Chiquitania

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NOMBRE: MONICA ABIGAIL VILLARROEL TITO RU: 1752006 CI: 9899388

CARRERA: ING. AMBIENTAL FECHA: 1/09/19

CAUSAS Y EFECTOS EN LA CHIQUITANIA


MATERIA: DESARROLLO SOSTENIBLE

V
“El fuego es un monstruo que nos está amenazando. Todo es cenizas y miedo”,
narra con desesperación Iván Quezada, alcalde de Roboré. En los últimos cinco
días, el fuego ha consumido más de 450 000 hectáreas de bosque, cifra que
sumada a las hectáreas devastadas desde que empezaron los incendios
forestales en Bolivia este año bordea el millón, según fuentes oficiales.

Cada año, en esta época, los chaqueos —quemas para preparar el terreno para la
siembra o para la crianza de ganado— se realizan en el territorio boliviano,
generando muchas veces estos focos de calor que pueden salirse de control. Pero
a diferencia de temporadas anteriores, este año, un polémico decreto aprobado
por el Estado, que promueve la ampliación de la frontera agrícola y  permite la
“quema controlada” en áreas de uso forestal, ha detonado una situación sin
precedentes. La Chiquitanía está en emergencia.

Antecedentes peligrosos

En Bolivia, el chaqueo es una costumbre arraigada que, a pesar de los daños que
ocasiona y de que es sancionada por ley, no ha podido ser frenada. Todo lo
contrario, las recientes decisiones políticas la han alentado, en lugar de
controlarla.

El pasado 9 de julio, el presidente Evo Morales aprobó la modificación del Decreto


Supremo 26075, sobre Tierras de Producción Forestal Permanente, para ampliar
las áreas de producción del sector ganadero y agroindustrial de los departamentos
del Beni y Santa Cruz.

La norma autoriza el desmonte para actividades agropecuarias en tierras privadas


y comunitarias que estén concebidas bajo un sistema de manejo integral
sustentable de bosques y tierras. Esta modificación también permite la quema
controlada de acuerdo a la reglamentación vigente.
«Tenemos la tarea y la misión de que Bolivia crezca económicamente, no olo en
base a los recursos naturales no renovables sino también en base al tema
agropecuario», puntualizó el Mandatario y resaltó la apertura de importantes
mercados para los productos nacionales, como el caso de la carne. Asimismo,
planteó al sector ganadero del Beni construir frigoríficos certificados y modernos
en la ciudad de Trinidad, para garantizar la exportación de la carne boliEl lugar de
los hechos

Roboré y las comunidades aledañas que son 33, están en emergencia. Si bien son
ocho las comunidades que han sido afectadas directamente por el fuego, ninguna
se libra del humo, del calor y por supuesto del temor.

Roboré es un municipio del departamento de Santa Cruz que tiene mucho bosque,
pero es un bosque seco y hace tres meses que no llueve, lo que ha agravado la
situación y ha convertido a la región en material combustible. Una pequeña chispa
es suficiente.

Viaja a otros continentes.

La normativa actual; los chaqueos indiscriminados y descontrolados; el uso de


vegetación local como combustible; y las condiciones climáticas adversas son,
según un documento enviado a los medios de comunicación por expertos de
entidades técnico académicas, los factores que provocaron el desastre ambiental
en el oriente del país.

Al lugar han llegado bomberos desde la Gobernación de Santa Cruz, de la Policía


y han traído cisternas. Pero es complicado acceder al área de los incendios. Todo
es bosque, no hay senderos. La gente carga mochilas y bidones con agua para
apagar el fuego, mientras las cisternas deben quedarse a la vera del camino. Con
todo, el fuego es más rápido y mientras se apaga de un lado se aviva del otro.

Se maneja la cifra de que el 50 % del incendio se ha controlado. Es difícil saberlo.


