Principios Fundamentales - Unesco
Principios Fundamentales - Unesco
Principios Fundamentales - Unesco
La no discriminación
La no discriminación en la educación significa que todos los seres humanos deben tener
acceso a la educación, tanto de derecho como de hecho. Tanto la Constitución de la UNESCO
(enlace) como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) (enlace) encarnan el
principio de la no discriminación. La UNESCO adoptó la Convención relativa a la Lucha contra
la Discriminación en la Esfera de la Enseñanza en 1960, como parte de su misión para
comprender “el ideal de igualdad de oportunidades educativas sin tener en cuenta la raza, el
sexo o cualquier tipo de distinción, económica o social”.
Esta Convención marca un hito, siendo el primer tratado internacional que cubre ampliamente
el derecho a la educación, y proscribe cualquier forma de discriminación y ofrece las bases
legales del derecho a la educación. Prohíbe la discriminación en la enseñanza fundada en la
raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, la posición económica o el nacimiento.
En 2009, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR) de la ONU (link
is external) formuló orientaciones sobre la manera en que este principio debe ser
comprendido en el contexto de los derechos económicos, sociales y culturales: la Observación
General 20 del Comité de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (link is external).
El principio de solidaridad
El principio de la “solidaridad intelectual y moral” de la humanidad, consagrado en la
Constitución de la UNESCO, es una fuente de inspiración en la tarea de hacer realidad el
derecho de todos a la educación.
En 2000, la comunidad mundial afirmó que “ningún país que se comprometa seriamente con
la educación para todos se verá frustrado por falta de recursos en su empeño por lograr esa
meta”. La escasez de fondos no debe poner en peligro las oportunidades educativas de miles
de millones de educandos con derecho a recibir una educación de calidad. Este compromiso
se reforzó tras la adopción en 2015 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La Declaración de Incheon reafirmó que la responsabilidad fundamental para aplicar esta
Agenda recae en los gobiernos y exige una colaboración, cooperación, coordinación y
seguimiento en el plano regional.