma a la Iglesia de los de Corinto dice: «Las muje- con cristianos, que es menester decir cuán gran per-
res callen en la iglesia, que no les es permitido ha- dición es añadir alquitrán al fuego ardiendo.
blar, sino ser sujetas conforme al mandamiento de Dirá alguno que se hicieron para los ociosos y jor-
la ley divina, y si quieren saber algo, pregúntenlo en naleros. Razón tienes, como si no fuese harta yesca
casa a sus maridos». En otra parte, el mismo Após- para todos los males del mundo el ocio, sin que le
tol escribe a Timoteo, su discípulo, en esta forma: pongas más astillas. Dime, ¿y qué tienen que hacer
«La mujer aprenda callando con toda sujeción; en'- las armas con las doncellas, que sólo nombrarlas
señar ella, yo no permito, ni que tenga autoridad ellas es abominación? Oigo decir que en algunas ciu-
sobre el varón, sino que esté en silencio, porque es dades y lugares las doncellas nobles van muy de gra-
notorio que Adán fué primeramente formado que do a mirar los torneos y justas, y que ellas son jueces
no Eva, y él no fué engañado, y ella sí, y traspasó el de quién es más valeroso y esforzado en las armas.
mandamiento de Dios, Por tanto, como la mujer sea Y de otra parte, los caballeros dicen q-µe tienen más
naturalmente animal enfermo, y su juicio no esté de temor de la censura y juicio de e1las que de los
todas partes seguro, y pueda ser muy ligeramente hombres. Hágote saber que no es muy católico el
engañado, según mostró nuestra madre Eva, que por pensamiento de la mujer que se ceba en pensar en
!UA'll LUIS VIVES lNSTRUOOióN Dl!l LA MUJER OR18TIANA.
las armas y fuerzas de brazos, del varón. Hoy, ¿ qué y la sombra del árbol se le hiciese agradable y le
lugar seguro puede tener entre las armas la flaca y convidase a dormir. Así que las leyes y los oficiales
desarmada castidad? La mujer que en estas cosas reales deberían, no sólo mirar en las caus'as y pleitos
piensa, y la que ha pasado o pasa por ello me lo di- particulare s, más aun en las costumbres públicas, de
ga; mortal es esta infición, mas yo no la debo descu- donde nacen los pleitos y barajas, y que se mandase
brir por no inficionar a nadie con su aliento pon- con pregón general, y determinad amente se ejecuta-
ponzoñoso. sen las penas que nadie osase imr,rimir ni tener tales
Respóndam e alguno a esto : si el hombre cristiano libros. Platón, en su república, tiene ordenado que
no sé si es bien que tome armas en las manos, ¿ cómo no se puedan imprimir ni publicar libros sin que
será bien que Ja mujer las ve.a de los ojos, y pues no pasen por la rota, y sean reconocidos y vistos por
puede tratarlas con las manos, no menearlas con el hombres letrados, porque ninguna cosa dañosa no
pensamient o que es ,mil veces peor? Y dejando las salga en daño de todo un pueblo; y entre nosotros
armas y torneos aparte, dime, pobre de ti, ¿qué estás cada día salen nuevos libros emponzoña dos para in-
leyendo? Ajenos amores, y poco a poco bebes el ve- ficionar el mundo todo, y no hay quien lo quiera mi-
neno que te ha de matar; dígolo porque veo algunas rar, y llamámono s cristianos.
que cuando quieren acabar de perder el seso, se po- Eso mismo se debería mandar por público edicto y
nen a leer estos libros para ocupar su pensamient o mandamien to, que nadie osase cantar por las ciuda-
en aquellas cosas conforme a su locura. Estas tales, des o lugares metro ni copla ni otra cosa deshonesta,
no sólo sería bien que nunca hubieran aprendido le- que ya mal pecado somos venidos a tanto, que no pa-
tras, pero fuera mejor que hubieran perdido los ojos rece poderse cantar cosa que no sea llena de feal-
para no leer y los oídos para no oír. Porque mucho dad, y tal que ningún bueno la pueda oír sin ver-
mejor les sería sordas y ciegas, según el Señor dice güenza, ni ningún sabio sin escándalo, en tanto gra-
en el Evangelio, y entrar en el reino del cielo, que do, que parecen los que componen y los que cantan
no con dos ojos y dos oídos ser condenados en el fue- las tales canciones no entender en ,o tro sino cómo
go eterno. La mujer que esto hace, no s.Slo entre los podrán corromper las costumbres de la ciudad, ha-
cristianos es torpe y deshonesta , mas aun entre los ciendo como los que inficionan las fuentes públicas
judíos y moros sería sucia y abominable . de que los · pueblos se sostienen. ¿ Qué uso es áste,
Por donde me maravillo mucho de los predicadore s que ya no es tenida por canción la que carece de des-
y pregoneros de la palabra de Dios, cómo a cada ser- honestidad ? Todo esto debían curar las leyes y fue-
món no dan voces sobre esto, como quiera que de co- ros, si quieren los administrad ores de las tierras que
sas mínimas a veces revuelven el mundo; y no dejo las conciencias estén sanas. Lo mismo debían hacer
mucho de maravillarm e asimismo de los padres de estos otros libros vanos como son, en España,
cuerdos y maridos, cómo permiten a sus hijas y mu- Amadís, Florisandro , Tristán .de Leonís, Celestina, al-
jeres lean tales libros, y de cómo todos a una disimu- cahueta madre de las maldades. En Francia, Lanza-
lan y quieren mirar en la vida, orden y constitució n rote del Lago, París y Viana, Ponto y Sidonia, Pe-
de los pueblos, y dejan que las mujeres, de donde dro Provenzal y Magalona, Melusina. Y en Flandes,
depende toda nuestra vida, aprendan ser malas le- Flores y Blanca Flor, Leonela y Cananior, Curias y
yendo malos libros, en los cuales, aunque parece que F!oreta, Píramo y Tisbe. Otros hay sacados de latín
hay alguna apariencia de bien no la hay, porque es en romance, como son las infacetísim as facecias y
ponzoña en el vino que más aína la lleva al cora-1 gracias desgraciada s de Pogio Florentín, íos cuales
zón; jamás nadie durmió seguro en medio de las sier~ libros todos fueron escritos por hombres ociosos y
pies y culebras, por mucho que la verdura del suelo desocupado s, sin letras, llenos de vicios y suciedad,
to JUAN LUIS VI-VES INSTRUOOióN DE LA MUJER CRISTIANA 81
en los cuales yo me maravillo cómo puede haber co- Por cierto que es de reír la locura de los_ maridos,
sa que deleite a nadie, si nuestros vicios no nos tra- que permiten a sus mujeres leer en tales hbros, con
jesen tan al retortero; porque cosa de doctrina ni los cuales aprenden a ser malicios~mente. perversas.
