Discapacidad Auditiva
Discapacidad Auditiva
Discapacidad Auditiva
INTERVENCIÓN
Ó TEMPRANA EN DISCAPACIDAD AUDITIVA:
DISEÑO CONCEPTUAL DE “BUENAS PRÁCTICAS”
ABSTRACT
In this paper we try to analyze the implementation of new conceptual tools to improve early care
of children with disability hearing in accordance to the needs of the current inclusive. The accessi-
bility to communication is a transversal competence within training the new priorities that any agent
should consider.
And for that, the design and use of concept maps as presented can help shape criteria of “good
practices”; this original “framework for understanding” favors early inclusion of students with hear-
ing impairment in general, betting community experiences in representing the bilingual approach in
our country. A working philosophy based on the concept of “bicultural” the deaf individual.
KEY WORDS: Early intervention. Deaf Community. Accessibility. Communication. Socio-com-
munity Inclusion.
RESUMEN:
1- INTRODUCCIÓN.
En esta comunicación dedicada a la intervención temprana en discapacidad auditiva, trataremos
de abordar las consecuencias que dicho problema acarrea en el niño/a así como sus posibles solu-
ciones a través de la prevención, la detección precoz y la atención temprana desde un punto de vista
transdisciplinar.
La evolución genética y los últimos avances cromosómicos y/o tecnológicos permiten mejorar
el impacto de dicha problemática como resultado del consejo genético, campañas de salud gen-
erales y/o específicas a mujeres embarazadas o de cuidados en los primeros meses y años de vida
(etapa de 0 a 6 años).
Las estrategias de detección precoz en recién nacidos se han universalizado mediante técnicas
como las otomisiones acústicas o potenciales evocados de tronco automatizados; éstas implican la
posibilidad de iniciar un oportuno tratamiento “ad hoc” desde los primeros meses de vida. Parece
pues paradójico que se identifique una pérdida auditiva tempranamente y no vaya acompañada de
las actuaciones pertinentes (entrenamiento auditivo sistemático, adaptación protésica temprana,
aprendizaje de un sistema de comunicación precoz, desmutización, acompañamiento familiar,…).
Es preciso, pues, una planificación estratégica coordinada entre los distintos profesionales que
intervienen al igual que la colaboración e implicación de la familia. Sólo así se podrá mejorar la
calidad de vida de los niños/as sordos en el siglo venidero. Con el estudio de esta “buena práctica”
perseguimos unos objetivos básicos:
• Realizar una aproximación al conocimiento de la terminología específica más usual en el
ámbito de la atención temprana de niños/as discapacitados auditivos.
• Ser capaz de aproximarnos al concepto de deficiencia auditiva en sus respectivas clasifi-
caciones,s caracterizaciones e implicaciones en el desarrollo infantil temprano así como
las necesidades educativas que generan.
• Conocer técnicas re-educativas de diversa índole (protésica, fisioterapéutica, logopédica,
educativa, informática, comunicativa) que pueden ser usadas con sujetos afectados por
problemas auditivos en los primeros años de su desarrollo.
• Justificar la necesidad de un enfoque integrador y ecléctico de buenas prácticas tanto para
la detección como para la prevención, donde la labor coordinada de los diversos profesion-
ales de distintas áreas e instituciones y de la propia familia es fundamental. Propiciando,
además, un interés por parte de los diferentes agentes socioeducativos para colaborar con
su movimiento asociativo.
Como puede apreciarse en la tabla, es a partir del 4º al 6º mes cuando las diferencias entre niños
normoyentes &sordos se acentúan. Muchas veces la detección de la hipoacusia no es fácil,l sobre
todo aquellas que no son tan graves2, sin embargo habremos de ser prudentes porque a la larga sus
consecuencias para el pequeño también suelen ser devastadoras de no intervenir correctamente.
1 Partimos de que un oído intacto es uno de los supuestos básicos para aprender a hablar. Cualquier perturba-
ción de este órgano repercute en la adquisición del lenguaje; una capacidad auditiva “ligeramente” disminui-
da produce un ligero retroceso del desarrollo del habla. Una perturbación intensa del oído limita la evolución
del habla.