El trabajo intenso ha permitido apagar muchos focos, pero no se ha conseguido
controlar ni mitigar el resto, que atenúa y se expande a momentos. El temor ahora
son los intensos vientos que se pronostican para estos días.
La gente está preocupada. En la ciudad de Roboré, en medio del humo, la espera
parece eterna, pero en las comunidades la situación es más grave, pues las
familias se proveen del agua que cae de las serranías que rodean la región y que
transportan por unas tuberías de goma, como mangueras. Ahora, estas se han
quemado y no reciben agua para beber. Además, el agua que les llega está llena
de cenizas y se están reportando problemas digestivos, infecciones, tos y
conjuntivitis. No hay actividades, y las labores escolares se han suspendido. Las
autoridades del lugar piden una declaratoria de emergencia. El Gobierno dice que
no es necesario.
La deforestación

El activista y diplomático Pablo Solón, que fue parte del Gobierno de Evo Morales
hasta el 2011, lleva un recuento de las cifras de deforestación. Según sus
registros, el 2012 la deforestación en el departamento de Santa Cruz bordeó 100
000 hectáreas, el 91 % era deforestación ilegal. Cinco años más tarde, un tercio
de esta pérdida de bosque fue legalizada por el gobierno. En el 2015, de las 240
000 hectáreas deforestadas en Bolivia, 204 000 pertenecían a Santa Cruz.

El año 2016 se deforestaron 295 777 hectáreas en el país, según datos oficiales
de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) en
Bolivia. Hace unos días, la misma ABT habló de 953 000 hectáreas de bosques
quemados en lo que va de 2019.

La deforestación es el tema de mayor preocupación en relación a la naturaleza y


la biodiversidad en el país. La soya, el modelo del agronegocio, la extensión de
cultivos de coca, la ganadería, los biocombustibles, los asentamientos ilegales y el
chaqueo son los factores que alientan el gran flagelo a la naturaleza.

Los datos de la gráfica de la ABT son de deforestación de bosques no de áreas


quemadas, que siempre son más porque incluye pastizales, matorrales y otros
terrenos no boscosos.

“Si tomamos como año base el 2012, donde se habrían deforestado 128 043
hectáreas, la deforestación de este año sería más de siete veces mayor; y si
tomamos solo la deforestación de la Chiquitania, sería tres veces mayor”, sostiene
Pablo Solón.

Los expertos y organizaciones ambientales que siguen el incendio calculan que un


millón de hectáreas de bosques se han quemado en estos días: un área seis
veces más grande que la mancha urbana de la ciudad de La Paz o casi toda la
superficie del TIPNIS. La razón es ampliar la frontera agrícola. El etanol y el
biodiesel requieren cientos de miles de hectáreas de caña de azúcar y  soya, a lo
que se suma la exportación de carne a la China que necesita millones de
hectáreas de pastos para el ganado. Por último hay que añadir las dotaciones de
tierra en áreas forestales y los asentamientos ilegales.

La región afectada por el incendio reúne cultivos de soya y cría de ganado en


grandes proporciones.

“Lo que está pasando no es un accidente. El vicepresidente hace cinco años


desafiaba a los agroindustriales a ampliar la frontera agrícola en un millón de
hectáreas por año. Ahora ha llegado a esa cifra, pero no de tierras agrícolas
productivas sino de tierras devastadas por las llamas”, añade Solón.

¿Bosques o votos?
El tema de la deforestación masiva este año por incendios no solo se explica por
razones económicas sino político-electorales. En sus primeros años, el MAS se
opuso a los biocombustibles, pero en su proyecto continuista pasó a promover el
etanol y el biodiesel argumentando que se ahorrarían muchos recursos en la
importación de gasolina y, en alianza con los sectores agroindustriales del oriente
del país, presentó a los biocombustibles como energía “verde”.

“Hay responsables directos de este desastre ambiental y el primero es el Gobierno


que ha aprobado consistentemente en los últimos años leyes de ‘perdonazo’,
promoción e impulso de la frontera agrícola. Luego han hecho una cumbre
agropecuaria donde se han juntado el gobierno, el sector agroindustrial del oriente
y campesinos aliados al MAS. En esa cumbre han decidido aprobar los
organismos genéticamente modificados, los agrocombustibles, la expansión de la
frontera agrícola, la exportación de carne a China y finalmente este decreto del 9
de julio que permite la deforestación con fines agropecuarios de superficies
forestales”, resume la ambientalista Cecilia Requena.

