ROSTROS 6:isabel de Bohemia
ROSTROS 6:isabel de Bohemia
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Correspondencia Filosfica
DUALISMO CARTESIANO
Lo ms interesante es que uno de los tems cuestionados por Isabel en
sus cartas, es tambin uno de los puntos ms criticados a la concepcin
de Descartes en la actualidad. Se lo culpa de las secuelas que su teora
-el dualismo cartesiano de cuerpo y alma como dos sustancias- ha dejado
tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales. El tema
clave de las cartas es el problema de la comunicabilidad entre cuerpo y
alma en tanto sustancias; res extensa y res pensante. Pareciera que
Isabel tena claro que acorde al planteo de Descartes el problema de la
interaccin mente-cuerpo era imposible de resolver. Y esto daba lugar a
diversas implicaciones morales que ella explicit.
Esta es la pregunta que en la primera carta Isabel
Descartes que tenga la bondad de responderle:
le ruega a
Por otra parte, una declaracin como sta, tan llena de intenso
sentimiento, aunque estratgicamente colocada casi al final de la carta,
tiene el inters aadido de que Descartes la escribi cuando la decisin
de acudir a la corte sueca la tena ya casi tomada, y es seguro que una
insinuacin en sentido contrario por parte de la princesa Elisabeth le
hubiera determinado a cambiar de planes. Por eso, cuando los crticos se
preguntan por los motivos de la marcha de Descartes a la corte sueca,
adems de ha-cer referencia a sus problemas econmicos y a la
hostilidad de los telogos holande-ses, habra que aadir su necesidad de
escapar de esta situacin en la que la tristeza y el sufrimiento por no
sentirse correspondido por la princesa le llevaron a intentar
uncambio radical en su vida que determin incluso que al poco tiempo
tratase de des-plazar sus sentimientos por la princesa hacia una ciega
admiracin por la reina Cris-tina. Pues, efectivamente, una vez en la corte
sueca, sus sentimientos por la princesa se fueron enfriando, y, a partir de
ese momento, al parecer con cierto despecho, en octubre de 1649 le
escribi hablndole con admiracin de las extraordinarias virtudes de la
reina, destacando en ella adems
"una dulzura de carcter y una bondad que fuerzan a todos aqullos que
tienen el honor de acercarse a ella a entregarse con devocin a
su servicio"[24].
Le cont poco ms adelante que, al preguntarle la reina por la princesa
Elisabeth, le habl de lo que pensaba de sta y aprovech la ocasin para
decirle que del mismo modo que no pensaba que la reina fuera a sentir
celos por lo bien que le hablaba de la princesa, igualmente confiaba en
que ella no sentira celos por lo bien que le estaba hablando de la reina:
"no tem que sintiera envidia[25]alguna, de la misma forma que tengo la
segu-ridad de que Vuestra Alteza tampoco puede sentirla porque le
refiera sin rodeos lo que de esta reina opino"[26].
Parece que la intencin con que escribi estas palabras pudo ser la de
expresar a la princesa, aunque de forma velada, que haba superado
aquella dependencia afec-tiva tan absoluta que en los ltimos tiempos
haba sentido por ella, pues haba encon-trado a otra persona cuyos
mritos eran similares o tal vez superiores a los suyos. Pero, en cualquier
caso, Descartes logr mantener una actitud de entereza ante la princesa,
aunque cediendo un poco a la tentacin de una pequea venganza al
referir-se a la posibilidad de que la princesa pudiera sentir celos por la
admiracin que l deca sentir hacia la reina Cristina.
librarme
lo
antes
posible
de
tan
ingratos
Autor:
Antonio Garca Ninet
Doctor en Filosofa
[1] Carta al padre Vatier, 22 de febrero de 1638: ces penses ne mont
pas sembl tre propres mettre dans un livre, o jay voulu que les
femmes mmes pussent entendre quelque chose . La cursiva es ma.
Estas palabras aclaran que cuando Descartes pretende que incluso las
mujeres pudieran entender algo, no se refiere al hecho de haber escrito
el Discurso del Mtodo en francs, como han supuesto algunos crticos,
sino al hecho de no haber tratado en dicho libro de cuestiones que no
fueran entendibles para las mujeres, como las de carcter teolgico.
[2] Sin embargo, a pesar de la falta de certeza acerca de su relacin
durante los aos intermedios, He-lena Jans vander Strom reaparece en la
vida de Descartes cuando ste accede a actuar como testigo de su boda
despus de junio de 1644. Helena se cas con Jan Jansz van Wel, que era
originario de Eg-mond, y se establecieron en Egmond aan den Hoef. Antes
de casarse, ambas partes presentaron un acuerdo prenupcial segn el
cual si una de ambas partes muriera antes de que hubiesen tenido hijos,
la otra parte recobrara su aportacin original junto con un extra de mil
florines [] En mayo de 1644, Descartes haba regresado para vivir en
Egmond aan den Hoef, desde donde viaj a Leiden de camino para ir a
Francia. Haba esperado finalizar la publicacin de los Principios antes de
su marcha, pero hubo retrasos provocados por la preparacin y la
impresin de los diagramas. Sin embargo, haba un motivo ulterior para
su retraso, ya que parece que Descartes estuvo en Leiden para asistir a la
boda de su antigua sirvienta. El acuerdo deca que el padre del novio (o
de los novios) haba estipulado una dote de 1.000 florines, que seran
devueltos a la familia, si Helena muriese sin hijos. []. Esta clu-sula fue
tachada en el acuerdo prenupcial, siendo esto un indicio de que una parte
del dinero pudo haber sido dada por Descartes, para ayudar a Helena a
Pennsula,
sido puestas por Dios en el ser humano y, por ello, todo lo referente a una
supuesta responsabilidad, culpabilidad o castigo sera un completo
absurdo.
[42] Carta a Elisabeth, enero de 1646. La cursiva es ma.
[43] il a su exactement quelles seraient toutes les inclinations de notre
volont (Ibidem). La cursiva es ma.
[44] ils peuvent aussi justement tre punis (Ibidem). La cursiva es
ma.
[45] il a voulu que ces gentilshommes se battissent (Ibidem).
[46] il ne la pas voulu (Ibidem).
[47] deux diffrents degrs de volont (Ibidem).
[48] il a su que notre libre arbitre nous dterminerait telle ou telle
cho-se; et il la ainsi voulu, mais il na pas voulu pour cela ly
contraindre (Ibidem). La cursiva es ma.
[49] Carta a Cristina de Suecia, 20 de noviembre de 1647; AT V 81.