2 Las pérdidas ligeras /moderadas, sobre todo si han sobrevenido con posterioridad a los tres años de edad
pueden pasar fácilmente inadvertidas. Si además el niño presenta buena capacidad y un ambiente reactivo ni
siquiera la producción oral puede estar afectada en principio.
Para ello existen tres macro-indicadores que pueden ayudarnos a situar el problema:
- Incidencia en el habla. Todos los seres humanos aprendemos a hablar porque escuchamos
los modelos y los imitamos, por lo tanto un niño que presenta pérdida auditiva no mantendrá un
desarrollo normal del lenguaje.
• La comprensión varía (parece que ha entendido todo algunas, otras veces no, o, a
medias. Se le tacha de “sonco”).
• Muestra dificultades para localizar la fuente sonora.
• Su voz es demasiado débil o fuerte.
• Distorsiona alguna palabra a nivel articulatorio, le cambia el significado.
• En su interacciones conversacionales utilizará mucho: qué? qué has dicho? eh? cómo?,
pero no decías que? Ah!… o responde con un comportamiento sorprendente, fuera de
lugar,… porque no ha comprendido, no se atreve a preguntar, cerciorarse,…
- Incidencia en el aprendizaje: La percepción del habla es fundamental para entender y com-
prender el significado de los mensajes humanos. Un niño que oiga mal, se enterará mal e interi-
orizará conceptos erróneos sobre las cosas que le rodean. Distorsiona la realidad y por tanto apren-
derá con dificultades, incluso el ritmo será más lento por las oscilaciones y las dudas ante cuál
hecho es realmente lo correcto de lo percibido.
• No responde en ambientes ruidosos.
• Se distrae con facilidad (“parece que va a su aire”, ¿pasota?).
• Si ha de hacer algo, mira a su alrededor para tomar antes modelo y/o guiarse.
• En los dictados aparecen con frecuencia sustituciones, omisiones, distorsión de pal-
abras.
• En lecturas colectivas suele perderse.
• Tarda en captar las ideas si sólo se trabaja verbalmente, sin embargo mediante ejemp-
los y concreciones funciona bastante bien.
- Incidencia en las relaciones sociales: Todos los niños se relacionan con el resto de personas
comunicándose, si hay problemas en ese ámbito, el nivel de interacciones decrece, incluso con su
propia familia y desde bebés. La consecuencia clara es una alteración del comportamiento, proble-
mas para percibir rutinas, asumir normas, valores, …
• Al llamarle su respuesta fluctúa (“parece que lo hace cuando quiere”).
• Le cuesta seguir órdenes, consignas, explicaciones en grupo.
• Tiende a fijarse en la cara y en los labios cuando se habla.
• Frecuentes resfriados, con otalgia y excesiva mucosidad.
• Carácter especial y singular ante determinados eventos que suceden de improviso, sin
ser esperados (reacciona negativamente ante cambios desconocidos que ha anticipado).
Sin embargo desde la perspectiva evolutiva (desde “recién nacido” hasta que se cierra la etapa
infantil)
l también conviene señalar algunos signos relevantes que nos permitan identificar el proble-
ma de audición.
Como podemos comprobar, las consecuencias de los déficits auditivos graves se extienden no
sólo a la adquisición del lenguaje, además conllevan dificultades en la funcionalidad de los órganos
de la respiración, por ejemplo. La respiración adquiere una frecuencia irregular debido a la incoor-
dinación de movimientos. Repasaremos ahora qué dificultades se establecen en los distintos
ámbitos de desarrollo, cuestiones de orden nos obligan a parcelar y señalar por separado aunque
partimos de la idea de que todas las áreas son interdependientes.
1.- Características evolutivas desde un punto de vista cognitivo: Distintas investigaciones han
demostrado, sobre todo a partir de aspectos modulares de Furts, que el desarrollo intelectual de los
niños sordos no es inferior al de los oyentes, a pesar de poseer unas capacidades verbales limitadas.