de virtud, ¿cómo la darán los que jamás la vieron No sé por qué hablé de los escritores ig_norantes,
de sus ojos? Cuando se pone a contar algo de pla- como quiera que Ovidio enseña a los que tlE;nen vo-
cer, ¡ oh qué gusto puede haber adonde tan abierta, luntad de huir de los vicios, que no lean m toquen
tan loca y tan descaradamente mienten! El uno mató '. a los muy agudos ni muy doctos _poet~s grieg?s y la~
él sólo veinte hombres, el otro treinta, el otro, tras- 1 tinos que de amores hablaron. Dime si has leido, que
pasado con seiscientas heridas y dejado por muerto, cosa puede haber má~ agradable que Calímaco, m~~
al día siguiente se levanta sano y bueno, y cobradas 1dulce que Fileta, mas suave que Anacreonte, mas
sus fuerzas, si a Dios place, torna hacer armas con aguda que Safo, más graciosa que Tíbulo, más orna-
dos gigantes y matarlos, y de allí sale cargado de da de doctrina que Catulo, más bien ordenada que
oro y plata, y joyas y sedas, y tantas otras cosas que Propercio, más llena de amores que Cornelio Gallo,
apenas las llevaría una carraca de genoveses. ' de los cuales poetas, toda Grecia, toda Italia, todo el
¡Qué locura es tomar placer de estas vanidades! , mundo se maravilla, y los tienen en muy gran admi-
Junto a esto, ¿qué cosa ha de ingenio ni buen senti- ración y estima; y con todo esto, el mismo Ovidio
do, si no son algunas palabras sacadas de los más ba- (, 1 manda en el segundo libro de los remedios de amor,
jos escondrijos de Venus, las cuales guardan decirlas 1 a las c;stas matronas, que no los lean ni los vean de
a su tiempo para mover de quicios a la que ellos di- 1 sus ojos, antes los desechen totalmente de sí, dicien-
cen que sirven, si por ventura es dura de derribar? 1 do estas palabras en sus metros:
Si para esto escriben, mucho mejor les sería hacer «Decirlo he aunque de mala gana, y como ingrato
libros de alcahuetería, con perdón de los oyentes, daré sentencia contra mí mismo. No toques a los dul-
porque en otras cosas ¿qué agudeza o qué bien puede ces y halagüeros poetas, huye a Calímaco que es ami-
haber en unos escritores expertos en toda buena doc-
trina, que en su vida leyeron un buen libro? Yo por
mí, digo que verdad que nunca vi ni oí a hombre
I go del amor, y al de Cos, porque es muy dañoso, Y
a Safo que me hizo muy blando para con mi amiga,
y a Corinnate ya que no me dejó tener duras cos-
que dijese agradarle sus obras de esto, sino a los que tumbres con ella. ¿Quién pudo seguro leer los me-
nunca tocaron ni vieron libro bueno, y yo también tros de Tíbulo o los de Propercio que nunca trataron
he leído en ello alguna vez, más nunca hallé rastro sino de la Cintia? ¿Quien pudo partirse sin quedar
ninguno de buen ingenio. Pues a los que los alaban herido de amores, habiendo leído en los metros de
(yo conozco algunos) entonces los creeré cuando los Gallo?» Y al cabo dice de sí mismo. «Y mis metros
loaren, desde que hayan gustado a Séneca, o Tulio, también tienen, no sé qué semejante a éstos». Verdad
o San Jerónimo, o la Sagrada Escritura, desde que dijo que tienen y aun por esta causa mereció ser
hayan también mudado su vivir y costumbres en lanzado en perpetuo destierro por el muy buen em-
otras mejores; por las más de las veces la causa de perador Augusto.
