Comunicado Patrimonio Arqueológico PDF

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Profesionales de la Arqueología en Colombia, críticos del

nuevo Decreto 138 de febrero 6 de 2019 sobre Patrimonio


Arqueológico, y atentos a su implementación

-Comunicado a la opinión pública e institucional-

Recientemente, se expidió el Decreto 138 de 2019, mediante el cual


se modifica lo referente al Patrimonio Arqueológico, que regía hasta
el Decreto 1080 de 2015. Entre varios aspectos de que trata esta
nueva norma, destaca el concerniente a los Programas de
Arqueología Preventiva, es decir, al conjunto de actuaciones
científicas, administrativas y de gestión social y cultural que deben
adelantarse para prevenir y manejar posibles impactos sobre sitios
arqueológicos, que puedan derivarse de la construcción de obras,
proyectos o actividades tales como hidroeléctricas, vías, líneas de
interconexión, oleoductos, urbanizaciones y demás obras de
infraestructura que requieran de licencia ambiental o permisos
similares.

Se trata pues de la regulación de un asunto muy importante dentro


de la gestión del patrimonio arqueológico del País, que desde hace
tres décadas conforma un campo muy activo de investigación y
desempeño laboral para profesionales independientes o vinculados a
empresas y universidades. Pero también es un campo de actuación
no exento de problemáticas y tensiones, entre las cuales cabe
mencionar: las restricciones financieras y de tiempo que las empresas
encargadas de los proyectos de infraestructura imponen a los
estudios arqueológicos; la falta de sincronía entre los tiempos de
desarrollo de los proyectos, los de los trámites institucionales para
obtener licencias y autorizaciones, y los que son propios de las
investigaciones arqueológicas; la falta de claridad y precisión en los
parámetros que exige la autoridad en el tema, el Instituto
Colombiano de Antropología e Historia-ICANH, para el desarrollo de
los estudios arqueológicos; finalmente, están las dudas acerca de los
resultados de varios de estos estudios, que por atender
exclusivamente a las reglas del mercado y a la tramitología,
descuidan los aspectos científicos y sociales que son absolutamente
necesarios para garantizar lo de fondo: contribuir al mejor
conocimiento y valoración de los procesos históricos y sociales a los
que finalmente remiten las evidencias arqueológicas que identifican y
analizan.

Es por ello que, a primera vista, la regulación de los Programas de


Arqueología Preventiva parecería ser una oportunidad para dar
adecuado tratamiento a esta problemática. No obstante, una lectura
de antecedentes permite establecer que durante los últimos años, las
presiones de algunos sectores económicos son las que han impulsado
modificaciones a la normativa, en busca de desregular, total o
1
parcialmente, sus actividades, mientras que los profesionales de la
arqueología no han sido debidamente consultados.

Hasta inicios de la presente década, mediante varios actos


legislativos (Ley 1185 de 2008, y Decretos 833 de 2002 y 763 de
2009) se había logrado regular a los diferentes sectores responsables
de la construcción de infraestructura en el país, para que en
desarrollo de sus actividades pusieran en marcha programas de
arqueología preventiva, y se habían divulgado ampliamente unos
lineamientos para su aplicación 1. Pero a partir de 2013, las presiones
ejercidas por algunos de estos sectores comenzaron a ganar terreno.
El primer antecedente lo constituye la normativa sobre Patrimonio
Cultural Sumergido (Ley 1675 de 2013, Decretos 1698 de 2014 y
1530 de 2016), mediante el cual se ha buscado retirar del régimen
especial que aplica al patrimonio arqueológico, aquellos bienes que
ofrecen interés para su explotación económica por parte de
compañías de caza-tesoros. El país y la comunidad internacional han
conocido las críticas y fuerte oposición que desde varios sectores
académicos se ha hecho a esta normativa, con motivo del famoso
caso del Galeón San José, que aún no acaba de resolverse.
Específicamente, para facilitar la tarea a las empresas de explotación
económica de bienes sumergidos, se modificaron apartes de la
normativa que regía hasta entonces los programas de arqueología
preventiva, incluso aquellos que deberían aplicarse en contextos
terrestres (Decreto 1539 de 2016, artículo 1).