Se admite que un niño sordo atendido a edades tempranas puede evolucionar de manera similar al
oyente -aunque a veces de forma más lenta-. El papel familiar es esencial durante los primeros
meses para favorecer el contacto directo con el entorno, despertar la curiosidad y el interés por los
objetos, personas y acciones. Igualmente su estimulación se extenderá hasta conseguir que se
desarrollen en su hijo acciones intencionales y experienciales por sí mismos (aprovechando pues
“períodos críticos”).
”
3.- Características evolutivas desde un punto de vista psicomotor: r La audición juega un papel
importante en la orientación del sujeto, de ahí las interferencias en la espaciocepción. Una falla audi-
tiva limita las posibilidades de estructuración espaciotemporal de los niños, no olvidemos lo apun-
tado por Lomax (1968) respecto a la pérdida de información sonora constante procedente del
mundo exterior; así pues el niño sordo organiza el mundo circundante en función de referencias
visuales, tactiles y cinestésicas. Para superar ese retraso madurativo, Díaz y Valmaseda (1995)
plantearon trabajar, en principio la propiocepción, después ejercitar la intervención de varios senti-
dos para favorecer la percepción multisensorial y finalmente actividades estructuro-globales que
impliquen actividades múltiples.
Hemos de manifestar por un lado que el desarrollo de la competencia oral no es posible sin una
buena intervención temprana, al igual que ambas realidades, lengua de signos y lengua oral poten-
cian interactivamente el proceso madurativo del niño sordo. De ahí la apuesta de los actuales enfo-
ques bilingües y su incidencia en la dimensión morfosintáctica.
Implicaciones de la sordera en el desarrollo global del niño (Adaptado Sánchez Casado, 2007)
3 Las sorderas prelocutivas que son profundas ponen en serio peligro el normal desarrollo cognitivo y verbal.
Las postlocutivas, que son adquiridas estando consolidado en el niño el lenguaje, son de menor gravedad en
cuanto al normal desarrollo cognitivo y verbal del sujeto.
4 La importancia del ambiente siempre se ha puesto de relieve, pero ha sido fundamentalmente el impulso
vygotskyano quien evidenció hasta qué punto la interacción con el medio, y especialmente con el medio
social, es un motor esencial para el desarrollo de las capacidades humanas superiores.
5 En efecto, igual que entre los oyentes, existen sordos con inteligencia alta, normal, baja o límite. El que apa-
rezcan en la comunidad sorda una categoría de retraso mental se debe a afecciones neurológicas asociadas
a la sordera y que afectan al coeficiente intelectual. Así pues, la persona sorda no es “un tonto”,“ un defi-
ciente”,“ un loco”, … es una persona diferente necesitada de unos soportes específicos estables que le faci-
liten su desarrollo integral y actualicen su capacidad para adaptarse a situaciones nuevas, que es en definiti-
va “inteligencia”.
acción con su medio (igual que cualquier bebé normoyente). Este medio va a ser determinante en
su desarrollo y, por tanto, necesita ser tratado en profundidad.
El escenario familiar es de vital importancia para el desarrollo global de la persona sorda. El
nivel sociocultural y económico de la familia es primordial, ya que si éste es alto la posibilidad de
acceso a un medio rico en estimulación será mayor (recursos protésicos, formación específica,
intervención profesionalizada,…). Sin embargo, tal parámetro no tendrá repercusión alguna en la
evolución general del bebé sordo si no existe una capacidad y predisposición para favorecer una
comunicación intensa. A veces más que “cosas” se necesitan “personas”. La aceptación de la sor-
dera supone una proceso a menudo largo y difícil, dado el afrontamiento emocional que conlleva.
