El Tango Inédito de Borges

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uevo FUSIN

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Libros

El tango indito de Borges


Pocas veces tiene la suerte el lector de contar con un documento como el que hoy publica El Cultural: un ensayo de Borges,
indito, y sobre el tango. El hombre de la esquina rosada, el poeta de los tigres y los espejos, tenan algo en comn: amaban
el tango con la misma pasin canalla de su autor, el exquisito y genial Borges. El poeta, que mantuvo siempre su militante y a
veces extravagante cosmopolitismo, nunca dej de lado las formas ms populares de la cultura argentina. Se senta, escribe
aqu, expresado, confesado en el tango. De ah este apasionante recorrido por el tango como imagen y resumen del alma
argentina. Ya lo dijo scar Bianchi: Borges es tango y no slo tango. Borges slo es Borges en el espejo. ste que busca las
races del tango y las de la propia Argentina en las pginas de El crculo secreto (que publicar prximamente en Argentina
Emec), con los prlogos y textos con los que present muchas obras de sus amigos. A l pertenece este ensayo,
transcripcin de las palabras pronunciadas el 7 de octubre de 1969. Con este texto no acaban los hallazgos borgianos: la
semana pasada se descubran una carta y un poema escritos en alemn, dirigidos al poeta Kurt Heynicke desde el barco
Mara Victoria en 1921, despus de un viaje por Europa. Borges sigue vivo del otro lado del espejo.

| 12/06/2003 | Edicin impresa

Apenas unas palabras, unas palabras liminares.


Quiero tomar este tema desde un poco lejos, ya que
quiero sealar una paradoja. La paradoja, segn se
sabe, segn sola recordar De Quincey, no es algo
extravagante, no: es una verdad que puede parecer
increble. Y ahora vayamos a la paradoja que entraa
el tango y ms que el tango, la fama del tango, el casi
mito del tango.

Borges, por Grau Santos


Vamos a recordar algo sobre este pas en general.
Pensemos en el territorio que es ahora nuestra
querida patria; pensemos en la que fue acaso la ms pobre, la ms olvidada, la
ms despoblada de las regiones del vasto imperio espaol; pensemos que la
conquista fue superficial: que haba por lo menos en esta parte del Sur pocos
indios y menos espaoles. Es posible que muchos indios no se enteraran de la
conquista. En cuanto a las ciudades, las que ahora son grandes ciudades, se ve
que hablar de su fundacin es una suerte de error, ya que fueron fundadas un
poco al azar de las fatigas de las tropas. Y as tenemos a Buenos Aires, por
ejemplo, que est casi al nivel del lento ro, del ro inmvil, como dira Mallea;
as tenemos lo mismo con El Rosario; tenemos a Crdoba enclavada en una
suerte de pozo. Y luego ocurre un hecho, un hecho que ya han sealado los
historiadores: los conquistadores, adems de difundir el imperio y la religin, so
color de religin van a buscar plata y oro del encubierto tesoro, para repetir
aquellos versos que Prescott usa como epgrafe en su Historia de la conquista del
Per.

Pues bien, tenemos un territorio de pobres llanuras, de llanuras cuya riqueza


sera futura; tenemos unas pocas ciudades, no ciudades ilustres como Lima o
Mxico, sino ciudades pobres y un ambiente burgus, un ambiente en el cual,
segn he ledo, los mismos virreyes no ostentaban sus ttulos nobiliarios porque
no haba ambiente para ello. Y as tenemos nuestra poca colonial, asaz pobre, y
luego venturosamente para nosotros, las invasiones inglesas que rechazamos y
que demostraron al pueblo de Buenos Aires su propia fuerza, ya que poco
hicieron las autoridades. Fue Buenos Aires la que se defendi, y luego vendra la
Revolucin de Mayo, y luego aquel Congreso de 1816, en que tomamos la
resolucin de ser argentinos, es decir, de ser algo que todava casi no tena
sentido. Esta semana en LETRAS

Y luego viene la historia argentina, tan azarosa. Tenemos el hecho de que la LIBRO DE LA SEMANA
guerra de la Independencia de esta parte de Amrica (la del Norte es muy Time out of mind. The lives of Bob Dylan - Ian
anterior), es obra en gran parte argentina, colombiana, venezolana. Y todo esto Bell
se hace por obra de unos cuantos seores y desde luego de los soldados, los
soldados que no tendran mayor conciencia de lo que era la patria ni de la
empresa que haban acometido. Luego tenemos las guerras civiles y tenemos la PUBLICIDAD

guerra con el Brasil despus de la victoria de la larga guerra contra los espaoles;
luego las guerras de la primera dictadura, luego la guerra del Paraguay y las
guerras civiles, es decir, la guerra contra aquellos caudillos que haban tomado el
lado de la barbarie y la guerra contra el indio.

Y ms o menos hacia 1910, ramos quiz la primera repblica latinoamericana, y


esto solemos olvidarlo. Pensamos que composiciones como la Oda a la
Argentina de Rubn Daro, o las Odas seculares de Lugones fueron meros
brindis, meras efusiones de brindis. Pero, realmente, yo que recuerdo aquellos
aos (aquellos aos en que el cometa me pareca una parte de la iluminacin del
Centenario), s que todo eso correspondi a un gran entusiasmo, como despus,
digamos, la revolucin de 1955. Y en todos aquellos aos habamos hecho
muchas cosas: habamos hecho de este territorio perdido una gran repblica por
obra ciertamente de la inmigracin tambin, que ha hecho de nosotros un pas
que difiere de otros de este continente, por el hecho de ser un pas de clase
Ria de gatos: Finalistas
media y de poblacin blanca, sin mucha poblacin indgena y casi sin poblacin
Concurso semanal de
africana, ya que los esclavos y los descendientes de los esclavos microrrelatos conducido por
misteriosamente desaparecen. Juan Aparicio Belmonte

Luego, juntamente con la revolucin, nace un gnero literario peculiar: la poesa


ltimo Ms visto
gauchesca, inaugurada por el montevideano Bartolom Hidalgo, y que nos llega y
que culmina, en la obra de Ascasubi, de Hernndez, en Don Segundo Sombra Mara y los dems: La crisis de los 30
tambin. Luego el modernismo que renueva las diversas literaturas, cuyo Picassos comprados con la pintura fresca
instrumento es la lengua espaola, y que surge de este lado del mar, ya que en Luis Lafuente, nuevo director general de

contra de la geografa estbamos ms cerca -y quiz an lo estemos-, ms cerca Bellas Artes y Patrimonio Cultural
La Biblioteca Nacional da un paso ms en
de Francia y de Edgar Allan Poe que de Espaa. Y luego surge esta gran ciudad,
su autonoma
Buenos Aires, y el hecho de que todos nos sentimos argentinos.
La llamada de lo salvaje

Aqu poco importa nuestra ascendencia. Yo s por ejemplo, que uno de mis
amigos ms ntimos es Carlos Mastronardi, el gran poeta entrerriano Carlos
Mastronardi, y creo que su madre y su padre son florentinos. Yo, que yo sepa PUBLICIDAD

(pero nadie puede estar seguro), no tengo sangre italiana; tengo sangre
portuguesa, espaola, inglesa. S que otro gran amigo mo, Bioy Casares, es
parcialmente de origen francs; s lo mismo de Manuel Peyrou, del sur de
Francia. Tengo amigos judos, tengo amigos de distintas razas y eso no ha
significado la menor grieta entre nosotros: lo importante es el hecho de que todos
nos sentimos argentinos.

Pues bien, el modernismo, segn nos recuerda Max Henrquez Urea en su


Breve historia del modernismo, tiene una de sus capitales en Buenos Aires, la
otra es Mxico. Y luego segn Juan Ramn Jimnez me dijo y segn pude
comprobar histricamente, luego llega a Espaa e inspira por ejemplo a dos
grandes poetas: a los hermanos Manuel y Antonio Machado. Todo esto lo
hacemos; sin embargo, todo esto de algn modo es secreto para el mundo, todo
esto no interesa mayormente a la gente. Pero mientras tanto sucede otra cosa,
otra cosa casi ignorada.

Yo he conversado con Saborido, autor de La morocha, he conversado con


Ernesto Poncio, autor de Don Juan y creo que de El entrerriano; he
conversado con gente de la familia de Greco; he conversado con hombres que
vivieron los orgenes del tango. Quiero recordar aqu a mi amigo don Nicols
Paredes, caudillo que fue de Palermo. Quiero recordar a un to mo marino,
Francisco Borges, que con unos amigos quiso bailar con corte y quebrada en un
conventillo de la calle Las Heras. Ese conventillo se llamaba Los Cuatro Vientos,
lo cual sugiere ya grandes patios y ventolina. Y los echaron, porque como dice
Carriego en un poema: La casa ser todo lo que se quiera, pero decente.
Quiere decir que el pueblo, entonces, no ignoraba el origen del tango. Ese origen
es un origen hbrido. Despus se ha hecho una leyenda, una especie de histoire
dun jeune homme pauvre de un baile orillero que es rechazado por la gente
aristocrtica y que finalmente el pueblo lo impone. Yo dira que ocurre
exactamente lo contrario.

Me he ocupado alguna vez de la topografa del tango y he notado, sin mayor


sorpresa, que cada uno lo llevaba a su barrio, cada uno crea que en su barrio
haba surgido el tango; lo cual es una prueba del amor de la gente, del amor que
le sentimos. Hay un libro de Vicente Rossi, Cosas de negros, un libro que est
incluido en la obra de la seora de Panti y de Toms de Lara [El tema del tango
en la literatura argentina] -del cual hay un fragmento, creo-, que nos lleva a una
academia, a una casa de bailes pblicos en la ciudad vieja de Montevideo, al sur,
creo que por la calle Yerbal, la calle de las casas malas. He hablado con el doctor
Bioy tambin, y con muchos otros. Naturalmente, si el interlocutor era rosarino, el
tango era evidentemente del Rosario, del barrio cerca de la estacin Rosario
Norte; si era montevideano, corresponda a Montevideo; si era de Buenos Aires,
corresponda no slo a Buenos Aires sino a su barrio de Buenos Aires.

Pero todo esto, esta topografa, qu puede importarnos ahora? Lo importante es


este hecho curioso: el hecho de que mientras pblicamente -contra la barbarie,
contra el gaucho a veces, contra el indio- estamos fundando un gran pas,
tambin se est creando, se est urdiendo, est engendrndose en la sombra,
algo que nos har famosos en el mundo, y ese algo es el tango.

Y el tango sale, no del pueblo, no de la aristocracia, sino del ambiente mixto, creo
yo, de ciertas casas no santas, y creo que esto puede probarse por los
instrumentos. Si el tango hubiera surgido del pueblo, su instrumento hubiera sido
la guitarra. Yo de chico he odo tantas veces la guitarra en los almacenes, la
guitarra muy mal tocada, pero frecuente; en cambio sabemos que los primeros
instrumentos del tango fueron el piano, la flauta y el violn, al que se le agregara
despus el bandonen. Y nada de esto tiene que ver con el pueblo. Todo esto ya
presupone ese ambiente en el que se codeaban el rufin y el nio bien, calavera.

Y recuerdo aquellos primeros tangos sin letra o con letra obscena, y recuerdo
tambin haber visto bailar -estoy pensando en este momento en la esquina de
Serrano y de Guatemala-, haber visto bailar el tango al comps del organito por
parejas de hombres, de hombres porque las mujeres no queran participar en un
baile cuyo origen conocan. Y recuerdo aquella sentencia acuada por Lugones:
El tango, ese reptil de lupanar. Quiero admirar la precisin de la palabra reptil
en que estn las quebradas y los cortes, lo sinuoso del baile, y desde luego, el
desdn que sentira Lugones, cordobs, por un baile de origen -equvoco o no-
ms bien inequvoco, de Buenos Aires.

Y luego el tango crece, y ahora, como acaba de sealar Gancedo, todos


nosotros, ms all del lugar del que vengamos, nos sentimos expresados en el
tango, nos sentimos confesados en el tango. Desde luego hay diferencias de
pocas: yo soy un seor ya de cierta edad, no en vano nac en 1899, y me siento
confesado, o quisiera sentirme confesado -porque ya hay una suerte de nostalgia
en todo esto-, en el tango milonga o lo que llaman tango de la Guardia Vieja. Y
aqu voy a volver a recordar a mi amigo Paredes, hombre de guitarra y cuchillo.
Estbamos en un caf de la calle Santa Fe y tocaron, creo que tocaron
Caminito. Entonces l lo oy, con perplejidad, y dijo: Todo esto estar muy
bien, pero para m es demasiado cientfico. De modo que no s qu hubiera
dicho de otras elocuciones, digamos, de la msica, si ya ese msica sencilla y
campesina exceda sus escassimos conocimientos de mal guitarrista y de buen
payador. Es decir, para m el tango sigue siendo todava, por ejemplo, El pollito,
El cuzquito, Rodrguez Pea, El choclo y otros.

Quiero pensar en un amigo tambin. Quiero pensar en Sergio Piero. Sergio


Piero public un artculo en una publicacin a cuya redaccin no pertenec,
aunque alguna vez me publicaron un poema. Me refiero a Martn Fierro. Y ah l
se quej de que el tango estuviera ablandndose, de que el tango hubiera
perdido lo que tena de la milonga, es decir, esa suerte de coraje florido. Todo eso
despus ha ido ablandndose. Luego el tango fue llevado a Pars -creo que entre
otras personas por Ricardo Giraldes-, y volvi adecentado, triste y lento y
sentimental. Y ltimamente, alguien que no parece haber escuchado El cuzquito
o Rodrguez Pea o El choclo ha dicho: El tango es un pensamiento triste que
se baila. Y yo querra oponer tmidamente, tmidamente porque ciertamente mis
conocimientos de msica y de baile se confunden con la nada absoluta, querra
oponer unas tmidas objeciones. En primer trmino, no creo que la msica siendo
un arte proceda de un pensamiento; yo dira, de una emocin; luego triste,
por qu triste?, habr tangos tristes, pero para m el tango es todava una
expresin de valenta, de alegra, de coraje (es verdad que estoy pensando en el
tango milonga y no en el tango cancin); y luego, que se baila, me parece algo
agregado, porque si yo voy caminando por la calle y veo que alguien silba,
reconozco inmediatamente el tango. Ese tango puede gustarme o no, pero hay
algo en mi cuerpo, hay algo en mi cuerpo no slo de porteo sino de argentino
que lo reconoce inmediatamente. El hecho es que ese baile rechazado al
principio por el pueblo, es admitido luego, porque se sabe que ha sido admitido
en Pars. Nosotros juzgamos muchas veces las cosas segn el juicio ajeno, lo
cual desde luego es una forma de humildad y de modestia, que no debemos
censurar.

Pues bien, el tango de algn modo sigue, como acaba de decir Gancedo,
misteriosamente representndonos: algunos pueden gustarnos, otros no.
Podemos preferir el tango sentimental; yo prefiero el tango valeroso. Podemos
preferir tambin esos juegos musicales que se llaman tango y que yo no
reconozco del todo (la verdad es que soy un seor ya viejo, segn he dicho), pero
el tango sigue representndonos; es decir, algunos calaveras, algunos canallas
por qu no decirlo!, y algunos buenos msicos ciertamente hicieron, quiz por lo
que se llamaba el barrio tenebroso, de Junn y Lavalle, algo que ahora no slo
ha hecho famoso el nombre argentino -qu importa la fama!, absolutamente
nada-, sino algo que nos expresa a todos. Y hay tantos testimonios sobre el
tango! Creo que todos ellos estn reunidos en este libro.

Jorge LUIS BORGES


Son muy escasos los manuscritos de Jorge Luis Borges que se han conservado.
En este, no fechado y conservado en la biblioteca de la Universidad
norteamericana de Notre Dame (Indiana), Borges dibuj una pareja de bailarines
de tango y anot estas lneas: El tango es prostibulario. De ello no tengo dudas.
Pero la certeza no me acompaa si se trata de ubicar la cuna del mismo. Para
Ernesto Poncio, es la recova del Retiro, claro est, en los prostbulos; los del Sur
creen que es en la calle Chile, y los del Norte sostienen que es en la calle del
Temple, ambas golferas. En todo caso es indiscutible que nace entre 1880 y
1890. El manuscrito incluye, adems de la firma de Borges, estas dos Coplas:
Barracas al Sur/Barracas al Norte/a m me gusta/bailar con corte; Maa- na por
la maana/me voy a las Cinco Esquinas/a tomarme un mate amargo/de la mano
de mi china.

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