Los Rituales Funerarios en El Templo May PDF
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A Uliseo
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Los rituales funerarios-text
Agradecimientos
Los resultados de esta investigacin son producto del trabajo en conjunto y de las
numerosas ideas, creativas e innovadoras, de los investigadores que me brindaron su apoyo.
Agradezco a Leonardo Lpez Lujn quien sigui de cerca la investigacin, permitindome aprender
de l en todo momento. Gracias a sus comentarios, sugerencias y crticas constructivas, fue
posible realizar este trabajo. A Eduardo Matos, agradezco la oportunidad de pertenecer al Proyecto
Templo Mayor y el haber podido intercambiar con l ideas, comentarios e imaginarios sobre el
fascinante tema de la muerte. A Linda Manzanilla agradezco todo lo que aprend con ella en
excavacin, en el saln de clases y en cada conversacin, lo cual fue fundamental para poder
hacer esta investigacin. Reconozco que Carlos Serrano es, en gran medida, culpable de que mi
inters profesional se centre en los contextos funerarios., lo cual le agradezco infinitamente. A Juan
Alberto Romn Berrelleza quiero agradecer el apoyo en la ltima fase del trabajo; en sta, la
investigacin pudo concretarse.
Una de las fuentes de informacin ms enriquecedoras fue la que encontr en el anlisis
osteolgico. Durante todo este proceso tuve que familiarizarme y aprender el trabajo del
antroplogo fsico, lo cual fue posible gracias a la ayuda y paciencia de varios investigadores de
esta disciplina: Arturo Romano, Carmen Pijoan, Liliana Torres-Sanders, Martha Elena Alfaro,
Sergio Lpez Alonso, Edwin Crespo, Concepcin Jimnez, Arturo Talavera, David Volcanes y, muy
especialmente, a Alejandro Terrazas y Gregory Pereira. Agradezco al Dr. Reyes Tllez del
Departamento de Anatoma de la Facultad de Medicina, por permitirme trabajar la parte
experimental de esta investigacin. ngel Acosta, Juan Andrade y, muy especialmente, Simn
Gnzalez Reyna, me dejaron compartir su trabajo cotidiano y comprender, paradjicamente, cul
es la vida que gira en torno a la muerte en los anfiteatros y crematorios. El presente trabajo fue
apoyado por la participacin de una gran cantidad de investigadores. Quiero agradecer a David
Carrasco, Darrin Pratt, Roberto Rodrguez, Francisco Hinojosa, Lourdes Gallardo, Laura del Olmo,
Ivonne Athi, Juan Sandoval, Adrin Velzquez, Fernando Snchez, Susana Xelhuatzin, Jos Luis
Alvarado, Oscar J. Polaco, Ricardo Lascuran, Erasmo Martnez, Ral Chvez, Lorenzo Ochoa,
Jos Cario Vzquez, Eduardo Andrade, Hector Neff, Michael Glascok, Douglas Donahue,
Mercedes Gomez Mont, Gilda Velzquez, Salvador Gulliem, Naoli Victoria, Katia Perdign, Daniel
Rembao, Jorge Guevara, Mark West, Sergio Zavala, Serafn Snchez, Ral Arana y Santiago
Analco. Los arquelogos Carlos Jcome, Graciela Rodrguez, Carmen Rojas y Cesar Villalobos,
fueron una parte fundamental durante este proceso. Gracias como siempre.
Reconozco todo el apoyo de los integrantes del Museo del Templo Mayor, antes, durante y
despus de la investigacin, especialmente a Lourdes Cu, Ricardo Rivera, Julio Romero, Luz
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Mara Muoz, Maria Elena Cruz, Sara Ramrez, Silvia Romo y Rosa Isela Fras. A Alejandra
Aguirre y a Fernando Carrizosa, quienes siguieron de cerca la investigacin, les agradezco su
apoyo constante y amistad.
Los magnficos dibujos y fotografas que acompaan la investigacin son de Fernando
Carrizosa, Graciela Rodrguez, Julio Emilio Romero, Salvador Guilliem, Germn Ziga, y Enrique
Vzquez. Muy especialmente quiero agradecer a Julio Emilio su amistad e infinita paciencia y a
Michel Zab por haber compartido conmigo algunas imgenes salidas de su maravillosa lente e
imaginacin.
Finalmente, quiero agradecer a mis amigos y familia, la paciencia y apoyo constante. A
ellos todo mi cario y mi agradecimiento.
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ndice
Introduccin 7
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ndice de ilustraciones
Figura 1. Mictlantecuhtli y Quetzalcatl, Cdice Borgia, 1993, lmina 56 (fotografa de Germn Ziga/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
Figura 2. Mictlantecuhtli frente a una mujer embarazada, Cdice Laud, 1994: lmina 6 (dibujo de Enrique
Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 3. Glifo del da miquiztli, Cdice Borgia, 1993: 66 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 4. La consulta con granos de maz sobre el estado de salud del enfermo, es presidida por Quetzalcatl,
Cdice Magliabechiano, 1996: 78r (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 5. Probable dispersin de las entidades anmicas, Cdice Laud, 1994: 44 (dibujo de Enrique
Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 6. Camino al Mictlan, Cdice Vaticano Latino 3738 (dibujo de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 7. El Chichiuahcuahco (dibujo de Julio Emilio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 8. Preparacin y cremacin del bulto mortuorio, Cdice Florentino, 1979:28r (dibujo de Enrique
Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 9. Ritos en presencia del cuerpo y sepultura, Cdice Magliabechiano, 1996: 67r (dibujo de Julio Emilio
Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 10. Bulto funerario de Axaycatl y entronizacin de Tzoc, Durn, 1995, I: lmina 26 (fotografa de Germn
Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 11. Funerales de Ahutzotl, Durn, 1995, I: lmina 36 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 12. Preparacin del cuerpo de Tlacalel, Durn, 1995, I: lmina 33 36 (fotografa de Germn Ziga/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
Figura 13. Exequias de un mercader, Cdice Magliabechiano, 1996: 68r (fotografa de Germn Ziga/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
0Figura 14. Sacrificio de un acompaante en el funeral de un dignatario, Cdice Magliabechiano, 1996, 66r
(dibujo de Julio Emilio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor
Figura 15. Bulto devorado por el monstruo de la tierra y punzn de autosacrificio, Cdice Fejrvry-Mayer, 1985:
40 (dibujo de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 16. Ofrecimiento de bienes funerarios al bulto mortuorio, Cdice Magliabechiano, 1996: 69r (fotografa de
Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 17. Representacin del fardo mortuorio. Veintena de Huey Miccailhutl, Cdice Telleriano-Remensis, 1995:
2v (dibujo de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 18 Veintena de Hueymiccalhuitl Cdice Magliabechiano (38r) (fotografa de Germn Ziga/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
Figura 19. Representacin del bulto mortuorio con ofrendas. Veintena de Ttitl, Cdice Magliabechiano, 1996: 72r
(fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 20. Distintos tipos de pira funeraria reconstruccin (dibujo de Julio Emilio Romero/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 21. Probable representacin de un pira funerarias. Cdice Zouche-Nuttall, 1992: lmina 81 (dibujo de Julio
Emilio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor)..
Figura 22. Piras funeraria b) cremacin de Tezozmoc, Cdice Xlotl: 8; c) cremacin del bulto, Cdice Bodley:
29. (dibujos de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 23. Pira emplazada en el patio del templo Cdice Florentino, 1979: 41r (dibujo de Julio Emilio
Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 24. Hueso cremado con tejido blando. Patrn de fractura en forma de media luna observado en un fmur
de adulto masculino, procedente de un crematorio moderno (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y
N).
Figura 25. Hueso cremado sin tejidos blandos. Tibia de adulto masculino, procedente de un crematorio moderno
(fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 26. Patrones detectados en hueso cremado a travs de microscopa electrnica de barrido de bajo vaco.
Hueso cremado con tejidos blandos (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 27. Patrones detectados en hueso cremado a travs de microscopa electrnica de barrido de bajo vaco.
Hueso cremado sin tejidos blandos (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 28. El Recinto Sagrado de Tenochtitlan, Cdice Matritense, 269r (Reprografa de Germn Ziga INAH,
Proyecto Templo Mayor).
Figura 29. Ubicacin de las ofrendas en planta (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 30. Ofrenda 37 vista en corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 31. Ofrenda 37, niveles de excavacin 1, 2 y 3 (planta). En el nivel 3 se ha retirado el cajete, por lo que se
pueden apreciar los restos seos (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 32. Ofrenda 37, niveles de excavacin 4 y 5. (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 33. Cajete trpode. Ofrenda 37 (Fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 34. Ofrenda 37. Aspecto macroscpico del hueso (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
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Los rituales funerarios-text
Figura 35. Ofrenda 37. Imgenes de microscopa electrnica en donde se aprecian microfracturas en restos
seos (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 36. Tibia de venado aserrada y pulida. Ofrenda 37 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 37. Ofrenda 44, corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 38. Niveles de excavacin 2 y 3, Ofrenda 44 (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 39. Urna zoomorfa Tohil Plumbate en el momento de su excavacin (fotografa de Salvador Guilliem/
INAH, Proyecto Templo Mayor)
Figura 40. Urna zoomorfa despus de su restauracin (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 41. Ofrenda 44. Fragmentacin y aspecto de las fisuras (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 42: Restos seos humanos, Ofrenda 44. Imagen de microscopa electrnica de barrido (fotografa de
Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 43: Ofrendas 34 y 39, planta (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 44. Ofrenda 34. a) perspectiva; b) corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 45. Niveles de excavacin 1, 2, 3 y 4, Ofrenda 34. Planta (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 46. Urna funeraria y tapa de obsidiana verde. Ofrenda 34 (fotografas de Michel Zab).
Figura 47. Ofrenda 34. Hueso con modificacin cultural visto en el microscopio con huellas producidas por un
instrumento ltico (fotografas de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 48. Cuchillo de pedernal miniatura que presentan cpulas trmicas por exposicin al fuego. Ofrenda 34
(fotografa Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor)
Figura 49. Olla miniatura de cobre. Ofrenda 34 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 50. Cascabel de oro con el glifo ollin. Ofrenda 34 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 51. Bulto con ofrendas, Cdice Magliabechiano, detalle 1996: 68r (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 52. Colgante antropomorfo de plata. Ofrenda 34 (Dibujo de Graciela Rodrguez Len/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 53. La muerte representada mitad mono, mitad ser descarnado, Cdice Laud, 1994: 14 (Dibujo de Enrique
Vzquez/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 54. rbol con el tronco en torzal, Cdice Borgia, 1992:, 49 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 55. Glifo malinalli, Cdice Magliabechiano, 1996: 12v (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 56. Colgante antropomorfo de piedra verde. Ofrenda 34 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 57. Ofrenda 39, corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 58. Ofrenda 39. Nivel 2 de excavacin (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 59. Ofrenda 39. Niveles de excavacin 3, 4 y 5 (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 60. Ofrenda 39. Urna funeraria al ser excavada (fotografa de Salvador Guilliem/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 61. Urna de travertino con tapa de obsidiana de forma compuesta. Ofrenda 39 (fotografa de Germn
Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 62. Cuentas fitomorfas de obsidiana meca. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 63. Orejera con lmina circular. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 64. Anillos de obsidiana verde. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 65. Colgante antropomorfo. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 66. Colgante antropomorfo con rasgos mayas. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 67. Cuentas circulares de cristal de roca. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 68. Restos de cordel de algodn carbonizado, vistos al microscopio. Ofrenda 39 (fotografa de Katia
Perdign/ INAH).
Figura 69. Restos seos pegados a partir de un fragmento de la Ofrenda 34 y otro de la Ofrenda 39 (fotografa de
Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor)
Figura 70. Deidades de las urnas de las ofrendas 14 y 10 (dibujo de Fernando Carrizosa/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 71. Huella de la Ofrenda 10 (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 72. Ofrenda 10. Niveles 2, 3 y 4 de excavacin (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 73. Bajorrelieve de la urna de la Ofrenda 10 (dibujo de Fernando Carrizosa/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 74. Urna funeraria imitacin Fine Orange. Ofrenda 10 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 75. Ofrenda 10. Imagen de microscopa electrnica de barrido de bajo vaco (fotografa de Sergio Zavala/
Jorge Guevara, INN y N).
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Los rituales funerarios-text
Figura 76. Ofrenda 10. Pectoral de piedra verde (dibujo de Graciela Rodrguez Len/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 77 Ofrenda 10. Pectoral de piedra verde a) reconstruccin de la forma original; b) comparacin con las
orejeras del colgante de plata, Ofrenda 34 (dibujos de Graciela Rodrguez Len/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 78. Ofrenda 14. Niveles de excavacin 1, 2 y 3. (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 79. Bajorrelieve de la urna de la Ofrenda 14. La deidad representada es Tezcatlipoca, el Seor del Espejo
Humeante (dibujo de Fernando Carrizosa/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 80. Urna funeraria con la representacin de Tezcatlipoca. Ofrenda 14 (fotografa de Michel Zab).
+Figura 81. Ofrenda 14. Fmur con moderada exposicin al fuego (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 82. Ofrenda 14. Aspecto de un fragmento de fmur visto al microscopio electrnico de barrido de bajo
vaco, en donde se aprecian microfisuras (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 83. Restos seos cremados. a) huesos atribuidos en su mayora a la Ofrenda 10 y b) huesos atribuidos en
su mayora a la Ofrenda 14 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 84. Ofrenda 14. Cuentas tipo cabeza de pato. Ofrenda 14 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 85. Punzn de hueso de venado. Ofrenda 10/14. (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor)
Figura 86. Niveles de excavacin 1 y 2 (al interior de la urna). Ofrenda 14 (Dibujo de Julio Emilio Romero/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
Figura 87. Aspecto macroscpico de la materia orgnica carbonizada. a) muestra control (moderna); b) fragmento
de la Ofrenda 3 (fotografas de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 88. Aspecto microscpico de la materia orgnica carbonizada. a) muestra control (moderna); b) fragmento
de la Ofrenda 3 (fotografas de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 89. Cetro de Ehcatl-Quetzalcatl Cdice Borgia, 1993: 56, (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 90. Cetro de pedernal. Ofrenda 3 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 91. Representacin en tezontle de un corazn. Ofrenda 3 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor)).
Figura 92. Cuchillo de pedernal miniatura que presentan cpulas trmicas por exposicin al fuego. Ofrenda 3
(fotografa Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor))
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Los rituales funerarios-text
Introduccin
por la desaparicin, el fin que nos concierne, se refleja muy particularmente en los rituales
funerarios. stos pueden realizarse para disponer del cadver, socializar la prdida o
auxiliar al difunto para que se incorpore a alguno de los mundos de los muertos. En este
ltimo sentido, la tumba, el atad, la urna, no son los nicos destinos de los finados, ya
que comnmente existe la creencia de que llegarn a algn tipo de geografa funeraria, la
cual suele estar ampliamente descrita en los sistemas religiosos, como si alguna vez
manera inigualable, los conceptos ms sagrados de su pueblo. Por ello, los personajes
que fueron enterrados en este recinto debieron ser clave en la historia de esa antigua
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Los rituales funerarios-text
enterrados los ms importantes seores mexicas y que en sus tumbas se encontraban los
objetos de mayor vala. Numerosas narraciones sobre el saqueo de sepulturas nos llegan
nuestros das de la propia pluma de los conquistadores. Daz del Castillo (1979, II: 244)
relata que uno de los oficiales, de apellido Figueroa, se dio a la tarea de saquear tumbas
en Oaxaca. Finalmente, al tratar de regresar con el oro y las joyas, naufrag junto con sus
Hernn Corts (1994: 65, 153) saba que en el Templo Mayor se enterraban a los
principales; no slo lo relata porque fuese un acontecimiento del dominio pblico, sino
porque dice haber sido testigo del saqueo de una de las tumbas:
Unos espaoles que, por cierto, deban estar bajo sus rdenes. Esta descripcin
de Corts es muy importante porque nos deja entrever que la costumbre de realizar
edificio, se conservaran una mayor cantidad de contextos funerarios. Lo cierto es que, con
el tiempo, el Templo Mayor qued reducido y sepultado bajo una inesperada ciudad, en
escenario.
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Fue en 1978 que los restos del Cu de Huichilobos emergeran a la luz despus de
tantos siglos de estar sepultos. En febrero de ese ao, el hallazgo del monolito de la diosa
la excavacin extensiva del Huey Teocalli, dando inicio el Proyecto Templo Mayor,
coordinado por el arquelogo Eduardo Matos Moctezuma, quien desde un principio hizo
a seguir (Matos, 1986a: 9-16). Como parte de las excavaciones controladas se han
mencionan algunos cronistas se haca con los cuerpos de aquellos individuos que haban
1997: 206). Sin embargo, existen muchos aspectos en los contextos funerarios
encontrados en el marco del Proyecto Templo Mayor, que nos plantean varias
consideracin que debemos hacer explcita es que se trata de una muestra muy pequea
generalizaciones de lo que pudieron haber sido los funerales del resto de la poblacin.
No fue tarea fcil el anlisis de las sepulturas del Huey Teocalli. En un inicio, las
extremada fragmentacin, la mezcla de los huesos humanos y los de fauna, con los
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Los rituales funerarios-text
hecho de tener frente a frente los restos de los personajes copartcipes de la historia
mexica, era razn suficiente como para buscar una metodologa que permitiera avanzar
en la investigacin. Despus de varios meses de trabajo, qued evidenciado que este tipo
informacin.
Una primera fase de nuestro anlisis tuvo como objetivo organizar, clasificar y
entender los componentes de cada uno de las sepulturas. Esto fue necesario por el
carcter destructivo de la cremacin. Llevar a cabo esta tarea fue fundamental para poder
edad tenan al morir, de qu sexo eran y si fueron cremados con o sin ofrendas, por
de las fuentes histricas nos haca inclinarnos por la primer opcin. No obstante, una
primera aproximacin a los contextos nos permiti plantear la hiptesis de que estos
funerales no se llevaron a cabo tal y como las fuentes histricas los narran. Incluso, antes
de realizar el anlisis, era evidente que las sepulturas de la Etapa II eran muy diferentes a
individuos con respecto al edificio y a las caractersticas de los restos seos. De tal
manera que uno de nuestros objetivos fue definir si existan distintos tipos de cremacin y
ver, en la medida de lo posible, cul poda haber sido la razn para que esto se llevase a
cabo.
problemticas a tratar. Este aspecto ya haba sido trabajado con anterioridad por otros
autores (Matos 1981: 51; Umberger, 1987: 418-436; Lpez Lujn, 1993: 235-236), por lo
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Los rituales funerarios-text
que estas investigaciones previas nos dieron elementos para proponer, de una manera
los artefactos que forman parte de los contextos funerarios nos hizo plantearnos una serie
Lpez Lujn (1993: 171) para las ofrendas del Templo Mayor: correlacionar los contextos
cantidad de referencias sobre los rituales funerarios de la elite, lo cual result muy
ventajoso, considerando la alta jerarqua que debieron haber tenido los individuos
obtenidos fue muy importante, de tal manera que se pudiesen realizar comparaciones de
un contexto a otro. Los huesos cremados, pese a que nos limitan a inferir ciertos aspectos
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Los rituales funerarios-text
biolgicos del individuo, nos ofrecen a cambio, una invaluable informacin sobre el ritual y
la tecnologa de la pira.
1974: 22-33), a la antropologa simblica (Turner, 1971). Esta corriente ha fundado una
tradicin muy amplia en el anlisis de los rituales funerarios en lo que se refiere a los
aspectos sociales, religiosos y simblicos. Desde finales del siglo XIX y principio del XX,
se cuentan autores muy relevantes en estos temas como Hertz y van Gennep (1960), los
cuales a un siglo de haber escrito sus obras, siguen siendo considerados vigentes hoy
da. Sobre la importancia de van Gennep, adems de haber propuesto el concepto de rito
llave a una lgica universal de la vida humana social. El concepto diferenciacin, que fue
trabajada por los arquelogos en la dcada de los setenta, no es un asunto nuevo para la
antropologa, ya que el propio van Gennep (1970: 146), a principios del siglo XX,
consideraba que en los ritos hay variaciones y que stas dependen de la edad, el sexo y
investigacin. Este autor trabaj temas como la concepcin que cada sociedad tiene de la
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Los rituales funerarios-text
de la muerte. Dentro de esta ltima, que forma parte de la corriente conocida como la
Nueva Arqueologa, se gest el concepto de diferenciacin social, sobre el cual hay que
hacer sus debidas consideraciones. De acuerdo con Binford (1971: 223-235), la persona
social se reconoce en los rituales funerarios, de tal manera que es posible inferir estatus y
ocupacin a partir de una sepultura. Tainter (1978: 105-141) es otro de los autores en
postular que los restos mortuorios reflejan el fenmeno social y la energa gastada
durante el rito nos habla de la importancia del individuo. En palabras de OShea (1984:
que no siempre quedan dentro de la sepultura todos los elementos que formaron parte del
ritual (Ucko 1969: 265-267). El contexto arqueolgico no es el espejo del rito, aspecto que
en muchas ocasiones la arqueologa de la muerte pas por alto. Para el caso particular de
los mexicas, las fuentes narran una gran parte del ritual que no se podra inferir solamente
del contexto arqueolgico y viceversa. Por ejemplo, cuando se llevaban a cabo los
fungieran como sus acompaantes hacia el ms all, pero sus cuerpos no eran
enterrados en la sepultura de su seor. De esto dan cuenta casi todos los cronistas, como
Tainter, se gast mucha energa; pero si no se contar con las fuentes esto no se podra
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Los rituales funerarios-text
conformacin del texto, la cual fue dictada por las propias necesidades de la
investigacin. En el primer captulo hicimos una revisin de los principales aspectos del
un marco general para comprender el sistema de creencias en el que estaban insertos las
especial nfasis en la concepcin del cuerpo humano, con el objetivo de discernir lo que
se crea suceda con sus componentes despus del deceso. Estudiar estos aspectos
permite inferir quines deban ser cremados, por qu y a dnde se crea que haba
captulo tratamos los rituales funerarios. La revisin de las descripciones de las exequias
fue de gran utilidad para caracterizar los distintos tipos de prcticas funerarias que se
ellas.
histricas, fueron de gran utilidad para definir aspectos muy particulares de la cremacin,
etnogrfica, retomada de las ms diversas culturas, fue empleada nicamente para hablar
de los tipos de pira funeraria, los procedimientos tcnicos, las condiciones ptimas para la
combustin, el dao en los restos seos, etctera. El uso de la etnografa, si bien no nos
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Los rituales funerarios-text
sirve para hacer una correlacin uno a uno, sirve para mostrarnos toda una gama de
estudio y volverlo a ver bajo una nueva perspectiva, como queda demostrado por Ucko
arqueologa, sta se retom en dos sentidos: 1) los hallazgos y 2) los estudios realizados.
La escasa cantidad de trabajos especializados en este tipo de contextos para esta regin
cultural, hizo necesario hacer explcita una metodologa que permitiera realizar el anlisis
sistematizacin de dicho anlisis fue fundamental para poder comparar los contextos.
anlisis y los resultados obtenidos. Se hizo un nfasis especial en los restos seos,
considerando que la muerte de los individuos propici la realizacin del ritual. Dos
los aspectos relativos al ritual funerario. El trabajo con los huesos cremados y la
de Huichilobos. Por otro lado, el anlisis de los artefactos, la flora, la fauna y su relacin
contextual tambin fue tratado en este captulo. Cuatro tipos de anlisis se llevaran a
medida de lo posible, qu uso tena cierto tipo de artefacto. Por ejemplo, si pudieron
formar parte de los adornos o del ajuar funerario con el que se crea que el individuo
con trabajos previos (Matos, 1983: 10-19; Nicholson y Quiones Keber, 1987: 95-96;
Aguilera, 1987: 71-82; Lpez Lujn, 1993: 228-236), los cuales fueron de invaluable
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Los rituales funerarios-text
asociaciones en los contextos. Esta tarea se vio dificultada por la mezcla de los
diversos especialistas de diferentes campos del conocimiento fue invaluable para poder
cumplir con los objetivos de la investigacin. Por supuesto, estamos seguros de que
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Los rituales funerarios-text
Captulo 1
Del cuerpo mortal a las geografas funerarias
son extremos de una lnea recta, sino dos puntos situados de manera diametral en un
Como sucede con muchos otros aspectos del pensamiento prehispnico, la muerte
era una cuestin bastante ms holstica. Las referencias a ella son constantes en los
nacimiento, los mitos, la poesa y las palabras mismas. Imgenes relacionadas con la
pintura y las dems expresiones plsticas. Al referirse Matos (1986b: 16) a la forma
obsesiva en que los mexicas la representaban, afirma que esto debe considerarse como
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Los rituales funerarios-text
sobre todo si consideramos que la muerte es necesaria para el sustento del universo. El
representada en la preservacin del Sol, de tal manera que, para que el astro pueda
completar su ciclo csmico, debe existir la intervencin de la muerte. Bajo esta lgica,
La muerte en la creacin
las fuentes histricas, los objetos arqueolgicos, los ritos y los mitos. Particularmente en
claramente este aspecto es aquel en el que Quetzalcatl, figura arquetpica del hroe,
baja al inframundo, al lugar de los muertos, en busca de los huesos con los que crear a
la nueva humanidad. Esto sucede en el tiempo de los dioses y nuestro hroe arquetpico
Quetzalcatl decide huir con ellos. Mictlantecuhtli se enoja y enva a unas codornices para
que lo ataquen, por lo que resbala y los huesos se rompen. Quetzalcatl los junta y
de los Soles, 1945). Este acto simboliza la fecundacin (Matos, comunicacin personal,
febrero del 2002). Como puede apreciarse, en este mito adems de referirse a la
diferentes tamaos de los fragmentos, la diversidad entre los seres humanos. El elemento
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Los rituales funerarios-text
del castigo tambin est presente, ya que las codornices sern sacrificadas por su osada
y su sangre derramada sobre los altares en los ritos realizados ya en el tiempo humano.
Figura 1. Mictlantecuhtli y Quetzalcatl, Cdice Borgia, 1993, lmina 56 (fotografa de Germn Ziga/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
no de la vida (Eliade, 1997: 50-51). Este mito, en palabras de Johansson (1996: 73), es
muerte: miquiztli. Continuando con este autor, existe un elemento que se relaciona a su
vez con el nacimiento y con la muerte: la cueva. Su vnculo con el fin humano radica en
equipararla con la tumba, lo cual es bastante lgico si consideramos que las cuevas han
servido como lugares de enterramiento. Se relaciona tambin con la vida porque la cueva
simboliza la matriz de donde surge a la vida el individuo y de donde nacen los pueblos
De tal manera, podemos afirmar que la muerte o los seres asociados a ella, estn
entera.
Figura 2. Mictlantecuhtli frente a una mujer embarazada, Cdice Laud, 1994: lmina 6 (dibujo de Enrique
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Los rituales funerarios-text
La muerte en el calendario
Sin lugar a dudas, uno de los asuntos ms apegados a la vida de los pueblos, es
sido fundamental para las sociedades porque se relaciona con el ciclo agrcola y, por lo
tanto, con la subsistencia. Hay que distinguir dos tipos de sistemas calendricos en
asentado por Brotherston (1994: 86-87). En el calendario solar, que es el que tiene que
ver de manera ms estricta con los ciclos agrcolas y en consecuencia con los
manifiesta como uno de los das, miquiztli, y tambin en la figura de Mictlantecuhtli, seor
del inframundo, quien es uno de los nueve seores de la noche y el sexto de los hroes
Figura 3. Glifo del da miquiztli, Cdice Borgia, 1993: 66 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
agrcola. No obstante, el vnculo existente entre la muerte y los alimentos que permiten la
vida del hombre es mucho ms estrecho. En un estudio realizado por Furst (1982: 207-
225), se hace patente que en los cdices las deidades con rasgos esquelticos tienen,
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Los rituales funerarios-text
muerte, en un sentido occidental, sino una insignia de las deidades relacionadas con la
vida, la regeneracin y el maz. Esta planta, sustento bsico de aquella poca, ritualmente
requiere sangre, por lo que es muy comn observarla en los cdices en la proximidad de
El maz necesita la sangre al igual que el Sol y, de la misma manera que el astro,
hace la vida posible. La muerte de los individuos garantiza la preservacin del universo y
el maz muere para asegurar la alimentacin humana. Pero no slo el maz trae la vida,
sino que es el causante de que sta se vaya. Lpez Austin (1988: 358) afirma que la
vinculacin del ser humano al maz y a la sexualidad, lo hacen mortal. Los nios que
fallecieron sin haberse unido a ninguno de estos dos elementos tendrn, bajo esta
concepcin, un destino diferente a los difuntos que ya los probaron. De tal forma,
aspectos de la sociedad, empezando por las palabras: algunas veces pueden servir para
referirse a la muerte y, otras tantas, a la vida. De acuerdo con Johansson (1996: 58, 86-
87) existe una estrecha relacin entre las semillas y los huesos, a travs de la palabra
esperma, que en nhuatl se dice xinachtli y omcetl. Ambas son utilizadas como
equivalentes y la primera quiere decir semilla, mientras que la segunda quiere decir
literalmente hueso fro. De acuerdo con Lpez Austin (1994: 174), omcetl quiere decir
partir de la mdula.
como Furst (1982: 222). Aunque en apariencia pudiesen ser elementos contrarios el
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Los rituales funerarios-text
hueso de un muerto y la semilla de una planta que est por nacer, esta ltima queda
como una especie de hueso al descomponerse el fruto. De sta se genera la vida, tal y
como sucedi alguna vez en el Mictlan. As, la descomposicin culmina en hueso y ste a
(Sahagn, 1997: 473), reliquias tomadas de los sacrificados en la fiesta Huey Miccalhuitl
(Costumbres, Fiestas, Enterramientos..., 1945: 47), o bien utilizados para combatir el mal
olor de las axilas, molindolos junto con huesos de cnidos (Cruz, 1964: 54v).
Cualquiera que fuese su uso, los huesos no eran tomados como un smbolo nico
mortferos. En estos huesos, los que para nosotros son smbolos cotidianos de la muerte,
muchos casos por la muerte misma. Como se ha podido ver, en los principales aspectos
es parte de una filosofa de contrastes csmicos (Andersen et al., 1994: 125), la cual es
por supuesto determinante en todos y cada uno de los aspectos relacionados con el
comportamiento funerario.
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Los rituales funerarios-text
y muerte, haremos un recorrido que empieza con el cuerpo mortal, las entidades anmicas
que lo conforman, la forma en que se disgregan al morir, alcanzando una de ellas (el
esta cosmovisin.
El cuerpo mortal
Por qu empezar con el cuerpo humano? Las razones hablan por s mismas. Es
Por supuesto, los conceptos de nuestro propio cuerpo no son una cuestin
As que lo pertinente, para el presente anlisis es comenzar haciendo una revisin desde
el punto de vista de las concepciones del cuerpo y de las definiciones de muerte de los
principales, cada una de ellas asentada en una parte especfica del organismo y con
de Montellano, 1993: 74). Estas entidades anmicas principales, que han sido equiparadas
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Los rituales funerarios-text
Las tres entidades anmicas son el teyola, el tonalli y el ihyotl. Existen dos
Alfredo Lpez Austin (1988) y el segundo es The Natural History of the Ancient Soul de
McKeever Furst (1995). Ambas investigaciones deben ser el punto de partida para hablar
1988: 219). Se trata del corazn (donde reside el teyola), la cabeza (el tonalli) y el hgado
(el ihyotl).
1) El tonalli
De acuerdo con Lpez Austin (1988: 225), los principales significados del tonalli
son los siguientes: 1) Irradiacin; 2) calor solar; 3) esto; 4) da; 5) signo del da; 6) destino
de la persona por el da en que nace; 7) alma y espritu y 8) cosa que est destinada a
alguien o es de alguien.
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Los rituales funerarios-text
Por todas las acepciones que tiene, podemos darnos cuenta de que es un
espritu, porque se crea que como tal realizaba el viaje hacia el lugar de los muertos.
describir el tonalli en estos trminos: La fuerza que da vigor, calor, valor y permite el
crecimiento, era insuflada al nio desde que estaba en el vientre materno. Sin embargo, la
fuerza que posea en ese momento era poca. No era sino hasta el da de su bao ritual, a
la salida del Sol, que el infante reciba el tonalli, el cual llegaba como un aliento viajero, a
travs de los rboles csmicos, proveniente del otro lugar, aquel en donde se encuentran
los dioses. Se asentaba en la cabeza del nio. Por ello, desde ese momento, la madre
deba ser cuidadosa en cuanto a los cortes de cabello, pues es ste uno de los principales
recipientes de dicha fuerza, tal y como lo eran las uas. Quitar los cabellos de la coronilla
poda ser fatal y propiciar la salida de la entidad anmica. Igualmente, nadie deba pasar
sobre la cabeza de un nio, porque eso poda ser letal. As, durante toda la vida de una
persona, el tonalli era la fuerza que le permita el crecimiento. No era una entidad
exclusiva de los humanos, ya que la comparta con otros seres. De todo lo mencionable,
el Sol era considerado como el principal poseedor de tonalli. A veces esta entidad anmica
sala del cuerpo, durante la experiencia onrica. Si un buen da el tonalli sala de su dueo,
poda saber si el tonalli haba escapado era reflejndose en el agua: si la imagen era
opaca, no caba la menor duda, se haba ido. Cuando el cuerpo se convierte nicamente
En cuanto al destino del tonalli despus del deceso existen dos hiptesis. La
primera es de Lpez Austin (1988: 367-368), quien apunta que la entidad se dispersa y
hay que auxiliarlo a travs de un rito para atraer las fracciones de la entidad. Por su parte
McKeever Furst (1995: 178) le atribuye el viaje al inframundo, quiz porque los atributos
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Los rituales funerarios-text
teyola.
No todos tenan igual cantidad de tonalli, ya que ste aumentaba con la edad. De
igual manera, la importancia poltica y religiosa de una persona poda hacer que sta
tuviera un mayor tonalli, como era el caso de los gobernantes (Ortiz de Montellano, 1993:
77).
2) El teyola
Alojado en el corazn, el teyola era la entidad anmica que, de acuerdo con Lpez
voluntad (Ortiz de Montellano, 1993: 80). Poda resultar daada por la conducta inmoral,
por la intervencin de algn hechicero o por las fiebres acuticas. Hoy da puede ser
McKeever Furst (1995: 74) nos dice que el teyola se poda percibir en la
respiracin y era separado del cuerpo con el ltimo suspiro (el que mata, dira Bretn).
Esta entidad ha sido relacionada por la investigadora norteamericana con las aves y las
piedras. La vincula con un ser alado, por las menciones hechas en las fuentes histricas
una criatura alada, que puede ser vista por cualquiera que prepare un cadver. Esta es
una idea sugerente, pero habra que hacer un par de consideraciones. Si bien es cierto
que en tiempos prehispnicos exista un mayor contacto o cercana con el cadver, el cual
porque el cadver era enterrado o cremado hasta el cuarto da, la mancha que menciona
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Los rituales funerarios-text
McKeever Furst es caracterstica de los cuerpos que han permanecido por algn tiempo
en decbito dorsal. Si hay algo en lo que coinciden las fuentes histricas es en que los
cadveres eran hechos bultos (Alvarado Tezozmoc, 1945: 242-243; Mendieta 1945: 178;
depositaban despus de amortajarlos era la sedente, misma que no dejara estas marcas
aladas de la espalda, las cuales son causadas por la gravedad, en una posicin boca
arriba. Quiz la relacin del teyola con las aves, no recaiga tanto en la observacin del
cadver sino ms bien en otros aspectos de tipo simblico como la asociacin de las
criaturas aladas con el Sol, uno de los mundos de los muertos, o en la creencia de la
relacin del teyola con las piedras, estriba en que, despus de la muerte, una de stas
era colocada en la boca del difunto, a manera de corazn, la cual poda ser verde o de
menor valor, de acuerdo con la calidad del individuo, y que lo acompaara durante la
principal del fuego en esta historia ser revisado en el captulo tercero, tanto el aspecto
materiales cremados.
3) El ihyotl
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Los rituales funerarios-text
que an hoy calificamos como viscerales (Ortiz de Montellano, 1993: 82). Al igual que las
otras entidades es insuflada al nio, pero a diferencia, puede ser liberado a voluntad para
causar daos. Equiparada al concepto moderno de aire de noche, el ihyotl poda ser
emanado de un difunto, como sera el caso de la mano de una mujer muerta en parto, por
lo cual se volva muy codiciada y el cadver tendra que ser cuidado durante algn tiempo
(Lpez Austin, 1988: 261). McKeever Furst (1995: 164-171) relaciona esta entidad con los
que esta entidad tardaba un tiempo en dejar el cadver y, finalmente, terminaba por
disiparse.
anmicas por estos tres autores, queda claro que hay siempre un punto en el que se
prolongada puede ocasionar el deceso o por su estrecho vnculo con Mictlantecuhtli. Sin
importar cul sea el destino final de cada una de ellas, podemos afirmar es que perdura la
enfermedad, aunque sta puede ser un punto de partida para que deje de funcionar el
cuerpo hasta encontrar el desenlace fatal. El decaimiento natural, caracterizado por una
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Los rituales funerarios-text
confusin y disminucin del calor corporal, poda ser interpretado como una prdida de
Los pueblos nahuas tenan muy bien clasificadas las enfermedades de acuerdo
con su naturaleza y causalidad. Ortiz de Montellano (1993: 158) apunta que la causa
atribuida a la enfermedad dictaba la cura. Este autor clasifica las enfermedades haciendo
la advertencia de que las concepciones prehispnicas son ms holsticas, por lo que dicha
Entre las causas se poda considerar una prxima, como el fro, y una ltima, como la
deidad que la ocasion. Si la causa era holstica, la cura tambin, por lo que sta poda
ser una mezcla de peticiones a las deidades y ritos, en combinacin con una serie de
remedios de hierbas.
1) Sobrenatural (religiosa).
2) Mgica.
3) Natural (fsica).
Bajo esta clasificacin se hace referencia a los padecimientos enviados por las
deidades. Cuando uno tena una enfermedad de este tipo, deba rogarle al dios que la
o insultos. Otro recurso era realizar votos haciendo imgenes de los dioses del aire, de la
Estas enfermedades podan ser enviadas por las deidades, pero tambin por sus
y la lluvia, eran asociados con los dioses del complejo lluvia, como Tlloc y sus ayudantes
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Los rituales funerarios-text
Este tipo de enfermedades vinculadas con el dios de la lluvia como causa ltima y
con los tlaloque, el agua, las lluvias y el viento, como causas prximas, son sumamente
lepra, la gota, la hidropesa y, en general, los diferentes tipos de artritis que empeoran en
climas muy hmedos. De una u otra manera, cada una de estas enfermedades se puede
relacionar con el agua. Las bubas y la sarna tienen como caracterstica principal que
dejan lesiones locales, que se manifiestan como ampollas llenas de agua. La gota es una
rico, que provoca la acumulacin de cristales en los tejidos blandos que circundan las
cavidad abdominal, enfermedad conocida hoy da como ascitis. Este padecimiento puede
comunicacin personal, marzo del 2001). Los hidrpicos eran considerados de mal
agero (Sahagn, 1997: 99) porque se tena la nocin de que impedan las lluvias.
actuales, Sahagn (1997: 49-51) menciona otras como el tullimiento y el envaramiento del
denominador su asociacin con el agua, ya sea de una manera directa (presencia del
cercana con el agua). Por ello, estos enfermos, junto con las personas que moran
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Los rituales funerarios-text
El que es malfico y pestfero de este oficio hace dao a los cuerpos con
los dichos hechizos, y saca de juicio ahoga; es embaidor o encantador.
(Sahagn, 1997: 555)
algn hechicero.
Badiano menciona algunos que, quiz por la constante mencin del uso de corazones de
animal o por atriburseles la capacidad para quitar el dolor de este rgano, puedan ser
considerados como benficos para el teyola. Por ejemplo, para el dolor del corazn se
utilizaba una pocin que mezclaba diferentes tipos de hierbas con el corazn quemado de
un venado (Cruz, 1964: 28v, 28r). Resulta sugerente que tambin fuera expuesto al fuego,
sobre todo si consideramos que es un agente transportador del teyola. De igual manera
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Los rituales funerarios-text
viaje?
manera directa en el enfermo, sino que tambin haba otras seales de carcter
sobrenatural, las cuales se manifestaban a travs de los dioses, las apariciones, los
animales y los objetos. Adems de las seales que anticipaban la muerte de un individuo,
convaleciente sanara o no. Podan hacerse peticiones a las deidades para que alguien
viviera o para que muriera e, incluso, haban momentos en que los ruegos se convertan
en insultos a los dioses para conseguir el fin deseado. Hay una interaccin y
comunicacin con lo sobrenatural para saber la proximidad de la muerte, para pedir que
llegue o que se vaya. Los augurios llegan a travs de un mensajero del ms all, mientras
que las peticiones son una comunicacin con las deidades para tener injerencia en sus
decisiones, para lo que es necesario dedicarles una ofrenda. Por su parte, la consulta
tiene una respuesta que se manifiesta en este mundo. A continuacin revisaremos los tres
casos mencionados.
El aspecto de los ageros llam mucho la atencin a los cronistas, de tal manera
que encontramos noticias de ellos en numerosas fuentes histricas. Por supuesto que
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Los rituales funerarios-text
personajes, etctera, pero aqu nicamente haremos referencia de los que tienen que ver
animal u objeto:
Muchos animales son relacionados con malos presagios. Tal es el caso de las
aves nocturnas, las culebras, los alacranes, etc. Todos ellos estn estrechamente
relacionados con la regin de los muertos y con las deidades de ese lugar.
Cuando una lechuza era escuchada, se poda sospechar que alguno de los
habitantes de la casa morira. Si alguien estaba enfermo, de inmediato se poda decir que
el pronstico era muy malo y que la muerte, con toda seguridad, lo estaba rondando. Si el
un caso como estos, la respuesta para tratar de escapar del mal agero consista en
injuriar a la lechuza. En este punto cabe recordar que los tecolotes eran considerados
La muerte de los mercaderes era anticipada por las codornices, aves asociadas a
cuando iba en busca de los huesos con los que cre a la nueva humanidad. Estas aves
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Los rituales funerarios-text
acuerdo con Benavente (1971: 152-153), la solucin era matar a uno de los dos. A juicio
de este fraile, el infanticidio s era practicado en muchos de los casos, a manos de los
sobrenaturales en las que crean los antiguos nahuas, mismas que los espaoles
Torquemada (1977, IV: 372-373) narra que una mujer enana, de cabellos largos,
tomada como una seal de infortunio o prxima muerte de quien la encontraba. Las
apariciones de Tezcatlipoca relatadas por este fraile son un caso especial e interesante
de mencionar, ya que se relacionan con los ageros, pero tambin el hecho de su simple
presencia era causalidad de muerte. Sola aparecerse un gigante muy alto y muy robusto,
el cual tena el pecho abierto y no posea cabeza. Era Tezcatlipoca. Haba que ser muy
valiente y arremeter contra esta terrible aparicin, para arrancarle el corazn, porque de lo
contrario uno morira. Era un corazn a cambio del otro. El valiente tambin debera
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Los rituales funerarios-text
obtener de este dios, espinas de maguey que le serviran en las guerras, como amuletos
vea una espina o plumas blancas, sta era una seal muy buena. Si encontraba carbn o
un trapo viejo, la muerte o alguna desgracia era presagiada. Otra aparicin del mismo
poda encontrar en las calles, caminos, cuevas, etc. Aunque no era precisamente un
de la muerte de una persona. Sahagn (1997: 284) nos relata dos ageros de este tipo:
Si los ocupantes de cierta casa observaban que uno de los maderos con los que
repentinamente, habra de morir la persona que estaba realizando esa actividad o alguno
de la casa.
la probable muerte de una persona, existen otro tipo de menciones en la obra de Sahagn
en las cuales se involucra a los astros y a los das. Con respecto a los primeros, se deca
que la muerte de un rey era augurada por un cometa, mientras que con relacin a los
segundos, era una mala seal enfermarse durante los das conocidos como nemontemi.
Cuando eso suceda, toda esperanza de sobrevivir deba perderse y ni siquiera deba
considerarse la opcin de aplicar alguna medicina. Por supuesto no todos los que se
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Los rituales funerarios-text
La muerte no slo se poda augurar, sino que era posible hacer peticiones, a
manera de ruegos, para que sta le llegase a la persona que la mereca, o para el caso
contrario, para alejarla. Como parte de la relacin contractual entre hombres y dioses, en
autosacrificio.
1) Peticiones de muerte:
Era posible desearle la muerte a alguien y adems contar con el apoyo de algn
dios para tal cometido. Hay que recordar que, a diferencia de los muchas veces piadosos
y buenos dioses de las religiones occidentales, los dioses mesoamericanos podan ser
benficos, pero tambin podan ser muy iracundos y matar cuando fuera necesario. De tal
manera que la muerte de alguien poda ser pedida a un dios, incluso la muerte del propio
gobernante, si ste era ambicioso, cruel, altivo, borracho, etctera. Los ruegos para
ser la enfermedad o la muerte misma. En el lugar del fallecido gobernante, el dios debera
de poner a uno que fuera humilde y realizara sus penitencias (Sahagn, 1997: 311).
acciones no les conceda sus peticiones, se comunicaran con otro, ya que al fin y al cabo
muchas eran las deidades que se relacionaban con las enfermedades. Si el convaleciente
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Los rituales funerarios-text
recuperacin.
No slo se poda rogar por la muerte de una persona non grata, sino que era
constantemente en las fuentes para encontrar estas respuestas es el maz. Esta planta
presencia del convaleciente y por una persona capacitada para leer esos mensajes
caan se sabra el futuro de esa persona. Los granos dispersos eran una muy mala seal,
ya que el enfermo morira. Si los granos se agrupaban en hilera, el pronstico era que
sanara. Otra manera de utilizar el maz con este fin era observando su distribucin, pero
esta vez en el agua. La idea era muy parecida a la anterior: si los granos estaban
esparcidos sobre la superficie del agua, el individuo morira, mientras que si no se haban
dividido, sanara. Resulta curioso que se consulte en el maz si alguien no vivir, ya que
esta planta es la que vincula al humano con la muerte. Otra forma de saber qu pasara
con un enfermo era atando unas cuerdas: si los nudos se deshacan, sanara, pero si se
ataban con ms fuerza, ya no habra nada ms que hacer ( Sahagn, 1997: 908; Cdice
Figura 4. La consulta con granos de maz sobre el estado de salud del enfermo, es presidida por Quetzalcatl, Cdice
Magliabechiano, 1996: 78r (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
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Los rituales funerarios-text
El cuerpo agoniza
Quiz ya haban sido dirigidas numerosas peticiones a los dioses y se les haban
dedicado algunas ofrendas, incluidas las de sangre. Quiz la muerte hubiese sido
las cuerdas. Quiz, pero cualquiera que la respuesta hubiese sido, la muerte siempre
conclusin natural de un ciclo vital, esto es, durante la vejez, puede estar antecedida por
un proceso de agona, 1 que puede ser muy dolorosa, tanto para el propio enfermo como
para las personas cercanas a ste. En el Cdice Badiano (Cruz, 1964: 62r, 62v, 63r)
encontramos una descripcin que nos sirve para distinguir la cercana de la muerte.
Un mdico prudente puede, por los ojos y la nariz del enfermo, pronosticar si ha de
morir o ha de sobrevivir. Por lo cual, segn su opinin probable, ojos enrojecidos, sin
duda que son signo de vida; los plidos y blancuzcos, 2 ndice? de salud incierta.
Indicios de muerte son: un cierto color de humo, que se percibe en medio de los ojos, el
vrtice de la cabeza fro o retrado en cierta represin, ojos ennegrecidos que relucen
poco, nariz afilada y como retorcida, a manera de coma, 3 quijadas rgidas, 4 lengua fra,
dientes como cubiertos de polvo y ya muy sucios, que ya no pueden moverse ni
abrirse. El mismo rechinar de dientes y la sangre que mana en abundancia de la vena
cortada, ya plida, ya negra, 5 es anuncio que viene la muerte. Adems la cara que
palidece, que se ennegrece, que adopta y toma una y otra expresin; finalmente si
emite, revuelve y repite palabras sin sentido, como los pericos 6. Mas en la mujer se ha
observado un pronstico especial, a saber, como si una espina muy aguda le picara en
las asentaderas, las piernas y los costados.
1
La agona, como el momento que precede la muerte, es una trance bastante complejo que puede ser muy
duradero, intenso, doloroso, etc., por lo cual en nuestros das marca el punto de partida de una de las
discusiones ms polmicas: la eutanasia. Esta ltima, que manifiesta la estrecha relacin entre la muerte y el
dolor, ha sido uno de los temas ms recurrentes para los investigadores que trabajan la antropologa de la
muerte. En lo relativo a encontrar una situacin anloga con los pueblos prehispnicos (de acelerar la muerte
para evitar el dolor), podemos decir que no hay menciones en las fuentes. Tal vez porque no haba un
concepto ni remotamente cercano a la eutanasia o quiz porque los cronistas no consideraron que era
pertinente mencionarla.
2
Color que puede estar haciendo referencia a la anemia.
3
Una infeccin causada por peritonitis puede asemejar un semblante de este tipo.
4
Trismo es el trmino mdico para tal fenmeno.
5
Coloracin de la sangre poco oxigenada, es decir, cuando se encuentra poco oxidada la hemoglobina.
6
La confusin es bastante comn en los moribundos.
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Los rituales funerarios-text
Estos son los signos fsicos que podemos observar y que nos permiten darnos
cuenta que el enfermo est prximo a fenecer. Es probable que, de acuerdo con las
concepciones que del cuerpo humano tenan los antiguos nahuas, estos signos fueran
considerados como un reflejo de lo que estaba sucediendo con las entidades anmicas o
lo que estaba prximo a sucederles. Quiz el tonalli se habra salido del cuerpo un tiempo
atrs y no hubiesen conseguido que regresara, bajo ninguna circunstancia; tal vez
Lpez Austin (1988: 358-360) nos ofrece del vocabulario de Molina, la traduccin
Recordemos que, como nos dice este autor, era precisamente por este lugar en donde
El Cdice Badiano (Cruz, 1964: 28r, 62r, 62v y 63r) menciona una serie de
remedios para suministrar a los moribundos. No sera difcil que, por la relacin de stos
con el corazn, tuviesen alguna suerte de efecto benfico sobre el teyola. De igual forma,
en este documento se menciona la ltima cosa que se deber hacer por el moribundo, la
La muerte presente
observacin de los llamados signos de la muerte, mientras que la segunda nos remite a la
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Los rituales funerarios-text
los ritos) que despierta la muerte de una persona en las conciencias individuales y
cadver. Para poder decir que un individuo ha dejado de existir, deben de identificarse los
llamado signos de la muerte. Estos ltimos, observados directamente y que implican una
revisin del difunto, son bsicamente la ausencia de respiracin y del latido del corazn.
Sin embargo, como nos dice Ziglier (1976: 198), el diagnstico es tambin un acto social.
En la tradicin occidental, los signos que nos hablan del instante de la muerte encuentran
sus orgenes en Hipcrates, pero han cambiado de la mano de la ciencia y los avances
declaracin de Harvard, documento que nos habla de lo que se debe considerar para
decir que alguien no estar ms entre los vivos. Declarar a alguien como muerto le
corresponde al mdico; l define ese instante -el ltimo-, lo comprueba y certifica. Ese
mdico es quien incluso debe poner la ltima hora y minutos que esa persona se cont
Para el caso de los pueblos nahuas del Posclsico, los signos de la muerte eran
quiz, la ausencia de respiracin y del latir del corazn, aunque dado el tiempo que
duraba la presencia del cadver entre los vivos antes de ser cremado o enterrado, cuatro
este proceso.
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Los rituales funerarios-text
La muerte social
Este concepto, desarrollado por Thomas (1983: 53), es muy amplio y tiene tres
cmo es que sta deja de pertenecer al grupo social; es decir, deja de estar entre los
los signos de la muerte. Dice Thomas (1983: 61) que hay muerte verdadera recin
cuando socialmente se le reconoce. Barley (1995: 70-72, 184) revisa varios ejemplos y
nos hace notar que la variabilidad es enorme, ya que mientras para un grupo el individuo
muere cuando su crneo estalla en la pira funeraria, para otros lo hace cuando el cadver
abandona del hogar. A veces la muerte se liga a los ciclos estacionales y no es sino hasta
que llega el ciclo apropiado cuando se muere, o por lo menos hasta cuando pueden
celebrarse los funerales. No porque uno deje de respirar, muere. Por su parte Eliade
(1997: 54) nos relata que hay veces en las cuales se considera real la muerte hasta
completados los funerales y la muerte fisiolgica slo es la seal de que deben comenzar.
Estos ejemplos nos sirven nicamente para denotar lo complejo que puede llegar a ser la
cunto es que permanece alguien en el mundo de los vivos, despus de haber muerto.
En el caso de los pueblos nahuas del Posclsico, la muerte era ante todo una idea
de disgregacin. Lpez Austin (1988: 358-360) nos ofrece del vocabulario de Molina los
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Los rituales funerarios-text
Existe una lmina del Cdice Laud (1994: 44) que ha sido interpretada por este
autor (Lpez Austin, 1988: 361-364) como la separacin de las entidades anmicas. Se
trata de una figura con un crneo descarnado, de la cual salen cuatro componentes. De la
cabeza, en donde se aloja el tonalli, sale una imagen con cabeza de serpiente, al igual
que del vientre, en donde se aloja el ihyotl. Del pecho sale una tercera con rostro de
esqueletizada, compuesta del crneo y la columna, que este autor interpreta como el
cuerpo vaco, es dejada tras la disgregacin de dichas entidades anmicas. Esto sera
era inmediata, ya que era posible mantener una conversacin con el tlatoani hasta el
desconcierto al saber que les hablaban a los muertos mientras se estaban velando, como
si an estuvieran vivos. Cada uno de los gobernantes de los pueblos vecinos entraba a
propia muerte. Las descripciones que hace el cronista se refieren a las exequias de los
gobernantes porque de ellas son las que ms se ocuparon los espaoles. Sin embargo,
hay referencias de que no era exclusivo de los grandes seores. Al referirse a los
viejos opinaban que estos difuntos estaban todava por ah, que no haban ido al
Figura 5. Probable dispersin de las entidades anmicas, Cdice Laud, 1994: 44 (dibujo de Enrique
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Los rituales funerarios-text
La muerte social llegaba, a juicio nuestro, hasta el cuarto da, que era cuando el
teyola dejaba el mundo de los vivos, para emprender un largo camino hacia la geografa
realizacin del ritual funerario que implicaba la disposicin del cadver: la cremacin.
Geografas funerarias
Al hablar del destino de los muertos, podemos referirnos a dos trnsitos diferentes.
El primero de ellos como teyola o como la entidad anmica que va a cierto mundo de los
medida de la forma de morir del individuo. 7 Para llegar a ese mundo de los muertos es
generalmente llegan al sitio en donde estn los dems muertos, lugar que los vivos
requisitos. Para acceder a cierta geografa funeraria, que puede ser adems la morada de
uno o varios dioses, hay que recorrer un camino, sencillo o con una serie de obstculos.
En el caso de los mexicas, existe una variable que resulta de cierta manera
determinante en cuanto al destino de los muertos, tanto como teyola y como cadver. Se
trata de la manera en que la muerte sucedi. Sin embargo, gnero de muerte y destino
han sido simplificados como una correlacin uno a uno, pero el trabajo que se ha
realizado sobre las entidades anmicas nos muestra que esto no puede considerarse as.
7
En lo referente a la disposicin del cadver es muy probable que tambin tenga que ver con la capacidad
econmica de costearse un tratamiento caro como la cremacin. De esto tratar ampliamente en el captulo
referente a la cremacin.
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Los rituales funerarios-text
muertos, llamados geografas funerarias por Eliade (1997:58-62), lugares a los que
viajaba el teyola. Ser en el siguiente captulo en el que haremos mencin de cules eran
El Mictlan
A este lugar llegaran los que tuvieron una muerte comn, por enfermedad o vejez,
es decir, una muerte sin gloria. A este sitio se dirigira supuestamente el teyola de todos
No obstante, cabe recordar que, de acuerdo con los mitos de creacin, el Mictlan es un
lugar en el que tambin hay huesos (Matos, comunicacin personal, febrero del 2002).
Despus de morir, el trayecto para llegar duraba cuatro aos e inclua pasar por nueve
lugares, los cuales se constituyen como toda una geografa funeraria. Este concepto de
Eliade (1997: 58-62) hace referencia a los territorios mticos que representan el mundo de
los muertos, siendo los ms recurrentes los subterrneos y los celestes. Continuando con
este autor, es comn dentro de las diversas geografas funerarias de las ms distintas
culturas que se incluya un puente, un mar, un barco, un ro que hay que cruzar, una
De acuerdo con Barley (1995: 212), la nocin de la muerte como un viaje encaja
muy bien con los funerales concebidos como ritos de paso, ya que dichas jornadas hacia
el mundo de los muertos implican una transicin y no un final a secas. En el caso de los
pueblos nahuas del Posclsico se puede establecer una correlacin entre la duracin de
Sahagn (1987: 205-207) compar el Mictlan con el infierno y a los otros dos
principales lugares de los muertos -la Casa del Sol y el Tlalocan- con el cielo y el paraso,
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Los rituales funerarios-text
(Torquemada, 1977, IV: 308). La especfica comparacin del Mictlan con el infierno era un
motivo para que los frailes ingenuos amenazaran a los indgenas, dicindoles que si eran
malos guardadores de la fe de dios iran a ese preciso lugar. Como queda asentado en
el Cdice Magliabechiano (1996: 64v), a los indgenas no le hacan nada estas amenazas
informacin no slo sobre el Mictlan, sino de los parajes que haba que pasar para llegar
hasta este lugar y lo que era necesario hacer para transitarlos con bien. Antes de
comenzar la jornada, el muerto era informado sobre el camino que deba recorrer,
aconsejndole la mejor manera de pasar por cada paraje. El primer lugar, de acuerdo con
la versin de este religioso, era un sitio en donde haba dos sierras que chocaban la una
contra la otra. En el segundo paraje encontrara una culebra que guardaba el camino.
Todo se le iba advirtiendo al difunto, para que supiera a lo que se enfrentara. Lo siguiente
con lo que se encontrara en su viaje era una lagartija verde, xochitonal. Al llegar al
siguiente lugar, donde el viento corta como navajas, el muerto debera llevar algo para
protegerse del fro: es tan fuerte el viento que lleva piedras y navajas! Un perrito lo
estara esperando para cruzar el Chiconahuapan, ro muy ancho en donde vivan muchos
perros. El can que ah encontrara no era uno cualquiera, sino el propio, para que lo
reconociera. Este deba ser bermejo, porque de otro color no servira para ayudarlo a
cruzar. Para recorrer todos estos parajes, el difunto necesitaba llevar consigo ciertas
cosas, las cuales se le proporcionaban durante el ritual funerario, incluso el mismo perro.
se trata del Cdice Vaticano Latino 3738, tambin conocido como Cdice Ros.
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Los rituales funerarios-text
65).
Cuadro 1. Camino al Mictlan segn el Cdice Vaticano Latino 3738 (retomado de Lpez Austin, 1988: 61-65)
parajes, lo cual ha sido interpretado por Matos (1988: 130) como otra prueba ms de la
estrecha relacin vida-muerte. Este autor nos dice que son precisamente nueve porque
una mujer est preada. Al trmino de stos, el nio nace. En este caso, sera al revs: el
retorno al vientre materno, a la tierra, ya que el tero es tambin considerado como una
cueva oscura. Por otro lado, Tlaltecuhtli, deidad de la tierra que devora los cadveres, es
del 2002).
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Los rituales funerarios-text
Figura 6. Camino al Mictlan, Cdice Vaticano Latino 3738 (dibujo de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Ya en el Mictlan, el lugar que es ancho, donde todos cabemos, que es oscuro, sin
(Sahagn 1997: 205-207). Al llegar ante ellos el difunto les haca un ofrecimiento de
bienes tales como papeles, teas, caas de perfume, hilo de algodn, mantas, prendas de
vestir, etctera.
con cabello crespo, una nariz de cuchillo de pedernal, garras y con una pose de ataque.
Quiones Keber (1995: 176) comenta de la lmina 15r del Cdice Telleriano-Remensis,
que la nariguera del mismo material. Adems de stos, se pueden observar smbolos de
la muerte y de la noche, como las rosetas de color blanco, las banderas de papel como
las que se colocaban en los fardos funerarios, un crneo en el pie, ojos estelares y la
mandbula negra. Este dios era conocido con muchos nombres como Nextepehua
seor hueso (Lpez Austin, 1994: 214; Lpez Lujn y Mercado 1996: 54).
las guilas, fueron encontradas dos esculturas de 1.74 m de altura en las que el dios es
representado en posicin amenazante. De acuerdo con Lpez Lujn y Mercado (1996: 49-
reflejo de la concepcin escatolgica que del mundo tenan los mexicas. Destaca el hecho
de que cada una tiene la representacin de un hgado colgando del abdomen. Siguiendo
8
Pareja que Torquemada (1977, IV: 307) califica como un disparate a la altura de Virgilio.
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Los rituales funerarios-text
con estos autores, es probable que el hgado, residencia del ihyotl, les llamase tanto la
atencin por la gran cantidad de sangre y porque en general las vsceras se relacionaban
con el inframundo.
Haba una cierta nocin de aniquilamiento en cuanto al Mictlan como lugar en que
se est en eterno extravo, la parte siniestra en donde no hay calle ni callejn, con el
265). Los que moran por enfermedad comn o vejez iran al Mictlan y supuestamente
todos seran cremados para alcanzar este destino, punto que se discutir en el siguiente
captulo.
Como lo hace notar Lpez Austin (1988: 388), los difuntos no se dedicaban al ocio,
sino que tenan una ocupacin en el ms all. Aunque hay poca informacin de los
trabajos que tenan lugar en Mictlan, sitio en el que por cierto, deban encontrarse la
mayora de los teyola de los muertos, se sabe que deban recibir al Sol en su recorrido
El Tlalocan
Al Tlalocan, lugar equiparado por Sahagn con el paraso, 9 iran las personas cuya
muerte se hubiese relacionado de alguna manera con el agua y, por ende, con Tlloc.
Esta muerte poda ser la consecuencia de alguna de las enfermedades que se asocian
con este lquido vital, como las que ya se mencionaron anteriormente, pero tambin se
vincula a las muertes por ahogamiento, por rayo, etctera. Es comprensible la importancia
atribuida a este tipo de muertes, sobre todo si se vive rodeado de agua y en un islote.
Benavente (1971: 306) dice que tambin los muertos por heridas se equiparaban a los
bubosos. Los que fenecan por causas vinculadas a Tlloc seran enterrados directamente
9
Torquemada (1977, IV: 310), defendiendo la f cristiana, no est de acuerdo con la equiparacin de Sahagn
y opina que el Tlalocan no era el paraso porque dice que desde Adn y Henoch, nadie ms regres a ese
lugar.
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Los rituales funerarios-text
en la tierra. Este punto lo discutiremos en el siguiente captulo que versa sobre los rituales
funerarios.
lleno de regocijos, donde nunca faltan los mantenimientos: verdura y verano siempre.
Aqu podemos encontrar a los tlaloque. Esta geografa funeraria est especialmente
Tlloc, como dios de la lluvia, poda enviar el agua necesaria para las cosechas y
la vida, pero tambin cualquier tipo de tempestad que poda traer consigo la destruccin.
Los muertos que iban al Tlalocan apoyaban esta labor del dios, teniendo igualmente una
primero, el Cincalco (la Casa del Maz), es una rplica del Tlalocan, pero dentro de la
relacin que hay entre stos. Por sus atributos, ambos sitios han sido confundidos desde
depsito de agua que se encuentra bajo la superficie de la tierra: es la raz hundida del
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Los rituales funerarios-text
A este lugar supuestamente llegaran las mujeres muertas durante el parto, los
guerreros, los cautivos en poder de sus enemigos y los sacrificados (Sahagn, 1997: 208;
Lpez de Gmara, 1941, II: 230). Un mismo destino, diferente forma de morir, pero al fin y
al cabo una muerte gloriosa, que tiene en comn la presencia de sangre y de violencia. El
Cielo del Sol parece, adems de una geografa funeraria, un paisaje de guerra y de lucha
por la preservacin del universo. Es un lugar tanto de vida como de muerte, justo como el
Tlalocan y el Mictlan.
preservacin del universo es relatada por Sahagn (1997: 381): los guerreros
reciban las mujeres y lo acompaaban hasta su ocaso. Cuando los guerreros finalizaban
su labor, se iban como aves a chupar flores y cuando las mujeres valientes concluan su
trayecto, bajaban a buscar husos para hilar. De ah, el Sol era conducido hacia el Mictlan.
Mictlan como cualquier otra persona. De acuerdo con este manejo ideolgico, la misin de
los militares era muy importante an despus de la muerte, ya que su funcin como
moradores del Cielo del Sol era garantizar la continuidad del universo. Graulich (1990:
270-274) relaciona a los guerreros con las estrellas, ya que dirigan hacia el Sol del este,
para guardarlo como lo hicieron los 400 huitznahua, los hermanos celestes de
Coyolxauhqui.
Cuando los guerreros moran en el campo de batalla, su sangre era tragada por
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Los rituales funerarios-text
dirigira su teyola. El Sol come al igual que la tierra, en un convite de sangre y carne. Sin
embargo, estrictamente hablando, como nos los hace notar Matos (1986 a: 35-36), los
Los guerreros estaban en la mira de estos dioses. Por esto, deban dirigirse
plegarias a Tezcatlipoca para que los militares muertos se encaminaran a la Casa del Sol,
1997: 208, 301-304). Los guerreros muertos durante las batallas seran cremados y, si
La mortalidad de los recin nacidos y de sus madres debi ser bastante alta.
Sahagn (1997: 380) relata que cuando el nio estaba muerto dentro del vientre de la
mano por el lugar de la generacin de la paciente y cortaba el cuerpo del producto con
una navaja de obsidiana para sacarlo de ah. A veces haba resistencia a que se cortara
dejaban sola y si mora, sera una mujer muy valiente, mocihuaquetzque, pero muerta. Se
lavaba el cadver, ya que seguramente, como en el caso de los guerreros heridos en las
batallas, estara lleno de sangre. Estas mujeres iran al Sol, pero a la parte poniente.
consolaban de esa prdida, pensando que esa mujer haba tenido una muerte muy
gloriosa, que haba sido muy valiente y que ira a la Casa del Sol, a diferencia de los
fallecidos bajo otras circunstancias. Estas mujeres que moran durante el parto se
convertan en diosas, podan regresar a la Tierra y, juntas por el aire, en las encrucijadas
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Los rituales funerarios-text
de los caminos, hacan dao. Por eso es que, adems de hacerles su fiesta en los
Estas mujeres eran equiparadas a los guerreros quiz por la muerte violenta y la
sangre involucrada, por dedicar un muerto a los dioses (el producto), o bien, por haber
librado una suerte de batalla. A diferencia de los guerreros, las mocihuaquetzque eran
sepultadas.
Costumbres, fiestas, enterramientos... (1945: 55) nos dice que cuando una mujer tena un
parto difcil, la partera la instaba a que le dijera con cuntos hombres adems de su
marido haba tenido parte. La mujer saba que deba decirlo porque, de no hacerlo, no
parira. Si mora, se deca que no haba descubierto todo lo que haba hecho.
tzitzimime, de un terrible aspecto, bajaban para pedirles a sus maridos los vestidos y las
posesiones domsticas que usaban en este mundo; tambin podan causar dao a los
vivos. Como se puede ver, la ocupacin no era necesariamente benfica para los
No haba un paraso del ocio a donde vaya uno a procurar el eterno descanso. En
estas geografas funerarias el individuo tiene que cuidar la estabilidad del universo, es
decir, como muerto se tiene la ocupacin de velar por la vida. La mayor parte de los
autores modernos, as como los cronistas, relacionan a las mujeres muertas en el parto
con la Casa del Sol. Sin embargo, Graulich (1990: 271-272) es de la opinin que en
realidad estas mujeres se dirigan al Tlalocan, lo cual establecera una concordancia entre
destino de los muertos y tratamiento funerario, ya que estas difuntas eran sepultadas,
diferente tiene que ver con que Graulich considera al Sol de la tarde, a donde se dirigan
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Los rituales funerarios-text
las muertas al dar a luz, como un falso astro. De tal manera que siendo sol y luna a la vez,
que l llama tarde luni-solar, es el Tamoanchan-Tlalocan. Todo esto tiene que ver una
Es evidente la separacin que se hace entre los nios pequeos y el resto de los
muertos. Esta disociacin, de acuerdo con van Gennep (1960: 152-153), obedece al
hecho de que los nios que no se han incorporado a la tierra de los vivos, tampoco lo
harn a la de los muertos, por lo que debe realizarse un ritual que los integre. En el caso
ms que propiamente de un rito (Lpez Austin, 1988: 358). Una vez que probaban el maz
era posible su viaje a un mundo de los muertos. Existe otro vnculo de los nios con el
maz: resulta interesante recordar que es el elemento empleado para adivinar si la salud
1997: 908). Cuando un nio no vinculado a esta planta mora, su destino sera el
Chichiuauhcuahco, un rbol nodriza del cual se prenda para tomar su leche, mientras
esperaba ser reinstalado en otro vientre materno. De acuerdo con Garza (1995: 25), el
Chichihuauhcuahco podra encontrarse dentro del mismo Tlalocan. De ser as, sera una
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Los rituales funerarios-text
mencionados por algunos cronistas. Lpez de Gmara (1941, II: 230) narra que las
personas fallecidas de manera sbita iban a un lugar; los muertos por heridas iran a otro
sitio; los ajusticiados por cometer delitos a otro; los que asesinaban a sus hijos, padres o
mujeres a uno distinto, el cual era diferente al que llegaban los que mataban a un seor o
estuviera en funcin de los dioses que los orillaban a cometer tales faltas. Como apunta
Lpez de Gmara (1941, II: 230), las personas que moran relacionadas con cierto
Al que moran por adltero vestan como al dios de la lujuria, dicho Tlazolteutl; al
ahogado, como a Tlloc, dios del agua; al borracho, como a Ometochtli, dios del
vino; al soldado como a Uitcilopuchtli; y finalmente, a cada oficial daban el traje del
dolo de aquel oficio.
Se vesta al difunto con la insignia del dios al que le perteneca (el que lo haba
matado), porque cada tipo de gente tena un dios particular por su abogado (Mendieta
1945: 180). De acuerdo con Lpez Austin (1988: 387), los dioses elegan a cierta persona
para quitarla de esta tierra, por su comportamiento (en algunos casos porque era bueno y
en otros porque era malo), por circunstancias ajenas a su conducta como el da del
aunque el ser elegido por un dios como Tlloc, era una muerte mucho ms privilegiada
que fallecer por enfermedad comn, se evitaban los lugares en donde se saba se haba
ahogado alguien, por temor a encontrar el mismo destino. Era una muerte privilegiada,
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Los rituales funerarios-text
muerto, es notable la mencin de dos lugares. Por ejemplo, Durn (1995, I: 353) relata
que cuando el rey de Tlacopan acudi a las exequias de su homlogo mexica, Axaycatl,
como en la Casa del Sol. Por su parte, Alvarado Tezozmoc (1944: 260) al referirse a la
muerte de Tzoc, dice que este gobernante muri y all fue con Huitzilopochtli, pese a
que este gobernante al parecer fue envenenado en el ao de 1486 (Durn, 1995, I: 370)
fue con Huitzilopochtli, ms que hacer referencia a la cualidad guerrera de este dios,
puede pensarse que sus restos mortales fueron enterrados en la mitad sur del Templo
Mayor, dedicada a esa deidad, como se menciona explcitamente para el caso de otros
gobernantes.
en el Mictlan como en la Casa del Sol, pueden interpretarse de dos maneras. La primera,
dando por sentado que el teyola tiene una naturaleza fraccionable; la segunda,
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Los rituales funerarios-text
aceptando que una misma entidad anmica es capaz de viajar de un mundo de los
muertos a otro, lo que implica una estrecha relacin entre geografas funerarias. A
Una forma de comprender las menciones del doble destino del alma de los
tlatoque mexicas es explicada por Lpez Austin (1988: 377) en el siguiente prrafo:
De esta manera, podemos decir que una parte del gobernante regresara a
enfermedad comn. Como se puede ver, existe una clara distincin entre el hombre
sagrada que los hara retornar a la deidad. En la muerte s importa la posicin social; no
es tan igualitaria como sola pensarse a partir de las afirmaciones de Sahagn en que se
haca explcito que sin importar si era el gobernante o un agricultor, ira al Mictlan de
los muertos, implicaba una diferencia en el tonalli: no todos tenan la misma cantidad, ya
que sta aumentaba con la edad. De igual manera, la importancia poltica y religiosa de
una persona poda hacer que sta tuviera un mayor tonalli, como en el caso de los
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Los rituales funerarios-text
concepcin cclica de los diferentes mundos de los muertos, en la cual la Casa del Sol
equivale al da, el Tlalocan a la tarde y el Mictlan a la noche. De manera que el astro viaja
al inframundo cada noche y renace cada nueva maana, haciendo posible que existan los
das.
De acuerdo con este autor, despus de conducir al Sol hasta el cenit, los guerreros
entregan el astro a las mujeres muertas en parto. El Sol que ellas reciben es el Tlalocan y
inframundo, los dems ocupantes, guerreros, mujeres y tlaloque, son estrellas. Por la
maana el Sol les es devuelto a los militares. En palabras de Graulich (1990: 281), el
devenir de los habitantes del ms all es como la historia de un da. Siguiendo con esta
otra, en particular, los individuos que tenan una gran fuerza interior, como los
gobernantes, quienes podran salir del inframundo conduciendo al Sol durante el da junto
con los guerreros. Esto podra explicar, de acuerdo con este autor, por qu al morir estos
importantes personajes iban tanto al Mictlan como al Sol. Dicho razonamiento lo apoya,
cosas. La primera es que las mujeres muertas durante el parto se enterraban, como los
que fallecan bajo la influencia de Tlloc. Aunque en este caso, las mujeres eran
muy probable que la decisin de enterrarlas tuviese que ver ms con los poderes que
segundo punto que este autor menciona para relacionar al Sol con el paraso del dios de
la lluvia, son las imgenes, en las lminas 2a del Cdice Telleriano-Remensis (1995) y la
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Los rituales funerarios-text
16 del Tonalmatl de Aubin (1981), en donde aparece el astro con atributos de Tlloc,
justo en el momento de ser devorado por la tierra, es decir, durante la puesta que marca
muertos son sitios que estn relacionados entre s y que los individuos que podan estar
presentes en ambos, eran los que tenan una mayor carga interna sagrada, como el
tlatoani mexica. El aspecto ms divino de estos seres tendr que regresar al mbito sacro
ms idnea de hacerlo. Por supuesto, esta diferencia entre los hombres comunes y los
depositarios del poder poltico, econmico y religioso, tambin se haca notar en los
rituales funerarios. A continuacin hablaremos de ello, para tener elementos que nos
permitan inferir el tipo de ceremonias que originaron los contextos funerarios del Templo
Mayor de Tenochtitlan.
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Los rituales funerarios-text
Captulo 2
Al igual que las ofrendas, los contextos funerarios deben analizarse en funcin del
acto ritual que los origina y este ltimo, a su vez, debe ser estudiado en el marco de la
religin en la que est inserto (Lpez Lujn, 1993: 51). Algunos aspectos relativos a la
pasado, de tal manera que en este punto nos corresponde hablar del comportamiento
ritual.
Cazeneuve (1971: 16-27) define un rito como una actividad de carcter simblico,
que se repite de acuerdo a una serie de reglas establecidas. Puede ser colectivo o
acuerdo con la clasificacin que realiza este autor, los ritos se pueden dividir en tres tipos
principales: los pragmticos, los imitativos y los de duelo. Los primeros buscan tener
cierto tipo de control, los segundos imitan o reactan pasajes mticos, mientras que los
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Los rituales funerarios-text
terceros se refieren a la conversin de los muertos en dioses. Las tres formas tienen en
comn que el hombre entra en contacto con la sobrenaturaleza. Estos ritos pueden
llevarse a cabo de manera excepcional o peridica. De acuerdo con Lpez Lujn (1993:
53-54) la suma de varios ritos adquiere un sentido en conjunto, de tal manera que las
divinidades.
Se sola pensar en los ritos como actos alejados de la racionalidad. Por supuesto
que tal afirmacin no corresponde a su complejidad. Como nos dice Leach (1975: 384), la
supuesta falta de racionalidad no es un criterio para definir lo ritual, porque se debe tener
parte de tal rito. Asimismo nos dice que rito es un concepto cuya definicin debe ser
funcional; su xito depender de la forma en que se utilice. Siguiendo con este autor, en
los rituales no observamos las relaciones sociales como tales, sino individuos que se
comportan de cierta manera, con normas establecidas y lo que se diga acerca de las
Son numerosas las formas rituales y una de las ms comunes es la oblacin, cuya
esta prctica ritual se realizaba en el marco de las fiestas peridicas y tambin motivada
por circunstancias extraordinarias como la sequa o la hambruna. Otro tipo de ritos son los
funerarios y, aunque en ellos hay una comunicacin con lo sobrenatural, son muy
diferentes a los de oblacin. Como lo seala Thomas (1995: 239), los funerales pueden
secuencia establecida, que puede incluir un rito relativo a la agona, limpieza del cuerpo
sin vida, oraciones, velacin, inhumacin o cremacin, duelo, final del duelo,
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Los rituales funerarios-text
51) nos dice que la categora funeral es tan amplia como la de fiesta, ya que puede ir del
ejemplo ms rgido y formal, hasta la forma ms catica, que incluso puede incluir juegos
Los funerales o exequias pueden ser muy elaborados y de larga duracin. Para
analizarlos es muy comn emplear el concepto de rito de paso, mismo que fue acuado
por van Gennep a principios del siglo XX y ampliamente trabajado por Turner en la
dcada de los setenta. Este tipo de anlisis ha sido muy popular dentro de la antropologa
por su gran utilidad, aunque se debe tomar en cuenta, como lo indic el propio van
Gennep (1960: 161) que este concepto no pretende tener una universalidad.
Los ritos de paso hacen referencia a una transicin que, como seala Turner
(1975: 103-104), implica el cambio de un estado a otro a travs del rito; es decir, la
zona liminal. Este concepto se refiere a una rea espacial y simblica, en donde se lleva a
Turner (1975: 103-105) menciona los que momentos en la vida que implican una
los ritos de paso, este autor indica que pueden observarse en cualquier tipo de sociedad,
de pequea escala, en donde los cambios se ligan ms a los ritmos y al clima que a la
tecnologa.
Los ritos de paso son divididos por van Gennep (1960: 1-18) en tres momentos
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Los rituales funerarios-text
1) Separacin.
(1960: 164) menciona ejemplos como el transporte del cuerpo al exterior, la cremacin de
fsica que implica la sepultura y la destruccin del cadver para dispersar los
componentes del cuerpo o del alma. Como ritos de separacin en los funerales mexicas,
2) Transicin
el que conserva poco o nada de su condicin pasada, pero tampoco de la venidera; est
entre lo uno y lo otro. En esta transicin el individuo es un ser liminar que goza de
todava no estn clasificados. Este autor plantea que el ser transicional no tiene estatus,
ni insignia, ni rango, ni vestidos normales. Para Eliade (1997: 56), el paso de un estado a
otro es en s una muerte simblica. El ser liminal no est aqu ni all. No es tampoco ni lo
uno ni lo otro, por lo que no puede ser puesto bajo una clasificacin tajante. Dentro de la
cosmovisin prehispnica, un momento que ilustra muy bien este estado es el lapso en
que se crea que el teyola permaneca cuatro das ms entre los vivos, tras la cremacin
o el entierro del cadver. Antes de que sucediera eso, no estaban ni entre los vivos
porque ciertamente ya no era as, pero tampoco estaban en el mundo los muertos. No
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Los rituales funerarios-text
obstante, en este momento las insignias, vestidos y el rango si tienen un papel importante.
De acuerdo con Matos (comunicacin personal, febrero del 2002), la creencia de que el
dios de la tierra, Tlaltecuhtli, devoraba los cadveres para que stos fueran paridos a un
Por su parte, los deudos dejaran dicha transicin al culminar los ritos
subsecuentes.
3) Agregacin
palabras se podra decir que hay una reintegracin a la cotidianeidad. Este periodo post-
(Gennep, 1960: 149). En cuanto a los deudos y los difuntos mexicas, los primeros
retomaran la vida cotidiana al concluir los ritos con los que se auxiliaba al fallecido a
llegar al mundo de los muertos. Cuando se consideraba que el difunto haba llegado a la
De los tres momentos sucesivos del rito de paso, puede pensarse que la parte
alejamiento del individuo muerto de la sociedad. Sin embargo, de acuerdo con van
antepasados, sino que tambin es un periodo de transicin para los vivos, los que
emergen a travs del rito y se reintegran a la sociedad. Deudos y muerto son un grupo
especial durante la transicin, durante el luto. Continuando con este autor, ambos
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Los rituales funerarios-text
correspondencia, es decir, la terminacin del ritual para los vivos coincide con la
incorporacin del fallecido a su geografa funeraria. Edgar Morin (1994: 23) establece una
bien esto puede coincidir algunas veces, para el caso de los mexicas no se puede
descomposicin.
Es muy importante que los deudos realicen el ritual, porque si bien ste es un
requisito para que el difunto cumpla su trayecto, es indispensable para que ellos retornen
categoras de tipo excluyentes, sino que, como nos dice Lpez Austin (1998: 478), todos
los seres tienen cierta carga sobrenatural, con la diferencia de que algunos posen una
mayor cantidad. La incompatibilidad que detecta van Gennep (1960: 1) entre el mundo de
cosmovisin mesoamericana.
tienen dos destinos. El primero de ellos como teyola que viajar a una o ms geografas
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Los rituales funerarios-text
encuentra aqu en la tierra, en donde los restos mortales quedan. 10 En este captulo
revisaremos el segundo destino y el elaborado ritual funerario que los mexicas llevaban a
cabo, tanto para disponer del cadver, como para auxiliar al teyola a completar su destino
csmico.
causa de muerte y la posicin social. Por este motivo, haremos primero una revisin de
los rituales funerarios de acuerdo con la forma en que muri el individuo y, en un segundo
plano, los revisaremos relacionndolo con la posicin social y la ocupacin que en vida
tena el difunto. 11 Adems del funeral, existen ritos posteriores y fiestas calendricas de
que esta geografa funeraria les corresponda a los que fallecan por enfermedad comn o
vejez. Las fuentes histricas coinciden al sealar que los cadveres eran cremados,
aunque existen algunas menciones que nos hacen suponer que no toda la poblacin
poda acceder a este tipo de tratamiento funerario por su elevado costo. Este tema se
El ritual funerario de las personas que iran al Mictlan, se puede clasificar, a partir
10
Aunque no debemos perder de vista que, como es relatado en La leyenda de los soles (1945), en el Mictlan
tambin hay huesos (Matos, comunicacin personal, febrero del 2002).
11
Que puede influir en la forma de morir. Por ejemplo, el hecho de ser guerrero implicaba un mayor riesgo
de morir en la guerra y por lo tanto de ir a la Casa del Sol.
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Los rituales funerarios-text
2) Cremacin
De acuerdo con Motolina (Benavente, 1971: 304-305), el cuerpo del difunto era
envuelto con mantas y se le pona una piedra verde en la boca, chalchhuitl, la cual
dentro de una caja pintada por dentro, junto con aquel mechn que le haba sido cortado
pintada. El bulto mortuorio era adornado con las insignias del dios principal del pueblo, en
cuyo templo o patio, deba realizarse el entierro. Los seores, tanto de las ciudades
aliadas como enemigas, eran notificados y asistan a las exequias para llevarle ofrendas
al difunto. Sahagn (1997: 206) relata que el cadver era flexionado, atado y que adems
jarrito con agua y le iban entregando una serie de papeles. Mientras lo hacan, le iban
notificando cul era el camino que deba seguir y los peligros que enfrentara para llegar
al Mictlan.
Figura 8. Preparacin y cremacin del bulto mortuorio, Cdice Florentino, 1979:28r (dibujo de Enrique Vzquez/INAH,
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Los rituales funerarios-text
Los ritos en presencia del cuerpo duraban hasta el cuarto da. Al trmino de este
entregado a las llamas. Bajo el esquema de los ritos de paso, esta parte del ritual
2) Cremacin
Motolina (Benavente, 1971: 304-304) narra que el bulto era llevado a la puerta del
puesto delante el principal templo, en lo bajo, ans como estaba adornado con muchas
joyas de oro y plata y piedras ricas, quembanlo con tea y con cierto gnero de incienso
que llaman copalli. Los corazones de los sacrificados se cremaban en la pira, junto con el
cadver. Un perro de color bermejo era flechado en el pescuezo; se crea que el cnido
guiaba a su amo durante la jornada, por lo que tena que ser cremado junto con l.
Sahagn (1997: 206) relata que este perro era de utilidad para cruzar un ro, el
Chiconahuapan, y deba ser de color bermejo porque de otra manera no servira para tal
propsito. Siguiendo con este fraile, muchas de las pertenencias del individuo, como ropa,
armas, petacas y mantas, eran cremadas porque decan que estas cosas iban con aquel
difunto y en aquel paso le abrigaban para que no recibiese gran pena. Dos viejos estaban
El fuego era un auxiliar que transmita al teyola todos estos implementos, de tal
manera que se crea que las ofrendas iban de este mundo hacia el otro.
Las cenizas, los huesos y el carbn eran recolectados. Sahagn relata (1997: 207)
que los sacerdotes encargados de las exequias tomaban agua y la derramaban mientras
decan: lvese el difunto. Adems de recolectar los restos seos y el carbn, buscaban
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Los rituales funerarios-text
el chalchhuitl para guardarlo junto con los restos en un jarro u olla. Motolina
(Benavente, 1971: 305-306) agrega que en esa caja tambin se guardaban los cabellos
y encima colocaban una figura de palo que era imagen del seor difunto, y componanla,
y ante ella hacan sufragios, as las mujeres del muerto como sus parientes; y decan a
indicado para tal efecto. Sahagn (1997: 207) menciona que se haca un hoyo redondo en
el cual se depositaba la urna y esto era en una cmara de la casa del finado. Este cronista
menciona que cada da se hacan ofrendas en el sitio en el que haba sido sepultado. Por
su parte, Motolina (Benavente, 1971: 306) dice que estas ofrendas tambin se llevaban al
sitio en donde haba sido cremado y que esto se haca durante cuatro das. Los
Figura 9. Ritos en presencia del cuerpo y sepultura, Cdice Magliabechiano, 1996: 67r (dibujo de Julio Emilio Romero/INAH,
una clara separacin del cadver bajo la clasificacin de los ritos de paso. La transicin
comienza ya que el teyola inicia su viaje: todava no se integra al mundo de los muertos y
cadver. No obstante, hay que considerar una serie de variantes motivadas por la
posicin social del difunto, es decir, los funerales del gobernante y los de un macehualli
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Los rituales funerarios-text
no eran iguales. Los ritos posteriores a las exequias, a los ochenta das del deceso y cada
ao hasta llegar al cuarto, eran realizados para ayudar al difunto en su camino al Mictlan.
Estas acciones posteriores marcan la fase de transicin para el difunto y para los deudos
Otra ocasin de muy diferente naturaleza, en las que se haca memoria de los
difuntos, tenan lugar en las fiestas calendricas. De este aspecto y de los ritos
Se crea que las personas fallecidas por alguna causa acutica iban al Tlalocan y,
por tanto, eran enterrados. La posicin social influa en la calidad y cantidad de las
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Los rituales funerarios-text
difunto se ponan papeles cortados y pigmento color azul, relacionado con Tlloc,
mientras que en el cuerpo se colocaban papeles y una vara en la mano (Sahagn, 1997:
208). De igual manera, se le pona alguna insignia del dios que se lo llev al ms all
fertilidad.
como una semilla. A diferencia de los que iban al Mictlan, la incorporacin al mundo de los
La remisin directa a la tierra no slo se llevaba a cabo con los muertos por
causas acuticas, sino tambin con algunos sacrificados, como queda asentado en el
ser comida, era enterrada en un lugar especfico. No haba antropofagia porque Tlloc a
quien esta fiesta se haca, era el dios de la tierra y por eso le enterraba.
Es probable que individuos muertos por enfermedad comn o vejez que no podan
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Los rituales funerarios-text
ellas relativa a las mujeres valientes que al morir durante el parto eran equiparadas a
El tipo de disposicin del cadver que les corresponda a estas mujeres era el
entierro del cadver. Estos funerales pueden dividirse en tres momentos principales:
enterrada. Resulta extrao este tratamiento funerario, sobre todo si recordamos que,
como guerreras, deban viajar a la Casa del Sol. Este tratamiento mortuorio concuerda
con el que reciban los fallecidos por causas relacionadas con el agua, pero a diferencia,
estas mujeres valerosas se enterraban en el patio del templo de las diosas Cihuapipiltin.
Sahagn (1997: 380-381) relata que el marido y los amigos de la difunta tenan
que cuidar el cadver cuatro noches para que nadie lo robara. Algunas partes de su
cuerpo eran muy codiciadas, pues eran tenidas como autnticas reliquias, debido a que,
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Los rituales funerarios-text
tanto guerreros como ladrones, les atribuan poder. Los militares buscaban los cabellos y
rodela para hacerse valientes y poderosos ante sus enemigos. Por su parte, los ladrones
supuestamente los ayudaba a robar las casas, quitndoles el nimo a los ocupantes: este
imaginar esta reaccin por parte de los habitantes. Torquemada (1977, IV: 371) ampla la
entrar a robar, los delincuentes daban dos golpes con el brazo de la difunta, uno de ellos
en el suelo y el otro en la puerta. Con eso nadie poda moverse. Adems de robar
aprovechaban para comer y beber; al fin y al cabo, nadie intentara impedirlo. La idea de
que uno puede obtener algo tocando el cuerpo o las ropas de una persona especial o
un tipo de magia por contacto. Permite que el nuevo poseedor se cargue de sacralidad, 12
o como en este caso, de poder: el muerto se torna un instrumento bajo los smbolos que
se le conceden.
del cuarto da y, por lo tanto, ya no era necesario seguir cuidndolo. Esto es muy
prdida del poder del cuerpo, marque el cambio de la transicin a la incorporacin: del
12
Una conducta anloga dentro del cristianismo es la mutilacin de los santos y la apropiacin de sus partes
corporales, as como de sus pertenencias.
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Los rituales funerarios-text
Este tipo de funeral est muy bien documentado en las fuentes histricas, debido a
las abundantes narraciones de batallas que libraron los mexicas. Estos rituales eran muy
complejos y haba una gran participacin de la sociedad, considerando que eran muchos
Hay que distinguir dos posibilidades diferentes en este tipo de rituales. La primera
suficiente para que los mexicas invadieran a otros pueblos, obteniendo por este medio
los guerreros cautivos. En el caso de los hombres que acudan a los campos de batalla,
las acciones rituales comenzaban incluso antes de su muerte. Cuando los guerreros
gozaban de placer alguno y colocaban cenizas sobre su cabeza, lo cual era tomado como
una seal de tristeza infinita. Deban levantarse a media noche para quemar corteza de
rbol (tlaxipehualli) y barrer la calle. Despus se baaban y molan maz para preparar las
tortillas, que llevaran a ofrecer al templo junto con un platillo hecho con gusanos de
maguey fritos. As lo hacan todos los das, despus de media noche, llevando consigo
una soga torcida, con la cual daban a entender que los dioses les habran de devolver a
sus maridos. Hacan procesiones mientras lloraban y barran. Entre tanto, en el campo de
batalla, los soldados saban que tenan quien hiciera penitencia por ellos ante los dioses
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Los rituales funerarios-text
Hubo guerras muy cruentas y fueron muchos los que murieron, quedando sus
cuerpos en los campos de batalla hasta reducirse a huesos. Memoria de estos hombres y
Los funerales de los guerreros eran ante todo actos colectivos y los podemos
del bulto funerario de tea y realizacin de ritos en su presencia; 3) la cremacin del bulto,
Los deudos realizaban ciertas acciones rituales pblicas. Salan a las calles a
cantar composiciones hechas especialmente para esa ocasin. Las viudas colocadas en
inclinndose hacia la tierra. Los deudos traan con ellos las pertenencias de los difuntos.
Los hombres, padres y hermanos del fallecido, hacan una rueda con las armas de sus
parientes desaparecidos (Durn, 1995, I: 204-205, 343). Esta msica era taida en medio
procesin era encabezada por los padres de los muertos portando arcos, flechas, rodelas
y plumas. El gobernante haca que se repartieran entre los deudos mantas, huipiles,
comida, etctera. Los viejos, las mujeres y los nios tambin participaban. De esta
manera queda establecido que sucedi durante el gobierno de Motecuhzoma I, lo cual era
Se elaboraban bultos de tea, los cuales eran atados con cordeles. Estas imgenes
eran muy semejantes a los verdaderos fardos mortuorios. Durn (1995, I: 344-345) relata
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Los rituales funerarios-text
que despus de la gran derrota sufrida por los mexicas en Michoacn, en la cual
fallecieron una gran cantidad de guerreros, los sacerdotes prepararon los fardos de la
siguiente manera:
Al quinto da hacan de palo de tea, hecho de rajas, los bultos de los muertos, y
hacanles sus pies y brazos y cabeza: poninle su cara, ojos y boca, y de papel ponanle
sus ceidores y bragueros y sus mantas, y a los hombros ponanles unas alas de plumas
de gaviln: decan que era para que anduviese volando delante del sol cada da.
Emplumbanles las cabezas y ponanles sus orejeras y bezotes y sus nariceras: ponan
estas estatuas todas en una pieza que llamaban Tlacochcalco.
Quiones Keber (1995: 142) seala que las insignias colocadas, ms que referirse
derramaba pulque y se les daban ofrendas, entre las que destacan las de comida:
...y luego entraban las viudas: ponan cada una a su estatua un plato de comida
de un guisado que llaman tlacatlacuali, que quiere decir, comida humana y unas tortillas
que ellos llaman papalotlaxcalli, que quiere decir, pan de mariposas, y un poco de harina
de maz tostado desleda en agua, para bebida (Durn, 1995, I: 344).
El convite se llevaba a cabo como si estuvieran vivos los guerreros. La viuda reciba
presentes de los asistentes, quienes coman diversos platillos y bebidas, como el pipin y
el pulque, el cual tambin era derramado sobre el bulto (Alvarado Tezozmoc, 1944: 233)
De acuerdo con Durn (1995, I: 345), las estatuas de tea de los que murieron
Luego mandaban los viejos que juntasen aquellas estatuas y les pegasen fuego,
y juntas pegbanles fuego y arda aquella tea y papel con que estaba revuelta, con
mucha furia, y todas las viudas, mujeres de aquellos muertos, estaban alrededor del
fuego llorando con mucha lstima.
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Los rituales funerarios-text
Por otro lado, este cronista relata que los falsos bultos de los fallecidos en la
guerra contra los de Huexotzingo, eran cremados en el templo del dios patrono de los
mexicas:
Pero acabadas las exequias y llanto de las mujeres y cantos funerales, los
grandes de la ciudad y de las dems provincias tomaron aquellas estatuas en los
hombros y las llevaron ante el dolo Huitzilopochtli, donde les pegaron
fuego...(Durn, 1995, I: 498)
Existen diferentes versiones de cul era el destino de las cenizas del bulto de
madera. De acuerdo con Alvarado Tezozmoc (1944: 95), el entierro de los restos se
llevaba a cabo en diferentes lugares y ocasiones. Nos dice que eran sepultados en un
lugar durante ochos das, al cabo de los cuales se desenterraban y eran llevados por los
...las cenizas se cogieron y las enterraron en el altar de las guilas, que ellos
llaman, que era junto a la piedra del sol...
Este cronista indica que al Yaualiuhcan eran llevados unos papeles que contenan
la suciedad que se les raspaba de la cara a las viudas (Durn, 1995, I: 346) y no las
consuma pulque. De acuerdo con Alvarado Tezozmoc (1944: 96), la embriaguez serva
para encontrar el consuelo. Haba un ayuno generalizado que duraba ochenta das, al
cabo de los cuales se haca otra estatua y se repeta el ritual, incluida la cremacin, el
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Los rituales funerarios-text
Al analizar estos funerales de acuerdo con los tres componentes de los ritos de
paso referidos por van Gennep, se debe tomar en cuenta que la fase de separacin, que
representacin del cadver (el bulto-efigie), la cual ser incorporada a la serie de ritos que
importante que las personas supieran que tendran un destino privilegiado si moran en el
campo de batalla. Tanto el destino del teyola como el del cadver dependen de la forma
Los cronistas hacen nfasis en las exequias de tres grupos sociales. El primero de
ellos y el que ms les llam la atencin, es el de los gobernantes supremos, los grandes
seores y los caciques. Otro grupo es el de los mercaderes, gremio privilegiado, que
lacnicas que sean, de cmo eran las exequias de aquellos que no tenan grandes
Estos funerales son relatados por los cronistas desde otro punto de vista, sin
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Los rituales funerarios-text
coronilla y los colocaban en una caja que estaba pintada por dentro de figuras del
demonio. El bulto mortuorio se adornaba con insignias del dios al que perteneca el
templo en donde habra de enterrarse. Hasta ese momento deba permanecer en su casa,
colocado sobre unas esteras. Reciba visitas de otros seores, quienes le llevaban
ofrendas y personas para sacrificar. El sirviente que tena por oficio poner el fuego en los
incensarios era el primero en ser sacrificado. El difunto era llevado al patio del templo
all. Despus de la cremacin, las cenizas eran recogidas, junto con la piedra verde, y
guardadas en una caja con los cabellos. Sobre dicha caja ponan una efigie de madera
del difunto, ante la que se hacan sufragios. Esta ceremonia se llamaba quitonaltia.
y en la caja misma. Como se trataba de los funerales de los grandes seores, se mataban
esclavos a los cuatro, a los veinte, a los cuarenta, a los sesenta y a los ochenta das, para
como ofrecimiento de copal, de comida, de pulque y de flores. Todo esto se haca hasta el
cuarto ao, momento en el que se daban por terminadas las exequias (Benavente, 1971:
304-305).
Lpez de Gmara (1941, II: 231) aade que a la pira del seor se arrojaban
rodelas, flechas, mazos, banderas y penachos. Mendieta (1945: 180) retoma esta misma
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Los rituales funerarios-text
informacin, pero concluye haciendo nfasis en que sta que se ha dicho era la
costumbre de enterrar a los grandes seores, y con los dems principales se hacan
menos ceremonias, con cada uno conforme a su calidad y estado y con la gente comn
mucho menos. Torquemada (1977, IV: 306) tambin aclara que esta descripcin se
refiere a los entierros y ceremonias que en ellos usaban estas gentes, se entiende de
En las lminas 67r y 66r del Cdice Magliabechiano, encontramos las imgenes
del funeral de un gobernante: en la primera se observa el bulto y las ofrendas (figura 10),
enterramientos... (1945: 58), documento donde se asienta que los seores que moran
eran envueltos con mantas y plumas, enterrndolos junto con los sacrificados para
servirle en el ms all. Estos ltimos eran enterrados vivos. El seor y sus descendientes
este tipo de entierro no es vinculado en dicho documento con una muerte acutica.
y del rea maya. Para los primeros, Muoz Camargo (1991: 562) dice que cuando algn
cara con orejeras, bezotes de oro, de plata y piedras, al tiempo en que era afeitado y
peinado. Lo mismo se haca si era rey, pero se le cea su corona real. Los principales del
hoguera. Con l se arrojaban a los criados que queran acompaarlo, quienes llevaban
comidas y bebidas para el pasaje a la otra vida. Recogan sus cenizas y las guardaban
amasadas con sangre humana. Hacan estatuas en su memoria y despus del entierro
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Los rituales funerarios-text
iban a la que haba sido la casa del difunto en donde haba fiesta, comida, bailes y se
Para el rea maya, Landa (1938: 139-140) registra que los seores principales
eran quemados. Ponan las cenizas en vasijas grandes, edificando templos sobre ellas.
interior de estatuas de barro. Este cronista precisa que si la persona no era principal slo
quemaba alguna parte de su cuerpo. Adems, Landa relata otro tipo de tratamiento
mortuorio del cual no se tena noticia en el Centro de Mxico: los seores Cocom, se
crneos, quedando nicamente la parte facial (descripcin que las asemeja a una
mscara crneo como las encontradas en el Templo Mayor). Finalmente se les colocaba
un betn negro y se les guardaba con las estatuas que contenan las cenizas en el
adoratorio de la casa.
mexica. En la Relacin de Michoacn (Alcal, 1980: 274-277) se relata que las visitas al
entrar a nadie. Al morir, se les avisaba a los dems seores emplazados en el patio, los
turquesa, as como orejeras y brazaletes de oro. Luego era cubierto con numerosas
mantas. Un segundo bulto hecho con mantas era colocado sobre el fardo funerario del
eran ms de cuarenta, segn el relato. Los hijos y dems seores tomaban el cadver en
hombros, hacan cantos y llevaban sus insignias. Esto suceda a la media noche, en un
camino alumbrado con antorchas. Se taa msica y los que seran sacrificados abran
camino, barriendo, mientras exclamaban: Seor, por aqu has de ir. Mira, no pierdas el
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pira hecha con maderos de pino. Los sirvientes eran emborrachados, sacrificados y se
cremado junto con sus ofrendas. Sus cenizas se colocaban en una manta, a la cual se le
pona una mscara de turquesa y joyas. Finalmente, los restos eran enterrados al pie del
templo.
la orfandad a su pueblo. Pese a que este tipo de funeral es el que se trata con ms
amplitud en todas las fuentes, hay que considerar que a partir del gobierno de Itzcatl las
algunas cuestiones muy relevantes de los funerales de los primeros gobernantes mexicas.
sujeto a otras ciudades y despus como un estado imperial. Por este motivo, resulta
lgico que los funerales de los primeros tlatoque, dominados por Azcapotzalco, no fueran
de la misma calidad y fastuosidad que los de los gobernantes que llevaron al pueblo
mexica a la expansin. Durn (1995, I: 175) nos dice que todava en tiempos de Itzcatl,
13
Huntingtong y Metcalf (1978: 122), mencionan que, de acuerdo con la informacin etnogrfica, es muy
excepcional que los rituales funerarios de los gobernantes no se realicen con la grandeza propia de stos. La
excepcin slo la han encontrado en Arabia Saudita, en donde los dignatarios son enterrados con cierta
simplicidad.
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Los rituales funerarios-text
II, Cuitlhuac y Cuauhtmoc). De all podemos concluir que el cambio en las exequias se
Huntington y Metcalf (1978: 122) lo ubican como parte del drama poltico en el que mucha
gente tiene intereses colocados, especialmente en los estados en los que el poder se
manifiesta en una sola persona. Esto es lgico si consideramos que con la muerte del
viejo gobernante tiene que ascender al poder uno nuevo. Adems de las implicaciones
tan trascendental que su ausencia se comparaba con el Sol eclipsado, con la oscuridad.
de poder o, en palabras de Sahagn (1997: 322), el pueblo se queda como cuerpo sin
cabeza. El tipo de disposicin del cadver deber ser diferente porque, como nos dice
estos actos es relatado por Lpez de Gmara (1941, II, 231): cuando el gobernante
de otro dios, mismas que no eran retiradas hasta que cambiaba su condicin, ya fuera
que sanara o falleciera. Habiendo alcanzado el destino mortal, deban realizarse las
exequias.
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Los rituales funerarios-text
A continuacin relataremos las exequias de cada uno de los gobernantes mexicas, por
cronistas sitan el entierro de sus restos en el Templo Mayor. En este punto se har
evidente que el ritual funerario dependa del momento histrico que viva el pueblo
mexica.
1) Los funerales de Acamapichtli. (1375-1395 d.C.). 14 ste fue el primer tlatoani que
tuvieron los mexicas, durante la poca en que eran tributarios de Azcapotzalco. La versin
de Durn (1995, I: 103) es que despus de haber reinado cuatro dcadas, adoleci y dio
fin a sus das a la edad de 60 aos, en el ao de 1404 d.C. No se detallan las causas de
su deceso, pero se entiende que fue por vejez o la considerada como enfermedad comn,
sobre todo si consideramos la edad tan avanzada. En cuanto a los funerales, este cronista
Notables fueron los funerales considerando que los mexicas estaban en una
condicin de sujecin. La nica discrepancia que existe entre los diversos cronistas que
causa de muerte de los tres primeros tlatoque mexica, se retomar en el ltimo captulo.
travs de una alianza matrimonial, alivi un poco las cargas de tributo al casarse con la
hija del seor de Azcapotzalco. De acuerdo con Durn (1995, I: 111) muri un ao
14
Las fechas de duracin de los gobiernos de los tlatoque son retomadas de la cronologa de Matos.
Moctezuma
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Los rituales funerarios-text
aos. Esta versin contrasta con la de otros cronistas, entre los que est Alvarado
Tezozmoc (1992: 89), quien dice que gobern durante 25 aos, lo que nos hace pensar
que no muri tan joven. De sus funerales no se relata nada, pero debieron ser similares a
son poco claras; quizs fue asesinado durante un golpe de estado. Este aspecto se
mexica y quiz uno de los principales actores en la conspiracin interna que quit a
Chimalpopoca del poder, Itzcatl enferm despus de haber librado una guerra en contra
plebeyos. Duraron cuatro das y, al cabo de ochenta, se hicieron ritos durante cuatro das
ms. Durn (1995, I: 173-175) dice que las ceremonias funerales no estaban an
instituidas, como lo estuvieron tiempo despus, pero que pese a esto hubieron comidas,
ofrendas y dones de mantas. Torquemada (1975, II: 209) afirma que lo enterraron con la
solemnidad que ya haban comenzado a usar en los entierros de sus antecesores. Fue
cremado y sus cenizas enterradas junto con las ofrendas. sta fue una poca de
contra varios seoros, entre las que destaca la llevada a cabo contra Chalco, siendo una
poca de expansin muy importante para los mexicas. Al parecer falleci por enfermedad
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Los rituales funerarios-text
303), quien dice que el deceso de este tlatoani fue por la enfermedad de la muerte.
Por su parte, Alvarado Tezozmoc (1945: 174) difiere en el sitio en que se llev a
gobernantes. La versin de Durn (1995, I: 351) es que este tlatoani muri joven despus
de haber reinado trece aos, porque cay malo de cansancio de aquel sacrificio y del olor
seores de las ciudades vecinas, en especial los de Texcoco y Tlacopan: ellos fueron los
dos tlatoque eran los ms importantes, ya que estas tres ciudades conformaban la Triple
Alianza. Las riquezas que le llevaron como presentes eran muy grandes: por ejemplo, el
gobernante de Texcoco le ofreci cuatro esclavos, un bezote de oro, unas orejeras, una
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Los rituales funerarios-text
nariguera, una corona de oro, dos brazaletes, dos calcetas de oro, un arco, puntas de
flecha, plumajes de distintas aves, mantas, collares, un ceidor y zapatos (Durn, 1995, I:
352). Al bulto mortuorio se le colocaron cuatro atavos, uno sobre otro. Cada uno
Figura 10. Bulto funerario de Axaycatl y entronizacin de Tzoc, Durn, 1995, I: lmina 26 (fotografa de Germn
Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
7) Los funerales de Tzoc. (1481-1486 d.C.) Se cree que despus de la guerra contra
Meztitlan, la nobleza mexica mand envenenar al joven Tzoc (Durn 1995, I: 370).
Torquemada (1975, II: 255) tiene una versin distinta: lo mand a matar el seor de
Iztapalapa. Sus exequias se llevaron a cabo del mismo modo que las del gobernante
anterior. Primeramente, se dio aviso a los principales. El cuerpo del gobernante fue
vestido, amortajado y lavado con agua azul. Se crem y, despus, otro sacerdote vestido
de azul roci la ceniza (Alvarado Tezozmoc 1945: 265). El funeral de Tzoc dur cuatro
das y al cabo de ochenta, otros cuatro ms. Fue quemado delante de Huitzilopochtli y los
atizadores del fuego se encontraban desnudos y pintados de color negro. De acuerdo con
(nicamente con ceidores de papel), con pintura corporal negra y con las caras tiznadas.
las rodillas sus ojos y caras, que pareca con el resplandor de los espejos que
en estas partes traa por ojos, que todas partes miraba y estaba tan feo y
abominable que no le osaban mirar por temor.
Tzoc fue enterrado a los pies de Huitzilopochtli, en su templo, y nuevas honras fueron
8) Los funerales de Ahutzotl. (1486-1502 d.C.) La mayor expansin del imperio fue
cay malo de una enfermedad, tan grave, que no entendida de los mdicos se crey
haber procedido y haberse causado de algn bocado que en aquella tierra le dieron
(Durn, 1995, I: 450). Era joven, muy robusto y la enfermedad lo hizo decaer tanto, que se
dice que la piel le qued pegada a los huesos. Quiz por la manera en que muri, por la
posicin del imperio mexica y por su generosidad, su muerte fue muy sentida por todo el
despus a una segunda estacin, el Tlacochcalli. Fue untado con betn divino con lo cual
qued consagrado en dios. Sobre los hombros, lo llevaron junto a Huitzilopochtli, es decir,
al Templo Mayor, en donde fue recibido por los sacerdotes. El incienso se quemaba,
mientras los instrumentos funerarios eran taidos con un son muy diferente al de las
fiestas y otras solemnidades. La pira arda, mientras se hacan sacrificios. Los despojos
Figura 11. Funerales de Ahutzotl, Durn, 1995, I: lmina 36 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
9) Los funerales de Motecuhzoma II. (1502-1520 d.C.) Este tlatoani mexica fue
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Los rituales funerarios-text
contradictorias; por un lado se maneja que los propios mexicas lo mataron de una
pedrada, mientras que por otro se dice que en realidad fueron los espaoles los que
perpetraron este acto. Los frailes espaoles no creen la primera versin que
insistentemente daban los conquistadores, como queda asentado por el propio Durn
cuerpo fue llevado a un templo que se haba cado y estaba ardiendo. Lo quemaron y
despus sus restos fueron bebidos por los dems principales. En cambio, Durn (1995, I:
La muerte de los siguientes reyes mexicas est bien documentada, pero no el destino
gobierno. Por su parte, Cuauhtmoc es ahorcado por los espaoles, junto con otros
importantes personajes.
Solamente hubo un personaje que no fue tlatoani y que tuvo el honor de haber sido
enterrado con la misma fastuosidad. Se trata del cihuacatl Tlacalel, quien de acuerdo
es que, como dice Alvarado Tezozmoc (1945: 378-379), este personaje fuera quemado
Figura 12. Preparacin del cuerpo de Tlacalel, Durn, 1995, I: lmina 33 36 (fotografa de Germn Ziga/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
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Los rituales funerarios-text
mercader mora, sera hasta el cuarto da que lavaran su cabeza para quitarse la tristeza
de encima. Estas exequias guardan una semejanza muy grande con el caso de los
guerreros que iban a librar batallas a tierras lejanas: cuando moran lejos de Tenochtitlan
se les haca una estatua de tea, adornada con las pertenencias del difunto, y se velaba en
el templo del barrio. Si haba sido muerto por los enemigos se quemaba durante la media
noche en el patio del templo; pero si haba muerto de enfermedad se entregaba al fuego a
la puesta del Sol y esto se llevaba a cabo en el patio de su casa (Sahagn, 1997: 240).
De aqu podemos sacar dos hechos importantes. El primero es que hay mucha
semejanza en los rituales que se hacan a los guerreros muertos en manos enemigas, ya
especfico. Al fallecer deba recibir el honor de ser cremado en el templo, porque quiz
esa muerte tambin era considerada, en cierta forma, gloriosa. Los mercaderes podan
fungir como espas y tambin su deceso poda considerarse como el pretexto para el
inicio de una guerra. La muerte comn, por enfermedad, slo ameritaba que se cremara el
cuerpo en la casa. En cuanto al horario, es probable que tenga que ver con una relacin
al ciclo solar. Bajo este esquema podramos pensar que los que moran de enfermedad se
cremaban a la puesta del Sol y este proceso finalizaba en la noche, la cual se asocia al
Mictlan. Por su parte, los que moran en la lejana, eran cremados a la media noche y la
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Los rituales funerarios-text
combustin deba terminar al despuntar el alba, cuando los guerreros ayudan al sol a
subir en su recorrido.
Figura 13. Exequias de un mercader, Cdice Magliabechiano, 1996: 68r (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
mercaderes eran enterrados, aderezados con mantas, plumas, piedras preciosas, pieles
de animales y con objetos de oro, porque eran las mercancas con que ellos trataban.
Ntese que el documento habla del entierro y no la cremacin del bulto. El Cdice
Magliabechiano (67v, 68r) tambin seala la inhumacin de los mercaderes con las ms
ricas ofrendas como si all en el Mictlan, que ellos llamaban lugar de los muertos,
de la forma en que hubiesen muerto, la falta de recursos no permita que fueran cremados
y muchos de ellos se enterraban. Varios son los cronistas que coinciden en este aspecto
haban sido depositadas las ofrendas de comida. Esta diferencia entre los funerales de la
elite y los del resto de la poblacin, como sera el caso de los agricultores, tambin fue
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Los rituales funerarios-text
notada en el rea maya por Landa (1938: 138). En esta rea cultural, al ciudadano comn
se le amortajaba, se le llenaba la boca con maz molido (kyem) y algunas piedras de las
que tienen por moneda, para que en la otra vida no les faltase que comer. Eran
enterrados en sus casas o a espaldas de ellas y les echaban imgenes de dioses en las
comunes a todos los funerales, como el canto, el baile, el ofrecimiento de ciertos bienes,
aspectos que vale la pena analizar uno por uno, debido a su enorme contenido simblico.
Como parte de los rituales funerarios se realizan muchos otros tipos de prcticas
sagradas, formas rituales que es comn encontrar en otras celebraciones (Thomas 1995:
239). La adivinacin, los sacrificios, el autosacrificio, los juegos funerarios, la danza, son
algunos ejemplos de acciones de tipo ritual. A continuacin revisaremos las que son mejor
La msica fnebre
Numerosas son las descripciones que hablan de la msica como una prctica muy
del difunto. La msica que se tocaba en estas solemnidades era especial y diferente a la
que se tocaba en otras celebraciones (Durn, 1995, I: 454). Las personas dedicadas a
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Los rituales funerarios-text
un hueso aserrado. Alvarado Tezozmoc (1945: 241) menciona que dicho instrumento se
haca con hueso de venado 15 y era puesto en la mano del difunto como que quera cantar
con l, como sonaja. Durn (1995, I: 205) menciona que estos instrumentos tenan
ranuras escalonadas, las cuales eran raspadas para producir sonidos y se continuaron
particulares, como por ejemplo para los muertos en la guerra contra Chalco (Durn, 1995,
I: 204). Se cantaba en pblico, en las calles y en presencia de los deudos. Durn (1995, I:
345-346) refiere otro tipo de cantares que llama canciones de la mugre, en los cuales los
participantes se untaban la cabeza con una corteza de rbol molida y despus tomaban
pulque.
deba ser revelado a los frailes. Durn (1995, II: 65-66 ) parece estar bastante consciente
de esto, ya que nos relata que invirti bastante tiempo tratando de saber qu significaban,
pero no pudo hacerlo porque no encontr un solo indgena que se los quisiera decir, bajo
La danza ritual
15
Aunque es muy comn encontrarlos manufacturados con hueso humano.
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Los rituales funerarios-text
bailes. Este tipo de danza es calificada por Alvarado Tezozmoc (1944: 93-95) como
baile triste. Continuando con este autor, en los funerales colectivos de los muertos en
batallas, los deudos bailaban al son de los instrumentos en las plazas y despus
colectivas como la que describe Durn (1995, I: 344), realizadas por las viudas de los
El sacrificio
Una de las formas rituales ms comunes para los mexicas era el sacrificio. En el
este sentido Morin (1974: 122) nos dice que el sacrificio es la explotacin mgica,
preservacin del Sol y 2) los que eran muertos en el marco de los funerales, que tenan
por funcin servir a su seor en el ms all. Njera (1987: 203) considera que si se acepta
que los gobernantes eran deificados a su muerte, los sirvientes podran ser considerados
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Los rituales funerarios-text
mortuorio, aunque no funerario, poda ser muy variado, incluyendo una exposicin
Una prctica bastante comn era que un individuo representara a un dios, por lo
que se le trataba como a tal, colocndosele sus insignias. Estas vctimas eran compradas
o tambin podan ser cautivos de guerra. El sacrificio en las fiestas se poda hacer
tejido seo era necesario quemar el cadver en la pira durante varias horas.
Las Casas (1967, II: 188-189) menciona que los representantes de Tlloc y
Chalchiuhtlicue eran comprados veinte o treinta das antes de la fiesta dedicada al dios
del agua. Los hacan vivir juntos como esposos y finalmente eran sacrificados.
el que era honrado y reverenciado. De noche era enjaulado para que no escapara. Se le
sacrificaba por extraccin del corazn y su cuerpo era tirado por las escaleras del templo,
para ser llevado a un lugar llamado Yxtiuacan (Durn 1992, II: 54). Sobre este
representante de Tezcatlipoca, Sahagn (1997: 81, 107-109) apunta que durante ese ao
gozaba de muchas prosperidades, era instruido y no deba tener ningn defecto corporal.
Aprenda a taer la flauta, a hablar con propiedad y a saludar. Iba por la calle con sus
ofrecan cuatro mujeres y conviva con los principales; pero el precio que deba pagar por
divinidad durante cuarenta das. Como en el caso anterior, se reverenciaba como si fuera
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Los rituales funerarios-text
el mismo dios; era encerrado durante la noche y saludado cuando iba por las calles
durante el da. Con mucha alegra se ofreca el mismo al sacrificio porque estaba bajo los
influjos de una sustancia llamada cytzapaclotl. Su corazn era guisado para el convite
De acuerdo con Matos (1999a: 46), estos sacrificios son la forma en la que el
hombre trataba de pagar al dios el sacrificio que ste hizo en un tiempo no humano.
Adems de estos ritos realizados durante las fiestas peridicas, se realizaban sacrificios
para pedir por motivos excepcionales, como en las sequas, para las cuales se inmolaban
gobierno mexica se reporta desde las exequias de Acamapichtli (Durn, 1995, I: 103),
expansionista. Las cifras de los cronistas son un tanto cuanto exageradas. Slo hay una
mencin conservadora de Durn (1995, I: 352-357) quien asegura para el caso particular
de los funerales de Axaycatl que se sacrificaron dos hombres y dos mujeres. 16 Adems
concentradas en una casa especial (Corts, 1994: 67) y a juicio de Motolina (Benavente
1971: 208) desde nios se haba buscado de manera hacerlos gibosos y quebrados.
Lpez de Gmara (1941, tomo I: 224) dice que esto se haca como por una grandeza de
rey.
16
El mismo Durn (1995, I: 452) menciona que para los funerales de Ahutzotl se sacrificaron doscientos
esclavos. En ocasiones menciona que tambin se mataba al sacerdote, las molenderas y en general a la gente
que le sirvi en vida. La cantidad de personas que se sacrificaban siempre ha sido un asunto polmico, porque
en la exageracin del nmero, los espaoles encontraron la excusa perfecta para las matanzas, aspecto que era
dicho por el propio Las Casas.
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Los rituales funerarios-text
los que iban tras el muerto a tenerle compaa, mismos que se compraban o eran
obtenidos por justicia, ya que los presos de guerra slo eran para los dioses (Durn, 1995,
I: 354). Todos llevaban las pertenencias del tlatoani, incluidas sus joyas, sus armas,
llamados por los cronistas, eran matados para que sirvieran, animaran, velaran porque no
seor. La Relacin de Michoacn (Alcal, 1980: 275-276) especifica que estos servidores
eran enterrados simplemente. En cambio, las referencias para los grupos nahuas son
diversas. Durn (1995: I, 357, 455) registra que la sangre era derramada en la lumbre y
que se iba consumiendo con el cuerpo del tlatoani. Los corazones, por su parte, se
enterraban junto con las cenizas. De sus cuerpos no da noticia. Al referirse a las exequias
de Ahutzotl dice que el corazn tambin se echaba a la pira, junto con el cuerpo del
tlatoani. Sahagn (1997: 207) menciona que dichos cuerpos no se quemaban, sino que
eran enterrados en otra parte. La versin de Alvarado Tezozmoc (1944: 392) es que
despus de ser sacrificados, todo el da y toda la noche arda el cuerpo del rey con los
corazones de los miserables esclavos que moran sin culpa. De cualquier manera, si
nicamente la sangre o los corazones de los servidores eran entregados al fuego para as
ser enviados al servicio de su seor, esto guarda bastante lgica: no era necesario cremar
todo el cuerpo, bastaba el corazn, lugar relacionado al teyola, o la sangre, energa vital.
Figura 14. Sacrificio de un acompaante en el funeral de un dignatario, Cdice Magliabechiano, 1996, 66r (dibujo de Julio
Emilio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor
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Los rituales funerarios-text
funerales de los gobernantes sino tambin durante las exequias de los familiares del
soberano (Durn 1995, I: 498). De acuerdo con la importancia de los seores dependa la
(1945: 58) registra que la forma de sacrificio era enterrar vivos a los sirvientes junto con
su seor.
sacrificados para acompaar a los principales. Esta fuente coincide con las del Centro de
destino ritual de los cuerpos era diferente, ya que se depositaban en una fosa por debajo
y por encima de los restos del dignatario que era enterrado, teniendo la funcin de
separarlo de la tierra. Como se podr ver, es una intencin totalmente diferente a la que
encontramos entre los grupos nahuas para los individuos que iran al Tlalocan, quienes
deban estar en contacto directo con la tierra. En el caso particular de los funerales del
gobernante tarasco, esta misma fuente enumera una serie de personas que eran
que se encargaban, entre otras cosas, del servicio personal como el llevar y guardar las
joyas, cocinar, servir la bebida, etctera. Entre las funciones de los acompaantes
masculinos se menciona el llevar mantas, trenzarle los cabellos, cargar su silla, sus armas
de cobre para la lea, hacerle sombra, entretenerlo, llevarle el calzado, barrer, remar,
limpiar, hacerle sus joyas y armas. Tambin dentro de los acompaantes estaban los
mdicos que no le pudieron salvar. El total de los sacrificados segn este documento era
porras. A diferencia de lo relatado para los funerales de los caciques, en el caso del
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Los rituales funerarios-text
pequeos grupos de tres o de cuatro detrs del templo de Curicaueri junto con algunas
joyas.
que el objetivo de cegar sus vidas era que sirvieran a sus seores como lo haba hecho
en vida, lo cual inclua dentro de ritual tambin los objetos empleados para llevar a cabo
dichos servicios. Esta forma ritual slo se asocia a las personas de posicin social alta.
El autosacrificio
Aunque estaba asociada a los rituales funerarios, esta prctica era llevada a cabo
completo estudio sobre esta prctica en el Huey Teocalli, fue conducido por Aguirre
(2002).
Esta prctica tena como fin derramar la sangre y ofrecerla a la divinidad, lo que
poda suceder en el marco de las fiestas peridicas. El vnculo entre el autosacrificio y los
fiestas, enterramientos... (1945: 42, 61) donde se especifica que la sangre se ofreca por
los vivos, los difuntos o los enfermos. En lo que respecta a los muertos, haba una
festividad en la que los asistentes les hacan ofrendas, entre las cuales estaba el
autosacrificio. Con la sangre se untaban las figuras de los antepasados. Quiz sea sta la
nica mencin en las fuentes que vincula esta prctica con un funeral, aunque en el
registro arqueolgico es muy comn encontrar restos de punzones de hueso, tema que se
tratar en otro captulo. Estos instrumentos solamente se empleaban una sola vez y
despus se desechaban (Durn, 1995, II: 64). Otra utilidad de los punzones, de acuerdo
con el Cdice Badiano (F 47r, 62 v) era mdica: para las enfermedades de las
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Los rituales funerarios-text
punzar con un instrumento hecho con hueso de lobo, de puma, de guila o jaguar.
Figura 15. Bulto devorado por el monstruo de la tierra y punzn de autosacrificio, Cdice Fejrvry-Mayer, 1985:
40 (dibujo de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Garza (1997: 28) da otra interpretacin al respecto. Las pas de mantarraya en las
sepulturas aluden a la ofrenda que el hombre hace de s mismo a las deidades tras la
espaoles les sorprendi la devocin con que guardaban estos instrumentos y por eso los
pueden ser destinadas a los dioses del ms all (que propiamente corresponden a actos
de oblacin), de los bienes funerarios que se depositan para el beneficio del difunto.
Refirindose a esta ltima categora, Garza (1997: 27) dice que es preferible no llamarlas
ofrendas, ya que no significan propiamente un culto al muerto, sino un don de los vivos
fueron ofrendas a los dioses, pertenencias de los difuntos o bienes funerarios para el ms
all. La clave para esto estriba en la combinacin del anlisis del objeto, el contexto, las
fuentes y la iconografa. Pese a esta dificultad, uno de los aspectos ms tratados por la
materia prima, manufactura, obtencin, usos dentro del ritual y disposicin dentro de los
contextos arqueolgicos, son algunos de los aspectos principales a ser estudiados. Como
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Los rituales funerarios-text
en cualquier tipo de contextos arqueolgicos, los objetos encontrados slo son un reflejo
de la manera en que decayeron a travs del tiempo y quiz poco se parezcan a cmo
colocadas en el contexto, hacen que tengamos una imagen bastante incompleta de lo que
interpretativo, ya que las hay de diferentes tipos y muchas veces se pueden encontrar
debera ser ms cauto en cuanto a las interpretaciones de las ofrendas e incluso aceptar
las limitantes al respecto. Nigel Barley (1995: 111, 198) nos menciona el caso de la tumba
de Andy Warhol, la cual est llena de latas de sopas Campbells sin abrir y suspicazmente
se pregunta qu dira el arquelogo del futuro de eso? Seguramente que muy poco o
algo muy descabellado, si no tuviera el referente histrico de quin fue este personaje.
Continuando con este autor, las tipologas forma-funcin de los objetos a veces son
insuficientes porque un implemento cermico puede aglutinar en una sola metfora los
muchos problemas gracias a las fuentes histricas que hacen menciones precisas de la
variedad, uso y significado de los objetos que se empleaban en los rituales funerarios.
Como sucede con muchos otros aspectos, el de los bienes funerarios y las ofrendas es
ampliamente relatado para el caso de los personajes de la elite, como los que se
A partir de la informacin que nos dan los cronistas, podemos clasificar los objetos
1) Ajuar funerario
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Los rituales funerarios-text
2) Joyas e insignias
1) Ajuar funerario
En este apartado incluimos los bienes que se le daban al difunto para que
ayudaban al teyola viajero para que llegase a su destino. Algunos objetos eran tiles para
un paraje en especfico y otros para toda la jornada. El tipo de ofrendas funerarias para
acompaar un viaje son bastante comunes y a juicio de van Gennep (1972: 153-154) se
basan en una analoga con lo que necesita un viajero vivo para llevar a feliz trmino
cualquier viaje, para asegurar una jornada segura, cruce o recepcin. El vestido, el
calzado, las armas para la defensa, la comida, la bebida, el personal de servicio, etctera,
eran algunas de las cosas que empleaba un gran seor en la vida y en la muerte. Los
ejemplos en las fuentes son numerosos y mencionaremos slo algunos. Para toda la
Las mantas eran necesarias para protegerse de las bajas temperaturas, ya que como el
Sol no alumbra el infierno, se crea que ste era muy fro (Mendieta, 1945: 179).
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Los rituales funerarios-text
Dicen que el difunto que llega a la ribera del ro arriba dicho, luego mira el perro
(y) si conoce su amo luego se echa nadando al ro, hacia la otra parte donde est su
amo, y le pasa a cuestas (Sahagn, 1997: 207).
Adems de ser el perro que el difunto haba tenido en vida, el cnido deba ser de
...los perros de pelo blanco y negro no podan nadar y pasar el ro, porque
dizque deca el perro de pelo blanco: yo me lav; y el perro de pelo negro deca: yo me
he manchado de color prieto, y por eso no puedo pasaros (Sahagn, 1997: 207).
pescuezo.
Para otro de los parajes, el lugar en donde el viento era tan fuerte que llevaba
...por razn de estos vientos y frialdad quemaban todas las petacas y armas y
todos los despojos de los cautivos, que haban tomado en la guerra, y todos sus
vestidos que usaban; decan estas cosas iban con aquel difunto y en aquel paso le
abrigaban para que no recibiese gran pena.
Otro bien funerario que poda ser utilizado en el camino al ms all era la piedra
que se colocaba en la boca del difunto, la cual representaba el corazn. Caso (1978: 83)
interpreta que esta piedra quiz era entregada en el paraje en donde las fieras coman
corazones.
b) De acuerdo con Durn (1995, I: 354), adems del ajuar funerario que el fallecido
necesitaba en su camino al ms all, se crea que algunos de los bienes cremados eran
Este cronista narra que al bulto funerario de Axaycatl le ofrecieron muchas camisas de
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Los rituales funerarios-text
Lo mismo hacan con las mujeres que moran, que quemaban todas las alhajas
con que tejan e hilaban, y toda la ropa que usaban para que en aquel paso las
abrigasen de fro...
En la Relacin de Michoacn (Alcal, 1980: 275) se relata que uno de los esclavos
que era sacrificado para servir al cazonci en el ms all, llevaba sus hachas de cobre para
2) Joyas e insignias
siempre presentes, sobre todo acompaando los cuerpos de los miembros de la nobleza.
Ciertas materias primas slo eran permitidas para esta clase social, como el algodn, los
adorno personal que menciona Durn (1995, I: 52-353) son los siguientes: bezote de oro,
cronista, muchas de las joyas eran puestas a los esclavos y las que sobraban eran
guardadas en unas petaquillas pequeas, para que tambin las llevasen al ms all
Con respecto a las insignias de los dioses con los que estaban vinculados algunos
difuntos, Durn menciona que el bulto de tea que representaba al difunto Axaycatl se
adorn con los atavos de cuatro dioses: Huitzilopochtli, Tlloc, Youalahua y Quetzalcatl
Dos ejemplos de bienes funerarios que se pueden relacionar con dos principales
geografas funerarias, el Tlalocan y la Casa del Sol, son los sartales de cuentas de piedra
verde y las plumas de halcn. Con respecto a los primeros, Durn (1995, II: 89) afirma
que dichos collares de piedras verdes eran un atributo del dios Tlloc. Por su parte, las
plumas de halcn que se le colocaban al bulto hacan alusin a que los difuntos volaran
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Los rituales funerarios-text
A los capitanes y grandes seores les ponan sus insignias y trofeos, segn sus
hazaas y valor que haban tenido en las guerras y gobierno, que para esto tenan
sus particulares blasones y armas. Llevaban todas estas cosas y seales al lugar
donde haba de ser enterrado o quemado, delante del cuerpo, acompandole con
ellas en procesin, donde iban los sacerdotes y dignidades del templo
Una parte de los bienes funerarios que se cremaban con el difunto eran
(1997: 206):
...y en llegando los difuntos ante el diablo que se dice Mictlantecuhtli ofrecanle y
prestbanle los papeles que llevaban, y manojos de teas y caas de perfumes, e hilo
flojo de algodn y otro hilo colorado, y una manta y un mstil y las naguas y camisas...
Algunos de los Seores que asistan a las exequias del soberano mexica
llevaban presentes que seran utilizados en la cremacin del cadver. Dos ejemplos de
esto son relatados por Durn (1995, I: 353, 451): el primero de ellos sucedi durante el
cortezas de rboles y tea, que eran para quemar los cuerpos de los Seores, y as tenan
a aquel gnero de lea en gran reverencia. El segundo caso sucedi durante el funeral
de Ahutzotl, cuyo bulto mortuorio fue visitado por Nezahualpilli, gobernante de Texcoco.
Entre los bienes que le ofreci este soberano al difunto se cuentan las mantas las cuales
llamaban la mortaja.
Figura 16. Ofrecimiento de bienes funerarios al bulto mortuorio, Cdice Magliabechiano, 1996: 69r (fotografa de
Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Todas los tipos de bienes funerarios, eran ofrecidos al difunto en el funeral o en los
ritos que tenan lugar a los a cuatro, veinte, sesenta y ochenta das. La entrega peridica
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Los rituales funerarios-text
(Lpez Austin, 1988: 366): cuatro aos al Mictlan, ochenta al sol y una remisin directa al
Tlalocan. No todas las ofrendas eran cremadas y de acuerdo con Durn (1995, I: 455,
614-615) lo que se enterraba sin cremar era aquello que haban regalado los grandes
cronista tambin hace la aclaracin que si no se dispona de los bienes del gobernante,
deban ser guardados con cuidado en un cuarto y nadie ms los usara, como sucedi en
el caso de Ahutzotl.
otros sitios, de acuerdo con la versin de Benavente (1971: 134), la costumbre era que
dichos bienes se dejaran a los hijos, como una suerte de herencia, pero no instituida
El duelo que prosigue una muerte, el luto como las imposiciones de ciertos
las abstinencias no slo son permitidos, sino que muchas veces son necesarios para
propuesta por Morin (1974: 23), quien correlaciona este tiempo con el de la
17
Barley (1995: 19) nos dice que en sintona con nuestros propios prejuicios creemos que el luto no es un
estado ritual, sino un trastorno emocional que requiere terapia.
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Los rituales funerarios-text
descomposicin es un proceso que tiene una duracin muy variable, dependiendo de las
ms complicado que la nocin de que el ser querido se torna en una cosa descompuesta.
Ms que con el proceso de descomposicin, la duracin del luto y los rituales se puede
correlacionar en muchos casos con tiempo en que se crea que tardaba el difunto en
llegar a su destino.
En cuanto a los requerimientos del luto, van Gennep (1972: 147-148) nos dice que
est en funcin del grado de parentesco. Bajo esta lgica la esposa y los hijos tienen un
luto mucho ms elaborado que otros parientes. Continuando con este autor, la funcin y la
posicin social de la persona son factores que tambin influyen. En el caso de que el
finado sea el jefe o gobernante, puede existir una suspensin de la vida social normal, lo
En las fuentes histricas hay numerosas menciones de escenas de dolor y las sus
esto es mencionado por Durn (1995, I: 357) quien narra que despus del funeral de
Axaycatl:
...los seores se fueron todos a sus tierras y quedaron los mexicanos todos
juntamente con las mujeres y parientes del muerto en ayuno durante ochenta das...
cual estaba prohibido moler maz, prender lumbre en los hogares e instalar el tianguis.
Las personas deban permanecer tristes durantes cinco das en sus casas, tal y como
Los discursos
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Los rituales funerarios-text
Hay que aclarar que los discursos en los funerales, en la mayor parte de los casos,
no son acciones rituales dirigida las deidades, sino al difunto. No obstante, es uno de los
momentos ms significativos dentro del funeral. De hecho, los discursos eran importantes
muerte. Al difunto se le dirigan palabras y a muchos cronistas les sorprendi que esto se
hiciera, tal y como si estuviesen vivos. Como en los dems casos, los discursos que
podemos leer son los dirigidos a los gobernantes: cada seor de las principales ciudades
verse, as como las instrucciones de cmo llegar a su destino y cmo sera dicho lugar.
Se les describan los presentes que le haban trado desde lejos. El consuelo estaba
presente, ante ese sentimiento tan grande de orfandad, de tal manera que hasta le daban
Gran Seor: gran dolor siente nuestro corazn y escocimiento de ver que has
perdido tu hablar y que no nos puedes ya responder: tambin nos has escondido tu
cara para poder gozar de ella: no nos resta sino llorar y gemir tu ausencia, que para
siempre la muerte nos ha quitado: aqu te traemos este pequeo presente para servirte
en este trance (Durn, 1995, I: 354).
Los discursos son una fuente de informacin indirecta porque no era su intencin
dar tal o cual testimonio, sino reproducir lo que idealmente le diran los homlogos al
registro arqueolgico, como el hecho de que el Mictlan se puede asociar a una nocin de
1997: 205-206).
Otra clase de discursos, esta vez de consuelo, eran dirigidos a los vivos que se
quedaban en esta tierra, a los deudos. Por ejemplo, a las mujeres de los guerreros
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Los rituales funerarios-text
muertos se les decan palabras de consuelo para que estuvieran conscientes de que la
vida nunca volvera a ser igual y que los guerreros no regresaran, por lo que les
deudo se le peda esforzarse, animarse, comer, beber y que no muriera de tristeza, pero
eso s, que perdiera la esperanza de volver a ver al difunto (Sahagn, 1997: 205-206). Las
Los ritos no finalizaban con el entierro del cuerpo, sino que se prolongaban hasta
considerar que el individuo haba llegado a su destino. Posteriormente, los difuntos eran
que van desde el llanto obligatorio, hasta su prohibicin. Llorar puede ser, ms que
permitido, requerido, en cuyo caso Huntington y Metcalf (1978: 24) lo denominan llanto
ritual. Existe un rito que se puede considerar dentro de la categora que mencionan estos
autores. Se trata de las reliquias de las lgrimas, el cual es relatado por Durn (1995, I:
206, 346).
Despus de la cremacin los viejos lavaban la cara de los deudos con hojas de
laurel. Los participantes en el rito deban hacer un ayuno parcial que consista en realizar
una comida al da. Esto deba durar ochenta das, durante los cuales estaba prohibido
lavar el rostro y peinarse. Concluido ese periodo, los ms viejos quitaban las costras
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Los rituales funerarios-text
fuera de la ciudad. 18 Mandaban a ministros para que recogieran las lgrimas de la casa de
la viuda para llevarlas junto con la tristeza al templo. stos raspaban la suciedad de las
caras y la guardaban en papeles. Alvarado Tezozmoc (1944: 235) aade que adems de
colectar las lgrimas, se llevaban los gemidos y sollozos. Los encargados de hacer esto
eran los mayorales del barrio y maestros de los mozos nobles. Por su parte, las viudas
hacan una ofrenda de comida en el lugar donde se haba quemado el bulto, al mismo
quemar toda la ropa que el difunto hubiese usado en vida y derramaban pulque. Los
viejos les informaban de la llegada del finado al Sol. De esta forma, las viudas quedaban
libres del llanto, del luto y de toda la tristeza, regresando a sus casas como si nada
hubiese pasado, porque el dolor -en forma de llanto- ya se encontraba fuera de la ciudad.
Dejar el luto puede conseguirse a partir de las prcticas rituales e implica dejar la
regulacin para que el deudo se reintegre a la vida social (Gennep, 1972: 147-148). Este
rito puede considerarse como uno de los ejemplos ms ricos de lo que es la socializacin
refiere a la manera en que los difuntos eran recordados en fechas relacionadas con el
calendario ritual. Estas celebraciones no tenan nada que ver con la muerte en particular
de cierta persona, ni con un funeral, sino que formaban parte de una serie de festividades
calendricas. Dos son las fiestas principales que hacen alusin a los finados, incluso en
su nombre; sin embargo, existen registros histricos que evidencian cmo los muertos
18
El cual, de acuerdo con Alvarado Tezozmoc (1944: 235), se encontraba junto al cerro de Iztapalapa.
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Los rituales funerarios-text
1) Veintena de Miccailhuitontli
Segn Durn (1995, II: 268-269) se trata de la fiesta de los nios inocentes muertos, en la
que se hacan sacrificios y ofrendas en su honor. Sin embargo, como nos dice Graulich
(1990: 410), el nombre de esta fiesta no hace alusin a la celebracin de infantes, sino
Hueymiccalhutl. Continuando con Durn, consideraba que en esta veintena tena lugar la
mantenimientos y, por lo tanto, de vida. sta era la fiesta principal de los tecpanecas (de
Este madero grueso, llamado xcotl, se dejaba veinte das, durante los cuales se
le hacan ceremonias, cantos, bailes y ofrecimientos de sangre. Este da tena como signo
Por su parte, Sahagn (1997: 127) narra que durante esta veintena la gente se
derramaba por los campos y maizales a buscar flores, las cuales eran llevadas al templo;
a la maana siguiente se ensartaban en hilos y se tendan en el patio del cu. Este cronista
indica que la celebracin era dedicada a Huitzilopochtli, cuya imagen era ataviada con las
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Los rituales funerarios-text
flores. Se hacan ofrecimientos de comida, los viejos beban pulque, se realizaban danzas
pblicas y la fiesta finalizaba con la puesta del Sol. Sahagn no vincula esta celebracin
devocin. Un viejo vestido de Mictlantecuhtli era llevado al templo, donde se pona en una
cmara hecha para tal efecto. Se le colocaba con comida y all se encerraba; sta sera
no era quemado como deba hacerse con las personas que moran de enfermedad comn
e iran al Mictlan.
con las que se rodeaba al dios a manera de guirnaldas. Bailaban y sacrificaban nios,
festejando a Titlacauan, quien no era otro sino Tezcatlipoca. Graulich (1999: 408) realiza
el anlisis de esta celebracin y seala que los sacrificios infantiles eran una forma de
Remensis (2r), el cual consista en poner comidas y bebidas sobre las sepulturas durante
cuatro aos.
2) Veintena de Hueymiccalhuitl
De acuerdo con el Cdice Magliabechiano (37v, 38r), sta era la gran fiesta de los
cuya cima se sentaba un individuo: ste deba ser alcanzado y derribado por otros que
trepaban para quitarle el amaranto sagrado que llevaba consigo. El destino de este
hombre era ser quemado, protegindole la cabeza para que no se daase. Sus restos
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Los rituales funerarios-text
mortuorios eran ingeridos, su cabeza era desollada y su piel utilizada por otro individuo
que bailaba con ella ante Huehuetotl, a quien estaba dedicada la fiesta.
Durn (1995, II: 126-127) seala, en cambio, que sobre ese gran madero se
representantes de dioses, los cuales eran expuestos al fuego mientras estaban vivos y
Venida pues la maana vestan todos los que haban de sacrificar del traje y
hbito de cuantos dioses principales tenan y por sus antigedades ponanlos todos
en renglera junto a la lumbre grande (Durn, 1995, II: 126).
Segn este cronista el nombre de gran fiesta de los muertos se le daba por los
del mstil se colocaba una figura de amaranto con tamales y pan. Trataban de subir por
esta imagen: el que la alcanzaba le quitaba lo que tena por corazn. Luego, los tamales
xcotl era arrastrado sobre otros maderos para no daar la corteza. Se haca un hoyo, se
clavaba el madero en l y se adornaba con papeles. El hombre que lograba subir por el
mstil, tomaba las armas ubicadas en lo ms alto y cuando descenda todos le aplaudan.
Por su valenta, se le regalaban joyas y le colocaban una manta leonada que era licito
traer a los que hacan esta valenta (Sahagn, 1997: 131). Al finalizar la celebracin el
tronco era derribado. De acuerdo con Graulich (1999: 415) xcotl, el fruto que cae, era el
prototipo de los difuntos gloriosos que volvan a la tierra en esta veintena, y que,
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Los rituales funerarios-text
(2v) trata el aspecto relacionado con los difuntos: los tres ltimos das del mes de agosto
haba ayuno. La fiesta se realizaba todo los aos. Cada persona en su casa, en la azotea,
Figura 17. Representacin del fardo mortuorio. Veintena de Huey Miccailhutl, Cdice Telleriano-Remensis, 1995: 2v (dibujo
de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 18 Veintena de Hueymiccalhuitl Cdice Magliabechiano (38r) (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
3) Veintena de Quecholli
cacera. Como seala Sahagn (1997: 90, 140), la fiesta estaba relacionada con los
difuntos: durante ella, unas saetas y unos manojos de tea eran ofrecidos en los sepulcros,
sobre los que tambin se ponan tamales. Estas ofrendas se dejaban durante todo el da y
eran quemadas por la noche. El carbn y la ceniza se enterraban en esa tumba. Esto
probable que este tipo de prcticas, mezcladas con otras tradiciones y formas rituales
nuevas, procedentes de las festividades del Viejo Mundo, hayan conformado hasta cierto
De igual manera, Durn (1995, II: 280) relaciona esta fiesta con la cacera, pero a
difuntos. Durante esta fiesta no haba sacrificio humano, sino que los participantes se
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Los rituales funerarios-text
4) Veintena de Ttitl
una figura in memoriam, la cual portaba una nariguera en papel azul (representando la
turquesa), una cara de madera, plumas blancas, un penacho con papel amate, un tocado
y un colgante en forma de perro hecho con papel pintado. Se ofrendaba papel, comida y
cacao, mientras se taa msica. Si el muerto era hombre, se le vesta con una manta o
camisa, un bezote, plumas; si era mujer, con enaguas y utensilios domsticos. En ambos
prenda fuego a todo el conjunto. Cada ao los hijos y parientes hacan esta
conformaba con el cadver y al bulto efigie con el que se representaban los cuerpos no
a los difuntos. Durn menciona que era la celebracin de Camaxtli y, de acuerdo con el
del individuo era ingerida ritualmente. Por otro lado, Sahagn (1997: 148) tiene una
versin muy diferente, ya que relaciona esta festividad Ilamatecuhtli. Una mujer, en
que realiza Graulich (1999: 237) resalta que Camaxtli no es otro sino Mixcatl. Adems
Ilamatecuhtli-Coyolxauhqui.
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Los rituales funerarios-text
Figura 19. Representacin del bulto mortuorio con ofrendas. Veintena de Ttitl, Cdice Magliabechiano, 1996: 72r (fotografa
de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
5) Veintena de Txcatl
los difuntos, mientras en el mbito domstico, cada persona haca ritos en su casa. A las
perforndose diversas partes del cuerpo. La sangre obtenida era untada a las figuras de
los antepasados y cada ao se haca lo mismo. La versin de otros cronistas para esta
(Durn, 1995, II: 257-259; Sahagn, 1997: 107-109). En esta ocasin se sacrificaba al
era tratado como si fuera la deidad. Era decapitado y su cabeza colocada en el tzompantli
inadvertidas para algunos cronistas. Morir se volvi muy caro a la luz de la Conquista.
Benavente (1971: 14, 97) menciona haber escuchado que cuando una persona falleca,
despus de haber estado varios das en la cama, el cnyuge dispona de cuantos bienes
tena para pagar los remedios y el mdico, de tal forma que apenas le quedaba para
costear el entierro. Ante esta situacin el cronista narra que escuch decir a un hombre
casado, sabio, que cuando uno de los esposos enfermara, lo ms conveniente era que el
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Los rituales funerarios-text
costear una prolongada agona. En cuanto a las grandes epidemias, el religioso narra
cmo en muchas partes sucedi que todos los habitantes de una casa fallecieron y, no
sus propias casas encima. Sus moradas en vida, lo terminaban siendo en la muerte: eran
Adems de estos cambios, hay que recordar que para la religin cristiana de ese
entonces no era permitido cremar a los difuntos: esto se contrapona con las ideas de
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Los rituales funerarios-text
Captulo 3
Los muertos que se entregan al fuego:
las cremaciones y su estudio
Flames can create, and urns can hold, some very lively stories
William Maples y Michael Browning (1994)
Quema cuidadosamente a los muertos y expande sus cenizas a los cuatro vientos del cielo.
Quema cuidadosamente las acciones pasadas y aplasta las cenizas;
pues el fnix que renacera de ellas sera el mismo.
Marcel Schwob (1894)
para que se destruyan los rganos, los tejidos y las articulaciones. Este tipo de
disposicin del cadver se ha practicado en todo el mundo desde pocas muy tempranas
presenta ventajas de tipo sanitario y ayuda a enfrentar a los deudos la pena de una
manera muy particular al no tener un cuerpo sino cenizas. En palabras de Thomas (1983:
306-307), es un medio ms rpido de evitar las lentitudes inspidas del retorno al polvo y
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Los rituales funerarios-text
realizada hoy da en las sociedades occidentales, tanto por cuestiones tecnolgicas como
por cuestiones simblicas. 19 El hecho de contar con hornos de gas reduce el proceso a un
par de horas, mientras que la cremacin en una pira que utiliza madera como combustible
puede tomar hasta diez horas (Thomas, 1983: 319). An sin una tecnologa compleja, con
frecuente en muchas sociedades del pasado por todas los beneficios que puede
incinerar a un ser querido es una decisin relacionada con cosas ms fras como la falta
(Thomas: 1983: 306, 319). Aunque valdra la pena hacer un estudio al respecto, ya que
las razones personales de ser uno mismo cremado al morir o de los deudos al perder a su
familiar, involucran una serie de creencias o presentan beneficios muy particulares para
cada caso.
repudio hacia este ltimo. De acuerdo con cada cultura el hecho de llevar a cabo este
proceso tiene un significado muy particular, aunque existen algunos puntos en comn.
apresurar este proceso lo que motiva la eleccin de este tratamiento funerario. No slo
19
Esto no implica que hoy en da no tenga contenido simblico entregar el muerto al fuego. Incluso es muy
comn en nuestro pas que se incluyan objetos religiosos como rosarios o relicarios, as como fotografas,
para que sean consumidos por el fuego (comunicacin personal de Juan Andrade y ngel Acosta, crematorio
del Panten Espaol, abril del 2000).
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Los rituales funerarios-text
las llamas de la hoguera le evitan tambin la injuria de la putrefaccin. Por otro lado
cabe preguntarnos qu tan occidental es la nocin del horror al cadver. Han existido
transportarse ms all de todo discernimiento hacia el cielo, quiz el humo del cuerpo al
cremados con el cielo a donde se dirige el humo; sin embargo, esta relacin no siempre
se da. James (1928: 232), en su trabajo sobre la cremacin en Norteamrica, apunta que
en los ritos de cremacin que practican los hare no se piensa que el individuo viaje al cielo
junto con el humo, sino a regiones subterrneas. En este sentido, el caso de los mexicas
es muy particular, ya que hay la nocin de que el fuego se relaciona con ambos lugares:
ascendente correspondiente a la llama (Thomas, 1983: 306). Bel (1996: 208) es otra
autora que considera la cremacin como un momento de separacin del muerto del
purificacin. Jean Filliozat (1968: 77) considera la cremacin en Bali como una ceremonia
purificacin, hay otra propiedad que se relaciona con el fuego: la liberacin. En la India el
fuego era considerado como el poder divino que libera el espritu; el humo, por su parte,
es transportador (Davis, 1988: 44, 46). En este pas, la nocin de cremacin va muy
ligada a la de sacrificio.
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Los rituales funerarios-text
los diversos especialistas con respecto a los supuestos efectos del fuego sobre el
Sin lugar a dudas, el caso de los grupos nahuas del Posclsico resulta ser muy
un elemento transformador que puede romper la barrera entre el mundo habitado por el
hombre y los sitios en los que moran los dioses (Lpez Austin, 1996: 370). De acuerdo
con Lpez Lujn (1993: 231), se pensaba que la cremacin de cadveres y de ricas
ofrendas mortuorias jugaba un papel decisivo en la travesa del alma. El fuego hacia las
viajero. Al parecer este ltimo tardaba cuatro das en dejar la tierra, como nos narra
Lpez Austin (1996: 371), por lo que explica su relacin con la cremacin de la siguiente
manera:
Slo puede pensarse que el teyola tambin fuese favorecido con parte de la
fuerza vital que se encontraba distribuida en todo el cuerpo, energa que poda
desprenderse por medio de la cremacin y viajar hacia el camino de los muertos.
cual nos confirma el poder transportador del fuego. Cuando Bernal Daz de Castillo (1979,
I: 190) se encuentra frente al altar de Huitzilopochtli relata que los braseros, adems de
contener copal, tenan los corazones de tres sacrificados, los cuales se estaban
quemando. El humo y el copal eran parte fundamental en el sacrificio. Corts (1994: 22), a
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Los rituales funerarios-text
...los abren vivos por los pechos y les sacan el corazn y las entraas, y queman
las dichas entraas y corazones delante de los dolos, y ofrecindoles en sacrificio
aquel humo.
rituales, no nicamente a los funerarios. Para otro tipo de ritos Sahagn (1997: 140-141)
los esclavos quemaban sus pertenecias (mantas, alhajas y, si eran mujeres, cosas para
cremados con estos individuos, confirman este poder transformador y transportador del
Por otro lado, es muy comn que algunas sociedades la cremacin se practique
para otro. Tambin existe la posibilidad de que ambos tratamientos se utilicen en un slo
individuo, es decir, se trate de un ritual funerario donde primero se lleva a cabo el entierro
del cadver y, en un segundo tiempo, la exhumacin de los restos seos para cremarlos
Existen diferentes razones por las que podemos encontrar la combinacin de estas
20
Actualmente depende en gran medida de la preferencia de los deudos o de los designios dejados por el
difunto; los motivos para tomar esta decisin son muchos. De igual manera, no slo se creman cadveres,
tambin restos que fueron previamente inhumados. Por ejemplo, es comn que un esqueleto que lleva
enterrado algunos aos sea cremado para que los deudos lo lleven a un lugar ms cercano, tanto fsica como
espiritualmente, como sera a la Iglesia donde ellos practican el culto (Juan Andrade y ngel Acosta,
comunicacin personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol).
- 123 -
Los rituales funerarios-text
posicin social.
lugares de la India, a finales del siglo XIX, que la cremacin se practicaba a quienes
cremacin y el otro, la inhumacin. Esto queda ejemplificado con los depsitos de restos
cremados que aparecen asociados a la pirmide de Cholula, los cuales, de acuerdo con
Lpez Alonso (comunicacin personal, abril del 2000), se interpretan como un grupo
procedente del occidente de Mesoamrica que lleg a ocupar el rea cuando estaba
la cremacin.
cremacin cuando el individuo mora fuera de los dominios del grupo. Era ms fcil
cremarlo que transportar el cadver una gran distancia. Este caso se aplica a la muerte de
slo un miembro del grupo; sin embargo, parecera imposible pensar en la cremacin
campo de batalla. Siguiendo con este autor, una causa para decidir la cremacin, de
huesos exhumados, era protegerlos de las tribus enemigas que los buscaban para
elaborar artefactos.
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Los rituales funerarios-text
relaciona con la forma de morir del individuo y con su estatus. Como ya se seal en los
se puede establecer la siguiente correspondencia entre tipo de muerte, destino del teyola
y tratamiento mortuorio:
No incluyo en este cuadro a los individuos sacrificados durante las fiestas porque
teyola o porque esta alma pueda avanzar de un mundo de los muertos al otro.
Por otro lado, de acuerdo con los cronistas, el principal tipo de disposicin del
cadver de los grupos nahuas del Posclsico debera ser la cremacin, considerando que
los que moran por causas relacionadas al agua y las mujeres muertas en parto no
restos cremados. De hecho, stos ltimos son ms bien hallazgos excepcionales que, por
arqueologa.
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Los rituales funerarios-text
Sahagn (1997: 207) afirma que quienes moran por enfermedad comn iran al
Mictlan y seran cremados, sin importar si eran nobles o gente baja. Torquemada (1977,
IV: 308) es otro cronista que retoma la versin de que eran cremados o enterrados
En algunas partes, los que no eran casados, aunque les ataviaban, sus cuerpos sin
quemarlos los enterraban Esta manera de enterrar a los difuntos era la ms comn y
ms general entre los nahuales, aunque no todos lo guardaban
Lpez de Gmara (1941, II: 230) nos presenta otra idea distinta:
de grandes seores y caciques. Despus se menciona que los seores, sin el calificativo
especifica si su muerte haba sido por causas acuticas. Finalmente, al hacer referencia
de la sepultura de los hombres comunes, relata como eran enterrados revueltos con unas
que el cazonci era cremado, al igual que los caciques; pero, cuando se refiere a las
exequias de los seores y seoras, menciona que mataban mucha gente con ellos, a los
cuales los ponan en la sepultura y encima de aquellos ponan al seor muerto. Sobre
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Los rituales funerarios-text
Muoz Camargo (1991: 562), para el rea de Tlaxcala, dice que otros, aunque
[no] eran seores, 21 eran llevados con la misma solemnidad y pompa, y no los quemaban,
sino que los enterraban en bvedas y sepulturas que les hacan. Coincidiendo con los
En el rea maya, Landa (1938: 139) asocia la cremacin con las personas ms
importantes:
A los seores de mucha gente y vala quemaban los cuerpos y ponan las
cenizas en vasijas grandes, y edificaban templos sobre ellas, como muestran haber
hecho antiguamente los que se hallaron en Izamal. Ahora, en este tiempo, se hall que
echaban las cenizas en estatuas huecas, hechas de barro, cuando (los muertos) eran
muy seores.
exequias de los gobernantes, de los caciques o de los grandes seores, que a las de los
ciudadanos comunes, de las cuales hay en realidad muy pocas referencias. A esto se
puede atribuir que la cremacin sea el tipo de disposicin del cadver ms mencionado
en las fuentes. Volviendo a los escasos contextos arqueolgicos de este tipo, lo cual
contrasta con las numerosas descripciones en los documentos, quiz lo que suceda es
que adems de estar relacionado el tratamiento mortuorio con las causas de la muerte,
del individuo para costearse un funeral tan caro, es decir, por la posicin social. Quiz
muchos de los individuos que murieron por causas naturales, cuyo teyola viajero se
Otra confusin que nos puede llevar a considerar la cremacin como el tratamiento
guerreros muertos. Es importante precisar que cuando los cronistas mencionan los
21
Aguilera y Ros (1991: 562), las editoras, agregan el no para que la narracin tenga coherencia. Sea o no
agregado queda de manifiesto que no todas las personas se cremaban.
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Los rituales funerarios-text
del bulto mortuorio, efigie de tea que de alguna forma sustituye al cadver y no a la
guerreros, por lo que no se deber esperar encontrar un entierro con restos seos
de Axaycatl y en donde se perdieron muchas vidas, Durn (1995, I: 344-346) narra que
al quinto da se hicieron los bultos de tea, adornndolos de manera que parecieran tener
a juntar para prenderles fuego. Para transportar un cadver se necesitaran al menos dos
descomposicin al final del trayecto, el olor sera insoportable y sera objeto de la atencin
de los animales carroeros. Es ms factible que trajeran a los guerreros heridos y stos
1914: 110-112), cuando una persona mora lejos de su tribu, en territorio enemigo, era de
un alto estatus, en vez de transportar el cuerpo, le quitaban la cabeza. sta era llevada de
comida para los animales y sus huesos no fuesen utilizados por otras tribus. No obstante,
Best menciona que s era posible traer un cadver, 23 an por caminos speros, pero en
batalla, as como en regresarlos a Tenochtitlan. Sin lugar a dudas, la efigie con la que
22
Corts (1994: 46) envi un mensajero de Cholula a Tenochtitlan y tard seis das en regresar. La
comunicacin era relativamente rpida cuando iban a llevar un mensaje, sobre todo si los enviados se iban
relevando en el camino. Evidentemente, no podra ser as de rpida la trasportacin de un cadver.
23
Una buena opcin para transportar un cadver es sacarle los rganos o hervirlos, como se haca en la Edad
Media. De ningn tipo de prctica semejante se tiene noticia para tiempos prehispnicos.
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Los rituales funerarios-text
representaban sus cadveres ante los deudos y para la realizacin del ritual funerario era
la mejor opcin.
Las Casas (1967, II: 464-465) vendra a confirmar que los muertos no eran trados
haban cado:
Sin embargo, habra que pensar lo difcil de cremar a tantas personas juntas en el
campo de batalla, cuando quiz estaran ms preocupados por curar a sus heridos y no
en conseguir la madera suficiente para hacer esa gigantesca e improbable pira. Sera
Sahagn (1997: 317) confirma que los cuerpos inertes de los soldados se
...puesto que all mueren muchos y se derrama mucha sangre, y se hinche el campo de
cuerpos muertos y de huesos, y de calaveras de los vencidos, y se hinche la haz de la
tierra de los cabellos de las cabezas que all se pelan cuando se pudren.
Tlaltecuhtli, se regocijaban con la carne y la sangre de los que moran en esas guerras.
Esta ltima cita se puede comprender mejor teniendo en mente la propuesta de Lpez
Austin (1996: 363) acerca de la naturaleza fraccionable del teyola, la cual interpreta
viajaba al Cielo del Sol, otro componente, la sangre, lquido que contena la energa vital,
del lugar donde muri. Un ejemplo de esto lo relata Durn (1995, I: 195-196), cuando se
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Los rituales funerarios-text
Aparentemente los tres hermanos del segundo Motecuhzoma, fallecidos durante la batalla
que se libr en Huexoztingo, Puebla, 24 no corrieron con la misma suerte. Durn (1995, I:
498) slo menciona que se elaboraron tres estatuas de tea, decoradas con sus insignias
Esto bultos efigies eran muy importantes simblicamente porque permitan la socializacin
Por todo lo dicho con anterioridad pensamos que, pese a las excepciones, los
cremados, prueba de ello es la elaboracin de efigies. Por otro lado, este tipo de
debi ser aplicado a toda la poblacin, sino a los que podan costearlo. Aunque Sahagn
menciona que era el tratamiento aplicado a casi todos los difuntos, creemos que su uso
difunto y no el de los propios restos mortuorios. Esto es, sin lugar a dudas, un error, ya
que dichas ofrendas deben su presencia a la muerte del individuo. Henry Duday (1997:
(1990: 76) dice que no se puede resumir el estudio de las ofrendas, sin tomar en cuenta al
difunto. Jacqueline McKinley (1994: 132) concuerda en que gran parte de la investigacin
se ha centrado en aspectos que ella llama glamourosos como las urnas o las ofrendas,
mientras que los restos seos, la razn primaria de la existencia de los cementerios, se
dejan de lado.
Por supuesto, tampoco se debe dar el caso contrario: perder de vista las ofrendas,
ricas en simbolismo. Esto pone de manifiesto que, ms que la tpica colaboracin entre
debe existir un trabajo en conjunto. Se debe alcanzar una visin que entienda que el
individuo es algo ms que sexo, edad y estatura, ya que es parte de un grupo social, y
que las ofrendas son algo ms que cermica y ltica. As, esqueleto y ofrenda, tal y como
los encuentra el arquelogo, son los testigos de las prcticas y las creencias funerarias de
En cuanto al anlisis osteolgico, los restos cremados han corrido con peor suerte
peor de los casos, a deshacerse de ellos. La prdida de informacin, ms que por las
que ya no hay nada que hacer con los materiales (McKinley, 1997:129; Gmez Bellard,
1996: 55).
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Los rituales funerarios-text
primer lugar, el enfoque de la antropologa resulta muy til. Acorde a Wells (1960: 30), los
olvidado por los antroplogos fsicos y los arquelogos. En particular resulta importante la
Thomas, 1983; Zieglier, 1985). Por otro lado, en casos muy especficos, la etnografa
resulta un elemento de mucha utilidad para comprender las creencias de ciertos pueblos.
etnogrfica actual ha sido recopilada, integrada por especialistas como Madsen (1960) y
vinculada con los grupos del pasado por Lpez Austin (1996: 357-393).
Otra perspectiva muy importante es la forense. Debe ser tomada en cuenta por la
arqueologa, ya que existe la ventaja de que hay un registro antemortem y posmortem del
individuo, el cual posibilita una comparacin (Mayne, 1997: 284-286). El trabajo realizado
por los forenses refuta la creencia de que los restos cremados no sirven para las
Por tanto, apoyarse en otras disciplina puede contribuir a que rebasen los informes
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Los rituales funerarios-text
enorme potencial. Los pases pioneros en desarrollar una metodologa especfica, tanto
para su excavacin como para su anlisis en gabinete, son aquellos en donde prolifera
este tipo de contextos: Francia, Inglaterra y los Estados Unidos (sobre todo en los estados
de Nuevo Mxico y Arizona). Una revisin de las pesquisas realizadas por investigadores
En nuestro pas, el inters por este tipo de contextos ha surgido tardamente, pese
El principal motivo por el que se suelen dejar de lado los restos seos cremados es
difciles de entender, en los que no se pueden identificar a simple vista todos sus
cremacin tiene antecedentes remotos, con algunos casos reportados para Tlatilco
(Romano, comunicacin personal, mayo del 2000); sin embargo, es hasta el periodo
Clsico cuando esta prctica parece volverse ms comn, tal y como lo demuestran los
que la lleva a concluir que envolvan al cadver en un bulto. En Zacuala tambin encontr
Sempowski (1999: 478-490) reporta ms hallazgos de este tipo en Tetitla, para las fases
26
La coloracin negra refleja que no alcanzaron temperaturas tan altas.
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Los rituales funerarios-text
Tlamimilolpan, Xolalpan y Metepec. De acuerdo con Serrano y Lagunas (1999: 42, 43,
tambin con restos de textiles carbonizados. Adems, en el marco del proyecto La Ventilla
1992-1994, algunos individuos cremados fueron excavados por Gmez y Nez (1999:
materiales afectados por el calor, con carbn asociado; as como dao en los huesos
producido por el fuego, localizado en una sola regin anatmica (Gmez, comunicacin
cabeza estall por los efectos del calor. Carbn y tierra quemada se encontraron
(1999: 157) reportan una cremacin parcial. En la periferia de la ciudad, Gonzlez y Salas
(1999: 229, 233) igualmente analizaron entierros con huellas de exposicin al fuego.
encontrado en muchas partes de del sitio, pero no se trata de una prctica comn a todos
los individuos. Algunos autores la relacionan con el alto estatus de los individuos (Rattray
emplearon los mexicas. Estos ltimos recolectaban de la pira funeraria los restos
cavidad.
parte de los altos de Chiapas y Guatemala, as como en Yucatn y Campeche (una franja
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Los rituales funerarios-text
de Chichn Itz a Jaina). 27 Cabe destacar el sitio de Zaculeu, el cual tiene contextos
invertidos y un vaso de alabastro utilizado como urna, as como cuentas de piedra verde,
huesos de perro y ave. De igual forma parece ser una prctica tarda en el rea maya e
relativo se pudo asignar por la presencia de cuentas de cristal, las cuales los espaoles
urnas. El anlisis que llevaron a cabo es de los primeros trabajos integrales que se
distribucin espacial.
En la zona del Ro Balsas, en el rescate de la presa Villita, Litvak King (1967: 29)
tardos.
tlecuiles que en su opinin fueron muy importantes en los rituales funerarios. Alrededor de
ellos aparecen entierros, con ceniza y huesos calcinados en grandes cantidades. Sin
lugar a dudas, uno de los casos ms interesantes fue el reportado por Carot y Susini
trata de veintiocho urnas que contenan restos seos cremados pulverizados (como se
27
Ver mapa 5 de Ruz, 1968.
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Los rituales funerarios-text
utilizando las mejores tcnicas disponibles para tal propsito. Se emplearon las siguientes
hidroxiapatita y calcita (esta ltima como contaminante). Suponen que los individuos
fueron cremados sin tejidos blandos por la cantidad de ceniza encontrada. En este
trabajo, Carot y Susini demuestran que ni siquiera la pulverizacin de los restos hace
Teresa Cabrero (1989: 49-52) hace una revisin de este tipo de contextos en el
Occidente. Reporta que la cremacin es comn entre los tarascos, pero tambin
practicada desde siglos antes en sitios tales como Tuxcacuexco, Amapa y Altavista. Esta
investigadora trabaja actualmente, junto con Torres Sanders, los materiales del Can de
(Lpez Alonso 1973: 11-118). Casi todos se asociaron al periodo Epiclsico (Cholulteca I
del 800-900 d.C.) y solamente un caso al periodo Clsico. Treinta urnas fueron
recuperadas en el lado sur de la gran pirmide. Al parecer se trata del primer caso de
que se hace comn para los grupos nahuas del Posclsico. Lpez Alonso (comunicacin
personal, abril del 2000) opina que la localizacin en un rea y periodo tan reducidos se
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Los rituales funerarios-text
una urna funeraria zoomorfa que contena materiales seos cremados, con su ofrenda,
rica en materiales de piedra verde, lo cual hace que Beyer (1969: 393) atribuya este
contexto a las exequias de algn cacique. Existen muchas semejanzas con lo encontrado
Entre los matlatzincas del Valle de Toluca, la cremacin era una costumbre
espordica y tarda, tal y como nos dice Garca Payn (1941: 64-70). Este investigador
propone que el tipo de ritual funerario se llevaba a cabo en dos tiempos: primero era
enterrado hasta que se perdan los tejidos blandos y despus eran enterrados los huesos.
excavacin estuvo a cargo de Alicia Bonfil y el anlisis de los restos cremados, por parte
de Arturo Talavera (comunicacin personal, junio del 2000). Se trata de once individuos
cremados, incluido un infantil, los cuales fueron expuestos al fuego con tejidos blandos.
Son similares a los encontrados en el Templo Mayor de Tenochtitlan por las altas
haberse vuelto una prctica funeraria muy importante durante el Posclsico Tardo, en
especial para disponer de los cadveres de los grandes seores. De acuerdo con Alva
Ixtlilxchitl (1952, II: 97), el primer emperador chichimeca en ser enterrado con tales
exequias fue su antepasado, el gran Ixtlilxchitl. Fue velado, cremado al amanecer y sus
enterrarlas (aunque no especifica cul fue ese sitio). Segn este cronista, la forma en que
se llev este ritual funerario es conforme los ritos y ceremonias de los tultecas.
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Los rituales funerarios-text
Torquemada (1975, I: 87) describe las exequias de Xlotl, gobernante del imperio
chichimeca y aculhua, quien fue velado en su trono cinco das, con sus adornos y
vestimentas. Fue cremado en una hoguera de mucha lea, sus cenizas se depositaron
en una caja y a los cuarenta das se llevaron a una cueva cercana. En el Cdice
Telleriano-Remensis (1995: 2r) se dice que los mexicas retoman la costumbre de cremar
esta tierra.
Por supuesto la cremacin no es una prctica que pueda ser atribuida a los
mexicas. Sin embargo, el tipo de ritual funerario que llevaban a cabo para sus
gobernantes fue modelo para otras ciudades vecinas, lo cual es bastante lgico siendo
Tenochtitlan la cabeza de la Triple Alianza. Esto lo afirma Alva Ixtlilxchitl (1952, II: 108,
menciona que el hijo del seor de Texcoco, Nezahualpilli, fue sepultado en el Templo
Mayor de esa ciudad, que era del dolo Huitzilopochtli, tal y como se haca en
Tenochtitlan.
urnas cinerarias, una con la figura de Centotl (Chavero 1975: 405). Desafortunadamente
de Santiago. Por otro lado, existen materiales seos cremados asociados a altares y
braseros, pero no se trata en realidad de contextos funerarios como los de Templo Mayor,
sino relacionados a otro tipo de rituales. Un ejemplo de esto es uno de los depsitos que
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Los rituales funerarios-text
lado. 28 De igual manera, tampoco se cuenta con mucha informacin del contexto de
hallazgo.
funerarios: se trata de cuatro sepulturas ubicadas del lado sur de la pirmide, una del lado
norte y tres del lado sur. Es interesante que todos los depsitos del lado sur tienen
Reporta afectacin por el calor en las sepulturas 1-4, lo que implica que los restos
que la poca oxigenacin en una cavidad de este tipo, no permite que el fuego se
mantenga encendido. Todos los contextos de Tenayuca que contienen restos humanos
cremados, se encuentran del lado sur, justo como en el Templo Mayor de Tenochtitlan. En
presencia de fauna, ubicado del lado norte. No presenta huellas de haber sido cremado,
lo cual concuerda con el patrn espacial mencionado: al sur se ubican los individuos
honrosa, de guerra o sacrificio. Adems, presenta una gran semejanza con los contextos
del Templo Mayor y de la Casa de las guilas (Romn y Lpez Lujn, 1999: 36-39) en lo
que respecta al tipo de ofrendas, tanto las expuestas y las no afectadas por el fuego, en el
empleo de urnas pequeas, la presencia de cistas con huellas de contacto con el calor, la
28
Materiales que se encuentran en la Direccin de Antropologa Fsica. Concepcin Jimnez y David
Volcanes, comunicacin personal, mayo del 2000.
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Los rituales funerarios-text
presencia de restos de perro, etc. Resulta lgico pensar en tantas similitudes si las
fuentes ubican a esta tradicin funeraria en los grupos toltecas, chichimecas y aculhuas.
de restos cremados, por lo que urge trabajar con conceptos y una metodologa propios
para este tipo de contextos. Resulta de gran importancia estar consciente del tipo de
informacin que se puede obtener para que estos depsitos sean excavados de una
manera, se podr tener una visin ms completa de lo que ha sido la prctica mortuoria
importante.
enumerar los diferentes tipos de rea de actividad relacionadas con esta prctica, ya que
se suele pensar que el lugar donde se depositaron los restos mortuorios cremados es el
nico tipo de contexto que se conforma al llevar a cabo este ritual funerario.
cuando los restos se han reducido totalmente a cenizas (Lpez Alonso 1973: 111;
Romano comunicacin personal abril del 2000). Hay que aclarar que actualmente la
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Los rituales funerarios-text
Maples y Browning (1994: 142) fue una medida adoptada en los Estados Unidos para
evitar demandas por parte de los familiares de los difuntos, motivadas por la inclusin de
Por otro lado, hay autores que opinan que los trminos cremacin e incineracin
puede apreciar que as se hace (Gmez Bellard, 1994: 56). Para la presente investigacin
cuando nos referimos al cadver ardiendo en la pira, con o sin su ofrenda; es decir, se
refiere al proceso en s. Para hacer referencia a los huesos, debemos llamarlos restos
fuego: definir si el contacto con la fuente de calor fue accidental o intencional. El primer
caso, puede corresponder a factores naturales o por entrar en contacto de manera fortuita
adems de la cremacin, como calentar, hervir, asar, etc., los cuales, a diferencia del
primero, no tienen como objetivo eliminar el cadver (Withe, 1992: 156). Por supuesto, se
puede hacer un diagnstico diferencial y certero para saber si los materiales fueron
acciones de cocinar, calentar y hervir, no nos competen en este caso porque se refieren a
un tipo de ritual no funerario; el acto de cremar, por el contrario, es el rito que nos ocupa,
ya que se relaciona directamente con el tratamiento mortuorio que llevaron a cabo los
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Los rituales funerarios-text
El proceso de la cremacin
oxigenacin de la pira y contar con el combustible necesario. Gmez Bellard (1994: 61)
interdependientes, ya que la primera puede aumentar en funcin del tiempo. Este ltimo
no puede calcularse.
mencionados con anterioridad. De manera general, la afectacin del tejido seo puede
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Los rituales funerarios-text
A su vez, Herrmann (1977: 101) apunta que la cremacin completa se da entre los
fusionarse. Cuando las temperaturas alcanzadas estn por debajo de los 700 C, todava
se conserva la materia orgnica, por lo que considera que la cremacin est incompleta.
Cuadro 4. Los cambios en el hueso de acuerdo a la temperatura (basado en Mayne, 1997: 280-281).
29
Aunque se debe recordar que las cenizas son producto de la pulverizacin.
- 143 -
Los rituales funerarios-text
el hueso segn aumenta la temperatura, lo cual tambin se puede observar a simple vista.
La afectacin depende del tiempo y de la temperatura. De una manera muy general, stos
son algunos de los cambios que se observan en el hueso: a los 150 C no hay una
afectacin significativa; a los 200 C comienza la destruccin del endosteum del canal
haversiano; de los 350 C a los 400 C se comienza a destruir la materia orgnica; a los
600 C se destruye por completo el endosteum, entre los 750 y los 800 C la
completamente.
En general, stos son los cambios observados por diversos autores, quienes
difieren en las temperaturas a las que son reportados. Esto puede ser causado por las
caractersticas intrnsecas del hueso o por las variaciones de cada experimento. Lo que s
se puede concluir del trabajo de estos investigadores es que la mayor afectacin del
Una vez iniciada la combustin, hay que cuidar que el fuego no se apague para
que el proceso llegue a su fin. En la primera mitad de la cremacin los tejidos blandos se
carbonizan y pierden. Las costillas son los primeros huesos en quedar libres de tejido; se
ha observado que se separan del esternn debido a que la caja torcica sufre una
especie de explosin. En la segunda mitad del proceso se pierden las articulaciones hasta
Los principales problemas para llevar a cabo el anlisis de los restos cremados
experimentos con material humano (Wells, 1992: 29). Para poder cumplir los objetivos de
30
Como se pudo observar en el crematorio del Panten Espaol y en la Facultad de Medicina de la UNAM.
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Los rituales funerarios-text
La pira funeraria
en cuanto a cmo deba ser una pira, ya que ni siquiera se saba si el cuerpo se colocaba
afirmaciones, cuarenta aos han pasado y se han llevado a cabo varios experimentos
para reproducir la tecnologa de la pira, entre los que destacan los realizados por
segundo de manera inferencial (a partir del dao en los restos seos) y el tercero, en
suma importancia conocer este tipo de reas de actividad para poder detectarlas en las
excavaciones.
a) El primer tipo consiste en una cama de madera, misma que acta como
combustible. Sobre sta se colocan los restos mortuorios y, de ser el caso, las
ella los restos de una oveja adulta, as como de un cordero neonato. Fueron
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Los rituales funerarios-text
(McKinley, 1997: 134-136). Este tipo de pira permite que un operador manipule
los restos mientras se lleva a cabo la combustin (Gmez Bellard, 1996: 61).
(Davis, 1988: 44-49; Thomas, 1983: 319). La pira que reprodujo McKinley,
fosa.
coloca el combustible encima. Este modelo fue propuesto por Wells (1960: 29)
superficie, boca arriba, y la mayor parte del combustible sobre ellos. Sin
embargo, tambin relatan que para ayudar el proceso es posible que hayan
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Los rituales funerarios-text
calor.
c) El tercer tipo de pira es en realidad una variante del primero: el individuo sobre
el combustible, pero en este caso dentro de una fosa y con una plataforma
de este tipo de pira a nivel arqueolgico en Nuevo Mxico. Consiste en una fosa
de 1.66 m por 0.53 m, con hoyos para colocar postes, los cuales sirvieron para
Figura 20. Distintos tipos de pira funeraria reconstruccin (dibujo de Julio Emilio Romero/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
McKinley (1997: 132) concluye que todas las piras, sin importar lo diferentes que
puedan ser entre s, tienen en comn que requieren: a) combustible suficiente para todo el
proceso y que permita llegar a las temperaturas necesarias; b) un soporte donde quepa el
Estos tipos de pira se deben realizar al aire libre por la necesidad de oxgeno y por
la cantidad de humo que producen. La oxigenacin depende del espacio entre el cuerpo y
el combustible, as como de la ventilacin (Gmez Bellard, 1994: 61). Hoy en da, los
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Los rituales funerarios-text
En lo que respecta al tipo de pira que utilizaron los mexicas, aunque no existe
mucha evidencia arqueolgica, las fuentes y los restos seos encontrados en el Templo
Mayor, nos indican que debi ser muy similar al primer tipo mencionado.
Sahagn (1997: 783-784), al describir las exequias de Motecuhzoma II, menciona que el
gobernante fue colocado sobre una pira de madera, despus le prendieron fuego y el
cuerpo de Motecuhzoma ola como carne chamuscada, heda muy mal al arder.
Para otras regiones, los relatos son ms precisos. Por ejemplo, la Relacin de
Michoacn (Alcal, 1980: 276-277) describe que la pira del cazonci era de lea seca de
pino, con las ramas concertadas una sobre otra. El cadver del gobernante era colocado
Para el norte de Mxico, entre los tigex, el tipo de pira utilizada es descrita
Vieron los espaoles estando en esta tierra que, habiendo muerto un indio, armaron
una gran balsa de lea y que pusieron el cuerpo muerto encima de ella, cubierto con slo
una mantilla, y que luego vinieron todos los del pueblo, hombres y mujeres; y cada uno
trajo de la comida que ellos usaban, como pinole, calabazas, frijoles, atole, maz tostado,
y todo lo pusieron sobre la balsa de lea.
Despus de ser colocado encima de la pira fue cremado frente a todos los
asistentes al funeral.
31
Juan Andrade y ngel Acosta, comunicacin personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol.
Simn Gonzlez, comunicacin personal abril del 2000, anfiteatro de la Facultad de Medicina de la UNAM.
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Los rituales funerarios-text
acuerdo con el estudio de Anders et al. (1992: 237) est encima de un fuego y ceniza
observan las volutas de fuego, podra ser una pira funeraria. Otra imagen de fuego
referencia a la cremacin del cuerpo, no aporta muchos datos sobre las caractersticas de
la pira.
madera. Por otro lado, en la pgina 29 del Cdice Bodley se aprecia un fardo mortuorio
imagen, es importante precisar que, una pira funeraria de este tipo, se colapsara mucho
Figura 21. Probable representacin de un pira funerarias. Cdice Zouche-Nuttall, 1992: lmina 81 (dibujo de Julio
Emilio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor)..
Figura 22. Piras funeraria b) cremacin de Tezozmoc, Cdice Xlotl: 8; c) cremacin del bulto, Cdice Bodley: 29.
(dibujos de Enrique Vzquez/INAH, Proyecto Templo Mayor).
los restos mortuorios ya estando en la pira, vendran a apoyar la idea de que el cuerpo se
colocaba arriba de sta. Dentro la llamada tradicin de la Crnica X, Durn (1995, I: 356-
357, 370-371) cuenta que haba personas especializadas en atizar los restos y que en las
exequias de Tzoc se emplearon unos palos muy puntiagudos con que traan el cuerpo
32
La misma lmina puede verse el Cdice Tudela f: 57 r.
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Los rituales funerarios-text
de aqu para all en el fuego. Sahagn (1997: 207) tambin relata la manipulacin de los
restos por parte de los ancianos encargados de la cremacin, los cuales con dos palos
Es posible que la pira fuera removida en plena combustin, para acercar los
que la remocin constante y los cambios de temperatura bruscos, ya sean las variaciones
propias de la pira o el mover los huesos de un rea ms caliente a una ms fra, hacen
que stos se fragmenten. Por otro lado, el colapso de la pira puede ocasionar fracturas en
los restos seos, quedando los fragmentos expuestos a diversas temperaturas, tal y como
Esto puede ser una de las explicaciones de por qu encontramos cremacin diferencial en
La remocin de la pira se puede dar con ms facilidad cuando los restos son
tlamacazque vestido de azul llevaba una jcara con la que rociaba los restos seos
cremados. Sahagn (1997: 207) coincide en que le derramaban agua sobre los huesos,
mientras decan lvese el difunto. Al referirse a las exequias de Axaycatl, Durn (1995,
los materiales seos, Durn (1995, I: 455) seala que en las exequias de Ahuzotl los
corazones de los esclavos ardieron junto al cuerpo del tlatoani toda la noche. Alvarado
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Los rituales funerarios-text
Tezozmoc (1944: 392) menciona que la pira duraba encendida todo el da y toda la
estaba terminado el proceso. Estos clculos que hacen los cronistas no estn tan lejos del
tiempo empleado en las piras funerarias de la India, que pueden durar encendidas hasta
Diferente deba ser el fuego empleado para cremar las estatuas de tea que
Arqueolgicamente, el rea de actividad que dejara este ritual sera muy diferente al
Las piras encontradas en Teotihuacan tenan una tecnologa muy diferente y esto
se refleja en los restos seos, que suelen encontrarse en el mismo lugar en el que
ltimo aspecto, nos plantea dos posibilidades para los contextos teotihuacanos en los que
no haya sido muy alta como para producir fragmentacin y deformacin; b) que hayan
observamos que, los cadveres que se exponen a altas temperaturas, no preservan las
El combustible
son la grasa, el cabello, la ropa y ciertas ofrendas. Existen algunas especies de rboles
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Los rituales funerarios-text
cuya madera permite una mejor combustin. Por ejemplo, las maderas duras como la del
mezquite, permiten alcanzar temperaturas altas, mientras que el pino y el junpero, que
son suaves, no son tan buenas para la combustin. Esto lo observaron Reinhard y Fink
(1994: 601, 605) quienes adems advierten que, entre los grupos hohokam, aquellos que
empleaban maderas duras alcanzaron temperaturas de 700- 900, mientras que los que
utilizaron maderas suaves no alcanzaron temperaturas tan altas, por lo que se daaron
menos los huesos, como consecuencia. Estos restos fueron ms fciles de estudiar y los
tres esteras de lea para cremar un cadver al aire libre y en pblico. El tiempo es un
factor no calculable, mientras que la temperatura s lo es: para que sta pueda
y las caractersticas del individuo determinan dicha temperatura (Gmez Bellard, 1994:
caractersticas del individuo. Generalmente, el proceso lleva unas dos horas, aunque en
combustin. Como dijimos, el cabello, las resinas y otro tipo de ofrendas pueden fungir
como combustibles. Sin embargo, la grasa corporal es la que permite una cremacin ms
En efecto, los individuos con ms peso se queman ms rpido que aquellos que son muy
delgados, porque la grasa no permite que se apague el fuego. Cuando se crema a una
33
Juan Andrade y ngel Acosta, comunicacin personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol.
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Los rituales funerarios-text
observar cmo los tejidos se van daando paulatinamente. Cuando se trata de una
persona muy gorda, las llamas son ms altas y no se alcanza a distinguir lo que sucede
dentro del horno. Maples y Browning (1994: 137) relatan que en un crematorio moderno
sufrieron un incendi porque el individuo que incineraron era muy gordo y ardi
ferozmente. La grasa, los residuos de otros lquidos corporales y los tejidos blandos
escurren al fondo de la pira, quedando bajo los huesos una capa con aspecto similar al
de bajas temperaturas. 34 McKinley (1997: 142) reporta, tanto para sus experimentos como
obsequiada por los gobernantes de otros pueblos. Por ejemplo, el seor de Chalco llev a
los funerales de Axaycatl gran cantidad de corteza de rboles y tea que eran para
quemar los cuerpos de los seores, y as tenan aquel gnero de lea en gran
reverencia (Durn, 1995, I: 353). Acosta (1962: 230) menciona que el fuego era avivado
con maderas resinosas. Otros cronistas como Las Casas (1967, II: 462-463) son mucho
En muchos casos, eran expuestas al calor diferentes ofrendas entre las que
destacan los restos de fauna. Adems, es muy comn que se incluyeran la vestimenta y
ocasiones slo se conservaban restos muy pequeos. Por esto es importante realizar una
revisin cuidadosa no slo de los huesos, sino tambin del carbn y la ceniza.
34
Como se pudo observar en el crematorio de la Facultad de Medicina de la UNAM.
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Los rituales funerarios-text
No todos los objetos eran cremados, sino que algunos se enterraban directamente
en la sepultura sin haber sido expuestos al calor. En estos casos hay que interpretar por
de cremacin. McKinley (1994: 133) considera conveniente que al hablar de las ofrendas
se haga explcita esta diferencia y se llame a los objetos que s fueron expuestos al fuego
bienes de la pira (pyre goods) y bienes de la sepultura (grave goods) a aquellos que no
seores mexicas (y, en trminos generales, a los de Michoacn), eran transformados por
el fuego y transportados ms all del mundo humano. As, objetos de ornato, vestimenta,
especficos auxiliares para recorrer el camino hacia el Mictlan (como el perro bermejo) y
Generalmente se piensa que la pira es el nico contexto relacionado con este tipo
b) Lugar de la pira
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Los rituales funerarios-text
los restos. Uno es que sean llevados a otro lugar y el otro es que permanezcan in situ, tal
cual quedaron al extinguirse el fuego, en cuyo caso lo ms comn el lugar sea cubierto
con sedimentos. El trmino cremacin primaria se emplea cuando los restos seos se
semejanza es la siguiente: Duday (1997: 93) explica que un entierro primario es aquel en
preservacin de la articulacin del fmur derecho y cavidad cotiloidea (Creel, 1989: 313).
cremar un cuerpo sin remover las cenizas y los huesos del lugar en el que quedaron. El
hecho de encontrar una cremacin primaria implica que estamos viendo a la vez la pira
funeraria y la sepultura.
Hay que ser muy cuidadoso al emplear el trmino cremacin primaria. Slo deber
utilizarse cuando el individuo haya sido cremado an conservando las articulaciones. Esto
- 155 -
Los rituales funerarios-text
caractersticas del hueso que indiquen que la cremacin se llev a cabo an con tejidos
blandos. Puede darse el caso de que se observen los huesos en el lugar donde fueron
cremados y que correspondan a materiales seos cremados sin tejidos blandos, por lo
tanto sin articulacin alguna, ya que provienen de un depsito secundario. En este caso lo
pero para que esto sea as, el proceso de excavacin debe ser muy minucioso, haciendo
una identificacin anatmica preliminar de los restos seos. Esto puede tomar ms tiempo
en campo, pero lo ahorrar en el laboratorio. Otra ventaja que hay al explorar una
cremacin primaria es que se puede llevar a cabo un anlisis de tipo espacial como el que
parecer, los restos siempre se removan de la pira para llevarse a otro lugar; sin embargo,
queda la duda de si realmente no se han encontrado o si fueron pasadas por alto por los
arquelogos que las excavaron durante la primera mitad del siglo veinte.
b) Lugar de la pira
lugar donde sucedi la cremacin es el lugar de la pira y el sitio al que se llevan a inhumar
arqueolgico sera lgico esperar encontrar algunos huesos pequeos o material seo
recoleccin.
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Los rituales funerarios-text
El lugar donde se coloca la pira puede ser elegido por cuestiones tcnicas, pero
sobre todo por cuestiones simblicas. Para los mexicas, los cronistas nos dan noticia en
qu sitios se construyeron las piras. La versin de que el tlatoani era cremado a los pies
que lo sospecha). Puede ser que al decir que era cremado a los pies de Huitzilopochtli,
se refiera a que se cremaba a los pies de la escalinata del templo dedicado a este dios,
pero si con esta expresin se refiere al interior del templo dedicado a esta deidad, es
difcil imaginar que ah se cremara un cadver por la cantidad de madera, humo y la mala
circulacin del oxgeno. Es ms fcil suponer que se refera a la efigie del tlatoani hecha
de tea. Durn (1995, I, 356, 370, 498) tambin coincide en que la cremacin se llevaba a
cuerpos de los tlatoque mexica Axaycatl y Tzoc. Tambin menciona cmo las efigies
constructiva, no hay huellas de fuego frente al lugar donde iba su estatua. En el caso del
Sahagn (1997: 784) es que fue cremado en el patio sagrado, en un lugar que se llama
cuauhxicalco. Adems, la lmina 41r del Cdice Florentino, muestra los restos del
Figura 23. Pira emplazada en el patio del templo Cdice Florentino, 1979: 41r (dibujo de Julio Emilio Romero/INAH,
La Relacin de Michoacn (Alcal, 1980: 276) concuerda en que, para esta regin,
el lugar el elegido para la cremacin era el patio de los grandes templos. En lo referente a
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Los rituales funerarios-text
los bultos-efigie, Alvarado Tezozmoc (1944: 95, 233) menciona dos lugares en donde se
les prenda fuego. El primero en medio del gran patio frontero del gran C de
tlacochcalco. Otras versiones que indican que la cremacin se llevaba a cabo en el patio
del templo principal son los Memoriales de Benavente (1971: 304) y la lmina 41r del
Cdice Florentino.
capitanes mexicas, quemndolos vivos, fue frente al palacio de Motecuhzoma II, como
manera ms sistemtica y constante este tipo de contextos. Puede darse el caso de que
los residuos post-cremacin (los restos del combustible, los huesos cremados de fauna y
urna), sean removidos del lugar de la pira y llevados a un basurero. De ser as, ambos
contextos arqueolgicos sern similares, pero en este ltimo, los componentes debern
estar mezclados y sin una aparente seleccin (McKinley 1997: 137). El sitio de los
es comn que se reporten este tipo de contextos, lo cual no implica necesariamente que
no existan.
Antes de que sean sepultados los restos mortuorios, deben seguirse, al menos,
dos pasos bsicos: la recoleccin y la eleccin de un continente para los restos seos.
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Los rituales funerarios-text
va a ser manual, deber aguardarse a que se enfren. Para esto, se puede esperar a que
Obviamente, este cambio brusco de temperatura har que los restos se fragmenten an
ms. De hecho, cualquier cambio repentino hace que se fracturen. En este punto, recin
terminada la combustin, los huesos son tan frgiles que hasta un fmur puede ser
fracturado con las manos, sin el mayor esfuerzo y de forma accidental. 35 Como ya se
mencion con anterioridad, algunos cronistas dicen que los mexicas enfriaban los restos
que estn completamente fros. En cuanto al tiempo que debe pasar para que se puedan
tocar sin producir una quemadura, ste no debe ser mucho si la pira fue al aire libre. En
los crematorios modernos, debido a la prisa que hay por la cantidad de individuos que se
deben incinerar cada da, los restos se enfran con la ayuda de un ventilador, proceso que
toma aproximadamente diez minutos para que los huesos puedan ser manipulados con la
mano. 36 Si los restos seos permanecen dentro del horno sin que ste se abra, pueden
conservar el calor durante muchas horas, 37 pero ste no es el caso para las cremaciones
Gmez Bellard (1994: 62) clasifica la recoleccin en tres grupos: cuidadosa, media
y superficial. Si se encuentra ms del 60% de los restos fue llevada a cabo por un
experto, y si hay menos del 40% es que hubo negligencia en la recoleccin. Hay que
ser muy cuidadoso al respecto, porque el hecho de encontrar una pequea cantidad de
material seo no necesariamente quiere decir que la recoleccin fue mala. Esto puede ser
35
Simn Gonzlez, comunicacin personal abril del 2000, anfiteatro de la Facultad de Medicina de la
UNAM.
36
Juan Andrade y ngel Acosta, comunicacin personal, abril del 2000, crematorio del Panten Espaol.
37
Simn Gonzlez, comunicacin personal abril del 2000, anfiteatro de la Facultad de Medicina de la
UNAM.
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Los rituales funerarios-text
encontrando uno de ellos. Quiz nos enfrentemos a una recoleccin minuciosa, pero no
tenemos acceso a todo el material que fue colectado. En dicho caso, lo importante ser
ver cul fue ese otro destino, pero sobre todo por qu se dividi la sepultura. Por otro
lado, para la recoleccin con pala o recipiente no se requiere ser un experto (Pereira,
comunicacin personal, mayo del 2000). Reinhard y Fink (1994:602) proponen que si los
depsitos estn muy incompletos, esto se puede explicar por tres causas: a) la retencin
intencional de los huesos para fines de tipo ritual; b) la pulverizacin de los restos y c) el
(hueso por hueso) es un proceso que lleva mucho tiempo. Si la recoleccin se realiza con
relativamente rpida y slo toma unos cuantos minutos. 38 Por otro lado, cuando la
1997:143), a menos que sea a propsito. Por el contrario, la recoleccin donde se emplea
algn artefacto auxiliar o incluso la misma urna, permitir que numerosos fragmentos de
carbn y de otros objetos cremados acompaen a los restos seos, por lo que el
arquelogo puede obtener ms informacin. Una urna o cista con huellas de calor, nos
las ollas y las urnas cermicas. Tambin puede darse el caso de que se depositen en
cistas, fosas o sobre los pisos, cubrindose generalmente con objetos cermicos, los
cuales en realidad no tienen la funcin de contener, sino de tapar. Existen otros tipos de
recipientes para los restos cremados, como las canastas, que son considerados por
38
Juan Andrade y ngel Acosta, comunicacin personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol.
Simn Gonzlez, comunicacin personal abril del 2000, anfiteatro de la Facultad de Medicina de la UNAM.
- 160 -
Los rituales funerarios-text
Toulouse (1974: 70) como un sustituto de la urna, entre las antiguas poblaciones que
Cuando los huesos se van a colocar en una cista, olla o urna muy grande, el
es muy pequeo, quiz se tengan que fragmentar an ms los restos cremados. Fracturar
son extremadamente frgiles: un cambio sbito en la temperatura (ya sea por el aire o por
agua) o la simple presin ejercida por las manos, los fragmentar de manera inmediata. Si
la afectacin por el calor fue poca, es ms probable que se tenga que aplicar una mayor
fuerza, que puede ser con las manos o con algn tipo de herramienta (una piedra sera
suficiente). Ya fragmentados cabrn muy bien en una urna o en una olla de cuello
considera altamente probable que los hohokam fragmentaran mecnicamente los restos
cremados antes de sepultarlos (Reinhard y Fink, 1994: 604). Un caso extremo fue
encontrado en el sitio de Loma Alta, ubicado en Michoacn, donde los restos cremados
fueron pulverizados (Carot y Susini, 1989: 112-115). Con esta medida no tuvieron
problema para al depositar los restos en las vasijas cermicas. En uno de los contextos
roedores, de acuerdo con Reinhard y Fink (1994: 604). No obstante, si esto implica que se
tengan que fragmentar an ms para que quepan en el recipiente, no se dar esta mayor
obtencin de informacin. Muchas veces las urnas que se emplean son muy pequeas,
como las de Templo Mayor de Tenayuca y de Tenochtitlan (Etapa II). En estos casos
- 161 -
Los rituales funerarios-text
preguntarse cul fue el destino del resto del individuo y por qu se escogi una urna tan
pequea. 39
Si se eligi una urna o cualquier otra clase de recipiente, deber llevarse al lugar
indicado para su sepultura. En cuanto al registro arqueolgico, lo primero que hay que
tendr que definir si todos los contextos se encuentran en un solo tipo de espacio o en
ambos. Creel (1989: 325) hace la distincin intra-extra muros en la disposicin de las
importante ver en qu parte de ste fueron enterrados los restos. Las caractersticas del
dentro de la sociedad.
Este aspecto ha sido trabajado por diversos autores bajo el marco de la llamada
arqueologa de la muerte (Binford, 1971 6-29; Tainter, 1978:105-140; OShea, 1984). Las
contexto tiene que ver con el rango que ocup en vida. En este mismo sentido, OShea
(1984: 35) plantea que el tratamiento mortuorio es consistente con la posicin que se
39
Hoy en da la eleccin de una urna pequea tambin resulta un problema. Anteriormente, en los Estados
Unidos si se elega una urna donde no cupiera todo el difunto, las cenizas restantes eran llevadas a la fosa
comn, de acuerdo con lo establecido por la ley (Maples y Browning, 1994: 140). As que una parte del
difunto descansara en paz en su urna y otra parte en la fosa comn. En Mxico se hace entrega completa de
todas las cenizas, aunque no quepan en la urna que lleven los deudos (Andrade y Acosta, comunicacin
personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol).
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Los rituales funerarios-text
expresadas pueden corresponder no slo al estatus del difunto; pueden ser la expresin
de la causa de muerte, la relacin del individuo con el dios, etctera (las creencias
religiosas son rara vez mencionadas por estos autores). Para McKinley (1997: 142), el
De cualquier forma, para Merbs (1967: 498), las diferencias entre contextos funerarios se
Durn (1995, I: 303, 357, 455) tiene distintas versiones. De Motecuhzoma I dice que
las de Ahutzotl, junto al cuauhxicalli. Alva Ixtlilxchitl (1952, II, 328) ubica la sepultura de
La versin de Bernal Daz del Castillo (1979, I: 192) es que el entierro de los restos
de los grandes seores se realizaba en un templo con muchos dolos, puertas, humo y
sangre, el cual estaba junto al templo que tena calaveras y zancarrones, tantas que no
ubica a los templos como el lugar donde se enterraban a los grandes seores:
Hay bien cuarenta torres muy altas y bien obradas, que la mayor tiene cincuenta
escalones para subir al cuerpo de la torre; la ms principal es ms alta que la torre de
la iglesia mayor de Sevilla. Son tan bien labradas, as de cantera como de madera,
- 163 -
Los rituales funerarios-text
que no pueden ser mejor hechas ni labradas en ninguna parte, porque toda la
cantera de dentro de las capillas donde tienen los dolos, es de imaginera y
zaquizames, y el maderamiento es todo de masonera y muy pintado de cosas de
monstruos y otras figuras y labores. Todas estas torres son enterramiento de seores,
y las capillas que en ellas tienen son dedicadas cada una a su dolo, a quien tienen
devocin.
Muchos templos hay en Mxico, por sus parroquias y barrios, con torres, en que
hay capillas con altares, donde estn los dolos e imgenes de sus dioses, los cuales
sirven de enterramiento para los seores cuyas son, que los dems en el suelo se
entierra alrededor y en los patios.
escaleras. De todos estos cronistas se puede concluir que las sepulturas de los
Motecuhzoma II ingirieron las cenizas del gobernante. De ser verdica esta narracin,
Tezozmoc (1944: 95) dice que su destino final era un cerro llamado Yahualiuhcan.
era muy importante que sta se llevara a cabo. Benavente (1971: 73) menciona que
aire, de manera que no hubiese memoria de tal hombre. De tal manera que la
- 164 -
Los rituales funerarios-text
Una vez habiendo hecho explcito una serie de conceptos tiles para el anlisis,
materiales.
qu tan completos estn los restos. Independientemente de este hecho, hay otro tipo de
informacin que se puede recuperar no slo de los huesos, sino tambin de los materiales
a) Osteobiografa
Osteobiografa Fuente
Bass (1974: 12-20), Fauvet-Berthelot et al.
(1996: 516), Gmez Bellard (1994: 59), Kerley y
Edad al morir Ubelaker (1978: 545-546), Mayne (1997: 282)
Singh y Gunberg (1970: 373-374), Ubelaker
(1974: 42) Wells (1960: 30-31)
Bass (1974: 72-73), Gmez Bellard (1994:59),
Sexo Mayne (1997: 227), McKinley (1997: 131),
VanVark et al. (1996: 305), Wells (1960: 31)
Gmez Bellard (1994: 606), Grvin et al. (1990:
Patologas 77-84), Merbs (1967: 503), Reinhard y Fink
(1994: 597)
- 165 -
Los rituales funerarios-text
Cuadro 5. Aspectos relacionados con el individuo y autores que los han estudiado.
Cabe aclarar que ciertos tipos de anlisis no son aplicables en todos los casos;
Los aspectos relacionados con el ritual funerario son llamados por Merbs (1967:
tumba. Por supuesto dichos aspectos no son los nicos a tomar en cuenta; existen
muchos otros que se deben considerar como la construccin de la pira, la colocacin del
cuerpo, etctera.
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Los rituales funerarios-text
Cuadro 6. Aspectos relacionados al ritual funerario y autores que los han estudiado.
informacin que puede aportar es invaluable (Giraud, 1990: 75). La mayor parte del
tiempo invertido en la excavacin ser para hacer el registro y para impedir que se
mezclen los materiales. Esto facilita la comprensin del contexto en campo y ahorra
continente movible, como una urna o una olla, se debe llevar al laboratorio para realizar
una microexcavacin. Si quedan materiales seos que por alguna razn quedaron fuera
de la urna o si el tipo de continente es fijo, como sera el caso de una cista o de una fosa,
la excavacin debe ser controlada, con registros grficos de cada nivel, registros
los sedimentos que engloban la urna es muy importante porque pueden tener elementos
origen vegetal (Giraud, 1990: 75). Se debe procurar hacer, en la medida de lo posible, la
identificacin de los restos seos. Quiz esta medida pueda parecer un poco exagerada,
pero adems de evitar horas de trabajo en el laboratorio, puede permitir detectar el orden
en el que fue depositado el individuo. De igual forma, permite saber de manera preliminar,
cremacin primaria, la nica manera de comprender cmo fue la pira, cmo se deposit el
- 167 -
Los rituales funerarios-text
cuerpo y las ofrendas, es llevando un registro de este tipo. Todo debe ser colectado y se
debe hacer un registro minucioso del entorno, la orientacin y cantidad de las urnas, la
Un ejemplo del registro tridimensional que debera llevarse a cabo para una
cremacin primaria, es el realizado por Bel (1996: 210-216), quien hace un anlisis
espacial en el que propone el registro de objeto por objeto, la posicin de los artefactos
identificacin anatmica en campo y de ser posible su cara de aparicin. Esto permite ver
dnde estaban repartidos los fragmentos de un mismo hueso. Al final realiza planos de
cremaciones primarias podra ser adaptado para las que no lo son. Proceder de esta
manera es til para no perder de vista detalles tafonmicos que facilitan la interpretacin.
Cuando los restos se encuentran en una urna, adems de realizar el registro del
lento y muy meticuloso que implica la realizacin de una separacin preliminar y una
identificacin anatmica (Grvin, 1990: 67-69). Giraud (1990: 75-76) reporta que el
proceso de microexcavacin de cada urna toma una semana. Gmez Bellard (1994: 57)
coincide que el vaciado de la urna debe ser en laboratorio y se deben observar los
algn segmento anatmico (Grvin, 1990: 69-71); tambin podemos saber si la fauna est
niveles, con un registro grfico y tridimensional (que se puede tomar a partir del borde de
- 168 -
Los rituales funerarios-text
estn o no afectados por el calor, y considerar si los materiales cremados estn revueltos
con los no expuestos al fuego. De no llevarse a cabo una excavacin de este tipo, podra
materiales deber ponerse a consideracin para cada caso, tomando en cuenta que el
golpe de los huesos los hace fragmentarse an ms. En cuanto al lavado de los restos
seos, Gmez Bellard (1994: 57) lo realiza con agua corriente y cepillo, pero esto deber
depender de la fragilidad de los materiales y se debe ser cuidadoso por si se piensa pegar
algunos fragmentos. Talavera (2000: 6) lleva a cabo la limpieza de las epfisis con brocha
y cepillo, por ser ms frgiles. Lava las difisis y el crneo con agua corriente, de tal
manera que se pueda apreciar cualquier tipo de marca en el hueso. Hay que insistir en
que la decisin de llevar a cabo este procedimiento deber ser tomada al evaluar las
los elementos cremados ser mucho ms rpida y sirve para ordenar los materiales, as
como los restos seos contenidos en la urna, ya que de otra manera sera muy difcil
entenderlos. En el caso de que no contar con una excavacin minuciosa, hay que
empezar separando los diferentes tipos de materiales cremados, ya que es muy comn
que entre los huesos se encuentren fragmentos de otra naturaleza que pasan
pueden asociar estos fragmentos a las diferentes partes del cuerpo del individuo. Lleva
ms tiempo la separacin manual de los materiales que si se emplea una malla, pero es
- 169 -
Los rituales funerarios-text
afinarse. Si la excavacin no fue controlada, esta fase del anlisis ser muy laboriosa, ya
que el investigador pasar gran parte de su tiempo tratando de ordenar el registro, pero al
final valdr la pena. Este trabajo requiere, de acuerdo con Gmez Bellard (1994:58), de
trabajo comparable al que se realiza con esqueletos. En este caso, habr muchos
fragmentos en los cuales la identificacin no sea segura y otros tantos en los que ser
imposible. En palabras de Lyman R. Lee (1994: 391) estos fragmentos han sufrido una
destruccin analtica: las piezas estn presentes, pero no son identificables. Esto no
como hueso pulverizado. La separacin es el primer paso para obtener otro tipo de
formas la identificacin de tantos huesos cremados como sea posible, ya que puede
bastar con ellos para comprobar si estn representadas o no todas las partes del cuerpo
las caractersticas de la pira, del sujeto y de cada hueso. Las partes que resisten mejor al
fuego son las difisis de los huesos largos, el occipital, la mandbula (desafortunadamente
et al., 1996: 516; Gmez Bellard 1994: 59; Merbs, 498 501-502; Reinhard y Fink, 1994:
600; Wells, 1960: 33-34). Es de utilidad conocer qu huesos resisten mejor, para saber si
su ausencia puede ser causada por su desintegracin o responde al ritual que se llev a
- 170 -
Los rituales funerarios-text
cabo (porque no se recolectaron o tuvieron otro destino). Los huesos ms densos y los
que estn mejor protegidos por el msculo se preservarn mejor (Mayne, 1997: 278).
es un recurso visual que permite, de manera fcil e inmediata, darse una idea de las
partes del individuo que estn presentes y ver si se eligi algn segmento anatmico.
este motivo, cuando se trate de restos muy daados, muy escasos o mezclados, es ms
instancia podra parecer un procedimiento que ocupa demasiado tiempo y que no aporta
mucha informacin, pero esto no es as, ya que es indicador de qu partes del individuo
eligieron una parte especfica del cuerpo o no. La eleccin de un segmento del individuo,
del individuo fue depositado, informacin muy importante para entender el tipo de
sepultura. Sin embargo, hay que tener cuidado en la interpretacin de los pesos, ya que
arqueolgicos, restos cremados de un adulto cuyos pesos oscilan entre los 115 gr y los
- 171 -
Los rituales funerarios-text
2015 gr. Para poder interpretar estas variaciones y llegar a algn tipo de conclusin, lo
Muchas veces puede darse el caso de que la cabeza sea privilegiada en los tratamientos
funerarios; el ndice ponderal craneano que maneja Duday (1989: 465-469) es til para
saber si existi esa preferencia o simplemente el crneo sobrevivi mejor al fuego que el
resto del esqueleto. Se debe elaborar una lista y anotar los pesos correspondientes.
materiales cremados (Fauvet-Berthelot et al. 1996: 523; Gmez Bellard, 1994: 58). La
comparativa. Sin embargo, la diferencia entre los pesos puede explicarse de muchas
enterramiento de una parte de los restos; c) una recoleccin deficiente por parte del
arquelogo; d) las caractersticas del difunto. En este ltimo sentido, una anciana con
- 172 -
Los rituales funerarios-text
huesos muy porosos tendr un peso mucho menor al ser cremada que un adulto joven,
incrementarse con la edad en los individuos del sexo femenino como resultado de la
osteoporosis, hecho que tiene como consecuencia una reduccin en el peso (McKinley
1993: 287). Incluso en los crematorios modernos se reportan variaciones muy grandes. 40
un error asumir a priori que una sepultura representa a un solo individuo, porque dentro
1997: 130). Tampoco debe suponerse el caso contrario, ya que existe la posibilidad de
que un solo individuo pueda estar depositado en ms de una urna. La opcin ms sencilla
sera contar el nmero de urnas y decir que ese es el nmero de individuos, pero esto no
siempre es as. Los criterios bsicos utilizados por McKinley (1997: 130) y Brothwell
(1987: 34-35) para hacer un conteo mnimo son los mismos para los esqueletos no
cremados:
edades).
posibilidad de que, si el lugar de la pira era reutilizado, un fragmento del individuo que
cremaron antes se mezclara con el siguiente, tal y como ocurre en los crematorios
40
Andrade y Acosta, comunicacin personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol.
- 173 -
Los rituales funerarios-text
modernos (McKinley 1997: 143). 41 De todas formas, el conteo mnimo sera de dos
este caso no hay muchos elementos para saber si una pira se ocup dos veces o si se
cremaron dos individuos a la vez. Hay que realizar un conteo mnimo por cada urna, pero
de manera inversa los tres criterios bsicos enumerados con anterioridad e intentando
es difcil llevar a cabo una separacin de individuos mezclados, por lo que al estar
objetivo del ritual funerario. Detectar ms de un individuo es el primer paso; tratar de llevar
A continuacin se ofrece una adaptacin de los criterios para separar los huesos
a) Diferencia de edad.
b) Diferencia de sexo.
cremacin homognea).
41
Y que precisamente no nos percatamos por la pulverizacin.
- 174 -
Los rituales funerarios-text
Los criterios para determinar este aspecto son los mismos utilizados con osamentas
el problema es que la cremacin los destruye. Los grupos de edad que maneja McKinley
(1997: 131) son los siguientes: infantil, juvenil, subadulto, adulto joven, adulto maduro y
adulto viejo. A continuacin se ofrecen los criterios ms utilizados por algunos autores
(Wells, 1962: 30-31; Ubelaker, 1974: 42; Gmez Bellard, 1994: 59; Fauvet-Berthelot et al.,
1996: 516):
osteoartritis).
dientes).
d) Conteo de osteones.
epfisis del hmero se da entre los 20 y los 24 aos, mientras que la del fmur se
completa entre los 21 y 22 aos. Hay que considerar que en las mujeres la osificacin
- 175 -
Los rituales funerarios-text
remodelacin del hueso cortical para realizar un conteo de osteones (Singh y Gunberg,
1970: 373-380; Ubelaker, 1974: 53; Kerley y Ubaleker, 1978: 545-546). A un nivel
conserva en individuos cremados. Por ejemplo, van Vark et al. (1996: 305) pudieron sexar
protuberancia occipital.
De acuerdo con Ubelaker (1974: 41), en materiales no cremados, las cabezas femorales
masculinas, aunque apunta que las variaciones entre mltiples poblaciones hacen que la
que las cabezas de los huesos se fragmentan, pero sobre todo que reducen su tamao.
De acuerdo con Wells (1960: 31), en las cremaciones modernas no se registr una
- 176 -
Los rituales funerarios-text
para sexar es la robustez del individuo, es decir, el espesor de los huesos. Si slo se va
utilizar este criterio, es conveniente hacer explcita su poca confiabilidad, ya que podra
contenido mineral del hueso (Herrmann, 1977: 103). La reduccin debe tomarse en
cremado para calcular sexo, por ejemplo en cabezas de huesos largos, por lo que el
Adems de esto, Mayne (1997: 277) reporta que los huesos de los individuos del sexo
1989: 254).
sexo arqueolgico. Con el primero se refieren al que se asigna de acuerdo con las
caractersticas biolgicas del individuo, mientras que con el segundo se refieren a los
elementos del contexto (como objetos de ornato o instrumentos de trabajo) que llevan al
Determinacin de la estatura
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Los rituales funerarios-text
cremados es muy impreciso (Gmez Bellard 1996: 59; Mayne 1997: 284). Para hacerlo se
necesitara que los huesos estuvieran completos. Adems de esto, la reduccin estara
interfiriendo con las medidas. Los individuos cremados generalmente no se prestan para
Condiciones de salud
entre individuos cremados e inhumados, Reinhard y Fink (1994: 597-603) afirman que la
antemortem son observadas). Las patologas que observaron son la hiperostosis portica,
son detectadas porque el fuego afecta la lnea de fractura (Gmez Bellard, 1994: 60-61).
Otro autor que reporta la presencia de patologas es Merbs (1967: 503), quien
realizan un estudio ofreciendo diferentes diagnsticos posibles para un individuo, entre los
42
Esta investigadora ha separado una gran cantidad de material con patologas en materiales cremados del
Can de Bolaos, Jalisco.
- 178 -
Los rituales funerarios-text
Actividad cotidiana
Wilczak (1998: 311) define las marcas de estrs ocupacional (MOS) como
respuestas del esqueleto a las actividades habituales. Uno de los tipos de MOS son las
marcas de estrs msculo-esqueletales (MSM). Estas ltimas se utilizan para inferir las
diferentes actividades llevadas a cabo por los grupos del pasado. Dicho anlisis debe ser
muy cuidadoso y muy especializado para no interpretar como marcas de actividad otros
procesos del hueso. El tipo de actividad que realiz un individuo produce un cambio
morfolgico en los huesos por el estrs que se ha aplicado por un periodo muy amplio y
adems de manera constante sobre stos, durante el crecimiento (Molleson, 1994: 62-
63). Estos estudios se han llevado a cabo con materiales no cremados para inferir las
podra llegar a la conclusin de que el individuo llev a cabo durante su vida una actividad
embargo, lo ms comn es que el material est muy daado y, por lo tanto, el estudio en
tipo, teniendo en cuenta sus debidas consideraciones, del cual se hablar en el siguiente
captulo. 43
La temperatura puede calcularse a partir del color del hueso. Rodrguez (1986: 21)
elabor una escala termocolorimtrica tomando en cuenta que los huesos manifiestan
una variacin regular de color por efectos de la temperatura. Los materiales seos se
43
Fue realizado por la antroploga Martha E. Alfaro, de la ENAH.
- 179 -
Los rituales funerarios-text
combustin de las partculas de carbn, mismas que se perdern como CO2 (Barba y
Rodrguez, 1990: 94). El hecho de que se aclaren los huesos es reflejo de la prdida de
materia orgnica (Maples y Browning, 1994: 177; Mayne, 1997: 276). En cuanto a la
colorimetra, Withe (1992:156) opina que los restos seos expuestos a bajas
temperaturas, son de difcil determinacin. Hay otros factores que hacen que el hueso
1997: 215). De igual forma, el tratamiento con cal puede dar un aspecto de incinerado,
puede inferirse observando ciertas caractersticas del hueso. De acuerdo con Buikstra y
Swegle (1989: 248) existen en realidad tres categoras del hueso: con tejido, fresco pero
cremacin puede ser un elemento clave para poder definir el tipo de ritual que origin los
contextos.
implicaciones. Por un lado, puede ser que se trate de las exequias en dos tiempos. Un
primer momento que quiz implic el entierro del cadver en la fosa donde ocurri la
- 180 -
Los rituales funerarios-text
Esto ha sido observado en el mbito arqueolgico por Grvin y sus colaboradores (1990:
77). Por otro lado, el hecho de que el hueso haya sido cremado si tejidos blandos pudiese
implicar que se trate de una ofrenda ms (no es el sepulcro del individuo, sino parte de un
ritual motivado por causas muy distintas a su muerte). Otra posibilidad es que, por
cuestiones de espacio, los restos sean exhumados para cremarse y as reducir el rea
Los tejidos blandos, los lquidos y el tejido adiposo causan un dao muy diferente
los huesos que se cremaron con tejido y los que se expusieron al calor estando secos.
Cuadro 8. Criterios para diferenciar huesos cremados con o sin tejidos blandos.
- 181 -
Los rituales funerarios-text
Figura 24. Hueso cremado con tejido blando. Patrn de fractura en forma de media luna observado en un fmur de
adulto masculino, procedente de un crematorio moderno (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Estos rasgos son fciles de observar y no hay problema en definir si fue cremado
con o sin tejidos blandos cuando la temperatura fue alta. En cambio, cuando fue baja, es
mucha utilidad. En cuanto a los restos de los tejidos blandos carbonizados, McKinley
reportan este tipo de restos, probablemente por las altas temperaturas que se alcanzan.
observar que los restos de tejidos blandos carbonizados, mezclados con la grasa,
escurren quedando en la base del horno. 45 Al verse bajo el microscopio, este material
tiene gran brillo y burbujas. Por otro lado, el trabajo experimental que realiza Etxeberra
(1994: 113-114) con un fragmento de fmur obtenido de una autopsia y con hueso seco
44
Andrade y Acosta, comunicacin personal abril del 2000, crematorio del Panten Espaol.
45
Simn Gonzlez, comunicacin personal, abril del 2000, anfiteatro de la Facultad de Medicina de la
UNAM.
- 182 -
Los rituales funerarios-text
longitudinal.
distinguir entre el hueso fresco (cadver) y hueso fresco sin tejido (cadver en
(Mayne, 1997: 278-279). Para el presente trabajo se utilizar el anlisis histolgico como
fallecimiento y la cremacin. 46
Figura 25. Hueso cremado sin tejidos blandos. Tibia de adulto masculino, procedente de un crematorio moderno
(fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
un bilogo, la separacin de los restos humanos debe ser uno de los primeros
46
Este anlisis se llev a cabo en el Instituto Nacional de Neurologa y en el Instituto de Fisiologa Celular de
la UNAM, quedando a cargo de Mark West, Daniel Rembao, Jorge Guevara y Sergio Zavala.
- 183 -
Los rituales funerarios-text
termocolorimtrica).
mencionan diferentes aspectos que se debern analizar a partir de los restos seos de
depsito; c) la edad de cada uno de los animales; d) si la carne de dichas especies era de
considerar que los restos seos de fauna, si no estn muy afectados por el calor, pueden
ser tiles para tomar una muestra que permita realizar el anlisis de radiocarbono.
ser ms comn. Es recomendable hacer la identificacin del tipo de madera para saber su
eficiencia como combustible. De acuerdo con el Handbook of Scientific Aids and Evidence
for Archaeologists, el carbn puede informar sobre cuestiones ecolgicas y, por supuesto,
sirve como muestras de C14. En cuanto a los restos vegetales, se considera que stos
pueden constituir ofrendas con un simbolismo y adems nos pueden remitir a cuestiones
temperatura superior a los 800 C, durante cuatro horas. Sin embargo, se vuelven
47
Como se pudo observar en el crematorio de la Facultad de Medicina de la UNAM, gracias a las facilidades
del Dr. Reyes Tllez y de Gonzlez Reyna.
- 184 -
Los rituales funerarios-text
presentaron una coloracin blanca y las que fueron puestas en una vasija cermica
cerrada, con menor cantidad de oxgeno, presentaron una coloracin negra y menor
que hacer las siguientes consideraciones. Aunque pueden clasificarse a partir de los
criterios ms diversos y cotidianos para la arqueologa, Creel (1989: 314) considera que
existen tres tipos fundamentales de bienes: 1) los restos de las vestimentas, los
ornamentos y del bulto funerario; 2) las ofrendas; 3) materiales de relleno. El segundo tipo
temperatura.
exclusivamente funerarios.
- 185 -
Los rituales funerarios-text
podido observar que a los 700-800 C, con una exposicin de cuatro horas, la obsidiana
dao es muy evidente, aunque el cambio, manifestado como burbujas y fracturas internas,
comienza a una menor temperatura. Tambin se observ que los fragmentos de esta
materia prima que estuvieron en contacto con semillas, conservaron sus improntas. A esta
fracturas curvas. En cuanto al dao en este tipo de material, Tixier et al. (1980: 33)
mencionan que el calor causa cpulas trmicas, que son desprendimientos circulares
superficiales. Otro tipo de material de diferente naturaleza, el coral, adquiri una textura
etc., de la misma forma en que se hara con materiales que no han sido expuestos al
fuego.
humanos o animales (Shultz, 1997: 205). De igual manera, este anlisis puede ayudarnos
48
Como se pudo observar en el crematorio de la Facultad de Medicina de la UNAM, gracias a las facilidades
del Dr. Reyes Tllez y de Simn Gonzlez R.
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Los rituales funerarios-text
hueso (Shultz, 1997: 208-209). Esto es especialmente importante por dos razones. En
sea no gastar esfuerzos tratando de realizar esta prueba, ya que el ADN extrado no
Grvin et al. (1990: 80), como un indicador de que los restos sufrieron un ataque
microscopa es determinar los efectos del fuego en el hueso (Shultz, 1997: 215). Este tipo
de anlisis es til para saber con precisin la temperatura a la que fueron expuestos los
bajo vaco, para determinar los casos en que los restos seos fueron cremados con o sin
tejidos blandos. Empleamos huesos modernos como coleccin de referencia, con los
cuales conformamos una base de datos para comparar los materiales arqueolgicos. De
los restos seos modernos conocamos las condiciones previas a la cremacin, as como
microfracturas, que nos permiten determinar con mayor precisin, pese a las bajas
temperaturas de exposicin, si el hueso fue cremado con o sin tejido (Chvez et al., 2003
captulo.
Figura 26. Patrones detectados en hueso cremado a travs de microscopa electrnica de barrido de bajo vaco. Hueso
cremado con tejidos blandos (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
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Los rituales funerarios-text
Figura 27. Patrones detectados en hueso cremado a travs de microscopa electrnica de barrido de bajo vaco. Hueso
cremado sin tejidos blandos (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Por otro lado, la extraccin de DNA podra ser de gran utilidad para establecer
individuo est repartido en diferentes urnas. Sin embargo, el efecto destructivo del fuego
ha hecho que este tipo de anlisis sea poco til. Brown y sus colaboradores (1995: 181-
Bronce, aunque no describen las caractersticas de los restos seos (en particular qu tan
cabo por medio de hibridacin y PCR, reportando que ambos fueron exitosos, pudindose
de que el DNA desaparece al exponer el hueso al fuego y que por eso los proyectos no le
han dedicado tiempo a este tipo de anlisis. Claro que los resultados son polmicos
excavacin. A pesar de esto, ellos confan en que, con las precauciones tomadas,
obtuvieron el DNA de los individuos depositados en las urnas. Cuando el hueso no est
microexcavacin es la tomografa (TAC), misma que ha sido empleada para este tipo de
casos por Anderson y Fell (1995: 609-617). Este procedimiento permite la localizacin
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Los rituales funerarios-text
fusin de las epfisis o el nmero de individuos de una manera inmediata, por lo que los
autores dicen que permite ahorrar tiempo. Es importante aclarar que no sustituye el
excavacin. Es pues, otra herramienta del registro que permite ver la distribucin y que
como la calidad de la arcilla. Para el caso de urnas de cuello muy angosto donde la
el registro que de otra manera se perdera (Pereira, comunicacin personal, mayo del
2000).
slo unos cuantos gramos de hueso. Para realizar el anlisis es necesario que la muestra
an contenga materia orgnica, para lo que no debe estar expuesta a ms de 700 C. Los
restos se pueden elegir de acuerdo con el color: caf oscuro y negro pueden ser los
indicados por la presencia del componente orgnico. Como generalmente los huesos son
expuestos a altas temperaturas y han perdido la parte orgnica, es muy difcil obtener un
fechamiento. No obstante, los residuos del combustible pueden ser ideales para llevarla a
cabo e incluso, se pueden fechar con la tcnica tradicional (sntesis del benceno).
remocin de agua y carbonato del tejido, la difraccin de Rx que aporta datos sobre los
cambios dentro de la matriz cristalina no orgnica (cambio de la HAP entre los 700 C y
1997: 280).
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Los rituales funerarios-text
mucho mejor cuando se puede ver lo que implican, an en nuestra propia sociedad. De
igual manera la observacin de cremaciones modernas puede ser til para darnos cuenta
conclusin, hay que considerar que las condiciones de los crematorios modernos son muy
diferentes a las de las piras antiguas, por lo que lo ideal sera reproducir una cremacin
con madera y al aire libre si se cuentan con los recursos para hacerlo.
con la temperatura (Rodrguez, 1986: 18-21), los criterios para determinar si el hueso
estaba seco o fresco (Buikstra y Swegle, 1989: 247-258, Etxeberra, 1994: 111-116; etc.),
Muchas veces es difcil poder trabajar con restos humanos, pero en ese caso se pueden
Cuando un hueso con tejidos blandos es cremado pasa de ser un material fresco a
uno quebradizo (Mayne 1997: 286). De acuerdo con Lee (1994: 389, 391), esto se debe a
la prdida de las fibras de colgeno. Aunque el arquelogo suele pensar que los huesos
necesariamente un hecho.
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Los rituales funerarios-text
hueso. Deben considerarse las ventajas y desventajas, a mediano y largo plazo, porque
ms especializados.
En la dcada de los sesenta y de los setenta era muy comn consolidar los huesos
al vaco, aplicando una emulsin diluida de acetato de polivinilo. Al bajar la presin, las
cavidades ms pequeas del hueso se llenaban con dicha emulsin y bastaba con
dejarlas secar. En ese entonces, Plenderleith (1967: 171-173) conclua que este
tratamiento haca que el hueso fuera slido, que conservara su colorido y la textura de la
superficie. Despus de muchos aos se ha podido observar que este tipo de aplicacin
torna al hueso quebradizo y pesado, por lo que es muy difcil pegar fragmentos. Al
respecto, Gallardo (1999: 40) dice lo siguiente: Muchas veces cuando se utiliza una alta
proporcin de consolidante se forma una pelcula que queda en la lmina externa y que
no penetra a la totalidad del hueso. Por otro lado, la consolidacin al vaco limita y en
muchos casos impide la realizacin de anlisis posteriores. Adems del dao causado
las cuales hacen que los huesos se golpeen entre s hasta quedar completamente
aunque a pequea escala. Muchos de los daos reportados por los investigadores no son
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Los rituales funerarios-text
el espacio disponible.
muy hmedas.
preguntas a futuro: el potencial que tienen estos fragmentos para referirse a la vida es
enorme. Por otro lado es una cuestin bsica de tica y de respeto ante los materiales
clave para hacerlo est en tener una metodologa adecuada para la investigacin de los
materiales, combinndola con una investigacin del contexto que permita comparar los
depsitos arqueolgicos con los ritos que los originaron. A partir de dicha metodologa y
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Los rituales funerarios-text
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Los rituales funerarios-text
Captulo 4
El trueno de la muerte
llena el universo
Demasiada alegra
(George Bataille)
El Templo Mayor de Tenochtitlan
Localizado dentro del Recinto Sagrado, una imponente plaza constituida por 78
edificios, el Templo Mayor era la construccin ms alta de todas (Sahagn, 1997: 158).
Estaba compuesta por una plataforma, cuatro cuerpos superpuestos y coronada con dos
escalinata sin divisin, por la cual se acceda al edificio desde la plaza. En los extremos
haba aposentos y altares, cuatro cabezas de ofidios, as como dos serpientes ondulantes
1993: 69). Uno de los atributos arquitectnicos que distingue al Huey Teocalli de otros
Alva Ixtlilxchitl (1952, II: 328) y Corts (1994: 64) en este tipo de edificios se llevaban a
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Los rituales funerarios-text
Figura 28. El Recinto Sagrado de Tenochtitlan, Cdice Matritense, 269r (Reprografa de Germn Ziga INAH,
Proyecto Templo Mayor).
que segua el modelo de la poca. Lpez Lujn (1993: 68-69) enumera las principales
g) La decoracin del templo sur poda ser con pintura roja, clavos, calaveras y
terrestres;
i) La parte surea poda decorarse con franjas de colores azul y negro, as como
j) Presentaban una alfarda con diferente inclinacin en la parte alta del edificio,
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Los rituales funerarios-text
Algunos templos dobles han perdurado hasta nuestros das; tal es el caso de los
de stos, los que resistieron el tiempo y la historia, sin lugar a dudas existieron otros ms
el Cdice Ixtlilxchitl (lmina 112v), y el de Azcapotzalco del cual nos da noticia Alva
Ixtlilxchitl (1952, II, 108). De cualquier manera, el hecho de que estos edificios eran
ellos.
de los contextos funerarios con la mitad del edificio dedicado a Huitzilopochtli, dios
relacionado con la guerra, aspecto fundamental para la subsistencia mexica. Este numen
se encontraba en la cima del Templo Mayor junto al dios Tlloc. Sin embargo, no estaban
dimensiones que la del sur; 3) esta ltima, correspondiente al dios guerrero, se localizaba
en el centro exacto de la ciudad, mientras que la del dios de la lluvia estaba un poco
desplazada hacia el norte (Len-Portilla, 1992: 45; Lpez Lujn, 1993: 98). Ambas
deidades se relacionan con la vida y con la muerte: Tlloc se vincula a la agricultura, pero
razn por la que estos individuos fueron depositados en asociacin al dios patrono de los
49
Los dos primeros se localizan en el estado de Mxico, el segundo y tercero en el centro de la Ciudad de
Mxico, mientras que el ltimo en el estado de Morelos.
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Los rituales funerarios-text
del cadver que consista en el entierro directo. Bajo este razonamiento, el relleno
constructivo del templo no era el lugar idneo para realizar una sepultura en la que el
cadver deba ser entregado a la tierra. Los restos humanos que aparecen dedicados a
no a contextos funerarios.
asociacin a las deidades ya mencionadas, sino que se relaciona con otros aspectos
algunos, haciendo especial nfasis en el vnculo con los aspectos relacionados con la
expansionista del estado mexica. Era el espacio sagrado por excelencia, en donde los
religiosa fue trascendente en los mbitos poltico y econmico, as como un recinto muy
importante para la vida y para la muerte de los miembros de la elite. Por la cualidad de ser
un mbito sacro, es lgico que se realizaran una gran cantidad de rituales dirigidos a la
de lo sacro, ya sea un objeto, lugar o persona, es que suele estar muy aparte de los
lugares cotidianos, mientras que para otros pueblos, el concepto de lo sagrado no est
confinado, se manifiesta de una manera ms vasta y se filtra a todos los recovecos del
mundo, dejando de ser tan restrictivo, porque puede incluir montaas, la tierra y otros
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Los rituales funerarios-text
prehispnica, las zonas liminales eran numerosas, aunque el espacio sagrado por
excelencia era precisamente el templo (Lpez Lujn, 1993: 59). En un mundo donde lo
sobrenatural estaba en todas partes, el Templo Mayor era el principal espacio sagrado,
pero el oficial, el del culto institucionalizado, el que se apropi del mito y lo aprehendi en
sus piedras.
tal manera que se han elaborado numerosas interpretaciones en torno al simbolismo del
edificio, las cuales tienen en comn la existencia de un acuerdo general: los constructores
del Templo Mayor buscaron representar diversos aspectos del cosmos en el edificio. El
Huey Teocalli denota una planeacin, muchas veces reflejada en la repeticin de los
mismos elementos de una etapa constructiva a otra. Nada se dispuso al azar y al igual
que con las ofrendas se puede realizar cierto tipo de lectura de los componentes
difunto.
estudiosos del tema, para comprender cmo conceban los mexicas al Templo Mayor. De
acuerdo con Eduardo Matos (1986a, 1987: 185-189; 1988: 123-134), coordinador del
evocacin misma del cosmos. Se crea que en l se cruzaban los dos planos del universo:
el vertical y el horizontal; por eso ese conceba en el centro absoluto: donde los ejes
Templo Mayor (Matos, 1987: 189). Ah pasa el axis mundi. El plano horizontal es el que se
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Los rituales funerarios-text
refiere a los cuatro puntos cardinales, cada uno identificado con un color y vinculado a
otros smbolos: el norte se asociaba con el negro, la muerte y el glifo tcpatl; el oeste con
el blanco, lo femenino y el glifo calli; el sur con el color azul, a la vida y el glifo tochtli; el
este el rojo, lo masculino y el glifo catl; finalmente, el centro se relacionaba con el color
verde (Lpez Austin, 1988: 65). 50 De acuerdo con la versin del Cdice Vaticano Latino
3738, el plano vertical se compone de trece niveles celestes, el nivel terrestre y nueve
otro, a travs de cinco postes o rboles, 52 con los que fue separado el monstruo de la
tierra, para constituir el mundo (Lpez Austin, 1995: 438; 1996: 75). Esta comunicacin de
un espacio a otro se lleva a cabo de la siguiente manera: las fuerzas calientes descienden
desde los pisos celestes y las fras suben desde el inframundo. Estas fuerzas viajan
formando un movimiento helicoidal (Lpez Austin 1996 b: 486-489). Bajo esta lgica, el
viaje que realiza el teyola de la tierra hacia una de las geografas funerarias, ya sea que
transite por los niveles celestes o del inframundo, debera seguir el patrn de movimiento
helicoidal.
partes arquitectnicas del Templo Mayor tenan una correspondencia con los pisos del
plano celeste. Caso (1978: 85) menciona que bajo la concepcin mexica se crea que el
sptimo cielo era de color azul y en ste habitaba Huitzilopochtli. Continuando con este
llamaba precisamente cielo azul, por lo cual establece una correspondencia entre
ambos. Zantjwijk (1981: 71-72) opina que el Templo Mayor, constituido por cuatro
50
Esta distribucin de colores corresponde al Altiplano Central. En el resto de Mesoamrica poda variar
(Lpez Austin, 1988: 65).
51
Los pisos del inframundo conforman el camino al Mictlan, como ya se mencion en el captulo uno.
52
Cuatro de ellos correspondientes a los rumbos del universo y uno al centro.
- 199 -
Los rituales funerarios-text
(correspondientes a cada uno de los puntos cardinales) y al final le suma el ltimo cuerpo,
sobre el que estn desplantados los adoratorios. En lo que respecta a esta interpretacin
Lpez Lujn (1993: 99) seala que Zantwijk le da un valor de cuatro a cada plataforma,
pero con la ltima no sigue este mismo criterio y slo la hace equivalente a un cielo.
Matos (1988:134) plantea una correspondencia de la plataforma con el nivel terrestre, los
cuerpos superpuestos con los niveles celestes, coronado con las dos capillas que
Lpez Lujn (1993: 290) llega a una conclusin diferente. La interpretacin que
hace de los templos que coronan los cuatro cuerpos superpuestos, es que corresponden
Aunque las equiparaciones realizadas por estos autores son diferentes, coinciden
Otra de las interpretaciones que se han realizado del Huey Teocalli, es que se
Coyolxauhqui (Matos, 1987: 199-200; Len-Portilla, 1992: 53- 61). Este mito es calificado
por Graulich (1990: 242-243) como el primordial, porque habla del nacimiento triunfal de
su dios y, por ende, el de los mexicas como pueblo conquistador. En lo que respecta a la
forma en que los tenochcas aprehendieron este mito en las piedras del Templo Mayor,
Matos (1987: 199-200) nos ofrece los indicadores, arqueolgicos e histricos que
53
Lugar que corresponde a los dos ltimos niveles celestes, sitio de la dualidad y la creacin.
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Los rituales funerarios-text
sustentan la equiparacin del edificio con dicho cerro. Los principales son: 1) La presencia
repite de una etapa a otra. Adems de estos indicadores arqueolgicos, Matos (1987:
199-200) nos menciona los histricos, que consisten en las descripciones de los cronistas
representa a los huiznahuas, una xiuhcatl que descenda del templo y los sacrificados
proyectados desde la cima, nos pudiesen hablar de la reactuacin del mito. Los individuos
que eran sacrificados, al ser arrojados desde lo alto, caeran justo en el lugar en donde se
El adoratorio norte, dedicado al dios Tlloc, ha sido identificado por varios autores
como el Tonacatpetl, relacionado con el agua y con la tierra: con los mantenimientos
(Broda, 1987: 232-246; Matos, 1987: 194, 1988:134; Townsend, 1987: 385-390). A partir
de esta identificacin del Cu de Huchilobos con dos montaas, Matos (1998: 134)
menciona una posible conexin con el primer paraje hacia el Mictlan: el lugar en donde
Los depsitos funerarios del edificio ms importante de los mexicas fueron excavados
entre los aos de 1978 y 1981. 54 Estas investigaciones fueron coordinadas por Eduardo
Matos, quien desde un primer momento hizo patente que los contextos se originaron a
54
Los arquelogos que participaron en estas excavaciones fueron Guillermo Ahuja, Santiago Analco, Ral
Arana, ngel Garca Cook, Mercedes Gmez Mont, Francisco Gonzlez Rul, Isabel Gutirrez, Elsa
Hernndez Pons, Francisco Hinojosa y Franoise Laffite.
- 201 -
Los rituales funerarios-text
en el edificio. Por este motivo, consider que estos hallazgos contribuan a enriquecer el
(1983: 17-32) les asign una cronologa tentativa e hizo una descripcin pormenorizada
de los hallazgos. Con este primer anlisis qued demostrada la existencia de un patrn de
distribucin espacial de los contextos funerarios, asocindolos a la mitad sur del templo,
misma que estaba dedicada a Huitzilopochtli, dios patrono de los mexicas. A juicio de este
investigador, esto relaciona a los personajes depositados en las urnas, con la deidad o
con el aparato militar. La segunda conclusin a la que llega es que hay una diferencia
entre las jerarquas de los individuos sepultados. Esto se refleja en la parte del edificio en
la que fueron depositados. Bajo esta lgica, los individuos que fueron situados en
importantes. Coincidimos ampliamente en estos dos postulados del autor y a lo largo del
Los depsitos funerarios del Templo Mayor fueron analizados en conjunto, por
segunda ocasin, cuando Lpez Lujn (1993: 220) realiza la taxonoma general de las
ofrendas del Cu de Huichilobos. Es precisamente este investigador quien los agrupa bajo
restos fnebres humanos y material mortuorio. De acuerdo con este autor, este complejo
se integra por las ofrendas 10, 14, 29 34, 37, 39, 44 y 74. 55 Todos estos contextos
conforman un conjunto aislado, que se distingue de las dems ofrendas del Templo
Mayor, por la presencia de una urna funeraria la cual contena restos seos cremados y,
obsidiana. Otras caractersticas son las siguientes (Lpez Lujn, 1993: 221-222):
55
Para continuar con la nomenclatura general del Proyecto Templo Mayor, seguiremos llamndolos ofrendas.
- 202 -
Los rituales funerarios-text
Mayor.
sepultura, dicho piso fue restituido, lo que implica que estos rituales se llevaron
d) Los objetos dentro de las cavidades fueron depositados en uno o dos niveles.
Mayor y de los edificios vecinos estn conformados por las denominadas ofrendas 3, 10,
14, 34, 37, 39, 44, 74 y V. Esto implica tres cambios respecto a la taxonoma realizada por
Lpez Lujn:
39).
56
La ofrenda 74 se encontr en la plataforma del Edificio I (al este del Templo Mayor).
57
La ofrenda 29 fue colocada en contacto directo con el relleno constructivo, durante la construccin. Como
se demostrar oportunamente, no consideramos a este depsito como parte del Complejo E.
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Los rituales funerarios-text
esta comparacin resultar muy enriquecedora para comprender mejor los depsitos del
Cu de Huichilobos.
Cuadro 10. Cronologa del Templo Mayor (retomada de Lpez Lujn, 1993: 75).
58
Esta serie de edificios superpuestos es algo ms que piedras de una poca, sobre piedras de otra poca. Esa
estratificacin representa la acumulacin de poderosas nociones religiosas y de conmemoraciones histricas
(Townsend, 1987: 378).
- 204 -
Los rituales funerarios-text
Los contextos funerarios que analizaremos son las llamadas ofrendas 3, 10, 14, 34,
37, 39 y 44. Todas tienen en comn la presencia de restos seos cremados, as como de
anterior implica que no son entierros de consagracin del templo. Para efectos del
Grupo 1: Corresponde a las ofrendas 34, 37, 39 y 44. Todas pertenecen a la Etapa
subdividido este grupo en dos: a) ofrendas 37 y 44; b) ofrendas 34 y 39. Las sepulturas de
evento.
la Etapa IVb (1469-1481 d.C.). Fueron depositados en la plataforma del Templo Mayor,
del lado sur, en asociacin al monolito de la diosa Coyolxauhqui. De igual forma, lo hemos
59
subdividido en dos: a) ofrendas 10 y 14, y b) ofrenda 3.
restos seos de los individuos, ya que los consideramos la parte central de los contextos
funerarios. Para los artefactos de cada ofrenda, considerando la gran variedad de formas
y funciones, definimos tipos generales de objetos y los clasificamos por el tipo de materia
prima y por su funcin. 60 De esta manera se pudo integrar una comparacin entre los
59
Los individuos de estas sepulturas no fueron cremados en la misma pira; sin embargo, la iconografa de las
urnas, la distribucin espacial y caractersticas de los contextos, establecen una estrecha relacin entre ambos.
60
En el anexo 1, podr encontrar el lector un listado de los distintos tipos de objetos encontrados en las
ofrendas de Complejo E, considerando tres grupos principales: artefactos, restos de fauna y restos botnicos.
Al hablar de cada contexto expondremos los resultados del anlisis realizado.
- 205 -
Los rituales funerarios-text
Figura 29. Ubicacin de las ofrendas en planta (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
El lugar ms importante del Recinto Sagrado era el adoratorio sur del Huey
teocalli, morada del dios guerrero y patrono de los mexicas, Huitzilopochtli. Este templo se
encontraba decorado con pintura mural y al fondo tena una peana, en donde se colocaba
la imagen del dios. Las representaciones de este numen no forman parte del registro
momento constructivo en el que han podido ser explorados los templos que coronaban el
edificio. 61 Esta etapa constructiva se asocia, por la presencia del glifo 2 conejo, al ao de
1390 (Matos, 1988: 65-70). La fachada se ampli parcialmente tres veces y presenta
decoracin con pintura mural, tanto en el exterior como en el interior (Lpez Lujn, 1993:
71). El edificio no es tan pequeo como pudiese pensarse, ya que dos y medio cuerpos
juicio de Matos (1999 d: 67) constituye una reserva para los arquelogos del futuro,
cuando las tcnicas permitan no slo la exploracin, sino incluso la obtencin de otro tipo
de informacin. Las sepulturas de la Etapa II fueron excavadas entre los aos de 1978 y
1980, asignndoseles los nmeros 34, 37, 39 y 44, para continuar con la nomenclatura
general del proyecto. Los cuatro contextos funerarios fueron depositados de la siguiente
61
La etapa I se encuentra cubierta y se ha detectado a travs de tneles; los adoratorios de las dems etapas
fueron destruidos a consecuencia de la conquista espaola.
- 206 -
Los rituales funerarios-text
siguiente. En primer lugar, como qued demostrado por Lpez Lujn y Romn Berrelleza
(Lpez Lujn, 1998, I: 315-327), puede darse el caso de que un individuo se coloque en
varias urnas, como sucedi con la Ofrenda V de la Casa de las guilas. En segundo
lugar, el tamao tan reducido de las urnas enterradas en la Etapa II, implicaba el hecho de
que para depositar todos o la mayora de los restos correspondientes a un cadver, era
objetos y su riqueza, permiten que se puedan establecer dos grupos, incluso antes de
asociacin al pedestal que sostena la imagen del numen titular; por otro lado, las
ofrendas 37 y 44, que tenan una ofrenda muy pobre y no estaban asociadas a la peana.
que nos permiten afirmar que cada par de ofrendas corresponden a un solo evento.
de los depsitos del Templo Mayor no es nunca al azar. La ofrenda 44 fue colocada sobre
la banqueta que se encuentra al fondo del adoratorio, en la parte este, mientras que la 37
lo fue directamente sobre el piso del templo, justo en la esquina noreste. De tal manera, la
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Los rituales funerarios-text
Aunque las dos sepulturas tienen en comn el hecho de haber sido depositadas en
la mitad norte del adoratorio y ser muy pobres, son muy diferentes entre s en lo que
depositaron dentro de una urna. Por su parte, los restos de la ofrenda 37 se colocaron en
contacto directo con el relleno del edificio y fueron tapados con un cajete invertido.
osteolgico de los restos de fauna nos revela que dichos restos provenan de la misma
a) Ofrenda 37
d.C.), fueron sepultados los restos mortales de un individuo. Este contexto fue excavado
por los arquelogos Francisco Hinojosa y Franoise Laffitte. Como relatan en el informe
tcnico (1979: 1), detectaron una huella en el piso de estuco, la cual tena 22 cm de
Figura 30. Ofrenda 37 vista en corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
de oro, piedra verde y turquesa. Posteriormente se colocaron restos seos cremados, una
cavidad se sell con un parche de estuco, lo que implica que el rito se llev a cabo
- 208 -
Los rituales funerarios-text
cuando el edificio estaba en pleno funcionamiento. A partir del anlisis de los restos
Figura 31. Ofrenda 37, niveles de excavacin 1, 2 y 3 (planta). En el nivel 3 se ha retirado el cajete, por lo que se
pueden apreciar los restos seos (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 32. Ofrenda 37, niveles de excavacin 4 y 5. (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
A diferencia de las dems sepulturas, los huesos no fueron colocados en una urna
cual tuvieron que romper el piso del templo. Despus de colocar los restos seos y las
estado en contacto con material incandescente. Comparndolo con las dems urnas, este
cajete es uno de los recipientes ms sencillos. No obstante, hay que tomar en cuenta que
en su interior tambin fueron depositadas cuentas hechas con materias primas propias de
la nobleza, como el oro, la piedra verde y la turquesa, aspectos indican que el individuo
sepultado era muy probablemente de la elite mexica, aunque quizs no era tan importante
Figura 33. Cajete trpode. Ofrenda 37 (Fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
bajo el cajete trpode, a partir de la observacin de las epfisis de los huesos largos. El
62
El lector podr encontrar una descripcin pormenorizada de cada uno de los artefactos encontrados en este
depsito, en el Apndice.
- 209 -
Los rituales funerarios-text
se encontraba en proceso de soldar. Esta diferencia entre ambas epfisis coincide con lo
determinado por Bass (1974: 17): la soldadura de la epfisis del hmero se da entre los 20
y los 24 aos, mientras que la del fmur se completa entre los 21 y 22 aos. De tal
manera que podemos inferir que se trata de un adulto joven (21-24 aos de edad).
individuo del sexo femenino (probablemente por lo poco robusto de los huesos), lo ms
de actividad cotidiana.
Pese al dao encontrado en los restos seos, fue posible inferir aspectos relativos al
ritual funerario. Para determinar si el individuo fue cremado con o sin tejidos blandos, nos
deformacin nos permiten proponer que el individuo fue cremado con tejidos blandos. A
pesar de que resultaba concluyente esta evidencia, se tomo una muestra para
microscopa electrnica de barrido, 63 lo cual confirm esta hiptesis. Este anlisis fue
realizado por Jorge Guevara, Mark West, Daniel Rembao y Sergio Zavala, en el Instituto
UNAM. Un microscopio electrnico de barrido de bajo vaco JOEL, fue utilizado por las
63
Aunque macroscpicamente era evidente que haba sido cremado con tejidos blandos, decidimos incluir
esta muestra en el anlisis de microscopa electrnica de barrido, para conformar una base de datos que se
pudiera emplear de manera comparativa con el resto de las contextos del Complejo E.
- 210 -
Los rituales funerarios-text
de un crematorio moderno. Esto fue posible gracias al apoyo del Dr. Reyes-
cada hueso.
tomaron, al menos, dos fragmentos de hueso de cada una de las ofrendas del
fotografiaron.
no.
Figura 34. Ofrenda 37. Aspecto macroscpico del hueso (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 35. Ofrenda 37. Imgenes de microscopa electrnica en donde se aprecian microfracturas en restos seos
(fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
determin la temperatura. Considerando que, con gran seguridad se trat de piras al aire
libre, las cuales eran atizadas constantemente mezclando los materiales, es lgico
encontrar una gama diversa de colores, los cuales van del negro al blanco. Esto nos
permite establecer un rango entre los 500 (esto en los lugares ms alejados del foco
- 211 -
Los rituales funerarios-text
de los restos cremados depender no slo de las condiciones de la pira, sino de las
caractersticas del individuo. El rango de pesos que reportan investigadores como Duday
(1989: 462) y Grvin et al. (1990: 78), en individuos adultos, depositados completos,
flucta entre los 877.2 gr y los 1991.4 gr. El peso de los huesos del individuo de la
Ofrenda 37, 164.5 gr, evidencia que slo depositaron una muestra muy pequea de sus
restos. Este peso representa el 18.75% de la media reportada por Duday (1989: 462) y al
8.26% del peso mximo referido por Grvin et al. (1990: 78).
Cuadro 11. Pesos de los restos seos por regin anatmica, Ofrenda 37.
cuadro 10, lejos de haber preferencia por un segmento corporal, se busc representar
todo el esqueleto, aunque fuese con un fragmento. Esto muestra un comportamiento ritual
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Los rituales funerarios-text
que no es descrito en las fuentes y que corresponde a una recoleccin parcial orientada a
que pudiese tratarse de una destruccin diferencial de los restos, ya que tenemos la
En esta evidente seleccin de los restos que fueron sepultados, se tuvo el cuidado de
no incluir ningn resto de combustible. Esto remite a una recoleccin manual de los restos
ya fros.
la pira funeraria. Es muy probable que la recoleccin del tcpatl haya sido intencional,
mientras que los restos de fauna, incluyendo los huesos trabajados, se hubiesen
de hueso de animal, con y sin huellas de modificacin cultural, los cuales se encontraban
mezclados con los restos seos del individuo. Dividimos dichos restos faunsticos en
hueso con y sin modificacin cultural. Una vez realizada esta primera clasificacin, se
bilogo scar J. Polaco (2000). Los resultados obtenidos se citarn a lo largo de este
captulo.
necesidad de pegar los fragmentos, para tratar de entender qu clase de artefactos fueron
cremados junto al individuo y cul poda ser su funcin. Desafortunadamente, por el dao
causado por el fuego, los huesos estaban muy fracturados. nicamente pudimos
reconstruir un artefacto. La especie empleada como materia prima fue el venado cola
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Los rituales funerarios-text
aserrada para quitarle la epfisis. Luego fue pulida, aunque no presenta diseo alguno y
impide conocer si en el extremo distal funga como un enmangue o tena algn orificio o
embocadura. Creemos que el hecho de haber elegido el venado como materia prima,
como el glifo del da mzatl. De acuerdo con Durn (1995, II: 235), el individuo que naca
bajo este signo sera durante su vida amigo de ir a tierras extraas y habitarlas, e incluso
los califica de desaficionados de sus padres. Por el contrario, Sahagn (1997: 226) dice
que quien nace bajo este signo ser temeroso, como los ciervos. El venado guarda una
estrecha relacin con el mbito divino. De acuerdo con Spranz (1993: 462), Tlloc es el
seor de los das mzatl. Otro dios que se relaciona con el venado es Mixcatl, La
ciervo por Quetzalcatl (Olmos, 1974: 156, 158). La celebracin de este dios se realizaba
Aunque los animales asociados a Tezcatlipoca son el jaguar y el pavo (Spranz, 1993:
182), Durn (1995, II: 48) menciona que esta deidad llevaba entre sus atavos los restos
de un venado. Este dios tan estrechamente vinculado con la muerte y la noche tena en el
pie derecho una pata de venado, la cual simbolizaba la ligereza, el poder y la agilidad
Por su estrecha relacin con el mundo sagrado, este animal era muy importante en
los ritos. En el Cdice Borgia (1993: lmina 65) hay una escena en la que se aprecia el
ofrecimiento de la parte distal de una pata de venado, esto es, de la tibia, el peron y los
huesos del pie. Esto sucede en un da cuatro ollin y la ofrenda se realiza en presencia de
Xlotl, el gua al inframundo por excelencia, quien tiene en sus manos un punzn
- 214 -
Los rituales funerarios-text
sequa y el fuego (Spranz 1993: 462), aspecto muy sugerente si consideramos la gran
Asimismo, el venado tiene una estrecha relacin con el Sol, como se puede constatar en
la lmina 33 del Cdice Borgia (1993), en la que este animal lleva a cuestas el astro, tal y
como se crea hacan los muertos que iban al Cielo del Sol. Aparte de vincularse con
aspectos solares, el fuego y a los seres divinos, el uso de instrumentos musicales hechos
Tezozmoc. De acuerdo con este cronista, durante las exequias de Axaycatl se le coloc
al fardo mortuorio del gobernante un omichicahuaztli hecho con este tipo de materia
prima:
nos plantea la posibilidad de que tambin lo acompaara en la pira, formando parte del
Figura 36. Tibia de venado aserrada y pulida. Ofrenda 37 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
probables: la primera es que, de acuerdo con la forma del artefacto, pudiese tratarse de
una esptula (Polaco, 2000), en cuyo caso desconocemos para qu pudo ser empleada.
hueso como una caja resonancia; en este caso, correspondera a la representacin votiva
- 215 -
Los rituales funerarios-text
all, de tal manera que la msica lo seguira durante su trayecto. La tercera, y quiz la
ms factible, es que fuera algn tipo de insignia, que vinculara al difunto con algn dos,
Adems de este artefacto, fueron separados fragmentos de restos seos de fauna sin
pudo detectar con certeza si fue cremado con o sin tejidos blandos.
huesos largos. La relevancia de este animal era muy grande en el mundo prehispnico.
Dentro del panten mesoamericano existe un dios que tiene el rostro de un perro: se trata
en las exequias de los individuos que moran por enfermedad comn o tlalmiquiztli y cuyo
teyola viajaba al Mictlan. Al igual que Xlotl, fungan como guas al inframundo. De
acuerdo con de la Garza (1997: 114-118), el perro es un ser nocturno que conoce los
caminos en la oscuridad y puede ver los espritus. El cnido tena que ser de color
64
Adems de los restos de fauna mencionados, se separaron veinte fragmentos ms, los cuales no fue posible
identificar. Todos corresponden a la difisis de huesos largos.
65
Tiene un peso de 3.4 gr.
66
Aunque no se econtraron huellas de modificacin cultural, no debemos descartar la posibilidad de que
tambin formara parte de otro artefacto, debido a la fragmentacin de los restos seos.
- 216 -
Los rituales funerarios-text
poder llegar a su destino csmico. El perro era sacrificado y se cremaba en la misma pira
la cantidad de huesos de perro que fueron depositados junto con los del individuo.
preferencia por algn tipo de hueso. La cantidad y el tamao de los restos, permitieron
observar macroscpicamente que se crem con tejidos blandos. La mezcla de los restos,
permiti inferir que el individuo y el perro fueron cremados en la misma pira, como queda
especial relevancia para la presente investigacin, ya que corresponde a las races de dos
molares encontrados en la Ofrenda 44. Ambos estn muy afectados por el calor, por lo
que presentan una coloracin blanca. Pese al dao que sufrieron estas piezas dentales,
corresponden de manera muy exacta con los alvolos de la mandbula de la ofrenda 37.
pueda coincidir de una forma tan precisa como lo hacen estas races. Esta relacin,
notada en un primer momento por Romn Berrelleza, fue confirmada a travs del anlisis
en cuestin, establece que, tanto la Ofrenda 37 como la Ofrenda 44, forman parte de una
funerario de los restos humanos presenta grandes diferencias entre ambos contextos, lo
cual no permiti establecer una relacin directa entre ambos individuos. Esto tiene dos
- 217 -
Los rituales funerarios-text
c) Hay una cantidad muy pequea de materiales seos en cada una de las
d) Aunque no se pudo asignar sexo a los restos seos de las ofrendas 37 y 44, s
se pudo definirle mismo rango de edad para ambos depsitos: 21- 24 aos.
e) Empleando los criterios para elaborar un conteo mnimo, se vio que no hay
f) El perro que se cremaba tena que ser el propio y arda en la pira junto con su
explcitas en insistir que el perro tena que ser el que esa persona haba tenido
camino al Mictlan. Los restos seos de este animal fueron precisamente los
analizar la Ofrenda 44, para queden establecidas las grandes diferencias entre ambos
- 218 -
Los rituales funerarios-text
contextos.
pigmento de color azul maya. Las fuentes histricas nos relatan el empleo de agua azul
242-243, 265-266) narra que durante el funeral de Tzoc, tanto el cadver del soberano,
como sus restos despus de la cremacin fueron rociados con agua azul:
El empleo de una jcara azul tambin es relatado para los funerales de Axaycatl,
Acabado de quemar el bulto traan una muy gran batea llena de rosas de muy
suaves olores, y la gran batea de agua que llamaban Xoquiacxoyaatl y rociaban con una
jcara nueva azul la ceniza dos o tres veces
Existe la posibilidad de que la presencia del pigmento azul en los restos seos de
la Ofrenda 37, se debiera a una prctica ritual similar a la descrita por Alvarado
De ser rociado este lquido sobre los restos incandescentes, ocasionara, por el
calor de una pira recin apagada o con el paso del tiempo, pudiese haber quedado el
pobre contenido de estos elementos. Una parte de los artefactos fueron cremados (bienes
exponerlos al fuego, tiene que ver con el hecho de buscar su transporte de un plano del
universo a otro. Podan ser restos de los atavos, formar parte del ajuar que le servira
- 219 -
Los rituales funerarios-text
durante su camino al ms all o corresponder a las ofrendas que entregaran a los dioses
distal. Como los dems objetos cortantes que se depositaron en las ofrendas del
llamndolos armas (Alcal, 1980: 275-277; Durn, 1992: 354-356; Sahagn, 1997: 206),
Central, con el norte, la muerte y el color negro (Lpez Austin, 1988: 65). Por otro lado,
Borgia, 1993: lminas 18, 22 y 56). Estos dos dioses estaban vidos de sangre, por lo que
En el Cdice Laud (1994: lmina 5), el seor del Inframundo ha saciado la necesidad de
obtener la sangre: ha decapitado a su vctima. Con una mano sostiene la cabeza y con la
evidencia en el rea maya de que los objetos cortantes hechos con pedernal se
- 220 -
Los rituales funerarios-text
Tcpatl era tambin el glifo de un da, dentro del calendario ritual. En este aspecto
Sahagn (1997: 242) narra que se crea que los hombres nacidos bajo este signo eran
valientes y esforzados en las batallas. Las mujeres nacidas este da eran varoniles,
blica por excelencia. En este sentido Nagao (1985: 62-64) seala que ce tcpatl tiene
que ver con los orgenes y con los smbolos de vida asociados al nacimiento del numen
de actividad de tipo ritual es bastante comn y es probable que se vincule con la prctica
del autosacrificio. El ofrecimiento de sangre, por los vivos, los difuntos y los enfermos, es
especifica con qu tipo de instrumentos se llevaba a cabo las sangras rituales. En este
instrumento para el autosacrificio, una posibilidad es que haya sido utilizado para ofrecer
sangre durante el funeral o que formara parte de lo que el difunto emple en vida y que,
por lo tanto, tendra residuos de su sangre. La prctica del autosacrificio se asocia a los
tipo de manufactura, fueron realizadas por medio de la tcnica conocida como la cera
perdida que consista, de acuerdo con las descripciones de Sahagn (1997: 523-524), en
cual el oro, en ocasiones mezclado con otro tipo de metales, entraba al molde.
- 221 -
Los rituales funerarios-text
Existe la posibilidad de que estas cuentas miniatura formaran un sartal junto con
las cuentas de turquesa y piedra verde, ya que tienen dimensiones muy similares. Otra
posibilidad es que constituyeran parte de los adornos de la vestimenta, como sucede con
era muy difcil de conseguir y generalmente se obtena en tributo. Son pocos los
artefactos de oro recuperados en las excavaciones del Templo Mayor y gran parte de
estos se asocian a las ofrendas funerarias, incluidos tres contextos funerarios de la Etapa
II. 67 Esto resulta muy significativo si tomamos en cuenta que los mexicas no formaban
narrada por Durn (1995, I: 455, 614-615). De acuerdo con este cronista, los objetos que
no eran expuestos al fuego eran algunas joyas del personaje y los regalos de los
asistentes al funeral.
sartal del tamao de un anillo. 70 La piedra verde, adems de ser un material vinculado con
que respecta a estas cuentas, no fueron expuestas al fuego, por lo que se descarta que
67
Las ofrendas 34, 37 y 39
68
Una de las cuentas es de forma cbica, de seccin cuadrada y con perforacin cilndrica; la otra es
discoidal, de seccin mixta y con perforacin bicnica.
69
Veintisiete de ellas son discoidales y de seccin circular, mientras que una es discoidal, pero de seccin
cuadrada. Todas tienen perforacin cilndrica.
70
Las cuentas de piedra verde y turquesa fueron colocadas en el receptculo antes de depositar los restos
seos y, aunque no se encontraron distribuidas en forma de sartal, estaban concentradas en el centro del
depsito, en un espacio con las siguientes dimensiones: 6 cm en el eje norte-sur y 5 cm en el eje este-oeste.
- 222 -
Los rituales funerarios-text
pudiesen corresponder a la piedra que se le puso al difunto por corazn. Esta ltima debi
Por otro lado, la turquesa era asociada con el fuego y la guerra. Numerosas
deidades eran representadas con objetos hechos con esta materia prima semipreciosa,
con Sahagn (1997: 692), la turquesa ms fina, teoxhuitl, era trada de lejos y no era
permitido su uso, sino que tena que ser ofrecida o aplicada a los dioses. El empleo de la
turquesa en los funerales y en las celebraciones que se realizaban para recordar a los
pgina 72r, en la que se relata cmo eran recordados los difuntos durante la fiesta que se
celebraba en la veintena Ttil, aparece el bulto de tea, portando esta corona y una
nariguera de turquesa (yacaxhuitl). No cabe duda que este tipo de adornos eran para la
clase noble y los guerreros. De todas estas joyas, el uso de la xiuhuitzolli estaba
restringido a los gobernantes y slo algunos dioses eran representados con esta corona,
b) Ofrenda 44
recuperado la Ofrenda 37. Una urna zoomorfa de cermica Tohil Plumbate, que contena
- 223 -
Los rituales funerarios-text
detallada. Esta urna estaba orientada hacia el suroeste y fue cubierta con un cajete de
sedimentos. De manera similar a las dems sepulturas, que implicaron la ruptura del piso,
la banqueta fue cubierta con un parche de estuco cuando finalizaron las exequias, lo que
71
implica que el depsito se hizo cuando el edificio estaba en pleno funcionamiento.
Figura 37. Ofrenda 44, corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 38. Niveles de excavacin 2 y 3, Ofrenda 44 (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
general del cuerpo es globular con cuello curvo divergente y borde redondeado. La
cabeza es hueca y fue pegada al cuerpo, al igual que las cuatro patas, las cuales sirven
de soporte. La cola del animal forma parte del cuerpo globular y tiene forma curva. El
rostro est muy bien detallado a partir de lneas incisas. Presenta una especie de copete,
de la misma manera que los xoloitzcuintle. La nariz est conformada por dos hendiduras,
las orejas son de forma general triangular y una de ellas est fracturada. Los dientes
estn hechos a partir de lneas incisas y estn representados los cuatro incisivos y los dos
igual que los dems recipientes empleados como urnas funerarias durante la Etapa II, es
71
Este contexto funerario fue excavado en dos niveles mtricos, pero nicamente present un nivel de
colocacin, correspondiente a la urna y su tapa, ya que ningn objeto se encontr en asociacin a stas (Lpez
Lujn, 1993: 222).
- 224 -
Los rituales funerarios-text
Figura 39. Urna zoomorfa Tohil Plumbate en el momento de su excavacin (fotografa de Salvador Guilliem/ INAH,
Proyecto Templo Mayor)
Figura 40. Urna zoomorfa despus de su restauracin (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
La relevancia del magnfico ejemplar que fue empleado como urna funeraria, hace
4) Simbolismo.
tener una pasta densa, con presencia de tonos grises oscuros en su ncleo. La dureza, su
vitrificacin y el aspecto metlico superficial, son producto del empleo de una arcilla fina
con alto contenido de hierro y de la coccin. Esta ltima est condicionada por dos
Este tipo cermico, procedente de Guatemala, se divide en dos: San Juan y Tohil. El
acuerdo con Neff y sus colaboradores (1981: 17-22), la cermica Plumbate San Juan tuvo
una distribucin en la parte sur de Mesoamrica y tiene una baja frecuencia en contextos
diferencia entre San Juan y Tohil fue interpretada por Shepard (1948: 89-101) como una
- 225 -
Los rituales funerarios-text
travs de los anlisis de activacin neutrnica que realizaron Neff y Bishop (1988: 516-
522) establecieron que esta ltima es un producto muy local y no refleja una transicin.
arcillas. Esta discontinuidad se refleja an ms en los diseos de las vasijas Tohil: se trata
sino en funcin de las exigencias del mercado tan extenso. De tal manera que el Tohil
Estas afirmaciones se apoyan en el hecho de que, si bien las vasijas efigie son
reportado para una gran cantidad de sitios mesoamericanos, pero son poco comunes en
efigies abarca un rea muy grande, desde Honduras y Nicaragua hasta el estado de
zoomorfas y antropomorfas, con o sin soportes, con decoracin incisa, por pastillaje o de
menor grado, los armadillos, los perros y los venados (Shepard, 1948: 101). Es muy
comn encontrar ejemplares de este grupo en gran cantidad de museos de nuestro pas,
as como en el extranjero, las cuales demuestran que esta clase de cermica sigui
- 226 -
Los rituales funerarios-text
piezas, Neff y sus colaboradores (1981: 13-16) encuentran que suele haber una
En cuanto a la ubicacin de los bancos de arcilla, los anlisis por activacin neutrnica
que realizan Neff y Bishop (1988: 514) confirman las hiptesis de Shepard, quedando
que realizan estos autores es muy relevante, ya que adems de definir la procedencia y
las razones de la discontinuidad entre el San Juan y el Tohil, permite tratar aspectos tales
Ofrenda 44.
autora la define por dos atributos principales: a) se caracteriza por la postura sentada del
animal; b) las piernas delanteras estn modeladas, mientras que las de atrs son incisas.
En este ltimo aspecto existen a su vez, dos variantes: que las patas traseras sean
nicamente incisas o que una parte est moldeada y sirva como soporte.
72
Tal es el caso de un recipiente prcticamente idntico que forma parte del acervo del Museo arqueolgico
de la Universidad de Cambridge en Inglaterra.
- 227 -
Los rituales funerarios-text
Dos razones para realizar el anlisis de activacin neutrnica (NAA) 73 para la presente
de imitacin hechos con arcillas locales; 2) definir la manera en que se adquiri la urna, lo
encontraban mezclados con los huesos. Se eligieron como muestras dos diminutos
urna. La aplicacin de esta tcnica estuvo a cargo de Hector Neff y Michael Glascock y se
De acuerdo con el reporte presentado por este equipo de investigadores, cada muestra
fue preparada, lo que incluy el lavado con agua deionizada y la pulverizacin de una
parte del fragmento. A continuacin se hicieron dos irradiaciones y tres conteos de rayos
gama. Los resultados obtenidos fueron los siguientes: el anlisis confirm que la
cermico Tohil Plumbate. De igual manera, realizaron una comparacin con la base de
datos que agrupa todos los resultados del Plumbate, para descartar que se pudiese tratar
dictaminaron que no hay duda que corresponde al grupo Tohil, con procedencia del rea
73
Neutron Activation Analysis.
74
Ver Anexo 3
- 228 -
Los rituales funerarios-text
Como queda asentado por Neff y sus colaboradores (1981: 13-16), las vasijas Tohil
una vasija de este tipo en el Templo Mayor de Tenochtitlan, ciudad localizada a miles de
kilmetros del rea en que fue hecha la urna. No obstante, esta vasija obviamente no fue
adquirida por los mexicas comerciando de manera directa con los alfareros mayas:
- 229 -
Los rituales funerarios-text
teotihuacano del tipo Anaranjado Delgado, mismo que debi ser obtenido a
(Lpez Lujn, Neff y Sugiyama, 2000). Otra de las urnas es una imitacin
(Lpez Lujn, 1998, I: 167-170; Romn Berrelleza y Lpez Lujn, 1999: 36-
39).
ciudad de Tula, sitio que adems constituy un modelo para los mexicas. De acuerdo con
cermica este tipo fue precisamente Tula. Numerosas referencias de los hallazgos de
vasijas Tohil Plumbate en esta ciudad son hechas por Acosta (1945).
De tal manera que tenemos dos aspectos que sugieren una probable ruta de
tolteca.
Tohil Plumbate segua siendo muy popular, esto no implica que su manufactura se haya
extendido hasta ese periodo. Como queda asentado por Neff y colaboradores (1981: 17-
pensar que Tula fungi como un importador que permiti la llegada de grandes cantidades
de esta cermica al Altiplano Central. Despus del colapso de esta ciudad, estos
- 230 -
Los rituales funerarios-text
materiales fueron adquiridos como antigedades, por pueblos que encontraron su auge
Es imposible definir con exactitud si la vasija fue usada en Tula, fue desenterrada de
esa ciudad o cul fue su uso. Aunque no haya sido utilizada en esa ciudad, es un
4) Simbolismo.
Como ya se mencion, las efigies zoomorfas eran una de las clases de Tohil Plumbate
ms populares. Habiendo una variedad tan grande en lo que respecta a las formas de los
contribuy a que fuera elegida para fungir como urna funeraria. A lo largo de la presente
funerarios, porque se crea que podan conducir al teyola del difunto en una parte del
ya que fue depositada con la cabeza del perro ligeramente orientada hacia el suroeste,
regin por la que se oculta el Sol durante el invierno, cuando comienza a descender al
inframundo. La relacin del perro con el Mictlan y el seor de esta regin, Mictlantecuhtli,
individuo muere por enfermedad comn y su destino es el Mictlan, de tal manera que la
presencia de los restos seos de este animal, el empleo de la efigie de perro y su posicin
orientada hacia la puesta de Sol, podran ser indicadores de tlalmiquiztli o muerte por
enfermedad comn.
- 231 -
Los rituales funerarios-text
bordes muy delgados. 75 Pese a que se encontr fragmentado, impidi que hubiera una
cermico, se pudo establecer, a travs de los restos seos de fauna, una relacin entre
esta ofrenda y la nmero 37. Sin embargo, hay que recordar un aspecto fundamental que
diferencia ambos contextos: el tratamiento mortuorio que recibieron los restos. Los restos
posteriormente, sobre algunos aspectos del ritual, poniendo especial nfasis en este
tratamiento diferencial.
individuo. Se trata de un adulto joven con un rango de edad probable de 21-24 aos.
llegar a esta conclusin. Este aspecto coincide la determinacin realizada con los restos
que fue imposible describir ndices para determinar el sexo del personaje y tampoco se
Pese a esta destruccin analtica, fue posible conocer aspectos muy relevantes
75
Desafortunadamente, no tuvimos acceso a dicho cajete para la presente investigacin.
- 232 -
Los rituales funerarios-text
cual se detect un patrn de microfracturas, nos permiten sealar que el individuo fue
temperaturas que oscilaron entre los 500 y los 800 C, rango que coincide con los
nicamente huesos. Otra similitud con dicha ofrenda la encontramos en que la urna
contiene slo una pequea parte de los restos del individuo. La tabla de pesos por
Cuadro 12. Pesos de los restos seos por regin anatmica, Ofrenda 44.
Este peso representa el 16.97% de la media reportada por Duday (1989: 462) y al
7.47% del peso mximo referido por Grvin et al. (1990: 78). Otro aspecto que evidencia
- 233 -
Los rituales funerarios-text
restos de la pira tuvieron el cuidado de que cada uno de los segmentos corporales
quedara representado.
Pese a las similitudes mencionadas respecto a la Ofrenda 37, fue posible observar un
tratamiento diferencial de los restos seos, aspecto que representa grades interrogantes
en lo referente al rito que se llev a cabo. Los restos que fueron incluidos en la Ofrenda
37 presentan las fracturas tpicas ocasionadas por el fuego, mientras que los
correspondientes a la Ofrenda 44, tienen una fragmentacin excesiva. Esto pudo ser
ocasionado por el empleo de algn objeto pesado o incluso ejerciendo presin con las
propias manos. Recordemos que cuando los huesos acaban de ser cremados, son muy
vulnerables a los cambios de temperatura y a cualquier tipo de fuerza. Una de las razones
por las que pudieron haber sido fragmentados es para facilitar su colocacin en la urna,
cuyo dimetro de la boca mide 5.5 cm. No obstante, cabe la posibilidad de que estas
Figura 41. Ofrenda 44. Fragmentacin y aspecto de las fisuras (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 42: Restos seos humanos, Ofrenda 44. Imagen de microscopa electrnica de barrido (fotografa de Sergio
Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
de artefactos de hueso (que constituyen el nico material funerario asociado), los cuales
fueron fragmentados junto con los huesos del individuo. Este aspecto refleja que
- 234 -
Los rituales funerarios-text
(2000), tres tipos de animales fueron incluidos en esta sepultura 76, dos de los cuales
1.4 gr. Adems, fueron localizados los restos de las dos races de molares que, como
permitieron establecer una relacin entre ambos contextos. El perro, en su calidad de gua
al Mictlan, puede considerarse como indicador de que se crey que el teyola del individuo
viajara al inframundo, lo cual tambin remite a una muerte por enfermedad comn,
tlalmiquiztli.
Subgrupo b: ofrendas 34 y 39
al igual que las que componen el subgrupo a, decidimos tratarlas de manera separada por
76
Dos de ellos no pudieron ser identificados; el tercero corresponde a restos de cnido.
77
Se trata de un fragmento medial de punzn (generalmente asociados al autosaccrificio) y una aplicacin de
forma rectangular.
78
Diecisis fragmentos seos con un peso de 5.2 gr, no pudieron ser identificados.
- 235 -
Los rituales funerarios-text
pudo establecer una relacin entre los depsitos 34 y 39, a travs del
directa entre los huesos humanos, pero s con los restos de fauna.
Figura 43: Ofrendas 34 y 39, planta (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
a) Ofrenda 34
localiz justo frente a la peana donde se colocaba la imagen del dios. 79 Fue enterrada al
verde, incluidas dos de tipo helicoidal. 80 De acuerdo con el informe presentado por
Hinojosa (1979), esta ofrenda fue enterrada bajo el piso de la Etapa II, en contacto directo
con el relleno constructivo. Para ello se rompi el piso de estuco cuando el edificio estaba
sin seguir un orden aparente, un primer nivel con ofrendas con y sin exposicin al fuego.
su tapa hecha del mismo material, fueron situadas en el centro de la fosa. En su interior
79
En la cala A, cuadro 25.
80
Es comn encontrar este tipo de cuentas, manufacturadas con obsidiana, en asociacins a contextos
funerarios.
- 236 -
Los rituales funerarios-text
Figura 44. Ofrenda 34. a) perspectiva; b) corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 45. Niveles de excavacin 1, 2, 3 y 4, Ofrenda 34. Planta (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
La urna en forma de vaso con soporte anular 82, contena muy pocos huesos,
De acuerdo con Athi (2001: 122-123), es probable que para manufacturar la urna
se haya empleado una preforma cilndrica, dndole forma a travs de presin y desgaste.
Ambos extremos del cilindro fueron perforados mediante picoteado y abrasin, hasta
obtener dos cavidades cnicas. La pieza fue alisada y pulida, labrndose un ovalo en la
parte superior de la urna, el cual representa un rostro. Finalmente, la pieza fue bruida
Figura 46. Urna funeraria y tapa de obsidiana verde. Ofrenda 34 (fotografas de Michel Zab/ INAH).
redondos y profundos, que asemejan las rbitas. Carece de nariz y en su lugar presenta
una hendidura que simula la fosa nasal de un crneo descarnado. Este relieve ha sido
81
Las dimensiones de la ofrenda son las siguientes: 100 cm en su eje norte-sur y 80 cm en su eje este-oeste.
82
Corresponde al tipo 19 de Athie (2000: 122)
- 237 -
Los rituales funerarios-text
interpretado por Lpez Lujn (1993: 236) como la efigie de Mictlantecuhtli. Por otro lado,
Matos (comunicacin personal, febrero del 2002) seala que dada la ausencia de
estaba orientado hacia el oeste, punto cardinal en el que el Sol inicia su camino al
inframundo.
totalidad. 83 El proceso de manufactura debi ser similar al de dicha urna, sin embargo,
como seala Athi (2001: 123) es difcil definir si fue empleado el picoteamiento y la
horadacin. 84 Tiene la base plana, por lo que, de acuerdo con la investigadora, era posible
emplearlo como contenedor. Sin embargo, el dimetro del borde de la urna y el del cajete
corresponden de una manera muy exacta, de tal manera que ste ltimo parece haber
El empleo de la obsidiana como una materia prima para elaborar objetos propios
de los rituales funerarios, no parece ser una simple coincidencia. De acuerdo con las
investigaciones de Athi (2000: 178): La obsidiana era un material ideal para elaborar
objetos relacionados con la muerte y con el viaje de alma al inframundo. La obsidiana era
Al hablar de los restos seos debemos sealar que, a diferencia de lo que sucede
83
Es de paredes curvo-convergentes y de forma general semiesfrica.
84
Corresponde al tipo 20 de Athie (2000: 122-123)
- 238 -
Los rituales funerarios-text
seleccin que tuvo como objetivo representa una regin anatmica: la cabeza. Existe la
alojaba una de las tres entidades anmicas concebidas por los nahuas: el tonalli. Como
nos dice Lpez Austin (1988: 367-368), esta entidad estaba vinculada al plano celeste y
despus de la muerte del individuo haba un rito que se relacionaba con ella, el cual era
conocido como quitonaltia. ste es descrito por el padre Las Casas (1967, II: 463) y
consista en colocar una efigie sobre la urna, para atraer las fracciones dispersas del
tonalli, conservndolas en el interior del recipiente. Tambin se colocaban junto con las
cenizas dos mechones de cabello del propio individuo: uno que se le haba cortado
cuando haba nacido y el otro que se le haba retirado al morir. Con ello quedaba
depositado el tonalli del hombre en el hogar familiar o en el templo del calpulli (Lpez
Austin, 1988: 368). Por tanto, existe la posibilidad de que la seleccin del crneo pudiese
estar en funcin de un rito similar. La tabla de pesos no slo evidencia dicha seleccin
Cuadro 13. Pesos de los restos seos por regin anatmica, Ofrenda 34.
por Duday (1989: 462) y al 0.38% del peso mximo referido por Grvin et al. (1990: 78).
los huesos de fauna fueron colocados mayoritariamente afuera de la urna, como se puede
observar en el dibujo en planta del nivel 2 de excavacin. Por su parte, los restos de
- 239 -
Los rituales funerarios-text
Las condiciones del hueso y la poca cantidad de material no permiten hablar de las
caractersticas del individuo, pero s de algunos aspectos relativos al ritual funerario, que
se detallan a continuacin.
indicadores de cremacin en restos con tejidos blandos. Por el contrario, los restos de
fauna fueron cremados estando secos. En lo que respecta a la temperatura alcanzada por
la pira, los colores presentes en los restos seos son el negro, el gris y el blanco; esto
implica que la hoguera oscil entre los 500 y los 800 C. En lo relativo al combustible,
haber sido cremados sin tejidos blandos. Para confirmar esta hiptesis, dos muestras que
menos seis artefactos distintos, cuya funcin es imposible inferir dadas las caractersticas
85
Anlisis a cargo del Dr. Jorge Guevara, el Dr. Daniel Rembao, el Dr. Mark West y el bilogo Sergio
Zavala.
- 240 -
Los rituales funerarios-text
Ofrenda 39, lo cual nos permite determinar que ambos depsitos corresponden a un
mismo evento. 86
personal, enero del 2002). La imagen obtenida es tan ntida que incluso se puede apreciar
Figura 47. Ofrenda 34. Hueso con modificacin cultural visto en el microscopio con huellas producidas por un instrumento
ltico (fotografas de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
fragmentos seos fueron identificados como difisis de huesos largos de venado cola
fueron cremados sin tejidos blandos. El resto de los fragmentos 88 no pudieron ser
identificados. Sin embargo, presentan una textura muy compacta, propia de los huesos de
animales (Polaco, comunicacin personal, junio del 2000). Uno de estos fragmentos y otro
por tener una mayor cantidad de objetos elaborados con las ms diversas materias
86
Este hueso, pegado a partir de dos fragmentos, tiene las siguientes medidas: 2.1 cm de largo; 0.9 cm de
ancho; 1.1 cm de espesor. Pesa 0.5 gr.
87
Tiene las siguientes dimensiones: 0.9-5.4 cm de largo; 0.6-1.4 cm de ancho; 0.3-0.6 cm de espesor. Pesan de
0.1-3.5 gr
88
Nueve difisis y un hueso plano
89
Tiene las siguientes dimensiones: 5.1 cm de largo; 1.1 cm de ancho; 0.5 cm de espesor. Pesa 2.3 gr.
- 241 -
Los rituales funerarios-text
una esfera de copal 90, discos de obsidiana, colgantes de piedra verde y algunos objetos
de metal. En el segundo nivel se coloc la urna que contena en su interior los restos
miniatura de pedernal blanco, 91 lo que los relaciona de nueva cuenta con los rituales
Figura 48. Cuchillo de pedernal miniatura que presentan cpulas trmicas por exposicin al fuego. Ofrenda 34 (fotografa
Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor)
pira, se encontr un collar de veintisis cuentas manufacturadas con piedra caliza. 92 Los
nahuas crean que este tipo de objetos serviran de ajuar para la otra vida (Durn, 1995, I:
451), razn por la que eran cremadas. El hecho de que hayan sido recuperadas implic
una recoleccin manual muy selectiva. Fueron depositadas dentro de la cavidad antes
que la urna. Se pudo observar cierto orden en la distribucin horizontal de las cuentas
cremadas: se agrupan en dos conjuntos asociados a la urna, uno al sur (nivel 3) y el otro
al norte (nivel 2). Tomando en cuenta la relacin entre las ofrendas 34 y 39, es importante
mencionar que en ambos depsitos se encontraron cuentas calizas muy similares que
90
Esfera en masa, moldeada a mano.
91
Uno incompleto y el otro correspondiente a un fragmento.
92
Quince son esferoides, siete son discoidales y cuatro son tubulares. A su vez, catorce de ellas son de
seccin circular, nueve de seccin cuadrada y tres de seccin mixta. Todas tienen perforacin cilndrica y es
muy probable que dieciocho cuentas hayan sido bruidas o al menos pulidas
- 242 -
Los rituales funerarios-text
Otro elemento que podra corresponder a los atavos del personaje es un cascabel de
boca, as como la argolla de suspensin. Presenta una gran corrosin. Llama la atencin
los dignatarios. Durn (1992, I: 354) relata que durante las exequias de Axaycatl los
cascabeles se hallaban entre los presentes que llevaron los asistentes al funeral.
Otro elemento de cobre fue colocado en la cavidad: se trata de una olla globular
se encontr asociada a los huesos de venado. Por este motivo, la presencia de los
proceso de infiltracin.
Figura 49. Olla miniatura de cobre. Ofrenda 34 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
caractersticas simblicas porque la presencia del glifo, remite a la nocin del movimiento
93
Tiene bordes recto-divergentes y slo conserva un asa.
94
Otro objeto de metal que se deposit en la cavidad fue una pequea cuenta de cermica, recubierta con una
fina lmina de color dorado. Fue encontrada en asociacin a las cuentas de obsidiana meca.
- 243 -
Los rituales funerarios-text
cascabel est decorado con estos elementos: dos de cada lado y otros ms al centro (dos
Figura 50. Cascabel de oro con el glifo ollin. Ofrenda 34 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
una serie de ofrendas, entre las que destacan cascabeles de oro, cuentas de piedra
verde, as como un artefacto, aparentemente de oro, con la forma del glifo ollin, similar a
Figura 51. Bulto con ofrendas, Cdice Magliabechiano, detalle 1996: 68r (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
hace alusin, tanto al movimiento de la tierra como al curso del Sol. Al igual que el
malinalli, tambin poda representarse como un torzal. Por este motivo, lo ms probable
es que la presencia del glifo ollin, est haciendo alusin al viaje helicoidal:
implica, bajo la concepcin prehispnica, cambiar de un nivel del plano vertical a otro.
- 244 -
Los rituales funerarios-text
por el orfebre y por sus cualidades simblicas. Representa un rostro, con ojos
conformados por dos orificios circulares y una nariz alargada con terminacin esfrica.
Tiene un tocado hecho a base de finos alambres de plata. La frente presenta lneas en
bajorrelieve, las cuales parecen simular arrugas. Sin embargo, el resto de la cara del
descarnado. La boca es un orificio y los labios estn en relieve. De su barbilla penden tres
argollas que suspenden el mismo nmero de pequeos cascabeles globulares. Sin lugar a
dudas, uno de los elementos ms interesantes de esta pieza son las orejeras del
personaje. stas son circulares y cada una de ellas es atravesada por una serpiente de
cascabel. Estos ofidios se caracterizan por tener las fauces abiertas y una especie de
Figura 52. Colgante antropomorfo de plata. Ofrenda 34 (Dibujo de Graciela Rodrguez Len/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
mariposas. stas se relacionaban con el alma de los guerreros, motivo por el cual este
autor las asocia con el viaje al ms all. De acuerdo con Matos (1983: 17), este colgante
cuahxicalli que forma parte del acervo del Museo Nacional de Antropologa (Matos,
comunicacin personal, febrero del 2002). Por otro lado, Lpez Lujn (1993: 228) lo
identific como la representacin de un mono o del dios Xipe Ttec. Como se puede
observar en el Cdice Laud (1994: lmina 14), los monos tienen una estrecha relacin con
- 245 -
Los rituales funerarios-text
representa mitad mono, mitad ser descarnado, el cual se encuentra rodeado de smbolos
de sacrificio y muerte.
Figura 53. La muerte representada mitad mono, mitad ser descarnado, Cdice Laud, 1994: 14 (Dibujo de Enrique Vzquez/
INAH, Proyecto Templo Mayor).
que destacar su manufactura de gran calidad y que estn hechos con los dos metales
preciosos por excelencia: el oro y la plata. Estilsticamente hablando y por las materias
primas empleadas, son los objetos ms ricos de todas las ofrendas de la Etapa II, por lo
que resulta muy significativo que se colocaran al interior de la urna, en contacto directo
con los restos seos. Adems de esto, el hecho de tener juntos un artefacto de oro y uno
de plata, es muy sugerente. De acuerdo con Hosler (1999: 39-41), tanto en el occidente
como en el Altiplano Central, el oro y la plata eran consideradas como sustancias divinas.
El oro (cztic teocutlatl) divinas excrecencias amarillas, se asociaba con el Sol; la plata
(ztac teocutlatl) divinas excrecencias blancas, hacia alusin a la Luna. Continuando con
esta autora, un aspecto muy relevante para los funcionarios de la elite religiosa, era el
poder simblico. Por este motivo, apreciaban los objetos hechos con metales, en especial
el oro y la plata.
obsidiana. Fueron encontrados en la cavidad una aplicacin semiesfrica 95, siete cuentas
globulares de obsidiana meca (nicas en el Templo Mayor) 96, una cuenta helicoidal y dos
anillos de obsidiana. Estos dos ltimos tienen un simbolismo que vale la pena revisar por
separado.
95
Es de seccin plano convexa, corresponde al tipo 18 de la clasificacin de Athi (2001: 121-22). Es similar
a las aplicaciones que conforman los ojos de las esculturas y cuchillos rostros. Sin embargo, no parece tener
relacin alguna con el cuchillo de pedernal encontrado en esta ofrenda y, a diferencia de ste, no fue expuesta
al fuego.
96
Tienen perforacin cilndrica, seccin y curvatura circular y corresponden al tipo 26 de la clasificacin de
Athi (2001). Tienden a agruparse en la parte sur de la cavidad y fueron de los primeros objetos en ser
colocados durante el rito de inhumacin.
- 246 -
Los rituales funerarios-text
asociacin a la urna. 97 Tiene cuatro facetas, las cuales estn talladas en espiral, por lo
que dan la impresin de entrelazarse. Lpez Lujn (1993: 236-237) dice que este tipo de
muy probable que esto sea as, ya que esta forma helicoidal corresponde al malinalli, el
cual a veces puede estar representado bajo la forma del atatl-tlachinolli. Este ltimo es la
sntesis del agua y el fuego, que se van entrelazando a travs del movimiento helicoidal y
que son smbolo de la guerra florida. De acuerdo con Lpez Austin (1994, 84-98), la
corriente gnea proviene del cielo y la acutica al inframundo. Dichas corrientes fluyen en
conforman los cuatro rumbos del universo. Continuando con este autor, el rbol tronchado
tronco en forma de malinalli (Cdice Borgia, 1992: 49; Cdice Fejrvry-Mayer, 1992: xvii)
o bien, con un tronco en el que cuatro segmentos se entrelazan (Cdice Borbnico, 1990:
15; Codice Borgia, 1992: 44; Cdice Magliabechiano, 1995: 47r). Cada uno es de
diferente color y representa a uno de los rboles de cada rumbo del universo. Esta cuenta
helicoidal se caracteriza por estar conformada por cuatro facetas que parecen estar
entrelazadas, al igual que el rbol del Tamoanchan, sntesis de los postes csmicos por
Aparte de estas representaciones del rbol en los cdices, de acuerdo con Lpez
cual, con una estrecha relacin con el mundo de los muertos, es interpretado por el autor
de la siguiente manera:
97
Corresponden al tipo 28 de la clasificacin de Athi (2000: 132).
- 247 -
Los rituales funerarios-text
Adems de que el glifo malinalli se relaciona con la muerte a partir del movimiento
de fuerza entre los planos del universo, existe una representacin iconogrfica que
relaciona ambos aspectos en la lmina 12v del Cdice Magliabechiano (1996) El glifo est
de color verde que rematan con un crculo, los cuales corresponden al significado de
malinalli, hierba torcida. Debajo del glifo se puede leer: ume malinalli, que quiere decir
dos hierbas de este nombre porque torcer quiere decir malinale. De tal manera que, en
esta representacin se unen las nociones de torzal y de muerte. Como se podr ver a
los contextos funerarios, ya que simbolizan el trnsito de un plano del universo a otro. El
viaje que realiza el teyola a su destino, es precisamente eso, un cambio del nivel terrestre
Figura 54. rbol con el tronco en torzal, Cdice Borgia, 1992:, 49 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 55. Glifo malinalli, Cdice Magliabechiano, 1996: 12v (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
la que aparecen indica que fueron de los ltimos materiales en colocarse dentro de la
- 248 -
Los rituales funerarios-text
tipo de culto. En los cdices se le representa comnmente con este elemento adivinatorio,
el cual tiene una perforacin central y una especie de bisel. No obstante, este atributo lo
llevan otros dioses, como por ejemplo Ixcozauhqui (Len-Portilla, 1992: 127), por lo que
bultos funerarios es mencionada por Taube (2000: 306-310). De acuerdo con este autor,
tanto en Teotihuacan como en Tula, los fardos mortuorios se representan con discos
sobre el pecho, aunque hay que notar que stos eran de pirita. Al igual que las cuentas
conformado por siete cuentas 98, un colgante antropomorfo 99 y otro zoomorfo 100. Este
ltimo probablemente corresponde a un pato (Lpez Lujn, 1993: 225 ). De acuerdo con
Lpez Austin (1988: 361-364) la lmina 44 del Cdice Laud, que hace alusin a la
rostro de Ehcatl-Quetzalcatl, cuyo nagual era precisamente un pato. 101 Esta deidad, al
igual que su hermano gemelo Xlotl, bajaron al inframundo buscando los huesos con los
que crearan a la nueva humanidad, de tal manera que las cuentas cabeza de pato
98
No presentan exposicin al calor. En cuanto a su arreglo contextual, aunque hay un desorden aparente, la
mayora de las cuentas de piedra verde se ubicaron en el cuadrante noreste.
99
Se trata de una cara humana y no hay rasgos que permitan relacionarla con alguna deidad. Tiene un tocado
con lneas, tanto horizontales como verticales. Sus facciones estn sugeridas con lneas y formas geomtricas.
Tienen tres perforaciones: una en la parte superior y dos laterales.
100
Tiene un complejo sistema de perforaciones cilndricas: una que lo atraviesa y que pasa por debajo de las
orejas; otra en la punta del hocico y una ms en la base.
101
En este punto cabe recordar una magnfica escultura que representa a este dios y que se encuentra en el
Rautenstrauch-Joest-Museum de Colonia, Alemania. sta se caracteriza por tener una espiga de forma
helicoidal en vez de cuerpo, quiz en alusin al carcter viajero de la deidad.
- 249 -
Los rituales funerarios-text
pudieron haber sido depositadas en alusin al viaje al ms all. Esto es consecuente con
la interpretacin de Brambila (1980: 56), quien dice que los patos eran concebidos como
el alma de los difuntos, aunque de esto no hay referencias explcitas en las fuentes
histricas. Por el contrario, el registro arqueolgico permite asociarlo con los rituales
Figura 56. Colgante antropomorfo de piedra verde. Ofrenda 34 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
b) Ofrenda 39
Esta sepultura fue excavada en diciembre de 1979, por las arquelogas Mercedes
Gmez Mont e Isabel Gutirrez Sansano, un par de meses despus del hallazgo de la
Ofrenda 34. Se ubic junto a la base de la banqueta, al noroeste de la peana que sostena
1) que el piso de estuco estaba roto y la cavidad se encontr tapada con una laja. 103 Al
levantarla encontraron una urna funeraria de travertino (tecalli), la cual tena una tapa de
Por debajo del nivel en el que se encontr haba una serie de objetos que
descansaban sobre un lecho de tierra. De la misma manera que se hizo con la urna de la
ofrenda 34, los encargados del rito de inhumacin colocaron argamasa fresca alrededor
102
En el cuadro 26, cala A.
103
La profundidad de la cavidad era de 25 cm, mientras que la laja meda 39 cm por 30 cm.
- 250 -
Los rituales funerarios-text
del recipiente, para evitar que con el paso del tiempo se colapsara. De acuerdo con
Gmez Mont (comunicacin personal, mayo del 2000), los objetos no tenan un orden
aparente, sino que estaban dispersos en toda la ofrenda. Presentaban un alto grado de
fragmentacin, lo cual atribuye a que haban sido matados ritualmente, aunque este
que realizaron fue por medio de registros tridimensionales de cada elemento, pero
encontraron dos placas de piedra verde y, antes de vaciar el resto del contenido, se envi
radiogrficas. Gracias a stas, se pudo detectar la presencia de un cascabel del oro, justo
en la mitad de la urna.
Figura 57. Ofrenda 39, corte (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 58. Ofrenda 39. Nivel 2 de excavacin (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 59. Ofrenda 39. Niveles de excavacin 3, 4 y 5 (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Este depsito present dos niveles de colocacin, el primero constituido por una serie
de objetos; el segundo por la urna. Esta sepultura es la que present una mayor
cantidad 104 y variedad de objetos, algunos de ellos muy parecidos a los de la Ofrenda 34,
como los anillos de obsidiana pulida, las cuentas helicoidales y las cuentas de piedra
de la deidad.
104
78 elementos fueron registrados en campo. Adems de ellos, a partir del anlisis de los restos cremados, se
encontraron ms artefactos, as como restos de fauna, coral y copal.
- 251 -
Los rituales funerarios-text
Con la relacin osteolgica que permiti establecer que ambas ofrendas eran parte de
una misma ceremonia, la Ofrenda 34-39 se constituye como contexto ms rico de toda la
Figura 60. Ofrenda 39. Urna funeraria al ser excavada (fotografa de Salvador Guilliem/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Para depositar los restos del individuo fue empleado un vaso antropomorfo hecho
con travertino. De acuerdo con Jimnez y sus colaboradores (2000: 129- 157), esta roca
una materia prima muy popular para elaborar objetos suntuarios. Las vasijas de travertino
Figura 61. Urna de travertino con tapa de obsidiana de forma compuesta. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/
INAH, Proyecto Templo Mayor).
Porta un mxtlatl, el cual simula atarse en la parte posterior de la vasija. Tiene un crculo
inciso en la parte central del cuerpo y las manos, que descansan sobre las rodillas, tienen
los dedos sugeridos a partir de lneas incisas. En cuanto al rostro, tiene nariz triangular,
ojos ovoides y lneas curvas sobre los pmulos. De acuerdo con Lpez Lujn (1993: 236),
que as sea, considerando que porta un tocado cnico con bandas horizontales y
105
Dos de los ejemplares ms parecidos a la urna funeraria de la Ofrenda 39, se encuentran en el museo
arqueolgico de Mazatln, Sinaloa. Estas vasijas fueron encontradas en los alrededores del puerto.
- 252 -
Los rituales funerarios-text
verticales, detrs del cual hay un elemento que parece corresponder a un rosetn de
papel. Ambos elementos son caractersticos de las deidades relacionadas con la muerte.
Al igual que las urnas funerarias de las ofrendas 34 y 37, es de un tamao muy pequeo,
de tal manera que slo cabe una pequea porcin del esqueleto.
Fue tapada con un recipiente de obsidiana con vetas doradas, el cual es de forma
paredes rectas-divergentes. Ambas estn separadas por una pared interna (Athi, 2000:
106
124).
establecida una relacin con la Ofrenda 34, podemos considerar ambas urnas en
prehispnica de contar las cosas en pares, como parte de una concepcin dual.
la Ofrenda 34, en la cual eligieron huesos planos. Por el contrario, en esta se eligieron
De la misma manera que sucede con los dems depsitos de la Etapa II, el esqueleto
est muy incompleto. La tabla de pesos refleja las regiones anatmicas presentes y la
las ofrendas 44 y 37. Esto obedece en gran medida a que la mayora de los huesos son
106
Corresponde al tipo 21 de Athi (2000: 124)
- 253 -
Los rituales funerarios-text
Cuadro 12. Pesos de los restos seos por regin anatmica, Ofrenda 39.
Este peso representa el 10.94% de la media reportada por Duday (1989: 462) y al
4.94% del peso mximo referido por Grvin et al. (1990: 78). La tabla de pesos fue de
gran utilidad, ya que se pudo observar que prcticamente est representado todo el
la porcin ms esponjosa del hueso. La preferencia por este tipo de huesos permiti
observar que las epfisis del hmero y del fmur estn recin soldadas. De acuerdo con
los criterios de Bass (1974: 17), este proceso ocurre entre los 21 y los 24 aos de edad.
Para inferir el sexo el individuo sepultado, el nico criterio posible de emplear, dadas las
condiciones de los materiales, fue la observacin de las cabezas de los huesos largos.
Pese a que no estn completas, son de gran tamao, incluso mayores a las de la
coleccin que empleamos como referencia, cuyo sexo era conocido. 107 Se debe tomar en
cuenta que los restos arqueolgicos presentan reduccin y fragmentacin, por lo que las
presentadas por los individuos del sexo masculino. El tamao de las cabezas de los
huesos largos, adems de permitirnos inferir de manera aproximada el sexo del individuo,
nos indica que estos restos no pertenecen al individuo de las Ofrendas 37 y 44. En efecto,
107
Perteneciente a una poblacin moderna, fallecida en la primera mitad del siglo XX.
- 254 -
Los rituales funerarios-text
Como sucede en los dems casos, fue posible obtener importante informacin en lo
transcurrido entre la muerte y la cremacin, por tratarse de tejido esponjoso. Por este
motivo, se envi una muestra de los escasos restos de difisis para anlisis de
superficie del hueso nos permiti determinar que fueron cremados con tejidos blandos.
Por los colores observados se puede establecer que la temperatura alcanzada oscil
entre los 500 y los 800 C. Este rango se calcula a partir de la presencia de los restos de
la epfisis de un fmur, los cuales presentan coloracin negra, mientras que los dems
huesos son de color gris y blanco. Esta diferencia en el color se debera que este hueso
calculado para la Ofrenda 34. Pequeos briznas de carbn fueron localizadas y, aunque
la mezcla de la pira.
urna, restos de fauna, punzones de hueso, fragmentos de coral, una navajilla prismtica y
cavidad, como las cuentas de piedra caliza, discos de obsidiana verde, cuentas
una grulla (probablemente Grus canadiensis, aunque de tamao pequeo) 108 y un venado
108
En lo que respecta al ave, ciento tres fragmentos de huesos fueron recuperados. Pesan en conjunto 11. 6 gr
y tienen las siguientes dimensiones: 0.4-3.1 cm de largo, 0.3-1.2 cm de ancho y 0.1 cm de espesor.
- 255 -
Los rituales funerarios-text
cola blanca (Odocoileus virginianus). De acuerdo con Polaco (2000), las grullas son aves
migratorias que llegaban a los lagos de la Cuenca de Mxico durante el invierno, poca
en que debi haber sido capturada. Sin embargo, los restos seos de este animal no
Otro elemento que representa la fauna sin modificacin cultural que acompa al
cadver en la pira es un pequeo fragmento de coral, de color negro, brillante y con varios
orificios propios de su morfologa. Fue identificado como coral por la Dra. Reguero y por el
determinar la especie. No obstante es uno de los pocos casos en que un producto marino
Adems, fue identificada fauna con modificacin cultural: al menos dos punzones
fueron recolectados junto con los restos humanos. De acuerdo con Polaco (2000), estos
ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan. De all que podemos destacar que este
animal tena cierto vnculo con los contextos funerarios, como lo demuestra su presencia
mezclndolos con los que no haban sido expuestos al fuego. El tratamiento ritual de la
109
El fragmento fmur pesa 4.3 gr, mientras que el de hmero 4.2 gr
110
El otro contexto funerario del Complejo E en que se reportan materiales marinos es la ofrenda 3.
111
Esta especie se registr en las ofrendas 34, 39, 37 y 14.
- 256 -
Los rituales funerarios-text
mayora de los objetos fue agresivo 112 y muchos de ellos se fracturaron en consecuencia
urna fueron distribuidos los dones, cremados y sin cremar, en forma dispersa. A diferencia
piezas que se pudieron pegar, estaban dispersos por toda la cavidad, lo que implica que
recuperadas, seis presentaban claros indicios de haber sido expuestas al fuego. Sin
embargo, del interior de una de las cuentas que aparentemente no estaba cremada, se
recuper un fragmento de cordel carbonizado. Esto implica dos cosas: la primera que
evidente, las fibras carbonizadas en su interior nos sugieren la posibilidad de que tambin
La obsidiana meca tambin fue empleada para este depsito. Dispersas en los cuatro
exposicin al calor, cinco de ellas tenan en su interior, restos del cordel del algodn
carbonizado. Esto implica, como en el caso de las cuentas helicoidales, que formaban un
112
Ninguno de los objetos present cremacin diferencial, por lo que se descarta que las fracturas se hayan
hecho antes o durante la cremacin.
113
Corresponden al tipo 27 de Athi (2000: 131)
- 257 -
Los rituales funerarios-text
sartal y nos plantea la posibilidad de que tambin hayan sido expuestas a una fuente de
calor. Este tipo de cuentas son nicas en las ofrendas del Templo Mayor. No obstante, su
presencia se ha reportado para otros contextos funerarios muy similares a los del
Figura 62. Cuentas fitomorfas de obsidiana meca. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
negro y tres fueron expuestas al fuego, como se puede inferir a partir de las fracturas
internas.
Figura 63. Orejera con lmina circular. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Pudieron haberse fracturado por la exposicin al calor y por un enfriamiento brusco. 116 Es
muy probable que todos hayan acompaado al difunto en la pira y slo estn daados los
114
Catorce estn completas, trece incompletas y una est representada por un fragmento. En cuanto a la forma
general, veinticinco son cilndricas con lminas circulares en los extremos, una es cilndrica con una sola
lmina circular, mientras que las dos restantes son cilndricas. Corresponden a los tipos 23, 24 y 25 de la
clasificacin de Athi (2001: 127-130).
115
Siete de ellos presentan huellas de haber sido expuestos al fuego. Al igual que en la Ofrenda 34, son de dos
tipos: biselados (de seccin cncava-convexa) y planos.
116
Los materiales lticos expuestos a altas temperaturas, son muy vulnerables especialmente a los cambios
bruscos de temperatura, como se pudo observar en crematorios modernos.
- 258 -
Los rituales funerarios-text
que estaban cerca de la fuente de calor. Bajo este razonamiento, los anillos de la Ofrenda
Figura 64. Anillos de obsidiana verde. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor)
Otra similitud con los materiales depositados en la Ofrenda 34 son las cuarenta y dos
cuentas de piedra caliza. 117 Es el nico tipo de objeto que se encontr agrupado.
Las materias primas preciosas, en este caso el oro, tambin se hacen presentes en la
Ofrenda 39. Un cascabel periforme, angosto, decorado con una lnea en relieve, tanto en
en contacto directo con los huesos del dignatario: dos navajilla prismticas, deformadas
118
por el calor. Existe la posibilidad de que este tipo de artefactos fueran empleados para
el autosacrificio.
bajorrelieve. Tiene un tocado con lneas verticales en el centro y un crculo en uno de los
extremos (el otro no est presente). Tiene orejeras, ojos y nariz circulares. En cuanto al
resto de sus atavos, parece estar vestido con un quechqumitl. Este personaje,
aparentemente femenino, fue colocado frente a la urna, con el relieve en contacto directo
117
De formas esferoides, discoidales, cbicas y tubulares fueron depositadas en su mayora al oeste de la urna.
Presentan seccin ovalada, cuadra y circular. Esta ltima es la que predomina.
118
Se trata de un fragmento medial y otro distal
- 259 -
Los rituales funerarios-text
con la tierra, lo cual pudo haber sido causado por los procesos post-deposicionales. Este
tipo de pieza no es nica en los depsitos del Templo Mayor de Tenochtitlan, ya que fue
encontrada otra muy similar en la Cmara II. De acuerdo con Rosa Reyna (comunicacin
personal, marzo del 2002), este tipo de objetos proceden del actual estado de Guerrero.
Figura 65. Colgante antropomorfo. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
relieve el rostro de perfil de un personaje con rasgos mayas. Lleva un tocado muy
estilizado, pero debido a que est incompleto, no se puede apreciar con claridad qu
objeto de caractersticas muy similares fue reportado en otra sepultura del Posclsico,
encontrada en Huexotzingo, Puebla. 119 Beyer (1969: 398) reporta que, entre los bienes
manera que el encontrado en la ofrenda 39, este objeto estaba incompleto y tambin fue
presencia de cierto tipo de elementos, quiz por considerarse como smbolos de poder,
Figura 66. Colgante antropomorfo con rasgos mayas. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
119
En esta sepultura, conocida como el tesoro del cacique, se encontraron un vaso de tecalli, huesos y
cenizas, as como una serie de objetos de piedra verde. De acuerdo con Beyer (1969: 398), esta clase de
bienes en la sepultura slo poda corresponder a los objetos propios de un cacique.
- 260 -
Los rituales funerarios-text
La piedra verde tambin est presente en otros bienes funerarios: cinco cuentas de
contraparte, la Ofrenda 34. Se trata de una placa de pirita, similar a las que llevan las
mscaras crneo en las rbitas, un sartal de trece cuentas de cristal de roca 123, as como
dos elementos manufacturados en cermica (una orejera cnica y una cuenta esfrica).
Figura 67. Cuentas circulares de cristal de roca. Ofrenda 39 (fotografa de Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo
Mayor).
de fibras dentro de las cuentas fue posible gracias al meticuloso trabajo de campo. La
Subdireccin de Laboratorios y Apoyo Acadmico del INAH. El anlisis estuvo a cargo del
(Gossypium sp., conocido en tiempos prehispnicos como chcatl). Este tipo de materia
Figura 68. Restos de cordel de algodn carbonizado, vistos al microscopio. Ofrenda 39 (fotografa de Katia Perdign/
INAH).
Figura 69. Restos seos pegados a partir de un fragmento de la Ofrenda 34 y otro de la Ofrenda 39 (fotografa de
Germn Ziga/ INAH, Proyecto Templo Mayor)
120
Una de ellas representa una calabaza y las dems son esferoides.
121
Ambas piezas presentan una pequea perforacin en el centro, para ser colgadas.
122
Presenta restos de pigmento negro en una de sus caras y diseos circulares hechos con lneas incisas en el
lado posterior. Es similar a las llamadas cucharas rituales del Preclsico Medio.
123
Esferoides de seccin y curvatura circular fueron depositadas en la cavidad. Presentan bruido y en
algunos puntos superficies rugosas y fracturas internas.
- 261 -
Los rituales funerarios-text
cantidad de objetos depositados en ellas, hace que sea un contexto de una gran riqueza
simblica, en el cual hay una gran variedad de artefactos hechos con materias primas
los individuos que fueron enterrados en el adoratorio sur del Templo Mayor. Existen
afirmar que los dos individuos que fueron inhumados en la capilla de Huitzilopochtli,
poltica y religiosa. Al respecto, existe una hiptesis de Lpez Lujn (1993: 235-236):
...resulta plausible que cuando menos una de las urnas de la Etapa II contenga
los restos mortales de alguno de los primeros tlatoque tenochcas. Sin embargo, la
presencia de cuatro depsitos funerarios en esta etapa constructiva fortalece la idea
que tambin se sepultaba en el interior de la capilla al cihuacatl, a los sacerdotes
supremos o a miembros de la familia real. La relativa pobreza de estos enterramientos,
en comparacin con los descritos en las fuentes de la poca del contacto, pudo ser
causa del estado de sujecin poltica que viva la sociedad mexica antes de 1430.
ve apoyada por las descripciones de los cronistas. La tradicin de la Crnica X afirma que
- 262 -
Los rituales funerarios-text
Sin embargo, en esta misma tradicin se sugiere que los restos mortales de los
tlatoque mexicas tambin podan ser sepultados en otros lugares, como el edificio
conocido como cuauhxicalli o bien en el palacio real (Durn, 1995, II: 303, 455).
Huitzilopochtli, slo haba una pequea porcin del esqueleto, cabra la posibilidad de que
los sitios mencionados por Durn fueran otros de los destinos del resto de los huesos
cremados. De esta manera, los huesos del hombre ms cercano a los dioses, estaran
otorgndole un carcter muy especial a los otros lugares a donde fuesen llevados, algo
cronistas coinciden en que slo los gobernantes y grandes seores tenan el privilegio de
ser enterrados en los templos dobles (Daz del Castillo, 1979, I: 192; Corts, 1994: 64).
Mayor de esa ciudad, el cual era del dolo de Huitzilopochtli (Alva Ixtlilxchitl, 1952, II:
328).
ofrendas 34 y 39. Este individuo fue sepultado a los pies de la imagen de Huitzilopochtli,
acompaado por los restos de los objetos que lo acompaaron en la pira y por otros que
124
Esta descripcin corresponde a las exequias de Axaycatl. La fastuosidad obedece a que bajo el reinado de
este gobernante, el estado mexica se encontraba en un proceso de expansin.
- 263 -
Los rituales funerarios-text
no fueron cremados, tal y como relatan las fuentes. Si bien es cierto que estos depsitos
no son tan fastuosos como lo describen las crnicas y no tienen la riqueza de muchas de
las ofrendas de las ltimas etapas constructivas, son los depsitos ms notables de la
Etapa II, por su cercana a la imagen y por su contenido simblico. Pese a que
las sepulturas de la Etapa IVb, como se ver ms adelante. Por otro lado, el binomio
es muy evidente que los bienes funerarios que acompaaron al individuo son menos
numerosos y de menor calidad. Esta diferencia puede expresar que el personaje era de
una menor importancia social. Es probable, tal y como lo menciona Lpez Lujn (1993:
Lpez Lujn (1993: 235) seala que una de las sepulturas del adoratorio podra
tlalmiquiztli. De acuerdo con este autor, esto se ve apoyado por la presencia de restos
Para el caso de los mexicas, existe un registro histrico muy completo, el cual nos
relata la vida, la obra y la muerte de sus gobernantes. No obstante, las versiones de los
hecho bastante conocido que, a partir del gobierno de Itzcatl, la historia mexica se re-
escribe. Como recordar el lector, las sepulturas de la Etapa II son previas al gobierno de
- 264 -
Los rituales funerarios-text
ese tlatoani, de tal manera que los sucesos histricos previos a 1420 d.C. son bastante
nebulosos.
Etapa II del Templo Mayor de Tenochtitlan son Acamapichtli (1375-1395 d.C.), Huitzilhuitl
manera general en el tiempo que dur el gobierno y la edad en que murieron los dos
tradiciones histricas, Acamapichtli debi fallecer entre los cuarenta y los sesenta aos
(Durn, 1995, I: 103; Chimalpahin, 1970: 81; Sahagn, 1997: 449; Cdice Ramrez, 1980:
narra que muri muy mozo, de poco ms de treinta (Durn, 1995, I: 111, Cdice
Ramrez, 1980: 36), mientras que el resto de las fuentes afirman que muri despus de
los cuarenta aos (Alvarado Tezozmoc, 1992: 40; Mendieta, 1945: 164; Chimalpahin,
1970: 89; Sahagn, 1997: 449). Al parecer, los dos murieron por tlalmiquiztli en edad
adulta. El individuo depositado en las ofrendas 34-39 tena entre 21 y 24 aos de edad
cuando muri. A diferencia del otro depsito de la Etapa II, en esta sepultura no se
encontraron huesos de perro junto a los restos mortales, indicadores de muerte comn o
tlalmiquiztli, aunque este aspecto podra tener que ver con el tipo de recoleccin. De
cualquier manera, si las fuentes son fidedignas en cuanto a la edad en la que fenecieron
los dos primeros tlatoque mexicas, ninguno de ellos corresponde al individuo que se
contradictorias, debido quizs a que hay muchos intereses polticos de por medio:
- 265 -
Los rituales funerarios-text
este acontecimiento llegan a ser inverosmiles como la de Durn (1995, II: 118), quien
dice que los tepanecas llegaron de noche al palacio real, entraron en silencio, sin que
realiz un estudio muy detallado sobre la muerte de Chimalpopoca. De acuerdo con este
autor, son dos las versiones de su muerte: la oficial y la tesis golpista. A partir del anlisis
que hace de una gran cantidad de documentos, concluye que los principales beneficiados
con la muerte del rey fueron Itzcatl, Motecuhzoma I y Tlacalel. De acuerdo con el autor,
resultado de una pugna interna entre los linajes mexica-culhua y mexica-tepaneca. Esta
muerte tan accidentada y la cantidad de narraciones tan diferentes de los hechos, traen
como consecuencia que existan las ms diversas versiones en lo que respecta a la edad
en la que muri dicho tlatoani. Por un lado, algunos cronistas sostienen que slo rein
diez aos (Mendieta, 1945: 164; Chimalpahin, 1970: 89). Otros, que retoman la tradicin
subi al poder cuando tena slo diez aos, ya que era nieto del hombre-dios ms
poderoso y temido del momento: Tezozmoc de Azcapotzalco (Lpez Austin, 1998: 173).
De tal manera que, siguiendo la versin oficial, este tlatoani y el individuo de la sepultura
enterrado en la Etapa II, ya que hay dos cronistas que nos ofrecen versiones diferentes y
Torquemada (1975, II: 152). Por la informacin que nos da, podemos inferir que al morir
- 266 -
Los rituales funerarios-text
era mayor de cuarenta aos. Una de las versiones que maneja informacin
Alvarado Tezozmoc (1992: 98). Este autor deja entrever que Chimalpopoca muri de
una edad ms avanzada, ya que, despus de haber sido asesinado subi al poder un hijo
suyo, Xhuitl-Tmoc, el cual muri a los sesenta das de su reinado. Si existi, este
los miembros de su gobierno. Este cuarto tlatoani mexica quem la historia previa y una
nueva fue escrita. Este episodio nebuloso y encubierto con una versin oficial, deja un
nicamente nos deja la opcin de afirmar que, si las historias vida y muerte de los dos
sur de la plataforma correspondiente a la Etapa IVb (1469-1481 d. C.). Esto significa que
las sepulturas fueron hechas al pie de las escalinatas que conducan al templo de
diosa Coyolxauhqui y al glifo 3 calli, 1469 d. C., en la cronologa de Matos (1988: 73-78).
(Durn, 1995, I: 303), lo cual muy probablemente hace alusin a que el tlatoani falleci de
tlalmiquiztli. En ese mismo ao fue sucedido por Axaycatl, gobernante que ms tarde
- 267 -
Los rituales funerarios-text
mexica, la cual se refleja en los objetos depositados en las ofrendas del Templo Mayor
ellos est conformado por las ofrendas 10 y 14, mientras que el segundo, por la ofrenda 3.
A diferencia de lo que sucede en los depsitos de la Etapa II, en cada una de las
Las razones para agrupar las ofrendas 10 y 14 radican en que ambos contextos son muy
manera simultnea, en dos piras diferentes. Por otro lado, la Ofrenda 3 es muy diferente y
Dos urnas funerarias que contenan restos cremados fueron sepultadas al norte
del monolito de la diosa Coyolxauhqui. Ambos depsitos son muy similares, por lo que es
probable que hayan sido enterrados en un mismo momento, como lo expresa la relacin
manufactura. Cada una tena una tapa discoidal de cermica del mismo
- 268 -
Los rituales funerarios-text
Figura 70. Deidades de las urnas de las ofrendas 14 y 10 (dibujo de Fernando Carrizosa/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
a) Ofrenda 10
levantaron el parche de estuco, encontrando lodo y tezontle como relleno. Por debajo de
este nivel haba una laja, la cual tena pigmento rojo sobre su superficie. Al levantarla,
encontraron una urna funeraria tapada, la cual descansaba sobre el piso de la etapa
entre los restos seos cremados. Tanto la urna como la tapa estaban fracturadas, por lo
cual fueron enviadas a la seccin de restauracin del Proyecto Templo Mayor, en donde
- 269 -
Los rituales funerarios-text
Figura 71. Huella de la Ofrenda 10 (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 72. Ofrenda 10. Niveles 2, 3 y 4 de excavacin (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
caracterizan por su magnfica calidad, gran contenido iconogrfico y por su estilo similar al
tipo cermico Fine Orange, propio del Golfo de Mxico y del rea Maya. Nos referimos a
revelan que fueron manufacturadas entendindolas como una unidad. Bajo esta forma,
Tezcatlipoca representado en la ofrenda 14, quedaba frente a otro dios con atributos de
a) El tipo cermico Fine Orange y su relacin con las urnas del Templo Mayor.
fue la llamada Fine Orange. De acuerdo con Smith (1954: 151-155), esta cermica de alta
calidad y gran distribucin, fue elaborada por modelado y rara vez era decorada con
incisiones. 126 Se caracteriza por su pasta homognea y textura fina. Los diseos que
su zona de produccin es la llamada variedad x o grupo Silh. Las urnas del Templo
125
La urna de la ofrenda 14 se mencionar ms adelante.
126
La decoracin a partir de relieves y motivos incisos, caracteriza a la variedad Z del Fine orange y no a la
X, que es la que sirvi como inspiracin para elaborar este par de urnas.
- 270 -
Los rituales funerarios-text
actuales estados de Chiapas, 127 Veracruz y Tabasco. Es muy comn encontrarla asociada
a la cermica plomiza. Por este motivo, Daneels (1997: 1-15) establece una relacin entre
consideramos que estos materiales hayan sido copiados, ni mucho menos adquiridos en
la Isla de Sacrificios, ya que estilsticamente no guardan muchas semejanzas. 128 Este sitio
productos. De la misma manera que sucede con el Tohil Plumbate, el Fine Orange Silh
fue trado al Altiplano Central durante el Posclsico temprano por los toltecas, como
evocacin del estilo tolteca en los relieves es evidente (Umberger, 1987b: 79-80).
La posibilidad de que estos ejemplares fueran imitaciones fue sealada por primera
ocasin por Matos (1983: 19). Pese al extraordinario parecido de estos ejemplares con la
cermica del Golfo de Mxico, este investigador observ que eran diferentes
127
En el sitio arqueolgico de Moxviquil, Chiapas, fue encontrada una vasija de la variedad Xcon soporte
de pedestal y como decoracin tena un personaje en relieve, el cual portaba un tocado de plumas y volutas.
Este tipo de decoracin corresponde a la variedad Z (Smith, 1974:155). Otro mgnfico ejemplar de estas
caractersticas forma parte del acervo del Museo Carlos Pellicer de Villahermosa Tabasco. Ambos mezclan
ambos estilos y parecen haber inspirado la manufactura de los ejemplares del Templo Mayor.
128
El Fine Orange que ha sido encontrado en ese sitio isleo generalmente corresponde a la variedad
polcroma (Nutall, 1915; Medelln Zenil, 1959: 29).
- 271 -
Los rituales funerarios-text
(1983: 95), as como Umberger (1985: 79) coincidieron en que estos vasos son
imitaciones del Fine Orange. Un primer anlisis de las arcillas, posterior a la restauracin
de las urnas, apoy esta hiptesis, ya que se encontr que la arcilla es de composicin
en donde fueron analizadas con la tcnica de activacin neutrnica por Hector Neff y
Michael Glascock. Los resultados fueron los siguientes: ninguno de los ejemplares
estrecha relacin con la cermica del Centro de Mxico, en especial con la cermica
policroma Matlatzinca del Valle de Toluca y con unas vasijas encontradas en Taxquea,
Ciudad de Mxico. 129 Estas ltimas tambin son policromas, similares al estilo Mixteca-
1999: 5). Sin embargo, constituyen una muestra muy pequea, por lo que la cermica del
banco de arcilla, de una manera general, en algn lugar al oeste de la Cuenca de Mxico.
clebres vasijas Fine Orange. Sin embargo, los encargados de su manufactura no fueron
los nicos en copiar los vasos con soporte de pedestal y relieve. Un ejemplar muy similar
semejanza con las urnas del Templo Mayor, 130 se diferencian en la pasta. Adems, estn
129
Ver Anexo
130
La iconografa es de cierta manera similar, ya que hay dos personajes, uno frente al otro. De igual manera
hay serpientes o lagartos en cada esquina. Sin embargo, los relieves de las urnas del Templo Mayor son ms
detallados, por lo que se advierte la mano de un grupo diferente de alfareros.
- 272 -
Los rituales funerarios-text
77 d.C.), es decir, cuatrocientos aos anterior al momento en que las urnas del Complejo
La recuperacin del pasado a travs de la imitacin era una prctica comn (Lpez
Lujn, 1989: 17-18). A travs de sta, los que manufacturaron las urnas evocaron uno de
propios del Altiplano Central. Existen dos posibilidades en lo que respecta a la poca en
que fueron manufacturadas las urnas. Una de ellas es que hayan sido hechas en el
personaje barbado, de pie, con el cuerpo de frente y la cara de perfil, mismo que posee
lleva sandalias, un mxtlatl y protectores, tanto en las rodillas como en los brazos (ajorcas
orejera circular atravesada por un pendiente. En el rostro del personaje se simul pintura
facial alrededor de los ojos. Como la urna estaba orientada hacia el oeste, el rostro del
personaje miraba hacia el norte. Sobre la cabeza lleva una banda, un cuauhpilolli y
adornos de plumas. En una mano carga un tlatl y en la otra un haz de tres dardos. En un
131
Un segundo ejemplar de caractersticas muy similares forma parte de la coleccin del Museum fr
Vlkerkunde e Viena.
- 273 -
Los rituales funerarios-text
est en una de las esquinas superiores del recuadro y tiene las fauces abiertas. El resto
una franja de caracoles cortados, incisos, decora el borde. La urna estaba cubierta con
de varias deidades. Como fue notado por Matos (1983: 19), hay elementos que lo
relacionan con Xiuhtecuhtli (el pectoral), con Quetzalcatl por el collar de caracoles y
finalmente con Mixcatl. De igual forma, Nicholson y Quiones Keber (1983: 94-96)
sealan la relacin con los dioses Mixcatl-Xiuhtecuhtli. Con el primero por el cuauhpilolli
y la barba, mientras que con el segundo por el pectoral en forma de mariposa, mismo que
(1987: 71-82) realiza un estudio iconogrfico del relieve de la urna, concluyendo que se
trata de Iztc Mixcatl. 132 El principal atributo que le permite relacionarlo con esta deidad
es el cuauhpilolli. ste forma parte del tocado y se compone de dos plumas de guila que
pectoral de mariposa, atributo del dios del fuego Xiuhtecuhtli, es portado tambin por
Figura 73. Bajorrelieve de la urna de la Ofrenda 10 (dibujo de Fernando Carrizosa/INAH, Proyecto Templo Mayor).
132
Mixcatl blanco.
- 274 -
Los rituales funerarios-text
Por otro lado, la serpiente de cuchillos que aparece detrs del personaje es,
iconogrficamente, similar a las que aparecen en los cdices del Grupo Borgia (Beyer,
1969: 462). Es ondulante y tiene las fauces abiertas. De acuerdo con Aguilera (1987: 77-
81), este ofidio es la imagen del dios Mixcatl, cuyo nombre significa Serpiente de Nubes.
Sin embargo, habra que considerar que se trata de otro tipo de reptil: una serpiente de
cuchillos. Siguiendo con esta autora, la razn por la que ambos fueron representados en
la urna, radica en que el dios anciano es creador del fuego celeste y la guerra; una de sus
numen, realizada durante la veintena Quecholli, los guerreros difuntos eran recordados en
sus sepulcros, llevndoles comida y quemndola, quiz para remitirla a otro plano de
existencia. Al respecto, Sahagn (1997: 90, 140) hace nfasis en que esto slo era hecho
Figura 74. Urna funeraria imitacin Fine Orange. Ofrenda 10 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Adems de la problemtica que implica que los huesos estn cremados, para el
caso de los individuos de las ofrendas 10 y 14 hubo otro obstculo adicional: parte de los
el interior de una vitrina del museo, durante la dcada de los ochenta. Otra parte de los
serie de criterios para separar los esqueletos. 133 Estamos conscientes que, dadas las
133
Este trabajo cont con la valiossima colaboracin de Gregory Pereira y de Juan Alberto Romn
Berrelleza.
- 275 -
Los rituales funerarios-text
obstante, gracias a que una parte de los materiales no fue mezclada y a que las
suficientemente precisa como para hablar de las caractersticas de cada uno de los
individuos. Por los motivos expuestos, el apartado correspondiente al peso de los huesos
por regin anatmica, se tocar hasta que se hable del individuo de la ofrenda 14. Los
criterios seguidos para realizar la separacin de los restos seos fueron los siguientes:
edades, por lo que este criterio fue bastante til para las epfisis de los huesos
largos.
calor no es uniforme y una parte del esqueleto puede estar ms cremada que
otra, seguimos este criterio, era muy evidente en los restos sin mezclar que uno
otro.
d) Sin lugar a dudas, las mejores claves para la separacin las obtuvimos de
Una vez realizado este primer y fundamental paso, procedimos a realizar un anlisis
134
Estos tres criterios los adaptamos de Brothwell (1987: 34-35)
- 276 -
Los rituales funerarios-text
El esqueleto est muy bien representado e incluso se incluyeron las falanges y huesos
del carpo. Esto contrasta ampliamente con los individuos de la Etapa II y evidencia una
recoleccin muy minuciosa. Es probable que la pequea parte faltante del individuo est
adulto, probablemente mayor de treinta aos. Las epfisis del fmur y del hmero ya
estaban completamente soldadas y ya no fue posible observar las lneas de fusin. Por
precisa. En cuanto al sexo del personaje, la robustez de las epfisis y difisis de los
huesos largos, as como el gran tamao de las apfisis mastoides, corresponden con las
Gracias a que los restos de ambos personajes estaban muy completos y no tan
afectados por el fuego, fue posible llevar a cabo el anlisis de actividad cotidiana, el cual
estuvo a cargo de la antroploga fsica Martha Elena Alfaro Castro de la Escuela Nacional
normal. Cuando un individuo realiza una actividad muy pesada, durante un tiempo
Existen dos tipos de entesopatas, las de surco y las de exostosis. Las primeras
135
Especialmente si consideramos que hay una gran cantidad de restos que estn prcticamente pulverizados.
136
Para la determinacin del sexo del individuo contamos con la valiossima opinin de Carmen Pijon, Juan
Alberto Romn Berrelleza y Gregory Pereira.
- 277 -
Los rituales funerarios-text
nuevas de tejido seo (Alfaro, 2000: 1). En el individuo de la Ofrenda 10 se pudo observar
largas caminatas, que se realizan con relativa frecuencia. Por otro lado, las inserciones de
los msculos del antebrazo son muy marcadas, especialmente en lo que respecta al
braquial anterior, el pronador y los flexores de los dedos. Esto es causado por la flexin
del antebrazo, girar la palma de la mano hacia abajo y por la realizacin de trabajos
pesados con las manos. La observacin de estos rasgos implica que el individuo realizaba
una actividad fsica muy fuerte y constante, la cual inici muchos aos antes de su
muerte.
en una gran cantidad de huesos, permite inferir una cremacin del individuo cuando an
posea tejidos blandos. Una muestra sea con menor afectacin fue analizada con la
Figura 75. Ofrenda 10. Imagen de microscopa electrnica de barrido de bajo vaco (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge
Guevara, INN y N).
La pira alcanz temperaturas que oscilaron entre los 500 y los 700 C, obtenindose
piedra verde. Entre los restos mezclados de las ofrendas 10 y 14 se recuperaron dos
- 278 -
Los rituales funerarios-text
El anlisis de los restos de fauna tambin se vio afectado por la mezcla de los
materiales seos. De tal manera que slo una parte de la muestra pudo ser atribuida a la
encontrados junto con los restos humanos. 137 Estn muy fragmentados por la exposicin
al fuego, por lo que slo se pudo identificar el animal con que se elabor en fragmento
proximal: se trata del hmero izquierdo de un jaguar, Pantera onca (Polaco, 1998).
proporcionado por Polaco (2000), se detalla que los huesos de animal encontrados en
un perro. Sin embargo, es importante destacar que el tratamiento mortuorio del cnido es
diferente al encontrado en las ofrendas 37 y 44, ya que, en este caso fue cremados sin
tejidos blandos y es probable que no se haya expuesto al fuego ms que una parte de
este animal.
La ofrenda que acompa a los restos mortales de este personaje, durante poco ms
cascabel con lengua bfida, la cual atraviesa un anillo. Este ltimo est incompleto y
presenta una faltante aproximadamente del 50%. No obstante, guarda una gran
semejanza con las orejeras del colgante de plata de la Ofrenda 34, en las cuales una
Figura 76. Ofrenda 10. Pectoral de piedra verde (dibujo de Graciela Rodrguez Len/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 77 Ofrenda 10. Pectoral de piedra verde a) reconstruccin de la forma original; b) comparacin con las orejeras
del colgante de plata, Ofrenda 34 (dibujos de Graciela Rodrguez Len/ INAH, Proyecto Templo Mayor).
137
Uno distal, uno proximal y dos mediales
- 279 -
Los rituales funerarios-text
b) Ofrenda 14
Este depsito fue excavado en 1978, por los arquelogos Francisco Hinojosa,
informe tcnico (1978) que detectaron una huella en el piso de estuco, justo al norte de
donde se haba encontrado la Ofrenda 10. Levantaron el parche que la sellaba y despus
de retirar un relleno muy similar al que se encontr en la otra cavidad, encontraron una
Figura 78. Ofrenda 14. Niveles de excavacin 1, 2 y 3. (Dibujo de Julio Romero/INAH, Proyecto Templo Mayor).
igual que la encontrada en la Ofrenda 10, tiene soporte anular, presenta huellas propias
Tezcatlipoca. Esta identificacin se basa en que el personaje carece del pie derecho y, en
lugar de ste, tiene un espejo humeante. El dios est de pie, con el cuerpo de frente y la
se encontraba la urna de la ofrenda 10. Esta deidad porta un tocado de plumas, un collar
de concha que remata con dos cuerdas de terminacin bifurcada. De la parte posterior de
la cabeza salen volutas de humo que estn flanqueando una lengua de fuego; este
conjunto representa otro espejo humeante (Nicholson y Quiones Keber, 1987: 95). Tiene
representada la pintura facial: se trata de dos bandas, una a la altura de los ojos; la otra
alrededor de la boca. Porta una orejera circular atravesada por un pendiente y una
nariguera de barra que remata en una punta de proyectil. Al igual que la deidad
dos dardos, as como brazaletes y ajorcas. Detrs del personaje hay una serpiente
emplumada, smbolo de Quetzalcatl, oponente y vctima del Seor del Espejo Humeante.
Este ofidio tiene las fauces abiertas, tiene cinco colmillos y lengua bfida. A pesar de que
ambas urnas son muy similares entre s, la de la Ofrenda 10 tiene un trazo ms fino y
predominan en ella las formas curvas. De hecho, el artista al hacer esta urna logr
envolvente: una parte de su cuerpo pasa por delante de los dardos y la otra por detrs. La
decoracin de la urna se completa por una banda de caracoles cortados ubicada en torno
del borde.
Las dos urnas fueron empleadas durante el mismo ritual, como lo expresa su
ambos contextos debe realizarse en conjunto, ya que expresan la relacin entre los
urna fue encontrada con una tapa discoidal con bordes redondeados, de cermica
imitacin Fine Orange. Presenta engobe, pulimiento y las mismas huellas de coloracin
rojiza que presenta la urna en su parte posterior, las cuales fueron ocasionadas por el tipo
- 281 -
Los rituales funerarios-text
Figura 79. Bajorrelieve de la urna de la Ofrenda 14. La deidad representada es Tezcatlipoca, el Seor del Espejo
Humeante (dibujo de Fernando Carrizosa/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 80. Urna funeraria con la representacin de Tezcatlipoca. Ofrenda 14 (fotografa de Michel Zab/INAH).
preservaron una gran cantidad de huesos del tarso y del carpo, as como falanges. La
tabla de valores por regiones anatmicas muestra que el esqueleto atribuido a la ofrenda
10 presenta un mayor peso. Esto se debe a que de dicha ofrenda se registr una gran
cantidad de material pulverizado, mismo que no fue mezclado con los restos de la
Ofrenda 14. En lo que respecta a dicha tabla, cabe mencionar que, como la separacin de
los fragmentos seos nunca ser exacta por las caractersticas de los materiales, es una
aproximacin que permite concluir que hubo una recoleccin muy minuciosa y un depsito
de casi todo el esqueleto. Es probable que los pocos huesos faltantes se hayan destruido
por la accin del fuego. Pequeos fragmentos de carbn fueron localizados junto a los
restos seos. No fue posible identificar la madera empleada. La recoleccin fue manual,
Este personaje falleci siendo un adulto joven (21-24 aos de edad), tal como lo
evidencian las epfisis de los huesos largos, que pese a estar soldadas, an es visible la
lnea epifisiaria. Este individuo era an mucho ms robusto que el de la Ofrenda 10. El
tamao de los huesos largos, el dimetro de las epfisis y la gran prominencia de las
individuo del sexo masculino. La minuciosa observacin de los huesos permiti detectar
que correspondiera a una entesopata causada por el estrs recibido por el hueso; sin
embargo, esto no fue as. Los restos del individuo fueron analizados por el Dr. Erasmo
- 282 -
Los rituales funerarios-text
que este crecimiento anmalo se debi a un proceso infeccioso muy localizado. Esta
patologa debi traducirse en un gran dolor al caminar, al menos durante alguna etapa de
su vida. Adems de este aspecto, de acuerdo con el Dr. Ricardo Lascuran, 139 el individuo
perdi en vida los dos incisivos superiores derechos y muy probablemente tambin el
primero del lado izquierdo. Esto sucedi mucho antes de su fallecimiento, como se puede
fsica Martha Elena Alfaro (2000: 1), quien plantea que este individuo realizaba largas
de los msculos soleo, gemelos y poplteo son muy marcadas. Estos participan en el
despegue del pie al caminar y la rotacin interna de la pierna, el cual se realiza al correr.
Adems de esto, al igual que el individuo de la Ofrenda 10, presenta la entesopata del
taln de Aquiles, asociada a caminatas de largas distancias, sobre superficies muy duras.
braquial anterior (en el que present entesopata de surco) y del supinador lateral, se
antebrazo, los cuales se pueden relacionar con jalar cargas pesadas. La informacin de la
actividad del individuo y las patologas, ser retomada al hablar de la probable ocupacin
del individuo.
recuper informacin relativa al ritual funerario, pero en este caso con dificultades
adicionales. No fue posible definir con certeza el tiempo transcurrido entre la muerte del
138
Del Departamento de Investigacin de Enfermedades Crnico-Degenerativas del INER, SSA.
139
De la Facultad de Medicina de la UNAM.
- 283 -
Los rituales funerarios-text
temperaturas a las que fue expuesto, el hueso no se deform ni present fisuras. 140 A
partir de las escalas colorimtricas, se determin que la pira oscil entre los 400 y los
500 C. Por este motivo, incluimos dos muestras de huesos largos para analizarlas por
microscopa electrnica de barrido de bajo vaco, definiendo que el individuo fue cremado
Figura 81. Ofrenda 14. Fmur con moderada exposicin al fuego (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 82. Ofrenda 14. Aspecto de un fragmento de fmur visto al microscopio electrnico de barrido de bajo vaco, en
donde se aprecian microfisuras (fotografa de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
140
En crematorios modernos se pudo observar que los huesos cremados con tejido no presentan este tipo de
caractersticas si son cremados a baja temperatura o por poco tiempo.
- 284 -
Los rituales funerarios-text
Cuadro 15. Pesos de los restos seos por regin anatmica, ofrendas 10 y 14.
Figura 83. Restos seos cremados. a) huesos atribuidos en su mayora a la Ofrenda 10 y b) huesos atribuidos en su
mayora a la Ofrenda 14 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
evidente que fueron cremados sin tejidos blandos. Este aspecto nos remite a pensar que
fue cremado el cadver del perro junto con el individuo, como sucedi con las ofrendas 37
y 44.
Adems fue posible identificar fragmentos de punzones para autosacrificio, 142 aunque
sirvieron para realizar la identificacin taxonmica. De acuerdo con Polaco (1998), cuatro
ejemplares fueron hechos con hueso de jaguar (Pantera onca) 143. Otro punzn fue
tipo de instrumentos en todos los contextos funerarios del Complejo E, vincula la prctica
del autosacrificio a los rituales funerarios. Existen tres posibilidades en cuanto al uso de
estos instrumentos: a) que pertenecieran a individuos que ofrecieron su sangre antes 145 o
durante el funeral, en cuyo caso, al ser quemado el instrumento en la pira, tena sangre en
sus filos; b) que correspondan a los instrumentos que el individuo us en vida; c) que
141
la mitad proximal de una falange, al extremo distal de la costilla y un canino.
142
Un fragmento proximal, cuatro mediales y tres distales, correspondientes a seis
143
Se trata de un hmero izquierdo, un fmur izquierdo y dos ms del lado derecho
144
Despus de establecer un conteo mnimo de ambas ofrendas, podemos proponer que se trata, al menos, de
19 punzones.
145
En Costumbres, fiestas, enterramientos...(1945: 56-57) se relata que cuando alguien enfermaba se
realizaban autosacrificios (como sangrar la lengua), para pedir por su restablecimiento.
- 285 -
Los rituales funerarios-text
fueran parte del ajuar funerario para que el difunto siguiera haciendo su penitencia en el
en la urna con una mayor cantidad de objetos: tres fragmentos de cristal de roca, 146 dos
147
cuentas helicoidales de obsidiana, una cuenta de piedra verde, una punta de proyectil
Figura 84. Ofrenda 14. Cuentas tipo cabeza de pato. Ofrenda 14 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 85. Punzn de hueso de venado. Ofrenda 10/14. (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor)
mezcladas con los huesos. Es importante mencionar que, pese a la menor cantidad de
artefactos al interior de las urnas de las ofrendas 10 y 14, en ambas encontramos objetos
Figura 86. Niveles de excavacin 1 y 2 (al interior de la urna). Ofrenda 14 (Dibujo de Julio Emilio Romero/INAH,
Proyecto Templo Mayor).
146
Uno de ellos presenta dos caras lasqueadas y una pulida.
147
Al parecer, no fue cremada, por lo que es difcil determinar si podra corresponder a la cuenta que se pona
en la boca del difunto.
148
stas cuentas son muy similares a las que se encontraron en la Ofrenda V de la Casa de las guilas (Lpez
Lujn, 1998, I: 315-327) y en los contextos de Tenayuca (noguera, 1935: lmina LVIII).
- 286 -
Los rituales funerarios-text
Subgrupo b: Ofrenda 3
Esta ofrenda fue excavada por la Direccin de Salvamento Arqueolgico, 149 poco
tiempo despus del hallazgo del monolito de la diosa Coyolxauhqui. La mayora de los
materiales han sido analizados por diversos especialistas, de tal manera que hablaremos
ningn patrn de distribucin en los objetos, ya que todos parecan haber sido
depositados en bloque. Por otro lado, haba una huella de calor junto a la cista y en las
paredes de sta, lo que evidencia que los materiales fueron depositados en estado
315-327). Este aspecto se puede inferir por la presencia de numerosos materiales sin
cremar en todos los niveles del depsito y, por las caractersticas del continente, que no
permitira una adecuada oxigenacin. En este depsito fue descubierta la mayor cantidad
de artefactos y de restos de fauna. Otro aspecto resaltado por Arana es que los
sacerdotes mexicas llenaron por completo la cista, ya que haba objetos adheridos en la
149
Estas excavaciones estuvieron a cargo de ngel Garca Cook y Ral Arana.
- 287 -
Los rituales funerarios-text
Los restos seos humanos aparecieron dispersos en la cista y se caracterizan por ser
nicamente una pequea cantidad. A juzgar por la robustez de los fragmentos de tibia y
individuos de las ofrendas 10 y 14, pero no fue as. Adems de que la cremacin de este
individuo alcanz una temperatura mucho mayor, sus restos fueron recolectados en
estado incandescente, sus huesos son menos robustos y las races de los molares no
coinciden con ninguno de los maxilares, as que podemos afirmar que se trata de un
huesos permite inferir que el individuo fue cremado en estado cadavrico, a una
Otra diferencia con las sepulturas de este mismo momento constructivo radica en que
- 288 -
Los rituales funerarios-text
Cuadro 16. Pesos de los restos seos por regin anatmica, Ofrenda 3.
Este peso representa el 25.6% de la media reportada por Duday (1989: 462) y al
11.3% del peso mximo referido por Grvin et al. (1990: 78). 152
Pese a que existe una representacin de casi todos los segmentos anatmicos del
esqueleto, en este caso no se trat de una recoleccin manual, considerando que los
presencia de una gran cantidad de carbn (1989 gr.). La identificacin de varias muestras
INAH, quedando a cargo del Bilogo Fernando Snchez. En todos los casos se trato de
hasta el momento en los dems contextos funerarios, el cual puede ser clave para
150
Este peso debe incluir fragmentos no identificados correspondientes a la gran cantidad de restos de fauna
que se cremaron junto con el individuo.
151
Este peso debe incluir restos pulverizados correspondientes a la gran cantidad de huesos de fauna que se
cremaron junto con el individuo.
152
Se debe tomar en cuenta que los restos seos pulverizados, pueden incluir hueso de fauna que es imposible
separar.
153
La presencia de este material similar al carbn, pero con un aspecto burbujeado, ha sido reportada por
McKinley, en contextos arqueolgicos de la Edad del Bronce en Inglaterra, as como experimentalmente. De
- 289 -
Los rituales funerarios-text
que pueden corresponder al difunto y a los animales cremados junto a ste. Al realizar el
fondo del horno. Por ese motivo, presentan una apariencia fundida.
Figura 87. Aspecto macroscpico de la materia orgnica carbonizada. a) muestra control (moderna); b) fragmento de la
Ofrenda 3 (fotografas de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).
Figura 88. Aspecto microscpico de la materia orgnica carbonizada. a) muestra control (moderna); b) fragmento de la
Ofrenda 3 (fotografas de Sergio Zavala/ Jorge Guevara, INN y N).}
por la biloga Alicia Blanco (1978: 32-36). Por esta razn nicamente mencionaremos que
peces y moluscos.
acuerdo con esta autora, se trata de restos carbonizados de tejidos blandos incluidos los ligamentos y algunos
rganos (McKinley, 1997: 142).
- 290 -
Los rituales funerarios-text
acuerdo con Blanco (1978: 37), la mayora de los invertebrados provienen tanto del
Atlntico como del Golfo de Mxico. Una variedad de veintitrs diferentes de conchas
fueron registradas, entre las que abundan Anadora sp., Gorgonia sp, Diploia strigas,
Amillepora alcicanus y las olivelas. Todos los materiales marinos fueron cremados.
Los punzones de hueso fueron separados del resto de los materiales seos y
Los restos de halcn (Falco sparverius) constituyen los nicos huesos de fauna
que no fueron cremados. Alvarado Tezozmoc (1945: 233) relata que las alas de un
halcn 154 eran colocadas a los bultos de tea de los guerreros muertos en batalla y que
De acuerdo con Cook y Arana (1979: 52), 119 artefactos y/o grupos fueron
El anlisis de casi todos los materiales lticos fue realizado por Gonzlez Rul (1997),
una corona, por mencionar solamente algunos. Desafortunadamente, la base sobre la que
presentan diseos iconogrficos, entre los que destacan ojos estelares, chalchihuites,
154
En este caso se depositaron huesos largos, crneos, maxilares, costillas, falanges y restos de la pelvis, que
corresponden, al menos a nueve halcones.
- 291 -
Los rituales funerarios-text
borlas de algodn, volutas y plumas, entre otros. Este elemento de turquesa debi
caf claro, 155 ya que formalmente hablando es similar al cetro que porta Ehcatl-
Quetzalcatl en la lmina 56 del Cdice Borgia (1993), lo cual resulta muy interesante si
tomamos en cuenta que un artefacto de obsidiana pulida de esta ofrenda fue identificado
por Athi (2000: 118), como la representacin de las orejeras de este dios. Otro elemento
parecer, no est cremado. La presencia de este elemento puede hacer alusin al teyola
del difunto. Finalmente, de los objetos depositados en esta cista queremos destacar la
cascabeles de oro, plata y, probablemente, cobre, as como una serie de discos, 157
presenta una gran afectacin por el calor; lo ms probable es que los adornos de oro
formaran parte de los atavos con los que fue incinerado el personaje.
Una gran cantidad de materiales son muy similares a los encontrados en la Ofrenda
V de la Casa de las guilas, (Lpez Lujn, 1998, I: 315-327; Romn Berrelleza y Lpez
Lujn, 1999: 36-38). El extraordinario parecido entre ambos contextos deja ver la riqueza
creciente de un estado en plena expansin. Por otro lado, la Ofrenda 3 tambin tiene una
gran semejanza con las sepulturas encontradas al pie de las escalinatas del lado sur del
Templo Mayor de Tenayuca. En esta sitio, Noguera (1935: 159-167) excav varios
contextos funerarios con individuos cremados. Los que llama urnas, son similares a las
de la Etapa II del Templo Mayor de Tenochtitlan, mientras que los que denomina
155
Tiene 15.5 cm de largo, 2.3 cm de ancho y 1.1 cm de espesor.
156
Tiene una perforacin en la parte superior, mide 9.2 cm de largo, 7.3 cm de ancho y 4 cm de espesor.
157
Este tipo de adornos de oro tambin fueron encontrados en la ofrenda V, aunque en menor cantidad.
- 292 -
Los rituales funerarios-text
sepulturas, 158 son similares a la Ofrenda 3. Los individuos cremados que fueron
Figura 89. Cetro de Ehcatl-Quetzalcatl Cdice Borgia, 1993: 56, (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto
Templo Mayor).
Figura 90. Cetro de pedernal. Ofrenda 3 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor).
Figura 91. Representacin en tezontle de un corazn. Ofrenda 3 (fotografa de Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo
Mayor).
Figura 92. Cuchillo de pedernal miniatura que presentan cpulas trmicas por exposicin al fuego. Ofrenda 3
(fotografa Germn Ziga/INAH, Proyecto Templo Mayor))
Continuando con esta autora, la presencia de fechas se relacionan con metforas solares
que comparan la actividad humana con el curso del Sol. Umberger es de la opinin que la
interpretacin, ya que al hablar de los pies del numen titular, lo ms seguro es que los
158
Las define de la siguiente manera: cavidades circulares a una profundidad de 1.5 m debajo de la
plataforma, dando la apariencia de hornos crematorios debido a la tierra calcinada en todos sus bordes pero
sin estar limitados por mampostera de ninguna clase. Este hecho nos hace pensar que se excav un agujero
dentro del cual se colocaron despojos humanos, asociados a los objetos que vamos a sealar. Ms adelante,
este investigador aclara que todos los restos seos estaban cremados. nicamente la sepultura 5, que se
encontraba asociada a las escalinatas de la mitad norte, present restos seos sin cremar (Noguera, 1935: 164)
- 293 -
Los rituales funerarios-text
fechas, ya que, debido a las caractersticas de la cuenta calendrica que seguan los
mexicas, los glifos pueden corresponder a cierto ao o a cincuenta y dos aos antes o
despus.
sobre la colocacin de las cenizas reales a los pies de Huitzilopochtli, debe referirse a los
Coyolxauhqui, las relaciona con los vencidos. En cambio, el sitio de los vencedores se
de las fiestas calendricas, no hay evidencia en las fuentes histricas que nos permita
con el sacrificio es en el marco de los funerales de los grandes seores, en los cuales se
La segunda hiptesis fue propuesta de Eduardo Matos (1981: 51). Este autor plantea
la posibilidad de que los restos contenidos en las urnas anaranjadas, correspondan a dos
capitanes cados en combate. Estos guerreros de alto rango pudieron haber sido heridos
durante la batalla que hubo en Michoacn, en la cual resultaron vencidos los mexicas. De
- 294 -
Los rituales funerarios-text
acuerdo con Durn (1995, I: 337-342), la razn por la que los mexicas libraron la batalla
contra los tarascos fue que, como iban a estrenar una piedra de sacrificios que era
...y fue tan sin provecho la arremetida, que como moscas, dice la historia, que
caen en el agua, as cayeron todos en manos de los tarascos, y fue tanta la
mortandad que en ellos hicieron, que los mexicanos tuvieron por bien de retirar la
gente que quedaba porque no fuese consumida y acabada.
pariente del rey, as como uno de los miembros del consejo real, cuyo cadver fue tomado
por los tarascos. Axaycatl orden la retirada con la poca gente que le haba quedado,
a un lugar que llaman Ecatepec (Durn, 1995, I: 341). Los clculos que hace este
cronista en lo que respecta a las vctimas de esta guerra ascienden a veinte mil, y aunque
esta cifra pueda ser discutible, da una idea de la magnitud de la derrota. Es probable que
algunos de los heridos que trajeron a Tenochtitlan hubiesen fallecido en esa ciudad. A
juicio de Matos (comunicacin personal, junio del 2000), existe la posibilidad de que los
protectores).
desmembrada y al pie del cerro en el que perdi la batalla que libr contra
- 295 -
Los rituales funerarios-text
d) Finalmente, por ese lugar de la plataforma, caminaban los cautivos de guerra que
seran sacrificados.
Al respecto opinamos que el anlisis osteolgico permite inferir que la actividad fsica
que realizaron los individuos sepultados en las ofrendas 10 y 14 fue muy pesada e implic
grandes esfuerzos hechos con los brazos y las piernas, como por ejemplo, grandes
caminatas. Para que queden dichas marcas, es necesario que el estmulo muscular sea
constante y haya comenzado a una corta edad, lo que puede ser consecuente con el
probable que stos se enterraran en el Templo Mayor, ya que, aunque era una de las
aunque resulta difcil definir con precisin en qu batalla pudieron haber sido heridos, ya
que entre el reinado de Motecuhzoma I y el del Axaycatl hubo guerras contra los Chalco,
los de Tepeaca, los huastecos, los de Orizaba, los mixtecos, los de Cuetlaxtla, los de
Oaxaca, los matlatzincas y los mexicas de Tlatelolco, por mencionar solamente algunos
(Durn, 1995: 183-336). De las guerras mencionadas con anterioridad, hay que destacar
la que se libr en Chalco: en ella mataron a tres hermanos de Motecuhzoma I, los cuales
El rey, cuando les vio as muertos y tan mal heridos, y por el consiguiente Tlacalel,
que eran sus hermanos y de los ms valientes del ejrcito, pesles en el corazn, y as
el rey empez a llorar y a lamentar sobre ellos y a decir: oh valerosos hermanos mos:
dichosos vosotros que moristes mostrando el valor de vuestras personas.
- 296 -
Los rituales funerarios-text
Aunque las sepulturas de la Etapa IVb sean tres, al igual que los fallecidos
prctica ritual muy diferente a la que origin las ofrendas 10 y 14: esta tumba
su mayora expuestos al fuego, nos hablan de una pira de grandes dimensiones. En sta
reptiles junto con el individuo. La pira necesit una gran cantidad de combustible para
corresponde la Ofrenda 3: a) las huellas en las paredes del depsito, las cuales fueron
Las huellas en las paredes del receptculo nos indican que la mezcla fue depositada
orgnica carbonizada da la pauta para pensar que en este sitio colocaron parte de los
temperatura que durante la combustin, esta mezcla an lquida, escurre, quedando por
debajo del nivel de los huesos y del combustible. Algo anlogo pudo suceder en las piras
prehispnicas. Su presencia habla del nivel ms profundo de la pira o el fondo. Los restos
seos humanos presentes en la cista, pueden corresponder a los que no fueron incluidos
en una probable primera recoleccin del esqueleto. Esta ltima no fue muy minuciosa,
auxiliarse con algn tipo de recipiente y una suerte de cuchara para llevarla a cabo. Los
159
Simn Gonzlez Reyna, comunicacin personal, mayo del 2001.
- 297 -
Los rituales funerarios-text
dems huesos y bienes de la pira de este personaje tan relevante, debieron haber tenido
continuacin mencionaremos las Ofrenda 74, as como los entierros 1, 2 y 3 160, que
161
fueron excavados en el marco del Proyecto Templo Mayor.
La Ofrenda 74
Esta sepultura fue excavada por el arquelogo Guillermo Ahuja, en un edificio aledao
al Templo Mayor: la Estructura I. De acuerdo con Lpez Lujn (1993: 82-83), esta
zcalo. Tiene alfardas de doble inclinacin, una escalinata orientada hacia el oeste y
Mayor, ubicada entre los aos de 1486 y 1502 (Lpez Lujn, 1993: 348-349). Esta tumba
monocroma, con dos asas, la cual contena restos seos humanos en su interior. Tiene
base plana y, en lo que respecta al acabado de superficie, est pulida. La olla apareci
160
Los entierros 2 y 3 estn siendo analizados actualmente por la arqueloga Diana Bustos.
161
Otro contexto funerario fue encontrado en la Casa de las guilas: la Ofrenda V. Como ya se mencion con
anterioridad, esta ltima ya fue analizada (Lpez Lujn, 1998, I: 315-327; Romn Berrelleza y Lpez Lujn,
1999: 36-39).
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Los rituales funerarios-text
Los restos seos fueron examinados por la arqueloga Diana Bustos, gracias a lo cual
blanco nos permite inferir, a partir de las escalas colorimtricas, que la temperatura oscil
entre los 600 y los 800 C. No se deposit completo y se detect una predileccin por los
- 299 -
Los rituales funerarios-text
TOTAL 655.7 gr
Este peso representa el 74.75% de la media reportada por Duday (1989: 462) y al
32.93% del peso mximo referido por Grvin et al. (1990: 78).
El nico material que se encontr asociado a los restos seos, fue un pequeo
fragmento de copal.
No hay elementos que nos permitan inferir la identidad del individuo, ni en las fuentes,
es que una de las posibilidades es que se tratara de algn individuo relacionado con este
pequeo templo, como por ejemplo, uno de los sacerdotes. 162 Los huesos faltantes
pudieron haber sido inhumados en el mbito domstico o empleados para otros ritos. Sin
embargo, no hay informacin en las fuentes que permita corroborarlo, ya que los cronistas
templos.
El Entierro 1
162
Un seor de un calpulli sera enterrado en el templo de su barrio.
- 300 -
Los rituales funerarios-text
Templo Mayor. Al igual que la Ofrenda 74, el Entierro 1 fue depositado en el edificio I.
posicin sedente, el cual corresponde a un individuo adulto joven (19-22 aos), del sexo
femenino (Lpez Lujn, 1993: 427-428). El esqueleto se caracteriza por estar bastante
completo, pero presenta una conservacin diferencial, ya que el lado derecho est mejor
preservado que el izquierdo, lo cual puede ser causado por la posicin y la matriz
presentar una textura porosa en los parietales y asimetra nasal. En lo que respecta al
Resulta difcil relacionarlo categricamente con una anemia, pero puede ser el reflejo del
asimetra, tanto de la fosa nasal como de los cornetes, de acuerdo con el Dr. Jos Cario
Vzquez 163, no sera difcil que ste se deba a una fractura acontecida en la niez. De
acuerdo con el especialista una asimetra de este tipo puede llegar a interferir incluso con
imperceptible.
con el relleno constructivo, junto al muro este del edificio. La nica ofrenda que se
Las mujeres que moran durante el parto eran enterradas en el patio del templo de las
diosas Cihuapipiltin, a la hora de la puesta del Sol. Su cuerpo era cuidado, porque se le
atribuan ciertos poderes a sus cadveres (Sahagn, 1997: 380). Sin embargo, no hay
163
Del Instituto Nacional de Pediatra.
- 301 -
Los rituales funerarios-text
evidencias que relacionen a este templo con las diosas Cihuapipiltin. Por otro lado,
tambin existe la posibilidad de que fuera un contexto de tipo sacrificial. Algunas fuentes
ceremonia ritual que lo origin. Por otro lado, creemos que este entierro, en contacto
directo con el relleno constructivo, no parece estar asociado a una muerte por causas
acuticas, ya que en esos casos los individuos deban ser inhumados directamente en la
tierra para que la entrega del cadver al dios Tlloc fuera directa (Sahagn, 1997: 208).
presenta una semejanza con lo que suceda en el Templo Mayor de Tenayuca y es muy
dedicado a Tlloc y a Huitzilopochtli. En este ltimo lugar predominan los contextos en los
que los materiales seos no fueron cremados y gran parte de los restos expuestos al
fuego corresponden a otra clase de rituales muy diferentes. 164 La semejanza con
chichimeca, por lo que quiz debi constituir un modelo a seguir por los mexicas.
A partir de los contextos revisados, podemos afirmar que las prcticas mortuorias en
164
Gran parte de los materiales cremados fueron encontrados en braseros y altares. Los restos seos
contenidos en stos, por lo regular corresponden a varios individuos. Por ejemplo, en uno de los altares
mencionados fueron encontradas las epfisis cremadas de nueve hmeros. stas correspondan, al menos, a
ocho individuos (Concepcin Jimnez y David Volcanes, comunicacin personal, febrero del 2000).
- 302 -
Los rituales funerarios-text
solamente una pequea parte de sus restos mortuorios era depositada en los templos, en
urnas de un tamao muy pequeo, como una suerte de reliquias. Otra parte de sus
mezcla de la pira que tuvo un destino diferente a la urna. El tercer tipo de ritual mortuorio,
la inhumacin directa del cadver, es difcil definir en este caso si corresponde a un caso
prctica era mucho ms compleja de lo que mencionan las fuentes histricas, lo cual
- 303 -
Los rituales funerarios-text
Conclusiones
sagrado por excelencia: se crea que estaba situado en el cruce de los puntos cardinales
y de los planos del universo. Era una zona liminal en la que los hombres participaban de
los dioses. Las caractersticas simblicas de este templo y su relevancia en los mbitos
sepultados ah. Como nos dice Barley (1995: 171), la colocacin de los muertos en sus
pertenecen. Al colocar los entierros cremados en distintas partes del edificio, los
sacerdotes mexicas hicieron patente la diferencia que exista entre los difuntos. La
- 304 -
Los rituales funerarios-text
que Gennep manejaba desde principios del S. XX, tal y como ha sido notado previamente.
Para el caso particular de los rituales funerarios que se llevaron a cabo en el Templo
que, en efecto, las diferencias entre los depsitos, especialmente las que se refieren a la
individuos con el mbito divino. No todos los dignatarios eran igualmente importantes, por
probable que los hombres, cuyos restos descansaron en el adoratorio de esta deidad,
del cadver nos remite al estatus del personaje, ya que era un tratamiento caro y que no
debi aplicarse a cualquier persona. Todos estos difuntos cremados se enterraron al sur
del edificio, en la mitad de Huitzilopochtli. En la parte norte del templo, dedicada a Tlloc,
slo se han encontrado restos humanos sin evidencia de exposicin al fuego, pero no en
contextos funerarios sino formando parte de las ofrendas. Morir vinculado al agua
implicaba la inhumacin del cadver: una remisin directa al Tlalocan. Bajo esta lgica,
los que fenecan en estas condiciones deban ser enterrados directamente en la tierra y
investigacin, distintos tipos de prcticas rituales. De esta manera, las diferencias entre
tipo de tratamiento que recibi su cuerpo. Ninguno de los cronistas que describieron las
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Los rituales funerarios-text
exequias de los mexicas, dan noticias de que los restos de los individuos tuvieran
que los huesos se depositaban en una urna o caja y que sta era llevada a algn edificio
Motecuhzoma II ingirieron las cenizas del gobernante. De ser verdico, hay que considerar
Los contextos arqueolgicos del Templo Mayor de Tenochtitlan muestran que los
rituales funerarios eran bastante ms complejos de lo que narran los cronistas, ya que hay
disposicin del cadver, quizs en funcin de la identidad del difunto. A continuacin las
describimos:
estado cadavrico. Se colocaba sobre una pira de madera y era acompaado con pocos
encontraban fros. Dicho acopio era muy minucioso, incluyndose los huesos ms
pequeos, como los del carpo, el tarso y las falanges. Prcticamente se colocaba todo el
esqueleto en el interior de una urna, teniendo mucho cuidado de no incluir restos del
restos de cuentas eran recolectados junto con los restos del individuo. Es muy probable
165
Aunque es muy seguro que no se hayan recolectado una gran parte de los artefactos que se cremaron junto
al cadver, la poca cantidad de restos de fauna y de objetos que se pudieron confundir con los huesos durante
la recoleccin, contrasta con la riqueza de los dems depsitos.
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Los rituales funerarios-text
ritual. Gracias a que la pira no alcanz una temperatura muy alta, los restos seos de
ambos depsitos se conservaron mejor y fue posible realizar un mayor nmero de anlisis
osteolgicos, entre los que destaca el de actividad cotidiana. ste ltimo revel que
ambos individuos tenan una gran actividad fsica, la cual fue rutinaria y realizada desde
corta edad. Huellas muy similares podran encontrarse en los huesos de un guerrero o de
un mercader. Como ya se discuti, los comerciantes tenan un templo propio para ser
junto con una gran cantidad de artefactos y restos de fauna. La cremacin de una gran
cantidad de animales, con o sin tejidos blandos, implica que la pira deba ser ms grande
recolectaba la mezcla cuando an estaba incandescente por lo que se tena que emplear
algn recipiente y algn instrumento, como una cuchara, para poder empujar los restos al
interior de ste. Debido a que los huesos an guardaban calor, la recoleccin no era
Los restos del esqueleto cremado eran divididos y llevados a diferentes destinos. Uno de
ellos era la parte exterior de un templo, frente a las escalinatas de la fachada oeste.
los cuales conviene explicar por separado. El primero de ellos corresponde a la Ofrenda
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Los rituales funerarios-text
fachada oeste. En este caso, tanto los bienes funerarios como los huesos, fueron
individuo y de los artefactos, sino probablemente de los restos del fondo de la pira. Esta
solidifican, quedando por debajo del nivel de los huesos y del combustible. Algo anlogo
pudo haber sucedido en las piras prehispnicas: que la parte lquida escurriera hasta el
fondo. Esto podra explicar por qu se encontraron en la Ofrenda 3 una gran cantidad de
con la clasificacin de McKinley (1997: 137), un rea de actividad de este tipo puede
interpretarse como el lugar de los residuos de la pira. Segn esta autora, puede suceder
que los remanentes no incluidos en la urna (el combustible, los artefactos, los huesos
humanos y de fauna) sean removidos del lugar en donde se hizo la pira y llevados a otro
sitio. En un contexto de este tipo, los componentes debern estar mezclados, sin una
166
Considerando la gran cantidad de fauna que se crem en la pira, estos restos carbonizados deben
corresponder tanto al cadver del individuo, como a los animales.
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Los rituales funerarios-text
recoleccin no fue manual (McKinley 1997: 137-138). Por otro lado, dentro de la
Es importante mencionar que no existe la posibilidad de que ambas ofrendas formen parte
de un mismo evento, como en el caso de los contextos de la Etapa II, ya que no son
diferencias de este patrn funerario con los citados anteriormente parecen relacionarse a
funerario. Este tipo de exequias consistan en una recoleccin manual, pero selectiva y
orientada a representar todo el esqueleto con una pequea cantidad de restos seos. 168
Esto implic una gran manipulacin de los huesos del individuo por parte de los
sacerdotes encargados del funeral. Las urnas que emplearon son de un tamao muy
del esqueleto del individuo, como si se tratara de una suerte de reliquias. El resto del
esqueleto debi ser enterrado en otro sitio importante, como podra interpretarse a partir
de los testimonios aparentemente contradictorios de los cronistas, en los que se dice que
los tlatoque mexicas eran enterrados en el cuahxicalli, el palacio real, el interior de los
templos y a los pies de la efigie del dios Huitzilopochtli (Alvarado Tezozmoc, 1944: 242;
Durn, 1995, I: 303, 357, 455; Alva Ixtlilxchitl, 1952, II, 328; Hernn Corts, 1994: 64).
Tambin existe la posibilidad de que los restos faltantes hayan sido utilizados en otros
167
Existe la posibilidad de que los restos faltantes de la ofrenda V, terminasen en un contexto similar a la
ofrenda 3.
168
La ofrenda 34 es el nico caso en que la seleccin de huesos se concentr en una regin anatmica: el
crneo.
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Los rituales funerarios-text
que nos permita confirmarlo. Por otro lado, la poca cantidad de materiales seos no es
producto de una destruccin por el efecto del fuego y, dada la importancia del personaje,
Hay que considerar que los huesos eran muy especiales dentro de la cosmovisin
prehispnica e incluso, como nos dice Lpez Austin (1994: 214), uno de los nombres que
tena Huitzilopochtli era Omitecuhtli, seor hueso. De acuerdo con este autor (1994: 173,
213), para los antiguos nahuas, la fuerza vital resida en los huesos y parte de la fuerza
sobrenatural que haban tenido los hombre-dioses quedaba almacenada en los restos
seos. La importancia de las reliquias de los huesos queda reflejada en el relato de Alva
Ixtlilxchitl (1952, I: 387) quien narra cmo los hombres guardaban las cenizas de
Quetzalcatl como algo sagrado. De acuerdo con Thomas (1995: 229-230), una reliquia
por lo que son el recipiente del poder, de lo sagrado. Generalmente, las reliquias son las
huesos. Continuando con este autor, la conservacin de los restos del antepasado,
que al finalizar los sacrificios en veintena de Huey Miccailhutl, un esclavo era ingerido y
su seor conservaba uno de sus huesos, al cual le hacan ofrecimiento, tenindole por
reliquia. Adems de esto, era comn que los huesos de los ancestros se incluyeran en las
nuevas construcciones, para dotarlas de un carcter especial. Lpez Austin (1988: 371)
Considerando esto como cierto, el lugar a donde se depositaran los huesos podra
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Los rituales funerarios-text
personaje de tal calidad est documentada para el rea maya e involucra otra nocin: la
del ancestro. Como nos dice McAnany (1995: 160-162) no todos los muertos lo son, sino
trata de una veneracin de los difuntos, sino de cmo los vivos utilizan a los muertos. Bajo
esta lgica podemos imaginar las nuevas ceremonias que se realizaban en el Templo
espacio en el que se encontraban sepultos los huesos de sus antecesores, smbolos del
linaje. 169
comunicacin con el mundo de los dioses, reflejan las cualidades de los difuntos. Este
vnculo insoslayable entre individuos y edificio remite a que los hombres susceptibles a
ser sepultados en su interior, no slo formaban parte de la elite poltica y econmica, sino
que eran muy prximos al mbito divino. En este sentido, los personajes que
conformado por las ofrendas 34-39, fue emplazado en el lugar en que, de acuerdo con
Durn (1995, I: 357), eran sepultados los restos de los tlatoque mexicas: a los pies de
los restos de los gobernantes tienen una importancia simblica y poltica muy grande, por
lo que los sucesores lo necesitan (Huntington y Metcalf, 1978: 122). Como nos dice
Barley (1995: 148), el cuerpo de un hombre poderoso es, polticamente hablando, tan til
o peligroso como lo pudo ser en vida. Los restos mortales de los dignatarios mexicas, en
169
Recordemos que en todos los casos las sepulturas fueron depositadas cuando el edificio se encontraba en
pleno funcionamiento.
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Los rituales funerarios-text
especial de los tlatoque, deban tener un carcter muy especial, ya que ellos eran los
hombres ms prximos a los dioses; es muy probable que sus huesos fueran tratados
como algo semidivino. De acuerdo con Lpez Austin (1998: 139), los tres primeros
127, 173-182).
tratamiento funerario fuera diferente al que recibieron los dems individuos y tambin a
que sus restos fueran llevados a ms de un destino. En este punto es importante recordar
religin y por ende del gobierno, era diferente a la del ciudadano comn. En lo que
77) apunta que los primeros tenan una mayor cantidad. Por otro lado, Lpez Austin
(1988: 377) menciona que el teyola de los grandes seores, tena la cualidad de
en el que se aloj sobre la superficie de la tierra. De tal manera, podemos pensar que
una parte del teyola del gobernante regresara a Huitzilopochtli y la otra viajara al
Mictlan, en caso de haber fallecido por tlalmiquiztli. Esta creencia podra verse reflejada
en los patrones funerarios: una parte del individuo, la humana, quedaba en el mbito
entorno ms sagrado, el templo. Los hombres comunes no posean esa fuerza sagrada
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Los rituales funerarios-text
Una vez mencionadas las principales diferencias entre los rituales funerarios
presencia de cierto tipo de artefactos. Todas las sepulturas del Huey Teocalli 170 contenan
tanto sobrevivieron al fuego de la pira y del tipo de recoleccin realizada por los
ello, los objetos se orientaban predominantemente hacia el oeste, regin por la que el Sol
funerarios fueron el hueso de animal, la obsidiana, la piedra caliza, la piedra verde, el oro
y el pedernal. 171 Los tipos de objetos ms recurrentes fueron las cuentas de piedra caliza,
las cuentas fitomorfas y zoomorfas, los artefactos trabajados en hueso de animal, los
restos de fauna, los tcpatl miniatura de pedernal, las puntas de proyectil de obsidiana y
pedernal, los discos perforados de obsidiana, las aplicaciones de oro y las cuentas
helicoidales de obsidiana. Hay que considerar que la presencia de los objetos en las
ofrendas no refleja exactamente todo lo que hubo en la pira, porque depende del tipo de
primero de ellos recupera o evoca de alguna manera el pasado y est representado por
varias urnas funerarias que se enlistan a continuacin. Una de ellas es la efigie zoomorfa
enterramiento en la Etapa II del Templo Mayor. Otro caso lo componen las urnas de las
170
nicamente la ofrenda 74, encontrada en la estructura I, no contena ningn tipo de artefacto, lo cual puede
estar en funcin del tipo de recoleccin.
171
En el anexo podr encontrase una tabla de presencias/ausencias, por tipo de objeto y materias primas.
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Los rituales funerarios-text
ofrendas 10 y 14, que si bien es incierto cundo fueron manufacturadas, evocan a partir
de la imitacin (Lpez Lujn, 1989: 17) una cermica que fue muy popular siglos antes de
de las guilas (Lpez Lujn, 1998, I: 280-284, 315-327; Romn Berrelleza y Lpez Lujn,
manufacturado muchos siglos antes de que existieran los mexicas, los cuales lo debieron
obtener realizando excavaciones en dicha ciudad (Lpez Lujn et al., 2000). El otro
recipiente es una imitacin de las efigies antropomorfas Tohil Plumbate. De esta ltima no
El segundo grupo de objetos relacionados con los rituales funerarios hacen alusin
plano del universo a otro. Las formas predominantes son circulares y helicoidales. Dentro
de stas encontramos los siguientes artefactos: el cascabel con el glifo ollin, los anillos de
obsidiana, las cuentas helicoidales hechas con este mismo material, el pectoral de piedra
verde que representa una serpiente atravesando un anillo, as como la mscara de plata
cuyas orejeras son, de igual forma, un ofidio de cascabel que pasa a travs de un crculo.
Otro tipo de objetos que muy probablemente hagan alusin al viaje al ms all, son las
cuentas con forma de cabeza de pato, as como una representacin de un corazn, sitio
mencion que los patos son los naguales del dios Ehcatl-Quetzalcatl. Cabe recordar
que Lpez Austin (1988: 361) interpreta la lmina 44 del Cdice Laud, como la
semidescarnado de cuyo pecho, sitio en donde se crea que resida el teyola, emerge
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Los rituales funerarios-text
muerte, por lo que son recurrentes en las sepulturas del Templo Mayor de Tenochtitlan y
de la Casa de las guilas. El vnculo de este tipo de artefactos con los funerales, se ve
Tenayuca. En lo que respecta a esta ltima, el parecido de los contextos es muy notable,
no slo por los objetos, sino porque en esta ciudad encontramos diversos tratamientos
dejan entrever que hay contextos similares a la Ofrenda 3 y a las urnas reliquias de la
Etapa II. Todas estas sepulturas estaban asociadas al sur de la pirmide, tal y como
manera, por la ciudad de Tenayuca, en cuanto a los distintos tipos de patrones funerarios
los otomes. Si los patrones funerarios del Recinto Sagrado se vieron influidos o no, lo
cierto es que, de acuerdo con Alva Ixtlilxchitl (1952, II: 108, 247, 328), los funerales de
los dignatarios debieron ser muy similares en ciudades contemporneas, como Texcoco y
Azcapotzalco, lo que contrasta con los rituales que se llevaron a cabo en Tlatelolco, quiz
por el nfasis que ponan los mexicas en incorporar elementos de otros linajes.
cremados y la contrastacin con las narraciones de las fuentes histricas, se podr llegar
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