La manera en que los padres asuman y elaboren este hecho será determinante en sus interacciones
con el niño y en todo su desarrollo posterior. Los padres que aceptan que su hijo/a es sordo van a
establecer una relación más realista y, por tanto, menos “dependiente”.6 Esa actitud puede perju-
dicar en tanto en cuanto se retrasa la temprana intervención educativa. Aceptación de la sordera y
ajuste comunicativo, por tanto, guardan una estrecha relación e interdependencia.7
Por otro lado, el escenario escolar entendido como la posibilidad de que el niño sordo reciba
una atención educativa desde el momento en que se detecta su sordera, es sin duda, una garantía
para su desarrollo funcional y permanente. En este sentido podemos hablar de estimulación y edu-
cación temprana, por un lado, y por otro, de una respuesta modificada para la educación infantil,
etapa de tres a seis años. Como observamos las necesidades de un niño/a sordo son complejas y
relativas.8 Así pues, el desarrollo lingüístico proporcionado por la comunicación con el medio cir-
cundante es motor de llamada “dialéctica cognitiva”. En definitiva, el bebé sordo vive y experi-
menta el mundo por la experiencia visual, por ello el aspecto cognitivo, socio-afectivo y lingüístico
permanecen interconexionados bajo el nexo comunicativo. Una experiencia de vida y de comuni-
cación diferente.
6 En general advertimos que aquellos sujetos cuyo rendimiento en lectura, aritmética y lectura labial es mayor,
suele coincidir con padres “sordos”, independientemente si su familia había mantenido con ellos una comu-
nicación oral o gestual. Quizás, lo más relevante de este hecho, sea el apoyo emocional dimanante que ha per-
mitido la asunción de un modelo de identificación ajustado a la demanda naturalizada del día a día. Muy a
menudo tales dificultades de “implicación familiar” se traducen en un constante peregrinar de un médico a
otro en busca de un diagnóstico favorable, más que “ficticio”.
7 Aquellos padres competentes comunicativamente tienen mayor facilidad para aceptar la sordera, ya que sus
relaciones se regularizan y se hacen más naturales.
8 Su desarrollo lingüístico, como el de cualquier otro niño, no viene determinado por el desarrollo cognitivo,
sino que es el lenguaje quién origina, dirige y sustenta la actividad intelectual, que junto al entramado de sus
relaciones sociales permite una comunicación funcional. El “escenario” juega un papel importante como
actualizador de las potencialidades biológicas.
Cuando los padres son sordos, la L.S. es aprendida desde la primera infancia, y debe garanti-
zarse que el resto de entornos cuenten con una mínima competencia. No obstante, en la mayoría de
los casos, los padres son normoyentes y la cuestión que se plantea, es, si realmente es necesario
“aprender la L.S.”, en todo caso, cuál es el momento más oportuno, cuáles son las ayudas o com-
plementos gestuales que pueden ofrecerse para optimizar la adquisición del lenguaje oral,… La pre-
cocidad de la detección, por tanto, estará en función de la sordera y de otros factores, tales como
la información y la sensibilidad social sobre el tema y los sistemas sanitarios de cada país o
Comunidad Autónoma. En Extremadura, tenemos bastante suerte, no en vano ha sido pionera en la
puesta en servicio de detección universal a nivel nacional.
Sin embargo, entre el momento de la detección y el inicio de la atención y/o adaptación de los
audífonos existe también un período temporal más o menos largo. La familia expresa desorientación
9 Es preciso distinguir entre lengua conocida y compartida por personas oyentes y la manifestación oral de ese
grupo (catalán, vasco, gallego, francés, alemán,..). Además, lengua oral y competencia en lengua oral impli-
ca el manejo del código lectoescrito, algo añadido a su simple carácter vocal.
Para ello, tendremos que concentrar nuestros esfuerzos en incorporar buenas prácticas como:
Trabajar la diferencia entre ruido-silencio-sonido. Por ejemplo, el niño obtendrá sensación
auditiva consciente, para ello deberá expresarla mediante un movimiento voluntario. Trabajar la
duración así tomará conciencia de la duración del sonido. Trabajar la intensidad, tomando con-
ciencia de las coordinaciones rítmico-motrices. Trabajar la altura, el reconocimiento de estructuras
rítmica-melódicas, el timbre, las fuentes sonoras o la escucha selectiva.
El progresivo contacto con el mundo sonoro, producirá la necesidad de articular mediante jue-
gos vocálicos (imitando onomatopeyas), pero sobre todo más que pronunciación de palabras uti-
lización de funciones comunicativas, además la lectura orofacial de los formantes y combinación
de éstos en palabras, junto con la educación del resto de sentidos integradamente (esquema cor-
poral) y aprendizajes básicos.