aprobar los tales libros, es porque ven en ellos su Maravillado estoy de la rigurosidad de aquel siglo
vida como un retablo pintada. Finalmente, aunque y de aquel Príncipe. Vivimos el día de hoy en la ciu-
sean cosas muy agudas, muy sentidas, muy como qui- dad cristiana, y no hay quien se enoje poco ni mucho
siéredes, yo no quiero aquellas zarazas que son en- con los escritores de vanidades. Platón desecha de la
vueltas y amasadas en blanco pan. Ni me agrada que república que él instituye a los sapientísimos poetas
aquesta doncella que -instituyo, sea hostigada a ha- Homero y Hesíodo; y éstos ¿qué deshonestidad tie-
cer mal so color de hacer bien. ,, nen en comparación del libro de Ovidio De Arte
32 JUAN LUIS VIVE INSTRUOOióN DE LA MUJER ORISTIANA
SS
amandi, la cual leemos, tenemos en , las manos ~ que no quiere dejarlos, se le deben quitar de las ma-
aprendemos de coro? Maestros hallara~ q':1-e las lee nos aunque no quiera; y si no lee de buena gana li-
a sus discípulos, otros que las glosan a~~d1endo mal: bros provechosos, le deben totalmente quitar que no
dades a maldades, y declarando malicias, _como s lea; y si se puede, que no se desvece de leer, por-
habiendo César Augusto desterrado de la cmdad al que es muy mejor no tener la cosa buena que usar
que las compuso, hub~era d~ ~ener al que las decla-\ mal de ella. Esto he dicho porque hay algunas perso-
ra • • por ventura es mas escribir fealdades que decla- nas que son como la hiena, que es una fiera de tal
ra~ l~s? ¿y componerlas que ens~ñ~rlas? ¿ Y hacerlas, calidad, que si le cuelgan un vaso de estiércol en lu•
que henchir de ellas los entend1m1entos de los man- gar adonde no puede alcanzar le, se hará pedazos a
cebos? saltos y morirá por ello hasta haberlo alcanzado.
Destierran del mundo al que f a1s1"f"1ca 1os PE:sos, a1 Pues que así es, la buena y virtuosa mujer no lea
qtie corrompe las medidas, al que hace un instru- tales libros, ni menos cure de ensuciar su lengua di-
mento falso, al que acuña moneda falsa; en las cosas ciendo torpes y sucias canciones. Allende de esto,
mínimas cuán grandes alborotos, y es honrado, aca- cuando pudiere trabaje que las otras doncellas y mu-
tado estimado y tenido en mucho el corruptor de la jeres sean tales como ella, dándoles mucha doctrina
juve~tud. Por 'tanto, la doncella se de~e guardar de \' con su ejemplo, así haciendo ella bien, como ense-
leer en vanidades, y no se fiar con decir que e~la _ya ñando, avisando, amonestando y también mandando
sabe de qué se ha de guardar, y que no tomara smo (si tiene poder para ello), sabiendo cierto, como co-
que sabrá conocer o diferenciar uno de otro, como sa de la fe, que en salvar el ánima de otra persona
lo bueno y dejará lo malo; ¿y quién le asegura a ella pone en cobro la suya propia.
que sabrá conocer o diferenciar uno de otro, co~o Ahora los libros que se deben leer no hay quien
sea que cada uno tiene por mejor aquello que llJ-ªS no sepa de algunos, como son los Evangelios, los Ac-
le place que no lo que más le apr?vecha? ¡O,h a_cuan; tos de los Apóstoles y sus Epístolas ( que es todo el
tos engaña esta seguridad que tienen de s1. rr:11smos. Testamento Nuevo), el Testamento Viejo, San Ci-
No es pequeña la empresa de aprender a vivir; mu- priano, San Jerónimo, San Agustín, San Ambrosio,
cho es menester trabajar para saber cono~er las _c?- San Hilario, San Gregorio, Boecio, Lactancio, Tertu-
sas y tomarlas por sus cabos; no es tan baJo el of1c10 liano. Y de los gentiles, Platón, Séneca, Cicerón y
de cristiano que no sea menester aprenderlo. El glo- otros semejantes. Y esto quiero que se ' entienda de
rioso San Agustín mucho tiempo y con mucho tra- las mujeres que son latinas; las otras busquen otros
bajo estudió en libros de sofistería, por alcanzar la libros morales o de Santos, sacados de latín en ro-
verdad de las cosas, y no sólo no la alc_anzó, m~s aun mance, como son las Epístolas de San Jerónimo y
cayó en muy grave error con los hereJes ll}amqueos, las de Santa Catalina de Sena; los morales de San
y nunca se pudo levantar hasta . qu·e t~po con ~as Gregorio y el Cartujano; Boecio, de Consolación; Tu-
Epístolas de San Pablo. Esto se dice aqm, porqu~ es- lio, De oficiis; Petrarca, de próspera y adversa fortu-
tas que presumen de saber y poder v:aler, !;º reciban na; Gerson y otros libros de esta calidad que los
engaño ni hagan tan bueno su partido, fiandose de varones virtuosos trabajan de cada día sacarlos a luz,
saber lo que les cumple, que r;>iensan que ~a andan traduciéndolo s de una lengua en otra para alumbrar
al seguro; antes sepan que mas sabe el diablo que la oscuridad y tinieblas en que todos andamos en
todas ellas con todo cuanto saben ni puedan saber. esta vida, embarazándon os de unos a otros sin la
Por tanto, huya nuestra virgen ~e los libros ~?s- doctrina, como quien anda de noche obscura por lu-
pechosos y dañosos como de una v1bora o escorp10n, gar estrecho entre gran priesa de gente sin linterna,
y si alguno hubiere que tanto s(:! huelgue d,e l~erlo$ que anda a cada paso topando con unos y con otros.