Alcides Vadillo, director regional de la Fundación Tierra, ONG que se dedica a


investigar sobre el acceso, uso y gobernanza de la tierra y el territorio y los
recursos naturales en Bolivia, señala que el Gobierno ha estado disponiendo de
tierras fiscales que antes eran de uso forestal permanente. Todo lo que antes
servía para concesiones forestales las ha devuelto al Estado y las está repartiendo
a los colonizadores, creando comunidades falsas de personas que en realidad
habitan en la ciudad. “Hay mucho dinero que está en juego”, sostiene.

Según Requena, esto expresa una visión de desarrollo que ya no corresponde al


siglo XXI y que se agrava con el cambio climático, la megaextinción de especies y
la pérdida masiva de bosque tropical. “El Gobierno trata de culpar al cambio
climático diciendo que esto ocurre en otros países también, efectivamente pero
justamente si reconoces la existencia del cambio climático no contribuyes a él
alentando las quemas”, añade Requena.

“Este daño es irreversible, inconmensurable. No tenemos idea de la dimensión de


las consecuencias, pero podemos decir que esperamos que esto sirva, como otras
desgracias, para hacer un alto en esta deriva suicida. Necesitamos una visión de
desarrollo que valore el bosque en pie porque además de ser vital para el agua, se
puede traducir en una economía que se abra hacia el post extractivismo”, señala.

Varias especies se extinguirán

La contaminación en aire, agua y suelos, además de la extinción de especies, son


algunas de las principales consecuencias que dejan los incendios. Según los
expertos, se necesitarán años de trabajo para “recuperar una parte del bosque
que se quemó».
“No entendemos muy bien lo que perdimos, pero sabemos que es enorme. Debido
a la enorme biodiversidad, conocemos apenas una parte de su riqueza, pero esta
es inabarcable”, lamentó Cecilia Requena.

El área que ahora está en cenizas era hogar y lugar de origen, por ejemplo, de la
Frailea chiquitana, una planta endémica del  lugar. Como esta quedaron
calcinadas especies  grandes, pequeñas y únicas.

“Los daños ambientales son elevados a la máxima potencia. De las especies de


flora y fauna que son afectadas, algunas son de reproducción lenta y si estas
mueren en grandes cantidades pueden tardar muchos años en recuperarse”,
explicó la bióloga Kathrin Barboza. Agregó  que como se trata de un bosque de
características únicas en el mundo, hay especies que pueden extinguirse o
pueden catalogarse como amenazadas.

El Bosque Seco Chiquitano es un complejo de biodiversidad endémico donde


también está la Reserva Natural Tucavaca. Allí existen 554 especies distintas de
animales, distribuidas en 69 especies de mamíferos, 221 de aves, 54 de reptiles,
50 especies de anfibios y 160 de peces. En Tucavaca hay, además, 35 especies
de fauna y más de 55 plantas endémicas que solamente hay en este lugar en todo
el mundo.

De acuerdo con Barboza,  todas estas especies,  entre plantas y animales,


cumplen un rol importante en el equilibrio del bosque. “Por ejemplo, con el tema de
la polinización, la dispersión y  el control natural de plagas e insectos”. Barboza
acotó que una vez  que cese el fuego se necesitará una evaluación del daño
ambiental.

“Desde cuántas hectáreas de bosque han sido dañadas, hasta ver si hay especies
que se pueden rescatar”, dijo y agregó que además se debe hacer un  monitoreo
para evaluar cuánto tiempo puede tardar en recuperarse el bosque y el
fortalecimiento de las plantas.

La ingeniera ambiental, Cecilia Tapia, asegura que el principal daño fue a los
suelos, la biomasa boscosa, y la biodiversidad que se albergaba. “Habrá que
acudir a estudiar y hacer un inventario del área quemada. Pero entre los impactos
de consideración tenemos suelos, aire (aumento de gases de efecto invernadero)
y contaminación de agua, además de la pérdida del paisaje que igual es de
impacto socioambiental”.

La reforestación tomará 200 años

La reforestación de la zona afectada por los incendios en la Chiquitania demorará


unos 200 años, de acuerdo con datos del presidente del Colegio de Ingenieros
Forestales de Santa Cruz (CIF-SC), Ever Durán. “El bosque que se ha quemado
es duro; en ese sentido, se calcula que necesitará aproximadamente 200 años
para restablecerse”, señaló.

