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Bolivia cierra el 2023 con un balance ambiental negativo.

De
hecho Bolivia registró un nivel récord de esta deforestación en
el 2022 con un aumento del 32 %, en comparación con el año
anterior, según el mismo estudio.18 dic de 2023

Balance ambiental de Bolivia en 2023: el país


pierde patrimonio natural por avance de la
deforestación, incendios y minería
por Iván Paredes Tamayo en 18 diciembre 2023

 Pasó un año más y Bolivia no logró bajar del podio donde están los países
latinoamericanos con mayor deforestación. La ampliación de la frontera
agrícola arrasa con los bosques bolivianos.
 La minería ilegal de oro avanza dentro de las áreas naturales protegidas,
en donde existe una escasa presencia del Estado. Esta actividad afecta
cada vez más la vida de los pueblos indígenas.
 Los incendios forestales no dieron tregua durante el 2023: a lo largo del
año casi 3 millones de hectáreas de bosque fueron afectadas por el fuego.

Bolivia cierra el 2023 con un balance ambiental negativo. Eso se


observa cuando se enumeran algunos de los temas que marcaron la
agenda del país: la deforestación creció, la presencia de la minería
aurífera se resintió en las cuencas amazónicas y en áreas naturales
protegidas, los incendios forestales pintaron de gris el cielo en diversas
regiones y la sequía extrema afectó a la mayoría de los municipios.

El país empezó el 2023 ocupando el tercer lugar en la lista de las


naciones con más pérdida de bosque primario, de acuerdo con
el informe anual realizado por la Universidad de Maryland y Global
Forest Watch (GFW).

De hecho Bolivia registró un nivel récord de esta deforestación en el


2022 con un aumento del 32 %, en comparación con el año anterior,
según el mismo estudio. Durante 2023 no se presentaron cifras oficiales
sobre la superficie deforestada, sin embargo, los expertos Marlene
Quintanilla, directora de Investigación y Gestión del Conocimiento de la
Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), y Roberto Vides, director de la
Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), coinciden
en que la situación es similar a la registrada en 2022, debido a la
ampliación de la frontera agrícola y el descontrol de los incendios
forestales.

“En el período de 2000 al 2015, la deforestación en Bolivia alcanzaba


alrededor de 200 000 hectáreas por año, pero en el período 2021 y 2022,
está por encima de 250 000 hectáreas; en el monitoreo que hicimos para
2022, se registraron 270 000 hectáreas deforestadas”, señala Quintanilla.

Deforestación para sembrar coca en medio del parque nacional Tipnis, Bolivia.
Foto: Marcelo Del Carpio

Vides advierte que “la tasa de deforestación en Bolivia no tiene freno.


Probablemente el año 2023 sea el tercero consecutivo en el que Bolivia
se ubicará entre los tres países con mayor deforestación absoluta y
primero per cápita”.

La agricultura de productos básicos, como la soya o maíz, y la


ganadería han sido identificadas como los principales impulsores de
la deforestación en Bolivia, detalla Quintanilla.

Mongabay Latam consultó a especialistas para conocer cuál es el


balance ambiental de Bolivia para el 2023. Para Óscar Campanini,
director del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib),
el desastre causado por la presencia del mercurio en los ríos
amazónicos, la sequía generalizada en el país, la contaminación del río
Pilcomayo, la pérdida de bosques por incendios y la agroindustria
“muestran a un Estado que no cuenta con las herramientas ni voluntad
necesarias para encarar este tipo de sucesos, los cuales están llegando a
manifestarse de manera extrema y extensa y se suman a una larga lista
de tragedias ambientales que ha tenido el país en los últimos años”.

Lo grave: sin acciones para detener la deforestación

El más reciente informe de Global Forest Watch (GFW) muestra que


Bolivia ocupó el tercer lugar entre los países con mayor pérdida de
bosques tropicales primarios, al registrar poco más de 272 000
hectáreas deforestadas durante 2022. Para 2023, no hay cifras oficiales
de la pérdida de bosques.

“El problema de pérdida de bosques está alcanzando niveles críticos


en Bolivia. A diferencia de la tala manual que se practicaba hasta hace
poco, hoy en día los desmontes son altamente tecnificados. El resultado
es el desmonte a gran escala. En Bolivia, se desmonta a un ritmo de 800
hectáreas por día. Si la mancha urbana de la ciudad de La Paz fuera
bosque, desaparecería en una semana”, asegura Gonzalo Colque,
investigador de la Fundación Tierra.
Frenar la deforestación en Bolivia es uno de los retos principales para este 2023.
Foto: Edwin Caballero

¿Por qué cada año empeora el desempeño boliviano en el tema de


deforestación? Hay muchas razones. La principal es el modelo de
agricultura en los departamentos de Santa Cruz y Beni, explica Colque.

“La puesta en producción de nuevas tierras implica la conversión de los


bosques a campos de cultivos, extensas tierras de pastoreo y grandes
predios con pastos cultivados. El modelo cruceño requiere planicies
uniformes de cientos y miles de hectáreas para el uso de grandes
maquinarias agrícolas e, incluso, avionetas de fumigación”, dice el
experto.