Por otra parte, se sabe que desde 2016 el sector de la Construcción


ha venido presionando para la expedición de un decreto mediante el
cual se elimine de la normativa vigente, precisamente la exigencia de
programas de arqueología preventiva para aquellos proyectos, obras
o actividades “que ocupando áreas mayores a una hectárea requieran
licencia urbanización, parcelación o construcción”. (Artículo 57 del
Decreto 763 de 2009, compilado por el artículo 2.6.2.2 del Decreto
1080 de 2015)2. Pues bien, al cabo de tres años, los resultados de
esta presión han rendido frutos: sutilmente, el recién expedido
Decreto 138 de 2019, retira la obligación de implementar programas
de arqueología preventiva a muchos de los proyectos de
construcción, urbanización y parcelación que anteriormente debían
cumplirla (Decreto 138 de 2019, articulo 2.6.5.2, numeral 2).

1
Ver documento: Régimen legal y lineamientos Técnicos de los programas de
arqueologí-a preventiva en Colombia. Disponible en:
http://kt.micrositios.net/action.php?kt_path_info=ktcore.actions.document.view&fD
ocumentId=10648
2
Ver Proyecto de Decreto:
https://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Documents/descargas/Decreto%20
Modificatoria%201080%20Programa%20de%20Arquelogia.pdf

2
Este es un primer punto problemático de la nueva norma, pues, aun
cuando individualmente este tipo de proyectos no suele abarcar un
área extensa, en su conjunto constituyen uno de los sectores más
activos de desarrollo de infraestructura en el país, y por lo tanto, es
potencialmente responsable de la generación de altos impactos sobre
el patrimonio arqueológico, los cuales, al no estar sometidos a un
manejo apropiado, mediante los programas de arqueología
preventiva, quedan a discreción del tratamiento que se les dé como
“hallazgos fortuitos”. Se tiene entonces que, desde el sector de la
construcción, se “metió un gol” en el régimen de protección del
patrimonio arqueológico de la Nación.

Un segundo aspecto problemático de la norma en cuestión, tiene que


ver con la modificación de los procedimientos necesarios para regular
los programas de arqueología preventiva. Sigilosamente, empezando
2018, en una época del año que al parecer resulta muy apropiada
para “hacer goles”, ya se le había comenzado a “meter la mano” a los
trámites para la expedición de autorizaciones de intervención sobre el
patrimonio arqueológico, incluso sin consultar al ICANH: en una Ley
orientada a fortalecer la contratación pública y la Ley de
Infraestructura, se introdujo una figura mediante la cual los
concesionarios y contratistas encargados de los proyectos de
infraestructura, deben ser los titulares de las autorizaciones de
intervención, lo cual, hasta entonces, era privativo de los
profesionales en arqueología (Ley 1882 de 2018, artículo 3º)3. En el
nuevo Decreto, ésta modificación es convalidada y complementada
con otras. Preocupa, en primera instancia que la exigencia para
implementar un Programa de arqueología preventiva haya quedado
reducida a la solicitud y obtención de un “Registro” por parte del
ICANH, el cual se refiere a un documento que “contendrá información
precisa del proyecto y de su titular, que implica una caracterización
de los polígonos sobre los cuales se formulará el Plan de Manejo
Arqueológico“ (Decreto 138, Artículo 2.6.5.4).

Si bien es cierto que los requerimientos, trámites y procedimientos de


seguimiento que el ICANH venía haciendo en los últimos años a los
programas de arqueología preventiva, distaban mucho de ser la
panacea (por sus demoras y las exigencias dispares, y a veces
improcedentes o impertinentes, desde el punto de vista científico, que
hacían los evaluadores de la entidad), con el nuevo decreto se corre
el riesgo de no garantizar la idoneidad científica y de gestión cultural
y social de los estudios arqueológicos. Concretamente este riesgo se
da para la fase de diagnóstico y prospección, pues al no existir de por
medio un proyecto arqueológico, el ICANH solo se informará de lo
que ha sucedido en campo, cuando se entreguen los reportes “o

3
Que esta modificación no fue consultada y cogió por sorpresa al mismo ICANH, es
claro expedición de la Resolución No. 020 de 2018, expedida por esa entidad.

3
medio idóneo” para informar, que el ICANH determine (Artículo
2.6.5.5.), es decir, cuando las intervenciones sobe el patrimonio
arqueológico serán ya hechos consumados y las falencias en la
información recabada y/o daños al propio patrimonio arqueológico,
sean ya situaciones difícilmente corregibles o mitigables.

Un tercer aspecto crítico de este decreto, se refiere al tratamiento


que se dará a las Áreas Arqueológicas Protegidas. En virtud de lo
dispuesto desde 2008 (Ley 1185 Artículo 3), y reglamentado un año
después, como tales se consideraban “áreas precisamente
determinadas del territorio nacional, incluidos terrenos de propiedad
pública o particular, en las cuales existan bienes muebles o inmuebles
integrantes del patrimonio arqueológico, a efectos de establecer en
ellas un Plan de Manejo Arqueológico que garantice la integridad del
contexto arqueológico” (Decreto 763 de 2009, Articulo 56). Se trata
de una figura territorial sumamente importante, puesto que equivale
legalmente a la que han tenido los parques arqueológicos nacionales,
es decir, áreas en las cuales los vestigios arqueológicos poseen tal
grado de excepcionalidad, representatividad y conservación, que
ameritan un mayor nivel de protección del que poseen los demás
bienes que integran el patrimonio arqueológico de la Nación. Dada
esta importancia, en el proceso de declaratoria de dichas áreas, se
preveía que el ICANH pudiera “atender las sugerencias hechas por las
autoridades e incorporarlas al Plan de Manejo Arqueológico
correspondiente”. Pero ahora, en el nuevo Decreto, se plantea que se
deberá establecer una “mesa interinstitucional” presidida por el
ICANH, “con fin identificar las actividades que cuenten con permisos
y/o licencias en la zona de eventual declaración” (Decreto 138,
Artículo 2.6.3.4). Lo que no quiere decir otra cosa que, este Instituto
tendrá que supeditar dichas declaratorias y la aplicación de planes de
manejo arqueológico correspondientes, a los intereses de poderosos
sectores, como el minero energético.

Es evidente que en los últimos años, como ya lo había indicado una


periodista, el ICANH ha perdido la autonomía que tenía, basada en la
aplicación de criterios exclusivamente científicos y culturales 4.
Cuando es convocado, pues también pasan por encima de él, escucha
más a los actores del ejecutivo, y los sectores más poderosos de la
economía, que a quienes se encargan de realizar los estudios y
gestiones orientadas a aplicar la política de estado en materia de
patrimonio arqueológico: los profesionales de la arqueología.

4
Alejandra de Vengoechea, “Ley de patrimonio cultural sumergido hace naufragar
la independencia del Icanh”. En: La Silla Vacía, Mar, 2013-06-11 22:24. Disponible
en: https://lasillavacia.com/historia/ley-de-patrimonio-cultural-sumergido-hace-
naufragar-la-independencia-del-icanh-44994

4
La norma expedida sigilosamente a comienzos de este año, prevé que
el ICANH “… deberá ajustar sus procedimientos de conformidad con lo
establecido en el presente Decreto. También deberá expedir las
términos de referencia y protocolos que regulen el trámite del
Programa Arqueología Preventiva en un plazo no mayor de (06)
meses, contados a partir de la publicación del Decreto”, para lo cual
deberá “permitir la participación de las entidades e instancias
interesadas“ (Decreto 138, Artículo 3º). Tal vez sea esta la
oportunidad para tratar de enderezar lo que se ha venido torciendo,
incluso acompañando a una entidad que, pese a desoírlas, necesita
rodearse de voces provenientes de la academia, las asociaciones y los
profesionales de la arqueología, para tomar mejores decisiones y
recuperar, así sea en algo, su autoridad.

Bogotá, marzo 12 de 2019.

Suscriben este comunicado:

Alba Nelly Gómez Santiago Ortiz


Pedro María Arguello Felipe Andrés Arias
Roberto Lleras Sneider Hernán Rojas
Juan Guillermo Martin Martín Gutiérrez
Zdena Porras Sara Ortega
Juan Carlos Vargas Juliana Montoya
Luis Gonzalo Jaramillo Diana Isabel Henao
Jimena Loboguerrero Luis Guillermo López
Carlo Emilio Piazzini Adriana María Franco
William Posada Juan Pablo Diez
Santiago Escobar Daniela López
Carlos Mario Herrera Víctor Antonio Ramírez
Lina Constanza Fernández Yuly Andrea Moncada
Diego Ruiz Pedraza Luis Alfredo Giraldo
Jeiler Prada Andrés Godoy
Tiepolo Fierro Pablo Aristizabal
Cesar Daniel Pérez Francisco Javier Cardona

5
Olga Yaneth Matías Álvaro Botiva
Liliana Buitrago Gonzalo Castro
Luzed Adriana Moreno Vanessa Céspedes
Bresnhev Villada Juan Carlos Ocampo
Jesika Milena Restrepo Dick Corrales
Andrés Vásquez Ruby María Chica
Luis Gabriel Londoño Manuela Caterin Zapata
Alejandro Quintero Ana Cristina Cuello
Andrés Darío Avendaño Beatriz Elena López
Diego Mauricio Castañeda Juliana Quiceno

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