Historia Del Montanismo PDF
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Hace siglos, salir a escalar una montaña hubiera sido considerado un acto de
locura. La idea de que los paisajes salvajes podían llegar a ser atractivos apenas
existía. Las montañas eran lugares peligrosos, no de belleza, un mundo alto que
se tenía que evitar y no buscar. Para las personas, las montañas eran lugar de
los santos, un reino para venerar desde abajo y nunca entrar en él. Si era
necesario se rodeaba las montañas, pero nunca se subía en ellas, solo los
monstruos o los dioses residían en ellas.
Luego, como todo, esto fue cambiando, olvidamos a los dioses y divinidades y
nuestro sentimiento por la montaña llego a un cambio extraordinario: la
fascinación reemplazo a la inquietud y la aventura reemplazo la reverencia.
Entonces, de apoco los lugares en blanco en el mapa se llenaron, el principal
objetivo era hacer coordenadas y poner nombres a las montañas, traerlas a lo
conocido, reemplazando el misterio por dominio.
¿Qué es el montañismo?
Desde los sentires es un estilo de vida, una forma de vivir, de superar los límites,
superar los propios y empujarlos siempre teniendo en cuenta de no hacerlo más
allá de lo que podamos prepararnos y controlarlos. No es una conquista, no es
llegar sólo a una cumbre, es el transitar, es lo que vivenciamos en ese camino
hacia un objetivo, es la vida misma, sortear dificultades, caerse y levantarse,
tomar decisiones minuto a minuto, planificar, prepararnos y animarnos.
Les bastó con diez días para consumar esa perseguida primera ascensión a un
ochomil. Maurice Momo Herzog (n. 1919) y tres de sus compañeros de
expedición, Louis Biscante Lachenal (1921-1955), Lionel Terray (1921-1965) y
Gaston Rébuffat (1921-1985), eran los destinados a trabajar en altura. Los tres,
guías profesionales de Chamonix, están reconocidos entre los mejores
alpinistas de su época, y los dos últimos son autores de obras clave de su
literatura. Los demás, incluido Herzog, eran «aficionados». Una palabra que
hay que entender según las claves de la época, que distinguía así entre el guía
y el que no lo era, más que por falta de capacidades como ha querido
entenderse hoy. De hecho, aunque Rebuffat, Terray y Lachenal fueran mejores
alpinistas, en el Annapurna Herzog y Terray fueron los más fuertes.
Completaban el grupo Marcel Ichac, alpinista que ya estuvo en el Himalaya en
1936 y cineasta pionero; Jean Couzy y Marcel Schatz, que hicieron su parte en
la expedición nacional: explorar, abastecer, rescatarles… pero no estaban
destinados a atacar la montaña. Al médico, Jacques Oudot, le iba a
corresponder el papel de salvarles la vida.
Herzog y Terray jugaron el papel clave en la instalación de los campamentos
de altura. Entre ambos, especialmente Herzog, habían estado abriendo el
camino. Todos sufrieron el calor del día y las repentinas tormentas, pero ellos
solían estar siempre más arriba. Herzog quería a Terray como su compañero
para el ataque definitivo y se lo propuso en su último encuentro en el
campamento 1. Hacían cordada quienes dormían juntos. Pero Terray, más
preocupado por la eficacia global que por su papel particular, decidió que no
podía estar un día sin hacer nada mientras Herzog se recuperaba. Salió a
portear.
Pero Lachenal no era de esa opinión. Es un guía de montaña que sabe que el
éxito reside en sobrevivir y en poder seguir escalando montañas, su profesión,
lo único que sabía hacer bien. Como Hillary le dijo a Tenzing en el 53, Lachenal
le confió a Herzog: «Temo congelarme, como Lambert». La historia del
magnífico y bien conocido alpinista suizo inducía a escarmentar en cabeza
ajena.
— Si me doy la vuelta, ¿qué harás tú?, preguntó Lachenal.
— Seguiré solo.
Su «entonces voy contigo», no fue la respuesta de un indeciso; sino la de quien
sabía que tenían que bajar, pero que jamás abandonaría a un compañero de
cordada. Quizá fuera su actitud de guía, o sencillamente la de un compañero.
Yosemite
Pero, apareció Robbin Royal luego, y tardó solamente una semana su ascensión,
su filosofía era escalar de la forma más pura posible, criticaba el uso de tornillos,
las cuerdas fijas, y fue quien impuso las “primeras reglas”.
Luego quedaba una cara por ascender, la cual Waren Harding encabeza la
escala en 1958 a su estilo colocando clavo sin parar y por problemas climáticos
permanece en la pared 47 días colgado hasta que logra su ascenso, este
inconveniente revoluciono el parque los medios de seguridad mandaron un
helicóptero para rescatarlos el cual no fue aceptado.
El segundo ascenso fue en 1960 por Robbin Royal que duro 7 días, sacando
todos los tornillos que puso Waren, hasta que en un momento comprende la
dificultad de la pared y utiliza el resto de tornillos puestos por Waren.
Billy Westbay, John Long y John Bridwell fueron un paso más allá, y en 1975
rompieron todos los esquemas escalando El Capitán en el día. Fue un 26 de
mayo. El trío empezó a escalar a las 4 de la madrugada con la luz de sus
frontales a la máxima potencia y con las manos cubiertas de esparadrapo para
volar por las fisuras de la Nose.
Lynn Hill es una escaladora conocida por ser una de las mejores escaladoras
deportivas durante finales de la década de 1980 y principios de la de 1990 y
realizar la primera ascensión en estilo libre de la vía The nose en El Capitán en
el valle de Yosemite
Dos días después de haber pasado varias semanas en la montaña, Del coronel
Hunt eligió a dos parejas para que intentarán alcanzar la cima. La primera pareja
(Tom Bourdillon y Charles Evans) estuvo a sólo 100 metros del final, pero
tuvieron que volver a causa del extremo cansancio. Dos días después la segunda
pareja, Tenzing y Hillary, lograron subir los 8,848 metros.
La leyenda de Mallory e Irvine: ¿Lograrían subir al
Everest 29 años antes?
George Mallory y Andrew Irvine eran dos alpinistas británicos, el primero con
mucha experiencia. Mallory había participado en las dos expediciones británicas
al Everest de principios de los años 20. En 1924 los dos formaban parte del grupo
que intentaba por tercera vez subir la montaña.
Después de 2 horas empezó a nevar de forma intensa y Odell, que había subido
hasta el Campo VI, gritó e intentó ver a los dos escaladores sin tener éxito. A
causa del frío que la nieve estaba causando se refugió en la tienda de Mallory e
Irvine hasta que paró de nevar a las 16 pm. Después trató de localizar otra vez
a los dos escaladores sin conseguirlo y descendió hasta el Campo IV. Mallory e
Irvine habían desparecido.
Se asumió que los dos habían muerto el mismo 8 de junio o como máximo el
siguiente día. Mallory tenía 37 años e Irvine sólo 22.
En 1999 una expedición fue al Everest en busca de pruebas sobre si ellos habían
conseguido subir o no. Buscaban especialmente la cámara de fotos Kodak que
Mallory llevaba consigo, que puede contener las fotos de la subida y que de
encontrarse podrían aún revelarse.
La expedición encontró el cuerpo de Mallory a 8155 m. que yacía boca abajo con
una pierna rota y una grave herida en el cráneo. Se cree que fue víctima de una
caída mientras bajaba. Se encontraron sus gafas de sol en su bolsillo, cosa que
sugiere que cuando cayó ya era de noche con lo cuál hubiera tenido tiempo de
sobras de alcanzar la cima. También se decía que Mallory llevaba una foto de
Ruth, su mujer, para dejarla en la cima del Everest y está foto no estaba entre
sus cosas.
Durante el viaje comenzaron a entender que esta aventura no sería fácil debido
a que sufrieron los primeros imprevistos, fruto de la dureza del terreno que recién
comenzaron a transitar. Así es como se rompió el palier del camión que los
conducía en Rumi Rallana, percance que costó dos días de atraso a la
expedición, y los obligó a comer el maíz entero que llevaban para las mulas en
un locro improvisado, para proteger las raciones que habían sido confeccionadas
por el grupo, en base a cantidades y calorías necesarias para los días de
ascenso a la montaña.
Cuando solucionamos el incidente, continuamos hasta el paraje denominado
Cazadero Grande, en donde nos esperaban 2 guías: Don Segundo Quiroga y
Don Díaz, con 8 mulas alquiladas que nos permitirían aproximarnos al cerro.
Casualmente, fue la conquista del ojos del salado, la que motivo la creación de
la “Agrupación de montaña Calchaqui”, en 1955. Un ideal que se alcanzó 32
años después.
Primera exploración
En 1883 se produce el intento fallido del explorador alemán Paul Güssfeldt, quien
consigue llegar a la altura 6450msnm, entre el 20 y el 21 de Enero. Su notable
aventura, llegando a tan sólo 500mts de la cumbre, abre el camino a futuras
expediciones.
En 1896 el inglés Briton Edward Fitz Gerald organiza una expedición a la cumbre
del Aconcagua en la que lo acompañan, entre otros, el guía Matthias Zurbriggen,
Stuart Vines y Nicolás Lanti. El 14 de Enero de 1897, en el segundo intento de
cumbre, Fitz Gerald llega los 6800msnm y Zurbriggen alcanza la cumbre,
convirtiéndose en la primer persona con registro en lograr la cumbre del
Aconcagua. Finalmente, el 13 de Febrero del mismo año, Lanti y Vines hacen la
segunda ascensión que logra la cumbre.
Los alemanes T. Koop y L. Heroid alcanzan por primera vez la cumbre Sur de la
montaña, en enero de 1947. Siguieron la vía normal hasta la mitad de la canaleta
y desde allí se dirigieron hacia la derecha hasta ganar el portezuelo entre las dos
cimas.
El 23 de enero de l953 coronan la cima Sur abriendo una nueva vía los suizos F.
y D. Marmillod y los argentinos F. Grajales y F. Ibáñez. Asimismo esta ascensión
representa la primera ascensión femenina de la cima Sur.
En el invierno austral del año 1980 los catalanes N. Serrat A. Villena, apoyados
por varios compañeros, alcanzan la cima del Aconcagua siguiendo el Glaciar de
los Polacos, utilizando ski en la mayor parte del itinerario.
Esta difícil y dura primera la logró una expedición japonesa en agosto de 1981.
T. Hasegawa alcanzó solo la cima después de haber seguido la vía Messner.