JUAN LUIS VIVES INBTRUOOlóN D'JJ1 LA MUJER ORIBTIANA
95
Hallará sin duda el lector en los autores aprobados miento y del cuerpo, do consiste la verdadera virgi-
y autén'ticos toda; las cosas más agudas Y altas lle- nidad. Tantas cosas se me ofrecen, que no sé dónde
nas de mayor y muy verdadero placer. Finalmente, comience. En duda estoy si tomaré principio de don-
su entendimiento gozará de cosas muy suaves y sen- de comienza San Agustín, el cual, habiendo de ha-
tirá en su alma una delectación incomparable. blar de esta virginidad, dice: «La Iglesia universal
y si la mujer leyendo en buenos libros, dudare está desposada con un sólo varón, que es Jesucristo
algo O se le atra~esare algún escrúpulo (como suele (según lo escribe San Pablo a los de Corinto). Pues
acaecer), no s~ pase luego s!n más ente~der n~ siga ¿cuánta gloria (si pensáis) merecen los miembros
a su propio jmc10; mas consultelo con quien mas sa- de aquélla, que estando en la carne vive sin la carne
be por que no reciba engaño y tome lo falso por ver- y guarda en su cuerpo a su Esposo aquella misma fe
dadero lo dañoso por útil, lo vano por muy cierto. que le aguarda la Iglesia e imita a la Madre de su
Leemo; que San Agustín estudió gran tiempo y con Esposo, siendo ella también Virgen y Madre? De ver-
mucho trabajo en libros de sofistería, buscando con to- dad no hay cosa con que Nuestro Señor más se huel-
da diligencia que él pudo la verdad, y no solo no 1a ha- gue que con la virginidad, ni tampoco hay con quién
lló, mas aun cayó con muy grave error con los here- más placer tomen de conversar los ángeles que con
jes maniqueos, de la cual nunca pudo levantarse has- las vírgenes. Porque ellos también son vírgenes co-
ta que hubo topado con las Epístolas de San Pablo; mo su Señor, el cual quiso tener la Madre Virgen, al
de donde podemos inferir que se deben leer cosas que discípulo virgen, a la esposa muy amada (que es la
alcen nuestros pensamientos a Dios y pongan nues- Iglesia) virgen; todas las otras vírgenes son despo-
tras ánimas en el reposo y quietud de la santa fe sadas con Él, pues que entra en las bodas con las vír-
cristiana, encaminando nuestras conciencias por el genes, y a doquier que va el Cordero sin mancilla,
camino llano de la justicia y caridad con el prójimo. que nos limpió con su preciosa sangre, siempre anda
Sobre todo, guárdese de creer que la Iglesia tiene acompañado con gran número de vírgenes.
ordenadas las fiestas para jugar o bailar, ni para que En los Cánticos está escrito: «Nuestra hermana ni-
esté holgando la buena y honrada doncella con sus ña es, y no tiene tetas». Sea aquella voz de Jesucris-
vecinas, iguales amigas, sino para qué, más desocu- to, ahora de los ángeles; el ánima nuestra se dice en
pada, e intentamente con todos sus sentidos puestos quien está aposentada la verdadera virginidad, de
en el Señor, piense aquella su inefable bondad, y que el Espo~o eterno está enamorado. Porque, según
vea la vanidad de esta vida y guste la gloria de la dice el Salmista, toda la gloria de la hija del Rey es-
otra que ha de tener en la eterna bienaventuran za. tá dentro de ella, allí se halla el atavío precioso, allí
el arreo de tantas virtudes como con piedras precio-
sas adornado. No te ensalces, virgen, porque tienes
CAP1TULO VI entero el cuerpo, si el ánimo tienes corrompido; no te
DE LA VIRGINIDAD. - SU VALOR Y PRECIO. - J~I\. VIRGINI- ensoberbezcas porque ningún varón te ha tocado el
DAD NO ESTA EN EL CUERPO SóLO. - EL ESPOSO TIENE cuerpo, si muchos demonios han entrado en tu alma;
LAS LLAVES. - DOCTRINA DE SAN AGUSTfN. - TODA VIR-
GEN ES ESPIRITUALME NTE DEíPARA. - BELLEZA Y NO- ¿qué aprovecha que tengas el cuerpo limpio, si el
B LEZA DEL ESPOSO DIVINO. - GRACIA Y ENCANTO DE LA
DONCELLEZ, SEGúN CATULO. - ESTIMACIÓN DE LA VIRGI- pensamiento tienes inficionado?
NIDAD ENTRE LOS PAGANOS. - SANTA TECLA VIRGEN Secóse tu alma virgen, la cual está quemada con
AMANSA A LAS FIERAS.
el calor y deseo del 1 hombre; no te derrites por el
Ahora todas mis palabras serán 'dirigidas a la vir- amor santo; perdiste toda la virtud que tenías con es-
gen, la cual tiene en sí el bien incomparable, que es ta virginidad, y no gozas del pasatiempo y de las de-
la integridad o puridad e incorrupción del pensa- licias del paraíso, y por eso estás vacía y no tienes
JUAN LUIS VIVES INSTRUOOióN DE LA MUJER ORISTIANA
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aceite, de manera que mientras corres a; que lo ven- tidura el título de su dignidad y preeminencia, que
de ya cuando vuelvas no te conocen, as1 que cuando es el Rey de los .r eyes y Señor de los señores; aquél
to~ares a la puerta (seg~n el Señor amepaza en_ ,el de quien profetizaron los Profetas, que su reino es
Evangelio), te respondera con muc~a razon: ¿Q_u~en de todos los siglos; aquél de quien dijo el ángel que
eres? Anda, que no te conozco. Tu entonces <liras: su reino no tendría fin?
¿Como así? ¿No conoces este cuerpo cerrado y no to- Levantémono s ahora un poco, si te place, y filoso -
cado de varón? Dirá el Señor: Yo no veo el cuerpo, femos con San Agustín en esta tal alta materia, lo
el ánima veo yo descubierta a los hombres y aun a cual haremos de manera que tú me entiendas, y aun
los demonios. Lóaste mucho, y andas tú muy hin- mejor que yo mismo; porque tengo de hablar de tus
chada con fantasía virgen, · porque no traes hinchado perfecciones y mostrarte lo que tienes en ti :misma.
