Psicología Objeto y Método
Psicología Objeto y Método
Psicología Objeto y Método
Introducción
El propósito de este trabajo es realizar un abordaje histórico del problema del objeto y del
método en psicología. En función de esta temática abordaremos, sintéticamente, el problema del
conocimiento y una breve historia de la construcción de la ciencia.
Estas temáticas han recibido diferentes respuestas a lo largo de la historia y atañen hoy a
distintas disciplinas científicas, en especial a la filosofía, a la filosofía de la ciencia y a la
epistemología. Algunas teorías psicológicas han enfocado e investigado diversos aspectos del pro-
blema del conocimiento.
En este breve informe sobre la ciencia, la construcción del conocimiento y del sujeto
cognoscente, vamos a iniciarlo con la transcripción del Prefacio del libro Las palabras y las cosas de
Michel Foucault:
“Este libro nació de un texto de Borges. De la risa que sacude al leerlo todo lo familiar al pensamiento
-al nuestro; al que tiene nuestra edad y nuestra geografía-, trastocando todas las superficies
ordenadas y todos los planos que ajustan la abundancia de seres, provocando- una larga vacilación e
inquietud en nuestra práctica milenaria de lo “mismo y lo otro”. Este texto cita “cierta enciclopedia
china” donde está escrito que: “los animales se dividen en a) pertenecientes al Emperador, b)
embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en
esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un papel finísimo de
pelo de camello, l) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas.”
(Foucault, 1982: 1).
Retomemos algunas palabras de Foucault. Nos habla de un pensamiento, el nuestro, que nos
es familiar -por pertenecer a un orden o razón instituida—, con lo cual permite al mismo tiempo
excluir pensamientos que no son los nuestros, no son familiares —pertenecen al orden de lo
siniestro, de lo absurdo, de lo irracional—, porque no comparten nuestra edad ni nuestra geografía”,
nuestro tiempo ni nuestro espacio. Nos dice que son las coordenadas compartidas y construidas en
una práctica histórica, lo que nos permite construir objetos, clasificarlos y distinguir lo “mismo y lo
otro”. Es entonces, nuestra práctica milenaria, como bien dice Foucault, lo que nos lleva a calificar
como no científica la categorización creada por Borges, sólo aceptable para garantizar nuestra
coherencia mental, como producto de la fantasía.
Este texto de Borges le permitió a Foucault interrogarse sobre la relación entre las palabras y
las cosas en la cultura occidental y analizar cuáles fueron las epistemes1 que permitieron la
construcción del saber en los distintos momentos históricos.
Esta clasificación de los animales, perteneciente a “una cierta enciclopedia china”, al decir de
Borges, que nos sorprende y desorienta, debe permitirnos reflexionar sobre la complejidad y la
diversidad en la construcción de sujetos, de objetos y de saberes.
Objeto y método
Los conceptos de objeto y método nos introducen en el problema del conocimiento
científico. El concepto de objeto hace referencia al qué: qué es lo que una disciplina científica
recorta o construye como objeto de conocimiento. En relación al método, la pregunta es cómo, de
qué manera, con qué instrumento se logra un conocimiento científico.
Gregorio Klimovsky, epistemólogo argentino actual, postula que: ‘El método científico es un
procedimiento que permite obtener y justificar un conocimiento científico. ” (Klimovsky, 1997: 22).
“Entiendo por métodos reglas ciertas, fáciles gracias a las cuales quien las observe exactamente no
tomará nunca lo falso por verdadero y llegará, sin gastar inútilmente esfuerzo alguno de su espíritu,
sino aumentando siempre, gradualmente, su ciencia, al verdadero conocimiento de todo aquello de
que sea capaz”. Reglas para la Dirección del espíritu, (Regla IV), (Fatone, 1969: 160).
• No aceptar como verdadero lo que con toda evidencia no se reconociese como tal.
• Dividir cada una de las dificultades en tantas partes como sea necesario para resolverlas.
• Ordenar los conocimientos desde los más sencillos, subiendo por grados, hasta los más
compuestos.
• Hacer enumeraciones tan completas y generales que den la seguridad de no haber incurrido
en ninguna omisión.
El método, para Descartes, supone un criterio de verdad que permita no tomar lo falso por
lo verdadero. Ese criterio es la evidencia. La evidencia es la vivencia que cada conciencia tiene de sus
proposiciones; en ese sentido, en Descartes, la experiencia intelectiva es una experiencia mental.
En la historia de la ciencia hay un debate entre los partidarios del método inductivo y los del
método deductivo. Los inductivistas sostienen que el primer paso en la construcción del
conocimiento se inicia con la observación y clasificación de hechos, a partir de las cuales por
generalización se inducen hipótesis, que luego se someten a experimentación con miras a obtener
su confirmación o su desconfirmación.
Los partidarios del método deductivo consideran que es desde una teoría que se elaboran
hipótesis o conjeturas que tratan de explicar los problemas que surgen en la actividad científica o en
la vida diaria y luego las hipótesis se someten a pruebas rigurosas para comprobar si son falsas. Es
decir, no se parte de una observación sino que es la creatividad humana la que recorta un problema
y elabora una conjetura que luego debe someterse a un proceso de verificación. Según el
falsacionismo de Karl Popper (1902-1994), nunca podemos considerar las hipótesis como
confirmadas y definitivas, sólo podemos hablar de leyes y teorías corroboradas, es decir que hasta el
momento han resistido al trabajo de descartarlas. El concepto de corroboración es para Popper más
“débil” que el de confirmación y por lo tanto el único que puede aplicarse al resultado del proceso
de verificación de las hipótesis.
“El método científico consistiría entonces en enfrentar problemas, proponer hipótesis, aplicar
la lógica para ver que implican, confrontar sus consecuencias con la realidad observable y de acuerdo
con el resultado, abandonar la hipótesis por refutación o conservarla por corroboración.” (Klimovsky,
1997: 140).
Esta definición es una prueba del valor otorgado a las ciencias físico-naturales. Desde la
época moderna, las conceptualizaciones científicas proceden y se adecúan más a estas ciencias,
situación que propicia condicionamientos y limitaciones para las ciencias sociales y humanas.
A fin de cerrar este breve comentario sobre el método y para relevar el debate constante
sobre estas temáticas, Paul Feyerabend (1934-1994) propone el no método: sostiene que el método
de la ciencia es no tener ningún método o que toda investigación científica exitosa supone
precisamente la inobservancia de las reglas metodológicas vigentes. Esta postura recibe el nombre
de anarquismo metodológico.
Objeto deriva de objetum y significa “echar para adelante”, “ofrecerse”, “exponerse a algo”,
“presentarse ante los ojos”. En la teoría del conocimiento, el objeto es el término del acto de
conocimiento y la forma que se presenta: como “especie sensible “o como “especie inteligible”.
Un problema que ha inquietado a todos los filósofos y/o científicos a lo largo de la historia es
la objetividad del conocimiento científico. En filosofía de la ciencia la objetividad remite a la
característica fundamental del conocimiento científico: que se pueda verificar, comunicar y
reproducir. La filosofía del siglo XVII, especialmente entre los cartesianos, que destacan que todo
conocimiento es conocimiento de ideas o de contenidos mentales, lo objetivo es la representación
de un objeto, tanto si posee realidad extramental como si no la posee. Kant enfoca el tema de
manera distinta y relaciona esta noción con la de objetivación entendida como fruto de una
actividad trascendental que se produce en la síntesis entre las formas a priori de la sensibilidad (el
espacio y el tiempo) y los conceptos puros del entendimiento (categorías), que permite que se
objetive lo dado en la experiencia, transformándolo en objeto del conocimiento (Cortés Morató y
Martínez Riu: 1996),
Esta temática va a ser ampliada en el siguiente rubro. Pero antes es importante señalar que
algunas concepciones filosóficas sostienen la imposibilidad tic la objetividad. Nietzsche, por ejemplo,
señala que nunca hay propiamente datos, sino que siempre se trata de interpretaciones.
