Info Basilea I II y III
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Acuerdos de Basilea
Los Acuerdos de Basilea son los acuerdos de supervisión bancaria o recomendaciones
sobre regulación bancaria emitidos por el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria.
Están formados por los acuerdos Basilea I, Basilea II y Basilea III. Reciben su nombre a
partir de la ciudad de Basilea, Suiza, donde el CBSB mantiene su secretariado en la sede
del Banco de Pagos Internacionales.
Índice
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1 El Comité de Basilea
2 Véase también
3 Referencias
4 Enlaces externos
El Comité de Basilea[editar]
Artículo principal: Comité de Basilea
Basilea I
Con el nombre de Basilea I se conoce al acuerdo publicado en 1988, en Basilea, Suiza,
por el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores de los bancos centrales
deAlemania, Bélgica, Canadá, España, EE.
UU., Francia, Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, el Reino Unido, Suecia y Suiza. Se
trataba de un conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía
tener una entidad bancaria en función de los riesgos que afrontaba.
El acuerdo establecía una definición de «capital regulatorio» compuesto por elementos
que se agrupan en 2 categorías (o «tiers») si cumplen ciertos requisitos de permanencia,
de capacidad de absorción de pérdidas y de protección ante quiebra. Este capital debe ser
suficiente para hacer frente a los riesgos de crédito, mercado y tipo de cambio.
Cada uno de estos riesgos se medía con unos criterios aproximados y sencillos. El
principal riesgo era el riesgo de crédito, y se calculaba agrupando las exposiciones de
riesgo en 5 categorías según la contraparte y asignándole una «ponderación» diferente a
cada categoría (0%, 10%, 20%, 50%, 100%), la suma de los riesgos ponderados formaba
losactivos de riesgo.
El acuerdo establecía que el capital mínimo de la entidad bancaria debía ser el 8% del total
de los activos de riesgo (crédito, mercado y tipo de cambio sumados).
Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así como
cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento regulatorio con las
modificaciones que considerase oportunas.
El primer acuerdo de capital de Basilea ha jugado un papel muy importante en el
fortalecimiento de los sistemas bancarios. La repercusión de ese acuerdo, en cuanto al
grado de homogeneización alcanzado en la regulación de los requerimientos de solvencia
ha sido extraordinaria. Entró en vigor en más de 130 países.
Dado que el acuerdo contenía ciertas limitaciones en su definición, en junio de 2004 fue
sustituido por el llamado acuerdo Basilea II.
Índice
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1 Antecedentes: Basilea I
2 Basilea II
o 2.1 Introducción
o 2.2 Pilar I: el cálculo de los requisitos mínimos de capital
o 2.3 Pilar II: el proceso de supervisión de la gestión de los fondos propios
o 2.4 Pilar III: la disciplina de mercado
3 Implantación
4 Críticas y modificaciones previstas
5 Véase también
6 Enlaces externos
Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así como
cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento regulatorio con las
modificaciones que considerase oportunas.
Basilea II[editar]
Introducción[editar]
La principal limitación del acuerdo de Basilea I es que es insensible a las variaciones de
riesgo y que ignora una dimensión esencial: la de la calidad crediticia y, por lo tanto, la
diversa probabilidad de incumplimiento de los distintos prestatarios. Es decir, consideraba
que los créditos tenían la misma probabilidad de incumplir.
mientras que ahora considera: (riesgo de crédito + riesgo de mercado+ riesgo de tipo de
cambio + riesgo operacional)
Dentro del riesgo de crédito se otorga un tratamiento especial a las titulizaciones, para las
cuales se debe analizar si existe una transferencia efectiva y significativa del riesgo, y si
son operaciones originadas por la entidad o generados por otras.
El riesgo operacional se calcula multiplicando los ingresos por un porcentaje que puede ir
desde el 12% hasta el 18%. Existen 3 métodos alternativos para calcularlo dependiendo
del grado de sofisticación de la entidad bancaria.
Hay que advertir una objeción en este cálculo del riesgo: que se ignora los efectos
agravantes/mitigantes de la concrentración/diversificación de riesgos (estructura de
correlación probabilística entre las diversas exposiciones). Esta es una de las principales
diferencias entre capital regulatorio y Capital Económico.
