Retórica y Narrativa PDF
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del vir bonus y vir retoricus es muy visible desde Quintiliano. 5. Una prcti-
ca social ligada a la posesin de la palabra como dominio casi exclusivo de
una clase, etc. (vid. R. Barthes, 1970 p. 9-10). Este sentido de multiplicidad
como ciencia aplicada no se ha perdido en la actualidad. Como se sabe, una
de las ramificaciones concretas del reecuentro con la Retrica procede de
quienes como Perelman se encuentran interesados en el poder de la Retri-
ca como ciencia de aplicaciones en prcticas concretas del campo jurdico y
la argumentacin en general (vid. Perelman, 1976 y L. Gianformaggio,
1981).
b) Un segundo lado de su multiplicidad lo ofrece, tambin desde sus
comienzos, la diversa gama de ciencias o dominios discursivos afectados
por el contenido concreto de los tratados retricos. Voy a glosar esta carac-
terstica obvia con el testimonio de alguien contrario a tal diversidad. Me re-
fiero a Luis Vives. Este gran humanista, en su obra De causis corruptarum
artium. Liber IV, qui est de corrupta Rhetorica cree que la corrupcin de la
Retrica advino tanto por su separacin de la Filosofa, que la redujo a ser
un arte emprica de las prcticas de la oratoria romana y no un arte terica,
como por su excesiva extensin y ambicin que le haca asistir a dominios
muy heterogneos hasta convertirse en ciencia de todo lo divino y humano.
En efecto. Vives observa que ya en el tratado de Aristteles la Retrica es
una parte de la Dialctica, que haba de apoyar la construccin del entime-
ma. Tambin es un tratado de las pasiones, pues sabemos que la mayor par-
te de la obra aristotlica se dedica a este tema. Quintiliano realiz una poste-
rior extensin: la vinculacin de retrica y Etica al construir todo su tratado
como una Pedagoga del hombre virtuoso en su formacin oral y escrita. A
la Lgica, Psicologa y Etica, hasta aqu allegadas, habramos de aadir que
la propia divisin de las partes internas de la Retrica (Inventio, Dispositio,
Elocutio, Memoria y Actio) implica una considerable extensin de sus domi-
nios a muy diferentes esferas que, en opinin de Vives, no le son especfi-
cas. Pero veamos un fragmento de la larga argumentacin del humanista
valenciano:
Continija Vives argumentando que las reglas del exordio, narracin, ar-
gumentacin, mocin de afectos, etc. amenazan con convertir a la Retrica
en la ciencia de todo.
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Lo que Vives lamenta y otros aplauden es un hecho cierto: la Retrica,
por las ciencias externas que abraza y por las muchas que implica su propia
constitucin interna en cinco partes, se proyecta sobre la totalidad del ha-
blar humano. En otro lugar (J. M. Pozuelo, 1983, pp. 16-17) me he referido a
la facilidad de la Retrica para actuar como una completa teora de la Enun-
cin (y por tanto como una Pragmtica) y como una completa teora del
enunciado en sus partes centrales: Inventio, Dispositioy Elocutio. Esta evi-
dencia, que haban ya destacado autores clsicos en estos estudios como H.
Lausberg, la convierten en el motivo central de su enorme atractivo para el
investigador actual.
1. Retrica y Narrativa
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cin no tiene por qu empaar lo mucho que en la Retrica hay de materia
afecta a la Narratologa, que si no logra alcanzar el grado de finura y pene-
tracin sistemtica alcanzados por la Elocutio, obtiene la ventaja suplemen-
taria de su capacidad proyectista sobre los actuales estudios de construccin
textual, tanto en la materia freseolgica o microcomposicional (composi-
tio). como en el orden de la composicin general del discurso o macrocom-
ponente textual {vid. Garca Berrio, 1983, pp. 142-143). Con todo la relacin
Retrica-Narrativa tiene su punto central en la construccin del macrocom-
ponente o estructura general del Discurso, esto es en el lado ms globaliza-
dor y menos tcnico de la Dispositio. Como se sabe, desde muy antiguo la
Dispositio haba contemplado fundamentalmente cuatro partes del discur-
so oratorio: Exordio, Narratio, Probatio, Epilogus (Peroratio). Estas son las
partes comunes en todas las clasificaciones desde Aristteles hasta el si-
glo XIX. Hubo clasificaciones que introdujeron algunos elementos nuevos.
El annimo autor de la Retrica ad Herenium introduce la divisin (llamada
tambin partitio) y la confutatio (llamada tambin reprehensio o refutatio, as
la llama Quintiliano, que tambin la considera) (cf H. Lausberg, 1960, p.
162). Aunque la relacin con la narrativa no se limita a ella, en este artculo
centrar mi atencin en la Narratio.
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de la narracin que implican no slo referencias a todo relato de modo
implcito, sino incluso explcitas referencias directas a la narracin artstica.
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cin de recursos de estructura narrativa muy cercanos a lo que W. Booth
(1961) llama retrica de la ficcin e incluyen algunos de los procedimien-
tos ms comunes de la narrativa literaria. Veamos el texto de Quintiliano:
Tan precioso texto nos permite asegurar que el problema del hoy llama-
do orden temporal en la narracin fue uno de los ms debatidos y dio entrada
a un famoso tpico de la teora oratoria pronto trasvasado a la tradicin po-
tica: la contraposicin ordo naturalis/ordo artificialis. Es sta, como se sabe,
una oposicin que cabe situar en los cimientos mismos de las teoras narra-
tolgicas actuales puesto que los formalistas rusos recuperaron para la cien-
cia narrativa la oposicin bsica del aristotelismo entre orden lgico y orden
artstico, oposicin que populariz Tomachevsky en su difundida Teora de
la Literatura y concretamente en el captulo que penetr en Occidente de la
mano de la Antologa de Todorov (1965) bajo el ttulo de Temtica. No es
preciso recordar aqu la influencia que en la naciente narratologa tuvo tal
oposicin de trama vs. argumento (vid. A. Garca Berrio, 1973, pp. 199
y ss.).
En el texto citado de Quintiliano es visible la contraposicin orden de la
historia/orden del discurso, por lo que la antinomia naturalis/artificialis se
convierte en un fenmeno de delimitacin interior a la estructura temporal
del discurso como una de las opciones medulares a eleccin del narrador y
en consecuencia de acomodo a su finalidad persuasoria o simplemente es-
ttica. As aparece en los Scholia Vindobonensia del siglo X y en la famosa ti-
pologa del ordo artificialis que ofrece Godofredo de Vinsauf en su Poetria
Nova, donde el retrico medieval ejemplifica ocho formas diferentes de co-
mienzo segn el ordo artificialis {vid. E. Paral, 1924, pp. 56 y 57 y pginas
265-266).
Aunque no afecte al tema narratolgico, conviene advertir que la tradicin
retrica no siempre se ha referido a la contraposicin ordo naturaiis/ordo arti-
ficialis como una cuestin de orden temporal. En textos de Sulpitius Vc-
tor y Martianus Capell puede encontrarse que dicha oposicin naturalis/
artificialis, con esos mismos trminos, se hace corresponder con la de orden
retrico cannico vs. orden retrico inusual (Paral, 1924, p. 55). El ordo na-
turalis es el que sigue las partes cannicas de la Dispositio retrica: exordio,
narratio, divisio, ..., etc. Se llega as a una paradoja, comentada por R. Bart-
hes (1970, p. 70) segiin la cual el orden natural es el que precepta el arte
retrica, convirtiendo as en natural precisamente lo convencional y cultu-
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ral y en artificial todo cuanto contraviene esa regla. Precisamente esta pa-
radoja es ilustrativa de la fuerte canonizacin de la Retrica que lleg a pen-
sar en las reglas del arte como el orden natural.
3. Narratio y verosimilitud
3.3. Estos dos textos que acabo de transcribir son preciosos para la pro-
pia teora retrica, pero no lo son menos para la teora narratolgica, pues
ambos inciden con notable concrecin en la puntual explicacin del con-
cepto de verosimilitud, concepto como sabemos muy controvertido en la
potica clasicista del Renacimiento y que estuvo en el origen mismo de la
polmica sobre la novela. A la luz de estos textos se pueden extraer algunas
consecuencias.
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3.3.1. La primera sea la de constatar que tanto Cicern como Quinti-
liano se refieren primeramente a la cualidad verosmil como afecta a la rela-
cin Literatura-Realidad o, mejor, Literatura-Historicidad. Para Cicern
una narracin ser verosmil si en ella aparecen cosas que suelen apare-
cer en la realidad [solent aparere in veritate] y Quintiliano matiza estable-
ciendo que lo narrado no se oponga a la naturaleza [ne quid naturae dica-
mus adversum]. Son dos versiones del tema aristotlico de lo verosmil co-
mo probable o posible en la historia. Ambas dejan a un lado la exigencia de
historicidad real. Con todo la matizacin de Quintiliano introduce ya un
primer cercenamiento de lo maravilloso, mgico o sobrenatural al estable-
cer unidos los conceptos de verosimilitud y naturaleza, como harn pos-
teriormente los autores renacentistas al entender la mimesis como imitatio
naturae y por tanto, en un orden restringido, a lo que se da en la naturaleza
como real (vid. Weinberg, 1961, Garca Berrio, 1975 y Bruck, 1982).
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precedido en el texto de Cicern: [que ser verosmil la narracin] si se di-
cen las causas de los hechos [si causae factorum extabunt]. Quintiliano,
luego de referirse a las circunstancias de lugar y de tiempo, aada: Hay
tambin cierta serie y enlace de los sucesos que los hace crebles, como su-
cede en las comedias y mimos. Pues hay ciertas cosas que naturalmente son
consecuencias unas de otras...
Unas pginas ms adelante de su tratado aadir Quintiliano esta pre-
ciosa consideracin sobre el verosmil fingido:
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cualidad estructural que para Quintiliano hara innecesarios el resto de los
preceptos; por tanto, como la cualidad primaria y esencial de la fbula orato-
ria.
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como modelo o espejo cuyos ejemplos adems pertenecen visiblemente al
campo literario. Los tratadistas se refieren a la influencia de los progymnas-
mata de Hermgenes, ejercicios retricos, de aprendizaje de narradores.
Los genera narrationis son tratados con pormenor tanto en la Retrica ad
Herenium como en el De inventione de Cicern, para permanecer luego en
todos los tratados de retrica como un punto de obligado tratamiento en la
doctrina sobre la narraio. Los textos del annimo y el De Inventione son
prcticamente idnticos. Doy a continuacin el texto de Ad Herenium, aun-
que posteriormente comentar las variantes del de Cicern:
Tres gneros hay de narraciones. Uno en que se expone el hecho del mo-
do que ms nos favorezca, lo cual acontece en las causas judiciales. Otro gne-
ro de narracin es aqul en que interviene algn juramento o recriminacin o
alabanza o vituperio. El tercer gnero nada tiene que ver con las causas civiles
pero conviene ejercitarse en l para tratar mejor las narraciones anteriores.
Dos son los gneros de esta narracin: uno versa sobre los asuntos [negotiaj,
otro sobre las personas. El que se basa en la exposicin de los hechos presenta
tres formas: fbula, historia y argumento. Fbula es la que no contiene cosas
verdaderas ni verosmiles, como los trgicos hacen en las tragedias; historia es
un hecho ocurrido pero lejano de nuestra edad; argumento es un hecho fingi-
do pero verosmil, como sucede en las comedias. (Ad Herenium, I, VIII,
12-13).
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tan universalmente reconocida como sta, que la narratio retrica traz la
primera. El ser una frontera no arbitraria ha motivado que propuestas sin-
tctico-semnticas como la de Tesniere, o especfcamente semnticas co-
mo la de Greimas, la hayan dibujado como la ms operativa dentro de las se-
aladas en teora narratolgica en su sentido ms amplio {vid. C. Segre,
1976: 42, 70 y C. Segre, 1985, pp. 289-290). Cuando parece llegado el mo-
mento de dibujar el sistema retrico como un marco vlido para esa teora
general del texto de la que hablan L, Heilmann (1978) y Garca Berrio
(1983), esta lcida separacin tipolgica de la retrica clsica cobra todo su
sentido de propuesta pionera de segmentacin interna de una Dispositio
textual todava por construir que excede en sus repercusiones ltimas a la
narratologa literaria para convertirse en una clave ordenadora de la semn-
tica general de los sistemas narrativos. Que esta distincin retrica haya pa-
sado, que yo sepa, desapercibida muestra cunto hay que trabajar an por
tender puentes entre Retrica y teora textual (vid. A. Garca Berrio, 1983,
pp. 113, 115, 118-121).
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como ejemplos inventados (kyoi). Esta hiptesis puede explicar que un
autor latino del siglo l a. de C. predique la no verdad y no verosimilitud para
la fbula trgica. Esta hiptesis puede verse reforzada si tenemos en cuenta
que el Cicern de De nventione que sigue tan de cerca la doctrina eAd He-
renium evite o suprima al llegar a este punto la ejemplificacin Q fbula con
la tragedia y de argumento con la comedia, y se limite a allegar un ejemplo de
cosa maravillosa o prodigiosa (culebras aladas) (cf. Cicern, De nventione,
1, XIX, 10).
De cara a la teora potica en s misma, la tipologa retrica de tres gne-
ros de narracin de hechos de acuerdo con tres grados diferentes de ficcio-
nalidad resulta preciosa y habra servido de punto de inflexin contra la
decidida lucha antificcional que sostuvo la Potica durante siglos. Autorida-
des como el autor de Ad Herenium, Cicern, Quintiliano, han establecido
rdenes narrativos diferentes en los que cabe incluso la tradicin radical-
mente ajena a la verdad de las llamadas fbulas como ya haba previsto el
Aristteles de la Retrica (1393a).
4.3. La narracin que versa sobre las personas da lugar en las retricas
ciceronianas a una teora de los caracteres o personajes intervinientes muy
provechosa para nuestro tema. Ya Aristteles haba vinculado estrecha-
mente en su Retrica narracin y carcter al decir:
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de mover estticamente al auditorio. Por esa razn Aristteles recomienda
ms adelante al orador cierto patetismo obtenido de la muestra de las pasio-
nes y recomienda se extraigan esas notas caracteriolgicas del poeta Home-
ro (cf. Aristteles, Retrica, 1417b).
La aportacin de Cicern a este tema concreto habr de aadir una nota
de enorme inters para la narratologa: la separacin, como frontera interna
del relato, del hablar de los personajes/hablar del narrador. Como se sabe, tal
distincin es capital en la teora del discurso narrativo y fue especialmente
subrayada por la crtica norteamericana al establecer la distincin de moda-
lidad narrativa vs. modalidad actuante como dos formas estructuradoras de
la narracin; bajo diferentes terminologas como telling/showing, summary/
scene, etc. (cf. Bourneuf-Oullet, 1972, pp. 69 y ss., y J. M. Pozuelo, 1983, pp.
142-143). G. Genette pudo relacionar estas oposiciones con la clsica distin-
cin de La Repblica de Platn entre digesis y mimesis como formas de rela-
to de hechos, y posteriormente las ha concebido en trminos de distancia
mayor (relato narrativizado), menor (relato traspuesto) o intermedia (relato
en discurso indirecto libre) respecto a las verdaderas palabras de una histo-
ria (vid. G. Genette, 1972, pp. 184-190 y 1983, pp. 30-39).
Pues bien, esta otra frontera discursiva se encuentra explcita en la teo-
ra de la narratio retrica cuando dice Cicern en el De Inventione:
La narracin que versa sobre las personas es aqulla en que se hace ha-
blar a las personas mismas y se muestran sus caracteres; vgr.:
Muchas veces vino a mi clamando:
"Qu haces, Micio? Por qu echas a perder a este joven? Por qu se
enamora? Por qu bebe? Por qu le aconsejas estas cosas? Le dejas vestir
con demasiado hiin e.re^ mnv nerin
-Y tii eres ms duro de lo que es en razn" (Cicern, De Inventione, I, XIX).
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do la importancia de tales lugares en la tradicin literaria medieval latina y
romance (vid. Faral, 1924, pp. 75 y ss.; Curtius, 1948, pp. 277 y ss., y Drago-
netti, 1960,248-260), constituyendo unos tpicos retricos que penetran en
la literatura tan vigorosos que todava perduran en la literatura del siglo
XVII, como ya mostr en otro lugar (J. M. Pozuelo, 1980). Para la literatura
medieval Faral ha demostrado con amplitud de detalles que las autoridades
y fuentes de la descrptio son los tratados retricos, singularmente las retri-
cas ciceronianas, as como ha demostrado la existencia de modelos concre-
tos de descripciones de personas y cosas, concebidos como textos-matriz.
Para la narrativa interesa especialmente recordar un apartado concreto de
descripcin de escenas (Paral, p. 82) sobre las que trae una interesante ense-
anza la potica de Mateo de Vendme (Poetria Nova, 1,94), quien reprodu-
ce completndola, con ejemplos, la enseanza ciceroniana sobre los attri-
buta (Cicern, De Inventione, I, XXVI-XXVII). Incluso es posible aislar un
tipo particular de descripcin como es la descripcin debata/las en epopeyas
y novelas como las de Chrtien de Troyes.
5. Conclusin
Del rpido recorrido que hemos hecho por la narratio podemos concluir
que en esta parte de la Dispositio, adems de una profunda meditacin so-
bre el verosmil y el orden temporal, se encuentran explcitas las ms impor-
tantes fronteras que la narratologa ha trazado despus para la composicin
narrativa. Hemos asistido en la Retrica a la dicotoma narracin de he-
chos/narracin de personas, que establece la primera frontera entre los ni-
veles funcional y actancial. Hemos podido comprobar, con Cicern, que la
oposicin narracin/dilogo, como modalidades implicadas en el seno de la
narratio personae, estaba perfectamente conseguida, y por ltimo hemos
relevado la importancia que en la Retrica se otorga a la Descriptio como
elemento fundamental, no exclusivo de la Dispositio, puesto que arranca de
los argumenta o pruebas de la Inventio pero que encuentra enorme desarro-
llo en los ejercicios tcnicos escolares de la narratio como ejercicio de estilo,
precedente y fuente terica de muchas narraciones literarias.
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BIBLIOGRAFA CITADA
Para las numerosas citas de textos clsicos, de Aristteles, Cicern, Quintiliano, etc., he
dado al final de la cita la numeracin universalmente admitida de las ediciones crticas cita-
das en la bibliografa con indicacin del Libro, Capitulo y prrafo; de ese modo el lector
exigente puede consultar directamente el texto griego o latino original. En este estudio apa-
recen las citas traducidas al castellano, para lo que me he servido de traducciones de recono-
cido prestigio, indicadas en la correspondiente entrada bibliogrfica, aunque sin ofrecer en
este caso pgina, puesto que el texto est ya detectado en la numeracin universal de fin de
cada cita.
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