el vientre; tórnaste loca con esta vanagloria, porque Concibió la gloriosa Virgen a Jesús Salvador nuestro
tienes hinchada el ánima, no de simiente de varón en dos maneras, primero en el alma, y después en el
sino del demonio; escucha cómo agradas a tu Espo- cuerpo, y fué una cosa la más alta y más noble y ex-
so, el cual dice: «Desconocite, hermosa sobre todas celente haber concebido en el alma que no en el vien-
las mujeres sal fuera y sigue las pisadas de tus ga- tre. Por donde se sigue que tú también tienes parte en
nados; apacienta tus corderos cabe las cabañas de los esta más excelente concepción. ¡Oh bienaventurad a
pastores. No conoces cómo es grande bien la virgini- de ti, que eres madre maravillosa, y no como suele ser
1 i dad, no eres mi esposa; sal y vete; sigue el rastro del
mal ganado que crías en el pasatiempo, y pues no apa-
hijo cualquiera, sino maravilloso! El Señor en el Evan-
gelio, a la mujer que le dijo, «bienaventura do es el
cientas mis corderos, procura y sustenta los tuyos; a vientre que te trajo y los pechos que te criaron», le
mí, que soy Pastor único soberano y en todo bueno, responde: «también son bienaventurad os los que oyen
no me quieres tanto como debes; quédate, pues, ca- la palabra de Dios y la guardan». A los judíos, cuando
be las cabañas de los pastores tras quien andas, por- le dijeron que su madre y hermanos le estaban espe-
que si en pos de mí quisieses venir, conocerías a un rando a la puerta, les respondió: «¿Quién es mi ma-
solo Pastor, y no a tantos». Y ya ves, hija mía, cómo dre y mis hermanos?» Y extendiendo la mano sobr e
tu Esposo quíere que toda seas suya en ánima y los discípulos, dijo: «Éstos son mis hermanos, ésta es
cuerpo. mi madre, y todos aquellos que hacen la voluntad de
Ruégote, pues que así es, conozcas· tus bienes cuán mi Padre, que está en los cielos». Por tanto, podemos
grandes son. Sabe que no tiene precio ni cuantía tu decir que, aunque ninguna parió corporalment e a Je-
virginidad si la limpieza de tu cuerpo acompañare sucristo sino una sola Virgen, todas las vírgenes y áni-
la del ánimo casto, y si guardas al cuerpo y ánimo mas santas le paren espiritualmen te. ¡Oh virgen, paré-
juntos y les pones cerraduras, las cuales nadie pue- cete por ventura poco ser madre, hija y esposa de
de abrir sino tu Esposo que tiene las llaves de David, Dios! Y esto quiérelo Él por su {nfinita liberalidad,
el cual se huelga y regala en ti, como en un templo que no haya cosa en Él que no ·sea tuya, y que no la
consagrado a la su divinidad, ¿parécete, por ventu- puedas alcanzar por tuya con toda razón y derecho.
ra, que es .poco caber en tu puridad ·sola, el que no Si buscas esposo hermoso, éste es lindo sobre todos los
cabe en todo el mundo por grande que es? Para hijos de los hombres. Si le quieres rico, de éste oyes
mientes ahora cómo está alegre la mujer de verse decir la gloria y las riquezas están en su casa. Si te
preñada, y traer en su vientre al que ha de ser Rey; agrada ser noble, Él es Hijo de Dios, e infinitos reyes
¿y tú no estarás alegre de verte que traes, no sólo se cuentan en sus antepasados; su generación no tiene
en tu vientre, mas aun (lo que es mucho más) en tu cuento, porque la antigüedad de su linaje es antes del
alma y pensamiento al que traía bordado en la ves- mundo criado, desde los días de la eternidad. Si te
98 JUAN LUIS VlltEI'/ I NSTRUCCIÓN DE LA MUJER CRISTIANA 89
place esforzado, de éste se escribe, sabio es de ~orazó;11 suyos ni de l?s extraños». Y no solamente ~ntre ~os
y valiente de fuerzas. Y en el Salmo XLIV esta escn~ hombres gentilicos, pero entre aquellos sus d10ses fm-
to: «Cíñete tu espada en tu lado muy poderoso». S1 gidos se hacía muy gran estima de la virginidad. Ci-
lo deseas bueno, ninguna cosa oyes decir tanto de Él beles, la cual ellos decían ser madre de los dioses,
como que es perfecto. Si por ventura que tenga gran- afirmaba que era virgen. Diana, porque había pro-
de estado, de éste está escrito que todo lo tiene deba- metido perpetua virginidad, no es de creer cuán pre-
jo de sus pies. Y en otro Salmo se dice: «Los reyes le ciada era entre los dioses, según lo cuentan algunos.
sirven, y no sólo los hombres son a Él sujetos, mas A Minerva tres cosas le hacían admirable, es a saber:
aun los ángeles, los elementos y los cielos mismos», lo virginidad, fortaleza y sabiduría; dícese que la dicha
cual dice Él, que es la suma verdad de sí mismo: «Da- Minerva nació del cerebro de Júpiter, de donde te-
do es a Mí todo poder en el cielo y en la tierra»; y nían creído en ninguna manera podía proceder cosa
en fin, si pides en Él sabiduría, todas las cosas son que no fuese pura, casta y sabia. En tanto grado pen-
descubiertas delante sus ojos, y no sólo es sabio, pero saban los gentiles que la virginidad está unida con la
Él es la misma sabiduría, y no la sabiduría de Sócra- sabiduría, que dijeron cómo las :nusas, que son las
tes, ni de Platón, ni de Aristóteles, sino de Dios, el que a su voluntad reparten las ciencias, eran todas
cual por aquella misma sapienza hizo y rige a este vírgenes. Pitias otrosí, la que daba las respuestas a
mundo que ves. los que iban a consultar al oráculo de Apolo en la is-
Piensa ahora con cuánto cuidado debes guardar esta la de Delfo, estando llena de espíritu, con el cual adi-
perla de la virginidad, la cual te hace semejante a la vinaba las cosas venideras, dijeron que era virgen.