Ruth Alipaz, representante de la Coordinadora Nacional de Defensa de


Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas
(Contiocap), reclama la falta de políticas públicas del gobierno boliviano
para detener los desmontes.

“La deuda principal de este año fue reducir la deforestación como


política estatal… Hoy vemos las consecuencias de ese proceso de
destrucción de bosques primarios esenciales para la vida, a través de
métodos como los incendios forestales, que se dan a la vista e inacción
del gobierno y las instancias llamadas a atender situaciones de
desastre”, señala Alipaz.

El Chaco boliviano también sufre por la pérdida de su bosque. Los menonitas


derriban árboles para instalar sus negocios. Foto: Iván Paredes

Lo recurrente: incendios que se intensifican año tras año

Los incendios en Bolivia son un problema año tras año. Óscar


Campanini, director del Cedib, recuerda lo ocurrido en 2019, cuando se
quemaron más de seis millones de hectáreas de bosque, sobre todo en
la Chiquitania boliviana. El experto considera que estas quemas
generaron conciencia en la sociedad civil sobre todo por sus
consecuencias negativas, pero no se trabajó en materia legal para evitar
que cada año los incendios afecten a los bosques, sobre todo del oriente
boliviano.

“Lamentablemente la gestión gubernamental de Luis Arce no cambió en


nada estos impactos, por el contrario, se continúa impulsando la
ampliación de la frontera agropecuaria en la Chiquitania y la Amazonía,
impulsando ahora con mayor ahínco proyectos como la palma africana.
Además de los cambios, denuncias y problemas institucionales, los
incendios ocurridos en este 2023 en áreas protegidas, como el Madidi,
han demostrado la falta de atención total a las áreas protegidas”,
considera Campanini.
Hasta el 20 de noviembre del 2023, los incendios forestales en Bolivia
afectaron un poco más de tres millones de hectáreas, el 56 % de esa
superficie está en el departamento de Beni, donde la actividad
productiva genera focos de calor, debido a la ampliación de la frontera
agrícola para la agroindustria y la ganadería, según datos de la Dirección
General de Gestión y Desarrollo Forestal del Ministerio de Medio
Ambiente y Agua.

En Beni se quemaron más de un millón y medio de hectáreas, de las


cuales el 80 % comprende matorrales y pasturas secas y el 20 %
incendios forestales, de acuerdo a datos oficiales. En el departamento de
Santa Cruz se quemaron 858 148 hectáreas, que representan el 29 % del
total nacional. Mientras que en el norte de La Paz se afectaron 285 066
hectáreas, que es un 10 % del total.

El humo de los incendios forestales cubre varias ciudades en Bolivia. Foto:


Ministerio de Defensa.

“Personas vinculadas a los agronegocios han quemado tres millones de


hectáreas adicionales, la mayor parte en áreas protegidas, incluyendo el
área protegida más biodiversa del planeta: el Madidi, un bosque
húmedo tropical que jamás había afrontado incendios forestales de
magnitud y que ahora se encuentra con condiciones más parecidas a las
de bosque seco por la falta de lluvias”, señala Cecilia Requena, quien
llegó al Senado boliviano como defensora del medio ambiente.

Según reportes de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de


Bosque y Tierra (ABT), en Santa Cruz, el fuego dañó el Parque Noel
Kempff Mercado, donde se arrasaron 7 000 hectáreas por las quemas;
en la TCO Bajo Paraguá se afectaron 14 000 hectáreas; en el Área
Natural de Manejo Integrado (ANMI) del Área Protegida San Matías
el fuego se llevó 8 700 hectáreas.

En el municipio de Concepción, que está en el departamento de Santa


Cruz, las llamas afectaron 17 300 hectáreas del Área Protegida Municipal
de Copaibo y 6 450 ha de la TCO Monte Verde.

En Urubichá, también en Santa Cruz, se han perdido 5 400 hectáreas del


Área Protegida Departamental Río Blanco y Río Negro. Mientras que el
territorio indígena San Antonio de Lomerío ha perdido 550 hectáreas.

En el departamento de Beni, el Área Natural de Manejo Integrado Iténez


tiene una gran afectación de 50 500 hectáreas y en la Reserva de la
Biosfera y Territorio Indígena Pilón Lajas se quemaron 9 600 hectáreas.
En La Paz también se afectó el Parque Nacional Madidi y en
Cochabamba, el parque Carrasco. En estas dos últimas reservas no hay
datos oficiales.

Por primera vez en Bolivia, los incendios forestales obligaron a que en


varias zonas urbanas se suspendieran las clases escolares por la mala
calidad del aire. Las ciudades más afectadas fueron Trinidad y Santa
Cruz de la Sierra, donde el humo llegó a niveles nunca antes vistos. En La
Paz también se cancelaron clases.
Guardaparques de Sernap atienden los incendios forestales en las áreas
protegidas de Bolivia. Foto: Sernap.

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