Abramos La Biblia El Nuevo Testamento PDF
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LA BIBLIA
EL NUEVO TESTAMENTO
El derecho de David Pawson a ser identificado como el autor de esta obra ha sido afirmado por él de
acuerdo con la Ley de Copyright, Diseños y Patentes de 1988.
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión
Internacional® NVI® © 1999 by Biblica, Inc.® Usada con permiso. Todos los derechos reservados en
todo el mundo.
Esta traducción internacional español se publica por primera vez en Gran Bretaña en 2015 por
Anchor Recordings Ltd
72 The Street
Kennington, Ashford TN24 9HS
EL NUEVO TESTAMENTO
VI. LA BISAGRA DE LA HISTORIA
36. Los Evangelios
37. Marcos
38. Mateo
39. Lucas y Hechos
40. Lucas
41. Hechos
42. Juan
J. David Pawson
Sherborne St. John, 2008
Introducción
Variedad
Esta biblioteca refleja las personalidades y perspectivas únicas de los diferentes
autores, así como dos libros en una biblioteca pública serían únicos, de acuerdo con
las personalidades de los autores. Es importante recordar que el Espíritu Santo, el
“editor” divino de la Biblia, no trató a los autores como procesadores de texto,
comunicando su verdad sin tener en cuenta sus mentes y corazones. Él fue el autor
último pero, a la vez, los individuos mismos tenían libertad para comunicarse a su
propio modo. Por cierto, pocos de los autores sabían que lo que estaban escribiendo un
día sería declarado como parte de las Sagradas Escrituras.
Con esto en mente, las aparentes contradicciones dentro de la Biblia a menudo
pueden ser solucionadas si analizamos las intenciones de los autores. Tome, por
ejemplo, la controversia acerca de la afirmación de Pablo de que somos salvados por
la fe y no por obras, y la enseñanza de Santiago, en su epístola, sobre la necesidad de
obras. Cuando Pablo trata el tema de la fe en Romanos, tiene en cuenta un conjunto de
preguntas e inquietudes diferente que Santiago. A Pablo le preocupa que no busquemos
ser salvos por nuestras obras, y a Santiago, que las obras acompañen la fe,
demostrando así que es genuina.
Unidad
A pesar de esta variedad, la Biblia demuestra al mismo tiempo su autoría divina. Hay
un tema general: el desarrollo del drama de la redención, que transcurre desde
Génesis hasta Apocalipsis. Génesis 1-3 y Apocalipsis 21-22 tienen similitudes
notables, a pesar de haber sido escritos con una separación de 1400 años, un reflejo
maravilloso de la mano de Dios. Es posible reconocer la unidad de la Biblia sin
suponer que debe implicar también uniformidad. Así como Dios es uno, pero tres
personas, también su Palabra refleja tanto unidad como diversidad.
Enfoques para el estudio de la Biblia
Tenemos que tener en mente estos aspectos cada vez que estudiamos la Biblia. Hay dos
enfoques igualmente importantes:
Los Evangelios
Los Evangelios son lo más cercano que tenemos a una biografía de Jesús, ya que
cubren su vida, muerte y resurrección. Sin embargo, pocos se dan cuenta de que están
escritos en un estilo único, desconocido en el primer siglo y sin ningún equivalente
literario moderno. Los lectores cuidadosos sabrán que, para interpretar los Evangelios
correctamente, tendrán que ver cada versículo en su contexto inmediato y también en el
contexto del libro como un todo. Esto crea problemas si no entienden el estilo de
literatura que están leyendo. Tenemos que aclarar qué tipo de libro es un “Evangelio”,
antes de considerar sus detalles específicos.
¿Qué es un Evangelio?
Un Evangelio, por cierto, no es una autobiografía, ya que Jesús nunca escribió un libro,
pero tampoco es una biografía convencional, porque más de la tercera parte de las
páginas de cada Evangelio describe la muerte de Jesús. Ninguna biografía dedicaría un
tercio de sus páginas a la muerte de su sujeto, por espectacular o trágica que pueda ser
esa muerte. Tal vez la mejor comparación con la vida moderna no provenga del mundo
literario, sino del mundo de los medios de comunicación. Un Evangelio es como un
boletín de noticias.
La palabra “Evangelio” viene del griego evangelion, que era usado en los tiempos
del Nuevo Testamento para describir el anuncio de noticias devastadoras por un
emisario enviado a los pueblos y aldeas de una región. La derrota de un enemigo o la
muerte de un emperador serían ejemplos típicos. De igual forma, un Evangelio es el
anuncio de una noticia que da a entender inmediatamente que es una noticia apasionante
para compartir. La idea detrás es que el mundo nunca será igual una vez oída esta
noticia. Así como las noticias generalmente son leídas en voz alta a los oyentes, los
Evangelios fueron escritos para ser leídos de la misma forma (en común con el resto
del Nuevo Testamento). Podemos sacar mucho beneficio hoy si también los leemos en
voz alta (aunque sea para nosotros mismos), además de hacerlo en silencio.
INSPIRACIÓN
Esta perspectiva de cómo llegaron a escribirse los Evangelios nos muestra algo
importante acerca de la inspiración de las escrituras. Subraya el hecho de que los
escritores de la Biblia no fueron “procesadores de texto” que escribían palabras
dictadas directamente de la boca de Dios.5 Dios quiso usar individuos que pudieran
aportar su propia visión de Jesús y transmitir su mensaje con un objetivo específico en
mente. Pero, al mismo tiempo, lo que escribieron no dejaba de ser la Palabra de Dios,
ya que cada palabra fue inspirada. Son a la vez las palabras del hombre y la Palabra de
Dios. La inspiración, por lo tanto, incluye la individualidad de cada autor.
1. Las primeras publicaciones generalmente nos dicen lo que la persona hizo; los
primeros obituarios cumplen con este objetivo.
2. Más tarde, la gente se interesa más en lo que la persona dijo, así que empiezan a
publicar colecciones de sus cartas y discursos.
3. Luego viene la tercera etapa, que mira detrás de las palabras y las acciones para
descubrir lo qué la persona era, analizando su carácter, motivación y su
verdadera personalidad.
Los cuatro evangelios siguen estas tres etapas con bastante claridad, como muestra la
tabla que sigue. Marcos se preocupa más por lo que Jesús hizo, y se centra en sus
acciones, milagros, muerte y resurrección. Tanto Mateo como Lucas incluyen mucho
más acerca de lo que Jesús dijo, y registran más de su predicación que Marcos. Juan,
sin embargo, no está interesado solo en lo que Jesús hizo, ni se centra en lo que dijo.
Su preocupación máxima es la identidad de Jesús: quién era él. Si bien los Evangelios
son formas de literatura peculiares, incluyen una amplia gama de reflexiones sobre
Jesús, ofreciendo al lector una visión amplia y un entendimiento integral.
Marcos escribió el primer y más corto Evangelio, y ve a Jesús como el Hijo del
Hombre
Lucas escribió el segundo Evangelio, y muestra a Jesús como el Salvador del
Mundo.
Mateo escribió el tercer Evangelio, y describe a Jesús como el Rey de los Judíos.
Juan escribió el cuarto Evangelio, donde Jesús es el Hijo de Dios.
Mateo se preocupa por los nuevos creyentes, y su libro está organizado para que
sepan cómo vivir como discípulos.
Juan está escrito para creyentes de más tiempo, para alentarlos a mantener su fe en
Jesús, y también para contrarrestar herejías acerca de Juan el Bautista y Jesús
mismo.
Por otra parte, Marcos y Lucas fueron escritos principalmente para no creyentes.
Marcos se preocupa por entusiasmar a sus lectores con las noticias acerca de
Jesús, para que puedan creer en él
Lucas, el único autor gentil de la Biblia, se preocupa de que los demás gentiles
puedan saber acerca de Cristo.
Los diferentes públicos rigen lo que los escritores incluyen y cómo organizan su
material.
Similitudes
Ya hemos señalado que hay superposiciones en el contenido y las palabras de los
Evangelios, y los tres primeros son especialmente similares. De hecho, el 95 por ciento
de Marcos está incluido en Mateo y Lucas, en algunos casos con palabras muy
parecidas o idénticas. Estos primeros tres son conocidos como Evangelios
“sinópticos”. La palabra “sinóptico” está formada por dos palabras griegas: syn, que
significa “junto”, y optico, que significa “ver” o “visualizar”. Los primeros tres
Evangelios reflejan una visión común de Jesús, en contraste con Juan, que escribe con
mayor independencia. Hay un cambio enorme cuando uno termina de leer Mateo,
Marcos y Lucas, y comienza a leer Juan.
Hay mucho material que es común a los tres Evangelios. Unas pocas cosas se
encuentran solo en Marcos, pero tanto Mateo como Lucas usaron la mayor parte de su
material, si bien de maneras diferentes. Mateo cortó a Marcos en pedacitos y los
mezcló con su propio material, mientras que Lucas tomó bloques de Marcos, usando
trozos completos por vez.
Por supuesto, ha habido cierto debate: ¿usaron Mateo y Marcos a Lucas, o usaron y
ampliaron Mateo y Lucas a Marcos, o abrevió Marcos a Mateo y Lucas? Lo más
probable es que Mateo y Lucas ampliaron a Marcos, trabajando con su Evangelio
frente a ellos. Mateo tiene algún material que es exclusivo de él, que no obtuvo de
nadie más, y Lucas también tiene algún material propio.
Conclusión
CUATRO EVANGELIOS
Marcos - Hijo del Hombre
Mateo – Rey de los Judíos
Lucas - Salvador del Mundo
Juan - Hijo de Dios
TRES ETAPAS
Lo que Jesús hizo - Marcos
Lo que Jesús dijo - Mateo/Lucas
Lo que Jesús era - Juan
DOS ÁNGULOS
Escritor – perspectiva
¿qué? ¿cómo?
Lector – intención
¿quiénes? ¿por qué?
En los Evangelios tenemos cuatro boletines de noticias que nos transmiten la persona y
la obra de Cristo, con relatos exclusivos de primera mano de su vida y sus tiempos,
escritos con el propósito de edificar a los creyentes o convencer a los no creyentes
para que pongan su fe en aquel que Dios envió. La mejor forma de leerlos es de una
sentada, preferentemente en voz alta, ya que fueron predicados antes de ser puestos por
escrito.
Son libros extraordinarios, porque describen “la bisagra de la historia”. El mundo
jamás volvería a ser igual. Cristo ha venido, un hombre pero a la vez Dios, para ser el
Salvador del mundo. Gracias a esto, el tiempo ha sido dividido en dos épocas: a.C.
(antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo) o A.D. (anno domini, latín para “año de
nuestro Señor”).
5 Algunas partes de Génesis y Apocalipsis son una excepción a esto, y llevan las marcas de haber sido dadas
directamente, de manera verbal.
37.
MARCOS
Introducción
Vimos, en la introducción general a los Evangelios, que Marcos fue el primero de los
cuatro en ser escrito, si bien está colocado en segundo lugar en nuestro Nuevo
Testamento. Está escrito principalmente para no creyentes, y uno nota rápidamente su
estilo vívido, dramático y emotivo. Es un libro apasionante que capta la atención con
cada página que pasa y que cuesta dejar una vez empezado.
1. “Marcos” viene del nombre latino Marcus, lo cual nos dice que, si bien era judío,
tenía conexiones romanas de alguna forma. No sabemos con certeza cuáles eran,
pero su familia tenía una casa bastante grande en Jerusalén, y tiene que haber sido
de cierta posición, con una sirvienta por lo menos.
2. Su nombre hebreo era Johannan, o Juan, que significa “Yavé (Dios) ha mostrado
gracia”, y era conocido a menudo como Juan Marcos.
3. Su tercer nombre es inusual: Colobodactolus, un nombre griego que significa
“dedo regordete”. ¡El primer Evangelio fue escrito por alguien que tenía dedos
regordetes!
Marcos, entonces, tenía tres nombres: un nombre latino, un nombre hebreo y un apodo
griego.
SU HOGAR FAMILIAR
La madre de Marcos se llamaba María, que es Miriam en hebreo. Hay una fuerte
posibilidad de que su hogar familiar haya sido el lugar de la Última Cena. Esto surge
de un incidente inusual luego del arresto de Jesús en el huerto de Getsemaní, justo
después de esa cena, que tuvo lugar en un “aposento alto” en Jerusalén.
Leemos que, cuando Jesús fue arrestado, los soldados tomaron a un joven que estaba
vestido solo con una sábana. Luchó hasta liberarse, dejando la sábana en manos de un
soldado, y huyó desnudo en la noche. Es un detalle inusual para incluir, a menos que el
joven haya sido Juan Marcos mismo, que había dejado la casa de manera
apresuradamente para seguir a los discípulos al huerto, se había ocultado detrás de uno
de esos viejos olivos, había escuchado a Jesús orando y había visto su arresto.
Explicaría cómo conocía los detalles de la oración de Jesús, que había transcurrido
fuera del alcance del oído de los discípulos que había llevado con él.
Esto es una especulación, pero es muy probable que el lugar de la Última Cena haya
sido la casa de Juan Marcos y que este incidente apoye la idea de que él fue el autor
del Evangelio.
Estilo
Como resultado de su estrecha conexión con Pedro, el Evangelio de Marcos ha sido
conocido también como el “Evangelio de Pedro”. Por cierto, un análisis minucioso de
los sermones de Pedro en Hechos revela una estrecha correlación con Marcos. El
propio temperamento del apóstol brilla a través de las páginas de este Evangelio.
Podríamos apodarlo “el hombre de acción”, ya que era tan impetuoso, hablando
frecuentemente antes de pensar y a menudo dispuesto a actuar cuando el resto era más
cauteloso. Sabemos, por los demás Evangelios, que Pedro fue quien quería caminar
sobre el agua. Fue él quien se cansó de esperar que Jesús apareciera después de la
resurrección y dijo: “Me voy a pescar”. Fue Pedro el que saltó al agua cuando Juan
dijo que era Jesús el que estaba en la orilla.
Pedro no podía quedarse quieto, y este Evangelio transmite este entusiasmo lleno de
pasión en todo momento. La expresión “en seguida” aparece a menudo, como un reflejo
de la alegría de vivir de Pedro. Por esta razón, el Evangelio de Marcos es el más
vívido y vivo de los cuatro, y el más apasionante para leer en voz alta. El actor Alec
McCowen llenó a reventar un teatro de Londres durante meses con una simple
recitación de este Evangelio.
En la primera parte de Marcos, se dedica relativamente muy poco tiempo a los dos
años y medio iniciales del ministerio de Jesús. Está escrito en un estilo que avanza
rápidamente, en un intento del autor de entusiasmar a su lector en lo que está
ocurriendo. Pero en la segunda parte dedica más tiempo a los meses que siguen, y
luego aún más tiempo a considerar las últimas semanas de Jesús, hasta centrarse en la
última semana y el último día, en el que se describe cada hora. Es como un tren expreso
que va frenando hasta detenerse, y se para justo frente a la cruz.
En su estructura, Marcos prepara todo para llegar a la muerte de Jesús, y luego va
desacelerando para detenerse ante la cruz. Es una pieza magistral de periodismo, y tal
vez sea el mejor Evangelio para dar a alguien que no conoce nada de Jesús y quiere
leer acerca de esta persona apasionante que es nuestro Salvador y Señor.
Milagros
Pedro estaba mucho más impresionado por lo que Jesús hizo que por lo que dijo, de
modo que el Evangelio muestra un gran entusiasmo por los milagros de Jesús. Refleja
el corazón de un evangelista, ávido por todo lo que podría interesar a los no creyentes
en el mensaje. Esto se confirma por las proporciones relativas de Marcos dedicadas a
los milagros y a los discursos. Marcos incluye 18 milagros, que es similar a Mateo y
Lucas. Sin embargo, solo incluye cuatro parábolas, comparado con 18 en Mateo y 19
en Lucas, y solo un discurso importante, en el capítulo 13.
Omisiones
La propia ignorancia de Pedro aparece reflejada también en el Evangelio. Al parecer,
Pedro no sabía cómo o dónde nació Jesús. Ni una sola vez en sus discursos en Hechos
o en sus cartas dice algo acerca del nacimiento de Jesús. Pedro comenzó a conocerlo
en el río Jordán, donde él y su hermano Andrés fueron bautizados y Juan presentó a
ambos a Jesús. En Marcos, por lo tanto, no hay ninguna historia de Navidad ni relatos
de la niñez de Jesús. El Evangelio arranca donde comenzó el conocimiento de Pedro,
cuando Juan estaba predicando y bautizando.
Forma
El Evangelio cubre los tres años del ministerio público de Jesús, pero su forma se
refleja tanto en el tiempo como en el espacio, en la cronología y la geografía. El
relato va creciendo durante los primeros dos años y medio hasta un punto de inflexión
(ver abajo), y luego va descendiendo desde ese momento, cubriendo los últimos seis
meses de la vida de Jesús en la tierra. Marcos se centra en el ministerio de Jesús en
Galilea, omitiendo sus visitas a Jerusalén en los primeros años (ver diagrama).
ESTRUCTURA CRONOLÓGICA
Hay tres fases en el ministerio de Jesús
La primera fase: Jesús era muy popular. Miles acudían a él para ser sanados y
era el tema de conversación de todo el país.
La segunda fase: Comienza la oposición. A partir de una diferencia de opinión
acerca del día de reposo, se extendió a otras áreas, y pronto Jesús tenía más
enemigos que amigos.
La tercera fase: Jesús se concentra en sus 12 discípulos, entre los miles que
acudían en masa a escucharlo.
El Evangelio cubre tres períodos distintos. Los primeros dos años y medio se
encuentran en los capítulos 1-9, el capítulo 10 cubre los siguientes seis meses, y los
capítulos 11-16, la última semana de Jesús.
ESTRUCTURA GEOGRÁFICA
La estructura geográfica del Evangelio remeda las divisiones temporales. La historia
comienza en el río Jordán, que es el punto más bajo de la superficie terrestre, y pasa de
ahí a Galilea, donde Jesús llevó a cabo el grueso de su ministerio. El diagrama indica
un ascenso hasta el punto más alto de la Tierra Prometida, el monte Hermón, al pie del
cual se encuentra el pueblo de Cesarea de Filipo. Es aquí donde el Evangelio alcanza
su punto de inflexión. Apenas alcanza este punto, Jesús pone su rostro hacia Jerusalén
y, de ahí en adelante, es barranca abajo todo el camino, literalmente bajando desde ese
punto alto a Judea, pasando por Perea, que está en el lado este del Jordán, y finalmente
a Jerusalén, donde Jesús muere en la cruz y resucita tres días después.
Pero, ¿qué pasó en Cesarea de Filipo luego de los primeros dos años y medio que
cambió tan completamente la dirección del ministerio de Jesús, y que Marcos está tan
deseoso de destacar para sus lectores?
EL PUNTO DE INFLEXIÓN
Un poco de trasfondo nos ayudará. Cesarea de Filipo se encuentra en el nacimiento del
río Jordán, que surge al pie del monte Hermón con un ancho de 10-13 metros. La fuente
del agua es la nieve en la cima del monte, que se derrite y se filtra por una grieta dentro
de la montaña y fluye por un agujero debajo de la superficie del río.
Este extraño fenómeno natural se convirtió en un foco para la superstición y las
sectas religiosas, y el centro de culto pagano durante siglos. En la pared del acantilado
sobre el río hay nichos esculpidos donde eran colocadas estatuas de dioses. Una
estatua era del dios griego Pan, y al día de hoy el lugar se llama Paneas o Baneas.
Había también una estatua de César, colocada en ese lugar por uno de los cuatro hijos
de Herodes el Grande, Felipe, que recibió esa parte del territorio cuando murió
Herodes. Felipe llamó al lugar por su propio nombre y el emperador romano; de ahí el
nombre de Cesarea de Filipo.
De manera que aquí tenemos una estatua del dios griego Pan, un dios que
supuestamente había aparecido en la tierra como un hombre mortal, y una estatua de
César, un hombre que era llamado dios. Fue a este lugar que Jesús llevó a los 12
discípulos y les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.
Los discípulos contestaron con las distintas opiniones de ese tiempo, mayormente
reencarnaciones de grandes hombres de su historia, como Jeremías, Elías, incluso Juan
el Bautista.
Entonces Jesús les pregunta directamente quién pensaban ellos que era él. Fue Pedro
que tuvo la respuesta correcta. Se dio cuenta de que Jesús había vivido mucho tiempo
antes, pero no aquí en la tierra. “Tú eres el Cristo”, dijo, “el Hijo del Dios viviente”.
Ésta era la primera vez que un hombre había comprendido quién era Jesús (la
primera mujer fue Marta, cuya confesión está registrada en el Evangelio de Juan). Esta
respuesta es el punto crucial del Evangelio. Jesús había esperado dos años y medio
para hacer la pregunta, y ahora podía hablar con Pedro acerca de cosas que no había
mencionado antes:
1. Habló de poder construir su iglesia, un tema nunca mencionado antes, aun entre
toda su predicación, sanidades y milagros. La razón es evidente: Jesús no puede
construir su iglesia hasta que la gente sepa quién es él, porque la iglesia solo
puede estar formada por personas que conocen su identidad. En este momento,
cambia el nombre a Simón (que significa “junco”) y se convierte en Pedro. El
nombre es un juego de palabras, porque “Pedro” está muy cerca de la palabra
para “roca” en el idioma original, como en nuestra palabra “petrificado”.
2. También habló por primera vez acerca de su intención de ir a Jerusalén y morir
en la cruz. Los discípulos habían estado con él durante dos años y medio, y nunca
antes les había dado un indicio de que moriría. Ahora explica que debe ir a la
cruz, y nada lo detendrá. Pedro se alarma y anuncia que no debe ir, solo para ser
reprendido por Jesús. De aquí en adelante, la cruz es el foco del Evangelio.
Éste es, por lo tanto, el punto de inflexión del Evangelio de Marcos. Podemos pasar
por alto fácilmente el auténtico fluir y desarrollo de la historia si no nos damos cuenta
de esto, suponiendo cosas acerca de los discípulos porque sabemos cómo resultaron,
pero sin apreciar la revelación progresiva descrita en el Evangelio.
Ahora que los discípulos han entendido quién es Jesús, el próximo incidente sigue
con mucha naturalidad. Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan arriba de la montaña,
encima de la línea de nieve, donde es transfigurado delante de ellos. Al describir el
suceso, Pedro dice que la ropa de Jesús se volvió más brillante que cualquier agente
blanqueador podría lograr en la tierra. En realidad, usa la palabra “detergente” (o
“batanador”, que era el equivalente en esos días). La luz brillaba a través de la ropa de
Jesús desde adentro, y ellos “vieron su gloria”. Se encontró con Moisés y Elías para
discutir su “éxodo”, mediante el cual lograría una liberación para su pueblo, según el
relato de Lucas.
El punto clave del Evangelio, por lo tanto, es cuando los discípulos se dan cuenta de
quién es Jesús: él es el Cristo, el Mesías. Éste es el punto clave para los lectores
también. Éstas son las buenas noticias que Marcos está comunicando a través de la
forma de su Evangelio. Son retomadas por Mateo y Lucas, que luego las amplían.
En 2:15 y 1:34 Jesús no deja hablar a los demonios, porque sabían quién era.
En 1:44, luego de sanar a un hombre con lepra, Jesús lo envía de inmediato con
una fuerte advertencia: “Mira, no se lo digas a nadie”.
En 3:12, nuevamente hablando a demonios, “les ordenó terminantemente que no
dijeran quién era él”.
En 5:43, luego de resucitar a la hija de Jairo, “dio órdenes estrictas de que nadie
se enterara de lo ocurrido”.
Otros incidentes en el mismo sentido ocurren en 7:24, 7:36, 8:26, 8:30, 9:9 y
9:30. Aun en el monte Hermón Jesús pide a sus discípulos que no mencionen su
identidad.
Humano
Del lado humano, Jesús fue acusado de blasfemia por decir que era Dios, que en la
ley judía era un crimen capital que merecía la muerte. Se nos dice, sin embargo, que
los acusadores no podían ponerse de acuerdo en las palabras que había usado, a fin de
confirmar la validez de esa acusación. Finalmente, el juez preguntó a Jesús mismo
quién era. Por supuesto, Jesús, como judío, debía hablar cuando era interrogado por el
sumo sacerdote, así que reconoció que era el Cristo. El juez se rasgó las vestiduras y
dijo: “¡Ustedes lo escucharon! ¿Cuál es su veredicto?”, y el sanedrín, el consejo
gobernante de 70 hombres, dijo que merecía morir.
A pesar de este veredicto, no podían matar a una persona oficialmente, ya que el
país estaba ocupado por los romanos, y estaba bajo la ley romana cuando se trataba de
la pena de muerte. Necesitaban la aprobación de los romanos para la sentencia de
muerte, por lo tanto, pero en la ley romana la blasfemia no era un crimen. La única
esperanza era cambiar el crimen y, para cuando Jesús compareció ante Pilato, estaba
siendo acusado de traición, y no blasfemia. El Evangelio de Marcos es el más claro en
este punto. Al final, la ofensa de la que lo acusaron no era porque había dicho: “Yo soy
Dios” (blasfemia), sino porque dijo: “Yo soy rey, el rey de los judíos” (traición).
El lado humano de la muerte de Cristo fue injusto de principio a fin. Si bien no era
culpable de blasfemia o de traición, así fue acusado y condenado.
Divino
El lado divino de la muerte de Cristo, sin embargo, aparece también en Marcos, porque
Jesús estaba seguro desde el principio mismo de que había venido para morir.
Predijo su muerte y su resurrección, más de una vez. También leemos que Jesús tomó la
“copa”, una imagen que, usada metafóricamente, siempre habla de la ira de Dios contra
el pecado. Sin duda, Marcos escuchó a Jesús usando la palabra en el huerto la noche de
su traición.
Desde la primera vez que Jesús menciona su sufrimiento futuro, tenemos la sensación
de que tenía que ser traicionado, que Dios lo había planeado así, que Jesús estaba
consciente de esto y que no había forma de evitarlo. Pedro no debe tratar de tentar a
Jesús para que huya de la cruz.
Esta combinación de lo humano y lo divino es muy poderosa, y confronta a los
lectores con las duras realidades de la misión de Cristo. Lo convierte en un Evangelio
muy adecuado para dar a los no creyentes.
El final
Conclusión
Introducción
Perspectivas
Mateo fue uno de los Doce, y tuvo tiempo para reflexionar sobre los tres años que
había pasado viviendo cerca de su maestro. Mientras Marcos enfatiza su humanidad (el
Hijo del Hombre), Mateo ve a Jesús como el Rey de los Judíos, el que cumple las
promesas de los profetas. Nadie había estado en el trono de David durante 600 años.
El rey Herodes, que ocupaba el trono en ese momento, no tenía ningún derecho
ancestral sobre él. Ahora, por fin, venía uno que sería el legítimo rey.
Desde el inicio mismo, Mateo centra la atención del lector en el linaje de Cristo en
la línea real de David, describiendo cómo su nacimiento cumple la profecía y tiene las
marcas de la participación de Dios, anunciado por arcángeles y recibido por un coro
de ángeles. Mientras Lucas incluye a los pastores, es Mateo quien registra la adoración
del niño por los sabios de oriente. Este tema de Jesús como el Rey de los Judíos se ve
también en su pasión, ya que Mateo registra la corona de espinas, el “cetro” y el título
que se le dio a Jesús, que eran todas burlas a sus pretensiones pero, para Mateo, todos
apropiados para una persona de la realeza.
Intenciones
Mateo escribe para un público completamente diferente al de Marcos. Marcos fue
escrito para no creyentes, Mateo para nuevos creyentes, muchos de los cuales en ese
tiempo eran judíos convertidos.
Sus intenciones pueden verse claramente al final del Evangelio, donde registra las
últimas palabras de Cristo a sus apóstoles, ordenándoles “hacer discípulos de todas las
naciones”. Mateo cumple con ese objetivo, brindando un manual de discipulado para
quienes entran en el reino. Por cierto, fue así que el Evangelio llegó a ser usado dentro
de la iglesia primitiva, y es una de las razones por las que se incluye en primer lugar en
nuestro Nuevo Testamento.
Mientras que el Evangelio de Marcos era apropiado para alguien interesado en
Cristo pero aún no persuadido, la reescritura que hace Mateo de Marcos logra un
propósito muy diferente.
Dichos recopilados
Mateo recopila los dichos de Jesús en cinco “sermones” (ver la tabla abajo) que
constituyen resúmenes de su enseñanza sobre el discipulado. El Sermón del Monte es el
más conocido, pero hay otros cuatro sobre el tema relacionado del reino. Esto
contrasta con Marcos, que tiene muy poco en forma de discurso, y con Lucas, que
distribuye los dichos de Jesús por todo el relato.
Teniendo en cuenta sus lectores judíos, es muy probable que Mateo haya tenido un
motivo especial para presentar exactamente cinco sermones. El lugar que ocupan, en el
corazón de su Evangelio, es un paralelo de los cinco libros de la ley de Moisés, que
comienzan el Antiguo Testamento (Génesis a Deuteronomio). Mateo está diciendo a sus
lectores que Jesús trae una nueva ley; ya no la ley de Moisés, sino la ley de Cristo. Por
lo tanto, a lo largo del Sermón del Monte tenemos la reformulación de la ley que hace
Jesús: “Ustedes han oído que se dijo … pero yo les digo”. Las cosas nunca volverán a
ser iguales.
Estructura
Mateo usa el marco básico de Marcos, como ya hemos señalado, pero agrega su propia
estructura. Junto con la división de dos fases de Marcos, agrega dos temas prologados
por la frase “Desde entonces …” Leemos “Desde entonces comenzó Jesús a predicar:
‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca’” y “Desde entonces comenzó
Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas …”
La primera aparición de la frase captura el sentido de su ministerio en el norte y la
segunda, la inevitabilidad de su muerte en el sur. Mateo usa también las palabras
“Cuando Jesús terminó …” para cambiar la dirección de su relato.
Sin embargo, el cambio estructural más marcado y revelador tiene que ver con la
forma en que alterna los cinco bloques de las enseñanzas de Cristo con cuatro bloques
de sus acciones. Podemos mostrarlo de la siguiente forma:
LA ESTRUCTURA DE MATEO
De modo que tenemos cinco sermones, cuatro de ellos seguidos por relatos de las
acciones de Jesús que sirven para ilustrar sus sermones. El propósito de esto será
analizado con mayor detalle más adelante, pero por ahora deberíamos notar
simplemente que Mateo está deseoso de mostrar que Jesús se comunicó en palabra y
también en acción, dándonos un modelo a seguir. Marcos nos invita a venir a ver lo
que Jesús hizo, pero Mateo nos invita a venir a ver lo que hizo y también a escuchar lo
que dijo.
Relato de la cruz
Mateo tiene un final mucho más completo que Marcos. En vista del final abrupto de ese
Evangelio, algunos han especulado que la última parte de Mateo puede haber sido en
realidad el final original de Marcos. No tenemos forma de saberlo, pero podemos
listar sus rasgos distintivos en los últimos dos capítulos.
1. Detalles del arresto: Mateo está preocupado por la inocencia de Cristo, así que
pone énfasis en que estas cosas ocurrieron para que las Escrituras se cumplan.
2. El final de Judas: Mateo registra las advertencias de Jesús a los discípulos y el
remordimiento de Judas al devolver el dinero, si bien para entonces ya era
demasiado tarde.
3. Sucesos inmediatamente después de la muerte de Jesús: Es Mateo quien
registra las tumbas abiertas y las personas previamente muertas que fueron vistas
en la ciudad de Jerusalén.
4. La tumba: Mateo registra la tumba custodiada y el informe de los soldados de
que el cuerpo había sido robado.
5. Después de la resurrección: Mateo dice mucho más que Marcos acerca de los
hechos posteriores a la resurrección. Registra el retorno de Jesús a Galilea, y su
encuentro con los 11 discípulos (y unos 500 más, algunos de los cuales
“dudaban”). El lugar tiene mucha importancia. Galilea estaba en la encrucijada
del mundo, con el monte Meguido como el punto de cruce donde los caminos del
este, norte, sur y oeste convergían. La población allí era cosmopolita, “Galilea de
las naciones”. Jesús estaba sobre una montaña, evocando a Moisés en el monte
Nebo. Fue en este punto que se dio la Gran Comisión: ellos deben hacer
discípulos de todas las naciones (literalmente, de todos los grupos étnicos).
1. GENEALOGÍA
El Evangelio empieza por una genealogía, de poco interés para los gentiles pero
fascinante para los judíos deseosos de saber acerca del linaje de Jesús, porque en su
mente el árbol genealógico determina a la persona. Además, la organización de la
genealogía despierta la atención de los judíos. Los ancestros de Jesús están dispuestos
en tres grupos de 14. El primer grupo va de Abraham al rey David, el segundo de
David al exilio y el tercero, del exilio a Jesús. Estos períodos representan las eras en
las que el pueblo de Dios estuvo gobernado por un estilo particular de liderazgo:
profetas, reyes y sacerdotes.
Podemos perdernos la importancia de los tres grupos si no nos damos cuenta de que
cada nombre judío tiene un valor numérico: cada letra corresponde a un número y la
suma de las letras es el número de ese nombre. David, en hebreo (que no tiene
vocales), es DVD, y suma 14. Así que vemos inmediatamente la preocupación de
Mateo por transmitir un patrón: el linaje de Cristo es davídico, y él ha llegado en el
momento justo.
Mateo elige dar la genealogía de los ancestros de José. Podría parecernos que no
tiene nada de raro, hasta que tomamos en cuenta que Jesús no estaba relacionado
físicamente con José. ¿Por qué no seguir a Lucas, dando el linaje de María? Porque, en
la mente judía, lo que importaba eran los derechos legales, y estos venían a través del
padre, aunque hoy es a través de las madres.
Un punto de interés adicional es que un judío muy conocedor del Antiguo Testamento
notaría que, si Jesús era un descendiente físico de José, sus derechos al trono de David
serían cuestionados, ya que Jeconías aparece como uno de los ancestros de José. Dios
había dicho, a través de Jeremías, que ningún descendiente de Jeconías (también
conocido como Joaquín) se sentaría jamás sobre el trono de David. El propósito de
Mateo fue establecer el derecho legal de Jesús de ser un “hijo de David”.
2. TERMINOLOGÍA
La sensibilidad de Mateo a los lectores judíos se ve además en el lenguaje que usa. Lo
que más se destaca es su referencia al “reino”, un tema clave del mensaje de Jesús.
Mateo escribe acerca del “reino de los cielos”, no el “reino de Dios”, como en los
otros Evangelios. Los judíos evitaban usar el nombre de Dios cuando hablaban, por
temor a hablar irreverentemente, de modo que Mateo usa la expresión “reino de los
cielos”, aun cuando su significado es el mismo que la frase “reino de Dios”, usada por
los otros escritores.
4. MESÍAS
Además, los lectores judíos tendrían un problema particular en creer que Jesús era el
Mesías a la luz de su crucifixión. ¿Cómo podría el Mesías ser condenado como un
criminal y ser sentenciado a muerte? Mateo, por lo tanto, enfatiza que Jesús era en
realidad inocente de todos los cargos. Los judíos eran los culpables de una acusación
injusta, de juicios ilegales y de cambiar los cargos para que los romanos pudieran
condenarlo y ejecutarlo. Mateo detalla por qué los judíos no recibieron a su Mesías e
incluye una lista de ayes contra los fariseos, los más religiosos entre los judíos.
5. LA LEY
Vinculado con el énfasis judío, está la preocupación de Mateo por que entendamos la
ley correctamente a la luz de la enseñanza de Jesús. Mateo destaca, como ningún otro
Evangelio, que Jesús no vino para abolir la ley, sino para cumplirla. Mateo registra las
palabras de Jesús de que “ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán”. Muchos
judíos pensaban que Jesús había venido para destruir la ley, pero Mateo dice
claramente que éste no era su propósito. Vino para que fuera “cumplida”; alcanzada
más que anulada.
Además, Mateo no duda en registrar las palabras negativas que usó Jesús al
referirse a los judíos. Incluye todo un capítulo dedicado a “ayes”, además de
comentarios dispersos. Un “ay” es una palabra de maldición. El capítulo 23 es una
colección de sus dichos contra los fariseos y los líderes religiosos. Son palabras
severas.
Tendemos a estar más dispuestos a las bendiciones, olvidándonos que Jesús
pronunció maldiciones también. En el tiempo de Jesús había 250.000 personas que
vivían en las costas del mar de Galilea, en cuatro ciudades principales. Hoy hay una
sola ciudad. ¿Por qué? Jesús dijo: “Ay de ti, Corazín … Ay de ti, Betsaida … Ay de ti,
Capernaúm …”, y todas han desaparecido. La única ciudad que nunca maldijo fue
Tiberias, y sigue en pie.
EL REINO
Si la enseñanza sobre la iglesia es exclusiva de Mateo, su enseñanza sobre el reino
cubre temas que también se incluyen en los otros Evangelios. Pero el “reino” es un
interés particular de Mateo. Ninguno de los otros escritores le da el mismo lugar
destacado. Vimos antes que él organiza la enseñanza de Jesús en cinco bloques. Estos
son todos sobre temas del reino. Además, sus parábolas frecuentemente comienzan con
las palabras “El reino de los cielos es como …” Este tema dominante refleja la
enseñanza de Jesús, y es un tema que recorre toda la historia de la Biblia, al dedicarse
Dios al restablecimiento del reino de los cielos en la tierra. Es, por supuesto, un tema
que une a los judíos y a los cristianos, ya que ambos buscan el reino de Dios. Esto
encaja con el objetivo de Mateo de unir a judíos y gentiles.
Sin embargo, hay una diferencia crucial entre la expectativa judía del reino y la
experiencia cristiana del reino, que explica por qué tantos judíos no entendieron que
Jesús era su Mesías. Es importante entender esto si queremos captar la enseñanza de
Jesús sobre este tema (ver el diagrama a continuación).
Para el judío, el reino es totalmente futuro; es algo que aún no ha llegado y, por lo
tanto, lo llaman “el mundo venidero”. Hoy, cuando la nación judía celebra la fiesta de
Tabernáculos, cada septiembre u octubre, esperan expectantes la llegada del Mesías,
para que traiga el reino de los cielos aquí a la tierra. Ése es el centro de su esperanza.
Ven el tiempo presente como “este mundo malvado”, el mundo gobernado por Satanás.
El diablo es el príncipe de este mundo, el gobernador de este mundo, el dios de este
mundo. Estos son títulos que tanto Jesús como Pablo dan a Satanás, pero ya eran títulos
conocidos para el pueblo judío.
Éste es el estilo de vida del reino, y estos capítulos brindan un material excelente para
alguien que acaba de convertirse. El punto vital a entender es que no son salvados por
sino para este tipo de estilo de vida.
TEMAS PRINCIPALES
Ya hemos visto varios temas que forman parte de la inquietud particular de Mateo. Hay
tres otros que también necesitamos considerar, todos ellos fundamentales para el
discipulado en el reino.
1. Fe
El primero que aparece repetidamente en el tema de la fe. No es exclusivo de Mateo,
pero sin duda tiene un interés especial para él. Su mensaje es que un súbdito del reino
que es también un hijo del Padre vive por fe. Esto no se refiere a una decisión de fe de
una sola vez, sino a alguien que, habiendo creído, sigue creyendo. A menudo, en Mateo,
Jesús pregunta a las personas: “¿Creen lo que les he dicho? ¿Creen que puedo hacer
esto?”. Jesús busca una confianza continua en él y en su Palabra. Reserva su mayor
elogio para el centurión que acudió a él en busca de sanidad, contrastando su gran fe
con la falta de fe en algunas partes de Israel.
2. Justicia
Un tema que no encontrará en los otros Evangelios es el de la justicia: la necesidad de
hacer, aparte de creer. Queda claro que el orden es importante: uno cree primero,
pero uno cree a fin de hacer. Tome una de las parábolas más cortas de todo el
Evangelio, por ejemplo, acerca de un hombre que tenía dos hijos y les pidió que fueran
a trabajar en su viñedo. Uno dijo “sí”, pero no fue; el otro dijo “no”, pero fue. Jesús
pregunta a continuación cuál de los dos hizo la voluntad del padre, dando a entender
que podemos profesar ser obedientes, pero mentimos cuando no hacemos realmente lo
que él nos dice. Ser un discípulo no es solo creer en él, sino “hacer justicia”
activamente.
Esto queda claro en varios lugares del Evangelio de Mateo. Es la razón subyacente
del bautismo de Jesús, y explica su significado, que a menudo se malentiende. ¿Por qué
fue bautizado Jesús? No tenía ningún pecado que lavar, nada que purificar y, sin
embargo, acudió a Juan para ser bautizado. Cuando Juan protestó que Jesús tendría que
bautizarlo a él, Jesús insistió, porque “nos conviene cumplir con lo que es justo”. No
era un acto de arrepentimiento para él, como era para todos los demás, pero era un acto
de justicia. Su Padre le había dicho que lo hiciera, así que lo hizo. Al inicio mismo del
Evangelio, Jesús demuestra la importancia del hacer ejemplificando él mismo la
actividad que esperaría de sus seguidores.
Por lo tanto, no es sorprendente que su enseñanza esté llena de este tema. Dice que
“no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los
fariseos y de los maestros de la ley”. Los fariseos eran un grupo excesivamente
religioso. Ayunaban dos veces a la semana, daban diezmos de todo lo que poseían,
atravesaban mar y tierra para hacer prosélitos, eran grandes misioneros, leían la Biblia
y oraban. Y, sin embargo, Jesús dijo que la justicia de sus seguidores debía superar
todo eso.
Así como es importante que entendamos exactamente lo que significa aquí la fe,
también debemos asegurarnos de entender el concepto de justicia según lo presenta
Mateo. Jesús no está diciendo que somos salvados por la justicia, sino que somos
salvados para la justicia. Es una distinción importante. Si el Evangelio de Mateo se da
a un no creyente, podría salir con la impresión de que ser un cristiano es hacer el bien,
pero en realidad es después que uno se convierte en cristiano que, habiendo sido
salvado y perdonado, uno es llamado a exhibir la justicia del hacer como lo describe
Mateo.
3. Juicio
Este tercer tema puede parecer sorprendente, ya que parece contradecir la tesis de que
Mateo escribió un Evangelio para creyentes. Pero hay en Mateo un volumen
considerable de enseñanza sobre el juicio de labios de Jesús mismo. Lo que es más, un
análisis cuidadoso del contexto de cada advertencia acerca del infierno revelará que
todas menos dos fueron dadas a creyentes nacidos de nuevo.
Mateo está advirtiendo a los discípulos contra la autocomplacencia. Comenzar a
seguir a Jesús no es un boleto para el cielo. Los seguidores deben temer el infierno
ellos mismos si quieren permanecer “en el camino”. Así que, si bien dos de las
advertencias de juicio son dadas a los fariseos, el resto está dirigido a los que han
dejado todo para seguir a Jesús. Lo más llamativo es que él nunca advierte a los
pecadores de esta forma.
Esta verdad queda especialmente clara cuando consideramos el contexto de una de
las afirmaciones más famosas de Cristo sobre el infierno: “No teman a los que matan el
cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y
cuerpo en el infierno”. ¿A quiénes está hablando? En realidad, está hablando a
misioneros cristianos (los Doce) justo antes de enviarlos para declarar y demostrar el
reino. No dice que el temor del infierno tiene que formar parte de su mensaje a los
pecadores, sino que más bien deben temerlo ellos mismos, porque cuando teman el
infierno no temerán a nadie o nada más, ni aún el martirio.
Si solo tuviésemos el Evangelio de Mateo en todo el Nuevo Testamento, tendríamos
lo suficiente como para saber que los cristianos deben tener temor de terminar en el
basural de Dios, que Jesús llamó “Gehenna”, el valle de Hinón afuera de Jerusalén,
donde se arrojaba para ser quemado todo lo que no servía. Mateo es un Evangelio que
hace reflexionar a los discípulos, enseñándoles a tomar las cosas en serio, a seguir
adelante, a seguir creyendo y a recorrer todo el camino con Jesús.
Contexto
Mateo está siendo fiel a la forma en que la enseñanza fue dada originalmente por su
Maestro. Jesús enseñaba en el contexto de sus acciones, y realizaba sus milagros en el
contexto de su enseñanza. La enseñanza tiene que ser dada en este contexto práctico.
Necesitamos el equilibrio de palabra y acción.
Conclusión
Introducción
La Biblia está constituida por las palabras del hombre y la Palabra de Dios; muchos
autores humanos, pero un editor divino. La mayoría de los autores estaban
respondiendo a una necesidad inmediata y no tenían ninguna idea de que lo que estaban
escribiendo un día sería parte de la Biblia. Por lo tanto, podemos estudiar los libros de
la Biblia en dos niveles: el histórico y el existencial. En el nivel histórico,
preguntamos: ¿Por qué fue escrito? ¿Cuál fue la razón humana detrás? En el nivel
existencial, preguntamos: ¿Por qué está en nuestra Biblia? ¿Por qué Dios quiere que
sepamos acerca de esto? Éste será nuestro método al considerar tanto el Evangelio de
Lucas como el libro de Hechos más adelante. Los dos libros tienen el mismo autor, y
juntos constituyen un caso algo especial. Entonces, ¿quién fue Lucas, y por qué escribió
estos dos volúmenes?
1. UN GENTIL
Lucas es singular entre todos los autores en la Biblia porque es el único gentil. Su
nombre original era Loukas, y había nacido en Antioquía, Siria, que era la París del
mundo antiguo, en el extremo este del mar Mediterráneo, bien al norte de la Tierra
Prometida.
Fue en Antioquía que se estableció la primera iglesia gentil y donde los seguidores
de Jesucristo fueron llamados por primera vez “cristianos”, un apodo algo despectivo
que les dieron los lugareños cuando vieron que buscaban seguir a “Cristo”. Si bien el
nombre se ha vuelto popular hoy, y tiene una amplia gama de definiciones, en Hechos
las palabras “creyente” o “discípulo” eran preferidas habitualmente.
Lucas tuvo una posición única como gentil para mostrar a través de sus escritos
cómo el evangelio se difundió desde Jerusalén hasta Roma. Podemos olvidarnos
fácilmente de que es algo excepcional que una religión salte barreras étnicas, en
especial de ser esencialmente judía a convertirse en mayormente gentil. La mayoría de
las personas nacen en su religión nacional y permanecen allí. Aquí tenemos una
religión que ha saltado de un pueblo a otro. Este foco en lectores gentiles se demuestra
de varias formas. Por ejemplo, Lucas evita las expresiones hebreas y arameas, como
“rabí” o “Abba”, que son usadas en Mateo y Marcos, y prefiere traducir estas palabras
al griego para sus lectores, para asegurarse de que entiendan.
2. UN MÉDICO
Lucas era médico de profesión; el apóstol Pablo se refiere a él como “el querido
médico” cuando escribe a la iglesia de Colosas. La medicina se había estado
desarrollando por 400 años, y los médicos recibían un entrenamiento esmerado. Lucas
debía ser observador, analítico y cuidadoso en sus registros, habilidades que usa
también al escribir su Evangelio y el libro de Hechos. Hay muchos incidentes que
delatan el trasfondo médico de Lucas. El nacimiento de Jesús, por ejemplo, es contado
desde el ángulo de María. Tenemos los detalles de la circuncisión de Jesús y la
mención de los pañales, todas cosas en las que estaría interesado un médico. (Dicho
sea de paso, Lucas nos da la genealogía de María para trazar el linaje físico de Cristo,
mientras que Mateo nos da la línea de José.) Cuando Marcos describe la enfermedad
de la suegra de Pedro, dice simplemente que tenía fiebre; Lucas dice que tenía “una
fiebre muy alta”. De los milagros que registra Lucas, cinco de seis son milagros de
sanidad.
Hay muchos incidentes que delatan el trasfondo médico de Lucas. El nacimiento de
Jesús, por ejemplo, es contado desde el ángulo de María. Tenemos los detalles de la
circuncisión de Jesús y la mención de los pañales, todas cosas en las que estaría
interesado un médico. (Dicho sea de paso, Lucas nos da la genealogía de María para
trazar el linaje físico de Cristo, mientras que Mateo nos da la línea de José.) Cuando
Marcos describe la enfermedad de la suegra de Pedro, dice simplemente que tenía
fiebre; Lucas dice que tenía “una fiebre muy alta”. De los milagros que registra Lucas,
cinco de seis son milagros de sanidad.
¡Dios usa a un médico para registrar lo sobrenatural! El nacimiento virginal, los
milagros de Jesús y las señales y maravillas del libro de Hechos vienen todos de la
pluma de Lucas. Algunos médicos son escépticos con relación a todo lo que esté fuera
del mundo natural y físico, pero Lucas puede aportar su habilidad considerable como
escritor y médico para registrar lo que realmente sucedió, aun cuando estuviera fuera
del conocimiento o la capacidad médica.
3. UN HISTORIADOR
Lucas era meticuloso en sus detalles, palabras y comprensión de los matices culturales.
Al no ser él mismo un apóstol, dependía para su conocimiento de Jesús de los que
habían estado cerca de él. Algunos historiadores modernos han criticado sus escritos,
diciendo que estaba equivocado, pero hallazgos arqueológicos posteriores siempre han
sido a favor de Lucas, al punto que hoy es reconocido como uno de los mejores
historiadores de su tiempo. Por cierto, si tratamos al “Evangelio” como un género
diferente de la “historia”, como sugerimos anteriormente, entonces Lucas es el único
escritor de historia en el Nuevo Testamento. Su objetivo principal fue brindar un relato
preciso y confiable de lo que se había dicho y hecho en la vida de Jesús, más que
anunciar las buenas nuevas de salvación, si bien era inevitable que hubiera una
superposición entre ambos.
4. UN VIAJERO
Lucas fue también un viajero muy experimentado. Es Lucas quien se refiere al “mar” de
Galilea como un “lago”; tenía solo 13 kilómetros de largo y 8 kilómetros de ancho.
Para un viajero conocedor, ¡sin duda habría sido meramente un lago! Viajó con el
apóstol Pablo, lo que queda indicado por los pasajes que hablan de “nosotros” en
Hechos. Lucas permanece anónimo, al igual que los demás escritores del Nuevo
Testamento, buscando desviar la atención de sí mismo, pero el uso de la primera
persona plural delata el hecho de que estuvo allí. Lucas fue el compañero de viaje de
Pablo, especialmente cuando estaba navegando, en el viaje de Troas a Filipos, de
Filipos a Jerusalén y de Cesarea a Roma. ¿Será que Pablo sentía la necesidad de tener
un médico cuando navegaba? Algunos de los mejores pasajes de Lucas son los que
describen los viajes hacia el final de Hechos y el naufragio sobre la costa de Malta.
Esta disposición para viajar es un factor significativo para entender cómo llegaron a
escribirse el Evangelio de Lucas y Hechos. Sabemos que Pablo estuvo bajo arresto
durante dos años, en dos lugares, Cesarea y Roma. Veremos más adelante que fue
probablemente durante esos períodos que Lucas compuso su obra de dos tomos: el
Evangelio, en Cesarea, y Hechos, en Roma, donde, por supuesto, podría entrevistar a
Pablo libremente.
5. UN ESCRITOR
Lucas escribe en un griego culto y elegante, similar al de los historiadores helenistas.
Su habilidad como escritor será examinada cuando consideremos Lucas y Hechos con
mayor detalle. Su relato del naufragio en Malta ha sido aclamado como una de las
obras maestras de la literatura del mundo antiguo. Tiene un buen vocabulario, un estilo
excelente y una capacidad para mantener el interés del lector, con cambios fluidos y
rápidos de una trama a la siguiente. Su habilidad como historiador también es evidente;
su investigación es meticulosa y sabe qué incluir y qué dejar afuera.
6. UN EVANGELISTA
Lucas era un evangelista, con su pluma más que con su voz. La palabra “salvación”,
junto con otras relacionadas, es clave en ambas obras, y se usa repetidamente. Como
gentil, Lucas está preocupado especialmente por “todos los mortales”. En su
Evangelio, registra la cita que hace Juan el Bautista de Isaías, “y todo mortal verá la
salvación de Dios”, y muchos consideran que éste el tema clave del Evangelio de
Lucas.
Veremos más adelante, en nuestro estudio del Evangelio, cómo Lucas tiene un interés
particular en diversos grupos de personas que pueden ver y verán la salvación de Dios.
De manera similar, el tema de Hechos es el Espíritu Santo derramado sobre todos los
mortales: sobre judíos, sobre samaritanos y hasta el fin de la tierra. Esta religión
“judía” es para todos, en todo el amplio mundo. Lucas muestra a Jesús como el
Salvador del mundo.
La historia registra que Lucas murió a los 84 años de edad en Boecia, Grecia, y que
nunca se casó.
El público
Habiendo visto al escritor, vayamos ahora al público que tenía en mente en su obra en
dos volúmenes. Lucas escribió estos dos tomos para un hombre, Teófilo, que significa
literalmente “Sr. Amigo de Dios”. Parece extraño que dedicara cuatro años de
investigación con el propósito de escribir para una sola persona, aun cuando pensara
que algún día podría haber un público más amplio. ¿Quién fue este hombre, Teófilo?
Una teoría es que Teófilo es una figura ficticia, así como un autor podría escribir un
libro para un representante imaginario de un grupo: “Estimado Sr. Interesado Sincero”.
Teófilo es un nombre inventado, y “Amigo de Dios” significa alguien que está
interesado en la fe y que quiere encontrar a Dios. Por válida que sea la teoría, sin
embargo, no encaja con todos los hechos.
Otros argumentan que era una persona real, tal vez un editor interesado en el
cristianismo; sin duda, una idea intrigante. Sin duda, es mejor ver a Teófilo como una
persona que realmente existió. Obviamente, era un hombre de cierta importancia, en
alguna función pública, porque Lucas le da un título, además de un nombre:
“excelentísimo” Sr. Amigo de Dios. Éste es el mismo título usado para Festo y Félix
cuando presidieron en los juicios a Pablo, lo que sugiere fuertemente que Teófilo
estaba en la profesión legal, ya sea un abogado o un juez. Entonces, ¿por qué querría
Lucas dar a un abogado un relato tan completo, primero de Jesús y luego de Pablo?
Testigos oculares
Un abogado requeriría testimonios de primera mano, relatos de testigos oculares y
hechos cuidadosamente investigados, presentados de manera ordenada. Ambos
volúmenes de Lucas incluyen el fechado cuidadoso de los sucesos (ej: Lucas 2:1 y
3:1), y la introducción para Teófilo en su primer volumen confirma su propósito:
“Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros,
tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales
y servidores de la palabra. Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo
investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo
ordenadamente, para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron”. Estas
palabras, sin duda, encajan con el tipo de material que requeriría un abogado.
Nos hemos centrado en la preocupación de Lucas por Pablo, pero está claro también
que el juicio tuvo repercusiones para el cristianismo en otras partes. No era solo
Pablo, sino también el cristianismo que estaba siendo juzgado: lo que ocurría en Roma
se extendía a otras partes, así que éste era un importante caso testigo.
Los dos volúmenes de Lucas podrían denominarse La historia del cristianismo,
primera y segunda parte. Incluyen un relato escrito de manera soberbia que cubre un
período de 33 años, desde el inicio del ministerio público de Jesús hasta el
encarcelamiento o arresto domiciliario de Pablo en Roma. Está lleno de información
exclusiva, de modo que el lector original y también lectores posteriores sabrían con
seguridad lo que ocurrió y cómo deberían responder.
Sin duda, Lucas estaba consciente de que su obra interesaría a un público más
amplio también, al tomar conciencia el público general en Roma de la propagación
asombrosa del cristianismo. Pronto dejaría de ser visto como una secta del judaísmo,
sino como una fe en crecimiento, universal e internacional, que se estaba convirtiendo
en una noticia importante en Roma misma. La obra de Lucas, por lo tanto, no fue solo
un informe para la defensa, sino una declaración de la fe, y como tal fue un aporte
clave para la misión entre los gentiles.
Por lo tanto, su Evangelio es un material único. En el inicio, dice a Teófilo que
muchos otros han hecho relatos de lo que ha ocurrido. Lucas habría sabido de Marcos,
tal vez Mateo y posiblemente otros registros. Pero su propio Evangelio es el fruto de
una investigación original y de amplio alcance, que incluyó entrevistas y relatos
textuales de testigos oculares, todo puesto dentro del contexto del mundo romano.
Muestra la vista general y luego acerca el objetivo para centrarse en individuos. A
pesar del hecho de que Lucas no era él mismo un apóstol, nunca hubo dudas de que
Lucas-Hechos debía incluirse en el “canon” del Nuevo Testamento. Ésta es sin duda
una indicación de cómo la iglesia primitiva consideraba esta obra notable,
“apostólica” en su contenido si no en su autoría.
40.
LUCAS
Introducción
Lucas es el más amado pero el menos conocido de los cuatro Evangelios, que parece
una revelación sorprendente. La mayoría de las personas conocen las partes que son
exclusivas de Lucas muy bien: la parábola del Buen Samaritano es un favorito para
muchos, cuyas palabras mismas están incluidas ahora en nuestro lenguaje; la mayoría
de las personas saben lo que significa una expresión como “la vuelta del pródigo” a
partir de la historia del hijo “pródigo”; los relatos del encuentro de Jesús con Zaqueo,
María y Marta, el ladrón moribundo y los dos hombres camino a Emaús son también
muy conocidos.
Pero, cuando el material de Lucas se superpone con los otros Evangelios, tendemos
a conocer los relatos de ellos mucho mejor que los de él. Por ejemplo, ¿qué quiere
decir la descripción de los discípulos como “sal”, registrado por Mateo y Lucas? La
mayoría de las personas suponen que se refiere al trabajo del creyente de ser un
conservador y un saborizante en la sociedad, tomando el significado de los usos de la
sal en la preparación de comida. Pero Lucas registra detalles adicionales, y dice que si
la sal pierde su condición de salada no sirve ni para la tierra ni para el estercolero.
Esto sugiere que la metáfora en realidad tiene que ver con la tierra y no con la cocina.
La sal venía del mar Muerto y estaba llena de potasio y otras sales. Era usada como un
fertilizante en la agricultura y un desinfectante para los excrementos humanos. Como
tal, la sal hacía que las cosas buenas crecieran e impedía que las cosas malas se
extendieran. Los discípulos, dijo Jesús, debían hacer lo mismo. La mayoría de las
personas no notan los detalles adicionales de Lucas y leen su propio significado en la
expresión “sal de la tierra” de Lucas.
Otro ejemplo de nuestra falta de atención a Lucas aparece en el dicho: “Porque si
esto se hace cuando el árbol está verde, ¿qué no sucederá cuando esté seco?”. Algunas
veces haga un pequeño juego con mis oyentes pidiéndoles que voten si piensan que la
frase viene del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento o William Shakespeare. ¡La
mayoría generalmente está equivocada! En realidad, Jesús pronunció estas palabras
mientras llevaba su cruz al Calvario. Solo Lucas registra estas palabras, que pocos
parecen haber leído.
Historia de la infancia
Lucas registra la única historia acerca de los primeros 30 años de la vida de Jesús. A
los 12 años de edad Jesús tuvo su Bar Mitzvah, que significa “capaz de hacer buenas
obras”. Cuando un niño judío alcanza esta edad pasa a ser responsable por su propio
comportamiento. Hasta los 12 años, los padres son castigados cuando el niño hace algo
malo, pero de ahí en más él es responsable por su propia conducta y por guardar los
mandamientos de Dios. Es llevado a la sinagoga y lee una porción de la ley de Moisés.
Desde ese momento es considerado como un hombre, y se convierte en un socio de su
padre en el oficio o profesión que tenga.
Esto explica la historia de la visita de Jesús a Jerusalén con José y María. En
aquellos días, las mujeres iban adelante, caminando 24 kilómetros diarios y luego
armando las carpas y cocinando la comida para la llegada de los hombres. Los niños
de menos de 12 años viajaban con sus madres, y los de más de 12 años viajaban con
sus padres. Jesús tal vez viajó a Jerusalén con María, como lo había hecho siempre,
pero como ahora tenía 12 años hubiera sido lo normal que volviera con José. Es
comprensible que cada uno pensara que su hijo estaba con el otro padre
Arroja también más luz sobre la respuesta que dio Jesús cuando María lo encontró
en el templo: “¿No sabían que tengo que estar en la casa [o los negocios] de mi
Padre?”. Éstas son las primeras palabras registradas de Jesús. Lo más asombroso es
que luego dice que volvió a Nazaret y estuvo sujeto a sus padres. La historia revela que
Jesús sabía quién era realmente, aun a los 12 años de edad. Está claro también que
María nunca le había dicho quién era él (ella se refiere a José como “tu padre”).
Bautismo
En el bautismo de Jesús, Lucas incluye también información exclusiva. Es Lucas quien
nos dice que Jesús recibió el Espíritu Santo luego de su bautismo como resultado de
la oración. Mateo y Marcos dicen que recibió el Espíritu cuando salió del agua, pero
es Lucas quien menciona su oración: “Y mientras oraba, se abrió el cielo, y el Espíritu
Santo bajó sobre él en forma de paloma”. Por cierto, Lucas nos dice más acerca del
bautismo en el Espíritu que cualquier otro escritor en el Nuevo Testamento. Éste es un
tema que consideraremos con mayor detalle más adelante.
La enseñanza de Jesús
PARÁBOLAS EXCLUSIVAS
Hay varias historias de Jesús que debemos enteramente a Lucas:
La parábola del buen samaritano
La parábola del hijo pródigo (o, más bien, el padre pródigo y dos hijos perdidos
– ver la paráfrasis más adelante)
La parábola de la viuda persistente
La parábola del fariseo y el recolector de impuestos
La parábola del amigo a la medianoche que golpea la puerta del vecino para tener
algo de pan para una visita inesperada
La parábola de la higuera estéril
La parábola del gerente corrupto
La parábola de Lázaro y el rico que terminó en el infierno, la única parábola que
tiene el nombre de alguien en ella (“Lázaro” podría incluso referirse a una
persona real; ver la paráfrasis más adelante)
INCIDENTES EXCLUSIVOS
Entre los sucesos exclusivos se encuentran:
La pesca milagrosa
La misión de los “Setenta” (indicados como 72 en algunas versiones)
La ascensión. Éste es el único Evangelio que incluye un relato de la ascensión,
aparte de la breve mención en el final “largo” de Marcos, y Lucas da también un
relato del suceso al comienzo de Hechos, vinculando así ambas obras y
destacando la importancia del hecho.
Lucas también incluye incidentes particulares acerca de personas que eran de interés
especial para él.
Estas historias subrayan el hecho de que Lucas tenía más interés en las personas que
cualquier otro escritor de los Evangelios, una característica esperable de un médico de
familia.
Interés en personas
Hay al menos seis grupos de personas en los que Lucas tenía un interés especial.
1. SAMARITANOS
Los samaritanos eran un grupo considerado como marginados por los judíos, porque
eran el resultado del matrimonio de judíos con gentiles durante el exilio. Había tanto
antagonismo que los judíos que viajaban entre Judea y Galilea hacían un recorrido más
largo, pasando por el este del Jordán, para evitar viajar por Samaria.
Solo Lucas nos dice que el único leproso que volvió para decir “gracias” después
que 10 fueron sanados era un samaritano. El resto eran judíos, que no valoraron la
bendición de la sanidad.
Lucas registra también cómo Santiago y Juan querían pedir que cayera fuego del
cielo sobre los samaritanos porque fueron groseros con Jesús. Luego continúa la
historia en Hechos, donde leemos cómo Juan vuelve a Samaria con Pedro, ¡para que
los samaritanos puedan recibir el fuego del Espíritu Santo!
Por supuesto, también cuenta la historia del buen samaritano, donde la palabra
“bueno” no era un adjetivo considerado normalmente como apropiado para esta gente.
Cuando juega con el asombro de los oyentes de que una persona así pudiera ser tan
solícita, Lucas revela su preocupación de que esta historia de Jesús sea preservada,
como un aliento para los samaritanos, sin duda, y como una ayuda para sanar el
distanciamiento entre estos dos pueblos.
2. GENTILES
Como un gentil él mismo, es natural que los gentiles figuren ampliamente en la historia
de Lucas, y el rótulo mismo ocupar un lugar destacado. Lucas delata su tema temprano,
cuando Simeón dice que Jesús sería una “luz que ilumina a las naciones [o los
gentiles]”.
Él registra la mención de Jesús de la viuda de Sarepta y Naamán el sirio en su
sermón en Nazaret. Fue la sugerencia de que estos gentiles tenían más fe que el pueblo
de Israel lo que llevó a los lugareños a tratar de matar a Jesús.
Lucas también nos habla del envío de los Setenta, un número que los judíos
consideraban como simbólico de las naciones, basándose en Génesis 10, e incluye el
ministerio de Jesús al este del Jordán, en Perea. Los demás escritores de los
Evangelios incluyen el viaje de Jesús desde el norte a Jerusalén, pero omiten el trabajo
realizado durante el viaje a través de territorio no judío.
3. MARGINADOS
Lucas tiene mucho interés en todos los marginados, en cualquier persona que fuera
tratada por los demás con desprecio. Registra la sanidad de los 10 leprosos, y el
llamado de Zaqueo, el recaudador de impuestos. Esta profesión era despreciada por
dos razones: primero, por la complicidad de los recaudadores con los romanos, que les
daban la responsabilidad de cobrar los impuestos, y segundo, porque sus salarios
venían de todo lo que pudieran obtener por encima de los impuestos mismos. Pero no
solo se reúne Jesús con Zaqueo, un miembro de esta profesión impopular, sino que se
nos dice que ese día llegó la “salvación” a su casa.
Lucas también registra la participación de los pastores, que dieron testimonio del
nacimiento de Jesús y difundieron la noticia. En esos días, los pastores tenían la
reputación de ser parásitos poco confiables de la sociedad, que vivían de lo que
podían robar a los demás. Como resultado, el testimonio de un pastor no era
considerado como legítimo en un tribunal.
Es notable también cómo Lucas incluye la historia de la ex prostituta que unge los
pies de Jesús, y que su respuesta ejemplar ante el perdón es una lección objetiva para
los que se autojustificaban.
4. MUJERES
Lucas demuestra un interés particular en las mujeres. Marta y María ya han sido
mencionadas. Lucas escribe también acerca de la mujer que tocó el borde del manto de
Jesús, y la sanidad que ocurrió luego. Ningún otro escritor menciona a las mujeres que
lloran por Jesús mientras lleva su cruz. Además, Lucas nombra a mujeres ricas que
apoyaban el ministerio de Jesús económicamente. El Evangelio incluye a 10 mujeres
que no se mencionan en ningún otro lugar y otras tres en parábolas.
5. POBRES
Lucas parece casi prejuiciado hacia los pobres. Por ejemplo, registra las palabras de
Jesús “Dichosos ustedes los pobres” y “¡Ay de ustedes los ricos!”, mientras que Mateo
dice “Dichosos los pobres en espíritu”, y no incluye ninguna referencia a los ricos. En
el Evangelio de Lucas, la pobreza es considerada como una bendición, en contraste con
la forma en que era vista por el pueblo de Israel, que pensaba que era una señal de la
desaprobación de Dios. Él registra que María y José llevaron palomas al templo para
el sacrificio cuando nació Jesús. Era el sacrificio más barato posible permitido bajo la
ley levítica.
También incluye varios dichos que reflejan aspectos de la enseñanza de Jesús que
tocan el tema de la pobreza:
6. PECADORES
La última categoría por la que Lucas muestra un interés especial puede parecer
sorprendente. Pero, ¿acaso no vino Jesús para salvar a los pecadores? Un “pecador” en
esos días era un término especial para los judíos que habían dejado de intentar
guardar la ley de Moisés. Había 613 leyes de Moisés, que era bastante difícil de por
sí, pero los líderes religiosos habían agregado aún más. Una alta proporción de la
población simplemente había desistido. Lucas registra historias e incidentes que
destacan que éstas eran justamente las personas que Jesús había venido a alcanzar.
Destaca cómo los fariseos odiaban a Jesús porque se relacionaba con personas que no
estaban guardando las leyes. ¿Cómo podía estar cerca de Dios y, sin embargo, estar tan
cerca de “pecadores”?
Lucas es un Evangelio muy humanitario. Lucas estaba interesado en las personas,
igual que Jesús. Estaba preocupado por los que no podían ayudarse, y a los que otros
no querían ayudar. Claramente le gustaba mucho la palabra splanknidzomai, que
significa “compasión”, y describe a Jesús como un hombre que vivía no para su propio
poder o popularidad, sino para que los débiles pudieran ser tocados por Dios. Esto
está resumido en una declaración al final de la historia de Zaqueo: “vino a buscar y a
salvar lo que se había perdido”. De manera similar, leemos: “… así que toda la gente
procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos”.
2. EL ESPÍRITU SANTO
Lucas ha sido llamado el “Evangelio carismático”. Hay más acerca del Espíritu Santo
en Lucas que en Mateo y Marcos combinados.
El Evangelio finaliza con Jesús diciendo a sus seguidores que esperen en Jerusalén
hasta que “sean revestidos del poder de lo alto”. El interés de Lucas en el Espíritu
Santo continúa en su segundo volumen, y Hechos incluye referencias aún más
frecuentes.
3. ORACIÓN
a) De Jesús
Lucas escribe acerca de las oraciones de Jesús mucho más que cualquier otro autor de
los Evangelios. Como señalamos antes, la recepción del Espíritu en su bautismo fue en
respuesta a la oración de Jesús, y ésta fue su primera oración registrada. Su última
oración es pronunciada en la cruz: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”.
Entre estas dos oraciones, Lucas registra nueve ocasiones en las que Jesús oró. Siete
de éstas son exclusivas de Lucas. Jesús parece haber estado orando constantemente a
su Padre en busca de dirección.
b) De sus discípulos
Lucas también está preocupado por que entendamos la importancia de la oración para
cada discípulo. El capítulo 11 en especial incluye una amplia enseñanza sobre esto.
Además, la parábola de la viuda persistente nos alienta con la realidad de que Dios
está dispuesto a contestar oraciones, y la parábola que sigue, que contrasta al
recaudador de impuestos con el fariseo, alienta la humildad en la oración. La oración
es tan importante para quienes quieren seguir a Jesús como lo fue para él mismo.
4. ALEGRÍA
Lucas tiene más palabras vinculadas con la palabra raíz “alegría” que cualquier
otro libro del Nuevo Testamento. Lucas es el único autor, por ejemplo, que usa la
palabra para risa. También registra la alegría en el cielo por un pecador que se
arrepiente. Y, en una ocasión, Jesús estuvo “lleno de alegría por el Espíritu Santo”.
Este tema está conectado con el de la alabanza y la adoración. El relato del
nacimiento comienza con el canto de los ángeles, “Gloria a Dios en las alturas”, y
finaliza en el templo con gente “alabando a Dios”. Algunos de los cantos de alabanza
más hermosos están en Lucas, como el “Magníficat” (la canción de María) y el “Nunc
Dimittis” (el canto de Simeón).
5. EL EVANGELIO UNIVERSAL
Lucas es el Evangelio universal, que muestra que Jesús es el Salvador de todo el
mundo. Es un tema que podemos ver a lo largo de todo el libro, al recalcar este
escritor gentil entre sus lectores mayormente gentiles cómo estas buenas nuevas pueden
ser para ellos.
De modo que aquí, registrado fielmente por Lucas, hay una fe con sólidas raíces judías,
basada en un contexto judío, que alcanza su clímax en Jerusalén, y todo esto en
preparación para la historia de Hechos, cuando la fe se difunde por todo el imperio,
llegando incluso a Roma misma. Como tal, es el menos judío de todos los Evangelios,
algo esperable considerando la preocupación de Lucas por convencer a los gentiles
acerca de la certeza de los sucesos que registra
Un Evangelio humano
Éste es un Evangelio para humanos perdidos en el pecado. Jesús es el Salvador.
Lucas es el único Evangelio donde “salvación” es usado como sustantivo. El autor
quiere que sus lectores conozcan la salvación de Cristo, basándose en los hechos
históricos que ha descrito. El verbo “salvar” se usa más aquí que en cualquier otro
libro del Nuevo Testamento.
Lucas nos dice que “hoy” es un día de salvación (se dice esto 11 veces, comparado
con 8 en Mateo y una vez en Marcos), y “ahora” ha llegado la salvación (14 veces,
comparado con 4 en Mateo y 3 en Marcos). Subraya que la misericordia, el perdón y la
reconciliación están disponibles aquí y ahora. Esta salvación viene a través de la cruz
de Cristo; es como otro bautismo para Jesús. Así como el pueblo judío fue liberado de
la cautividad en Egipto, también su cruz brinda un nuevo “éxodo” para su pueblo. Por
lo tanto, éste es un Evangelio salvífico. Lucas quiere que sus lectores encuentren
salvación en Jesús.
Un Evangelio alegre
Los temas de la alabanza y el regocijo aparecen repetidamente. Es el único
Evangelio que menciona la risa y tiene más palabras vinculadas con la alegría que
cualquier otro. En las conocidas parábolas del capítulo 15, vemos la alegría de los que
encuentran lo que perdieron, y describe la alegría en el cielo por el pecador que se
arrepiente. La respuesta de los discípulos ante el Señor resucitado es de alegría, y el
Evangelio concluye con regocijo. En este sentido, es atractivo y “amigable”, un
Evangelio ideal para la persona de afuera que quiere aprender más acerca de Jesús.
Un Evangelio celestial
Lucas mantiene el foco en el cielo. Enfatiza el nacimiento sobrenatural de Jesús, la
participación del Espíritu Santo y la importancia de la oración. Quiere que, los que lo
lean, no importa su trasfondo, estén en el cielo. Las palabras de Jesús en la parábola
del gran banquete resumen su preocupación: “Ve por los caminos y las veredas, y
oblígalos a entrar para que se llene mi casa”. Lucas sabe que Dios tiene personas de
todas las naciones que desea llevar al cielo, porque Jesús es verdaderamente el
Salvador del mundo.
Parábolas parafraseadas
Introducción
EL AUTOR
El autor fue Lucas, un médico de Antioquía, Siria, y el único escritor gentil de la
Biblia. Fue compañero de Pablo, viajaba frecuentemente con él y tenía un gran interés
en investigar los hechos que rodearon la vida de Jesús y el crecimiento de la iglesia.
Fue probablemente en Cesarea y Roma donde escribió Lucas y Hechos
respectivamente (ver la Introducción a Lucas y Hechos para más detalles sobre Lucas
como el autor de estos dos libros).
Estructura y bosquejo
Habiendo entendido por qué fue escrito, la siguiente cuestión tiene que ver con el
bosquejo del libro, ya que arroja luz también sobre su propósito. Hay tres teorías que
se sostienen por lo general con relación a la estructura que buscó Lucas para Hechos.
1. DOS SECCIONES
La teoría más sencilla es que Lucas estructuró Hechos alrededor de los dos apóstoles
principales. Pedro es el apóstol a los judíos y domina los capítulos 1-12, mientras que
Pablo es el apóstol a los gentiles, y domina el resto del libro. Hay mucho en apoyo de
esta teoría, ya que hay un notable paralelo entre lo que Lucas dice acerca de Pedro y lo
que dice acerca de Pablo. Podría ser que la intención detrás de esto era contrarrestar la
amenaza de que se desarrollaran dos iglesias separadas, una iglesia judía y una iglesia
gentil, donde cada una dijera que su apóstol era el que debía ser seguido. El relato de
Lucas hace énfasis en que las vidas de Pablo y Pedro fueron comparables en muchos
aspectos, de modo que no debemos considerar a uno como más importante que el otro.
Éstas son algunas de las similitudes:
Este análisis sugiere fuertemente que, entre las razones que tuvo Lucas para escribir, se
encuentra esta preocupación por asegurarse de que ambos hombres fueran honrados y
valorizados por igual como apóstoles en la iglesia. Una forma de encarar el libro de
Hechos, por lo tanto, es simplemente dividirlo en dos secciones.
2. TRES SECCIONES
En Hechos 1:8 leemos: “serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y
Samaria, y hasta los confines de la tierra”. Algunos ven a esta declaración como una
estructura que sigue Lucas al desarrollar sus temas. El testimonio para Cristo
comienza en Jerusalén, en los capítulos 1-7. Los capítulos 8 a 10 llevan el testimonio
más lejos, a Judea y Samaria, y luego finalmente se difunde desde allí a Europa y al
corazón del imperio romano. Por lo tanto, se considera que Lucas demuestra cómo las
palabras de Jesús al principio se habían cumplido para el final del libro, al llegar el
evangelio a Roma con Pablo, el testimonio de Cristo ante el emperador mismo. ¡Pero
difícilmente Roma sea “los confines de la tierra”!