Iglesia e igual en parte a Santa María; con ésta eres Todas las Sibilas, las cuales, según Marco Varrón,
hermana de los ángeles, madre de Dios y esposa de fueron diez, San Jerónimo escribe que todas fueron
Jesucristo. Dejo aquí de hablar de los honras munda- vírgenes. En Roma asimismo hubo un templo de la
nas, las cuales, o no deben hallar lugar en el ánimo diosa Vesta, do estaban ciertas vírgenes consagradas
cristiano, o han de estar muy remotas y apartadas de allí como monjas de ella, llamadas Vestales, a las cua-
tus pensamientos. Vemos que no hay quien no ponga les todo el Senado romano acataba y se levantaba a
los ojos en la virgen; ¡cuán dulce, cuán agradable, ellas; y les hacían lugar por donde pasaban, y, por
cuán amada es la niña virgen siendo buena! ¡Cuán consiguiente, todo el pueblo de Roma las tenía sobre
aborrecida, cuán desechada, cuán huída de todas par- su cabeza. Siempre la virginidad fué cosa sagrada, y
tes es la mujer siendo mala! Y no sólo entre los cris- no sólo para con los buenos, mas aun entre los ladro-
tianos, pero entre los gentiles era tenida en muy gran- nes y bellacos, y aun entre las bestias fieras. San Am-
de estima la virginidad. Oigamos lo que dice Catulo, brosio dice, qne hallándose Santa Tecla en medio de
poeta elegantísimo, en su Epttalamo: las fieras, 1~ hizo perder su natural ferocidad sólo
«Como la muy hermosa flor que nace en parte adon- con el acatamiento que tuvieron a su santa virgini-
de no llega pastor ni toca el arado, y se cría muy lo- dad, la cual es de tanto merecimiento, que, según es-
zana con la dulce templanza del aire y con las aguas criben los naturales, hasta los leones la acatan y la
del cielo, y se corrobora con los rayos del sol: n atu- hacen reverencia.
ralmente, todos la desean; pero después de cogida y
marchita no hay quien la quiera; así es la done.ella,
la cual mientras está virgen, cuando no se ha llegado
ni comunicado con varón, es amada, querida y pre-
ciada de todo el mundo; pero después de corrupta y
perdida la flor de su virginidad, ni es querida de los
JN STRUOOióN DE LA MUJER ORISTIANA
JU A N LUIS VIVE S'
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Dios no diga de ti, la virgen de Israel cayó, y no hay
quien la levante. Claramente te digo que (como Dios
pueda hacer lo todo, no puede, de potencia ordinaria,
CAPíTULO VII levantar a la virgen después de caída, esto es, hacer .
D-:SI , CUID A DO QUE SE HA DE TENER DE LA VIRGINIDAD. - que no haya sido corrompida), bien puede librarla de
HAST A L OS E N AMORADOS RESPETAN LA VIRGINIDAD DE la pena, mas no coronarla de gloria virginal siendo
SUS AMADAS. - EL MISM O DIO S NO PUEDE , RE STITU IR LA
VIRGINIDA D A QUIE N LA PIER DE. - VERGÜENZA Y AFREN-
T A DE LA VIRGEN DE SFLORADA. - CASTIGOS Y VENGA N-
corrompida. Teman, pues, los hombres (aunque ellos
ZAS DE P ADRES Y HER MANOS. - TEM ORES Y ANGUSTIAS no pierdan nada al presente) quitarte lo que no te
DE LA MUJER MALA. - LA CASTIDAD ES EL FUNDAMENTO
DE LAS DEMAS VIRTUDES. pueden tornar, y tú no habrás temor de echarte a
perder para siempre, y dar en el aire lo que-..no s_e
En cuánto será, pues, de tener aquella joya tan ex- puede vender por ningún precio. Quien por un poqui-
celente y maravillosa de virginidad, viendo cuántas to de placer vano y fugitivo vende al demonio su al-
veces ha defendido de los malvados tiranos y de los ma, ¡oh enemiga de ti misma!, bien mereces pena
grandes ejércitos a las mujeres, las cuales, según lee- perpetua, pues quisiste placer temporal.