Durán agregó que es imperativo que el Gobierno active el protocolo de


declaratoria de desastre nacional por los incendios y recurra a ayuda internacional,
no solo para apagar el fuego, sino también para que se refuercen las tareas de
reforestación y mitigación de los efectos de los incendios sobre la zona afectada y
la salud de los habitantes.

Representantes de los colegios profesionales de ingenieros agrónomos,


ingenieros forestales y veterinarios del departamento de Santa Cruz exigieron ayer
al Gobierno que detenga la ampliación de la frontera agrícola en zonas sin esa
vocación. “Exigimos e instamos al Gobierno a pensar que los recursos naturales
no son generación de recursos económicos para unos cuantos, sino generación
de calidad de vida para todos los bolivianos y esto solo se logrará con un marco
sostenible de estos recursos”, se lee en el pronunciamiento de los profesionales
cruceños.

En el mismo documento, además, exigen a las autoridades que se derogue la Ley


741, los Planes de Desmonte iguales o menores a 20 hectáreas (PDM-20) y el
Decreto Supremo 3973, que legaliza las quemas en los departamentos de Santa
Cruz, Beni y Pando sin tomar en cuenta los planes de uso de suelos (PLUS).

El presidente de la  Asamblea Departamental de Santa Cruz, Hugo Salmón, pidió


que el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) paralice la dotación de
tierras y la otorgación de permisos de asentamiento en las zonas protegidas o que
no tienen una vocación productiva o agrícola.

De acuerdo con el legislador departamental, la información del Sistema de Alerta


Temprana Contra Incendios Forestales (Satif) indica que la mayor cantidad de
quemas y chaqueos en el departamento se llevan a cabo en áreas de producción
forestal y en áreas de uso silvo-agro-pastoril. “Eso quiere decir que se está
chaqueando en zonas  que tienen vocaciones completamente diferentes al uso
que se les está dando”, señaló.

La tragedia no puede ser medida, las pérdidas tampoco. Y, mientras tanto, nadie
todavía ha puesto sobre la mesa de debate la suspensión de los permisos para
“las quemas controladas”.

Expertos biólogos prevén que los incendios en la Chiquitanía de Santa Cruz, que
arrasaron hasta la fecha más de un millón de hectáreas, dejarán al menos seis
consecuencias que afectarán al ecosistema y, por ende, a la población.
El fuego afectó sobre todo al bosque seco chiquitano, pero también arrasó
importantes zonas de cinco parques nacionales y áreas protegidas.
La pérdida de humedad; la alteración de ciclos de lluvia en el lugar y zonas
aledañas (afecta al país); la disminución de lluvias, que provoca sequías más
severas y prolongadas; el inicio del proceso de una posible desertificación; el
impacto en la provisión de oxígeno, y la afectación en el sistema de
aprovisionamiento de agua para las poblaciones, agricultura y ganadería son las
consecuencias que se irán viendo en corto plazo, según coincidieron tres
expertos.
Para entender las posibles consecuencias, los expertos explican que primero se
debe establecer que los ecosistemas forestales cumplen con una serie de
funcionalidades o servicios, los que serán afectados de acuerdo al daño que dejen
los incendios.
El ecólogo vegetal y bioclimatólogo Milton Fernández y la especialista en ecología
animal Jennifer Cahill detallaron que los bosques que se vieron afectados por los
incendios de agosto tienen características únicas que permitieron que se
mantengan en el tiempo llegando a adaptarse a procesos largos de baja humedad
y sequía.
“La Chiquitanía es un espacio bastante amplio y los bosques tienen una
característica climáticamente particular: son bosques secos porque tienen que
tolerar entre tres a cinco meses de ausencia de lluvia, esto condiciona que la
vegetación se seque en ese tiempo. Al estar rodeadas de una cobertura vegetal
constituida por especies de gramíneas o pastos, esta vegetación, con la estación
seca, constituye un combustible potencial”, señaló Fernández.
Al haberse perdido un porcentaje del bosque en la zona oriental, las
funcionalidades ecosistémicas se verán afectadas.
En este sentido, Fernández detalló que los bosques proveen de humedad
atmosférica, lo que ayuda a producir lluvias locales, pero también, a la vez, forman
parte de un centro ciclónico que atrae vapor del océano Atlántico y eso produce
mayor volumen de lluvia en la zona y que luego se distribuye a lo largo de la
cordillera de los Andes.
En cuanto a un inicio de un proceso de desertificación, los expertos detallaron que
“si es que la pérdida de la cobertura vegetal disminuye en un 35 por ciento,
entonces corremos ese serio riesgo”.
El otro proceso afectado será el de la eliminación de dióxido de carbono, tomando
en cuenta que las plantas absorben este componente y lo convierten en oxígeno.
Por lo mismo, los niveles de contaminación seguirán siendo altos y no habrá
reducciones del mismo. La provisión de oxígeno también será mermada.
De acuerdo a la explicación que dieron ambos expertos, se afectaron 30 a 40
especies nativas; a esto se suma que existen varias especies endémicas. El daño
también podría haber afectado a los parientes silvestres de plantas cultivadas, las
cuales pueden servir para el mejoramiento genético en casos específicos que se
requiera.
Cahill explicó que la Chiquitanía es un “centro de origen de la planta cultivada”.
CAUSAS:

Un año de extrema sequía y altas temperaturas


Los registros a nivel global indican que 2019 llegará a ser el año más caliente
desde que se tienen datos. Si bien el período de déficit hídrico es la condición
determinante de la ecología del bosque seco tropical, como lo es el Chiquitano, en
años de mayor déficit hídrico lo torna aún más susceptible a los incendios
El cambio de uso del suelo
Parte de las Tierras de Producción Forestal Permanente (TPFP-D.S. 26075)
fueron convertidas a ganadería y agricultura utilizando prácticas de desmonte y
“chaqueo” inadecuadas, con el fuego como medio para la renovación del pasto en
predios ganaderos y/o para la habilitación de los suelos para la producción. Esto
ha conducido a una mayor deforestación y a la fragmentación del bosque
Chiquitano, incrementando así las probabilidades de quemas en las áreas abiertas
y su potencial traspaso a los Entre 2016 y 2017, como referencia, siete municipios
Chiquitanos, de 25 municipios que concentran el 78% de la deforestación en
Bolivia, registraron más de 130.000 hectáreas deforestadas, entre los cuales se
encuentran San José de Chiquitos, San Ignacio de Velasco y Concepción. Según
el Observatorio del Bosque Seco Chiquitano de FCBC/ECCOS, entre 1986 y 2016
se deforestó 1.1 millones de hectáreas de este bosque en la parte boliviana. De
continuar esta tendencia de ocupación actual, se estima una pérdida adicional de
otras 4.4 millones ha para el 2040. Lo que llevaría que al 2040 la mitad del Bosque
Seco Chiquitano desaparecerá bajo la acción humana.

La aplicación de la ley n° 741

La Ley Nº 741 del 29 de septiembre de 2015, la cual amplía el desmonte de 5 a 20


hectáreas en “tierras con cobertura boscosa aptas para diversos usos y en tierras
de producción forestal permanente”, lo que ha multiplicado la superficie de clareos
del bosque y ha aumentado las probabilidades de quemas, ya sean autorizadas
por ABT o ilegales, en toda la región. Considerando, por ejemplo, que 40 mil
colonos campesinos constituyen nuevos beneficiarios con dotación de tierras por
parte del INRA en la Chiquitania, con una asignación máxima de 50 ha/beneficiario
y con la posibilidad de llevar a cabo 20 hectáreas de desmonte sin autorización de
ABT, en aplicación de esta ley se llegará a deforestar entre 800 mil a 1 millón de
hectáreas de Bosque Chiquitano en los próximos cinco años.
La aplicación del decreto supremo 3973
El Decreto Supremo 3973 (9 de julio 2019, que modificó el Art 5 del DS 26075 del
2001) y que autoriza el desmonte y las quemas controladas inclusive en tierras de
producción forestal permanente (TPFP). Este DS si bien es reciente, con
seguridad ha funcionado como un “gatillo” para el desmonte, chaqueo y quemas
en la Chiquitania.
La impulsión a la producción ganadera
El gobierno nacional a la producción ganadera en las tierras bajas de Bolivia. Esto
ha motivado no sólo el interés de los productores locales sino también de los
agroindustriales extranjeros, principalmente del Brasil, que han invertido en la
producción pecuaria en la Chiquitania y especialmente en los municipios de
frontera o próximos como San Ignacio de Velasco, San Matías y el Carmen Rivero
Tórrez, conformando empresas de gran volumen con más de 80 mil hectáreas y
60 mil cabezas de ganado cada una de ellas. La infraestructura desarrollada en el
municipio de San Ignacio de Velasco para la exportación de carne vacuna, es un
claro reflejo de ello.

Expansión de las colonias menonitas

En los últimos 5 años se ha registrado un aumento de las colonias menonitas tanto


en el norte como en el sur de la Chiquitania, impulsando claramente la
deforestación y las prácticas de producción agroindustrial inadecuadas a las
condiciones ecológicas de los ecosistemas tropicales secos.

Incremento significativo de asentamiento campesinos autorizados por el


INRA

En las tierras de producción forestal permanente (TPFP) tanto al norte como al


este de la Chiquitania. Sólo dos ejemplos de referencia: en el municipio de San
Rafael de Velasco existían en el 2004 alrededor de 16 comunidades y hoy se
registran más de 80, de las cuales la mayoría son de colonización reciente.
Igualmente, en el municipio de San Miguel de Velasco existían unas 34
comunidades indígenas y hoy, como resultado de la colonización, se registran más
de 100. Estas nuevas comunidades requieren de la habilitación de tierras para la
agricultura a costas del bosque Chiquitano.

La aun débil capacidad de respuesta instintucional

A todos los niveles, para supervisar y/o evitar los asentamientos en tierras de
producción forestal permanente, en el cumplimiento de los planes de
ordenamiento predial y en el respeto del Plan de Uso del Suelo del departamento
de Santa Cruz asi como la falta de investigación, seguimiento y sanciones a los
casos conocidos de incendios ilegales de años anteriores.

CONSECUENCIAS:

Pérdida o daños directos a más de 40 millones de árboles con valor comercial

Considerando un promedio de 80 ejemplares/hectárea en un estimado de 500 mil


hectáreas afectadas por el fuego, lo que representa en términos económicos una
pérdida potencial para la economía nacional de más de 1.140 millones de dólares
americanos.
Muerte directa de toda la fauna y riesgo para más de 1200 especies
Hay muerte directa de toda la fauna y riesgo para más de 1200 especies, de las
cuales 43 son anfibios, 140 reptiles, 788 aves y 242 mamíferos. Muchas especies
pueden desplazarse, pero la mayoría perece en el lugar de los incendios al ser
menos móviles o quedar atrapadas entre los fuegos
Se afectan las fuentes de alimento, sitios de reproducción y de refugio
Se afectan las fuentes de alimento, sitios de reproducción y de refugio para toda la
fauna, por lo que al pasar la crisis de los incendios el impacto sobre la diversidad
de animales será mayor y más extendida en el tiempo
Pérdida de la biodiversidad desconocida
Se asume que sólo se conoce y se tiene registro del 20% de la riqueza de
especies a nivel global y considerando aún la extensión, complejidad y
desconocimiento de lo que contiene el Bosque Seco Chiquitano, tanto la
deforestación como el fuego conducen de manera irreversible a la degradación de
su biodiversidad en una magnitud aún mayor a la que se puede registrar en base a
la información de especies que actualmente se tiene.
El desplazamiento de la población
La interrupción de sus medios de vida y de la asistencia escolar, el costo humano
y económico del desarraigo.
Emisión de carbono a la atmósfera
Al liberarse dióxido de carbono (CO2) monóxido de carbono (CO), óxidos de
nitrógeno (NOx) y metano (CH4), lo cual produce un impacto a escala global y el
humo generado, dependiendo de la magnitud y permanencia en la atmósfera,
puede reducir la actividad fotosintética de la vegetación, además de afectar a la
fauna de manera directa y a la salud de las personas, con graves consecuencias
especialmente niños y personas de la tercera edad.
Modificación del volumen de biomasa vegetal, composición y estructura del
bosque
Al destruirse la cobertura arbustiva, herbácea y parcialmente arbórea, así como la
pérdida de epífitas, lianas y otras plantas que requieren el soporte de los árboles y
arbustos.

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