3. SEIS SECCIONES
La estructura de tres etapas podrá parecer convincente en algunos sentidos, pero hay
una mejor y más detallada forma de entender el enfoque de Lucas. Esta comprensión
surge directamente de tomar nota de un recurso literario que Lucas parece estar
usando para subrayar su tema. Incluye una serie de frases similares en varios puntos
de su relato. Note lo siguiente:
Lucas está describiendo la “fuerza irresistible” de esta nueva religión por todo el
imperio romano. La muerte y la resurrección de Jesús son como una piedra arrojada en
un estanque. Lucas muestra cómo se han extendido las ondas, y cada recapitulación
subraya que las ondas continúan, hasta que terminan llegando a Roma misma.
Claramente es una descripción selectiva: la expansión solo se describe en una
dirección: noroeste. El único indicio de una expansión hacia el sur es la conversión del
etíope que vuelve a África.
Sucesos significativos
Consideremos ahora algunos de los sucesos que Lucas consideró como significativos
dentro de esta expansión, mientras muestra la forma en que la fe cristiana se extendió,
de ser un movimiento judío rural a una fe cosmopolita internacional.
EL DÍA DE PENTECOSTÉS
Lucas comienza con el primer gran suceso en la difusión del evangelio: el día de
Pentecostés (capítulo 2). El Espíritu Santo vino sobre 120 discípulos en el templo
mientras estaban reunidos para las oraciones a las 9 de la mañana, en el pórtico de
Salomón. El don de lenguas que acompañó el derramamiento fue la reversión del juicio
de Dios en la torre de Babel (en Génesis 11), y permitió que las diferentes
nacionalidades reunidas en la fiesta escucharan el sermón de Pedro. Unas 3000
personas respondieron en arrepentimiento y bautismo, y fueron agregadas a la iglesia.
Muchos volverían luego a sus países de origen para difundir el mensaje, incluyendo la
misma Roma.
EL MARTIRIO DE ESTEBAN
Esteban estaba predicando cuando fue prendido y llevado ante los gobernantes
religiosos, acusado de difundir propaganda antijudía. Sabemos muy poco acerca de él
de Hechos, pero su sermón final aparece incluido como uno de los capítulos más largos
de todo el libro (capítulo 7). Sus palabras subrayan el propósito de Lucas de describir
cómo el cristianismo cambió, de ser una religión nacional judía a ser una fe gentil e
internacional.
Para horror de sus acusadores, Esteban describe ante los líderes judíos cuánta de la
actividad de Dios había transcurrido fuera de su tierra, antes que hubiera un templo. El
pacto con Abraham, el rescate de Egipto y la entrega de la ley ocurrieron todos fuera
de la Tierra Prometida. Las acusaciones de ellos de que él estaba hablando en contra
de este lugar santo y la ley eran falsas, por lo tanto, porque la Palabra y la presencia de
Dios trascienden las fronteras nacionales.
Este discurso es una explicación y justificación teológicas para la extensión del
evangelio a los gentiles y, dentro del desarrollo del drama de Hechos, muestra cómo la
muerte de Esteban y la persecución subsiguiente arrojó a los creyentes fuera de
Jerusalén hacia Samaria y tan lejos como Antioquía, el lugar de nacimiento de Lucas.
FELIPE EN SAMARIA
Lucas registra entonces cómo Felipe, otro de los siete diáconos, fue a Samaria y vio a
muchos responder a su predicación. Había considerable antipatía entre judíos y
samaritanos, y los discípulos mismos no habían sido demasiado generosos. La última
vez que Juan había estado en Samaria con Jesús, él y su hermano Santiago preguntaron
si podrían orar para pedir a Dios que enviara fuego del cielo para quemar a todos los
samaritanos. Ahora muchos samaritanos creyeron, y más tarde llegaron Pedro y Juan,
que oraron para que los samaritanos fueran bautizados en el Espíritu Santo, ¡pidiendo
fuego del cielo por una razón bastante diferente!
Felipe entonces fue transportado para predicar a un eunuco etíope que volvía a casa
de Jerusalén. Parecería un incidente extraño para incluir, si no fuera por el propósito
de Lucas de mostrar cómo se extendió el evangelio. Así fue como llegó el evangelio a
Etiopía, traído por ese eunuco, el primer converso africano.
LA CONVERSIÓN DE SAULO
La conversión de Saulo es también un momento crucial en todo el relato (capítulo 9).
De hecho, este testimonio está registrado tres veces, para que Teófilo pudiera conocer
la evidencia dada a los otros jueces. Saulo fue conocido después como Pablo, y
aprendemos cómo fue comisionado para servir a Cristo, y cómo se unió a los
creyentes de Jerusalén para poder elaborar una estrategia conjunta. Una vez que
Bernabé y Pablo habían sido enviados desde la iglesia en Antioquía, el foco del libro
se desplaza de Pedro a Pablo.
PEDRO EN CESAREA
La expansión del evangelio enfrentó una piedra de tropiezo importante: las leyes de
comida judías impedían que los judíos comieran con los gentiles. Por lo tanto, Lucas
incluye un relato acerca de cómo Dios enseñó a Pedro que estaba permitido comer
comida “no kosher”, y cómo lo envió a la casa de un gentil a predicar el evangelio.
Hechos 10 es un capítulo clave, que muestra el asombro de Pedro por el hecho de
que el Espíritu Santo haya venido a los no judíos exactamente como había venido a
los judíos en otras partes. Tan crucial fue esto que Pedro tuvo que explicar lo que había
ocurrido a los apóstoles en Jerusalén a fin de que pudieran estar informados de la
forma en que Dios estaba obrando.
EL CONCILIO DE JERUSALÉN
La conversación de Pedro con los creyentes de Jerusalén es un precursor de la reunión
del concilio de Jerusalén, en el capítulo 15. Pablo estaba compartiendo la forma en que
su ministerio entre los gentiles había hecho crecer a la iglesia. Pero estaba consciente
del peligro de que se desarrollara una división entre la iglesia judía y esta afluencia de
gentiles en el reino. Por supuesto, estos sabían poco y nada de la herencia judía. La
carta posterior enviada a las iglesias gentiles aseguró que la iglesia gentil pudiera
crecer libremente con el estímulo de la iglesia “madre” en Jerusalén.
PROPÓSITO COHERENTE
Está claro que Lucas ha seleccionado sucesos particulares a fin de mostrar a Teófilo no
solo el hecho de la expansión de la iglesia sino también cómo ocurrió. Éstas no son
solo historias al azar. Describen cómo la fe cristiana llegó a difundirse por todo el
mundo romano y cómo permaneció unida a pesar de las presiones culturales que
enfrentó. Lucas no necesita contarnos muchas conversiones individuales, ni lo que
ocurrió con la mayoría de los apóstoles, sino escoge sucesos particulares que sirven
para su propósito.
Vínculos
Hechos es un vínculo vital entre los Evangelios y las Epístolas. Imagine un Nuevo
Testamento sin este libro. Muchas cosas serían muy difíciles de entender. Las Epístolas
mencionan a muchas personas e ideas sin explicación. Algunas personas y lugares
clave no pueden entenderse sin este libro.
1. PABLO
La mayoría de las cartas en el Nuevo Testamento fueron escritas por Pablo, pero
¿quién era Pablo? No fue uno de los doce apóstoles, así que no es mencionado en los
Evangelios. Sin el libro de Hechos sabríamos muy poco acerca de él o de su
ministerio, o de cómo llegó a escribir a iglesias y personas, y por qué estas cartas son
importantes.
2. BAUTISMO EN AGUA
El bautismo de los creyentes es otro tema con un vínculo importante en Hechos. Solo
en Hechos se lo describe como algo que se hace en agua. De modo que, mientras que
Pablo se refiere frecuentemente al bautismo en sus cartas —por ejemplo, “¿Acaso no
saben que cuando fueron bautizados fueron bautizados en su muerte?”—, nunca llega a
vincular la palabra “bautizado” con la palabra “agua”. Esto ha llevado a algunos
eruditos a argumentar que Pablo no enseñaba el bautismo en agua, y que el “bautismo
en Cristo” significa algo puramente espiritual. Pero en Hechos uno encuentra que Pablo
mismo fue bautizado y hacía bautizar a sus conversos. Por lo tanto, sabemos que,
cuando habla de “bautismo” en sus cartas, está hablando del bautismo en agua.
3. BAUTISMO EN EL ESPÍRITU
La frase “bautizado en Espíritu Santo” ocurre en los cuatro Evangelios, pero ninguno
dice lo que significa realmente, o lo que ocurre cuando alguien es bautizado de esta
forma. Si uno buscara el significado en las Epístolas, saldría desilusionado. Pablo usa
la frase en 1 Corintios —“Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir
un solo cuerpo”—, pero no dice lo que significa en la práctica. Es solo el libro de
Hechos el que explica lo que significa realmente ser bautizado en Espíritu Santo,
porque solo allí se describe el suceso.
4. LA LEY DE MOISÉS
Hechos también nos ayuda cuando consideramos nuestra aproximación a la ley de
Moisés hoy. ¿Cómo sabemos que nosotros los cristianos no estamos atados a ella? La
ley de Moisés tenía 613 requisitos diferentes, de modo que tenemos que tener en claro
si estamos libres de estas leyes o no. ¿Cómo sabemos si son o no vinculantes todavía?
La respuesta viene cuando leemos acerca de la gran discusión relacionada con la
circuncisión que alcanzó su clímax en Hechos 15, cuando se resolvió de una vez por
todas que los cristianos están libres de la ley de Moisés, aunque siguen atados a la ley
de Cristo.
5. LA IGLESIA
Es sorprendente descubrir que aun la palabra “iglesia” podría ser malentendida si no
fuera por el relato de Lucas en Hechos. En los Evangelios, solo Mateo menciona la
palabra, y sus dos referencias no son descriptivas de cómo debería ser una iglesia. Las
Epístolas están dirigidas por lo general a iglesias, y nos dan indicios de lo que eran,
pero solo en Hechos aprendemos lo que una iglesia realmente era, incluyendo cómo
era plantada, cómo los apóstoles designaban ancianos y qué relación había entre los
apóstoles y las iglesias que fundaron.
6. CONVERSIÓN
Hechos es crucial para nosotros, porque aprendemos muchísimo acerca de la manera
correcta en que las personas nacían de nuevo. Los Evangelios registran sucesos
antes de la llegada del Espíritu Santo, y las Epístolas están escritas a personas que ya
están establecidas en su fe. Ninguno brinda un modelo adecuado de cómo las personas
llegan a creer en Jesús en la era de la iglesia. Así que acudimos a Hechos para ver
cómo los apóstoles traían a las personas al reino, y leemos acerca del patrón normal de
arrepentimiento, fe, bautismo en agua y bautismo en Espíritu. (Para una explicación
adicional de este proceso, ver mi libro El nacimiento cristiano normal, Anchor
Recordings Ltd., 2014).
Lo que hacían
Hechos nos habla de su cálida vida de comunión, la centralidad de la enseñanza de los
apóstoles, la importancia de las oraciones y su evangelización espontánea al ser
empoderados y enviados por el Espíritu a hablar a otros acerca de Cristo. También nos
habla de su intrépida declaración del evangelio cuando enfrentaron oposición de judíos
y gentiles por igual. Es un libro vibrante, lleno de acción de Dios y de crecimiento del
reino.
Lo que eran
Eran personas llenas de la alegría de conocer a Dios, aun alabándolo cuando estaban
en la cárcel. Eran individuos que temían a Dios. Y eran personas llenas de esperanza y
valentía: Pedro y Juan estaban dispuestos a desobedecer a los líderes judíos y se
rehusaron a dejar de predicar. Esteban también estaba dispuesto a confrontarlos, aun
cuando significara perder su vida.
1. ENVIAR APÓSTOLES
La palabra “apóstol” significa literalmente “enviado”. La iglesia primitiva entendía
que ciertas personas fueron comisionadas por Dios para difundir el evangelio. Hay
cinco clases de apóstoles en el Nuevo Testamento:
2. ALCANZAR CIUDADES
Era habitual que los apóstoles comenzaran a trabajar en centros altamente poblados, de
manera que las iglesias en crecimiento pudieran tener un efecto de ondas expansivas en
toda la región circundante. Por ejemplo, cuando Pablo fue a Éfeso y enseñó
diariamente en la escuela de Tirano, leemos que “todos los judíos y los griegos que
vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor”. Es probable
que un hombre llamado Epafras haya llegado a la fe a través de estas conferencias y
plantó la iglesia en Colosas. Pablo escribió a la iglesia, aunque nunca la había visitado
ni había estado involucrado en su crecimiento.
En consecuencia, era una estrategia sensata y efectiva ir a las principales áreas
urbanas como una cabeza de puente para seguir expandiéndose, y esto es algo que
debemos tener en cuenta hoy.
3. PREDICAR EL EVANGELIO
Pablo generalmente se centraba primero en la sinagoga. “Como era su costumbre,
Pablo entró en la sinagoga y tres sábados seguidos discutió con ellos”.
Cuando estaba con los judíos, usaba el Antiguo Testamento. Pero note, también, que
su enfoque cambiaba según el público. Cuando Pablo predicaba a los judíos citaba la
Biblia, pero cuando predicaba a los gentiles buscaba establecer algún terreno común
antes de presentar conceptos bíblicos. Tome, por ejemplo, el relato en Hechos 17 de
sus palabras a los atenienses. No fue un mensaje especialmente exitoso, aunque hubo
algunos conversos notables. Lucas lo incluye para que podamos ver cómo hablaba
Pablo a un público pagano.
En su mensaje a los atenienses, Pablo hace referencia a incidentes que tuvieron lugar
en su pasado y a poetas que ellos conocían. Sabía que había habido un terremoto en
Atenas hace muchos años que había devastado la ciudad y había destruido sus
edificios. Como eran politeístas, los atenienses supusieron que habían contrariado a
uno de sus dioses, y estaban ansiosos por saber cuál era ese dios. Así que decidieron
soltar unas ovejas en la calle principal. Aquel ídolo cerca del cual se acostaran las
ovejas indicaría cuál dios habían disgustado los atenienses. Sin embargo, las ovejas se
rehusaron a seguir el plan y terminaron acostadas en el medio de un campo. El consejo
se reunió y llegó a la conclusión de que si aún no sabían cuál dios habían contrariado,
podría ser un dios que habían pasado por alto y que estaba molesto porque no había un
altar para él. Por lo tanto, erigieron un altar adicional, inscribiendo sobre él las
palabras “a un dios desconocido”.
Cuando Pablo vio este altar en su visita a la ciudad, lo usó como una base desde la
cual hablarles del Dios que no conocían. De inmediato, tuvo un público. Desde ese
terreno común puede seguir y hablarles de un Dios que deberían y podían conocer, y de
Jesús, a quien este Dios había resucitado y designado como juez de la raza humana.
Esta concentración en la predicación del evangelio se ve en casi todas las páginas
de Hechos, cuando el Espíritu Santo daba a los cristianos osadía y poder para declarar
su mensaje.
4. HACER DISCÍPULOS
Los apóstoles estaban preocupados por que las personas se volvieran “discípulos”. No
estaban interesados en nuestros modernos métodos de respuesta: alzar una mano, pasar
al frente en una reunión pública o firmar una tarjeta. Se dieron cuenta de que el
discipulado requería tiempo, así que Pablo acostumbraba quedarse en un lugar durante
un tiempo considerable para asegurarse de que los creyentes estuvieran establecidos.
En Éfeso enseñó acerca del reino de Dios cada tarde desde las 12 hasta las 4 de la
tarde (el tiempo de la siesta) durante dos años, para que los nuevos conversos pudieran
aprender y nuevas personas llegaran a la fe. Mientras Lucas registra cómo la palabra
“cristiano” fue acuñada originalmente en Antioquía, los que llegaban a la fe eran
conocidos más comúnmente como “discípulos”, o seguidores de “el camino”. Lo que
importaba era la perseverancia en el viaje, y no una decisión única que tenía poco
efecto sobre la vida diaria.
5. PLANTAR IGLESIAS
Hechos registra cómo la predicación del evangelio estableció grupos de creyentes, y
cómo los apóstoles volvieron a visitar a estos grupos más adelante, de modo que cada
viaje misionero dio fruto en el establecimiento de comunidades duraderas de
creyentes. Este aspecto de la estrategia misionera puede pasarse por alto fácilmente si
vivimos en un país donde ya hay muchas iglesias. No nos damos cuenta de que algunas
iglesias atienden a un solo sector de la sociedad, y tal vez de un tipo sociológico
relativamente estrecho. A menudo no hay ninguna iglesia existente que pueda alcanzar a
otros grupos. Este estilo de plantación de iglesias asegura que las iglesias existentes no
tienen que sentir que los recién llegados están usurpando su territorio, ya que estarán
alcanzando un grupo sociológico completamente diferente, aun cuando estén
geográficamente muy cerca.
6. DESIGNAR ANCIANOS
Leemos cómo Pablo y Bernabé volvieron a Listra, Iconio y Antioquía y “en cada
iglesia nombraron ancianos y, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor, en
quien habían creído”.
La novedad de las iglesias significaba que los “ancianos” solo podrían haber tenidos
unos 12 meses en la fe, pero esto no era ningún problema. Siempre y cuando los
candidatos estuvieran más adelantados que los demás, y madurando, se les podría tener
confianza para liderar. Este patrón de designar ancianos para guiar la grey se ve a lo
largo de todo Hechos; los apóstoles buscaban líderes locales para que las comunidades
se pudieran autogobernar y no tuvieran que depender de su fundador. Al parecer, los
ancianos eran designados por toda la iglesia, y los creyentes locales confirmaban las
designaciones apostólicas. (La palabra que se traduce como “designado” es,
literalmente, “mano levantada”, así que los ancianos eran votados para su función
mediante manos levantadas.)
En cierto sentido, por lo tanto, el trabajo de un apóstol estaba claramente definido:
OMISIONES EN EL PLAN
Este análisis de los métodos “misioneros” usados en Hechos tiene algunas omisiones
notables que a menudo se consideran esenciales hoy.
Hay mucho que consideramos como una parte normal de la iglesia o de la actividad
cristiana que no era normal para la iglesia primitiva.
El ángulo teológico
1. APÓSTOLES
El libro suele llamarse “los Hechos de los apóstoles” que, como hemos visto, es
bastante engañoso, ¡porque la mayoría de los apóstoles no aparecen en él! Santiago
es decapitado en los primeros capítulos, Juan es mencionado junto a Pedro, pero solo
Pedro recibe espacio considerable, y más de la mitad del libro se centra en Pablo, que
no formaba parte de los Doce originales. De modo que no es estrictamente acerca de
los “hechos de los apóstoles”.
2. JESÚS
El libro comienza diciendo “Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo
que Jesús comenzó a hacer y enseñar”, con la clara implicación de que el volumen
actual trata de todo lo que Jesús continuó haciendo y enseñando. Por lo tanto,
podríamos llamarlo los “Hechos de Jesús continuados”. El nombre de Jesús se
menciona 40 veces en los primeros 13 capítulos. Fue el tema de la predicación de los
apóstoles, y era en su nombre que se hacían las sanidades. Por lo tanto, puede hacerse
un argumento a favor de llamarlo los “Hechos de Jesús”.
3. EL ESPÍRITU SANTO
Sin embargo, un estudio más minucioso revela que la persona más destacada en
Hechos es el Espíritu Santo, que también aparece 40 veces en los primeros 13
capítulos, y 70 veces en total. De modo que tal vez deberíamos llamarlo los “Hechos
del Espíritu Santo”. Ciertamente haría justicia a su papel. Es el Espíritu Santo quien
empodera a los 120 discípulos para el testimonio el día de Pentecostés y es descrito
frecuentemente como llenando a los creyentes. Algunas de las grandes decisiones en
Hechos se deben a la dirección del Espíritu Santo, y el mensaje de Pedro en la casa de
Cornelio es interrumpido por el Espíritu, que cae sobre los que están presentes. Fue el
Espíritu quien impidió a los creyentes entrar en Asia y Bitinia, enviándolos en cambio
a Troas. Él brinda la dinámica para la expansión misionera. Sin duda sería válido si
entendiéramos el libro como los “Hechos del Espíritu Santo”.
4. DIOS
Esto tendría sentido, si no fuera por una persona más importante que es mencionada
también de manera destacada en el libro. Mientras que el Espíritu Santo es mencionado
40 veces en los 13 primeros capítulos, otra persona es mencionada 100 veces: Dios
mismo. Si convertimos a Jesús o al Espíritu Santo en el foco, podríamos convertirnos,
sin querer, en “unitarios” en la teología, una trampa en la que algunos grupos han caído.
El Espíritu Santo nos focaliza en Jesús, y Jesús nos vuelve de nuevo a Dios.
La Trinidad
Hechos es, en realidad, trinitario en su teología. La palabra “Trinidad” no aparece en
realidad en la Biblia, sino que es una expresión abreviada para las tres personas que
constituyen nuestro único Dios. Hechos trata acerca de tres cosas:
En consecuencia, el mejor título abarcador para el libro sería los “Hechos de Dios a
través de Jesucristo por el Espíritu Santo en los apóstoles”.
Conclusión
6
En español, Métodos misioneros: ¿los de Pablo o los nuestros?
7
En español, La expansión espontánea de la iglesia.
8
En español, El ministerio del Espíritu.
42.
JUAN
Introducción
En la introducción a los Evangelios, vimos que hay tres fases de interés identificables
en un gran hombre o mujer que ha dejado el mundo: lo que hizo, en lo que dijo y lo que
era. Está claro que el interés de Juan está principalmente en esta tercera área. Está
mirando a Jesús desde adentro y preguntándose: ¿Quién fue?
Mateo, Marcos y Lucas se centran más en lo que Jesús hizo y dijo, y raramente
encaran cuestiones relacionadas con su motivación interior. Es Juan quien nos da un
retrato de la vida interior y el autoconcepto de Jesús. Veremos más adelante que ésta
no su única razón para escribir su Evangelio, pero es importante captar este concepto si
queremos comprenderlo.
En total, hay cinco diferencias principales con Mateo, Marcos y Lucas.
1. Omisiones
La forma en que Juan difiere de los Evangelios sinópticos es evidente especialmente
cuando consideramos el contenido de su Evangelio. No se trata solo de que Juan
escribe con un punto de vista especial de Jesús, sino que omite varias áreas
consideradas significativas por los escritores de los otros Evangelios:
2. Agregados
MILAGROS
Así como hay omisiones, hay también algunos agregados muy importantes. De los siete
milagros que menciona Juan, cinco son completamente nuevos:
Solo dos, la caminata sobre el agua y la alimentación de los 5000, son repeticiones
Además, Juan usa una palabra distinta para los milagros, refiriéndose a ellos como
“señales”. Una señal siempre apunta a algo más allá. Así que no registra menos
milagros porque cree que son menos importantes, sino a fin de resaltar la forma en que
el milagro o la señal apunta a Jesús. Notaremos el pleno impacto de esto para el
propósito de Juan más adelante.
PERSONAS
Juan incluye más historias acerca de personas, y varias de éstas son exclusivas de su
Evangelio. El rechazo inicial de Pedro a dejarse lavar sus pies, la conversación con la
mujer samaritana junto al pozo y la conversación con Nicodemo están todos incluidos.
Por cierto, estos diálogos uno a uno reciben un lugar más destacado que los encuentros
con las multitudes que parecen dominar los otros tres Evangelios. Las palabras de Juan
el Bautista en este Evangelio aparecen siempre en conversaciones privadas, y no en
proclamaciones públicas.
3. Énfasis
Los Evangelios sinópticos están basados en el bosquejo de Marcos, y tienden a usar su
marco de 30 meses en el norte, en Galilea, seguido por 6 meses en el sur, en Judea,
centrándose especialmente en Jerusalén. Pero Juan es bastante diferente. Casi todo su
Evangelio transcurre en el sur, e incluye material del ministerio temprano de Jesús.
Escoge subrayar las ocasiones en las que Jesús fue a Jerusalén para las fiestas (tal vez
tan frecuentemente como tres veces al año). Por lo tanto, gran parte del Evangelio de
Juan rodea la fiesta de Tabernáculos, la Pascua y la dedicación del templo, y pasa por
alto mucho de lo que hizo Jesús en el norte.
4. Estilo
Las diferencias de estilo en Juan pueden verse especialmente en dos áreas.
LENGUAJE
El lenguaje de Juan es diferente de los otros Evangelios, que tienen superposiciones
considerables, con palabras idénticas usadas en algunos lugares. El lenguaje de Juan
sugiere que su obra es completamente independiente. Por ejemplo, cuando los
Evangelios sinópticos describen la alimentación de los 5000, tienen 53 palabras en
común entre ellos, pero solo 8 en común con Juan. Hasta la palabra que se usa para
“pescado” es distinta.
DISPUTAS
Los Evangelios sinópticos se centran en las parábolas de Jesús. Son raras las secciones
de enseñanza más largas. En Juan, sin embargo, Jesús parece estar más involucrado en
discusiones interminables, en largos discursos que se centran más en cuestiones de
creencia que de conducta. Dado que estos ocurren mayormente en sus giras por el sur,
da la impresión de que cuando Jesús iba al sur cambiaba su estilo de predicación,
probablemente porque se involucraba en más discusiones con los habitantes de Judea
acerca de su identidad.
Tome la larga discusión en Juan 8, por ejemplo. Jesús ha estado hablando de su
relación con su Padre, Dios. Los fariseos le preguntan: “¿Dónde está tu padre?”, con la
inferencia de que Jesús no podía hablar con confianza acerca de su padre, ya que se
rumoreaba que era un hijo ilegítimo.
“Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre”, contesta Jesús. “Si me conocieran,
conocerían a mi Padre también”. Jesús les dice que sí sabe quién es su padre, y
devuelve la discusión a los fariseos. Ellos también tendrían que conocerlo, pero están
lejos de él.
Esto plantea un tema interesante con relación a los oponentes de Jesús, que a menudo
no se entiende. Cuando leemos en el Evangelio de Juan que los “judíos” odiaban a
Jesús, que Jesús siempre estaba discutiendo con los judíos y que los judíos lo
crucificaron, cometemos un error muy grande si aplicamos el nombre de “judíos” a
toda la nación. De hecho, este malentendido ha estimulado el antisemitismo durante
2000 años. Cuando Juan se refiere a los “judíos”, se refiere a los sureños, los de Judea,
en contraposición con los de Galilea, al norte, cuya actitud (con unas pocas
excepciones) fue completamente diferente y más positiva hacia Jesús.
5. Perspectiva
La perspectiva de Juan es muy diferente de la de los sinópticos. Juan estaba consciente
de la necesidad de comunicarse con un mundo griego además de un mundo hebreo.
Estaba escribiendo su Evangelio en Éfeso, en Asia (Turquía occidental hoy), donde se
producía un encuentro entre el pensamiento griego y el hebreo. Una comprensión de la
diferencia entre ellos es necesario si queremos captar algunos de los enfoques que usa
Juan al organizar su material.
En palabras sencillas, los hebreos usaban una línea de tiempo horizontal en su
pensamiento, y sostenían las ideas habituales de pasado, presente y futuro. Conocían a
Dios como Aquel que fue, que es y que vendrá. Todo su pensamiento se desarrollaba
sobre esta línea de tiempo, donde el tiempo tiene tanto propósito como progreso. La
mente griega, en contraste, pensaba en una línea vertical en el espacio, y estaba
preocupada por la vida arriba y abajo, en el cielo y en la tierra.
Por lo tanto, si uno piensa en términos hebreos, tiene el concepto del tiempo que
viaja en una dirección, donde Dios decide hacia dónde se dirigen las cosas. Los
primeros tres Evangelios suponen este tipo de línea del tiempo, y Juan no la abandona
por completo. Después de todo, él mismo es un judío. Incluye, por ejemplo, el
concepto de la “hora” cinco veces.
Sin embargo, también usa el enfoque griego, con una línea vertical entre el cielo y la
tierra, arriba y abajo. En consecuencia, ve a Jesús como el del cielo, citando las
palabras de Jesús en 3:13: “Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del
cielo, el Hijo del hombre”. Y, en 6:33, dice: “El pan de Dios es el que baja del cielo y
da vida al mundo”.
Vimos antes que se menciona poco el reino del Dios en el Evangelio de Juan.
Mientras que los Evangelios sinópticos ponen énfasis en un reino que irrumpe en este
mundo malvado actual y espera la consumación, Juan se centra más en el aspecto
vertical de un Dios que ama al mundo y envía a Jesús a la tierra. Podríamos decir que
Juan es principalmente un Evangelio de “arriba y abajo”, mientras que los otros son
Evangelios de “ahora y después”.
UN PESCADOR
Antes de ser llamado a seguir a Jesús, Juan era un pescador que estaba involucrado en
los dos lados del negocio, tanto en la pesca como en la venta. Sabemos que tenía
conexiones en Jerusalén y es probable que incluyeran un negocio de venta de los
pescados que se pescaban en Galilea. Era, por lo tanto, un hombre de dos mundos, del
norte rural y de la ciudad urbana de Jerusalén, en el sur. Como tal, sobresalía de la
mayoría de los apóstoles, que eran exclusivamente norteños; el único sureño nativo era
Judas Iscariote.
UN PARIENTE DE JESÚS
Era un primo de Jesús y hermano de Santiago, uno de los otros discípulos. De hecho,
por lo menos cinco, y posiblemente siete, de los Doce eran familiares de Jesús, si bien
sus propios hermanos mantuvieron una actitud escéptica hasta después de la
resurrección, cuando Santiago y Judas no solo se volvieron creyentes sino que
escribieron dos de los libros del Nuevo Testamento. Esta cercanía quedó en evidencia
en la cruz, cuando Jesús pide a Juan cuidar a su madre.
EL ÚLTIMO APÓSTOL
No solo fue Juan el más cercano a Jesús, sino que fue también el último apóstol
sobreviviente. Escribe su Evangelio como un hombre anciano que reflexiona sobre
Jesús con una perspectiva única. Al final, registra la historia de cómo Pedro se enteró
por medio de Jesús que sería crucificado, y cómo Pedro le preguntó acerca de la
muerte de Juan. Jesús contestó que no le incumbía a Pedro, pero que si Jesús quería
mantener a Juan vivo hasta que volviera, dependía de él. Desde ese día había corrido
un rumor de que Jesús volvería antes que muriera Juan, pero no era eso lo que había
dicho, y Juan lo deja en claro al final de su Evangelio.
La cercanía de Juan a Jesús se refleja en la forma en que se siente con libertad para
ampliar las palabras reales de Jesús. Juan parafrasea parte de sus discursos para
extraer el pleno significado, porque cree que conoce la mente de Jesús lo suficiente
como para explicar lo que había querido decir. Por ejemplo, si uno lee Juan 3:16,
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito …”, no queda claro
quién está hablando. ¿Es Jesús, conversando con Nicodemo, o es Juan que amplía la
sección con una reflexión propia? Por cierto, sería extraño que lo dijera Jesús, y suena
más bien como una tercera persona que está hablando acerca de Jesús de una manera
algo indirecta. Esto es característico de Juan a lo largo del Evangelio. Amplía lo que
Jesús dijo porque entiende realmente lo que quiso decir. Saca implicaciones bajo la
guía del Espíritu Santo. Por esta razón, Eusebio, uno de los primero Padres de la
iglesia, lo llamó “el Evangelio espiritual”, y es fácil ver por qué.
El propósito de Juan
¿Cuál fue exactamente el propósito de Juan al escribir este Evangelio? La
consideración de esta pregunta abrirá realmente nuestra comprensión del libro. Ya
hemos visto la preocupación de Juan por mirar el ser interior de Jesús, pero esto era
todo parte de una preocupación más amplia que hace explícita al final de su Evangelio.
Nos dice que seleccionó el material para que los lectores pudieran creer que Jesús
es el Cristo, el Hijo de Dios y que, al creer en esto, pudieran tener vida en su nombre.
Ésta es una afirmación suficientemente clara, pero es importante que captemos el pleno
significado de lo dice Juan.
SIGNIFICADO PRECISO
Tenemos que entender primero las palabras exactas en el idioma griego original. El
griego tiene un tiempo “presente continuo” para los verbos que no es fácil de traducir
al inglés-español, pero frecuentemente es crucial para una comprensión adecuada del
texto. Significa estar haciendo algo continuamente. Para traducir el sentido al español
es necesario agregar la palabra “continuar” o “seguir” y el gerundio del verbo. Por
ejemplo, Jesús no dijo: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les
abrirá”, sugiriendo que cada acción solo debía hacerse una vez. En realidad, dijo
“Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan llamando, y se les
abrirá”. Así que, si alguien no recibe el Espíritu Santo la primera vez que pide, no
debe entrar en pánico; debe seguir pidiendo.
Este verbo en el tiempo presente continuo es usado por Juan en 20:31, de modo que
el versículo es traducido más correctamente así: “Pero éstas se han escrito para que
ustedes sigan creyendo que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al seguir
creyendo en su nombre sigan teniendo vida”. La misma construcción ilumina el
versículo más conocido del Evangelio. Juan 3:16 se entiende mejor así: “Porque tanto
amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que siga creyendo en
él no se pierda, sino que siga teniendo vida eterna”.
LA VIDA ES EL FIN
Juan describe la vida que Jesús ofrecía como una vida presente continua. La vida
eterna incluye cantidad (es eterna), pero también calidad (es abundante). No es solo un
seguro contra la muerte, sino una vida que debemos disfrutar aquí y ahora. La
declaración de propósito de Juan en 20:31 implica que esta vida es algo que poseemos
pero que podemos perder si no continuamos teniendo fe. Los temas de la vida y la
creencia son críticos para el propósito general de Juan. La vida es el fin para el cual
está escribiendo —para que sus lectores puedan seguir teniendo vida—, mientras que
la creencia es el medio para tener esta vida. Si continuamos creyendo, seguimos
teniendo vida.
LA FE ES EL MEDIO
Que Juan estaba preocupado por la fe está confirmado por la frecuencia con la que usa
la palabra: 98 veces. Esto es muchísimo más que los otros tres Evangelios
combinados. Pero tenemos que tener cuidado, porque no quiere decir lo mismo cada
vez. Para Juan hay tres etapas o fases de la fe.
a) Crédito
Dar crédito significa creer que algo es cierto. La palabra operativa es “que”.
Creemos que Jesús murió, que resucitó. Es creer en ciertos hechos históricos,
aceptando la credibilidad del evangelio, aceptando su verdad. El crédito está basado
en las palabras y las obras que establecen las afirmaciones de Cristo.
Esto, en sí mismo, no es una fe salvadora, porque en esta etapa cualquiera puede
decir que cree que algo es cierto. Es solo el comienzo de la fe salvadora aceptar la
verdad. (Los demonios creen en los hechos y “tiemblan”; pero esto no los convierte en
creyentes, Santiago 2:19).
b) Confianza
La confianza es la segunda etapa de la creencia: habiendo aceptado la verdad, entonces
ponemos nuestra confianza en Jesús, confiando en él y obedeciéndolo. Significa tomar
la verdad y actuar en base a lo que decimos que es verdad. Jesús dijo a Pedro cerca
del final del Evangelio: “¡Sígueme!”, una actividad de confianza, basada en la
seguridad y la obediencia. Podemos decir que creemos en alguien, pero si no tenemos
confianza en la persona, nuestra “fe” es superficial.
c) Continuidad
Esta tercera dimensión de la creencia tiene que ver con el aspecto continuo que hemos
considerado anteriormente al ver el propósito principal de Juan. Debemos seguir
creyendo. Tanto en el idioma griego como el hebreo, “fe” y “fidelidad” son la misma
palabra, y a veces no sabemos a cuál se refiere el original. Si uno realmente confía en
alguien, continuará confiando en ella. Si uno está realmente lleno de fe, entonces será
fiel. Continuará creyendo en alguien pase lo que pase y cueste lo que cueste. La fe, por
lo tanto, no es un paso único (instantáneo) sino un estado (continuo).
Jesús lo deja explícito al enseñar a sus discípulos en Juan 15. Usa la imagen de la
vid para describirse a sí mismo, y les dice que ellos son las ramas de la vid. Les
advierte que deben mantenerse, permanecer, quedarse en él. Si no lo hacen, se volverán
infructíferos, serán cortados y serán quemados. Así que, mientras Juan enseña que
nadie puede llegar a Jesús a menos que el Padre lo atraiga, también enseña la
necesidad de que el creyente permanezca en Cristo si quiere disfrutar de la vida
eterna. Esta vida está en la vid, no en las ramas (comparar 1 Juan 5:11).
Resumiendo lo que hemos notado acerca del propósito de Juan, entonces: su
objetivo es que los lectores continúen creyendo en Jesús para que sigan teniendo vida
eterna. Esta creencia involucra las tres etapas de aceptar la verdad, actuar de acuerdo
con la verdad y aferrarse a la verdad. Jesús mismo es la Verdad.
Estas dos cosas tienen que ser enseñadas para que los seguidores tengan un equilibro
adecuado de su comprensión de Jesús. Juan el Bautista dejó en claro que solo Jesús
podía quitar el pecado y bautizar en el Espíritu Santo. Pero, a pesar de lo que había
dicho Juan, sus seguidores no se habían acordado mucho de esto, y Jesús no había
recibido su lugar especial.
1. ¿Más divino que humano? Algunos decían que Jesús era más divino que humano,
que nunca fue verdaderamente humano, sino que parecía un ser humano. Esta
herejía fue conocida como “docetismo”, de una palabra que significaba
“fantasma”: es decir, Jesús solo parecía ser humano. Según este punto de vista,
Jesús nunca experimentó realmente la humanidad, porque su deidad siempre
eclipsó su lado humano.
2. ¿Más humano que divino? Otros decían que era más humano que divino, un
hombre que respondió perfectamente a Dios y desarrolló plenamente la capacidad
de lo divino que está en todos nosotros. Esto se denomina “adopcionismo”; es
decir, Jesús solo fue adoptado como Hijo de Dios, algo que se consideraba por lo
general que ocurrió durante su bautismo, cuando fue lleno del Espíritu.
Tristemente, esta herejía sigue enseñándose hoy
3. ¿Parcialmente humano, parcialmente divino? Algunos sostienen que era
parcialmente divino y parcialmente humano, sin decir que era más una cosa que
otra. Este punto de vista sigue estando vigente hoy. Los Testigos de Jehová
sostienen que debemos ver a Jesús como un semidiós, semihumano, el primer ser
creado. Dado que el primer versículo de Juan dice explícitamente que él era Dios,
y estaba con Dios al principio, los Testigos de Jehová traducen este pasaje para
que diga que era un Dios, insertando un artículo indefinido que no se encuentra en
el griego original.
4. ¿Plenamente humano, plenamente divino? El Evangelio de Juan afirma de
manera clara que Jesús es a la vez plenamente divino y también plenamente
humano. Era crucial que esto fuera demostrado, si Juan quería lograr su propósito.
Solo alguien que fuera plenamente divino y plenamente humano podría salvar a la
humanidad del pecado; su humanidad le permitía morir por nosotros, y su
divinidad aseguraba que conquistaría la muerte y ofrecería vida a todos los que
creyeran en él. Si los lectores de Juan habrían de tener vida en el nombre de
Jesús, deberían conocer al mismo Jesús que conocieron los apóstoles.
Por lo tanto, Juan quería que la gente supiera la verdad acerca de Jesús, por lo que se
centró deliberadamente en estas dos áreas, en la humanidad y la divinidad de Jesús.
1. SU VERDADERA HUMANIDAD
Jesús es, en realidad, “más humano” en el cuarto Evangelio que en los otros tres. Tome,
por ejemplo, el versículo más corto de la Biblia: “Jesús lloró”. Muestra a Jesús como
plenamente humano, parado ante la tumba de uno de sus mejores amigos, sabiendo que
pronto lo estaría llamando del sepulcro, pero llorando ante la situación. Juan registra
que Jesús tenía hambre y sed, que estaba cansado y sorprendido, todas características
enteramente humanas. Pilato, sin querer, resume lo que estaba describiendo Juan con
las palabras: “¡Aquí tienen al hombre!”. En Jesús, Juan nos muestra cómo es
realmente la humanidad, o cómo debería ser.
Esta humanidad se ve también en el énfasis de Juan en la vida de oración de Jesús,
del que se dan más detalles que en cualquier otro Evangelio. Juan describe a un Jesús
verdaderamente humano que necesitaba orar, dependiendo de su Padre para dirigir lo
que decía y lo que hacía. Algunas de las oraciones más hermosas se encuentran en este
Evangelio.
Además, el foco del Evangelio en la muerte de Jesús enfatiza como ningún otro que
realmente murió. Juan registra cómo uno de los soldados clavó una lanza en el costado
de Jesús, produciendo un repentino chorro de sangre y agua. Luego Juan agrega la
frase: “Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean”. Era importante
para Juan que sus lectores supieran que Jesús estaba realmente muerto. Dicho sea de
paso, este síntoma extraordinario indica una ruptura del pericardio, un “corazón roto”.
Del mismo modo, Jesús también brinda evidencia de un testigo ocular de la
resurrección, registrando que había visto las vendas y el sudario en la tumba vacía. No
solo Jesús estaba realmente muerto, sino que realmente había resucitado.
2. SU DIVINIDAD
El principal énfasis de Juan, sin embargo, es en la plena divinidad de Jesús. Esto nos
retrotrae al propósito de Juan para su Evangelio, y nos da la oportunidad de mirar de
cerca la forma intrigante en que Juan lo desarrolla. Ya hemos visto cómo Juan reconoce
que la fe comienza por dar crédito, la creencia de que algo es como se dice. Juan
argumenta a favor de la creencia de que Jesús es plenamente divino organizando su
evidencia alrededor del número siete, el número perfecto en el pensamiento hebreo.
Juan incluye en su Evangelio tres cuerpos completos de evidencia a favor de la
divinidad de Jesús: siete testigos, siete milagros y siete palabras.
Juan el Bautista
Natanael
Pedro
Marta (la primera mujer en hacerlo)
Tomás
Juan, el discípulo amado
Jesús mismo
En la ley judía, dos o tres testigos serían suficientes para establecer la verdad, pero
aquí Juan incluye el número perfecto de personas para testificar que Jesús es realmente
el Hijo del Dios viviente.
b) Siete milagros
Notamos anteriormente cómo Juan registra solo siete milagros en total, y los llama
“señales”, porque apuntan a quién era Jesús. En realidad incluye los siete milagros
(señales) que fueron las obras más sobrenaturales y sensacionales que Jesús realizó.
No incluye la expulsión de demonios, porque había bastantes personas que lo hacían en
el mundo antiguo, incluyendo los fariseos. En cambio, destaca milagros que nadie más
podía hacer:
Juan está diciendo que éstas son “señales” que apuntan a la divinidad de Jesús. Como
dijo Nicodemo, nadie podría hacer las cosas que estaba haciendo Jesús a menos que
Dios estuviera con él.
c) Siete palabras
Juan registra de manera exclusiva para nosotros siete “palabras” que Jesús pronunció
acerca de sí mismo y que mencionamos antes. Para los oídos judíos su afirmación era
inconfundible, porque cada vez comenzaba con la palabra hebrea para Dios, YHWH,
que significa “Yo soy”. Juan incluye cuidadosamente estos dicho en escenarios que
demuestran que la afirmación de Jesús era legítima.
“Yo soy el pan del cielo” fue dicho luego de la alimentación de los 5000 con
cinco panes y dos pescados.
“Yo soy la luz del mundo” fue después de dar vista al hombre que nació ciego.
“Yo soy la resurrección y la vida” fue dicho cuando sacó a Lázaro de la tumba.
También dijo “Yo soy la puerta”, “Yo soy el buen pastor”, “Yo soy el camino, la
verdad y la vida” y “Yo soy la vid verdadera”. Éste es un hombre que sabía que era
Dios en carne humana, y estas siete palabras, colocadas deliberadamente a lo largo del
Evangelio, son cruciales para el argumento de Juan de que Jesús es digno de la
confianza de los lectores.
Temas
Finalmente llegamos a considerar los temas que son esenciales para el propósito
general de Juan de que la fe en Cristo debe ser continuada.
1. Gloria
“Gloria” es una palabra clave en Juan, porque era una palabra que el Antiguo
Testamento reservaba para Dios mismo. Ya en el primer capítulo, Juan usa la misma
palabra para el Verbo que vive entre los hombres que se usa para la gloria shekinah de
Dios cuando se reveló mediante el tabernáculo al final de Éxodo. Juan vio este
esplendor de Dios en Jesús a lo largo de toda su vida, muerte, resurrección y
ascensión. Aun la cruz fue un lugar donde Jesús fue glorificado. Por lo tanto, desde el
inicio mismo, somos presentados a un hombre que es completamente distinto de sus
contemporáneos y puesto aparte de todos los demás hombres de Dios.
2. Logos
Juan comienza su Evangelio de una forma única. Cuando Marcos escribió su relato de
Jesús, comenzó cuando Jesús tenía 30 años de edad, ya que éste fue el momento en que
primero apareció a la vista pública. Mateo fue el autor posiblemente del siguiente
Evangelio en ser escrito, pero decidió ir más atrás, argumentando que era necesario
incluir la concepción y el nacimiento de Jesús y, como era un judío, la genealogía tenía
que llegar atrás hasta Abraham. Lucas sintió que, como Jesús era el Hijo del hombre,
debía ser visto como un ser humano que pertenecía a toda la raza humana, así que
comenzó su genealogía con Adán.
En contraste con los otros tres, Juan decide comenzar aún antes, enfatizando que
Jesús existía antes de la creación. Así que toma las palabras de Génesis 1:1 como la
base para su apertura del Evangelio: “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo
estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (ver la paráfrasis de la apertura de Juan más
adelante).
EL NOMBRE DE JESÚS
Surge una pregunta interesante aquí que nos ayudará a entender lo que escribió Juan.
¿Cómo deberíamos llamar a Jesús antes de su nacimiento? Estamos tan
acostumbrados a hablar de “Jesús” que nos olvidamos de que éste fue un nombre
completamente nuevo, dado cuando vino a la tierra. Entonces, ¿qué era antes? Si Juan
tiene que escribir de alguien que existía en el principio mismo, ¿cómo debería
llamarlo?
Juan escogió un nombre único, “el Logos”, traducido como “la Palabra” o “el
Verbo” en la mayoría de las versiones de la Biblia. Lo escogió porque expresa muy
bien quién era Jesús, de una forma que tendría sentido para los que estaban leyendo.
Generalmente pensamos en “una palabra” como un pensamiento expresado que sale de
la boca y entra en el oído. Una palabra es expresada por una persona y afecta a otra. En
este sentido, Jesús es una comunicación, una palabra de Dios para nosotros.
TRASFONDO DE “LOGOS”
Un poco de historia ayudará a explicar por qué Juan escogió llamar a Jesús el Logos.
Este concepto tenía un significado particular en Éfeso, donde estaba escribiendo Juan.
Seiscientos años antes había vivido en Éfeso un hombre llamado Heráclito, reconocido
como el fundador de la ciencia. Él creía en la necesidad de la investigación científica,
sondeando el mundo natural, preguntando cómo y por qué las cosas eran como eran.
¿Era meramente el azar? ¿Estábamos en un universo caótico o había un orden?
Buscó patrones o “leyes”, para ver si podría deducir alguna lógica detrás de la
operación del mundo natural. Usó la palabra logos para representar “la razón por qué”,
el propósito detrás de lo que ocurría. Cuando miraba la vida (bios), buscaba el logos;
cuando estudiaba el clima (meteor) buscaba el logos. Este concepto ahora aparece en
nuestras palabras para el estudio de diferentes áreas en la ciencia: biología,
meteorología, geología, psicología, sociología, etc.
Heráclito decía que el logos era “la razón por qué”. Toda rama de la ciencia está
buscando el logos, la razón por la que las cosas son como son. Juan, dándose cuenta de
que Jesús es la última razón “por qué” todo ocurrió, tomó esta idea y llamó a Jesús
el Logos, “la Palabra”. Todo el universo fue hecho para él. Él fue el Logos antes que
hubiera otra persona con la cual comunicarse. Ésa es la razón por la que estamos aquí.
Todo se resumirá en él. Él es la “Razón Por Qué”.
La palabra tiene otra fase en su historia, también, esta vez cruzando el mar
Mediterráneo, de Éfeso a Alejandría, Egipto. Alejandría tenía una escuela que
combinaba el pensamiento griego y hebreo, en parte porque vivían muchos judíos
dispersados en la ciudad. Esta escuela o universidad fue el lugar para la traducción del
Antiguo Testamento al griego por 70 eruditos conocida como la “Septuaginta” o
“LXX”. Uno de los judíos involucrados fue un profesor llamado Filón. Cuando busco
la forma de traducir el pensamiento hebreo al griego, el profesor Filón aprovechó la
palabra Logos y dijo que el Logos no debía ser mencionado como un “ello” sino como
un “él”. Estaba “personificando” el Logos, de manera similar a cómo en Proverbios la
sabiduría es personificada como una mujer.
LA PALABRA VIVA
Juan combina el pensamiento de Heráclito y de Filón. Hay un principio organizador, un
“por qué” en la raíz de todo, y este Logos no solo debe ser personificado, sino que es
una Persona, y su nombre es Jesús. Él es la Palabra, con una “P” mayúscula, la
incomparable Palabra viva.
En la primera página de su Evangelio, Juan dice cuatro cosas absolutamente vitales
acerca del Logos.
Con este impactante primer capítulo Juan está declarando desde el inicio que hay
razones válidas para creer.
VIDA/MUERTE
Explica que tener esta vida significa que los creyentes no verán la muerte. La vida
simplemente continuará más allá de la muerte. La muerte no puede tocarla. Así que
contrasta a los que morirán seguramente con los que nunca morirán. “Porque la
voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida
eterna, y yo lo resucitaré en el día final”.
LUZ/OSCURIDAD
Juan usa también el contraste de la luz y la oscuridad. Cuando Jesús habla de “no andar
en tinieblas” se está refiriendo a la oscuridad moral. Dice que, si andamos con él, no
tendremos cosas que ocultar, porque estamos andando en la luz, con todo a la vista y
sin secretos. La oscuridad, sin embargo, es la metáfora para la muerte y la ausencia de
Dios. Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida”.
VERDAD/MENTIRAS
Hemos notado cómo Juan resalta las tres etapas de aceptar la verdad, hacer la verdad y
aferrarse a la verdad, para que la fe sea genuina. Pero también contrasta la verdad con
las mentiras, e incluye toda una sección en el capítulo 8 donde este tema domina una
discusión entre Jesús y sus oponentes. La palabra para “verdad” y la palabra para
“real” son iguales en los idiomas griego y hebreo. Si vivimos en la verdad, también
estamos viviendo en la realidad. Jesús dice: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas,
serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.
LIBERTAD/ESCLAVITUD
Éste era un tema de discusión entre Jesús y los fariseos, que decían que nunca habían
sido esclavos de nadie, ¡pero se habían olvidado claramente de la esclavitud en
Egipto! Jesús dijo que todo el que peca es un esclavo del pecado, porque cada vez que
uno peca, ayuda a fortalecer la cadena del hábito que será su amo. Él había venido para
liberarlos. La verdadera vida, por lo tanto, significaba libertad de la esclavitud
espiritual. “Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”.
AMOR/IRA
Juan es claro en su comprensión de dos aspectos contrastantes de la actividad de Dios.
Una persona está en el amor de Dios o bajo su ira. No hay un camino medio. La
consecuencia eterna de uno como opuesto del otro se deja muy en claro. Jesús dice:
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es
esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios”.
VIDA VERDADERA
La vida verdadera, en consecuencia, es una relación personal con Jesús y con su
Padre. Es vida en la luz y en la verdad, en libertad y en amor. Orando a su Padre, Jesús
dice: “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien tú has enviado”.
4. Espíritu Santo
Ningún Evangelio nos dice tanto acerca del Espíritu Santo como Juan. Como tal, está
bien ubicado antes del libro de Hechos, a pesar de que Hechos tiene vínculos tan
fuertes con el Evangelio de Lucas. Es mediante el Espíritu Santo que podemos disfrutar
la vida que describe Juan. Por lo tanto, la enseñanza sobre el Espíritu Santo se destaca
en la escritura de Juan.
Conclusión
Juan es un Evangelio asombroso, completamente diferente de los otros tres. Refleja las
perspectivas únicas del hombre que estuvo más cerca de Jesús mientras estuvo en la
tierra, y está lleno de preocupación por que sepamos no solo lo que Jesús hizo, sino
también por que nos demos cuenta de quién era. Refleja, también, la carga de Juan de
que los creyentes en Jesús no sean desviados por enseñanzas erróneas, sea con relación
a la identidad de Jesús como acerca de la veracidad de sus afirmaciones. Él quería que
los creyentes estuvieran completamente seguros de que los testigos oculares, las
propias palabras de Jesús y sus obras asombrosas apuntan todos a uno que era
verdaderamente Dios y que había venido en carne, la Palabra viva, la gloria misma de
Dios entre los hombres. La evidencia y las pruebas recopiladas por Juan constituyen,
en conjunto, el testimonio más convincente del derecho de Jesús de exigir nuestra
confianza y obediencia continuas.
VII. EL DECIMOTERCER APÓSTOL
El nombre original de Pablo era Saulo, por el primer rey de Israel; Paulus o Pablo era
su nombre latino, que usó luego de su conversión, pero nos referiremos a él como
Pablo solo. Nació en Tarso, una ciudad en el rincón noreste del mar Mediterráneo, en
la costa de lo que hoy es el sudeste de Turquía. La universidad de Tarso era la tercera
más famosa del mundo mediterráneo, después de Atenas y Alejandría.
Pablo fue criado con tres influencias importantes sobre su vida. Primero, sus padres
eran judíos, así que desde la niñez fue enseñado acerca del Dios de las Escrituras del
Antiguo Testamento. Nació en la tribu de Benjamín, famosa por producir a Saúl, el
primer rey de Israel, y por ser casi eliminada luego de un episodio espantoso que
describe el libro de Jueces. Al parecer, la familia se mudó a Galilea en algún punto de
su niñez y envió a Pablo a Jerusalén a estudiar bajo un rabino liberal muy famoso,
llamado Gamaliel.
Este académico judío aparece mencionado en Hechos 5 donde, con relación al
creciente movimiento cristiano en Jerusalén, dijo que, si tenía un origen humano,
desaparecería pero, si fuera de Dios, el sanedrín sería poco prudente en combatirlo. En
otras palabras, ¡no tomó partido por ninguna posición! Pero Pablo no compartía la
actitud acomodaticia de su profesor, ya que creía que los cristianos eran la mayor
amenaza que había tenido jamás el judaísmo. Estaba determinado a luchar por la fe
judía y, si fuera posible, a eliminar a esta nueva secta.
Luego del discurso de Esteban ante el sanedrín (ver Hechos 7), fue apedreado por
sus posturas “blasfemas”, y Pablo consintió con su ejecución y cuidó los abrigos de los
hombres que arrojaban las piedras. Esteban fue el primer hombre en morir por su fe en
Jesús.
Es muy posible que esta muerte haya causado una profunda impresión en Pablo,
porque Hechos 7 nos dice que el rostro de Esteban se encendió de gloria y exclamó
que podía ver a Jesús a la diestra de Dios. Pero, en ese momento, el martirio solo
sirvió para aumentar la determinación de Pablo de ser el primer misionero
anticristiano, y estaba preparado aun a dejar su propia tierra para perseguir a los
cristianos en otras partes.
La segunda influencia sobre la vida de Pablo fue su aprendizaje del idioma griego.
Al vivir en Tarso, hablaba griego, que era la lingua franca del mundo antiguo, y
funcionaba como el suajili en la costa oriental de África hoy. Así que, cuando Pablo
fue llamado al servicio misionero, luego de su conversión, pudo predicar en todas
partes, sabiendo que entenderían lo que decía.
Tercero, la ley romana influyó en Pablo. Su padre se había convertido en ciudadano
romano, así que Pablo había heredado la ciudadanía. Esto le dio privilegios que a
veces usó en su trabajo misionero. En una ocasión usó su ciudadanía para evitar un
azote previo al juicio y, cuando fue acusado de violar las leyes judías del templo,
apeló a César, que era el derecho legal de todos los ciudadanos romanos. Cuando fue
ejecutado, no fue crucificado, como Pedro, sino que fue decapitado, el método de
ejecución rápido reservado para ciudadanos. Su ciudadanía romana no hizo que la vida
de Pablo estuviera libre de sufrimiento —lejos de ello—, pero fue un factor
significativo en algunos de los momentos más importantes de su ministerio.
Esta combinación única de influencias judías, griegas y romanas brindó a Pablo un
trasfondo ideal para trabajar como un misionero para Jesús en el mundo gentil. Esto
subraya la verdad de que Dios frecuentemente prepara a personas para el servicio aun
antes que lleguen a la fe en Jesús.
La conversión de Pablo
Es interesante señalar que la conversión de Pablo ocurrió cerca de un pueblito llamado
Quneitra, en los Altos del Golán, a unos pocos kilómetros de Damasco. Era un hombre
que estaba orgulloso de sus raíces judías, que luchaba por la pureza de la fe judía, pero
que tan pronto viajó más allá de las fronteras de Israel, se encontró con Jesús de
Nazaret resucitado, que le dijo que sería enviado a los gentiles. Dicho sea de paso,
esto ocurrió abajo de una montaña donde Jesús había sido transfigurado ante Pedro,
Santiago y Juan, aunque esta vez Jesús tenía un brillo muy superior, porque ahora había
ascendido y había recuperado la gloria que había tenido una vez.
La conversión fue dramática. Pablo llegó a entender que Jesús era verdaderamente el
Mesías, y que el arrepentimiento y la fe eran la única respuesta que podía dar. Este
proceso de nuevo nacimiento llevó tres días y no se completó hasta que un creyente
local, llamado Ananías, oró con él. Ananías tenía plena conciencia de la reputación de
Pablo como perseguidor de los cristianos, pero obedeció la orden de Dios de ir a
buscarlo. Después que Ananías oró por él, Pablo fue lleno del Espíritu Santo y fue
bautizado. En mi libro El nacimiento cristiano normal (Anchor Recordings Ltd.,
2014), explico por qué creo que los cuatro elementos de arrepentimiento, fe, bautismo
y recepción del Espíritu son partes esenciales de nacer de nuevo en el Reino, y quedan
demostrados aquí, en la “iniciación” de Pablo en la fe cristiana.
Después de su conversión
La estrategia de Pablo era plantar una comunidad del Reino en cada ciudad clave y
luego seguir adelante lo más rápido posible. A veces se quedaba en una ciudad solo
tres semanas. En otros casos permanecía mucho más tiempo. Por ejemplo, estuvo en
Corinto 18 meses. En ocasiones, se veía forzado a partir, y a veces escogía hacerlo,
pero siempre dejaba atrás una iglesia para evangelizar todo el distrito. No intentaba
cubrir cada pueblo y aldea, sino que prefería focalizarse en la ciudad clave de cada
provincia. Como un auténtico apóstol, estaba constantemente en movimiento,
explorando nuevos territorios y abriendo caminos.
Pero la estrategia era costosa, y Pablo enfrentó muchos peligros serios. Naufragó
tres veces. Estuvo cerca de la muerte en muchas ocasiones; incluso una vez fue
apedreado y dejado por muerto. A menudo estuvo hambriento y cansado. Además,
como dice en sus cartas, su mayor carga era la responsabilidad de cuidar a las iglesias.
De modo que su estrategia era seguir adelante muchas veces, pero esto no
significaba que se olvidaba de las iglesias que ya había plantado y servido. Su trabajo
de seguimiento aseguraba que las iglesias crecieran en calidad y en cantidad. Había
dos formas en que podía hacer este seguimiento. Una, era volver a visitarlas y la otra,
escribiendo cartas.
Cuando volvía a visitar una iglesia a menudo designaba ancianos para que
continuaran con el liderazgo. Sin embargo, una nueva visita no siempre era suficiente,
ya que no tenía tiempo para tratar de manera personal todos los temas que surgían, en
especial porque quería evangelizar también la costa norte del mar Mediterráneo,
llegando hasta España.
En consecuencia, las cartas de Pablo fueron su principal medio de seguimiento
continuo mientras seguía adelante con su trabajo evangelístico. No eran tratados
teológicos escritos por un académico en una biblioteca. Más bien, reflejan la
preocupación de un apóstol que quería que sus conversos continuaran en la fe.
Finalmente, llegó a Roma, pero no de la forma que había esperado; lo hizo como
prisionero, y su obra misionera fue predicar el evangelio a los soldados romanos que
lo custodiaban. Era un prisionero esperando un juicio que decidiría sobre su vida, y su
amigo, el Dr. Lucas, escribió su defensa para el juez o el abogado defensor Teófilo; lo
conocemos como el Evangelio de Lucas y el libro de Hechos. Pablo fue absuelto y
liberado, y hay fuertes evidencias de que continuó su trabajo misionero, posiblemente
viajando tan lejos como España. Volvió a visitar regiones como Creta y Nicópolis, y
fue a varios otros lugares donde nunca había estado antes. Luego, habiendo sido
traicionado por un herrero llamado Alejandro, Pablo fue arrestado por segunda vez,
durante el reinado de Nerón. Fue llevado tan rápidamente que ni siquiera pudo recoger
sus anotadores o su abrigo.
Pero el secreto de Pablo no debe buscarse en sus cualidades humanas, por admirables
que hayan sido, sino en los tres temas fundamentales que permean sus cartas.
En Cristo
No hay ninguna duda de que este hombre vivía absolutamente para Cristo. Dice en su
carta a los Filipenses: “para mí el vivir es Cristo”. Desde el día en que se encontró con
Jesús en el camino a Damasco estuvo completamente absorbido por él. En cuanto a él,
si moría estaría mejor. Dice: “deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo
mejor”.
Se llamó “el esclavo de Cristo”. Un esclavo en el mundo antiguo era alguien
despreciado, la propiedad total de otra persona, sin tiempo libre o dinero. Pero en 2
Corintios Pablo se denominó también un embajador de Cristo, que es una imagen más
impresionante. Estaba orgulloso de ser un embajador, pero también de ser un esclavo.
La frase “en Cristo” contrasta con la forma en que muchos cristianos hablan de su
relación con Jesús hoy. Pablo muy raramente usa la frase que la mayoría de los
creyentes modernos usan, “Cristo en mí”. Cuando hablamos de “Jesús en mí”, corremos
el peligro de reducir a Jesús en tamaño, a un pequeño Jesús dentro de nuestro corazón.
Pero el menor está dentro del mayor. Pablo hablaba de “el Espíritu Santo en mí”, pero
cuando hablaba acerca de Cristo decía: “Yo estoy en Cristo”. Es en Cristo que somos
benditos con toda bendición; es en él que todo es nuestro. Así que, no importa dónde se
encontrara Pablo en el imperio romano, su verdadera dirección era “en Cristo”.
Para el evangelio
Pablo vivía para el evangelio. Haría lo que fuera para difundir el mensaje del
evangelio. Aun cuando estaba en la cárcel, encontró que el evangelio era algo en lo
cual alegrarse. Si estaba encadenado a un soldado romano durante ocho horas, ¡se
alegraba por tener tres congregaciones cautivas por día! Según su carta a los
Filipenses, vio a algunos de estos hombres convertirse en creyentes. Al escuchar que
algunos predicaban a Cristo por rivalidad y celos, dijo que estaba encantado porque el
evangelio era predicado, no importaba cuál fueran los motivos de los que lo
predicaban. Dijo que iría a donde fuera para decir a alguien lo que Dios había hecho
en Cristo.
Hay dos palabras que califican su mensaje del evangelio. Primero, era un mensaje
escatológico. La palabra “escatología” viene de la palabra griega eschaton, que
significa “las últimas cosas”. Pablo creía que el futuro había invadido el presente. Si
nos olvidamos de esa dimensión futura del evangelio, nos olvidamos del evangelio
mismo. El evangelio no es solo buenas noticias acerca de la vida aquí y ahora; es
buenas noticias acerca de un nuevo mundo que viene, acerca de los nuevos cuerpos que
recibiremos cuando veamos a Cristo.
Segundo, era un evangelio ético. Pablo no estaba interesado en “salvar almas” cuyas
vidas permanecieran sin cambios. El evangelio tenía implicaciones éticas para toda la
vida, y estaba preocupado por imprimir esta realidad en sus conversos.
Por gracia
Pablo estaba constantemente asombrado por el hecho de que Jesús lo hubiera
reclamado para sí cuando iba camino a encarcelar a los cristianos. No podía dejar de
pensar en el hecho de que su salvación era totalmente inmerecida, que si Jesús le
hubiera dado lo que merecía, habría estado en el infierno. La palabra “gracia”, que
significa recibir lo que uno no merece, resume la forma en que se sentía Pablo. En
Romanos dice: “cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Esta
gracia producía gratitud en Pablo, y la gratitud es la motivación detrás de mucho de los
esfuerzos de este hombre.
Pablo escribió tres clases de cartas. Primero, tenemos las 4 cartas personales a
individuos. Envió esta clase de epístolas a Filemón, Timoteo (dos veces) y Tito.
Luego hay 8 cartas ocasionales escritas a iglesias. Son llamadas “ocasionales”
porque fueron ocasionadas por algo que había ocurrido en la iglesia en cuestión, y no
porque fueron escritas “ocasionalmente” (es decir, “de tanto en tanto”).
Después tenemos a Efesios, la única carta general de Pablo que tenemos hoy. No
tiene ninguna conexión concreta con ninguna persona o iglesia, ni fue escrita debido a
alguna necesidad específica o una crisis asociada con el receptor. Algunos piensan
erróneamente que Romanos también es una carta general, pero un estudio cuidadoso
revela que una situación en la iglesia de Roma había impulsado a Pablo a escribir la
carta.
Efesios es relativamente fácil de aplicar a nuestra vida, pero las cartas personales y
ocasionales presentan un desafío mayor. Es como escuchar una conversación
telefónica. Tenemos que intentar reconstituir el tema mientras escuchamos las palabras
de una sola persona. Por ejemplo, alguien podría contestar el teléfono y decir lo
siguiente:
“¿Hola? … ¿Ha llegado … ¡Felicitaciones … ¿Cuánto pesa … ¿De qué color es …
¡No dejes que tu esposa lo toque … Encontrarás que chupa much … Para ser una oruga,
se mueve bastante rápid … Ojo, que estás sobre arcilla, ¿no … Tal vez consiga uno yo
mism … ¡Adiós!”
¡Pocos adivinarían que esta conversación tiene que ver con la entrega de un tractor
nuevo!
A veces tenemos que trabajar como detectives para intentar reconstruir el otro lado
de la “conversación”. Por ejemplo, Pablo escribió dos cartas a los cristianos de
Tesalónica. La primera fue muy cálida, pero la segunda fue muy fría. Algo tiene que
haber pasado para que cambiara su tono, y tenemos que leer las dos cartas muy
cuidadosamente para descubrir lo que pasó.
Además de tener un solo lado de la correspondencia, también tenemos el problema
de la brecha cultural entre Pablo y nosotros, porque estamos a miles de kilómetros y de
años del trasfondo de estas cartas. Tenemos que encontrar el principio detrás de la
práctica y luego aplicarlo a nuestras vidas hoy. Por ejemplo, la instrucción de Pablo a
los corintios sobre las cabezas cubiertas ¿significa que las mujeres deben usar
sombreros en los cultos de iglesia hoy?
¡Gracias a Dios que las iglesias del Nuevo Testamento no eran perfectas! Puede
alentarnos descubrir que estas iglesias también tenían problemas. Debemos notar
también que, sin estos problemas, ¡tal vez tendríamos una sola carta de Pablo! Por
ejemplo, solo porque la iglesia de Corinto era tan carismática y tan carnal tenemos la
exposición acerca del amor en 1 Corintios 13. Porque algunas personas se
emborrachaban durante los cultos, tenemos las palabras de la institución de la Cena del
Señor. Debido a que Pablo trató con muchísimos temas en sus cartas, podemos lograr
un mejor entendimiento de lo que significa verdaderamente seguir a Jesús.
¡Cartas, no conferencias!
Es interesante señalar que ninguna otra religión usa cartas para la revelación divina.
No solo eran raras las cartas en el mundo antiguo, sino que era inaudito que fueran
vistas como un medio usado por Dios para hablar. Si bien Pablo sabía que hablaba con
la autoridad de un apóstol, no tenía ninguna idea de que sus cartas serían consideradas
como escrituras. Pero muy pronto fueron circuladas ampliamente dentro de las iglesias
en todo el imperio romano. Con el tiempo, fueron recopiladas y organizadas por
tamaño, de una forma parecida a los libros proféticos al final del Antiguo Testamento.
Las nueve cartas a iglesias están antes de las cuatro a personas. Aun antes que se
completara el canon del Nuevo Testamento, Pedro se refería a las cartas de Pablo
como “Escritura”. Pablo era considerado como un apóstol especial, y su obra fue
reconocida rápidamente como parte de la revelación divina.
La naturaleza de las cartas significa que no son declaraciones sistemáticas de
creencia o conducta. Incluyen solo lo que es directamente pertinente a la situación en
mano. Por ejemplo, Colosenses no menciona el término “justificación”, aun cuando
figure en muchas de las otras cartas de Pablo.
Podemos notar dos razones por las cuales Dios escogió usar cartas. Primero, hacen
que la palabra de Dios sea personal. Las cartas están dirigidas a personas comunes y
corrientes como nosotros. Contienen los elementos personales y emocionales que
esperaríamos en esta clase de comunicación. Por lo tanto, si bien hay una brecha
cultural a salvar, el carácter humano de las cartas hace que nos resulte fácil
identificarnos con ellas.
Segundo, las cartas hacen que la palabra de Dios sea práctica. Están relacionadas
con la vida real, las verdaderas necesidades, el matrimonio, la esclavitud, los hijos en
el hogar, el trabajo cotidiano. Dios quería que tuviésemos su palabra de una manera
práctica y personal, para que nunca nos volviésemos filosóficos o esotéricos en nuestro
pensamiento. ¡Dios escogió darnos su palabra en cartas antes que en conferencias!
Conclusión
Esta reseña general ha apuntado a completar algo del trasfondo del apóstol Pablo y sus
cartas, pero nada reemplaza dedicar tiempo a leerlas uno mismo. Es una buena idea
leer cada carta de una sentada. Cuando leemos una carta de un amigo, no tomamos
secciones aisladas, sino que queremos leer y entender toda la carta. De manera similar,
al leer una de las cartas de Pablo, debemos captar el todo si queremos entender los
detalles. En los siguientes capítulos encontrará reseñas generales de cada carta ideadas
para ayudarlo a hacer precisamente esto.
44.
1 y 2 TESALONICENSES
Introducción
Las dos cartas de Pablo a los Tesalonicenses fueron escritas con unos pocos meses de
separación, y son más fáciles de entender que algunos de sus otros escritos. Fueron
enviadas por Pablo, Silas y Timoteo, el equipo que visitó Tesalónica, si bien el
primero fue claramente el autor. Aunque fueron escritas a las mismas personas en el
mismo lugar dentro de un breve período, las dos epístolas son totalmente diferentes en
atmósfera, temperatura y tono. Tratan con los mismos temas, pero lo hacen de maneras
completamente distintas. La primera carta es muy cálida y personal, reflejando la
preocupación de Pablo por la iglesia de Tesalónica. Sin embargo, en la segunda, la
actitud del autor es fría, dura, indiferente y distante.
Ayuda a nuestra comprensión de las cartas de Pablo analizar el trasfondo particular
de cada una, especialmente cuándo la escribió y el lugar de los receptores.
El mapa a continuación muestra la posición de Tesalónica, arriba del mar Egeo. Era
en ese tiempo un puerto importante, pero ahora se ha llenado de sedimentos y la ciudad
no está tan cerca del mar.
Tesalónica era una ciudad clave de la región. Estaba en la Vía Egnatia, la ruta
principal entre Roma y Asia, y su puerto era el punto de destino de algunas de las
principales rutas comerciales de norte a sur. La ciudad producía más monedas que
cualquier otra ciudad alrededor del mar Egeo, de modo que era un importante centro
financiero. Era un lugar ideal para hacer negocios y, por supuesto, Pablo vio que
podría ser de importancia estratégica para la difusión del evangelio.
La ciudad tenía una población grande y mixta que incluía muchos comerciantes judíos.
La arqueología ha arrojado bastante luz sobre la Tesalónica del tiempo de Pablo. Las
excavaciones han revelado un foro romano, un hipódromo para deportes, un mercado
helenista y una sinagoga samaritana. Por cierto, hallazgos recientes han confirmado la
descripción de Lucas de los líderes locales como “politarcas”. Previamente se pensaba
que Lucas se había equivocado, dado que era un título desconocido en otras ciudades.
Pero los arqueólogos han encontrado 41 inscripciones, incluyendo este título preciso,
en y alrededor de la Tesalónica de este período.
En Berea se vio forzado a partir nuevamente, y viajó al sur, a Atenas, dejando atrás a
Silas y Timoteo para continuar el trabajo en la ciudad. En Atenas la oposición al
mensaje de Pablo vino de otro sector. La filosofía griega enseñaba que el espíritu
humano es liberado gloriosamente del cuerpo al morir, así que la creencia de Pablo en
la resurrección corporal recibió burlas. Hubo unos pocos conversos, pero no
suficientes como para formar una iglesia.
De Atenas Pablo siguió a Corinto, y está claro que a esta altura estaba
completamente desanimado.
Había sido echado de Filipos, y luego de Tesalónica y de Berea. Se habían mofado
de él en Atenas y tuvo solo un puñado de conversos. Cuando llegó a Corinto estaba en
un estado de depresión. Leemos en su primera carta a la iglesia de Corinto: “me
presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo”. Era casi como si
hubiera perdido su temple, y es fácil ver por qué. Pensamos en Pablo como el más
exitoso misionero jamás, pero no hay muchas personas que podrían soportar tal
secuencia de experiencias duras.
Imagínese entonces cómo se tiene que haber sentido Pablo cuando Timoteo y Silas lo
alcanzaron en Corinto y le trajeron noticias de que la iglesia en Tesalónica andaba bien
en términos generales. Se sintió animado. No podía dejar su trabajo en Corinto, así que
decidió escribir una carta a los tesalonicenses.
Además, Timoteo y Silas habían traído también algo de dinero de Filipos. Pablo
había llegado a Corinto sin dinero y se había visto forzado a volver a su anterior oficio
de fabricación de carpas, y se había hecho amigo de Priscila y Aquila, un matrimonio
judío. Ellos también hacían carpas y acababan de escapar de Roma. Por lo tanto, Pablo
se sentía doblemente animado mientras dictaba su carta a los creyentes de Tesalónica.
Ninguna de estas acusaciones eran verdaderas pero, por supuesto, una vez que algo se
ha dicho cuesta hacerlo desaparecer. Queda en la mente de las personas, por
convincente que pueda ser la refutación.
El diablo estaba detrás de estas acusaciones, pero la realidad es que son cosas que
son ciertas del diablo mismo. El enemigo estaba imputando sus propios motivos
satánicos a Pablo.
Pablo se defendió de 11 maneras, apelando a los tesalonicenses y a Dios como dos
testigos separados de que ni una de esas acusaciones era verdadera.
1. Señala la efectividad de su ministerio. Les dice: “Ustedes son una iglesia sólida,
llena de fe y amor, y están evangelizando a otros. ¿Es ésta la obra de un
chapucero?”.
2. Enfatiza su osadía. Había sido arrojado a la cárcel en Filipos y, sin embargo,
cuando fue a la siguiente ciudad, Tesalónica, comenzó a predicar de nuevo. ¿Era
éste un comportamiento cobarde? Un cobarde habría huido a otro país.
3. Dice que no tiene duplicidad. Quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir.
No intenta engañar a nadie.
4. Apela a su piedad. Dios lo aprueba, aun cuando nadie más lo haga.
5. Apela a su humildad. Escogió no apoyarse en sus derechos o su dignidad.
6. Apela a su amabilidad. Dice que trató a los tesalonicenses como una enfermera
trata a un bebé. Nadie podría haberlos cuidado mejor.
7. Apela a su desinterés. Les recuerda que les dio su tiempo, su dinero y a sí mismo.
8. Apela a su actividad. Lejos de ser un perezoso, trabajaba de sol a sol cada día.
9. Apela a su santidad. Dice: “Ustedes son testigos, igual que Dios, de que nos
comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable”.