mos infinitas veces haber acaecido, tiendo presas en Si los afectos humanos otrosí pueden algo como
poder de soldados fueron puestas en su libertad, sin cierto deben poder a lo menos los que son justos Y
ninguna mácula de sus personas ni de su honra, sólo honestos 1 vuélvase la doncella a cualquier parte cuan-
por decir que eran vírgenes. Tan grande era, aun en- do haya perdido su virginidad, todo se le hará t;i.ste,
tre los gentiles, la reverencia y acatamiento del nom- lloroso, dolorido, lleno de espanto y de grand1s1mo
bre virginal, que no consentían, por una tan brevísima pesar: tendrá mucha rabia contra sí misma. ¿Qué do-
y momentánea imaginación de falso deleite, destruir lor es el de los padres? ¿qué infamia reciben los pa-
tan ·gran bien, y querían antes que otro cualquiera rientes? ¿qué tristeza sienten los amigos? ¿qué gemi-
fuese autor de acometer aquella vileza que no ellos. dos dan los familiares? ¿qué lágrimas echan los que la
¡Oh, maldita doncella e indigna de vivir, la que de criaron? ¡Oh hija! ¿estas alegrías das en pago de tan-
su grado pierde un tan rico y tan excelente joyel, y tos cuidados, de tantas malas noches, por tan gran-
t al, que los sacrílegos y malvados soldados, impuestos des trabajos y fatigas? ¿es éste el fruto de la crian-
en mil maldades y latrocinios, rehusan de tomarle pu- za? ¿esto tal das en premio y galardón de los benefi-
diendo! Qué digo de los soldados, si aun hasta los cios? Considera, pues, triste y para mientes, no así li-
mismos que andan ciegos y embelesados de amores geramente las maldiciones, reproches, denuestos de
se detienen, mirando cuán grande es la traición que los padres, familiares, amigos y ,; ecinos, blasfemando
andan por hacer. Esto es ver dad, porque no hay ena- tu maldad, y la hora en que naciste, tan grande des-
morado tan loco ni perdido, aunque haga grandísi- honra en casa de los tuyos, vergüenza en los que te
mos desconciertos, que si piensa y mira ser virgen • criaron, mancilla en tu edad, dolor en tu vida, pena
tras quien él anda por corromperla, no se despierte, en tu alma. Piensa ahora qué burlas, qué escarnios,
no abra los ojos, no cobre juicio, no mire desde una qué cuenta harán de ti las otras vírgenes, que no so-
hasta mil veces cuán gran mal es lo que empren- lían competir contigo en bondad. Qué harás de vol-
de, y toma acuerdo que lo debe dejar, y mudar pro- ver las espaldas tus amigas y conocidas, qué huída se-
pósito. rás de todas partes, qué soledad hallarás en todo lo
Considera, pues, tú, qué debes hacer de un bien tan qué hicieres; no hay madre que seso tenga, que no
preciado, el cual después de perdido, ni tú le puedes aparte lo más que puede de tal pestilencia, no sola-
tornar a recobrar, ni quien te lo quitó te lo puede mente las hijas por que no se pierdan, mas aun a los
volver. Guarda (dice el glorioso San Jerónimo) que hijos: vemos que si algunos las C¡'..ierían bien, viendo
42 Jfl.AN LUIS VIVES IN S TIWCCióN DE LA MUJER Cll,JSTIANA
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esto en ellas las aborrecen, y los que primero se les porque la hallaron con un hombre. En Nápoles un
daban por servidores las desamparan, y como antes caballero ahogó tres hijas por saber que estaban co-
fingían de burlas que la amaban, ahora muestran de rrompidas, Llenas están las historias de ejemplos,
veras que la aborrecen, y no solamente lo muestran lleno está el mundo, y no es maravilla que los pa-
con señas, más aun con palabras lo publican delante dres y hermanos hagan esto, y que el afecto Y. ai:nor
de todos, diciendo las maldades que de ti saben, glo- entrañable súbitamente se vuelva en aborrec1m1en-
riándose no tanto de lo pasado, cuanto aun de lo que to, como quiera que ellas (no digo más de doncellas
no se hizo; y lo dicen de tal manera, que me espanto que de casadas, que de viudas, y de _todas maneras
cómo ninguna mujer, si por eso pasa, pueda tener vi- de mujeres), arrebatadas de pestífero amor, desech.3:n-
da, no digo alegre, mas aun triste, y que no se deshaga do de sí toda carnalidad, aborrecen a los padres, quie-
de dolor como sal en el agua. ren mal a los hermanos, desaman hasta los hijos, cuan-
Pues qué diremos de las iras y rencores que todos to más a los familiares y conocidos. Pues vuélvase con
los suyos le tendrán, por donde sabemos muchas hi- esto la mujer a mirarse, y considere su maldad, yo
jas haber sido degolladas de sus padres, hermanas de aseguro que temerá de sí misma, y se espantará de
sus hermanos, muchas siendo huérfanas de sus tíos y verse tan fiera, y no descansará de día ni de noche,
curadores, parientas de sus parientes. Ejemplos tene- siempre acosada con el azote de su conciencia.
mos de esto, y no pocos. Hipomenes, príncipe de los No teme a la mar quien no navega; tampoco es-
atenienses, como supiese que su hija fué corrompida panta la guerra a quien no anda en ella; no maltra-
antes de ser casada, por esto la cerró en un establo tan los ladrones a ,quien no va camino; está seguro
con un caballo muy bravo, sin darles de comer, adon- que no le maten por envidia el pobre; al que está
de el caballo, rabiando de hambre, y también por su en España poco le darán los vientos y tormentas que
natural ferocidad, la hizo pedazos. Poncio Aufediano, se engendran en Inglaterra; seguro está el que está
en Roma, sabiendo que el maestro de sus hijos había en Etiopía de la furia del rayo por la naturaleza de
sido tercero entre su hija y Fancio Saturnini, mató a la tierra. La mujer mala todo lo teme: piensa que
los dos, es a saber, al maestro y a la hija. Publio Atilio la tierra la ha de sorber; cree que en la mar o en cual-
Filisco mató a su hija por verla corrupta. Hallóse en quier agua se ha de hundir y ahogar; tiene por cierto
la misma ciudad de Roma un Virginio Centurión, el que el aire o el cielo la han de confundir con las
cual antes quiso perder a su muy amada hija Virgi- tinieblas; dice que por su 'pecado nunca verá la luz
nia, y que muriese siendo buena, que no que viviese y claridad; aborrece y no querría parecer; cualquier
corrupta, por donde viendo que no la podía librar del estruendo o ruido que sea las espanta durmiendo,
tirano, con un puñal de su propia mano la mató, echán- velando, andando, si están quedas; de cualquier ma-
doselo delante de él por los pechos, con lo cual libertó • nera que se hallan dicen que no están seguras; cuan-
a su hija de la infamia, y asimismo de vergüenza, y do alguno las mira luego piensan que aquél es sa-
fué causa que Roma se quitase de la cl'uel tiranía de bedor de su maldad y por eso la mira; no oirá ha-
los Decenviros. blar secretamente que no crea hablarse de sus feal-
En memoria de nuestros padres en Cataluña, dos dades; no se hablará delante de ella de malas mu-
hermanos viendo a una hermana suya ( que ellos te- jeres que no se sienta y piense decirse por sí misma;
nían por virgen) estar preñada, disimularon su enojo no oirá el nombre del que la echó a perder, aunque
hasta que hubiese parido, y en pariendo, delante· de lo diga otro, que no tema que de través tiran a ella;
la partera la mataron a puñaladas. En la misma par- no se hará ruido en casa que no se amortezca de
te de España, siendo yo muchacho, tres doncellas aho- miedo, que su mal vivir no sea descubierto y ella
garon con una toca de lienzo otra su compañera, castigada por ello.
