BASILEA - Control de Lectura

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CONTROL DE LECTURA – DERECHO BANCARIO

INSTRUCCIONES

1.- Lee atentamente el texto propuesto (“Basilesa I, II y III).

2.- Redactar o realizar un resumen con citas textuales las partes má s importantes del
texto, 3 a 4 pá ginas (para ello se recomienda previamente la localizació n y subrayado
de las ideas principales del texto).

3.- Opinió n personal o conclusió n del contenido de la Lectura (1 a 2 pá ginas).


BASILEA I, II y III
 
El Comité de Basilea en adelante denominado el Comité, fue establecido en
1974 por los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los Diez (G-
10) a raíz de serios problemas bancarios, principalmente la bancarrota del
Bankhaus Herstatt en Alemania Occidental y del estadounidense Franklin
National Bank. Su sede está en la ciudad de Basilea, Suiza y funciona en el
edificio del Banco de Pagos Internacionales (BIS, acró nimo en inglés).
Antiguamente, el Comité de Basilea estaba formado por representantes de los
bancos centrales y de las autoridades regulatorias del Grupo de los
Diez má s Luxemburgo yEspañ a. Desde 2009, todos los demá s países
significativos del G-20 está n representados, así como algunas de las mayores
plazas bancarias como Hong Kong y Singapur.
A la fecha, los miembros del Comité son de Argentina, Australia, Bélgica, Brasil,
Canadá , China, Francia, Alemania, Hong Kong SAR, India, Indonesia, Italia,
Japó n, Corea, Luxemburgo, México, Países Bajos, Rusia, Arabia Saudita,
Singapur, Surá frica, Españ a, Suecia, Suiza, Turquía, el Reino Unido y los Estados
Unidos.
El Comité proporciona un foro permanente de cooperació n a sus países
miembros en materias de supervisió n bancaria, estableciendo métodos para
mejorar los sistemas de alerta temprana, la armonía en la red supervisora, el
entendimiento supervisor y la calidad a nivel mundial de la supervisió n
bancaria. Esto se logra a través del intercambio de informació n sobre
disposiciones supervisoras nacionales, el mejoramiento de la efectividad de las
técnicas para supervisar los negocios bancarios internacionales, el
establecimiento de está ndares mínimos para la suficiencia de capital y la
evaluació n de la conveniencia de establecer está ndares en otras á reas de
importancia.
El Comité no tiene autoridad para imponer recomendaciones, si bien la mayor
parte de los países, así como algunos otros que no forman parte del mismo
tienden a implementar las políticas del Comité. Esto significa que las
recomendaciones son aplicadas a través de leyes y regulaciones nacionales (o a
nivel comunitario en la UE), antes que como resultado de una recomendació n
internacional del Comité, de modo que es preciso un cierto período de tiempo
desde que se aprueba una recomendació n hasta que esta es aplicable a nivel
nacional.
Los está ndares y las recomendaciones sobre buenas prá cticas emitidos por el
Comité no poseen fuerza legal; sin embargo, motivan a las diferentes
autoridades supervisoras para que los adecuen a sus propios sistemas internos
y logren una convergencia hacia enfoques y está ndares comunes. 
  ¿Qué es Basilea I? 
Con el nombre de Basilea I se conoce al acuerdo publicado en 1988, en Basilea,
Suiza, por el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores de los bancos
centrales de Alemania , Bélgica , Canadá , Españ a, EE.UU. , Francia , Italia
, Japó n , Luxemburgo, Holanda, el Reino Unido, Suecia y Suiza. Se trataba de un
conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía
tener una entidad bancaria en funció n de los riesgos que afrontaba.
El acuerdo establecía una definició n de “capital regulatorio” compuesto por
elementos que se agrupan en 2 categorías si cumplen ciertos requisitos de
permanencia, de capacidad de absorció n de pérdidas y de protecció n ante
quiebra. Este capital debe ser suficiente para hacer frente a los riesgos de
crédito, mercado y tipo de cambio
Con el propó sito de fortalecer la estabilidad del sistema bancario internacional
y para eliminar la desigualdad competitiva, consecuencia de las diferencias en
las exigencias de capitales nacionales, el Comité de Basilea de Supervisió n
Bancaria, en 1988, logró un consenso sobre un enfoque de la medició n del
riesgo, al aprobar un sistema de medició n de capital, que incluía la
implementació n de un marco de trabajo y un requerimiento de capital está ndar
mínimo del 8% sobre los activos ponderados de acuerdo a su riesgo. Dicho
sistema se conoce con el nombre de Acuerdo de Capital de Basilea o Basilea I. 
En 1996 el Comité, como parte de la determinació n de nuevos riesgos,
incorporó a dicho consenso requerimientos de capital por riesgos de mercado,
consecuencia de posiciones abiertas de los bancos en el mercado de moneda
extranjera, valores de deuda negociables, acciones, mercancías y opciones. Su
finalidad era que la banca internacional operara con un capital adecuado a los
riesgos asumidos, asegurando un mínimo nivel de solvencia, y la aplicació n de
una normativa similar a entidades de distintos países que operaban en los
mismos mercados.
El éxito del Acuerdo se debió a la simplicidad de su aplicació n y a la
uniformidad de criterios. Sin embargo, dicha simplicidad constituye su mayor
debilidad, ya que no favorece la medició n del riesgo por métodos avanzados ni
la identificació n de riesgos adicionales (pese a que en la década de 1990 se
produjeron avances notables en la gestió n y medició n de riesgos). Como
consecuencia de ello, ocurrió un desfase entre el capital regulatorio y los
negocios bancarios sobre los cuales se debería requerir capital.
El acuerdo establecía que el capital mínimo de la entidad bancaria debía ser el
8% del total de los activos de riesgo (crédito, mercado y tipo de cambio
sumados).
Este acuerdo era una recomendació n: cada uno de los países signatarios, así
como cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento
regulatorio con las modificaciones que considerase oportunas.
El primer acuerdo de capital de Basilea ha jugado un papel muy importante en
el fortalecimiento de los sistemas bancarios. La repercusió n de ese acuerdo, en
cuanto al grado de homogeneizació n alcanzado en la regulació n de los
requerimientos de solvencia ha sido extraordinaria. Entró en vigor en má s de
130 países.
  ¿Qué es Basilea II?
Es el segundo de los Acuerdos de Basilea. Dichos acuerdos consisten en
recomendaciones sobre la legislació n y regulació n bancaria y son emitidos por
el Comité de supervisió n bancaria de Basilea. El propó sito de Basilea II,
publicado inicialmente en junio de 2004, es la creació n de un está ndar
internacional que sirva de referencia a los reguladores bancarios, con objeto de
establecer los requerimientos de capital necesarios para asegurar la protecció n
de las entidades frente a los riesgos financieros y operativos
La principal limitació n del acuerdo de Basilea I es que es insensible a las
variaciones de riesgo y que ignora una dimensió n esencial: la de la calidad
crediticia y, por lo tanto, la diversa probabilidad de incumplimiento de los
distintos prestatarios. Es decir, consideraba que los créditos tenían la misma
probabilidad de incumplir.
En respuesta a los avances tecnoló gicos, la diversificació n de los mercados
financieros, la complejidad de los instrumentos o productos financieros, los
modelos de gestió n y las tendencias internacionales en materia de riesgos y
gobierno corporativo, surgió la necesidad de revisar el Acuerdo de Capital de
1988, razó n de ello en los añ os 1999, 2001 y 2003, el Comité de Basilea circuló
los documentos consultivos de un nuevo marco conceptual o nuevo acuerdo de
capital, el cual fue aprobado en mayo de 2004 y publicado en junio de dicho
añ o, bajo el nombre de “Convergencia Internacional de Medició n de Capital y
Está ndares de Capital, un Marco Revisado” o Basilea II.
 Basilea II tiene como objetivos fundamentales: fortalecer la solidez y
estabilidad del sistema financiero internacional y promover la adopció n de
prá cticas de administració n de riesgos má s fuertes en las entidades bancarias.
Asimismo, busca perfeccionar el acuerdo anterior; fomentar la competencia en
igualdad de condiciones; determinar el capital mínimo regulatorio en base a
criterios má s sensibles al riesgo que permitan alinear éste con el capital
econó mico; mejorar la eficiencia y el rendimiento de los procesos bancarios; y,
mejorar la supervisió n bancaria y la transparencia de la informació n.
 Para lograr los objetivos mencionados, Basilea II se basa en tres “pilares”: 
 Pilar I: Requerimientos mínimos de capital 
Persigue una adecuada gestió n de riesgos por parte de las entidades bancarias,
fomentando la utilizació n de modelos de medició n de riesgos. Mantiene el
coeficiente del 8% del acuerdo anterior y no presenta modificaciones en cuanto
a requerimientos de capital para riesgo de mercado, entendiendo que está
adecuadamente cubierto con la enmienda de 1996.     
Presenta importantes modificaciones para el riesgo de crédito, proponiendo
tres métodos para su implementació n, de diferente nivel de complejidad y
requisitos. É stos van desde el método está ndar (ME), hasta métodos basados
en sistemas de calificació n interna (IRB).
El ME con respecto al Acuerdo de 1988 es muy similar en su cá lculo, en él se
introducen má s categorías de riesgo y se establece la posibilidad de que los
bancos utilicen calificaciones efectuadas por instituciones externas de
evaluació n de crédito (ECA – ECAI), estas ú ltimas previamente admitidas por el
supervisor, estableciéndose ponderaciones fijas a aplicar a las exposiciones
segú n las categorías establecidas en Basilea II.
Los métodos IRB constituyen una nueva metodología que introduce Basilea II
para requerimientos de capital por riesgo de crédito. Los bancos que la deseen
aplicar deben, previamente, contar con la aprobació n del supervisor,
sujetá ndose a los requisitos mínimos y obligaciones de divulgació n que
requiere el Nuevo Acuerdo.
La mecá nica de los IRB  tiene su fundamento econó mico, en la definició n misma
del riesgo de crédito, así como, en la aplicació n de un modelo de calificació n
que permita distribuir las pérdidas esperadas (EL) y las pérdidas inesperadas
(UL); de tal manera que en las estimaciones internas para requerimiento de
capital se incluyen componentes de riesgo que llevan consigo el cá lculo de: la
probabilidad de incumplimiento (PD), pérdida en caso de incumplimiento
(LGD), exposició n al riesgo de crédito (EAD) y vencimiento efectivo (M).
Los bancos pueden utilizar una de las dos alternativas de IRB, el bá sico o el
avanzado. Con respecto al IRB bá sico, los bancos proporcionan sus propias
estimaciones de PD y utilizan estimaciones del supervisor para los demá s
componentes de riesgo (los otros indicadores y ecuaciones son provistos por el
Comité de Basilea). En relació n con el IRB avanzado, los bancos avanzan en la
provisió n de sus propias estimaciones sobre PD, LGD, y EAD, y de su propio
cá lculo de M, sujeto a la observancia de ciertos criterios mínimos.
Tanto en el método bá sico como en el avanzado, los bancos deberá n utilizar
siempre las funciones de ponderació n del riesgo recogidas en Basilea II con el
objeto de determinar los requerimientos de capital.
Para los distintos métodos indicados, el acuerdo considera un amplio menú de
mitigadores de riesgo, incluyendo garantías y colaterales financieros.
 
Basilea II conserva algunos elementos claves del Acuerdo de 1988, tal como: el
coeficiente de capital del 8%; la definició n del capital regulador admisible; y, la
enmienda de 1996 respecto al tratamiento y requerimientos de capital por
riesgo de mercado (tasa de interés, posició n en acciones, divisas y productos
bá sicos).
Se introduce el requerimiento de capital por riesgo operacional, en el cual se
proponen tres métodos de cá lculo en orden creciente de sofisticació n y
sensibilidad al riesgo. El método de indicador bá sico (BIA), que consiste en la
aplicació n de un coeficiente fijo de 15% sobre los ingresos brutos de la entidad
bancaria. El método está ndar (SA), que fija coeficientes a aplicar a los ingresos
brutos de cada línea de negocio. Y, el método de medició n avanzada (AMA),
basado en la utilizació n de modelos internos de medició n sofisticados.
Pilar II: Proceso de examen supervisor
Busca el doble objetivo de mejorar la supervisió n y fortalecer la gestió n
bancaria. Mediante cuatro principios se requiere a los bancos contar con un
proceso permanente que permita evaluar la suficiencia de su capital
consistente con su perfil de riesgo y se busca que los supervisores cuenten con
las facultades necesarias para tomar medidas oportunas para evitar que el
capital descienda por debajo de los niveles mínimos requeridos.
Adicionalmente, persigue que se establezcan requerimientos de capital para los
riesgos que no hayan sido debidamente cubiertos por el Pilar I.
Pilar III: Disciplina de mercado
Establece la necesidad de contar con una política formal de divulgació n de
informació n que permitirá a los usuarios evaluar aspectos bá sicos de la entidad
bancaria relativos a: á mbito de aplicació n; exposiciones al riesgo;  procesos de
evaluació n del riesgo; relació n entre el perfil de riesgo y el capital; y, suficiencia
de capital.
¿Qué es Basilea III?  
Los Acuerdos de Basilea III (Basilea III) se refieren a un conjunto de propuestas de
reforma de la regulació n bancaria, publicadas a partir del 16 de diciembre de 2010.
 El elemento central de la respuesta del Comité de Basilea a la crisis financiera de
finales de 2007 lo constituye el Marco Regulador Internacional para Bancos o “Basilea
III”.  
 Basilea III es un conjunto integral de reformas elaborado por el Comité de
Supervisió n Bancaria de Basilea en respuesta a la crisis financiera. Su objetivo es
fortalecer la regulació n, supervisió n y gestió n de riesgos del sector bancario. Estas
medidas persiguen:
• Mejorar la capacidad del sector bancario para afrontar perturbaciones ocasionadas
por tensiones financieras o econó micas de cualquier tipo.
• Mejorar la gestió n de riesgos y el buen gobierno en los bancos.
• Reforzar la transparencia y la divulgació n de informació n de los bancos.
 Las reformas está n dirigidas a:
 • La regulació n de los bancos a título individual (dimensió n microprudencial), para
aumentar la capacidad de reacció n de cada institució n en periodos de tensió n.
• Los riesgos sistémicos (dimensió n macroprudencial) que puedan acumularse en el
sector bancario en su conjunto, así como la amplificació n procíclica de dichos riesgos a
lo largo del tiempo.
Estas dos dimensiones son complementarias, ya que aumentando la resistencia de
cada banco se reduce el riesgo de alteraciones en el conjunto del sistema.
El Grupo de Gobernadores de Bancos Centrales y Jefes de Supervisió n (GHOS), que es
el ó rgano de vigilancia del Comité de Basilea, estableció el marco general para Basilea
III en septiembre de 2009 y el Comité presentó propuestas concretas en diciembre de
2009. Estos documentos de consulta sirvieron de base para la respuesta del Comité a
la crisis financiera y se insertan dentro de las iniciativas internacionales para reforzar
el sistema regulador financiero refrendadas por los Líderes del G-20. En su reunió n de
julio de 2010, el GHOS acordó los principales elementos del paquete de reformas y en
septiembre de 2010 presentó el calibrado y calendario de transició n para la
implementació n de las medidas.
Basilea III no sustituye los marcos anteriores (Basilea I y Basilea II), sino los
complementa con un conjunto integral de medidas, algunas de las cuales
corresponden a nuevos conceptos y herramientas. Tampoco es un replanteamiento o
reconstrucció n de Basilea II. Basilea III simplifica y fortalece el numerador del ratio de
capital e introduce algunos componentes macroprudenciales. 
El acuerdo de Basilea III debería obligar a los bancos a aumentar sus reservas de
capital para protegerse de posibles caídas. Por orden de este acuerdo, los bancos
tendrían que triplicar en un 7% del total de sus reservas para protegerse de una
eventual crisis en el futuro.
El Comité no tiene autoridad para imponer recomendaciones, si bien la mayor parte
de los países así como algunos otros que no forman parte del mismo tienden a
implementar las políticas del Comité. Esto significa que las recomendaciones son
aplicadas a través de leyes y regulaciones nacionales (o a nivel comunitario en la UE),
antes que como resultado de una recomendació n internacional del Comité, de modo
que es preciso un cierto período de tiempo desde que se aprueba una recomendació n
hasta que esta es aplicable a nivel nacional.
Por otra parte, los bancos tendrá n que construir gradualmente entre 2016 y 2019, dos
"colchones de capital" con el fin de que estos pudieran ser utilizados en futuros
tiempos de crisis:
- Colchó n de conservació n de capital: será equivalente al 2,5% de los activos
ponderados por riesgo. Junto a esto, se deberá añ adir al colchó n para final de
2019 un capital de alta calidad que ascienda al 7%. Se mantiene el requisito
mínimo de capital Tier I [mide los fondos propios de un banco (capital má s los
beneficios retenidos) con los activos (créditos), ajustados por su grado de
riesgo] del 8%, aunque teniendo en cuenta la creació n del colchó n, este pasa al
10,5%. Los bancos podrá n utilizar, en determinadas circunstancias, el capital
de este colchó n pero, si el banco está cerca del porcentaje mínimo requerido,
deberá reducir su margen de beneficios y dividendos. En definitiva, el objetivo
es evitar que las instituciones sigan pagando altos dividendos y bonos incluso
cuando sufren un deterioro del capital.
- Colchó n de capital anticíclico de alta calidad: Será entre el 0% y el 2,5% y
puede ser requerido de acuerdo a las necesidades de cada país signatario del
acuerdo. Este segundo colchó n dependerá del nivel de capitalizació n de
mercado y tiene por objeto proteger el sistema bancario en los períodos de
expansió n del crédito - cuando los bancos tendrá n que guardar una parte de su
capital a la formació n de sus colchones.

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