Por cierto, casi está repitiendo la defensa de Jesús, porque está diciendo, en
efecto: “¿Quién de ustedes me acusa de pecado?”.
10. Apela a su celo. Dice que no fue solo una madre para ellos, sino un padre
también. Era maternal cuando necesitaban consuelo y paternal cuando necesitaban
disciplina.
11. Finalmente, apela a su severidad. Dice que nunca transigió sus valores con ellos
y nunca trató de engañarlos para que hicieran algo.
La situación que enfrentaba Pablo con relación a la iglesia tesalonicense nos da una
perspectiva saludable de la forma en que el diablo usa las críticas para minar la obra
cristiana. Le encanta hacer que los cristianos sospechen de sus líderes, e intenta
atribuirles motivos falsos.
Pero a Pablo no le sorprende esta oposición. Dice a los tesalonicenses que ellos
también deben esperarla. Para un cristiano, sufrir por Cristo es una evidencia de
elección, una marca de honor y un sello de fe. En realidad, las personas que deben
preocuparse son las que nunca sufren por el evangelio, nunca la pasan mal, nunca
tienen enemigos y nunca tienen que pagar el precio de seguir a Jesús. Para Pablo, el
sufrimiento era normal. Estaba dispuesto a aceptar el encarcelamiento, los azotes o el
apedreamiento, y siempre lucharía contra todo el que atribuyera motivos indignos a su
ministerio a fin de destruirlo.
Santidad
Esto es fundamental para la vida cristiana, porque es la voluntad de Dios que todo
creyente sea santo. Pablo está consciente de dos áreas en las que los tesalonicenses
están luchando.
MUJERES
El primero son las mujeres.
Los griegos tenían un estilo de vida permisivo y promiscuo, similar a los dioses que
adoraban. Las mujeres podían ser cambiadas frecuentemente y las amantes eran
comunes. Un hombre llamado Demóstenes dijo acerca de la forma de vida griega:
“Mantenemos prostitutas para el placer, amantes para las necesidades cotidianas de
nuestros cuerpos y esposas para engendrar hijos y para guardar fielmente nuestros
hogares”.
Séneca dijo: “Las mujeres se casan para divorciarse, y se divorcian para casarse”.
La castidad era casi desconocida.
Así que, contra este telón de fondo, Pablo dice a los hombres de la iglesia
tesalonicense que debían dejar sus prostitutas y amantes, y evitar las actitudes
promiscuas que predominaban.
Debían honrar sus matrimonios manteniendo el lecho matrimonial puro. Una esposa
no debía ser tratada como una prostituta o una amante.
TRABAJO
La otra área de lucha para los tesalonicenses era el trabajo.
¡Esto se ve frecuentemente como una mala palabra! Tendemos a escuchar muy pocos
sermones sobre el trabajo, tal vez porque la mayor parte de la predicación en las
iglesias es realizada por personas que no tienen trabajos de lunes a viernes. Tal vez
trabajen 16 horas al día para la iglesia, pero no tienen un “trabajo” en el sentido
habitual de la palabra. Pocos cursos de discipulado mencionan siquiera el trabajo.
Explican cómo ser un cristiano en el tiempo libre: cómo orar, cómo leer la Biblia,
cómo testificar, cómo servir a la iglesia. Esto da a las personas la clara impresión de
que deben servir al Señor fuera de sus horas de trabajo, y puede dejar a los cristianos
con pies bastante inquietos, queriendo salir del trabajo para entrar en el servicio
cristiano.
Se olvidan de que un cristiano ya está en servicio de tiempo completo para el Señor.
La forma en que trabajamos debe formar parte de nuestra santidad. Nuestras vidas de
trabajo deben expresar nuestro amor por el Señor y por nuestro prójimo. Glorificar a
Dios debe ser nuestra motivación en nuestro trabajo. Nuestra vida de trabajo se pierde
para el Señor mientras no la veamos como parte de nuestra santidad.
Algunos de los tesalonicenses habían abandonado el empleo regular y estaban
esperando ociosamente el retorno del Señor. Esta perspectiva no era rara en la cultura
que los rodeaba. Los griegos en general vivían para el ocio. Ellos creían que el trabajo
(especialmente el trabajo manual) era malo y denigrante, así que cada vez que podían
usaban esclavos para hacer este trabajo para ellos. El pensamiento hebreo, basado en
el Antiguo Testamento, consideraba al trabajo como parte de la adoración. No había
ninguna distinción entre trabajar con las manos y toda otra forma de labor. Todo trabajo
tenía la misma dignidad ante Dios, y debía ser usado para agradarlo.
Pablo se ve obligado a decir a estas personas que debían ganarse su propio sustento
y que su ambición debía ser no depender de nadie. Los cristianos físicamente capaces
no debían vivir de la caridad de otras personas, sino que debían ganarse su propio pan,
para poder mantener a sus propias familias y ayudar a los que tienen auténticas
necesidades. Pablo no está hablando de los que no pueden trabajar, sino de los que no
quieren hacerlo.
Esperanza
Pablo también encontró que era necesario enseñar a los tesalonicenses acerca de la
esperanza. Es un tema clave en el Nuevo Testamento; el regreso de Cristo se menciona
más de 300 veces. Pablo consideraba a la esperanza como una enseñanza fundamental
para los nuevos cristianos. Si bien los tesalonicenses eran fuertes en la fe y el amor,
eran débiles en la esperanza, en parte por la actitud del mundo griego hacia la muerte.
Esquilo dijo: “Cuando un hombre muere, no hay resurrección”. Teócrito escribió:
“Hay esperanza para los que están vivos, pero los que han muerto están sin esperanza”.
Otro filósofo dijo: “Una vez que nuestra breve vida concluye, hay una noche perpetua a
través de la cual debemos dormir”. Una lápida de la antigua Grecia dice: “No fui, fui,
no soy, no me importa”.
Los cristianos tesalonicenses suponían que, cuando los miembros de su iglesia
morían, se perderían el regreso de Cristo. No estamos seguros si esto era porque no
creían que los muertos resucitaban o porque creían que los muertos no serían
resucitados hasta después. Así que Pablo necesitaba tranquilizar a los tesalonicenses
diciéndoles que no debían afligirse como las demás personas, porque cuando Jesús
vuelva los muertos en realidad serían los primeros en encontrarse con él. Se levantarán
primero, seguidos de cerca por los que están vivos.
Esto significa, por supuesto, que los cristianos volverán a la tierra después de morir.
Habiéndose encontrado con Jesús en el aire, volverán a la tierra con nuevos cuerpos.
El cielo es, por así decirlo, solo una sala de espera: un alojamiento temporario para
los que han muerto y están aguardando la vuelta de Cristo a la tierra, cuando estarán
con él para siempre.
Está claro que la iglesia de Tesalónica había malentendido también la enseñanza que
había recibido acerca de cuándo volvería Jesús. Pablo cita la frase que Jesús acuñó
por primera vez, que él vendría como “ladrón en la noche”, con la implicación de que
sería una sorpresa total, sin ninguna advertencia. Muchos suponían que Jesús vendría
en cualquier momento. Pero Pablo corrige esta suposición, diciendo que solo vendrá
inesperadamente para quienes no están esperándolo. Las palabras “ladrón en la noche”
no están dirigidas a cristianos, sino a los que no están listos. En contraste, los
tesalonicenses no están viviendo en la noche, sino que están viviendo en el día. Si
siguen vigilando, no estarán sorprendidos. Por cierto, está claro a partir de otras partes
de la enseñanza de Pablo y otras partes del Nuevo Testamento que la Segunda Venida
sería precedida por ciertas señales. Éste es un tema al que vuelve en 2 Tesalonicenses.
Líderes y miembros
La ciudad de Tesalónica operaba con una forma de gobierno democrática. Un resultado
positivo de esto era que las mujeres allí tenían un grado de emancipación que no era
disfrutado por mujeres en otras partes de Grecia. Pero un resultado negativo de este
sistema democrático era que los miembros de la iglesia tenían poco o ningún respeto
por sus líderes. De modo que Pablo dice a los tesalonicenses que respeten a sus
líderes, ya que ellos no podrán liderar si no son respetados. La iglesia no es una
democracia sino una teocracia, porque está gobernada por el Espíritu Santo. Esta regla
queda demostrada mediante líderes llenos del Espíritu Santo y seguidores llenos de
Espíritu Santo. Los líderes no son dictadores, ni los miembros forman parte de una
democracia.
Pablo dice a los miembros tres cosas que no deben ser y cinco que sí deben ser: no
sean ociosos, tímidos o débiles; sean pacientes, perdonadores, alegres, dedicados a la
oración y agradecidos.
La Trinidad
Pablo finaliza su carta con enseñanzas acerca de cada persona de la Trinidad:
La segunda carta a los tesalonicenses, escrita solo unos pocos meses después de la
primera, tiene un tono completamente diferente. Aquí Pablo es frío y distante, está
espantado y molesto. Al parecer ha escuchado algunas malas noticias acerca de la
iglesia, de modo que siente la necesidad de volver a escribir para cubrir parte del
terreno que ya ha tratado en la primera carta.
Comienza elogiándolos porque su fe permanece fuerte a pesar de la persecución
severa. El odio que estaba dirigido anteriormente hacia él está siendo dirigido ahora
hacia ellos. Les dice que el sufrimiento de ellos deberá ser visto como parte de vivir
por el evangelio.
Si bien están sufriendo una gran injusticia ahora, les asegura que en el futuro el Dios
de justicia tratará con los que los están perturbando. Usa seis conceptos para describir
lo que Dios hará con los que persiguen a los cristianos: “destrucción”, “exclusión”,
“castigo”, “sufrimiento”, “venganza” y “eterno”.
En consecuencia, cuando escuchamos acerca de personas que perturban a cristianos,
debemos temblar por los perseguidores. Tenemos que recordar que hay solo dos
destinos que enfrentan todas las personas: uno, es estar con Dios para siempre; el otro,
estar en el infierno para siempre.
Esperanza
A pesar de la cuidadosa enseñanza de Pablo sobre el retorno de Jesús, la iglesia sigue
confundida con relación al tema. Su esperanza ha cambiado de ser demasiado débil a
ser demasiado fuerte. Algunos de ellos creen que el retorno del Señor ya ha ocurrido o
es inminente, así que no tiene sentido hacer nada más que esperarlo. En consecuencia,
algunos han dejado sus trabajos.
Al parecer, este pensamiento erróneo había sido causado por una carta fraudulenta
que habían recibido. Decía ser de Pablo y sugería que la Segunda Venida estaba a
punto de ocurrir. En 1 Tesalonicenses vimos cómo el diablo atacó a Pablo, el
mensajero de Dios. Ahora el diablo está atacando el mensaje del evangelio mismo. Él
sabe que es demasiado fácil hacer que los cristianos pierdan el equilibrio con relación
a la Segunda Venida, sea por ignorancia o por fanatismo.
Pablo da una respuesta extraordinaria a esta perversión del mensaje del evangelio.
Les dice que la Segunda Venida no puede ser inminente porque hay por lo menos una
cosa importante que aún tiene que ocurrir antes que Jesús pueda venir. Escribe acerca
del “hombre de maldad”, que no tendrá ninguna consideración por la ley y se pondrá en
el lugar de Dios. En otras partes de las escrituras es denominado “la bestia” o “el
anticristo”. Dado que este hombre no ha llegado, la idea de que la Segunda Venida está
al caer debe ser falsa.
La perspectiva de Pablo nos ayuda a apreciar la diferencia entre la visión del Nuevo
Testamento de la historia y la de otras filosofías.
La filosofía griega creía que la historia avanzaba en ciclos: los imperios vienen y
los imperios van, pero nunca nos conducen a ningún lado. Una variante común de esto
hoy es que la historia avanza, pero los ciclos suben y bajan. Hay buenos tiempos, y
luego malos tiempos; guerra, y luego paz; inflación, y luego deflación. Nuevamente, no
hay ninguna progresión positiva.
La visión progresiva de la historia era muy común al principio del siglo veinte. Se
creía que la vida se estaba volviendo cada vez mejor, que el futuro sería más brillante
que el presente. Sin embargo, aquí, al principio del siglo veintiuno, yo diría que la
visión opuesta de la historia es la más frecuente. Muchas personas sienten que las
cosas se están poniendo peores, y la palabra clave ahora es supervivencia, no
progreso.
Pero la visión que comparten judíos, cristianos y comunistas es la visión
apocalíptica de la historia: es decir, las cosas se volverán mucho peores hasta que
toquen fondo, y luego se pondrán mejores de repente, para mantenerse así. En la Biblia
encontramos esta visión especialmente en profetas judíos como Daniel.
Las variantes judías, cristianas y comunistas de esta visión de la historia difieren
con relación a lo que causará el cambio. Los comunistas creen que el hombre lo hará,
si bien este sueño se está desvaneciendo rápidamente. Los judíos dicen que Dios lo
hará. Los cristianos dicen que Jesús lo hará, y que esto ocurrirá en su Segunda Venida.
Esta visión del Nuevo Testamento de la historia, que aparece en detalle en el libro de
Apocalipsis, está detrás de lo que Pablo está diciendo en sus cartas a los
Tesalonicenses.
Pablo dice que, si bien el retorno del Señor no es inminente, la influencia del
“hombre de maldad” ya está en el mundo. Hay anarquía, y sin embargo está restringida.
Un día, Dios removerá la restricción, pero Jesús mismo dijo que será solo por un
tiempo muy breve (según Apocalipsis podemos suponer que ese tiempo será de unos
tres años y medio), luego de lo cual Jesús volverá. Entretanto, los tesalonicenses
debían esperar pacientemente y mantenerse ocupados.
Santidad
La enseñanza de Pablo sobre el trabajo parece muy dura, porque dice: “El que no
quiera trabajar, que tampoco coma”. Según el apóstol, los cristianos no deberían
alimentar a un creyente que deja su trabajo, porque está siendo perezoso. Pablo acá no
está tratando el problema del desempleo, un mal social que debemos combatir; no está
hablando de los que no pueden trabajar, sino de los que no quieren hacerlo.
Cuando venga el Señor, él quiere que estemos haciendo nuestro trabajo fielmente y
trabajando para él. Las parábolas acerca de la Segunda Venida tienen todas este
énfasis. Jesús contó parábolas acerca de amos que demoraban su retorno. La demora
pondrá a prueba la dedicación de los siervos de Jesús. Dios no está tan interesado en
qué trabajo realiza uno sino en la calidad del trabajo que realiza. Prefiere un conductor
de taxi concienzudo que un misionero descuidado, porque está más interesado en el
carácter que en el logro. Demasiado a menudo tenemos una jerarquía de actividades
valoradas, con los misioneros, evangelistas y pastores arriba, luego los médicos y
enfermeras, luego los maestros de escuela, y así sucesivamente. Pero nada podría estar
más alejado de la verdad. ¡En la Biblia el trabajo manual está arriba de todo! Jesús era
un carpintero, Pablo hacía carpas y Pedro y Juan eran pescadores; estas actividades
formaban parte de su trabajo para Dios.
Las personas que han estado en la misma oficina durante 40 años y desean que
hubieran podido servir al Señor han malentendido este punto. Cuando Jesús vuelva,
dirigirá el mundo con nosotros, y estará buscando personas en las que pueda confiar
para conducir los tribunales, los bancos y todo lo demás. Pablo reprende a los
cristianos de Corinto por llevarse unos a otros a los tribunales, explicando que estarán
juzgando a las naciones un día. Los cristianos deberían vivir y trabajar ahora de forma
tal que se estén preparando para el trabajo que tendrán cuando vuelva Jesús.
Oración
La oración es un tema que figura de manera destacada en ambas cartas de Pablo a los
Tesalonicenses. Les dice que él está orando por ellos y les pide que oren por él.
Incluso dice que sus oraciones por ellos puede ayudarlos tanto como la predicación. Se
apresura a agradecer a Dios por ellos, y pide que los perfeccione en gracia y bondad,
que los proteja de Satanás y los dirija en amor y lealtad.
También valora las oraciones de ellos por él. A pesar de ser el más grande
misionero de todos y el decimotercer apóstol, sabe que necesita de sus oraciones. Les
pide que oren para que el mensaje del evangelio se difunda rápidamente, ya que es
consciente de que cada momento es valioso. También les pide que oren por su
seguridad, ya que es consciente de que, como mensajero del evangelio, está
involucrado en una batalla en territorio enemigo.
Conclusión
Las dos cartas de Pablo a los Tesalonicenses nos recuerdan dos aspectos clave de la
vida cristiana:
Para Pablo, vivir en la luz de la Segunda Venida era una parte fundamental del
discipulado cristiano, y estas dos cartas enfatizan los peligros del pensamiento
incorrecto en este importante tema.
45.
1 y 2 CORINTIOS
Introducción
Muchos cristianos imaginan que la vida cristiana sería mucho más fácil si tan solo
pudiésemos recuperar las condiciones de una era anterior. Algunos piensan con afecto
en el avivamiento galés de 1904; otros van todavía más atrás, al avivamiento metodista
del siglo dieciocho. Incluso la era puritana se ha vuelto un favorito en años recientes.
Pero tal vez la elección más popular sería los días del Nuevo Testamento. Se supone
que, si solo pudiésemos volver a esos tiempos, todo estaría bien. Por supuesto, la gente
se olvida de que la iglesia en el tiempo del Nuevo Testamento tenía problemas
también. Había presiones externas de los judíos y gentiles que reaccionaban con
hostilidad al mensaje del evangelio, y había también luchas dentro de la iglesia.
Cuando leemos las cartas de Pablo a los Corintios, encontramos una iglesia con
problemas que amenazaban destruir la vida y el ministerio de esa iglesia. Ninguna
iglesia fundada por Pablo tenía más problemas que la de Corinto, pero seamos
agradecidos a Dios porque, como resultado de sus dificultades, tenemos estas dos
cartas maravillosas. Incluyen la incomparable descripción del amor en 1 Corintios 13,
y en 1 Corintios 15 tenemos el relato más temprano de las apariciones del Señor
resucitado en el Nuevo Testamento.
Ciertamente los problemas eran serios. La iglesia estaba profundamente dividida,
con camarillas que seguían a diferentes líderes. Tenían inmoralidad de la peor clase:
un hombre que vivía en pecado son su madre (o posiblemente su madrastra), una
práctica que aun los paganos habrían condenado. Algunos habían estado borrachos en
la cena del Señor. Otros practicaban una forma agresiva de feminismo. Además, habían
malentendido la doctrina cristiana básica. Tiene que haber sido tentador dar por
perdida una iglesia así, pero no fue lo que hizo Pablo. Les escribió y los visitó, con la
esperanza de que verían sus errores y volverían a una mejor forma de vida.
La ciudad
La primera ciudad
Los arqueólogos han descubierto mucho en Corinto, especialmente desde el gran
terremoto de 1858, que dejó al descubierto algunas de sus ruinas. Encontraron el
tribunal donde Pablo fue juzgado y una sinagoga judía. Toda la evidencia concuerda
con el relato de Lucas en el libro de Hechos. En tiempos modernos se ha excavado una
quebrada profunda conocida como el Canal de Corinto a través del istmo, que permite
que un transatlántico pueda apenas pasar. Nerón había tratado infructuosamente de
excavar un canal en el tiempo de Pablo. La primera ciudad fue destruida por los
romanos en 146 a.C. y fue reconstruida y repoblada como una colonia romana en 44
a.C. por Julio César. Desde 29 a.C. fue la capital de la provincia senatorial de Acaya.
Tenía una población cosmopolita que incluía judíos, que construyeron su sinagoga, y
griegos, que influyeron en la arquitectura y la perspectiva filosófica. Pero estaba
fundada sobre leyes romanas y practicaba mayormente la religión romana. No había
ninguna aristocracia terrateniente, de modo que todas las distinciones de clase surgían
puramente de la riqueza generada por el mercado y el puerto. Muy pronto la
inmoralidad de la ciudad anterior volvió, junto con el esnobismo que trae la riqueza y
la arrogancia intelectual.
La segunda ciudad
La ciudad que visitó Pablo era muy rica y terriblemente pagana. Los habitantes
adoraban a los dioses de Grecia y Roma, incluyendo a Poseidón, el dios del mar, y a
Afrodita, la diosa del amor. El enorme templo de Afrodita albergaba a 2000
sacerdotisas que eran en realidad prostitutas, ya que la adoración allí involucraba tener
relaciones con una sacerdotisa. Por cierto, “corintizar” se convirtió en un verbo en el
idioma griego que significaba “tener sexo promiscuo”. Este trasfondo explica en parte
por qué Pablo necesitaba concentrarse en las relaciones entre varones y mujeres en sus
cartas a los Corintios.
La iglesia
El contexto social
La ciudad estaba poblada mayormente por libertos: ex esclavos que habían comprado
su libertad o se la habían ganado de alguna forma. De ahí el comentario de Pablo en su
primera carta, de que no muchos de los miembros de la iglesia eran de cuna noble.
Eran personas muy comunes, pero al mismo tiempo era bastante ricos, y habían subido
en la escalera social. Esto podría explicar la tendencia a preferir a un líder de iglesia
por sobre otro: los que trabajan duro para ser ricos están acostumbrados a poder
elegir, y les gusta salirse con la suya cuando se trata de la política de la iglesia.
El contexto moral
En 1 Corintios 6:9-10 Pablo lista la clase de pecados que formaban parte del estilo de
vida anterior de los creyentes. Habían sido “fornicarios … idólatras … adúlteros …
prostitutos … ofensores homosexuales … ladrones … avaros … borrachos …
calumniadores … estafadores”. Está claro que esta clase de comportamiento era típico
de la gente de Corinto. Y entre los miembros de la iglesia algunas de estas prácticas
seguían siendo un problema.
El contexto espiritual
La idolatría formaba parte de la cultura corintia. Pero, al mismo tiempo, la iglesia
misma exhibía evidencia de la obra del Espíritu Santo. Sus miembros habían sido
bautizados en el Espíritu y exhibían muchos dones del Espíritu en su adoración.
Influencias culturales
Las dos mayores batallas para cualquier iglesia tienen que ver con cómo mantener a la
iglesia en el mundo (es decir, evangelización) y cómo mantener al mundo fuera de la
iglesia (es decir, santidad). La mayoría de los problemas pastorales pueden colocarse
bajo estos dos encabezamientos, y esto era especialmente cierto en el caso de la iglesia
corintia. En particular, había algunos problemas de fondo que afectaban a los
creyentes.
Moralidad pagana
Corinto era un típico puerto de mar cuando se trataba de la permisividad sexual. Casi
todo era aceptable en Corinto, y está claro que la iglesia no estaba inmune a la
influencia del puerto en este aspecto.
Ley romana
Si bien estaba en Grecia, la ciudad tenía una considerable influencia romana. En
particular, disfrutaba de la ley y el orden romanos. Esto en sí mismo no era algo malo;
Pablo mismo usó sus privilegios como ciudadano romano a lo largo de su ministerio.
Pero la iglesia había ido demasiado lejos. Se llevaban unos a otros a los tribunales en
vez de arreglar las cosas amigablemente, y Pablo sentía la necesidad de encarar este
tema.
Filosofía griega
La filosofía griega era el trasfondo de la perspectiva de los corintios, y esto explica
muchos de sus problemas. Por cierto, dado que la civilización occidental está basada
en el pensamiento griego, también explica mucho acerca de la vida y la práctica de la
iglesia hoy, de modo que haremos bien en considerarlo con cierto detalle.
La palabra “democracia”, por ejemplo, tiene un origen griego. La democracia fue
una idea política griega. Si bien no hay democracia en la Biblia, muchos cristianos
suponen que debería regir la vida de la iglesia. Tomando otro ejemplo, el deporte era
importante para los griegos, pero fuera de algunas ilustraciones en las cartas de Pablo,
no hay nada acerca del deporte en la Biblia. Pero el deporte es la religión de los
hombres en este país, y a menudo domina la vida de los cristianos.
Cuerpo y alma
La correspondencia
En realidad, Pablo escribió cuatro cartas a la iglesia de Corinto, aunque solo tenemos
dos de ellas. 1 Corintios es, en realidad, su segunda carta a la iglesia y 2 Corintios, en
realidad, su cuarta carta. Las otras dos probablemente se perdieron, pero algunos
comentaristas creen que pueden haber sido incluidas en 2 Corintios. Una fue una carta
muy apresurada, que Pablo tal vez luego lamentó haber escrito, y la otra fue una carta
muy picante, que reconoce que fue muy severa.
Una breve reseña de los movimientos de Pablo, según aparecen en Hechos y en las
cartas a los Corintios, nos ayudará a comprender cómo llegaron a escribirse las cartas.
Pablo llegó a Corinto por primera vez solo, luego de enfrentar oposición en
Tesalónica, Berea y Atenas. Volvió a su antiguo oficio de fabricante de carpas, y en un
momento trabajó con Priscila y Aquila, una pareja judía que había sido echada de
Roma, junto con muchos otros judíos, durante el reinado de Claudio. Predicó en la
sinagoga, y su ministerio fue auxiliado luego por Timoteo y Silas, que llegaron con una
donación de dinero de Filipos que lo ayudó a dedicar más tiempo a la predicación.
Finalmente fue expulsado de la sinagoga, así que continuó su misión al lado, en la casa
de Ticio Justo. En un sueño, Dios le aseguró que muchas personas en la ciudad
llegarían a creer, así que fue alentado a seguir su trabajo. El jefe de la sinagoga,
Crispo, y su familia, entre otros, se convirtió. Para cuando Pablo dejó Corinto, 18
meses después, se había establecido una iglesia.
Pablo fue de Corinto a Éfeso, luego a Jerusalén, y luego de nuevo a su iglesia de
origen, Antioquía. Al volver a Éfeso se perturbó al enterarse de la inmoralidad sexual
que había entre familiares en la iglesia de Corinto.
Envió, entonces, su primera carta, una misiva apresurada donde les decía que
arreglaran las cosas. Pero luego llegó un informe verbal de la casa de Cloé,
posiblemente a través de Estéfanas, Fortunato y Acaico, que visitaron a Pablo en
Éfeso. Le dijeron que su primera carta había tenido una reacción negativa. Algunos
sugieren que esta carta es, en realidad, 2 Corintios 6-7, ya que estos capítulos parecen
ser la clase de enfoque que Pablo podría haber usado. La familia de Cloé también trajo
una carta en la que hacían varias preguntas acerca de los dones espirituales, el
matrimonio y el divorcio, aunque pasaba por alto los temas que preocupaban a Pablo.
De modo que, cuando leemos 1 Corintios, tenemos que decidir si cada sección es una
respuesta al informe verbal de la casa de Cloé o a las preguntas de la carta que
mandaron.
Pablo envió a Timoteo para entregar la carta a los corintios, con la intención de
cruzar a Macedonia él mismo después de pasar más tiempo con los efesios, porque su
ministerio con ellos estaba dando fruto. Luego iría bajando al sur para pasar el
invierno en Corinto. Pero cambió sus planes cuando recibió un informe de Timoteo que
decía que, a pesar de su carta, los corintios estaban peor que nunca. Entonces Pablo se
dirigió a Corinto inmediatamente.
Pero la segunda visita de Pablo fue un desastre, y tuvo que partir pronto. Luego lo
describe como una confrontación angustiante. Los líderes autodesignados de la iglesia,
que incluso se llamaban “apóstoles”, no querían a Pablo en Corinto y lo insultaron.
Así que envió una tercera carta, escrita con lágrimas, donde exigía que la iglesia
tratara con el cabecilla. Se cree que la carta se perdió, aunque podría ser 2 Corintios
10-13, porque el tono de esta parte de la carta ciertamente encajaría con las
circunstancias.
Tito estaba recaudando dinero para la ayuda de las iglesias establecidas en
Macedonia y Acaya, y llevó la carta con él. Era competente para solucionar problemas,
y al parecer pudo dar apoyo verbal al pedido de firmeza de Pablo.
Entretanto, Pablo estaba pasando un momento difícil en Éfeso, posiblemente el
disturbio que menciona Hechos 19. Viajó a Troas, esperando escuchar buenas noticias
sobre Corinto de Tito, pero se desalentó al encontrar que Tito no estaba allí.
Finalmente lo encontró en Macedonia y se alegró al saber que la crisis había
concluido. Pablo estaba tan contento que envió una cuarta carta (2 Corintios) con Tito.
La tercera y última visita de Pablo a la iglesia corintia fue una experiencia feliz
El contraste entre el contenido de ambas cartas es bastante marcado, como podemos
ver a continuación:
1 CORINTIOS 2 CORINTIOS
Temas prácticos Insinuaciones personales
Lo que él pensaba que ellos estaban Lo que ellos pensaban que él estaba
haciendo mal haciendo mal
Miembros de la iglesia Ministros de la iglesia
1 Corintios – el “relleno”
1 Corintios es como un emparedado con mucho relleno. Las dos rebanadas de “pan”
son los problemas de los corintios con relación a la creencia acerca de la cruz y la
resurrección. El “relleno” son los problemas con relación a su comportamiento.
Miremos primero el “relleno”. Pablo estaba tratando primero con el informe que
había recibido de la casa de Cloé acerca de lo que estaba mal, y en segundo lugar con
las preguntas que surgieron de la carta traída por la familia de Cloé. Por lo tanto, esta
sección grande de 1 Corintios es una mezcla de ambas cosas. Estos eran los problemas
que aquejaban a la iglesia de Corinto:
¿Sombreros en la iglesia?
Tomemos, entonces, un tema que surge en 1 Corintios 11:2-15. ¿Deben las mujeres usar
sombreros en la iglesia? Muchos creyentes han insistido en que deben hacerlo, en base
a la enseñanza de estos versículos.
Pero en todo el pasaje no dice nada acerca de sombreros; la palabra no aparece
siquiera. La palabra para la cobertura de la cabeza que usa Pablo es “velo”, y esta
palabra aparece una sola vez en todo el capítulo, en un contexto en el cual explica
cómo las mujeres han recibido el cabello largo en vez de un velo. ¡Así que no hay una
sola oración que diga que las mujeres deben usar un velo, y mucho menos un sombrero!
En realidad, esta sección dice que el cabello del hombre es más corto que el cabello
de las mujeres. En términos sencillos, el principio es que la persona que está sentada
detrás suyo en la iglesia debería saber si enfrente tiene un hombre o una mujer. El
principio más profundo es que los hombres y las mujeres son diferentes, porque el
verdadero mensaje no es sobre sombreros o cabellos, sino acerca de la cabeza.
Cuando vemos a un hombre, deberíamos pensar en su cabeza, pero cuando miramos a
una mujer, deberíamos pensar en su cabello. Esto nos habla de la diferencia entre
hombres y mujeres, y nos recuerda que Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza
de todo hombre, y el hombre es la cabeza de la mujer. El pasaje, entonces, sostiene que
los hombres deberían tener cabello corto para que su cabeza sea visible, y las mujeres
deberían tener cabello más largo, para que su cabeza sea invisible.
El principio subyacente es que en Cristo seguimos siendo varón y mujer; no nos
hemos vuelto neutros. Seguimos siendo las personas que Dios quiso que fuéramos
cuando nos creó, de modo que cuando adoramos a Dios lo hacemos no como personas,
sino como hombres y mujeres, dispuestos a aceptar cómo Dios nos hizo. El travestismo
está condenado en la Biblia, porque cuando los hombres quieren ser como las mujeres
y las mujeres quieren ser como los hombres, hay una rebelión contra la forma en que
Dios nos hizo. Cuando adoramos a Dios como Creador, acudimos a él como criaturas,
así que necesitamos que esa diferencia se vea claramente.
La cultura occidental está diciendo todo lo opuesto por lo general. Apoya la
remoción de muchas diferencias entre hombres y mujeres, y esta creencia se está
metiendo en la iglesia. Pero los hombres y las mujeres son diferentes. Somos
complementarios, de igual valor, dignidad y condición a los ojos de Dios, pero con
diferentes papeles, responsabilidades y funciones ante él.
Hay dos formas erróneas de aplicar esta enseñanza en 1 Corintios 11:2-15:
1. Aplicar el pasaje al cuerpo, pero no al espíritu. Aquí una mujer usa un sombrero
pero “usa los pantalones también”. He visto mujeres que usan sombreros
fielmente en la iglesia, en obediencia aparente a su interpretación de este pasaje,
pero dominan a sus esposos, ¡con lo cual demuestran que no han captado la idea
en absoluto! Han aplicado el pasaje a su cuerpo, pero no a su espíritu.
2. Aplicar el pasaje al espíritu, pero no al cuerpo. Algunos dicen que siempre y
cuando su espíritu reconozca la dirección de los hombres, no importa si lo
reflejan o no en su apariencia exterior. Pero, dado que el cuerpo forma parte de
nosotros y adoramos a Dios con nuestro cuerpo, esta postura pasa por alto lo que
quiere decir el pasaje. Es apropiado que las mujeres se identifiquen como mujeres
mediante la forma que usan su cabello y por la forma en que se visten.
No solo las distinciones de género eran un problema, sino que los corintios tampoco
entendían lo que las escrituras enseñan acerca del amor. La palabra inglesa-española
“amor” no nos ayuda en esto, porque cubre una multitud de conceptos, de modo que con
frecuencia tenemos el mismo problema para entender el amor en nuestro día.
El famoso capítulo sobre el amor es, en realidad, parte de una sección mayor
centrada en los dones espirituales (capítulos 12-14). El capítulo 12 habla de los dones
espirituales solos; el capítulo 13 habla de los dones espirituales sin amor; y el capítulo
14 trata del camino verdadero y excelente: dones espirituales con amor. ¡Así que el
capítulo 13 no es en realidad un poema de amor para ser usado en casamientos, por
adecuado que parezca!
En el Nuevo Testamento hay tres palabras griegas que se traducen como “amor”:
Eros era la palabra usada para la atracción sexual. Estrechamente vinculada con eros,
pero menos frecuente, existía epithumia, una palabra soez para el peor tipo de lujuria.
Eros no es necesariamente una palabra mala, pero epithumia ciertamente lo es, y
significa la atracción promiscua entre los sexos o en una relación del mismo sexo. Eros
es esencialmente algo de la carne, un amor emocional, un amor dependiente. Depende
de que el objeto de su afecto continúe atrayendo su deseo. Tan pronto cesa el deseo, la
relación tiene problemas.
La palabra philadelphia viene de philo, “amar”, y adelphia, “hermano”. Quiere
decir que alguien nos gusta. Es una palabra de afecto más que de atracción. Es, en
esencia, una palabra de compatibilidad. Los amigos generalmente tienen gustos y
perspectivas similares; se tienen simpatía y empatía, y entonces se desarrolla un
vínculo de afecto. Es básicamente algo intelectual, en oposición a un vínculo
emocional, y es interdependiente.
Los griegos usaban muy raramente la palabra agape para describir el amor, tal vez
porque raramente lo veían demostrado. Éste es un amor que presta atención a las
personas. No es un amor que está atraído por ellas, ni es un afecto mutuo e
interdependiente. Por lo tanto, es primordialmente un acto de la voluntad. Cuando
alguien ama de esta forma, es porque ve que alguien lo necesita. Como es un acto de la
voluntad, es el único amor que puede ser ordenado. Es imposible decir a alguien que se
enamore o tenga afecto por otro, pero es posible decir a alguien que ame a otro con
amor agape.
El amor agape es el amor de Dios. Dios no nos ama porque seamos atractivos o
agradables. La Biblia dice que él nos ama porque nos ama. En el Antiguo Testamento,
descubrimos que Dios no amó a los judíos porque eran una gran nación, sino porque él
es amor y escogió amar a un montón de esclavos que a nadie le importaba. Este tipo de
amor es sacrificado, un amor que está dispuesto a pagar cualquier precio por alguien.
Este es el amor que Dios tiene por nosotros: mientras aún éramos pecadores, Dios nos
amó
La razón por la que tantas iglesias se han dividido por cuestiones carismáticas es
que ha habido una falta de amor agape. Esta clase de amor puede unir a personas que
tienen puntos de vista muy diferentes sobre un tema. Pueden escoger amarse a pesar de
sus diferencias de opinión.
La crucifixión
La palabra de la cruz es una ofensa para los griegos, en parte porque ellos rechazan el
concepto de que el cuerpo tenga algún valor. Se burlan de la idea de que un cuerpo en
una cruz pueda traer salvación espiritual. Debido en gran parte a que no se han dado
cuenta de la importancia de la cruz es que los corintios están divididos en camarillas
sobre otros temas menos importantes. Pablo tiene que recordarles que ninguno de los
líderes de la iglesia fue crucificado por ellos, sino solo Jesús. Entonces, ¿por qué están
siguiendo a líderes humanos?
La resurrección
Al final de 1 Corintios, Pablo encara las dudas de ellos sobre la resurrección. Como
griegos, seguramente creían en la inmortalidad del alma y no verían ningún valor en la
resurrección del cuerpo. Pablo tiene que corregir su pensamiento y ayudarlos a
percibir el futuro en términos corporales. Así como Jesús tuvo un cuerpo nuevo
después de la resurrección y pudo comer pescado y cocinar un desayuno, también los
cristianos tendrán una existencia corporal en el futuro. Las palabras de Pablo en 1
Corintios 15, escritas posiblemente alrededor de 56 d.C., son el primer registro escrito
de los testigos del cuerpo de resurrección de Jesús.
Los capítulos 10-13 son muy diferentes de la primera parte de la carta. En vez de
defenderse, ahora ataca a otros. Recurre a la ironía y al sarcasmo al tratar con los
falsos profetas que han venido para tomar el control.
Este pasaje debe leerse en voz alta para poder apreciar su pasión verdaderamente.
Consideremos en especial un pasaje especialmente fuerte:
¡Ojalá me aguanten unas cuantas tonterías! ¡Sí, aguántenmelas! El celo que siento por ustedes proviene de Dios,
pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura. Pero me
temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un
compromiso puro y sincero con Cristo. Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les
hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo
aguantan con facilidad. Pero considero que en nada soy inferior a esos “superapóstoles”. Quizás yo sea un mal
orador, pero tengo conocimiento. Esto se lo hemos demostrado a ustedes de una y mil maneras.
¿Es que cometí un pecado al humillarme yo para enaltecerlos a ustedes, predicándoles el evangelio de Dios
gratuitamente? De hecho, despojé a otras iglesias al recibir de ellas ayuda para servirles a ustedes. Cuando
estuve entre ustedes y necesité algo, no fui una carga para nadie, ya que los hermanos que llegaron de
Macedonia suplieron mis necesidades. He evitado serles una carga en cualquier sentido, y seguiré evitándolo. Es
tan cierto que la verdad de Cristo está en mí, como lo es que nadie en las regiones de Acaya podrá privarme de
este motivo de orgullo. ¿Por qué? ¿Porque no los amo? ¡Dios sabe que sí! Pero seguiré haciendo lo que hago, a
fin de quitar todo pretexto a aquellos que, buscando una oportunidad para hacerse iguales a nosotros, se jactan de
lo que hacen.
Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de
extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Por eso no es de sorprenderse que sus servidores se
disfracen de servidores de la justicia. Su fin corresponderá con lo que merecen sus acciones.
Lo repito: Que nadie me tenga por insensato. Pero aun cuando así me consideren, de todos modos recíbanme,
para poder jactarme un poco. Al jactarme tan confiadamente, no hablo como quisiera el Señor sino con
insensatez. Ya que muchos se ufanan como lo hace el mundo, yo también lo haré. Por ser tan sensatos, ustedes
de buena gana aguantan a los insensatos. Aguantan incluso a cualquiera que los esclaviza, o los explota, o se
aprovecha de ustedes, o se comporta con altanería, o les da de bofetadas. ¡Para vergüenza mía, confieso que
hemos sido demasiado débiles!
Si alguien se atreve a dárselas de algo, también yo me atrevo a hacerlo; lo digo como un insensato. ¿Son ellos
hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también.
¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado más arduamente, he sido
encarcelado más veces, he recibido los azotes más severos, he estado en peligro de muerte repetidas veces.
Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes. Tres veces me golpearon con varas, una vez me
apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. Mi vida ha sido un
continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis
compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y
peligros de parte de falsos hermanos. He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin
dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez. Y como
si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias. ¿Cuando alguien se siente débil, no
comparto yo su debilidad? ¿Y cuando a alguien se le hace tropezar, no ardo yo de indignación?
Si me veo obligado a jactarme, me jactaré de mi debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús (¡sea por siempre
alabado!) sabe que no miento.
2 Corintios 11:1-31
Pablo cree que esta defensa es necesaria, no porque esté preocupado por su propia
reputación, sino porque está preocupado por la reputación del evangelio. Está celoso
por los corintios; no quiere que se desvíen de la verdad. Teme que si creen en los
falsos maestros, podrían ser entonces engañados y apartarse de la verdad que está en
Jesús.
No hay ningún apóstol del tipo de Pablo hoy, así que podríamos pensar que estos
pasajes tienen poco que ver con nosotros. Pero hay paralelos hoy, porque los siervos
de Dios siguen siendo atacados como fue atacado Pablo, sean pastores, evangelistas o
profetas. Deberían notar la importancia de mantenerse firmes el evangelio y, como
Pablo, deberían asegurarse de que su motivación sea la correcta.
Finalmente, debemos notar que los capítulos del medio de 2 Corintios tratan un tema
diferente. Pablo tenía mucha sensibilidad ante el problema del hambre, y tal vez
pensaba que si los llevaba a preocuparse por otros podría ayudarlos a poner sus
propios problemas en perspectiva. Así que, en los capítulos 8-9, da unas enseñanzas
maravillosas acerca de las ofrendas cristianas, instando a los corintios a conocer la
bendición de Dios dando generosamente a otros. Es una pieza escrita con maestría que
revela el corazón pastoral del apóstol y la fortaleza de sus convicciones con relación
al uso correcto del dinero.
Conclusión
Por lo tanto, a pesar del hecho de que los corintios eran la iglesia más difícil de Pablo,
estas dos cartas tienen un rico significado en enseñanzas para la iglesia hoy. Nos dan
enseñanzas prácticas sobre cómo vivir en un entorno hostil y cómo una iglesia debería
disciplinar a sus miembros y regular sus actividades. También nos dan una perspectiva
poco frecuente de cómo Pablo encaraba la oposición, con lo cual brindan un excelente
modelo a seguir por los siervos de Dios, no importa dónde estén sirviendo y quiénes
puedan ser sus oponentes.
46.
GÁLATAS
Introducción
La carta de Pablo a los Gálatas tiende a dividir a las personas en dos bandos: los que
tienen una opinión muy elevada de ella, y las que no.
Algunos cristianos notables del pasado han tenido una opinión muy positiva acerca
de Gálatas. Lutero dijo que era el mejor libro de la Biblia. Dijo: “Ésta es mi epístola.
Estoy casado con ella”. Juan Bunyan, el autor de El progreso del peregrino, dijo:
“Prefiero el comentario de Lutero sobre Gálatas, excepto la Santa Biblia, antes que
todos los libros que he visto jamás como aptos para una conciencia herida”.
Claramente, Gálatas tuvo un efecto profundo sobre Bunyan. La carta ha tenido una
profunda influencia sobre la historia cristiana, y muchos cristianos la aman.
Sin embargo, a algunos les desagrada mucho. Ha sido llamada “una epístola de
crucifixión” o “una jungla de espinos”. Algunos dicen que cada oración contiene un
relámpago. Éstas son cinco razones por las que a algunas personas les desagrada tanto:
Es importante leer una carta del Nuevo Testamento de punta a punta, especialmente si
está abordando un tema específico, que es el caso de Filemón y Hebreos, por ejemplo.
Solo entonces uno podrá encontrar el sentido de lo que el escritor está diciendo. Debe
recordar que usted está escuchando un solo lado de la conversación. Es como estar en
una habitación cuando suena el teléfono y otro contesta, y usted solo puede escuchar lo
que dice la persona que está con usted. En esta situación es fácil quedarse con la idea
errónea de lo que la persona del otro lado de la línea ha estado diciendo, porque uno
habrá escuchado con ideas preconcebidas. Cuando uno lee una epístola, de alguna
forma ha reconstruido la situación acerca de la cual fue escrita, y lee entre líneas.
Debemos preguntarnos: “¿Qué ha ocurrido que motivó a Pablo a escribir esta carta?”.
Encontraremos que ésta es una forma útil de estudiar las cartas.
Éste es el método que usaremos para considerar Gálatas. Haremos preguntas clave
como:
Puede haber solo un tema en discusión, como ocurre con Filemón, o muchos, como en 1
Corintios, pero debemos hacer estas preguntas para que el significado de las cartas
quede claro.
No hay ninguna duda de que el autor de Gálatas fue Pablo. Tal vez fue la primera carta
que escribió jamás a una iglesia. De cualquier punto que se lo mire, Pablo fue uno de
los más grandes hombres que haya vivido jamás. Nació en Tarso, en lo que hoy es el
sur de Turquía. Tarso tenía la tercera universidad más importante, después de Atenas y
Alejandría. Era judío, pero también era un ciudadano romano y hablaba griego,
antecedentes ideales para la tarea que Dios tenía en mente para él. Dios nos prepara
para el ministerio aun antes de nacer, pero también nos prepara a través de nuestras
experiencias mucho antes de conocerlo. Pone cosas en nosotros que podrá usar más
adelante.
Pablo aprendió un oficio, como todo bueno muchacho judío. Su oficio era fabricar
carpas. Sin embargo, en la sociedad griega, si uno trabajaba con las manos estaba más
abajo en la escala social que los que trabajaban con la cabeza y los “oficinistas”, una
actitud que lamentablemente hemos heredado. Pero en la Biblia los trabajos como
hacer carpas y pescar eran muy respetados. Pablo dice, en una de sus cartas a los
Tesalonicenses, que los creyentes debían trabajar con sus manos, porque él les había
dado un ejemplo en esto. La Biblia adjudica dignidad a la labor manual. Después de
todo, el Señor Jesús mismo había trabajado como carpintero.
Pablo, entonces, trabajaba como fabricante de carpas, probablemente para el
ejército romano, y luego estudió en la universidad de Jerusalén bajo el profesor
Gamaliel. Se volvió un judío ultraortodoxo y fanático, un “hebreo de hebreos”, un
“fariseo de fariseos”, como se denominaba a sí mismo. Su actitud era: si vas a guardar
la Ley, debes guardarla toda. Solo obedecer los Diez Mandamientos no era suficiente.
Admite que luchaba con el décimo mandamiento: “No codicies”. (Es interesante que
éste es el único mandamiento que trata con la motivación interior; los otros tienen que
ver con la conducta exterior). Sin embargo, Pablo creía que había logrado guardar toda
la Ley. Era intachable. No había muchos judíos que pudieran decir eso.
Había logrado mucha justicia propia y atacaba a todos los que atacaban el judaísmo,
especialmente los cristianos, que decían que Jesús era Dios. Pablo pensaba que esta
afirmación era la máxima blasfemia. Se propuso destruir esta nueva fe y observó
mientras Esteban fue muerto por apedreamiento. Pero de ahí en adelante comenzó a
sentirse acicateado por su conciencia. Mientras moría, Esteban dijo: “Puedo ver a
Jesús a la diestra de Dios. En tus manos encomiendo mi espíritu”. Esto impulsó a Pablo
a atacar la nueva fe aún más ferozmente, porque ahora también estaba luchando contra
su propia conciencia. Finalmente perdió la lucha cuando, en el camino a Damasco, se
encontró con Jesús.
El hombre que escribió Gálatas se había convertido en uno de los seguidores más
entusiastas de Jesús jamás, un propagador ardiente de la fe que había intentado destruir
alguna vez. Conocía tanto el judaísmo como el cristianismo a la perfección, ya que
había pasado de uno al otro. Durante sus viajes misioneros plantó iglesias por todo el
mundo conocido, haciendo constantemente un trabajo pionero en nuevos territorios. Lo
llamaba “colonizar para Cristo”.
Los lectores
Había dos lugares geográficos llamados Galacia, y los estudiosos gastan mucha tinta
discutiendo cuál de estos era la Galacia de las cartas de Pablo. En lo que hoy
llamamos Turquía había un grupo de ciudades en el norte llamado Galacia del Norte, y
había un grupo de ciudades en sur llamado Galacia del Sur. Galacia del Norte es
especialmente interesante para nosotros en Gran Bretaña porque fue colonizada
originalmente por personas de Galia (Francia), que estaban emparentados con los
pueblos celtas de las Islas Británicas. Sin embargo, yo creo que la carta de Pablo fue
escrita en realidad a los cristianos de Galacia del Sur y no de Galacia del Norte.
Galacia del Sur comprendía un grupo de ciudades —Listra, Derbe, Antioquía e Iconio
— que Pablo ya había visitado. De modo que es comprensible que escribiera una carta
de este tipo, al haber plantado él mismo las iglesias y haberlas confiado a nuevos
ancianos y a la Cabeza de la Iglesia en el cielo.
Enseñanza alternativa
Malas noticias
Pablo ha oído algunas muy malas noticias acerca de sus jóvenes iglesias, que había
creado con su esfuerzo. Su trabajo estaba siendo deshecho, y estaban ocurriendo dos
cosas.
Judaísmo
Salvación
Obras solo
La mayoría de las religiones tienen que ver con la salvación mediante obras. Uno debe
orar, debe ayunar, debe dar limosnas, etc., y luego, al final de todo, uno se pondrá bien
con Dios. Uno se salva por sus propios esfuerzos. La religión de “hágalo usted mismo”
es atractiva para las personas porque les deja su orgullo, ya que sienten que han
obtenido la salvación. Es justicia propia, que es algo que Dios odia. Prefiere tratar con
el pecado que con la justicia propia. Jesús simplemente no se llevaba bien con la gente
que se autojustificaba. Era amigo de pecadores, pero con las personas que se
autojustificaban, como los fariseos, no hacía migas para nada.
Obras más fe
La creencia acerca de la necesidad de obras es muy común. Yo solía ser un capellán de
O.D. (Otras Denominaciones) en la Real Fuerza Aérea. Cuando llegaba un grupo nuevo
de hombres, el capellán anglicano se llevaba un 70 por ciento, luego el capellán
católico romano se llevaba a todos los que tenían un acento irlandés, y yo me quedaba
con los bautistas, metodistas, salvacionistas, budistas, hindúes, musulmanes, agnósticos
y ateos. Era fascinante ser un capellán para los ateos.
Cuando los hombres estaban sentados frente a mí, les preguntaba cuántos eran
metodistas, cuántos bautistas, y así sucesivamente, y cada grupo levantaba sus manos.
En el mismo tono de voz preguntaba luego cuántos eran cristianos. ¡Silencio mortal! De
tanto en tanto un muchacho alzaba la mano y sonreía, pero por lo general miraban
alrededor para ver si alguien más había levantado la mano.
“Vamos”, decía, “ustedes me dijeron cuántos eran metodistas, bautistas, etc. Bueno,
¿cuántos de ustedes son cristianos?”.
“Pero, ¿qué quiere decir que alguien sea ‘cristiano’, Padre?”, contestaban.
“¿Qué piensan que quiero decir?”, preguntaba.
“Alguien que guarda los Diez Mandamientos”, era la respuesta habitual.
“De acuerdo, aceptaré que un cristiano es alguien que guarda los Diez
Mandamientos. ¿Cuántos cristianos hay aquí?”.
Incertidumbre total. Entonces alguien decía: “Pero, Padre, ¡no podemos guardarlos
todos!”.
“Bueno, entonces ¿cuántos hay que guardar para ser un cristiano?”.
“Seis de diez”.
“De acuerdo, acepto que un cristiano es alguien que guarda seis de los Diez
Mandamientos. Entonces, ¿cuántos cristianos hay aquí?”.
Esto producía una tremenda discusión acerca de lo que es un cristiano. Es que obras
más fe implica que guardemos la mayor cantidad de mandamientos que podamos, y
luego pedimos a Dios que nos perdone por los mandamientos que no pudimos guardar.
Éste es el entendimiento más común del cristianismo en nuestro país. Podríamos
llamarlo “cristianismo benefactor”.
Fe más obras
Algunos creen que uno comienza por la fe y luego pasa a las obras. Después que uno ha
creído en Jesús, tiene que guardar la Ley. Era esto lo que estaban diciendo los
judaizantes del tiempo de Pablo.
Fe sola
Pablo estaba diciendo a los gálatas: “Habiendo comenzado en el Espíritu, ¿van a
continuar en la carne? La Ley pertenece a la carne; es el esfuerzo de ustedes, no el
Espíritu obrando en su interior”. Pablo estaba luchando por la fe sola, de principio a
fin. Dijo: “no me avergüenzo del evangelio. Es el poder de Dios que salvar a todos los
que siguen creyendo”, fe del principio al fin.
En otras palabras, no podemos transigir en esto; uno debe seguir creyendo. Esto es el
corazón del tema. Uno no cree al principio y luego trabaja para conseguirlo. Hay una
gran diferencia entre decir a las personas que tienen que seguir creyendo y decirles que
tienen que guardar la Ley ahora. Pablo estaba luchando por la libertad cristiana.
Introducir la Ley en cualquier etapa era poner a la gente bajo una maldición, porque el
único puntaje para aprobar que aceptará Jesús es 100 por ciento. O uno guarda toda la
Ley o ha quebrantado la Ley.
Lo mismo ocurre aun con las leyes humanas. Si paso un semáforo en rojo y me
detiene un policía y le digo: “Pero, oficial, me detuve en todas los semáforos en rojo
en el camino”, me contestaría: “No me importa que se haya detenido en todas las luces
rojas, ¡ha quebrantado la ley!”. Es lo que dice Dios. La Ley no es una mera hilera de
perlas individuales; es un collar, algo completo. Si uno lo rompe en cualquier punto,
todas las perlas caen al piso. Uno ha roto la Ley, así que no importa si ha roto un
mandamiento o todos.
Imagine que hay tres hombres varados sobre una roca cuando sube la marea, y hay un
canal de tres metros entre la roca y la playa. Si el primer hombre logra saltar una
tercera parte del trecho, se ahogará. Si el segundo hombre es un mejor saltador y logra
saltar dos tercios del trecho, igual se ahogará. El tercer hombre no llega por 15
centímetros, pero también se muere.
La palabra de Dios dice: “Maldito el que no confirme las palabras de esta ley,
poniéndolas por obra”. Ésta es la maldición bajo la cual usted se encuentra si intenta
guardar los mandamientos para llegar al cielo con su propio esfuerzo. Pero el
evangelio tiene una forma de justicia completamente diferente.
La pregunta obvia que surge es: ¿Por qué Dios dio los Diez Mandamientos? ¿Por qué
dio la Ley de Moisés? La respuesta está en Gálatas.
Primero, Dios dio la ley para refrenar el pecado. Ayuda a que la vida pueda ser
vivida. Por lo menos algunos mandamientos se guardarán y habrá intentos de guardar
los otros.
Segundo, Dios dio la Ley para revelar el pecado. Es mediante el borde recto de la
Ley que nos damos cuenta de lo torcidos que somos. En otras palabras, solo la Ley nos
dice que somos pecadores. Uno no se da cuenta de lo equivocado que ha estado hasta
tanto haya estudiado la Ley de Dios. La Ley fue introducida para prepararnos para
Cristo, mostrándonos que no podíamos guardar esa Ley. Por eso predicar los Diez
Mandamientos puede llevar a una persona a tener convicción de pecado, porque sabe
que no hay forma en que los pueda guardar, especialmente de la forma en que Jesús los
interpretó.
Un tema clave
Legalismo
La circuncisión es el primer eslabón en la cadena para esos gálatas. Sería el principio
del legalismo. No forma parte del evangelio, y ellos tendrían que guardar también el
resto de la Ley.
Algunos dicen: “Pero, ¿no se aprovechará la gente cuando uno le dice que no está
bajo la Ley? ¿No se volverán anárquicos? Si uno no les da reglas, ¿no harán lo que les
parezca?”.
Cuando era un ministro metodista, había un libro de más de un centímetro de grosor
que se llamaba The Constitutional Practice and Discipline of the Methodist Church5.
¡Ahora tiene unos ocho centímetros de grueso! Muchas hojas sueltas se agregan cada
año. Si las reglas y las regulaciones pudieran producir el avivamiento, ¡los metodistas
nos pasarían por encima! Pero no funciona así. Nos resulta muy fácil tratar de regular y
dar reglas para esto, aquello y lo otro, y pensar que de alguna forma nuestra
organización producirá vida. No lo hace. La libertad trae vida, y Dios nos libera para
ser libres. Debemos vigilar el legalismo como halcones. Si uno cae en él, se vuelve
invariablemente duro y crítico, porque no se atreve a decir a otros si usted está
rompiendo la Ley.
Libertinaje
Hay un verdadero peligro en lo que Pablo llama “las obras de la carne”. Cuídese de
ellas. Son otra forma de esclavitud. Son como un pantano donde es fácil deslizarse y de
donde es muy difícil salir. Las obras de la carne están listadas en Gálatas. Algunas son
obvias, como la promiscuidad y el ocultismo. Pero hay también algunas más sutiles,
como las peleas, las rivalidades, los celos, las envidias y los prejuicios.
“Ahora bien, ¿qué ocurre”, pregunta Pablo, “cuando alguien cae en esto?”. Hay
muchas cáscaras de banana en el camino cristiano. Él dice que si alguien se ha
deslizado hacia el pecado, hay que levantarlo rápidamente, volverlo a la comunidad y
hacer que se sane. Pero si alguien sigue revolcándose en el pecado de manera
voluntaria y deliberada, dice solemnemente que no heredará el Reino. Podrá decir:
“Estoy bien; tengo un boleto para el cielo”, pero Pablo dice: “No estás bien; no
heredarás el Reino”. Ésta es una advertencia muy seria.
Uno puede deslizarse hacia el legalismo, puede deslizarse hacia el libertinaje, y
necesita ser sacado rápidamente de ambos. Pero si usted escoge deliberada y
voluntariamente vivir en la jaula o en el pantano, no heredará el Reino.
Libertad
La libertad es la libertad para no pecar. ¿No es una libertad hermosa? Usted es libre
ahora, en Cristo, para no pecar. No tiene que decirle “sí” al pecado. Como lo expresa
Pablo en su carta a Tito, “Hemos recibido la gracia para decir ‘no’”. ¿No es hermoso?
Veamos lo que ocurre mirando la ilustración nuevamente. Imagine un camino arriba de
la montaña que se extiende más allá de la persona. Debemos caminar en el Espíritu,
junto al borde, evitando las trampas del libertinaje y el legalismo. Al caminar en el
Espíritu, algo hermoso ocurre. Crece fruto en su vida, el fruto del Espíritu. Hay un solo
fruto del Espíritu con nueve sabores, mientras que hay muchas obras de la carne.
Hay una fruta en el Mediterráneo que se llama Mysterio Deliciosus. Si le da una
mordida, sabe a naranja, y si lo muerde de nuevo, ¡sabe a limón! Tiene varios sabores
en ella. En el cristiano usted encontrará todos los sabores del Espíritu. Usted ve
algunos de los sabores en los incrédulos, ¿no es así? Algunos incrédulos tienen alegría,
otros tienen paz, pero nunca verá los nueve juntos, excepto en Cristo y en los que están
llenos del Espíritu y están caminando en el Espíritu. Los nueve sabores lo relacionan
con Dios, con otras personas y con usted mismo. Tres de estos sabores —amor, alegría
y paz— lo ponen en perfecta armonía con Dios. Los siguientes tres —paciencia,
amabilidad y bondad— lo ponen en armonía con otras personas. Luego la fidelidad, la
humildad y el dominio propio lo ponen en una buena relación con usted. ¡Qué hermoso
fruto es!
El fruto del Espíritu es limitado, por supuesto, sin los dones del Espíritu, así como
los dones son inadecuados sin el fruto. Si voy a un hospital a visitar a una persona
enferma, podría mostrarle todo el fruto del Espíritu: podría mostrarle amor visitándola,
alegría animándola, paz calmándola, paciencia escuchando los detalles de su
operación, amabilidad dándole unas uvas, bondad ofreciendo cuidar a los hijos,
fidelidad visitándola cada día, humildad saliendo cuando la enfermera lo indica, ¡y
dominio propio no comiendo las uvas! He demostrado todo el fruto del Espíritu en esa
visita, pero no la he sanado, porque ése es el don del Espíritu. Necesitamos tanto los
dones como el fruto. Nunca debemos enfrentarlos entre sí.
Pablo dice que, cuando caminamos en el Espíritu, el fruto crece. Usa la palabra
“caminar/andar” aquí de dos formas diferentes, mediante dos palabras griegas. En el
griego, en el capítulo 5, “caminar” es un caminar itinerante. Significa ir de paseo por
su cuenta. Pero en el capítulo 6 la palabra “caminar” significa en realidad “marchar en
el Espíritu, al paso de los demás”. Así que hay dos clases de caminar o andar en el
Espíritu. Hay un caminar en el Espíritu cuando estamos solos, y hay un caminar al paso
con los demás hermanos y hermanas cristianos, andando en el Espíritu juntos.
Éste es, por lo tanto, el mensaje de la carta de Pablo a los Gálatas. Es una de las
cartas más aplicables, aunque no una de las más cómodas, y compartiría la opinión de
quienes dicen que esta epístola es la Carta Magna de la libertad cristiana. Realmente
creo que es un hermoso título para la carta. Hay muchas personas que apoyan otras
clases de libertad, buenas o malas, pero la libertad que apoyamos es la libertad para
no pecar, la libertad para mantenernos fuera de esa jaula llamada legalismo y fuera del
pantano llamado libertinaje, y la libertad para mantenernos allá arriba, en las alturas,
disfrutando de la bendición del favor de Dios.
El legalismo está por todas partes. Las personas están intentando llegar al cielo
mediante sus propias obras. O, habiendo comenzado en fe, están volviendo a las obras,
que es trágico.
El fallecido Dr. W. E. Sangster fue a visitar a una mujer moribunda en un hospital. Le
dijo: “¿Está lista para encontrarse con Dios? ¿Qué le dirá cuando se encuentre con
él?”.
Ella levantó sus manos gastadas y dijo: “Soy una viuda. He criado cinco hijos, así
que no tengo tiempo para la iglesia, la Biblia o nada religioso. Pero he hecho lo mejor
posible por mis hijos, y cuando vea a Dios simplemente alzaré estas manos, las mirará
y entenderá”.
Ahora, ¿qué hubiera dicho usted a una mujer así? Bueno, el Dr. Sangster
simplemente le dijo: “Ha llegado demasiado tarde, querida, ha llegado demasiado
tarde”.
Ella dijo: “¿Qué quiere decir?”.
Ella volvió a decir: “¿Qué quiere decir?”.
Le dijo: “No ponga su confianza en sus propias manos; ponga su confianza en las
manos de él”. El legalismo sigue estando con nosotros y está generalizado. El británico
promedio cree que ser un cristiano es ser bueno con su abuela y con el gato. Ellos
piensan: “Soy tan bueno como cualquier cristiano que va a la iglesia”. Cuando dicen
eso, están atrapados en el legalismo. Tenemos que decirles que solo el 100 por ciento
alcanza para el cielo, y que si van allá como son, ¡lo arruinarán para todos los demás!
Encontramos legalismo en las iglesias también. Son muy propensas a agregar sus
propias reglas a su membresía. Hay cuatro escalones para llegar a la puerta de la
iglesia: arrepentirse, creer, ser bautizado y recibir el Espíritu Santo. No debería haber
ningún escalón adicional para llegar a la puerta de entrada. La escalera está adentro.
Hay muchos escalones que subir adentro, como encontramos en 1 Pedro y 2 Pedro,
pero hay solo cuatro escalones afuera. Pero, lamentablemente, las iglesias tienden a
decir: “Usted tiene que ser confirmado por el obispo” o “Usted tiene que ser esto o lo
otro” o “Usted tiene que estar comprometido” o “Usted tiene que aceptar el liderazgo”,
etc. Esos escalones pertenecen al interior, no al exterior.
Aún hay personas que piensan que el adulterio de un no creyente lo llevará al infierno,
pero el adulterio de un creyente es aceptable. Hay todavía quienes piensan que ciertos
tipos de pecado en los creyentes son excusables, que uno podría perder un poco de
bendición o recompensa, pero no puede perder el boleto al cielo. Gálatas trata esto
muy firmemente y dice que uno no heredará el Reino de Dios si vuelve
deliberadamente al pecado.
Debemos quedarnos y caminar con otros por la senda angosta, con el viento del
Espíritu soplando en nuestros rostros y la bendición de la gracia de Dios sobre
nosotros. Somos libres para no pecar y ser libres y osados, si tan solo caminamos en el
Espíritu.
Gálatas es una de las cartas más poderosas que usted leerá jamás. Por encima de
todo, léala y haga caso a su mensaje. Ésta es mi paráfrasis:
De: Pablo, el emisario del Señor (no designado por ningún grupo de oficiales humanos o siquiera por guía divina
mediante un agente humano, sino personalmente enviado por Jesús el Mesías y Dios su padre, que lo volvió a la
vida luego de su entierro). Todos los hermanos cristianos aquí han leído y aprobado mi carta.
Para: La congregación del pueblo de Dios en la provincia de Galacia.
Que disfruten todos ustedes la generosidad inmerecida y la total armonía de Dios nuestro Padre y su Hijo
Jesús, nuestro Señor y Mesías. Nuestras malas acciones le costaron la vida, pero él la entregó voluntariamente
para rescatarnos de la inmoralidad de nuestro panorama contemporáneo. El plan de escape fue decidido por
nuestro Padre-Dios, que nunca debe dejar de recibir el crédito. Así sea.
Estoy destrozado al descubrir que todos ustedes ya están abandonando a este Dios que los escogió para su
oferta especial del regalo gratuito de Cristo y se están volcando a un evangelio diferente, que ni siquiera es una
“buena noticia”. Están siendo confundidos por ciertas personas que quieren dar vuelta el evangelio. Pero
escuchen: si nosotros mismos, o aun un mensajero sobrenatural del otro mundo, les trajera un mensaje que
contradice los que yo he dado, ¡sea maldito! Se lo dijimos antes, pero debo repetirlo: si cualquiera les predica un
evangelio que difiere del que aceptaron primero, ¡entonces que se vaya al infierno!
Ahora, ¿les suena esto como alguien que quiere ponerse del lado correcto de los hombres, o de Dios? ¿Estoy
siendo acusado de buscar popularidad? Si todavía quisiera agradar a las personas, lo último que sería es uno de
los trabajadores de Cristo.
Mis queridos hermanos, debo dejarles bien en claro que la Buena Noticia que proclamo no es ningún cuento
humano. No escuché a otros contarla ni me la transmitió nadie. La recibí directamente del Jesús, el Mesías,
como lo comprueban los sucesos de mi vida.
Ustedes tienen que haber oído acerca de mi carrera anterior en la religión judía. En mi extremo fanatismo
estaba dando caza a la compañía de creyentes cristianos que eran de Dios y haciendo estragos entre ellos. Como
un ardiente defensor del judaísmo, me abrí camino por delante de muchos otros compatriotas de mi misma edad,
porque era tan entusiasta acerca de las costumbres establecidas de mis ancestros.
Entonces Dios intervino. Él me había marcado antes que dejara el vientre de mi madre y me escogió
generosamente, entre todas las personas, para mostrar a otros cómo era en realidad su Hijo, especialmente a los
que yo solía llamar extranjeros. De inmediato decidí no pedir los consejos de nadie. Así que no fui a Jerusalén
para consultar a los que ya estaban trabajando como emisarios del Señor. En cambio, me fui solo al desierto de
Arabia para pensar las cosas; y de ahí volví directamente a Damasco.
Recién tres años después finalmente conocí a Pedro en Jerusalén. Aun así, solo me quedé dos semanas y no
vi a ninguno de los otros apóstoles, aunque sí me encontré con Santiago, el hermano mismo de nuestro líder
divino (como Dios se fija en lo que escribo, no estoy inventando nada de esto). Después de eso fui a varios
lugares en Siria y Cilicia, de modo que las congregaciones cristianas en Judea aún no habrían reconocido mi
rostro. Todo lo que sabían acerca de mí era de oídas —que su enemigo empedernido ahora estaba difundiendo
las mismas creencias que había intentado destruir tan fuertemente—, y agradecieron a Dios por la
transformación.
Pero surgió una crisis seria cuando Pedro retribuyó nuestra visita y vino a Antioquía. Tuve que oponerme a él
de frente, porque estaba claramente equivocado. Cuando recién llegó, no tenía ningún problema en comer con los
conversos gentiles. Luego llegaron algunos colegas de Santiago y Pedro tuvo miedo de lo que ellos podrían
pensar, así que comenzó a comer por separado. Los otros creyentes judíos simularon estar de acuerdo con él, y
hasta mi amigo Bernabé fue arrastrado a la hipocresía. Cuando vi que esta clase de conducta no cuadraba con la
realidad del evangelio, dije a Pedro frente a todos: “Tú eres un ciudadano judío, pero dejaste tus escrúpulos y
adoptaste el estilo de vida de los extranjeros gentiles. ¿Por qué de pronto ahora estás intentando hacer que ellos
acepten las costumbres judías?”.
Nacimos dentro del pueblo escogido de Dios y no entre los forasteros sin ley de otras naciones. Pero sabemos
perfectamente que un hombre no puede ser inocente a los ojos de Dios intentando obedecer los mandamientos
sino solo confiando en que Jesucristo quite sus pecados. Así que aun nosotros los judíos tuvimos que arreglarnos
con Dios confiando en la obra de Jesús, el Mesías, en vez de nuestros intentos de vivir de acuerdo con las
normas de Dios. Nuestros escritos sagrados reconocen claramente que “juzgados por las leyes de Dios, ningún
hombre vivo podría ser absuelto jamás” (Salmos 143:2). Pero supongamos que nuestro intento de arreglarnos con
Dios mediante Cristo realmente nos encuentra viviendo fuera de la ley judía. ¿Acaso esto convierte a Cristo en
un anarquista que alienta deliberadamente vivir sin ley? ¡Jamás!
Lo que realmente me convertiría en un infractor de la ley sería que volviera a erigir todo el sistema legal que
demolí. Descubrí mucho tiempo atrás que intentar guardar las leyes de Dios era un asunto mortal. El fracaso
mató mi ego, pero eso me dio justamente el respiro que necesitaba para vivir como Dios quería que viviera.
Porque cuando me di cuenta de que Jesús había muerto en la cruz por mí, la persona que solía ser también
murió. Sé que todavía ando por aquí, pero no soy yo realmente; es Cristo viviendo su vida en mí. Así que la
verdadera vida que estoy viviendo ahora en este cuerpo mortal surge de la confianza continua en el Hijo de Dios,
que me amó tanto que sacrificó su vida por mí. No importa lo que hagan los demás, no seré yo quien convierta
en redundante la generosidad de Dios. Porque si pudiera llegar al cielo guardando los mandamientos, entonces la
muerte de Cristo pierde todo sentido.
¡Gálatas estúpidos! ¿Quién los engatusó para que ya no actúen de acuerdo con lo verdadero? Sus ojos estaban
fijos en Jesucristo por nuestra vívida descripción de su muerte por crucifixión. Contéstenme nada más una simple
pregunta: cuando experimentaron por primera vez el Espíritu de Dios, ¿fue porque habían hecho lo que exige la
ley o porque creyeron lo que escucharon?
¡Justamente! Entonces, ¿han perdido el juicio? Habiendo comenzado por el poder sobrenatural del Espíritu de
Dios, ¿creen que pueden llegar al final mediante la energía natural de su propia naturaleza?
¿No han aprendido nada de todo lo que han pasado? No irán a tirarlo todo por la borda ahora. Díganme,
cuando Dios les seguía dando una provisión generosa de su Espíritu, de modo que ocurrían auténticos milagros
entre ustedes, ¿fue mientras estaban intentando obedecer sus leyes o mientras escuchaban lo que él decía con
completa confianza?
La experiencia de ustedes es idéntica a la de Abraham, porque él “creyó que Dios podía hacer lo que había
prometido, y debido a esta confianza fue listado en los registros de Dios como un hombre bueno” (Génesis 15:6).
Se dan cuenta, entonces, que los verdaderos descendientes de Abraham son quienes tienen esta misma
confianza en Dios. Y la Biblia, mirando hacia adelante a los días en que Dios aceptaría a otras razas
exactamente sobre la misma base de fe, incluye el anuncio de esta buena noticia a Abraham mismo. “A través
de ustedes todos los pueblos del mundo disfrutarán de la bendición de Dios con este hombre Abraham, que
estaba tan lleno de fe”.
Pero los que confían en guardar los mandamientos están en realidad bajo la maldición de Dios, no su
bendición. Porque la ley de Moisés indica muy claramente que “todo el que no guarda todas las reglas de este
libro todo el tiempo será maldito” (Deuteronomio 27:26). Es patentemente obvio que nadie podría jamás alcanzar
un estándar así, si es así como Dios nos mira. Hasta el Antiguo Testamento señala otra forma de arreglarse con
Dios: “El hombre bueno vivirá confiando” (Habacuc 2:4). La ley nunca menciona esta cuestión de creer, sino que
todo su énfasis está en lograr algo: “El hombre que obedece estas reglas vivirá bien” (Levítico 18:5).
Cristo nos ha rescatado de esta maldición de la ley que nos esclaviza y el precio fue ser maldito en lugar
nuestro. Literalmente, pagó la penalidad suprema de la ley: “El cuerpo de un hombre bajo la maldición de Dios
debe ser colgado de la rama de un árbol” (Deuteronomio 21:23). Al quitar la maldición de esta forma, Jesús,
nuestro Mesías, liberó la bendición de Abraham sobre los no judíos. En consecuencia, ahora podíamos recibir el
poder prometido del Espíritu simplemente creyendo.
Hermanos, todo esto no es nada fuera de lo común: puedo ilustrar lo que ha ocurrido a partir de los asuntos
humanos cotidianos. Una vez que el testamento de un hombre ha sido sellado, no puede ser cancelado ni puede
agregarse ninguna cláusula. Ahora bien, Dios hizo su testamento en favor de Abraham “y su simiente” (Génesis
22:18). Simplemente noten que la palabra es singular y no plural, indicando un descendiente sobreviviente y no
varios; en realidad, se refería a Cristo. Pero mi punto principal es éste: un acuerdo ya ratificado por Dios no
puede ser cancelado por un código legal introducido cuatrocientos treinta años después, porque si no la promesa
sería inútil. Ambos son incompatibles. Si la bendición se hereda ahora guardando los mandamientos, ya no está
disponible en sus términos originales. Pero Dios dio generosamente esa primera promesa a Abraham, y siempre
la honrará.
Entonces, ¿qué sentido tuvo la ley? ¡Fue un agregado temporario para tratar con la anarquía humana! Hasta
que llegó la simiente de Abraham para heredar la bendición prometida, las cosas malas debían ser expuestas por
lo que eran y mantenidas bajo algún control.
A diferencia de la promesa, la ley no fue dada directamente a los hombres. Dios la comunicó a través de
mensajeros celestiales y un intermediario terrenal la transmitió. Por lo general, se usa un tercero para negociar
entre dos partes; y, en cierto sentido, la ley fue un contrato mutuo, ya que las condiciones debían ser aceptadas
por el pueblo. Pero nuestra creencia es que Dios está aparte. No es un igual con el que se pueda negociar, sino
que puede actuar enteramente de acuerdo con sus propios términos, como lo hizo cuando dio la promesa
directamente.
¿Significan estas diferencias que Dios introdujo dos sistemas religiosos competidores, la ley como una
alternativa a la promesa? ¡Jamás! Si promulgar una ley pudiera hacer que las personas vivieran vidas buenas,
entonces la legislación sería la respuesta. Pero las leyes de la Biblia simplemente eliminaron esta posibilidad al
demostrar que todos hacen lo malo, dejando la única salida de creer en la promesa de Dios confiando en Jesús el
Mesías.
Hasta que llegó la oportunidad de la fe, debíamos permanecer en detención preventiva y mantenidos bajo la
fuerte guardia de la ley, esperando el día en que se nos mostraría cómo creer. En otras palabras, éramos como
niños, y la ley era un tutor estricto, manteniéndonos bajo una firme disciplina hasta tanto Cristo pudiera tomar el
control y arreglarnos mediante nuestra confianza en él. Creer en Jesucristo trajo la plena condición y libertad que
pertenecen a los hijos adultos de Dios.