JUAN LUIS VIVES .: INSTRUOO ióN DE LA MUJER CRISTIANA 45
pime, triste de ti, ¿ qué reinos, qué señoríos que- que le hizo el malvado hijo del rey Tarquina , sien-
rnas haber comprado con este tormento tan conti-- do pregunta da por su marido Colatino si las cosas
nuo, el cual es tan grande, que algunos dijeron que de su casa eran salvas y fuera de peligro, toda llena
no saben si lo ha de haber mayor en el infierno? de ira y aflicción, respondió : «¡Ay dolor, y qué pue-
El mismo tormento pasan los hombres de mala vida, de haber salvo en la mujer, perdida su castidad!>>
no lo niego; pero el "de las mujeres es tanto mayor, Y sabemos que ésta, aunque tuvo el cuerpo macula-
cuanto parecen ser mayores sus crímenes, porque na- do, fué el ánima limpia de todo contagio, por lo cual,
t~ralmen te son más temerosa s que los hombres. Y echándos e un cuchillo por los pechos, como , dijo
s1 alguno quiere mirar claro, y no por tela de ceda- Quintilian o del soldado de Mario, tomó venganza de
zo, hallará que las mujeres, cuando no saben guar- la fuerza que padectó, haciendo esto lo más presto
dar su castidad, merecen tanto mal, que no es bas- que ella pudo para que el ánima limpia se departie-
tante el precio de la vida para pagarlo. A los hom- se del cuerpo corrupto. Yo no digo esto porque nin-
bres muchas _cosas les son necesaria s. Lo primero guna se mate, sino porque la virgen tenga firme pro-
ten~r prudencia y que sepa hablar, que sea perito y pósito de morir antes que mancillar ni corrompe r
sabio_ en l~s cosas d~l mundo y de su república , ten- su virginida d; porque la mujer sepa que no le queda
~ª1:1 mg~mo, ~emona, arte para vivir, ejecute jus- ninguna cosa de bien cuando ha perdido la flor de
ticia y hberahda d, alcance grandeza de ánimo, fuer- su castidad y limpieza. Que aunque le quiten la her-
za de cuerpo y otras cosas infinitas. Y si algunas de mosura, y no sea de linaje, falten las riquezas, no ten-
éstas le faltan, no es mucho de culpar con que tenga ga bien hablar, sea torpe sin agudeza de ingenio y que
a~gu!las. Pero en la mujer nadie busca elocuenci a no sepa hacer cosa, sólo que tenga castidad, todo lo
m. ~1en ~~blar, grandes primores de ingenio ni ad- tiene; por el contrario , dale todas aquellas cosas, que
mm1strac10n de ciudades, memoria o liberalida d· so- ninguna le falte, y dile que es corrupta; con esta pa-
la una cosa se requiere en ella y ésta es la castidad labra se Jo has quitado todo y la has dejado desnuda,
la cual, si le falta, no es más que si al• hombre 1~ perdida y desampar ada.
faltase todo lo necesario .
, Porque así como en la piedra preciosa llamada
opal? hay muchos c?lores y virtudes de otras piedras CAPtTUL O VIII
prec10sas, como qmer que tiene el resplando r del DEL CUIDADO QUE EN LA VIBGEN SE HA DE TENER EN
carbunclo , el rosor de la amatista, el color verde de CUANTO AL CUERPO. - AYUNO DE LAS ViRGENES. -
ARDOROSO
NO
O
NADA
la esmeralda , y todo esto mezclado admirabl emente HAN DE BEBER VINO. NI COMER
EXCITANT E. - LAS ENTRA:f;l'AS DE LA MU.TER SON UN VOL-
reluce en ella, así todos las virtudes están ameta- CÁN. - NECESIDA D DEL ALIMENTO SENCILLO PARA LA
TEMPLANZ A ESPIRITUA L. - DANZAS, OLORES Y VESTIDOS.
ladas con la castidad. Por cierto que es muy inhábil - LA CAMA. - MODESTIA DEL TRA.JE QUE CONVIENE A
Y para poco aquel que no basta a guardar una cosa !,A VIRGEN. - EL MUCHO DORMIR. - EL OCIO. - EL DE-
BER DE TRABAJAR . - LAS MUJERES JUGADORA S Y SUI
sola, siéndole tan encarecid amente encomend ada y CONDENAC IÓN.
puesta debajo l'.1 llav:e de su, voh,mtad, tal, que nadie
se la puede qmtar sm que el de vuelta y consienta Aunque hablar del cuerpo no parece que convenía
en su mis~o perdimien to. Si la mujer esto conside- a este propósito más que por los afectos del ánimo,
r_are,_ soy cierto que no se descuidar a en guardar su puesto que no se manden, por la inclinació n del cuer-
hmp1eza y cerrar todos los _pasos de sus sentidos por po se sienten sin duda mover por él, a esta causa ha-
do le pueden escalar la fortaleza de estos su ricos bremos aquí de decir algunas cosas acerca del cuida-
tesoros. do que la virgen ha de tener de su cuerpo. Primera-
Lucrecia, habiendo padecido su cuerpo la fuerza mente, yo tengo por bien avisar a los padres lo que