Apuntes Descartes

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APUNTES HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

COLEGIO MATER SALVATORIS


2º BACHILLERATO
FILOSOFÍA MODERNA (SIGLO XV-XVIII)
Durante la Edad Media predomina el realismo, es decir, se concibe el conocimiento como el reflejo de lo que las cosas
son, de esta manera, entre el pensamiento del que conoce y las cosas reales no existe discrepancia alguna. Para ellos
el conocimiento consiste en adecuar nuestro entendimiento a la cosa real (‘adequatio intellectus rei’). Estos filósofos
daban por sentado que el objeto a conocer (sean las 'Ideas' platónicas, las 'sustancias segundas' o esencias de
Aristóteles o el 'Dios' de Sto. Tomás) es una realidad que existe fuera de nuestra mente, tiene en su propio ser la
esencia y que para conocerla debemos «adecuar» nuestro pensamiento a dicha realidad (la noesis en Platón, la
abstracción en Aristóteles eran caminos de adecuación de nuestro entendimiento para llegar a conocer
verdaderamente dicha realidad).

Pero al llegar la Edad Moderna (siglo XV) la creencia en el realismo aristotélico entra en crisis. Aparece el idealismo
moderno, el cual, parte de la realidad primera e indudable del 'Yo pensante', el cual procura conocer la realidad
exterior al propio pensamiento mediante ideas (las cuales son imágenes/representaciones mentales que el
pensamiento se hace de la realidad). Por tanto, las «ideas», no la realidad misma, son el inmediato objeto de
conocimiento. ¿Y cómo sabremos si tales ideas, que están en nuestra subjetividad, son una representación objetiva
del mundo, es decir, una representación del mundo tal y como es? Descartes no lo duda: sólo si el pensamiento las
intuye con claridad y distinción, es decir, sólo la «evidencia» subjetiva de las ideas nos proporciona certeza sobre su
verdad objetiva. Las causas son:

- Renacimiento donde el hombre y su capacidad racional pasa a ser el centro de todo, la razón se independiza
de la fe
- La destrucción de la unidad religiosa (con la aparición del protestantismo) que destruye la creencia en la
unicidad de la verdad
- Revolución científica: La tierra cesa de ser el centro del universo, la tierra ahora es un planeta más y no de los
más grandes
- Entra la duda: el saber humano entra en una de las crisis más profundas que ha conocido
- Surge la idea de que el pensamiento humano está condicionado por el tiempo y por la historia, relativismo y
subjetivismo
o Primera navegación: en tiempos de Parménides la filosofía nace, se encuentra con el descubrimiento
de la razón y se entusiasma por descubrir el SER de las cosas, es un pensamiento espontáneo y libre.
Parménides, Platón y Aristóteles no habían sufrido ningún gran desengaño.
o Segunda navegación: Descartes inicia una nueva etapa en la filosofía, en el siglo XVI el pensamiento
humano no es ni espontaneo, ni libre. Descartes está desengañado por los errores del pasado, inicia
su pensamiento bajo la bandera de la cautela y de la duda.
EL RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES (1596-1650)
René Descartes es uno de los filósofos
franceses más importantes de todos los
tiempos, considerado el padre de la
filosofía moderna: iniciador del
RACIONALISMO (constituyendo a la razón
humana en el único fundamento a partir
del cual podemos admitir verdades,
rechazando la revelación y la fe) y padre
del IDEALISMO MODERNO (lo primero
que podemos afirmar que existe es
nuestro pensamiento y las ideas en él
contenidas).

A la hora de considerar su pensamiento,


no debemos olvidar que Descartes filosofa
en plena Revolución Científica de la que él
forma parte. Con su filosofía quiere
romper con la metodología aristotélica y
tomista de la que desconfiaba y busca
fundamentar la Nueva Ciencia (nacida con
Copérnico y desarrollada por Galileo y
Kepler, entre otros). Por eso planteará en
su obra “El discurso del método” un
método basado en las matemáticas con la pretensión de que sea infalible y universal.

Por método entiende Descartes una serie de reglas ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente
no tome nunca lo falso por verdadero. Este método para orientar la razón y encontrar la verdad en la ciencia (método
cartesiano), basado en la evidencia de aquello que es cierto, podríamos calificarlo de intuitivo-deductivo. Esta
evidencia en filosofía nace de la duda. Se trata de dar al conocimiento humano un fundamento firme, unas bases
indiscutibles para cualquier mente racional.

El camino es la duda: “Solo dudando de todo, al menos una vez en la vida, podemos llegar a conseguir alguna verdad”.

La duda cartesiana es metódica, es un procedimiento para llegar a la certeza. Su duda, no obstante, será muy
diferente a la duda escéptica. El escéptico duda para permanecer siempre en la duda; Descartes, en cambio, duda o
“finge dudar” para llegar a una situación contraria a la de los escépticos, él busca la certeza, la seguridad en la ausencia
de error, el fundamento seguro.

Las cuatro reglas del método cartesiano y que son normas para hacer un buen uso de la razón, son:

1. Regla de evidencia: No aceptar nada que no sea evidente, es decir, considerar momentáneamente como falso todo
aquello que no se me presente en la mente de forma clara, distinta e imposible de ser sometido a duda.

2. Regla de análisis: Dividir cualquier dificultad en partes más pequeñas para facilitar llegar a la verdad científica.

3. Regla de síntesis: Conducir ordenadamente los pensamientos, desde las evidencias simples hasta la construcción
de conocimientos más complejos (deducción).

4. Regla de enumeración y revisión: Enumerar de tal modo las cuestiones y hacer revisiones tan generales para estar
seguro de no haber omitido nada que sea importante y decisivo.

El “Discurso del método” es una de las obras que inauguran la filosofía y la ciencia modernas ya que incorporan como
característica definitoria el ser un pensamiento crítico, resultado de servirse de la razón (y de la experiencia) y no de
la fe o los dogmas.
Las mismas ideas contienen las “Meditaciones metafísicas”. Lo que hace Descartes en esta obra es poner en práctica
su método: él medita, es decir, se aleja de aquello que percibimos por los sentidos y de los prejuicios, y se encomienda
a su pensamiento, poniendo todo en duda.

MEDITACIÓN I

La Meditación I inicia la temática de la duda, una duda racional y metódica.

Descartes se plantea la necesidad de deshacerse de todas las falsas opiniones y comenzar de nuevo desde los
fundamentos. Por eso, considera como falso aquello que no sea evidente que es cierto.

Y de lo primero que dudará (primer nivel de duda) será del conocimiento que le proporcionan los sentidos, por dos
razones:

• Los sentidos nos engañan acerca del tamaño, figura o posición de los objetos, por eso no es prudente fiarse
de ellos
• Con frecuencia nos es imposible distinguir la vigilia del sueño; ya que muchas veces cuando creo tener una
experiencia, forma parte de un sueño que es irreal. Luego todo saber construido a partir de la experiencia
inmediata proporcionada por la sensibilidad carece de fundamento

Descartes advierte, por otro lado, que hay conocimientos como los de las Matemáticas y la Lógica que no dependen
de la experiencia sensible. Este tipo de saber parece en principio cierto e indudable. Pero aquí Descartes, estira la duda
y plantea la hipótesis de Genio Maligno que podría engañar incluso en los pensamientos más evidentes, haciéndonos
dudar también de las de las Matemáticas y la Lógica (segundo nivel de duda o duda hiperbólica).

MEDITACIÓN II

Ante la posibilidad de caer en un escepticismo sin fin, habrá algo de lo que Descartes no puede dudar y es de su propia
existencia como ser pensante, pues es la única cosa que la propia duda confirma. Si dudo es que pienso y si pienso es
que soy. La existencia afirmada es la del propio yo o sujeto pensante, no la del cuerpo. La proposición Pienso luego
existo (Cogito ergo sum) es absolutamente cierta porque es clara y distinta, por eso, esta será la primera verdad
indudable a la que llega Descartes y que le permitirá construir el resto de su pensamiento filosófico

La existencia del Yo es indudable, ya que se trata de una verdad evidente. Esto no quiere decir que yo exista porque
piense y que cuando no piense, no existiré. Yo no existo gracias al cogito, sino que sé que existo gracias al cogito. Todo
este proceso de duda hasta llegar a la verdad evidente (Regla de evidencia) es conocido como LA DUDA METÓDICA.

MEDITACIÓN III

Descartes procede a continuación al examen de sus pensamientos. Entre estos hay algunos que son como imágenes
de cosas, son realidades mentales y que denominamos ideas. Las clasifica en tres:

• Las ideas innatas: las posee el pensamiento por sí mismo, “parecen” nacidas conmigo (Dios)
• Ideas facticias: creadas por mí combinando la experiencia con la imaginación (unicornio, sirena)
• Ideas adventicias: proviene de fuera, de la experiencia sensible (árbol)

Las ideas innatas no son ideas aprendida, sino que forman parte de nuestra mente sin que las hayamos experimentado.
Por eso, el Racionalismo afirma que el conocimiento es posible fuera del ámbito de la experiencia.

El tema central de esta meditación es lo que se conoce como “criterio de certeza o de verdad o regla general”: Tras
haber descubierto una verdad indudable, cogito, ergo sum, Descartes espera, mediante el examen de esta proposición
que se reconoce como verdadera y cierta, encontrar un criterio general de certeza. Y llega a la conclusión de que esa
proposición es verdadera porque es clara y distinta. Concluye que puede suponer como regla general que las cosas
que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas (Regla de evidencia). Como por ejemplo el YO: una
verdad indudable que se presenta de manera clara y distinta.

MEDITACIÓN IV

Podría parecer que, una vez descubierto ese criterio de verdad, pudiera procederse sin más a su aplicación. Pero
Descartes había planteado la hipótesis de un Genio Maligno que hubiese constituido el entendimiento humano de
modo que irremediablemente se equivocara. Y ello significa que hay que probar la existencia de un Dios que no sea
engañador, para asegurarme de que no me engaño al aceptar como verdaderas aquellas proposiciones que percibo
de forma clara y distinta.

Propone diferentes argumentos para demostrar su existencia y lo hace haciendo un análisis de sus ideas, Descartes
se pregunta por la causa de sus ideas:

Por lo que respecta a sus nociones de los objetos físicos, no ve razón por la que no podrían proceder de él mismo. Pero
hay otra idea que él tiene y que difícilmente podría ser producida de esa forma. Esta es la idea de un ser eterno,
infinito, inmutable, omnisciente, omnipotente y creador universal, es decir, la idea de Dios. La causa de la idea de Dios
(idea de infinito) no puede ser el propio yo, pues éste es finito e imperfecto. Por lo tanto, debe haber un Ser perfecto
que sea la causa de la idea que el sujeto posee de Dios, y este ser perfecto es Dios mismo. Por lo tanto, Dios existe.
Este primer argumento demuestra la existencia de Dios a partir de la idea de infinito presente en la mente del sujeto
(ARGUMENTO DEL INFINITO)

Por otra parte, Descartes se pregunta si él, que posee la idea de un ser perfecto e infinito, puede existir si ese ser no
existe. Si fuese él mismo el autor de su propia existencia (si se hubiera creado a sí mismo), se habría creado perfecto,
en cambio, es imperfecto. Por tanto, dice Descartes, sé con evidencia que dependo de algún ser diferente de mí. Este
segundo argumento demuestra la existencia de Dios a partir de la contingencia (finitud) del propio yo (ARGUMENTO
DE LA CAUSALIDAD APLICADA AL YO).

