Filósofa Española
Filósofa Española
Filósofa Española
“La filosofía como amor al saber es más amor que saber. O en todo caso es
un amor que rompe todo contrato, acuerdo, ley. Todas figuras de un orden
que se presenta como natural, normalizando una realidad que por infinita
no puede tener centro, ni alambradas conceptuales, ni administración. No
se puede administrar el deseo, o deja de ser deseo para ser aquello que
creemos que es deseo y por ello suponemos que tiene resolución. Pero la
filosofía no resuelve problemas, los crea. No formula preguntas para
encontrar sus respuestas, sino que parte de las respuestas instituidas para
desmontarlas con su batería de preguntas. En especial con su pregunta
predilecta: ¿por qué? La pregunta infantil, la pregunta sin sentido. La
pregunta por el porqué del porqué del porqué, y así al infinito para
resquebrajar la idea de un orden de lo real, para resquebrajar”.
“La filosofía fue fruto de una curiosidad de los seres humanos al tomar
conciencia de que podían pensar el mundo y decirlo; al darse cuenta de que
las palabras significaban cosas, ideas, sentimientos, deseos; una forma de
amor por interpretar lo que vivíamos, por entender la historia, que consistía
en ver y dar testimonio de lo visto (…). Y eran las preguntas más que las
respuestas las que se deslizaban por el surco del tiempo (…) La filosofía hoy
es siempre la misma: la iluminación que la sabiduría, la inteligencia y la
ética, o sea, los ideales del hombre decente, del hombre real, sean capaces
de llevar a cabo (…). La filosofía fue desde sus comienzos un apego, una
tendencia, una amistad, por entender, por sentir. Una apertura hacia el
futuro de la vida”.
“La filosofía es una necesidad. Toda sociedad que quiera ser culta y
construir su vida de forma razonable debe recurrir a esta rama del
conocimiento cuya tarea es saber cuáles son sus fundamentos y hacia
dónde se encamina”.