Todos ustedes que fueron iniciados a la vida cristiana mediante la inmersión en agua están ahora envueltos en
Cristo. Así que ya no son individuos separados, uno judío y otro griego, uno esclavo y libre, uno varón y otro
mujer. Todos ustedes constituyen una única persona dentro de Jesús. Como partes de Cristo, ustedes le
pertenecen, lo que los convierte en ese único descendiente de Abraham que tiene derecho a reclamar la
bendición prometida a su “simiente”.
Véanlo así: un hijo puede heredar un negocio, pero mientras sea menor de edad no está mejor que uno de los
empleados, aunque sea dueño de todo. Es supervisado por tutores y sus asuntos son manejados por fiduciarios,
hasta la fecha estipulada por su padre. De forma muy similar, cuando éramos infantes espirituales, nuestra
conducta era gobernada por las supersticiones infantiles del mundo.
Pero Dios ha designado un tiempo para nuestra mayoría de edad y, en el momento oportuno, envió a su Hijo a
nuestro mundo. Vino igual que nosotros, del cuerpo de una mujer. Ella era una judía, así que él nació sujeto a la
ley. Esto le permitió comprar la libertad de los que vivían bajo la tiranía de la ley y darnos la plena condición de
hijos maduros.
Como ustedes también han sido reconocidos como hijos de Dios, él envió el Espíritu de su Hijo a nuestro ser
más interior, para que podamos clamar instintivamente: “¡Abba! ¡Papá!” (que es exactamente cómo Jesús se
dirigía a su Padre celestial). Esto demuestra que cada uno de ustedes es un hijo de Dios y ya no más su siervo; y
si uno es su hijo, es también su heredero, y él se asegurará de que uno reciba su herencia.
En un tiempo ustedes no tenían una relación personal con Dios. ¡Pero su religión los obligaba a hacer mucho
para “dioses” que ni siquiera eran reales! Sin embargo, ahora que ustedes conocen a Dios tal como es (o, más
bien, ahora que él se ha presentado a ustedes), ¿cómo pueden volver a esas débiles y pobres supersticiones?
¿Realmente quieren volver a estar en sus garras? Ya están guardando un calendario de supuestos días, meses,
estaciones y años “sagrados”. Estoy empezando a tener un temor espantoso de que todos mis esfuerzos por
ayudarlos se han desperdiciado.
Mis hermanos, les ruego que me apoyen. Después de todo, estuve dispuesto a identificarme con ustedes.
Nunca me lastimaron antes. Ustedes saben que fue por mi enfermedad física que primero fui a darles la buena
noticia. Mi condición tiene que haber sido una verdadera prueba para ustedes, pero nunca se burlaron de mi
estado ni se fastidiaron conmigo. Por cierto, me dieron una bienvenida digna de un mensajero celestial o incluso
del Mesías Jesús mismo. Estaban tan contentos y orgullosos de tenerme. ¿Dónde han ido todos esos
sentimientos? Recuerdo vívidamente que deseaban que fuera posible donar sus ojos para trasplantármelos.
Ahora parecen sospechar que soy su enemigo. ¿Esto es porque estoy siendo tan sincero con ustedes?
Sé que estas otras personas están muy deseosas de ocuparse de ustedes, pero sus motivos no son buenos.
Quieren tenerlos completamente para ellas, para que ustedes estén pendientes de ellas.
No me malentiendan, una atención especial siempre está bien, cuando las intenciones son correctas. Ustedes
son mi preocupación especial, aun cuando no esté en realidad con ustedes. Mis propios hijos, me siento como una
madre luchando con los dolores de parto hasta que Cristo surja completamente en sus vidas. Solo desearía poder
estar con ustedes en este momento para que pudieran escuchar el cambio de tono de mi voz. Realmente no sé
qué hacer con ustedes.
Díganme esto: ustedes parecen tener un deseo tan grande de ser gobernados por la ley de Moisés, pero ¿han
escuchado realmente todo lo que dice? Tomen este incidente registrado:
Abraham era el padre de dos hijos mediante dos mujeres, una era una esclava y la otra, una mujer libre. El hijo
de la esclava fue el resultado natural de un acto físico, pero el hijo de la mujer libre solo vino como el resultado
sobrenatural de una promesa divina. Este contraste busca ilustrar realidades espirituales, porque los dos hijos
representan dos tipos de relaciones muy diferentes con Dios.
Una surge del monte Sinaí, y sus hijos nacen a la esclavitud. Su madre simbólica es la esclava Agar, cuyas
conexiones eran con Arabia, donde está el monte Sinaí. Ella se corresponde con la actual capital judía de
Jerusalén, cuyos líderes son súbditos bajo opresión. Pero hay otra “Jerusalén”, de origen divino, representada por
la mujer libre, y ella es la madre de todos los que creemos. La Biblia dice de ella: “Celebra, tú mujer estéril que
nunca has tenido un hijo; prorrumpe en gritos de alegría, tú que nunca conociste el dolor de parto; porque la
esposa solitaria tendrá una familia muchísimo mayor que la que tiene su esposo” (Isaías 54:1).
Mis hermanos, nosotros somos como Isaac, porque nuestra vida fue traída a la existencia por una promesa
divina. Como en su tiempo el hijo nacido en el curso normal de la naturaleza amedrentó al que nació por el poder
del Espíritu de Dios, así ocurre hoy. Pero miren lo que dice la Biblia sobre el resultado de esto: “Echen a la
esclava y a su hijo, porque éste nunca compartirá la propiedad del padre con el hijo de la mujer libre” (Génesis
21:10). Así que, hermanos, tengan esto muy en claro en sus mentes: no somos los hijos de una esclava sino de
una mujer libre.
Cuando Cristo nos liberó, ¡fue una libertad verdadera! Así que aférrense a esto y no vuelvan a atarse a las
cadenas de la esclavitud. ¡Escuchen! Yo, Pablo, un cristiano judío, hago esta afirmación clara: si ustedes se
circuncidan, Cristo mismo ya no será de ningún valor para ustedes. Déjenme repetirlo. Le aseguro solemnemente
a todo el que se somete a la ceremonia de iniciación de la circuncisión que se ha puesto bajo la obligación de
obedecer cada estatuto de la ley judía. Esta operación no solo cortará parte de su cuerpo, ¡sino que los cortará
de Cristo! Cualquiera de ustedes que intente arreglarse con Cristo guardando los mandamientos encontrará que
se ha deslizado más allá del alcance de la misericordia no merecida de Dios.
Nosotros los cristianos construimos nuestras esperanzas sobre una base completamente diferente. Con la
ayuda del Espíritu de Dios esperamos con expectativa esa posición y estado correctos que son el producto de
confiar en Jesús, el Mesías. Una vez que somos parte de él, no tiene ningún valor si estamos circuncidados o no
circuncidados. Lo único que importa es la clase de fe que se expresa amando.
Ustedes iban a toda velocidad en la vida cristiana. ¿Quién colocó un obstáculo y les impidió que pusieran en
práctica la verdad? Esa clase de persuasión espuria nunca viene de Dios, que siempre los llama a seguir
adelante. Como dicen, “No se requiere demasiada levadura para contaminar un pedazo de masa grande”. Pero
de alguna forma el Señor me da la confianza de que ustedes no cambiarán su perspectiva. En cuanto a la
persona que los está perturbando, un día tendrá su castigo, no importa cuál sea su posición ahora.
En cuanto a mí, hermanos, entiendo que se supone que predico la necesidad de circuncidarse, aun después de
todo este tiempo. Si eso fuera cierto, ¿cómo puede explicar alguien la oposición violenta que encuentro de manos
de otros judíos? Si estuviera propiciando sus leyes, no estarían tan ofendidos cuando hablo de la cruz. ¡Solo deseo
que los que están agitando a las personas para que se corten sus prepucios sigan hasta el final y se castraran!
Mis hermanos, Dios quiso que fueran libres. Por otra parte, no hagan que esta libertad sea una excusa para
dar rienda suelta a su viejo yo. Úsenla para mostrar su amor por otros poniéndose ustedes al servicio de ellos.
Porque toda la ley puede expresarse en un único principio, a saber: “Debes cuidar a tu semejante de la misma
manera que cuidas de ti mismo” (Levítico 19:18). Pero si se atacan y se destrozan unos a otros, ¡cuídense de que
no terminen exterminándose por completo!
El enfoque que estoy promoviendo es dejar que el Espíritu de Dios decida cada paso que den. Entonces no
intentarán meramente satisfacer los deseos de su viejo yo, cuyos anhelos están diametralmente opuestos a lo que
el Espíritu de Dios quiere, y viceversa. Ambos son incompatibles, que es la razón por la que encontramos que no
siempre podemos hacer lo que realmente queremos hacer. Si el Espíritu está guiando su vida, no tiene nada que
temer de la ley.
Cuando el viejo yo está obrando, los resultados son bastante obvios. Podrá producir promiscuidad, mentes
sucias o indecencia. Está detrás del ocultismo y la drogadicción. Se evidencia en el odio, las peleas, los celos, el
mal carácter, las rivalidades, el prejuicio y la envidia. Conduce a borracheras, orgías y cosas semejantes. Se los
he advertido antes, que la gente que sigue haciendo esta clase de cosas no tendrá ninguna parte en el reino
venidero de Dios.
Cuando el Espíritu de Dios está trabajando, aparece un fruto en el carácter. Cada racimo incluye cuidado
amoroso, felicidad profunda y serenidad calma; paciencia infinita, amabilidad práctica y generosidad incansable;
confiabilidad constante, humildad amable y autocontrol firme. ¡Nunca se ha aprobado una ley que prohíba estas
virtudes! Tienen lugar para crecer porque los que pertenecen a Cristo han clavado su viejo yo a la cruz, junto con
todas sus pasiones y apetitos.
Si el Espíritu de Dios está guiando nuestra vida, dejemos que el mismo Espíritu nos mantenga a la par de cada
uno. Nos salimos del paso cuando nuestro orgullo vacío quiere el prestigio de estar adelante, considera a los
demás como rivales y tiene envidia del progreso de los demás.
Hermanos, si alguno tropieza y es atrapado haciendo lo malo, los que son espiritualmente maduros entre
ustedes deben ponerlo de pie nuevamente. Pero manéjenlo de manera amable y humilde, cuidándose ustedes
mismos, porque podrían sufrir una tentación repentina con la misma facilidad.
Cuando la presión es excesiva, ayúdense a cargar con las cargas de cada uno; esto es simplemente cumplir
con las instrucciones de Cristo. Si alguien piensa que es demasiado importante como para rebajarse a hacer esto,
en realidad no vale nada y solo se está engañando.
Que todos evalúen sus contribuciones, para ver si están haciendo lo suficiente. Entonces podrán
enorgullecerse de su propio trabajo, sin hacer comparaciones odiosas con lo que están haciendo los demás.
Porque cada uno debe cargar con su propia parte de responsabilidad.
Una persona a la que se le enseña a entender la Palabra de Dios debería dar a su maestro una parte en las
cosas materiales de la vida.
No se hagan ilusiones, nadie puede despreciar a Dios y salirse con la suya. Es una ley universal que un
hombre debe cosechar exactamente lo que ha estado sembrando. Si cultiva su viejo yo, cosechará un carácter
que se ha podrido. Si cultiva el Espíritu de Dios, ese Espíritu producirá vida de una calidad eterna.
Así que nunca nos cansemos de hacer el bien. Un día habrá una gran cosecha, si no nos damos por vencidos.
Por lo tanto, cada vez que tengamos la oportunidad, demos la mayor ayuda que podamos a todos, y
especialmente a nuestra familia inmediata de creyentes. ¡Miren qué letras grandes escribo con mi propia mano!
Son aquellos que están preocupados por las apariencias exteriores y a los que les gusta lucirse que los están
presionando para circuncidarse. Su verdadero objetivo es evitar la impopularidad asociada con la cruz del
Mesías. Aun cuando cumplen con la circuncisión, no parecen preocuparse por el resto de la ley judía. Solo quiere
conseguir que ustedes se circunciden para que puedan ufanarse por la cantidad de conversos a su ritual.
Nunca me dejen ufanarme por nada o nadie, salvo la cruz de Jesús, el Mesías, nuestro Señor. A través de esa
ejecución yo estoy muerto a la sociedad, y la sociedad está muerta para mí. Nuestra posición en Cristo no es
ayudada por ser circuncidados ni obstaculizada por permanecer sin circuncidarnos. Los que realmente importa es
ser hechos una nueva persona adentro. Todos los que viven de acuerdo con este principio sencillo recibirán la
armonía sin perturbaciones y la ayuda inmerecida de Dios, sea gentil o judío.
De ahora en adelante, que nadie vuelva a interferir con mi trabajo. Tengo las marcas que quiero en mi cuerpo;
estoy marcado con las cicatrices obtenidas en el servicio de Jesús.
Que el amor generoso de Jesús, nuestro Amo divino y Salvador ungido, llene el ser más interior de ustedes,
mis hermanos. Así sea.
Introducción
La mejor forma de estudiar la Biblia es libro por libro. La Biblia es una biblioteca de
libros, así que cada libro de la biblioteca tiene que ser visto como una unidad distinta,
con su propio autor, su propio período y su propio género literario, y escrito para un
público específico. Tomar en cuenta esto ayudaría a muchos que se acercan a Romanos
olvidándose de que es una carta, de modo que no hacen la clase de preguntas que
permiten descubrir su significado y propósito.
Si bien las cartas eran muy costosas y difíciles de enviar en el tiempo de los
romanos, los arqueólogos han descubierto unas 14.000 cartas de este período. Una
carta típica tendría entre 20 y 200 palabras; el largo era determinado por el hecho de
que las cartas eran llevadas por la misma persona, con lo cual el peso era importante.
Las cartas más largas eran raras. La más extensa escrita por Cicerón tenía 2500
palabras, y la carta de 4000 palabras de Séneca era un récord total. La carta promedio
de Pablo tenía 1300 palabras, pero su carta a los Romanos, de más de 7000 palabras,
es su más extensa. Por cierto, es la carta más larga que tenemos del mundo antiguo.
La carta es inusual, también, por varias otras razones. Los saludos iniciales y finales
son excepcionalmente largos. De hecho, el último capítulo es una extensa lista de
personas que mandan saludos. Es muy inusual dedicar una parte tan larga de una carta
solo para transmitir saludos entre amigos. Ésta no es una carta informal en la que el
autor habla a los lectores acerca de su vida. Es más como una conferencia, con
diálogos ocasionales, como si el escritor estuviera contestando a una persona que
interrumpe con preguntas.
Ocupa un lugar aparte entre las demás cartas de Pablo, porque escribe a una iglesia
con la cual no ha tenido ningún contacto. Pablo tenía como principio cuidar de sus
propias iglesias muy fielmente y de no interferir en el trabajo de nadie más, por lo cual
parece extraño que escribiera su carta más extensa a una iglesia que no había
comenzado y nunca había visitado. Pero está claro, a partir de su tono, que si bien no
tiene una relación personal con ellos, tiene deseos de encontrarse con ellos y quiere
que lo conozcan a él.
Además, esta carta es más intelectual que las otras, sin ninguna mención particular
de ninguna crisis o polémica que requiera su corrección (si bien, como veremos
después, hay problemas que necesitan ser abordados). La mayoría de sus cartas
contienen un olor a batalla, pero no hay nada de eso aquí.
Dado su estilo único, los comentaristas bíblicos han intentado explicar el propósito
de Romanos de varias formas. Podemos agrupar estas explicaciones bajo tres temas
básicos.
Algunos comienzan por Pablo y dicen que su razón para escribir debe encontrarse en
él. Algunos dicen que la razón debe encontrarse tanto en el escritor como los lectores,
y la relación entre ellos. Otros dicen que la razón de la escritura debe encontrarse solo
en los lectores.
El escritor
Una declaración
Algunos sostienen que Romanos es una declaración del evangelio que había predicado:
su última voluntad y testamento. No sabía cuánto más tiempo podría viajar y hablar,
porque le habían advertido que sufriría persecución y cárcel. Así que Romanos es una
carta circular que resume la enseñanza de Pablo. Los que creen esta teoría señalan las
palabras de Pablo: “No me avergüenzo del evangelio” como evidencia.
Un argumento
Otros adaptan esta teoría para sostener que estaba poniendo en forma escrita las
objeciones al evangelio que había encontrado, algo así como Josh McDowell ha
publicado libros que explican cómo contestar las objeciones que hace la gente cuando
es confrontada con el mensaje del evangelio hoy. Pablo estaba acostumbrado a
argumentar y discutir el evangelio, y lo había usado positivamente, en especial en la
escuela en Éfeso. Conocía las principales preguntas y objeciones, así que quería
producir un manual sobre las objeciones al evangelio.
Problemas
Pero hay problemas importantes con estos dos enfoques.
Primero, si es un resumen de su evangelio, ¿por qué enviarlo a una sola iglesia? ¿Por
qué no circularlo entre varias? ¿No sería Jerusalén, o una de las iglesias que había
plantado, un destino más apropiado?
Segundo, Romanos no incluye todos los elementos del evangelio de Pablo. Por
ejemplo, no hay una sola cosa sobre el Reino, pero sabemos que Pablo predicó sobre
el Reino. Hay otras omisiones notorias: hay muy poco sobre la resurrección de Jesús o
de su ascensión; no hay casi nada sobre la iglesia; no hay ninguna mención de la Cena
del Señor; y no hay ninguna explicación clara sobre el cielo o el infierno. El
arrepentimiento está casi ausente, y el concepto de nacer de nuevo falta por completo.
Hay una ausencia notoria de referencias a Dios como Padre.
Estos vacíos, por lo tanto, nos dicen que no se trata de un resumen de la predicación
de Pablo, porque no es el evangelio completo tal como lo leemos en sus otras cartas o
como lo escuchamos predicado en Hechos. Los que construyen su predicación del
evangelio sobre la carta de Pablo a los Romanos serán deficientes en varias áreas.
Además, algunos temas parecen tener un lugar más destacado que lo necesario. ¿Por
qué se dedica tanto tiempo al tema de la justificación y a las acciones de Abraham?
La tercera razón por la que no podemos creer que Pablo escribió una declaración
definitiva del evangelio es que los capítulos 9-11 simplemente no encajan. En estos
capítulos Pablo abre su corazón por el pueblo judío, diciendo que está dispuesto a ir al
infierno si eso lograra que ellos fueran al cielo. Si era una declaración resumida, es un
tema inusual para incluir. Los estudiosos nos dicen que los capítulos 9-11 son un
paréntesis, y no forman parte realmente del argumento general. Yo estudié Romanos en
Cambridge bajo un brillante maestro de la Biblia a quien debo mucho, John A. T.
Robinson, obispo de Woolwich (aunque posteriormente se alejó de su postura
evangélica por un tiempo). A pesar de su comprensión magnífica de libro, él solo
enseñaba Romanos 1-8, porque decía que los capítulo 9-11 no estaban relacionados
directamente con el propósito de Pablo al escribir.
Pero una teoría que no da cuenta de los capítulos 9-11 no puede ser correcta, por la
sencilla razón de que Pablo no dividió sus cartas en capítulos como lo hacemos
nosotros. Sus pensamientos van directamente del capítulo 8 al capítulo 9, y del capítulo
11 al 12, sin ninguna interrupción. Estos capítulos no son un paréntesis. Al final del
capítulo 8 dice que nada nos puede separar del amor de Dios en Cristo Jesús, y sigue
listando las cosas que no podrían separar al creyente. Luego el pensamiento continúa
en el capítulo 9, donde contesta un posible rechazo de su punto de vista: si esto es así,
¿qué pasa con los judíos? ¿No los cortó Dios? Hay, también, una secuencia de
pensamiento consistente desde el final del capítulo 11 al inicio del capítulo 12. El
capítulo 11 finaliza con una gloriosa descripción de alabanza de la misericordia de
Dios, seguida inmediatamente por el capítulo 12, donde dice: “tomando en cuenta la
misericordia de Dios, les ruego …”
Puerta al oeste
La siguiente teoría es una adaptación de la anterior y es mucho más convincente.
Sostiene que, para Pablo, Roma era la puerta a España, en el oeste. Ahora que había
evangelizado la mitad oriental del Mediterráneo, quiere ir hacia el oeste, con lo cual
necesita una nueva base que esté más cerca del campo misionero que tiene en mente.
Jerusalén fue su primera base y Antioquía, su segunda, pero Antioquía estaba muy lejos
de España, así que Roma sería su tercera base para la actividad misionera.
Puede haber elementos de verdad en las dos teorías, pero no son toda la verdad.
1. Ambas teorías suponen que Pablo está intentando obtener algo de los lectores
para él. Pero el tono de la carta es todo lo contrario. Dice que él quiere darles
algo, y no obtener algo de ellos. En realidad, dice que quiere ministrarles.
2. Además, ninguna de las teorías explica los capítulos 9-11. ¿Por qué habría de
mencionar a Israel tanto, si solo quiere apoyo para su trabajo misionero en el
oeste? De hecho, estos capítulos desconcertantes, que son un problema para
muchas de las teorías, son los más importantes de la carta.
3. Además, estas teorías no explican los capítulos 12-16, que se centran en algunas
áreas en las que los romanos deben vivir su fe. ¿Por qué no da Pablo una charla
general acerca de la ética y el comportamiento cristiano? ¿Por qué escoge solo
unos pocos problemas prácticos?
Los lectores
Vayamos ahora a las teorías que encaran la carta desde el punto de vista de Roma.
Aquí nos preguntamos por qué la iglesia de Roma necesitaba esta carta.
Externa – la ciudad
POLÍTICA
Pablo no duda en afirmar el valor del gobierno del estado que, dice, Dios ha puesto
sobre la iglesia. En el capítulo 13 les dice que respeten a los líderes políticos y que
paguen sus impuestos. Por cierto, el líder empuña la espada como el siervo de Dios
mismo. Si son perseguidos como iglesia, deben asegurarse de que no sea porque han
hecho lo malo y lo merecen.
SOCIAL
Roma era una enorme metrópolis, y la conducta de las personas en la ciudad aparece
en la carta. El capítulo 1 parece un diario del domingo publicado en Roma. En
particular, Roma era un caldo de cultivo de la homosexualidad. De los 15 primeros
emperadores, 14 eran homosexuales practicantes. Si los emperadores eran así, ¿pueden
imaginarse lo que era la corte? Menciona varias prácticas pecaminosas típicas de una
ciudad de ese tiempo: el brote de comportamiento antisocial, hijos desobedientes hacia
sus padres, personas que desconocen la ley y el orden, violencia y crímenes
descontrolados. Es una imagen notable de la antigua capital del imperio, y tiene varios
paralelos con nuestro tiempo. Tenían grandes problemas para recaudar impuestos, ya
que el trabajo clandestino y la evasión de impuestos estaban generalizados. Pablo está
especialmente preocupado por que la iglesia no se corrompa por la sociedad que la
rodea. El bote salvavidas funciona mejor cuando está en el mar, ¡no cuando el mar está
en el bote!
Interna – la iglesia
Algunos, entonces, sostienen que la carta es el ministerio de Pablo antes de llegar a
Roma, porque no estaba seguro si llegaría. El Espíritu Santo había revelado que podría
ser arrestado y llevado a juicio en cualquier momento. No sabe si podrá alcanzar su
ambición y predicar en Roma, así que se propone predicar a través de una carta antes
que llegue, dejándolos sin ninguna duda de que el evangelio es la respuesta a esta
situación. Hay, por lo tanto, un hilo que recorre la carta con relación a ministrar a
cristianos que tienen que vivir en esta ciudad plagada de vicio, crimen y violencia.
Conocemos muy poco acerca de la iglesia en Roma. Sabemos que Pedro y Pablo
visitaron la ciudad, pero estas visitas fueron después que la iglesia fue fundada.
También sabemos que había personas de Roma en Jerusalén el día de Pentecostés, y sin
duda algunas fueron convertidas ese día. Estos conversos tienen que haber llevado el
evangelio cuando volvieron a su ciudad, porque había una colonia de 40.000 judíos en
Roma en ese tiempo.
La primera iglesia romana era judía y comenzó en un gueto con creyentes hebreos en
Jesús que fueron llenos del Espíritu Santo. Creció y sin duda fomentó la evangelización
entre los mercaderes y comerciantes judíos que entraban y salían de la ciudad.
El emperador romano Claudio era antijudío y expulsó a todos los 40.000 judíos de
la ciudad. Hechos 18 nos dice que el matrimonio de Priscila y Aquila se encontró con
Pablo después de su expulsión. De modo que la iglesia cristiana en Roma se tiene que
haber convertido en exclusivamente gentil en este momento.
En 54 d.C. Claudio falleció, y los judíos volvieron, porque el emperador siguiente,
Nerón, se dio cuenta de que los judíos eran buenos para los negocios y los invitó a
volver. Pero, por supuesto, encontraron que los gentiles estaban a cargo de la iglesia.
Los judíos no se sentían demasiado bienvenidos, por lo que había cierta tensión.
Este trasfondo ayuda a abrir la carta a los Romanos. Al leerla, encontramos que casi
cada parte de ella trata con esta situación. Como un judío que fue llamado a los
gentiles, Pablo estaba equipado de manera especial para reconciliarlos.
Capítulos 1-8
Pecado
Pablo comienza la carta mirando el pecado en la ciudad de Roma y recuerda a ambos
grupos que son pecadores. Los judíos no son mejores que los gentiles, ni los gentiles
mejores que los judíos. Dice que, dado que la muerte de Cristo sirve para judíos y
gentiles, debemos acudir al Espíritu para tener vida.
Justificación
Pablo cubre la forma en que los pecadores culpables pueden ser declarados santos
inocentes ante Dios. Luego pasa a considerar cómo los judíos y los gentiles pueden
arreglarse con Dios, y explica que ambos son “justificados” de la misma forma: por fe.
La misma sangre los salva, de modo que no hace falta discutir quién es más importante.
Libertinaje y legalismo
En los capítulos 6 y 7, Pablo trata con dos problemas particulares que los judíos y
gentiles tienen con el evangelio. Los gentiles eran propensos al libertinaje y los judíos,
al legalismo. El libertinaje ocurre cuando los cristianos creen erróneamente que su
libertad en Cristo les permite pasar por alto las leyes divinas, mientras que el
legalismo hace que los cristianos crean que guardar la Ley les da mérito ante Dios. En
el capítulo 6, Pablo trata con el libertinaje, y les recuerda que cuando fueron
bautizados habían reconocido que el pecado ya no tenía dominio sobre ellos. En el
capítulo 7, Pablo trata con el legalismo y describe sus propias dificultades para
guardar la Ley, especialmente el mandato de no codiciar.
Luego, en el capítulo 8, Pablo escribe acerca de la libertad del Espíritu y explica
cómo une a los judíos y gentiles.
Capítulos 9-11
La discusión acerca del lugar de los judíos en los capítulos 9-11 es crucial para toda la
carta. Los gentiles estaban tentados a pensar que ellos eran la nueva Israel y habían
reemplazado al pueblo judío, que ahora quedaba fuera del propósito de Dios. Los
capítulos 9-11 tratan con la tensión entre judíos y gentiles.
Muchas iglesias británicas creen en lo que se conoce como la “teología del
reemplazo”. En realidad, el nombre de Israel nunca fue dado a la iglesia en el Nuevo
Testamento, y Pablo tiene que recordar a sus lectores que Dios no ha terminado con los
judíos solo porque ellos lo han rechazado. Dice a los gentiles que no estén orgullosos
porque los judíos habían sido cortados y ellos habían sido injertados, porque ellos
también serán cortados si no continúan en la bondad de Dios. Además, explica que un
día todo Israel será salvo. Por cierto, durante los últimos 2000 años siempre ha habido
unos pocos creyentes judíos en Jesús.
La brecha entre judíos y gentiles ocurrió, en parte, porque el templo en Jerusalén
incluía una gran barrera entre el atrio de los gentiles y los otros atrios. Los anuncios en
la barrera decía: “No gentiles”, y Pablo fue arrestado porque fue acusado falsamente
de llevar a un gentil detrás de la barrera. De modo que, si bien tanto los judíos como
los gentiles ahora eran creyentes en Jesús, había cierta tensión.
Por lo tanto, Pablo intenta tratar con los problemas diciéndoles que son todos
pecadores justificados por la fe, sean judíos o gentiles. Por cierto, describe a los
gentiles como hijos de Abraham por fe, usando un término previamente reservado para
el pueblo judío.
Capítulos 12-16
Este tema de la tensión entre judíos y gentiles continúa en los capítulos 12-16. Aunque
trata con temas de conducta más prácticos, se centra en aquellos asuntos que causarán
tensión entre creyentes judíos y gentiles. La comida era el problema más obvio, porque
los gentiles no tenían problemas en comer comida que no era kosher o que había sido
ofrecida a ídolos. Luego trata con un día especial de la semana, porque los gentiles no
guardaban el día de reposo. Pablo puede explicar que si un creyente reconoce el
domingo como especial o no depende de él.
En realidad, el domingo no es el día de reposo. Debemos adorar a Dios el domingo
porque es el octavo día de la creación, y no porque reemplaza el día de reposo judío.
Es el primer día de la segunda semana de la creación y el primer día de la semana de
trabajo de Dios. Si estamos recordando su descanso, deberíamos adorar el sábado,
pero estamos celebrando el hecho de que ha vuelto al trabajo, que fue lo que hizo el
domingo de Pascua, cuando comenzó a recrear todo el universo. Sin embargo, mientras
que en los primeros días de la creación creó el cielo y la tierra primero y las personas
después, ahora está creando a las personas primero y el nuevo cielo y tierra, últimos.
El domingo es el día más atareado para Dios. Más personas se convierten en nuevas
creaciones en Cristo el domingo que en cualquier otro día de la semana. El Espíritu fue
derramado el domingo, así que el domingo es un día de celebración para los cristianos.
Pero nunca fue un día de descanso en la iglesia primitiva. Durante 300 años los
cristianos no podían adorar a las 11 a.m. o a las 6:30 p.m., sino tenían que adorar muy
temprano a la mañana o a la noche tarde, porque los creyentes judíos solo tenían un día
feriado el sábado. Los creyentes gentiles tenían el feriado romano, que era cada diez
días, y los esclavos no tenían ningún feriado. Dado que la mayoría de los primeros
cristianos eran esclavos, no pudieron observar el domingo por 300 años.
Pero en una iglesia constituida por creyentes judíos y gentiles la tensión con relación
a los días era intensa. Los judíos guardaban el día de reposo (sábado) como su día
especial, y los gentiles no guardaban ningún día especial. Pablo explica que es
enteramente una cuestión de elección.
Cuando enfrentamos temas similares hoy debemos tener el mismo tipo de
flexibilidad. El Señor puede guiarnos a un curso de acción, pero eso no significa que
tenemos que decir a todos que deben hacer lo mismo.
Debe quedar en claro, a partir del bosquejo que aparece más adelante, que Romanos
no es principalmente un tratado doctrinal. Más bien, Pablo usa la doctrina para
propósitos prácticos.
Habiendo considerado la razón para la carta, pasemos a ver algunos de sus temas
principales. No es mi objetivo dar un comentario de la carta, pero puedo darle algunos
indicadores mientras la lee.
Un análisis de las palabras clave nos muestra cuáles son los temas importantes.
Dios
La palabra “Dios” aparece 153 veces, más que cualquier otra palabra. Pablo hace
énfasis en que los creyentes en Roma son el pueblo de Dios (sean judíos o gentiles). Es
Dios quien está en el centro de su iglesia. Los títulos “Cristo” y “Señor” aparecen 65 y
43 veces respectivamente.
Ley
La palabra “ley” aparece 72 veces en Romanos. Ya hemos notado que Pablo necesitaba
centrarse en las tendencias legalistas de los judíos.
Pecado
La palabra “pecado” se usa frecuentemente también, con 48 apariciones. Pablo trata el
tema del pecado en la ciudad de Roma, y también el pecado entre los creyentes. Dice
que, no importa dónde se encuentre, Dios está en contra del pecado, sea en creyentes o
no creyentes. Los cristianos son justificados por la fe, pero serán juzgados por las
obras, porque las obras son el fruto de la fe. El pecado en el cristiano sí importa.
Fe
La “fe” aparece 40 veces. Es la fe lo que une a los judíos y gentiles. Estaban unidos en
el pecado antes, pero ahora están unidos en la fe, porque todos son hijos de Abraham
mediante la fe.
Justicia
El concepto clave que fluye del foco de Pablo en la fe es la justicia, y en particular la
justicia de Dios. El hombre en gran parte responsable de la Reforma, Martín Lutero,
llegó a entender la importancia vital de la justificación por la fe a través de esta carta.
Estaba asustado por la frase “la justicia de Dios”, solo para descubrir después que esto
era algo que Dios quería darnos por fe. Nunca debemos olvidar que la cruz fue una
sustitución doble. Jesús no solo tomó nuestros pecados; también nos imparte su justicia.
No es meramente una transacción mediante la cual escapamos del infierno.
Esta justicia de Dios puede ser algo difícil de entender. Cuando la mayoría de las
personas escucha la palabra “arrepentimiento”, piensan en todas las malas acciones de
las que deben arrepentirse, pero lo más difícil es arrepentirse de las buenas obras.
Pablo dijo que, cuando consideraba su propia justicia, sentía que era excremento
humano. El profeta Isaías era igual de directo. Dijo que la justicia de Israel era como
un paño menstrual, algo que uno no desea exhibir en público. Pablo está diciendo que
nuestra justicia puede ser la mayor barrera entre nosotros y una relación con Dios.
Cuando predicamos esto, son las personas “buenas” las que más luchan. Los que saben
que son malos serán los primeros en responder.
Es raro escuchar a un predicador instar a la congregación a arrepentirse de sus
buenas obras, pero es más probable que las buenas obras mantengan a la gente fuera
del cielo que cualquier otra cosa. También es raro que en una reunión de oración
alguien pida misericordia, lo cual es trágico, porque Dios está tan lleno de ella que
todo el que la pida la recibirá.
El concepto de Pablo de justicia es mucho más que solo preocuparse de que sus
oyentes sean salvos cuando mueran. La palabra inglesa-española más cercana a
“salvación” es “rescate”, no “seguro”. Muchísimas personas quieren estar seguras,
como si tuviésemos un boleto para el cielo, pero el proceso de reciclaje lleva tiempo.
La palabra “salvado” aparece en tres tiempos en el Nuevo Testamento. Hemos sido
salvados, estamos siendo salvados y seremos salvados. Pablo usa términos teológicos
para este proceso que se corresponden con los diferentes tiempos: justificación,
santificación y glorificación. Consideremos sus significados.
Justificación
Hay una Biblia de Nueva Guinea en el dialecto pidgin English. En vez de
“justificación” dice “Dios, él dice que estoy bien”, que es una traducción maravillosa.
Justificación significa que uno está en los libros buenos de Dios. Es una maravillosa
bendición, pero es solo el principio de la salvación. En la justificación, Dios nos
libera del castigo del pecado, que es un resultado de nuestra relación rota con Dios. La
mayoría de las otras religiones sostienen que debemos arreglarnos primero antes de
poder estar bien con Dios. Pero, con el cristianismo, Dios dice que estamos bien
primero.
Pero muchas personas creen que esto es todo lo que hay. Piensan que han llegado
cuando son justificadas, cuando en realidad recién han partido desde la plataforma
correcta.
Santificación
Esta es la segunda parte de ser salvados. Habiendo sido liberados del castigo del
pecado y con la relación rota ahora restaurada, ahora somos liberados del poder del
pecado. El poder del pecado está roto, y la santificación como resultado de la fe tanto
como la justificación. Somos justificados por fe y somos santificados por fe. No
tenemos que producirla nosotros, pero sí tenemos que seguir confiando cada momento
de cada día.
Glorificación
La “glorificación” describe el final de todo el proceso, cuando somos liberados de la
presencia del pecado por completo, el momento en que viviremos en un mundo donde
no hay nada que no podamos disfrutar, donde no hay tentación. Es aquí donde podemos
decir con gran confianza “una vez salvo, siempre salvo”.
Imputada e impartida
Bosquejo de la carta
Prólogo
Epílogo
El método de Pablo: palabra, señal, acción
Saludos individuales
Israel
1. Ismael e Isaac. Isaac fue seleccionado por sobre Ismael, que era mayor. Abraham
había intentado arreglar su propio futuro mediante su unión con Agar, pero la
promesa de un hijo de Dios sigue firme.
2. Jacob y Esaú. De nuevo, el menor heredó la bendición, en vez del mayor, a pesar
del hecho de que era el pícaro de los dos.
3. Moisés y faraón. Pablo explica la mano de Dios en el endurecimiento del corazón
del faraón, con la implicación de que Dios escogió hacerlo, en respuesta a la
propia renuencia del faraón a seguir el camino de Dios.
4. Gentiles y judíos. De la misma forma que Dios había escogido uno y no otro en
los ejemplos del Antiguo Testamento, así Dios había escogido también a los
gentiles y, durante un tiempo, había “rechazado” a los judíos. No está
“desilusionado” por la situación presente; esto es lo que él había decidido.
1. Obras (la Ley) – Confianza por la Ley. Mediante este método, buscamos producir
nuestra propia justicia. Por supuesto, está condenado al fracaso, pero era el
enfoque general de la nación judía.
2. Palabra (el evangelio) – Confianza en el Señor. Mediante este método, la justicia
de Dios es provista para nosotros. Nosotros aceptamos nuestra incapacidad para
guardar la Ley, y miramos a aquel que ha guardado la Ley en su totalidad.
Conclusión
Mientras que muchos han imaginado que Romanos es un volumen teológico muy
alejado de la actividad misionera de Pablo, nuestro análisis indica que la carta es
sumamente práctica. Al abordar las controvertidas preguntas que rodean la unidad de
la iglesia, brinda perspectivas de cómo la iglesia debe desarrollarse desde sus raíces
judías, mientras que simultáneamente brinda claridad sobre temas clave de la fe para el
pueblo de Dios en cada generación. Como tal, es una obra maestra del pensamiento
claro y lógico, y muchos sienten que es el más excelente de los escritos de Pablo.
Muchos cristianos han memorizado Romanos, tan alta es la estima en la que lo tienen.
Por lo tanto, es un libro clave para que todo creyente comprenda. Lo aliento a leerlo y
releerlo hasta captar su mensaje.
48.
COLOSENSES
Introducción
Colosas
Animismo y superstición
Los frigios nativos creían en el poder de lo que se conocía como los espíritus
primitivos (elementales), que ejercían sus poderes en y a través del mundo natural. Un
espíritu podría controlar el río, o un árbol, o podría residir en una montaña, y las
montañas blancas fomentaban esta creencia. Producía superstición y temor, ya que los
adoradores buscaban apaciguar a los espíritus para asegurarse de que la vida siguiera
sin problemas. Algunas secciones del moderno Movimiento Verde tienen similitudes
con esta perspectiva.
Astrología
La creencia de que las estrellas y los planetas pueden influir en las vidas de las
personas también era predominante. Tal vez haya llegado a través de viajeros de
oriente que encontraron que la gente del lugar estaba más que dispuesta a agregar otro
patrón de creencia a su perspectiva. Nuevamente, hay paralelos modernos. Seis de
cada diez hombres y siete de cada diez mujeres en Gran Bretaña leen sus horóscopos
cada día. Algunos incluso toman decisiones comerciales basándose en lo que sus
estrellas supuestamente les dicen.
Religiones de misterio
Éstas tenían un origen oriental y se describen frecuentemente como religiones
gnósticas, de la palabra griega gnosis, que significa “saber”, lo opuesto a “agnóstico”.
Un agnóstico es una persona que no sabe, pero un gnóstico es alguien que cree que es
“conocedora”, a menudo porque entiende secretos especiales mediante experiencias
espirituales. A veces había ritos de iniciación para ingresar, y se creía que uno podía
progresar a través de ritos especiales hacia la perfección espiritual. El gnosticismo
habría de acosar a la iglesia en los primeros siglos y, si bien con diferentes nombres,
sigue entre nosotros hoy.
Judaísmo
El estilo de judaísmo en Colosas era muy diferente del de Tierra Santa. Era más
filosófico, menos moral y más místico que el judaísmo de Israel, en parte debido a la
influencia gnóstica. Este judaísmo estaba lleno de especulación y, como tal, era más
atractivo e interesante para la gente. Daba un lugar elevado a los ángeles, como agentes
tanto en la creación como en la entrega de la Ley. Se creía que los ángeles controlaban
la comunicación entre Dios y la gente. Pero existía también una veneración más
tradicional que se otorgaba al calendario y a las leyes alimenticias judías.
Cristianismo
La fe cristiana no había llegado a Colosas por el apóstol Pablo. No hay ninguna
evidencia de que haya pasado alguna vez por la ciudad. El hombre que había visitado a
Pablo en prisión, Epafras, había plantado la iglesia. Hechos nos dice que Pablo pasó
dos años en Éfeso, predicando y discutiendo a diario en la escuela de Tirano. Lucas
registra que la palabra de Dios se había difundido por toda Asia. Epafras fue
convertido por la predicación de Pablo y llevó el evangelio a su ciudad de origen,
Colosas. Así que Pablo escribió a la iglesia en base al informe que había recibido de
Epafras, que es una razón por la que hay tantos saludos. Él menciona a Aristarco,
Marcos, Demas, Lucas y Epafras, y dice de Epafras que es un hombre que trabaja duro
y sigue orando por ellos. Pero su falta de conocimiento personal significa que no tiene
ninguna autoridad sobre ellos, de modo que su tono es relativamente distante y amable
en todo momento.
Enseñanza falsa
La inmanencia de Dios
Los creyentes habían perdido su sentido de la inmanencia de Dios. Los cristianos creen
que Dios es a la vez trascendente e inmanente, lo que significa que está a la vez muy
por encima de nosotros y también cerca de nosotros. Esta verdad es una paradoja. Si
uno se olvida de cualquiera de los lados de la paradoja, pierde la creencia cristiana en
Dios. Dios es a la vez más grande que el universo y está más cerca que la respiración.
Los colosenses veían a Dios como un ser distante, considerado casi como más allá de
su alcance. Entonces llenaban la brecha con creencias en ángeles y espíritus, creyendo
que era necesario usar un intermediario para comunicarse con Dios. Por lo tanto,
habían exagerado su creencia en la trascendencia de Dios y, como resultado, corrían
peligro de perder una apreciación de su presencia benévola con ellos.
La preeminencia de Cristo
Esta creencia en la necesidad de intermediarios venía, en parte, en contraste con su
visión elevada de Dios. Jesús ocupaba una posición demasiado baja en su
pensamiento. Así que, aunque Pablo podía elogiar a la iglesia por sus señales de fe, no
estaba impresionado por lo que Epafras le había dicho acerca de su doctrina. Habían
perdido la creencia en la preeminencia de Cristo, que estaba siendo colocado al lado
de otros seres. No se habían dado cuenta de su posición como Señor de la creación y
cabeza de la iglesia, de una forma similar en que los Testigos de Jehová ven a Jesús
como un ser creado, y no como Dios mismo.
Conducta regulada
Pablo menciona dos prácticas esencialmente no cristianas que habían pasado a formar
parte de sus vidas.
Pablo sigue el juego de los falsos maestros. Ellos se estaban focalizando en cómo se
podría encontrar la “plenitud” a través de sus prácticas, así que Pablo usa la misma
palabra para describir a Cristo. Les dice que “toda la plenitud de Dios habita en él”.
Charles Wesley escribió estos sentimientos en un himno: “Nuestro Dios comprimido en
un tramo, incomprensiblemente hecho humano”. Pablo explica que, cuando tenemos a
Jesús, tenemos todo de Dios.
En particular, él es:
Controlador de la iglesia
Como conquistador de los poderes, se desprende que es la cabeza de la iglesia
también. La iglesia tiene una sola cabeza, no varias. No tiene ninguna cabeza humana,
sino una cabeza divina. La cabeza de la iglesia es Jesús, y esta jefatura no está
delegada en nadie más. Si una iglesia local no está bien relacionada con la cabeza, se
vuelve espástica, porque los canales de comunicación entre la cabeza en el cielo y el
cuerpo en la tierra se rompen.
En vista de la exaltación de Cristo, corresponde que nuestro foco esté sobre él. Pablo
describe cómo los creyentes están identificados con Cristo y están pasando por una
renovación interior. Las prácticas exteriores que ignoran esta obra interior son
redundantes.
Caridad en la iglesia
Además, el foco del cristiano en Cristo significa un cambio en las relaciones. Debemos
ser como Dios en la forma en que nos comportamos los unos hacia los otros, en
humildad, compasión, bondad, perdón y amor. El cristiano debe vivir como una
persona que tiene la mente puesta en las cosas de arriba, y el carácter de Dios brinda el
modelo perfecto.
Armonía en el hogar
Pablo está preocupado por demostrar que la vida a la manera de Cristo se extiende al
hogar, así que describe las principales relaciones en el hogar: entre esposos, entre
padres e hijos, y entre amos y esclavos (porque estos formaban parte del hogar
también). Debe haber una mutualidad en las relaciones, donde cada parte juega su
papel apropiado dentro de la relación. Usa la palabra “sumisión” para describir la
forma en que las personas deben responder: sumisión de las esposas a los esposos, de
los hijos a los padres y de los esclavos a los amos. Pero, al mismo tiempo, es
responsabilidad de los esposos, los padres y amos amar sacrificadamente a los que se
someten a ellos.
Conclusión
Podemos sacar dos conclusiones de Colosenses.
Negativa
La primera es que Pablo dice en Colosenses que es posible que alguien que ha
comenzado el camino de la salvación nunca alcance el final. Esta conclusión no es
exclusiva de esta carta o de Pablo, porque aparece en otras partes del Nuevo
Testamento, especialmente en Mateo y Hebreos. Al mencionar su esperanza del cielo,
Pablo dice que esto se cumplirá “con tal que se mantengan firmes en la fe”. Les
advierte que, si ceden a las pasiones contrarias a Cristo, perderán el derecho de
escapar de la ira de Dios en el último día. Hay urgencia en su enseñanza, porque está
preocupado de que sean desviados por la multitud de ideas que están afligiendo a los
creyentes. En un momento usa la palabra “cautivar” para describir lo que podría
ocurrir, porque es como si se permitieran perder su libertad en Cristo. Si recaen en la
religión, pierden todo.
Positiva
La parte positiva de la carta es que, una vez que hemos llegado a la fe en Cristo,
debemos seguir confiando en él. La carta está llena de exhortaciones a continuar en él.
Así como Jesús prometió que si seguíamos en la vid daríamos mucho fruto, Pablo está
alentando a los colosenses a mantenerse focalizados en Cristo si quieren que sus vidas
agraden a Dios. En el capítulo 2 los insta a que, si recibieron a Cristo, sigan viviendo
en él.
No alcanza solo con acudir a Cristo. Necesitamos estar arraigados en él y edificados
sobre él, establecidos en él. Debemos continuar en Cristo todo el camino. La enseñanza
de Pablo es similar a la de Jesús mismo, que dijo: “Yo soy la vid verdadera.
Permanezcan en mí, quédense en mí. Las ramas que permanecen en mí serán fructíferas.
Las ramas que no permanecen en mí serán cortadas y quemadas” (Juan 15). Aunque
Pablo no conocía a los miembros de la iglesia, no obstante estaba preocupados por
ellos, para que no perdieran lo que tenían originalmente en Cristo.
49.
EFESIOS
Introducción
La carta de Pablo a los Efesios fue escrita casi con certeza al mismo tiempo que su
carta a los Colosenses. Hay varias razones por la que esto es probable.
Primero, los temas de Efesios son tan similares a los de Colosenses que se ha
sugerido que Efesios tomó como modelo a esta carta. Colosenses fue escrito como una
defensa contra el sincretismo y brinda una clara exposición de la creencia y la
conducta cristianas. Efesios cubre también este terreno. En ambas cartas la iglesia es
descrita como un cuerpo, las relaciones en el hogar se tratan con palabras similares y
el tema de la esclavitud es abordado. (Este tema también está cubierto en la carta a
Filemón, que fue escrita probablemente alrededor de este tiempo).
Segundo, Pablo dijo que quería que la carta a los Colosenses se leyera no solo en
Colosas sino también en Laodicea y en Hierápolis, otras dos iglesias en el valle del
Lico, lo que sugiere que los problemas que estaba tratando también existían allí. Dado
que Éfeso estaba a solo 190 kilómetros, no es irrazonable esperar que hubiera
problemas similares afligiendo a la iglesia allí también, especialmente si consideramos
que Efesios está escrita como una carta general, y no específicamente para Éfeso. La
palabra “en Éfeso” no figura en algunos de los manuscritos más antiguos.
Además, la falta de saludos personales en la epístola a los Efesios es sorprendente
si fue dirigida exclusivamente a la iglesia de Éfeso, ya que Pablo pasó dos años allí y
lo lógico sería que mencionara a personas, como hace en sus otras cartas.
Pero, luego de notar la similitud con Colosenses, debemos ser conscientes también
de que Efesios tiene un lugar aparte entre las demás cartas de Pablo, porque está mucho
menos dominada por las preocupaciones de los lectores. En una carta general como
ésta, Pablo no trata con ninguna falsa enseñanza, como en sus otras cartas, ni con ningún
problema o pregunta.
La ciudad
La iglesia
Sabemos más acerca de la iglesia de Éfeso que cualquier otra iglesia del Nuevo
Testamento. Primero leemos acerca de ella en Hechos 18-20, cuando Pablo la visita.
Hay mucha correspondencia con relación a la iglesia. Además de esta carta,
encontramos que tanto 1 y 2 Timoteo fueron dirigidas a Timoteo, que estaba en Éfeso, y
trataban de esa iglesia. En Apocalipsis, una carta está dirigida a la iglesia de Éfeso, y
las tres cartas y el Evangelio de Juan fueron escritas en Éfeso, porque el apóstol Juan
se estableció allí con María, la madre de Jesús.
También tenemos evidencia de material extrabíblico que nos dice que la iglesia se
estableció firmemente. Fue una ciudad importante en la historia de la iglesia primitiva,
ya que el Concilio de Éfeso se realizó allí en 431 d.C. Un visitante hoy puede ver las
ruinas de la iglesia de San Juan y su tumba. Es bastante seguro que fue aquí donde
falleció el anciano apóstol.
Pablo permaneció en la ciudad en dos ocasiones, pasando un total de dos años,
durante los cuales la iglesia creció. La fe fue tan popular y la respuesta a las
afirmaciones de Jesús fue tan inmediata que se vio afectada la venta de las chucherías
de Diana. Tantos adoradores de Diana se volcaron al verdadero Dios que Pablo tuvo
problemas con los plateros. La venta de las estatuas plateadas del meteorito
prácticamente desapareció.
La estructura de la carta
Parece claro que Pablo sentía que lo mejor que podía hacer para impedir que las
herejías de Asia arruinaran la iglesia era enviar una carta con un resumen de la
creencia y la conducta cristianas. Es lo más cercano que tenemos de una declaración de
su evangelio, especialmente si Romanos no es la declaración que muchos creen que es.
Efesios es más sistemática que cualquier otra carta, y muchas la consideran las más
excelente, llamándola “la reina de las epístolas”.
La estructura de la carta es muy clara. Simplificando, la primera mitad tiene que ver
con nuestra relación con Dios en Cristo, y la segunda, con nuestra relación con los
demás en el Señor. Cuando Pablo escribe acerca de nuestra relación con Dios, usa la
palabra “Cristo”, pero cuando escribe acerca de nuestras relaciones mutuas, usa la
palabra “Señor”. Es Cristo quien nos da nuestra relación con Dios, y él es el Señor que
gobierna nuestras relaciones entre nosotros.
En la primera mitad de la carta, Pablo describe cómo la salvación llega a los
creyentes, y en la segunda mitad muestra cómo deben comportarse una vez que han
llegado a ser creyentes. Es importante notar que no somos salvados por buenas obras,
sino para buenas obras.
El mundo piensa que ser buenos nos salva. El evangelio en realidad dice que somos
salvados para ser buenos, ¡y ambas ideas son completamente diferentes!
Las dos palabras clave en la primera mitad son propósito y poder. Vemos lo que
Dios quiere hacer y notamos el poder que tiene para lograr ese propósito. Las palabras
clave para la segunda mitad son nuestro caminar y nuestra guerra. Debemos caminar
en la luz, caminar en el amor, caminar como hijos de la luz, y debemos luchar en la
guerra espiritual.
La primera mitad se concentra en realidad en lo que ocurre dentro de la iglesia y la
segunda, en lo que ocurre afuera. La primera mitad trata con las dimensiones verticales
del evangelio, y la segunda mitad, con la dimensión horizontal del evangelio.
Es vital mantener los dos elementos juntos. Si creemos que somos salvos y tenemos
un boleto para el cielo no importa cómo vivamos, no hemos entendido el evangelio.
La estructura de la epístola nos dice algo importante acerca de la salvación, porque
el orden es muy significativo. Hay quienes creen que el cristianismo tiene que ver solo
con “ser buenos”. Pero es la misma distorsión decir que el cristianismo solo tiene que
ver con “ser salvos”. Debemos tener ambas cosas, pero debemos tenerlas en el orden
correcto. La mayoría de las religiones del mundo ponen la santificación antes de la
justificación; exigen que las personas alcancen la bondad (sea como se la defina) antes
que Dios pueda aceptarlas. El cristianismo es único. Dice que somos aceptados por
Dios primero, tal como somos, a fin de que Dios pueda convertirnos en lo que él quiere
que seamos. La justificación debe venir antes de la santificación, porque no podemos
vivir la vida cristiana hasta que estemos en la relación correcta con Dios. La conducta
cristiana está edificada sobre la creencia cristiana. El deber cristiano fluye de la
doctrina cristiana.
Un análisis de los capítulos 1-3 muestra que Pablo está explicando la doctrina de
salvación en el contexto de un culto de adoración. El “orden” es: alabanza, oración,
predicación, oración, alabanza, y el tema de todo el culto es el poder y el propósito de
Dios.
Caminar en el Espíritu
Los capítulos 4-6 se ocupan de nuestra respuesta a lo que Dios ha hecho. La versión en
inglés Revised Standard Version usa la palabra “caminar” a lo largo de estos capítulos,
y es un verbo útil para describir la forma en que debemos responder. Podemos saltar en
el Espíritu y brincar en el Espíritu, pero Dios quiere que las personas caminen en el
Espíritu. Caminar no es tan espectacular como saltar y brincar, pero es dar un paso a la
vez en la dirección correcta.
Pablo lista ocho áreas en las que debemos caminar.
Humilidad
Caminamos en humildad porque ése es el secreto de la unidad. No podemos tener
unidad cristiana si no tenemos humildad, porque cuando hay orgullo la unidad se
rompe. Así que no debemos preocuparnos demasiado cuando la gente dice cosas
acerca de nosotros; después de todo, ¡tenemos que recordar que sería mucho peor si
supieran la verdad!
Uno de mis poesías favoritas lo resalta muy bien:
Una vez con santa pasión
Clamé con urgente dolor:
“Oh, Señor, negro de engaño mi corazón está;
¡De los pecadores soy el principal!
Inclinóse entonces mi ángel guardián
Susurrando desde atrás:
“Vanidad, mi hombrecillo,
¡no eres nada parecido!”
Unidad
Somos alentados a caminar en unidad. Pablo nos recuerda que hay un cuerpo, un
Espíritu, una fe y un bautismo. Solo hay un Dios y Padre de todos nosotros. Así que
caminamos en unidad porque todos fuimos salvados por la sangre de Jesús,
independientemente de nuestros desacuerdos. Mantener la unidad en el Espíritu
significa estar activos. No debemos suponer que solo porque asistimos a la misma
iglesia todo está bien necesariamente. Debemos trabajar en esto.
Madurez
Pablo alienta a la iglesia a caminar en madurez. Dice que pasamos de la unidad a
crecer hasta la plena estatura de Jesucristo, y explica que por esta razón Dios nos ha
dado apóstoles, profetas, pastores, evangelistas y maestros, para edificarnos para que
podamos madurar y crecer. La comunión cristiana comienza por la unidad del Espíritu
y finaliza con la unidad en la fe. La unidad del Espíritu se mantiene hasta que la unidad
de la fe se alcance. Demasiados evangélicos han hecho del amplio acuerdo doctrinal la
base de la unidad, y por lo tanto critican a algunos de nosotros que tenemos comunión
con, por ejemplo, católicos carismáticos. Pero la base la unidad es un Espíritu. Si nos
encontramos con alguien que ha sido bautizado en el mismo Espíritu en que fuimos
bautizados nosotros, tenemos comunión con esa persona. Es cierto que tal vez no
hayamos alcanzado la plena unidad en la fe, pero eso vendrá con la madurez. La meta
es creer lo mismo, pero el comienzo de esto es la unidad del Espíritu. Por lo tanto,
cada vez que nos encontramos con alguien en quien mora el Espíritu, forma parte del
único cuerpo de Cristo. ¡Tal vez nosotros tampoco hemos entendido todo
correctamente!
Integridad
En el capítulo 5 la integridad sale a la palestra. Somos estimulados a asegurarnos de
que nuestra vida coincida con lo que decimos, y que lo que decimos esté de acuerdo
con ser un hijo de Dios. Se nos dice que no contemos chistes verdes; así de práctico.
Caridad
Debemos ser caritativos unos con otros. Debemos perdonarnos unos a otros como
Cristo nos ha perdonado. Los cristianos son tolerantes entre sí, mientras permanecen
intolerantes frente al error y el pecado. Es un difícil equilibrio, pero es necesario hacer
esta distinción importante.
Pureza
Debemos seguir siendo llenados por el Espíritu Santo. El verbo sugiere un llenado
continuo. Debemos caminar en pureza de motivo y de corazón si queremos agradar al
Dios que nos llamó.
Docilidad
Muchas de las palabras de Pablo tienen una connotación negativa en el lenguaje
moderno. Pero la docilidad, o sumisión de unos a otros en Cristo es una hermosa señal
de madurez.
Menciona tres áreas:
En cada caso, los primeros deben “ponerse debajo” de los segundos por reverencia a
Cristo. La sumisión de ellos debe ser un ejemplo humano de su sumisión a Cristo.
Responsabilidad
Las personas a las que otras se someten tienen la responsabilidad de ser dignos de su
papel. Esto es todo un desafío. Los esposos deben amar a sus esposas como Jesús ama
a la iglesia; nada menos. Mi esposa me ha dicho más de una vez que cuando me someto
a Cristo, ella está contenta de someterse a mí. Los esposos, padres y empleadores
tienen una responsabilidad hacia quienes han puestos sus vidas en sus manos. De
ninguna forma la enseñanza sobre la sumisión justifica una conducta autoritaria o
tiránica.
Guerra espiritual
La sección sobre la guerra espiritual es una parte muy popular de la carta. Se nos dice
que nos pongamos toda la armadura de Dios, porque no estamos combatiendo contra
seres humanos. Es mucho más fácil combatir seres humanos; algunos cristianos parecen
preferirlo. Pero Pablo explica que no estamos luchando contra carne y sangre, sino
contra principados y poderes en lugares celestiales. Por cierto, estamos luchando
precisamente en el lugar donde hemos sido colocados en Cristo. El capítulo 1 dice que
estamos sentados con él en lugares celestiales.
Está claro que lo que nunca debemos hacer es retroceder, porque en la descripción
de la armadura de Pablo no hay ninguna mención de una protección para la espalda. Tal
vez no pueda caminar hacia adelante en todo momento, pero debe plantarse firme, y
nunca dar un paso atrás. La referencia al escudo de la fe que extingue los dardos de
fuego casi con certeza se refiere al escudo del soldado romano que estaba cubierto de
madera muy blanda. Los dardos de fuego que se introducían en la madera se apagaban.
De la misma forma, los dardos de fuego que el maligno dispara pueden ser absorbidos
por nuestra fe.
Predestinación
La idea común es que predestinar significa que algunas personas son escogidos para
ser salvadas por Dios, mientras que otras son escogidas para no ser salvadas. En este
entendimiento, Dios decide antes de nacer si seremos salvos. Se dice que la gracia de
Dios es irresistible, porque una vez que Dios ha decidido que seremos salvos, nada
puede detenerlo. Depende enteramente de la elección de Dios si una persona termina
en el cielo o en la tierra, porque sin su gracia obrando en nuestras vidas, es imposible
que respondamos a Dios en arrepentimiento y fe. Habiendo sido escogidos, tenemos
asegurado un lugar en el cielo. Esta idea de la predestinación suele asociarse con el
teólogo francés Juan Calvino, aunque si bien Calvino enseñó la gracia electiva,
enseñaba en sus Instituciones que los creyentes podrían perder su salvación.
Sin embargo, este punto de vista ha sido cuestionado. Primero, si estudiamos las
referencias a la predestinación en la Biblia, encontramos que los creyentes no son
escogidos tanto para la salvación como para el servicio. Segundo, el énfasis no está en
la elección de individuos sino en la elección de un pueblo, un pueblo escogido o
electo. Tercero, la Biblia no dice que la gracia de Dios es irresistible. Puede ser
resistida. En su sermón de Hechos, Esteban critica al sanedrín por resistir
constantemente el Espíritu Santo. La gracia es condicional a la fe. Solo si continuamos
creyendo continuamos en la fe.
Además, nuestro destino no depende de la elección de Dios sino de la nuestra;
depende de si escogemos responder a su gracia o escogemos resistirla. Está claro que
nacemos de nuevo luego de arrepentirnos y creer, y no antes. Es porque nos hemos
arrepentido y hemos creído que Dios puede darnos nueva vida en Cristo.
Finalmente, nuestra perseverancia es algo que es requerido más que garantizado. La
Biblia habla de perseverar, de permanecer en la vid, de vencer, de permanecer en
Cristo, de seguir creyendo. Éstas son todas palabras que reflejan una fe continua de
nuestra parte. Esto no es salvación por obras sino salvación por fe continua, y éste es
un énfasis importante que tenemos que hacer. Este argumento en contra de la idea de la
predestinación de Calvino se llama a menudo arminianismo, por un teólogo holandés
llamado Arminio.
Yo creo en la predestinación. Creo que Dios me predestinó a ser lo que soy. Creo
que él decidió que me quería en el cielo aun antes que yo supiera que existía. Me amó
antes que yo lo amara a él, y me escogió a mí y no yo a él. Habiendo dicho todo esto,
creo que fue porque no resistí su gracia y la recibí y seguí creyendo que terminaré en la
ciudad celestial.
Esta tabla ilustra los distintos enfoques de la predestinación:
Calvino Arminio
para salvación para servicio
individual colectivo
personas un pueblo
irresistible condicional
gracia fe
destino determinado por la elección de Dios destino dependiente de nuestra elección
perdidos – así que, no escogidos perdidos – así que elección incorrecta
nacidos de nuevo antes del arrepentimiento y la fe nacidos de nuevo luego del arrepentimiento y la fe
perseverancia garantizada perseverancia requerida
Nuestra consideración de la predestinación tiene relación con una frase trillada que ha
sido usada ampliamente. La gente dice “una vez salvo, siempre salvo”. El mayor
problema aquí es que la palabra “salvo” es ambigua. ¿Qué significa “una vez salvo”?
Estoy siendo salvado, pero tengo mucho más de lo cual tengo que ser salvado. La
salvación es un proceso, no un milagro instantáneo y, por lo tanto, como los demás,
estoy esperando la Segunda Venida de Jesús, cuando traerá la salvación a los que lo
están esperando. Es en este punto que seré “una vez salvo”, porque todo lo mío será
salvo entonces, incluyendo mi cuerpo.
Creo, con la misma firmeza, que la discusión acerca de la predestinación no debería
arruinar la comunión cristiana. Independientemente de nuestro punto de vista, podemos
unirnos alrededor de Cristo.
Conclusión
Introducción
La ubicación de Filipos significaba que tenía un papel estratégico como una base para
el evangelio. Era una puerta para Europa. Está claro, a partir del relato de Lucas de la
expansión de la iglesia en Hechos, que Dios quería que fuera una “colonia del cielo”.
En Hechos 16 leemos cómo el Espíritu Santo impidió a Pablo ir a Bitinia en Asia.
Pablo y sus compañeros viajaron al oeste, sin saber cuál sería su destino final hasta
que Pablo tuvo una visión de un hombre vestido como un nativo de Macedonia que lo
llamaba a ir a su país. De modo que Pablo y sus compañeros navegaron hasta el puerto
de Neápolis y luego se dirigieron a Filipos. Su predicación, registrada en Hechos, es el
primer registro claro de la llegada del evangelio al continente de Europa. Podría haber
sido traído por nativos a Europa que habían visitado Jerusalén y fueron convertidos
cuando el Espíritu vino en Pentecostés, pero no tenemos ninguna evidencia de esto.
La iglesia filipense
El deseo de Pablo de escribir una carta surge de dos cosas que recibió de Filipos.
Apoyo económico
Lo primero fue una donación de dinero. La iglesia estaba tan agradecida a Pablo por
llevarles el evangelio que decidieron apoyarlo económicamente, a pesar del hecho de
que él nunca había pedido nada. Fue la única iglesia que quiso demostrar su
preocupación por el ministerio que desarrollaba Pablo de esta forma.
Apoyo físico
El segundo regalo fue aún más bienvenido. Un hombre llegó no solo con dinero sino
con sus habilidades domésticas para servir a Pablo mientras estaba bajo arresto
domiciliario. Está claro que la iglesia se había preguntado “¿Cómo podemos
ayudarlo?” y decidieron que la ayuda física era su mejor contribución. El hombre que
enviaron se llamaba Epafrodito. Es llamado un “apóstol”. La palabra significa,
literalmente, “un enviado” (de un verbo griego, apostolos, que significa “yo envío”).
Un “apóstol” es alguien que es enviado de A a B para hacer algo.
Hay mucha confusión alrededor del término “apóstol”. En realidad, hay cinco clases de
“apóstoles” en el Nuevo Testamento.
1. Jesús es llamado apóstol porque Dios lo envió del cielo a la tierra para salvarnos;
él es el Apóstol Principal.
2. La segunda clase de apóstoles son “los Doce”, que fueron testigos de la
resurrección de Jesús y fueron enviados al mundo por él. Su cualificación era que
conocieron a Jesús antes y después de su resurrección.
3. Pablo mismo es un apóstol especial. No fue uno de los Doce, porque no había
conocido a Jesús antes de su muerte. Pero, no obstante, fue llamado por el Jesús
resucitado y ascendido en el camino a Damasco, así que fue una tercera clase de
apóstol.
4. La cuarta categoría es Pablo usando su otro sombrero como un misionero pionero
enviado para plantar iglesias en territorio no alcanzado. Por cierto, la palabra
“enviado” en latín es mitto, de donde sacamos nuestras palabras “misionero” y
“misil”. ¡Un misionero es un misil balístico intercontinental lleno de la dinamita
del evangelio! Aún tenemos estos apóstoles plantadores de iglesias hoy.
5. Epafrodito pertenece a la quinta categoría de apóstoles: alguien que es enviado de
cualquier parte a cualquier parte para hacer algo. Éste es un grupo muy amplio y
no requiere necesariamente el estatus elevado que uno esperaría.
Epafrodito se enferma
Si bien Pablo apreció la visita de Epafrodito, se nos dice en su carta que también le
trajo tristeza, porque después de un tiempo se enfermó. Es interesante que las oraciones
de Pablo no hicieron que se sanara. Esto no debe sorprendernos. Las sanidades en el
Nuevo Testamento están asociadas generalmente con la evangelización, y no con sanar
cristianos. Varios de los compañeros de Pablo tenían problemas físicos y no fueron
sanados. Pablo le dijo a Timoteo que tomara un poco de vino para su estómago, y dice
que a Trófimo lo dejó “enfermo”. El ministerio de sanidad del Nuevo Testamento no
era para mantener a los cristianos en buen estado, sino para demostrar el evangelio en
la evangelización.
Pero llegó un rumor a Filipos de que el hombre que habían enviado estaba muy
enfermo y a punto de morir. Pablo decidió entonces que lo mejor sería enviar a
Epafrodito de vuelta a Filipos con una carta a la iglesia agradeciéndole por el dinero.
La carta
Koinonia
Alegría
Otra palabra que caracteriza a esta carta es alegría. A pesar de la situación en la que
se encuentra Pablo, la carta está llena de regocijo. Enfrenta un futuro solitario y un
juicio que podría llevarlo a la muerte, y las personas que están en contra de él están
predicando mientras él languidece en la cárcel. Sin embargo, sus palabras favoritas en
la carta son “alegría”, “alégrense” y “acción de gracias”. Bengel dijo: “El punto
principal de la carta es ‘Yo me alegro, ustedes deben alegrarse’”. Von Hugel llamó a la
carta “un resplandor en medio de la tormenta y la presión de la vida”.
Pablo indica las fuentes de alegría en la carta: oración, Cristo predicado, fe,
sufrimiento, noticias de seres queridos, hospitalidad, recibir y dar. Pero bien en su
interior había dos razones para su alegría:
Un pasaje polémico
Todo estudio de esta carta debe considerar uno de sus pasajes más conocidos:
Filipenses 2:5-11.
A pesar de ser un pasaje hermoso, ha sido fuente de mucha controversia. La pregunta
principal es: ¿Por qué está en Filipenses, y por qué es tan diferente del resto de la
carta?
Tiene un tema doble, que es muy claro: vaciado/exaltado o abajo/arriba. Hay un
hermoso equilibrio, donde Jesús desciende hasta la cruz y luego vuelve a subir a la
cima misma. Él se vacía, y Dios lo exalta.
Litúrgico
Hay quienes sugieren que Pablo estaba citando un himno que cantaba la iglesia
primitiva y que encajaba con lo que venía diciendo. Pero no tenemos ninguna evidencia
de esto; Pablo podría estar componiendo un himno aquí incluso. Después de todo,
cuando algo tocaba el corazón de Pablo profundamente, a menudo pasaba a la poesía.
En la Biblia, la prosa se usa para comunicar los pensamientos de Dios, pero la poesía
se usa para comunicar sus sentimientos.
Teológico
Si bien es posible que Pablo estuviera citando un himno y aun componiéndolo él
mismo, la mayor controversia acerca de este pasaje ocurre cuando la gente lo trata
como un pasaje teológico, como si estuviera discutiendo la naturaleza de la persona de
Cristo.
Algunos usan este pasaje para apoyar lo que se denomina la teoría kenótica de
Cristo. La palabra “kenótico” viene del griego kenosis, que significa “vaciado”.
Debaten de cuánto de Dios Cristo se vació cuando se hizo hombre. ¿De qué se
desprendió?
De este pensamiento viene una suposición teológica muy peligrosa, que Jesús no era
100 por ciento Dios cuando estuvo en la tierra, sino que se vació de parte de su
divinidad para volverse hombre.
Ciertamente es obvio que dejó atrás su gloria. En Navidad cantamos
Manso deja su gloria al partir
Nacido para que el hombre no tenga que morir.
También dejó atrás su omnipresencia, ya que no podía seguir estando en todas partes.
Jesús solo podía estar en un lugar a la vez; esto fue una limitación, sin duda.
Está claro también que no sabía acerca de todo; confesó que había algunas cosas que
no sabía. No sabía la fecha de su retorno; solo su Padre la conocía. A veces se
sorprendía, lo cual significa que no sabía lo que iba a ocurrir. Dejó atrás su
omnipotencia también, porque solo podía hacer milagros después que vino sobre él el
poder del Espíritu Santo. No hizo milagros como el Hijo de Dios sino como el Hijo del
Hombre bautizado en el Espíritu Santo.
No hay duda de que se vació de muchos de sus privilegios y sus poderes. Pero la
clave es que en ningún sentido dejó de ser Dios; continuó siendo 100 por ciento divino
y 100 por ciento humano; era plenamente ambos.
Es crucial que entendamos que las cosas que dejó no estaban en su naturaleza sino en
sus privilegios. “La plenitud de la deidad seguía habitando en forma corporal en
Cristo”, aun cuando dejó de lado sus privilegios. Si yo renunciara a la casa en la que
vivimos y al coche que conduzco, y otros privilegios que tengo, no significa que dejo
de ser yo. Puedo haber escogido renunciar a mis privilegios, pero sigo siendo 100 por
ciento David Pawson. De igual manera, aunque Cristo se vació de su igualdad con
Dios, no se vació él mismo de Dios.
Ético
En realidad, todo el pasaje no es ni litúrgico ni teológico sino, desde el contexto de la
carta, un pasaje ético; tiene que ver con las actitudes y las elecciones de Cristo. Uno
puede darse cuenta del carácter de una persona por sus elecciones, y aquí vemos las
elecciones extraordinarias que hizo Jesús.
Convertirse en hombre
Su primera elección fue convertirse en hombre. Una ilustración que uso con niños
puede ayudar aquí. Les digo: “Miren esos peces tropicales en ese tanque. Supongan
que ven que se están peleando y matando entre ellos y ustedes supieran que podrían
salvarlos si se convirtieran en un pez y fueran a vivir en el tanque, sabiendo que
probablemente los matarían. ¿Lo harían?”.
No están demasiado seguros a esta altura. Continúo: “No se preocupen; nosotros
sacaríamos el cuerpo de ustedes del tanque y les daríamos el beso de la vida y los
traeríamos de vuelta a la vida. Pero hay una condición. No podríamos llevarlos de
vuelta a lo que eran antes; ¡tendrían que ser peces por el resto de sus vidas!”.
Dios el Hijo era igual a Dios, con toda la gloria del cielo. Escogió ser hombre,
sabiendo que sería muerto cuando viniera a la tierra. Sabía también que aun después
que Dios lo levantara de los muertos tendría que seguir siendo hombre por el resto de
la eternidad. Así que sigue siendo “uno de nosotros”, y siempre lo será. Una persona
de la Trinidad siempre será un humano como nosotros.
Su estatus social
La segunda elección tuvo que ver con su nacimiento. Si usted pudiera elegir algún
estándar de vida, ¿qué escogería? Imagine poder escoger a sus padres, la casa donde
nacería, y el nivel de la sociedad en la que viviría. ¿Dónde escogería nacer? Jesús
escogió estar en el fondo de la sociedad, y nació de una pareja pobre. Sobre todo,
escogió el papel de un siervo.
Su muerte temprana
Pero su mayor elección fue cuando, a los 33 años de edad, escogió morir una muerte
horrible, humillante y dolorosa —la peor ideada jamás para los seres humanos—: la
crucifixión. Pablo escribe acerca de la mente de Cristo y explica que nuestras mentes
deben ser como la suya. Esta “mente” no tiene nada que ver con el intelecto, sino que
se refiere a nuestro carácter. Pablo dice que estas elecciones encajaban perfectamente
con Jesús, para que pudiera recibir autoridad y poder, porque Dios busca personas en
las que puede confiar. Solo puede confiar en quienes no tienen ningún interés en su
propio poder, estatus o riqueza. Leemos: “Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le
otorgó un nombre que está sobre todo nombre” (2:9). Podía confiar a Jesús el control
de universo porque sabía que nunca tendría egoísmo.
Es importante tener en claro lo que quería decir Pablo con “la actitud de ustedes
debe ser como la de Cristo Jesús”. No está diciendo “imiten a Cristo”, sino “tengan
esta actitud entre ustedes, que ya tienen en Cristo”. De modo que no está diciendo:
“Ésta era la actitud de Cristo, así que sean como Cristo”, sino “Ustedes ya tienen la
actitud de Cristo si están en Cristo. Por lo tanto, que esa actitud de Cristo se exprese en
sus relaciones mutuas”. Es algo mucho más profundo que decir solamente: “Imiten la
actitud de Cristo”.
Como siempre, el contexto del pasaje nos da el significado. Pablo está instando a
sus lectores a no cuidar de sus propios intereses, sino a tener la misma actitud que tiene
Jesús. Deben elegir ir hacia abajo en vez de ir hacia arriba. Solo entonces Dios puede
confiarles autoridad.
De modo que el pasaje no tiene que ver con teología, liturgia o cantar himnos, sino
acerca de ética y unidad. Pablo está diciendo: “Si tenemos la actitud de Cristo,
tendremos unidad en nuestra comunión”. Explica que deben tener unidad a fin de poder
demostrar el evangelio a los que están afuera de la iglesia. Dice: “Anhelo escuchar que
se mantienen unidos por el bien del evangelio”. La desunión en una iglesia es la forma
más fácil de detener la influencia de esa iglesia en la sociedad, pero la unidad dentro
de la iglesia es la demostración más fuerte del único Dios y del único Cristo.
Demostrar su fe
La principal enseñanza de la carta viene después de este poema acerca de Jesús. Pablo
dice a los filipenses cómo demostrar su fe en la práctica.
Pablo explica que, así como ellos han experimentado la redención en Cristo, deben
demostrar de la misma forma lo que creen. La salvación nunca es algo que
experimentamos pasivamente; la verdad debe convertirse en una realidad en todo lo
que hacemos.
a. No nuestra,
b. sino suya.
Obramos esa salvación afuera buscando justicia. Pero hay dos clases de justicia: la
nuestra y la de Cristo. A pesar de haber sido un judío estricto que seguía la Ley
rigurosamente, Pablo sabía que sus buenas obras no lo salvarían. A la mayoría de las
personas les resulta difícil entender que debemos arrepentirnos de nuestras buenas
obras además de las malas. En este sentido, es mucho más fácil convertir a pecadores
declarados que personas religiosas y respetables que piensan que no son lo
suficientemente malas como para necesitar ser “salvas”.
Pablo dice: “Cuando considero mi justicia, me siento como un niñito que acaba de
hacer sus necesidades y sostiene la bacinica y dice: ‘Mira lo que hecho, Dios’”. La
ilustración puede parecer burda, pero la palabra usada en griego es la que corresponde
al excremento humano. Pablo dice: “Yo quiero la justicia de Cristo, no la mía”.
Pablo dice: “Sigo adelante, comparto sus sufrimientos y su resurrección para que
pueda lograr la resurrección fuera de los muertos”. En realidad, usa la palabra “fuera”
dos veces. El original griego dice: “para que pueda lograr la ex-resurrección fuera de
los muertos”. Parece que no tiene sentido, pero el libro de Apocalipsis explica que
habrá dos resurrecciones al final de la historia: la primera es la resurrección de los
justos, y la segunda, la resurrección de todos los demás para juicio, con un largo
intervalo entre ambas.
La primera es la resurrección de entre los muertos, y la segunda es la resurrección
del resto de los muertos, y Pablo dice: “Yo quiero estar en la primera resurrección. Mi
meta es ser resucitado de entre los muertos cuando vuelva Jesús”; una resurrección
fuera de los muertos.
a. Olvidar el pasado.
b. Esforzarse hacia el futuro.
La vida cristiana requiere esfuerzo, que es una novedad para algunos. No se trata solo
de cantar canciones en la parada hasta que llegue el autobús para llevarlo al cielo, sino
de hacer todos los esfuerzos para lograr la santidad. Dice a la iglesia que se olvide de
las cosas que están atrás y que siga adelante hacia la meta para la cual fueron llamados.
Pablo dice que no siente que haya llegado, pero se esfuerza por abrazar todo lo que
Dios ha planeado para él.
La paz de Cristo
Al final de la carta Pablo da a la iglesia una promesa con relación a la ansiedad. Dice
que la paz de Cristo guardará sus corazones y sus pensamientos (4:7). Pero hay una
condición incluida: que ellos controlen sus pensamientos y solo piensen en las cosas
que son verdaderas, respetables, justas y puras. La promesa y la condición deben ir
juntas.
Conclusión
Introducción
Las cartas de Pablo se han organizado según el mismo principio que los profetas en el
Antiguo Testamento: cuanto más largo el libro, antes aparece en la Biblia. Las cartas
de Pablo están organizadas en dos bloques: sus cartas a iglesias y sus cartas a
personas, y dentro de esos bloques las más largas aparecen primero y las más cortas, al
final. No están en orden cronológico. Filemón aparece último simplemente porque es
corto. Es la única carta que trata exclusivamente de un persona, un esclavo fugitivo. Es
la más obviamente privada de toda la correspondencia en el Nuevo Testamento.
Hay dos preguntas que requieren una respuesta al encarar la carta: “¿Por qué fue
escrita?” y “¿Por qué Dios puso la carta en la Biblia si es una carta privada acerca de
una persona?”. La respuesta a la primera pregunta es bastante obvia, porque la historia
detrás de la carta es bastante sencilla. Es un drama personal acerca de un esclavo
llamado Onésimo, que era taciturno, perezoso, rebelde y resentido. Huyó a Roma,
pensando que la gran metrópolis sería un buen lugar para ocultarse. No está claro cómo
se encontró con Pablo, especialmente porque el apóstol estaba bajo arresto
domiciliario, encadenado a un soldado romano.
En esos días, el castigo habitual para un esclavo fugitivo era la crucifixión, pero si
su amo era especialmente bondadoso solo lo marcaba en la frente con las letras “FF”,
que significaba “fugitilis” (o “fugitivo”). Tendría que llevar esa marca para siempre,
pero por lo menos mantenía su vida.
Pablo dice a Onésimo que vuelva a su amo, Filemón, a quien Pablo conocía como un
cristiano en Colosas. Escribe la carta para suavizar el encuentro. Dado que el castigo
para la deserción era tan estricto, el tono y el contenido de la carta eran importantes.
Pero Pablo sabía que también era importante para que Onésimo no huyera de su
pasado. Una importante parte del arrepentimiento involucra arreglar el pasado.
Pablo dice a Onésimo: “Te das cuenta que tengo que enviarte de vuelta”. Pero Dios
debe tener su mano en esta situación, porque su amo era un cristiano en Colosas que
Pablo conocía. Así que le dice: “Te enviaré de vuelta con una carta para él, y le
explicaré todo”.
Podemos apreciar el tono de Pablo si notamos cómo usa un juego de palabras
deliberado con el nombre de Onésimo. El nombre significa “útil”, y tal vez se lo haya
dado su amo. Pero Pablo escribe a Filemón: “Tal vez de haya resultado inútil en el
pasado, pero te estoy devolviendo un esclavo ‘útil’”. Más que eso, le estaba
devolviendo un hermano en Cristo. Pablo dice incluso que le pagaría cualquier dinero
que Onésimo hubiera robado.
Podemos olvidarnos fácilmente de que las cartas eran raras en tiempos romanos,
especialmente las que se enviaban a una distancia tan grande como de Roma al oeste de
Turquía. De modo que es muy probable que, cuando envió la carta a Filemón, Pablo
también envió las cartas a los Colosenses y a los Efesios con el mismo cartero,
Tíquico.
La historia puede considerarse desde varios ángulos:
El ángulo personal
Hay tres personajes principales:
1. Pablo. A pesar de estar en la cárcel, sigue teniendo tiempo para personas como
Onésimo. Está claro, a partir de su tono, que siente afecto por este esclavo,
aunque hay quienes han dicho que Pablo hace su pedido con demasiada presión.
Dice: “Yo soy un hombre mayor y un prisionero”. Tiene algo de una historia
lacrimógena, pero demuestra que es un documento muy humano.
2. Filemón. Tenía una iglesia que se reunía en su casa, una esposa y un hijo. Pablo
explicó que sería duro para los tres: duro para Pablo dejar ir a Onésimo, porque
había llegado a valorarlo; duro para Onésimo volver, porque había huido; y duro
para Filemón aceptarlo y perdonarlo. “No obstante”, dice Pablo, “¡hagamos todos
lo que nos resulta duro!”.
3. Onésimo. El siervo útil que pronto será restaurado al hogar de su amo, de vuelta
en el trabajo.
El ángulo social
También podemos estudiar la carta desde un ángulo social, considerando la cuestión de
la esclavitud. Algunos están escandalizados porque Pablo no hizo ningún intento por
abolir la esclavitud. Sostienen que, si bien escribe sobre el tema en sus cartas, nunca
sugiere que debería cesar. ¿Cómo puede tratar a las personas como propiedades estar
de acuerdo con la enseñanza de la Biblia sobre el valor que adjudica Dios a nuestras
vidas?
Pero este punto de vista está mal informado. De hecho, Pablo condena el tráfico de
esclavos (junto con el asesinato, el adulterio y las mentiras, en 1 Timoteo 1:10). Su
renuencia a buscar la abolición de la esclavitud puede ser explicada por el hecho de
que alrededor de dos tercios de la población del imperio romano eran esclavos;
promover su abolición hubiera sido apoyar el caos en la sociedad. Pablo prefirió ser
conocido como un predicador del evangelio más que un defensor de causas sociales.
En cambio, simplemente rompió la esclavitud desde adentro, cambiando las
relaciones y actitudes en juego. Insta a Filemón a considerar a Onésimo como un
hermano, no como una propiedad. Escribe acerca de Onésimo como “mi hijo”, que es
“muy especial para mí”. En sus cartas a los Colosenses y a los Filipenses también
sugiere que los amos y esclavos deben tener nuevas actitudes entre sí. Él sabía que en
algún momento esta clase de perspectiva minaría los fundamentos mismos de la
esclavitud.
El ángulo espiritual
Pero hay un costado espiritual de la carta que debemos considerar. Creo que está en la
Biblia porque es una imagen perfecta de nuestra salvación. Nosotros somos el esclavo
que huyó de Dios. Ya no éramos útiles para Dios, pero Jesús vino y pagó nuestras
deudas y nos presentó ante Dios como un siervo nuevamente útil. Tenemos, por lo
tanto, una imagen de la justificación —Onésimo debe ser recibido como un hijo— y
tenemos una imagen de la santificación —ahora es útil para su amo.
El ángulo ético
Pablo simplemente estaba haciendo por el esclavo Onésimo lo que Jesús había hecho
por él. Estaba diciendo a Onésimo: “Jesús pagó por ti, te rescató y te recicló, y te
envió de vuelta para servir al Padre. Ahora ve y haz lo mismo por otros”. En otras
palabras, nuestra relación con los demás está condicionada por lo que Cristo ha hecho
por nosotros. Debemos reciclar a las personas y enviarlas de vuelta al Padre. Debemos
estar dispuestas a pagar el precio por ellas, como Cristo pagó el precio por nosotros.
Conclusión
Nuestro comportamiento hacia los demás debe estar basado en la forma en que Dios no
ha tratado a nosotros.
Debemos aceptar como somos aceptados, perdonar como somos perdonados,
mostrar misericordia como hemos recibido misericordia, amar como hemos sido
amados. Si no hacemos esto, demostramos que no hemos entendido realmente la gracia
de Dios (ver la parábola del siervo que no quería perdonar).
Pablo está mostrando que su salvación personal en Cristo se convirtió en la forma
que escogió vivir. Todo lo que Cristo hizo por él, ahora él hacía por los demás. Es un
hermoso ejemplo de “obrar la salvación hacia afuera”.
52.
1 Y 2 TIMOTEO Y TITO
Introducción
Las cartas de Pablo a Timoteo y Tito tienden a ser vistas juntas por dos razones
bastante diferentes. Por un lado, son diferentes de las demás cartas que escribió Pablo;
por otro lado, las tres cartas mismas son muy similares entre sí. Por lo tanto, los
comentaristas por lo general tratan a las tres juntas. Como veremos, esto tiene
muchísimo sentido, aunque las suposiciones hechas por los eruditos no siempre son
correctas.
Parecidas entre sí
Los eruditos han reconocido hace mucho que las tres cartas forman un grupo aparte. El
mismo autor escribe al mismo tiempo por las mismas razones, aun cuando sus destinos
son variados.
Autoría
Pero estas características de las epístolas han llevado a tener dudas acerca de la
autoría de Pablo. Las razones que se dan son las siguientes:
Itinerario
Otros estudiosos sugieren que Pablo no puede haber escrito estas cartas porque no
encajan en el itinerario hacia el final de la vida de Pablo, según lo describe Hechos.
¿Epístolas pastorales?
Estas cartas son conocidas comúnmente como las “Epístolas pastorales”, un título
acuñado en 1703 por D. N. Berdot. Pero, a pesar de su popularidad, es una descripción
engañosa. Primero, estas cartas no son más “pastorales” que cualquiera de las otras
cartas de Pablo. Cada carta que escribió era pastoral, porque trataba con problemas
pastorales, inclusive Romanos, que se considera erróneamente que describe la
perspectiva teológica de Pablo.
Segundo, estas cartas no fueron dirigidas a pastores. Timoteo y Tito no eran
“pastores” en realidad, y las cartas no tenían en mente el liderazgo establecido y
permanente que encontramos hoy. Debemos tener cuidado de no leer el Nuevo
Testamento a la luz de desarrollos posteriores.
El peligro de llamar a estas cartas “pastorales” es que tienden a ser tratadas como un
manual para pastores, como si describieran “cómo organizar la iglesia local”. Es cierto
que incluyen instrucciones, pero se centran en la necesidad de ancianos y diáconos, no
pastores, y esperan que varios hombres sean designados como ancianos. Estas cartas
no son un mandato para un liderazgo de un solo hombre, como veremos.
Además, como manual para pastores son muy inadecuadas, ya que no hay ningún
consejo en áreas que uno esperaría que incluyeran. No hay ninguna mención acerca de
cómo escoger ancianos, cuáles son sus deberes, cuántos debería haber y cuál debería
ser la duración de su mandato. Las cartas hablan de predicación, pero omiten la
conducción del culto, aparte de pequeñas referencias a la oración. Si bien podemos
extraer algunos detalles, está claro que brindar consejos para pastores no es su
propósito. Tenemos que suponer que Timoteo y Tito ya sabían todo lo que necesitaban
saber sobre estos asuntos.
¿Epístolas evangelísticas?
Rotular a las epístolas como “pastorales” sugiere que miran hacia el interior, pero la
preocupación de Pablo no está limitada a la iglesia local. En el pensamiento de Pablo,
el liderazgo es importante porque afecta a la membresía, y la membresía es importante
porque la calidad de los creyentes determina la efectividad de su testimonio al mundo
exterior. De hecho, todo el énfasis de las cartas es arreglar a la iglesia para que el
mundo sea evangelizado. Por lo tanto, algunos sostienen que “epístolas evangelísticas”
sería una descripción más adecuada. Después de todo, esta preocupación por la
evangelización recorre todas las cartas. Pablo escribe acerca de la importancia de las
buenas obras que “adornan el evangelio”, haciendo el evangelio más atractivo para los
oyentes. La reputación entre los no creyentes es crucial, y es una medida de la aptitud
de un hombre para el liderazgo. A Timoteo se le dice específicamente que se “dedique
a la evangelización”.
Al mismo tiempo, Pablo insta a sus colegas a tratar con las cosas que hace que el
evangelio cause rechazo. Los falsos maestros estaban arruinando el carácter de la
iglesia y estaban creando barreras para el evangelio. Las relaciones entre miembros no
adornaban el evangelio; más bien, desalentaba a los de afuera para que escucharan lo
que la iglesia creía. Pablo creía que era crucial arreglar la iglesia para que el
evangelio avanzara en el vecindario. Dice a Timoteo que Dios “quiere que todos sean
salvos” y, por lo tanto, ellos deben asegurarse de que el pueblo de Dios sea un
testimonio positivo de esta realidad.
Epístolas apostólicas
El equipo apostólico
Fue en el contexto del equipo apostólico que Timoteo y Tito operaban. Pablo había
plantado las iglesias, y la tarea de ellos era arreglar los problemas que surgieron
después. Timoteo fue enviado a Éfeso y Tito permaneció en Creta, ambos en la
capacidad de delegados apostólicos (o “solucionadores de problemas”), para arreglar
las cosas en misiones de corto plazo. En ambos casos Pablo lo instó a hacer la tarea lo
más rápido posible antes de unirse a él en Roma.
Ésta no fue la primera ocasión en que se les había asignado esta función. Los dos
hombres habían sido enviados a Corinto en diferentes momentos y con resultados
diferentes. A Timoteo le había costado, pero Tito había sido algo más exitoso. Los
diferentes resultados en su trabajo pueden explicarse en parte por sus diferentes
enfoques ante el conflicto. Timoteo era un hombre tímido que necesitaba mucho aliento.
En contraste, Tito era más duro. Tito solo necesitaba que le dijeran qué hacer, en tanto
Timoteo necesitaba bastante aliento para avivar el don que estaba en él. Pablo tenía
que recordarle que Dios le había dado un espíritu de poder, de amor y de dominio
propio.
Un estudio de la forma en que Pablo se comunica en estas dos cartas sugiere que
tenía un afecto especial por Timoteo. Lo llama “mi querido hijo”. Al parecer, fue lo
más cercano a una familia que tuvo Pablo. Había una relación con Timoteo que era
especial, y es probable que Pablo lo viera como su segundo, a pesar de su diferencia
de temperamento y trasfondo.
No está claro exactamente cuánta autoridad tuvieron ambos para llevar adelante su
trabajo. A Timoteo se le indica frecuentemente que “ordene” a la iglesia, pero esto era
con relación a la doctrina apostólica que enseñaba Pablo, y no según sus propias ideas.
Lo que está claro es que la autoridad no era jerárquica, ni era sucesiva. La tarea de
los delegados apostólicos se completaba cuando entregaban el liderazgo de la iglesia a
ancianos y diáconos que pudieran continuar el liderazgo bajo la dirección de Cristo.
No “creaban” apóstoles adicionales.
En estas tres cartas, Pablo quiere que sus dos amigos se aseguren de que las iglesias
en ambos lugares tengan un sólido liderazgo y una sólida membresía. Como siempre,
Pablo no buscaba cantidad sino calidad. Él quería líderes de calidad y miembros de
calidad, porque sabía que esto produciría una gran cantidad de conversos.
Es interesante notar lo que Pablo no pide. No hace ninguna referencia al tamaño de
la iglesia o de su liderazgo, sino que parece más preocupado por la calidad del
liderazgo y la membresía. Dejó a Tito en Creta para mejorar la calidad de la
membresía, pero en Éfeso era la calidad del liderazgo que no estaba bien. La carta a
Tito le dice qué clase de miembros un apóstol debería dejar, pero las cartas a Timoteo
consideran el tipo de liderazgo que es necesario.
Podemos considerar las cartas de tres formas: desde el punto de vista del escritor,
desde el punto de vista de los lectores —Tito y Timoteo— y, finalmente, considerando
las situaciones en Creta y Éfeso que requerían de la guía de estos delegados
apostólicos.
Me resulta asombroso que alguien pueda cuestionar si Pablo es el auténtico autor,
dado que podemos construir toda la vida de Pablo a partir de estas cartas. Hay más
información personal sobre Pablo en estas cartas que en cualquier otra, así que es
difícil imaginar que no sean de él.
Cambios pasados
Pablo escribe acerca de los cambios en su vida, y reflexiona acerca de cómo, cuando
era un hombre blasfemo y violento, había perseguido la iglesia de Dios y se había
colocado del lado incorrecto de Cristo. Se llama el peor de los pecadores y está lleno
de gratitud hacia Dios, que lo tomó y lo designó para ser el apóstol a los gentiles.
Cuando Dios nos perdona, se olvida de lo que hicimos alguna vez, pero nosotros nunca
lo hacemos, y la reflexión de Pablo lo demuestra.
Circunstancias presentes
Pablo cuenta a sus colegas más jóvenes las dificultades que estaba experimentando y su
historia reciente. En 1 Timoteo leemos que había visitado Éfeso, Creta, Nicópolis,
Corinto, Mileto, Troas y España por primera vez. En 2 Timoteo reflexiona sobre su
situación en la prisión en Roma; no tiene la misma libertad que había disfrutado
previamente en su arresto domiciliario. Ahora está en una celda para condenados,
habiendo sido traicionado por Alejandro, el herrero, y habiendo empacado con tanto
apuro que había dejado su abrigo y sus anotadores. En esta carta pide a Timoteo que
vaya rápidamente y que lleve estos artículos antes del invierno. Sabe que podría estar
en ese lugar algún tiempo y que Nerón era impredecible, y que no podía confiar en que
fuera justo o equitativo.
Perspectivas futuras
Con este trasfondo conmovedor, Pablo escribe a Timoteo, su joven amigo. Podríamos
llamarlo su “última voluntad y testamento”. Tiene más de sesenta años de edad y es
consciente de que su vida está llegando a su fin. Durante su primer encarcelamiento,
Lucas escribió el libro de Hechos, principalmente como una defensa, para demostrar a
las autoridades romanas que Pablo no merecía la muerte. Pero en su segundo
encarcelamiento Pablo sabía que esa defensa no sería de ninguna ayuda, y temía lo
peor. La carta refleja su tristeza porque Demas lo había abandonado y otros habían
tenido una actitud cobarde, rehusándose a apoyarlo. Ahora es el momento de entregar
el bastón a Timoteo, que aún es joven y puede continuar ese trabajo. Escribe de su
trabajo hecho, una carrera corrida, una batalla ganada.
Además del patrón de su vida, también vemos el propósito de su vida. Está claro, a
partir de sus cartas, que Pablo vivía para el evangelio (también descrito como “la fe” y
“la verdad” en estas cartas) y alentaba a sus jóvenes colegas a tener la misma actitud.
Era una fuerte motivación para todo lo que hacía. Como resultado, quería describir la
actividad de Dios y la respuesta del hombre, para que sus jóvenes compañeros en la
obra, y en última instancia las iglesias, recibieran enseñanza que fuera “sana”. La
palabra griega que usa significa “saludable”, y Pablo lo veía como el antídoto perfecto
a las palabras venenosas ofrecidas por los falsos maestros y los hombres impíos en las
congregaciones.
Objetivo (divino)
DIOS
Hay partes de cada carta en las Pablo se centra en lo que Dios ha hecho. Escribe
acerca de la personalidad de Dios, su amor y gracia, y lo llama “el Salvador”. Dios es
conocido más frecuentemente como el Juez, y Jesús, como “el Salvador”, pero llamar a
Dios el Salvador encaja con lo que sabemos de Dios el Padre, que toma la iniciativa
enviando a su Hijo y entregándole todo el juicio en el día final.
Otros títulos describen la majestad del carácter de Dios en estas cartas. Él es el Rey
eterno, inmortal, invisible, a quien nadie ha visto ni puede ver, que vive en luz
inaccesible. Él es el único Dios sabio, el Dios vivo, el Rey de reyes y el Señor de
señores.
JESÚS
Jesús es visto como Juez y Salvador. Su obra en la cruz es descrita de varias formas.
Se nos dice que “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores”, que “destruyó
la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible” y “Él se manifestó como hombre; fue
vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído
en el mundo, recibido en la gloria” (1 Timoteo 3:16).
EL ESPÍRITU SANTO
Pablo también menciona dos aspectos de la obra del Espíritu Santo. Primero, escribe
acerca de la experiencia del Espíritu, recordando a Timoteo el momento en que recibió
un don del Espíritu, cuando Pablo y otros le impusieron las manos. Se le recuerda que
el Espíritu Santo es un Espíritu de amor, poder y dominio propio.
Segundo, escribe acerca del ejercicio de los dones espirituales, instando a Timoteo
a usar lo que se le dio cuando se le impusieron manos. No sabemos el o los dones que
recibió en este momento, o si las dos referencias a la “imposición de manos” en 1 y 2
Timoteo se refieren a su conversión u ordenación. Pero, sea como fuere, se lo alienta a
usar lo que ha recibido.
Subjetivo (humano)
Pasamos a continuación a considerar cuál debe ser la respuesta del hombre a la
iniciativa de Dios.
A lo largo de sus escritos Pablo deja en claro que hay tres dimensiones de la
salvación para el creyente, y estas cartas no son ninguna excepción. La salvación no es
ni instantánea ni automática, sino que se usan tres tiempos para describir el proceso de
la salvación.
Positivo:
Negativo:
Pero la línea final cambia el patrón: “Si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no
puede negarse a sí mismo”. Algunos sostienen que esto significa que un creyente nunca
puede perderse. Pero todo lo que está prometiendo Dios es que él permanecerá fiel a sí
mismo. Pablo contrasta la estabilidad de Dios con nuestra inestabilidad. Es cierto que
ningún creyente puede perderse, pero alguien que es infiel en realidad deja de ser un
creyente, porque literalmente está “sin fe”. En estas cartas, Pablo escribe acerca de lo
que se “desvían” de la fe, dando a entender que solían creer, pero ya no creen.
Parte del entendimiento de Pablo acerca de la salvación futura es que ganaremos una
corona. Debemos continuar perseverando para que podamos recibir todo lo que Dios
tiene para nosotros.
Juan Calvino, el influyente teólogo francés, es citado como alguien que enseñaba
que, una vez que una persona confía en Cristo, su salvación futura está segura. Pero en
realidad escribió:
Igual nuestra redención sería imperfecta si él no nos condujera siempre adelante hacia la meta final de nuestra
salvación. En consecuencia, apenas nos alejamos lo más levemente de él, nuestra salvación, que descansa
firmemente en él, gradualmente se desvanece. Como resultado, todos los que no reposan en él voluntariamente
se privan de toda gracia.
Raramente uso la palabra “salvación” hoy; prefiero usar, en cambio, la palabra
“reciclado”. Si alguien me pregunto a qué me dedico, le digo que estoy en el negocio
del reciclado. La mirada que recibo me dice que estoy en una ocupación bien vista.
Recién cuando les dijo que no reciclo papel o metal, sino que la materia prima son las
personas, empiezan a mostrarse alarmados. Pero creo que la imagen es completamente
bíblica. Después de todo, son las personas las que necesitan ser recicladas. Necesitan
ser restauradas al propósito original para el cual fueron creadas. Por cierto, la palabra
“Gehenna” en el Nuevo Testamento fue tomada del basural de Jerusalén.
Un versículo importante para nuestro entendimiento de la salvación es Tito 3:5, que
nos recuerda que Dios nos ha salvado mediante el agua del bautismo y el bautismo del
Espíritu. Las palabras son muy similares a Juan 3:5, que nos dice que nacimos de
nuevo de agua y Espíritu. Como demuestro en mi libro El nacimiento cristiano normal
(Anchor Recordings, 2013), Pablo veía al bautismo en agua y el bautismo en el
Espíritu como esenciales para la salvación. Solo porque hemos pensado en ser
salvados como obtener un boleto para el cielo llegamos a la idea falsa de que esos dos
bautismos no son esenciales para la salvación. Una vez que vemos a la salvación como
un proceso de reciclado, estas dos cosas se convierten en un elemento esencial. Pablo
dice que Dios nos ha salvado mediante el lavamiento de la regeneración y la
renovación del Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros generosamente. El
reciclado comienza en nuestro bautismo y continúa al ser bañados en el Espíritu Santo.
Timoteo y Tito
Completar la transición
La primera tarea para ellos consistía en completar la transición de iglesias que son
dependientes de apóstoles a iglesias con líderes locales. Necesitaban volverse
independientes en el sentido correcto de la palabra, para que su contacto con sus
padres fundadores pudiera disminuir.
Líderes de calidad
ANCIANOS
Pablo hace hincapié con sus dos amigos en la clase de ancianos que deben buscar.
Enfatiza el carácter, con un foco particular en la forma en que el anciano funciona como
cabeza de la familia, especialmente porque el anciano a menudo sería la cabeza del
hogar donde se reunían. Menciona el pago, sosteniendo que alguien que predica y
enseña es digno de un “doble honorario”.
Es interesante notar que Pablo menciona la necesidad de tener una buena reputación
entre la gente de afuera. Cuando una iglesia escoge a sus ancianos, puede ser muy útil
consultar a los que están afuera de la iglesia para tener una recomendación. Un buen
informe puede ser una buena señal.
Pablo enseña que los ancianos son varones. Si alguien me pregunta si una mujer
puede ser un anciano, le contesto que es posible, ¡siempre que esté casada con una sola
esposa! Ésta es, después de todo, una de las cualificaciones para un anciano. El peso
de otros pasajes me convenció que la función de anciano es una responsabilidad
masculina, así como la disciplina en el hogar es la responsabilidad última del padre.
Los líderes frecuentemente se quejan de que sus problemas se resolverían si tan solo
sus miembros los siguieran. ¡Mi sospecha es que el verdadero problema es que la
mayoría lo hace! Es inevitable que la gente siga a sus líderes subconscientemente. Tal
vez no sigan lo que los líderes dicen, pero sí siguen lo que los líderes hacen. Una de
las responsabilidades tremendas y aterradoras de ser un líder de iglesia es que uno ve
cómo sus fortalezas y debilidades aparecen en la iglesia. Por supuesto, este es un
peligro particular en un ministerio de un solo hombre, donde el carácter del hombre se
convertirá en el carácter de la comunidad. Con una pluralidad de ancianos, las
fortalezas y debilidades de los líderes individuales tienden a equilibrarse entre sí
mucho mejor. Es en parte por esta razón que las cualificaciones de los líderes de
iglesia (es decir, ancianos y diáconos) se centran en el carácter y no en el don. No se
trata tanto de lo que un líder puede hacer que lo convierte en un líder, sino lo que es,
tanto en el hogar como en público. La única capacidad que se requiere de los ancianos
es que sean capaces de enseñar, sea uno a uno o a la congregación.
DIÁCONOS
Las cualidades requeridas para ser un diácono son muy similares, aunque aparece la
sugerencia de que puede haber mujeres cumpliendo esta función también. Pablo escribe
acerca de mujeres, pero hay cierta discusión acerca de si se trata de esposas de
diáconos o de diaconisas. Todo el que sirve en la iglesia en una capacidad práctica
debe exhibir piedad, sin importar cuál sea su habilidad. Lo importante al trabajar para
el Señor en la iglesia son las relaciones, no la habilidad.
Está claro que no hay ninguna jerarquía. El nombramiento de un diácono no es el
primer escalón para llegar a anciano, aun cuando a veces se lo vea así. Los diáconos se
ocupaban de las necesidades temporales de la iglesia, mientras que los ancianos se
centraban en las necesidades espirituales.
Miembros de calidad
Las cartas también describen la importancia de los miembros de calidad en toda una
gama de cuestiones prácticas. Pablo escribe acerca de la importancia de la modestia
dentro de la iglesia y de una conducta respetuosa dentro de la sociedad, demostrada a
través de su preocupación en oración por sus líderes políticos. También está
preocupado de que se haga una provisión adecuada para los necesitados dentro del
hogar.
Enseña la importancia de que las mujeres mayores ayuden a las más jóvenes, de
respetar a los ancianos y de sostener a las viudas que lo merezcan.
La carta a Tito se centra especialmente en la calidad de la membresía. Pablo escribe
que el carácter piadoso debe verse en la iglesia, en el hogar, en el lugar de trabajo. De
hecho, la carta es un maravilloso plan de estudios para una clase de capacitación para
la membresía en la iglesia, mostrando cómo un miembro adorna el evangelio. La
constante preocupación de Pablo en estas cartas es que la iglesia luzca bien ante el
mundo. Es interesante notar que el catálogo de virtudes que Pablo usa en esta carta no
es una lista cristiana sino una lista griega. Los griegos tenían una lista de lo que
consideraban que era bueno en las personas, y Pablo en realidad usa esta lista pagana y
desafía a los cristianos a vivir de acuerdo con ella.
Esto no es una sugerencia de que la iglesia deba imitar las normas de moralidad del
mundo, pero sí que por lo menos deberíamos ser lo que el mundo llama bueno. Esto
implica, por supuesto, que lo no creyentes tienen discernimiento. ¡A menudo son ellos
quienes obligan a los cristianos a cumplir con sus estándares!
1. Pseudoepigráficas. Algunos dicen que las cartas no son de Pablo, sino son una
falsificación del segundo siglo que usa su nombre. Por lo tanto, no tendrían que
formar parte del canon.
2. Rabínicas. Otros sostienen que, si estas cartas son de Pablo, la enseñanza sobre
las mujeres es un retroceso a sus días rabínicos, antes de su conversión. Como un
hombre mayor, está volviendo a los prejuicios de su niñez judía.
3. Culturales. Sostienen que esta enseñanza es puramente cultural. Si Jesús estuviera
vivo hoy, hubiera escogido seis hombres y seis mujeres como apóstoles. La frase
favorita que resume esta posición es decir que Pablo estaba condicionado
culturalmente. La elección de Jesús de 12 hombres para ser sus apóstoles era una
actitud considerada, porque en su tiempo hubiera sido ofensivo tener apóstoles
mujeres, ¡un argumento que pasa por alto el hecho de que Jesús nunca hacía algo
simplemente porque era “diplomático”! Uno de los elogios que los fariseos tenían
para Jesús era: “no te dejas influir por nadie”. Si hubiera estado bien hacerlo,
entonces lo hubiera hecho.
4. Heréticas. Otros dicen que las mujeres tenían prohibido enseñar porque lideraban
muchas de las sectas. La iglesia necesitaba distanciarse de estas prácticas, así que
prohibía enseñar a las mujeres. Sin embargo, no hay ninguna evidencia en apoyo
de esta teoría.
5. Educativas. El siguiente argumento sugiere que la falta de educación de las
mujeres en el tiempo de Pablo hacía que fuera imprudente que tuvieran un papel
de enseñanza o liderazgo. Pero si esto fuera cierto, Pablo no tendría que haber
permitido que hombres sin educación lideraran la iglesia. En Hechos, el sanedrín
describe a los 12 apóstoles como hombres sin estudios ni preparación, que era la
realidad.
Pero está claro que Pablo enseña que las diferencias de género entre hombres y
mujeres se aplican todavía en la iglesia. No nos volvemos neutros en Cristo: Dios
quiere que seamos hombres viriles y mujeres femeninas. La enseñanza de Pablo se
destaca contra el descenso moderno hacia la “personeidad”, donde las distinciones son
minimizadas o eliminadas por completo.
Dios nos hizo hombres y mujeres, y nos necesitamos unos a otros. Nos hizo para
diferentes papeles y responsabilidades. Cuando los hombres se comportan como
mujeres y las mujeres se comportan como hombres, distorsionamos la belleza creativa
de Dios. Los hombres han recibido la responsabilidad de liderar. Si bien no es una
enseñanza popular hoy, está allí, en las escrituras. No podemos eludirla.
La segunda gran tarea era confrontar a los alborotadores. Cuando Pablo dejó a los
ancianos de Éfeso por última vez, les dijo que luego de su partida vendrían lobos
disfrazados de ovejas al mismo rebaño donde él había servido. En el tiempo de
Timoteo, esa profecía se estaba cumpliendo, que es el motivo por el que Pablo envió a
Timoteo, para deshacerse de los lobos.
Esta falsa enseñanza es un hilo común en estas epístolas. Está en segundo plano en
Tito y en primer plano en Timoteo. Si uno descuida un problema solo se vuelve peor,
pero si está dispuesto a enfrentarlo apenas aparece, entonces la cura puede ser más
rápida a la larga.
Comunicar la verdad
Para ser fieles comunicadores, Timoteo y Tito debían mostrar integridad en su manejo
de la verdad, y estar preparados para hacerlo “sea o no sea oportuno”. Pablo describe
a la doctrina que debe ser enseñada como “sana”, que viene de una palabra griega que
significa “saludable”. En contraste, los desvíos de la doctrina son como una
enfermedad, como gangrena en el cuerpo.
Esta enseñanza no debe estar limitada a los miembros de la iglesia, sino tiene un
foco más amplio. Timoteo es estimulado a “dedicarse a la evangelización”.
Politizado – el reino de Dios como un programa social solo para este mundo
Feminizado – Dios como una madre cariñosa más que un padre que
disciplina
Relativizado – sin distinciones absolutas entre lo verdadero y lo falso, entre
lo que está bien y lo que está mal
Sincretizado – mezclado con otras creencias en nombre de la religión
mundial
7 Para una discusión completa sobre éste y otros temas relacionados, ver el libro del autor, Leadership is male (El
liderazgo es masculino).
VIII. A LA GLORIA POR EL SUFRI-
MIENTO
53. Hebreos
54. Santiago
55. 1 y 2 Pedro
56. Judas
57. 1, 2 y 3 Juan
58. Apocalipsis
59. El milenio
53.
HEBREOS
Introducción
¿Difícil o delicioso?
Entre los lectores modernos, la opinión acerca de la carta a los Hebreos está muy
dividida. Para algunos, es una de las cartas más difíciles del Nuevo Testamento. En
parte se debe a que, a los ojos gentiles, es una carta muy judía, que describe
sacrificios, altares y asuntos sacerdotales con cierto detalle. Un entendimiento correcto
de Hebreos requiere cierta familiaridad con las Escrituras del Antiguo Testamento,
especialmente el libro de Levítico, que la mayoría de los gentiles no tiene. Además,
algunos de los argumentos en Hebreos no tienen relación con la mente moderna. ¿A
quién le importan los ángeles y las genealogías? Difícilmente sean un gran tema de
conversación, aun entre cristianos.
Sumado a esto, el griego de la carta a los Hebreos es muy complicado, si bien es
considerado ampliamente como el mejor griego del Nuevo Testamento. El Nuevo
Testamento fue escrito, no en el griego clásico, sino en el griego koine, el idioma de la
calle, en contraposición con el lenguaje de la universidad. Aun en la traducción
inglesa-española el idioma es refinado y sofisticado y, para algunos, esto representa
una barrera.
Pero Hebreos tiene sus simpatizantes. Algunos dicen que es el libro más delicioso
de toda la Biblia. Lo aman y lo disfrutan, generalmente por una de tres razones.
Nerón
La razón para escribir la carta queda en claro cuando consideramos lo que ocurrió
durante este período. La situación había cambiado considerablemente desde el tiempo
de la carta de Pablo a los Romanos, mayormente por la ascensión al trono imperial de
Nerón. Notamos en nuestro estudio de Romanos que, bajo Claudio, unos 40.000 judíos
fueron expulsados de Roma, a principios de la década de 50 d.C. (Fue en este momento
que Priscila y Aquila huyeron a Corinto, como se menciona en Hechos.) Como
resultado, la iglesia en Roma se volvió cada vez más gentil, de modo que, cuando los
judíos volvieron, luego de la muerte de Claudio en 54 d.C., comenzaron a aparecer
tensiones entre los creyentes judíos y los que tenían un trasfondo gentil, que ahora
estaban liderando la comunidad. Vimos, en nuestro estudio de Romanos, que Pablo
escribió para ayudar a los judíos a reintegrarse junto a sus hermanos gentiles.
Pero el reinado de Nerón fue un tiempo de mucho sufrimiento para la iglesia. Nerón,
como Hitler, hizo algunas cosas buenas al principio. Si uno lee la vida de Hitler,
encontrará que salvó a Alemania del desempleo y de la inflación, construyo grandes
rutas y ordenó la producción del escarabajo de Volkswagen como “el coche de
pueblo”. De igual forma, cuando uno lee la historia de Nerón encuentra que hizo
muchas cosas positiva para Roma en el principio. Escuchó los consejos de otras
personas y pudo gobernar sabiamente. Pero llegó un punto en que Nerón dejó de
escuchar y se convirtió en un dictador. Así como Hitler quería reconstruir Berlín,
Nerón quería reconstruir Roma. Tenía grandes ideas para tirar todo abajo y construir
los más grandes edificios que se hubieran edificado jamás. Concretamente, se convirtió
en un megalómano, y los que empezaron a sufrir más que nadie fueron los cristianos, y
muchos fueron muertos por Nerón.
En la carta a los Romanos no hay ninguna traza de persecución. La iglesia tiene que
combatir la inmoralidad en Roma, pero aún no hay ninguna persecución directa. Pero
en la carta a los Hebreos hay una sección que menciona la clase de persecución que ya
estaban sufriendo. Ninguno de ellos había sido martirizado aún, lo cual significa que
estaban en el medio del reinado de Nerón. Sus hogares estaban siendo vandalizados.
Sus posesiones estaban siendo confiscadas. Algunos de ellos habían estado en prisión;
de ahí la referencia hacia el final a visitar a “los presos”. Timoteo es mencionado
como uno de los que fue encarcelado y liberado. Ser cristiano se estaba volviendo
bastante difícil. No les estaba costando la vida todavía, pero les estaba costando casi
todo lo demás.
Creyentes judíos
Por supuesto, esto estaba ocurriendo a todos los creyentes, ya sea gentiles o judíos, así
que ¿por qué fue escrita esta carta solo a creyentes judíos? La respuesta es muy
sencilla, y explica toda la carta. Los judíos tenían una forma de escapar del sufrimiento
que no estaba a disposición de los creyentes gentiles. Los creyentes judíos podían
evitarse problemas si volvían a la sinagoga. En este momento el cristianismo era
ilegal, pero el judaísmo seguía siendo legal, con sinagogas “registradas” oficialmente
La iglesia era una iglesia subterránea, como en la era comunista en Rusia y China, y en
algunas partes del mundo musulmán hoy.
En consecuencia, los creyentes judíos podían volver a la sinagoga y así sacar a sus
familias de la persecución. Hasta podían decir que volvían al mismo Dios. Pero el
costo de hacerlo —de hecho, la única forma para que volvieran a la sinagoga judía—
era negar públicamente su fe en Jesús. Era un gran dilema. Habían oído acerca de
Jesús, y creían que él era el Mesías. Pero, habiéndose unido a la iglesia, ahora veían
que sus hijos eran perseguidos en la escuela, sus ventanas eran rotas y sus propiedades
eran confiscadas. Sabían que si llevaban a sus familias de nuevo a la sinagoga estarían
seguras. Pero tendrían que decir, delante de la sinagoga, “Niego que Jesús es el
Mesías”.
En consecuencia, la carta fue escrita principalmente para creyentes judíos, contra el
trasfondo de la persecución. El escritor usa metáforas de la navegación para instarlos a
mantenerse firmes —“no leven sus anclas, no vayan a la deriva, no arríen las velas”—,
que podría sugerir que tiene experiencia en navegación.
Exhortación y exposición
Al final, dice que ha “escrito brevemente” unas “palabras de exhortación”. Ciertamente
es una carta de exhortación, ¡pero no tan breve! Una exhortación es muy práctica. No
intenta enseñarles doctrina, sino está intentando evitar que vuelvan a la sinagoga. Todo
lo que dice, desde el principio hasta el final, apunta a este problema. Les arroja todo.
Les ruega, les advierte, les habla de manera tierna pero firme. Usa todos los
argumentos que puede, porque teme que ellos perderán su salvación si vuelven al
judaísmo.
Si apreciamos este llamado apasionado evitará que veamos al libro como una
exposición doctrinal. Muchos predicadores que he oído explican esta carta como si
fuera puramente un estudio de Cristo, y se pierden el elemento práctico. Según el
diccionario inglés Oxford English Dictionary, la palabra “exhortar” significa
“amonestar con urgencia, instar a alguien a seguir un curso de acción”. Toda la carta
está instando a las personas a un curso de acción específico. El llamado es a la vez
negativo y positivo: “Por favor no retrocedan, sino sigan adelante”.
Hay una historia verídica de una persona que falleció en las cuevas de Yorkshire. Lo
que dijo el médico forense en la investigación fue: “Si tan solo se hubiera mantenido en
movimiento hoy estaría vivo”. En cambio, se sentó y se quedó en un lugar, y murió por
hipotermia. Éste es el mensaje de Hebreos: “¡Manténganse en movimiento!”.
Pero el lenguaje no es de reprimenda. El autor se identifica con sus lectores. Dice:
“Sigamos”, poniéndose al lado de ellos. Por cierto, se llama a sí mismo un paráclito
(que es también el título dado al Espíritu Santo en el Evangelio de Juan, y significa
“reemplazo, fortalecedor”). Podríamos pensar en él como un alpinista que vuelve a
buscar a alguien al final de la cuerda para subir con él y ayudarlo a alcanzar la cima.
El patrón de la carta es inusual para el Nuevo Testamento, ya que el escritor alterna
constantemente entre la exposición y la exhortación. (La mayoría de los libros de
Nuevo Testamento tiene primero la doctrina y la aplicación después.) Está en todo
momento discutiendo y rogando, y las proporciones de discusión y ruego cambian al
avanzar en la carta.
En los capítulos 1 y 2 tenemos una larga discusión y un breve ruego. Pero,
gradualmente, al seguir leyendo el libro, hay discusiones más cortas y ruegos más
extensos, hasta que el capítulo 11 da una breve exposición seguida por un largo ruego
en los capítulos 12 y 13. El escritor presenta más discusión y menos ruego al principio,
y menos discusión y más ruego al final. Ésta es una razón por la que la primera parte es
un poco más difícil de entender que la segunda.
Las secciones de ruego están llenas de frases de invitación, como, por ejemplo:
“Dejemos de lado todo impedimento y sigamos corriendo, mirando a Jesús”, “Sigamos
adelante”, “Vayamos hasta el final”, “Vayamos por el premio”. Este tipo de invitación
aparece 13 veces en toda la carta, pero 8 veces en la última sección. Es una gran
progresión hacia un ruego personal, capaz de conmover a todos menos los más
endurecidos.
La mayoría de los argumentos se toman del Antiguo Testamento, que eran las únicas
Escrituras que tenían (aparte de la carta de Pablo a los Romanos). Estos argumentos
habrían sido aceptados de buen grado por los creyentes judíos. El escritor trata el
Antiguo Testamento de dos formas: de manera negativa, contrastando la vida inferior
bajo el Antiguo Pacto con la que disfruta el creyente del Nuevo Pacto y, de manera
positiva, notando la continuidad entre los dos Testamentos y los mucho ejemplos que
podemos emular. Citando a Agustín: “El Nuevo en el Antiguo está oculto, el Antiguo en
el Nuevo revelado”.
Lenguaje y estructura
Muchos encuentran que el lenguaje y la estructura de Hebreos son difíciles de entender.
El diagrama a continuación nos ayudará. Nos da un bosquejo de la forma de los
capítulos 1-2, mostrando la división entre el cielo y la tierra. Dios en el cielo habló sus
palabras a través de ángeles y a los profetas en trazos y trozos. Uno puede armar toda
la vida de Jesús a partir de Antiguo Testamento. Es como un rompecabezas cuando
abrimos la caja por primera vez. Los profetas dieron la palabra a los hombres, pero en
realidad la palabra les trajo muerte, porque la palabra de la Ley traía muerte.
Luego vemos cómo “en estos días finales no ha hablado por medio de su Hijo”. El
Hijo nos ha hablado a través de los apóstoles. Escuchamos las palabras de los profetas
en el Antiguo Testamento y las palabras de los apóstoles en el Nuevo Testamento.
Jesús se hizo hombre, murió y luego volvió al cielo como nuestro Pionero.
“Pionero” es un título favorito para Jesús en la carta a los Hebreos. Significa el
“abridor de sendas”, el que fue adelante para que lo sigamos. Hizo todo esto para que
pudiésemos seguirlo de vuelta al cielo. También se nos dice que ahora está por encima
de los ángeles. Un hombre nunca había estado por encima de los ángeles hasta que
ascendió Jesús. Desde esta posición exaltada ha derramado el Espíritu Santo
prometido sobre nosotros, permitiendo que se hagan milagros. Los hombres, por lo
tanto, siguen al Pionero y terminan por encima de los ángeles, ocupando su lugar entre
los muchos hijos que Jesús llevará a la gloria. Los creyentes, por lo tanto, estarán por
encima de los ángeles, y serán servidos por ellos.
La forma de los capítulos 4-10 es algo más complicada. Debemos recordar que el
pensamiento hebreo es un pensamiento a lo largo de una línea de tiempo horizontal,
entre el pasado, el presente y el futuro, mientras que el pensamiento griego estaba más
orientado hacia el espacio: una línea vertical entre el cielo y la tierra. La carta a los
Hebreos combina estas dos perspectivas, y por eso el bosquejo a continuación puede
ser difícil de entender.
Tenemos la línea vertical entre lo celestial y lo terrenal, el mundo invisible y el
mundo visible, y tenemos la línea de tiempo horizontal entre el Antiguo Pacto y el
Nuevo. Todos se encuentran en la cruz. La fe nos lleva de lo terrenal y lo antiguo a lo
celestial y lo nuevo. La fe nos saca de lo terrenal y el pasado a lo celestial y el futuro.
El cuadrante inferior derecho nos recuerda que podemos volver a caer en la otra
dirección. Uno puede volver del Nuevo Pacto al Antiguo, y uno puede volver de lo
celestial a lo terrenal.
Los sacrificios antiguos debían ser repetidos; el nuevo sacrificio es una vez por
todas. Los antiguos sacerdotes están de un lado; el único Sacerdote, Jesús, de la orden
de Melquisedec, está del otro. El antiguo santuario tiene su tabernáculo cerrado, y el
nuevo tabernáculo tiene su trono abierto; podemos entrar directamente al Lugar
Santísimo ahora.
Veamos el libro ahora con algo más de detalle, tratando de comprender sus temas
generales.
Contraste negativo (capítulos 1-10)
No vuelvan al pasado
En los capítulos 1-10 el escritor traza un fuerte contraste entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento, entre el judaísmo y el cristianismo. Su argumento es muy sencillo: estaban
manejando un Rolls Royce, ¿y ahora quieren volver a manejar un viejo cacharro?
¿Quieren volver a calentar el agua en una pava para verterla en una tina de agua para
bañarse frente al hogar? ¿Quién escogería hacer cosas tan tontas cuando tiene lo último
y lo mejor a su disposición? Dice que una vuelta al judaísmo es volver a una posición
muy inferior. En los capítulos 1-6 argumenta que tener al Hijo de Dios es muchísimo
mejor que tener sirvientes de Dios.
1. PROFETAS (1:1-3)
Algunos estudiosos consideran la primera oración como el mejor griego en el Nuevo
Testamento, en cuanto a su construcción, ritmo y belleza. Se compara favorablemente
con las palabras más famosas de Génesis 1:1 y Juan 1:1. El versículo incluye tanto
continuidad (Dios ha hablado) como contraste (por su Hijo) con el Antiguo Testamento.
Primero, el escritor considera las “viejas palabras” de los profetas, desde Moisés
hasta Malaquías. Estas palabras estaban en:
a. Muchos fragmentos. Eran como piezas de un rompecabezas. Amós considera la
justicia, Oseas la misericordia, Isaías la santidad. Pero cada uno contenía
predicciones acerca de Cristo.
b. Muchas maneras. La imagen en la tapa del “rompecabezas” cambiaba también.
Había prosa, poesía, predicción, historia, parábola, ley, canciones de amor y
visiones. La comunicación era a través de hombres y mujeres comunes de un
amplio rango de trasfondos sociales.
Luego el escritor compara estos métodos anteriores con las “nuevas palabras”. Dice
que, en estos “días finales” (es decir, en el período final de la historia, desde la venida
de Cristo), Dios nos ha dado un medio de comunicación final. Esta “Palabra” nos ha
sido dada como creyentes. Esta vez no fue incompleta sino “por medio de su Hijo”.
Continúa dándonos una visión tridimensional de Jesús.
(a) Creación
i. Lo obtiene todo al final. Dios había hecho a Jesús el heredero de todo. Un día el
Hijo lo tendrá todo. Salmos 2:8 habla de las naciones como su herencia. Aquel
por cuya ropa echaron suertes al final de su primera visita volverá y reinará sobre
todos los reinos y pueblos.
ii. Lo hizo todo en el principio. Este Hijo lo comenzó todo. No fue solo un humilde
carpintero, sino que estuvo en el principio mismo como el Creador, iniciando y
decidiendo sobre la creación.
iii. Lo mantiene todo andando mientras tanto. Mientras estuvo en la tierra demostró
su poder para “calmar la tormenta”. En su vida resucitada, está al timón del
universo, manteniéndolo todo unido.
(b) Creador
i. Vemos un reflejo de su resplandor. Como la luz del sol es para sol, así su gloria
es para el Hijo. La gloria forma parte de su ser intrínseco.
ii. Él es el sello del parecido de Dios. Así como un sello se hace mediante una
impresión, Cristo es la impresión exacta de Dios. Cuando vemos a Jesús, vemos
al Padre.
(c) Criatura
i. Salvador en una cruz. A pesar de todo lo que hemos dicho, este Hijo glorioso
murió en una cruz. Al hacerlo, hizo la purificación por los pecados. Esta vez no
fue mediante una palabra, sino por su acción, permitiéndose ser el sacrificio. Ésta
fue su obra. Ni siquiera su Padre, Dios, podía compartirla con él.
ii. Señor con una corona. Pero no permaneció muerto. Fue levantado y glorificado.
Él es el Señor, ascendido sobre todo y al timón del universo: el Príncipe de Paz,
el Profeta, Sacerdote y Rey a la diestra de Dios. Esta posición exaltada de Jesús
lleva al escritor naturalmente a la próxima sección, donde mira al Hijo con
respecto a los seres angélicos.
2. ÁNGELES (1:4-2:8)
Las escrituras describen a los ángeles como seres celestiales, espirituales y
sobrenaturales por arriba del hombre y por debajo de Dios. Son el orden creado más
elevado. Si bien eran venerados dentro del judaísmo, el escritor sostiene que son
meros sirvientes ministradores. Pregunta a sus lectores: “¿Quieren volver a la etapa en
que el único contacto que tenían con el cielo era a través de ángeles? Tienen al Hijo; es
imposible acercarse más al Padre que eso”.
Los judíos otorgaban a los ángeles una condición exaltada como intermediarios o
mensajeros. Los cristianos, en cambio, tienden a pensar demasiado poco en los
ángeles. Por lo tanto, era necesario para el escritor comparar a Cristo con los ángeles,
de modo que los lectores vieran a ambos en su verdadera luz.
3. APÓSTOLES (3:1-4:13)
Un apóstol es alguien “enviado” por Dios para cumplir una tarea, como ocurrió con
Moisés y Josué. Pero Jesús fue un apóstol “mejor” que ambos, ya que fue “enviado”
para un propósito superior.
i. Casa fiel. En hebreo, la palabra “casa” significa tanto “edificio” como “familia”,
de manera similar a la expresión “la casa de Windsor”, que se refiere a las
generaciones que pertenecen a la familia real. Jesús es descrito como “constructor
de una casa fiel”. Nosotros somos las piedras que forman parte del edificio. Pero
el escritor pregunta si somos tan fieles en nuestra fe como lo fueron Moisés y
Jesús.
ii. Corazones infieles. Tristemente, Israel fracasó en su tarea de ser fieles a Dios.
Solo dos personas entre 2,5 millones entraron en la Tierra Prometida. Los líderes
fueron buenos, pero no los seguidores.
Jesús es como Moisés, porque saca a su pueblo afuera, pero también como Josué,
porque conduce a su pueblo a entrar en la Tierra Prometida. Éste es un recordatorio de
que es importante no solo recordar de donde hemos sido salvados sino también
considerar para qué hemos sido salvados.
1. SACERDOCIO (MELQUISEDEC)
En el libro de Levítico vemos muchas sombras de Jesús. Los sacrificios son la sombra
del sacrificio que hizo él por el pecado en la cruz. Los sacrificios de animales son
sombras de Jesús, que es descrito en el Nuevo Testamento como el Cordero de la
Pascua. El sacerdocio de Aarón y su familia es una sombra de la obra sacerdotal de
intercesión de Cristo por nosotros.
Jesús aparece también como sombra en el libro de Génesis, en Melquisedec, el
misterioso sacerdote -rey que reinó sobre Jerusalén siglos antes que fuera tomada por
los judíos, y que dio pan y vino a Abraham.
2. PACTO (NUEVO)
Pero está también la sombra de la relación de pacto de Dios con su pueblo a través de
Cristo. El escritor pregunta por qué estaban considerando volver al Antiguo Pacto
ahora que estaban en el Nuevo. El Nuevo Pacto, después de todo, estaba basado en el
perdón y lo que yo llamo “olvidón”. Creo que el milagro más asombroso es que,
cuando Dios perdona, también olvida.
Cuando era pastor en Millmead Centre, Guildford, un domingo todos se habían ido
luego del culto, pero había una anciana sentado en la iglesia sola, llorando
desconsoladamente. Me acerqué y me senté a su lado, y le pregunté cuál era su
problema. Me explicó que años atrás había hecho algo terrible, y que si sus familiares
y amigos se enteraran nunca volverían a hablarle. Dijo que durante 30 años había
estado pidiendo a Dios que la perdonara, y nunca lo había hecho. Le dije que la
primera vez que se lo pidió la había perdonado y se había olvidado. ¡Así que durante
30 años él no había tenido la menor idea de lo que estaba diciendo! Recorrimos varias
escrituras que hablaban del Nuevo Pacto y de cómo Dios ya no recordaba sus pecados.
Me llevó 20 minutos convencerla que Dios se había olvidado del asunto. Se incorporó,
y yo no podía dar crédito a mis ojos: ¡se puso a bailar por toda la iglesia! Tenía unos
70 años, y ahí estaba, danzando de pura alegría. ¡Dios se había olvidado! Nuestro
problema es que nosotros no podemos olvidarlo, así que luchamos por perdonarnos a
nosotros mismos.
3. SACRIFICIO (CRUZ)
También vemos una sombra cuando Abraham ofreció a Isaac como un sacrificio.
Muchos suponen que este incidente ocurrió cuando Isaac era un muchacho, pero en
realidad él tendría más de treinta años. Cada imagen judía de la escena muestra un
hombre adulto que fácilmente podría haber resistido a su padre, pero eligió someterse
a él. No nos damos cuenta de su edad en parte por las divisiones de capítulos. Pasamos
por alto en próximo incidente, que aparece en el capítulo que sigue, que habla de la
muerte de Sara y nos dice la edad que tenía Isaac cuando murió ella. Isaac tenía unos
33 años, y el monte fue la misma montaña donde murió Jesús en la cruz, el monte
Moria. Los paralelos son muy claros. En este caso, por supuesto, un ángel detuvo a
Abraham, y un carnero atrapado por sus cuernos fue sacrificado en esa montaña. Siglos
después, el Cordero de Dios tuvo su cabeza coronada con espinas y fue ofrecido en el
monte Moria.
El escritor, entonces, les hace ver la inferioridad de un retorno al judaísmo, con sus
sacrificios repetitivos y su pacto inferior. Si volvían al judaísmo, estarían rechazando
el sacrificio de una vez por todas de Jesús.
Fe en Dios
Un tema común es el de la fe. Cuando consideramos los recursos que tenían los héroes
del Antiguo Testamento, su fe nos deja admirados. No tenían nada de la revelación que
tenemos en Cristo. No tenían el derramamiento del Espíritu Santo. Y, sin embargo, esos
hombres siguieron creyendo, aun cuando nunca vieron aquello en lo que creían.
Tenemos una especie de relación doble con el Antiguo Testamento. Hay algunas cosas
que dejamos atrás, porque son sombras y ahora tenemos la sustancia. Pero hay algunas
cosas que tenemos que emular, particularmente en el área de la fe. El escritor recorre
un grupo tras otro en el Antiguo Testamento:
1. Su fe fue demostrada por lo que hicieron. Por fe Noé construyó el arca; por fe
Abraham vivió en carpas durante el resto de su vida; por fe Moisés dejó la
comodidad de Egipto, etc. Como lo dice Santiago en su epístola: “Muéstrame tu fe
por tus obras”. La verdadera fe se demuestra en acción.
2. La segunda cosa que debemos notar es que todos estos hombres seguían viviendo
por fe cuando murieron, pero nunca vieron aquello en lo que creían. La fe para
ellos no era una decisión única en una cruzada, sino una confianza continua hasta
que murieron, aun cuando nunca vieron lo que fue prometido.
Al final del capítulo 11 hay un tremendo recordatorio de que estos grandes héroes de la
fe están esperando que los alcancemos. ¡Entonces nos uniremos a ellos para ver
aquello en lo que creyeron! Por ejemplo, Abraham dejó una cómoda casa de dos pisos,
con calefacción y agua corriente, para obedecer la voz de Dios. Los arqueólogos han
excavado las casas de la región de origen de Abraham, Ur de los caldeos, y eran las
casas más modernas y cómodas que uno puede imaginar. Él tenía 75 años cuando Dios
le dijo que debía dejar su casa para vivir en una carpa el resto de su vida. ¡Imagínese
como se sentiría usted si tiene una linda y cómoda cabaña con calefacción central junto
al mar y Dios le dijera que quería que dejara sus parientes y amigos para vivir en una
carpa en las montañas hasta el último día de su vida! Pero Abraham lo hizo, por fe. Y
un día nos uniremos a él para disfrutar de todo lo que Dios tiene para su pueblo.
Foco en Jesús
Pero nuestra atención no debe estar en Abraham, ni en ninguno de los otros grandes
héroes de la fe. ¡Debemos fijar nuestros ojos en Jesús! En los últimos capítulos, el
escritor se centra en tres áreas en las que debemos focalizarnos en Jesús:
“Pasajes problemáticos”
Después de hacer una reseña del libro, miremos ahora los que se consideran “pasajes
problemáticos” de Hebreos, ¡aunque vale la pena notar que el rótulo “pasaje
problemático” se le da habitualmente a los pasajes que no encajan con lo que los
lectores ya creen! Me preguntan constantemente, por ejemplo: “¿Qué piensa usted
acerca de los pasajes problemáticos de Pablo sobre las mujeres?”. No creo que haya
ningún pasaje problemático sobre mujeres. ¡Solo son “problemas” para los que
discrepan con esos pasajes!
El supuesto “problema” en Hebreos tiene que ver con la sugerencia de que los
creyentes pueden apartarse de la fe en Jesús y no ser salvos en el día final. La más
conocida de estas advertencias se encuentra en el capítulo 6 de Hebreos. Pero la carta
también incluye varias otras advertencias severas para los que se desvían (ver 2:1-2;
3:5-6, 12-14; 6:4-8, 11-12; 10:23-30, 35-39; 12:14-17). Estos versículos representan
un hilo que recorre toda la carta y que comienza en el capítulo 2 con las palabras:
“¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?”. Cada vez
que escuchado el pasaje citado, ha sido con referencia a los pecadores que están
descuidando el evangelio. Pero el “nosotros” aquí se refiere a creyentes cristianos. El
escritor está diciendo que todo lo que tenemos que hacer para meternos en peligro es
descuidar nuestra salvación. La mayoría de las iglesias tienen miembros que se han
apartado.
Este tema continúa con dos pasajes en el capítulo 3, el pasaje largo en el capítulo 6 y
otro en el capítulo 10, que dice: “Si después de recibir el conocimiento de la verdad
pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados …” Esto ha llevado a
algunos comentaristas a concluir que las personas en cuestión no eran creyentes. El
autor tiene que haber estado escribiendo acerca de no creyentes que se interesaron en
el cristianismo pero no continuaron. Después de todo, ¿qué pasa con la frase “una vez
salvo, siempre salvo”? ¡Pero la descripción en el capítulo 6 de personas que corren
peligro sin duda es una descripción de quienes han nacido de nuevo! El escritor habla
de quienes han sido “iluminados”, que han “saboreado el don celestial”, que han
“tenido parte en el Espíritu Santo”, que han “experimentado la buena palabra de Dios y
los poderes del mundo venidero”. No puedo hacer encajar a ningún no creyente en esa
descripción. En cualquier otra carta estas frases ni siquiera hubieran sido cuestionadas
como una descripción de cristianos.
Hay un pasaje en 1 Pedro que usa un lenguaje casi idéntico para describir a los
cristianos: “Deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos.
Así, por medio de ella, crecerán en su salvación, ahora que han probado lo bueno que
es el Señor”. Esto se refiere claramente a creyentes, pero está usando un lenguaje
similar a Hebreos capítulo 6. Todo 1 Pedro está dirigido a creyentes. Aun cuando los
llama “infantes espirituales” sugiere que han nacido de nuevo.
Las advertencias dadas involucran dos fases. La primera fase es descuidar la fe y
apartarse. La segunda fase es negar la fe. Hay una diferencia, por lo tanto, entre la
primera fase (que se conoce como apartamiento) y la segunda (conocida como
apostasía).
El apartamiento es una condición recuperable pero, según Hebreos 6, podemos
llegar a un punto de no retorno donde no hay ninguna posibilidad de recuperar nuestra
salvación. Hebreos 6 no discute si uno puede perder la salvación sino si, habiéndola
perdido, puede volver a encontrarla. La respuesta es que no es posible. Debemos
advertir a los que se están apartando y desviando del peligro en el que se encuentran,
porque pueden llegar a un punto es que no podrán encontrar su camino de vuelta.
¡Desearía que Hebreos no dijera esto! Pero no puedo eludir el capítulo 6 y otras partes
de la epístola, que tienen un clamor urgente desde el principio al fin. Este peligro
terrible surge a lo largo del camino para quienes “levan su ancla”, “arrían sus velas” y
“van a la deriva”.
Algunos sugieren que son advertencias hipotéticas, que este peligro severo nunca
podría ocurrir. Pero este argumento no tiene sentido. Creo que es hipocresía amenazar
a personas con cosas que nunca podrían ocurrir. La Biblia es la palabra de verdad, y
no un libro que juega con la gente. Hebreos por sí solo alcanza para convencerme de
que es posible llegar a un punto de no retorno al desviarnos de Jesús, aun sin otros
pasajes en otros libros de Nuevo Testamento. El último punto de apostasía para estos
creyentes hebreos sería pararse frente a una sinagoga y negar que Jesús es el Mesías.
Al hacerlo, estarían volviendo a crucificar a Jesús. El escritor advierte que si uno
vuelve a crucificar a Jesús, él ya no puede beneficiarlo, que es una advertencia
solemne.
Es importante agregar que esto no significa que los creyentes tengan que despertarse
cada mañana preguntándose si son salvos o no. Hay una seguridad en el Nuevo
Testamento que surge del andar de un creyente con el Señor. La seguridad, en el Nuevo
Testamento, no está basada en una decisión tomada en un punto del tiempo, sino en la
relación presente que uno tiene con Dios. Pablo nos recuerda en su carta a los
Romanos que el Espíritu sigue testificando con el espíritu del creyente de que es un
hijo de Dios (Romanos 8:16; comparar 1 Juan 4:13).
Dicho de otra forma, uno puede tener una seguridad presente de que está en el
camino al cielo, pero no creo que haya ninguna garantía de que uno llegará allá. Si uno
sigue en el camino y sigue creyendo en Jesús, llegará seguramente. La enseñanza en
Hebreos no produce cristianos neuróticos que se preguntan si son salvos o no, sino
cristianos serios que no juegan con Dios, que no se apartan y no descuidan su fe para ir
a la deriva.
A lo largo del Nuevo Testamento hay algunas advertencias muy solemnes a los
cristianos contra apartarse. En Juan 15 Jesús dice: “Yo soy la vid; ustedes son las
ramas. Si alguien permanece en mí y yo en él, dará mucho fruto”. Pero luego dice: “Si
alguien no permanece en mí, es como una rama que es tirada y se marchita; estas ramas
son levantadas, arrojadas al fuego y quemadas”. ¡No puedo torcer esto! El sentido
común nos dice lo que significa.
Es interesante que el fracaso de más de dos millones de judíos que habían dejado
Egipto para llegar a Canaán es usado por tres escritores diferentes del Nuevo
Testamento como una advertencia para los cristianos de que pueden haber empezado
bien sus vidas cristianas pero deben asegurarse de llegar. Tal vez hayamos salido de
Egipto, pero tenemos que llegar a Canaán. Esto es usado por Pablo en 1 Corintios 10,
por el escritor de Hebreos, en el capítulo 4 de su carta, y por Judas, como una
advertencia para los cristianos. Los exitosos no son lo que parten sino los que llegan.
Recuerdo haber visto a Billy Graham en una entrevista en televisión. El
entrevistador le hizo una pregunta que nunca le habían hecho antes: “¿Cuál será su
primer pensamiento cuando llegue al cielo?”. Billy contestó inmediatamente: “¡Alivio!
Alivio porque llegué”. Ahí tenemos un hombre humilde que no está completamente
seguro, pero que sabe que está en el camino. Yo sé ahora mismo que estoy en el camino
al cielo; el Espíritu me dice que estoy en el camino correcto. Pero no puedo decirle
más que eso. Mi intención es seguir viajando hasta que llegue.
El progreso del peregrino, de Juan Bunyan, describe la vida cristiana como un viaje,
desde la ciudad de pecado a la ciudad celestial. Al final, el personaje principal,
“Cristiano”, y su compañero enfrentan el cruce del río Jordán, el oscuro, profundo y
negro río de la muerte. No les gusta para nada. El compañero de Cristiano dice que no
está dispuesto a atravesar ese río, y toma un sendero lateral a la izquierda, esperando
encontrar otra forma de cruzar. Bunyan escribe: “Así que vi en mi sueño que hay un
camino al infierno, aun desde las puertas del cielo”. El compañero había estado en el
camino correcto, pero lo dejó justo antes de llegar a la ciudad celestial.
Este tema también está claro en Apocalipsis. Todo el libro es un mensaje para
personas que están bajo una tremenda presión. La promesa para los que venzan es que
Dios no borrará sus nombres de Libro de la Vida del Cordero. ¿Qué significa esto? Si
usted quiere mantener su nombre en el Libro de Vida, entonces venza, siga hasta el final
mismo, nunca retroceda, mantenga sus ojos fijos en Jesús. Hay una advertencia en la
última página de la Biblia, donde dice que si usted mete mano en el libro de
Apocalipsis y comienza a sacar cosas y poner cosas, Dios le quitará su parte en el
árbol de la vida.
Como podrá ver, existe este hilo de advertencia junto a escrituras gloriosas que nos
hablan del poder para guardar de Dios. Si usted tiene al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo de su lado, tiene todo a favor suyo. Simplemente siga creyendo y llegará hasta el
final.
Conclusiones
8
En español, El camino al infierno.
54.
SANTIAGO
Introducción
¡Qué práctico!
La primera impresión del libro de la mayoría de las personas es que es
extremadamente práctico. Éste es el cristianismo sin vueltas para la vida cotidiana,
para la hora de la verdad. Es realista, con escaso foco en la doctrina y muchísimo en el
deber.
En mi estante en casa tengo varios comentarios sobre Santiago, todos con títulos de
“acción”: Truth in Action,9 Faith that Works,10 Behavior of Belief,11 Belief that
Behaves,12 Make Your Faith Work.13 Todos subrayan el hecho de que la palabra clave
de la carta de Santiago es “hacer”, una palabra que también es importante en el resto de
la Biblia. Lamentablemente tendemos a pasar por alto las palabras pequeñas y
preferimos subrayar términos teológicos como “justificación” y “santificación”, pero la
palabra “hacer” también aparece con frecuencia en la Biblia y es tan importante como
las otras.
En el Evangelio de Mateo hay una breve parábola acerca de un padre que dijo a sus
dos hijos que fueran a trabajar a su viña. Uno dijo que no iría inicialmente, pero fue, no
obstante. El otro dijo que iría, pero nunca llegó. Jesús pregunta cuál de los dos hizo la
voluntad del padre, y no cuál de los dos dijo lo correcto. Lo importante era el hacer
Ocurre lo mismo con Santiago. Tenemos este desafío de ser “hacedores de la
palabra” y no solo oidores de ella.
¡Qué ilógico!
Además de parecer sencillo, este libro también parece ilógico. Está lleno de consejos
prácticos que no pueden ser ordenados. Intenté hacer un diagrama de Santiago y fracasé
por completo. Hasta intenté obtener un bosquejo estructurado, pero no pude hacerlo por
la forma en que deambula de un tema a otro. Comienza un tema, luego lo deja, para
volver más tarde. Son perlas de sabiduría que no han sido enhebradas. Sin embargo, de
alguna forma esto sirve al propósito del libro, ya que es un libro que nos alienta a la
acción más que al análisis.
Los elementos prácticos e ilógicos sumados traen fuertes recuerdos del libro de
Proverbios, en el Antiguo Testamento, que también tiene poca estructura y se centra en
los tema de la vida cotidiana. Esto es lo que se conoce como literatura de sabiduría
judía. Los rabinos tienen diferentes formas de predicar, pero hay una forma en la que
simplemente “reflexionan en voz alta”. Se la denomina charaz. No hay ninguna
exposición preparada, sino simplemente un rabino anciano en la sinagoga que comparte
perlas y gemas de sabiduría.
Santiago claramente fue enseñado por un rabino de este tipo cuando era un joven,
porque es un maestro del charaz, y simplemente hace lo mismo para sus lectores.
¿Quién es Santiago?
Hay cinco personas llamadas Santiago (o Jacobo) en el Nuevo Testamento. Tal vez el
más conocido sea Santiago, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan, que fue el primer
apóstol martirizado, decapitado por Herodes en 44 d.C. Después está Santiago, el hijo
de Alfeo, otro de los Doce. Está Santiago, el padre de Judas (no el Iscariote). Está
Jacobo el menor (mencionado en Marcos 15:40). Finalmente, está Santiago el medio
hermano de Jesús. Fue este último Santiago quien escribió la epístola.
Santiago fue uno de los cuatro medios hermanos de Jesús que, junto con varias
hermanas (no sabemos cuántas) formaban su círculo familiar. Pocos se dan cuenta de
que cinco, y tal vez siete de los doce apóstoles eran primos de Jesús, lo cual explica
por qué tantos de ellos estuvieron presentes en una boda privada en Caná de Galilea
(ver Juan capítulo 2). Los discípulos no habrían aparecido en la fiesta sin haber sido
invitados.
Jesús encontró varios apóstoles entre su círculo familiar más amplio. Pero su familia
inmediata no sabía qué pensar de él. Cuando uno ha vivido con alguien durante 30 años
y de pronto anda diciendo que es el Mesías, ¡no puede ser fácil! Al comienzo de su
ministerio público parece desautorizar a María (la mayoría de los comentaristas
suponen que José había muerto ya). No la llamaba más “mamá”, sino “mujer”. “Mujer,
¿qué tengo que hacer contigo?” fue el primer comentario registrado de María, en la
boda de Caná.
Además, claramente había tensión entre Jesús y el resto de la familia. En un
momento, su familia vino para llevarlo a casa porque pensaban que había perdido el
juicio (Marcos 3:21). Cuando encontraron una gran muchedumbre que lo rodeaba,
enviaron un mensaje a Jesús: “Tu madre y tus hermanos y hermanas han venido para
llevarte a casa”. Él contestó: “Mi madre, ¿quién es mi madre? Mis hermanos y
hermanas, ¿quiénes son mis hermanos y hermanas? Todo el que haga la voluntad de mi
Padre en el cielo es mi madre, mi hermano y mi hermana”. Su familia pensaba que
éstas eran palabras sin sentido, y sin duda María se sintió herida por las implicaciones.
Al parecer, Jesús casi se disocia de su madre hasta la cruz, cuando dijo a Juan: “Ésa
es tu madre”, con lo cual estaba pidiendo a Juan que fuera hijo de María en su lugar.
Aparte de la mención de ella como una de las personas de la reunión de oración antes
del día de Pentecostés, esto es lo último que oímos acerca de ella en los Evangelios.
No volvemos a escuchar su nombre. Había cumplido el papel que le había tocado, y
ahora había concluido. Fue una mujer notable. Me gusta llamarla “bienaventurada”,
porque ella profetizó que todas las generaciones la llamarían bienaventurada. No estoy
dispuesto a llamarla virgen ahora, porque tuvo otros hijos después de Jesús a través de
José (Marcos 6:3).
Las cosas no eran fáciles entre Jesús y sus hermanos. En Juan 7:3-5 los hermanos le
recordaron que era el tiempo de la fiesta de Tabernáculos, y lo provocaron diciéndole
que realmente debía ir, porque los judíos esperaban que el Mesías llegara en esa fiesta.
¡Qué momento ideal como para presentarse!
Pero, a pesar de esta sospecha y desprecio, dos de estos hombres se convirtieron en
escritores del Nuevo Testamento: Judas y Santiago. Se dice que, cuando Jesús murió en
la cruz su hermano Santiago estaba tan profundamente afligido y tan lleno de
remordimiento por lo que había dicho acerca de él y por haberse burlado de él que dijo
que no volvería a comer. Hubiera ayunado hasta morir, excepto que tres días después
Jesús apareció a sus seguidores y a Santiago personalmente. Desde este momento,
Santiago se denominó un esclavo de Jesús.
Aunque estos dos hermanos escribieron dos libros del Nuevo Testamento, nunca se
aprovecharon de su relación con Jesús. Nunca dijeron: “Escúchenme; soy un hermano
de Jesús”. Judas llega a decir: “Soy el hermano de Santiago”. Sus propios hermanos se
persuadieron por la resurrección de que Jesús, que había vivido con ellos en la cabaña
del carpintero en Nazaret, no era ni más ni menos que el Hijo de Dios. Santiago
aparece mencionado como un miembro del pequeño grupo de oración que esperó la
llegada del Espíritu en Pentecostés. Los primos de Jesús lo siguieron, y su familia
inmediata creyó en él. Esto nos dice algo de la calidad del carácter de Jesús.
La siguiente mención de Santiago ocurre en Hechos 15, donde es el anciano que
preside la comunidad de Jerusalén. No era uno de los Doce y, sin embargo, claramente
por consentimiento unánime, era reconocido como el líder de la iglesia madre en
Jerusalén.
Su papel en Hechos 15 fue especialmente crucial. Enfrentó una crisis muy difícil y
delicada, la mayor en la vida de la iglesia primitiva. Tenía que ver con todo el tema de
la circuncisión, y si el cristianismo seguiría siendo una secta judía o se convertiría en
una fe universal. Santiago presidió la reunión que podría haber dividido a la iglesia
por el medio si no se hubiera llegado a un acuerdo. Pero Santiago salvó la situación
apelando al Espíritu y a las Escrituras. Pedro informó lo que había hecho el Espíritu
con Cornelio y su casa, y entonces Santiago dijo: “Bueno, eso encaja con lo que dicen
las Escrituras”, y citó al Antiguo Testamento. Es importante notar que, en vez de dar a
su grey una orden —ya que, como cristianos, no estaban bajo la Ley— los alentó a
escoger una respuesta de amor ante este tema.
Si hay una cosa que anhelo ver es personas que entienden el Espíritu y personas que
conocen las escrituras trabajando juntas. Corremos peligro de desviarnos. He sido
parte de la renovación carismática en este país, pero mi mayor preocupación es que se
está desviando de sus fundamentos bíblicos.
Tengo una preocupación equivalente por los que conocen las escrituras de atrás para
adelante pero no conocen la dinámica del Espíritu Santo. He escrito sobre este tema en
Word and Spirit Together.14
Por lo tanto, en base a este entendimiento del Espíritu y la palabra, Santiago emitió
un juicio en el que todos estuvieron de acuerdo. Lo que podría haber sido una
catástrofe se convirtió en un hermoso momento de unión, gracias a Santiago.
Luego del concilio, se envió una carta a los creyentes gentiles de todas partes, que
explicaba que los gentiles no debían tener ninguna carga de la Ley de Moisés, sino que
debían ser sensibles a los escrúpulos de los cristianos judíos cuando comían con ellos.
La carta promovió una posición similar a la que fijó Pablo en Romanos con relación al
desacuerdo entre cristianos sobre temas no tratados directamente por las escrituras.
Pablo dijo que los que tenían libertad en cuestiones discutibles deben estar preparados
para renunciar a esa libertad en bien del hermano más débil. Es cierto, por supuesto,
que cuanto más uno madura en la fe cristiana, más libre uno está de escrúpulos, pero
mientras una persona aún los tenga los creyentes más maduros deben ceder.
Los escrúpulos pueden ser muy molestos. A menudo nos sentimos culpables por
hacer algo porque se nos dijo que estaba mal cuando éramos niños. Se me enseñó de
niño que no debíamos andar en bicicleta o usar cámaras fotográficas los domingos.
Bueno, ¡pasaron varios años antes que descubriera que no había ningún versículo en la
Biblia sobre cámaras y bicicletas! Cuando trabajaba en una granja tenía que hacer unos
ocho kilómetros en bicicleta para ir a la iglesia, ¡y era muy extraño sentirse culpable
por ir en bicicleta para adorar a Dios! Pero, a medida que uno crece en Cristo, uno se
siente más libre para disfrutar de cosas que Dios le ha dado libremente.
Otros tal vez se sientan incómodos acerca de ciertas prácticas que son buenas en sí
mismas pero que podrían ser una piedra de tropiezo por su asociación con el pasado
precristiano de la persona. El ejemplo clásico es beber vino en una comida con un ex
alcohólico. Si usted sabe que para alguien esto sería un problema, es una actitud de
amor renunciar a su libertad por el bien de la conciencia del hermano cristiano. Si
estoy con un judío, me mantengo dentro de una dieta kosher, tal como hizo el apóstol
Pablo. Necesitamos ser adaptables y sensibles a las conciencias de otras personas y no
hacer ostentación de nuestra propia libertad.
Cuando Santiago envió esta carta desde Jerusalén a los creyentes gentiles, también
escribió otra carta dirigida a los creyentes judíos, y esta es la carta de Santiago. Es una
carta que dice a los judíos cómo comportarse en el mundo gentil. El consejo se
corresponde casi exactamente con la carta de Hechos 15 a los gentiles acerca de cómo
comportarse hacia el mundo judío. Es un reflejo en espejo de esa carta, aunque mucho
más larga.
Otros documentos históricos nos dicen que Santiago se quedó en Jerusalén y recibió
el apodo de “Santiago el Justo”, una cualidad hermosa para un anciano presidente.
También tenía un segundo apodo, “Oblias”, que significa baluarte, una persona
realmente confiable.
Santiago llegó a un final trágico pero glorioso. Luego de la muerte de Festo, el
gobernador romano, en 62 d.C., y antes que Albino asumiera el cargo, hubo un
intervalo de unos dos meses durante ese años durante el cual no hubo un gobernador
romano. Los líderes judíos aprovecharon la oportunidad para atacar a los cristianos,
porque no había ningún gobierno romano que dijera: “Ustedes no pueden matar a
nadie”. En ese momento lo capturaron, lo llevaron al pináculo del templo y dijeron:
“¡Ahora, blasfema a Cristo, o te arrojaremos desde aquí!”. Era el mismo pináculo
adonde el diablo llevó a Jesús, según Mateo 4. Santiago el Justo simplemente contestó:
“¡Veo al Hijo del Hombre viniendo en las nubes de gloria!”. Entonces lo arrojaron.
Pero la caída no lo mató, así que comenzaron a apedrearlo. Mientras yacía en el
piso, con sus huesos rotos y las piedras que llovían sobre él, dijo: “Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen”. La muchedumbre que observaba gritó: “¡Santiago el
Justo está orando por nosotros!”. ¡Qué final! Finalmente alguien, de pura misericordia,
tomó un garrote y lo golpeó en la cabeza, y murió. Por supuesto, fue solo uno de
muchos que perecieron por Jesús en esos primeros años.
Cuando los demás cristianos fueron a recoger su cuerpo para darle un entierro
decente, se quedaron asombrados porque vieron por primera vez sus rodillas, que
parecían las rodillas de un camello. ¡Aquí había un hombre que pasaba más tiempo de
rodillas que de pie!
Estaba bien considerado dentro de la iglesia. Eusebio, unos de los Padres de la
iglesia primitiva, dijo de él:
La filosofía y piedad que exhibía su vida en un grado tan eminente fue la ocasión
para la creencia universal en él como “el más justo de los hombres”.
De ahí su apodo, Santiago el Justo. Uno de los escritores de ese tiempo, Hegesipo,
dijo:
Santiago era un nazareo. Tenía la costumbre de entrar solo en el templo, y era
encontrado frecuentemente de rodillas rogando por el perdón de la gente, de modo que
sus rodillas se volvieron duras como un camello, porque las doblaba constantemente en
su adoración a Dios, y al pedir perdón por la gente. Debido a su enorme justicia fue
llamado “el justo”.
Autoría
Santiago era tan bien conocido que una identificación adicional al comienzo de su carta
era innecesaria; “Santiago” era suficiente. Es interesante que incluye varios dichos de
Jesús del Sermón del Monte (23 citas). Hasta donde sabemos, Santiago no estuvo allí
para escucharlos, así que tiene que haberlos tomado directamente de Jesús, o más tarde
de los Doce, a medida que la colección de los dichos Jesús empezó a circular.
Sin embargo, a pesar de la evidencia histórica que vincula a Santiago con esta carta,
se han arrojado dudas sobre su autoría, porque el estilo de la carta es muy distinto de
lo que podría esperarse de un galileo. Otros judíos despreciaban a los galileos, en
parte por su dialecto característico. Eran considerados como analfabetos. En Hechos,
el sumo sacerdote reflexiona sobre la valentía de los apóstoles: “¿Cómo pueden estos
hombres sin educación cuestionarnos así?”. Pero el estilo griego en el que está escrito
la carta es mucho más elegante que lo que sería de esperar.
Estilo
Santiago usa varios de los mejores recursos de la oratoria. Permítame
recorrerlos:Santiago usa varios de los mejores recursos de la oratoria. Permítame
recorrerlos:
1. Usa preguntas retóricas, es decir preguntas que no requieren una respuesta pero
hacen que el oyente piense. Ver 2:4-5, 14-16; 3:11-12; 4:4, 12.
2. Usa afirmaciones paradójicas para llamar la atención. Por ejemplo: “Hermanos
míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas
pruebas” (1:2). “Dichosos” y “pruebas” no parece ir juntos, así que logra la
atención. Vea también la ironía en 2:14-19; 5:5.
3. Tiene conversaciones imaginarias en las que crea un diálogo con alguien. De
nuevo, esto levanta el nivel de interés de las personas. A la gente siempre le
fascina escuchar conversaciones. Ver 2:18; 5:13.
4. También usa preguntas para introducir temas nuevos. Ver 2:14; 4:1.
5. Incluye muchos imperativos en la carta; ¡hay 60 en solo 108 versículos!
6. Personifica cosas. Habla del pecado como si fuera un animal, y usa imágenes y
figuras de la vida cotidiana. Habla de timones de barcos, incendios forestales y de
bridas y caballos en la vida de un granjero, todos los cuales captan la atención.
7. Usa hombres y mujeres famosos, como Elías, Abraham y Rajab, como ejemplos.
8. Usa en particular una forma de dirigirse a las personas —“ustedes”—, que es una
excelente forma de lograr la atención.
9. No tiene miedo de usar lenguaje duro. Ver 2:20; 4:4.
10. A veces usa antítesis vívidas (contrastando opuestos). Ver 2:13, 26.
11. Usa citas frecuentemente. Ver 1:11, 17; 4:6; 5:11, 20.
Los lectores
La carta no está dirigida a una iglesia o a un grupo de iglesias, o a una persona, como
la mayoría de las cartas del Nuevo Testamento. Está dirigida a las 12 tribus dispersas
por el mundo, que deja muy en claro que está dirigida a la Dispersión judía, a las
iglesias iniciadas entre los judíos dispersos por todo el Mediterráneo. Menciona al
Señor Jesucristo en el primer versículo, y a “mis hermanos” en 12 ocasiones.
Los judíos fueron dispersados dos veces: una vez a Babilonia, en el exilio
involuntario de 586 a.C., y de nuevo justo antes que llegara Jesús, cuando muchos
optaron por establecerse por todo el mundo del Mediterráneo. Había más judíos afuera
que adentro de Israel, con no menos de 40.000 judíos en Roma misma. Muchos volvían
tres veces al año para los festivales judíos, pero embebieron rápidamente la cultura
que los rodeaba, al punto que los judíos se convirtieron en sinónimos de hipocresía.
Cristo vino en el momento ideal para difundir el evangelio. Los judíos habían sido
dispersados por todo el Mediterráneo, los caminos romanos habían sido construidos y
el idioma griego era hablado en todas partes; era absolutamente perfecto. Dios había
preparado toda la situación para la rápida difusión de las noticias acerca de Jesús.
Cuando el apóstol llegaba a un nuevo lugar en sus viajes misioneros, iba primero a la
sinagoga, porque creía que los primeros conversos serían de la gente temerosa de Dios
de ese lugar.
Está claro que los discípulos judíos de la Dispersión alrededor del Mediterráneo
enfrentaban una situación completamente diferente que los creyentes judíos en casa. La
iglesia de Jerusalén estaba formada casi en su totalidad por creyentes judíos. Estaban
aislados y segregados, por lo que se volvieron demasiado estrictos. El legalismo y el
orgullo que lo acompaña eran sus mayores problemas. Pero en la Dispersión, los
creyentes judíos enfrentaban el problema de la asimilación. Muchos tenían vergüenza
de ser conocidos como cristianos y tenían una conducta demasiado laxa. Su problema
era la avaricia, porque la mayoría de ellos había salido de Israel por motivos
comerciales en busca de riquezas en otra parte. Se estaban pareciendo demasiado a los
gentiles.
Contenido
Riqueza
Nuestra introducción ha tocado una serie de temas que toma Santiago, y uno de los más
importantes son los negocios. Es una preocupación clave para todo judío. Habían sido
perseguidos de un país a otro, así que necesitaban un oficio o una profesión que fuera
fácil de transportar. Por este motivo tantos se han convertido en sastres, porque solo
necesitan llevar aguja e hilo con ellos para tener trabajo. Otros se han hecho joyeros,
porque los bienes de un joyero pueden ser empacados fácilmente en una maleta.
También se han convertido en prestamistas, por supuesto. En la Europa medieval no se
les permitía a los cristianos ser prestamistas, así que los judíos pasaron a ser
banqueros, entre los cuales los Rothschild fueron los más famosos.
Pero el foco en los negocios tiene sus propios problemas. Jesús dijo: “No pueden
adorar a Dios y al dinero”; no pueden dedicarse a Dios y a hacer dinero al mismo
tiempo. Los fariseos se burlaron cuando Jesús dijo eso, porque eran a la vez ricos y
religiosos. Pero Jesús dijo: “Es imposible”. Ellos dijeron: “No sabe cómo hacer
dinero, así que está en contra de los ricos”. Pero Jesús nos advirtió constantemente que
es difícil que los ricos entren en el Reino; y, por supuesto, según los estándares del
Nuevo Testamento, la mayoría de los cristianos occidentales son ricos. El dinero
mismo es neutral, y puede hacer mucho bien. Pero Pablo escribe: “El amor al dinero es
la raíz de toda clase de males”.
Está claro, a partir de la carta de Santiago, que la riqueza había corrompido a
algunos de sus lectores. Estaban explotando a sus empleados, reteniéndoles sus
salarios para ayudar al flujo de dinero del negocio. Se estaban autocomplaciendo,
gastando su dinero en lujos innecesarios. Estaban halagando a los ricos que venían a
sus reuniones, diciendo a los pobres que se sienten atrás pero acompañando a los ricos
a los primeros asientos. Otros estaban insultando y despreciando a los pobres.
Es igual en todo el mundo; cuando uno gana dinero, se considera exitoso, y a los
demás como fracasados. El esnobismo acompaña la riqueza.
Esta actitud prevalece en algunas iglesias hoy, donde las pocas personas ricas de la
comunidad controlan en realidad lo que ocurre. El personal se resiste a ser impopular,
por temor a airar a los grandes donantes, que tienen una autoridad malsana.
Ser rico en realidad da una falsa seguridad. La piedad es la vida vivida con
referencia a Dios. El dinero hace estragos en la piedad, porque cuando uno tiene mucho
dinero hace planes sin referencia a Dios. Santiago dice que siempre debían agregar “si
el Señor quiere” a todos los planes que hicieran. Mi padre siempre acostumbraba
poner “D.V.” (Deo volente - “si es la voluntad de Dios” en latín) en sus cartas para
reconocer que todos los planes que hiciera se hacían con referencia a Dios. Santiago
predicaba contra los ricos que dejaban de lado el “D.V.”
El descuido de Dios y el descuido de los pobres tienden a acompañar el hecho de
ganar dinero. Santiago hace una lista de otros pecados frecuentes entre los ricos:
envidia, porque cuanto más uno tiene, más desea y más envidia a los que tienen más;
ambición egoísta; orgullo; jactancia y alarde; presunción; impaciencia; ira; codicia;
discusiones; reyertas; peleas y litigios. Los litigios son uno de los pasatiempos de los
ricos. Uno podría llevar la carta de Santiago a la ciudad de Londres y predicar sobre
ella.
Una vez me pidieron ir a hablar a miembros de la Bolsa de Comercio. Me
preguntaron el título del sermón antes que fuera, así que les dije: “No se lo pueden
llevar con ustedes y, si lo hicieran, se quemaría”. ¡Se rehusaron por completo a
publicitar el título! Entonces lo cambié a: “Cómo invertir más allá de la tumba”, ¡y
mostraron bastante interés!
La lengua
Santiago se centra también en la lengua como una causa importante de problemas para
el creyente. Podemos especular que recordaría sus propias palabras ociosas cuando
provocó a Jesús (en Juan capítulo 7).
A los judíos les encantan las palabras, pero hay un peligro inherente en hablar
demasiado. Una debilidad particular de los expatriados eran los chismes. La gente que
está lejos de casas chismorrea dentro de su comunidad pequeña. Santiago lo entiende
demasiado bien, y tiene mucho que decir acerca de la lengua y las palabras.
Dice cosas como: “Usan la misma lengua para bendecir a personas y para
maldecirlas. Es como agua amarga y dulce que sale de la misma fuente”. Santiago dice
que la lengua es la parte más difícil del cuerpo de controlar. Si uno puede controlarla,
es perfecto. La lengua es una buena evaluadora de la santidad de una persona.
Considere sus palabras, porque “de la abundancia del corazón habla la boca”. Uno está
completamente santificado cuando siempre dice lo correcto, cuando guarda silencio en
el momento apropiado, y cuando habla en el momento justo. Jesús dijo que seríamos
juzgados en el día del juicio por “cada palabra ociosa”, porque son las palabras
ociosas, pronunciadas cuando uno está cansado o atareado, que revelan su verdadero
corazón, no las palabras cuidadosas, cuando está pensando lo que va a decir.
Santiago usa otras imágenes para describir la lengua: ha sido encendida por el
infierno; es como el timón de un barco pequeño, que puede hacer girar toda la
embarcación. Los efectos son como un incendio forestal que se inició con un solo
fósforo. Los pecados de la lengua, como quejarse, mentir y maldecir, se mencionan
todos en esta breve carta.
Por importantes que sean los temas de la riqueza y las palabras, las dos palabras que
abren la carta son “mundo” y “sabiduría”.
El mundo
Santiago explica que “la amistad con el mundo es enemistad con Dios”; uno no puede
ser popular con el mundo y con Dios. Jesús no lo era, y si él no lo pudo manejar,
tampoco podremos nosotros. De hecho, el apóstol Pablo enseñaba que, cuando más
piadosos seamos, es probable que menos populares seamos. Pablo le dijo incluso a
Timoteo: “Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa
en Cristo Jesús”. Los no creyentes tal vez lo respeten, pero tratarán de quitarle su fe.
Santiago dice que “la religión pura y sin mancha delante de Dios” significaba dos
cosas: “atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio
de la corrupción del mundo”.
A menudo se dice que los cristianos deben “estar en el mundo pero no ser del
mundo”. Esto es cierto, pero no significa que debemos mantenernos alejados de los no
creyentes. Cuando mi buen amigo Pedro era un vendedor de coches en Australia,
echaba a cualquier miembro del personal que se convertía en cristiano. (No se
preocupe; ¡les encontraba un trabajo en otra parte primero!). ¡Lo hacía según el
principio de que no podía ser un testigo en el trabajo si estaba rodeado de cristianos!
Santiago nos enseña la diferencia entre ser probados y ser tentados. Dios nunca nos
tentará, pero nos probará. La diferencia es la siguiente: uno prueba a las personas
esperando que pasen la prueba, pero uno las tienta esperando que fracasen. Dios lo
probará, así que debe considerarlo como pura alegría cuando las cosas se ponen
difíciles, porque sabemos que Dios nos está haciendo pasar de grado. Es el diablo
quien nos tienta y quiere que fracasemos. Sin embargo, solo puede tentarnos si hay algo
en nosotros que puede usar para hacernos querer morder el anzuelo. Pero Dios nos ha
prometido que nunca seremos tentados más allá de lo que podemos manejar, lo cual
significa, por supuesto, que el diablo está totalmente bajo el control de Dios. El diablo
no puede tocarnos a menos que consiga permiso de Dios primero. (Vea los primeros
capítulos de Job para un excelente ejemplo de esto.)
Por lo tanto, usted nunca jamás podrá decir, como cristiano: “No pude evitarlo”. En
el mundo enfrentaremos pruebas y tentaciones. Unas vienen de Dios, esperando que
usted pase la prueba; las otras vienen del diablo, esperando que falle. Necesitamos
sabiduría para discernir cuál es cada una. Cuando la esposa del misionero Hudson
Taylor sufría muchísimo al final de su vida, y quedó completamente ciega, alguien
preguntó: “¿Por qué habría de hacerle esto Dios cuando usted lo ha servido tan
fielmente?”. “Ah”, dijo ella, “está poniendo los toques finales a mi carácter”.
La vida no se hará más fácil cuando nos volvamos más viejos. Encuentro que la
orientación se vuelve más difícil. En los primeros años como cristiano, Dios nos tiene
misericordia, dando una orientación tan clara que no tenemos ninguna duda acerca de
lo que debemos estar haciendo. Pero luego nos pone en una situación en la que
realmente debemos empezar a dilucidar las cosas por nuestra cuenta. No nos da de
comer con una cucharita cuando maduramos, sino que nos da más responsabilidad, y
confía en nuestro juicio en vez de darnos una línea clara.
Sabiduría
Notamos antes la similitud entre Santiago y Proverbios, por lo cual no es ninguna
sorpresa que la sabiduría sea otro tema clave de la carta. Santiago aísla dos categorías
de sabiduría. Así como hay dos formas de ser probados —pruebas y tentaciones—,
también hay dos clases de sabiduría: sabiduría de arriba y sabiduría de abajo.
La sabiduría de abajo proviene de la experiencia humana, de haber probado las
cosas; la llamamos la escuela de la experiencia. Pero hay otra forma de obtener
sabiduría, que no requiere tanto tiempo. ¡Simplemente la pedimos! Santiago dice que,
si a alguien le falta sabiduría, no debe suponer que debe quedarse así. Explica que la
sabiduría viene de pedir a Dios, sin doblez de ánimo y sin dudar.
La sabiduría está mucho más disponible de lo que nos damos cuenta. Santiago dice
que es una sabiduría hermosa porque es pura y pacifica; soluciona el problema. Toda
la sabiduría divina está disponible para usted en cualquier momento. Cuando está en
dificultades, todo lo que tiene que decir es: “Señor, necesito sabiduría”. Y se
asombrará por la respuesta.
Problemas
Tenemos que ver ahora los supuestos “problemas” planteados por la carta de Santiago.
Su tono general
No parece ser una carta demasiado cristiana. No hay mucho acerca de Cristo o del
evangelio en ella. Parece haber más énfasis en la actividad del hombre que en la de
Dios, en la acciones más que en la doctrina, en la ley más que en el evangelio, en las
obras más que en la fe. No menciona sucesos clave, como la muerte, la resurrección o
la ascensión de Jesús, o el ministerio del Espíritu Santo. Su tema parece ser las buenas
obras.
En consecuencia, algunos han cuestionado si el libro describe el cristianismo tal
como aparece en el resto de la Biblia. Hay pensadores notables que lo han desechado.
El reformador protestante Martín Lutero dijo que estaba indignado con la carta, que no
contenía nada evangélico y que no mostraba a Cristo. (En realidad, Cristo se menciona
dos veces en toda la carta.) Lutero la llamaba una “carta de paja”, queriendo decir que
no tenía trigo, solo paja, que es uno de los comentarios más insultantes que uno puede
hacer. Dijo: “No creo que sea apostólica. Sería mejor no tenerla en el Nuevo
Testamento”. Cuando tradujo la Biblia, puso a Santiago en un apéndice al final, junto
con Hebreos, Judas y Apocalipsis. No tenía la valentía para sacarlo por completo,
pero lo desplazó fuera del texto principal.
Por cierto, hay muy poco en toda esta carta que un judío ortodoxo no podría aceptar.
Habla de la Ley, la sinagoga, hermanos y ancianos, y habla de Dios como “Dios
Todopoderoso”. Si uno quitara las dos menciones de Cristo y las palabras “nacido”,
“nombre”, “venir” y “creyentes”, un judío ortodoxo estaría de acuerdo con todo.
Su enseñanza específica
Además de estos problemas, hay una preocupación más específica, que ha causado
mucha consternación entre los lectores de la Biblia. En 2:24, Santiago dice: “Como
pueden ver, a una persona se le declara justa por las obras, y no solo por la fe”. Esto
parece socavar la enseñanza del Nuevo Testamento, y del apóstol Pablo en particular,
acerca de cómo podemos arreglarnos con Dios. Lutero decía que socavaba la verdad
fundamental del evangelio de la “justificación por fe sola”.
El tono general de la carta y la preocupación específica por su enseñanza sobre la fe
significó que tuvo que luchar mucho para entrar en el Nuevo Testamento, y también
para quedarse. Fue una de las últimas cartas en ser incluidas (en 350 d.C.).
Entonces, ¿cómo tratamos con esta aparente contradicción? Podemos decir varias
cosas:
1. Santiago murió en 62 d.C., así que no podría haber leído las cartas de Pablo sobre
el tema, aunque lo conocía y lo persuadió para que observara la ley nazarea para
mostrar que seguía siendo un judío (ver Hechos 21:18-25). De modo que, si hay
una contradicción, no puede ser deliberada.
2. Pablo escribía para gentiles, mientras que Santiago estaba escribiendo para
creyentes judíos. Por lo tanto, sus propósitos eran distintos. Pablo defendía a los
gentiles del legalismo judío, mientras que Santiago estaba defendiendo a los
judíos del libertinaje gentil. En consecuencia, no sorprende que haya una
diferencia de énfasis.
3. Cuando llegamos al pasaje “problemático” específico, encontramos que la
palabra “obras” tiene varios significados diferentes. Pablo escribe acerca de las
obras de la Ley, mientras que Santiago escribe acerca de las obras de la fe, o sea
acciones. Lo que está diciendo Santiago es: “La fe sin acciones está muerta”. No
está haciendo un comentario sobre las obras de la Ley. Usa una ilustración para
mostrar que el amor sin acciones no sirve. Suponga que alguien dice a un
hermano: “Vaya, no tienes ropa ni comida, ¿no es cierto? Bueno, Dios te bendiga,
hermano, ¡Dios te bendiga!”. Santiago pregunta: “¿De qué sirve eso?”. Eso es
amor sin acción, amor sin las acciones del amor.
De modo que, cuando Santiago habla de la fe, está hablando de la fe sin acción. Y, a
menos que uno actúe en fe, no tiene fe. Profesar la fe no lo salvará. La fe debe ser
puesta en práctica. Dice que hasta los diablos creen en Dios, ¡y tiemblan!
Pero luego da ilustraciones de fe con acción, usando a Abraham y a Rajab, un
hombre bueno y una mujer mala. Ambos actuaron en fe: uno, preparado para tomar una
vida y la otra, lista para salvarla. Abraham actuó en fe cuando estuvo dispuesto a matar
a su hijo, su única esperanza de tener descendientes. Rajab la prostituta actuó en fe
cuando cuidó a los espías y les pidió que la salvaran de la invasión próxima.
Santiago está diciendo que la fe no es algo que uno profesa. Uno tiene que demostrar
que cree en Jesús mediante la acción. Si él no lo atrapa, caerá sobre su rostro. Eso es
fe. Santiago tiene toda la razón cuando dice que la fe sin acciones no puede salvarlo,
porque esa clase de fe está tan muerta como un cadáver. La fe no es recitar el Credo, es
actuar en fe, demostrando confianza en el Señor.
Por lo tanto, con Pablo y Santiago Dios nos está dando dos ángulos diferentes sobre
este tema crucial, para que lo mantengamos en equilibrio y tengamos toda la verdad. El
legalismo dice que somos salvados por obras; el libertinaje dice que somos salvados
sin obras. Pero la libertad (la posición cristiana) dice que somos salvados para obras,
pero éstas son buenas obras, la obras de amor.
Aun Pablo, el aparente defensor de la justificación por fe, dice, en Efesios 2:
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. Por lo tanto, no
somos salvados por buenas acciones, pero somos salvados para buenas acciones, y
seremos juzgados por nuestras acciones. Santiago, el aparente defensor de las obras,
dice, en 2:5, que los creyentes deben ser “ricos en la fe”.
El legalismo dice: “Nos aseguraremos de que no tengas libertad para pecar,
haciendo reglas y reglamentos”. El libertinaje dice: “Somos libres para pecar”. La
libertad dice: “Somos libres para no pecar”. Pueden parecer frases ingeniosas, pero
siguen siendo ciertas. La cosa más importante en la vida cristiana es tener un claro
entendimiento de las diferencias entre esas tres afirmaciones, porque éste es el corazón
del evangelio, y necesitamos tanto a Pablo como a Santiago para tenerlo en claro. En
consecuencia, en la cuestión general de “fe versus obras”, creo que la carta de Santiago
necesita el resto del Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento necesita a Santiago.
En su evaluación de la carta, Martín Lutero malentendió por completo lo que decía.
Según él, contradecía a Pablo y todas las demás escrituras, pero Lutero no era más
infalible que el papa al que se oponía. Estaba demasiado enfocado en la doctrina de la
justificación por la fe como para ver cuán importante era realmente el énfasis de
Santiago. La fe debe actuar y debe manifestarse. Lo que Dios ha obrado en el interior
de la persona necesita ser obrado afuera en el mundo, en una atmósfera extraña.
Conclusión
No somos judíos dispersados, así que ¿tiene que ver la carta con nosotros? Tiene
mucho que ver, porque somos cristianos dispersados. Algunos cristianos están tan
envueltos en la vida de la iglesia que se parecen más a los judíos en Jerusalén. Su
problema es el orgullo, causado en parte por estar aislados del mundo.
Pero la mayoría de los cristianos son como los judíos de la Dispersión, que trabajan
en el mundo cotidiano, tentados para ser asimilados al mundo y para adoptar sus
normas morales. Somos ciudadanos del cielo pero extranjeros en el mundo, parte del
pueblo dispersado de Dios, esperando nuestra morada futura, donde estaremos
finalmente en casa. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo.
La mejor forma de resumir nuestra posición es mediante la Epístola a Diogneto,
escrita al final del primer siglo d.C. Esta epístola es una respuesta a la pregunta: “¿Qué
tienen de diferente los cristianos?”. Dijo lo siguiente:
Los cristianos se distinguen de los demás hombres no por el país o por el idioma. Viviendo en los lugares que la
suerte de cada uno ha determinado, y siguiendo las costumbres de los nativos con relación a la vestimenta, el
alimento y el resto de su conducta común, exhiben su maravillosa y declaradamente llamativa forma de vida.
Moran en sus propios países, pero simplemente como residentes temporales. Como ciudadanos, comparten todas
las cosas con los demás, y sin embargo soportan todas las cosas como extranjeros. Cada tierra extranjera es
para ellos como su país natal, y todo país donde nacen como un país de extranjeros. Pasan sus días en la tierra,
pero son ciudadanos del cielo. Obedecen las leyes prescritas, y al mismo tiempo superan a las leyes con sus
vidas. Viven despreciados, pero bendicen …
Los cristianos hoy necesitan vivir de esta manera: asegurándose de que el mundo
permanezca externo a ellos. Los motivos, los métodos y la ética del mundo siguen
siendo un desafío. Las presiones sobre los cristianos hoy siguen siendo esencialmente
las mismas que allá en el primer siglo. En este sentido, la carta de Santiago es muy
actual y tiene mucho valor para cualquier creyente que busca seguir a Cristo. Se centra
en cómo comportarse en el mundo y en la iglesia. Santiago está interesado
especialmente en lo que hacemos, y no en lo que decimos. El conocimiento de la Biblia
es inútil a menos que hagamos algo al respecto.
1 Pedro
El escritor
Sabemos mucho acerca de Pedro, y su primera epístola es una favorita entre los
cristianos. Es una carta cálida y humana que toca el corazón. En el primer capítulo dice
a sus lectores que, aun cuando ellos no habían visto a Jesús, lo amaban y tenían una
alegría inenarrable al hacerlo. Este amor por su Salvador continúa a lo largo de toda la
carta.
Su primer nombre era Simón, Simeón o Simone. Era un nombre común, aunque no
especialmente halagüeño, ya que significaba “junco”. Pero cuando Jesús se encontró
con Simón, le dio el nombre “Pedro”, un nombre menos común que significa “roca”,
indicativo del cambio de carácter que esperaba Jesús. Comenzó como un hombre
fácilmente llevado de un lado para el otro, como un junco en el viento pero, cuando
Jesús lo dejó, era una roca sólida.
El carácter de Pedro aparece muy claramente en los Evangelios. Tenía bastantes
fortalezas: era encantador, ansioso, impulsivo y enérgico. Pero estas fortalezas estaban
equilibradas por debilidades: podía ser inestable, voluble, débil, cobarde, temerario e
inconsistente. Era un hombre impulsivo con aftosa o glosopeda (enfermedad de la
lengua y la pata): ¡abría la boca y metía la pata! Pero esto significaba también que a
veces decía cosas maravillosas acerca de Jesús. Muchos creyentes se identifican con
Pedro, porque se parece tanto a ellos.
Tal vez el momento más conmovedor de su vida ocurrió luego de negar a Jesús tres
veces antes de su crucifixión, cuando se encuentra con él a la orilla del mar de Galilea,
después de la resurrección. Jesús cocinó un desayuno para los discípulos y Pedro de
pronto se encontró mirando un fuego de brasas. Hay solo dos fuegos de brasas
mencionados en el Nuevo Testamento: el primero fue en el patio del sumo sacerdote,
donde Pedro estaba calentándose las manos sobre el fuego, y donde negó que conocía a
Jesús tres veces. Ahora está mirando un fuego de brasas de nuevo, y sin duda el
recuerdo de su cobardía seguía siendo fuerte.
Jesús no le dijo: “En realidad, esperaba que fueras el primer pastor, pero me temo
que ahora solo tendrás que repartir los himnarios”. Tampoco dijo: “Voy a ponerte a
prueba durante un año para ver si te empeñas lo suficiente, y luego del año
analizaremos tu caso y reconsideraremos tu puesto”.
En realidad, le dijo: “Pedro, puedo manejarte, siempre que esté seguro de una cosa.
¿Me amas?”.
Ésta es la cosa más importante para cualquier creyente. ¿Lo ama usted? Jesús hizo a
Pedro la misma pregunta tres veces, y de alguna forma eso lo volvió a poner en
carrera. Poco tiempo después fue Pedro quien predicó en Pentecostés, cuando 3000
personas fueron bautizadas. No sorprende que la importancia del amor por Jesús
aparezca en esta epístola.
Por supuesto, Pedro es mencionado en otras partes del Nuevo Testamento, y estuvo
fuertemente involucrado con Juan Marcos en la compilación del Evangelio de Marcos.
Marcos no fue uno de los Doce, y obtuvo toda su información de Pedro. Ésta es la
razón por la que, entre todos los Evangelios, Marcos incluye las debilidades de Pedro,
y por qué la personalidad impulsiva de Pedro brilla a través del Evangelio. En
Marcos, Jesús es visto como el “hombre de acción”, no muy distinto de Pedro.
La primera parte del libro de Hechos trata acerca de Pedro, aunque, debido a que
Lucas escribió el libro como un resumen para un abogado en el juicio de Pablo, Pedro
desaparece una vez que aparece en escena Pablo.
Recibe una mención breve, aunque menos halagüeña, en Gálatas, cuando Pablo
reflexiona sobre su acalorado intercambio con relación a la negativa de Pedro de
compartir la mesa con gentiles en presencia de creyentes judíos. Pedro estaba
equivocado en su comportamiento, y Pablo se lo dijo.
Sabemos que estaba casado porque Jesús sanó a su suegra, y el apóstol menciona al
pasar que Pedro llevaba a su esposa en sus viajes misioneros. Conocemos más acerca
de Pedro que de cualquiera de los otros apóstoles, con la excepción de Pablo.
La carta fue escrita mientras Pedro estaba en Roma. Está claro que tanto Pedro como
Pablo pasaron un tiempo allí (Pablo estaba bajo arresto domiciliario esperando ser
juzgado y fue ejecutado después en manos de Nerón), pero no hay ninguna evidencia de
que Pedro haya sido el primer obispo de Roma; esto es pura especulación de quienes
desean creer en la sucesión apostólica.
Los lectores
No estamos seguros de cómo comenzó la iglesia en Asia Menor (noroeste de Turquía),
pero Hechos 2 registra que, en el día de Pentecostés, había en Jerusalén personas de
las provincias de Capadocia, Bitinia y Ponto, que constituían Asia Menor. Tal vez
algunas personas de esta región fueron convertidas por el primer sermón de Pedro,
fueron bautizadas, volvieron a sus casas y luego pidieron a Pedro que los visitara.
Pedro da a sus lectores un título judío, “la Dispersión”, aun cuando habría muchos
gentiles incluidos. Así como los judíos fueron dispersados por todo el mundo, los
cristianos también eran una dispersión. El nombre enfatiza que eran inadaptados. Los
llama “extranjeros y peregrinos”. La falta de detalles específicos indica que debía ser
una carta circular para los creyentes de esa región.
Este rótulo de “inadaptados” es adecuado, aun hoy. Uno de los problemas cuando
uno se convierte en cristiano es que se convierte en un inadaptado. No soporto los
testimonios que dicen: “Vine a Jesús y todos mis problemas desaparecieron”. Para
empezar, no les creo, y son muy engañosos. Mi testimonio es algo diferente: “Vine a
Jesús, ¡y mis problemas comenzaron! Unos años después fui lleno del Espíritu, ¡y mis
problemas se volvieron peores!”.
Cada tanto, se me pregunta cuál es la evidencia de ser lleno del Espíritu, y siempre
digo: “Les diré una palabra: ¡problemas!”. La razón por la que uno se mete en
problemas es que uno de los efectos inmediatos de ser lleno del Espíritu es que uno
adquiere osadía para hablar. Esto es aún más frecuente en Hechos que las lenguas. La
palabra griega es parrhesia, que significa que uno se vuelve osado para hablar con
firmeza. ¡Ésta no es la forma de ganar amigos e influir en personas!
Los cristianos son inadaptados, y ya no pertenecen al mundo. En realidad, forma
parte de una nueva especie —ya no homo sapiens, sino homo novus— “nuevos
hombres y mujeres”, y no en Adán, sino en Cristo.
Esta diferencia entre un creyente y los que lo rodean se vuelve especialmente difícil,
por supuesto, cuando un cónyuge se convierte antes que el otro. Tenemos aquí dos
personas que viven en mundos diferentes. Por eso la Biblia enseña que un creyente
nunca debe casarse con un incrédulo, porque si no habrá toda un área de la vida que no
podrán compartir.
Los cristianos, por lo tanto, deben esperar problemas. Jesús fue sincero al decir a
sus seguidores lo que debían esperar. Pablo dijo a las iglesias del sur de Galacia en
Hechos que “es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de
Dios”. Los evangelistas deben ser sinceros, prometiendo a las personas que acuden a
Jesús que deben esperar problemas. Pero pueden animarse, porque Jesús está al tanto
de todo.
Temas importantes
Cuando nos ponemos a ver los principales temas cubiertos en 1 Pedro, la primera
sorpresa es que Pedro no dice a los creyentes como escapar de la persecución sino más
bien cómo soportarla. El foco está en comportarse de una manera piadosa en un mundo
hostil, no en evitar los problemas. El sufrimiento está en el corazón de la carta y es una
de las palabras que aparece con mayor frecuencia.
Pero Pedro tiene dos temas más. Quiere recordar a sus lectores la salvación, que es
el fundamento de su actitud ante el sufrimiento, y luego quiere explicar cómo tratar con
el sufrimiento. El recuerdo es una parte vital de la vida cristiana. Pedro los insta a
volver a pensar en las verdades fundamentales de su fe. La gracia de Dios es un
elemento clave al inicio y al final de la carta.
Pedro tiene en claro que la salvación es tanto pasada, la que Cristo había logrado
(1:10; 4:10; 5:5), como futura (1:13; 3:7; 5:10). Aún aguardamos la salvación final que
traerá Dios.
i. Una casa espiritual. Les dice que son un templo vivo, con Cristo como la piedra
angular y ellos mismos como piedras vivas. Son la morada de Dios en la tierra, su
templo santo. Cuando las personas los tocan, están tocando el templo santo de
Dios. Cada vez que aparece la frase “ustedes son el templo de Dios” está en
plural, y 1 Pedro no es ninguna excepción. Insta a los creyentes a no tener un
sentimiento de inferioridad por las pruebas que sufrirán, sino que recuerden
quiénes y de quién son.
ii. Un sacerdocio real. También describe a los creyentes como un sacerdocio real.
Recuerdo cuando di una conferencia sobre el sacerdocio de todos los creyentes es
un seminario en Zurich, Suiza. Un hombre se acercó después y dijo: “¡Fue
maravilloso!”. Nunca había escuchado algo así antes. Pero cuando le pregunté si
era un sacerdote, de inmediato lo negó: “No, ¡soy un laico!”. Solo después de
preguntarle repetidamente si era un sacerdote se dio cuenta de que, según el
Nuevo Testamento, ¡la respuesta era “sí”! Pedro alienta a sus lectores a tener en
cuenta su sacerdocio cuando enfrenten persecución. Deben verse como
sacerdotes, que pueden acudir a Dios en nombre de las personas que los están
persiguiendo. Tal vez sean los únicos sacerdotes que tengan sus enemigos jamás.
iii. Una nación santa. Pedro insta también a los creyentes a “ser santos”. Es casi
como si hubiera sacado el mandamiento directamente del libro de Levítico. Así
como Israel debía ser un modelo y ejemplo para el mundo de lo que significa
vivir para Dios, de igual forma estos creyentes debían hacer lo mismo frente a la
persecución que tendrían. Entender su posición exaltada sería de ayuda al tratar
de responder de manera piadosa a las dificultades de la vida. Pedro ve esta
discusión sobre la salvación como un fundamento. Deben estar completamente
seguros de tener su lado individual —la fe, la esperanza y el amor— y su lado
colectivo —ellos pertenecen al pueblo de Dios.
2. SUFRIMIENTO
Según Pedro, el sufrimiento es el resultado inevitable de la salvación. Por cierto, es
asombroso cuánto del Nuevo Testamento fue escrito a cristianos que estaban sufriendo
o estaban a punto de sufrir persecución. Como las cartas de Pedro, Hebreos y
Apocalipsis están escritos contra este trasfondo. Tanto Jesús como Pablo están
preocupados por advertir a los creyentes que enfrentarían persecución. El cristianismo
occidental, donde la persecución es mínima, en realidad es anormal. Pedro dice tres
cosas acerca del sufrimiento:
3. SUMISIÓN
Como lo da a entender antes, Pedro insta a sus lectores a aprender a someterse al
sufrimiento, en vez de tratar de evitarlo. Aplica este consejo inusual a varias áreas. No
es sometimiento ciego, como veremos, sino aprender a tener un espíritu sumiso.
Una de las cosas que asombró al mundo cuando los judíos eran acarreados a los
campos de concentración era la manera tranquila en que entraban en las cámaras de
cremación. Era algo asombroso, porque sabían lo que les ocurriría. Pedro está
diciendo que el cristiano debe tener una actitud similar.
Esta clase de comportamiento va contra todo instinto humano, y es contrario a la
forma en que respondemos normalmente ante la injusticia. Cuando algo es injusto
generalmente lo decimos. Una de las primeras cosas que aprenden a decir los niños es:
“¡No es justo!”. Uno escucha los mismos sentimientos expresados en los piquetes en
huelga afuera de una fábrica.
Pero Pedro dice que los cristianos no tienen derechos. Necesitan prepararse para el
sufrimiento aprendiendo a ceder y aceptarlo. Pedro ejemplificó perfectamente esta
actitud cuando le tocó ser crucificado él mismo. No lo combatió, sino insistió en ser
crucificado cabeza abajo.
Pedro cubre cuatro áreas donde la sumisión es especialmente adecuada:
(a) Ciudadanos
Primero, los lectores deben aprender a someterse a las autoridades cívicas (un tema
desarrollado también en los escritos de Pablo). Deben ser ciudadanos honestos, deben
honrar al emperador y deben orar por sus gobernantes. Los cristianos deben ser
conocidos como personas que están contentas de pagar sus impuestos. No deben
quejarse del gobierno, pero deben ser conocidos como súbditos leales.
Esto no significa, por supuesto, que deban hacer todo lo que les digan. Hay un límite
a la obediencia a las autoridades cívicas. Cuando las autoridades dijeron a los
apóstoles que dejaran de predicar a Jesús en las calles, fue Pedro mismo quien dijo:
“Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres”. El límite llega cuando las
autoridades nos dicen que hagamos algo que está va la ley de Dios. Pero, mientras no
sea el caso, los cristianos deben ser súbditos leales y no deben ser arrestados porque
son rebeldes o agresivos hacia las autoridades.
(b) Esclavos
No es ninguna sorpresa que los esclavos cristianos de amos no creyentes también
enfrentaban sufrimiento. El esclavo era la propiedad total del amo. No tenía dinero,
tiempo o derechos propios. Muchos de los amos trataban a los esclavos de manera
abominable, y cuando los esclavos se convertían en cristianos, los trataban peor
porque pensaban que los esclavos se estaban volviendo engreídos y necesitaban ser
rebajados. Pero frente a esta provocación, Pedro insta a los esclavos a someterse a sus
amos, a aprender a ceder y a no ser agresivos o resentidos hacia ellos.
(d) Jóvenes
Hay una cuarta área de sumisión, aunque Pedro la separa de las otras tres, porque no
tiene que ver con el sufrimiento. Dice que las personas más jóvenes deben someterse a
las mayores, dejarles el lugar y buscar su liderazgo. Uno de los castigos que tuvo que
anunciar Isaías a Israel era que, como no habían seguido el camino de Dios, serían
gobernados por mujeres y explotados por jóvenes, algo que no es ajeno a la situación
en la iglesia hoy.
En todo esto Pedro no dice que tienen que someterse ciegamente. Pero lo que está
diciendo es que, sean esposas jóvenes o empleados, deben desarrollar una actitud de
no ser agresivos, de no reivindicarse o insistir en sus derechos.
Si el diablo está en última instancia detrás de todo el sufrimiento, entonces Dios
tiene que estar detrás de toda sumisión. Se requiere un espíritu como el de Cristo para
soportar el sufrimiento en silencio y someterse a los que están encima de uno. Pero, al
hacerlo, los creyentes siguen el camino de su Amo, quien no tomó represalias cuando
fue enviado a la cruz, sino pudo decir: “Padre, perdónalos; no saben lo que están
haciendo”.
Un pasaje problemático
Si bien 1 Pedro es generalmente directo, hay un problema: ¡un pasaje inusual en el
capítulo 3 con por lo menos 314 interpretaciones diferentes! El pasaje dice que Jesús
fue muerto en el cuerpo y revivido en el espíritu, en el cual fue y predicó a los que
fueron desobedientes en los días del diluvio de Noé. Unos versículos después Pedro
dice: “Por eso el evangelio fue predicado aún a los que estaban muertos, para que
pudiesen ser salvados en su espíritu”.
Los predicadores liberales han basado su doctrina de una segunda oportunidad de
salvación luego de la muerte en este pasaje, a pesar del hecho de que todas las demás
escrituras dicen que es imposible. La muerte sella nuestro destino. Hay un gran abismo
fijado más allá de la muerte. Pero aquí, aparentemente, Jesús predicó a los que habían
muerto.
¿Cómo debemos entenderlo? Encuentro que el problema con muchas interpretaciones
es que las personas intentan eludir el significado simple y llano del texto, porque es un
pasaje incómodo para hacer encajar con la enseñanza general de las escrituras de que
la muerte es el final de la oportunidad de salvación.
Siempre comienzo por tomar el texto en su sentido más sencillo y llano, y solo lo
cambio si es realmente difícil. Claramente dice que, entre su muerte y su resurrección,
Jesús estuvo activo, consciente y realmente comunicándose con otros, que también
estaban plenamente conscientes y comunicándose con él.
Ahora bien, uno nunca escucha de esto en la iglesia, porque todos los cultos de
Semana Santa terminan el viernes y recomienzan el domingo, ¡con lo cual nunca se nos
dice qué hacía Jesús el sábado! También, plantea, dicho sea de paso, preguntas
interesantes acerca de los hechos precisos de esa semana. Los Evangelios hablan de
que Jesús estuvo en la tumba tres días y tres noches, ¡pero las interpretaciones
tradicionales de viernes a domingo nos dejan con un día y dos noches! En realidad, yo
creo que Jesús murió en la tarde del miércoles; toda la evidencia apunta a esto. Hemos
supuesto que el viernes fue el día que murió, porque el texto nos dice que murió el día
antes del día de reposo. Pero en el año en cuestión, no era el día de reposo del sábado.
El Evangelio de Juan nos dice que “aquel día de reposo era de gran solemnidad”. La
Pascua comenzaba con un día de reposo y, en el año 29 d.C., que casi con certeza fue el
año en que murió Jesús, el primer día de la Pascua fue jueves, y la víspera de la Pascua
cayó el miércoles. Esto coincide con la evidencia mejor que todas las demás teorías.
Si murió a las 3 pm del miércoles y resucitó entre 6 pm y la medianoche del sábado,
cada parte de la evidencia del Evangelio encaja.
Volviendo al pasaje de Pedro, tendemos a pensar que Jesús no hizo nada entre su
muerte y su resurrección, que se mantuvo inconsciente e inactivo en la tumba. Pero solo
se nos dice que su cuerpo murió. Su espíritu estaba plenamente vivo. Fue al mundo de
los muertos y estuvo predicando. Puedo imaginarme el siguiente diálogo al encontrarse
Pedro con Jesús el primer domingo de Pascua:
Entonces le cuenta que estuvo predicando a los que se ahogaron en el diluvio de Noé.
Esto significa, por supuesto, que los que se ahogaron que esos muertos también estaban
conscientes y que nosotros estaremos plenamente conscientes un minuto después de
morir. Sabremos quiénes somos y tendremos nuestra memoria. Solo nuestro cuerpo
muere, no nuestro espíritu. La muerte separa el cuerpo del espíritu. Más tarde, el
espíritu y el cuerpo serán reunidos en la resurrección.
Pero Jesús atravesó las tres fases en menos de una semana. Fue un espíritu
encarnado hasta que murió en la cruz. Luego encomendó su espíritu a Dios, y su cuerpo
fue puesto en la tumba. Vivo en el espíritu, fue y predicó a las personas desobedientes
del diluvio de Noé. Y luego su cuerpo y espíritu fueron reunidos en la mañana del
domingo de Pascua. Pero estuvo plenamente consciente y capaz de comunicarse en todo
momento.
Si tomamos esto literalmente, significa que Jesús fue y predicó el evangelio a los de
esa generación específica, y solo a ellos. Implica claramente que era un evangelio que
podía salvarlos y redimirlos, así que ¿no se trata de una segunda oportunidad después
de la muerte?
Creo que fue una segunda oportunidad para ellos, y solo para ellos. No hay ningún
indicio en la Biblia de que alguien más podría tener alguna vez tal oportunidad. Al
parecer, ésta era una generación que podría acusar a Dios de ser injusto y arbitrario.
Podrían decir: “Tú nos eliminaste y luego prometiste nunca volver a hacerlo”. Creo
que Dios quería dejar en claro que su justicia y su rectitud eran puras, así que dijo:
“Hijo, ve y háblales del evangelio. No quiero tener a nadie que en el día del juicio me
acuse de tratar a alguien injustamente”. Dios es justo, y hace lo imposible para no ser
injusto o tener favoritos. Tal vez sea éste el motivo que originó este suceso tan inusual
y extremo.
Antes de torcer un pasaje de las escrituras para que encaje en nuestro sistema, es
mejor aceptarlo en su nivel más sencillo y llano. Pero no hay ningún fundamento para
una segunda oportunidad para nadie más; eso es universalismo, y no se enseña en las
escrituras.
Conclusión
Si bien el Reino Unido en general está libre de persecución, puedo anticipar una
presión creciente, en particular por cuestiones como la Ley de Discriminación Sexual,
donde las iglesias se enfrentarán a presiones para liberalizar su postura sobre la
homosexualidad en la iglesia y las ancianas mujeres. Puedo prever un día en el cual
será considerado una ofensa criticar a otra religión o siquiera decir que la religión
propia es mejor que cualquier otra. Un día, 1 Pedro podría tener mucho que ver con
nosotros.
Las primeras palabras de Jesús que escuchó Pedro fueron: “Sígueme”. Es este
seguimiento de Jesús que brilla en la carta. Debemos enfrentar el sufrimiento como lo
hizo Jesús. Cristo fue la Piedra Angular, y los cristianos son descritos como piedras
vivas. Cristo es el Pastor Principal y los líderes cristianos son pastores auxiliares. Así
como él fue odiado y experimentó sufrimiento, lo mismo pasará con los cristianos.
Deben vivir como vivió él.
2 Pedro
Esta carta fue escrita en 67 d.C., tres años después de la primera carta de Pedro, justo
antes de ser crucificado en Roma. En el Evangelio de Juan, Jesús había predicho que
Pedro moriría violentamente cuando fuera anciano. Así que durante 40 años vivió con
el conocimiento de que sería muerto, aunque no sabía cuándo. Dice en la carta que cree
que el momento sería pronto.
Es tan diferente en estilo de 1 Pedro, que algunos estudiosos dicen que no podría
haber sido escrito por Pedro. El griego es más trabajado, casi como si alguien
estuviera traduciendo de un idioma a otro usando un diccionario, pero con poco
conocimiento de la gramática. Además, no hay saludos al final ni destinatarios al
principio.
Por cierto, 2 Pedro fue uno de los libros que no fueron aceptados fácilmente en el
canon del Nuevo Testamento por la iglesia primitiva. Esto fue en parte porque había
muchos documentos falsificados que decían haber sido escritos por los apóstoles pero
que no eran tal cosa, y en parte por la diferencia de estilo.
Pero las similitudes están. Las palabras favoritas de Pedro aparecen en la segunda
carta además de la primera. Si uno recorre ambas cartas encontrará que sigue hablando
de nuestra fe “preciosa” y nuestro “precioso” Jesús. Todo es “precioso” para Pedro.
Usa la palabra cinco veces en su primera carta y dos veces en la segunda.
Además, se refiere a su carta anterior (ver 2 Pedro 3:1). Escribe de sí mismo como
un testigo ocular de la transfiguración. Conocía al apóstol Pablo personalmente y habló
con el como un igual. Hay palabras que aparecen en 2 Pedro que solo se encuentran en
1 y 2 Pedro y en los discursos de Pedro en Hechos. De modo que hay buenos motivos
para creer que el autor de 2 Pedro es Pedro.
Pero ¿cómo explicamos la diferencia de estilo entre las dos cartas? Yo creo que Pedro
escribió 2 Pedro, pero sin usar a Silas como secretario, como había ocurrido en la
primera carta. Él sabe que necesita escribir urgentemente, pero no domina el griego,
por lo cual la gramática es más torpe, aunque el significado es claro. Esto explicaría la
diferencia de estilo bastante bien. En algunos sentidos, 2 Pedro es la última voluntad y
testamento de Pedro, así como 2 Timoteo lo fue para Pablo.
Contenido
La carta trata una situación muy diferente de la primera. Los lectores son los mismos,
pero han pasado algunos años, y siente la necesidad urgente de tratar peligros dentro de
la iglesia. Hay dos clases de presiones que enfrentan las iglesias: las presiones de
afuera y las presiones de adentro. Las últimas son las más peligrosas. Satanás nunca ha
destruido a una iglesia desde afuera. Cuanto más la golpea desde el exterior, más
grande y más fuerte se vuelve. Esta es la razón por la que, durante los tres primeros
siglos del cristianismo, cuando los cristianos eran arrojados a los leones, la iglesia
creció muy rápidamente. Por esta razón también uno puede ir a China hoy —un país
donde los cristianos son perseguidos— y encontrar aldeas donde la mayoría de la
población ha nacido de nuevo. Por lo tanto, mientras que la hostilidad era el problema
en la primera carta, lo que tienen que enfrentar en la segunda carta es la herejía.
UN BOSQUEJO DE 2 PEDRO
La segunda carta de Pedro sigue exactamente el mismo patrón que su primera carta, que
es evidencia adicional para mí de que proviene del mismo autor. Hay una sección
sobre la salvación seguida por una sección sobre el peligro. Luego indica las
implicaciones y los prepara para enfrentar la persecución que sabía que vendría.
Pero, después de haber subido los primeros tres escalones hacia la casa, aparece una
escalera. Pedro dice que debemos agregar a nuestra fe varias cualidades: virtud,
conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor.
Al subir la escalera de estas cualidades, estamos edificando nuestra esperanza,
porque nos ayudan a asegurar nuestro llamado. Por cierto, esta seguridad no puede ser
obtenida de ninguna otra forma. Nuestra certeza acerca de lo que Dios hará se volverá
cada vez más fuerte a medida que avancemos.
La iglesia está fundada en la fe, crece en la esperanza y está llena de amor. La tríada
de su primera carta y de otras partes de la Biblia vuelve a aparecer.
Hay un balcón en el piso de arriba, y desde ese balcón uno parte hacia la gloria,
haciendo una gran entrada en el cielo. Pedro está alentando a sus lectores a progresar.
“No se queden sentados en el sillón de la planta baja. Suban las escaleras, vivan en el
piso de arriba, suban ahí lo más rápido que puedan”.
Por lo tanto, la respuesta a la herejía es la madurez. Las personas que avanzan poco
son vulnerables a la falsa enseñanza en la planta baja. Si escuchan enseñanzas falsas se
encontrarán saliendo por la puerta trasera, deslizándose y cayendo por la pendiente
resbalosa.
Pedro enfatiza que la verdad que predicaba no era su propia idea. Más bien, él y los
otros apóstoles y profetas la habían recibido de Dios. Por cierto, los profetas a menudo
no eran conscientes de las plenas implicaciones de lo que estaban diciendo, que
servirían a generaciones futuras más que a su público inmediato.
Todas son posibles, si bien tiendo a descartar la quinta opción, porque el Espíritu
Santo no usa a las personas como procesadores de texto. Nuestra doctrina de la
inspiración de las escrituras no debe sugerir que los escritores eran solo máquinas de
escribir humanas. No es así como la Biblia nos dice que fue escrita. De hecho, es
improbable que el Espíritu Santo diera exactamente las mismas palabras a dos
personas diferentes.
Prefiero decir que hubo colaboración. Pedro pertenecía al círculo íntimo de
discípulos de Jesús, y Judas fue unos de los hermanos del Señor, así que es muy
probable que se conocieran.
En todo caso, la superposición de material es relativamente pequeña. Judas es muy
corto; tiene el mismo largo que 2 Pedro capítulo 2. El material que se superpone con
Judas tiene que ver con cuatro corrupciones que había dentro de la iglesia.
1. CREDO CORRUPTO
Así como había habido falsos profetas en Israel, había falsos profetas en la iglesia. No
se nos dice su mensaje preciso, pero está claro a partir de la forma en que Pedro trata
con el problema que dos creencias concretas estaban siendo cambiadas. Habían pasado
a una visión sincrética de la persona de Cristo y a una visión sentimental de la gracia
de Dios.
2. CONDUCTA CORRUPTA
Lo que uno cree afecta su conducta. Si las personas cambian o ajustan la fe cristiana,
inevitablemente introducirán error en la iglesia. Pedro describe los pecados del habla
que caracterizan sus vidas. Dice que son osados y arrogantes, calumniadores,
blasfemos, que pronuncian palabras vacías y jactanciosas.
No solo eran corruptas sus palabras, sino también su comportamiento. No estaban
poniéndose bajo el liderazgo de Cristo. Estaban ignorando sus mandamientos.
Tanto Pedro como Judas escribían para ayudar a iglesias que habían caído en el
error. Lamentablemente, hay personas que entran en la casa de la fe de la manera
correcta, pero salen por la puerta trasera. Están luego los que suben las escaleras, se
vuelven más fuertes en esperanza, llegan a la habitación del amor y parten hacia la
gloria. Los primeros vuelven a ponerse bajo la ira y el juicio de Dios. Los últimos
disfrutan del sol de su gracia y favor.
3. CARÁCTER CORRUPTO
El carácter corrupto fluye de la conducta corrupta. Hay una descripción de los efectos
de esta enseñanza incorrecta sobre el carácter de las personas. Dice que se vuelven
más animales que humanas, operando según sus instintos básicos en vez de seguir al
Espíritu de Dios. Se vuelven codiciosos y lujuriosos, y ya no son confiables, o están
más impulsados por el estado de ánimo que por principios. Son como “nubes llevadas
por el viento”, como “pozos secos”, descripciones vívidas de un carácter débil e inútil.
4. CONVERSACIÓN CORRUPTA
Inevitablemente, se ve una conducta y un carácter corruptos en el tipo de conversación
que ocurre dentro de la iglesia. Las personas quejosas y reclamantes se habían
rebelado contra los líderes, y existía el tipo de malestar que conduce a la desunión.
Personas previamente no afectadas quedan envueltas en el fuego de descontento que va
creciendo de una forma que niega el poder unificador del evangelio.
Tanto Pedro como Judas escriben acerca de esta secuencia de corrupciones a fin de
combatirlas, porque sabían que podían terminar con la iglesia. No sería la persecución
la que le pondría fin, porque colapsaría desde adentro. En consecuencia, cuando
llegara la persecución no podría mantenerse en pie.
Pedro estaba preocupado por el estado de los creyentes dentro de las iglesias. Da
advertencias severas acerca de la apostasía. Dice que sería mejor que los creyentes
nunca hubieran conocido el camino de la justicia que haberlo conocido solo para
volver al pecado. Usa un lenguaje crudo para describir a alguien que se desvía: es
como un perro que vuelve a lamer su vómito. Vinieron del pecado y ahora vuelven al
pecado. O es como un cerdo que vuelve a revolcarse en el lodo después que ha sido
bañado y lavado.
Dios está tan preocupado por el pecado en los creyentes como por el pecado de los
que están afuera de la iglesia. En realidad, la persona que se desvía será castigada más
severamente que la que nunca se arrepintió. Es una advertencia severa y solemne para
quienes creen que están “seguros” porque han confiado en Cristo pero viven una vida
que contradice su profesión de fe.
Introducción
Un libro desatendido
Judas ha sido llamado “el libro más desatendido del Nuevo Testamento”. Hay varias
razones para esto:
1. ES PEQUEÑO
Junto con Filemón y 2 y 3 Juan, es uno de los libros más pequeños del Nuevo
Testamento.
2. ES EXTRAÑO
Los lectores quedan desconcertados por la referencia al arcángel Miguel que discute
con Satanás por el cuerpo de Moisés. ¿A qué se refiere? Las referencias a “la rebelión
de Coré” y a ángeles encarcelados parecen igualmente oscuras. ¿Qué fue esa rebelión y
por qué están encerrados los ángeles?
3. ES SOSPECHOSO
Algunos objetan la forma en que Judas cita a los Apócrifos. Éste es el nombre que se
da a los libros judíos escritos en los 400 años entre el final de Malaquías y el
comienzo de Mateo, que están incluidos en la versión católica de la Biblia pero no en
la Biblia protestante. Estos escritos nunca dicen ser la palabra de Dios, porque no
incluyen la frase “Así dice el Señor”, que aparece 3808 veces en el Antiguo
Testamento, y de ahí su omisión de la Biblia protestante. Dios no habló durante los 400
años entre los dos Testamentos. No hubo profetas que hablaran por él. Estos escritos no
son proféticos, pero esto no significa que no tengan valor o que no contengan
afirmaciones verdaderas. Las citas de Judas de los Apócrifos no deben generar dudas
sobre Judas solo porque los escritos apócrifos no son canónicos. Estos escritos eran
muy conocidos, así que eran valiosos para respaldar lo que quería decir.
4. ES SEVERO
Judas aparece como negativo e intolerante, porque busca advertir a los lectores y
desafiarlos a la acción.
5. ES FILOSO
Judas es como un cirujano que usa un cuchillo para cortar el cáncer en el cuerpo de
Cristo. De ahí que algunas de las palabras son fuertes, cuando condena la enseñanza
mala.
PRESIONES
El tono filoso de Judas es necesario en ocasiones, especialmente porque las presiones
internas de maestros errantes pueden crear tantos estragos entre el pueblo de Dios. Las
iglesias enfrentan peligro de dos fuentes:
Externas
La presión de la persecución siempre será posible, si bien en diferentes niveles. Hoy la
iglesia está pasando por lo que podría considerarse “persecución” en más de 200
naciones. Pero durante la presión externa la iglesia sigue prosperando.
Internas
La presión desde adentro es la causa de mayor preocupación. La carta de Pablo a los
Gálatas explica cómo el legalismo y el liberalismo dentro de la iglesia eran muy
preocupantes en los primeros años de su vida. Jesús condenó tanto el legalismo de los
fariseos como el liberalismo de los saduceos. Sin embargo, estos peligros son
demasiado evidentes en las iglesias, especialmente en las de segunda generación.
Pueden volverse de mente demasiado estrecha, imponiendo normas de disciplina que
van más allá de los requisitos de la Biblia, o pueden volverse demasiado laxas, al no
imponer ninguna disciplina sobre un comportamiento que es contrario a la práctica
apostólica.
Los diferentes puntos de vista pueden resumirse así. El legalismo dice que usted no
es libre para pecar, y nos vamos a encargar de que no lo haga. El libertinaje dice que
usted es libre para pecar, y está bien ahora que es un cristiano: tiene su boleto para el
cielo. Pero la verdadera libertad en Cristo dice: “Usted es libre para no pecar. El
pecado sí importa en la vida de un creyente, pero Cristo lo ha librado de su poder”. De
modo que las preocupaciones de Judas no son diferentes de las de Jesús y el apóstol
Pablo. Judas es una epístola profunda, con un mensaje que es vital para la iglesia hoy.
Pero, habiendo explicado algunas de sus dificultades, sin duda es un libro desafiante
para entender. Lo he parafraseado para que se entienda su significado un poco mejor.
Una paráfrasis
Esta carta viene de Judas, uno de los esclavos comprados por el Rey Jesús, y un hermano de Santiago, que
ustedes conocen bien.
Está dirigida a los que han sido llamados fuera del mundo, que ahora son seres queridos en la familia de Dios,
su Padre, y que están siendo guardados para ser presentados al Rey Jesús. Que tengan cada vez más de la
misericordia, la paz y el amor que ya han experimentado.
Queridos, tenía toda la intención de escribirles acerca de la maravillosa salvación que compartimos, pero
encontré que tenía que escribir una clase de carta bastante diferente. Debo instarlos a continuar la lucha
dolorosa por la preservación de la verdadera fe que fue transmitida por los primeros santos de una vez por todas.
He oído que ciertas personas, que quedarán sin nombrar, se han infiltrado entre ustedes; hombres impíos cuya
sentencia de condenación fue pronunciada mucho tiempo atrás. Ellos tuercen la libre gracia de Dios para
transformarla en una excusa para la inmoralidad abierta, y niegan que el Rey Jesús sea nuestro único Amo y
Señor.
Ahora quiero recordarles algunas de esas verdades absolutas que ustedes ya conocen a la perfección,
especialmente que Dios no es alguien con quien uno puede jugar. Recordarán que el Señor sacó a toda una
nación salva y sana de Egipto, pero la siguiente vez que intervino fueron todos exterminados por no confiar en él.
Tampoco fueron sus ángeles más exentos que su pueblo. Cuando algunos de ellos desertaron de sus filas y
abandonaron su propia condición, los puso bajo custodia y los está manteniendo allí encadenados
permanentemente en el calabozo más bajo y oscuro hasta su juicio en el gran Día del Juicio.
Y, de igual modo, los habitantes de Sodoma y Gomorra, junto con los de dos pueblos vecinos, se saturaron con
un burdo libertinaje, ansiando relaciones sexuales antinaturales, tal como habían hecho los ángeles. Y el destino
que sufrieron en el fuego que ardió durante mucho tiempo es una advertencia solemne para todos nosotros.
A pesar de estos ejemplos de la historia, estas personas que se han colado en la comunidad de ustedes
contaminan sus propios cuerpos exactamente de la misma manera. Rebajan la autoridad divina y calumnian a los
ángeles en gloria. Pero aún el jefe de todos los ángeles —Miguel, cuyo nombre mismo significa “como Dios”—
no se atrevió a acusar a Satanás directamente de blasfemia cuando estaban discutiendo acerca de quién era el
dueño del cuerpo de Moisés, y se conformó con dejar las acusaciones a Dios mismo y dijo simplemente: “El
Señor te reprenda”.
Pero estos hombres entre ustedes no titubean en difamar todo lo que no entienden, y las únicas cosas que sí
entienden resultarán ser su perdición al final, porque el conocimiento que tienen de la vida proviene solo de sus
instintos animales, como bestias brutas sin ninguna capacidad de razón. ¡Ay de ellos! Han seguido el mismo
camino que Caín. Se han metido de cabeza en el mismo error de Balán, y por la misma motivación: el dinero.
Llegarán al mismo fin que Coré en su rebelión.
Estas personas tienen el descaro de comer con ustedes en las comidas de amor comunitarias, aunque solo
están buscando pasto para ellas. Como rocas sumergidas, podrían hacer que todo naufrague. Son como nubes
que son llevadas tan rápido por el viento que no dan lluvia. Son como árboles arrancados de raíz en otoño, sin
hojas ni fruto, doblemente muertos. Son como olas salvajes del mar, agitando la espuma sucia de su propia
desgracia detestable. Son como estrellas fugaces que salen de órbita, destinadas a desaparecer por un agujero
negro para siempre.
Enoc, que vivió solo siete generaciones después del primer hombre, Adán, vio venir todo esto. Se estaba
refiriendo a estas mismas personas cuando hizo su anuncio profético: “¡Miren! El Señor ha llegado con diez mil
ángeles suyos para poner a todos los humanos bajo juicio y condenar a las personas impías por todos las acciones
impías que han cometido en sus vidas impías, y por las cosas duras que han hablado contra él. Estas personas
son gruñones descontentos, siempre quejándose y encontrando fallas. Sus bocas están llenas de palabrerías
acerca de ellos mismos, pero no dudan en adular a otros cuando les conviene.
Ahora bien, queridos, ustedes tendrían que haber recordado lo que dijeron que ocurriría los apóstoles de
Jesucristo. Ellos predijeron que en los últimos tiempos seguramente habrá personas que vierten desprecio sobre
la piedad, cuyas vidas solo serán regidas por sus propios deseos impíos. Las personas así solo pueden crear
divisiones entre ustedes, ya que solo tienen sus instintos naturales como guía y carecen de la guía del Espíritu.
En cuanto a ustedes, queridos, asegúrense de seguir edificándose sobre el sólido fundamento de su fe más
santa, orando según el Espíritu les indique. Sigan enamorados de Dios, esperando pacientemente el momento en
que nuestro Señor Jesucristo, en su pura misericordia, los lleve a la vida inmortal. En cuanto a los otros, éste es
mi consejo. Para los que aún están dudando, sean especialmente bondadosos y amables. Los que ya han sido
conducidos al error deben ser arrebatados del fuego antes que se quemen seriamente. Y los que han sido
contaminados completamente deben ser tratados mejor de lo que merecen, aunque nunca deben perder un temor
saludable de infectarse ustedes mismos, aun por su ropa interior manchada. Simplemente alabemos a la única
Persona que puede evitar que tropiecen y puede hacerlos permanecer erguidos en su gloriosa presencia sin
ninguna imperfección, pero con gran júbilo: el único Dios que hay, y es nuestro Salvador también, a través de
Jesucristo nuestro Señor. Porque a él solo pertenece toda gloria, toda majestad, todo poder y toda autoridad,
antes que empezara la historia, ahora en este tiempo presente, y para todas las edades venideras. Así será. [Esto
es lo que significa la palabra “Amén”.]
¿QUIÉN ES JUDAS?
Judas fue medio hermano de Jesús, y se diferencia del apóstol del mismo nombre que
traicionó a Jesús.
Cuando analizamos la carta escrita por Santiago, uno de sus hermanos mayores,
notamos que los hermanos de Jesús no creyeron en él cuando estuvo vivo. Esto queda
claro por su escepticismo ante sus afirmaciones de que era el Mesías, que se registra
en el Evangelio de Juan (Juan 7:5). Fue durante el tiempo de la fiesta de Tabernáculos
en Jerusalén que se burlaron de él porque decía que había sido enviado por Dios.
Todos sabían que, si venía el Mesías, sería durante esta fiesta, así que dijeron que le
convenía ir y mostrarse públicamente. Jesús les dijo que el tiempo no era el correcto
para decir quién era públicamente, pero fue a la fiesta en secreto.
Pero, luego de su resurrección, la situación cambió y sus hermanos se convirtieron
en misioneros para Jesús. Santiago y Judas escribieron dos cartas, y ambos se cuidaron
de restar importancia a su relación familiar con Jesús, prefiriendo centrarse en su
relación espiritual. Ambos se refieren a sí mismos como “un esclavo de Jesús”.
Contenido
Contaminación moral
Está claro que Judas quería escribir una carta muy diferente. En la primera parte de la
carta dice: “Quería escribir acerca de la salvación que disfrutamos en Jesús”. Pero
cuando se enteró de lo que estaba ocurriendo en las iglesias a las que estaba
escribiendo, cambió de idea. Así que agrega: “Les estoy rogando que sigan con la
lucha dolorosa por la fe que fue entregada una vez a los santos” (mi traducción).
La palabra “dolorosa” indica la intensidad de la lucha. Por cierto, es la lucha más
dolorosa que tendrán jamás. Es especialmente dolorosa porque tienen que tratar con
sus propios hermanos y hermanas. La lucha tiene que ver con maestros heréticos que
estaban haciendo desviar a la iglesia. Judas sabía que seguirían contaminando la
membresía si no se les ponía freno.
La primera mitad de la carta tiene que ver con una corrupción muy peligrosa que se
había introducido en las iglesias a las que escribe. Luego, la segunda mitad les dice
cómo tratar con la situación de una manera delicada. Consideraremos primero las
cuatro fases mediante las cuales la corrupción afecta a la iglesia.
1. CREDOS
Judas describe cómo las personas se habían colado secretamente en la comunidad. La
implicación es que sus acciones fueron deshonestas, y sus intenciones, malignas.
Envenenaron la comunidad con su enseñanza y su conducta, así que deben ser
encaradas. La falsa enseñanza era como un cáncer que se difunde por todo el cuerpo, y
produciría la muerte si no era tratada. Está claro que la falsa enseñanza era similar a la
que Pedro denunció en su segunda carta, que es el motivo por el cual las dos cartas
comparten una sección idéntica. Yo creo que Judas usó 2 Pedro como parte de su
investigación y no tuvo inconvenientes en incluir parte de la carta palabra por palabra.
Había dos áreas en particular en las que los falsos maestros estaban errados. Tenían
una visión sentimental de Dios y una visión sincrética de Jesús.
2. CONDUCTA
Después que uno ha corrompido el credo de una iglesia, no pasa mucho tiempo antes
que la conducta se descalabre también. En última instancia, la creencia determina el
comportamiento, así que Judas llega a la parte más severa de su advertencia. Recuerda
a los creyentes lo que ocurrió con tres grupos en la historia.
3. CARÁCTER
Cuando su credo está corrompido, su conducta seguirá pronto. Cuando su conducta está
corrompida, su carácter seguirá el mismo camino. El carácter es el resultado de la
conducta: una acción cosecha un hábito, un hábito cosecha un carácter, un carácter
cosecha un destino. La tercera fase en la contaminación moral de la iglesia es que su
carácter se vuelve cada vez más mundano. Judas se centra en los caracteres de los
falsos maestros y en su similitud con los caracteres de tres personas del Antiguo
Testamento.
(a) Caín
Comienza por Caín, que mató a su hermano por celos (Génesis 4). Dice a sus lectores
que los falsos maestros están motivados en parte por celos, igual que Caín, así que
seguramente tendrán un efecto sobre los que los escuchan.
(b) Balán
Continúa con Balán, el profeta, al que le ofrecieron dinero para profetizar contra Israel
(Números 22). ¡El amor al dinero se había apoderado de tal forma de Balán que Dios
tuvo que hablarle a través de un asno! Balán fue un hombre de avaricia, así como Caín
fue un hombre de ira.
(c) Coré
Coré fue un hombre de ambición que estaba celoso de Moisés y quería tener su propio
espectáculo (Números 16). Completa una tríada algo deprimente. Hay paralelos
modernos de Coré. Las nuevas iglesias pueden ser excelentes, pero está claro que
algunos existen por los motivos incorrectos. Se crean porque un hombre quiere su
propio espectáculo; un moderno “hijo de Coré” que no acepta el liderazgo dado por
Dios y quiere hacer su propia voluntad. Al final, Coré fue tragado en juicio con 250
otros que perecieron por desafiar la autoridad que Dios había investido en Moisés.
Estos tres personajes fueron gobernados por ellos mismos, y los tres causaron la
muerte de otros. Describen la clase de personajes que surgirán en la iglesia si no
enfrenta la enseñanza falsa. La ira, la avaricia y la ambición aparecerán todas de
manera destacada.
4. CONVERSACIÓN
Pero estos no eran los únicos problemas que enfrentaban. Una vez que se corrompe el
carácter, la conversación también se corromperá, porque la conversación fluye del
carácter. Judas describe la clase de palabras que caracterizan a las personas que se han
colado en la comunidad. Las señales seguras de la descomposición interior son las
quejas y los reclamos constantes, murmuración y protestas, desprecio por los
inferiores, adulación de los superiores, desdén y menosprecio de todo lo que no se
entiende y, sobre todo, el rechazo de la autoridad de toda otra persona. Tenga cuidado
con personas que se unen a su comunidad porque están disconformes con otra
comunidad; ¡en seis meses estarán insatisfechos con la suya! Las personas que van de
un lado a otro, quejándose y encontrando fallas, siempre están buscando la comunidad
perfecta. El viejo dicho es cierto: “Si usted está buscando la comunidad perfecta, no se
una a ella, ¡porque seguramente la arruinará!”.
Un pasaje desconcertante
Tal vez los versículos más desconcertantes de Judas tienen que ver con un ángel que
discute con el diablo por el cuerpo de Moisés. Es una referencia a una afirmación
extraordinaria al final de Deuteronomio, donde se nos dice que Moisés murió en el
monte Nebo, pero “hasta la fecha nadie sabe dónde está su sepultura”. Si no había
nadie con él y nadie sabe dónde está su tumba, ¿quién lo enterró? La respuesta es que
Dios envió al ángel Miguel para enterrar a Moisés. Los ángeles son personas muy
prácticas. Son buenos cocineros (como descubrió Elías) y pueden viajar en carrozas
(como descubrió también Elías). En estos tiempos modernos, ¡he oído acerca de
ángeles en Afganistán que protegían a un misionero mientras andaban en bicicleta! Los
ángeles no vienen con camisones blancos refulgentes, alas, arpas, y cabello rubio
largo. Hebreos 13 dice que algunos, “sin saberlo, hospedaron ángeles”, que
ciertamente no sería posible si su apariencia fuera tan extraña. Parecen humanos
normales.
Este ángel fue enviado con una pala para enterrar el cuerpo de Moisés, pero cuando
llegó el diablo estaba parado sobre el cuerpo y le dijo que el cuerpo era suyo. Es
instructivo notar que en la confrontación que siguió Miguel ni siquiera reprendió a
Satanás. Podemos ser muy insolentes con Satanás y somos necios si lo hacemos. Él es
mucho más astuto que nosotros. Me preocupa cuando escucho a jóvenes decir: “Te
reprendemos, Satanás”. Miguel dijo, en realidad: “El Señor te reprenda”, y el diablo se
fue y Miguel enterró a Moisés como correspondía.
(a) Ellos
La primera forma de tratar con esto es que los creyentes se aseguren de estar bien con
Dios y se edifiquen en la fe, la esperanza y el amor.
Cuanto más fuertes seamos, más probables es que nos mantengamos firmes. La mejor
forma de evitar la enfermedad es fomentar la salud. Judas alienta el fortalecimiento de
la conocida tríada de fe, esperanza y amor. La vida saludable incluye orar en el
Espíritu, guardar los mandamientos de Dios y vivir para el futuro, dándonos cuenta de
que Dios quiere que seamos santos, y no necesariamente felices. Después de todo,
comparado con la “felicidad” que disfrutaremos en la eternidad, no debemos
preocuparnos si la vida es dura. Es crucial notar que somos responsables de cuidarnos
y edificarnos nosotros mismos. Dios no lo hará por nosotros.
(b) Otros
Había tres categorías de personas que necesitaban ayuda.
i. Los que tenían dudas mentales. Judas insta a los creyentes a ayudar a los que están
titubeando. Se estaban preguntando si debían seguir a estos maestros o no, y tenían
dudas mentales. Se les debía hablar, aun discutir con ellos, pero siempre de una
forma tierna más que dura. La dureza podría empujarlos más hacia el error.
ii. Los que estaban en peligro mortal. Luego estarán los que han sido llevados más
lejos hacia el peligro mortal, porque ya han comenzado a creer las nuevas ideas.
Judas dice que los creyentes deberían “arrebatarlos del fuego”; ¡deben considerar
que están en una casa incendiada y deben sacarlos de cualquier forma! Esta frase
ha sido usado en la evangelización con la idea de arrebatar a las personas del
fuego del infierno, aunque estos versículos no tienen nada que ver con esto. Sí, es
arrebatar a las personas del fuego del infierno, pero no porque no han sido salvas,
sino porque son cristianos que serán desviados. Aun los que estaban difundiendo
mentiras no deben ser descartados sino que deben tener la oportunidad de
arrepentirse.
iii. Los contaminados moralmente. La tercer categoría de personas tiene que ver con
los que están contaminados. El original griego dice que debemos tener muchísimo
cuidado de no ser infectados por ellas, ¡aun por su ropa interior manchada! Parece
una frase extraña para usar, pero es obvio que hay enfermedades que son
introducidas mediante la perversión o promiscuidad sexual que debemos temer.
Conclusión
Hay un mensaje claro que surge del estudio de las cartas del Nuevo Testamento. El
mayor peligro para la iglesia viene de adentro. Tenemos que vigilarla en todo tiempo y
luchar en verdad y amor por el evangelio que fue “encomendado una vez” a los santos.
Es una gran lucha que enfrenta el mundo occidental. Debemos ser claros en cuanto a la
verdad. Si usted no cree que mis escritos encajan con lo que dice la Biblia, entonces
olvídelos. Pero, si encuentra la verdad, ¡entonces aférrese a ella y luche por ella, y
contienda por la fe encomendada una vez a los santos! Tal vez no parezca una tarea
atractiva, pero es crucial si queremos que las comunidades de las iglesias permanezcan
fuertes.
Aunque Judas es uno de los libros más desatendidos del Nuevo Testamento, su
mensaje es siempre pertinente y necesita ser oído por la iglesia hoy para evitar que
esté aquejada constantemente por los mismos problemas.
57.
1, 2 Y 3 JUAN
Introducción
Hay dos tipos de cartas en el Nuevo Testamento. Algunas son cartas generales o
circulares sin receptores específicos, algo así como tratados. Otras son personales,
reflejando lo que los oyentes necesitan escuchar.
Las cartas de Juan son una mezcla de ambas. Su primera es general y, con cinco
capítulos, es mucho más larga que las otras, donde Juan aborda inquietudes específicas
que tiene para los creyentes. La segunda y la tercera son más personales, y son los
libros más cortos del Nuevo Testamento. En éstas, Juan se dirige a dos personas
separadas, usando una sola hoja de papiro para cada una.
Las cartas son cálidas y personales, reflejando el carácter de este santo, que ahora
tendrá unos ochentaitantos años probablemente. Algunos las llaman “cartas paternales”
pero, considerando su edad, “cartas de un abuelo” podría ser una descripción más
apropiada.
Fueron escritas en un tiempo en que la iglesia estaba siendo afectada, para bien o
para mal, por maestros itinerantes de la Biblia. Juan está muy preocupado por el daño
que están causando algunos, pero es demasiado anciano como para viajar, a diferencia
de los falsos maestros que, al parecer, pueden promover su herejía con considerable
vigor. Estas cartas son su mejor forma de encarar el problema.
Juan fue uno de los doce apóstoles llamados por Jesús durante su ministerio terrenal,
y el único en vivir hasta una edad avanzada. Los registros extrabíblicos dicen que
cuidó a María, la madre de Jesús, en Éfeso, hasta que murió ella. Él también murió allí.
Sus cartas transmiten la autoridad no solo de un anciano, sino de el anciano. Porque
aquí había alguien que ha tenido contacto personal con Cristo (ver 1:2; 2:1; 4:6, 14).
Algunos estudiosos de la Biblia sostienen que el apóstol Juan no escribió las cartas.
Ciertamente es una sorpresa que no haya otra referencia al Antiguo Testamento que la
muerte de Abel por Caín, especialmente si consideramos que el libro de Apocalipsis,
también de Juan, tiene más de 300 alusiones al Antiguo Testamento. Pero cuando
comparamos las cartas con el Evangelio de Juan, tienen el mismo estilo y vocabulario.
Expresiones que se encuentran en el Evangelio, como “vida eterna”, “nuevo
mandamiento” y “permanecer en Cristo”, que son características de Juan, aparecen
también en sus cartas, y en algunos casos encontramos frases idénticas; por ejemplo,
“andar en la oscuridad” y “para que su alegría sea completa”.
Además, tanto el Evangelio como las cartas describen a la vida cristiana en términos
de contrastes absolutos. La evaluación de Juan del mundo está en las antípodas de la
moda actual de relativismo, que cree que las distinciones son inapropiadas —nada es
verdadero o falso—, y todo es solo una opinión. Juan, junto con el resto de la Biblia,
se planta contra esta visión, y muestra una serie de contrastes: vida y muerte, luz y
oscuridad, verdad y mentiras, amor y odio, justicia e ilegalidad, hijos de Dios e hijos
de Satanás, amor del Padre y amor del mundo, Cristo y anticristo y —el mayor de
todos los contrastes— cielo e infierno. Estos opuestos no dejan lugar para un “tercer
camino”. Estamos en uno o en el otro, y no hay más opciones.
De modo que, si bien los manuscritos no tienen ningún nombre, la evidencia interna
apunta fuertemente a Juan como el autor. Además, Ireneo y Papías, dos de los primeros
Padres de la iglesia, confirman que las cartas surgieron de la pluma de Juan.
No se da ninguna fecha, pero parece probable que las cartas fueran escritas después
del Evangelio de Juan, y antes del exilio de Juan en Patmos, donde escribió el libro de
Apocalipsis. No hay ninguna referencia a los terribles ataques de Domiciano a la
iglesia, que ocurrió en 95 d.C., de modo que una fecha alrededor de 90 d.C. es
probable.
1 Juan
LISTA 1
Quiere que sus lectores:
Estén satisfechos (1:4). Escribe “para que su alegría sea completa”, dando a
entender que están insatisfechos con la vida.
No pequen (2:1). Está preocupado por que vivan vidas intachables.
Estén a salvo (2:26). Quieren que estén a salvo de todas las artimañas del diablo,
especialmente la falsa enseñanza, que era la forma particular del diablo de atacar
la vida de la iglesia, y que estaba afectando a los creyentes a los que escribía.
Estén seguros (5:13). Sobre todo, quiere que sus lectores estén seguros de lo que
creen. Los cristianos necesitan ser afirmados. Hay una doctrina de seguridad en
estas cartas que es muy importarte. No queremos despertarnos cada mañana
inseguros, sino estando seguros de quiénes somos en Cristo. Tenemos que “saber”
(una palabra clave aquí) que estamos en las manos de Dios.
LISTA 2
Por otro lado, una forma alternativa de analizar los motivos sería la siguiente. Escribe
para:
Lo que está claro es que está escribiendo unos 60 años después que escuchó a Jesús
decir por primera vez: “Sígueme”. Es un hombre anciano, y puedo imaginarlo con una
larga barba diciendo: “Soy el abuelo de ustedes en la fe. Quiero que estén satisfechos y
seguros de quiénes son, y quiero que sean santos, estén en armonía y llenos de
esperanza”. Hay un corazón pastoral muy tierno que escribe estas cartas.
Un bosquejo de 1 Juan
Si bien podemos discernir los motivos de Juan al escribir, no es demasiado fácil
encontrar algún patrón de la forma en que ha organizado su material. La carta es casi
imposible de analizar, porque parece girar en círculos. Su pensamiento es cíclico, más
que lineal. Yo soy un hombre lineal; me gusta ver el progreso de un argumento y
analizarlo. El apóstol Pablo, con su mente legal, escribe de esta forma. Por lo tanto, me
encuentro algo perdido cuando veo un hombre que piensa en círculos y da vueltas
alrededor de los mismos temas. El estilo circular de Juan puede explicarse por su
profesión, su edad y su nacionalidad.
1. SU PROFESIÓN
Juan es un pescador, y no un abogado, como Pablo, de modo que tiende a ir de un tema
al siguiente como si estuviera en una conversación. No era un hombre con educación,
así que no había sido enseñado a pensar siguiendo patrones lineales.
2. SU EDAD
Los hombres mayores tienden a ser charlatanes —dan vueltas y vueltas a las cosas—;
es una característica de la edad. Los oyentes tienen que concentrarse para extraer la
sabiduría que imparten.
3. SU NACIONALIDAD
Pero creo que la principal razón es que Juan sigue la costumbre de los judíos, que
tienden a hablar como se lee este libro. Tanto el libro de Proverbios en el Antiguo
Testamento y Santiago, en el Nuevo, tocan y vuelven a tocar varios temas. Todo el que
busque un estudio sistemático en un área en estos libros necesita recorrerlos por
completo. No tienen ninguna verdadera estructura.
¿PALABRA O MUNDO?
Una forma de ver 1 Juan es centrarnos en un tema que Juan desarrolla a lo largo de la
epístola, usando el diagrama a continuación.
El diagrama muestra un mundo con dos hemisferios. Una mitad está gobernada por la
palabra de Dios; es la esfera de la vida, el amor y la luz. La otra mitad está gobernada
por el mundo: anarquía, mentiras y lujuria. Juan insta a sus lectores a vivir de acuerdo
con la palabra de Dios. Les dice que quiere que se centren en la palabra de Dios y que
no sean tentados a escuchar al mundo. Todo cristiano tiene que hacer esta elección. Si
uno ama al mundo, pronto estará viviendo ese tipo de vida. Si uno ama la palabra,
estará viviendo de una forma completamente diferente.
Este sencillo marco nos ayuda a ver que la carta tiene cierta forma. Comienza de
manera positiva, luego se vuelve negativa, y luego vuelve a ser positiva. Es un
emparedado agradable, con el doble de positivo que de negativo. Necesitamos ambos;
tenemos que saber qué creer y qué no creer, cómo comportarnos y cómo no
comportarnos.
La estructura de “emparedado” de 1 Juan puede resumirse así:
Amor
Juan es la única persona en la Biblia que hace la afirmación: “Dios es amor”. Puede
sonar como “normal” para un cristiano bien enseñado, pero en realidad es una
afirmación revolucionaria. Ninguna otra religión en el mundo lo ha dicho jamás, ni
podría hacerlo. El judaísmo puede decir: “Dios nos ama”, pero eso es otra cosa. Decir
“Dios es amor” significa que entendemos que Dios es más de una Persona. Uno no
puede ser “amor” por su cuenta. Porque sabemos que Dios es tres Personas —Padre,
Hijo y Espíritu Santo— podemos decir: “Dios es amor”. Antes que el mundo viniera a
la existencia, estaba el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que se amaban entre sí.
Las personas a veces preguntan: “¿Por qué nos hizo Dios?”. En el nivel más
sencillo, Dios tenía un Hijo, y lo amaba tanto que quería una familia más grande.
Quería compartir el amor que ya tenía con un círculo mayor; por eso quería tener
muchos hijos.
Herejía
Además de la preocupación general por el bienestar espiritual de los lectores, Juan
también enfrenta problemas específicos, y escribe para contrarrestar la falsa enseñanza
que sabe que los está afectando. En diferentes puntos de la carta habla de “ellos” (en
oposición a “nosotros” o “ustedes”), refiriéndose a un grupo de maestros conocidos
por la iglesia.
Los falsos maestros enseñaban filosofía griega, que incluía varios elementos que
contradecían la cosmovisión bíblica. Un elemento crucial que enseñaban era que había
una separación necesaria entre lo físico y lo espiritual.
Todavía hoy, nosotros absorbemos esta perspectiva desintegrada de la vida. Por
ejemplo, uno nunca encontrará la distinción entre “sagrado” y “secular” en la Biblia y,
sin embargo, aun los cristianos me dicen: “Estoy en un trabajo secular”. Siempre
contesto que no están en nada semejante. A menos que un trabajo sea inmoral o ilegal,
no es secular. No hay nada secular aparte del pecado. Expliqué esto una vez en el norte
de Inglaterra, y un cantante popular famoso del país se convirtió. Él pensaba que estaba
en un trabajo secular, parte del cual consistía en hacer jingles para publicidad en la
televisión. Mis palabras le ayudaron a entender que podía hacer su trabajo para la
gloria de Dios.
Los que promovían la filosofía griega también creían que lo físico era malo, y que
solo lo espiritual era bueno. El cuerpo era malo, y el alma era buena. Daban la
impresión a la gente de que todo lo que fuera físico era sucio o pecaminoso de alguna
forma. Esta filosofía subyacente tenía repercusiones sobre lo que la iglesia creía y la
forma en que se comportaba. Consideremos la creencia primero.
1. CREENCIA
La mayor preocupación era que los falsos maestros aplicaban este pensamiento a Jesús.
Les resultaba imposible aceptar que Dios pudiera ser un hombre. Razonaban que Dios
es eterno y el hombre está en el tiempo. Dios es espiritual y el hombre es físico.
Entonces, ¿cómo podría ser Dios un hombre en la tierra?
Esta creencia asumió muchas formas. Una, era la creencia de que Jesús no vino en la
carne sino solo pareció hacerlo. Es una herejía llamada “docetismo”, que simplemente
significa “ponerse una máscara”, “parecer”. Juan dice en esta carta que si uno escucha
a alguien decir que Jesús no vino en la carne, sabe que ese punto de vista está
inspirado por el diablo, y se esfuerza por señalar que él mismo lo había visto y tocado.
Él era de carne y hueso, y por cierto lo sigue siendo. La denominada filosofía de la
Nueva Era enseña algo similar cuando separa al Jesús humano del Cristo divino.
Otra herejía decía que Jesús fue un ser humano hasta su bautismo a los 30 años,
cuando “el Cristo” vino sobre él. Luego, cuando murió, “el Cristo” se fue de nuevo, y
fue “Jesús” quien murió y fue enterrado. En esta teoría, “Jesús” y “el Cristo” son en
realidad dos entidades diferentes.
De igual forma, los maestros de la Nueva Era hablan de Cristo, pero no les gusta el
nombre Jesús. Dicen que el Cristo puede venir sobre cualquiera. Es muy sutil y engaña
a muchas personas, que creen que, como la Nueva Era usa terminología bíblica, tiene
un significado bíblico. Una de las afirmaciones favoritas de la Nueva Era es que Dios
está afuera del tiempo, que no tiene tiempo, una creencia que no es infrecuente entre los
cristianos. En realidad, la Biblia nunca dice que Dios no tiene tiempo. Dice que Dios
es eterno, que es algo bastante diferente. El tiempo es real para Dios. Dios es el Dios
que fue y que es y que vendrá. Dios no está en el tiempo; más bien, el tiempo está en
Dios.
Los griegos también separaban a Dios completamente del tiempo, y esta creencia
sigue presente entre nosotros hoy. Uno se asombraría de cuántos cristianos piensan que,
cuando vayamos al cielo, saldremos del tiempo. No salimos del tiempo, sino entramos
en la vida eterna. El tiempo se extiende indefinidamente. El tiempo es real en Dios, y el
tiempo es real en la Biblia y, por lo tanto, la historia es “su historia”.
Pero, por supuesto, estos maestros creían que eran “conocedores”. Su conocimiento
era superior a la iglesia. Era una forma de gnosticismo, que habría de acosar a la
iglesia durante siglos, y sigue estando entre nosotros bajo diferentes disfraces.
Juan tenía que combatir la herejía en varios frentes. Por eso empieza haciendo
énfasis en que, cuando vino Cristo, era un verdadero ser humano. Los tres sentidos
físicos más fuertes —vista, oído, tacto— fueron usados. Dice: “Lo vimos, lo oímos, lo
tocamos”.
Para Juan, la Encarnación es fundamental; en última instancia todo se reduce a lo que
pensamos de Jesús. Debemos darnos cuenta de que él es totalmente divino y totalmente
humano, que en él lo físico y lo espiritual están completamente integrados. El otro
mundo y este mundo se han encontrado completamente, y la idea griega de que hay una
separación entre el tiempo y la eternidad, entre lo espiritual y lo físico, fue desmentida
cuando la Palabra se hizo carne y vivió entre nosotros. Como dijo el arzobispo
Temple: “El cristianismo es la más materialista de todas las religiones del mundo”.
2. COMPORTAMIENTO
La separación que hacían los griegos entre lo físico y lo espiritual no solo afectaba su
creencia acerca de Jesús, sino que también coloreaba su comportamiento. Ellos creían
que la salvación (sea como se la entendiera) no tenía nada que ver con lo que una
persona hacía con su cuerpo, y esto se estaba convirtiendo en una visión normal dentro
de la iglesia. Algunos estaban viviendo vidas bastante inmorales, pero decían que eran
espirituales, porque creían que su cuerpo no tenía nada que ver con su alma.
Es un pequeño paso pasar de pensar así a decir que el pecado no importa en los
cristianos. Dicen: “Tengo mi boleto para el cielo; el pecado no importa”. Por cierto,
algunos van más lejos y dicen: “El pecado no existe para los cristianos”, sugiriendo
una especie de perfeccionismo; en cuanto a Dios concierne, ellos no pecan.
Uno de los mayores errores de las personas cuando acuden a Cristo es pensar que
sus pecados futuros están perdonados. Pero solo los pecados pasados son perdonados
cuando alguien viene a Cristo. Necesitan seguir recibiendo perdón para los pecados
posteriores. Juan tiene que decir: “Si seguimos confesando nuestros pecados, él es fiel
y justo para seguir perdonando nuestros pecados, y la sangre de Jesús continuará
limpiándonos de toda injusticia”. Si acudo a Cristo, no tengo un cheque en blanco para
pecar. Mis pecados pasados están perdonados ahora, pero debo mantener cuentas
cortas con Dios. Al confesarlos, él sigue perdonando, pero solo en la medida que yo
siga confesando.
El énfasis de Juan es muy necesario en la iglesia hoy. El pensamiento griego conduce
a la anarquía en la iglesia, a la inmoralidad y al elitisimo espiritual que piensa que los
cristianos están por encima de las reglas normales del bien y del mal. Dios es
absolutamente justo; no pasa por alto el pecado en los incrédulos ni en los creyentes.
Pero está esperando para perdonar si hay verdadero arrepentimiento.
En el tiempo de Juan esta clase de enseñanza causó estragos en la iglesia. Dejaba a
las personas confundida y perplejas, inseguras en cuanto a lo que debían creer y dónde
estaban paradas con relación a Dios. Estaban inciertas en cuanto a la salvación y no se
preocupaban por el pecado. Los maestros parecían tener poca consideración por los
“cristianos comunes”, que consideraban como poco iluminados.
Seguridad
Pero, con un gran corazón pastoral, Juan está preocupado por que los cristianos estén
seguros de que son cristianos, así que les dice que se examinen con relación a cuatro
áreas, y éstas son pruebas bastante severas. Las recorre con mucho cuidado y detalle.
1. LA PRUEBA DOCTRINAL
La primera es la prueba doctrinal. Todo verdadero cristiano debe pasar esta prueba.
Tiene que ver con lo que piensa de Cristo. Si alguien tiene una comprensión incierta y
no está seguro de que el Jesús humano es el Cristo divino, entonces no pasa la prueba.
En 25 ocasiones en las tres cartas Juan usa el verbo “conocer”. El creía que el
conocimiento era importante para los creyentes, especialmente en vista del supuesto
“conocimiento superior” que decían tener los maestros gnósticos. Hay muchas personas
en las iglesias que piensan en Jesús como un gran ser humano que respondió a Dios
mejor que cualquier otro, pero no creen que él es plenamente Dios y plenamente
hombre, como enseña la Biblia.
2. LA PRUEBA ESPIRITUAL
Juan dice: “Sabemos que somos hijos de Dios porque él nos ha dado su Espíritu”. Hay
un testimonio entre el Espíritu de Dios y nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Sin el Espíritu Santo, no pasamos la segunda prueba, porque es el Espíritu quien nos
dice si somos hijos de Dios. Algunas personas tratan de encontrar seguridad en las
escrituras; tratan de deducir que son cristianos a partir de la Biblia sosteniendo que la
Biblia lo dice, ellos lo creen, y eso pone fin al asunto. Pero la Biblia nunca nos alienta
a hacer esto. En el Nuevo Testamento, la seguridad, en realidad, viene del Espíritu más
que de las escrituras. Uno no puede demostrar que es un cristiano citando textos. Es el
Espíritu quien le dice que es un cristiano, no las escrituras. Esta prueba espiritual es
crucial, porque si usted no tiene el Espíritu entonces sigue siendo una posesión del
diablo.
3. LA PRUEBA MORAL
La tercera prueba es la prueba moral. Si usted está viviendo correctamente ante Dios,
entonces su conciencia le dice que usted pertenece al Padre. La conciencia fue dada
como parte de nuestra seguridad. En términos bíblicos, si estamos practicando la
justicia y nos encontramos guardando las leyes de Dios, entonces tenemos confirmación
de que somos sus hijos. Pero, si nos estamos rebelando contra sus leyes, y yendo en
contra de la forma que quiere que vivamos, entonces no pasamos la tercera prueba.
4. LA PRUEBA SOCIAL
La tercera es la prueba social. Se nos dice que no podemos decir que amamos a Cristo
si no amamos a los cristianos, porque Cristo está en los otros cristianos. Si usted ama a
Cristo, entonces amará al Cristo en sus hermanos. Si usted odia a sus hermanos,
ciertamente no ama a su Padre, porque él los ama.
Otra prueba es el amor que tenemos por el pueblo judío. No son fáciles de amar. En
el nivel humano, creo que me llevaría mejor con los árabes que con los judíos. Pero el
Espíritu puede darnos un gran amor por el pueblo judío. No es algo natural para nada,
sino algo sobrenatural. Jesús los llamó “mis hermanos”, y Dios aún los ama, a pesar de
todo lo que le han hecho.
En particular, Juan dice que es el amor que tenemos y nuestras oraciones que
demuestran que el amor del Padre está en nosotros. Usted se encuentra amando a
personas que no le gustarían normalmente, porque son hijos del Padre y el amor del
Padre está en usted.
Una vez que un creyente tiene la seguridad de la comunión con Dios, tienen una
tremenda confianza para empezar cada día sabiendo que es un hijo de Dios. Esta
confianza se muestra en su actitud hacia Dios. Puede decir: “Papá, te estoy pidiendo
esto en el nombre de Jesús”, sabiendo que Dios puede y quiere contestar.
También da confianza ante hombres y mujeres. Cuando uno está seguro de que es un
hijo de la familia real del cielo, forma parte literalmente de la familia real de la tierra,
que le da confianza para hablar más osadamente a otros.
Pecado
De la misma manera, es importante identificar también a los que no son verdaderos
cristianos. La iglesia tenía la suficiente edad en el tiempo de Juan como para incluir a
cristianos nominales: personas que parecían formar parte de la familia de Dios pero no
estaban confiando realmente en Cristo. Una prueba de fuego era la presencia o ausencia
de pecado, y Juan tiene mucho que decir en su carta sobre este tema. Por cierto, dijo
algunas cosas muy extrañas acerca de esto, que parece contradecirse entre sí en
momentos. En algunas afirmaciones supone que los creyentes pecarán, pero en otras
dice que no pueden pecar, y esto ha desconcertado a muchos.
Tenemos que tener en claro cómo entiende Juan el “pecado”. Él lo define como
“transgresión de la ley”, queriendo decir que la persona cree que no tiene que
responder o dar cuenta ante nadie más que ella misma. Juan recuerda a los lectores que
Cristo vino para quitar nuestros pecados y destruir las obras del diablo. El pecado es
normal para los hijos del diablo, pero anormal para los hijos de Dios.
1. LAS POSIBILIDADES
Pero la mayor preocupación para Juan es la presencia del pecado en los creyentes, y es
aquí donde surge la polémica. Hay varias afirmaciones posibles. Para los creyentes, el
pecado es:
Indisputable – pecamos.
Inevitable – pecaremos.
Incompatible – no deberíamos pecar.
Intolerable – no debemos pecar.
Indefendible – no necesitamos pecar.
Inaplicable – no pecamos.
Inconcebible – no podemos pecar.
Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede
practicar el pecado, porque ha nacido de Dios. (3:9)
Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno
no llega a tocarlo. (5:18)
El primer versículo sugiere que el pecado es inevitable, y los últimos sugieren que los
que nacen de Dios no pueden pecar. Pero pocos se atreverían a decir que es su propio
caso. Entonces, ¿cómo pueden interpretarse estos versículos?
i. La razón por la que el creyente no peca es que es “nacido de Dios”. Se dice que la
regeneración conduce a la justicia. Pero, ¿quién puede decir que es justo de este
lado del cielo?
ii. Segundo, se nos dice que la semilla de Dios permanece en el creyente. La palabra
significa literalmente “esperma”, ¡que es una metáfora muy poderosa! Pero, ¿cómo
debería ser interpretada la palabra? Puede ser usada literalmente, refiriéndose a
la esperma humana, o aun al esperma animal o vegetal. Pero no está claro a qué se
refiere “su semilla”. ¿Se refiere a Dios o al creyente?
iii. Luego hay un tercer problema. ¿Es ésta una declaración categórica o condicional?
El uso de la frase “morar/permanecer en Cristo” también parece abierta a
interpretación. ¿Es esto categórico, como en el versículo 9, cierto para todos los
que alguna vez “nacieron de Dios”? ¿O es condicional, como en el versículo 6,
que se cumple solo para los que “viven en él”? Una afirmación categórica es una
afirmación que es siempre cierta. Una afirmación condicional es una afirmación
que es cierta si se cumplen determinadas condiciones.
Dios
A la luz de sus preocupaciones acerca del pecado, Juan quiere que sus lectores
entiendan cómo es Dios. Les recuerda que “Dios es luz”; Dios es puro y santo, y está
moralmente separado del mundo. Dios también es “vida”. El pecado conduce a la
muerte, pero la vida viene de Dios; es su don para nosotros. El Dios a quien Juan
describe quiere tener comunión con nosotros. La palabra “comunión” significa,
literalmente, “compartir” o “asociación”. Juan explica las condiciones para la
comunión con este Dios:
1. CAMINAR EN LA LUZ
Debemos abrazar la luz y evitar la oscuridad. No podemos tener comunión con Dios o
con su pueblo si tenemos vidas ocultas; nuestras vidas deben ser transparentes.
2. CAMINAR EN AMOR
El imperativo es amar a Dios y a nuestros nuevos hermanos. Por cierto, si no los
amamos, no podemos amarlo a él; así de sencillo. El mandamiento de amarnos unos a
otros es descrito como el “antiguo mandamiento”, aun cuando Jesús lo describió como
un “nuevo mandamiento”. La razón es sencilla; había pasado 60 años desde que había
sido dado por primera vez.
3. CAMINAR EN VIDA
Cristo ha provisto todo lo que es necesario para vivir la nueva vida; por lo tanto, los
creyentes son alentados a vivir en lo bueno que tiene esta vida.
Está claro que la pasión de Juan es que los lectores puedan experimentar la alegría
de la comunión con Cristo, y que nada se interponga en el camino de esto.
2 y 3 Juan
Introducción
Para nuestro estudio de estas dos cartas, vamos a mirar primero la diferencia entre
hombres y mujeres. Podría parecer una forma inusual de comenzar, pero brinda un
fundamento útil para comprender el bosquejo y el propósito de cada libro. Cuando
Dios nos hizo a su imagen, nos hizo masculinos y femeninos y, por lo tanto,
complementarios entre nosotros. Es asombroso cómo las fortalezas de la masculinidad
se corresponden con la debilidades de la feminidad, y viceversa. Nos necesitamos
mutuamente.
El diagrama a continuación considera la diferencia entre hombres y mujeres —es
decir, entre el hombre promedio, representado por un círculo, y la mujer promedio,
representada por el otro—, si bien, claramente, habrá hombres y mujeres que muestren
estas características en mayor o menor medida. Hay hombres afeminados y mujeres
masculinas.
Un bosquejo de 2 y 3 Juan
2 JUAN 3 JUAN
♀ ♂
HOSPITALIDAD VERDAD Y AMOR
Para una señora Para un hombre
Peligro: Peligro:
demasiado amor demasiada verdad
Actitud: Actitud:
corazón demasiado blando cabeza demasiado dura
Puerta demasiado abierta Puerta demasiado cerrada
Acoger a las personas erróneas Rechazar a las personas correctas
Descuidar la verdad Descuidar el amor
Creencia errónea Conducta errónea
Necesitamos a ambos …
Femenino Masculino
Amor Verdad
Amor y verdad Verdad y amor
en mujeres en hombres
Las cartas son muy cortas. Cada una habría entrado en una hoja de papiro, tal vez de
tamaño carta. Ambas se ocupan del tema de la hospitalidad y probablemente fueron
escritas juntas.
La hospitalidad era especialmente importante en la iglesia primitiva, porque los
cristianos por lo general no eran bienvenidos en ninguna otra parte. No había edificios
de iglesia, así que se reunían en sus casas. Además, las posadas a menudo hacían de
burdeles también, de modo que no eran aptas para predicadores itinerantes. La mayoría
habría dependido de creyentes para su apoyo económico.
La iglesia necesita tanto ministerios itinerantes como ministerios locales. Algunas
iglesias están encerradas en su propio ministerio y no escuchan a otros ministerios lo
suficiente. Otras viven de predicadores visitantes todo el tiempo, pero no tiene
suficientes que sean propios. Pero en el Nuevo Testamento había ministerios locales —
pastores y maestros— y ministerios itinerantes —apóstoles, profetas y evangelistas.
Uno de los primeros escritos cristianos, la Didajé, advierte que si un profeta se queda
con uno más de tres días, es un falso profeta. Los profetas se vuelven demasiado
intensos si son permanentes. Si usted tiene un profeta residente, entonces está en
problemas, ¡porque resulta pesado tenerlo semana tras semana!
Los profetas y evangelistas necesitan viajar; los pastores y maestros necesitan
quedarse en un lugar. Los siervos de la iglesia necesitan escoger si prefieren ser el
pastor de una iglesia o un predicador viajero. Es injusto para una iglesia si intentan
hacer ambas cosas. He visto muchas iglesias destruidas porque nunca sabían si el
pastor estaría o no.
Juan escribe estas dos cartas porque cree que la actitud hacia la hospitalidad ha sido
inadecuada. Cada una refleja las debilidades comunes de su género: la señora estaba
abriendo la puerta demasiado y el hombre la estaba cerrando demasiado. Representan
las típicas respuestas de las que podemos aprender.
El peligro de la señora es que tenía demasiado amor y demasiada poca verdad.
Estaba acogiendo a personas que no tendría que haber acogido. Estaba dando
hospitalidad, pero su actitud mostraba un corazón demasiado blando y se adaptaba a
todo el que quisiera quedarse. Sin querer, estaba siendo usada para introducir malas
enseñanzas en la iglesia. Juan tuvo que reprenderla suavemente, diciéndole que, al
hacer esto, estaba descuidando la verdad.
Muchas herejías han sido promovidas dentro de la iglesia por mujeres. El corazón
de la mujer se entrega al maestro, pero necesita dedicar tiempo a evaluar la enseñanza
también. La segunda carta de Pablo a Timoteo nos muestra que los maestros heréticos
eran especialmente exitosos en engañar a viudas y mujeres de débil voluntad. Pablo
tenía que instar a Timoteo a que las protegiera de ser engañadas. Ésta es una razón por
la que Pablo dice a Timoteo que las mujeres no deben estar involucradas en la
enseñanza. Señala que Eva fue engañada, aunque debemos agregar que fue engañada en
presencia de Adán, que no abrió la boca.
Encontramos el peligro opuesto en la tercera carta de Juan. Está escribiendo acerca
de un hombre que es tan celoso por su propio ministerio que no está acogiendo a ningún
otro maestro. Se estaba negando la entrada de buenos maestros que podrían aportar una
verdadera ayuda a la comunidad. Su peligro es que está tan focalizado en la verdad que
se ha olvidado del amor. Él piensa que tiene el cien por ciento de la corrección
doctrinal, y nadie más la tiene. Así que cierra la puerta, y su actitud es de un corazón
demasiado duro.
Las dos cartas enfatizan la importancia del trabajo en equipo entre hombres y
mujeres. Dios nos hizo los unos para los otros, si bien esto no significa que solo
podamos encontrar esta asociación en el matrimonio. Jesús es un ejemplo perfecto de
un hombre soltero que tenía relaciones perfectas con mujeres. Las apreciaba, les
ministraba y les permitía ministrar con él. Pero igual hacía claras distinciones entre los
papeles y las responsabilidades de los hombres y las mujeres. Ambos están hecho por
igual a la imagen de Dios y son iguales en dignidad, depravación y destino.
Necesitamos amor y verdad en la mujer, y necesitamos verdad y amor en el hombre.
Un análisis de 2 y 3 Juan
2 Juan 3 Juan
1-3 Amor en verdad 1 Amor en verdad
4 Seguir la verdad 2-4 Seguir la verdad
5-6 Seguir el amor 5-8 Seguir el amor
7-9 Algunos rechazan la verdad 9-10 Algunos rechazan el amor
10-11 No los invites 11-12 No los imites
12-13 Nuestra alegría 13-15 Tu paz
Estas cartas fueron claramente escritas al mismo tiempo y siguen exactamente el mismo
patrón. La “segunda” carta está dirigida a Kyria, que significa “señora”, pero no
sabemos si es el título de una señora destacada o no. Los “hijos” que se mencionan
podrían ser hijos espirituales que se reúnen en su hogar. El análisis muestra que el
mismo bosquejo es seguido en cada carta, y sin embargo el énfasis para el hombre y la
mujer son totalmente diferentes.
La “tercera” carta está dirigida a Gayo, pero contiene una advertencia acerca de un
hombre llamado Diótrefes. La descripción de él no es positiva. Era un hombre muy
difícil de tratar: locuaz, autoritario, terco y hambriento de poder. Era celoso de su
pequeña comunidad y no quería que vinieran otros maestros que distrajeran a la gente
de su liderazgo. Se rehusó a dejar que los visitara el apóstol Juan, al punto de romper
la carta que había escrito.
Aquí había un hombre que excomulgaba a todo el que no estaba de su lado, y que era
malicioso con los que no estaban de acuerdo con él, aun los apóstoles. No hay ningún
registro de que no fuera ortodoxo en sus creencias, pero ciertamente estaba apagando
los dones de enseñanza que otros podrían aportar.
Juan tenía que instar a Gayo a acoger a Demetrio, un maestro respetado que no
debería haber sido rechazado. No está claro si Demetrio era un predicador local o
itinerante. Hasta puede haber sido el cartero que llevaba las cartas a la iglesia.
Ciertamente era conocido de ellos.
El apóstol anciano
Hay dos historias acerca de Juan en su edad avanzada que conocemos a partir de los
registros de la iglesia. Revelan el equilibrio de Juan por la verdad y el amor. Se
plantaba firmemente por la verdad, rehusando transigir, especialmente con relación a la
Persona de Cristo. Pero, al mismo tiempo, era un anciano sumamente amoroso.
Un escritor de la iglesia primitiva, Jerónimo, cuenta una historia de Juan de la
década de 90 d.C. A esta altura Juan era muy anciano, y acostumbraban llevarlo a la
iglesia cada semana en una silla con palos que la sostenían. Los miembros de la iglesia
le pedían frecuentemente que hablara. Se sentaba en su silla en el frente y solo decía:
“Hijitos, ¡ámense unos a otros!”.
Un domingo lo llevaron a la iglesia y le preguntaron si tenía una palabra para ellos.
“Si”, dijo, “tengo una palabra para ustedes hoy”. Llevaron la silla adelante y dijo:
“Hijitos, ¡ámense unos a otros!”.
El domingo siguiente lo llevaron y ocurrió exactamente lo mismo. Comenzaron a
pensar que estaba volviéndose senil. ¿No se daba cuenta de que seguía repitiendo
exactamente las mismas palabras? Finalmente fueron al anciano y le dijeron: “Maestro,
¿por qué siempre dices: ‘Hijitos, ámense unos a otros’?”. Contestó: “Porque es el
mandamiento del Señor, y si hacen tan solo esto, es suficiente”.
Otra historia demuestra que la preocupación de Juan por la verdad no era menos
fuerte. Hacía frecuentes visitas a los baños romanos para bañarse. Una vez fue bajado
al agua y en el otro extremo del estanque vio a un hombre llamado Cerinto. Era el
principal falso maestro que estaba recorriendo las iglesias. Juan dijo: “¡Volemos,
volemos! ¡No sea que la casa de baños se caiga porque Cerinto, el enemigo de la
verdad, está adentro!”.
Así que tuvieron que levantarlo y llevarlo a casa sin bañar ese día. Juan era el
hombre más amoroso, pero la verdad era muy importante también.
Cuando Jesús lo conoció era uno de los hombres de peor carácter. Jesús llamó a
Juan y a su hermano Santiago “Boanerges”, que significaba “hijos del trueno”,
¡difícilmente un apodo halagüeño! La reacción de Juan ante los samaritanos no fue
atípica. Cuando escupieron sobre ellos mientras caminaban por Samaria, dijo: “Voy a
pedir que caiga fuego del cielo, si me das permiso, Jesús, ¡y los quemaremos a todos!”.
Más adelante él y Santiago fueron persuadidos por su madre para pedir un puesto
más elevado que los demás apóstoles cuando Jesús ingresara en su reino.
Algunos sugieren que este modo posterior y más humilde ocurrió porque se suavizó
con la edad. ¡Pero no todos se suavizan con la edad! Éste era el hombre que Jesús
amaba, y poco a poco su carácter se volvió más como el de su Amo.
Estas cartas no exhiben ninguna de las características menos agradables de un
período anterior de su vida. Tenemos aquí a hombre que está ahora lleno de amor y
verdad, y anhela que otros lo sean también. Jesús lo había cambiado, y está preocupado
en estas cartas por que sus lectores lleguen a conocer y a valorar al Salvador de la
forma en que lo hace él.
15 Como Dios insistió en su pacto con la raza humana a través de Noé. Ver Génesis 9:5-6 y el capítulo 3 en mi libro
sobre los pactos bíblicos, By God I Will.
58.
APOCALIPSIS
Diferencias de opinión
Las opiniones acerca del libro de Apocalipsis cubren un amplio espectro. Cuando las
juntamos, parece imposible que se refieran todas a la misma pieza literaria.
Opinión humana
Las opiniones humanas varían enormemente. La reacción de los incrédulos es
comprensible, ya que no está dirigido a ellos. Es posible que sea el peor libro para
usar como una introducción a las escrituras cristianas. El mundo supone que es el
resultado de “una indigestión, en el mejor de los casos, o de la locura, en el peor de los
casos”, para citar un comentario típico.
Pero aun entre los cristianos hay distintas actitudes, ¡que van desde los temerosos
que no pueden entrar en el libro a los fanáticos que no pueden salir! Los estudiosos de
la Biblia han hecho muchos comentarios negativos: “tantos enigmas como palabras”,
“una acumulación al azar de símbolos estrafalarios”, “encuentra a un hombre loco o lo
deja loco”.
Sorprende que la mayoría de los reformadores protestantes (los “magisteriales”, así
llamados porque usaban a las autoridades civiles para lograr sus objetivos) tenían una
opinión muy pobre:
Lutero: “ni apostólico ni profético … cada uno piensa del libro lo que su espíritu le
sugiere… hay muchos libros más nobles para ser retenidos … mi espíritu
no puede estar de acuerdo con este libro”.
Calvino: ¡lo omitió de su Comentario del Nuevo Testamento!
Zuinglio: dijo que su testimonio puede ser rechazado porque “no es un libro de la
Biblia”.
Opinión satánica
La opinión satánica es consistentemente negativa. El diablo odia las primeras páginas
de la Biblia (que revelan cómo consiguió el control del planeta) y las últimas (que
revelan cómo perderá ese control). Si él logra convencer a los humanos de que Génesis
está compuesto por mitos imposibles y Apocalipsis por misterios impenetrables, estará
satisfecho.
Este autor tiene pruebas asombrosas del odio especial de Satanás hacia Apocalipsis
20. Muchas grabaciones en cintas de un estudio de este capítulo han sido dañadas entre
su envío y su recepción. En algunos casos, la sección que trata de la condenación del
diablo ha sido borrada completamente antes de llegar a su destino; en otros casos, ¡se
ha superpuesto una voz estridente en un idioma extranjero, haciendo que las palabras
originales se vuelvan incomprensibles!
El libro lo expone tal como es. Él es solo el príncipe y gobernador de este mundo
con el permiso de Dios. Y esto le ha sido dado solo temporalmente.
Opinión divina
La opinión divina es consistentemente positiva. Es el único libro de la Biblia al que se
le han adjuntado sanciones divinas de recompensa y de castigo. Por un lado, caerá una
bendición especial sobre aquellos que lo lean en voz alta, tanto para sí mismos como
para otros (1:3) y que “cumplan las palabras”, mediante la meditación y la aplicación
(22:7). Por otro lado, caerá una maldición especial sobre los que alteren su texto. Si
esto se hace mediante agregados o inserciones, las plagas descritas en el libro serán
agregadas a la experiencia del culpable. Si se hace mediante sustracciones o
supresiones, la parte del culpable le será quitada de la vida eterna en la nueva
Jerusalén.
Esta bendición y maldición nos dicen cuán seriamente considera Dios los hechos y
las verdades reveladas aquí. Difícilmente podría haber dejado más en claro su
importancia.
Después de estas opiniones acerca del libro, nos dedicamos a considerar el texto
mismo.
Considere primero su posición en la Biblia. Así como Génesis no podría estar en
otro lugar que no fuera al principio, Apocalipsis solo podría estar al final. En más de
un sentido, completa la “historia”.
Si la Biblia es considerada simplemente como la historia de nuestro mundo,
Apocalipsis es necesario para rematarla. Por supuesto, la historia bíblica es diferente
de todas las demás publicaciones similares. Comienza antes que hubiera ningún
observador para registrar los sucesos. Termina más tarde, prediciendo sucesos que aún
no pueden ser observados ni registrados.
Esto, por supuesto, plantea la pregunta de si estamos tratando con el fruto de la
imaginación humana o de la inspiración divina. La respuesta depende de la fe. Es una
elección simple: creer o no creer. Si bien va más allá de la razón, la fe no es contraria
a la razón. Se puede demostrar que los relatos bíblicos acerca del origen y el destino
de nuestro universo son la mejor explicación de su estado actual. Saber cómo terminará
tiene un profundo significado para la forma en que vivimos ahora.
El interés de la Biblia está en la raza humana más que en el medio ambiente, y en el
pueblo de Dios en particular. Con ellos él tiene una relación de “pacto”, análogo al
matrimonio. Desde un punto de vista, la Biblia es la historia de un romance: un Padre
celestial que busca una esposa terrenal para su Hijo. Como todo buen romance, “se
casan y viven felices para siempre”. Pero esta culminación solo se alcanza en el libro
de Apocalipsis, ¡sin el cual nunca sabríamos si el compromiso matrimonial (2
Corintios 11:2) alguna vez se concretó o si fue interrumpido!
Por cierto, es bastante difícil imaginar cómo sería tener la Biblia sin Apocalipsis,
aun cuando no lo usemos demasiado. Imagine un Nuevo Testamento que finalizara con
el libro de Judas, dirigido a una iglesia de segunda generación que estaba corrompida
en su credo, conducta, carácter y conversación. ¿Conque así va a terminar todo? ¡Qué
anticlímax deprimente!
Por lo tanto, la mayoría de los cristianos están contentos porque el libro de
Apocalipsis está ahí, aun cuando no estén demasiado familiarizados con él. En general,
pueden manejar los primeros capítulos y los últimos, pero se sienten abrumados por su
cuerpo central (capítulos 6-18). Esto es mayormente porque esta porción es tan
diferente de toda otra cosa. Es difícil porque es diferente. ¿Qué es lo que lo hace así,
precisamente?
Apocalipsis no solo difiere de los demás libros del Nuevo Testamento en su contenido.
Es también único en su origen.
Todos los demás libros fueron escritos intencionalmente. Cada autor decidió tomar
pluma y papel, ya sea por sí mismo o a través de un “amanuense” (es decir, un
secretario; ej: Romanos 16:22). Consideró lo que quería decir antes de ponerlo por
escrito. El resultado llevaba las marcas de su propio temperamento, carácter, punto de
vista y experiencia, aun cuando fuera “inspirado” por el Espíritu Santo, que impulsaba
sus pensamientos y sentimientos.
Los eruditos han notado muchas diferencias entre Apocalipsis y los demás escritos
del apóstol Juan (un Evangelio y tres epístolas). El estilo, la gramática y el vocabulario
son tan inusuales para él que han concluido que debe venir de otro “Juan”. De hecho,
han encontrado una referencia algo vaga a un anciano oscuro de ese nombre en Éfeso
para llenar este papel. Pero el hombre que escribió Apocalipsis se presenta
simplemente como “Yo, Juan” (Apocalipsis 1:9), indicando que era muy conocido.
Hay una explicación más simple para el contraste, aun sin tomar en cuenta la obvia
diferencia de temática. Él jamás tuvo la intención de escribir el libro de Apocalipsis.
Nunca lo pensó siquiera. Le vino a él como una “revelación” totalmente inesperada de
manera verbal y visual. A medida que “oía” y “veía” esta serie sorprendente de voces
y de visiones, se le ordenó repetidamente que lo “escribiera” todo (1:11; 19; 2:1, 8, 12,
18; 3:1; 7:14; 14:13; 19:9; 21:5). El mandato reiterado sugiere que estaba tan absorto
por lo que le estaba pasando que se olvidaba de registrarlo de tanto en tanto.
Esto explica el “griego inferior”, comparado con la fluidez normal que tenía el autor.
Fue escrito apresuradamente, en circunstancias muy perturbadoras. Imagínese que usted
está mirando una película y se le dice: “póngalo todo por escrito”, mientras está siendo
exhibida. Los universitarios entenderán el estilo “borrador” mirando sus notas de
apuntes de clase. ¿Por qué, entonces, no lo volvió a escribir Juan después, a partir de
su bosquejo garabateado, para que su forma permanente fuera algo más pulida?
¡Difícilmente estaría dispuesto a hacerlo cuando las últimas palabras dictadas
contenían una maldición para todo aquel que alterara lo que había escrito!
Todo esto significa que Juan no fue el autor de Apocalipsis. Él fue solo el
“amanuense” que lo puso por escrito. Entonces, ¿quién fue el “autor”? El mensaje le
fue comunicado muchas veces por ángeles. Pero era también lo que el Espíritu estaba
diciendo a las iglesias; y era la revelación de Jesucristo, quien lo recibió de Dios. Así
que estuvo involucrada una compleja cadena de comunicación: Dios, Jesús, Espíritu,
ángeles, Juan. Más de una vez, el pobre Juan estaba confundido acerca de quién debía
recibir la gloria por lo que estaba experimentando (19:10; 22:8-9). Solo los primeros
dos eslabones de la cadena son adorados en este libro.
Más claramente que cualquier otro libro en el Nuevo Testamento, éste merece el
nombre de “revelación”. La palabra griega que se traduce así en la primera oración es
apokalypsis, de donde surgieron el sustantivo “Apocalipsis” y el adjetivo
“apocalíptico”, que es ahora usado de manera más general para toda otra literatura de
estilo y contenido similares. La palabra raíz significa “quitar el velo”.
Significa correr una cortina para revelar lo que ha estado oculto (como cuando se
descubre un cuadro o una placa).
En el contexto de las escrituras, significa correr el velo de lo que está oculto del
hombre, pero es conocido por Dios. Hay algunas cosas que el hombre no puede
conocer, a menos que Dios decida informarle. En particular, no puede saber lo que está
ocurriendo en el cielo y no puede saber lo que ocurrirá en el futuro. Su registro y su
interpretación de los sucesos están, por lo tanto, estrictamente limitados, tanto en el
tiempo como en el espacio. Solo pueden ser, cuando mucho, un relato parcial del flujo
de la historia.
Cuando Dios escribe la historia, da un cuadro completo, aunque más no fuera porque
él ordena los sucesos además de observarlos. La historia es su historia. Él “anuncia el
fin desde el principio; desde los tiempos antiguos lo que está por venir” (Isaías 46:10).
El pasado, el presente y el futuro están interrelacionados en él.
Lo mismo ocurre con el cielo y la tierra. Hay una interacción entre lo que sucede
allá arriba y lo que sucede acá abajo. Uno de los rasgos perturbadores en Apocalipsis
es el desplazamiento constante de escenario, desde la tierra al cielo y de nuevo a la
tierra. Esto se debe a la conexión entre los sucesos de arriba y abajo (por ejemplo, la
guerra en el cielo conduce a la guerra en la tierra, 12:7; 13:7).
Lo “apocalíptico” es la historia escrita desde el punto de vista de Dios. Da el
cuadro completo. Amplía nuestro entendimiento de los sucesos mundiales, viéndolos a
la luz de lo que está más arriba y más allá de nuestra percepción limitada. Esto nos
brinda tanto percepción como premonición, ampliando nuestro entendimiento de lo que
está ocurriendo alrededor de nosotros mucho más allá del que tiene el historiador
común.
Surgen patrones y propósitos a los que está ciego. La historia no es solo una
acumulación fortuita de acontecimientos. La coincidencia deja paso a la providencia.
La historia se dirige a alguna parte.
El tiempo es significativo eternamente. El tiempo y la eternidad están
interrelacionados. Dios no está fuera del tiempo, como lo imaginaba la filosofía griega.
Él está dentro del tiempo; o, más bien, el tiempo está dentro de Dios. Él es el Dios que
era, que es y que vendrá. ¡Aun Dios mismo no puede cambiar el pasado una vez que ha
ocurrido! La muerte y la resurrección de Jesús nunca pueden ser cambiadas o anuladas.
Dios está obrando sus planes y propósitos dentro del tiempo (el libro clásico sobre
esto es Christ and Time,16 de Oscar Cullman, SCM Press, 1950). Él es el Señor de la
historia. El patrón es suyo, y solo puede ser discernido cuando él ha revelado las
piezas faltantes del rompecabezas. Las cosas ocultas de la observación humana y que
Dios revela son llamadas “misterios” en el Nuevo Testamento.
La dirección de los sucesos en el pasado y el presente se vuelve aparente a la luz del
futuro. La forma de la historia no puede verse en el corto plazo, sino solo en el largo
plazo. Porque el tiempo es relativo, además de real, para Dios. “Para el Señor un día
es como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3:8, citando Salmos 90:4). Su
paciencia asombrosa para con nosotros hace que nos parezca una “tardanza” (2 Pedro
3:9).
La Biblia contiene una “filosofía de la historia” bastante diferente de aquellas que ha
adoptado la razón desnuda del hombre. El contraste es claro cuando la comparamos
con las cuatro ideas más comúnmente sostenidas:
5. Apocalíptica El mundo se pondrá cada vez peor, y luego mejor que nunca antes, y
seguirá así.
Esta última creencia es compartida por los judíos, los cristianos y los comunistas.
Todos la obtuvieron de la misma fuente: los profetas hebreos (Karl Marx tenía una
madre judía y un padre luterano). La diferencia básica está en lo que cada uno cree que
provocará el cambio brusco de dirección. Los comunistas creen que será por medio de
la revolución humana. Los judíos, por la intervención divina. Los cristianos, por el
retorno del Dios-hombre, Jesús, al planeta Tierra.
Quienes hayan leído todo el libro de Apocalipsis se darán cuenta ahora que, en
realidad, está estructurado según esta misma base. Después de tratar con el presente en
sus primeros capítulos, se dedica al curso futuro de la historia, que se vuelve cada vez
peor (en los capítulos 6-18) y luego repentinamente mejor (en los capítulos 20-22). El
cambio coincide con la segunda venida de Cristo (en el capítulo 19).
Hay dos características adicionales de la historia “apocalíptica” de las que debemos
hablar antes de seguir adelante.
El primer aspecto es que el patrón es básicamente moral. Dado que la historia está
ordenada por Dios y él es perfectamente bueno y todopoderoso, esperaríamos ver que
su justicia sea administrada para alentar el bien y castigar el mal.
Pero esto no parece ser el caso, tanto en la experiencia internacional como en la
individual. La vida parece ser terriblemente injusta. La historia parece ser indiferente a
la moralidad. Los justos sufren y los malos prosperan. El clamor constante es: “¿Por
qué permite un Dios bueno que ocurra este tipo de cosas?” La Biblia es lo
suficientemente sincera como para registrar la perplejidad de Job, de David (Salmos
73:1-4), de Jesús mismo (Marcos 15:34, las palabras de Salmos 22:1) y de los
cristianos que fueron martirizados a causa de él (Apocalipsis 6:10).
Toda esta clase de dudas surge de una perspectiva de corto plazo, enfocada
principalmente en el presente y parcialmente en el pasado. Una visión de largo plazo
toma en cuenta el futuro, el desenlace final. Esto puede cambiar por completo el
entendimiento (Job 42; Salmos 73:15-28; Hebreos 12:2; Apocalipsis 20:4; Pablo lo
resume en Romanos 8:18).
Todas las porciones “apocalípticas” de la Biblia alientan esta perspectiva de largo
plazo, que revela que la historia sin duda respalda la moralidad (Daniel 7-12, con el
que Apocalipsis tiene mucho en común, es un excelente ejemplo) Ciertamente vivimos
en un universo moral. El buen Dios todavía está en el trono. Él hará que todo concluya
bien. Castigará a los malos y recompensará a los justos. Él arreglará el mundo y se lo
dará a quienes han estado dispuestos a ser arreglados ellos mismos. Habrá un “final
feliz” de la historia.
La literatura “apocalíptica”, incluyendo Apocalipsis, se concentra, por lo tanto, en
temas como la recompensa, la retribución y la restauración. Sobre todo, retrata a Dios
reinando en el trono, en control perfecto de los asuntos del mundo. Note esa palabra,
“retrata”, que presenta la otra cualidad.
El segundo rasgo es que la presentación es a menudo simbólica. Tiene que serlo, ya
que se está comunicando lo desconocido. Como sabe todo maestro, lo desconocido
tiene que ser relacionado de alguna forma con lo conocido, generalmente mediante una
analogía (“bueno, es como esto”). La mayoría de las parábolas de Jesús acerca del
reino de los cielos usa situaciones terrenales para ayudar al entendimiento (“el reino
de los cielos es como . . .”).
Ayudar a las personas a entender algo involucra la imaginación tanto como la
información. Si pueden “retratarlo” en su mente, será mucho más fácil de entender.
Significativamente, la respuesta suele ser: “Ahora veo”.
Apocalipsis está repleto de lenguaje gráfico. Mediante el uso constante de
“símbolos”, podemos visualizar lo que de otra forma sería incomprensible. No puede
hacerse demasiado énfasis en que la intención es ayudar a nuestro entendimiento y no
dificultarlo. Hay demasiadas personas que han usado la naturaleza “altamente
simbólica” del libro para ignorar o aun descartar su enseñanza, como si los símbolos
fueran demasiado oscuros como para transmitir un mensaje claro. Éste sencillamente
no es el caso, como resulta aparente cuando son agrupados en cuatro categorías:
Algunos son obvios en su significado. El “dragón” o la “serpiente” es el diablo. El
“lago de fuego” es el infierno. El “gran trono blanco” es el tribunal del Señor.
Algunos son explicados en el contexto. Las “estrellas” son ángeles. Los
“candelabros” son iglesias. Los “sellos”, las “trompetas” y las “copas” son desastres.
El “incienso” representa las oraciones que ascienden. Los “diez cuernos” son reyes.
Algunos tienen paralelos en otras partes de las escrituras. En el Antiguo Testamento
podemos encontrar el libro de la vida, el arco iris, la estrella de la mañana, la vara de
hierro, los jinetes, los regímenes tiránicos retratados como “bestias” salvajes.
Podemos suponer, sin temor a equivocaciones, que estos emblemas han retenido su
significado original.
Algunos son oscuros, pero muy pocos. Un ejemplo es la “piedrecita blanca”, para la
cual los estudiosos han ofrecido una cantidad asombrosa de interpretaciones. ¿Una
declaración de inocencia? ¿Una señal de aprobación? ¿Una insignia de excelencia?
¡Tal vez no sepamos lo que significa hasta que recibamos una!
Los números también son usados como símbolos. Hay muchos “sietes” en
Apocalipsis: estrellas, candelabros, sellos, trompetas, copas. Es el número “redondo”
de la Biblia, la cifra completa y perfecta. El “doce” está asociado con el antiguo
pueblo de Dios (sus tribus) y el nuevo (sus apóstoles); el número “veinticuatro” reúne a
ambos. “Mil” es el número más grande. “Doce mil” de cada tribu de Israel lleva el
total a “ciento cuarenta y cuatro mil”.
El número “666” atrapa la atención. Está formado por varios seis, un número que
siempre indica la imposibilidad humana de alcanzar el siete de la “perfección total”.
Se lo usa aquí como un indicio de la identidad del último dictador mundial antes que
Jesús reine por mil años (en latín, “milenio”). ¿Es significativo que “666” es la suma
de todos los numerales romanos (I=1 + V=5 + X=10 + L=50 + C=100 + D=500) menos
uno (M=1000)? Pero todos los intentos por nombrar al dictador a partir de esta cifra
fracasarán hasta que su aparición lo deje perfectamente claro.
Hay tanto en Apocalipsis que es suficientemente claro que podemos tolerar algunas
pocas oscuridades ahora y creer que serán clarificadas por los sucesos futuros, cuando
la información sea realmente necesaria. Entretanto, podemos agradecer a Dios por
habernos dicho tantas cosas.
Por supuesto, él habla a través de voces humanas, a través de las bocas de sus
“profetas”. Juan se dio cuenta de que el mensaje que estaba entregando no era suyo. Él
llama a su escrito “este mensaje profético” (1:3; 22:7, 10, 18, 19). Es, por lo tanto, un
profeta además de un apóstol. Éste es el único libro “profético” en el Nuevo
Testamento.
Profetizar es tanto “decir” (una palabra de Dios acerca del presente) como
“predecir” (una palabra de Dios acerca del futuro). Apocalipsis incluye a ambos, con
la mayor parte dedicada a la predicción de sucesos que están aún por ocurrir.
¿Cuándo se cumplirán? ¿Ya han ocurrido? ¿Están ocurriendo ahora mismo? ¿O
todavía tienen que suceder? Debemos considerar ahora las distintas respuestas que se
dan a estas preguntas.
Escuelas de interpretación
Casi una tercera parte de los versículos del libro de Apocalipsis contienen una
predicción. En conjunto, predicen unos 56 sucesos distintos. Exactamente la mitad de
estos están en lenguaje corriente y la otra mitad en forma de cuadros simbólicos.
La mayoría de estos sucesos ocurren después del capítulo 4, que comienza con un
marcado cambio de perspectiva: del cielo a la tierra, y del presente al futuro (“Sube
acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto”, 4:1).
Claramente, se refiere a acontecimientos que son futuros para el escritor y para los
lectores originales del primer siglo d.C. Pero, ¿cuánto hacia adelante se extendía la
predicción respecto de ellos? ¿Son los sucesos predichos pasados, presentes o futuros
para nosotros, que vivimos veinte siglos después? ¿Debemos mirar hacia atrás,
alrededor de nosotros o hacia adelante para su cumplimiento?
Aquí es donde comienzan las diferencias. A lo largo de los años que median entre
entonces y ahora, han surgido cuatro opiniones importantes que han dado lugar a cuatro
“escuelas de interpretación”. La mayoría de los comentarios están escritos desde un
solo punto de vista. Es importante considerar todas las opiniones antes de suponer que
una sea la correcta. Es demasiado fácil y arriesgado seguir la primera que uno ha
escuchado o leído.
Los cuatro puntos de vista están tan bien establecidos ahora que han recibido rótulos
conocidos: preterista, historicista (de la que hay dos variedades distintas), futurista e
idealista. No se desaliente por esta jerga algo técnica. Es importante poder identificar
los enfoques muy distintos con los que uno puede encontrarse.
1. Preterista
Esta escuela considera que las predicciones han sido cumplidas durante la declinación
y caída del Imperio Romano, cuando la iglesia estuvo bajo las presiones de las
persecuciones imperiales. El libro fue escrito para los cristianos del primer siglo, para
prepararlos para lo que sucedería en el segundo y tercer siglo. La “gran ciudad” de
Babilonia, sentada sobre las “siete colinas” (17:9) es identificada como Roma (Pedro
parece hacer la misma comparación, 1 Pedro 5:13).
Si bien el grueso de Apocalipsis es, por lo tanto, “pasado” para nosotros, no
significa que tenga un valor limitado. Podemos aprender lecciones de todos los relatos
históricos en las escrituras. Por cierto, constituyen la mayor parte de la Biblia.
Podemos sacar inspiración e instrucción de lo que ha sucedido anteriormente.
La fortaleza de este punto de vista es que todo estudio bíblico debe comenzar por el
contexto original del escritor y los lectores. ¿Qué significaba esto para ellos? La
intención del escritor y lo que entenderían los lectores en su situación son pasos vitales
hacia una interpretación y aplicación verdaderas.
Pero hay varias debilidades. Por una parte, muy pocas predicciones específicas, si
es que hay alguna, llegaron a cumplirse durante el Imperio Romano. Solo pueden
identificarse unas pocas tendencias generales, pero no ninguna correspondencia en
particular (hay quienes han tratado de destilar el número “666” a partir de las letras de
“César Nerón”, ¡a pesar de que Apocalipsis fue escrito probablemente treinta años
después de su muerte!). También significa que después que cayó Roma la mayor parte
del libro perdió su pertinencia directa y en realidad decía poco para la iglesia
posterior. Dado que casi todos los estudiosos aceptan que los últimos capítulos cubren
el fin del mundo, que aún es futuro para nosotros, queda un hueco enorme entre el
principio y el fin de la historia de la iglesia, sin ninguna guía directa para los muchos
siglos en el medio. Esta deficiencia es cubierta por el segundo enfoque.
2. Historicista
Esta escuela cree que las predicciones cubren toda la “era de la iglesia”, entre la
primera y la segunda venida de Cristo. Es una historia en clave y en forma simbólica
del “Anno Domini”, que cubre las principales fases y crisis de todo el período. Así
que el cumplimiento es pasado, presente y futuro para nosotros. Estamos inmersos en la
historia, y a partir de lo que ya ha pasado podemos saber lo que sigue en el programa.
Un estudioso produjo un índice con referencias cruzadas entre cada sección de
Apocalipsis y los muchos tomos de la obra Cambridge Ancient and Modern History17.
¡Se suele sostener que estamos viviendo en alguna parte que está entre el capítulo 16 y
el 17!
Por lo menos esta teoría ha hecho que el libro fuera pertinente para cada generación
de cristianos. También ha estimulado el interés. Pero esto ha sido más que
contrarrestado por sus desventajas.
Una de éstas es que muchos detalles son forzados considerablemente para que
encajen en sucesos conocidos, lo cual parece algo artificial. ¡Pero el problema
principal es que no parece haber dos “historicistas” que concuerden en la correlación
entre las escrituras y la historia! Si estuvieran usando el método correcto, seguramente
habría un mayor grado de unanimidad en sus conclusiones. Además, terminan con
muchos detalles inconclusos.
Hasta ahora, solo hemos considerado un tipo de “historicismo”. Lo llamaremos
lineal, porque considera que la parte central de Apocalipsis sigue una línea recta de
sucesos desde la primera venida de Cristo hasta la segunda.
Hay otro tipo, que llamaremos cíclico, que considera que el libro cubre toda la
historia de la iglesia más de una vez, volviendo constantemente al principio y
“recapitulando” los sucesos desde otro ángulo. ¡Un libro popular (More Than
Conquerors,18 de William Hendriksen, Baker, 1960) dice haber descubierto siete de
estos ciclos, cada uno de los cuales cubre toda la era de la iglesia (en los capítulos 1-
3, 4-7, 8-11, 12-14, 15-16, 17-19, 20-22)! Esto le permite colocar el “milenio”
(capítulo 20) antes de la segunda venida (capítulo 19) y, por lo tanto, sostener el punto
de vista “posmilenario” (ver final del capítulo 12, punto 7). Pero este “paralelismo
progresivo”, como se lo denomina, parece ser algo que se fuerza sobre el texto, en vez
de ser algo que se encuentra dentro de él. En particular, la separación radical de los
capítulos 19 y 20 es absolutamente injustificada.
La interpretación historicista es tal vez la menos satisfactoria y la menos
convincente, ya sea en su forma lineal como cíclica.
3. Futurista
Esta escuela cree que el bloque central de predicciones corresponde a los últimos años
que conducen a la segunda venida. Es, por lo tanto, futuro para nosotros hoy, y de ahí el
rótulo. Se ocupa del clímax del control maligno del mundo, que será la “gran
tribulación” para el pueblo de Dios (Apocalipsis 7:14; también mencionado por Jesús
en Mateo 24:12-22).
Todos los eventos serán comprimidos en un tiempo bastante corto: tres años y
medio, para ser precisos (referido explícitamente como “un tiempo y tiempos, y medio
tiempo”, 11:2-3; 12:6, citas de Daniel 12:7).
Dado que los sucesos son todavía futuros, las predicciones tienden a ser tomadas de
manera más literal, como una descripción exacta de lo que va a ocurrir. Ya no hay
ninguna necesidad de acomodarlas para que encajen en la historia pasada. Por cierto,
las series de desastres parecen conducir directamente al fin del mundo.
¿Cuál es, entonces, el mensaje para la iglesia a lo largo de las edades? La mayor
parte del libro solo sería pertinente para la última de todas las generaciones, en este
caso. Para nuestra sorpresa, muchos futuristas también creen que la iglesia será
“arrebatada” al cielo antes que comiencen los problemas (ver página 126), ¡así que ni
siquiera los últimos cristianos necesitan conocer estas cosas!
Una debilidad adicional es que los futuristas tienden a tratar a Apocalipsis como un
“almanaque”, lo cual conduce a un interés excesivo en los gráficos y cronogramas del
futuro. El hecho de que no siempre concuerden sugiere que este libro no fue escrito
principalmente para tales propósitos especulativos.
4. Idealista
Este enfoque quita todas las referencias de tiempo específicas y desalienta la
correlación con acontecimientos particulares. Apocalipsis retrata la lucha “eterna”
entre el bien y el mal, y las “verdades” contenidas en sus relatos pueden ser aplicadas
a cualquier siglo. La batalla entre Dios y Satanás es algo que está ocurriendo ahora,
pero la victoria divina puede ser experimentada por una iglesia “vencedora” en
cualquier momento. El “mensaje esencial” puede ser aplicado universalmente a lo
largo del tiempo y el espacio.
El principal mérito, y tal vez el único, de este punto de vista es que el mensaje del
libro adquiere una pertinencia directa para todos los que lo leen. Ellos están en la
lucha que se describe y se les asegura que “el que está en ustedes es más poderoso que
el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Es posible ser “más que vencedores” (Romanos
8:37).
Esto implica, sin embargo, tratar a Apocalipsis como un “mito”. Es espiritualmente
pero no históricamente verdadero. Son sucesos ficticios, pero las historias contienen
verdades, como en las fábulas de Esopo, o el libro El progreso del peregrino. Las
verdades deben ser extraídas de las narraciones antes de ser aplicadas. El costo de
este proceso de “desmitologización” es arrojar por la borda una gran cantidad de
material, desechándolo como licencias poéticas que pertenecen al envoltorio más que
al contenido.
Detrás de todo esto está la filosofía griega que separaba lo espiritual de lo físico, lo
sagrado de lo secular, la eternidad del tiempo. Dios, decían, es eterno. La verdad es
eterna, aunque es también oportuna, por lo tanto. Pero no está en “los tiempos”. Su
concepto cíclico de la historia eliminó el concepto del “fin de los tiempos”, la idea de
que el tiempo llegaría a un clímax o conclusión.
Esto tiene consecuencias serias para la “escatología” (el estudio de “las últimas
cosas”, de la palabra griega eschatos = “fin” o “último”). Los acontecimientos como la
segunda venida y el día de juicio son transferidos del futuro al presente, del entonces al
ahora. La escatología se vuelve “existencial” (es decir, preocupada por el momento
presente de la existencia) o se dice que es “realizada” (como cuando se “realizan”
inversiones: tener el dinero para gastar ahora).
Por supuesto, tienen que hacerse cambios radicales a las “predicciones” para que
encajen en el presente, por lo general “espiritualizándolas” (una forma “platónica” de
pensar). Por ejemplo, la “nueva Jerusalén” (en el capítulo 21) se convierte en una
descripción de un pueblo en vez de un lugar, un retrato “idealizado” (note la palabra)
de la iglesia, ¡con los detalles arquitecturales olvidados convenientemente!
Es hora de resumir este bosquejo. Hay cuatro respuestas diferentes a la pregunta:
¿qué período cubre Apocalipsis?
Entonces, ¿cuál es la correcta? Cada una tiene sus pros y sus contras. ¿Tenemos que
escoger entre ellas? ¿Podrían ser todas correctas? ¿Podrían ser todas incorrectas?
Las siguientes observaciones pueden ayudar al lector a arribar a una conclusión.
Primero, parece obvio que no hay una sola llave que abra todo el libro. Cada
“escuela” ha visto algunas verdades, pero ninguna ha entregado todas. Cuando se usa
un solo enfoque, siempre existe alguna manipulación del texto.
Segundo, no hay ninguna razón por la que no pueda usarse más de una. Los textos
tienen significados y aplicaciones diferentes. Pero se necesita algún control para evitar
el uso arbitrario de los distintos enfoques para reforzar una opinión decidida de
antemano, antes de estudiar las escrituras. Esta restricción es provista por el contexto y
por hacernos constantemente la siguiente pregunta: ¿era éste el significado que el autor
divino y el escritor humano quisieron transmitir?
Tercero, hay partes de cada uno de los cuatro métodos que pueden ayudar al
entendimiento. Algunos elementos de cada una de las cuatro escuelas pueden ser
usados conjuntamente con los otros, aunque debe agregarse que otros elementos son
bastante incompatibles y no pueden ser combinados.
Cuarto, el énfasis puede cambiar en diferentes secciones del libro. En cada etapa
debe escogerse y utilizarse el o los métodos de interpretación más apropiados. En el
resto de este capítulo vamos a ilustrar esto en términos prácticos considerando las tres
divisiones principales del libro:
Sentido de propósito
Esto ha llevado a la idea muy difundida de que este libro no podrá ser entendido por el
“laico” (sea que se use este rótulo en su sentido eclesiástico o educacional).
Lectores comunes
No puede hacerse demasiado énfasis en el hecho de que Apocalipsis fue escrito para
gente muy común. Estaba dirigido a los miembros de siete iglesias en un tiempo en que
“no muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos
los poderosos ni muchos los de noble cuna” (1 Corintios 1:26).
Se decía de Jesús que “la muchedumbre lo escuchaba con agrado” (Marcos 12:37).
Esto era un elogio, tanto para ellos como para él. Reconocían que “les enseñaba como
quien tiene autoridad”, que sabía de lo que estaba hablando. ¡Es mucho más fácil
engañar a los que tienen mucha educación!
El libro de Apocalipsis entrega sus tesoros a quienes lo leen con una fe sencilla, una
mente abierta y un corazón tierno.
Hay una historia que ha circulado en Estados Unidos que subraya este punto, ¡aunque
suene como un cuento apócrifo de un predicador (como dijo el hijito del pastor: “Papi,
¿esa era una historia verdadera o solo estabas predicando?”)! Aparentemente, algunos
estudiantes de teología estaban cansados y confundidos por unas disertaciones sobre lo
“apocalíptico” así que decidieron jugar un partido de baloncesto en el gimnasio de la
universidad. Mientras jugaban, notaron que el conserje negro estaba leyendo su Biblia
mientras esperaba el momento de cerrar. Le preguntaron qué parte estaba estudiando y
se sorprendieron al ver que estaba leyendo Apocalipsis. Le dijeron: “¿No lo entiendes,
no es cierto?”. “Claro que sí”, contestó. “¿De qué se trata, entonces?”, le preguntaron.
Con los ojos brillantes y una amplia sonrisa, la respuesta fue: “¡Fácil! ¡Gana Jesús!”.
Por supuesto que hay más para decir que eso. Pero no es un mal resumen del
mensaje. Hay demasiadas personas que han estudiado el contenido y se han perdido el
mensaje. Nadie toma todo el libro literalmente. Nadie lo toma todo simbólicamente.
Pero ¿dónde debe trazarse la raya entre lo literal y lo simbólico? Esto tendrá un efecto
profundo en la interpretación. El sentido común es un requisito básico y será de mucha
ayuda. Los cuatro jinetes son símbolos, pero las guerras, el derramamiento de sangre,
el hambre y las enfermedades que representan son evidentemente literales. El “lago de
fuego” es un símbolo del infierno, pero el “tormento” interminable dentro de él es
literal (Apocalipsis 20:10).
Las reglas del lenguaje común pueden ser usadas de manera útil. Las palabras deben
ser tomadas en su sentido más llano y sencillo, a menos que se indique otra cosa
claramente. Debe suponerse que las personas que hablan (incluyendo a Jesús) y las que
escriben (incluyendo a Juan) quieren decir lo que dicen. Sus comunicaciones deben ser
tomadas al pie de la letra.
Otra regla similar es que debe suponerse que la misma palabra en el mismo contexto
tiene el mismo significado, nuevamente a menos que se indique lo contrario de manera
clara. Cambiar el significado de una palabra abruptamente y sin aviso sería tan confuso
como cambiar la pronunciación o la ortografía. Esta regla afecta las dos
“resurrecciones” de Apocalipsis 20.
Habiendo dicho esto, debemos agregar la salvedad necesaria de que Apocalipsis fue
escrito para personas comunes de un tiempo y un lugar muy diferentes al nuestro. No es
sorprendente que algunas cosas que eran obvias para ellos nos parezcan oscuras a
nosotros dos mil años después y a una gran cantidad de kilómetros de distancia.
Ellos eran gentiles de raza mixta que vivían en una provincia romana, hablaban
griego, leían escrituras judías y se mantenían unidos por una fe cristiana compartida.
Necesitamos usar la mayor cantidad posible de conocimiento de su trasfondo, cultura e
idioma. El objeto del ejercicio es descubrir lo que ellos habrían entendido cuando
escucharon el libro de Apocalipsis leído en voz alta para ellos, tal vez de una sola
sentada. Podría ser bastante diferente de lo que percibimos nosotros al leerlo
silenciosamente, de a una porción por día.
Pero el libro sin duda es para nuestros días también, porque si así no fuera no estaría
en el Nuevo Testamento. El Señor tiene que haber tenido esta intención cuando se lo
dio a Juan. Así que podemos suponer que nuestra distancia en tiempo y en espacio no
es un impedimento insuperable.
Un factor que es mucho más importante que la brecha cultural es la diferencia de
circunstancias. Es vital preguntar qué situación exigió la escritura de este libro. Ésta es
la llave maestra que se necesita para abrir todo el volumen. Detrás de cada uno de los
demás libros del Nuevo Testamento hay una razón para escribirlo, una necesidad que
intenta suplir. Apocalipsis no es ninguna excepción.
Razones prácticas
Ya hemos dicho que su principal objetivo no era revelar un cronograma de
acontecimientos futuros sino preparar a las personas para lo que iba a ocurrir. Pero,
¿qué es lo que está por venir para lo cual, sin este libro, ellos no estarían listos? La
respuesta aparece en la primera página (1:9-10).
Juan, el escritor, ya está sufriendo por su fe. Él está preso, pero no por un crimen. Es
un preso “político” en la isla de Patmos, en el mar Egeo (el equivalente moderno sería
la isla de Alcatraz, en Estados Unidos, o la isla Robben, en Sudáfrica). Ha sido
arrestado y exiliado por razones religiosas. Su devoción exclusiva a “la palabra de
Dios y el testimonio de Jesucristo” es considerada como traición por las autoridades,
una amenaza a la pax romana, basada en la tolerancia politeísta y en un culto imperial.
Se esperaba que los ciudadanos creyeran en muchos dioses, y el Emperador era uno de
ellos.
Hacia el final del primer siglo, esta situación llegó a un punto crítico, creando una
crisis de conciencia para los cristianos. Julio César había sido el primero en
proclamarse divino. Su sucesor, Augusto, había alentado la construcción de templos en
su honor, y varios de estos habían sido erigidos en Asia Menor (ahora Turquía
occidental). Si bien Nerón había comenzado la persecución de los cristianos
(cubriéndolos con brea y quemándolos vivos como antorchas para sus fiestas nocturnas
en los jardines, o cosiéndolos dentro de pieles de animales salvajes para ser cazados
por perros), estuvo limitado en su duración y ubicación.
Fue el advenimiento de Domiciano, en la última década del primer siglo, lo que
inauguró los ataques más feroces contra los cristianos, que continuarían de manera
intermitente durante 200 años. Él exigía la adoración universal de su persona, so pena
de muerte. Una vez al año, debía arrojarse incienso sobre el fuego en un altar ante su
busto con una aclamación: “César es Señor”. El día designado en el cual debía hacerse
esto era llamado “el día del Señor”.
Éste fue justamente el día en que Apocalipsis comenzó a ser escrito. Los lectores
modernos pueden ser disculpados por pensar que fue un domingo. De hecho, podría
haber sido, pero el domingo era llamado “el primer día de la semana” en la iglesia
primitiva. Hay dos elementos en el texto griego que indican que se trataba del festival
imperial anual. Uno, es el artículo definido (“en el día del Señor” y no “en un día del
Señor”). El otro, es el hecho que “Señor” está en forma de adjetivo y no de sustantivo
(“el día señorial”), el nombre que le había dado Domiciano, quien también reclamaba
para sí el título “Señor y nuestro Dios”.
Se aproximaban tiempos duros. Para aquellos que se rehusaban a decir otra cosa que
no fuera “Jesús es Señor”, sería una cuestión de vida o muerte. La palabra “testigo” (en
griego, martur) adquiriría un significado nuevo y fatal. La iglesia estaba enfrentando su
prueba más feroz hasta ahora. ¿Cuántos seguirían siendo leales bajo tanta presión?
Después de todo, Juan era el único de los doce apóstoles que quedaba. Todos los
demás habían muerto como mártires. La tradición cristiana registra que Andrés murió
sobre una cruz en forma de X en Patras, en Acaya. Bartolomé (Natanael) fue desollado
vivo en Armenia. Santiago (hermano de Juan) fue decapitado por Herodes Agripa en
Jerusalén. Santiago (hijo de Cleofas y María) fue arrojado desde el pináculo del
templo y apedreado. Judas (Tadeo) murió atravesado por flechas en Armenia. Mateo
fue muerto a espada en Partia. Pedro fue crucificado cabeza abajo en Roma. Felipe fue
colgado desde un pilar en Hierápolis, en Frigia. Simón (el Zelote) fue crucificado en
Persia. Tomás fue atravesado por una lanza en India. Matías fue apedreado y
decapitado. Pablo también había sido decapitado en Roma. Así que el escritor de
Apocalipsis tenía plena conciencia del costo de la lealtad a Jesús. No sabía entonces
que él sería el único apóstol que moriría de muerte natural.
Apocalipsis es un “manual para el martirio”. Llama a los creyentes a “ser fieles
hasta la muerte” (2:10). Los mártires aparecen con frecuencia en sus páginas.
Se alienta a los creyentes a “no aflojar”. Una exhortación frecuente es a
“perseverar”, una actitud pasiva. Justo en el medio de la mayor aflicción aparece el
pedido: “¡En esto consiste la perseverancia de los santos, los cuales obedecen los
mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús!” (14:12). Éste podría
considerarse como el versículo clave de todo el libro.
Pero hay también un llamado a una actitud activa en el sufrimiento por Jesús, a
“vencer”. Este verbo aparece aún más veces que “perseverar”, y puede considerarse
como la palabra clave de todo el libro.
Cada carta a las siete iglesias concluye con un llamado a cada miembro a ser un
“vencedor”, es decir, a vencer todas las tentaciones y presiones, tanto dentro como
fuera de la iglesia. Alejarse de la verdadera creencia y el verdadero comportamiento
cristianos es ser infiel a Jesús.
El mensaje no es solo que Jesús gana, sino que los cristianos también deben seguir
ganando hasta el final. Deben seguir al Señor que dijo: “¡Anímense! Yo he vencido al
mundo” (Juan 16:33) y que ahora dice en Apocalipsis: “Ustedes también deben vencer
al mundo”.
Por supuesto, ésta es la razón por la que este libro se vuelve mucho más
significativo para los cristianos bajo persecución. Tal vez esto también explique por
qué los cristianos occidentales en iglesias cómodas no lo encuentren pertinente. Tiene
que ser leído a través de lágrimas.
El libro ofrece dos incentivos para alentar a los perseguidos a “vencer”. Uno, es
positivo: la recompensa. Se ofrecen muchos premios a quienes perseveran: el derecho
a comer del árbol de la vida en el paraíso de Dios, a nunca ser afectados por la
segunda muerte, a comer el maná escondido y a recibir una piedra blanca con un nuevo
nombre sobre ella, a tener autoridad para gobernar a las naciones, a sentarse con Jesús
en su trono, a ser vestidos de blanco y a ser hechos columnas del templo de Dios
llevando su nombre y permanecer siempre ahí. Por sobre todo, y más allá de todo el
sufrimiento, al creyente vencedor se le promete un lugar en el cielo nuevo y la tierra
nueva, disfrutando de la presencia de Dios por siempre jamás. La perspectiva es
gloriosa.
Pero hay una motivación negativa también: el castigo. ¿Cuál es el destino de los
creyentes que son infieles bajo la presión? En una palabra, no tendrán ninguna de las
bendiciones anteriores. Peor aún, compartirán el destino de los incrédulos en el “lago
de fuego”. Dos versículos solos, tomados de la primera y última sección, confirman
esta espantosa posibilidad.
“El que salga vencedor … jamás borraré su nombre del libro de la vida” (3:5). Si el
lenguaje significa algo, quiere decir que aquellos que no salgan vencedores están en
peligro de que sus nombres sean borrados (literalmente, “raspados” del pergamino con
un cuchillo). El “libro de la vida” aparece en cuatro libros de la Biblia (Éxodo 32:32;
Salmos 69:28; Filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5). Tres de estos contextos hablan de
nombres del pueblo de Dios que son borrados después que han pecado contra el Señor.
Leer el versículo en Apocalipsis como si pudiera incluir al que “no salga vencedor” en
la promesa también es hacer que la recompensa pierda sentido.
“El que salga vencedor heredará todo esto [el cielo nuevo y la tierra nueva, con la
nueva Jerusalén], y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, los incrédulos,
los abominables … recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Ésta es la
segunda muerte” (21:7-8). Debe recordarse que todo Apocalipsis está dirigido a
creyentes, y no a incrédulos. De principio a fin, está dirigido a “los santos” y a “sus
siervos”. La referencia acá es a creyentes cobardes e incrédulos. Esto está confirmado
por la palabra “pero”, que contrasta directamente a los que merecen este destino con
los creyentes que han “salido vencedores”.
En otras palabras, Apocalipsis presenta dos destinos ante los cristianos. O serán
levantados con Cristo para compartir su reino y terminarán en el nuevo universo, o
perderán su herencia en el reino y finalizarán en el infierno.
Esta alternativa es confirmada en otras partes del Nuevo Testamento. El Evangelio
de Mateo es un “manual para el discipulado” que contiene cinco grandes discursos
dirigidos a los “hijos del reino”. Sin embargo, la mayor parte de la enseñanza de Jesús
acerca del infierno se encuentra acá, y todas sus advertencias, excepto dos, son
dirigidas a sus discípulos. El Sermón del Monte (en los capítulos 5-7), que bendice a
los que son perseguidos a causa de Jesús, continúa hablando del infierno y concluye
con un recordatorio de que hay dos destinos. La comisión misionera (en el capítulo 10)
incluye este encargo: “No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el
alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno” (versículo
28) y “a cualquiera que me desconozca delante de los demás, yo también lo
desconoceré delante de mi Padre que está en el cielo” (versículo 33). El discurso del
monte de los Olivos (en los capítulos 24-25), condena a los siervos perezosos y
descuidados del amo a “la condena que reciben los hipócritas” (24:51) y a ser
“echados afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes” (25:30).
Pablo sigue el razonamiento al recordarle a Timoteo un “mensaje digno de crédito”
(“palabra fiel”, RVR60):
Muchos cristianos niegan las implicaciones de todo esto. Ciertamente hay más para
decir (el autor ha tratado con mayor detalle este tema en el libro Una vez salvo,
¿siempre salvo?, Anchor Recordings Ltd., 2014). Entretanto, la posición en
Apocalipsis parece muy clara. Hasta es posible para los creyentes perder “su parte del
árbol de la vida y de la ciudad santa” (22:19) simplemente por alterar el texto del libro
y cambiar así su mensaje.
Podríamos resumir el objetivo de Apocalipsis diciendo que fue escrito para exhortar
a cristianos que estaban enfrentando inmensas presiones a “perseverar” y “salir
vencedores”, evitando así la “muerte segunda” manteniendo sus nombres en “el libro
de la vida”. Encontraremos que cada capítulo y versículo encaja fácilmente en este
propósito general cuando consideremos la forma o la estructura de todo el libro.
La estructura de Apocalipsis
Si hemos estado en lo correcto al definir que el propósito de Apocalipsis es preparar a
los creyentes para enfrentar la persecución y aun el martirio, debería ser posible
relacionarlo con cada parte del libro. Por otra parte, la estructura general debería
mostrar un desarrollo de este tema.
Construiremos varios bosquejos mediante el análisis de los contenidos, desde
distintas perspectivas y para objetivos diferentes, comenzando desde el más sencillo.
La división más obvia aparece en 4:1, con el cambio radical de punto de vista del
cielo a la tierra y de la situación presente a las perspectivas futuras:
1-3 Presente
4-22 Futuro
La segunda parte, más larga, también se divide naturalmente entre las malas noticias y
las buenas noticias. El cambio de unas a otras ocurre en el capítulo 19. Así que ahora
tenemos:
1-3 Presente
4-22 Futuro
4-18 Malas noticias
20-22 Buenas noticias
Ahora consideraremos cómo se relaciona cada sección con el propósito principal del
libro. Es decir, ¿de qué manera prepara cada sección a los creyentes para la “gran
aflicción” venidera? Podemos ampliar el bosquejo de esta forma:
1-3 Presente
Las cosas deben arreglarse ahora.
4-22 Futuro
4-18 Malas noticias: las cosas se pondrán mucho peor antes que mejoren.
20-22 Buenas noticias: las cosas se pondrán mucho mejor después que
empeoren.
Solo falta agregar un elemento, a saber, el capítulo 19. ¿Qué ocurre en este capítulo que
modifica toda la situación? ¡La segunda venida de Jesús al planeta Tierra! Éste es el
verdadero marco de todo el libro, según el prólogo y el epílogo (1:7 y 2:20). Ahora
podemos insertar “19 Jesús vuelve” entre las malas y las buenas noticias (en vez de
repetir el bosquejo innecesariamente, invito a que los mismos lectores lo escriban en el
espacio que quedó libre arriba).
Si mantenemos en mente este bosquejo simple al leer el libro, muchas cosas se
volverán más claras. En especial, se hará evidente la unidad de todo el libro. Su
objetivo se logra en tres fases.
Primero, Jesús dice a las iglesias que deben ocuparse de los problemas internos si
quieren enfrentar las presiones externas. La transigencia en la creencia o la conducta,
la tolerancia de la idolatría o la inmoralidad, debilitan a la iglesia desde adentro.
Segundo, Jesús, que siempre se destacó por su sinceridad, les muestra lo peor que
les podría suceder. ¡Nunca tendrán que pasar por algo peor! Y el peor de los tiempos
por delante durará, cuando mucho, solo unos pocos años.
Tercero, Jesús revela las maravillas que vendrán después. Echar por la borda estas
perspectivas eternas para evitar problemas temporales sería la mayor de las tragedias.
De cada una de estas tres maneras, Jesús está alentando a sus seguidores a
“perseverar” y a “vencer” hasta que él vuelva. Hay un versículo que lo resume todo:
“Eso sí, retengan con firmeza lo que ya tienen, hasta que yo venga” (2:25). Entonces él
podrá decir: “¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:21).
Por supuesto que hay otras formas de analizar el libro. Un bosquejo “temático” se
parece más a un índice de los temas, que lo ayudará a “ubicarse” dentro del libro.
Este tipo de bosquejo pasará por alto los pasos de la tierra al cielo y del cielo a la
tierra nuevamente. Podemos trabajar con tres períodos de tiempo:
Lo que haremos entonces es indicar los rasgos principales de cada período, listándolos
de una forma que sea fácil de memorizar. He aquí un ejemplo de este tipo de
“catálogo” de sucesos:
A. El presente
1-3 Un Señor ascendido
Siete candelabros variados
4-5 Creador y criaturas
León y cordero
B. El futuro próximo
6-16 Sellos, trompetas, copas
Diablo, anticristo, falso profeta
17-19 Babilonia – última capital
Armagedón – última batalla
C. El futuro lejano
20 Reino milenario
Día del juicio
21-22 Nuevo cielo y tierra
Nueva Jerusalén
Note que los capítulos 4-5 están ahora en la primera división. Esto ocurre porque la
“acción” que conduce a la “gran aflicción” en realidad comienza en el capítulo 6. El
capítulo 19 está ahora en la segunda división porque la “gran aflicción” finaliza aquí,
cuando Cristo derrota a la “trinidad impía”.
Este tipo de bosquejo se memoriza fácilmente y ofrece una “referencia rápida” que
resulta útil cuando uno está buscando temas específicos. Es importante hacer este tipo
de ejercicio antes de dedicarse a un examen más minucioso de las diferentes secciones.
Hay una expresión muy usada que dice que “los árboles no dejan ver el bosque”.
¡Apocalipsis es uno de los libros en los que más fácilmente uno puede estar tan
interesado en los detalles que pierde de vista la intención general!
Sin embargo, ahora es tiempo de reemplazar el telescopio por un microscopio ¡o, al
menos, por una lupa!
El contenido de Apocalipsis
1. Presentación:
“Al ángel de la iglesia de …”
2. Atributo
“El que tiene …”
3. Aprobación
“Yo conozco tus obras …”
4. Acusación
“Sin embargo, tengo en tu contra …”
5. Consejo
“si no …”
6. Seguridad
“Al que salga vencedor …”
7. Llamado
“… oiga lo que el Espíritu dice …”
La única variación de este orden ocurre en las últimas cuatro cartas, donde los dos
últimos elementos se invierten (no queda claro cuál es la razón de esto). Ahora
compararemos y contrastaremos las cartas.
LA PRESENTACIÓN
Es exactamente la misma en las siete cartas, excepto por el destino nombrado. Las
ciudades se encuentran en una ruta circular, comenzando por el importante puerto de
Éfeso (una iglesia acerca de la cual tenemos más información que cualquier otra de
esos días), dirigiéndonos hacia el norte por la costa y luego tierra adentro hacia el este,
y finalmente al sur, al rico valle del río Meandro.
El único punto en discusión es si la palabra angelos (literalmente “mensajero”) se
refiere a una persona celestial o humana. Dado que en todo el resto de Apocalipsis es
traducido correctamente como “ángel”, hay una fuerte suposición de que ocurre lo
mismo aquí. Los ángeles están muy involucrados con las iglesias (¡al punto de fijarse
en lo que tienen las cabezas de los adoradores! 1 Corintios 11:10). Como Juan está
completamente aislado, tendrían que entregar las cartas “mensajeros” celestiales. Solo
el escepticismo moderno acerca de la existencia de ángeles ha producido la traducción
“ministro” (¡supuestamente con el título Rdo.!).
EL ATRIBUTO
Es notable que Jesús nunca se refiere a sí mismo por nombre, sino solo por títulos,
muchos de ellos novedosos. Él ostenta más de 250 títulos, la cantidad más grande que
haya tenido cualquier personaje histórico (es un ejercicio devocional útil hacer una
lista de ellos). En cada carta, el título de Jesús es escogido cuidadosamente para
describir un aspecto de su carácter que la iglesia ha tendido a olvidar o necesita
recordar. Algunos se encuentran en la visión original que tiene Juan de él. Todos son
muy significativos. La “llave de David” apunta al cumplimiento de las esperanzas
mesiánicas de Israel. “El soberano de la creación de Dios” indica su autoridad
universal (Mateo 28:18).
LA APROBACIÓN
Esto abre la parte más íntima de cada carta, pasando de la tercera persona (“él”) a la
primera (“yo”). ¿Se trata de la misma persona? La palabra “él” sin duda se refiere a
Cristo, pero la palabra “yo” podría ser el Espíritu, el “Espíritu de Cristo”, por
supuesto. Los comentarios posteriores (por ejemplo, “así como yo la he recibido [la
autoridad] de mi Padre”, en 2:27) favorecen la primera posibilidad.
“Conozco” es una afirmación de que él está plenamente consciente, tanto del estado
interno como de la situación externa de ellos. Su conocimiento y, por lo tanto, su
comprensión, son totales. Su juicio es preciso, su opinión es crucial y su sinceridad,
transparente.
Por sobre todo, él conoce sus “obras”, es decir, sus acciones, sus actos. Este énfasis
en las obras corre a lo largo de todo Apocalipsis. Esto es porque el tema es el juicio.
Jesús viene otra vez, para juzgar a los vivos y a los muertos. Somos justificados por la
fe, pero seremos juzgados por nuestras obras (2 Corintios 5:10). Jesús aprueba las
buenas obras y alienta su continuación.
Cuando se ven las cartas lado a lado, salta a la vista inmediatamente que Jesús no
tenía nada bueno que decir sobre dos de las iglesias, Sardis y Laodicea. Sin embargo,
ambas eran “exitosas” a los ojos humanos. La opinión de Jesús puede ser muy diferente
de la nuestra. Las congregaciones grandes, las grandes ofrendas y los programas
abarrotados no son necesariamente señales de salud espiritual.
Cinco iglesias reciben elogios. Éfeso, por el esfuerzo, la paciencia, la persistencia y
el discernimiento (rechazando a los falsos apóstoles); Esmirna, por su valentía frente a
la oposición y las privaciones (aunque estaba pegada a una “sinagoga de Satanás”, tal
vez una forma ocultista del judaísmo); Pérgamo, por no negar la fe bajo presión, aun
cuando un miembro fue martirizado (a pesar de estar a la sombra del “trono de
Satanás”, un templo gigantesco que ha sido reconstruido en un museo en Berlín);
Tiatira, por su amor, fe, paciencia y progreso; Filadelfia, por su fidelidad costosa (con
otra “sinagoga de Satanás” próxima).
De paso, notamos que Jesús habla frecuentemente de Satanás, quien está detrás de
toda la hostilidad hacia las iglesias. Él es también responsable de la crisis que están
por enfrentar, “la hora de tentación, que vendrá sobre el mundo entero para poner a
prueba a los que viven en la tierra” (3:10).
Finalmente, qué típico de parte de Jesús elogiar antes de criticar, un ejemplo seguido
por los apóstoles. Pablo agradeció a Dios que los corintios tenían todos los “dones
espirituales” (1 Corintios 1:4-7) antes de corregirlos por el abuso que hacían de ellos.
Por supuesto, también encontró situaciones de iglesias donde esto no era posible, como
en Galacia. Pero el principio debe ser emulado por todos los cristianos.
LA ACUSACIÓN
De nuevo, hay dos iglesias que quedan eximidas de la crítica: Esmirna y Filadelfia.
¡Qué alivio tienen que haber sentido cuando sus cartas fueron leídas! Ellas son más
débiles que las otras, y ya están sufriendo, pero han permanecido fieles, lo cual agrada
a Jesús más que ninguna otra cosa (Mateo 25:21, 23).
¿Qué tenían de malo las demás? Éfeso había dejado su “primer amor” (¿por el
Señor, entre sí o por los pecadores perdidos?; tal vez los tres, ya que están
interrelacionados); Pérgamo estaba involucrada en la idolatría y la inmoralidad (el
sincretismo y la permisividad son los equivalentes modernos); Tiatira era culpable de
las mismas cosas (como resultado de oír a “Jezabel”, una falsa profetisa); Sardis
siempre estaba comenzando nuevos proyectos, lo que le daba la reputación de ser una
iglesia “viva”, pero estos no eran seguidos hasta el final (¿le recuerda algo esto?);
Laodicea estaba enferma, pero no lo sabía.
Esta última carta es tal vez la más conocida y la más llamativa. Ellos se jactaban de
ser una comunidad cálida, que recibía a los muchos visitantes con calidez. Pero las
iglesias “tibias” hacen vomitar a Jesús. ¡Le resulta más fácil manejar a las heladas o
ardientes! Ésta es una referencia a las fuentes saladas calientes que cubrían las laderas
afuera de la ciudad (el “castillo blanco” de Pamukkale sigue siendo un balneario de
aguas termales para los buscadores de salud); para cuando el arroyo llegaba a
Laodicea, estaba “tibio” y actuaba como un emético, provocando vómitos cuando se la
tomaba.
¡Jesús había dejado de asistir a los cultos aquí! No puede ser encontrado adentro,
sino que está parado justo afuera. El versículo 20 es tal vez el versículo más abusado
de las escrituras, y ha sido usado casi universalmente como una invitación
evangelística y para aconsejar a las personas que muestran interés en el evangelio. No
tiene nada que ver con convertirse en cristiano. De hecho, da una impresión bastante
errónea cuando es utilizado de esta forma (en realidad, es el pecador quien está afuera
y que necesita golpear para entrar en el reino, del cual Jesús es la puerta, Lucas 11:5-
10; Juan 3:5; 10:7). La “puerta” en 3:20 es la puerta de la iglesia de Laodicea. El
versículo es un mensaje profético a una iglesia que ha perdido a Cristo, y está lleno de
esperanza. ¡Solo hace falta un miembro que quiera sentarse a la mesa con él para que
Cristo vuelva a entrar! (Para un tratamiento más completo de este versículo y de la
forma de convertirse en un cristiano en el Nuevo Testamento, ver mi libro El
nacimiento cristiano normal, Anchor Recordings Ltd., 2014).
Antes de dejar esta sección, debe señalarse que estas acusaciones surgen del amor
de Jesús por las iglesias. Él mismo lo dice: “Yo reprendo y disciplino a todos los que
amo” (3:19). De hecho, ¡la ausencia de esta disciplina podría ser una señal de no
pertenecer a su familia en absoluto (Hebreos 12:7-8)! Él no quiere denigrarlos, sino
levantarlos. Sobre todo, quiere prepararlos para la presión que se aproxima, que los
“pondrá a prueba” (3:10). Si transigen ahora, se rendirán después. Eso podría costarles
su herencia.
EL CONSEJO
Hay una palabra de consejo para cada una de las siete iglesias. Aun las dos que él
aprueba completamente son exhortadas a seguir así (“retengan con firmeza lo que ya
tienen, hasta que yo venga”, 2:25).
A las otras cinco iglesias se les advierte con dos palabras: “recuerden” y
“arrepiéntanse”. Se las llama a traer a la memoria lo que fueron una vez y lo que
deberían ser. Y el arrepentimiento verdadero involucra mucho más que sentir pena o
remordimiento; requiere confesión y corrección.
Advierte a aquellos que rechazan su llamado que “irá” a tratar con ellos. Habrá un
momento cuando será demasiado tarde para corregir las cosas. A veces, esto se refiere
a la segunda venida, cuando la “corona de la vida” será dada a aquellos que han sido
“fieles hasta la muerte” (2:10; comparar 2 Timoteo 4:6-8), pero aquellos que no estén
listos oirán las terribles palabras: “No los conozco” (Mateo 25:12).
Normalmente, la expresión “iré” se refiere a una “visitación” anterior a una única
iglesia para quitar su “candelabro” (2:5). ¡Jesús tiene el ministerio de cerrar iglesias!
Una iglesia transigente que no está dispuesta a ser corregida es mucho menos que inútil
en el reino de Dios. Es mejor quitar por completo una publicidad tan mala para el
evangelio.
Podríamos resumir esta parte de las cartas así: “arreglen lo que está mal y sigan con
lo que está bien; si no, la cerraré”.
LA SEGURIDAD
Es notable que el llamado a “vencer” no está dirigido a una iglesia como un todo, sino
a cada miembro individual. El juicio siempre es individual, sea con el propósito de
recompensar o castigar, y nunca colectivo (note “cada uno” en 2 Corintios 5:10). ¡No
hay ninguna sugerencia de dejar una iglesia corrupta y tomar una carroza para ir a una
iglesia mejor en la otra cuadra! Tampoco queda excusada una persona del compromiso
porque toda su iglesia se está desviando. Las tendencias erróneas en una comunidad no
deben seguirse. En otras palabras, un cristiano tal vez tenga que aprender a resistir
presiones en la iglesia primero antes de enfrentarlas en el mundo. Si no podemos
“vencer” las primeras, difícilmente podremos “salir vencedores” en las últimas.
Jesús no dudó en ofrecer recompensas como incentivos (3:12). Él mismo soportó la
cruz, menospreciando el oprobio, “por el gozo que le esperaba” (Hebreos 12:2). En
cada una de las cartas, alienta a los “vencedores” a pensar en los premios que
aguardan a los que “siguen avanzando hacia la meta” (Filipenses 3:14).
Así como su título en cada carta está tomado del primer capítulo, las recompensas
que ofrece están tomadas de los capítulos finales. Vendrán en el futuro último más que
en el presente inmediato. Solo aquellos que tienen fe de que él guarda sus promesas
estarán motivados por compensaciones distantes.
Otra vez, debemos tener en cuenta que las alegrías del cielo nuevo y la tierra nueva
no son para todos los creyentes, sino solo para aquellos que vencen las presiones de la
tentación y la persecución (21:7-8 lo deja bien en claro). Los que se mantienen
obedientes y fieles “hasta el fin” (2:26) serán salvos (comparar Mateo 10:22; 24:13;
Marcos 13:13; Lucas 21:19).
EL LLAMADO
El llamado final, “el que tenga oídos, que oiga”, era una conclusión usual de las
palabras de Jesús (ej: Mateo 13:9). Su significado queda claro a la luz de uno de los
textos del Antiguo Testamento más frecuentemente citados: “Oigan bien, pero no
entiendan; miren bien, pero no perciban. Haz insensible el corazón de este pueblo;
embota sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos, y
entienda con su corazón, y se convierta y sea sanado” (Isaías 6:9-10; citado en Mateo
13:13-15; Marcos 4:12; Lucas 8:10; Hechos 28:26-27).
Jesús sabía que ésta sería la respuesta general de los judíos. Ahora está desafiando a
los cristianos a no tener la misma reacción. Está resaltando la diferencia entre oír y
obedecer un mensaje. Es una cuestión de cuánta atención se presta a lo que él dice. Sus
palabras en Apocalipsis solo serán una bendición si son leídas y “guardadas”, es decir,
no solo incorporadas en el oído sino en el corazón. Un padre que tiene un hijo que no
hace caso a la orden de “dejar eso” dirá: “¿Oíste lo que te dije?”, sabiendo
perfectamente bien que la orden había sido oída pero no acatada.
Muy simplemente, el comentario final en cada una de las cartas a las siete iglesias
significa que Jesús espera una respuesta en forma de una reacción de obediencia
positiva. Él tiene derecho a esperarla. Él es Señor.
Capítulos 4-5: Dios en el cielo
Esta sección es bastante directa y requiere poca introducción. En particular, el capítulo
4 es conocido probablemente en el contexto de la adoración; suele leerse como un
estímulo a la alabanza y ha provisto el contenido para muchos himnos y coros. Da un
vistazo de aquella adoración celestial de la cual toda adoración terrenal es un eco.
A Juan se le ha invitado a “subir acá” (4:1) para ver cómo es el cielo, un privilegio
compartido por pocos durante sus vidas (Pablo tuvo una experiencia similar, 2
Corintios 12:1-6). Es el lugar donde Dios reina y desde donde gobierna. La palabra
“trono” es clave, y ocurre 15 veces. Note el énfasis en estar “sentado” (4:2, 9; 5:1).
Este es el centro de control del “reino del cielo”.
La escena es de una hermosura sobrecogedora, y casi imposible de describir. Arco
iris verdes (!), coronas de oro, truenos y relámpagos, lámparas de fuego; uno casi
puede imaginarse los ojos de Juan saltando de una imagen impactante a otra mientras
contempla la escena con estupefacción y asombro. Cuando trata de describir lo que él
mismo puede ver de Dios, solo puede compararlo con dos de las piedras preciosas
más brillantes que ha visto jamás (jaspe y cornalina).
Sobre todo, hay un aspecto pacífico en toda la escena, expresado en el “mar de
vidrio” que se extiende hasta el horizonte. El marcado contraste con las agitaciones en
la tierra (desde el capítulo 6 en adelante) es claramente intencional. Dios reina
supremo por encima de todas las batallas entre el bien y el mal. Él no necesita luchar;
aun Satanás tiene que pedirle permiso antes de tocar a un ser humano (Job 1). Ni
siquiera se sorprende por nada. Sabe exactamente cómo tratar con todo lo que surja, ya
que solo puede ocurrir lo que él permite.
Él es Dios, y no hombre. Por lo tanto, es digno de adoración. El Creador recibe una
adoración ininterrumpida de las criaturas que ha hecho. Los cuatros seres “vivientes”
son “semejantes” a un león, un toro, un hombre y un águila; juntos, representan a todas
las criaturas de los cuatro rincones de la tierra (¡si bien hay 20 interpretaciones más!).
Su adoración es vagamente “trinitaria”: la palabra “santo” aparece tres veces y Dios
está en tres dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro.
Hay 24 ancianos que conforman el “consejo” del cielo (Jeremías 23:18). Casi con
certeza representan a los dos pueblos del pacto de Dios, Israel y la iglesia (note los 24
nombres en las puertas y los fundamentos de la nueva Jerusalén, 21:12-14). Tienen
“coronas” y “tronos”, pero solo una autoridad delegada.
No hay ninguna acción en el capítulo 4, aparte de la adoración incesante. Es una
escena permanente, sin ninguna referencia temporal. En el capítulo 5 comienza la
acción, con la búsqueda de alguien “en el cielo y en la tierra” que sea “digno de abrir
el rollo y de examinar su contenido”.
El significado del libro (o rollo) se vuelve evidente a la luz de los sucesos. En él
debe estar escrito el programa que traerá a su fin la era de la historia terrenal en la que
vivimos. Al romper sus sellos, comienza la cuenta regresiva.
Hasta que ocurra esto, el mundo debe continuar en su estado actual. Este “mundo
malvado” debe cerrarse antes que pueda abrirse el “siglo venidero”. Debe haber una
terminación decisiva de los “reinos del mundo” antes que “el reino de Dios” sea
establecido de manera universal en la tierra. Por eso Juan “lloraba mucho” en
frustración y pena cuando no se encontró a nadie “digno” de poner esto en marcha.
Pero, ¿por qué era esto un problema? Dios mismo había desatado muchos juicios en
la tierra a lo largo de la historia. ¿Por qué no los últimos? ¡O él prefiere no hacerlo o
no se siente calificado como para hacerlo! Este último pensamiento no es tan extraño, o
aun blasfemo, como podrían pensar algunos, a la luz de lo que se dice acerca de la
única persona hallada “digna”.
¿Quién es? ¡Alguien que es a la vez un “león” y un “cordero”! En realidad, el
contraste entre ambos no es tan grande como suponen muchos. El cordero es masculino
y plenamente maduro, como lo era todo cordero usado en los sacrificios (“de un año”,
Éxodo 12:5). En este caso, el “Carnero” —como deberíamos decir— tiene siete
cuernos, lo que significa poder perfecto, y siete ojos, lo que significa supervisión
perfecta. Sin embargo, “parecía haber sido sacrificado”.
El león es el rey de la selva, pero aquí es el rey de la tribu de Judá y tiene sus raíces
en la dinastía davídica. Tenemos, por lo tanto, una combinación única del león
soberano y el cordero del sacrificio, que se corresponde con el rey que viene y el
siervo que sufre, predicho por los profetas hebreos (ej: Isaías 9-11 y 42-53).
Pero no se trata solo de quién es, sino de lo que ha hecho. Ambas cosas lo habilitan
para desatar las aflicciones que pondrán fin al mundo, ya que la palabra “fin” puede
significar dos cosas: terminación y consumación. Él traerá lo segundo.
Él ha preparado un pueblo para asumir el gobierno del mundo. Lo ha comprado, al
precio de su propia sangre, de cada grupo étnico de la raza humana. Lo ha entrenado en
los deberes reales y sacerdotales en el servicio de Dios y así lo ha preparado para la
responsabilidad de reinar sobre la tierra (esto se desarrolla plenamente en
Apocalipsis 20:4-6).
Solo alguien que haya hecho todo esto es capaz de comenzar la serie de desastres
que derrocarán a todos los otros regímenes. Destruir un sistema malo sin tener uno
bueno para reemplazarlo solo puede llevar a la anarquía.
Y él mismo es un soberano digno sobre el gobierno que ha preparado, precisamente
porque estuvo dispuesto a dar todo de sí para hacerlo posible. Fue porque se volvió
“obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!” que “Dios lo exaltó hasta lo sumo”
(Filipenses 2:8-9).
Con razón miles de ángeles se ponen de acuerdo, en aclamación musical, en que lo
que corresponde es darle poder, riqueza, sabiduría, fortaleza, honra, gloria y alabanza.
Entonces todas las criaturas del universo se unen en el himno del coro, pero con un
agregado significativo. El poder, la honra, la gloria y la alabanza deber ser
compartidos entre el que está sentado en el trono y el que está parado en el centro
frente a él: el Padre y el Hijo juntos. Porque ha sido un esfuerzo conjunto. Ambos
estuvieron involucrados. Ambos sufrieron para hacerlo posible, si bien de maneras
muy distintas.
Nada revela más claramente la divinidad así como la humanidad de nuestro Señor
Jesucristo como el ofrecimiento de alabanza y adoración totales a él y a Dios
conjuntamente.
Sellos:
1. Caballo blanco – agresión militar
2. Caballo rojo – derramamiento de sangre
3. Caballo negro – hambre
4. Caballo verde – enfermedad, epidemia
* * *
5. Persecución y oración
6. Temor y temblor
* * *
7. Silencio en el cielo, escuchando las oraciones que luego son contestadas en una
catástrofe final: un terremoto severo.
Trompetas:
1. Tierra arrasada
2. Mar contaminado
3. Agua contaminada
4. Luz solar reducida
* * *
5. Insectos y plaga (5 meses)
6. Invasión oriental (200 millones)
* * *
Copas:
1. Úlceras en la piel
2. Sangre en el mar
3. Sangre de las fuentes
4. Quemaduras por el sol
* * *
5. Oscuridad
6. Armagedón
* * *
Sellos: 1 2 3 4 5 6 7
Trompetas: 1 2 3 4 5 6 7
Copas: 1 2 3 4 5 6 7
Sellos: 1 2 3 4 5 6 7
Trompetas: 1 2 3 4 5 6 7
Copas: 1 2 3 4 5 6 7
En otras palabras, cada serie avanza sobre la anterior, pero todas culminan en el mismo
final catastrófico. Esto parece encajar mejor con la evidencia y es sostenida
principalmente por la escuela “futurista”, que cree que las tres series todavía están por
delante en la historia.
Cada una de las tres series se centra en lo que ocurrirá con el mundo. De paso, debe
notarse la reacción de los seres humanos. Si bien reconocen que estas terribles
tragedias son evidencia de la ira de Dios (¡y del Cordero!), la respuesta humana es de
terror (6:15-17) y de maldición a Dios (16:21) en vez de arrepentimiento (9:20-21),
aun cuando el evangelio del perdón todavía está disponible (14:6). Habla mal de la
dureza del corazón humano, pero es un fiel reflejo de la vida. En los desastres nos
volvemos a Dios o contra él (las últimas palabras de pilotos de avión que están por
chocar a menudo maldicen a Dios; suelen ser editadas de la “caja negra” antes de ser
escuchadas en la investigación).
Es hora de ver los capítulos insertados entre las tres series de sellos, trompetas y
copas o, más bien, dentro de ellas, como veremos. Hay tres de estas inserciones:
capítulo 7, capítulos 10-11 y capítulos 12-14. Las primeras dos secciones está
colocadas entre el sexto y séptimo sello y la sexta y séptima trompeta, pero la tercera
sección está colocada antes de la primera copa, como si no hubiera una escala de
tiempo para ella entre la sexta y la séptima copa. Podemos colocar esto en forma de
diagrama, usando la ilustración anterior:
Tenemos ahora un bosquejo completo de los capítulos 6-16.
En tanto que las tres series de sellos, trompetas y copas se ocupan principalmente de
lo que le ocurre al mundo, las tres inserciones tratan con lo que le ocurrirá a la iglesia.
Aquí se nos da información acerca del pueblo de Dios durante esta terrible conmoción.
¿Cómo se verá afectado? Dado que Apocalipsis apunta a preparar a los “santos” para
lo que está por venir, estas inserciones son más pertinentes e importantes para ellos.
1. Parusía (19:11-16)
Rey de reyes, Señor de señores (y logos = palabra)
Caballos blancos, vestiduras teñidas de sangre
2. Cena (19:17-18)
Invitación angélica a las aves …
… a comer los cadáveres.
3. Armagedón (19:19-21)
Reyes y ejércitos destruidos (por la “palabra” = logos)
Dos bestias arrojadas al lago de fuego
4. Satanás (20:1-3)
Encadenado y desterrado al “abismo”
Pero por un tiempo limitado
5. Milenio (20:4-10)
Santos y mártires reinan (primera resurrección)
Satanás soltado y arrojado al lago de fuego
6. Juicio (20:11-15)
Resurrección general de “los demás”
Son abiertos los libros y el “libro de la vida”
7. Re-creación (21:1-2)
Nuevo cielo y tierra
Nueva Jerusalén
Esto indica claramente una serie de sucesos consecutivos, que comienzan con la
segunda venida y finalizan con la nueva creación. Y queda confirmado por referencias
cruzadas internas (por ejemplo, 20:10 se refiere a 19:20, más atrás). Lamentablemente,
los comentaristas han tratado de alterar la secuencia en beneficio de un sistema
teológico (diciendo que el capítulo 20 precede al capítulo 19, por ejemplo). Pero el
orden de estos últimos capítulos es mucho más claro que en el medio de Apocalipsis, y
es muy significativo.
Por ejemplo, los enemigos del pueblo de Dios son expulsados de la escena en orden
inverso a su introducción. Satanás aparece en el capítulo 12, las dos “bestias” en el
capítulo 13 y Babilonia en el capítulo 17. Babilonia desaparece en el capítulo 18, las
dos “bestias” en el capítulo 19 y Satanás en el capítulo 20. La ciudad cae antes del
retorno de Cristo, pero es necesaria en la tierra para tratar con la “trinidad impía” del
diablo, el anticristo y el falso profeta.
Casi todos los estudiosos aceptan que la visión inicial es un cuadro de la segunda
venida (solo unos pocos, debido a intereses teológicos creados, dicen que se refiere a
la primera venida). Pero el regreso de Jesús a la tierra causará consternación en los
poderes existentes. Impactados por su reaparición, planificarán un segundo asesinato.
Pero esta vez un pelotón de guardias será totalmente inadecuado, ya que millones de
sus seguidores devotos se habrán encontrado con él en Jerusalén (1 Tesalonicenses
4:14-17). Se reunirá una gigantesca fuerza militar algunos kilómetros al norte, en el
valle de Esdrelón, al pie del “monte Meguido” (en hebreo, Har-magedón). Es la
encrucijada del mundo, dominada por Nazaret. Ha habido muchas batallas aquí, y
muchos reyes han muerto en este lugar (Saúl y Josías, entre ellos).
Jesús solo necesita una “palabra” para levantar a los muertos o para matar a los
vivos. Se trata más de una frase que de un combate. Los buitres se encargan de los
cuerpos, ya que son demasiados como para enterrar.
En este momento, hay una serie de acontecimientos sorprendentes. Las dos “bestias”
no son muertas sino “arrojadas vivas” al infierno, los primeros seres humanos en entrar
en ese lugar. El diablo no es enviado ahí, sino que es arrestado, ¡para ser liberado de
nuevo más adelante!
Ante todo, Jesús no pone fin al mundo en ese momento, sino que asume el gobierno
él mismo, llenando el vacío político dejado por la “trinidad impía”, con sus propios
seguidores fieles, especialmente los mártires. Por supuesto, ellos tendrán que ser
resucitados para cumplir con esta responsabilidad. Este “reino” durará mil años pero
finalizará cuando el diablo, en libertad condicional, engañe a las naciones para que
lleven a cabo una rebelión final pero fallida, aplastada por fuego del cielo. El intervalo
entre el regreso de Jesús y el día de juicio es ampliamente rechazado en la iglesia hoy,
pero era el punto de vista aceptado en la iglesia primitiva.
Hay acuerdo general sobre lo que sigue. Claramente, se enseña un día de ajuste de
cuentas final a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Viene anunciado por dos
portentos notables. La tierra y el cielo desaparecen. Sabemos (de 2 Pedro 3:10) que
ambos serán “destruidos” por el fuego. Los muertos, incluyendo los que se han perdido
en el mar, reaparecerán. Esta es la resurrección segunda, o “general”, y confirma que
tanto los malos como los justos tomarán un nuevo cuerpo antes de ingresar a su destino
eterno (Daniel 12:2; Juan 5:29; Hechos 24:15). “Alma y cuerpo” serán arrojados al
lago de fuego (Mateo 10:28; Apocalipsis: 19:20). El “tormento” será físico, además de
mental (Lucas 16:23-24). En consecuencia, tanto la “muerte”, que separa al cuerpo del
espíritu, como el “hades”, la morada de los espíritus sin cuerpo, son abolidos ahora
(20:14). La “muerte segunda”, que ni separa al cuerpo del alma ni aniquila a ninguno
de los dos, asume el control de ahí en más.
Todo lo que puede verse ahora es el juez —que está sentado en el trono—, los que
serán juzgados —que están parados delante de él— y una enorme pila de libros. El
trono del juez es grande y blanco, representando poder y pureza. Probablemente no sea
el mismo trono que vio Juan en el cielo (4:2-4). Ese trono no fue descrito como
“grande” o “blanco”. Además, es sumamente improbable que se les permita a los
malos resucitados estar en alguna cercanía del cielo. Por cierto, no hay ningún indicio
de que la escena en el capítulo 20 se haya desplazado de vuelta al cielo; es más
probable que esté ubicada donde ha estado la tierra, aunque la tierra haya desaparecido
dejando solo a sus habitantes anteriores y presentes. Ante todo, la persona sentada en
este trono no es identificada como Dios (como en 4:8-11). De hecho, no es Dios. A
partir de otras escrituras, sabemos que él ha delegado la tarea de juzgar la raza humana
a su Hijo, Jesús: “Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio
del hombre que ha designado” (Hechos 17:31; comparar Mateo 25:31-32; 2 Corintios
5:10). Los seres humanos serán juzgados por un ser humano.
Éste no será un juicio largo e interminable. Toda la evidencia ya ha sido recogida y
examinada por el juez. Está contenida en los “libros”, unos volúmenes que merecen
realmente el título “¡Esta es su vida!”. No serán una selección de ocasiones
recomendables para una presentación televisiva, sino un registro completo de las
acciones (y palabras, Mateo 5:22; 12:36) de toda la vida, desde el nacimiento hasta la
muerte. Tal vez seamos justificados por fe, pero seremos juzgados por obras.
Si ésta fuera toda la evidencia a ser considerada, nos condenaría a todos a la
“muerte segunda”. ¿Qué esperanza habría para persona alguna? Gracias a Dios, se
abrirá otro libro en ese día terrible. Es el registro de la vida misma del juez en la
tierra, que lo absuelve y lo califica para juzgar a otros a la vez. Es el “libro de la vida,
el libro del Cordero” (21:27). Pero contiene otros nombres aparte del suyo. Aquellos
que están “en Cristo” aparecen ahí, aquellos que han vivido y han muerto en él,
aquellos que han sido incorporados a esta “vid verdadera” y han permanecido en ella
(Juan 15:1-8). Por lo tanto, han dado el fruto que confirma la continuidad de su unión
con él (Filipenses 4:3; contrastar con Mateo 7:16-20). La fecundidad es prueba de su
fidelidad.
Sus nombres han sido puestos en este libro cuando llegaron a estar en Cristo, cuando
se arrepintieron y creyeron (la frase “desde la creación del mundo” en 17:8 se refiere a
aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro, y significa simplemente “en toda
la historia humana”; lo mismo ocurre en 13:8, aunque la frase ahí puede estar
relacionada con la muerte del Cordero). Sus nombres no han sido “borrados” del libro
de la vida porque han “salido vencedores” (3:5).
Solo aquellos cuyos nombres todavía están en este libro evitarán la “muerte
segunda” en el “lago de fuego”. En otras palabras, fuera de Cristo no hay esperanza
alguna, ya que “todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos
3:23). El evangelio es, por lo tanto, exclusivo: “En ningún otro hay salvación, porque
no hay bajo el cielo otro nombre [excepto “Jesús”] dado a los hombres mediante el
cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Pero también debe ser, por lo tanto,
inclusivo: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura”
(Marcos 16:15; comparar Mateo 28:19; Lucas 24:47).
La raza humana entonces será dividida permanentemente en dos grupos (Mateo
13:41-43, 47-50; 25:32-33). Para un grupo, el destino ya ha sido “preparado” (Mateo
25:41). El lago (o “mar”) de fuego ha estado existiendo por mil años, por lo menos
(19:20). Para el otro grupo, se ha “preparado” una nueva metrópolis (Juan 14:2), pero
no hay ninguna tierra donde se la pueda ubicar, y mucho menos un cielo arriba de ella.
Se necesita un nuevo universo.
La centralidad de Cristo
Este último libro de la Biblia es “la revelación de Jesucristo” (1:1). El genitivo (“de”)
puede entenderse de dos formas: proviene de él o es acerca de él. Tal vez el
significado doble es intencional. De una forma u otra, él es central para su mensaje.
Si el tema es el fin del mundo, él es “el fin”, como fue “el principio” (22:13). El
plan de Dios consiste en “reunir todas las cosas en Cristo” (Efesios 1:10).
Tanto el prólogo como el epílogo se centran en su regreso al planeta Tierra (1:7;
22:20). La bisagra sobre la cual gira la historia futura, que pasa de empeorarse a
mejorarse, es ese regreso (19:11-16).
Es “este mismo Jesús” (Hechos 1:11) quien volverá. Él es el Cordero de Dios que
vino la primera vez para “quitar el pecado del mundo” (Juan 1:29). A lo largo de
Apocalipsis, el Cordero “parece haber sido sacrificado” (5:6). Presumiblemente, las
cicatrices todavía estarán visibles en su cabeza, su costado, su espalda, manos y pies
(Juan 20:25-27). Son recordatorios frecuentes de que él derramó su sangre para
redimir a los seres humanos de toda clase (5:9; 7:14; 12:11).
Sin embargo, el Jesús de Apocalipsis es también muy diferente del hombre de
Galilea. Su primera aparición ante Juan fue tan sobrecogedora que este discípulo, que
había sido el más cercano a él (Juan 21:20), cayó en un desmayo mortal. Ya hemos
mencionado su cabello blanco como la nieve, sus ojos refulgentes, su lengua aguda, su
rostro brillante y sus pies bruñidos.
Si bien hay breves atisbos de un Jesús airado en los evangelios (Marcos 3:5; 10:14;
11:15), su “ira” sostenida en Apocalipsis provoca terror en los corazones de toda clase
de gente, quienes preferirían ser aplastados por las rocas antes que mirar sus ojos
(6:16-17). Este no es ningún “Jesús amable, bondadoso y apacible”. Si bien ésta sería
una descripción dudosa de él en cualquier momento, es especialmente inapropiada
aquí.
Muchos creen que Jesús predicó y practicó el pacifismo, a pesar de su afirmación en
sentido contrario: “No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz
sino espada” (Mateo 10:34; Lucas 12:51). Por supuesto, sus palabras pueden ser
“espiritualizadas”, pero es mucho más difícil explicarlas de esta forma en Apocalipsis,
donde la visión más natural del conflicto final es física.
Jesús baja del cielo montado en un caballo de guerra y no en un asno de paz
(Zacarías 9:9; Apocalipsis 19:11; comparar 6:2). Su vestidura está “teñida en sangre”
(19:13), pero no en la suya. Si bien la única “espada” que empuña es su lengua, el
efecto de usarla consiste en matar a miles de reyes, generales y hombres poderosos
(¡tanto voluntarios como conscriptos!), de la misma forma en que esa misma lengua dio
muerte a una higuera (Marcos 11:20-21).
¡Jesús es descrito claramente aquí como un asesino en masa, con buitres que vienen
detrás de él para limpiar los cuerpos! Este retrato gráfico causa consternación entre los
respetables adoradores acostumbrados a verlo contemplando benignamente desde los
vitrales de la iglesia. Será una sorpresa aún mayor para los que usan las semanas de
Adviento en el calendario eclesiástico para mostrarlo en las representaciones
navideñas como un bebé indefenso. Él nunca más será así.
¿Ha cambiado Jesús? Sabemos que al llegar a la ancianidad algunas personas se
ablandan y otras se vuelven irritables y hasta maliciosas. ¿Le ha ocurrido esto durante
los siglos que pasaron? ¡Dios no lo permita!
No ha cambiado su carácter o su personalidad, sino su misión. Su primera visita fue
“a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). No vino “para condenar
al mundo, sino para salvarlo” (Juan 3:17). Vino para dar a los seres humanos la
oportunidad de ser separados de sus pecados antes que todo pecado tuviera que ser
destruido. Su segunda visita es para el propósito opuesto: para destruir antes que
salvar, para castigar antes que perdonar, “para juzgar a los vivos y los muertos”, como
lo expresan el Credo de los Apóstoles y el Credo de Nicea.
Se ha vuelto una frase trillada decir que Jesús “ama al pecador pero odia el
pecado”. Lo primero se vio claramente en su primera venida; lo segundo será
igualmente aparente la segunda. Quienes se aferran a sus pecados deben enfrentar las
consecuencias. En ese momento “el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y
arrancarán [“desmalezarán”, NIV inglesa] de su reino a todos los que pecan y hacen
pecar” (Mateo 13:41). Este “desmalezado” será tan meticuloso como justo. Pero si ha
de ser completamente justo, deberá aplicarse tanto a creyentes como a incrédulos
(como enseña Pablo claramente en Romanos 2:1-11, concluyendo que “con Dios no hay
favoritismos”)
Una vez más, tenemos que recordar que el libro de Apocalipsis está dirigido
exclusivamente a creyentes “nacidos de nuevo”. La descripción de esta feroz oposición
al pecado tiene la intención de inducir un temor sano en los “santos”, como un
incentivo para “obedecer los mandatos de Dios y seguir confiando en Jesús” (14:12).
Resulta demasiado fácil para quienes han experimentado la gracia de nuestro Señor
Jesucristo olvidarse de que él todavía será su Juez (2 Corintios 5:10). Quienes lo han
conocido como amigo y hermano (Juan 15:15; Hebreos 2:11) tienden a pasar por alto
sus atributos más desafiantes. Como mínimo, él es digno de “la alabanza y la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (5:13).
De los 250 nombres y títulos que se dan a Jesús en las escrituras, hay muchos que se
usan en este libro, y algunos solo aparecen aquí. Él es el primero y el último, el
principio y el fin, el Alfa y la Omega. Él es el soberano (comienzo, origen) de la
creación de Dios. Ésa es su relación con nuestro universo. Él estuvo involucrado en
su creación, es responsable de su continuación y la llevará a su consumación (Juan 1:3;
Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:1-2).
Él es el león de la tribu de Judá, la raíz (y linaje) de David. Ésa es su relación con
el pueblo escogido de Dios, Israel. Él fue, es y siempre será, el Mesías judío.
Él es santo y verdadero, fiel y verdadero y el testigo fiel y verdadero. Él es el que
vive, el que estuvo muerto y vive por siempre jamás, quien tiene las llaves de la muerte
y del Hades. Ésa es su relación con la iglesia. Ellos tienen que recordar su pasión por
la verdad, que significa pasión por la realidad y la integridad, en oposición a la
hipocresía.
Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Es la estrella brillante de la mañana, la
que brilla cuando todas las demás (¡incluyendo las estrellas de la música y del cine!)
hayan desaparecido. Esa es su relación con el mundo. Un día, su autoridad será
reconocida universalmente.
Muchos de estos títulos son presentados con una fórmula conocida en el evangelio
de Juan: “Yo soy”. Esto no es solo una afirmación personal. La frase se parece tanto al
nombre mediante el cual Dios se reveló a sí mismo que su uso provocó intentos de
asesinato y la ejecución final de Jesús (Juan 8:58-59; Marcos 14:62-63). Que la
intención era indicar una divinidad compartida y la igualdad con Dios queda
confirmado en Apocalipsis, cuando el Padre y el Hijo reclaman exactamente los
mismos títulos; por ejemplo, “Alfa y Omega” (1:8 y 22:13).
El mundo está llegando a su fin, pero ese fin es personal más que impersonal. De
hecho, el fin es una persona: Jesús es el fin.
Estudiar Apocalipsis con el objetivo principal de descubrir adónde va el mundo es
un error. El mensaje esencial es a quién se dirige el mundo o, más bien, quién viene al
mundo.
Los cristianos son los únicos que están deseando que venga “el fin”, y cada
generación espera que ocurra durante su vida. Para ellos, “el fin” no es un suceso, sino
una persona. Lo esperan a “él”.
El anteúltimo versículo (22:20) contiene un resumen muy personal de todo el libro:
“El que da testimonio de estas cosas dice: ‘Sí, vengo pronto’”. Solo puede haber una
respuesta de quienes han entendido: “Amén. ¡Ven, Señor Jesús!”.
Ya hemos indicado que Apocalipsis es el único libro que tiene tanto una bendición para
quienes lo leen como una maldición para quienes lo alteran (1:3; 22:18-19). A manera
de resumen, haremos una lista ahora de diez beneficios que resultan de dominar su
mensaje, todos los cuales ayudan a la verdadera vida cristiana.
1. La terminación de la Biblia
El estudiante comenzará a participar del conocimiento que tiene Dios de “el fin desde
el principio” (Isaías 46:10). La historia está completa. Se revela el final feliz. El
romance concluye con la boda y comienza la verdadera relación. Sin esto, la Biblia
estaría incompleta. ¡Tendría que llamarse la “Versión Amputada”! Las asombrosas
similitudes entre las primeras y las últimas páginas de las escrituras sagradas (por
ejemplo, el libro de la vida) dan sentido a todo lo que está en el medio.
Apocalipsis nos enseña a pensar más en nuestro hogar celestial que en nuestro “hogar
ideal” temporario, más en nuestro cuerpo de resurrección que en nuestro viejo cuerpo
que envejece.
La exposición bíblica
Los versículos 1-20 del capítulo 20 de Apocalipsis son el foco de todo el debate. Es
importante analizar lo que dice claramente antes de intentar sacar inferencias del
pasaje.
La característica más llamativa es la frase que se repite, “mil años”: seis veces, dos
con el artículo definido “los mil años”. El énfasis es inconfundible. Sea que la cifra se
tome de manera literal o metafórica, claramente significa un período largo, como
coinciden la mayoría de los comentaristas. Es una era, una época.
Se da una información sorprendentemente escasa aquí acerca de todo este tiempo. En
realidad, solo se nos dicen tres cosas. Un único suceso al principio, otro al final y una
situación continua entremedio. Los acontecimientos del principio y el final tienen que
ver ambos con Satanás, mientras que el estado intermedio tiene que ver con los santos.
El “milenio” comienza con la remoción completa del diablo del escenario terrestre.
Un ángel que desciende con una enorme cadena lo toma, lo ata, lo arroja, lo encierra y
lo sella. Los cinco verbos subrayan la impotencia total del diablo, que queda
confirmado por la declaración llana de que su carrera de decepción brillante ha tocado
a su fin, aunque solo por la duración del milenio. No es arrojado al lago de fuego
(¡aún!), sino que es encarcelado de manera segura en el “pozo” o “abismo”,
considerado generalmente como un lugar bajo la tierra, fuera del alcance y fuera de
contacto con sus habitantes vivos.
El destierro de Satanás, junto con la consignación previa de sus dos secuaces, el
Anticristo y el Falso Profeta (las dos “bestias” de Apocalipsis 13), al “lago de fuego”
(19:20), dejará al mundo sin un gobierno, en un vacío político.
En la segunda parte del milenio, Juan ve “tronos” (solo en plural acá y en 4:4)
ocupados por lo que han recibido autoridad para “juzgar” (es decir, arreglar disputas,
mantener la ley y el orden, aplicar justicia). Dentro de este grupo mayor, nota en
particular lo que fueron martirizados por rehusarse a adorar al Anticristo o ser
marcados con su número (666). ¡Qué inversión asombrosa de su situación anterior!
Obviamente, tanto este grupo pequeño como el grupo mayor al que pertenece han
regresado de los muertos. “Volvieron a vivir” de nuevo para reinar con Cristo durante
el milenio. Esto se describe específicamente como una “resurrección”, un sustantivo
solo usado a lo largo de las escrituras para cuerpos físicos. Sabemos que los que
pertenecen a Cristo serán resucitados así cuando venga (1 Corintios 15:23). Son
“dichosos y santos” por ser resucitados entonces y convertirse en sacerdotes reales en
el milenio, y nunca más volverán a correr el riesgo de ser consignados a la “segunda
muerte” (el “lago de fuego”, es decir, el infierno).
Hay, en este pasaje, una distinción muy clara entre la “primera resurrección” de los
santos y la resurrección de “los demás” de la raza humana. Los dos sucesos están
separados por todo el “milenio”. Y las dos resurrecciones tienen dos objetivos
completamente diferentes. Uno, reinar con Cristo; el otro, ser juzgados (20:12).
La tercera sección de esta visión nos lleva al final mismo del milenio: Satanás
removido (1-3), santos reinando (4-6) y Satanás liberado (7-10). Éste es un
acontecimiento asombroso, ¡más fácilmente atribuible a la revelación divina que a la
imaginación humana! ¿Quién hubiera adivinado que se le permitiría al diablo volver a
la tierra para un segundo (y último) intento de reclamarlo como su reino? Sin embargo,
logra engañar a multitudes para que piensen que él les puede dar libertad, y alistar así
un vasto ejército para marchar sobre “el campamento del pueblo de Dios, la ciudad
que él ama” (sin duda una referencia a Jerusalén). Las fuerzas son rotuladas “Gog y
Magog” (Ezequiel nos dice que esto se refiere a una ataque contra el trono restaurado
de David) y este ataque debe ser distinguido, por lo tanto, de Armagedón (19:19-21).
No se produce ninguna batalla. Las fuerzas son destruidas por fuego del cielo y el
diablo finalmente se une al Anticristo y al Falso Profeta en el infierno, para ser
atormentado para siempre (la frase griega “hasta las edades de las edades” no puede
significar menos).
No se da ninguna razón para permitir al diablo tener su última aventura luego de un
período tan largo de un gobierno piadoso, con todos sus beneficios. Pero servirá para
subrayar la verdad de que la rebelión del pecado proviene de dentro del corazón y no
del entorno, y para justificar la división inmediata de la raza humana en dos grupos: los
que quieren vivir bajo el gobierno divino y los que no lo quieren. El “milenio”
conduce directamente al día de juicio final, cuando tendrá lugar esta separación final.
Quedan dos preguntas por ser contestadas, y son cruciales para entender por qué hay
tanta polémica sobre este “milenio”. Son:
¿DÓNDE ocurrirá todo esto?
¿CUÁNDO ocurrirá todo esto?
“La revelación de Jesucristo” registrada en este libro, que consiste en elementos
verbales (“oí”) y visuales (“vi”), alterna escenarios entre el cielo y la tierra,
relacionando los sucesos en ambos lugares. Pero los cambios de ambiente se indican
claramente (4:1; 12:13).
Todo el pasaje, desde 19:11 hasta 20:11, está claramente fijado en la tierra. El Rey
de reyes sale cabalgando desde un cielo abierto, para “herir a las naciones” en la
tierra; la batalla contra las fuerzas del Anticristo y el Falso Profeta tiene lugar en la
tierra; el ángel “baja del cielo” para desterrar a Satanás; los mártires “reinan con
Cristo”, que ahora está en la tierra. Satanás finalmente reúne sus fuerzas de “Gog y
Magog” de “los cuatro ángulos de la tierra”; la tierra finalmente “huye” de “un gran
trono blanco y alguien que estaba sentado en él”.
Es una actitud porfiada evitar la conclusión de que el “milenio” tiene lugar en la
tierra. El “cielo” solo se menciona cuando alguien “baja” aquí desde allí. Eso contesta
la pregunta: “¿Dónde?”.
La pregunta “¿Cuándo?” tendría una respuesta igualmente clara si la palabra de Dios
no hubiera sido dividida en capítulos en la Edad Media. Esta organización tal vez sea
conveniente (junto con los números de versículos, un desarrollo aparte pero igualmente
no inspirado), pero la división a veces está en el lugar incorrecto, separando lo que
Dios ha unido. Esto es especialmente cierto aquí. El obispo que insertó “20” en el texto
claramente no tenía miedo de la maldición sobre todos los que “añaden algo” a la
profecía de este libro (22:18). Poco se dio cuenta del daño que causaría, si bien
probablemente reflejaba su propio punto de vista, como veremos.
Si los tres capítulos, 19, 20 y 21, son leídos como una revelación continua, como fue
la intención del Señor, la secuencia de siete visiones (desde “vi” en 19:11 hasta 21:1)
queda clara. Revelan los sucesos vitales de la historia del mundo, en el orden en que se
siguen unos a otros (por ejemplo, 20:10 hace un referencia a 19:20, como algo que ya
ocurrió). Cuando se dividen las visiones entre los tres capítulos significa que
raramente se leen, y mucho menos estudian, juntas. Se pierde la secuencia. Los sucesos
entonces pueden ser reacomodados en un orden bastante diferente, que es lo que ha
ocurrido.
Todo el que lea Apocalipsis completo, sin ninguna preparación previa de su mente y
sin dejar que las divisiones de capítulos tengan ninguna influencia, supondrá
naturalmente que el “milenio” sigue al retorno de Cristo y la batalla de Armagedón, y
que precede el día del juicio y el nuevo cielo y tierra. Ése es el significado simple y
llano del texto.
De modo que el pasaje parece revelar un largo período de gobierno cristiano en esta
tierra luego que Cristo vuelva y levante a los suyos de la muerte, pero antes que juzgue
finalmente al mundo. ¿Por qué todos los cristianos no creen esto, y esperan participar
en la transformación que traerá?
La interpretación histórica
Durante los primeros cinco siglos, la iglesia aparentemente estuvo de acuerdo con la
interpretación anterior. Más de una docena de “Padres”, como fueron llamados los
primeros teólogos, mencionan lo que Papías, obispo de Hierápolis, denominó como “el
reinado corpóreo (es decir, del cuerpo) de Cristo sobre la tierra”. No hay indicio
alguno de ningún otro punto de vista, y mucho menos un debate al respecto. Suponían
que las escrituras debían ser entendidas tal como estaban, en estos y otros asuntos.
Esta posición, al parecer universal en la iglesia primitiva, es mejor conocida como
premilenaria, porque sostiene que Jesús volverá antes (es decir, “pre”) del “milenio”
descrito en Apocalipsis 20.
Todo esto habría de cambiar a través de un obispo del norte de África llamado
Agustín, que ha tenido más influencia sobre la teología “occidental”, tanto católica
como protestante, que ningún otro. Comenzó con puntos de vista milenarios, pero luego
permitió que su educación griega (neoplatónica) cambiara su pensamiento en éste y
muchos otros aspectos de la creencia y la conducta cristianas.
El problema básico era que el pensamiento griego, a diferencia de la mente hebrea
en las escrituras, separaba el mundo espiritual del físico, y tendía a identificar al
primero como santo y el segundo como pecaminoso. El sexo, aun dentro del
matrimonio, cayó bajo sospecha y fue seguido por el celibato clerical.
Inevitablemente, el retorno corporal de Jesús para reinar sobre una tierra física se
volvió difícil de manejar, y puede haber habido una reacción exagerada a la
predicación demasiado indulgente de los placeres físicos en la tierra del milenio.
Baste decir que aun la “nueva” tierra tendió a desaparecer y los cristianos solo
anhelaban “ir al cielo”. La segunda venida de Jesús se redujo a juzgar “a los vivos y a
los muertos” y a destruir la tierra (en realidad, Apocalipsis 20 los pone en el orden
inverso). El Concilio de Éfeso de 431 d.C. estuvo tan fuertemente influenciado por este
nuevo enfoque que condenó el premileniarismo como una herejía, ¡haciendo que
estuviera bajo sospecha desde entonces!
¿Qué deberíamos hacer con Apocalipsis 20? Sigue siendo parte de la Palabra de
Dios, y no podemos darnos el lujo de ignorarlo. La solución simple es transferir el
milenio, de después a antes del retorno de Cristo, decir que el capítulo 20 viene antes
del capítulo 19 en la historia, ¡aun cuando no lo sea en las escrituras! El capítulo 20
esconde una “recapitulación” de sucesos previos que llevan a la segunda venida.
Pertenece a la historia de la iglesia en el presente, no en el futuro.
Hablando estrictamente, esto desplazó a la iglesia de una postura premilenaria a
posmilenaria, ¡porque sostiene que Jesús volverá después (es decir, “post”) el
“milenio” descrito en Apocalipsis 20!
Pero había una ambigüedad en todo esto, que conduciría a una división de puntos de
vistas adicional. Agustín no dijo claramente si este nuevo “milenio” era un reinado
puramente espiritual de los santos con Cristo (que, en un sentido, podría ser aplicado a
toda la historia de la iglesia, desde la primera hasta la segunda venida de Cristo) o si
sería política también (cuando la iglesia se habría vuelto lo suficientemente fuerte
como para tomar el gobierno de las naciones en el nombre de Cristo). Su libro La
ciudad de Dios, escrito cuando el imperio romano estaba colapsando, no deja en claro
si esperaba que el “reino de Dios” reemplazara a Roma (que fue lo que hizo
virtualmente) o meramente sobreviviría y crecería a pesar de la catástrofe. Esto
preparó el camino para dos escuelas de pensamiento, que decían tener ambas raíces en
Agustín.
Por un lado, están quienes creen que la iglesia “cristianizará” el mundo, no
convirtiendo a todos sino logrando el poder político para aplicar las leyes de Dios, y
así introducir un largo período (incluso literalmente mil años) de paz y prosperidad
universales, con lo cual relegaban la segunda venida a un futuro distante, en vista de
que este “milenio” ni siquiera ha comenzado aún y, por cierto, parece estar más lejano
que nunca. Pero esta idea ha vuelto a surgir frecuentemente, en himnos misioneros
victorianos que coincidían con la expansión del imperio británico “cristiano”, por
ejemplo, y más recientemente bajo rótulos como Restauración, Reconstrucción y aun
Avivamiento. Esta perspectiva optimista ha reclamado el uso exclusivo del adjetivo
“posmilenario”.
Por otro lado, quienes creen que el “reinado” de Jesús y sus santos es puramente
espiritual y comenzó en el primer advenimiento y continuará hasta el segundo, han
tenido que encontrar un nuevo título para sí mismos, y han escogido “amilenario”. Esto
es a la vez impreciso y engañoso, ya que el prefijo “a” significa “no” (como en “a-
teo”). Sigue siendo posmilenario al creer que el milenio es un período antes que
vuelva Cristo, pero solo difiere de otros “posmilenarios” en creer que ya estamos en
el milenio, ¡y hemos estado en él durante dos mil años!
Este punto de vista, que se remonta, a través de los reformadores protestantes, a
Agustín, probablemente sea el más frecuente en Europa, aunque no en Estados Unidos,
como veremos. Vale la pena hacer una pausa para ver cómo es manejado Apocalipsis
20 por los que lo apoyan.
Se requieren varios cambios sutiles. El “ángel” que trata con Satanás pasa a ser
Jesús mismo, la “atadura” ocurre ya sea en sus tentaciones o en su crucifixión. Satanás
es atado pero no desterrado. Simplemente es atado con una cadena larga, así que solo
está limitado en sus movimientos (las palabras arrojado, encerrado y sellado son
descartadas como carentes de significado). Por lo general, el “límite” a sus actividades
es exclusivamente una incapacidad para impedir que el evangelio se extienda y la
iglesia sea edificada. Es dejado en la tierra, no encerrado en un pozo o “abismo”. Los
martirizados bajo el Anticristo representan a todos los santos a lo largo de las edades
que reinan en el cielo con Jesús. Su “vuelta a la vida” en la “primera resurrección” fue,
ya sea en su conversión (levantados de la “muerte” del pecado) o en su partida al cielo
al morir, pero no tiene nada que ver con sus cuerpos. ¡Sin embargo, “los demás” que
“vuelven a vivir” (la misma palabra en el mismo contexto) sí significa cuerpos
resucitados! Y en las seis oportunidades, “mil años” significa por lo menos dos mil
años, hasta ahora.
Y así sigue. Al sentido común del lector le queda juzgar si todo esto es una buena
exégesis (leer de las escrituras lo que está allí claramente) o mala eiségesis (leer en
las escrituras lo que uno quiere encontrar allí). A este autor esta interpretación le
resulta muy poco convincente.
Ha habido otro desarrollo importante en el debate milenario que requiere ser notado,
especialmente porque es sostenido ampliamente del otro lado del Atlántico, si bien se
originó aquí, en la enseñanza de John Nelson Darby, fundador del movimiento de los
Hermanos de Plymouth. Fue popularizado por su alumno, un abogado estadounidense,
el Dr. C. I. Scofield, que produjo la Biblia “Scofield”, y por un seminario en Dallas,
Texas, especialmente a través de un ex estudiante, Hal Lindsay.
El lado positivo es que, desde principios del siglo diecinueve, muchos fueron
conducidos de vuelta a la convicción premilenaria de la iglesia primitiva. Nunca había
desaparecido por completo (Isaac Newton era partidario de este punto de vista), y
otros la redescubrirían, incluyendo obispos anglicanos como Ryle, Westcott y Hort,
pero la principal influencia vino a través de los Hermanos de Plymouth.
El lado negativo es que Darby combinó esta antigua creencia con ideas bastante
novedosas en un sistema teológico completo ahora conocido como dispensacionalismo,
por las siete eras, o dispensaciones, en las que dividió la historia, en cada una de las
cuales Dios dispensó su gracia según bases diferentes. Él enseñó que la iglesia estaba
en un estado de ruina irrecuperable, que los judíos eran el pueblo “terrenal” de Dios y
los cristianos, su pueblo “celestial”, que se mantendrían separados por toda la
eternidad y, sobre todo, que Cristo volvería dos veces: una vez en secreto, para llevar
a su iglesia antes de la Gran Tribulación, y luego públicamente, para gobernar el
mundo. Su programa detallado del futuro también incluía cuatro juicios separados.
Lo trágico es que todo esto estaba tan fuertemente integrado que se considera por lo
general que una creencia premilenaria tiene que ser “dispensacional”. ¡Rechazar lo
último es rechazar lo primero! Pero esto es arrojar el bebé junto con el agua del baño
(¡un dicho que data de los días que toda una familia extendida usaba la misma bañera
de hojalata y cuando llegaba el turno del menor el agua estaba tan sucia que su último
ocupante podría ser pasado por alto!).
Por lo tanto, es necesario hacer una distinción muy clara entre el premileniarismo
“clásico” de la iglesia primitiva y el premileniarismo “dispensacional” de muchos
evangélicos y pentecostales modernos. Un número pequeño pero creciente de eruditos
bíblicos se están dando cuenta de esto (los nombres George Eldon Ladd y Merril
Tenney saltan a la mente).
Cerraré este Apéndice con las razones por las que soy un “premileniarista clásico” al
interpretar Apocalipsis 20.
Por estas razones, puedo orar, con verdadero significado y anhelo: “Venga tu reino …
como en el cielo”. Nota: Todo este tema se trata con mayor profundidad y detalle en
“El embrollo del milenio”, la cuarta sección de mi libro Cuando vuelva Jesús, Anchor
Recordings, Ltd., 2014.
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Unlocking the Bible Abramos la Biblia
Serie Unlocking the New Testament Commentary:
– the Gospel of Mark
– the Gospel of John
– Acts
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– 1 & 2 Thessalonians
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Habrá otros libros de esta serie en breve
Angels
By God, I Will (The Biblical Covenants)
Christianity Explained
Come with me through Isaiah
Defending Christian Zionism
The God and the Gospel of Righteousness
Is John 3:16 the Gospel?
Israel in the New Testament
Jesus: The Seven Wonders of HIStory
Jesus Baptises in One Holy Spirit
Leadership is Male
Living in Hope
Not as Bad as the Truth (autobiografía)
Una vez Salvo, ¿Siempre Salvo?
Practising the Principles of Prayer
Remarriage is Adultery Unless....
The Challenge of Islam to Christians
The Maker’s Instructions (The Ten Commandments)
The Normal Christian Birth
El Nacimiento Cristiano Normal
The Lord's Prayer
The Road to Hell
When Jesus Returns
Cuando Vuelva Jesús
Where has the Body been for 2000 years?
Where is Jesus Now?
Why Does God Allow Natural Disasters?
Word and Spirit Together
Explaining the Second Coming
Explaining the Resurrection
Explaining Water Baptism