Actualmente algunas corrientes de la filosofía de la ciencia contemporánea recalcan también que
todo dato es un dato interpretado desde algún marco teórico (Cortés Morató y Martínez Riu: 1996).
Racionalismo, Descartes
La teoría del conocimiento de Descartes hace del “yo pienso”, o la razón humana reflexiva, el
punto de partida de todo conocimiento, inaugurando así la distinción entre “sujeto que conoce” y
“objeto conocido”. Descartes inaugura la concepción moderna, según la cual el sujeto tiene en sí
mismo la pauta de toda verdad. El hombre se convierte en sujeto porque mediante el uso de su
razón, puede representarse con certeza el ser último de todas las cosas. La naturaleza se transforma
en objeto y por lo tanto puede ser objeto de cálculo y de dominio (Giardina, 2000).
El conocimiento para Descartes, debe partir de una proposición evidente. Descartes sostiene
que el espíritu posee, por el sólo hecho de ser un sujeto pensante, principios evidentes por sí mismo,
ideas innatas, con las que opera el conocimiento. El problema que se plantea Descartes es, si el
sujeto conoce las cosas por las representaciones -sean sensibles o racionales—, ¿cuáles son las ga-
rantías de que esas representaciones sean verdaderas? Los sentidos nos pueden engañar, la
existencia de espejismos e ilusiones nos permite constatar que no es válido apoyarse en los sentidos
para construir un conocimiento verdadero. En cambio, el pensamiento racional, que se apoya en los
principios de identidad, de no contradicción y de tercero excluido son evidentes para el espíritu;
pero aún frente a esta aparente evidencia, Descartes se permite dudar: un genio maligno puede
engañarnos. Este es el camino de la duda, la duda metódica, que conduce a dudar de todo, salvo del
hecho de estar dudando, al dudar se piensa que se duda, por lo tanto se puede dudar de todo salvo
de que se está pensando, lo que conduce a la célebre proposición: “Yo pienso, luego yo existo”
(cogito ergo sum). Y aunque el genio maldito quisiera engañar, sólo puede engañar a alguien que
exista. Esta es la evidencia primaria. Esta certeza se le presenta a la razón como una idea clara y
distinta (Laso, 1998).
Descartes sostiene que la razón apoyada en una metodología adecuada (“Las reglas para la
dirección del espíritu”) logra analizar las representaciones sensibles o racionales y evaluar su certeza.
El racionalismo cartesiano va a postular que la razón nos puede llevar al conocimiento verdadero de
las cosas porque el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas.
“Tal afinidad entre ideas y cosas es garantizada por Dios quien puso ideas innatas en la razón
para que el hombre tenga la facultad de conocer los objetos.” (Laso, 1998: 158).
Empirismo, Locke
Las teorías empiristas (empiria es experiencia) van a postular que et fundamento, el origen
del conocimiento está en la realidad sensible. El conocimiento proviene de la experiencia. Se suele
agrupar bajo el concepto de empiristas ingleses a: Francis Bacon (1561-1626), Thomas Hobbes
(1588-1679), Locke (1632-1704), George Berkeley (1685-1753) y David Hume (17111776) autores
que postulan que la mente es un especie de receptáculo en donde se imprimen las huellas de las
experiencias del mundo exterior. Nos vamos a referir a Locke, ya que su concepción puede ser
tomada como modelo de las concepciones empiristas.
John Locke quería estudiar la vida mental, su obra Ensayo sobre el entendimiento humano
puede ser considerada “como el primer intento de fundar, mediante un método analítico y
descriptivo, una psicología independiente.” (Müller, 1980: 233).
“1. Todo hombre tiene conciencia de que piensa y como quiera que lo que ocupa su mente
mientras está pensando son las ideas que tiene, está fuera de toda duda que los hombres poseen en
sus mentes varias ideas tales como las expresadas en las palabras, ‘blancura, ‘dureza... En primer
lugar debemos inquirir cómo las alcanza el hombre.
La posición de Kant en tomo al problema del conocimiento se plantea como una alternativa
superadora frente a la disyuntiva racionalismo-empirismo. La razón, para Kant, aplicada con rigor a
la captación de la experiencia, es la garantía para determinar lo universal de la naturaleza. La
capacidad de la razón de determinar lo universal y necesario y la capacidad de síntesis de la razón, es
decir de reunir lo múltiple en lo uno, permite legislar sobre la naturaleza.
“Pues la ley es una —aunque descubierta a partir de muchos fenómenos semejantes—, vale
para todos los casos (es universal), y expresa una relación que no puede dejar de ser como es
(necesaria).” (Colella, 1998: 76).
El que conoce (sujeto) puede captar lo conocido (objeto) porque cuenta con estructuras
(vacías de contenido) dadas a priori, es decir que no provienen de la experiencia, que le permiten
ordenar la información que recibe. La cosa en sí no puede ser conocida, lo que se conoce va a estar
configurado por los esquemas a priori que conforman la facultad humana de conocer. Todo cuanto
conocemos es fenómeno y no cosa en sí.
La capacidad cognoscitiva permite percibir o sentir un objeto, (esto constituye para Kant una
intuición) y pensar un objeto mediante un concepto (Colella, 1998). El espacio y el tiempo son
formas puras de la sensibilidad, son los a priori para Kant, son las condiciones cognoscitivas que
permiten representar la experiencia. El entendimiento es la capacidad de pensar los objetos. Pensar
es establecer una relación entre las representaciones o conceptos y las categorías.
La unidad de toda experiencia está determinada por la unidad del yo, en el sentido de
unidad de la conciencia que conoce. La unidad de las distintas representaciones subjetivas está
garantizada por la existencia de un yo que se reconoce como uno y el mismo a lo largo del tiempo.
Esta concepción va a tener una fuerte influencia sobre la psicología.
La coherencia en la conformidad del mundo humano está dado en la medida en que, para
Kant, existe una conciencia general, un yo trascendental, una actividad sintetizadora de los datos de
la experiencia organizada en base a los esquemas a priori que estructura la capacidad cognoscitiva
de todo sujeto.
Otro concepto que podemos extraer de las obras de Bachelard es el de historicidad (Lecourt,
1975, 1980).
El progreso científico para Kuhn supone una serie de etapas cíclicas y de procesos. La
“ciencia normal”, con sus reglas y sus procedimientos establecidos puede de Ludovico Geymonat
(1994) quien considera que la ciencia occidental nace en Grecia, entre el siglo VI -con Tales de
Mileto, Pitágoras- y el siglo V a. C. -con los “físicos-filósofos”: Euclídes, Platón, Aristóteles-. Los ar-
gumentos que esgrime para sostener esta idea, son: que el saber se constituye en un sistema
racional -diferenciándose de la simple y mera recolección de experiencias de la vida cotidiana— se
sistematizan los conocimientos y se trabaja con una metodología, la demostración o la prueba, que
otorga validez a los conocimientos alcanzados.
La ciencia debe poder expresar los conocimientos con un lenguaje adecuado. Geymonat
(1994) considera que este objetivo, en la ciencia griega, pudo alcanzarse sólo con las matemáticas.
En los Elementos Euclídes describe con rigurosidad los conceptos básicos de la geometría.
Platón
En Teeteto o de la Ciencia es donde está explicitado el concepto de ciencia para Platón. La
ciencia filosófica (la dialéctica) debía conducir al saber absoluto y captar el ser puro e inmutable, el
ser más allá de los fenómenos e incluso de las palabras. El conocimiento verdadero implica acceder a
las ideas. El único acto cognoscitivo verdadero, es para Platón la contemplación del ser, esta
contemplación permite captar la pureza del ser. Sólo por medio de la razón el hombre conoce la
verdadera esencia —inmaterial e invisible— de las cosas. La contemplación permite desprenderse de
lo sensible y acceder a las Ideas. Las ideas no son aprehensibles en forma sensible sino que son
“visibles” inteligiblemente, con la “mirada interior”. La contemplación permite llegar al saber
verdadero que se logra cuando se toma posesión de lo universal del objeto.
Aristóteles
La filosofía de Aristóteles se presenta, casi desde el primer momento, como una crítica
sistemática a la teoría de las ideas platónicas y un intento de sustituir la visión idealista platónica por
una especulación de signo realista basada en el sentido común y la experiencia. La ciencia, para
Aristóteles, concierne a lo necesario y a lo eterno, aunque no descarta lo sensible en la construcción
del conocimiento; debe dar cuenta tanto de lo individual y contingente como de lo universal
(Gusdorf, 1977).
El concepto de paradigma tiene diversas acepciones dentro de los textos de Kuhn, pero hoy
su uso se ha ampliado y se aplica, sin hacer referencia a la concepción de ciencia normal, como
sinónimo de modelo. En un sentido fuerte, un nuevo paradigma refiere a un cambio epistemológico
radical, una “revolución”, científica.
Historia de la ciencia
A fin de analizar la historia de la construcción de la psicología como una disciplina científica,
vamos a realizar un breve panorama de la historia de la ciencia, ya que sólo dentro de la matriz
sociohistórica que fue forjando el pensamiento científico se puede contextualizar e historizar la
construcción de los distintos saberes científicos.
La definición de ciencia inicia este rubro. El Diccionario de filosofía de. Ferrater Mora aporta
la siguiente información: scientia proviene del verbo scire que significa saber; etimológicamente
equivale a “el saber” (Ferrater Mora, 1994: 545). Ciencia, en griego es episteme, y en latín scientia.
Estas denominaciones tienen un sentido fuerte, opuesto al saber común o vulgar. “La ciencia”
ocuparía un lugar jerarquizado en la estructuración del saber. Ese sentido fuerte remite al grado
supremo del conocimiento. Ciencia es la actividad cultural humana que tiene como objetivo la
constitución y la fundamentación de un cuerpo sistemático del saber.
La ciencia en la Antigüedad4
Los historiadores de la ciencia discrepan en relación a cuál es el momento de nacimiento de
la ciencia. Algunos consideran que es sólo a partir de la Edad Moderna que puede hablarse de
ciencia. Si nos apoyamos en la concepción de Gusdorf “la idea de ciencia es una variable histórica”
podemos concordar con la posición abstracto genera la ciencia. Acorde con estas ideas, la lógica es
el método adecuado para alcanzar el conocimiento. El razonamiento para construir un conocimiento
científico debe realizarse mediante procedimientos sistemáticos que permitan demostrar la validez
de un enunciado. Debe partirse de principios evidentes -cuya verdad no depende de la experiencia
sensible- y si se aplican reglas lógicas, se logran enunciados necesariamente verdaderos (Glavich,
1997).
Una crítica recurrente que se le hace a la ciencia griega es que no pudo desarrollar la ciencia
física. En la medida en que la matriz ideológico-cultural griega siguió vigente en la Edad Media, habrá
que esperar hasta la Edad Moderna para que una nueva concepción epistemológica pueda romper el
molde antiguo y constituir un nuevo paradigma para las ciencias físicas. El peso epistemológico de
esta concepción hace que nos detengamos someramente en ella.
Aristóteles, sostiene que en el cosmos todo debe guardar un orden, una armonía, cada cosa
tiene un lugar determinado dentro de una estructura jerárquica. Desde esta perspectiva, se concibe
al movimiento como un desorden, una perturbación del equilibrio del universo. Esta ruptura del
estado natural, debe responder a una causa, y cuando la causa que motiva el movimiento cesa, el
cuerpo vuelve al reposo, el movimiento es transitorio. El reposo absoluto es concebido como un
estado de perfección.
Otra dificultad para el desarrollo científico de la física, lo constituyó la idea de una diferencia
esencial entre el mundo celeste y el mundo terrestre. Aristóteles considera que las leyes que rigen
los cuerpos del mundo terrestre son distintas a las del mundo celeste: los cuerpos terrestres se
mueven en línea recta, los cuerpos celestes en círculos. La física aristotélica no admite la posibilidad
de identificar el espacio del cosmos finito y ordenado con el espacio de la geometría, ni tampoco
concibe un cuerpo aislado de su entorno físico y cósmico. Aristóteles rechaza en principio el vacío
por considerarlo una noción autocontradictoria, considera imposible la existencia de un cuerpo allí
donde no hay extensión alguna. Esta imposibilidad de pensar el vacío y la estructuración jerárquica y
estática del mundo constituyó un obstáculo para el desarrollo de la física.
Se suele presentar a la filosofía medieval tardía como dominada por la obra de Aristóteles.
Es necesario aclarar que la obra de Aristóteles era la única traducida en su totalidad al árabe y luego
al latín. Habíamos mencionado el culto por la ciencia antigua, sin embargo esta devoción tenía su
límite, cuando la posición clásica no coincidía con el sistema cristiano los textos eran modificados o
prohibidos. Un ejemplo es lo sucedido con la Física de Aristóteles. La autoridad eclesiástica prohíbe
la lectura de la Física en 1210. El ser propio de mundo, el ser de la naturaleza, no como el mero
reflejo de la perfección divina, era una idea difícil para ser asimilada dentro del cristianismo. Surge
así la necesidad de cristianizar la concepción aristotélica, tarea que realiza Santo Tomás de Aquino
(1225-1274). El gran mérito que se atribuye a Santo Tomás de Aquino es el de haber logrado la
mejor síntesis medieval entre razón y fe o entre filosofía y teología. Sus obras son eminentemente
teológicas, pero, a diferencia de otros escolásticos, le otorga a la razón su propia autonomía en
todas aquellas cosas que no se deban a la revelación. Para expresar esta autonomía y naturalidad de
la razón recurre a la filosofía aristotélica. Las ideas de Santo Tomás de Aquino sobre el hombre son
innovadoras, respecto de las de Aristóteles: el hombre es un compuesto de alma y cuerpo, pero el
alma no es la mera forma del cuerpo, que perece con él; es su forma, pero le otorga además el ser y
la individualidad: el hombre existe y es individuo por el alma.
A fin de resaltar los principios esenciales de la Filosofía Escolástica podemos decir que se
caracteriza por un doble y problemático recurso a la autoridad, representada por los textos sagrados
de la Biblia y la tradición de los Padres de la Iglesia (a la fe, en definitiva) y a la razón, que de manera
creciente se aplica a la interpretación de la autoridad y hasta incluso al libre juego de la reflexión
propia (Cortés Morató y Martínez Riu: 1996).
Ciencia Moderna
En la Edad Moderna no sólo se modifica la concepción del hombre y de la naturaleza sino
que además, hay una modificación radical en los conceptos utilizados, los términos habituales de los
filósofos medievales eran: sustancia, causalidad, accidente, esencia, idea, materia, forma, potencia,
acto. En cambio, los conceptos de los filósofos modernos pasan a ser: fuerza, movimiento, espació,
tiempo (Burtt, 1960).
“Es el deseo de hallar explicaciones que sean, al mismo tiempo, sistemáticas y controlables
por elementos de juicio fácticos, lo que da origen a la ciencia y es la organización y la clasificación del
conocimiento sobre la base de principios explicativos, lo que constituye el objetivo distintivo de las
ciencias. Las ciencias tratan de descubrir y formular en términos generales las condiciones en las
cuales ocurren sucesos de distinto tipo, y las explicaciones son los enunciados de tales condiciones
determinantes.” (Nagel, 1978).
Gregorio Klimovsky afirma que “la ciencia es esencialmente una metodología cognoscitiva y
una peculiar manera de pensar la realidad.” (Klimovsky 1997: 15).
La ciencia puede ser definida actualmente como “... un modo de conocimiento que aspira a
formular mediante lenguajes rigurosos y apropiados -en lo posible con auxilio del lenguaje
matemático- leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos. Estas leyes deben: describir los
fenómenos, ser comprobables por medio de la observación de los hechos y de la experimentación, y
ser capaces de predecir fenómenos futuros.” (Ferrater Mora, 1994: 545).
Habíamos mencionado cómo las concepciones epistemológicas que sostenían la física clásica
y medieval constituyeron un freno para el desarrollo científico, vamos a relatar ahora la apertura
que se produce en el campo científico con el advenimiento de la ciencia moderna.
Los historiadores de la ciencia postulan que en el siglo XVII se produce una revolución
epistemológica. La Edad Moderna rompe con el sujeto y el objeto de conocimiento de la Edad
Media. Ya habíamos mencionado que Descartes hace del sujeto, el “yo pienso”, o la razón humana
reflexiva, el punto de partida de todo conocimiento. El sujeto, en la ciencia moderna, pasa a tener un
rol activo y se observa la naturaleza desde la razón. El mundo cerrado, ordenado y jerarquizado de la
antigüedad y del medioevo es reemplazado por un universo abierto e infinito que puede ser
indagado por la razón para descubrir sus mecanismos. Esto es posible porque ya desde los fines de la
Edad Media se iba produciendo una separación entre la fe y la razón. Simultáneamente el mundo
social se va modificando a través del ascenso de la burguesía cuyo punto culminante desemboca en
la Revolución Francesa.
Las figuras más relevantes de la revolución científica moderna son Galileo Galiiei (1564-
1642), Descartes (1596-1650), Johannes Kepler (1571-1610), Isaac Newton (1642-1727)
Los científicos de la Edad Moderna buscan sistematizar el quehacer científico y rigen sus
investigaciones mediante la aplicación de una metodología rigurosa. La atención de los científicos es
hacia los procedimientos del pensamiento, hacia las reglas y métodos de constitución del saber. Esta
temática ha sido ya analizada en el rubro “Objeto y método”. Pascal (1623-1662) afirma que todas
las ciencias deben someterse a la experiencia y al razonamiento y deben crecer para ser perfectas.
Descartes es quien mejor sistematiza los procedimientos metodológicos que deben conducir
la investigación científica. Las “Reglas para la Dirección del espíritu” están destinadas a este fin. Las
“Reglas” sólo son instrumentos operativos de la Razón. La Razón debe guiar todo este proceso.
En relación a estas cuestiones hay dos temas: uno referido específicamente al método (al
que ya hicimos referencia) y otro al lugar nodal de la Razón6 que propició la denominación de
“racionalismo”, referido al origen o fundamento del conocimiento y al de Ilustración con que se
caracteriza, al Siglo de la Luces.7
“Todo el mundo sabe la importancia histórica de la ley de la caída, primera de las leyes
matemáticas de la nueva dinámica desarrollada por Galileo, la ley que establecía, de una vez para
siempre, que ‘el movimiento está sometido a la ley del número’.” (Koyré, 1984: 277).
Los tiempos han cambiado, cuando Isaac Newton (1642-1727) presenta Los Principios
matemáticos de filosofía natural y sus ideas y su persona obtienen un reconocimiento público.
Los Principios de Newton reúnen los nuevos conocimientos de la física (las leyes del
movimiento de Kepler y las leyes de la caída de los cuerpos de Galileo) y de las matemáticas con el
cálculo infinitesimal de Descartes.
Una temática a resaltar es el valor otorgado al método analítico, cuyo origen en la Edad
Moderna parte de la metodología propuesta por Descartes y apoyada en el cálculo matemático. Los
hechos se presentan como totalidades pero para su comprensión es necesario descomponerlos en
sus partes constitutivas, y elementos para proceder a su análisis, y luego componerlos nuevamente,
en una síntesis que contemple lo hallado. “Según Galileo, la ciencia de la naturaleza construye sus
conceptos racionales a partir de este trabajo de análisis o ‘resolutivo’-resolución, es decir,
separación de un todo en sus partes componentes y de síntesis o compositivo’.” (Moralejo, 2000).
Ciencia Contemporánea
Una serie de acontecimientos científicos rompe con la ciencia moderna. Estamos inmersos
en la actualidad en una nueva revolución epistemológica. La universalidad, la invariabilidad de las
leyes de la naturaleza han sido cuestionadas por nuevos conceptos científicos: evolución,
diversificación, inestabilidad, azar, complejidad, multiplicidad, indeterminación.
Una nueva concepción del tiempo quiebra la idea de la reversibilidad de éste. La manera en
que se lo pensaba permitía homologar pasado y futuro y suponer que el futuro estaba contenido en
el presente. Para la nueva física, esto es imposible ya que el tiempo es considerado irreversible.
El problema del tiempo, que no tenía cabida en la dinámica newtoniana, pasa a ser central
en la nueva física. Esta es la física de los procesos de no equilibrio.
“La física del no equilibrio estudia los procesos disipativos caracterizados por un tiempo
unidireccional y al hacerlo otorga una nueva significación a la irreversibiiidad.” (Prigogini, 1998: 11).
Prigogini sostiene que esta nueva concepción permite entender desde los torbellinos, el
comportamiento de la radiación láser, hasta la aparición de la vida en la Tierra.
La ciencia moderna concebía como eje central la objetividad del conocimiento. La verdad
estaba allí, escrita en “caracteres matemáticos” y con un método adecuado podíamos acceder a ella
y traducirla a leyes universales. Esta concepción apoyada en el auge de las Ciencias de la Naturaleza,
alcanza su cénit en la Edad Moderna, pero presenta límites para la física actual.
La caída de los ideales científicos de la modernidad (el poder otorgado a la razón como
instrumento de conocimiento, la idea de una verdad universal, la creencia en el progreso como
destino ético y social de la ciencia) califica como posmodernidad la instalación un nuevo paradigma.
Esta concepción sostiene que las verdades son provisorias y contingentes, que el lenguaje siempre
conlleva una dimensión interpretativa (esta última temática va a ser retomada en el rubro giro
lingüístico) que el progreso científico ha acarreado serios problemas para el destino de la humanidad
y del planeta (armamentos destructivos de altísimo poder, desechos nucleares, contaminación
ambiental, los riesgos de la manipulación genética) (Pardo, 2000).
Las ciencias formales emplean conceptos cuyos referentes son conceptuales. Su objeto de
estudio, por tanto, son constructos conceptuales o formas, como cálculos, números, razonamientos,
teorías. No hacen ninguna referencia a la realidad empírica. La lógica y la matemática integran este
grupo.
Las ciencias fácticas emplean conceptos, cuyos referentes son cosas, objetos, procesos o
hechos que refieren a la realidad empírica. Las ciencias fácticas se dividen en ciencias naturales y
Ciencias sociales.
Las ciencias sociales se ocupan del hombre y de todas sus producciones simbólicas: las obras
de arte, los documentos históricos, las instituciones sociales. Ejemplos de ciencias sociales son la
historia, la sociología, la ciencia política, el derecho, la sociología, la antropología, la psicología. Otra
denominación para este grupo de disciplinas es la de ciencias humanas o humanidades.
Wilhelm Dilthey diferencia entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. Considera
que las primeras se apoyan en la explicación para dar cuenta de los fenómenos que estudian,
mientras que las ciencias del espíritu recurren a la comprensión.
El giro lingüístico
Habíamos afirmado, siguiendo a Rorty (nac. 1931), que es en la época moderna cuando se
concibe al conocimiento como un conjunto de representaciones y el problema, característico de ese
entonces, reflejado en las distintas teorías, era determinar cómo se originaba y cuál era la validez de
ese conocimiento. La herramienta privilegiada para guiar por el buen camino era la razón. Niestzche
(1844-1900) al sostener que la razón interpreta, va a hacer tambalear de ese pedestal a la razón.
“Nuestra razón... está sometida al flujo de lo histórico y estructurada lingüísticamente.” (Pardo,
1998: 223). El sujeto para Niestzche no es otra cosa que el resultado de un conjunto de fuerzas
interpretativas.
Una serie de filósofos convergen en una nueva manera de pensar al sujeto y a la realidad. A
fin de caracterizar este nuevo pensamiento, Gustav Bergmann (1906-1987) (citado en Scavino, 1999)
le denomina el giro lingüístico. La Hermenéutica y el Interaccionismo Simbólico son englobados
dentro de esta denominación. Esta nueva concepción se inicia con Martín Heidegger (18891976),
Ludwig Wittgenstein (1889-1951), y para nombrar sólo algunos de los integrantes de este nuevo
paradigma, citamos a Jürgen Habermas (nac. 1929), George Gadamer (nac. 1900), Jacques Derrida
(nac. 1930).
La hermenéutica, sostiene Dardo Scavino, es una filosofía de la finitud humana. “El ser
humano no puede sustraerse a su cultura, a su mundo histórico, a su comunidad, para ver las cosas
de una manera a-cultural, a-histórica”, y para afirmar este enunciado cita a Gianni Vattimo: “El
sujeto no es el portador del a priori kantiano, sino el heredero de un lenguaje histórico y finito que
hace posible y condiciona su acceso a sí mismo y al mundo.” (Scavino, 1999: 44).
Comenzamos esta primera parte de este trabajo dedicado al problema del conocimiento y al
desarrollo de la ciencia con los interrogantes que se planteaba Foucault a partir del texto de Borges.
Vamos a cerrarlo, antes de esbozar una historia de la psicología, con otro comentario de este autor.
Hemos mencionado a varios autores: Bachelard, Canguilhem, Foucault, Kuhn. Los tres
primeros enrolados en la nueva corriente epistemológica francesa, Kuhn con mayor peso en el
mundo científico anglosajón. La importancia de estos autores radica en que, actualmente la lectura
de la historia de una disciplina científica, en nuestro caso de la psicología, no puede pensarse sin el
marco referencial que aportan estos pensadores, e incluso no pueden entenderse algunos textos,
entre ellos la polémica conferencia de Canguilhem titulada “¿Qué es la psicología?” que es un
referente ineludible en coda historia de la psicología. La lectura de los libros de Foucault, entre
algunos de ellos Historia de la Locura en la edad clásica, Vigilar y castigar, Genealogía del racismo,
Microftsica del poder, no sólo es lectura para los psicólogos sino asimismo para los estudiantes de
Ciencias de la Educación, de Ciencias de la Comunicación, de Relaciones Industriales, ya que en ellos
podemos encontrar elementos para entender las relaciones de poder, y la construcción histórica de
saberes y sujetos.
La mención de estos autores es además porque sus postulados epistemológicos nos obligan
a tratar de explicitar, cuáles son los referenciales teóricos con que encaramos los temas que
trabajamos. Hoy no podemos hablar de método, de objeto ni de historia, en nuestro caso de la
psicología, sin decir desde qué lugar enfocamos su estudio.
Si se trata de construir la historia de la psicología, la primera pregunta que surge es: ¿Qué es
la psicología? Y esta pregunta nos enfrenta con un hecho (bien explicitado en el texto de
Canguilhem): la diversidad de objetos y de métodos. Una mirada rápida a los objetos de estudio que
pueden ser englobados bajo el concepto de psicología nos muestra, a lo largo de la historia, res-
puestas diferentes. Podía ser para Aristóteles el estudio del alma, el estudio de los hechos de la
conciencia, para la denominada psicología clásica, el estudio de la conducta, para los conductistas, o
el inconciente, para una concepción que parte de la postulación de una psicología Psicoanalítica. En
relación a los métodos nos encontramos con la observación, la introspección, el método
experimental, el método clínico.
¿Qué es la psicología? ha sido una pregunta polémica encarada duramente por Canguilhem,
en una conferencia, en diciembre de 1956, en el Colegio Filosófico de París. A Canguilhem se le
atribuye, a partir de entonces, haber decretado, la “muerte de la psicología”, por la crítica
demoledora que dirige a la psicología debido a la heterogeneidad de objetos, de métodos y de
prácticas, incluidos bajo su denominación. Y no es poco decir ya que Canguilhem es, como vimos, un
importante epistemólogo francés, siendo los epistemólogos, los científicos que se dedican a estudiar
la construcción de las teorías científicas.
Una manera de pensar la historia de la psicología es a partir de las lecturas que los diferentes
historiadores de la psicología hicieron de la obra de Boring (1978). A la psicología se le otorga el
atributo de científica a partir de la creación de los laboratorios de psicología experimental, y estas
historias descubren una paternidad: Wundt es el padre de la psicología científica. A la vez, la
atribución de cientificidad conlleva una lógica exclusión, la separación, el corte o la ruptura con la
filosofía, apoyada incluso esta exclusión, en muchas de las historias de la psicología, en un
borramiento de las posiciones de Wundt que no coincidían con este ideal científico.
Boring, en su capítulo sobre Wundt, expresa lo siguiente: “Wundt afirmaba que la psicología
es Erfahrungswissenschaft, la ciencia de la experiencia. No es metafísica y debe desarrollarse por sí
misma sin recurrir a la metafísica... [...] La psicología alemana había sido siempre metafísica. Wundt,
casi un filósofo, inauguró la tradición antimetafísica que aún persiste.” (Boring, 1978: 353).
“En 1890 Wundt había logrado que la psicología experimental se estableciera de manera
permanente en el mundo de la ciencia. Había bautizado a la psicología, ‘psicología fisiológica. ”
(Boring op. Cit: 347).
Entre 1882 y 1899 Wundt escribe los siguientes libros Lógica: investigación de los principios
del conocimiento y de los métodos de investigación científica, Ética y sistema de filosofía científica.
Boring mismo se pregunta: “¿Fue Wundt un experimentalista y al mismo tiempo un filósofo?”
Analicemos su respuesta: “Esta pregunta es muy difícil de contestar. Es cierto que utilizando un
método racional filosófico, llegó a sus convicciones acerca de la psicología experimental, que fundó
un laboratorio, comenzó a publicar una revista experimental, dirigió investigaciones experimentales
y que siempre sostuvo sus teorías apoyadas en los resultados experimentales y sujetas a revisión a la
luz de nuevos experimentos, pero también es cierto que hizo todo esto, no porque por naturaleza
fuera un experimentalista, sino como resultado de sus convicciones filosóficas.” (Boring op. cit: 349).
En la temática que estamos desarrollando sobre las diferentes maneras de contar la historia,
sobre las lecturas de la historia, en el caso de Wundt, nos sirve para pensar en la configuración que
adquieren las disciplinas, los conocimientos científicos, y sus historias en los distintos contextos
socioculturales. En Alemania, existía una larga tradición filosófica, quizás los laboratorios
“exportados” a Estados Unidos, país carente de una tradición filosófica, se adecuaron y adecuaron
las historias y paternidades a ese modelo cultural. Esta situación puede haber condicionado la
visibilidad otorgada al Wundt experimentalista y el velamiento de su posición filosófica.
Dazinger deseando contrarrestar estos sesgos presentes en las historias de las ciencias,
afirma la necesidad de regirse por una postura crítica. En este aspecto su postura coincide con las
corrientes epistemológicas francesas que hemos mencionado. Dazinger postula que hay dos
maneras de concebir la historia.
• Una historia tipo “crónica”. El historiador funciona como “un cronista de corte” (justificaba la
intención de gobernar, desacreditaba a los rivales). Un ejemplo en EE.UU. sería la historia escrita por
Boring; esa psicología experimental era un modelo a imitar.
• El compromiso por una historiografía crítica supone adoptar una postura frente a tres
coordenadas que conforman el marco inmediato del historiador
• Actitud crítica hacia los propios esfuerzos, cuestionar los compromisos y suposiciones del
historiador. La actitud crítica se extiende a las autoridades y fuentes históricas tradicionales, al
propio historiador y a la disciplina. No suponer un progreso lineal y ubicarse desde un paradigma
actualmente dominante, para desde allí, realizar el análisis de la historia.
• Abandonar el naturalismo ingenuo que supone que los objetos están dados naturalmente y
son “descubiertos” transformando así a la historia en una crónica de descubrimientos. Los objetos
como la inteligencia, las actitudes, la personalidad son construcciones históricas. En esto insiste
Dazinger, son construcciones humanas producidas por agentes sociales en condiciones históricas
específicas. Los objetos de la psicología, históricamente construidos, deben analizarse en relación
con la actividad constructiva de la que son producto. Dazinger no sólo menciona como objetos
construidos al objeto y al método de la psicología sino que postula otras actividades constituyentes
de objetos:
• La historia debe distinguir los problemas que se. plantea un actor histórico específico y la
problemática dentro de la que opera. La problemática marca los límites de los problemas posibles,
define los esquemas, las imágenes, las metáforas, los términos en los que se formulan los
problemas. Una problemática no es privativa de un sujeto sino que surge en una interacción social.
No son los actores individuales los que funcionan como sujetos históricos, sino los grupos que
comparten una misma problemática. La historia crítica debe tener en cuenta a los sujetos colectivos.
La problemática define un área problema y prescribe la naturaleza general de las soluciones
aceptables. La problemática está en relación con intereses sociales.
Es muy loable el voto por una historia crítica de la psicología tal como la plantea Dazinger, el
interesado en estos temas puede encontrarse entonces, con los “olvidos históricos”, los
ocultamientos, las continuidades o las discontinuidades. Es claro que los poderes dominantes,
político-económicos determinan hegemonías o desapariciones. Así es lo sucedido con las teorías
psicológicas de Lev Vygotsky, enseñado, en nuestro medio, por José Itzigsohn en la década del 60
(vinculado a la reflexología y al materialismo histórico). Desapareció en las prácticas teóricas y
académicas de los 70, para resurgir a mediados de los 80 de la mano de los constructivistas sociales
norteamericanos.
Los textos de la historia hacen referencia a otros textos. Narraciones, discursos que se dan
en un campo particular de fuerzas, en el cual las prácticas profesionales adquieren valor posicional
en la disputa por la hegemonía, por el mercado teórico, por el mercado laboral. Este campo
intelectual, como lo conceptualiza Pierre Bourdieu, no deja de ser un espacio complejo en el que
participan actores individuales, grupos, círculos, escuelas y en que circulan ideas, valores,- reglas,
que tejen redes de relaciones de poder internas y externas.
La conferencia de Canguilhem era una respuesta al ideal explicitado por Daniel Lagache en el
programa que había establecido para la cátedra de Psicología General y cuya lección inaugural se
había titulado: “La unidad de la psicología” (Roudinesco, 1992). Lagache postula que “una de las
principales tareas de la psicología general es tratar de formular conceptos y principios funda-
mentales comunes a todas las psicologías...” (Lagache, 1995: 5). “La conducta es el objetivo central
de las investigaciones psicológicas.” (op. cit.: 11). “A modo de conclusión, trataremos de caracterizar
el espíritu de la psicología contemporánea, resumiendo las principales ideas que inspiran el
pensamiento y la investigación de los psicólogos hoy. Este intento responde a nuestra necesidad
intelectual de coherencia... El espíritu de la psicología contemporánea parece caracterizado especial-
mente por la necesidad de unidad, por el empleo de la noción de conjunto... (op. cit: 20)... por
divergentes que parezcan las disciplinas, los métodos y las doctrinas psicológicas, en muchos puntos
llegan a resultados y formulaciones análogos, cuando no idénticos; es así que la psicología
experimental, la psicología clínica, el psicoanálisis y la psicología, social se complementan; la primera
aporta los principios más simples y seguros; los otros los puntos de vista más abarcativos.” (op. cit.:
22).
Canguilhem sostiene que buscar la unidad de la psicología mediante una teoría general de la
conducta implica pretender una síntesis de la psicología experimental, la psicología clínica, el
psicoanálisis y la psicología social y de la etnología y que esta situación corresponde más a un pacto
de coexistencia pacífica que una esencia lógica. “De las dos tendencias entre las cuales el profesor
Lagache busca un acuerdo sólido: la naturalista (psicología experimental) y la humanista (psicología
clínica), se tiene la impresión que la segunda le parece tener un mayor peso. Esto es lo que explica,
sin duda, la ausencia de la psicología animal en esta exposición de las partes en litigio. Ciertamente,
es evidente que ella está incluida en la psicología experimental -que es en gran medida una
psicología de los animales- pero lo está como material sobre el cual aplicar el método. Y, en efecto,
una psicología sólo puede llamarse experimental en razón de su método y no en razón de su objeto.
Mientras que pese a las apariencias, es por el objeto más que por el método que una psicología es
llamada clínica, Psicoanalítica, social, etnológica. Todos estos adjetivos son indicativos de un solo y
mismo objeto de estudio: el hombre, ser locuaz o taciturno, ser sociable o insociable. En
consecuencia, ¿se puede hablar rigurosamente de una teoría general de la conducta, en tanto no se
ha resuelto el problema de saber si hay continuidad o ruptura entre el lenguaje humano y el
lenguaje animal, entre la sociedad humana y la sociedad animal?” (Canguilhem, 1956: 2).
George Politzer postula que una psicología concreta debía ser el resultado del psicoanálisis y
el conductismo. Sería así una psicología positiva.
Si no existe unidad, se supone que hay una crisis en la disciplina. Antonio Caparrós en su
texto Crisis de la psicología: singular y plural Aproximación a algo más que un concepto
historiográfico cita una cantidad de artículos aparecidos en revistas desde 1904, en donde la preocu-
pación por la falta de unidad es la comprobación de la crisis de la disciplina y el riesgo de su
cientificidad (Caparrós, 1991).
Wolman, citado por Caparrós, sostiene que más que una disciplina “es un océano con sus
miles de corrientes y subcorrientes, mares y golfos, miles de islas y miles de millones de peces.”
(Caparrós op. cit: 14)
El término psicología fue usado por primera vez como título de una obra de Rodolfo
Goclenius (1547-1628) en 1590. La convalidación del término psicología está relacionada con dos
libros escritos por un discípulo de Leibniz, Christian Wolff: Psicología empírica (1732) y Psicología ra-
cional (1734), Sin embargo la difusión del término psicología se produce recién en el siglo XIX y es en
ese entonces cuando podemos situarla como una disciplina específica.
El perjuicio de la naturaleza: “La psicología del siglo XIX heredó de la Aufklarung (la
Ilustración) la preocupación por alinearse con las ciencias de la naturaleza y por reencontrar en el
hombre la prolongación de las leyes que rigen los fenómenos naturales. La determinación de
vínculos cuantitativos, la elaboración de leyes que operen a la manera de las funciones matemáticas,
la puesta en marcha de hipótesis explicativas, son los intentos por los cuales la psicología intentaba
aplicar, no sin artificio, una metodología que los lógicos creyeron descubrir en la génesis y el
desarrollo de las ciencias de la naturaleza. Así es como el destino de esta psicología, que quiso ser un
conocimiento positivo, vino a descansar sobre dos postulados filosóficos: que la verdad del hombre
se agotaba en su ser natural y que el camino de todo conocimiento científico debía pasar por la
determinación de vínculos cuantitativos, la construcción de hipótesis y la verificación experimental.”
(Foucault, 1957: 1).
La valoración de los principios que guiaban la práctica científica en las ciencias naturales
obligó a la psicología a buscar su validación científica al amparo de estas ciencias. La psicología, para
adecuarse a ese ideal científico, toma prestado los métodos y modelos de las ciencias naturales:
• El método físico-químico: es utilizado por todas las psicologías que como esquema de
análisis parten del análisis elemental y la asociación. Los fenómenos complejos deben analizarse,
como realiza el análisis químico con las sustancias complejas, para encontrar los elementos simples
que lo componen. A nivel de la percepción el elemento simple es la sensación. Una ley de carácter
universal, la asociación, rige las relaciones y agrupamiento entre los elementos.
El descubrimiento del sentido: Foucault inicia este rubro ubicando como punto de partida
una concepción particular del hombre, no ya en su dimensión biológica, sino en su rasgo diferencial,
en su realidad humana, es decir en todo aquello que escapa a las determinaciones de la naturaleza.
“Tomar al hombre, no en el nivel de ese denominador común que lo asimila a todo ser viviente, sino
en su propio nivel, en las conductas en que se expresa, en la conciencia en la que se reconoce, en la
historia personal a través de la cual se constituyó.” (Foucault, 1994: 5).
La concepción de conducta de Pierre Janet conlleva esa idea del sentido. La conducta no es
un mero reflejo a un estímulo, sino que implica un proceso de regulación interno o externo. La
regulación interna puede estar relacionada por ejemplo con el sentimiento despertado por una
conducta, la alegría o la tristeza. Una regulación externa puede estar dada por la reacción de una
persona frente a una conducta y esta reacción es posible que condicione la conducta del primer
sujeto. Es decir la reacción funciona como un feed-back.
Una segunda vertiente en esta temática —el descubrimiento del sentido— que marca a las
psicologías, lo constituye la fenomenología. La fenomenología toma como objeto de estudio la
descripción de lo vivido, analizando el sentido inmanente de la experiencia vivida.
• la conciencia;
• la conducta;
• el inconsciente.
Rossi, considera que estas tres construcciones son históricas y constituyen la trama
conceptual de las articulaciones fundamentales de la psicología.
Aristóteles tiene una concepción orgánica o biológica del alma, en la medida que es principio
de la vida animal. El tratado aristotélico del alma es un tratado de biología general, un capítulo de la
física. El estudio del alma pertenece a la fisiología y está en el orden de la naturaleza. El objeto de la
física es el cuerpo natural y organizado. El cuerpo es una substancia, es materia y el alma es una
forma. El alma es la primera entelequia del cuerpo físico orgánico. El alma es una forma del cuerpo
viviente, no separada de la materia. Considera que no tiene sentido aclarar si el cuerpo y el alma son
una sola realidad, ejemplifica esta relación con la cera, porque sería como preguntar por qué la cera
y la forma que adquiere la cera son una realidad. Materia y forma se dan juntas, pero sólo a través
de la forma puede actualizarse la potencialidad inherente de la materia. El sentido de la unidad del
cuerpo y el alma es la relación de una actualidad con una potencialidad. El alma es lo esencial del
cuerpo. “Si el ojo fuera un animal, la vista sería su alma, pues la vista es la substancia o forma del
ojo”. El ver es potencial, es un atributo de los ojos pero se actualiza cuando abrimos los ojos y
miramos lo que está a nuestro alrededor. El alma es la causa o fuente del cuerpo viviente. El alma es
el principio de las operaciones del cuerpo orgánico, al alma se la define en función de lo que hace.
Hay distintos tipos de alma (vegetativa, animal, humana). La manera principal de operar del alma
humana es la racional. Hay en el alma humana otras formas de operar que son sensitiva,
imaginativa, nutritiva, apetitiva. Mediante las operaciones del alma, en especial la sensible y la
racional, el alma puede reflejar todas las cosas ya que todas son sensibles o pensables. (Ferrater
Mora, 1994: 112-113).
En la obra Parva naturalia hay descripciones de las características de las distintas etapas de
la vida, de la “psicología” del hombre y de la mujer, de los procesos de recordar y de fenómenos
ocultos que se encuentran en los sueños y en las adivinaciones. Aristóteles estudia los sentidos, el
aprendizaje, la memoria, la imaginación, el razonamiento. Relaciona los procesos de la memoria con
lo que posteriormente se denominará leyes de la asociación: contigüidad, similitud, y contraste.
Las pasiones del alma es un tratado de psicofisiológica. Descartes postula que hay una unión
del alma y el cuerpo a través de la glándula pineal. Se puede ver esta unión en la descripción que
hace del odio: el pulso será igual o más pequeño y se siente una especie de calor áspero y picante en
el pecho. La interacción del alma y cuerpo se manifiesta en los fenómenos de volición, percepción y
comportamiento.
El yo pienso cartesiano abre una nueva etapa y es en ese sentido como lo sintetiza
Canguilhem bajo el rubro Ciencia de la subjetividad. “El yo personal” es elevado “hasta la altura de la
evidencia primordial y a la fuente de la razón misma” (Samaja, 1993: 343) pero a la vez es ubicar a la
subjetividad como condición de la posibilidad de la objetividad. En relación a la psicología, es el
ingreso de la conciencia como objeto de estudio.
Otro representante significativo en este rubro es John Locke. Locke se proponía estudiar la
vida mental. Su obra Ensayo sobre el entendimiento humano puede ser considerada “como el
primer intento de fundar, mediante un método analítico y descriptivo, una psicología in-
dependiente.” (Müeller, 1980: 233).
A modo de ejemplo transcribiremos algunos párrafos; los dos primeros ya hicimos referencia
al comentar la concepción empirista:
1. Todo hombre tiene conciencia de que piensa y como quiera que lo que ocupa su mente
mientras está pensando son las ideas que tiene, está fuera de toda duda que los hombres poseen en
sus mentes varias ideas tales como las expresadas en las palabras, ‘blancura, ‘dureza... En primer
lugar debemos inquirir como las alcanza el hombre”.
Locke sostenía que había dos fuentes de ideas: la sensación y la reflexión. La sensación es
cuando llegan a través de los sentidos a nuestra mente cualidades sensibles que provienen de los
objetos exteriores y en la mente producen percepciones. La reflexión -a la que denomina sencido
interno- es una fuente secundaria de ideas, es decir son ideas sobre las ideas y de la forma en que
ocurren, son las operaciones de la mente que constituyen un segundo objeto de conocimiento.
La concepción asociacionista de Locke podemos ejemplificarla con esta frase: “Sea
cualquiera la naturaleza secreta y abstracta de la sustancia en general, todas las ideas que tenemos
de las distintas clases de sustancias particulares, no son más que diversas combinaciones de ideas
simples que coexisten por una unión desconocida de nosotros y que hace al todo subsistir por sí
mismo.” (Locke, op. cit: 111).
Fechner se graduó en la Facultad de Medicina de Leipzig, y luego se interesó por la física y las
matemáticas; sus dificultades económicas colaboraron en el conocimiento de estas disciplinas,
tradujo 12 volúmenes de libros franceses de física y química. Sus conocimientos lo llevaron a ser
nombrado profesor de física en la universidad. Bajo el seudónimo de Dr. Mises, Fechner publicaba
diversos artículos, algunos satíricos sobre ciertos usos de la medicina que estaban de moda en ese
entonces y otros vinculados a temáticas psicológicas.
Luego de una crisis, por el exceso de trabajo, según relata Boring, emerge en Fechner una
preocupación religiosa y un interés por el problema del alma; le molestaba el materialismo
imperante en ese momento en la ciencia y sentía que tenía una misión filosófica. Fechner trataba de
encontrar una ecuación que estableciera la relación entre alma y materia. Postulaba una identidad
entre mente y cuerpo. Los resultados de sus experimentos los publicó en 1860, en su libro
Elementos de psicofísica. Buscaba la relación entre el estímulo físico (materia) sobre los órganos de
los sentidos (luz, sonido, peso) y la sensación producida por ese excitante, del orden del alma. Esta
relación entre la medida del estímulo y la medida de la sensación introduce la medición en el campo
de la psicología. Las historias tradicionales ubican a Fechner como un pionero ya que introduce la
medición y la experimentación en psicología.
Boring afirma: “Si decimos que la 'psicología científica’ comenzó en 1860, estamos
simplemente escogiendo un año convencional, el año de la publicación de los Elemente der
Psychophysik de Fechner. En la historia del pensamiento científico no existen acontecimientos
abruptos ni discontinuados” (Boring, 1978: 182). En esta cita queremos remarcar dos cuestiones. La
primera en relación al lugar que le otorga Boring a Fechner y lo expresa con los siguientes términos,
en el capítulo dedicado a Fechner: “Al fin hemos llegado al comienzo formal de la psicología
experimental y empezaremos con Fechner, no con Wundt, quien era 31 años menor que aquél, y
publicó sus trabajos psicológicos más importantes cuando era joven, dos años después de que los
trabajos de Fechner estaban haciendo época entre los científicos. Empezaremos con Fechner no
porque fuera un gran filósofo ni un gran fisiólogo, sino porque fue el primero en llevar a cabo con
todo el rigor científico una serie de experimentos que fueron la base para el establecimiento de la
nueva psicología, y que hoy todavía son el fundamento de la metodología psicológica.” (Boring,
1978: 297)
Siguiendo con esta línea de continuidad nos encontramos con Wilhelm Wundt (1832-1920) a
quien todos los manuales de historia tradicionales suelen ubicar como el iniciador de la psicología
experimental. Este título honorífico -para esa tradición historiográfica criticada por Dazinger- le es
otorgado en virtud de ser el creador del primer Laboratorio de Psicología Experimental en Leipzig, en
1879. Sus discípulos, según esa historia oficial, van a propagar por el mundo laboratorios de
psicología experimental, en especial en EE.UU. adonde emigran huyendo del nazismo.
Heidbreder inicia el capítulo “Los comienzos de la psicología científica “de su libro:
Psicologías del Siglo XX con la siguiente frase “El primer laboratorio de psicología fue fundado en
1879 por Wilhelm Wundt, el Leipzig. Esta frase figura casi inevitablemente en toda exposición acerca
del desarrollo de la psicología como ciencia. La referencia no es por completo exacta y la verdad que
contiene puede llevar a conclusiones falsas, pero como se acerca tanto a un hecho de importancia,
ha encontrado lugar seguro en la erudición psicológica.” (Heidbreder, 1960: 73).
Boring comienza el capítulo sobre Wundt afirmando: “Wundt es el psicólogo más importante
de la historia de la psicología. Es el primero, que sin reservas podemos llamar propiamente
psicólogo. Antes de él se hizo mucha psicología pero no había psicólogos... (...) Cuando lo llamamos
el ‘fundador de la psicología experimental, queremos decir que fue él quien promovió la idea de la
psicología como una ciencia independiente y que es él el más importante de los psicólogos.” (Boring,
1978: 338).
Wundt estudia medicina, porque, según sostiene Boring, las facultades de medicina en
Alemania proporcionaban un verdadero entrenamiento que permitía un fácil acceso al ejercicio
profesional, de allí surge la vertiente fisiológica de la psicología Wundt no estaba interesado en el
ejercicio de la práctica médica, su interés se dirigía a la fisiología. En 1856 estudia en el instituto de
fisiología de Johannes Müller, quien era considerado el fisiólogo más grande del mundo, y siguiendo
con las paternidades “el padre de la fisiología experimental”, Wundt se dedica durante un cierto
tiempo a enseñar fisiología para futuros médicos; bien pronto comienza a dar conferencias y a
escribir sobre psicología fisiológica y a partir de 1867, en Heidelberg dicta un curso con esa denomi-
nación. Publica, en 1873 Psicología fisiológica, obra que se reedita varias veces hasta 1911, con
cambios en las concepciones teóricas. En 1875 acepta una cátedra de filosofía en Leipzig, allí
comienza a dar conferencias y a hacer demostraciones experimentales. El laboratorio de Wundt
comienza a ser conocido y muchos futuros psicólogos experimentales se forman en él. A fin de
divulgar los trabajos, Wundt funda en 1881 la revista Philosophische Studien (Estudios filosóficos)
considerada como la primera revista de psicología experimental.
El objeto de la psicología, para Wundt, está conformado por las experiencias inmediatas.
Wundt que la psicología no era la ciencia de la “experiencia interna”, porque la distinción entre
experiencia interna y experiencia externa, sostiene, no es válida. El sentimiento es “interno” en la
medida en que es consciente subjetivamente, y la percepción es “externa” en cuanto se refiere a
objetos, pero la psicología tiene que ver con ambas. No existe un “sentido interno”, la percepción no
tiene que ser percibida para que sea una percepción, simplemente ocurre (Boring, 1978).
Según Wundt, los procesos superiores deben ser estudiados a través de la historia de la
naturaleza humana, su Psicología de los pueblos se encamina hacia ese objetivo. Boring sostiene que
Wundt nunca afirmó que el método experimental fuera adecuado para toda la psicología.
La psicología de Wundt tiene como objeto de estudio los estados subjetivos, es decir estados
conscientes. Rossi sostiene que la conciencia como objeto de estudio persiste largo tiempo, aunque
con cualidades diferentes: en Edmund Husserl (1859-1938) y Maurice Merleau-Ponty (1908-1961)
como conciencia perceptiva, en Jean Paul Sartre (1905-1980) como conciencia política.
Freud demuestra que una serie de temáticas subjetivas: olvidos, síntomas, sueños, chistes
son descifrables y tienen un sentido que puede ser reconstruido mediante la asociación libre.
“La suposición de que el ser humano es descifrable, indica sostener la hipótesis de que en él
habita algo cifrado, una suerte de jeroglífico de lenguaje que lo determina, susceptible de ser desci-
frado por un código cerrado enigmático que desconoce. Ese jeroglífico no es ningún signo o escritura
extraña, está hecho de las mismas palabras que nuestra lengua materna, la que nos determina...”.
(Indart, s/f:25).
Emparentado con el psicoanálisis surge la psicología clínica. Lightner Witmer fue el primero
en utilizar las expresiones “psicología clínica”, “método clínico en psicología”. La psicología clínica se
nutrió de la psicopatología y de la medicina, adoptando el método de la observación clínica que
éstas instrumentaban para profundizar en el estudio de la enfermedad de un paciente y arribar a un
diagnóstico. Originalmente, en el campo médico, lo clínico refiere al permanecer cerca de la cama
del paciente para realizar la observación del proceso de enfermedad.
Las corrientes positivistas atacan al método clínico porque lo consideran como no científico.
Juan Samaja, defendiendo la cientificidad del método clínico, afirma que “cuando un terapeuta
observa científicamente a un paciente no lo hace desde una subjetividad ingenua, pero tampoco ar-
bitraria” (Samaja, 1993:149). Sostiene que el contexto clínico es una institución social cuyas técnicas
y normas de funcionamiento se han formado y transformado a lo largo de milenios. Es una
institución social en la medida en que sus modalidades de funcionamiento están pautadas y forman
parte del aprendizaje sistemático, explícito o adquirido en el contexto de la socialización profesional.
Aquí hacemos un corte, ya que no es nuestro propósito hacer una historia de la psicología,
sino tan solo poder sistematizar algunas instancias de esta multiplicidad de objetos y métodos.
2. Lista de autores de la Edad Moderna y algunos de sus textos que dan cuenta de la inquietud por el
problema del conocimiento. Sus teorías sobre el conocimiento son referentes esenciales de todo
debate sobre el conocimiento:
• René Descartes (1596-1650): Discurso del método para conducir bien a la razón y buscar la
verdad en las ciencias. El Discurso del método.
3. El material de base para este tema ha sido extraído del artículo “El conocimiento en Kant" de Juan
José Colella y Silvia Diana Maeso. >
5. Nicolás de Cusa (1401-1464) aplica esquemas matemáticos para ilustrar sus concepciones sobre la
divinidad y el mundo, Pico della Mirándola realiza una interpretación totalmente matemática del
mundo, Giordano Bruno concibe un universo infinito y en constante transformación. >
6. La razón, en el racionalismo del siglo XVII, es la facultad que permite acceder a los principios del
ser; al descomponer lo complejo y llegar a lo simple se suponía que se podía conocer y reconstruir la
realidad. La razón para la Ilustración es una fuerza que puede transformar lo real. >
7. El “Siglo de las Luces", la Ilustración, la “razón ilustrada” son conceptos que se aplican para
denominar un periodo histórico, del siglo XVII y XVIII, hegemónico en Francia, Alemania, e Inglaterra
que se caracterizó por la confianza absoluta en el poder de la razón para conocer y reorganizar la
sociedad en base a principios racionales. Conjunto sistemático de ideas filosóficas y políticas que se
caracteriza por una confianza plena en la razón, la ciencia y la educación, para mejorar la vida
humana y una visión optimista de la vida, la naturaleza y la historia, contempladas dentro de una
perspectiva de progreso de la humanidad, junto con la difusión de posturas de tolerancia ática y
religiosa y de defensa de la libertad del hombre y de sus derechos como ciudadano. La importancia
de la razón crítica, que es pensar con libertad, ha de ser como la luz de la humanidad, está presente
en la misma raíz de las palabras con que, en los distintos idiomas, se significa este periodo: Siglo de
las Luces en español, Siécle des Lumiéres en francés, Enlightenment en inglés. >