Colomer
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Josep M. Colomer
Ciencia de la política
Una introducción
18227
Cubierta: Ambrogio Lorenzetti {c.1290-1348), Effetti del Buon Governo in cittil
(Efectos del buen gobierno en la ciudad), fragmento, 1338-1339. Palazzo Pubblico,
Siena, Italia. -
Las demás ilustraciones del libro provienen de: Allegoria del Buon Governo
(Alegoria del buen gobierno), Palazzo Pubblico, Siena, Italia.
Título original:
Science of Politics. An Introduction
ISBN: 978-84-344-1836-3
Depósito legal: B. 3.436-2009
Impreso en España por Book-Print (Barcelona)
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Introducción
¿QUÉ ES LA POÚTICA?
XI
CIENCIA DE LA POLÍTICA
XII
INTRODUCCIÓN
Así pues, los politólogos pueden estar de acuerdo en ver las cosas
como son. De hecho, la ciencia política ha desarrollado un notable pro-
greso en la comprensión de la política en los tiempos modernos, como
veremos en este libro. Al mismo tiempo, los politólogos pueden diferir
en su consejo bien como consecuencia de diferencias no resueltas en el
análisis científico, bien por una diferencia de valores difícil de superar.
La política práctica necesita ciencia así como, por seguir con la
analogía, incluso la práctica del arte requiere un conocimiento siste-
mático. Artes como pintar cuadros, componer música o realizar pelí-
culas en parte se basan de manera innegable en habilidades y predispo-
siciones innatas, pero también en la formación y la práctica. Desde
luego, los artistas se benefician de estudios metódicos así como de la
compresión adquirida por los profesionales que les precedieron. Al
igual que sucede en cualquier otro campo, las escuelas de arte no siem-
pre logran producir buenos artistas, pero son decisivas para desarro-
llar las capacidades humanas apropiadas.
Del mismo modo, los cursos, las facultades y los textos de ciencia
política deben proporcionar no sólo conocimiento y comprensión de
los fenómenos políticos, sino también los mejores fundamentos para
ejercicios aplicados. Así como la física es el mejor fundamento de la
geología y la ingeniería, y la economía ha sido un sólido fundamento
para la expansión de los programas de estudio de administración y di-
rección de empresas, un sólido conocimiento de la ciencia política de-
bería ser la firme base para la práctica de la organización y el lideraz-
go, las campañas electorales, la toma de decisiones en el ámbito de las
políticas públicas, la administración pública, los asuntos exteriores y
otras actividades con una amplia proyección profesional.
EL LIBRO
l. Acción
2. Comunidad
3. Gobierno
4. Eleceión
RECUADRO
EL MÉTODO CIENTÍFICO EN POLÍTICA
XVIII
CIENCIA DE LA POLÍTICA
XIX
INTRODUCCIÓN
Modelos como éstos forman las bases de las ciencias «normales-. mo-
dernas, pero todo el mundo sabe que son crudas simplificaciones de la
realidad que se ajustan a obsexvaciones empíricas sólo bajo circunstancias
concretas, muy bien definidas pero relativamente poco frecuentes. En las
obsexvaciones diarias, no emergen precios de equilibrio porque determi-
nados bienes (como la vivienda, antes mencionada, como un caso particu-
larmente fuerte) no son tan móviles o las personas no tienen una informa-
ción tan buena sobre las oportunidades que ofrece el mercado como
supone el modelo. Asimismo, los cuerpos caen del modo predicho sólo en
un «vacío perfecto», pero para medir y predecir cada episodio concreto, es
preciso estimar el viento, la resistencia del aire o la «fricción» y otras condi-
ciones. Sin embargo, los consumidores individuales, las familias, las em-
presas, los comerciantes y los gobiernos se extraviarian si no supieran lo
esencial de la teoría de los precios, al igual que sucedería con los ingenie-
ros, los albañiles, los fontaneros, los pilotos de líneas aéreas y, en general,
con todos nosotros si tratáramos de prescindir de la ley de la gravedad.
Como en cualquier otra ciencia, los modelos en política no predicen el
futuro en un sentido incondicional. Sólo afirman que si se cumplen ciertas
condiciones, entonces es probable que se den ciertos resultados. Para pre-
dicciones concretas, los modelos tienen que estar sujetos a limitaciones te-
rritoriales y temporales y a otros condicionamientos del comportamiento
humano. Es más, las personas pueden cambiar a propósito ciertas «varia-
bles». En realidad, cuantos más conocimientos de ciencia política tenga una
persona, más puede ser capaz de manipular ciertos escenarios con la inten-
ción de alcanzar resultados deseables. Cada juego «estratégico» puede jugar-
se bajo condiciones estructurales que presentan diversas ocasiones y restric-
ciones. Pero con los incentivos apropiados, las decisiones de los actores para
alterar las situaciones políticas pueden tener un efecto en las relaciones es-
tructurales y, por tanto, son indispensables para dar cuenta de los resultados
colectivos esperados. Todo esto no niega, sin embargo, el carácter científico
de este tipo de modelos. Más bien al contrario, la conducta intencional sóli-
damente fundada puede ser la principal confirmación de su validez porque
implica una conciencia de sus repercusiones y consecuencias potenciales.
Todos los modelos deberían ser susceptibles de ser sometidos a con-
trastaciones empíricas. Un modelo puede ser validado o invalidado por
diferentes medios, incluidos los siguientes procedimientos que podrá es-
tudiar en cursos más avanzados:
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