Siendo perfecto, Dios no puede habernos engañado; en consecuencia, aquellas proposiciones que son evidentes
(claras y distintas) tienen que ser verdaderas. Es la certeza de la existencia de Dios lo que nos permite aplicar
universalmente y con confianza el criterio de verdad que nos ha proporcionado la proposición “pienso, luego soy”. No
obstante, Descartes dice que incluso así el error es posible, porque Dios nos ha creado, pero no nos ha creado
perfectos. La posibilidad de error proviene, según Descartes, de la voluntad, que nos permite escoger la verdad y la
falsedad, como podemos escoger entre el bien y el mal.

MEDITACIÓN V

Aquí Descartes vuelve a mostrar la existencia de Dios añadiendo un nuevo argumento, el argumento ontológico,
una reformulación del argumento de San Anselmo.

Si analizamos la idea del triángulo nos damos cuenta de que lleva implícita que la suma de sus ángulos es igual a 180º.
Si analizamos la idea de Dios nos damos cuenta de que en ella hay implícita su existencia, ya que Dios remite a la
idea de perfección y la no existencia sería una limitación de la perfección. Es más perfecta la existencia que la no
existencia.

MEDITACIÓN VI

Una vez ha demostrado que la verdad y bondad divinas son la garantía de la verdad, la Meditación VI trata de
demostrar la existencia de la sustancia extensa o corpórea del mundo material y la realidad extramental no divina.

La existencia de un mundo sensible se basa en la negación de la hipótesis del Dios engañador. Seria contrario a la
naturaleza divina hacer que las ideas recibidas como provenientes de un mundo exterior sensible no se
correspondieran con una sustancia sensible exterior a mí. (Los sentidos, por lo tanto, son una fuente valida de
conocimiento).

En esta última meditación Descartes argumenta también su postura dualista. El dualismo sustancial cartesiano
diferencia entre el espíritu (alma/yo/mente) o sustancia pensante y la materia (cuerpo) o sustancia extensa.

Con su afirmación “cogito ergo sum” Descartes nos dice que la existencia de los humanos depende del alma, del
pensamiento, no del cuerpo. Si somos alguna cosa, somos seres pensantes. Cuerpo y alma son dos sustancias
diferentes, que pueden existir por separado. Del cuerpo tiene una concepción mecanicista (el mecanicismo sostiene
que la realidad debe ser entendida como un enorme mecanismo o máquina, donde los seres actúan mecánicamente
como los componentes de un reloj). Pero el alma no está sometida a las leyes mecánicas que rigen los movimientos
de la materia. Descartes afirma que el cuerpo y la mente se pueden concebir de manera distinta y si es así, entonces
podría existir la una sin la otra. Por lo tanto, la mente y el cuerpo no son el mismo ente. Aquello que se puede concebir
como distinto, es distinto. Añade otro argumento a favor del dualismo: la mente es indivisible, es una. Si le corto un
brazo a un hombre, su espíritu permanecerá entero. El cuerpo, en cambio, es divisible. Por tanto, son cosas diferentes.

Descartes define la sustancia como una cosa existente que no requiere más que de sí misma para existir. Pero esta
definición, si se entiende en su sentido literal, solamente tiene aplicación a Dios (sustancia infinita e increada). Pero la
definición sirve para remarcar la independencia de las tres:

1. Res cogitans: es el pensamiento, la razón y la inteligencia. Es inmaterial. Es el Yo surgido del cogito. Seria
equivalente al alma.
2. Res extensa: es la materia y su atributo principal es la extensión (la capacidad de ocupar espacio): volumen,
tamaño, peso…
3. Res infinita: es Dios (es la sustancia creadora de las otras dos: del yo y del mundo).

El dualismo plantea el problema de la relación entre la mente y el cuerpo: cómo las afecciones del cuerpo pueden
producir ideas en la mente y cómo las ideas de la mente pueden producir acciones del cuerpo. Para resolver este
problema, Descartes propuso la existencia de un punto en el cerebro humano (la glándula pineal) donde se
establecería esta comunicación entre el cuerpo (órganos sensoriales) y la mente (voluntad, alma, yo).

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