Espermatogenesis y Ovogenesis
Espermatogenesis y Ovogenesis
Espermatogenesis y Ovogenesis
Espermatogonia
Espermatocito I
Espermatocito II
Espermátide y
Espermatozoide
Aspectos Históricos
El comienzo de las investigaciones en el desarrollo de las células reproductivas
masculinas coincide casi exactamente con la llegada de la teoría celular, que
naturalmente conllevo al descubrimiento de la naturaleza “celular” de los
espermatozoa; la palabra aparece en 1827 por primera vez, sin embargo no es del
todo claro quién fue el primero en pronunciar la idea de que los espermatozoides
provenían de células testiculares.
Koelliker (1841), quien colectó la primera evidencia notable acerca de este tema,
mantuvo que fue Rudolph Wagner, puesto que el examinó los fluidos frescos
provenientes de los túbulos testiculares en mamíferos, y los observó bajo
el microscopio evidenciando “gránulos peculiares o esférulas” de formas y tamaños
muy variables.
Wagner también observó “Samenthierchen”, o animálculos de esperma,
espermatozoa, sintiéndose seguro de que los varios tipos de esférulas vistos con
anterioridad eran estados anteriores al espermatozoa. Su trabajo, en el que la
palabra “célula” no ocurre ni una sola vez, es característico del tipo de concepto de
formación que precedió inmediatamente a la teoría celular.
Años más tarde, Albert Koelliker presenta un tratado tras varios años de
investigación, en el que enseña por primera vez los aspectos fundamentales
concernientes a la espermatogénesis:
Bajo estas conclusiones y un par más, Koelliker deja claro que la visión del
espermatozoa como condición primaria de un animal en desarrollo, sostenida por
Leeuwenhoek y muchos otros, debía ser abandonada.
A partir de ese momento, las investigaciones acerca de la espermatogénesis
comenzaron a avanzar con mucha más rapidez.
Finalmente, el descubrimiento más importante en este campo y el de los tejidos
espermatogénicos, fue la demostración de las células de soporte (células de
Sertoli), en los túbulos seminíferos de humanos hecha por el mismo hombre de cuyo
nombre se deriva el nombre de estas células.
Las corrientes de investigación actuales están predominantemente orientadas a la
resolución de problemas humanos en el sentido más amplio de la palabra, y es
llevada a cabo por especialistas en los campos médicos y paramédicos actuales,
aun así, en el presente, es de suma importancia mantener la significancia biológica
de este tema de manera firme en mente.
La espermatogénesis, en la especie humana, comienza cuando las células
germinales de los túbulos seminíferos de los testículos se multiplican. Se forman
unas células llamadas espermatogonias. Cuando el individuo alcanza la madurez
sexual las espermatogonias aumentan de tamaño y se transforman en
espermatocitos de primer orden.
En estas células se produce la Meiosis: la meiosis I dará lugar a dos espermatocitos
de segundo orden y tras la meiosis II resultarán cuatro espermátidas (gracias a la
meiosis, de una célula diploide surgen cuatro células haploides (gametos)).
La siguiente fase es la espermiogénesis. En ella, las espermátidas se convierten en
espermatozoides. Para ello, se reduce el citoplasma, el núcleo se alarga y queda
en la cabeza del espermatozoide, las mitocondrias se colocan en el cuello y los
centriolos originan un flagelo.
Al realizarse la fecundación, estos espermatozoides antes de salir pasan por el
epidídimo del testículo, donde se realiza la espermiohistogénesis, donde obtienen
la acrosoma, un estilo de casco en el espermatozoide hecho de enzimas, y una
glicolema (capa), que la protege del pH de la vagina.
Esta capa (glicolema), la pierde en la diferenciación natural, que desaparece antes
de llegar al óvulo para lograr entrar en él con la fuerza del acrosoma. Además el
espermatozoide está formado por una zona intermedia donde se alojan numerosas
mitocondrias que garantizan el aporte energético, también están formados por un
flagelo constituido por un filamento axial rodeado por una vaina fibrosa, que permite
la movilidad.
OVOGENESIS