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REGIÓN LATINOAMERICANA LASALLISTA 4. Aspectos complementarios, ¿En qué está plantado tu árbol?

¿De qué estas alimentándolo? ¿A dónde llegan las raíces?


RETIRO DE PREPARACIÓN A LA PROFESIÓN PERPETUA ¿Cuáles ramas representan: Frutos, parásitos, aves y nidos en las
ramas…? ¿De quién o de qué necesitas para podarlo?
ENERO 2015
5. Ponerle título, ¿qué nombre le pondrías a tu árbol?: “El árbol
del metro”, “Expulsión del paraíso”, “Un lugar fresco para vivir”,
etc.
REFLEXIÓN PERSONAL:
Leer el cuento de Mamerto Menapace, osb. Tómate 30’ para dibujar tu árbol.

Resonancias. Puedes compartir tu árbol con un compañero y si gustas, en la


¿Cómo te imaginas qué es ese árbol? ¿Por qué estos árboles eran reunión plenaria.
sus paraísos?
Antes de terminar la actividad piensa y responde:
Te invitamos a que dibujes el árbol de tu propia vida. Esta
dinámica te ayudará a pensar en el proyecto personal de vida, 1. ¿Qué fracturas tiene mi árbol de la vida, eso que me está
no desde sueños irrealizables, sino basados en nuestro pasado, impidiendo realizar mis proyectos?
con nuestras potencialidades, con el suficiente conocimiento de
nuestras debilidades y sabiendo de quién puedo recibir ayuda. 2. ¿En qué aspectos de mi vida estoy sin proyecto (afectivo,
religioso, académico, laboral…)?
1. Las raíces, representan nuestro
pasado, las procedencias. Puedes
pensar sobre tu familia, sus tradiciones, 3. ¿En qué personas sé que puedo confiar para apoyar mis
tu experiencia de iglesia, personas y proyectos en la vida?
experiencias que han tenido gran
influencia en tu vida. Al terminar de pensarlo, completa tu dibujo; puedes adornarlo
con nubes, o un sol, o pájaros o gusanos de tal manera que
2. El tronco, simboliza el momento puedas reconocer eso que necesitas para darle vida a tu
presente, lo que ahora está dando proyecto. (Calcula 15 minutos más). Escoge alguna de tus
seguridad a tu vida, convicciones respuestas y termina haciendo una oración de acción de
básicas, relaciones profundas, en qué gracias.
estás gastando tu vida…
No olvides pegar tu dibujo en la sala de reunión.

3. Las flores y frutos, tus proyectos, los sueños que tienes, tus
esperanzas más importantes, para dónde está orientada tu
existencia
Los Dos Paraísos1 En otoño no se esperaba la tarde del sábado para barrer los
patios. Se los limpiaba en cada amanecer.
¡Cuántas cosas nos enseñaron los dos viejos paraísos, nada
En el patio de tierra de mi casa había dos grandes paraísos.
más que con callarse!
De chico nunca me pregunté si ellos también habrían nacido,
Fue apoyado en sus troncos, con la cara escondida con el
crecido, o sido trasplantados.
brazo, donde descargáramos nuestros primeros lloros después de
Simplemente estaban allí, en el patio, como estaban el cielo las palizas. Allí, en silencio, escuchaban el apagarse de nuestros
las estrellas, la cañada en el campo, y el arroyo allá dentro del suspiros entrecortados por palabras incoherentes que puntuaban
monte. Formaban parte de ese mundo preexistente, de ese nuestras primeras reflexiones internas de niños castigados. Y en el
mundo viejo con capacidad de acogida que uno empezaba a silencio de sus arrugas, guardaron junto con nuestros lagrimones
descubrir con asombro. esas primeras experiencias nuestras sobre la justicia, la culpa, el
Eran lo más cercano de ese mundo porque estaban allí castigo y la autoridad.
nomás, en el medio del patio, con su ancho ramerío cubriéndolo Y luego, cansados de una reflexión que nos quedaba grande
todo y llenando de sombra toda la geografía de nuestros y agotada nuestra gana de llorar, nos alejábamos de sus troncos
primeros gateos sobre la tierra. y reingresábamos a la euforia de nuestros juegos y de nuestras
Ellos nos ayudaron a ponernos de pie, ofreciéndonos el rugoso peleas.
apoyo de su fuerte tronco sin espinas. Encaramados a sus ramas Cuando jugábamos a la mancha, transformaban su quietud
miramos por primera vez con miedo y con asombro la tierra allá en la piedra del “pido” que nos convertía en invulnerables. Y en
abajo, y un horizonte más amplio alrededor. el juego de la escondida escuchaban recitar contra su tronco la
Los pájaros más familiares, fue allí donde los descubrimos. En cuenta que iba disminuyendo el tiempo para ubicar un
cambio los otros, los que anidaban en la leyenda y en el misterio escondite. Y luego eran la meta que era preciso alcanzar antes
de los montes, los fuimos descubriendo mucho después, cuando que el otro, para no quedar descalificado. Ellos participaron de
aprendimos a cambiar de geografía y a alejarnos de la sombra todos nuestros juegos y fueron los confidentes de todos nuestros
del rancho. momentos importantes.
Fue en ellos donde aprendimos que la primavera florece. Para Escondidos detrás de sus troncos, nuestra timidez y viveza de
septiembre el perfume de los paraísos llenaba los patios y el chicos de campo espiaba a las visitas de forasteros, mientras
viento del este metía su aroma hasta dentro del rancho. No escuchábamos nuevas palabras, otra manera de pronunciarlas y
perfumaban tan fuerte como los naranjos, pero su perfume era nuevos tonos de voz, que luego se convertían en material de
más parejo. Parecía como que abarcara más ancho. A veces, un imitación y de mímica para las comedias infantiles en que
golpe de aire nos traía su aroma hasta más allá de los corrales. remedábamos a las visitas. Así fue como aprendí la palabra
“etcétera”, que me causó una profunda hilaridad, y que al
También nos enseñaron cómo el otoño despoja las realidades
repetirla luego a cada momento y para cualquier cosa, nos
y las prepara para cuartear el invierno. Concentrando su savia
hacía reír a todos en la familia. En mi familia siempre producían
por dentro en espera de nuevas primaveras, amarilleaban su
hilaridad las palabras esdrújulas.
follaje y el viento amontonaba y desamontonaba las hojas que
ellos iban entregando. Al llegar la noche, todo nuestro mundo amigo se atrincheraba
alrededor de los paraísos. El farol que se colgaba de una de sus
ramas creaba una pequeña geografía de luz que era todo lo
1
Parábolas de Mamerto Menapace, OSB. Pastoral Juvenil Vocacional –Dominicos- que nos pertenecía en este mundo. Más allá estaba el reino de la
Publicado en el libro La sal de la tierra, Editorial Patria Grande.
noche desde donde nos venían los gemidos de las ranas “Mis dos viejos paraísos también tenían su historia.”
sorprendidas por las culebras; y hacia donde los perros hacían Historia personal, intransferible. Su existencia no era sólo
rápidas salidas para defender nuestro reino sitiado. Desde la relación conmigo. También ellos habían nacido en alguna parte,
noche sabía llegar hasta nuestro puerto de luz algún forastero o habían tenido su historia de crecimiento, para luego ser
algún amigo náufrago de las sombras que había logrado ubicar trasplantados juntos y compartir la historia de un mismo patio. El
el faro de nuestra lámpara suspendidas de las ramas de los estar allí, el compartir su vida con nosotros, su sombra y el ciclo de
paraísos. Desde lo más hondo de la noche remaban hacia la sus otoños y primaveras, era el resultado de decisiones que bien
lámpara miles de insectos: las luciérnagas describían amplios hubieran podido ser distintas, y con ello totalmente otra mi propia
círculos de luz alrededor de los paraísos, y a veces volvían a historia y mi geografía personal.
hundirse en la inmensidad sideral de la noche como pequeños
cometas de nuestro pequeño sistema solar. Otras veces, Me di cuenta de la tremenda responsabilidad de sus
encandiladas por la luz del farol, terminaban en nuestras manos decisiones; cosa que ningún otro árbol había tenido, ni jamás
llenándolas de todo eso misterioso que brilla en las noches. podría tener en mi vida.

Cuando me vine hacia el sur, la imagen de los paraísos vino Y pienso que, si hoy todo árbol es mi amigo, esto se debe a la
conmigo, y conmigo fue creciendo al ritmo de mi propio calidez de amigo que supe encontrar allá en mi emplumar, en
crecimiento. Los veía simplemente como parte de mi propia aquellos dos paraísos familiares. Ellos dieron a mis ojos, a mi
historia. corazón y a mis manos, esa imagen primordial que trataría de
buscar en cada árbol luego en mi vida.
Al volver luego de unos años, me impresionó ver nuevamente
a mis dos viejos paraísos familiares. Sí. Eran los mismos: ocupaban Insisto. Esto lo empecé a ver y a comprender cuando
el mismo sitio; los aseguraban las mismas raíces y los identificaba desmiticé a mis dos viejos paraísos de todo lo que no era
por las mismas arrugas de sus troncos amigos. auténticamente suyo. Cuando comprendí que también ellos
tenían unas dimensiones concretas y relativamente pequeñas;
Y sin embargo me parecieron más pequeños. Cierto: la cuando les descubrí sus carencias y cuando supe que su
cabellera de sus copas había raleado, y tal vez sus ramas ya no existencia almacenaba, como la mía una cadena de decisiones
fueran tan flexibles. Pero fundamentalmente habían quedado personales, y no un mero sucederse de preexistencias sin historia.
iguales; idénticos. No fue por haber cambiado por lo que me Cuando me di cuenta de que tenían menos dimensiones de las
resultaron más pequeños. Yo diría que fue mi relación con ellos lo que yo me imaginaba, y más méritos de los que yo suponía.
que había crecido, lo que me daba de ellos una visión distinta.
Hoy aquel patio familiar existe sólo en mi recuerdo. Los dos
Quizá no es que los viera más pequeños; sino que ya no me paraísos han dejado en pie dos grandes huecos de luz. Buscando
parecían tan altos, ni tan ancha su sombra, ni tan difíciles de sus copas mis ojos miran para arriba y se encuentran con el cielo.
subir, ni tan imprescindibles dentro de la geografía del mundo
que me tocaba habitar. Mientras tanto, yo ya había conocido No han muerto. Y pienso que no morirán nunca, porque rama
otros árboles grandes, importantes, útiles o amigos, y a lo mejor a rama se van quemando en el fogón familiar, y de cada astilla
había adornado inconscientemente con esas dimensiones que se ha vuelto ceniza se ha liberado la tibieza que calienta
prestadas a mis dos viejos paraísos familiares. nuestros inviernos. Y sus troncos rugosos se han vuelto tablas de la
mesa familiar que nos seguirá reuniendo a los hermanos distantes
Ahora, al verlos en su realidad concreta, desmitizados de mis para compartir el pan.
adornos fantasiosos, comencé a darme cuenta de sus auténticos
límites, de la dimensión concreta de sus ramas. Podría decir que
casi afloró a mi conciencia un descubrimiento:

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