Pilar II: el proceso de supervisión de la gestión de los fondos
propios[editar]
Los organismos supervisores nacionales están capacitados para incrementar el nivel de
prudencia exigido a los bancos bajo su jurisdicción. Además, deben validar tanto los
métodos estadísticos empleados para calcular los parámetros exigidos en el primer pilar
como la suficiencia de los niveles de fondos propios para hacer frente a una crisis
económica, pudiendo obligar a las entidades a incrementarlos en función de los resultados.
Para poder validar los métodos estadísticos, los bancos estarán obligados a almacenar
datos de información crediticia durante periodos largos, de 5 a 7 años, a garantizar su
adecuada auditoría y a superar pruebas de "stress testing".
Además se exige que la alta dirección del banco se involucre activamente en el control
de riesgos y en la planificación futura de las necesidades de capital.
Estaautoevaluación de las necesidades de capital debe ser discutida entre la alta
dirección y el supervisior bancario. Como el banco es libre para elegir la metodología para
su autoevaluación, se pueden considerar otros riesgos que no se contemplan en el cálculo
regulatorio, tales como el riesgo de concrentración y/o diversificación, el riesgo de liquidez,
el riesgo reputacional, el riesgo de pensiones, etc.
Implantación[editar]
El Comité de Basilea ha creado un subgrupo de trabajo para colaborar en la
implantación internacional del acuerdo: el Accord Implementation Group (AIG).
A través de una encuesta realizada por el Financial Stability Institute (FSI), al menos
95 países (adicionales a los 13 miembros del Comité de Basilea) indicaron que
implantarían BIS II[cita requerida].
Muchos países han anunciado ya calendarios de implantación.
Basilea II ya se ha implantado en la toda la Unión Europea, Japón y Austalia (13
países en toda Asia)
La implantación en Asia está sentando tendencias que se imitarán en el resto del
mundo, especialmente en lo referente al Pilar III (información pública).
La Implantación en Europa se ha realizado a través de directivas (leyes de obligado
cumplimiento en todos los países de la UE), y cuenta con la colaboración especial del
CEBS (Comité de Supervisores Bancarios Europeos). En ciertos aspectos está
liderando el desarrollo futuro de la regulación, como por ejemplo en las reglas de
funcionamiento de los colegios de supervisores.
En América la implantación va más atrasada. Estados Unidos está siendo un caso
especial, ya que no será generalizada para todos sus bancos y tendrá normas
especiales. Canadá la implantación va más avanzada que en los Estados Unidos, y
algunos países latinoamericanos están siendo muy activos en la adaptación de sus
normas nacionales para que sea posible la transición (no puede ser más rápida por la
necesidad de cambiar leyes y porque también están adoptando las normas
internacionales de contabilidad -NICs-).
Algunas imperfecciones del modelo se han puesto de manifiesto con la crisis económica
actual y ya se están proponiendo algunas modificaciones. Los puntos más discutidos son:
Titulizaciones
Divulgaciones del Pilar III
Riesgo de mercado
Sistemas de control de riesgos
Hipotecas
Basilea III
Los Acuerdos de Basilea III (Basilea III) se refieren a un conjunto de propuestas de
reforma de la regulación bancaria, publicadas a partir del 16 de diciembre de 2010.1 2
Basilea III es parte de una serie de iniciativas, promovidas por el Foro de Estabilidad
Financiera (FSB, Financial Stability Board por sus siglas en inglés) y el G-20, para
fortalecer el sistema financiero tras la crisis de las hipotecas subprime. Se trata de la
primera revisión de Basilea II (CRD II) y se llevó a cabo a lo largo de 2009, entrando en
ejecución a partir del 31 de diciembre de 2010.
La reforma fue motivada tras observar que la gravedad de la crisis se explica en gran parte
debido al crecimiento excesivo de los valores presentados en los balances de losbancos (y
también fuera de ellos, como en el caso de los productos derivados), mientras que al
mismo tiempo cae el nivel y la calidad de los fondos propios previstos parariesgos.
Además, muchas instituciones no contaban con reservas suficientes para hacer frente a
una crisis de liquidez.
En este contexto, el sistema bancario se mostró, en un primer momento, incapaz de
absorber las pérdidas que afectaban a los productos estructurados de titulización y tuvo
que asumir, por tanto, la reintermediación de algunas de las exposiciones de fuera de
balance.
En el peor momento de la crisis, las incertidumbres pesaban sobre la calidad de los
balances, la solvencia de los bancos y de los riesgos relacionados con la interdependencia
existente entre ellos (el efecto dominó podría provocar que la insolvencia de uno provocara
la del otro), lo cual generó una crisis de confianza y de efectivo generalizada. Teniendo en
cuenta el papel del sistema financiero en las finanzas y en la economía real, el carácter
internacional de las instituciones financieras y las pérdidas que asumen
losEstados principalmente a través de los planes de rescate con fondos públicos, se
consideró legítima la intervención coordinada de los reguladores internacionales.
Índice
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1 Objetivos
2 Puntos clave
3 Referencias
4 Véase también
5 Enlaces externos
Objetivos[editar]
Uno de los planes más importantes de la reforma de Basilea III es la introducción de dos
ratios de liquidez: el "LCR" (Liquidity Coverage Ratio) y "NSFR" (Net Stable Funding
Ratio).3
El LCR (Coeficiente de Cobertura de Liquidez) es una relación de un mes, que tiene
como objetivo permitir a las instituciones financieras soportar graves crisis de liquidez
(tanto sistémicas como específicas para la institución financiera) por período de un
mes (30 días). Su fundamento es el siguiente: los activos líquidos de los que dispone
una institución financiera (por ejemplo, bonos gubernamentales y bonos corporativos)
deben tener un valor mayor o igual que las salidas potenciales de efectivo (por
ejemplo, pagares que expiran y retiros de cuentas de depósito) de dicha institución. De
manera matemática, esto es:
Los activos que entran en la parte de Activos Líquidos, son tales que la institución
pueda fácilmente convertirlos en efectivo. Para efectos del Coeficiente de Cobertura
de Liquidez, éstos se separaron en dos tipos los activos de nivel I y activos de nivel II.
Los activos de nivel I, son activos muy líquidos que no incurren en pérdidas, por
precios inusuales a ser vendidos en el mercado. Por esta razón se ponderan al 100%.
Los activos de nivel II son activos menos líquidos, que bajo un escenario de estrés
pudiera ser que se vendieran a precios menores que los de mercado, por lo que tienen
un ponderador menor que 100%.
Por otra parte en el denominador, en la parte de Salidas Netas de Efectivo, existen de
hecho dos elementos que tienen importancia. El primero son las salidas que
potencialmente tendrá la institución. Por ejemplo, de las cuentas de depósito
esperamos que bajo un escenario de estrés se salga dinero, por lo que el total de las
cuentas de depósito, se multiplican por un ponderador que mide cuánto podría salirse
bajo un escenario de estrés (de hecho las cuentas de depósito se separan según que
tan factible sea que salga dinero de las cuentas, por lo que hay más de un ponderador
en juego). El segundo elemento son las entradas de efectivo, es decir, dinero que
recibirá la institución durante el período de 30 días. Por ejemplo, aquí entran créditos
que haya otorgado la institución y bonos que no sean líquidos de los cuales se va a
recibir intereses o capital, entre otros.
Con estos elementos el coeficiente toma la siguiente forma (de acuerdo a la
publicación del 6 de enero de 2013):
Sujeto a que los Activos Ponderados de Nivel II no sean más del 40% del total de
los activos líquidos.
De acuerdo con el Acuerdo de Basilea de 16 de diciembre de 2010, sus
parámetros principales son:
Puntos clave[editar]
El acuerdo de Basilea III debería obligar a los bancos a aumentar sus reservas
de capital para protegerse de posibles caídas. Por orden de este acuerdo, los
bancos tendrían que triplicar en un 7% del total de sus reservas para
protegerse de una eventual crisis en el futuro.
El capital mínimo de calidad, el cual sólo incluye las acciones ordinarias y los
resultados acumulados, aumentará del 2% al 4,5% de los activos ponderados
por riesgo gradualmente entre 2013 y 2015.
El llamado capital Tier I, que incluye, además de las acciones comunes y las
utilidades retenidas, las participaciones preferentes, híbridos de capital y
deuda sin pagar, desde el 4% de ese momento al 6% en 2015, según un
comunicado del grupo presidido por el ex El presidente del Banco Central
Europeo, Jean-Claude Trichet.4
Por otra parte, los bancos tendrán que construir gradualmente entre 2016 y
2019, dos "colchones de capital" con el fin de que estos pudieran ser
utilizados en futuros tiempos de crisis: