Teorias
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Super (1953) afirma que para poder ayudar a una persona en el momento de su elección vocacional,
es necesario conocer su ciclo vital. Desde su infancia cada sujeto comienza un período de auto
diferenciación progresiva, de lo cual se originará la formulación de su propio autoconcepto. En la
adolescencia el autoconcepto se va concretando, por eso el joven se va inclinando más hacia unas
actividades que a otras; cuando llega el momento de la elección, el joven escogerá aquella carrera
u ocupación que le permita explotar sus potencialidades y hacer realidad lo que piensa de sí mismo.
A todo este proceso, Súper lo llama Proceso del Desarrollo Vocacional o Desarrollo del Concepto de
sí mismo.
La primera etapa:
Etapa de crecimiento (desde el nacimiento a los 14 años) . En términos generales entre las tareas
de esta etapa están que la persona:
a) logre un autoconcepto
c) discierna el significado o noción del trabajo (Pereira, 2015), las cuales dan fundamento a las
siguientes subetapas denominadas: fantasía, intereses y capacidad, las cuales se exponen a
continuación.
En esta etapa el niño crece en los ambientes: escuela, hogar, vecinos y adquiere, a lo largo de ella,
ciertas habilidades, intereses y valores que lo van configurando, y básicamente lo aprende por los
procesos de modelado e identificación.
Fantasía (4-10 años). Entre los aspectos de mayor relevancia en esta etapa se encuentran la
profesión de figuras significativas, información de áreas ocupacionales señaladas en los medios de
comunicación social, experiencias educativas, etc. (Diez-Martínez y Ochoa, 2013). Super et al. (1963)
señalan que la persona desarrolla el concepto de sí misma tomando como punto básico lo que
observa y la identificación que tiene como persona adulta en el trabajo.
Intereses (11-12). Los intereses son promotores motivacionales para tomar decisiones en este
campo vocacional. Estos son gestados por la amalgama de experiencias, gustos, identificaciones y
habilidades de las personas desde la niñez. De acuerdo con esta línea, Rosado (2012) asegura que
los intereses se ven influenciados por el género, los estímulos del ambiente y la representación de
ocupaciones fantasiosas; pero difieren de las de infancia temprana, porque al crecer agregan un
grado de realismo distinto y, advierte que los sujetos menores aprenden más del mundo del trabajo
de lo que se asume en estas edades; por lo cual en esta subetapa el punto crítico son los gustos
(Osipow, 1986), ya que estos son el principal determinante de la aspiración de las actividades.
Capacidad (13-14). Esta subetapa se enmarca en el proceso evolutivo del inicio de la adolescencia.
Entre los aspectos más distintivos se encuentra la independencia o emancipación del grupo familiar
para formar vínculos con grupos de pares y nuevos retos y expectativas, lo cual origina la necesidad
de desarrollar la autonomía mediante la evolución de la identidad. Todos los elementos anteriores,
en la dimensión vocacional, desencadenan en un proceso en el que se le da más importancia a las
habilidades y a los requisitos para el trabajo. La exploración de competencias puede conducir a
descubrir talentos en áreas diferentes que no se habían tomado en consideración (Osipow, 1986);
por lo que el enfrentamiento de esta tarea es sumamente relevante en una posterior elección de
carrera y del campo ocupacional-profesional.
La segunda etapa:
La segunda etapa planteada por Super (1953) es la de Etapa de exploración (15-24 años). Las
principales tareas en esta etapa son:
Tentativa (15-17). La persona toma en consideración todas las necesidades, los intereses (Montero,
2005), las aptitudes (Rivas, 2003a), los valores y las oportunidades de profesionalización de manera
más consciente, en función de efectuar selecciones tentativas y ensayarlas en la fantasía (Nava,
2000), procesos que generan niveles de aprendizaje dentro del campo laboral, y que inciden en la
satisfacción, autorrealización y, por ende, en la calidad de vida (Montero, 2005). En resumen, esta
subetapa encierra la elección de la preferencia vocacional mediante la consideración de factores y
de opciones de profesionalización.
Ensayo (22-24). Las actividades de esta etapa se centran en encontrar y ensayar un trabajo como
modo de vida. El principal cambio de esta subetapa, en comparación con la anterior, es la puesta en
práctica de las evaluaciones, resultados académicos y personales del aprendizaje obtenido en la
universidad, con el objetivo de la estabilidad y congruencia en cuanto a la aceptación dentro del
sistema u organización, así como con el área de trabajo o campo de especialización (Villa, 2010). Ello
implica un desafío para la población universitaria, tanto en condición de logro académico (nueva
decisión vocacional), como aquella en condición de rezago académico, al tener que afrontar el
hecho de que, a pesar de haber llegado a la edad normativa para buscar opciones de postgrado o
ingresar formalmente al mundo laboral, su realidad académica limita sus proyecciones vocacionales
por no culminar aún sus estudios universitarios.
Por otro lado, dentro del proceso evolutivo del desarrollo vocacional de las personas existe una serie
de factores que influyen en la forma como se configura su desarrollo vocacional, lo que se expone
a continuación.
Factores del desarrollo vocacional. Al ser el desarrollo vocacional un proceso dinámico, existen una
serie de elementos que ayudan al colectivo de profesionales en orientación a entender el proceso
individual del estudiantado universitario en esta dimensión del círculo de bienestar (el círculo de
bienestar es un modelo de prevención que estudia al ser humano de forma integral, el cual se
compone de seis áreas: personal, social, educativa, familiar, vocacional, física y espiritual). (Pereira,
2015).
El proceso de desarrollo vocacional de un individuo debe ser visualizado desde tres grandes
procesos: el autoconocimiento, el conocimiento del medio y la toma de decisiones; pero no puede
ser analizado sin los factores que permean el proceso vocacional de la persona porque, según Super
(1990), la elección de carrera es la implementación del autoconcepto y no se puede llegar a él sin el
conocimiento de factores intrínsecos y extrínsecos; de los cuales los principales son:
Factor intereses. En general, los intereses son un elemento medular de la orientación vocacional
(Trotter, 1999), e inicia, según las etapas de Super, desde los once años de edad, siendo así el gestor
de otros factores como aptitudes, una variante de valores ocupacionales y una expresión misma de
la personalidad. El interés, generalmente, presume el gusto y la propensión por una actividad que
la persona valora y que le proporciona satisfacción (Cordero, Gamboa y Palma, 2001), además, viene
a determinar otra serie de factores relevantes en la construcción de un proyecto de vida profesional
Rivas (2003a). El interés se origina por un sentido de competencia y perspectivas de los resultados
ante una ocupación, que se refuerzan con la concepción de sí mismo o misma en relación con el
nivel de autoeficacia. Al respecto son varias las investigaciones (Rivas, 2003b) que señalan que los
intereses no son predictores exclusivos del logro académico o profesional, pero la perspectiva de
logro de una persona cuando se compromete a un interés se constituye en un factor que da norte
a la orientación vocacional.
Factor personalidad. Por personalidad puede entenderse (Castillo, Reséndiz y Romero, 2006), la
totalidad de hábitos, intereses, aptitudes e ideales que una determinada persona posee,
condicionadas por su historia de vida. Este factor ha sido considerado por los diversos enfoques y
modelos del desarrollo vocacional, al ser un elemento intrínseco que determina la conducta humana
por medio de la toma de decisiones del individuo, ya que permea la realidad en forma de simbiosis
entre el Yo y el ambiente. Al respecto Osipow (1986), citando a Holland, señala la elección vocacional
como una proyección de la personalidad, la cual se fracciona en una serie de personalidades que
pueden verse enlazadas con las diferentes ocupaciones, donde la congruencia cumple un factor
clave entre la persona y la elección vocacional.
Factor socioeconómico. Este factor, para González (2009), se refiere a que la persona elije
libremente una profesión que considere le brinda mayores beneficios económicos para posicionarse
mejor ante las demandas sociales. Por otro lado, Gavilán, Lisset, Castaño, y Crites, citados por
González (2003), hacen referencia a una sucesión de elementos o niveles sociales unidos a la
elección vocacional, entre ellos ciertos condicionamientos sociales que inciden en las elecciones
profesionales o vocacionales: la clase social influye (limita) los anhelos de la persona y en la
posibilidad de efectuar elecciones apropiadas, la comunidad, la familia, la escuela, los papeles
profesionales, las demandas culturales y los medios masivos de comunicación (variable de presión),
y el contexto económico como un facilitador o no de dicho proceso.
Factor aptitudes. La aptitud "es una inclinación natural hacia un tipo de trabajo en particular... una
habilidad para dominar rápidamente una técnica" (Chapman, 1991, p. 31). En otras palabras, las
aptitudes involucran la capacidad intelectual (general y específica), procesos cognitivos, destrezas,
capacidades, habilidades y talento. La inteligencia se visualiza como la capacidad para resolver
problemas y crear soluciones; hecho que permite hablar de tipos de inteligencia (Gardner, citado
por Pereira, 2015). Unido a lo anterior, se comparte con Rivas (1998) que la persona posee la
característica de tener multipotencialidades en cuanto a que puede tener diversas aptitudes.
Por su parte, Rivas (2003a) señala que las aptitudes son un factor a considerar en las diferentes
elecciones de carrera (entendiendo carrera como la secuencia de ocupaciones, roles y estudiados
que realiza una persona durante su vida preprofesional, profesional y posocupacional), como un
hecho que debe evaluarse de acuerdo con la realidad y que inicia a manifestarse desde los 13 años
(etapa de crecimiento). De manera que el factor aptitud es uno de los elementos claves en la
formulación del proyecto de vida de la persona, ya que el desarrollo y la conciencia de habilidades
y la sensación de autoeficacia constituye un elemento protector en el establecimiento de decisiones
vocacionales; en el caso del colectivo estudiantil universitario, la coherencia entre sus aptitudes y
las exigencias de la carrera elegida, según las diferentes investigaciones, es uno de los mayores
predictores de rendimiento académico.
Factor familia. Hayes y Hopson (1982) denominan a la familia como una unidad social, donde las
personas que la integran comparten su coexistencia, vivenciando entre sí vínculos firmes y donde
se da un aprendizaje del pensar sentir y actuar ante una sociedad cambiante, y el fin es el bienestar
integral. En relación con lo anterior, Rivas (1998) señala que las identificaciones de la persona con
sus progenitores podrían impactar directamente en la elección vocacional. Super (citado por Auster
y Auster, 1981) considera que el grupo familiar actúa como facilitador del desarrollo vocacional. De
manera que la influencia familiar es el resultado de un juego complejo entre factores activos y
pasivos; formales e informales; sociológicos, psicológicos y económicos; es decir, la familia podría
impactar en el desarrollo de la identidad por ser mediadora entre el individuo y la construcción de
su autoconcepto, lo que influye en su conducta vocacional y genera el descubrimiento de
habilidades, intereses, aptitudes y su conocimiento acerca del mundo laboral y exigencias sociales
(Friedman, citado por Pereira, 2015).
Factor valores ocupacionales. Los valores permiten comprender la conducta humana, ya que son un
indicador de esta. Igualmente tienen un papel importante como componentes motivacionales
(Bortone, 2009). De manera que los valores, al ser guía de vida, ayudan a determinar las acciones
que debe seguir una persona para alcanzar sus metas vocacionales; estos actúan de forma
consciente o inconsciente en la persona, y cuando existe una inconsistencia o no correspondencia
en el valor y la acción el actuación podría verse afectada (Araújo y Folha, 2010).
Factor diversidad. La diversidad puede entenderse, según Belmonte (1998, p. 40), como todas
aquellas características "...que hacen a las personas y a los colectivos diferentes, se trata de
personas diferentes en cuanto a: capacidades, estilos, ritmos, motivaciones y valores culturales".
Estas pluralidades sociales son las que nutren a este factor, satisfaciendo la necesidad del mercado
laboral de tener variedad de personas capacitadas, sean profesionales o no, para la diversidad de
puestos de trabajo y, en segunda instancia, determina, de forma consciente o inconsciente, las
posibilidades, las decisiones y la conducta vocacional; condiciones que pueden afectar el proceso
vocacional, ya que "en la configuración de estas diferencias o 'diversidades' han mediado factores
genéticos y evolutivos internos pero también, y quizá sobre todo, personas, grupos y ambientes
concretos" (Bayot, Del Rincón y Hernández, 2002, p. 71).
En relación con lo anterior, uno de los supuestos que nutre la teoría de Super se basa en que la
elección vocacional involucra una transacción entre aspectos dentro del orden social y personal, el
concepto de sí misma de la persona y conocimiento de la realidad del medio, aprendizajes recientes
y patrones de conducta, y el producto de la confluencia de todo lo anterior (Rivas, 1998). Es decir,
las condiciones personales que se ostentan y las influencias sociales que se ejerzan sobre esta, de
acuerdo con sus diferencias existentes en comparación con el contexto inmediato en donde viva, es
un factor que determina la elección vocacional, ya que esta interacción dialéctica entre lo personal
y lo social es la base del concepto de sí mismo o misma y, en consecuencia, de las aspiraciones
vocacionales de la persona.
El desarrollo vocacional, visto desde Super, es una manifestación de todo el desarrollo personal,
como proceso de maduración durante su ciclo vital, por tanto, el comportamiento vocacional
maduro depende de la etapa evolutiva en la que se encuentre (Pereira, 2015). Ahora bien, cabe
cuestionarse cómo evaluar si una persona (para efectos de este documento universitario) presenta
un grado aceptable en su madurez vocacional; al respecto, Castellano (2007) afirma que una
persona es vocacionalmente madura cuando hay coherencia entre su actuar vocacional con lo que
socialmente se espera según su edad cronológica.
Por otra parte, de acuerdo con Castellano (2007), quien toma como referente a Super, existen cinco
dimensiones de la madurez vocacional, las cuales han sido validadas en contextos actuales y
latinoamericanos, a saber:
Por otra parte, la toma de decisiones, reconocida como "la capacidad que tiene el individuo para
integrar en su interior toda la información tanto personal como ocupacional o de las carreras,
evaluarlas y compararlas con el fin de seleccionar aquella que le ofrezca logro" (Castellano, 2007, p.
694) es un aspecto requiere un alto conocimiento de sí y del medio, es un proceso que se aprende
y ayuda al individuo que lo aplica a cabalidad a alcanzar sus metas, en todas las áreas de su vida, de
la forma más adecuada; ya que en esta dimensión se contempla, también, la capacidad de la persona
para prever posibles consecuencias de su decisión y tener una respuesta ante las diferentes
situaciones que puedan aparecer. Al respecto, Rivas (2003b) señala que este es procesual; que va
desde la toma decisiones dentro de un espectro amplio y general, a la búsqueda de especifica de
una opción profesional.
Realismo. Esta dimensión integra todas las dimensiones anteriores y agrega el grado la factibilidad
de los objetivos, metas proyectos y planes, por ende, implica la aspiración y estructuración de metas
vocacionales (Castellano, 2007). Para Pinzón (2005), esta dimensión es una composición diversa de
elementos vocacionales tales como "...el conocimiento de sí mismo, las percepciones personales y
situacionales, la consistencia de las preferencias vocacionales, la cristalización del autoconcepto, las
metas y la estabilización de los roles de vida" (pp. 46-47). Lo anterior puede percibirse como un
proceso complicado para el estudiantado universitario en la subetapa de ensayo, si no ha cumplido
a cabalidad las etapas posteriores, ya que implica tomar decisiones de su futuro vocacional con la
seguridad de poseer la información necesaria, luego de la exploración del medio, planificar las fases
para conseguir las metas y tomar las decisiones necesarias para lograrlo; por tanto, la comprensión
del realismo del estudiantado con respecto a una tarea vocacional está relacionada con los recursos
que posea para realizar un análisis de sus opciones vocacionales (postgrados, ámbitos laborales,
etc.).
La tercera etapa:
Establecimiento comprende desde los 25 a los 44 años, aquí la persona busca estabilizarse,
mantiene su empleo y requiere realizarse en varios aspectos de su vida a la vez. Super (1953) plantea
que algunas personas no logran estabilizarse y prosiguen su vida en exploración.
La cuarta etapa:
Declinación que comienza a partir de los 65 años, aquí las condiciones físicas e intelectuales
empiezan a decaer en la persona. Surgen nuevos roles, muchos se jubilan y se dedican a otras cosas
y hay una vuelta a la familia y al hogar. Para muchos esta etapa suele ser dura porque no aceptan el
desarrollo natural de su existencia.
Referencias bibliográficas
Rivas, F. (1998)Psicología vocacional: Enfoques del asesoramiento (3ª ed.). Madrid: Morata.
Pereira, M. T. (2015). Mediación docente de la orientación educativa y vocacional. San José, Costa
Rica: Euned.
Nava, G. (2000). El imaginario en torno a la elección de carrera. Una estrategia de intervención desde
la perspectiva del psicoanálisis México: Universidad Pedagógica Nacional.
Super, D. E. (1990). A life-span, life space approach to career development. En D. Brown, L. Brooks,
and Associates (Eds.), Career choice and development (2 ed., pp. 197-261). San Francisco: Jossey-
Bass.
Trotter, M. (1999). Cómo ayudar a sus hijos en la elección de carrera: Guía para padres y maestros
México: Trillas .
Cordero, M., Gamboa., I y Palma, H. (2001). La oferta académica y los intereses vocacionales de los
alumnos de estudios generales de la Universidad Nacional en el año 2000 (Tesis de licenciatura).
Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica.
Auster, C., y Auster, D. (1981). Factores influyentes en la decisión femenina de las carreras no
tradicionales: El rol de la familia y los orientadores. La guía vocacional 29, 253-263.
Castellano, M. E. (2007). Efectos de talleres de madurez vocacional para estudiantes del primer año
del ciclo diversificado. Educere 11(39), 691-698. http://www.redalyc.org/pdf/356/35603914.pdf
Super, D. E. (1953). A theory of vocational development. American Psychologist 8(5), 185-190. doi:
10.1037/h0056046
La toma de decisiones simplemente es el acto de elegir entre alternativas posibles sobre las cuales
existe incertidumbre. “Son los procesos cognitivos que se desarrollan en la mente del individuo y
que tienen como meta primaria la elección de un curso de acción que ayude a resolver algún
problema.” (Simón H., 1997).
La organización esta compuesta de decisiones y acciones. La Teoría de las decisiones nació con
Herbert Simón, que la utilizó como base para explicar la conducta humana en las organizaciones. La
organización como un sistema de decisiones
El comportamiento humano en las organizaciones se visualiza de forma diferente por las varias
teorías de administración:
cuya productividad varía y puede ser elevada mediante incentivos financieros (remuneración de
acuerdo con la producción) y
• Teoría de las relaciones humanas. Considera a los individuos participantes de la organización como
poseedores de
necesidades, actitudes, valores y objetivos personales que necesitan ser identificados, estimulados
y comprendidos para obtener
c) de alternativas posibles
Para March y Simón, la previsión del comportamiento del agente deberá hacerse con esos cuatro
conjuntos de datos y no sólo con la especificación de la situación tal como ella es realmente.
Es así como la organización tiene por objetivo solucionar problemas y se hace necesario el estudio
de los procesos organizaciones relacionados con la elección de alternativas de acciones.
Teoría de la decisión
El proceso decisorio comienza con el individuo. El proceso de decisión es complejo y depende de las
características personales del tomador de decisiones, de la situación en que está involucrado y de
la forma en como percibe la situación.
• El contexto organizacional
Para seguir el curso de acción el individuo debe abandonar otros que se le presenten como
alternativas. Hay siempre un proceso de selección, o sea, de elección de alternativas. Todo curso de
acción es orientado en el sentido de un objetivo, de una finalidad, de un propósito que debe ser
alcanzado.
Simon propone el estudio psicológico de las decisiones para analizar la anatomía de la decisión,
atenderla y poder dirigirla a los objetivos de la organización. Así:
elevada racionalidad objetiva, porque, al decidir, el número de alternativas y las informaciones son
muy grandes. La decisión ocurre a través de presupuestos, los cuales son premisas asumidas por el
individuo para basar su elección. La función de la organización, en este aspecto, es facilitar a las
personas que deciden, la información necesaria.
Para Simon, existe una racionalidad en el comportamiento administrativo, ya que este es planeado,
orientado a los objetivos.
- La imperfección de las decisiones. No existen decisiones perfectas: únicamente unas son mejores
que otras. El administrador escoge entre diferentes alternativas, que se diferencian entre si por sus
consecuencias. Están unidas a los
fines que la organización pretende alcanzar y a los objetivos específicos. Para él, el proceso decisorio
racional implica comparar caminos distintos. El criterio orientador empleado en la decisión es la
eficiencia, entendida como “la obtención
- La jerarquía de as decisiones. Existe una jerarquía para distinguir qué es un medio y qué es un fin.
Los objetivos a los cuales las personas se enfocan obedecen a una jerarquía, en la cual un nivel
cualquiera es fin en relación con el nivel más bajo y se considera medio en relación con el de orden
mayor. El problema, para Simon, es que nunca los individuos tienen, de manera consciente, una
idea completa de esta jerarquía de objetivos de la organización.
- La relatividad de las decisiones. Toda decisión es, hasta cierto punto, una acomodación, pues la
alternativa seleccionada jamás permite la realización completa o perfecta de los objetivos
pretendidos, representando únicamente la mejor solución encontrada en aquellas circunstancias.
La situación del medio ambienten inevitablemente limita las alternativas disponibles.
- La actividad administrativa es actividad de grupo. Las situaciones simples, en las cuales un hombre
planea y ejecuta su propio trabajo, le son familiares, pero a medida que esa tarea se amplía hasta el
punto de hacer necesario el esfuerzo de numerosas personas para llevarla a cabo, la simplicidad
desaparece, haciendo necesario desarrollar procesos especiales de esfuerzo organizado en
provecho de la tarea de grupo.
2. distribución de la autoridad;
3. establecimiento de tantos limites a su facultad de actuar como sean necesarios para coordinar
las actividades
- La influencia organizacional sobre las decisiones individuales. Simon analiza de qué manera la
organización puede influir en sus elementos. Los caminos son:
• División de tareas. La organización limita el trabajo de cada persona para ciertas actividades y
funciones específicas.
• Estándares de desempeño. Sirven de guía para la conducta racional de las personas y para
actividad de control por la
organización.
• Sistemas de autoridad. Condiciona la conducta de las personas por medio de la jerarquía formal y
del sistema informal de
Por otro lado tenemos que, Administrative Behavior, publicado por primera vez en 1947 y
actualizado a lo largo de los años se basó en la disertación doctoral de Simon. Sirvió como la base
para el trabajo de su vida. La pieza central de este libro son los procesos conductuales y cognitivos
de los seres humanos que toman decisiones racionales. Según su definición, una decisión operativa
debe ser correcta y eficiente, y debe ser práctica para implementar con un conjunto de medios
coordinados.1
Simon reconoció que una Teoría de la administración es en gran parte una teoría de la toma de
decisiones humanas, y como tal debe basarse tanto en la economía como en la psicología. El afirma
al respecto:
"[Si] no hubiera límites para la racionalidad humana, la teoría administrativa sería estéril.
Consistiría en un precepto único: siempre seleccione esa alternativa, entre las disponibles, lo que
conducirá al logro más completo de sus objetivos."
Contrariamente al estereotipo de "homo economicus", Simon argumentó que las alternativas y las
consecuencias pueden ser parcialmente conocidas, y los medios y fines son imperfectamente
diferenciados, están incompletamente relacionados o son poco detallados.
Simons definió que la tarea de la toma racional de decisiones consiste en seleccionar la alternativa
que da como resultado el conjunto más preferido de todas las posibles consecuencias. La corrección
de las decisiones administrativas se midió así:
Cualquier persona u organización que intente implementar este modelo en una situación real no
podrá cumplir con los tres requisitos. Simon argumentó que el conocimiento de todas las
alternativas, o todas las consecuencias que siguen de cada alternativa es imposible en muchos casos
reales.3
Simon intentó determinar las técnicas y / o los procesos de comportamiento que una persona u
organización podría aplicar para lograr aproximadamente el mejor resultado dados los límites en la
toma racional de decisiones. Simon escribe al respecto:
"El ser humano que lucha por la racionalidad y se restringe dentro de los límites de su
conocimiento ha desarrollado algunos procedimientos de trabajo que superan parcialmente estas
dificultades. Estos procedimientos consisten en suponer que puede aislar del resto del mundo un
sistema cerrado que contiene un número limitado de variables y un rango limitado de
consecuencias."4
Por lo tanto, Simon describe el trabajo en términos de un marco económico, condicionado a las
limitaciones cognitivas humanas: hombre económico y hombre administrativo.
Simon siguió a Chester Barnard, quien señaló que "las decisiones que toma una persona como
miembro de una organización son bastante distintas de sus decisiones personales".5 Las elecciones
personales pueden determinarse ya sea que un individuo se una a una organización en particular y
continúe haciéndolo en su vida privada extra-organizacional. Sin embargo, como miembro de una
organización, ese individuo toma decisiones que no están relacionadas con las necesidades y
resultados personales, sino en un sentido impersonal como parte de los objetivos, el propósito y el
efecto de la organización. Los incentivos, recompensas y sanciones organizacionales están
diseñados para formar, fortalecer y mantener esta identificación.
Simon vio dos elementos universales del comportamiento social humano como clave para crear la
posibilidad de un comportamiento organizacional en los individuos humanos: Autoridad (abordada
en el Capítulo VII - El Papel de la Autoridad) y Lealtad e Identificación (Abordada en el Capítulo X:
Lealtad, e Identificación Organizacional).
La lealtad fue definida por Simon como el "proceso por el cual el individuo sustituye los objetivos
organizacionales (objetivos de servicio u objetivos de conservación) por sus propios objetivos como
los índices de valor que determinan sus decisiones organizacionales".6 Esto implicó la evaluación de
opciones alternativas en términos de sus consecuencias para el grupo en lugar de solo para uno
mismo o su familia.7
Las decisiones pueden ser mezclas complejas de hechos y valores. La información sobre los hechos,
especialmente los hechos o hechos probados empíricamente derivados de la experiencia
especializada, se transmiten más fácilmente en el ejercicio de la autoridad que las expresiones de
valores. A Simon le interesa principalmente buscar la identificación del empleado individual con los
objetivos y valores de la organización. Siguiendo a Lasswell,8 afirma que "una persona se identifica
con un grupo cuando, al tomar una decisión, evalúa las diversas alternativas de elección en términos
de sus consecuencias para el grupo especificado".9 Una persona puede identificarse con cualquier
número de grupos sociales, geográficos, económicos, raciales, religiosos, familiares, educativos, de
género, políticos y deportivos. De hecho, el número y la variedad son ilimitados. El problema
fundamental para las organizaciones es reconocer que las identificaciones personales y grupales
pueden facilitar u obstaculizar la correcta toma de decisiones de la organización. Una organización
específica tiene que determinar deliberadamente, y especificar con el detalle apropiado y un
lenguaje claro, sus propias metas, objetivos, medios, fines y valores.
Referencias
https://es.slideshare.net/garciara/toma-de-decisiones-herbert-simon-28855493(consultado 17-4-
2019).
file:///C:/Users/Fany/Downloads/149388279-TEORIA-DE-LA-DECISION-DE-HERBERT-SIMON.pdf
Simon, Herbert (1976), Administrative Behavior (3rd ed.), New York: The Free Press.
Los precursores del estudio científico del desarrollo humano fueron biografías de bebés que
registraban su desarrollo temprano de una manera especulativa basándose en la mera observación
de la conducta del niño. El primer trabajo en esta línea fue publicado en 1787 en Alemania por el
filósofo Dietrich Tiedemann y contenía diversas observaciones sobre el comportamiento cognitivo,
sensorial, motor y lingüístico de su hijo, durante sus primeros dos años y medio de vida.
Posteriormente, en 1877, Charles Darwin, creador de la Teoría de Evolución, publicó una síntesis de
sus notas sobre el desarrollo sensorial, cognitivo y emocional de su hijo durante los primeros 12
meses. Darwin fue el primero en hacer énfasis en la naturaleza del desarrollo del comportamiento
del ser humano, con la creencia de que se le podía entender mejor estudiando sus orígenes, tanto
refiriéndose a las especies como a los individuos. Durante las tres siguientes décadas fueron
publicadas casi 30 biografías de bebés más.
Además, durante los siglos XVIII y XIX, varias tendencias importantes estaban preparando el camino
para el estudio científico del desarrollo humano.
Los científicos comenzaron a debatir acerca de la importancia de dos conceptos fundamentales:
“naturaleza y ambiente”. El descubrimiento de los gérmenes y las vacunas permitió proteger a los
niños de muchas enfermedades que amenazaban su supervivencia, prolongando su expectativa de
vida. La abundancia de mano de obra barata, eximió a muchos niños de la explotación laboral, al
tiempo que se promulgaron nuevas leyes que los protegieron de la misma y les permitieron
aprovechar más la escolarización. La nueva ciencia de la Psicología potenció la idea de que las
personas podían autoconocerse mejor comprendiendo los factores que habían influido en ellas
durante su infancia.
A finales del siglo XIX, los científicos estaban diseñando formas para estudiar a los niños, pero esta
nueva disciplina sólo se encontraba en un incipiente estadio que aún necesitaba largos años de
progreso. En este sentido, entre otros avances en su proceso de expansión, se ha ido produciendo
un cambio progresivo en el foco de atención que comenzó a principios del siglo XX, con la
consideración de la adolescencia como una etapa del desarrollo distinta a la infancia. Este hito fue
fruto de la publicación del primer tratado sobre adolescencia por Stanley Hall.
Durante las primeras décadas del siglo XX se pusieron en marcha distintos programas en Estados
Unidos para estudiar a los niños hasta la edad adulta que constituyeron la base para la perspectiva
del ciclo vital. Por ejemplo, el Stanford Studies of Gifted Children, comenzó en 1921 con niños
identificados como inusualmente inteligentes, y ha continuado trazando el desarrollo de dichas
personas hasta su vejez. Otros estudios importantes sobre el desarrollo vital que comenzaron
alrededor de 1930 son el Fels Research Institute Study, el Berkeley Growth and Guidance Studies y
el Oakland Growth Study. De esta forma, la Psicología Evolutiva ha ido ampliando su objeto de
estudio desde la niñez a todo el ciclo de la vida contemplando el desarrollo humano a largo plazo.
En el presente, el estudio del desarrollo del niño es parte del estudio más amplio del desarrollo
humano que cubre todo el ciclo de la vida desde la concepción hasta la muerte. La idea central de
esta perspectiva es que, aunque el crecimiento y el desarrollo son más obvios en la niñez, están
presentes a lo largo de toda la vida. A medida que el campo del desarrollo del niño se convirtió en
una disciplina científica, sus metas evolucionaron hasta incluir descripción, explicación, predicción
y modificación de la conducta. La descripción permite que los científicos establezcan normas o
promedios del comportamiento a diferentes edades. La explicación es el descubrimiento de las
causas del comportamiento. La predicción facilita el pronóstico del comportamiento posterior. La
modificación es la intervención para el desarrollo óptimo. De este modo, el estudio del desarrollo
de un niño tiene implicaciones prácticas, dado que, al aprender acerca del curso normal del
desarrollo, se pueden examinar los distintos factores de la vida de un niño y tratar de predecir su
conducta futura.
Diferentes investigadores observan desde distintas perspectivas teóricas cómo se desarrolla el ser
humano. Estas diferentes perspectivas, que generalmente están afectadas por la cultura donde
surgen, influyen en las preguntas que hacen los investigadores, los métodos que aplican y la forma
como interpretan los datos. Ninguna teoría del desarrollo humano es universalmente aceptada y
ninguna explica todas las facetas del desarrollo. De hecho, la tendencia actual está lejos de las
“macroteorías” que abarcan todo, como las clásicas de Sigmund Freud y Jean Piaget, proliferando
las “miniteorías “, más pequeñas y limitadas que se centran en explicar fenómenos específicos.
Destacan cinco perspectivas sobre el desarrollo que sustentan teorías e investigaciones de relieve:
Referencias: