3 Textos Fuera de Contexto - David Pawson PDF

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VERDADES BIBLICAS EXPLICADAS SENCILLAMENTE

E PLICANDO
Tres textos que suelen
tomarse fuera de contexto
Explicando la verdad y exponiendo el error

MAESTRO DE LA BIBLIA
www.davidpawson.org
Este libro está basado en una charla. Al tener su origen en la palabra
hablada, muchos lectores encontrarán que su estilo es algo diferente
de mi estilo habitual de escritura. Se espera que esto no afecte la
sustancia de la enseñanza bíblica que se encuentra aquí.
Como siempre, pido al lector que compare todo lo que digo o escribo
con lo que está escrito en la Biblia y, si encuentra en cualquier punto
un conflicto, que siempre confíe en la clara enseñanza de las escrituras.
David Pawson

Tres textos
que suelen
tomarse fuera
de contexto

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HACIA ABAJO
Tres textos que suelen
tomarse fuera de contexto
Explicando la verdad y exponiendo el error
DAVID PAWSON

ANCHOR RECORDINGS
Copyright ©2018 David Pawson

EXPLICANDO
Tres textos que suelen tomarse fuera de contexto

EXPLAINING
Three texts often taken out of context

El derecho de David Pawson a ser identificado como el autor de esta obra ha


sido afirmado por él de acuerdo con la
Ley de Copyright, Diseños y Patentes de 1988.

Traducido por Alejandro Field

Esta traducción internacional español se publica por primera vez


en Gran Bretaña en 2018 por
Anchor Recordings Ltd
DPTT, Synegis House, 21 Crockhamwell Road,
Woodley, Reading RG5 3LE

Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida o transmitida


de ninguna forma o por ningún medio, electrónico o mecánico,
incluyendo fotocopia, grabación o ningún sistema de almacenamiento
o recuperación de información, sin el permiso previo
por escrito del editor.

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Índice

Tres textos que suelen tomarse fuera de contexto 6

Apocalipsis 3:20 9

Juan 1:12-13 11

Juan 3:16 14

Las dos responsabilidades importantes que te he dado como


maestro: debes explicar la verdad y exponer el error.

Una revelación de Dios dada a David Pawson


Agosto de 2013
Tres textos que suelen
tomarse fuera de contexto
La Biblia que usted tiene en sus manos no es la Palabra de
Dios como él quiso que la tuviera. Cuando Dios nos dio su
Palabra, nos la dio en libros, no en capítulos ni en versículos.
Durante muchos siglos, los cristianos tuvieron una Biblia sin
números de capítulos y versículos en su interior. Entonces
tenían que conocerla, porque uno no puede encontrar lo que
busca en un libro usando números de capítulos y versículos
cuando no existen. La numeración de los capítulos fue obra
de Stephen Langton, un arzobispo de Canterbury del siglo
trece. Puso las divisiones en los lugares incorrectos en
varias ocasiones. Al principio mismo de la Biblia tenemos
la semana de la creación, pero el séptimo día está amputado
y queda en el capítulo dos. ¡Es insólito describir una semana
con seis días en un capítulo y agregar el séptimo día en el
siguiente! Luego dividió aquella canción sobre el siervo
doliente de Isaías 53, colocando los primeros versículos
del canto en el capítulo 52. En Hechos 19, Pablo encontró
unos discípulos en Éfeso que parecían ser cristianos, pero les
faltaba algo. Encontramos la razón de esa situación inusual
en el capítulo 18.
La peor división de todas fue en el último libro de la
Biblia, que está llena de “sietes”. Hay siete cartas a siete
iglesias al principio, y cada carta tiene siete partes. Más
adelante, hay siete sellos que se rompen, siete trompetas
que suenan y siete vasos de ira derramados. Ahora bien, la
mayoría de las personas que leen el libro saben acerca de

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esos sietes, pero hay un siete que desconocen y pasan por
alto completamente. Ocurre cuando hay siete visiones del
futuro, porque han sido divididas entre los capítulos 19, 20 y
21, de modo que nunca se leen juntas como una serie de siete
visiones. Si se hubieran leído juntas, no tendríamos ninguna
discusión acerca del milenio. Estoy seguro que habrá oído
acerca de los premileniaristas, los amileniaristas y los
posmileniaristas. Es una discusión muy importante, porque
solo uno de esos puntos de vista representa la creencia de
que Cristo vuelve para gobernar el mundo. Los otros no lo
creen en absoluto. Hace una enorme diferencia a la esperanza
que uno tiene para el futuro.
Pero estoy tratando con un problema muy diferente
ahora, que se ha resumido en el cliché “un texto fuera de
contexto se convierte en un pretexto”. Significa simplemente
que, si uno saca un versículo de lo que lo rodea y lo cita
por separado, es probable que le haya dado un significado
erróneo, porque cada versículo en las escrituras toma su
significado de su contexto. No solo de los versos anteriores
o posteriores, sino de la sección donde aparece el versículo,
del libro donde aparece y del Testamento donde aparece. El
significado de cualquier versículo de la Biblia depende de
todo ese contexto. Un texto fuera de contexto a menudo lleva
a malentender la Biblia, porque los números de capítulos y
versículos no fueron idea de Dios.
Hemos notado que las divisiones de capítulos fueron
introducidas primero. Los números de versículos fueron
agregados por un impresor de París. Mientras viajaba en un
carruaje a Lyon, pensó: “Dividiré los capítulos en versículos,
les daré un número a cada uno, y todos podrán encontrar
entonces lo que buscan”. Fue una causa meritoria, pero
errada, porque significa que uno puede tomar un versículo
aisladamente e ignorar su contexto. A menudo se obtiene el
significado erróneo.

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Permítame darle algunos ejemplos. Uno de los textos que
estaremos considerando aquí es Juan 3:16. Muchas personas
pueden recitar ese versículo, pero pocas pueden recordar lo
que dice Juan 3:15 y Juan 3:17. Sin embargo, uno no puede
entender Juan 3:16 sin considerar Juan 3:15. El significado
que obtendrá será erróneo.
Quiero darle tres versículos que se citan fuera de contexto
y a los que se les da por lo general el significado erróneo.
En mi libro El nacimiento cristiano normal traté de mostrar,
a partir del Nuevo Testamento, cómo las personas nacían
de nuevo y cómo nacían al reino. Hay cuatro pasos en
ese nacimiento: arrepentirse hacia Dios, creer en el Señor
Jesús, ser bautizados en agua y recibir el Espíritu Santo.
Fui deliberadamente a librerías cristianas y compré todos
los libritos que había sobre cómo convertirse en cristiano.
La mayoría solo citaban tres textos, y los usaban como la
base para aconsejar a una persona interesada, para ayudarla
a convertirse en cristiana. Trataré esos tres textos y mostraré
cómo cada uno de ellos fue tomado fuera de contexto y
recibió un significado distinto del que tiene en la Biblia:
Apocalipsis 3:20, Juan 1:12-13 y, sobre todo, Juan 3:16.
Pero consideremos antes otro versículo que se malentiende
generalmente por usarse fuera de contexto: “Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece”. Es un versículo hermoso,
citado a menudo. Ahora quiero que dedique solo medio
minuto a pensar en algo que puede hacer a través de Cristo
que lo fortalece, algo que no podría hacer sin él. ¿Puede
pensar en algo que le viene a la mente a partir de ese texto?
¿Pensó en dinero? Porque el contexto tiene que ver con el
dinero, y tiene que ver con administrar nuestros ingresos,
sean grandes o pequeños. El significado del texto es éste:
sea que tenga mucho dinero o poco dinero, estoy contento.
He aprendido a estar contento con mis ingresos, y a vivir
con eso, porque a través de Cristo puedo hacer todo; él me

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fortalece. Me encanta predicar sobre esto ahora, porque hay
muchas personas en Gran Bretaña que luchan por vivir con
sus ingresos, y se endeudan. Es un texto muy pertinente. De
inmediato uno puede ver cómo un texto fuera de contexto
puede hacer que los pensamientos de las personas se desvíen
hacia algo bastante diferente.
Vayamos ahora a algunos textos que son citados
erróneamente, fuera de contexto, con mayor frecuencia.
Habrá escuchado sermones que usan los significados falsos.
Primero está Apocalipsis 3:20, y lo veremos rápidamente.

Apocalipsis 3:20
“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Este
pasaje es considerado un texto evangelístico. He escuchado
a muchos predicadores predicar sobre él. Dicen que la puerta
es la puerta del corazón, y Cristo está golpeando a la puerta
del corazón de las personas, pidiéndoles que lo dejen entrar.
Sin embargo, si uno lo coloca nuevamente en el contexto,
no tiene nada que ver con la conversión.
Tiene todo que ver con iglesias. Está dirigido a la iglesia
de Laodicea, una iglesia grande con grandes congregaciones
y grandes ofrendas. Una iglesia que era considerada por
todos como exitosa y, sin embargo, había una persona que
no asistía a sus cultos y que nadie extrañaba. Esa persona
era Jesús. No asistía a esa iglesia. ¿No es asombroso?
El versículo es una invitación sorprendente, porque nos
enseña que solo se requiere un miembro para que Cristo
vuelva a estar en la iglesia. ¡Qué promesa! Una iglesia
puede ser grande, exitosa y rica, pero a los ojos de Cristo
está desesperadamente pobre y enferma. Los miembros no
se dan cuenta de esto. Las palabras de Jesús quieren decir:
“Estoy parado a la puerta de la iglesia, golpeando, y si una
persona adentro me invita a volver, iré y compartiré una

9
comida con ella. Nos sentaremos como amigos”. Es una
invitación maravillosa.
Cuando fui por primera vez a Laodicea, estaba caminando
por las ruinas, que aún no habían sido excavadas, y llegué
a una puerta. No era la puerta de una iglesia, pero podría
haber sido. Era una puerta gótica, con una parte superior en
punta, y estaba parada con el marco sobre el pasto. Cuando
volví recientemente, la puerta había sido excavada, pero
tomé una fotografía de ella sola entre las ruinas. Si hubiera
sido la puerta de una iglesia, habría sido la que estaba
golpeando Jesús.
Una persona sola puede hacer que Jesús vuelva a una
iglesia grande y exitosa en la que al Señor le encantaría
estar, pero las personas están tan satisfechas con su éxito y
su prosperidad que no se dan cuenta de que él no asiste a
sus reuniones.
Ese texto es sacado fuera de contexto, y esto se debe
en gran parte al cuadro más conocido que describe a
Jesús, del famoso artista Holman Hunt, denominado “La
Luz del Mundo”. Uno puede ver el original en la catedral
de San Pablo, en Londres. Es un cuadro de Jesús, en la
semioscuridad, rodeado por árboles en un huerto, que está
golpeando una puerta que no tiene un picaporte del lado
de afuera. El artista dijo que solo podría abrirse desde
adentro. Hunt usó a tres jóvenes mujeres como modelos
para su cuadro de Jesús. Usó una joven pelirroja para el
cabello, otra joven con un rostro angelical para la cara y
otra mujer delgada para la forma, vistiéndola con una túnica
eclesiástica. Cuando uno se entera de lo que está detrás de
ese cuadro, pierde de alguna forma el gusto por él. El artista
usó la puerta de un establo en un huerto unas millas en las
afueras de Londres, donde llevó a las tres jóvenes. Ese cuadro
ha interpretado el versículo para todos desde entonces.
Es usado en libritos cristianos sobre cómo convertirse en

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cristiano. Pero el versículo no quiere decir “abre la puerta de
tu corazón a Jesús”. Significa que cualquier persona adentro
de una iglesia puede hacer que Jesús vuelva a entrar. Una
sola persona puede invitarlo a entrar. Por lo tanto, no creo
que ese versículo deba ser usado para aconsejar a personas
en la evangelización.
Dicho sea de paso, una vez que uno encuentra el verdadero
significado de un versículo, nunca podrá volver a usarlo
con su significado erróneo. Hace muchos años prediqué un
sermón evangelístico usando Juan 3:16. No puedo recordar
el bosquejo completo, pero mi primer punto era “el más
grande regalo” y el segundo, “el más grande amor”. Logré
hacer un buen bosquejo usando una aliteración, y prediqué
el evangelio. Pero nunca podré volver a usar el versículo así,
porque ahora sé lo que realmente significa. El significado
que antes me encantaba ha desaparecido. No me atrevo a
usarlo como lo usé antes, y temo que arruinaré tres versículos
para usted ahora, y no podrá volver a usarlos nuevamente,
excepto con su verdadero significado. Entonces tendrá un
mensaje realmente poderoso. Es un mensaje poderoso decir
a la congregación: todo lo que se necesita es que uno de
ustedes haga que Jesús vuelva a esta iglesia. Pero no es la
puerta del corazón, sino la puerta de una iglesia.

Juan 1:12-13
El siguiente texto que quiero considerar fue usado en casi
todos los libritos que compré sobre cómo convertirse en
cristiano. Compré treinta y cuatro libritos antes de escribir
mi libro El nacimiento cristiano normal, para asegurarme
de estar en el rumbo correcto. El texto está en Juan 1:11-13:
“Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la
sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino

11
que nacen de Dios”. La parte que fue sacada y usada en casi
todos los libritos que compré fue: “A cuantos lo recibieron,
a los que creen [creyeron1] en su nombre, les dio el derecho
de ser hijos de Dios”.
Algunos hasta cambiaron el tiempo de los dos verbos,
leyéndolo así: “A cuantos lo reciben [es decir, los que creen
en su nombre], les da el derecho de ser hijos de Dios”. Éste
es un cambio muy significativo, pero solo estaban citando
el versículo de la forma en que muchos lo leen. La mayoría
de las personas pasa por alto el tiempo de los verbos.
“Recibieron” y “creyeron” están en tiempo pasado. No están
en tiempo presente. No se aplican a las personas hoy. Es una
descripción histórica del tiempo cuando Jesús estuvo en la
tierra. Pero él no está en la tierra ahora. En los días en que
estuvo aquí uno podía invitarlo a almorzar, podía recibirlo
en su hogar. Pero uno no puede “recibirlo” ahora. Uno recibe
el Espíritu Santo, que ha ocupado su lugar en la tierra.
Mire el contexto: “Vino a lo que era suyo, pero los suyos
no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron… [en esos
días], a los que creyeron en su nombre”, cuando estuvo en
la tierra, “les dio el derecho [o la autoridad] de ser hijos de
Dios”, y nacieron de nuevo, “no por voluntad humana, sino
que nacieron de Dios”. Los dos verbos están en el tiempo
pasado, así que hablan de lo que ocurrió cuando Jesús vino
a su propio lugar y a su propio pueblo, los judíos. Algunos
lo recibieron. Muchos no lo hicieron. Algunos le dieron la
bienvenida, y muchos no, pero los que lo hicieron nacieron
de nuevo por la voluntad de Dios. Es una descripción de lo
que ocurrió cuando Jesús estuvo en la tierra, cuando vino a
su propio lugar y a su propio pueblo. El contexto les dice que
es una referencia al tiempo físico de Jesús en la tierra y al
pueblo judío: los que lo recibieron y los que no lo hicieron.
Éste es el significado real del versículo. Claramente, su
1
Versiones DHH, NTV, PDT, BLPH y TLA

12
presencia física los dividió profundamente en dos grupos:
los que no lo recibieron y los que lo hicieron. Ése fue el
resultado entonces. Pero esa afirmación no se aplica hoy.
No puede aplicarse, porque no podemos recibir a Jesús hoy.
Solo podemos recibir a la tercera persona de la Trinidad,
que ha tomado su lugar. Una vez que los cielos recibieron a
Jesús, perdiéndose de la vista de sus discípulos, nunca más
alguien habló de recibir a Jesús. Claramente, nunca dijeron:
“Abran la puerta de su vida y déjenlo entrar”. No es ésa la
forma en que predicaban los apóstoles. Ellos decían: “Crean
en Jesús, que está ahora a la diestra de Dios en el cielo”. Es
ahí donde se encuentra. “Crean en él y reciban a la Persona
que ha enviado para ocupar su lugar en la tierra”.
Esto significa que, cuando uno trae a alguien al reino, le
presenta el Espíritu Santo al mismo tiempo que le presenta
a Jesús. Entonces esa persona es trinitaria desde el inicio.
Si uno solo le presenta a Jesús, solo le ha presentado una
persona de la Trinidad. Esto es una evangelización “unitaria”.
O tal vez le haya presentado al Padre, a través de Jesús,
que es una evangelización “binitaria”. La evangelización
trinitaria significa presentarle al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo. Entonces, cuando la bautizamos, la bautizamos en el
único nombre —Padre, Hijo y Espíritu—, porque ha sido
presentada a los tres. Entiende la Trinidad desde el principio.
Hay muchos cristianos que aún se sienten perplejos ante la
Trinidad, a los que nunca se les ha presentado en un nivel
práctico las tres personas de la Trinidad. Si hiciéramos
nuestra evangelización como corresponde, entenderían
una relación con las tres Personas desde el inicio, y no
necesitarían que se las presentásemos más adelante.
Ése es mi entendimiento de Juan 1:12. No dice: “A cuantos
reciben a Jesús ‘hoy’, les da el derecho de ser hijos de
Dios”. El cambio del tiempo verbal hace toda la diferencia.
Es una afirmación en tiempo pasado acerca de un período

13
pasado cuando Jesús estaba aquí, entre el pueblo judío, en la
tierra de Israel, y es una afirmación cierta acerca de lo que
ocurrió. El Espíritu Santo aún no había sido dado, de modo
que creyeron en el nombre de Jesús, porque era todo lo que
tenían. Creyeron en él, recibiéndolo, como Zaqueo, cuando
Jesús dijo: “Quiero almorzar contigo hoy en tu casa”. Ése
fue el día que llegó la salvación a Zaqueo, que no conocía
el Espíritu Santo porque el Espíritu Santo aún no había sido
dado. Así que no se lo menciona en ese contexto.
Dado que el contexto inmediato de Juan 1:12 es cuando
Jesús vino a su propio lugar y a su propio pueblo físicamente,
aquí en la tierra, no podemos por lo tanto deducir que lo que
ocurrió entonces debe ocurrir hoy. Debemos tener cuidado
en cómo aplicamos la Palabra de Dios. Algunos versículos
son claramente para hoy, pero otros son una descripción de
lo que ocurrió en el pasado. Debemos ser cuidadosos con
relación a cómo la aplicamos hoy. Pero este versículo, junto
con Apocalipsis 3:20, estaba en casi todos los treinta y cuatro
libritos que compré acerca de cómo convertirse en cristiano.
Ambos fueron citados fuera de contexto y recibieron un
nuevo significado.

Juan 3:16
Juan 3:16 probablemente sea el versículo que peor se entiende
y aplica de todo el Nuevo Testamento. Por curiosidad compré
un libro que tenía por título The Gospel in Four Thousand
Languages (El evangelio en cuatro mil idiomas). Cuando lo
abrí, encontré que era simplemente Juan 3:16 en cuatro mil
idiomas. Pero, ¿es el evangelio? No lo creo. Cuando uno lee
ese texto en su contexto, tiene un significado muy distinto
al popular. La mayoría de los cristianos no están seguros
acerca del contexto. No conocen lo que dicen los versículos
antes o después del v. 16, y si uno toma ese versículo solo
lo entenderá mal.

14
Encarémoslo desde otro punto de vista. Aparece al
final de una conversación entre Nicodemo y Jesús. Es una
conversación maravillosa y sorprendente. Nicodemo viene al
amparo de la oscuridad para hablar con Jesús, para aprender
de él. Se lo describe no como “un” maestro en Israel, sino
como “el” maestro en Israel (3:102), que significa el máximo
rabino, el escriba más importante, el hombre que todos los
judíos creían que sabía todo. Ése es el hombre que vino en
secreto para aprender de Jesús, y es muy interesante.
La conversación tendría un efecto duradero. Nicodemo fue
uno de solo dos hombres del sanedrín (el concejo gobernante
de los judíos, que tenía 70 miembros) que votaron en contra
de la muerte de Jesús. El otro fue José de Arimatea. De
modo que fue un voto de 68-2 que condenó a Jesús a la
muerte, en un proceso ilegal del principio al fin. Votar por
Jesús tuvo un alto costo para Nicodemo. Fueron esos dos
hombres que hicieron los arreglos para el funeral de Jesús y
que ungieron su cuerpo, sepultándolo en una tumba cavada
en un acantilado en el jardín de José de Arimatea. Es un
relato asombroso.
Nicodemo aparecerá más tarde como un amigo y
seguidor de Jesús. El principal maestro de los judíos fue
lo suficientemente humilde como para reconocer que
necesitaba aprender. Un buen maestro es siempre un buen
aprendedor, que está constantemente escuchando a los demás
y aprendiendo de ellos. Pero, como era “el” maestro, hubiera
sido malo para su reputación que fuera visto buscando
conocimiento de este nuevo maestro, que era muy popular
entre la gente común, pero impopular entre los gobernantes,
especialmente los otros miembros del sanedrín. Él sabía que
Jesús tenía un tipo de enseñanza diferente. Cuando Jesús
enseñaba, ocurrían milagros. Dios hacía algo. Pero, cuando
Nicodemo enseñaba, solo enseñaba. Es un reconocimiento
2
Versiones DHH, JBS y RVR1977/1995

15
bastante importante del principal maestro de la nación, y él
le abrió su corazón. Quería saber cuál era el secreto de la
enseñanza de Jesús.
Tenemos un resumen de la conversación. Jesús confirmó
que a Nicodemo le faltaba algo. ¿Era el maestro de Israel y
no sabía realmente la respuesta? Era obvio que Nicodemo no
la conocía, así que Jesús se lo explicó. Él había sido ungido
con el Espíritu Santo en su bautismo. El secreto es agua y
Espíritu, porque fue entonces que comenzó el ministerio
poderoso de Jesús. Hasta los treinta años, Jesús no hizo un
solo milagro. Pero, luego que fue bautizado en agua y el
Espíritu Santo descendió sobre él como una paloma, tuvo
un mensaje que produjo milagros. Le dijo: “Nicodemo,
necesitas nacer de nuevo de agua y del Espíritu”. La mayoría
de los evangélicos pasan por alto la palabra “agua”, pero la
realidad es que se encuentra ahí, y en todos los capítulos
anteriores de Juan significa “agua”. Aparece el agua más
adelante en Juan 3, refiriéndose al bautismo. Creo que lo
que realmente le está diciendo Jesús es: “Necesitas ser
bautizado en agua y ser bautizado en el Espíritu Santo, y
entonces podrás tener un ministerio como el mío. Necesitas
nacer de nuevo del agua y del Espíritu”. Jesús une el agua
y el Espíritu, como ocurrió en su propio caso. Fue entonces
que comenzó un ministerio poderoso.
Todo esto es el trasfondo. Claramente esa noche soplaba
un fuerte viento en la oscuridad. Es probable que estuvieran
sentados en la parte de arriba de una casa, con el viento
despeinándolos. Podían sentirlo, y Jesús dijo que el Espíritu
es como el viento. Uno sabe cuando lo golpea, pero no
sabe de dónde viene, y no sabe adónde va. Pero cuando lo
golpea lo siente, y lo sabe. Así es nacer de nuevo de “agua
y Espíritu”.
Los dos bautismos que necesita un cristiano son el
bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo, y los

16
dos van de la mano. El bautismo en agua sin el Espíritu Santo
se convierte en lo que llamamos “regeneración bautismal”,
y hay quienes creen que el agua logra la regeneración. Ésa
no es una enseñanza bíblica. Es el agua y también el Espíritu
que logran el nuevo nacimiento. Ambos son necesarios, y
tanto el bautismo en el agua como el bautismo en el Espíritu
forman parte de ser salvados. Están ambos en la línea
horizontal que es el camino de la salvación. En cambio, si
uno tiene una línea vertical en mente, donde uno cruza de
no ser salvo a ser salvo, pone a ambos bautismos en el lado
“salvado” de la línea, como si uno fuera salvo sin ellos.
Pero, en el pensamiento del Nuevo Testamento, están ambos
en el camino de la salvación, y ambos son tan necesarios
como el arrepentimiento y la fe. Ciertamente uno necesita
ambos para un ministerio poderoso. Es eso lo que Jesús está
enseñando a Nicodemo.
Ni Jesús ni los apóstoles dijeron al público general que
debían nacer de nuevo. Solo se lo dijo Jesús a Nicodemo, no
a nadie más. Y, sin embargo, la gente entrega el Evangelio de
Juan a los incrédulos esperando que lleguen al capítulo tres,
y lean ahí que deben volver a nacer. Entonces eliminan el
agua y generalmente dicen “nacer del Espíritu”. Pero Jesús
dijo “agua y Espíritu”, y ambos pertenecen a la salvación
plena que él quiere para nosotros. Para una explicación más
completa, recomiendo mi libro Jesus Baptises in One Holy
Spirit (Jesús bautiza en un Espíritu Santo).
Eso fija la escena. La conversación siguió. ¿Hasta
dónde? ¿Qué dice la Biblia suya acerca de dónde terminó
la conversación con Nicodemo? Algunas traducciones usan
comillas y hacen que la conversación finalice casi al final del
capítulo, en el versículo 21. Los traductores suponen que el
resto fue dicho por Jesús. Es un error, ¡pero no hay ninguna
traducción infalible! Uno debería escribir las comillas de
cierre al final del versículo 15. El versículo 16 no fue dicho

17
por Jesús, ni fue algo dicho a Nicodemo, sino que es el
comentario de Juan. Es Juan el que escribe ahora. Tengo
cinco razones para enseñar esto, y solo le daré dos aquí.
En el v. 15, si lo lee cuidadosamente, estamos mirando
adelante, a la cruz; está en el futuro. Pero en el v. 16 estamos
mirando atrás a la cruz, como algo que ya ocurrió. Ésa es
la primera razón por la que yo detendría la conversación
al final del v. 15, y es una razón muy importante. En el v.
14 Jesús ha dicho: “Como levantó Moisés la serpiente en
el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del
hombre”. Luego, en el v.15: “para que todo el que crea en
él tenga vida eterna”. Ésa fue la última palabra de Jesús a
Nicodemo. Mirando adelante a la cruz, está indicando que
esto aún debe ocurrir, y Nicodemo luego lo vio ocurrir. Pero
en el v. 16 dice: “Porque tanto amó Dios . . . que dio [pasado]
a su Hijo unigénito . . .” [claramente, “dio” no es solo dado
en el nacimiento, sino dado en la muerte] “para que todo
el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
Si el v. 15 mira adelante a la cruz, y el v. 16 mira atrás a la
cruz, entonces claramente Jesús no se lo puede haber dicho
a Nicodemo.
La segunda razón es ésta: Jesús siempre se llamó a sí
mismo “el Hijo del hombre”. Hay muchas razones para esto,
algunas de las cuales podrá encontrar en Daniel, y otras en
Ezequiel. Hablando de sí, dijo: “El Hijo del hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido”. Jesús, hablando
de sí mismo, dice que el Hijo del hombre será levantado,
pero en el v. 16 no se lo llama así, sino es llamado el Hijo
unigénito de Dios, un término que Jesús nunca usó. Juan lo
usa en el capítulo 1, y nuevamente aquí, en el capítulo 3.
Éste era el título de Juan para Jesús, nunca el título de Jesús
para sí mismo. Nuevamente tenemos una sólida razón para
poner las comillas de cierre al final del v. 15.
Si Jesús hubiera dicho el v. 16, sería la única ocasión

18
en toda su vida en que habló del amor de Dios a un
incrédulo, porque ni Jesús ni los apóstoles jamás predicaron
públicamente acerca del amor de Dios. No era el evangelio
de ellos para el mundo. Ésta sería la única excepción, si
Jesús lo dijo, pero desde el v. 16 en adelante tenemos el
comentario explicativo de Juan. Ha tomado lo que Jesús dijo
a Nicodemo en el v. 15 y lo ha continuado, explicándolo con
más detalle. Las palabras que estaban en el v. 15 eran que el
Hijo del hombre debía ser levantado, para que todo el que
creyera pudiera tener vida eterna. Tomando esas palabras,
Juan ahora las amplía en el v. 16 y sigue explicándolas, y
lo que significan para el creyente cristiano, en el resto de la
sección. Por lo tanto, estamos hablando en el v. 16 acerca
de algo que Juan dijo acerca de Jesús, y no algo que Jesús
dijo a Nicodemo.
Esto es muy importante, porque el amor de Dios no es el
evangelio que debemos predicar al mundo. Recomiendo que
lean mis dos libritos Is John 3:16 the Gospel? (¿Es Juan 3:16
el evangelio?) y The God and the Gospel of Righteousness
(El Dios y el evangelio de la justicia). En ellos explico por
qué nuestro evangelio para el mundo no es un evangelio
acerca del amor de Dios. Ni Jesús ni los apóstoles predicaron
públicamente jamás acerca del amor de Dios. En el libro de
Hechos, por ejemplo, sabemos cómo la iglesia se extendió
y cómo se extendió el evangelio. Incluso tenemos varios
sermones de Pedro y Pablo ahí, pero ni una vez en Hechos
se menciona el amor de Dios. ¿Lo ha notado? No hablaban
de eso. Sin embargo, durante los últimos cien años ése ha
sido el evangelio que se ha predicado: decir a las personas
que Dios las ama. Eso es lo primero que hay que hacer, según
un importante plan de evangelización originado en Estados
Unidos. Ésa es la primera de las “cuatro leyes espirituales”:
que Dios lo ama. Pero no era eso lo que predicaban en esos
días.

19
Volvamos a Juan 3:16. Le he dado dos razones importantes
(de cinco que le podría haber dado) de que este versículo
es de Juan, y no de Jesús, y es un comentario acerca de
la conversación de Jesús con Nicodemo. Es Juan quien
introduce la palabra “amor” aquí. Descompongamos el
versículo y miremos primero los sustantivos que contiene,
que son bastante claros. El primer sustantivo es “Dios”.
Aquí, significa el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
el Santo de Israel. Es ése el Dios de quien se habla en este
versículo. Es el único Dios que existe. Cuando uno encuentra
la palabra “Dios” sola en el Nuevo Testamento, significa
Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad.
El siguiente sustantivo es “mundo”. Ahora bien, no se
trata solo de un término geográfico, sino que es un término
teológico, y se refiere a este mundo como un mundo caído y
pecaminoso. No es solo el mundo. No es solo la raza humana.
Es la raza humana caída, la raza humana pecaminosa. Esto
es muy importante, porque en su primera carta Juan dice a
los cristianos: “No amen al mundo”. El mismo escritor dice:
“Dios amó al mundo, pero ustedes no lo hagan”. Es muy
interesante. Está diciendo: “Él amó este lugar pecaminoso
llamado mundo, pero ustedes no deben hacerlo. No imiten
a Dios, ni intenten imitarlo. No amen al mundo”. Juan usa
en su carta exactamente las mismas palabras que aparecen
acá, en Juan 3:16. Es seguro para Dios amar a un mundo
caído. No es seguro para ustedes hacer lo mismo, de modo
que les dice que “el mundo” es un término malo. No es solo
el mundo, sino el mundo malo, el mundo caído. Ésa es la
gracia de Dios, que él amó a un mundo pecaminoso y caído
como éste. No se trata de que amó a todos en el mundo, sino
que amó a un mundo caído y malo.
El siguiente sustantivo es “Hijo”, y Juan dice: “el Hijo
unigénito de Dios”. Esto no significa que Jesús comenzó en
algún punto del tiempo, que Dios tuvo un Hijo en algún punto

20
del tiempo. La palabra “unigénito” se ha traducido a veces
“su único Hijo natural”. Dios tiene muchos otros hijos, pero
son adoptados. Tiene un único Hijo natural, que compartió
su naturaleza en todo momento. No significa que en algún
punto antes de su nacimiento físico Jesús llegó a ser. Ésa es
la herejía de los Testigos de Jehová, y la herejía de muchos
otros hoy que no han comprendido que el Hijo de Dios fue
el único ser humano que escogió nacer. Yo no escogí nacer.
Usted no escogió nacer. Yo no escogí a mis padres. Usted
no los escogió. Jesús lo hizo, porque existió antes de ser
concebido. Escogió ser concebido. Escogió convertirse en
hombre. Jesús no dijo: “Yo nací para esto”. Dijo: “Vine a
buscar y a salvar a los perdidos”. No dijo: “nací para este
llamado”. Él decidió venir. Escogió la familia terrenal en la
que nacería. Es una verdad importante que a veces olvidamos
en el tiempo de Navidad. Pensamos que fue el comienzo de
la historia de Jesús. No fue el comienzo en absoluto. Fue un
cambio para él, un cambio que escogió.
Ahora noten la expresión “todo el que cree”. No es la
mejor traducción. La palabra es, literalmente, “todos”. Es
una palabra simple. “Para que todo el que cree . . .” no se
trata de cada uno, sino de todos. “Para que cualquiera que
crea”; “para todos los que creen”. Es una palabra inclusiva,
que es mucho más amplia. Tendrá que creerme en muchas
de estas cosas, a menos que conozca el griego, pero les estoy
diciendo la verdad.
El último sustantivo aquí es “vida”, pero ¿qué clase de
vida? Una vida que es cantidad y también calidad, de modo
que los traductores están divididos en cuanto a llamarla vida
perpetua (eterna) o abundante. Es ambas cosas. Es vida que
sigue para siempre y es vida de la mejor clase. Esa palabra
“vida” es una palabra maravillosa. Todo el que crea puede
tener vida.
Estamos pasando de los sustantivos a los verbos.
Consideraremos estos verbos desde el punto de vista de sus
21
tiempos verbales. Aquí tiene una pequeña lección de griego.
Espero que no sea demasiado complicado. Dos tiempos de
verbo en el griego son el aoristo y el presente continuo. El
aoristo se refiere a algo que ocurrió una vez en el pasado,
un suceso único que vino y se fue. El tiempo presente
continuo se usa para algo que sigue ocurriendo. Lo ilustro
refiriéndome a la diferencia entre decir de alguien que ha
sido atropellado que “respiró”, que sería como el tiempo
aoristo, queriendo decir que respiró una vez. Si uno dice
“está respirando”, es el tiempo presente continuo, también
en inglés (español), y significa que continúa respirando.
Veamos ahora los verbos, y esto es crucial para entender
Juan 3:16. El verbo “amó” está en el tiempo aoristo, que
significa algo que Dios hizo una vez. Éste es el primer
impacto en este versículo. Todos suponen que nos dice que
Dios ama al mundo siempre. Hay una verdad ahí, pero en
realidad en este versículo la verdad es que Dios una vez amó
al mundo caído, en una única ocasión, y fue cuando dio a su
Hijo. Prácticamente cada mención del amor de Dios en las
escrituras está vinculada con la cruz. Uno lo encuentra en
Romanos. Lo encuentra en las cartas de Juan. Fue el suceso
singular en que Dios amó al mundo caído. Ésa es la palabra
“amó”. No es una de esas otras palabras que hablan de
diferentes tipos de amor: epithumia (el amor de la adicción),
eros (el amor de la atracción) o philia (el amor del afecto).
La palabra que se traduce “amor” aquí es agape, el amor de
la acción. Tiene que ver con el momento en que Dios actuó
para ayudarnos a nosotros, pobres pecadores. El amor fue
demostrado en acción. Nació de la emoción, de su compasión
por nosotros, pero fue demostrado en acción el día que murió
Cristo. Dios amó una vez cuando dio su Hijo por nosotros.
Sin embargo, la palabra “creer” está en el tiempo presente
continuo en el griego. No se trata de los que creyeron sino
de los que creen. La mejor traducción en inglés (español)

22
es todo el que sigue creyendo, continuamente. Significa
no creer una vez, sino una vida continua de fe. Eso vuelve
a hacer una diferencia importante en el versículo, ¿no es
cierto? No se trata solo de alguien que creyó en Jesús veinte
años atrás. Se trata de alguien que sigue confiando en Jesús
y obedeciéndolo.
El siguiente verbo es “perderse”, que está en el tiempo
aoristo, así que es un suceso único. Ocurrirá una vez a algunas
personas. Ellas se perderán una vez. La palabra “perderse”
no significa “dejar de existir”. Significa arruinado, echado
a perder. Los edificios arruinados pueden ser interesantes.
Uno se pregunta cómo eran cuando eran nuevos. Cuando
un edificio está en ruinas no sirve para nada, y cuando una
persona está arruinada no sirve para nada. En inglés (español)
usamos la palabra “perderse” (echarse a perder, deteriorarse,
estropearse) para algo que se ha vuelto inútil. Hablamos de
una bolsa de agua caliente o un neumático de un coche que se
ha echado a perder. Cuando un neumático se ha deteriorado
sigue teniendo la apariencia de un neumático. Tiene la forma
de un neumático, sigue existiendo, pero, como la goma se ha
estropeado, ya no sirve para su coche. Un gran problema es
deshacerse de los neumáticos, aunque pueden ser reciclados
ahora y convertidos en superficies de caminos. Muchos seres
humanos enfrentan la posibilidad de echarse a perder un día,
y no volver a tener ningún uso para Dios.
Cuando algo se ha echado a perder, ¿qué hace usted?
Lo puede arrojar al basural o, si estuviera en Jerusalén, lo
arrojaría al “infierno”. El valle de Hinón está justo en el
lado sur de la ciudad. Cuando fui por primera vez, era un
basural, y la basura se quemaba. Subía un humo azul del
lugar. Es un valle muy profundo, tan profundo que el sol no
llega al fondo. Está justo afuera de la puerta del sur, llamada
significativamente la Puerta del Muladar porque, antes que
hubiera inodoros y cloacas, llevaban todos los excrementos

23
humanos en baldes a través de la Puerta del Muladar y los
arrojaban por el borde del acantilado al valle de Hinón, o
Gehena. Se lo mantenía con el fuego encendido, para que no
aumentara la basura, pero junto con el fuego había comida
podrida, con gusanos y lombrices que la comían. Era en ese
entonces un lugar horrible, sucio y oloroso. No lo es ahora.
Lo han “redimido”, convirtiéndolo en un hermoso jardín
diseñado. Los jóvenes enamorados de Jerusalén pueden ir
ahí a caminar en el crepúsculo.
He predicado en el fondo de ese valle; por lo tanto, he
predicado en “el infierno”, en Gehena. Jesús enseñó que, si
querían saber cómo es el infierno, que fueran y miraran ese
valle. Nos dijo que el infierno es donde las llamas nunca
dejan de arder, donde se arroja toda la basura. El valle de
Hinón es donde finalizó el cuerpo de Judas Iscariote. Se
ahorcó colgándose de un árbol arriba del acantilado. Puso
una soga alrededor del cuello, se arrojó del acantilado y la
soga se rompió. Cayó al fondo y se le salieron las entrañas;
sus intestinos estallaron. Al día de hoy, esa parte del valle es
llamada “Acéldama”, el Campo de la Sangre. Es ahí también
donde arrojaban los cuerpos de las víctimas crucificadas.
El cuerpo del Señor Jesús mismo habría sido arrojado allí
si José y Nicodemo no hubieran encontrado una tumba,
porque todas las víctimas crucificadas eran consideradas
como basura. ¡No sirven, desháganse de ellas!
Jesús mismo enseñó que el infierno es donde se arrojan
los seres humanos inútiles. Nunca dijo que Dios envía a
las personas al infierno. Siempre dice que Dios las arroja
al infierno. Uno no coloca la basura. La arroja, se deshace
de ella. Y Dios arrojará a las personas inútiles, echadas a
perder, al infierno. El mejor cuadro que podemos tener de
esto es cuando miramos por el acantilado abajo al valle y
pensamos en cómo era antes. Subrayo el hecho de que la
palabra “perderse” no significa que dejan de existir; significa

24
que siguen existiendo como algo inútil para Dios. Esa es
la cosa más terrible que uno puede decir acerca de un ser
humano: que ya no le sirve a Dios. Es espantoso. Imagine a
una persona que ha llegado al punto en que Dios dice: “Ya
no puedo volver a usarte; eres basura”.
Así era como Jesús hablaba del infierno y, dicho sea de
paso, él dio muchas advertencias acerca del infierno. Todas
menos dos fueron dadas a creyentes que habían nacido
de nuevo. Dos fueron dadas a los fariseos, pero todas las
demás fueron a personas que habían nacido de nuevo, no
por voluntad humana, sino de Dios, al creer en el nombre
de Jesús. Éste es un punto muy importante para los que
creen en el concepto de “una vez salvo, siempre salvo”. Es
un pensamiento muy solemne. Son los cristianos quienes
deben temer el infierno, además de los incrédulos. Yo temo
ir al infierno. Temo echarme a perder. Seguiré creyendo, y
entonces no me echaré a perder.
El verbo “tener” está, nuevamente, en el presente continuo.
No es que ahora usted tiene vida eterna, sino que la seguirá
teniendo si sigue creyendo. Esos dos verbos van juntos.
Espero que empiece a ver que este versículo, escrito por Juan,
fue escrito para creyentes, no para incrédulos, instándolos a
seguir creyendo y a seguir teniendo vida al seguir creyendo.
Por cierto, es lo que Juan dijo al final de su Evangelio: “He
escrito todas estas cosas para que ustedes puedan seguir
creyendo que él es el Hijo de Dios y, al seguir creyendo,
puedan seguir teniendo vida eterna”. Juan está preocupado
por los cristianos que dejan de creer, que pierden su fe o,
como dice Pablo, que han naufragado en la fe. Es muy fácil
que ocurra, y por eso Jesús advirtió a los creyentes nacidos
de nuevo que temieran el infierno y siguieran adelante en fe,
que siguieran creyendo hasta el fin. El que persevera hasta
el fin será salvo; era lo que enseñaba Jesús. Es una promesa.
No el que una vez comenzó a creer, sino el que persevera

25
hasta el fin será salvo. Hay una salvación futura, que nos
espera más adelante.
Hemos considerado los sustantivos y los verbos, pero
algunas de las palabras más pequeñas que no he mencionado
están entre las más importantes. La palabra “en” es muy
importante: los que creen en él; no solo que Jesús murió.
Siempre digo a las personas la diferencia entre creer “que”
Jesús murió por nuestros pecados y creer “en” él. Alguien
puede creer que una persona existe, pero ¿cree en esa
persona?
Una vez pregunté a una congregación en Alemania:
“¿Cuántos de ustedes creen en mí?”. Cinco personas
levantaron la mano, incluyendo una mujer bien vestida en
la primera fila. La miré y le dije: “¿Usted cree en mí?”. “Sí”,
contestó. “¿Cómo lo sé? No lo sé. Usted ha dicho que cree
en mí, pero no sé si realmente cree en mí”. Continué: “Si
usted me da todo su dinero para que se lo cuide, sabré que
cree en mí”. ¡Toda a iglesia quedó como congelada! Podía
sentir cómo la temperatura caía, y pensé: “¿Qué dije?”.
Luego me dijeron que era la mujer más rica de la ciudad.
Su esposo, que había fallecido, tenía propiedades en todo el
centro de la ciudad, y se las había dejado a ella. Era ahora una
multimillonaria. Creo que había dado dinero para construir
el edificio de la iglesia donde estábamos. ¡Me cuido más
ahora de lo que digo desde el púlpito!
Hay una enorme diferencia entre creer “que” Jesús murió
por usted y creer “en” el Jesús que murió por usted. Solo
sabrá Jesús que usted cree “en” él cuando se lo demuestre,
cuando actúe de tal forma que demuestre que está confiando
en él. Por eso Santiago, en su epístola, enseñaba que la fe
sin obras —la fe que no se expresa en acción— está muerta.
Uno puede decir lo que quiera, pero la fe no es palabras. No
es solo decirlo y reclamarlo. La fe es acción, hacer algo para
mostrar a Jesús que uno confía en él. Actuar en fe demuestra

26
que uno confía en él. Fue cuando Abraham ofreció a Isaac
que Dios le dijo estas palabras asombrosas, con sus enormes
implicaciones: “Ahora sé que temes al Señor”. No lo sabía
hasta entonces. Ahora Dios estaba seguro. Él quiere que
todos probemos nuestra fe para mostrarle que realmente
confiamos en él de una forma u otra. Significa asumir un
riesgo de algún tipo. Significa confiar en él en una crisis.
Significa mostrarle que creemos en él. Ésa es la palabrita
“en”.
Ahora quiero tratar dos palabras más. Este versículo
comienza con la palabra “porque”. Esto es muy importante.
Cada vez que uno ve la palabra “porque” debe preguntar
para qué está ahí. Hay una razón, y la razón de un “porque”
es que es una continuación de lo que acaba de decirse. La
oración está basada en las oraciones anteriores. “Porque”
(pues) significa que uno tiene que volver al contexto para
descubrir por qué el autor lo está diciendo.
La última palabra, y la más incomprendida, es la palabrita
“así” (de tal manera, tanto). Lamentablemente, en el inglés
(español) aparece en el lugar incorrecto. El griego dice:
“Porque así Dios amó al mundo”. Viene antes de la palabra
“Dios”, y es esto lo que ha confundido a muchos de nosotros.
Pensamos que quiere decir que Dios amó tan profundamente
y tan maravillosamente al mundo, pero no es lo que quiere
decir en absoluto. La palabra “así” ocurre en realidad en la
oración anterior, y es ahí donde entendemos su significado.
Es exactamente la misma palabra. “Como levantó Moisés la
serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado
el Hijo del hombre”. Es la misma palabra griega houtos, que
significa: exactamente de la misma forma, tal cual. Como
levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también, de
la misma forma, tal cual, tiene que ser levantado el Hijo del
hombre. Aquí vuelve a aparecer esa palabra. Porque Dios,
de esta misma forma, amó al mundo. Porque Dios así amó

27
al mundo. La mejor traducción en inglés (español) supongo
que sería: “Tal cual amó Dios al mundo. . . ” o “De la misma
forma amó Dios al mundo. . .”
Se está haciendo una comparación entre dos sucesos del
mismo tipo, y es por eso que uno no puede entender Juan
3:16 sin Juan 3:14 y 15. Van todos de la mano. “Porque de
la misma manera amó Dios” vuelve atrás a un incidente
espantoso en que muchos miles del pueblo de Israel murieron
a manos de Dios. Vuelve a los días en el desierto. Se está
refiriendo a Números 21. Los hijos de Israel aún estaban en el
desierto en el medio de cuarenta años de castigo por no tener
la fe para entrar en la Tierra Prometida luego de dos semanas.
Podrían haber entrado en la tierra de Canaán en menos de un
par de semanas, pero no tuvieron la fe suficiente. Enviaron
espías y, de los doce que fueron, diez volvieron y dijeron:
“Nunca entraremos ahí. Las personas son más grandes que
nosotros. ¡Son gigantes, y los muros de las ciudades llegan
hasta los cielos!”. Pero dos de ellos, Josué y Caleb, creyeron
que el pueblo entraría porque irían sobre los hombros de
Dios, y eso los haría más altos que las personas más altas
del lugar. Me encanta eso; es un argumento muy elegante.
“Y sobre los hombros de Dios miraremos por encima de los
muros de sus ciudades”. En Jericó, la primera ciudad que
tomaron cuarenta años después, los muros cayeron. Pero
tuvieron que pasar cuarenta años en el desierto, hasta que
todos estuvieran muertos, excepto Josué y Caleb.
Todos los demás perecieron en el desierto, pero mientras
aún estaban vivos y vagaban por el desierto, algo ocurrió.
Estaban desesperados por la falta de comida, y recordaron la
dieta de Egipto, donde tenían cebollas, ajo y comida picante.
Se quejaron, y Dios les dio algo que llamaron “maná” (en
hebreo, “¿qué es?”). Cada mañana, ahí estaba sobre el suelo
del desierto, y todo lo que tenían que hacer era recogerlo.
Tenía todos los carbohidratos, proteínas y vitaminas que

28
necesitaban. Lo llamaron pan del cielo. Durante los primeros
días lo disfrutaron, pero imagínense tener “¿qué es?” para el
desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, año tras año.
Los niños le preguntan: “¿Qué hay para el almuerzo?”, y
usted le contesta: “¿Qué es?”. Luego de haber comido “¿qué
es?” en cada comida durante uno o dos años, se hartaron y se
quejaron. Les estaba permitiendo sobrevivir en el desierto,
donde no había comida, pero se quejaron. “Estamos hartos
del maná”. Se quejaron a Dios porque él lo había mandado.
Para castigarlos, Dios envió una gran cantidad de
serpientes venenosas que entraron en el campamento, y
todos los que fueron mordidos murieron. Era una plaga de
serpientes, y ahora se dieron cuenta de que habían estado
mal en quejarse a Dios. Pidieron a Moisés que fuera a decir
a Dios que lo lamentaban y que no debían haberse quejado.
Moisés fue y le dijo: “Dios, están muy arrepentidos ahora.
¿Podrías quitar las serpientes, por favor?”. Dios dijo: “No,
no lo haré. Dejaré las serpientes, pero daré a las personas
una cura para la mordedura de las serpientes. Para la cura,
toma un palo de madera y ponlo arriba de la colina más
cercana. Haz, entonces, una serpiente de metal y fíjala al
palo. Cuando la levantes, todo lo que tiene que hacer el
que haya sido mordido por una serpiente venenosa es subir
a esa colina y mirar la serpiente del palo, y el veneno será
neutralizado. Pero tienen que hacerlo. Dejaré la amenaza de
muerte, pero les daré una cura”.
Por lo tanto, Juan está diciendo: “De la misma forma
Dios amó al mundo, que dio a su Hijo unigénito . . .” “De la
misma forma”, dice Jesús a Nicodemo, “el Hijo del hombre
será levantado”, sobre un palo de madera. Si alguien va y lo
contempla, el veneno lo dejará. Uno puede ver la conexión
y la lección obvia. Por eso la cruz es tan importante. Todo el
que esté enfrentando la muerte por su pecado, simplemente
tiene que ir y mirar la cruz, contemplarla, la provisión de

29
Dios para el pecado. ¡Es asombroso!
¿Ven ahora la razón de las palabras “porque” (pues) y “así”
(de la misma forma) en Juan 3:16? El autor está trazando un
paralelo con ese incidente en Números 21. ¿No es asombroso
que al lado de Juan 3:16 hay un versículo que habla de la
muerte de miles de personas del pueblo de Israel a manos de
Dios, y su cura para eso? Ése es el contexto. Si no conoce
Números 21, no entenderá Juan 3:16. El contexto debe volver
bien atrás, a los primeros libros del Antiguo Testamento, si
queremos entender el v. 16.
Juan está dando el versículo 3:16 a creyentes que corren
peligro de ser envenenados, y esto llevará a la segunda
muerte, la muerte que significa echarse a perder. Está
diciendo: “Ustedes pueden ser curados si vuelven a la cruz,
la miran y piensan en ella”. Juan es el Evangelio para que
los creyentes sigan creyendo y sigan teniendo vida. Es que
uno no puede seguir teniendo vida eterna si no mira a Jesús y
sigue mirando. No tenemos vida en nosotros mismos. Somos
una rama de la vid verdadera. Jesús dijo: “Permanezcan en
mí. Quédense en mí y entonces tendrán mi vida en ustedes”.
De eso se trata el Evangelio de Juan, y de eso se trata este
pasaje en el corazón de ese libro. Así que vaya y enseñe a
otros lo que realmente dice Juan 3:16.
Si bien estos tres textos que he tomado son todos usados
para aconsejar a incrédulos, uno de ellos no es acerca de
creyentes hoy o incrédulos hoy, y dos de ellos son para
creyentes y no incrédulos. Lo trágico es que si uno presenta
Juan 3:16 y dice que es el evangelio, no hay nada ahí sobre
arrepentirse y nada acerca del bautismo. En realidad, no hay
nada acerca de arrepentirse en todo el Evangelio de Juan, y ése
es uno de los argumentos que usan las personas que hablan de
la gracia gratuita. Dicen que no necesitamos arrepentimiento,
y que hay perdón disponible sin arrepentimiento porque el
Evangelio de Juan no menciona el arrepentimiento. Pero

30
no lo menciona porque fue escrito para creyentes que se
supone que ya se han arrepentido. Está escrito para hacer
que las personas sigan creyendo. Para que sigan creyendo
y así seguir teniendo vida y nunca echarse a perder. ¡Qué
versículo asombroso!
¿Le resulta nuevo mucho de lo que le expliqué? Bueno,
piénselo, estúdielo en griego si puede, o vaya a alguien
que sabe griego y compruebe si lo que he enseñado aquí
es verdad. Siempre verifique lo que dice el predicador. Por
favor no acepte nada de lo que David Pawson le explica
sin verificarlo en su Biblia. No quiero que crea nada que he
escrito si no lo puede encontrar por su cuenta. Así que no
diga: “¿Saben lo que cree David Pawson?”. Vaya y verifique
lo que digo, y luego vaya y diga a la gente: esto es lo que
dice la Biblia. Ése es un fundamento mucho más seguro para
su fe. No quiero crear un club de fanáticos. Quiero contarle
la verdad hasta donde la conozco, y pedirle que busque en
las escrituras por usted mismo y encuentre toda la verdad
de lo que Dios nos ha dicho en su Palabra.

31
ACERCA DE
DAVID PAWSON
David es un orador y autor con una fidelidad intransigente a las
Sagradas Escrituras, que trae claridad y un mensaje de urgencia a los
cristianos para que descubran los tesoros ocultos en la Palabra de Dios.
Nació en Inglaterra en 1930, y comenzó su carrera con un título en
Agricultura de la Universidad de Durham. Cuando Dios intervino y
los llamó al ministerio, completó una maestría en Teología en la
Universidad de Cambridge y sirvió como capellán en la Real Fuerza
Aérea durante tres años. Pasó a pastorear varias iglesias, incluyendo
Millmead Centre, en Guildford, que se convirtió en modelo para
muchos líderes de iglesia del Reino Unido. En 1979 el Señor lo llevó
a un ministerio internacional. Su actual ministerio itinerante está
dirigido principalmente a líderes de iglesia. David y su esposa Enid
viven actualmente en el condado de Hampshire, Inglaterra.
A lo largo de los años ha escrito una gran cantidad de libros, folleto
y notas de lectura diarias. Sus extensas y muy accesibles reseñas de
los libros de la Biblia han sido publicadas y grabadas en “Unlocking
the Bible” (Abramos la Biblia). Se han distribuido millones de copias
de sus enseñanzas en más de 120 países, proveyendo un sólido
fundamento bíblico.
Es considerado como “el predicador occidental más influyente de
China” a través de la transmisión de su exitosa serie “Unlocking the
Bible” a cada provincia de China por Good TV. En el Reino Unido, las
enseñanzas de David se transmiten habitualmente por Revelation TV.
Incontables creyentes de todo el mundo se han beneficiado
también de su generosa decisión en 2011 de poner a disposición
sin cargo su extensa biblioteca audiovisual de enseñanza en
www.davidpawson.org. Hemos cargado también hace poco todos
los videos de David a un canal dedicado en www.youtube.com

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YOUTUBE
ABRAMOS LA BIBLIA
Una reseña única del Antiguo y el Nuevo Testamento del
internacionalmente aclamado orador y autor evangélico David
Pawson. Abramos la Biblia abre la palabra de Dios de una forma
fresca y poderosa. Pasando por alto los pequeños detalles de los
estudios versículo por versículo, expone la historia épica de Dios y
su pueblo en Israel. La cultura, el trasfondo histórico y las personas
son presentados y aplicados al mundo moderno. Ocho volúmenes
han sido reunidos en una guía compacta y fácil de usar que cubren
el Antiguo y el Nuevo Testamento en una única edición gigante. El
Antiguo Testamento: Las instrucciones del fabricante (Los cinco libros
de la Ley), Una tierra y un reino (Josué, Jueces, Rut, 1-2 Samuel,
1-2 Reyes), Poesías de adoración y sabiduría (Salmos, Cantares,
Proverbios, Eclesiastés), Declinación y caída de un imperio (Isaías,
Jeremías y otros profetas), La lucha por sobrevivir (1-2 Crónicas y los
profetas del exilio) – El Nuevo Testamento: La bisagra de la historia
(Mateo, Marcos, Lucas, Juan y Hechos), El decimotercer apóstol
(Pablo y sus cartas), A la gloria por el sufrimiento (Apocalipsis,
Hebreos, las cartas de Santiago, Pedro y Judas).
JESÚS
LAS SIETE
MARAVILLAS
DE SU
HISTORIA

Este libro es el resultado de toda una vida de contar “la más grande
historia jamás contada” por todo el mundo. David la volvió a narrar
a varios cientos de jóvenes en Kansas City, EE.UU., que escucharon
con un entusiasmo desinhibido, “twiteando” por Internet acerca de
este “simpático caballero inglés” mientras hablaba.
Tomando la parte central del Credo de los Apóstoles como marco,
David explica los hechos fundamentales acerca de Jesús en los
que está basada la fe cristiana de una forma fresca y estimulante.
Tanto los cristianos viejos como nuevos de beneficiarán de este
llamado a “volver a los fundamentos”, y encontrarán que se vuelven
a enamorar de su Señor.

OTRAS ENSEÑANZAS
POR DAVID PAWSON

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